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CUENTO XXVIII Y CUENTO XXIX
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Cuento XXVIII
Lo que sucedió a Don Lorenzo Suárez Gallinato de Granda.
El conde Lucanor hablaba un día con Patronio, su consejero. Muy desesperado le contó sobre
un hombre que había venido a pedirle amparo, pero que dicho hombre había cometido un acto contra
la ley y la razón y que por lo tanto el conde se encontraba confundido. Patronio le respondió con una
historia sobre Don Lorenzo Suárez Gallinato de Granada.
Don Lorenzo pasó bastante tiempo con el rey San Fernando, este le preguntó si después de
haber ayudado a los moros contra los cristianos podía esperar que Dios le tuviera compasión y lo
perdonara.
Don Lorenzo para explicar mejor su respuesta le conto una historia. El rey de Granada le había
confiado a Don Lorenzo su persona. Cuando ellos fueron cabalgando por la cuidad se encontraron con
un clérigo que había renegado la religión cristiana. Este mismo se encontraba dando una misa, el
conde atónito por este acto mato al clérigo. El rey muy enojado pidió una explicación, Don Lorenzo
explico que así como cuidaría de él, así protegería el espíritu de Dios, y esto justificaba su acción.
Patronio le explicó al conde que a veces hay personas que hacen acción que no son
necesariamente correctas pero su intención y la razón por lo cual lo hicieron, si lo son.
“Cosas que parecen hechas sin razón.se ve de cerca que buenas
son.”
A veces hay que ver más allá de los hechos, porque una mala
acción, puede estar ocultando una buena intención.
Cuento XXIX
Lo que sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se hizo la muerta.
El conde nuevamente acude a Patronio, esta vez se trata de un pariente suyo que le resultaba
muy penoso soportar todos los atropellos e insultos que su comarca le hacía. Patronio, muy sabiamente,
lo aconseja contándole una historia.
Había una vez una zorra que entró a un gallinero en una noche muy oscura. Cuando decidió
marcharse, ya era de día. Entonces la zorra decidió tenderse en la calle y hacerse la muerta. La gente la
observaba y seguía su camino, hasta que llego un hombre el cual le corto los pelos de la frente a dicho
animal. Ella sin moverse pensaba que el pelo volvería a crecer, y decidió seguir con su plan. Pasaron las
horas y otro hombre se acercó a cortarle las uñas. La zorra continúo sin moverse. Por último un
hombre decidió cortarle el corazón. La zorra atónita, pensando que sin su corazón no podría vivir,
salió corriendo tan rápido como pudo y logro escapar.
Patronio le explicó al conde que su pariente, así como la zorra lo hizo, debería soportar todo
aquello que no le causara grave quebranto. Que diera a entender que no le importaba y que podía vivir
bien con ello. Pero cuando uno se ve perjudicado públicamente u ofendido gravemente, la venganza
sería necesaria.
“Disimula todo aquella que pudieres; véngate sólo de lo que
forzosamente debieres.”
Tenemos que aprender que en la vida habrán cosas que nos
molestarán, pero si son de menos importancia debemos que dejarlas
ir. Cosas pequeñas no valen la pena, pero si algo grande nos
fastidia diariamente tenemos que buscar una solución a dicho
problema.