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El consumismo y el desempleo Los datos estadísticos nos muestran que, en este año que está por finalizar, en Honduras hay un millón setecientos treinta y siete mil personas sin trabajo y que la pobreza creció de manera alarmante. Muchos niños y niñas tuvieron que dejar la escuela para buscar trabajo en ventas callejeras, arriesgando sus vidas desde tempranas horas cargando en sus carretas o en viejos sacos, bolsas y botes vacíos, chatarra y otras cosas para tratar de sobrevivir. “Estoy trabajando porque necesito hacer dinero para los estrenos de navidad y comprarme aunque sea un pollito para comer”, dijo un niño, mientras camina por las calles de una colonia de San Pedro Sula, en busca de botellas vacías en los basureros. Al igual que este niño, a cada instante vemos en las calles de las ciudades, niñas, mujeres, personas de la tercera edad y jóvenes buscando alguna cosa en los basureros para poder vender. Y es que el estrenar, aunque sea ropa de segunda en las fiestas navideñas es una costumbre que nos hace sentirnos bien. El comer, el compartir regalos, el reunirse con las familias, el poder llamar a una persona para desearle felicidad, son parte de lo que como seres humanos nos complace. Son buenas las costumbres y es bueno compartir y solidarizarse con los amigos y amigas. También es bueno estrenar aunque sea ropa sencilla. Lo que no es saludable en estos tiempos es caer en el consumismo, en comprar lo que no necesitamos. Muchas personas se gastan sus salarios, ahorros, su aguinaldo y hasta empeñan sus artículos para comprar el celular más nuevo, o por comprarse zapatos, lociones, ropa de marca y los electrodomésticos que promueve la publicidad. Los medios de comunicación se convierten en los incitadores para que la población aspire y busque comprar muchas cosas que no están a su alcance. Y es que este año, la crisis política que se agudizó con el golpe de Estado del año 2009, vino a agrandar la pobreza y el desempleo, que los empresarios aglutinados en las Cámaras de Comercio y los políticos, no han podido reducir. Esta semana, el empresariado del departamento de Cortés, anunció que abrirían en este mes de diciembre, 2 mil puestos de trabajo en San Pedro Sula, especialmente para los jóvenes que acaban de salir del colegio. Se trata de una oferta que no asegura ni un buen salario ni estabilidad laboral, pero en medio de la crisis de desempleo, muchos jóvenes lo ven como una salida, y se arremolinan en las tiendas para lograr este empleo temporal. Sin embargo, “a los negocios llega más gente a buscar empleo que a comprar”, así lo dicen algunos dueños de tiendas. En las maquilas es igual la situación, inscriben primero a los que tienen experiencia, dicho requisito desconsuela a aquellos que por primera vez buscan donde ganar unos centavos. La población que lucha cada día en las fábricas, en las tiendas, en las pulperías, en las calles, los campesinos que con sus azadones y machetes buscan cómo hacer producir su pedacito de tierra para poder sobrevivir, ha de sentirse convocada hacia la construcción de una alianza para construirse como un pueblo que lucha por el buen vivir y no para que vivan bien sólo unas cuantas elites pudientes. Y que no sean ni las promesas de los políticos, empresarios, ni las trampas del consumismo las que nos hagan retroceder. Nuestra Palabra | 15 Diciembre 2010

El consumismo y el desempleo - 15 diciembre 2010

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Page 1: El consumismo y el desempleo - 15 diciembre 2010

El consumismo y el desempleo

Los datos estadísticos nos muestran que, en este año que está por finalizar, en Honduras hay un millón setecientos treinta y siete mil personas sin trabajo y que la pobreza creció de manera alarmante. Muchos niños y niñas tuvieron que dejar la escuela para buscar trabajo en ventas callejeras, arriesgando sus vidas desde tempranas horas cargando en sus carretas o en viejos sacos, bolsas y botes vacíos, chatarra y otras cosas para tratar de sobrevivir.

“Estoy trabajando porque necesito hacer dinero para los estrenos de navidad y comprarme aunque sea un pollito para comer”, dijo un niño, mientras camina por las calles de una colonia de San Pedro Sula, en busca de botellas vacías en los basureros. Al igual que este niño, a cada instante vemos en las calles de las ciudades, niñas, mujeres, personas de la tercera edad y jóvenes buscando alguna cosa en los basureros para poder vender.

Y es que el estrenar, aunque sea ropa de segunda en las fiestas navideñas es una costumbre que nos hace sentirnos bien. El comer, el compartir regalos, el reunirse con las familias, el poder llamar a una persona para desearle felicidad, son parte de lo que como seres humanos nos complace.

Son buenas las costumbres y es bueno compartir y solidarizarse con los amigos y amigas. También es bueno estrenar aunque sea ropa sencilla. Lo que no es saludable en estos tiempos es caer en el consumismo, en comprar lo que no necesitamos. Muchas personas se gastan sus salarios, ahorros, su aguinaldo y hasta empeñan sus artículos para comprar el celular más nuevo, o por comprarse zapatos, lociones, ropa de marca y los electrodomésticos que promueve la publicidad.

Los medios de comunicación se convierten en los incitadores para que la población aspire y busque comprar muchas cosas que no están a su alcance. Y es que este año, la crisis política que se agudizó con el golpe de Estado del año 2009, vino a agrandar la pobreza y el desempleo, que los empresarios aglutinados en las Cámaras de Comercio y los políticos, no han podido reducir.

Esta semana, el empresariado del departamento de Cortés, anunció que abrirían en este mes de diciembre, 2 mil puestos de trabajo en San Pedro Sula, especialmente para los jóvenes que acaban de salir del colegio. Se trata de una oferta que no asegura ni un buen salario ni estabilidad laboral, pero en medio de la crisis de desempleo, muchos jóvenes lo ven como una salida, y se arremolinan en las tiendas para lograr este empleo temporal.

Sin embargo, “a los negocios llega más gente a buscar empleo que a comprar”, así lo dicen algunos dueños de tiendas. En las maquilas es igual la situación, inscriben primero a los que tienen experiencia, dicho requisito desconsuela a aquellos que por primera vez buscan donde ganar unos centavos.

La población que lucha cada día en las fábricas, en las tiendas, en las pulperías, en las calles, los campesinos que con sus azadones y machetes buscan cómo hacer producir su pedacito de tierra para poder sobrevivir, ha de sentirse convocada hacia la construcción de una alianza para construirse como un pueblo que lucha por el buen vivir y no para que vivan bien sólo unas cuantas elites pudientes. Y que no sean ni las promesas de los políticos, empresarios, ni las trampas del consumismo las que nos hagan retroceder.

Nuestra Palabra | 15 Diciembre 2010