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El Despertar de Los Lobos de Whitley Strieber

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  • Estamos siendo perseguidos por algo que tiene garras. Ellos existen, no lo olviden. Han existido por miles de aos.Nosotros seores los hemos visto. Y son horribles. Tambin son muy veloces y muy, muy inteligentes. La genteantiguamente los llamaba licntropos. Ahora nadie los llama de ninguna manera, pues han desarrollado una gran habilidadpara borrar las huellas de su paso. Y por lo tanto ni siquiera hay una leyenda. Pero ellos estn aqu. No les quepa ningunaduda de que estn.

    El despertar de los lobos es una novela que trata del terror primigenio, aquel que yace en el subconsciente de todo serhumano, guardado en la memoria de la humanidad en recuerdo de aquellas luchas que tuvo que mantener con las bestias parapoder sobrevivir. A juicio de la crtica haca muchos aos que no se escriba una novela de terror ms apasionante.

  • Whitley Strieber

    El despertar de los lobos

    e Pub r1.0

    X c U i D i 12.03.14

  • Ttulo original: The wolfenWhitley Strieber, 1978Traduccin: Floreal Maza

    Editor digital: XcUiDiePub base r1.0

  • Para Anne

    Ya que todo est bien, djalo as.

    No despiertes al lobo dormido.

    SHAKESPEARE

  • ECAPTULO 1

    n Brooklyn llevan los autos abandonados a la playa de automviles de la avenida Fountain,adyacente al vaciadero de la avenida Fountain. La playa y el vaciadero ocupan tierras que en el

    mapa figuran como Parque del Arroyo del Manantial (Nombre Propuesto). No hay manantial, niarroyo, ni parque.

    Por lo general la playa est silenciosa, su tranquilidad slo la quiebra una que otra ria entre lasjauras de perros salvajes que merodean por all, o tal vez los gritos de las gaviotas que aletean sobreel hediondo y humeante vaciadero cercano.

    Los miembros de la Escuadra Policial de Autos, que visitan la playa para marcar los cochesabandonados, destinados a ser prensados, no consideran peligroso el lugar. De vez en cuando lasratas, de treinta centmetros de largo, se vuelven agresivas y se convierten en vctimas de tiro alblanco. Los flacos perritos salvajes tambin atacan en ocasiones, pero casi siempre es posibleahuyentarlos con un disparo en el aire. El trabajo de la playa de coches consiste en marcar grandes Xblancas en los vehculos ms arruinados, y sacarles fotos Polaroid, para demostrar que eranirrecuperables, si apareca el dueo.

    No es el tipo de tarea que los hombres relacionen con el peligro, y menos an con la muerte, demodo que Hugo DiFalco y Dennis Houlihan se le habran redo a uno en la cara si les hubiese dichoque les quedaban slo tres minutos de vida cuando escucharon el primer ruido a sus espaldas.

    Qu fue eso? pregunt Houlihan. Estaba aburrido, y no le habra molestado hacer un par dedisparos a una rata.

    Un ruido.Brillante. A m tambin se me ocurri que era eso.Los dos rieron. Luego se escuch otro ruido, un gruido en staccato, que termin en una

    murmurante nota alta. Los dos hombres se miraron.Parece mi hermano cuando canta bajo la ducha dijo DiFalco.Desde adelante les llegaron otros ruidos: roces y ms de esos extraos gruidos. DiFalco y

    Houlihan se detuvieron. Ya no bromeaban, pero tampoco tenan miedo apenas sentan un poco decuriosidad. Los ruinosos coches hmedos no parecan albergar peligro alguno en esa mojada tardeotoal. Pero ah haba algo.

    En ese momento se encontraron en el centro de un crculo de movimientos sigilosos y rocesapenas audibles. Cuando los dos se dieron cuenta de que algo los rodeaba, experimentaron su primerespasmo de preocupacin. Ya les quedaba menos de un minuto de vida. Ambos vivan con la verdadcentral del trabajo policial: en cualquier momento poda suceder. Pero qu demonios ocurra ahora?

    Y entonces algo sali con cuidado de entre dos coches abandonados y qued de frente a lasvctimas.

    Los hombres no estaban asustados, pero intuyeron el peligro. Como otras veces en momentosparecidos, los pensamientos de Hugo DiFalco volaron a su esposa, de cmo le gustaba decir Somosun nosotros. Dennis Haulihan sinti que se apoderaba de l un estremecimiento hormigueante, comosi se le erizase el vello de todo el cuerpo.

    No te muevas, hombre dijo DiFalco.La cosa le gruo a la voz.

  • Hay muchos ms detrs de nosotros, amigo. Sus voces eran bajas y contenidas, el tono deprofesionales en problemas. Se acercaron el uno al otro, sus hombres se tocaron. Ambos saban queuno de ellos deba girar, y el otro seguir mirando hacia el frente. Pero no necesitaban hablar de ello;haca demasiado tiempo que trabajaban juntos como para tener que planear sus movimientos.

    DiFalco inici el giro y el acto de extraer la pistola. Ese fue el error.Diez segundos ms tarde tenan la garganta desgarrada. Veinte segundos despus, el ltimo resto

    de vida sala de sus cuerpos, palpitando.A los treinta segundos eran consumidos en forma sistemtica.Ninguno de los dos hombres emiti un solo sonido. Houlihan vio que el que tena enfrente

    contraa los ojos, pero antes de poder seguir el movimiento hubo un dolor candente en su garganta, yde pronto, con desesperacin, luch para tragar aire a travs del burbujeante torrente de su propiasangre.

    La mano de DiFalco acababa de aferrar la familiar culata de madera ajedrezada de su revlver deservicio, cuando se lo arrancaron con violencia a un costado. La impresin de formas que se movancon una celeridad imposible entr en su mente atnita, y algo le golpe entonces con fuerza en elpecho y tambin l se desangr, y en su imaginacin protega su garganta cuando en realidad sucuerpo se derrumbaba al suelo y su espritu se hunda en la oscuridad.

    Los atacantes se movieron con demasiada velocidad, su rapidez naca de la nerviosidad por lajuventud de sus vctimas. Las camisas fueron rasgadas, los blancos pechos quedaron al desnudo, lasentraas fueron arrancadas, los preciosos rganos devorados. El resto lo dejaron.

    Todo termin en menos de cinco minutos. Los cadveres huecos, saqueados, yacan en el fango,dos vidas terminadas, ahora alimento para los salvajes buscadores de carroa de la zona.

    Durante largo rato nada ms se movi en la playa de automviles de la avenida Fountain. Loschillidos de las gaviotas repercutan entre los herrumbrados caparazones de los coches. La sangre secoagul y ennegreci en torno de los cadveres. A medida que avanzaba la tarde, la bruma otoal seconvirti en lluvia, cubri de gotitas de agua a los policas muertos, e hizo que la sangre volviese acorrer.

    Cay la noche.Las ratas mordisquearon los cadveres hasta el alba. Haca catorce horas que los hombres

    figuraban como Ausentes sin Permiso. Poco comn en esos tipos. Ambos eran hombres de familia,firmes y dignos de confianza. Ausentarse sin avisar no corresponda a su estilo. Pero aun as, qupoda ocurrirles a dos policas experimentados mientras se dedicaban a marcar los coches en la playa?Nadie intentara siquiera contestar la pregunta hasta que se iniciara la bsqueda de los dos hombres.

    La labor policial poda ser peligrosa, pero nadie crea en serio que DiFalco y Houlihan sehubiesen metido en problemas. Tal vez haba surgido un asunto familiar de urgencia, y los dos seolvidaron de informar. Tal vez muchsimas otras cosas. Y quizs hubiese algn problema. Nadie sedaba cuenta de que el mundo acababa de convertirse en un lugar mucho ms peligroso, ni loentendera durante un tiempo. En ese momento slo buscaban a dos policas ausentes. En esemomento comenz y termin el misterio con cuatro policas hurgando en la playa de coches, enbusca de seales de sus camaradas.

    Ser mejor que no los pesque durmiendo en algn maldito coche.En secreto, los cuatro abrigaban la esperanza de que los agentes estuviesen de parranda, o algo

  • as. Era preferible imaginar eso, y no la otra posibilidad.Un polica grit. El sonido petrific a los otros tres, los enmudeci, porque lo escuchaban muy

    pocas veces.Aqu llam el bisoo con voz entrecortada.Espera, hombre. Los otros tres convergieron hacia el punto en el momento en que los gritos

    del bisoo volvan a resonar una y otra vez. Cuando llegaron los hombres mayores que l, sederrumb contra un coche.

    Los tres policas de ms edad maldijeron.Llamen a todo el mundo. Traigan aqu a Homicidios. Acordonen toda la zona. Cristo!Cubrieron los restos con sus impermeables. Pusieron las gorras donde antes haba caras.La red policial de comunicaciones respondi en seguida; cuando haba agentes muertos nadie

    perda tiempo. Diez minutos despus de dadas las primeras alarmas, el telfono sonaba en la sala deguardia, semidesierta, de la Divisin de Homicidios de Brooklyn. La agente Becky Neff tom elaparato.

    Neff dijo la voz spera del inspector, t y Wilson estn destinados a un caso del DistritoSetenta y Cinco.

    El qu?Es el vaciadero de la avenida Fountain. Hubo un doble asesinato de policas, mutilacin,

    probable ataque sexual, canibalismo. Vete all al galope. La lnea se cort.Despierta, George, tenemos un caso gru Neff. Y muy malo. Casi no haba podido

    asimilar lo que dijo el inspector: mutilacin y canibalismo? Por Dios, qu haba sucedido all?Alguien mat a dos policas y ejecut un acto de canibalismo.

    Wilson, quien descansaba en una silla reclinada hacia atrs, despus de una demoledora sesin decuatro horas de manipular papeles, se inclin hacia adelante y se puso de pie.

    Vamos. Dnde es?En el vaciadero de la avenida Fountain. Distrito Setenta y Cinco.Un maldito lugar apartado. Mene la cabeza. Los tipos deben haberse dejado sorprender.Bajaron hasta el viejo pontiac azul de Becky Neff, y en el panel oprimieron el botn de la luz

    intermitente. Becky sac el coche de su lugar de estacionamiento y se introdujo en el denso trnsitodel centro de Brooklyn. Wilson encendi la radio e inform al despachante.

    La sirena funciona coment luego de pulsar el interruptor de presin. La sirena respondicon un gorjeo electrnico, y l gru con satisfaccin. Durante un mes anduvo mal, y la unidad dereparaciones no se ocupaba de ello. Los recortes en el presupuesto haban reducido a ese equipootrora eficiente a doce hombres para toda la flota de vehculos policiales. Los coches sin seales deidentificacin figuraban muy abajo en la lista de precedencias, en materia de reparaciones de luces ysirenas.

    Yo la arregl repuso Becky Neff y ahora me alegro muchsimo de haberlo hecho. Elviaje a la playa de coches resultara ms fcil con la sirena, y no era posible perder tiempo. Wilsonenarc las cejas.

    T la arreglaste?Tom prestado el manual y la arregl. Muy fcil. En realidad el trabajo lo haba hecho un

    genio electrnico del vecindario, un tipo que tena una computadora en la sala. Pero no existan

  • motivos para informrselo a Wilson.T la arreglaste volvi a decir Wilson.Ests repitiendo.l mene la cabeza.Cuando el coche tom la autopista Brooklyn Queens, us la sirena, manipulando el interruptor

    de presin para probar una serie de aullidos que les abrieron paso. Pero el trnsito estaba peor auncuando se acercaron al cambio del Tnel de la Battery, y la sirena ayud muy poco en la confusinde camiones y mnibus.

    Aprieta el pedal, Becky.Lo estoy apretando. T eres el de la sirena.No me importa qu hagas, pero hazlo a toda velocidad!El estallido hizo que ella quisiera replicarle, pero entendi sus sentimientos. Comparta sus

    emociones, y saba que su clera se concentraba en la carretera. Las matanzas de policas hacan queuno odiara el mundo, y a la condenada ciudad en especial.

    Wilson se asom por su ventanilla y le grit al conductor de un camin detenido en el centro de lapista.

    Polica! Pon en movimiento eso, o te arresto!El conductor hizo un gesto obsceno, pero movi el vehculo. Becky Neff apret el acelerador a

    fondo, contorne el trnsito que se mova con ms lentitud, y a veces tena paso libre y otras volva aatascarse.

    Cuando el reloj del tablero de instrumentos dej atrs buena parte de una hora, se encontrabancerca de su punto de destino. Salieron de la autopista Brooklyn Queens y pasaron directamente porla avenida Flatbush, hacia las zonas residenciales, a veces pulcras, de ms all. Desfilaron losdistritos, el 78, el 77 y el 73. Por ltimo entraron en el 75 y se internaron en la avenida Flatbush, unacalle de annimas tiendas en un vecindario de clase media y baja, con mezclas raciales. El 75 era undistrito policial tan corriente como pudiese haberlo en Nueva York. Unas cien mil personas vivanall, no muchos pobres, ni muchos ricos, y distribuidos en forma ms o menos pareja entre blancos,negros e hispnicos.

    El 75 era el tipo de distrito acerca del cual nunca se lee en los peridicos, un lugar en el cual vivanhasta terminar buenas y slidas carreras sin dispararle jams a un hombre; no era un lugar en que selos matase a ellos, y mucho menos se los mutilara o se los sometiese a prcticas de canibalismo.

    Por ltimo entraron en la avenida Fountain. A la distancia poda verse un racimo de focosintermitentes bajo la lgubre luz otoal: sin duda se trataba del lugar en que los vehculos oficiales sehaban detenido a la entrada de la playa de automviles. La escena del crimen. Y a juzgar por loscoches de los noticieros que pasaban volando por la calle, el Distrito 75 no seguira siendo un lugaroscuro durante mucho tiempo.

    Quin es el capitn del distrito? pregunt Neff a su oficial superior. Wilson era quien tenams antigedad en el equipo, hecho del cual cuidaba que ella jams se olvidase.

    Gerardi, creo, no s cunto Gerardi. Un polica bastante competente. Aqu hay bastantetranquilidad, hasta donde yo s. No pasa gran cosa. No es como el lado del sur, si entiendes lo quequiero decir.

    S, Wilson quera decir que el distrito era limpio: no haba malos policas, ni vinculaciones

  • con las pandillas, ni cohechos demasiado graves. A diferencia del vecindario del sur, ni siquieraexistan oportunidades para ello.

    Me parece la obra de un psicpata dijo Neff. Siempre se esmeraba en elegir las palabrascuando teorizaba frente a Wilson. Este se mostraba mordaz cuando escuchaba ideas mal elaboradas, yno exhiba tolerancia con quienes tenan menos capacidad que l. O sea, que era intolerante con casitoda la fuerza policial. Era quizs el mejor detective de Homicidios, y tal vez el mejor de toda lafuerza. Y adems era perezoso, venal, con inclinaciones a una concepcin victoriana de las mujeres.Salvo en lo referente a la aptitud de ambos para las pesquisas policiales, Becky gustaba de creer quenada tenan en comn. En tanto que Wilson era un desordenado, Becky tenda a ser cuidadosa.Siempre era la que mantena al da el papeleo, cuando Wilson dejaba caer los brazos, y la queconservaba organizadas las fatigosas minucias de sus vidas profesionales.

    No se trataba de que sintieran desagrado el uno por el otro; era algo ms que eso: odio puro,unido a un respeto exhibido a regaadientes. Neff pensaba que Wilson era un chovinista de la edad depiedra, y la sublevaba el papel de empleada que a menudo l la haca representar; y l la considerabauna advenediza en una profesin en la cual, en el mejor de los casos, las mujeres constituan un error.

    Pero los dos eran detectives excepcionales, y eso los mantena unidos. Wilson no poda dejar deadmirar el trabajo de su compaera, y se vio obligado a admitir que era una de las pocas agentes quehaba conocido que poda continuar con l.

    Tambin ayudaba el hecho de que Becky Neff tuviese treinta y cuatro aos nada mal llevados.Wilson era soltero, mayor de cincuenta y, en trminos fsicos, no mucho ms atrayente que unarefrigeradora descompuesta (a una de las cuales se pareca en formas y estatura). Becky vio desde elcomienzo que ella le resultaba atrayente, y jug un poco con eso, en la creencia de que progresar ensu carrera era ms importante que el hecho de dejar o no que Wilson coqueteara con ella. Pero nuncafue ms all. Dick, el esposo de Becky, tambin trabajaba en la fuerza, era capitn en el departamentode Narcticos, y Wilson no se enredara con la esposa de otro polica.

    La idea de que Wilson se enredase con nadie era, de cualquier modo ridcula. Se haba conservadosoltero, en parte por eleccin y en parte porque pocas mujeres toleraran su arrogancia y sunegligente indiferencia hacia los requisitos sociales fundamentales, como cuando sacaba la carne deuna hamburguesa y la coma por separado, lo cual representaba uno de sus ms delicados modales demesa.

    Dejemos esto en blanco, querida mascull Wilson. No sabemos qu demonios sucedi all.El canibalismo indicaraNo lo sabemos. Los tipos estn excitados, quiz fue otra cosa. Descubriremos lo que

    descubramos.Becky introdujo el coche entre los vehculos oficiales y sac del bolso su paraguas plegadizo. Lo

    abri para protegerse de la lluvia, y le molest ver a Wilson chapaleando en el barro, haciendo casoomiso de su comodidad.

    Que se pesque una pulmona, el maldito, pens mientras avanzaba agazapada bajo el paraguas.Wilson era un especialista en apariencias: llega a la escena de los hechos empapado, indiferente a sucomodidad, slo preocupado por el asunto que tiene entre manos, mientras su remilgada compaeritalo sigue con su paraguas, sorteando los charcos con pasitos menudos. Hizo caso omiso de l lo mejorque pudo, y se encamin hacia los focos Klieg que ahora iluminaban la escena de los asesinatos en un

  • crculo de unos cincuenta metros de dimetro.En cuanto vio el destrozo, supo que no se trataba de un caso normal. A esos hombres les haba

    ocurrido algo que le haca brotar a una el sudor en todo el cuerpo, an con ese tiempo. Mir a Wilson,sorprendida al ver que inclusive los ojos de ese viejo superprofesional estaban muy abiertos desorpresa.

    Cristo exclam l. Quiero decir Qu?El capitn del distrito se adelant.No lo sabemos, seor dijo a Wilson, reconociendo la antigedad y fama del otro en la fuerza.

    Y tambin mir a Becky Neff, bastante conocida, por derecho propio, como una de las msdestacadas policas femeninas de Nueva York. Su foto fue publicada ms de un mes por el DailyNews en relacin con algunos de los casos ms espectaculares en el que intervinieron ella y Wilson.Este eluda a los fotgrafos, o ellos a l difcil determinar cul de las cosas era. Pero Becky losreciba de buena gana, muy consciente de su papel como prueba viviente y visible de que las mujerespolicas podan llegar a las primeras planas casi tanto como sus contrapartidas masculinas.

    Hizo una profunda inspiracin y se arrodill al lado de los cadveres, cuando todava Wilson nohaba logrado salir de su conmocin. Todas las fibras de su cuerpo le exigan que saliera corriendo,que se apartase del indecible horror que tena ante s pero en cambio mir de cerca, escudrihuesos quebrados, cubiertos de cartlago, y los negros trozos de carne que casi parecan relucir bajolas luces instaladas por los funcionarios de la oficina del Forense.

    Dnde demonios est el mdico? pregunt Wilson detrs de ella. Una voz respondi.Wilson no se acerc; ella supo que no lo hara porque no poda tolerar cosas como esa. Apret losdientes para contener su propio disgusto, contempl los cadveres, tom nota de las cosas pococomunes que exhiban: las largas marcas de rasguos en los huesos desnudos y las seales evidentesde que haban sido rodos. Se puso de pie y observ el desolado lugar. A poco menos de mediokilmetro poda verse el vaciadero, con grandes bandadas de gaviotas aleteando sobre los montculosde desperdicios. Se escuchaba el grito de los pjaros por encima del alboroto de las voces. Desde allhasta el vaciadero se extenda un ocano de coches y camiones viejos de todos los modelosimaginables, la mayora de ellos cscaras intiles, desnudas. Unos pocos, los ms cercanos,ostentaban X blancas en el parabrisas o en el capot, pruebas del trabajo que realizaban DiFalco yHoulihan cuando se produjo el ataque.

    Fueron rodos por ratas dijo Becky con tono tan sosegado como pudo lograr, pero esasmarcas mayores indican otra cosa Perros?

    Los perros salvajes de aqu son animalitos flacos dijo el capitn del distrito.Cunto haca que faltaban estos hombres hasta que iniciaron su bsqueda, capitn? inquiri

    Wilson.El capitn le lanz una mirada penetrante. Neff se mostr atnita; nadie que tuviese un rango

    inferior al de inspector tena derecho a formularle a un capitn una pregunta como esa, y aun as, nopoda hacerla sino ante una junta investigadora. Se trataba de una pregunta que perteneca a unaaudiencia de incumplimiento de obligaciones, no a la escena de un crimen.

    Necesitamos saberlo dijo Wilson con voz un tanto demasiado alta.Entonces pregntele al forense cunto hace que estn muertos. Nosotros los encontramos hace

    dos lloras. El resto calclelo usted. El capitn se apart, y Becky Neff sigui su mirada hacia el

  • lejano Atlntico, donde se poda ver a un helicptero que creca en dimensiones con rapidez. Era unaparato policial, y muy pronto estuvo encima de ellos, con las paletas repiqueteando mientrasbuscaba un lugar adecuado para aterrizar.

    Son el comisionado y el jefe declar Wilson. Deben de haber olido a los periodistas. Enenero ocupara su puesto un nuevo intendente, y los principales funcionarios de la ciudad seempujaban unos a otros para conservar sus cargos. De modo que esos hombres por lo generalannimos se precipitaban ahora sobre la posibilidad de que sus rostros aparecieran en el noticiero delas once. Pero en esa ocasin se llevaran una desilusin; debido a la naturaleza poco habitualmentehorrenda del crimen, se mantena a la prensa lo ms apartada posible. No se permitiran las fotoshasta que se llevaran los cadveres.

    Al mismo tiempo que el jefe de detectives y el comisionado descendan de su helicptero, elforense corra por el terreno fangoso, con un peridico plegado y sostenido sobre la cabeza, pararesguardarse de la lluvia.

    Es Evans en persona dijo Wilson. Hace veinte aos que no veo a este hombre en elescenario de un asesinato.

    Me alegro de que haya venido.Evans era el forense en jefe de la ciudad, un hombre renombrado por sus ingeniosas hazaas de

    investigacin forense. Lleg presuroso, desaliado, pequeo, con aspecto de hombre muy viejodetrs de sus gruesos anteojos.

    Ya haba trabajado antes con Wilson y Neff, y los salud con un movimiento de cabeza.Qu idea tienen? pregunt antes de examinar los cadveres. A la mayora de los policas los

    trataba con bastante cortesa; a esos dos los respetaba.Vamos a tener un problema para descubrir la causa de la muerte contest Wilson, por el

    estado en que se encuentran. Evans asinti.El departamento Forense termin con los cadveres? El equipo forense haba concluido su

    labor, lo cual significaba que era posible tocar los cuerpos. El doctor Evans se calz sus guantes degoma negra y se inclin. Se concentr tanto, que ni siquiera advirti la llegada de los personajesimportantes.

    El grupo contempl a Evans mientras este hurgaba con delicadeza los cadveres. Ms tardeefectuara una autopsia mucho ms a fondo en su laboratorio, pero esas primeras impresiones tenanimportancia y sera su nica inspeccin de las vctimas en el lugar.

    Cuando se apart de los cuerpos, su rostro exhiba confusin.No entiendo esto para nada declar con lentitud. Estos hombres fueron muertos por

    algo con garras y dientes. No s qu animales. Pero lo que no tiene sentido es Por qu no sedefendieron?

    Ni siquiera extrajeron sus armas dijo Becky por entre labios secos. Fue lo primero queadvirti.

    Quiz no fue ese el modo de la muerte, doctor intervino Wilson. Quiero decir que esposible que primero los mataran y despus fuesen devorados por los animales que rondan por aqu.Hay ratas, gaviotas y hasta algunos perros salvajes, segn dicen los muchachos del distrito.

    El mdico frunci los labios. Asinti.Ya lo veremos cuando hagamos la autopsia. Tal vez tenga razn, pero a primera vista dira que

  • estamos contemplando las heridas fatales.El equipo forense fotografiaba y demarcaba el lugar, recoga los restos dispersos y recoga todo lo

    que haba en la zona, a la vez que estudiaba el lodo. Tambin tomaron impresiones de la multitud dehuellas de patas que rodeaban a los cuerpos.

    Por ltimo el capitn del distrito rompi el silencio.Est diciendo que esos hombres fueron muertos por perros salvajes, y que ni siquiera

    extrajeron el arma? No es posible. Los perros son pequeos ni siquiera representan una molestia.Mir en torno. Alguien oy hablar alguna vez de una muerte causada por perros salvajes, en laciudad? Alguien?

    El jefe y el comisionado ya estaban cerca, envueltos en pesados abrigos, cubiertos por susparaguas. Nadie habl ni estrech manos.

    Les daremos todo lo que necesiten para solucionar este caso inform el comisionado a nadieen especial. De cerca, su rostro era casi inerte; la piel le colgaba, floja, sobre los huesos. Tena lareputacin de dedicar largos horarios a sus tareas y de realizar un trabajo sincero; a diferencia demuchos de sus predecesores, se haba granjeado el respeto del departamento por su inters en laactividad policial y por su desinters respecto de la poltica. Por ese motivo, su cargo estaba ahora enpeligro. Se lo criticaba porque presuntamente permita la corrupcin del personal, por sacar a ciertospolicas de su actividad en la calle, por hacer caso omiso de los vecindarios negros ylatinoamericanos, por todas las cosas que casi siempre ponen en aprietos a los comisionados depolica. En cambio el jefe de detectives Underwood era rosado, gordo y alegre. Era un poltico nato, yestaba dispuesto a redecorar a su gusto la oficina del comisionado. Tena ojos acuosos y una tosnerviosa. Movi los pies y mir con rapidez en derredor, casi sin ver los cadveres. Se vea a lasclaras que deseaba volver lo antes posible a la comodidad del cuartel general.

    Alguna pista? inquiri, mirando a Wilson.Nada.En este momento parece como si les hubieran destrozado la garganta declar el forense

    pero me reservar la opinin hasta despus de la autopsia.La teora de los perros no sirve murmur Wilson.Yo no habl de eso estall el forense. Slo dije que la causa probable de la muerte fue una

    laceracin en gran escala de la garganta, causada por garras y dientes. No s nada de perros, y noquiero hacer especulaciones basadas en ellos.

    Gracias, doctor Evans dijo Wilson con voz muy marcada. Evans no se contaba entre lospocos amigos de Wilson, a pesar del respeto profesional.

    El comisionado observ largo rato los cadveres. Cbranlos dijo por fin, y squenlos deaqu. Vamos, Herb, dejemos que estos hombres hagan su trabajo.

    Los dos funcionarios volvieron a su helicptero, arrastrando los pies.Levanta la moral dijo el capitn del distrito cuando el helicptero se puso en marcha. Por

    cierto que una visita de esos dos lo llena a uno de energa.El forense todava herva por efecto de su choque con Wilson.Si fueron perros dijo con cuidado, tenan que pesar treinta y cinco kilos, cuarenta, o ms.

    Y veloces, deben haber sido veloces.Por qu tan veloces? interrog Becky.

  • Mire la mueca de DiFalco. Desgarrada. Iba a tomar su arma cuando algo con dientes se laprendi con fuerza del brazo. Eso significa que, fuese lo que fuere, era veloz.

    Becky Neff pens en seguida en los perros con los cuales su esposo Dick trabajaba a menudo enla divisin Narcticos.

    Perros de ataque dijo, usted est describiendo una accin de perros de ataque.El forense se encogi de hombros.Describo el estado de los cuerpos. Es trabajo de Usted averiguar cmo llegaron a l, Becky

    de usted y de su Excelencia.Vyase al carajo, Evans.Becky trat de hacer caso omiso de Wilson; estaba acostumbrada a su carcter agrio. Mientras

    gente como Evans siguiese trabajando con l, no tena importancia. Pero a veces resultaba agradableque otros sintieran hacia l tanta antipata como ella.

    Si podemos establecer que fue obra de perros de ataque dijo, reduciremos en gran medidalos lmites de nuestras bsquedas. Muy pocos de los perros de ataque matan.

    Si el buen doctor dice que pudieron hacer eso, es probable que tengas algo en que apoyarte.Hablemos con Tom Rilker, eduqumonos un poco en relacin con este tema. Rilker adiestrabaperros para el departamento.

    Becky asinti. Como de costumbre, cuando se ponan en accin, ella y Wilson pensaban deconsuno. Se encaminaron otra vez hacia el coche. Ahora estaba claro el primer paso: deban investigarsi haba habido participacin de perros de ataque. Si as era, se trataba del primer caso; hasta esemomento ningn polica fue asesinado por un perro. En rigor, estos eran un arma poco comn,porque haca falta el trabajo de un profesional competente para adiestrarlos a matar seres humanos. Ylos profesionales competentes no adiestraban perros para cualquiera. Si uno haca que le educaran superro de manera de convertirlo en un asesino, el hombre que lo haca lo recordaba a uno con todaseguridad. La mayora de los denominados perros de ataque no son ms que un fuerte ladrido y talvez una dentellada. Los que buscan la garganta no son muy comunes. Nunca resultan dominables deltodo, son siempre una incgnita, a menos de que se los necesite en forma absoluta y esencial.

    Ya en el coche, Wilson recit lo que recordaba sobre casos en los cuales haban intervenido perrosasesinos.

    Octubre de 1966, un peatn asesinado por un perro en Queens No estaba adiestrado, sesupuso que se trataba de un accidente. Yo trabaj en ese caso, siempre me pareci sospechoso, perojams hall una pista decente. Julio de 1970, un perro de ataque escap de la Compaa de ProductosMedicinales Willerton, en la ciudad de Long Island, y mat a un chico de diecisiete aos. Abril de1973: el nico asesinato probado, por un perro. Un delincuente llamado Big Roy Gurner fuedesgarrado por tres perros, que ms tarde se averigu que pertenecan a la Fbrica de CalzadoThomas, que era una fachada de la familia de Carlo Midi. En esa ocasin estuve a punto de pescar aMidi, pero los de arriba me retiraron del caso. Canallas corrompidos. Ese es mi inventario en relacincon los perros. T tienes algo?

    Bien, no recuerdo casos con perros desde que empec como detective. Es claro que o hablardel asunto de Gurner. Pero el final de ese fue que te sacaron del caso. Lo vio hundir la barbilla en elcuello: era su gesto de clera ms caracterstico.

    Y se dio cuenta de que no habra debido aguijonearlo. Wilson era un polica honrado, por lo

  • menos eso era seguro. Odiaba la corrupcin en los otros, y por cierto que jams se doblegara. Habasido una broma tonta, y Becky lo lament. Trat de disculparse, pero l no lo admiti. Ya habacometido su error, y no tena sentido continuar hablando de ello.

    Mi esposo trabaja constantemente con perros dijo ella para cambiar de tema. Algunosperros de ataque, pero la mayora son apenas olfateadores. Son su mejor arma, dice l.

    O hablar de sus perros. Se supone que todos ellos estn adiestrados para matar, a pesar deesas tonteras de olfateadores. He escuchado cosas acerca de esos perros. Ella frunci el ceo.

    Qu cosas?Oh, no mucho, en realidad. Slo que a veces esos perros se excitan tanto cuando huelen la

    droga, que terminan matando al imbcil que la lleva encima a veces. Pero supongo que tu esposo tehabr hablado de eso.

    Dejmoslo, Wilson. No necesitamos atacarnos de ese modo. Mi esposo no me cont nadarespecto de perros que matan a sospechosos. Y si me lo preguntas, la versin me parece bastanteextraa.

    Wilson buf, y no agreg nada ms. Pero Becky haba escuchado los rumores a los cuales serefera l, de que a veces el equipo de Dick usaba perros con los sospechosos ms difciles.

    Por lo menos no se deja sobornar pens. Por Dios, espero que no. Luego record ciertoproblema que tuvieron, de pagar por la internacin del padre de l en un sanatorio, problema que enapariencia haba desaparecido pero se resisti a continuar pensando en ello.

    La corrupcin era lo nico que odiaba en el trabajo policial. Muchos agentes consideraban que eldinero formaba parte del trabajo, y lo racionalizaban con la idea de que sus vctimas eran de cualquiermodo delincuentes, y que los pagos equivalan apenas a una multa muy merecida. Pero en opinin deBecky Neff, eso era absurdo. Una haca su trabajo y reciba su paga, y eso tena que ser suficiente. Seoblig a no morder el cebo de Wilson acerca de su esposo, cosa que quizs hubiese iniciado unadiscusin a gritos.

    Dejando de lado los cuentos, o hablar mucho de Tom Rilker. Dick tiene una gran opinin de l.Dice que si quisiera podra ensear a un perro a caminar por la cuerda floja. Thomas D. Rilker eraun civil que trabajaba en estrecha vinculacin con el Departamento de Polica de Nueva York, el FBIy la Aduana, y adiestraba a los perros que todos ellos usaban en su trabajo. Tambin realizaba tareasprivadas, por contrato. Era competente, tal vez el mejor de la ciudad, y quizs el mejor del mundo.Su especialidad era la de adiestrar a los perros a husmear. Tena perros que olfateaban drogas, tabaco,bebidas alcohlicas, incendios, lo que se quiera. Casi todos trabajaban para la Divisin de Narcticosy para los agentes aduaneros. Haban revolucionado la tcnica de la investigacin en esos terrenos, yreducido en enorme proporcin la cantidad de drogas que pasaban por el puerto de Nueva York.Becky saba que Dick tena un alto concepto de Tom Rilker.

    Mantn en movimiento este maldito coche, querida. No ests en un desfile!Conduce t, Wilson.Yo? Yo soy el jefe. Tendra que ir en el asiento trasero.Becky se acerc a la acera.Si no te gusta como conduzco, hazlo t mismo.No puedo, queridsima mi licencia venci el ao pasado.Cuando formamos nuestro equipo, estpido.

  • Gracias, tomar nota de eso.Becky lanz el coche a la corriente del trnsito y oprimi el acelerador a fondo. No permitira que

    la irritase. Parte del motivo de que l se comportara de ese modo era que ella le haba impuesto supresencia. Entre su esposo Dick y su to Bob, ejerci suficiente influencia para ingresar enHomicidios e integrar un equipo. Hizo falta la influencia de la capitana de su esposo y del cargo deinspector de su to para sacarla del sndrome de los empleados y hacerla pasar al trabajo de calle.Actu muy bien como patrullera, y consigui un ascenso a sargento detective cuando lo mereci. Lamayora de las mujeres de la fuerza que conoca obtenan sus ascensos con dos o tres aos, por lomenos, de demora, y entonces tenan que pelear para evitar que las enterrasen en alguna divisinasquerosa como Personas Desaparecidas, donde la nica accin en la cual se participaba era unreventn de un neumtico, de vez en cuando, en un coche policial que no se mantena en estado dereparacin.

    Y entonces Becky Neff apareci en el preciso momento en que el compaero de equipo msreciente de George Wilson acababa de darle un puetazo en la cara, a causa de lo cual lo trasladaron aCajas Fuertes y Cerraduras. Wilson tuvo que aceptar lo que le dieran, y en esa situacin le dieron undetective bisoo y, lo que es peor, una mujer.

    En aquella ocasin la mir como si ella tuviese lepra contagiosa. Durante las seis primerassemanas en que trabajaron juntos, no le dijo ms de una palabra por semana: seis palabras en total, ytodas ellas blasfemias. Entr en maquinaciones para hacer que la sacaran de la divisin, y hasta inicioscuros rumores en cuanto a una junta Investigadora, cuando ella pas por alto una importante pista,en lo que habra debido ser un caso fcil.

    Pero poco a poco Becky fue mejorando en el trabajo, hasta que l mismo se vio forzado areconocerlo. Pronto hacan capturas con bastante frecuencia. En rigor, iban granjendose unareputacin.

    Las mujeres son las policas ms espantosas fueron las palabras finales de l acerca del tema pero t eres nica. En lugar de ser espantosa eres simplemente mala.

    Por provenir de Wilson, ese era un elogio, y quizs el ms alto que jams le hizo a un compaero.Despus de eso sus quejas se volvieron incoherentes, y dej que el equipo continuara avanzando consu propio y considerable impulso.

    Trabajaban como dos partes de la misma persona, y constantemente se completaban lospensamientos el uno al otro. Gente como el forense en jefe comenz a pedir la ayuda de ambos encasos espinosos. Pero cuando el trabajo de la pareja empez a llegar a los peridicos, invariablementeera la atrayente y extraordinaria polica femenina Becky Neff, quien terminaba en las pginascentrales del Daily News. Wilson no era ms que un polica avezado; Becky era una noticiainteresante. Es claro que Wilson afirmaba odiar la publicidad. Pero ella saba que odiaba an ms elhecho de no recibir ninguna.

    Ests siguiendo un mal camino, Becky. Se supone que debemos pasar por el Setenta y Cincopara que nos den fotos de los cadveres y de las huellas de patas para Rilker. Necesita algo con quetrabajar.

    Ella hizo girar el coche y subi por la avenida Flatlands, hacia el edificio del cuartel policial.Tambin deberamos llamar antes dijo, para avisarle que vamos.Ests segura de que podemos confiar en l? Quiero decir, qu sucede si hace algn trabajito

  • colateral, alguna cosa deshonesta? Si le avisamos, eso le dar tiempo para pensar.Rilker no trabaja para la Mafia. Y no creo que valga la pena considerar eso siquiera.Entonces no lo considerar. Se acomod en el asiento, apoy las rodillas en la guantera y

    dej caer la cabeza hacia adelante, sobre el pecho. Pareca una postura de dolor, pero cerr los ojos.Becky encendi un cigarrillo y condujo en silencio, analizando mentalmente el caso. A pesar de queparecan seguir una buena pista, no poda desechar la sensacin de que algo andaba mal. Algnelemento no encajaba. Una y otra vez analiz los hechos, pero no encontr la respuesta. Lo nicoque le preocupaba era la falta de resistencia. Todo haba ocurrido con tanta rapidez, que noparecieron peligrosos hasta el ltimo momento.

    Los perros tendan emboscadas? Podan moverse con suficiente velocidad para matar a dosrobustos policas antes que hubiesen tenido tiempo de desenfundar las pistolas?

    Estacion el coche en doble fila, delante del Distrito 75.Dej a Wilson, quien roncaba con suavidad, y subi a la carrera los gastados escalones de

    hormign del sucio edificio de ladrillos rojos, y se present al sargento que atenda el mostrador. Estellam al teniente Ruiz, responsable del material que ella necesitaba. Era un hombre de uno ochenta deestatura, recortado bigote negro y sonrisa contenida.

    Encantado de conocerla, detective Neff dijo con gran formalidad.Necesitamos las fotos y las copias de las impresiones que tom.No es problema, tenemos todo lo que pueda necesitar. Es una cosa repulsiva.Una frase para llevarla a hablar del hecho, pero Becky no mordi el anzuelo. Esa parte de la

    investigacin vendra ms tarde. Antes de esclarecer el motivo de los asesinatos tenan que conocer lamanera en que murieron.

    El sargento Ruiz present once fotos abrillantadas de la escena, ms una caja de moldes plsticosde las huellas de patas que se encontraron en torno de los cadveres.

    No hay una sola impresin clara en la caja dijo, nada ms que una mescolanza. Si me lopregunta, esas impresiones no tienen nada que ver. Slo perros salvajes buscando alguna carroa. Esindudable que no pueden haber matado a esos tipos, slo llegaron y tomaron su parte despus derealizado el trabajo.

    Por qu dice eso? Examinaba las fotos mientras hablaba. Por qu le haba entregado l unade las menos horribles?

    Los perros los he visto. Son pequeos, sabuesos flacos, o algo por el estilo, y medrososcomo el demonio. Y de paso, me pregunto si podra autografiar esa foto para mi hija. Seinterrumpi, y luego agreg con timidez. Tiene una gran admiracin por usted.

    Becky se sinti tan encantada con el elogio, que no se dio cuenta de que Wilson se encontrabadetrs de ella.

    Yo crea que ya no distribuiramos ms autgrafos dijo este con sequedad.Cundo lo resolvimos? No lo recuerdo.En este momento. Acabo de decidirlo yo. Esto no es un juego.Su mano se movi hacia la foto, pero Ruiz fue ms rpido.Gracias, seorita Neff dijo, todava sonriente. Mi hija quedar encantada.Becky recogi las dems fotos y la caja de impresiones, para llevarlas al coche. Saba, sin

    preguntarle, que Wilson no las tocara, y no estaba segura de querer que lo hiciera.

  • De paso, soy la sargento Neff dijo por sobre el hombro a Ruiz, quin segua all, mirndola.Deje que la ayude dijo este.Becky ya haba salido y depositaba la caja en el asiento trasero del coche. Wilson la sigui, se

    introdujo y cerr la portezuela con violencia. Becky se acomod en el asiento del conductor yencendi el motor.

    No quiero que esto se convierta en un circo dijo l cuando enfilaron hacia Manhattan. Estecaso se convertir en el ms sensacional que hayamos trabajado. Por la maana los reporteros saldrnarrastrndose de abajo de tu camisn.

    No uso camisn.Lo que sea; los tendremos a todos encima. Se trata de un caso serio, y quiero que se lo encare

    como tal.Wilson saba ser sentencioso, pero eso era ridculo. Ella se oblig a no decir que saba cun serio

    era el asunto. Si lo haca, l prorrumpira en una tirada sobre las mujeres policas, y tal vez terminaracon un interrogante en cuanto a sus aptitudes, o con alguna nueva crtica sobre su trabajo. Decidi noprestarle atencin, y al mismo tiempo hacerlo callar. Para ello, condujo como una poseda, vol porlas calles, hizo virajes cerrados, serpente por entre el trnsito a ochenta kilmetros por hora. Alprincipio Wilson mantuvo los hombros encogidos y las manos retorcidas en el regazo, y despusempez a usar la sirena.

    Rilker te dio alguna hora tope?No. Haba olvidado llamar a Rilker, maldicin. Si no estaba all, tendra que soportar ms

    andanadas de Wilson.Encendi otro cigarrillo. Fumar era un placer del cual comenz a disfrutar de verdad cuando el

    mdico orden a Wilson que dejase de hacerlo.La reaccin de l fue instantnea.Ests contaminando el ambiente.Ponte una mscara de oxgeno, si no te gusta. Ya te lo dije otras veces.Gracias por recordrmelo. l dese poder fumar cigarros.

  • TCAPTULO 2

    om Rilker contempl las fotos que le mostraban los dos detectives. Su rostro expresabaincredulidad, lo que a Becky Neff casi le pareci temor. No lo conoca de antes, y le sorprendi

    descubrir que era viejo, tal vez de unos setenta y cinco aos. Por la descripcin de su esposo suponaque era un hombre joven. El cabello de Rilker era blanco y esponjoso como lana desmotada; la manoderecha le temblaba un poco, e hizo que las fotos crujiesen entre s. Frunci las cejas, las cejasentrecanas, que se unieron, acentuando la expresin de su rostro.

    Esto es imposible dijo por ltimo. En cuanto habl Becky supo por qu Dick siempre lodescriba como a un joven su voz era la de un hombre de mucha menos edad. Es completamenteincreble.

    Por qu? inquiri Wilson.Bueno, un perro no hara esto. Sera preciso adiestrarlo. Estos hombres han sido desventrados,

    por amor de Dios. Es posible educar a un perro para matar, pero si se quiere que haga esto a susvctimas, habr que educarlo, muy, muy bien, adiestrarlo

    Pero se puede conseguir.Tal vez, con la raza y el perro adecuados. Pero no sera fcil. Haran falta modelos humanos

    con los cuales trabajase el perro, si se quisiera estar seguro.Y qu pasara si se hambreara al animal?Un perro puede comer tejidos musculares Seora, si esto le molestaNo replic Becky con sequedad. Deca que un perro puede comer tejidos musculares.S, pero nunca llegar a destripar a nadie. No es la forma en que se alimentan, ni siquiera en

    estado salvaje.Tom las impresiones de las patas y mene la cabeza. Estas son todas las impresiones?De qu tamao tendra que haber sido el perro? pregunt Wilson. Becky se dio cuenta de

    que sus preguntas se volvan amables, pero insistentes. Sin duda intua que la visin de las fotossometa a Rilker a una considerable tensin. Y en verdad, el rostro del hombre se sonrojaba, y en sufrente aparecan unas gotas de sudor. A cada instante sacuda la cabeza, como para echar hacia atrsun mechn de cabello. La mano temblaba con ms fuerza.

    Un monstruo. Algo grande y veloz, y lo bastante malvolo como para aceptar esta clase deadiestramiento. No todas las razas podran aceptarlo.

    Cules razas?Casi salvajes, perros de trineo, pastores alemanes. No muchas. Y debo decirle que en todos mis

    aos nunca vi nada como esto hecho por perros. Creo que esTom uno de los moldes de impresiones de patas y lo escudri, y luego manose la lmpara del

    escritorio y lo estudi de cerca bajo la luz.Estas no son impresiones de perros.Qu son, entonces?No s. Algo muy extrao.Por qu?Tom Rilker hizo una pausa, y despus habl con exagerada calma.Estas impresiones tienen crculos, como las manos y los pies humanos. Pero se ve a las claras

  • que son impresiones de patas.Alguna clase de animal que no es un perro?Lamento tener que decirle que animal alguno posee impresiones como estas. En rigor, nada las

    tiene. Es decir, nada de lo cual haya odo hablar en cincuenta aos de trabajar con animales. Beckytuvo que decir: Licntropos? Se resign a las inevitables burlas de que ms tarde la hara objetoWilson.

    Cosa sorprendente, Rilker se tom tiempo para desechar la pregunta.No creo que esas cosas sean posibles dijo cuidadosamente.Bien pero lo son o no lo son?Rilker lanz una sonrisa tmida. Becky se dio cuenta de que estaba mostrndose bondadoso. Vio

    el jbilo en los ojos de Wilson. Su compaero hacia un esfuerzo para no estallar en risotadas, elmaldito.

    Yo tampoco creo en los licntropos, seor Rilker dijo Becky. Con franqueza, quera sabersi usted crea.

    Por qu?Porque en caso afirmativo, no tendramos por qu confiar en el resto de lo que nos dice. Dada

    la situacin, parece ser un experto digno de confianza, que acaba de ponernos entre las manos unproblema muy complicado.

    Un problema complicado en qu sentido?Wilson se burl entonces pero de Rilker.Bueno, por empezar, debemos partir del supuesto de que esos dos agentes de polica armados,

    fueron muertos por animales. Bien, esa no parece ser una buena explicacin. Pero tambin debemossuponer que los animales pertenecen a una especie desconocida. Y eso es una explicacin an peor. Yahora, para colmo, debemos creer que esa especie desconocida de animales asesinos de hombres esten libertad en Brooklyn, y nadie sabe nada al respecto. Eso no puedo aceptarlo.

    Los pensamientos de Becky volaban esa nueva teora tapaba agujeros, pero tambin tenaalgunas grandes brechas propias.

    Si eso es as, debemos actuar con rapidez. Brooklyn es muy populoso.Vamos, Becky, basta. Salgamos de aqu. Tenemos nuestro trabajo concreto que hacer.Espere un momento, detective, no s si me agrada su tono. Rilker se puso de pie y acerc

    uno de los moldes a la cara de Wilson. Estas impresiones de patas no las hizo nada de lo cual yohaya odo hablar. Nada en absoluto. Ni siquiera una especie de mono ya pens en eso. Busc atientas el telfono. Llamar a un amigo del Museo de Historia Natural. Y l le dir que estasimpresiones no las hizo ningn animal conocido. Estamos ante algo muy poco comn, tenga la plenacerteza.

    Becky sinti que el corazn se le detena. Wilson haba encolerizado a Rilker. La voz de este seelev mientras sus dedos manoseaban el telfono.

    Tal vez mi palabra no le baste a un polica tan inteligente pero ese tipo del museo es unverdadero experto. l le dir, pedazo de canalla, que tengo razn!

    Wilson movi la cabeza en direccin de la puerta.No necesitamos ayuda de un museo mascull. Becky lo sigui afuera, llevando las fotos

    pero dejando las impresiones, porque Rilker pareca haberse adueado de la caja. La puerta de su

  • oficina se cerr detrs de ellos con un vibrante portazo. Su voz se elev en un chillido frustrado, y secort de golpe.

    Espero que no le hayamos provocado una ruptura de la coronaria dijo Becky cuandovolvieron a la calle.

    Lo hiciste bien, chica dijo Wilson. Si no le hubieses preguntado por los licntropos, noshabra convencido.

    Casi no puedo creer que este sea el Tom Rilker de quin o hablar a Tom. Pero creo que debeestar un poco senil.

    Supongo que s. Dnde estn las impresiones?En la oficina de l. Las quieres? Becky arroj el bolso por la ventanilla del coche.S. Podramos necesitarlas.Muy bien, ve a buscarlas. Wilson lanz un bufido.Conseguiremos ms del distrito Setenta y Cinco. Sabes una cosa?Qu?Se te est corriendo el maquillaje. Ests sudando.Ella rio mientras pona en marcha el coche.Debo admitirlo, George: sabes cmo hacer que una chica se sienta bien. Eso es lo ms bonito

    que me dijiste en todo un ao.Bien eres sabes, cuando tu arreglo personal se desordena, yo lo noto.Muy bueno. Esa es la primera seal de que te ests volviendo humano. Se intern en el

    trnsito, enfilando en forma maquinal hacia la que saba que sera la parada siguiente, la oficina delForense en Jefe. Las autopsias deban iniciarse media hora ms tarde, y ahora resultaba tanto msimportante que estuviesen presentes. Si la autopsia no revelaba alguna causa de las muertes, se veranobligados a llegar a la conclusin imposible: que los asesinos haban sido los perros. Y esa era unaforma muy improbable de muerte de un polica.

    Becky no pudo eliminar el creciente sentimiento de miedo enfermizo que el caso le provocaba. Acada instante imaginaba a los dos policas bajo la llovizna, enfrentando a lo que hubiesen enfrentado,en nombre de Dios y muriendo con el secreto. En ocasiones como esa deseaba que ella Dickpudiesen trabajar ms unidos. l entendera la fuente de sus sentimientos de una manera en queWilson jams conseguira entenderla. Se tomaba sus casos de modo muy personal, ese era uno de suspeores defectos (y tambin la razn de que tuviese xito tantas veces, le pareca), y cada caso laafectaba en forma distinta. Ese, con sus matices de horror le resultara extraordinariamente duro. Losucedido con los dos policas estaba hecho con la materia de las pesadillas

    Ests murmurando.No.Ests murmurando, y te ests volviendo loca.No es cierto! Y ser mejor que cierres la boca.Muy bien, pero te digo que este caso te corroer. De pronto se volvi hacia ella. El

    movimiento la llev a hacer oscilar el coche; tuvo la absurda idea de que estaba por besarla. PeroWilson tena el rostro contrado en una expresin rayana en el dolor. Me est corroyendo a m, poreso lo digo. Quiero decir que no s qu ocurri all, pero me est destrozando los nervios.

    Te asusta, te da miedo qu?

  • l pens un instante, y luego dijo con tono sosegado:Me asusta. Wilson jams haba dicho nada semejante. Becky mantuvo la vista clavada en el

    trnsito, el rostro inexpresivo.A m tambin dijo, si quieres saberlo. Es un caso aterrador. La conversacin exiga

    extrema cautela; Wilson poda estar diciendo la verdad, o bien la incitaba para que revelase susemociones ntimas, para obligarla a admitir que estaba demasiado metida en su trabajo, en una formapoco profesional. Y aunque ella se senta bastante segura en el equipo que formaban ambos, nuncatendra la certeza de que Wilson no hubiese tramado algo para librarse de ella. Y no es que tuvieseimportancia en esos das formaban fila para trabajar con ella, pero, quin sabe por qu, quera queel equipo, siguiera funcionando como hasta entonces. Wilson era difcil de tragar, pero los dos juntoshacan tan bien su tarea, que vala la pena conservarlo.

    Es duro, pero es bueno dijo l de pronto.A qu te refieres?A, nosotros. Ests pensando en nosotros, verdad?Por la forma en que hablaba, habran podido ser dos enamorados.S, as es.Ves?, por eso es bueno. Si no lo fuese, yo no lo habra sabido.Ella hizo una inspiracin profunda.Hemos llegado. Quiz nos enteraremos de que fueron envenenados, y esto volver a

    convertirse en un caso normal.No ser as.Por qu no? No creo que podamos suponer Oh, es claro que los perros comieron los

    rganos, y que no hay perros muertos, y por lo tanto no haba veneno en los rganos, y por lo tantoetctera.

    T lo has dicho, encanto. Entremos a ver como el viejo cara de mono finge ser un maestro desabuesos.

    Oh Wilson, por qu no dejas al pobre hombre en paz. Es tan competente en lo que hace comonosotros en lo nuestro. Todo tu encono contra l es un asunto de personalidades en pugna.

    No es posible. l no tiene una personalidad.La oficina del Forense en Jefe se encontraba alojada en un reluciente edificio moderno, enfrente

    del hospital Bellevue. Esa oficina era en realidad una fbrica de patologa forense, equipada contodos los aparatos y productos qumicos concebibles que pudieran usarse en una autopsia. En eledificio poda averiguarse casi todo lo que era posible saber respecto de un cadver. Y el Forensehaba sido el responsable de la solucin de muchos asesinatos, gracias a su equipo y a sus muyconsiderables aptitudes. Trozos de cabello, gotitas de saliva, fragmentos de esmalte para las uas:todo tena una figuracin destacada en los juicios por asesinato. En una ocasin se obtuvo unacondena sobre la base de una pizca de betn para zapatos dejada en las heridas letales de una mujermuerta a puntapis.

    El Forense en Jefe era un maestro para tales hallazgos. Y si haba algo que encontrar en ese caso,no caba duda de que lo descubrira. l y sus hombres estudiaran los cadveres centmetro acentmetro, sin dejar nada librado a la casualidad. Aun as, ese temor

    Ser mejor que encuentren algo, o este caso me volver loca dijo Becky mientras suban en el

  • ascensor. Era nuevo, y ascendi en silencio, sin darles sensacin alguna de movimiento.Odio este ascensor. Cada vez que me meto en l me asusta como el mismsimo demonio.Imagina lo que sera quedar encerrados en l, Wilson, sin posibilidad de salirCllate! Eso es perverso. Wilson era un tanto claustrofbico, como agregado a su lista de

    neurosis favoritas.Perdn, slo trataba de divertirte.T me dices que soy un hache de pe, pero la parte mala de este equipo eres t. Eso que me

    hiciste fue malvado.Las puertas se abrieron, y ambos salieron para internarse en el olor a desinfectante que

    impregnaba la oficina del Forense. La recepcionista los conoca y les hizo seas de que pasaran. Laoficina increblemente atestada del doctor Evans se encontraba abierta, pero l no estaba all. Lasreglas de la casa establecan que uno no se internaba en el complejo sin escolta, pero como decostumbre, no haba un alma a la vista. Se encaminaron hacia la sala de operaciones cuando larecepcionista grit el nombre de Wilson.

    Tienes un mensaje vocifer la mujer. Llamar a Underwood.Muy bien! Mir a Becky. Underwood me necesita? Por qu diablos me necesita

    Underwood? No recuerdo haber intentado ninguna maniobra para que te despidieran, en los ltimostiempos.

    Quiz lo hiciste y te olvidaste.Ser mejor que llame. Tom el telfono de la oficina de Evans, y disc el nmero del jefe de

    detectives. La conversacin dur un minuto, y por parte de Wilson estuvo compuesta por una seriede s, seor y gracias. Slo quera decirnos que ahora somos un equipo especial, que debemosinformarle a l en forma directa, y que tenemos a nuestra disposicin todo lo que pueda darnos eldepartamento. Nos trasladaremos a una oficina del Cuartel General de Polica, en Manhattan.

    Muy bonito. Nos dan carte blanche, siempre que l reciba una parte de los mritos y alcomisionado lo dejen en paz en su torre de marfil.

    Wilson buf.Escucha, mientras d la impresin de que este caso es solucionable, todos los parsitos, desde

    aqu hasta el Servicio Secreto Blgaro, tratarn de participar de los mritos. Pero espera un poco. Sino lo logramos juntos, nos dejarn solos.

    Vamos a ver la autopsia. No puedo esperar ms. La voz de ella era amarga; lo dicho porWilson no poda ser ms cierto.

    Vamos, vampiro.Camino de la sala de operaciones, Becky anhel que Wilson sacara una botella de algo alcohlico.

    Por desgracia, l beba muy pocas veces, y menos aun cuando trabajaba a menos que losacontecimientos lo exigieran, cosa que a menudo hacan a eso de las seis de la tarde. Pero ahora eranlas seis pasadas.

    Ya crea que no vendran si no se los invitaba gru Evans. Iba hacia la sala de ciruga.Apestaba a jabn qumico, sus guantes de goma chorreaban. O esas reglas no cuentan en lo que serefiere a ustedes?

    Este es el hombre que nos invita a sus casos. Qu en encantador!Slo les dejo los que resultan demasiado fciles como para que yo me moleste con ellos. Y

  • ahora entren, si quieren, pero no servir de mucho. Y les prevengo que son fragantes.Becky pens en seguida en los familiares. De nia, asisti a un funeral en el cual el cadver

    heda pero ahora tena cosas para atenuar el olor, no? Y de cualquier modo, los atades no seranabiertos. Pero sin embargo oh Dios.

    Los dos cadveres yacan sobre mesas quirrgicas, bajo luces implacables. No se vea all nada deldesorden y confusin de la escena en la playa de coches; todo era pulcro y ordenado, salvo loscadveres, que llevaban consigo su violencia y horror.

    A Becky la golpe el sentimiento de puro destrozo; el ataque haba sido tan increblementesalvaje. Y de alguna manera; eso le result tranquilizador. Nada proveniente de la naturaleza podahacer eso. Tena que ser obra de seres humanos; era demasiado horrendo para ser otra cosa.

    El laboratorio forense no encontr nada, aparte de pelos de perro, de rata, y plumas dijo eldoctor Evans con voz suave. Se refera a los resultados del examen del terreno en que se produjeronlas muertes, en la playa de autos. Ningn detritus humano que no perteneciera a las vctimas.

    Muy bien respondi Wilson, pero recibi la informacin como un golpe. No era una buenanoticia. Evans se volvi hacia Becky.

    Vea, estamos a punto de empezar. Qu le parece que har falta para que Wilson se vaya deaqu?

    No es posible. Podra haber algo contest ella.Algo que yo pasara por alto?Algo que viramos nosotros.Pero l no. No ser capaz de soportarlo.No me pasar nada. Usted llaga lo suyo, doctor.No habr una repeticin de la porquera del caso de Custin, detective Wilson. Durante la

    autopsia de Maude Custin, Wilson haba vomitado su almuerzo. La referencia hiri sus sentimientos,pero era demasiado orgulloso para reconocerlo ante Evans.

    Si me afecta, me ir dijo, pero en caso contrario no. Tenemos que estar aqu, y usted losabe.

    Slo quera ayudar, trataba de ser amable.Gracias. Por qu no empieza?Eso estoy haciendo.Evans tom un escalpelo y comenz a tomar una serie de muestras de tejidos. Un ayudante

    prepar portaobjetos con ellos, y los envi al laboratorio. La autopsia avanz con rapidez: habamuy poco, lamentablemente poco, que examinar.

    En lo fundamental, buscamos rastros de veneno, asfixia, cualquier cosa que nos sugiera unaforma de muerte ms plausible declar Evans mientras trabajaba. Eso les parece bien?

    Nos parece muy bien.Bueno, el laboratorio nos lo dir. Miren esto. Levant un agudo diente blanco. Incrustado

    en esa mueca destrozada, ya saben qu significa en verdad qu confirma?El hombre estaba vivo cuando le mordieron la mueca. De lo contrario el colmillo no habra

    sido arrancado.Es cierto, lo cual confirma que este se encontraba decididamente vivo cuando lo atacaron los

    perros.

  • Se produjo un prolongado silencio en la sala. Wilson pareci hundirse dentro de s mismo, sevolvi ms bajo y cuadrado de lo que ya era. Becky experiment una sorda impotencia. A medidaque comenzaban a adquirir formas los vagos contornos de aquello con lo cual se enfrentaban, percibatoda clase de espinosos problemas, el menor de los cuales no sera el simple manejo de la gente. Quhara esta, cuando descubriese que en su seno exista una cosa como esa? Su plcida vida cotidiana, detrabajo, se vera quebrantada de pronto por un nuevo terror, del tipo ms peligroso: lo desconocido.Y si eso puede matar a dos policas sanos, despiertos, armados, los ciudadanos comunes y corrientesse encontraran inermes.

    Creo que ser mejor que vayamos al centro en cuanto lleguen los resultados dijo Becky.Por qu molestarnos en esperar?Para tener la confirmacin, de modo de no dejar cabos sueltos. Convencer de ello a

    Underwood no sera una tarea particularmente sencilla. Ella no quera que hubiesen preguntas sueltassin contestar, que le permitiesen demorar la decisin inevitable: admitir lo que haba matado a lospolicas, acordonar la zona y matar, dentro de ella, a todo lo que se pareciese de alguna manera a unperro salvaje o adiestrado.

    Los dos detectives volvieron a la oficina del forense antes que se completaran las autopsias; nodedicaron ms tiempo del necesario a observar. Wilson se mostr visiblemente satisfecho de poderirse; Becky se alegr de seguirlo.

    Wilson pareca desacostumbradamente callado, casi como castigado.Qu te parece que har Underwood? inquiri ella, nada ms que para romper el silencio.

    Wilson se encogi de hombros.Dos policas han sido muertos por alguna clase de perros. Es una versin bastante endeble, si

    me lo preguntas. No importa lo que se haya confirmado, creo que tenemos que seguir investigando.De una u otra manera descubriremos un verdadero motivo y un verdadero crimen.

    Becky sinti un ramalazo de preocupacin: Wilson no crea en las pruebas?Pero si fueron perros, y si no actuamos con rapidez, podra haber ms muertes. Creo que

    debemos dar eso por sentado. Por cierto que los hechos conducen hacia ese lado.Wilson asinti. Si no hubiese estado segura de que no poda ser cierto, casi habra sospechado que

    Wilson saba acerca del caso algo que ella no conoca. Pero no se haban separado desde que esoocurri, ni por un minuto. Fuera cual fuere la informacin que l posea, tambin la tena ella.

    Sabes? dijo l en voz baja, furiosa, uno nunca deja del todo el vicio de fumar. Si noestuvieras armada, en este momento te golpeara para quitarte los cigarrillos.

    Ella no respondi; miraba ms all de l, hacia la puerta de la oficina. Evans entr llevando unatablilla de anotar.

    El laboratorio dice que podra haber envenenamiento por monxido de carbono como factorsecundario dijo, pero la causa bsica de las muertes fueron las lesiones. Principalmente lagarganta, en ambos casos.

    Monxido de carbono? Esos hombres habran podido morir por efectos de l?En condiciones normales, yo dira que no. Los niveles son muy bajos, apenas residuales. Es

    probable que ustedes mismos tengan ahora un nivel mucho ms elevado, por el slo hecho de venir encoche hasta aqu. Pero es, en todo sentido, lo nico anormal que encontramos en los hombres.

    Habra podido ser ms alto cuando los mataron, y disiparse luego?

  • No es probable. Los tipos funcionaban de manera normal cuando los atacaron. Y eso es lonico que hay.

    Wilson pareci enormemente aliviado; y en ese momento Becky no entendi con exactitud porqu.

    El Forense en Jefe dej la tablilla.Es tan extrao como el que ms declar, el caso ms extrao en que haya trabajado en toda

    mi carrera.Por qu? Wilson trat de hablar con despreocupacin, y no lo logr.Bien, se supone que fueron muertos por perros, no es as?Los detectives asintieron como mellizos; en su fuero interno, a Becky le divirti la similitud del

    gesto. Se pregunt qu los una de tal manera. Dios saba que no se lo poda llamar amor.Los perros tienen que haber sido muy poco comunes. Su modo de ataque fue sumamente

    inteligente. Slo atacaron cuando DiFalco intent extraer el arma.Y qu?Y cundo oyeron hablar de un perro lo bastante listo para aferrar la mueca de un hombre, de

    modo de impedirle que saque su arma? La respuesta es: nunca. Los perros no piensan de esa manera.No saben qu demonios son las armas.

    Quiz, y quiz no.Oh, vamos, no lo saben. Si se apunta una pistola a la cabeza de un perro, no sucede nada. Por

    cierto que no tratar de defenderse. Quin oy hablar de perros que trabajasen de ese modo?Fue una coincidencia afortunada. El perro se lanz hacia el movimiento de la mano, y no para

    impedir que llegara al arma. Creo que eso podemos darlo por supuesto. Wilson tom el telfono.Voy a llamar a Underwood para decirle que vamos hacia all. Su Seora nos aguarda.

    Wilson, trate de no contrariarlo. Corre el rumor de que es el candidato al gran puesto. Suprximo comisionado.

    Wilson disc.Por lo que puede importarme Hace por lo menos diez aos que figuro en la lista de ascensos.Becky se sorprendi al escuchar que su compaero lo admita. Su incapacidad total para manejar

    la poltica del departamento haba determinado la imposibilidad de su ascenso por encima del rangode teniente detective. No importaba la magnitud de sus logros; aunque un buen trabajo contabamucho en la arrebatia por los cargos superiores, las influencias y adulaciones contaban ms. Y en elcaso de Wilson, no slo no trataba de adular, sino que la gente tena miedo de permitirle siquiera quelo intentase. A un tipo como ese no se lo deja meterse en la delicada poltica del Departamento dePolica. En cualquier momento, an sin quererlo, descubrira algn escndalo y pondra en aprietos atodo el mundo.

    Eso lo converta en un compaero superior algo menos que ideal. Los personajes importantes nohabran vacilado en promover a Becky pasando por encima de Wilson. Slo que eso no se haca amenos de que el superior fuese en todo sentido incompetente y en ese caso no era as. De modoque Becky tendra que seguir siendo sargento detective hasta que ella o Wilson se pudrieran, o hastaque la trasladaran, cosa que el departamento jams hara. Slo el propio Wilson, en su sabidura,podra pensar en algo por el estilo. Y en ese momento, tambin ella odi la idea; era muy fcil que ellosignificase ser apartada de la accin, llevada de vuelta a la oscuridad de una tarea ms tpica de una

  • polica femenina.Wilson mascull en el telfono, us unos pocos monoslabos. Inform al jefe de detectives de que

    iran, con tan poca gracia como habra informado al intendente de su edificio acerca de un inodorotapado.

    Un viento norte hmedo, que haca tiritar, los golpe cuando salieron. La fra llovizna de daspasados ceda por fin su turno a la primera mordedura helada del invierno. Eran las siete y media, yya estaba oscuro. La calle Treinta estaba silenciosa, y el viento ruga entre los esqueletos de rbolesdesnudos, de uno a otro extremo de la calle. Unos pocos peatones pasaban presurosos, y en laQuinta Avenida se podan ver muchas figuras ms, en medio de las luces relampagueantes y lasformas de los coches que avanzaban con lentitud hacia el centro. Becky mir a las personas conquienes se cruzaron camino de su vehculo, contempl los rostros grises, inexpresivos, pensando enla vida que se ocultaba detrs de esas caras, y que muy pronto ella y Wilson diran al jefe dedetectives algo que afectara a esas vidas.

    En el trabajo policial se adquiere poco a poco cierta distancia respecto de quienes no son policas.La gente de afuera tiene un concepto tan limitado de lo que una hace en realidad, que tanto dara queno supiesen nada. Slo ven los titulares, la interminable propaganda de los peridicos. Se informaacerca de los delitos, pero no de su solucin. Como consecuencia de ellos, las personas a quienes unaconoce fuera de la fuerza la consideran una incompetente.

    Usted es polica? Por qu no sacan de las calles a los asaltantes? Nunca veo a un polica en lacalle. Me pareca que para eso les pagaban.

    Y entonces una vea a la misma persona muerta en alguna parte, vctima del delito mismo del cualdijo que no se la protega. Y la sacude a una darse cuenta de que no podr proteger a todos, que sutrabajo no har que el mundo resulte muchsimo ms seguro. Una existe para mantener la vida en pie,no para producir el milenio. Y cuando conoce los increbles sufrimientos y degradaciones, empieza adarse cuenta de la verdad de eso. Tarde o temprano los malhechores y las vctimas se funden en unasola, desdichada, ensangrentada masa de cuerpos quejumbrosos y retorcidos, y de ojos vidriosos porel miedo. Un asesinato tras otro aparece ante una, todos con su srdida historia de vidas fracasadas

    Y entonces se tropieza con algo como eso. No tiene sentido, la asusta a una. Existe laescalofriante sensacin de que ha sucedido algo errneo, pero no sabe muy bien qu. Ansasolucionar el crimen, porque las vctimas eran sus colegas. Los cuerpos retorcidos eran de adentro,del mundo real del departamento, no del caos que se arremolina afuera.

    Por lo general no hay misterios en la muerte de un polica. Golpea a una puerta y un drogadicto lohace volar en pedazos. Le grita Alto! a un chico que sale corriendo de una tienda de venta debebidas alcohlicas, y recibe una bala en la cara. As mueren los policas, de pronto y sin misterios.Muerte en cumplimiento del deber poco frecuente, pero sucede.

    Aqu est el coche dijo Wilson. Becky haba seguido de largo; demasiado absorta en suspensamientos. Pero se introdujo, guio maquinalmente bajo la lluvia cada vez ms intensa, escuchandoel tamborileo en el techo, el viento que pasaba suspirando por las ventanillas cerradas, sintiendo lapenetrante humedad sucia de la tarde.

    El cuartel central estaba oscuro y gris, como un negro monumento erguido en la tormenta. Sedetuvieron en el garaje, debajo del edificio, en la sbita inundacin de luces fluorescentes, el chillidode frenos y neumticos cuando maniobraron y encontraron un lugar de estacionamiento en la zona

  • destinada a la Divisin Homicidios.Underwood no estaba solo en su oficina. Lo acompaaba un joven de traje de polister y

    redondos anteojos sin montura. Por un instante, Becky record a John Dean; despus el rostro selevant y desapareci la impresin de adolescencia: los ojos del hombre eran fros, su rostro msdelgado de lo que habra debido ser, sus labios apretados en una lnea seca.

    Buenas tardes dijo Underwood con rigidez, levantndose a medias detrs del escritorio;este es Kupferman, ayudante del fiscal de distrito. A continuacin present a Neff y Wilson. Losdos detectives acercaron sillas; esa sera una sesin de trabajo, y no haba tiempo para formalidades.

    Becky se afloj en el cmodo silln de cuero que Wilson aproxim para ella. La oficina del jefeera todo cuero y artesonados; pareca una lujosa biblioteca particular sin libros. De la pared colgabanescenas de caza, una araa de peltre penda del cielo raso. La impresin era de sosegado mal gustouna especie de sutil burla inintencionada del dueo contra s mismo.

    Adelante dijo Underwood. Dije a los peridicos que esta noche haramos una declaracin.Acert?

    S repuso Wilson. Mir al ayudante del fiscal. Est mascando. Tiene goma? El hombretendi un paquete de goma de mascar sin azcar. Gracias. Se supone que no debo fumar.

    Quiero saber si averiguaron algo acerca de esos tipos, que justifique que intervengamos en elasunto dijo el ayudante del fiscal.

    As que estaba all para eso. Era el perrito guardin del fiscal de distrito, enviado a husmear algunafechora del departamento. Tal vez los dos policas eran corrompidos, sera el pensamiento, y tal vezpor eso los mataron.

    No hay nada de eso respondi Wilson. Esos hombres estaban en la Escuadra de Autos, noen Narcticos. NO se encontraban metidos en nada.

    Los pensamientos de Becky volaron hacia su esposo Dick, a la divisin Narcticos. Con lamisma velocidad borr los pensamientos, los llev de vuelta a la conversacin.

    Qu la haca preocuparse tanto por Dick, en especial en los ltimos tiempos? No podapermitirse pensar en ello en ese momento. Con tanta firmeza como pudo, se concentr en elproblema que tenan entre manos.

    Est seguro?No hemos investigado ese aspecto intervino Becky. Acabamos de establecer una causa de

    muerte.Se vea a las claras que esa era la parte que deseaba conocer Underwood. Se inclin hacia adelante

    e hizo un leve movimiento de atraer algo hacia s.Fueron los perros dijo Wilson con voz monocorde.Oh, no, no puede decirme eso! No admito esa explicacin!Es la verdad, hasta donde sabemos. Fueron muertos por perros.Cuernos, no. Es en todo sentido inaceptable. No har figurar eso en ningn comunicado de

    prensa. Que lo haga el maldito comisionado, es su responsabilidad.La forma en que comenz a retroceder habra sido graciosa si no fuese tan triste. Los haba citado

    all en la esperanza de obtener un poco de gloria cuando solucionaran el crimen; pero ahora que tenaese aspecto, no se mostraba tan ansioso por vincularse con el caso. Que el comisionado le dijese almundo entero que un par de policas armados se haban dejado matar por unos cuantos perros. Por

  • cierto que Underwood no lo hara.Nosotros no lo creamos dijo Becky, pero Evans est seguro. Lo nico fuera de lo comn

    fue un poco de monxido de carbono residualMonxido de carbono! Eso es incapacitante! Entonces tiene un poco de sentido, los tipos

    estaban desvanecidos. Ahora vamos mejor, por qu no empezaron por ah? Mir un instante aWilson, con furia. Esto es un cambio crucial. El forense dijo cmo lo recibieron?

    Del ambiente intervino Wilson. No tiene importancia. Es probable que en la sangre deusted haya ahora mismo niveles ms altos.

    Alguien revis el coche de ellos, investig si el sistema de escape era defectuoso?Wilson rio, con un ruidito burln del fondo de la garganta. Becky dese que no lo hubiese hecho.El tenor de CO no era lo bastante elevado.Pero es una posibilidad, hombre! Si puedo usar ese argumento, no tendr que atribuir este

    caso a Lo Inexplicado. Piense en lo que estamos enfrentando aqu! Policas asesinados por perros.Es estpido. Es malo para el departamento, hace que los hombres parezcan un hato de escolares, quese dejan matar por unos cuantos cuzcos. No se les puede decir a los peridicos, s, aqu hay un parde estpidos que fueron muertos por unos perros, ni siquiera fueron capaces de defenderse. Nopuedo hacer una declaracin como esa.

    Por lo cual intentar que la haga el comisionado. No quiere que lo vinculen con el asunto.Es responsabilidad de l, detective. Y me parece que su actitud no me gusta!Gracias.Los ojos del jefe taladraron el rostro impasible de Wilson.Qu significa eso?Gracias. Ni ms ni menos. Le dije todo lo que s acerca de este caso. Deme un par de das ms,

    y un poco de suerte, y sabr ms. Por lo que respecta a la causa de la muerte, parecen haber sido losperros. Debo decirle que eso me gusta tan poco como a usted. Pero as son los hechos. Si quiere haceruna declaracin a la prensa, tiene que ser esa.

    Un cuerno. Fue el monxido de carbono. Es preciso que haya sido eso. Y eso es lo que dir.Ha sopesado las consecuencias, seor? interrog Becky. Ella lo haba hecho, y la

    declaracin que pensaba hacer Underwood era un grave error, e inclusive un error peligroso.Cmo por ejemplo?Bien, si los hombres estaban conscientes y todos sabemos que es probable que lo estuvieran

    , significa que ah afuera hay algo muy peligroso. Algo de lo cual el pblico debera tenerconocimiento, y la polica adoptar medidas para eliminarlo.

    S, pero eso no es un problema, porque pienso ordenar que limpien de perros salvajes elmaldito vaciadero.

    Enviar a la Fuerza de Patrulla Tctica y lo limpiar. No habr otro problema por el estilo, noimporta cmo hayan eliminado esos perros a DiFalco y Houlihan. Aunque estos estuvieranconscientes, no tiene importancia, porque maana a esta hora los perros estarn muertos. Dir quelos agentes sufrieron envenenamiento por monxido de carbono, que fueron atacados por los perrosmientras se hallaban inconscientes o semiconscientes. Carraspe. Les parece bien?

    La declaracin es suya, jefe respondi Wilson.Muy bien, no hagan ni digan nada para contradecirla, entienden? Resrvense sus problemas

  • para ustedes. Y a partir de este momento quedan excluidos del caso.Becky se sinti atnita. Eso jams les haba ocurrido hasta entonces; la gente siempre toleraba a

    Wilson, lo soportaba. El ser excluidos de ese caso era un golpe para su prestigio, y para el de ella.Habra podido darle de puntapis por su maldita terquedad.

    Eso no durar, Underwood dijo Wilson con tranquilidad. Puede expulsarnos, y puedehacer cualquier condenada declaracin que le parezca, pero a la larga se ver en aprietos. Eso noterminar tan fcil.

    Un cuerno no terminar. Espere, y lo ver.All ocurri algo muy raro.Nada que la Fuerza de Patrulla Tctica no pueda solucionar. El rostro se le cubra de

    manchas; el asunto era casi demasiado para l. Nada que nosotros no podamos solucionar! Nocomo ustedes! Parece como si los dos no pudieran armar este caso! Perros Pero si es ridculo! Nisiquiera es una buena excusa, y, menos an una solucin. Aqu tengo a la condenada ciudadpidindome una solucin a gritos, y ustedes me vienen con esas mierdas! De pronto mir a Beckycon furia. Y otra cosa, querida. He odo rumores acerca de su dulce maridito. Ese fiscal de distritotendra que investigar un poco a la familia Neff, en vez de tratar de encontrar no s qu clase devnculos con el delito organizado para descubrir el motivo que tuvieron los asesinos de DiFalco yHoulihan. Aqu mismo tenemos a la esposa de un polica corrupto o es un asunto de familia,encanto?

    El ayudante del fiscal mantuvo los labios apretados, contemplando, como una estatua, laalfombra oriental. Ante las palabras del jefe, toda la habitacin pareci oscilar; Becky sinti que lacabeza se le comprima, que la sangre se le agolpaba, que el corazn le tamborileaba. Qu insinuaba,por Dios? Dick estaba metido en los? Saba que ella misma era una polica honesta. Y Dick tenaque serlo tambin. Como Wilson. Tena que ser tan honrado como Wilson.

    Si considera que somos incompetentes dijo Wilson con voz tranquila, por qu noconvoca una Junta Investigadora? Presente sus hechos.

    Cllese y salga de aqu. De ahora en adelante, esto lo manejarn sus oficiales superiores.Eso significa que habr una junta?Cllese y salga!.Salieron, porque hasta Wilson se dio cuenta de que la reunin haba terminado.Me voy a casa dijo Becky a su jefe cuando el ascensor descendi hacia el garaje. Quieres

    que te deje en alguna parte?No. Voy a ir al Barrio Chino, a cenar. Te ver por la maana.Hasta luego.El da haba terminado. Otro da encantador en la vida de una mujer polica.El trnsito era denso, y cuando lleg a su casa haba perdido el noticiero de la noche. No

    importaba, la declaracin del jefe no saldra al aire hasta las once.Cuando lleg al pisito del East Side superior, Becky vio con desilusin que Dick no estaba.

    Maquinalmente, hizo funcionar el contestador telefnico. La voz de Dick dijo que llegara a eso de lastres de la maana. Magnfico. Una noche solitaria, cuando una ms la necesitaba.

    A las once apareci el jefe con su lacnica declaracin: monxido de carbono, perros salvajes,liquidacin de perros por la Fuerza de Patrulla Tctica, caso cerrado en un da.

  • Cerrado, un cuerno, pens ella.

  • MCAPTULO 3

    ike ODonnell odiaba esa parte de su jornada cotidiana. Las calles de all eran hoscas, peligrosasy desiertas. Las aberturas de los edificios en ruinas exhalaban el hedor de la podredumbre

    hmeda y de la orina. A ODonnell le agradaban los gentos afanosos de varias calles ms all, perocon el dinero que reuna un ciego no era posible tomar un taxi para cruzar esas zonas; era precisocaminar. A lo largo de los aos el mortfero silencio haba crecido como un cncer, y reemplazado elruidoso y amable clamor que Mike recordaba de su infancia. Ahora todo era casi como eso, salvo lamanzana en que Mike viva con su hija, y la cercana a la estacin del subterrneo, a veinte minutos decaminata.

    Esos veinte minutos siempre eran malos, y empeoraban cada vez ms. A lo largo del trayectohaba encontrado a drogadictos, asaltantes, pervertidos toda clase de residuos humanos. Ysobreviva. Que lo asaltaran. Qu poda perder, unos pocos dlares? Slo una vez fue golpeado deveras, por unos jovencitos, chicos, en verdad. Apel a la masculinidad de ellos, los avergonz y loshizo abandonar su plan de torturarlo en uno de los edificios desocupados.

    Mike era recio y flexible. Sesenta aos de ceguera en el Bronx no le dejaban otra alternativa. El ysu querida hija vivan de la caridad, de la ayuda pblica. Ella era una buena muchacha, con mal gustoen materia de esposos.

    Dios sabe, la clase de hombres olan a colonia y a pomada para el cabello, se movan por eldepartamento como gatos, voces que pronunciaban cada palabra con acento burln actores, decaella. Y ella era actriz, deca Busc a tientas su camino con el bastn, tratando de expulsar susproblemas de la mente, sin deseos de llevar sus sentimientos a casa, de iniciar una discusin.

    Y entonces escuch un ruidito que le hizo erizar los pelos de la nuca. No pareca del todohumano, pero qu otra cosa poda ser? No perteneca a un animal demasiado semejante a una voz,demasiado poco parecido a un gruido.

    Hay alguien ah?Se escuch de nuevo el sonido, adelante y abajo. Intuy una presencia. Haba alguien all, en

    apariencia agazapado contra el suelo.Puedo ayudarlo? Est herido?Algo se desliz por el pavimento. En el acto el extrao sonido se repiti en otros puntos: detrs,

    en los edificios abandonados, a su lado, en la calle. Hubo una sensacin de un lento movimiento quelo rodeaba.

    Mike ODonnell levant el bastn, comenz a llevarlo hacia atrs para lanzarlo hacia adelante. Lareaccin fue instantnea; la muerte de Mike ODonnell lleg tan de repente, que slo pudo registrarasombro.

    Trabajaron con eficiencia ya practicada, arrastraron el cuerpo hasta el edificio abandonado,mientras la sangre todava sala palpitante de la garganta. Era un cuerpo pesado y viejo, pero ellosestaban decididos, y eran seis. Trabajaron en una carrera contra el tiempo, contra el omnipresentepeligro de ser descubiertos en un momento vulnerable.

    Mike ODonnell no haba entendido cun completamente fue abandonado el vecindario en losltimos aos, dejado por todos, menos los drogadictos y otros desechos humanos, y quienes sesentan atrados hacia l a causa de sus debilidades. Y ahora Mike ODonnell se una a los

  • innumerables cadveres que se pudran en los stanos abandonados y entre los escombros delvecindario desierto.

    Pero en ese caso exista una pequea diferencia. Tena un hogar, y su falta se adverta. La hija deMike estaba frentica. Volvi a discar el nmero del Faro para los Ciegos.

    No, no haban visto a Mike, no se present a cumplir con sus tareas. Ya haban transcurrido seishoras y ella no quera perder ms tiempo. Su llamado siguiente lo hizo a la polica.

    Como por lo general las personas desaparecidas aparecen por s mismas, o no se las ve ms, elDepartamento de Polica no reacciona en el acto ante un nuevo informe en ese sentido. Por lo menossi no se refiere a un nio o a una joven que no tienen motivos para salir de su casa, o, como en el casode Mike ODonnell, a alguien que no abandonara en forma voluntaria la escasa seguridad ycomodidades con que cuenta en el mundo. De manera que el caso de Mike ODonnell era especial, yrecibi atencin. No en proporcin abrumadora, pero s la bastante para hacer que se le destinara undetective. Se hizo circular una descripcin de Mike ODonnell, y se le dedic una atencin algo msque rutinaria. Alguien interrog inclusive a la hija el tiempo suficiente para trazar un mapa del posibletrayecto de Mike, desde el departamento hasta la estacin del subterrneo. Pero el caso no avanzms all; no apareci cadver alguno, la polica le dijo a la hija que esperase, que no abandonara lasesperanzas. Una semana ms tarde le dijo que abandonase toda esperanza, que ya no se lo hallara.Era probable que en algn lugar de la ciudad el cadver estuviese pudrindose, eficaz ycompletamente escondido por quien lo haba matado. Con el tiempo, la hija de Mike ODonnellaprendi a aceptar la idea de su muerte, a tratar de reemplazar el espantoso e incierto vaco con elconsuelo de la certidumbre. Hizo todo lo posible, pero en verdad, slo lleg a entender que su padrehaba sido devorado por la ciudad.

    Durante esas semanas. Neff y Wilson trabajaron en otras misiones. No oyeron hablar del casoODonnell; investigaban otro asesinato, encerrados en la interminable y srdida rutina de Homicidios.La mayora de los delitos no son menos vulgares que la gente que los comete, y a Wilson y Neff nose les asignaban, en esos das, los casos interesantes o dramticos. Y no se trataba de que los hicierana un lado, pero corra el rumor de que el jefe de detectives no estaba precisamente enamorado deellos. El jefe saba que a ellos no les agradaba su forma de manejar los asesinatos DiFalco/Houlihan, yno quera que se lo recordaran, ante todo porque a l le gustaba menos que a ellos. Era un hombre,ms prosaico que ellos, y le preocupaban ms sus posibilidades de ser designado para el cargo deComisionado de Polica que seguir teoras extravagantes, en punto de lo que le pareca,autnticamente, un accidente ms extravagante an.

    De forma que los dos detectives fueron apartados de los grandes casos, eficazmente enterrados enla enorme magnitud del Departamento de Polica de la Ciudad de Nueva York.

    Las primeras palabras que Becky Neff escuch sobre Mike ODonnell provinieron del forense.Cre que ustedes dos se haban jubilado dijo por telfono. Tienen algn caso difcil?Lo de siempre. No mucha accin. A su lado, Wilson enarc las cejas. El telfono del

    escritorio de ella no sonaba con mucha frecuencia; una conversacin extensa, como esa, resultabainteresante.

    Aqu tengo un problema, y me gustara que le echaran un vistazo, lo antes posible.El jefeY qu, hagan una pausa para beber un caf. Suban. Creo que esto podra ser lo que estaban

  • esperando.Qu le pasa? interrog Wilson en cuanto ella dej el aparato.Tiene un problema. Piensa que podra interesarnos.El jefeAs que dijo que hiciramos una pausa para beber un caf, y subiramos a verlo. Creo que es

    una buena idea.Se pusieron los abrigos; afuera, la tarde de diciembre era luminosa, tempestuosa, y el viento fro

    que contorneaba los edificios traa consigo una feroz mordedura. En rigor, el fro era tan intenso desdehaca tres das, que ni siquiera se vean muchos vehculos en la calle. Los atascamientos habituales dela tarde haban desaparecido, reemplazados por una salpicadura de taxis y mnibus, con grandespenachos de humo de los escapes condensados por detrs. El forense haba hablado concircunspeccin en el telfono, saboreando sin duda el poco de dramatismo que pudiese haber en elasunto.

    No hablaron mientras el coche volaba por la Tercera Avenida. En las ltimas semanas Wilson sehaba vuelto ms taciturno que de costumbre; a Becky eso le vena bien. Tena suficientes problemaspropios, y no necesitaba escuchar las quejas de l. El ltimo mes con Dick fue tormentoso, henchidode dolores y de revelaciones inesperadas. Ahora saba que Dick reciba dinero bajo cuerda. Cosaextraa, el dinero no provena de los narcticos, sino del juego. Haca un ao, ms o menos, sigui lapista de una red de traficantes de herona hasta un casino de juegos ilcitos. El padre de Dick seencontraba internado en un sanatorio, y l estaba cansado de las cuentas del trfago. Detuvo a lostraficantes, pero dej en paz el establecimiento de juego por unos cuantos miles de dlares.

    Es juego argument. Qu demonios, ni siquiera se lo debera calificar como delito. Perocomo lo era, tanto daba permitiese que le pagara los seiscientos mensuales que le costaba su padre.Por Dios, hasta era posible que ahorrasen lo suficiente para alquilar un departamento decente, uno deesos das. Le dola ver que pasara eso con Dick. La verdad es que le hizo reproches, pero no trat deimpedrselo, y no lo denunci. Ni lo hara. Pero Dick era un polica corrompido, lo nico que ella jurque jams sera, lo nico que jur que nunca le permitira ser a l. Bien, Dick no le haba pedidopermiso.

    Siempre supuso que jams cedera a las tentaciones tan comunes en la fuerza policial y tambinl lo jur. Pero cay, y al no impedrselo, tambin ella. Y ahora rean, ninguno de los dos dispuestoa enfrentar el motivo verdadero de su clera. Habran debido tener la valenta de detenerse; por elcontrario, dejaron que las cosas siguieran. Se desilusionaron el uno al otro, y eso los amargaba.

    Los amargaba lo bastante como para pasar cada vez ms tiempo separados. A menudo pasabandas entre una y otra velada compartida, o entre desayunos monosilbicos. Antes programaban sushorarios de modo que coincidieran; ahora lo hacan de manera que se mantuviesen separados. O almenos, por lo que se refera a Becky, dej de esforzarse con sus horarios. Aceptaba lo que le daban,y los horarios extraordinarios venan al pelo. A la larga habra un enfrentamiento, pero no ahora, nohoy Hoy ella iba a la oficina del forense, para intervenir en otro caso, quizs algo en verdadinteresante por primera vez en demasiado tiempo.

    Evans los esperaba en la zona de recepcin.No se quiten los abrigos les dijo vamos a las cmaras fras.Eso significaba que los restos se encontraban en avanzado estado de deterioro. La oficina del

  • forense tena un claustrofbico compartimiento de refrigeracin, con espacio suficiente para tresmesas quirrgicas y unas pocas personas apretujadas. Los ojos de Wilson vagaron mientras recorranel pasillo impregnado de olor a desinfectantes, en direccin de la sala de refrigeracin; su claustrofobiaestaba de parabienes. Ms de una vez le coment a Becky que la refrigeradora, figuraba en suspesadillas.

    Otra vez un asunto rudo coment el forense. Yo slo los llamo cuando tengo unaverdadera carnicera. Espero que no les moleste. Tal vez Evans careca de buen gusto, o quiz fueseun intento de bromear. Becky no se molest en rer; en cambio, hizo una pregunta: Qu vamos aver?

    A tres personas que la polica encontr muertas, muy descompuestas. Los hizo pasar a lasala de refrigeracin, brillantemente iluminada, y cerr la puerta tras ellos. No tuvo necesidad de decirnada ms; se vea a las claras que los cuerpos haban sido atacados del mismo modo que DiFalco yHoul