EL DERECHO A LA PALABRA Y SU RESPONSABILIDAD SOCIAL

Angelino Garzón

La responsabilidad social, que está muy ligada al mejoramiento de la calidad de vida de la población, a la protección del medio ambiente y a la construcción de una cultura democrática, ciudadana y de paz, en el mundo de hoy, es uno de los principales deberes de los medios de comunicación, de los periodistas, de los programas de educación y de todas las personas relacionadas con la educación y la cultura.

En esa perspectiva, el derecho a la palabra, a la libre expresión y a la libertad de pensamiento, que están consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que este año cumple 60 años de haber sido promulgada, no significa, que tanto los dueños de los medios de comunicación, como los que trabajan en ellos, no tengan deberes que cumplir no solamente como periodistas sino también como ciudadanos con el conjunto de la población urbana y rural, y uno de esos deberes fundamentales, es el de no perder de vista que un comunicador social, que un periodista, es ante todo, un maestro o una maestra que orienta a la ciudadanía a partir de la verdad, de la objetividad y de la necesidad de la convivencia pacífica entre los seres humanos.

Es grande el daño que se le hace a la democracia, al desarrollo de una cultura de los Derechos Humanos y al derecho universal que tenemos los seres humanos a educarnos, si la información que recibimos a través de la gran diversidad de medios de comunicación es deformada con relación a la verdad, sesgada por intereses particulares o ideológicos, limitada por temor a la violencia o a la censura, pero también, cuando en la misma, prima mas el concepto de oposición política a un Gobierno Nacional, Regional, Local o a determinado sector social, que la objetividad que siempre debe tener la información o cuando se colocan los mayores énfasis informativos en los hechos de criminalidad, de violencia, de tragedias, de intolerancias o de farándula, como desafortunadamente, sucede muchas veces en nuestro país, contrario a lo que debería ser si se quiere contribuir desde los medios a la construcción de una cultura democrática.

En mi opinión, el énfasis debería hacerse, principalmente en los esfuerzos que en medio de las dificultades económicas, sociales y de violencia hace el Estado a todo nivel y los diversos sectores de la sociedad a favor del presente y el futuro democrático de un país.

Informar, opinar y criticar es un derecho de cualquier persona y mucho mas de los medios de comunicación, pero esos mismos derechos pueden a la larga debilitarse o llegar a perderse, si al mismo tiempo, desde los propios medios de comunicación, no se está contribuyendo de manera permanente y pedagógica al desarrollo de una cultura democrática y de paz, a la necesidad de vivir en una sociedad que dialogue, que sea solidaria, que tenga capacidad de reaccionar frente a los hechos negativos que la afectan y una profunda convicción de que todos los seres humanos necesitamos vivir mejor como base fundamental para consolidar la seguridad, el desarrollo económico y la convivencia pacífica en cualquier país de nuestro planeta.

Recordando que el derecho a la palabra está muy ligado al deber de su responsabilidad social con la ciudadanía, a su contribución con el entendimiento civilizado entre los seres humanos y a que los medios de comunicación, todos los días y pensando principalmente en los niños y las niñas que son presente y futuro, desarrollen mejores prácticas en comunicación y periodísticas para afianzar la cultura de los Derechos Humanos dentro de la población urbana y rural de nuestros países.