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El dibujo en las investigaciones forenses sobre niños víctimas de abuso sexual 1 Marcia Sue Cohen-Liebman Las investigaciones forenses requieren de una metodología precisa y definida, tanto en relación al proceso como al procedimiento. La teoría y la práctica del arte terapia se han incorporado a las investigaciones forenses estos últimos años. (Cohen-Liebman 1994, 1997, 2002; Gussak y Cohen-Liebman, 2001). Esta integración nació gracias a que los terapeutas de arte demostraron el valor del Arte Terapia para aquellos que deben evaluar una petición legal (Smart, 1986), a la vez que éste ha probado ser notoriamente confiable en el contexto forense. Los terapeutas de arte participan como expertos en el ámbito forense y presentan material de evidencia, en forma de dibujos, ante tribunales civiles y criminales (Cohen-liebman, 1994; Levik, Safran y Levine, 1990; Lyons, 1993, Reckert, 1996). Por lo demás, el dibujo es admitido como evidencia en juicios de abuso sexual infantil (Malchiodi, 1990). Las ventajas intrínsecas del dibujo en las entrevistas indagatorias de niños son un tema de reciente exploración (Cohen- Liebman, 1999, 2002), así como la utilidad del dibujo como material judicial (Cohen-Liebman, 1995, 2002). Investigaciones forenses Las investigaciones forenses son esfuerzos indagatorios que merecen una búsqueda cuidadosa y rigurosa. Las evaluaciones forenses son muy diferentes a las evaluaciones propias de la salud mental. Los procedimientos sustentan una orientación psico-legal y son dictaminados por una práctica restringida. Los investigadores forenses adhieren a estándares específicos cuando éstos facilitan el proceso investigativo. Las conclusiones de los estudios empíricos guían e informan la práctica de la entrevista forense (Reed, 1996). Algunas organizaciones nacionales han publicado pautas para la evaluación de niños presuntamente abusados (Academia Norteamericana de Psiquiatría Infantojuvenil, 1990; Sociedad Profesional Norteamericana para Niños Víctimas de Abuso Sexual, 1990). El componente central de una investigación sobre abuso sexual infantil es la entrevista a la presunta víctima, por un entrevistador calificado, especialista en niños o un oficial judicial. Frecuentemente, las entrevistas de este tipo se realizan en centros 1 Traducción libre de Capella, C., Escala. C. y Núñez, L., docentes Curso de Actualización de Post título Intervención Psicoterapéutica con niños y niñas que han sido víctimas de agresiones sexuales: Profundización en el uso de técnicas (curso impartido en el mes de Enero del año 2009 en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile). Texto original: COHEN-LIEBMAN, M.S. (2003). Drawings in forensic investigations of child sexual abuse. En: MALCHIODI, C. (ED). Handbook of art therapy. New York: The Guilford press.

El Dibujo en Lo Forense (Cohen)

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El dibujo en las investigaciones forenses sobre niños víctimas de abuso sexual1

Marcia Sue Cohen-Liebman

Las investigaciones forenses requieren de una metodología precisa y definida, tanto en relación al proceso como al procedimiento. La teoría y la práctica del arte terapia se han incorporado a las investigaciones forenses estos últimos años. (Cohen-Liebman 1994, 1997, 2002; Gussak y Cohen-Liebman, 2001). Esta integración nació gracias a que los terapeutas de arte demostraron el valor del Arte Terapia para aquellos que deben evaluar una petición legal (Smart, 1986), a la vez que éste ha probado ser notoriamente confiable en el contexto forense. Los terapeutas de arte participan como expertos en el ámbito forense y presentan material de evidencia, en forma de dibujos, ante tribunales civiles y criminales (Cohen-liebman, 1994; Levik, Safran y Levine, 1990; Lyons, 1993, Reckert, 1996). Por lo demás, el dibujo es admitido como evidencia en juicios de abuso sexual infantil (Malchiodi, 1990). Las ventajas intrínsecas del dibujo en las entrevistas indagatorias de niños son un tema de reciente exploración (Cohen-Liebman, 1999, 2002), así como la utilidad del dibujo como material judicial (Cohen-Liebman, 1995, 2002).

Investigaciones forenses Las investigaciones forenses son esfuerzos indagatorios que merecen una búsqueda cuidadosa y rigurosa. Las evaluaciones forenses son muy diferentes a las evaluaciones propias de la salud mental. Los procedimientos sustentan una orientación psico-legal y son dictaminados por una práctica restringida. Los investigadores forenses adhieren a estándares específicos cuando éstos facilitan el proceso investigativo. Las conclusiones de los estudios empíricos guían e informan la práctica de la entrevista forense (Reed, 1996). Algunas organizaciones nacionales han publicado pautas para la evaluación de niños presuntamente abusados (Academia Norteamericana de Psiquiatría Infantojuvenil, 1990; Sociedad Profesional Norteamericana para Niños Víctimas de Abuso Sexual, 1990). El componente central de una investigación sobre abuso sexual infantil es la entrevista a la presunta víctima, por un entrevistador calificado, especialista en niños o un oficial judicial. Frecuentemente, las entrevistas de este tipo se realizan en centros

1 Traducción libre de Capella, C., Escala. C. y Núñez, L., docentes Curso de Actualización de Post título Intervención Psicoterapéutica con niños y niñas que han sido víctimas de agresiones sexuales: Profundización en el uso de técnicas (curso impartido en el mes de Enero del año 2009 en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile). Texto original: COHEN-LIEBMAN, M.S. (2003). Drawings in forensic investigations of child sexual abuse. En: MALCHIODI, C. (ED). Handbook of art therapy. New York: The Guilford press.

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multidisciplinarios, que promueven la colaboración entre organismos y la cooperación de equipos, en un esfuerzo para evitar la multiplicación de entrevistas, al mismo tiempo que optimizar la información entregada por el niño (Cohen-Liebman, 1999, Davies y otros, 1996; Sheppard y Zangrillo, 1996; Sorenson, Bottoms y Perona, 1997). Las entrevistas indagatorias, a menudo, deben seguir una pauta; sin embargo, las distintas comunidades suscriben pautas o protocolos diferentes para la entrevista (Bourg y otros, 1999; Carnes, Wilson y Nelson Gardell, 1999; Davies y otros, 1996; Myers, 1998; Poole y Lamb, 1998; Reed, 1996; Sorenson y otros, 1997; Juille, Hunter, Joffe y Zaparniuk, 1993). Algún componente de las pautas puede variar, sin embargo el contenido es equivalente, no sólo dentro del país sino también en el extranjero (Cheung, 1997; Cohen-Liebman, 1999; Davies y otros, 1996; Monteleone, 1996; Poole y Lamb, 1998). En los últimos años, se han realizado estudios sobre las técnicas de entrevista, como también de una mejor metodología para las entrevistas indagatorias. Un procedimiento civil, como la custodia de los hijos, puede requerir de la pericia de los evaluadores forenses, encargados por el tribunal de realizar una evaluación neutral y objetiva. El proceso puede incluir a los padres (o guardadores) y al niño (niños) motivo del litigio. El objetivo de un proceso ordenado por el tribunal es ayudar a los miembros del tribunal en la toma de decisiones, entregando información objetiva y opiniones fundadas (Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil, 1990). El experto está encargado, esencialmente, de la tarea de explicar los descubrimientos conductuales y psicológicos obtenidos, en un lenguaje que sea apropiado para el tribunal y provechoso en el proceso de toma de decisiones. Es necesario que el profesional tenga una formación especializada, como también esté familiarizado con las leyes del estado (Asociación N.A. de Psicología, 1994).

Arte Terapia forense

El arte terapia forense se está convirtiendo en una especialización dentro del Arte Terapia, al extender la aplicación práctica de su campo más allá del tradicional ámbito de la evaluación y el tratamiento (Cohen-Liebman, 1997). El arte terapia forense integra la práctica y la teoría del arte terapia en un contexto legal, con el procedimiento y el protocolo forense clásicos. Se usa para la investigación de los hechos y está, más bien, en el orden de la investigación que en el de la intervención (Cohen-Liebman, 1997, 2002; Gussak y Cohen-Liebman, 2001). El arte terapia forense usa la expresión creativa en la obtención de información pertinente, con propósitos de búsqueda de datos e investigación; también ayuda a la solución de materias legales que se encuentran en litigio (Gussak y Cohen-Liebman, 2001). El arte terapia forense se practica en un escenario no tradicional, fuera de los parámetros de la práctica clínica. Los clientes son derivados por un sistema que se encuentra involucrado en una disputa legal, o interesado en una función judicial o de investigación, tales como: hacer cumplir la ley, seguimiento de una causa criminal, protección al menor. Tales clientes, a menudo, no vienen en forma voluntaria, generalmente, los envía el tribunal o un organismo de

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investigación para participar en una entrevista o evaluación. El arte terapia forense es diferente al arte terapia practicado en un setting forense (cárcel o centro de detención) (Cohen-Liebman y Gussak, 1998; Gussak y Cohen-liebman, 2001), pero debido al alcance de este capítulo, no trataremos estas diferencias. El terapeuta en arte no asume el rol de defensor o acusador, más bien, se mantiene en una posición neutral y objetiva. El proceso y la información resultantes se comunican a un equipo investigador y las conclusiones pueden ser presentadas ante el tribunal, con el testimonio del terapeuta el cual debe poseer conocimiento de los principios legales, de la jurisprudencia y de temas éticos.

Procedimientos clínicos versus procedimientos forenses

Existen diferencias claras entre el enfoque clínico y el investigativo para entrevistar a niños, en relación al abuso sexual. El objetivo en una evaluación clínica de abuso infantil es, según la pauta de la Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil (1990), determinar si el abuso se llevó a cabo y si el niño necesita protección y/o tratamiento médico o psicológico; en una evaluación de presunto abuso, el investigador se propone recoger información de un modo no amenazante para el niño, reduciendo el peligro del trauma secundario que podría producirse debido a la intervención del sistema. Por el contrario, un proceso forense se enfrenta a temas legales y obtiene información para apoyar las resoluciones legales (Haralambie, 1999; Mandarino y Cohen, 1992). Un objetivo importante en una entrevista forense es obtener información para determinar si el abuso tuvo lugar (Reed, 1996); así mismo, obtener información de un modo objetivo, que sea sensible a la etapa de desarrollo del niño y que sea comprensiva y legalmente defendible (Cohen-Liebman, 1999; Davies y otros, 1996). Otros objetivos adicionales de la entrevista, incluyen la corroboración de los datos recogidos, la exploración de hipótesis alternativas y la evaluación de sugestibilidad, credibilidad y competencia. Ésta se define como la habilidad del niño para testificar ante el tribunal de manera confiable y significativa, en tanto que la credibilidad se refiere a la exactitud y veracidad del niño (Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil, 1997). En un proceso forense el entrevistador adopta una actitud neutral y se esfuerza por evitar cualquier sesgo. Él se constituye en un defensor de los hechos y un buscador de la verdad. Es obligatoria la observancia del procedimiento forense prescrito para que el proceso sea legalmente defendible ante el tribunal. Por el contrario, una relación terapéutica no es neutral y se basa en la respuesta empática del terapeuta, por lo cual se aceptan las consideraciones generales y las interpretaciones subjetivas; la manera como se recolectan los datos no constituye parte esencial del proceso. En un proceso clínico, la idea general de abuso sexual es suficiente, mientras que en uno forense los pormenores son fundamentales (Raskin y Esplin, 1991). En un contexto forense, la tarea es recoger información y discernir la verdad a través de la adquisición de material objetivo, mientras que en el clínico, generalmente, se proporciona apoyo y se interviene una vez que el proceso investigativo está completo. La validación

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de pensamientos y sentimientos es parte esencial de un proceso clínico. Al contrario, el proceso forense se basa en la objetividad, la investigación de los hechos y la búsqueda de la verdad. La práctica forense se rige por acciones éticas y legales que abarcan la recolección y preservación de los datos.

El dibujo y la investigación forense

Los dibujos pueden ayudar al entrevistador a lograr muchos de los objetivos asociados al proceso indagatorio. Se ha comprobado que el dibujo mejora e incrementa la productividad del proceso de entrevista (Farley, 1987). La experiencia del niño puede expresarse a través del dibujo, que, posteriormente, servirá como material de evidencia (eventualmente) (Burgers, Hartman, Nolbert y Grant, 1987; Cohen-Liebman, 1995; Gussak y Cohen-Liebman, 2001). La información obtenida a través del dibujo puede ayudar al equipo investigador en la determinación de medidas e intervenciones adicionales. Se considera al dibujo como una evidencia científica original y, en algunas jurisdicciones, se le somete a un examen especial de admisibilidad (Cohen-Liebman, 1994). Se ha reconocido al dibujo como apoyo auxiliar para los entrevistadores (Poole y Lamb, 1998) y como medio para obtener información en relación a acusaciones de abuso sexual (Schecky y Green, 1988). Los entrevistadores consideran el dibujo de la figura humana de gran utilidad para obtener información de los niños (Haralambie, 1999). Los niños pueden carecer de habilidades cognitivas o verbales para expresar sus experiencias de abuso, también pueden sentirse muy perturbados o avergonzados para hablar del abuso. Estudios de investigación (Kelley, 1984) indican que, a menudo, niños que se mostraron reticentes a describir sus experiencias se vuelven más abiertos a hablar del abuso después de dibujarlo. En ocasiones, un niño puede querer “mostrar” más que “decir” lo sucedido. La representación puede ampliar la revelación y señalar elementos adicionales a explorar.

Faller (1996) señala que existen numerosos autores que ofrecen sugerencias sobre tareas específicas de dibujo, las que ayudan a encontrar información sobre el abuso sexual. El protocolo de la Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil (1997) plantea que la utilidad de los dibujos reside en la información y los sentimientos que entregan, además de mostrar ciertas características que pueden dar indicios de abuso sexual; por otra parte, se señala que los dibujos son útiles en la evaluación forense. La Sociedad Profesional N. A. de abuso sexual infantil (1990) aconseja el uso del dibujo en la evaluación psicosocial de abuso sexual y entrega sugerencias para la realización de dibujos en una evaluación forense. Conte, Sorenson, Fogarty y Dalla Rosa’s (1991) consideran valorar el uso del dibujo libre o no dirigido en la evaluación del abuso sexual basado en un 87% de respuestas positivas. A menudo se menciona que los dibujos son valiosos en el desarrollo de la relación de comunicación (Bourg y otros, 1999; Davies y otros, 1996; Friedrick, 1990). Haugaard y Reppucci (1989) sostienen que la escena de un abuso representada en el dibujo de un niño disminuye la posibilidad de alguna influencia externa. También se emplea el dibujo espontáneo en la práctica clínica (Cohen-Liebman, 1995; Fuller1996; Friedrick, 1990; Schetky y Green, 1988).

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Frecuentemente, se consideran equivalentes el uso del dibujo y de la

muñeca anatómica. Alguna investigación ha reconocido que estos elementos de apoyo son menos sugerentes y más útiles cuando se los emplea con el objetivo de “demostrar” y “recordar”, una vez que el niño hizo la revelación verbal (Sociedad Profesional N.A. para el abuso sexual infantil, 1999). Igualmente, se emplean con el niño dibujos y muñecas en la conversación y demostración sobres partes del cuerpo. (Bourg y otros, 1999; Davies y otros, 1996). Bourg y otros (1999) se refieren al uso de muñecas y otros medios como ayuda al niño para comprender los conceptos forenses, ya que, a menudo, es más fácil para el niño demostrar que “comprende” antes que dar una explicación verbal.

Muchos autores coinciden en que hay que ser cuidadosos en la

interpretación de los dibujos (Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil, 1990; Burges y Hartman, 1993; Cohen-Liebman, 1995, 1999; Farley, 1987; Friedrick, 1990; Hibbard, Royhmann y Hoekelman, 1987; Malchiodi, 1998; Schelky y Benedek, 1992; Sorenson y otros, 1997). Se recomienda a los entrevistadores no interpretar o sobre-interpretar los dibujos, en un afán de determinar la probabilidad del abuso sexual.

Ventajas del dibujo en las investigaciones forenses

El dibujo ofrece ventajas significativas en el contexto forense:

1. Como herramienta para la entrevista, se emplea el dibujo en su calidad de

apoyo para la investigación de una materia legal. 2. En su calidad de elemento incriminatorio, el dibujo proporciona

información de contexto, que puede contribuir tanto a la determinación del delito como a la investigación de nuevas áreas a investigar.

3. El dibujo como material judicial, provee de elementos de evidencia admisibles en un proceso judicial (Cohen-Liebman, 2002; Gussak y Cohen-Liebman, 2001).

El dibujo como herramienta de entrevista Se consideran herramientas de entrevistas: utensilios, materiales, medios de comunicación, herramientas. Entre ellas podemos señalar: juego libre, dibujos (libre o no dirigido y anatómico), muñecas anatómicas. Los pros y los contras relacionados con el uso de herramientas en la entrevista se han definido desde diferentes perspectivas y, generalmente, se les ha atribuido una importancia secundaria en el campo de las entrevistas forenses. Myers (1998) consigna que durante las entrevistas indagatorias y los testimonios ante el tribunal, se usan objetos para ayudar a los niños a describir los acontecimientos.

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EL dibujo y el material del dibujo como herramientas de la entrevista o implementos de investigación, pueden facilitar el desarrollo de la relación y la confianza entre el niño y el entrevistador. A menudo, se selecciona con anticipación una variedad de elementos, presentando al niño diversidad de materiales donde él podrá elegir. Los implementos de arte son cercanos al niño y su habilidad para seleccionar por sí mismo los materiales produce en él una sensación de empoderamiento. Estas herramientas pueden servir de estímulo, tanto para el niño como para el entrevistador, en la exploración del material manifiesto o latente. El material que aparece inicialmente en el dibujo, puede servir de catalizador para una eventual revelación y proporcionar detalles que pueden ser primordiales en la investigación. Los dibujos suelen estimular o enfocar la conversación, dar forma al proceso y utilizarse para explorar determinados temas. Cohen-liebman (1999, 2002) ha extendido la noción del dibujo como herramienta de entrevista, explorando el papel desempeñado por los dibujos en un proceso indagatorio. La inclusión del dibujo en el formato de una entrevista investigativa se estudió en conjunto con la Pauta de Entrevista Común (P.E.C) desarrollada por Cohen-Liebman para los especialistas que investigan casos de niños víctimas de abuso sexual, en la ciudad de Filadelfia (Cohen-liebman, 1999, 2002). La autora identificó beneficios intrínsecos al uso del dibujo en el formato de investigación, como así mismo las ventajas inherentes al niño, al equipo y al proceso. Los dibujos integrados a las etapas de la P.E.C. contribuyen al logro de objetivos y metas específicos. Se demostró que los dibujos complementan las cinco etapas de la P.E.C.: Construcción del rapport, Evaluación de la Etapa de Desarrollo, Identificación Anatómica, Descubrimiento de los hechos y Cierre. Sin importar la forma como los dibujos sean incluidos como herramientas en la entrevista, la verbalización del niño es esencial. Muchos autores sostienen que el niño usa la descripción verbal con el propósito de aclarar y explicar algún punto de vista supuesto por el entrevistador (Farley, 1987; Sorenson y otros, 1997). Bourg y otros (1999) afirman que la comunicación a través de herramientas no puede sustituir a la declaración, pero sí prestar ayuda cuando la verbalización del niño se encuentra limitada; se puede pedir a los niños que expliquen el tema contenido en el dibujo o que indiquen qué sucedió después. El dibujo como herramienta de entrevista ayuda a seleccionar información para comprender el nivel de desarrollo del niño en los aspectos afectivo, cognitivo y social. Dicha información ayuda al entrevistador a enfrentar las necesidades del niño, al mismo tiempo que cumple con la práctica forense. Los componentes esenciales del proceso de la entrevista son la sugestibilidad y la confiabilidad y pueden tratarse y aclararse a través de la representación del propio niño. El dibujo es valioso como herramienta en la identificación anatómica de las partes sexuales y no sexuales del cuerpo. A algunos niños les cuesta identificar los órganos sexuales en una demostración directa sobre su cuerpo, al hacerles esta petición se podría provocar estrés o una reacción traumática. El uso de un dibujo o diagrama generado por el niño, permite filtrar la ansiedad y el estrés, al mismo tiempo que se logra un registro objetivo, que es a la vez concreto y permanente.

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Estudio de caso Un niño de seis años fue entrevistado por la presunción de abuso sexual de parte de un joven de 19 años. El niño presentaba dificultades de lenguaje y mostraba un posible tic o algún problema neurológico, por lo que se derivó a una nueva evaluación. Durante la entrevista, en forma espontánea, realizó un dibujo, diciendo que se trataba de un extraño. Se empleó este dibujo para la identificación anatómica. En la figura, identificó tanto las partes sexuales como las no sexuales. Al preguntársele si él tenía partes semejantes, dijo que tenía dos partes privadas, realizando una segunda figura con una oreja de mono, señalando que este era él mismo. Identificó las nalgas usando un marcador. Finalmente, dibujó una tercera figura a quien designó como su madre. A pesar de no manejar vocabulario para las partes privadas, señaló que las niñas (su madre) tenían una parte diferente a los niños

FIG.13.1 Dibujo de un niño de 6 años abusado por un joven de 19 años

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En este caso, los dibujos espontáneos sirven a múltiples propósitos; permiten evaluar, por ejemplo, el nivel de desarrollo según etapa, el desarrollo de habilidades según la edad, como también para establecer rapport, sirviendo, a la vez, para realizar la identificación anatómica, que, en este caso, fue “dirigida” por el cliente espontáneamente. Por otra parte, el dibujo permite una posterior exploración de temas relacionados con las imputaciones. A través del dibujo, el niño fue capaz de expresar lo que el imputado le hizo, se refirió también al uso de la fuerza y confirmó su declaración verbal señalando en el dibujo “el trasero”. El dibujo como elemento incriminatorio

Los recursos forenses o incriminatorios son detalles o elementos de un acontecimiento que pueden contribuir a la determinación de los cargos (tipificación del delito). Dichos elementos se identifican como: amenazas, sobornos, recompensas, coerción, presión, daño físico, intimidación, fuerza, armas, rapto, pornografía, objetos sexuales, medios de comunicación como televisión, cable, videos, mapas (diagrama de la escena o acontecimiento), participantes adicionales, víctimas adicionales. Estos elementos pueden ser esenciales para obtener y proveer las bases de una orden de registro, junto a las descripciones verbales. Las pruebas o elementos incriminatorios pueden surgir del contenido del dibujo, en el cual los niños expresan una representación de su experiencia de abuso, mostrando distintos elementos que intervinieron, como así mismo el contexto y la situación en que se produjo el acontecimiento; lo señalado podría conducir a una investigación adicional y, eventualmente, a una acción legal. La información obtenida a través de una representación gráfica puede influir en la presentación de cargos, junto con la declaración verbal que da crédito a la representación o en la cual el dibujo corrobora una declaración oral. FIGURA 13.2: Ejemplo de elementos o pruebas incriminatorias

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Dibujo de una niña de seis años del lugar donde se produjo el abuso (un bus escolar). La figura 13.2 en un ejemplo de dibujo que entrega material sobre la ubicación y sobre el contexto del abuso: la niña pretende representar su experiencia de abuso, ocurrida en un bus escolar. El dibujo no sólo nos muestra el sitio del suceso, sino también entrega información sobre la actuación del agresor, un estudiante mayor, que la llevó a un asiento trasero donde cometió el abuso y luego la devolvió a su asiento, ubicado muy cerca del conductor del bus. Las asociaciones verbales de la niña entregaron información adicional que, en conjunto con el dibujo, sostuvieron la acusación. Por último, el dibujo entregó un mapa o diagrama del escenario. Los dibujos de revelación se caracterizan, según Cohen-liebman (1999), por incluir información significativa de mucha importancia, en relación a la experiencia de abuso sufrida por el niño y puede sustentar las acusaciones. Estos dibujos pueden apoyar y ampliar un relato oral y, de este modo, potenciar la confirmación de los hechos. FIGURA 13.3: Ejemplo de elementos de prueba (incriminatorios)

Dibujo que representa el abuso sexual de una niña de 7 años. La figura 13.3. es un dibujo de revelación, realizado por una niña de 7 años. Las líneas de unión sirvieron a la niña, de un modo egosintónico, para comunicar los diversos abusos cometidos en su contra.

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El dibujo como material judicial

Se ha reconocido al dibujo como material de evidencia. Una muestra representativa, tomada de varias disciplinas, plantea la viabilidad del dibujo como material de apoyo judicial y como soporte para facilitar el testimonio (Burges y otros, 1987; Cohen-Liebman, 1995; Farley, 1987; Malchiodi, 1990; Veltkamp y Miller, 1984). En algunos estados existen leyes que, específicamente, facilitan el uso del dibujo para apoyar el testimonio del niño, a discreción del tribunal (Halambie, 1998). La identificación que hace el niño de elementos pictóricos señala al dibujo como una pieza de evidencia, la cual es legal y clínicamente convincente, haciéndola a la vez admisible ante el tribunal (Fuller, 1993). En calidad de material judicial, los dibujos pueden provocar una profunda e intensa impresión, tanto en el juez como en el jurado. Al ser generados por el niño, los dibujos ofrecen una confirmación objetiva y congruente a su período evolutivo, a la vez que reflejan su experiencia. A menudo la reacción emocional y el nivel de traumatización se ven reflejados en el dibujo. Tanto en conjunto como por separado, el material objetivo y la respuesta emocional pueden generar un impacto significativo durante el juicio. Si un proceso de investigación conduce a una audiencia judicial, el entrevistador puede ser citado ante el tribunal para presentar material de evidencia como testigo. En calidad de tal, la presentación de los dibujos puede servir de soporte a las conclusiones y hallazgos logrados por el entrevistador. El dibujo tiende, cada vez más, a funcionar como material judicial (Burges, McCausland y Wolbert, 1981; Kelley, 1984; Landgarten, 1987; Miller, Veltkamp y Jansen, 1987). El dibujo contribuye a contener los efectos del abuso; da detalles propios de las circunstancias que contribuyeron al abuso; entrega el contenido del abuso, describiendo: qué, quién, cómo, cuándo y dónde; proporciona detalles pertinentes al escenario, participantes, observadores u otras posibles víctimas; ayuda a descartar explicaciones alternativas y ofrece aclaración y confirmación de las declaraciones verbales. Estudio de caso El Servicio de Protección al Menor (S.P.M) recibió un informe con la revelación de una niña de 7 años, hecha a su madre: su padre le había levantado el camisón y puesto su dedo en su “galletita” (vagina). La niña fue derivada para una entrevista indagatoria. El Centro de Entrevistas tiene una política estricta que prohíbe la entrada a sus dependencias a todo presunto culpable. El padre trajo a la niña al centro y tuvo acceso al edificio. Con el deseo de evitar un estrés adicional a la niña, se decidió permitir que el padre permaneciera en el hall

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mientras se realizaba la entrevista. La niña se veía tremendamente agitada y ansiosa: negó la acusación. A la semana siguiente, volvió la niña para una segunda entrevista, sólo entonces se comprendió el impacto de la presencia del padre. Entre una y otra entrevista, la niña había sido temporalmente alejada de la casa de sus padres y acogida en un Centro. Los padres se hacían mutuas acusaciones y alegaban tener ellos la custodia de la niña; con el objeto de proteger a la niña se la había enviado a un Centro residencial. En esta segunda sesión, un agente de protección al menor trajo a la niña al Centro de entrevistas. Al iniciar la sesión, la niña reveló que la vez anterior estaba muy asustada, ya que su papá le había dicho que no contara nada y ella temía que, si relataba lo sucedido, su padre no la llevaría a lugares bonitos. Espontáneamente contó que su papá había prometido comprarle una mascota, linda ropa y llevarla al zoológico si no decía lo sucedido. La niña estaba agitada, emocionalmente frágil y muy perturbada. Dijo que no quería hablar de las acusaciones, pero quiso representar el abuso gráficamente. Hizo una serie de dibujos que ilustraban la supuesta situación. Este medio de expresión pareció proporcionarle una liberación catártica al asociar sentimientos y pensamientos. La niña habló de las imputaciones, en detalle, por primera vez. A través de una sucesión de dibujos fue capaz de representar su versión de lo ocurrido durante un único incidente de abuso. Los dibujos, convincentes y conmovedores, expresan la gravedad del malestar emocional y físico de la niña. Basado en la información así obtenida, además de la investigación colateral, el agente de protección al menor corroboró el informe de abuso sexual. Se acusó criminalmente al padre. En el proceso penal, sin embargo, no se permitió presentar como evidencia los dibujos ni el informe correspondiente. De hecho, se planteó una sola pregunta al entrevistador en el estrado de los testigos: “¿Estuvo el señor Z en el Centro? Aparte de informar que existía preocupación y se temía una reacción adversa del tribunal si se admitía como evidencia el extenso informe del entrevistador, no se ofreció ninguna explicación plausible por el ocultamiento del material. Como resultado de lo anterior, el jurado nunca vio los dibujos realizados por la niña El imputado, desde el estrado de los testigos, negó enfáticamente haber concurrido al Centro. Hay que señalar que tanto el Sistema Criminal como el de Protección al Menor conducen investigaciones paralelas y pueden llegar a conclusiones diferentes basados en el respectivo peso de prueba. A pesar del fallo del S.P.M., el imputado fue considerado “no culpable” por el Sistema de Justicia Criminal. En respuesta al fallo del S.P.M., el imputado apeló y se le concedió una audiencia. Durante este proceso, conducido por un oficial judicial, se presentaron los dibujos que fueron analizados por separado. Además del abogado, el oficial hizo preguntas muy específicas sobre los dibujos y su contenido. Pasaron varios meses antes que se tomara una decisión. El entrevistador recibió una llamada telefónica del abogado de la ciudad en la que se trasmitía la decisión del oficial del tribunal de mantener el fallo de abuso sexual y se reconocía el papel desempeñado por los dibujos, como también la información entregada por el entrevistador, para la mantención del fallo original. En efecto, los dibujos comunicaban las experiencias de la niña, a la vez que demostraban su papel primordial como material judicial, durante el proceso indagatorio.

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Conclusión

La literatura indica que el dibujo de un niño, como única evidencia para la confirmación de abuso sexual, no es plausible en este momento (Cohen-Liebman, 1995; Levik, 1986; Malchiodi, 1990, 1998). Aunque no se dispone de datos específicos que permitan presentar, en forma concluyente, los indicadores gráficos como única prueba de abuso sexual, hay consenso en usar el dibujo en la evaluación o investigación de abuso como herramienta auxiliar o complementaria (Cohen-liebman, 1995; Poole y lamb, 1998). Se ha usado el dibujo en la evaluación y valoración del abuso sexual, con mayor frecuencia, en la entrevista como material o herramienta útil para la comunicación. También presta ayuda en lo forense; los dibujos realizados en el contexto de una entrevista indagatoria entregan datos muy útiles, tanto para la investigación como para la acción legal. En el investigador, disminuye el riesgo de “interpretar” producido por su integración al proceso de investigación de los hechos. El dibujo usado en combinación con otras acciones indagatorias, puede arrojar información adicional que podría conducir a una nueva exploración. Una entrevista indagatoria que incluye trabajos de dibujo permite una mejor comprensión de las habilidades de defensa del niño, el nivel del trauma, la reacción emocional al abuso y, en muchos casos, información específica sobre el abuso (Cohen-Liebman, 1999). Los defensores de la investigación multidisciplinaria propugnan el uso del dibujo dentro del formato de la entrevista indagatoria. La creciente aceptación de ésta, se debe, según Smart (1986), al reconocimiento del campo del arte terapia, su desarrollo y colaboración con otras disciplinas. El uso forense del dibujo extiende las potencialidades inherentes a la modalidad, más allá de su aplicación tradicional y representa la interrelación del arte terapia con el ámbito judicial.