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1º El cuarto párrafo de la Crítica de la Razón Pura posee claramente una estructura expositiva, pues aquí Kant tratará llegar a un saber seguro a través de un formalismo, el formalismo kantiano. Entonces, la primera idea que subraya Kant es el apriorismo, es decir, el conocimiento que debe haber en las ciencias tanto puras (las matemáticas) como naturales (la física) debe ser un producto de la especulación científica. Este saber no tiene que depender pues de la experiencia; por lo tanto y por definición, se trata de juicios a priori. Si fuese lo contrario, el mundo científico se vendría abajo. Además, otra idea kantiana es que se defiende dos tipos de conocimiento de la razón: uno teórico y otro, práctico. Kant lo divide de esta manera debido a que la metafísica no puede progresar como ciencia debido a que no estudia lo fenoménico sino lo nouménico; sin embargo, no lo releva de sus funciones las cuales pesan en la vida cotidiana de las personas. No obstante, para Kant, esto no quiere decir que en lo que concierne a la moral, la ética, la política… no exista juicios a priori, sino todo lo contrario: tanto en la perspectiva científica como moral deber haber conocimientos a priori, necesarios para establecer un orden en el ámbito científico y en las tareas cotidianas del ser humano. Por último, Kant propone otra idea, la cual es filtrar este conocimiento con otro tipo de fuentes – de origen sensible – ya que solo los saber a priori, dice Kant, son los necesarios y universales. Construcción transcendental del conocimiento. Kant es un filósofo ilustrado y como tal es que una de las ideas más claves para él fuera el progreso y la Naturaleza, en otras palabras, se interesó por el progreso científico como un intento para seguir conociendo cuyo saber fuera lo suficiente sólido. ¿Qué es lo que se propone Kant a conocer? ¿Es verdad que a partir de la experiencia de la Naturaleza se puede extraer un conocimiento sólido y verdadero? ¿Y si es así, que método empleará?

El Cuarto Párrafo de La Crítica de La Razón Pura

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El Cuarto Párrafo de La Crítica de La Razón Pura Posee Claramente Una Estructura Expositiva

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1º El cuarto párrafo de la Crítica de la Razón Pura posee claramente una estructura expositiva, pues aquí Kant tratará llegar a un saber seguro a través de un formalismo, el formalismo kantiano. Entonces, la primera idea que subraya Kant es el apriorismo, es decir, el conocimiento que debe haber en las ciencias tanto puras (las matemáticas) como naturales (la física) debe ser un producto de la especulación científica. Este saber no tiene que depender pues de la experiencia; por lo tanto y por definición, se trata de juicios a priori. Si fuese lo contrario, el mundo científico se vendría abajo. Además, otra idea kantiana es que se defiende dos tipos de conocimiento de la razón: uno teórico y otro, práctico. Kant lo divide de esta manera debido a que la metafísica no puede progresar como ciencia debido a que no estudia lo fenoménico sino lo nouménico; sin embargo, no lo releva de sus funciones las cuales pesan en la vida cotidiana de las personas. No obstante, para Kant, esto no quiere decir que en lo que concierne a la moral, la ética, la política… no exista juicios a priori, sino todo lo contrario: tanto en la perspectiva científica como moral deber haber conocimientos a priori, necesarios para establecer un orden en el ámbito científico y en las tareas cotidianas del ser humano. Por último, Kant propone otra idea, la cual es filtrar este conocimiento con otro tipo de fuentes – de origen sensible – ya que solo los saber a priori, dice Kant, son los necesarios y universales.

Construcción transcendental del conocimiento.

Kant es un filósofo ilustrado y como tal es que una de las ideas más claves para él fuera el progreso y la Naturaleza, en otras palabras, se interesó por el progreso científico como un intento para seguir conociendo cuyo saber fuera lo suficiente sólido. ¿Qué es lo que se propone Kant a conocer? ¿Es verdad que a partir de la experiencia de la Naturaleza se puede extraer un conocimiento sólido y verdadero? ¿Y si es así, que método empleará?

Cabe aclarar que Kant no es un filósofo racionalista ni empirista como lo fueron René Descartes y David Hume, respectivamente. Sin embargo, Kant se remite a ellos, por lo que realiza una síntesis del racionalismo y el empirismo. Y, ¿cómo es esto, si parecen estar en posiciones muy opuestas? Sí, son opuestas pero ambas necesarias para conocer. Kant nos dice que todo conocimiento parte de la experiencia, por lo que aboga al principio de causalidad de Hume que se basaba en la noción del hábito. Claro está que para el filósofo prusiano esto no es suficiente, por tanto, va más allá. ¿Cómo? En vez de partir del objeto, de la empiria– como lo hacía Hume – Kant parte del sujeto cognoscente, el ser humano. Es el sujeto el que le va da forma al objeto, es decir, el objeto estará condicionado por el proprio sujeto. Cuando analizamos y/o conocemos la cosa en sí o noúmeno dentro de nuestra experiencia, esta vendrá condicionado por la noción espacio-temporal, dándole forma al noúmeno y convirtiéndose, pues, en un fenómeno. Esto conlleva a decir que sólo hay objetos (fenómenos) para un sujeto. Pero esta noción del espacio y el tiempo no es intrínseca en el objeto (noúmeno) sino que la pone el sujeto. Estas son las condiciones a priori de la Estética trascendental kantiana. Por consiguiente y en contraposición a Hume, es el sujeto quien construye al objeto y quien constituye la realidad; este paso para Kant lo denominó el giro copernicano.

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De manera indirecta, a Kant no le interesa ni le importa cómo sea la realidad en sí misma; no se va a centrar al estudio del noúmeno sino al del fenómeno. Como hemos dicho anteriormente, es el sujeto quien da forma a las cosas (noúmeno) a través de las condiciones a priori de la sensibilidad. Este formalismo kantiano se acerca bastante a Descartes, quien partía también de la propia de la subjetividad. Como Kant, para Descartes solo tenía certeza de su propia existencia, del ego – el cogito – pero no tenía certeza alguna de la realidad externa. Para ello, Descartes recurría a Dios, a la veracidad divina porque Él es incapaz de engañarme. En cambio, Kant no necesita de Dios ni de su veracidad; por tanto, va más allá del pensamiento cartesiano. Si existe una realidad externa, tiene una forma porque el sujeto cognoscente le da esa forma; de lo contrario, todo sería caótico. Es decir, entonces, que el mundo que el sujeto (el ser humano) conoce es el mundo que el sujeto construye. Este mundo es el mundo de la experiencia posible, claro está porque aquí el sujeto lo construido y por tanto lo domina. Por tanto y fundamental, para Kant lo que puede conocer el hombre son las cosas que son para él.

Pero, ¿qué son estas formas? Kant no se limita a la noción espacio-temporal, sino que una vez creado el fenómeno por parte del sujeto en la Estética, hay que darle otra vez forma, una segunda síntesis. Este el paso de la transformación de los objetos de la experiencia a construcción intelectual sobre ellos. Kant recurre aquí a una nueva herramienta, las categorías del entendimiento, las cuales son a priori como el espacio y el tiempo y son ajenos a los fenómenos porque no prescinde de ellos para que sea, puesto que pensar es una facultad innata del sujeto. Se trata de la especulación científica que intenta llegar a leyes universales y necesarias, que no dependen obviamente de la experiencia. Esta fase se denomina la Analítica trascendental kantiana.

Finalmente, concluimos que la filosofía kantiana es una filosofía idealista que parte del sujeto cognoscente, el cual le da forma al mundo que puede conocer. Por lo tanto, la razón es quien le dicta las leyes a la Naturaleza. ¿Pero a esas leyes constituyen a la Naturaleza para sí o para la Naturaleza para mí? En este sentido, Kant fue atacada por el término de noúmeno o cosa en sí por las filosofías materialistas como la marxista, que establecía que el sujeto o el hombre se ve condicionado por el contexto y la materialidad histórica. Pese a ello, Kant estableció un modo conocer que permitían hacia un avance científico firme, en el cual se dejaba de lado la parálisis y la incertidumbre cartesiana-racionalista que no avanzaba y que se encaminaba a una Ilusión trascendental, y la dependencia a la experiencia que se limitaba a lanzar juicios a posteriori. En otras palabras, la filosofía kantiana resulta la superación del empirismo y el racionalismo.

El octavo párrafo de la Crítica de la Razón Pura posee una estructura argumentativa pues el autor se respalda con una serie de argumentos – la historia de la ciencia – para resaltar ciertas ideas, que expondremos a continuación. Primeramente, nos encontramos con la idea del apriorismo puesto que pese a que la ciencia parte de la experiencia, se aleja de ella debido a que el sujeto – los científicos – especula y piensa inconscientemente hasta llegar a unas leyes universales y necesarias creadas previamente por el propio sujeto, a las cuales la naturaleza se somete. Por tanto a la hora de realizar un experimento, la naturaleza debe de responder a esas leyes para saber si

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son verificables o no. Esta idea es clave para Kant, ya que estas meras especulaciones no son más que conocimiento a priori, porque no derivan de la experiencia sino del pensamiento humano. En contraposición, Kant dice que no se puede extraer leyes universales a partir de una experiencia u observación casual, porque no ha habido previamente un plan trazado en el cual el sujeto condiciona los objetos que surgen de dicha experiencia u observación. Por tanto, la idea clave es que no puede haber ninguna conclusión o ninguna ley sin ninguna condición (a priori) del sujeto. Más adelante, Kant reitera este hecho: la racionalidad humana debe obligar a que la Naturaleza responda sus leyes a través de los experimento condicionados por tales leyes. Este hecho supone el éxito de las ciencias naturales como la física hacia su próspero avance científico, idea principal en Kant ya que supone un saber seguro. Por último, este avance parte de la Revolución científica ya que antes la especulación innata del hombre a la hora de pensar estaba inactiva ya como lo fue la física aristotélica que se basaba exclusivamente en la experiencia.

Filosofía, ciencia y metafísica.

Kant es un filósofo ilustrado de la ciudad prusiana de Königsberg que tratará de llegar a un conocimiento científico sólido, firme y verdadero. Por lo tanto, la filosofía kantiana será una filosofía idealista. ¿Por qué?

Para que un juicio sea considerado científico debe cumplir dos condiciones según Kant: que aumente nuestros conocimientos y que posea validez necesaria y universal. Su validez no puede proceder de la experiencia, pues ésta es cambiante, y sólo proporciona verdades resultado de generalizaciones probables. El problema radica entonces en cómo juzgar las cosas. La filosofía racionalista de Descartes trataba con los juicios analíticos a priori, esto quiere decir que no exponía nada nuevo, por lo que siempre eran universales y necesarias. Es por eso que la filosofía cartesiana se veía profundamente atascada con el cogito y con la garantía de la veracidad de Dios. En cambio, la filosofía empirista partía de lo que la propia experiencia les ofrecía por lo que recurrían a juicios sintéticos a posteriori. Lo bueno era que a diferencia del racionalismo ofrecías nuevos saberes pero la inestabilidad de las fuentes de conocimiento sensible generaba que tales saber no fusen muy seguros. Por tanto Kant propuso que los juicios científicos sean juicios sintéticos a priori, cuyos requisitos eran que en el predicado no esté incluido el sujeto de la oración, como ocurre en los juicios analíticos, y que permitan establecer conexiones desconocidas hasta el momento. Esta conexión no debe realizarse basándose en la experiencia, sino con independencia de la experiencia, a priori. ¿Para la filosofía idealista kantiana es posible que las ciencias consigan establecer un saber seguro?

Kant tratará de averiguarlo, pero antes las cosas en sí deberán pasar por dos fases en el cual se puedan establecer las leyes universales. La forma de conocer del sujeto condiciona a las cosas en sí o noúmenos. Estas condiciones constituye el apriorismo kantiano porque son ajenos a la experiencia. Pero para Kant hay dos tipos de a priori, cada cual constituirá la Estética y la Analítica Trascendental. En las ciencias formales como las matemáticas tratan del espacio y del tiempo: por un lado, la geometría analiza las propiedades del espacio; y por otro, la aritmética, las del

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tiempo. Dado que el espacio y el tiempo son las condiciones en las que ha de darse todo fenómeno, las propiedades del espacio y del tiempo han de transmitirse necesariamente a todo fenómeno que pueda darse en ellos; de lo contrario, el sujeto sería incapaz de conocer, según Kant. De este modo, todos los conocimientos de las matemáticas han de ser universales y necesarios, puesto que todos los fenómenos han de darse necesariamente en el espacio y en el tiempo. De esta forma son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas. Entonces, las matemáticas trabajan dentro de la Estética Trascendental. Además, los juicios sintéticos a priori son posibles en las ciencias naturales porque se basan en las categorías. El ejemplo que pone Kant es: "todo cambio ha de tener una causa". Es un juicio sintético, ya que la noción de cambio no incluye la de causa; y es un juicio a priori, independiente de la experiencia, y por lo tanto universal y necesario, se funda en la categoría de causalidad. Del mismo modo que la sensibilidad impone al objeto las estructuras trascendentales del espacio y el tiempo, el entendimiento impone al objeto las formas trascendentales del entendimiento o categorías. En consecuencia, no podremos conocer nunca los objetos tal como son en sí mismos, es decir, como noúmenos, sino solamente tal como se presentan a nosotros a través de esas estructuras trascendentales de la sensibilidad y del entendimiento, es decir, como fenómenos. En una frase, esto vendría a decir que el mundo que el sujeto conoce es el mundo que el sujeto construye. Todas las cosas que podemos conocer constituye la realidad. Las ciencias naturales como la física trabajan dentro del la Analítica Trascendental.

Por último, ¿cumple la metafísica tradicional con las exigencias planteadas por los juicios sintéticos a priori, es decir, por las ciencias? ¿Son posibles los juicios sintéticos dentro de la metafísica? Por lo tanto, ¿puede haber en ellas un saber seguro, verdadero y fiable?

Al examinar la posibilidad de la metafísica en su Dialéctica Trascendental, Kant tiene a la vista la metafísica dogmática racionalista de Wolff. La metafísica es un conocimiento puramente racional, que prescinde de los datos sensibles, y si no hay una construcción de la experiencia, no hay fenómenos como objeto de estudio. La metafísica se apoya, pues, en lo nouménico en un intento de liberar a nuestros conceptos e ideas de las limitaciones de la mera observación. Es por eso que la metafísica no sea crítica; y en lo que concierne crítico, nos referimos a que no ha asentado sus límites epistemológicos. Por no ser crítica, la metafísica ha sido incapaz de distinguir lo nouménico de lo fenoménico, lo que le conllevado a decir como postulados universales todo conocimiento que proviene del noúmeno, el cual resulta ser incognoscible para nosotros. Por eso, como hemos dicho antes, la metafísica es dogmática. Para Kant, esta es la parte negativa de la Crítica a la Razón Pura ya que se trata de que la razón especulativa no traspase los límites de la experiencia posible. Por tanto, la metafísica se reduce como mucho a un simple análisis de conceptos, que no consigue alcanzar la realidad; no es una ciencia, aunque exista una tendencia natural inevitable a aplicar las categorías del entendimiento más allá de la sensibilidad, intentando alcanzar el conocimiento absoluto, que no podemos obtener.

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Sin embargo, la metafísica no tiene que estar sometida a la razón teórica como las ciencias sino a la razón práctica. La metafísica entra dentro del ámbito moral y ético, porque pese a que estas especulaciones no tengan un apoyo empírico tiene cierto valor en la vida cotidiana de las personas. Además, por ser sus especulaciones ajeno a la experiencia, debe haber al menos algo a priori, que proviene del innatismo metafísico que desemboca en las ideas de alma, inmotalidad y Dios.

Finalmente, a la metafísica – alejada del mundo científico – le queda un papel crítico o regulativo que pretende eliminar el dogmatismo, para salvaguardar las pretensiones de la moral y de la religión, y evitar la pura especulación al señalar los límites del conocimiento científico. No es posible el conocimiento metafísico de la realidad, conocimiento puramente racional, pero sí conocer la fuente del error metafísico. Y positivamente impulsa al ser humano a seguir investigando, tratando de encontrar una mayor unificación y coherencia entre todos sus conocimientos.