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1 El estudio del discurso* " Teun A. van Dijk ¿Quées el discurso? Los dos volúmenes de esta introducción constituyen una res- puesta compleja a una sencilla pregunta que tienden a formular quienes apenas comienzan a abordar el tema cuando advierten la presencia ubicua del término "discurso" en las humanidades, en las ciencias sociales e incluso, en los medios masivos de comunicación: "¿Qué es exactamente el discurso?" La situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo que sabemos acerca del discurso en una definición única y práctica. Lamentablemente, ocurre en este caso lo mismo que con otros concep- tos afines, como "lenguaje", "comunicación", "interacción", "sociedad" y "cultura": la noción de discurso es esencialmente difusa. Comosuele suceder en el caso de conceptos que remiten a fenómenos complejos, es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campo transdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado "análisis del discurso"), la que proporciona la definición fundamental que se busca. No obstante, debemos empezar por alguna parte, y habitualmen- te lo hacemos mediante una breve caracterización general de los fenómenos que estudia la disciplina. Este es el objetivo del presente capítulo. En los capítulos siguientes, se avanzará en el tema con más detalles y referencias a los distintos dominios que abarcan los estudios del discurso. Después de hacer un resumen de las principales carac- terísticas del discurso, esbozaré la evolución de esta disciplina y enunciaré algunos principios generales que muchos enfoques del * Traducido por Elena Marengo. 21

El Discurso Como Estructura y Proceso

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El estudio del discurso*"Teun A. van Dijk

¿Qué es el discurso?

Los dos volúmenes de esta introducción constituyen una res-puesta compleja a una sencilla pregunta que tienden a formularquienes apenas comienzan a abordar el tema cuando advierten lapresencia ubicua del término "discurso" en las humanidades, en lasciencias sociales e incluso, en los medios masivos de comunicación:"¿Qué es exactamente el discurso?"

La situación sería ideal si pudiéramos condensar todo lo quesabemos acerca del discurso en una definición única y práctica.Lamentablemente, ocurre en este caso lomismo que con otros concep-tos afines, como"lenguaje", "comunicación", "interacción", "sociedad"y "cultura": la noción de discurso es esencialmente difusa. Comosuelesuceder en el caso de conceptos que remiten a fenómenos complejos,es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campotransdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado"análisis del discurso"), la que proporciona la definición fundamentalque se busca.

No obstante, debemos empezar por alguna parte, y habitualmen-te lo hacemos mediante una breve caracterización general de losfenómenos que estudia la disciplina. Este es el objetivo del presentecapítulo. En los capítulos siguientes, se avanzará en el tema con másdetalles y referencias a los distintos dominios que abarcan los estudiosdel discurso. Después de hacer un resumen de las principales carac-terísticas del discurso, esbozaré la evolución de esta disciplina yenunciaré algunos principios generales que muchos enfoques del

* Traducido por Elena Marengo.

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discurso comparten en la actualidad. En cierto sentido, pues, estecapítulo constituye una introducción a las introducciones que confor-man el resto del libro.

Del sentido común a la teoría

Antes de adentrarnos en ese tipo de descripción más teórica queuno espera encontrar en la disciplina de los estudios del discurso,corresponde decir algunas palabras acerca de la noción de "discurso"proveniente del sentido común, tal como esta noció~ aparec~ e~ ellenguaje cotidiano y en el diccionario. En este sentIdo, el ter~mo"discurso" se aplica a una forma de utilización del lenguaje, adiscursos públicos o, más en general, al lenguaje oral, por ejemplo,cuando hablamos del "discurso característico del expresidente RonaldReagan".

Otro uso del mismo término, muy difundido pero aún informal,puede hallarse en los medios de comunicación y en algunas de lasciencias sociales, por ejemplo, cuando se habla del "discurso delneoliberalismo". En este último caso, el término "discurso" no serefiere exclusivamente al uso que hacen del lenguaje los pensadoreso políticos neoliberales, sino también a las ideas y filosofías que el!ossustentan y divulgan. En efecto, puede suceder que los estudIOSdedicados al discurso neoliberal no presten atención alguna al uso dellenguaje ...

Los analistas del discurso intentan ir más allá de estas defimcIO-nes características del sentido común. Admiten que el discurso es unaforma de uso del lenguaje. No obstante, puesto que esta últimadefinición continúa siendo imprecisa y no siempre conveniente, intro-ducen un concepto de "discurso" más teórico, a la vez que másespecífico y más amplio en sus aplicaciones. Pretenden incluir otroscomponentes esenciales en este nuevo concepto; a saber, quién utilizael lenguaje, cómo lo utiliza, por qué y cuándo lo hace.

Decir que el discurso es un suceso de comunicación es unacaracterización que incorpora algunos de estos aspectos funcionales.En otras palabras, las personas utilizan el lenguaje para comunicarideas ocreencias (opara expresar emociones) y lo hacen comoparte desucesos sociales más complejos, por ejemplo, en situaciones tanespecíficas como un encuentro con amigos, una llamada telefónica,una lección en el aula, una entrevista de trabajo, una consulta con elmédico. También cuando leen o escriben una noticia periodística.

Estos ejemplos sugieren además que, independientemente decualquier otra cosa que ocurra en esos a veces complicados sucesosde comunicación, los participantes hacen algo, esto es, algo que va

más allá, específicamente, de usar el lenguaje o comunicar ideas ocreencias: interactúan. Con el'--objeto de destacar este aspectointeractivo, suele decirse también que el discurso es una interacciónverbal.

Ya en esta primera aproximación al concepto de discurso hemosidentificado sus tres dimensiones principales: a) el uso del lenguaje;b) la comunicación de creencias (cognición) y c) la interacción ensituaciones de índole social. Si se tienen en cuenta estas tres dimen-siones, no es sorprendente que sean varias las disciplinas que par-ticipan de los estudios del discurso, como la lingtiística (para el estu-dio específico del lenguaje y su utilización), la psicolOgía (para elestudio de las creencias y de cómo estas se comunican) y las cienciassociales (para el análisis de las interacciones en situa¿iOrles sociales).

Una tarea característica del estudio del discurso consiste enproporcionar descripciones integradas en sus tres dimensiones: ¿cómoinfluye el uso del lenguaje en las creencias y en la interacción, oviceversa?, ¿cómo influyen algunos aspectos de la interacción en lamanera de hablar? o¿cómocontrolan las creencias el uso dal lenguajeY la interacción? Más aún, además de brindar descripciones sistemá-ticas, cabe esperar que el estudio del discurso formule teorías queexpliquen tales relaciones entre el uso del lenguaje, las creencias y lainteracción social.

Texto y conversación

Si bien contamos ahora con una primera caracterización de loque los especialistas entienden por "discurso", es necesario resolveralgunas cuestiones complejas. En primer lugar, el uso del lenguaje nose limita, por supuesto, al lenguaje hablado, sino que incluye ellenguaje escrito (o impreso), la comunicación y la interacción escritas,como es el caso de los periÓdicos, de núestros libros de texto o nuestracorrespondencia (correo común o electrónico), o de los miles de tiposdistintos de textos propios de nuestro trabajo académico o de otrostipos de trabajos. Si bien muchos estudiosos del discurso se dedicanespecíficamente al lenguaje hablado, resulta útil por lo dicho ante-riormente incluir en el concepto de discurso los textos escritos. Haymucha similitud en la manera como las personas hablan o escribencuando utilizan el lenguaje para comunicar sus ideas y lo mismoOcurre cuando la gente escucha o lee un discurso.

Sin embargo, semejante ampliación del concepto plantea otrasdificultades. Así, el lenguaje hablado tal como lo encontramos enlas conversaciones cotidianas, en los debates parlamentarios o en lasentrevistas laborales es sin duda una forma de interacción de la cual

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participan los usuarios del lenguaje como hablante s o como recepto-res. Pero no resulta tan evidente que lo mismo ocurra con los textosescritos, como las cartas, las noticias publicadas en un diario, loslibros de texto, las leyes o las publicaciones de carácter académicocomo la presente. Estos parecen ser objetos, o productos de actosverbales, más que formas de interacción.

Sin embargo, al igual que las conversaciones, los textos tambiéntienen "usuarios", a saber, los autores y los lectores. Así, podemoshablar de "comunicación escrita", e incluso de "interacción escrita"aunque los participantes en este caso no interactúen cara a cara y elcompromiso de los lectores en la interacción parezca más pasivo:excepto cuando intercambian cartas o cuando debaten en los mediosmasivos de comunicación, raramente responden por escrito a losautores del texto original. Esto no significa, naturalmente, que seanmenos activos al leer y al comprender. Así, a despecho de diferenciasnotables, las similitudes entre los usos del lenguaje, la comunicacióny la interacción orales y escritos son suficientes para justificar lainclusión de estas dos modalidades del discurso en una sola nocióngeneral de "discurso".

Es cierto, empero, que los estudiosos del discurso tambiénutilizan a veces las propias nociones que ellos han desarrollado concierta informalidad. Si bien pueden caracterizar al discurso como unsuceso de comunicación, o como una forma de interacción verbal, amenudo se ocupan de las dimensiones verbales de tal evento o acciónes decir, de lo que concretamente dicen o escriben los usuarios deÍlenguaje. Así, de la misma manera que el término "texto" se aplicapreferentemente al producto de la escritura, el término "conversa-ción" a menudo se aplica al producto del acto de hablar, o a unainteracción en curso, sin que se preste demasiada atención a losusuarios del lenguaje involucrados en ese acto ni a los otros aspectosdel suceso comunicativo en su totalidad. Teóricamente, se hacehincapié en que la disciplina estudios del discurso debería tratar tantode las propiedades del texto como las de la conversación, y de lo quese denomina el contexto, es decir, las otras características de lasituación social odel suceso de comunicación que pueden influir sobreel texto o la conversación. En suma, el análisis del discurso estudia laconversación y el texto en contexto.

Ambigiiedad del término "discurso"

Existe además otra dificultad. Hasta ahora, he utilizado el tér-mino "discurso" de un modo bastante abstracto, al igual que lostérminos "lenguaje" y "comunicación". Así, cuando caracterizamos el

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discurso como un suceso de comunicación, hablamos del discurso engeneral. De manera similar, aunque algo distinta, podemos hablaren general de tipos específicos odominios sociales del uso del lenguajey el discurso, por ejemplo, cuando utilizamos las expresiones "discur-so médico" o "discurso político".

Por otra parte, también empleamos el término "discurso" demanera más concreta, comosustantivo contable, para referirnos a unaconversación determinada o a una noticia periodística, por ejemplo,cuando decimos "este discurso" o "un discurso en primera plana". Eneste caso, se puede utilizar asimismo el plural "discursos" para hacerreferencia a diversos ejemplos concretos de texto o de conversación.

Habitualmente esta ambigiiedad no genera demasiados proble-mas: del contexto o del texto inmediato (el "cotexto") se puede inferirel significado particular que se asigna al término. Sin" embargo,debemos tener conciencia clara de la diferencia teórica entre el usoabstracto del término "discurso" cuando nos referimos a un tipo defenómeno social en general y el uso específico que hacemos de élcuando nos ocupamos de un ejemplo concreto o un ejemplar determi-nado de texto o de conversación .•.

Lamentablemente, la ambigiiedad no termina aquí. y~ hemoshecho mención de otra utilización del término "discurso" (cuando sehabla, por ejemplo, del "discurso del liberalismo") que no se limita aluso del lenguaje ni a la interacción comunicativa, sino que se refierea ideas oideologías. Si bien también encontramos el término usado eneste sentido en los estudios del discurso, resulta evidente que oscureceau.nmás el panorama y por esta razón muchos especialistas prefiereneVItarlo. A veces este sistema muy general del discurso y las ideasrecibe el nombre de orden del discurso, noción que puede hallarse enestudios del discurso de inspiración más filosófica.

Delimitación de los discursos

Existe una tercera dificultad. Como ocurre en el caso de unai~teracción o de un suceso comunicativo, en la mayoría de las situa-CIOneses posible identificar y delimitar un discurso determinado: sesabe dónde comienza y dónde termina, se sabe si el material e'~táconstituido por un único discurso opor varios discursos distintos. Peroexi~te.n situaciones menos claras. Si bien es posible identificar ydehmItar una conversación determinada comotal, ¿qué ocurre con unlargo debate parlamentario sobre un tema particular, debate quepuede abarcar varias sesiones que prosiguen (con interrupciones o"recesos") durante varios días? ¿Estamos en este caso frente a unúnico discurso, un discurso compuesto integrado por varias partes

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(una para cada día), o nos hallamos frente a una secuencia dediscursos diferentes (las exposiciones de los diputados), o qué? Lomismo puede decirse de un debate sobre un tema determinado que sepresenta en la página editorial de un periódico, o de los diversosepisodios de una película que cuenta con varias partes o de una seriede televisión, así como de los "artículos" de una enciclopedia, o los deeste mismo libro, sin ir más lejos.

En otras palabras, apenas observamos la realidad cotidiana deldiscurso con algo más de detenimiento, descubrimos dificultadesimposibles de resolver con las nociones de discurso que provienen delsentido común. En estos casos, pueden ser necesarias nociones teóri-cas que definan el comienzo y el fin de un texto o de una conversación,su unidad y su coherencia, nociones que definan las relacionesintertextuales entre discursos diferentes, las intenciones de los quehablan y escriben, las situaciones, el tiempo, el lugar y otros aspectosdel contexto de comunicación. Así, en los ejemplos ya mencionados,podría ser necesario discriminar entre discursos "simples" y "com-puestos", entre discursos a secas y "complejos discursivos".

Descripción teórica

Llegados a este punto, las limitaciones de una caracterizaciónmás intuitiva e informal del discurso, tal como se la presentó en lassecciones anteriores, sugieren la necesidad de un enfoque más explí-cito y teórico que pueda dar cuenta de las numerosas propiedades deltexto y de la conversación.

En lugar de decir, por ejemplo, que el discurso es una forma de"uso del lenguaje", debemos precisar qué significa esta expresión,mediante la descripción, por ejemplo, de en qué consiste ese uso dellenguaje, cuáles son sus componentes, cómo se ordenan y cómo secombinan para formar construcciones mayores. Pueden formular-se preguntas similares acerca del proceso de comunicación oacerca delas acciones implícitas en una actividad discursiva.

Las descripciones del discurso distinguen diversas estructuras.Así, una gramática puede describir oraciones osecuencias de palabrasque tienen un orden específico. Algunas de estas secuencias sonoraciones gramaticales que tienen sentido, mientras que otras no lotienen. Análogamente, si queremos aportar una descripción estructu-ral del discurso, podemos comenzar por considerado como una se-cuencia de oraciones, es decir, como oraciones dispuestas en un ordenespecífico. Algunas de estas secuencias constituirán discursos consentido, coherentes y aceptables, y otras no. En otras palabras, unadescripción estructural debe establecer las diversas relaciones y

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ondiciones que definen la "discursividad" de secuencias de oraciones.c De aquí en adelante, el sentido común y los conocimientosscolares del lenguaje y la gramática pronto resultan insuficientes

:ara responder las preguntas más específicas y técnicas acerca de l.asestructuras del discurso. Es necesario saber más acerca de las p~opIe-dades de las oraciones y de otros componentes y de las construccIOnesdel discurso, así como también es necesario saber más acerca de susrelaciones mutuas, acerca de las reglas que determinan cómo puedeno deben combinarse, o acerca de otras condiciones o restricciones quepuedan estar involucradas. La afirmación anterior ~ale .no sólo p~~auna descripción del discurso como uso del lenguaje, smo tambIenpara sus otras dos dimensiones, a saber, el est~dio del ~,iscurs.ocom~comunicación de creencias o como forma de mteraccIOn SOCIal,aSIcomopara las relaciones entre el uso del lenguaje, la comunitación yla interacción con el contexto social.

Es evidente que no se trata de una empresa sencilla. Porconsiguiente, tal como ocurre con la especialización en otras discipli-nas, los analistas del discurso pueden concentrarse en un aspecto,nivelo dimensión del texto o la conversación o, incluso, en u~ clasegeneral de discurso, como el de los medios. Esta división del trabajopuede hacerse según las distinciones teóricas que se establecen entrediferentes propiedades del discurso, como yo mismo lo hice aquícuando discriminé las tres dimensiones del discurso: uso del lenguaje,comunicación (cognición) e interacción.

Cada una de estas dimensiones puede tener distintas caracterís-ticas. Por ejemplo, cuando nos concentramos en el discurso como unaforma de uso del lenguaje, es decir en el aspecto verbal de lasemisiones, la lingiiística distingue metafóricamente diversos nivelesde esas emisiones, como si se tratara de edificios o construcciones.Análogamente, yo comienzo aquí mi exposición por lo que metafórica-mente puede denominarse el nivel "superficial" u "observable" de laexpresión y luego prosigo "hacia abajo" a los niveles más "profundos"o "subyacentes" de la forma, el sentido y la acción. Una vez quesepamos algo más acerca del discurso en su calidad de utilización dellenguaje, nos dedicaremos a caracterizado en sus dimensiones decomunicación e interacción. Este orden de análisis es en buenamedida arbitrario: podríamos también haber comenzado por estasúltimas dimensiones, puesto que a menudo se recurre a ellas paraexplicar por qué el lenguaje tiene las propiedades que tiene.

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!r' Se puede seguir avanzando en esta descomposición del discursoicen sus diversos niveles o dimensiones hasta abarcar otros aspectost'que caracterizan la conversación o el texto. Siguiendo los pasos de la.~gramática de la lengua, por ejemplo, cabe esperar que el análisis dely discurso también preste atención a laforma abstracta de las oraciones

' .. 1 ento. No obstante, junto con los sonidos del discurso, lae mom 1 . " d 1.d' d verbaljuega un papel importante en a mterpretaclOn ea no d' 1 . t ., (de las funciones del Iscurso en a m eraCClOncara a cara yy to en la comprensión del discurso en las películas). El

JUPU.es , " '1 'fi 1de que un interlocutor este enOjadono so o se mam Iesta en a'ón particular de palabras ~ue h~ce, o en, ~l volumen, al~~ra o

ción de los sonidos que emIte, smo tambI~n en la expreSIOndea y en sus gestos. Este ejemplo muestra s~n~ugar a dudas queentos de comunicación no sólo están constItUIdos por pal~bras.

"}<..1tte'! Hablar de los aspectos.au~itiv?s, visual~s y corporales d~ldIscur-'" 'presupone una diferencIacIOn bIen conOCIdapor los propIOSusua-:. del lenguaje y por los a~alistas del discurso, ,~ue establece dosiaodalidades distintas de dIscurso: la conversacwn y el text~. Laebnversación o el discurso hablado comprende las conversacIQ,nes

.. anas propiamente dichas y otros tipos de diálogo, como lostes parlamentarios, las reuniones de cuerpos colegiados o la

racción entre médico y paciente. El texto o discurso escrito, como'ue usted lee en este momento, define un conjunto grande de,tiposdiscurso que comprende, por ejemplo, las noticias de los diarios, los'culos académicos, las novelas, los libros de texto y la publicid~d.un sentido más técnico, el término "texto" se ha utilizado en elisis del discurso para hacer referencia, por ejemplo, a las estruc-s abstractas ("subyacentes") del discurso o para hacer referencia

'la conversación transcripta. En el presente libro, sin embargo,. 'zamos este término con su sentido cotidiano no estricto de "discur-escrito".

Las listas de distintos tipos de discurso mencionados hasta ahorabién indican algo más. Las propiedades del discurso, como la dehablado o escrito, pueden utilizarse asimismo comocriterios para

tablecer una tipología: definen conjuntos o clases de tipos de" rsos. La combinación de estos criterios puede a su vez utilizarse

a definir tipos "naturales" de discurso, o géneros, es decir, tiposocidos y empleados por los usuarios del lenguaje, entre los cualescuentan las conversaciones, los textos publicitarios, los poemas ynoticias periodísticas escritas.

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Orden y forma

El discurso como estructura verbal

El sonido, la vista y el cuerpo

Tal como sucedió históricamente en la lingiiística moderna, elanálisis del discurso puede comenzar por el análisis de un nivel demanifestaciones observables o expresiones, a saber, sonidos audible sy marcas visuales (cartas, figuras, colores, etc.) inscriptas sobre papel,pizarras o pantallas de ordenadores (e incluso, por supuesto, huellasmagnéticas en un disco de ordenador). De este modo usamos ellenguaje cuando hablamos oescribimos, cuando escuchamos o leemosdiscursos. Podemos entonces concentrarnos, como lo hace la fonolo-gía, en las estructuras abstractas de estos sonidos en el discursohablado y analizar cómo contribuyen la pronunciación, el énfasis, laentonación, el volumen y otras propiedades al sonido característico delas estructuras del discurso. Así, los sonidos pueden establecer rela-ciones entre oraciones (por medio, por ejemplo, del énfasis contrastivo),señalar actos verbales como las preguntas, indicar el comienzo o elfinal de un segmento de discurso o caracterizar la alternancia dehablantes.

Lamentablemente no hay lugar en este libro para dedicar uncapítulo independiente al estudio fonológico de la estructura sonoradel discurso, que constituiría una parte absolutamente legítima deuna introducción al estudio del discurso. Se incluye en cambio uncapítulo acerca de los aspectos escritos, impresos o gráficos deldiscurso (véase el cap. 10, escrito por Gunther Kress, Regina Leite-García y Theo van Leeuwen). En razón también del sesgo de lalingiiística tradicional hacia el lenguaje hablado, el aspecto visualdel discurso a menudo fue omitido (y todavía lo es) en los estudios deldiscurso. Sin embargo, en la disciplina hermana de la semiótica(el estudio de los signos), se hace hincapié en que un análisis de lasdimensiones visuales del discurso resulta indispensable, especial-mente en estos tiempos de comunicación multimedial. El estudio de lapublicidad, de los libros de texto ode los programas de televisión exigeevidentemente un enfoque multimedial o multimodal.

En el discurso hablado los sonidos tampoco ocurren aislados.Habitualmente están acompañados por diversos tipos de actividad noverbal, comolos gestos, las expresiones faciales, la posición del cuerpo,la proximidad, el aplauso y la risa, acciones todas que acompañan demanera pertinente a las conversaciones y por consiguiente requierenpor derecho propio un análisis del papel que juegan en el suceso decomunicación como totalidad. Nuevamente, debo decir que se tratade un aspecto del análisis del discurso relativamente inexplorado

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que lo componen: el orden de las palabras, las frases o las cláusulas uotras propiedades que estudia la sintaxis.

A diferencia de los lingiiistas tradicionales, sin embargo, losanalistas del discurso van más allá de la frontera de la oración en estecaso: estudian cómo influyen en la forma de las oraciones otrasoraciones próximas en el texto o la conversación. Por consiguiente, enun enfoque discursivo de la gramática la buena formación o grama-ticalidad de las oraciones es relativa. Por ejemplo, una oración aisladaformada únicamente por un verbo no sólo sería agramatical en els~ntido tradicional, sino que resultaría en buena medida incompren-sIble. No obstante, como parte de una secuencia discursiva de oracio-nes, esta incompletitud sería relativamente normal porque una ora-ción anterior podría aportar la información "faltante", sea esta grama-tical o de otra naturaleza.

El orden de las palabras o de las frases en una oración no esarbitrario. Puede cumplir diversas funciones con respecto a otrasoraciones del discurso. Por ejemplo, es habitual que en inglés ymuchas otras lenguas, la primera frase nominal (FN) de una oraciónexprese información ya conocida ("dada") por el receptor (porque esposible inferirla, por ejemplo, de oraciones anteriores o del contexto),mientras que las últimas partes de la oración suelen expresar infor-mación "nueva". El orden de las palabras puede también desempeñarotras funciones, como la de indicar contrastes, énfasis o una elecciónentre varias alternativas. De modo análogo, el orden "normal" de laspalabras de una oración puede cambiar en función de la estructura delas oraciones anteriores o de la información que estas brindan.

Uno de los fenómenos más estudiados en la sintaxis del discursoes cómo la forma de las oraciones opera como indicador de la distribu-ción de la información a través del discurso. Si contamos una historiaacerca de una mujer determinada, podemos comenzar refiriéndonosa ~l~apor su nombre, por ejemplo, "María Contreras", o bien podemosut~!Iza~ una frase nominal indefinida para identificarla: "una aboga-da .Mas tarde, podemos hacer referencia a la misma persona con unafrase nominal definida como "la mujer" o "la abogada", o simplementepronombres como "ella" o "suya".

En síntesis, la estructura formal de las oraciones en el discursono es independiente del resto del discurso (o del contexto). Es intere-sante observar, no obstante, que no sólo la forma de las oracionesanteriores juega un papel aquí, sino también la información contenidaen ellas: a qué o a quién se refieren, qué se Supone que los receptoresya saben, o en qué focalizan su atención. Todas estas son nociones quecorresponden más bien a un enfoque semántico o cognitivo del discur-so (véase el apartado inmediato posterior). En consecuencia, el estu-30

dio sin táctico del discurso (tal como el de las funciones discursivas delorden de las palabras, de las frases nominales o de los pronombres)debe integrarse con un estudio de los otros niveles o dimensiones deldiscurso. Por esta razón, entre otras, los autores del capítulo 4,Susanna Cumming y Tsuyoshi Ono, dedicado, precisamente, a estosaspectos del discurso, no lo titularon "Sintaxis del discurso" sino "Eldiscurso y la gramática", que es menos restringido.

Sentido

Un aspecto crucial de muchas descripciones del discurso es elnivel del sentido, tal como lo analiza típicamente la semántica. Noobstante, el término "sentido" es muy escurridizo y puede tener, élmismo, varios sentidos distintos. En este momento de nliestra expo-sición, sin embargo, hacemos referencia con este término a los senti-dos abstractos y conceptuales propios de las palabras, de las oracio-nes, de las secuencias de oraciones y de discursos enteros. Loslingiiistas suelen referirse a estos sentidos abstractos del discurso conla expresión representaciones semánticas .•.

Los psicólogos y los especialistas en lingiiística cognitiva adop-tan un enfoque más empírico hacia el significado y dicen que no setrata tanto de que el discurso "tenga" un sentido intrínseco, sino deque el sentido es algo que los usuarios del lenguaje asignan aldiscurso. Este proceso de asignación de sentido es lo que todosconocemos como "comprensión" o "interpretación". En este caso, seasocia el sentido a la mente de los usuarios del lenguaje. En estosenfoques más psicológicos del sentido, se utiliza también la noción deinformación, aunque debemos hacer notar que esta es una noción másgeneral: las personas tienen mucha información (incluso muchosconocimientos) que no se expresa necesariamente en el sentido deldiscurso.

Análogamente, algunos científicos sociales pueden alegar queestosLsentidos son compartidos,o sociales y que, por consiguiente, no (¿/'se debería establecer una relación entre ellos y la mente, sino entreellos y la interacción, los grupos o las estructuras sociales. Ya volve-remos más adelante a estos enfoques cognitivos y sociales del sentidoy otros aspectos del discurso.

Es necesario advertir que en el lenguaje cotidiano (y en lasciencias sociales) también se utiliza el término contenido para hacerreferencia al sentido o a la información presente en un discurso. Losanalistas del discurso evitan por lo general este vocablo tan impreciso,empleado todavía en algunos métodos de análisis de textos como elque se denomina "análisis del contenido" (el cual, por otra parte, tiene

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más que ver, de hecho, con otros aspectos más observables del discurso-sobre todo con las palabras- que con el sentido).

Cada nivel de descripción del discurso cuenta con conceptospropios. Así, en la semántica hay un término especial que se aplica alsentido de toda una cláusula u oración, a saber, proposición. Mientrasque la sintaxis del discurso se ocupa de la estructura formal de lasoraciones la semántica del discurso estudia, más bien, la estructurade las pr~posiciones, en especial las relaciones entre las p~oposicio-nes de un discurso. Tal como ocurre en todos los otros nIveles deanálisis del discurso, encontramos aquí el principio de relatividad deldiscurso: las proposiciones están influenciadas por las proposicionesprevias en el texto o la conversación. De hecho, no es necesario ser unanalista del discurso para saber que el significado de una oracióndeterminada depende de lo dicho (significado) previamente.

Existe una noción semántica, mencionada al pasar en lo quellevamos dicho, que es en buena medida crudal para este análisis: lanoción de coherencia, es decir, la conexión del sentido de las oraciones(o sea, las proposiciones). Podemos estudiar las relaciones de cohe-rencia en el caso en que las proposiciones aparecen una a continua-ción de la otra (micronivel de análisis), pero también podemosestudiarlas en el discurso en su totalidad (macronivel de análisis). Enambos casos, explicamos qué es lo que hace que el discurso tengasentido, y en qué difiere un discurso de un conjunto arbitrario(incoherente) de oraciones.

En el micronivel, las relaciones de sentido entre las proposicio-nes de un discurso obedecen a un cierto número de condiciones decoherencia que pueden ser de naturaleza funcional. Por ejemplo, unaproposición puede funcionar como especificación, generalización,ilustración o contraste con respecto a una proposición previa. En unasecuencia simple como la siguiente: "Pedro se retrasó. Siempre llegatarde", la segunda oración expresa una proposición que es unageneralización de la proposición expresada en la primera.

La especificación constituye otro ejemplo típico de relación funcio-nal que podemos encontrar todos los días en el diario oen los noticiariosde televisión. Los discursos correspondientes suelen comenzar conoraciones que expresan proposiciones muy generales (en el titular y laentradilla), seguidas de otras que expresan proposiciones que aportandetalles cada vez más específicos. Así también, en los capítulos de estelibro se hace uso de otra relación funcional, el ejemplo o ilustración:después de mencionar una propiedad general de un discurso, se puedeaportar un ejemplo o varios (como lo hice en el párrafo anterior).

De la misma manera, un análisis semántico del discurso puedeesclarecer cómo el sentido o la información se enfatiza, o se pone y se

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ca defoco. También, según cuál sea el "entorno" discursivo, el sentido~:ede funcionar como el tópico de una oración, es decir, puede indic.arde qué o de quién "trata" la oración. Así, en el ejemplo antes mencIO-nado, el concepto Pedro (expresado explícitame.nte en la palabra~edroy en el sujeto tácito (él) del verbo llega) es el tÓpICOde las dos oraCIOnes.En todos estos casos, las diversas funciones semántica s dependenasimismo del sentido de la parte previa del discurso o del cont~x~o yde la información que este brinda (más precisamente, del conOCImIen-to que el usuario del lenguaje depositó en ellos o infirió de ellos~.

La semántica del discurso no está restringida a estas relacIOnesfuncionales o a otras relaciones de sentido entre las proposiciones.Necesita también otra noción, la de referencia: el modo como eldiscurso y sus sentidos se relacionan con los sucesos reales o imagina-rios de los cuales se habla, es decir, los referentes. Úna regla aparen-temente sencilla para la coherencia local de un discurso es que susproposiciones deben referirse a (ser acerca de) sucesos o situacione~que tienen alguna relación entre sí (según el ha~l~nte al menos). ASI,el discurso puede ser coherente si las oraciones que lo componen serefieren a hechos causalmente relacionados, como"Qcurre en el si-guiente ejemplo: "Laura se retrasó. Su vuelo se demoró. Tuvo queesperar varias horas en el aeropuerto".

Como ya se sugirió, esta coherencia es relativa a los hablante s ysu conocimiento. Esto introduce en el análisis un aspecto cognitivoque trataremos más adelante. Amenudo esta condición de coherenciatambién implica que las proposiciones de un discurso tratan de lasmismas personas o de los mismos objetos, que a veces se denominanreferentes del discurso. Ya hemos visto en la sección dedicada a lasintaxis que se puede aludir a estos referentes del discurso mediantedistintas expresiones según se suponga que el receptor sabe de elloso piensa o no acerca de ellos. Para identificar Un nuevo referente deldiscurso (o recordar uno mencionado previamente) pueden ser nece-sarias descripciones extensas, pero una vez identificado este, unsimple pronombre (y a veces ni siquiera esto) puede ser suficientepara que el receptor sepa de qué o de quién se habla (véase al respectoel cap. 3, escrito por Russell S. Tomlin, Linda Forrest, Ming Ming Puy Myung Hee Kim, donde se exponen en detalle estos aspectos delsentido del discurso).

Con la descripción del macronivel del sentido del discurso,dejamos atrás la lingiiística y la gramática tradicionales yencontra-mos nociones típicas del discurso propiamente dicho, como los tópicosy los temas. Los tópicos de un discurso (que no son lo mismo que lostópicos de una oración) constituyen, p~r así decirlo, los senti~osglobales del discurso y definen su coherencIa global omacrocoherencIa.

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Cuando explicitamos el (los) tópico(s) de un texto o una conversación,en realidad estamos contestando preguntas tan prosaicas como"¿Dequé está hablando?", preguntas en este caso relativas al resultado oelmeollo de un discurso, aquello que constituye su información másimportante. Los tópicos son elementos cruciales del texto y la conver-sación. Sin ellos, no sabríamos de qué estamos hablando oqué estamosleyendo. Definen la "unidad" global del discurso y se expresan habi-tualmente en ciertos segmentos del discurso como los titulares, losresúmenes o las conclusiones. Por otra parte, suelen ser la informa-ción que mejor recordamos de todo un discurso. En síntesis, los tópicoso sentidos globales son esenciales para el proceso de la comuni-cación.

Por ejemplo, la noticia de primera plana del periódico de hoypuede tener como tópico principal que "se ha firmado un acuerdo depaz en Bosnia". Este tópico contiene en un nivel más abstracto yelevado del significado la información detallada que el resto delartículo proporciona y define así la coherencia global del texto. Encierto sentido, el tópico "resume" los significados más detallados de undiscurso. De forma análoga, los artículos académicos, las conversacio-nes de todos los días o los debates parlamentarios pueden tener unoo varios tópicos.

Estilo

La mayor parte de las gramáticas lingiiísticas se limita a estu-diar los niveles de expresión (sonido y forma) y el sentido de lasoraciones. Remos ido más allá de las limitaciones de esas gramáticasy dedicamos también nuestra atención a las relaciones de sentido y dereferencia que existen entre distintas oraciones e, incluso, al sentido(global) de los discursos en su totalidad. De todas maneras, ni lagramática ni la lingiiística dan cuenta habitualmente de muchasotras propiedades del discurso.

Otro aspecto del discurso es, por ejemplo, su estilo, una nociónnotablemente difícil de definir. Se lo puede intentar definir en térmi-nos de variación. Por ejemplo, para describir la guerra civil de Bosnia,podemos hacer referencia a los diversos grupos beligerantes como"luchadores", "rebeldes", "insurgentes", "terroristas", etc. La elecciónde una determinada palabra en este caso puede depender del tipo dediscurso (por ejemplo, noticia periodística, editorial o propagandapolítica) o de la pertenencia del hablante o el escritor a un determina-do grupo, de su posición u opinión particular sobre el tema. Es decirque para referirnos a las mismas personas, podemos utilizar ítemsléxicos diferentes. Cuando estas variaciones ocurren en función del

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contexto (hablante, persp~c~iva, auditorio, grupo, etc.), se dice queestamos frente a caractenstIcas del estilo del discurso.

. P~ra describir los mismos sucesos pueden también utilizarsev~naclOnes en la pronunciación, en la escritura, en los elementosvIsuales o en los gestos que acompañan al discurso, en el orden de laspalabras, en el orden de las oraciones: todas estas variaciones funcio-nales fo~m~? parte de~estilo. En síntesis, el estilo es habitualmenteu~a vanaclOn. de~endIente del contexto del nivel de expresión deldIscurso. Los slg~lficados son los mismos: de lo contrario, no hablaría-~os de una van ante estilística del discurso, sino de un discursodIferente. Pero aun así, existen variaciones estilísticas: se puedeh~b~ar de los .mismos tópicos o sucesos (referentes) y hacerlo con?lstmtos. ~entIdos locales (detalles), como ocurre en el caso de lamformaclOn que brindan sobre el "mismo" hecho un diario '~erio"otro sensacionalista. Por supuesto, dos noticias diferentes d y.. 'd' e unmlsm.o peno IC~que se refieren a sucesos o tópicos distintos noco~stItuyen van antes de estilo. En otras palabras, el concepto deestIlo supone usualm~nte que al menos algo (el sentido, el'tÓpico,lossuce~os) permanece Igual, de modo que podemos compara~'Cómolos dIscursos "dicen lo mismo".

Un, a~álisi~ estil~stico p~ede también definir un conjunto decaractenstIcas dlscurslVas tlplcas de un género (relato versus cróni-ca),?e un hablante (sosegado versus emocional), de un grupo humano~muJeres versus hombres), de una situación social (formal versusmformal), de un período literario (clásico versus romántico) e incluso

. de toda una cultura (anglosajona versus latina). Por lo general nosOcuparemos entonces no sólo de las variaciones contextuales en laforma de.las palabras o las oraciones, sino además de otras propieda-des del ~ls~urso que expondremos más adelante, como ciertos modosca~acterls~lcoSde contar historias o ciertas estrategias de cortesía.EXIsten,sm embargo, muchos otros aspectos del estilo que no mencio-~o aquí y qu~ se tratarán en. detalle en el capítulo 5, escrito por

a:bar~ Sandl~ y.Margret Seltmg (para las variaciones culturales delestIlo ve~se a.slmlsmo el cap. 9 del vol. 2, escrito por Cliff Goddard yAnna WlerzblCka; otros capítulos también hacen referencia regular-mente al tema del estilo).

Retórica

s' R.a! o.troaspecto d~l discurso est~echamente vinculado al análi-~s estIlIstIco, que podnamos denommar la dimensión retórica del

dIscurso, ,aunqu~ el término retórica tuvo en su origen un sentidomucho mas amplIo: el arte del discurso público persuasivo y su estudio

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(véase al respecto el cap. 6, escrito por Ann M. Gill y.K~ren Whedbee).En este sentido más amplio, que se remonta a la AntIguedad, pode~osconsiderar a la retórica como la precursora de lo que hoy denomma-mos estudios del discurso. Uno de los ejes vertebrales de la retóricaclásica estaba constituido por el estudio de los medios específicos quehacen a un discurso más memorable y, por ende, más persuasivo: lasfiguras de la retórica. Si bien todo discurso entraña necesariame?:eun estilo no todo discurso presenta estas figuras, que tambIenpodemos denominar "estructuras retóricas": aliteración, rima, ironía,metáfora, hipérbole, etcétera ..

Por consiguiente, los análisis retórico s habItualmente se ocup~nde estos "recursos" de persuasión, es decir, de las estructuras espeCia-les del discurso que atraen la atención en razón, por ejemplo, de unarepetición inesperada, de un orden invertido, de estructuras quequedan incompletas ode cambios del sentido. Aunque es~asestructu-ras se estudian tradicionalmente dentro de las oraCIOnes, no esnecesario decir que secuencias enteras de oraciones o discursoscompletos pueden ser más o menos hiperbólic~s~ irón~coso met~~ó-ricos. Por otra parte, si bien las estructuras retoncas tienen relacIOncon la persuasividad del discurso, tampoco es n~,cesario i?~is~ir enque la función persuasiva del texto o la conversaCIOnno esta h~Itadaa la retórica, puesto que también puede depender del estilo, delsentido o de la coherencia.

Esquemas

Existe otro nivel del discurso que a menudo no recibe un trata-miento independiente y homogéneo: el de sus estructuras formalesglobales, denominadas también estructuras esquemáticas ~ sup.eres-tructuras. Sin embargo, este nivel no es difícil de defimr. SI porejemplo aceptamos que los discursos tienen un sentido global o tó~ico,faltaría definir una forma global abstracta que albergue esos sentidosglobales. En otras palabras: así como la forma ~e un~ oración sedescribe en términos del orden de las palabras (smtaxIs), podemosdescomponer la forma de textos y conversaciones enteros en ciertacantidad de componentes convencionales o categorías fijas y formularreglas que establecen su orden característico. De hech?,. y aun sinconocimientos teóricos sobre tales estructuras esquematIcas, pode-mos por lo general identificar el "comienzo"y el "fin" de ~n.~iscurso,el titular de un artículo periodístico, los saludos que mIcIan unaconversación o las conclusiones de una argumentación. Debemossubrayar una vez más que se trata en todos los casos de nocionesformales: cualquiera sea el sentido (contenido) de un artículo periodís-

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tico, siempre tendrá un titular que cumple la función de presentary resumir lo que en él se dice. Asimismo, con independencia de lo quese diga para finalizar una conversación o una reunión, o de lo que seescriba para dar fin a un artículo, usualmente funcionará como unaespecie de categoría de clausura.

En síntesis, en un sentido abstracto podemos analizar un discur-so en términos de una cantidad de categorías formales típicas, suorden y funciones específicos, realizando un proceso similar al quepracticamos cuando analizamos una oración en términos del sujeto,el objeto, etc. Así, muchos tipos distintos de discurso comienzan conun resumen y terminan con una categoría de conclusión. Los argu-mentos, por ejemplo, pueden estar integrados por diversas premisasy una conclusión. Los relatos pueden estar compuestos, en abstracto,por varias categorías, entre las cuales la complicación dela intriga ysu resolución parecen cruciales. En otras palabras, junto con suestilo, es posible describir diversos géneros en términos d"eestascategorías esquemáticas típicas. Mientras que las informacionesperiodísticas y otras historias, así como muchos discursos académi-cos,por lo general comienzan con un resumen y terminan con alguna

",clase de conclusión, los poemas, los artículos publicitarios y otrostipos de discurso no lo hacen.

Es necesario destacar que, comoen buena parte de lodicho hastaahora, estamos hablando de estructuras abstractas. Otro tipo deanálisis sería necesario para establecer cómolosusuarios del lenguajeconstruyen concretamente sus textos y conversaciones y, por ende,cómo "se plasman" en el discurso la coherencia, los tópicos, losresúmenes, los titulares y las conclusiones, Más aún, un relato tienehabitualmente estructuras narrativas, pero es evidente que tambiénincluye muchas otras propiedades además de esta organización es-quemática. Según el contexto y el género narrativo, por ejemplo,puede presentar relatos y explicaciones de acciones, descripciones depersonajes y situaciones, una organización temporal, variacionesde estilo y de perspectiva. Estos y otros aspectos de los textosnarrativos y argumentativos se estudian en detalle, respectivamente,en el capítulo 7, escrito por Elinor Ochs, y en el capítulo 8, cuyosautores son Frans H. van Eemeren, Rob Grootendorst, Sally Jacksony Scott Jacobs.

El discurso como acción e interacciónen la sociedad

Con cada nuevo paso que damos en el camino de la definición yel análisis del discurso, encontramos estructuras cada vez más aleja-

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das de la esfera tradicional de la lingiiística. De hecho, ingresamosahora en un ámbito más próximo al de las ciencias sociales: el de laacción y la interacción. Esto es, los discursos no sólo consisten en(estructuras de) sonidos o imágenes, y en formas abstractas deoraciones (sintaxis) o estructuras complejas de sentido local o globaly formas esquemáticas. También es posible describirlos en términosde las acciones sociales que llevan a cabo los usuarios del lenguajecuando se comunican entre sí en situaciones sociales y dentro de lasociedad y la cultura en general. Por esa misma razón, los capítulosdedicados al discurso en su carácter de acción e interacción social sehan agrupado en un volumen independiente.

Actos de habla

El primer enfoque del estudio del lenguaje como acción es aúnrelativamente abstracto y tuvo su origen en la filosofía del lenguaje.Es un enfoque que pone de relieve el hecho de que, al utilizar ellenguaje, las personas realizan al mismo tiempo varias actividades.Así, las que antes describimos como estructuras abstractas de soni-dos, también se pueden describir más activamente comoactos locutivos,es decir, como la producción de emisiones en algún lenguaje. Demanera análoga, el "sentido" puede verse también más activamentecomo verbo y no como sustantivo, es decir, como un acto semántica (o

proposicional). Lo radicalmente nuevo en este enfoque, sin embargo,fue la percepción de la dimensión social de nuestra actividad cuandoproducimos una emisión en algún contexto, es decir, cuando produci-mos un acto de habla o un acto ilocutivo: una aserción, una pregunta,una promesa, una amenaza o una felicitación.

Mientras que las formas abstractas de las oraciones obedecenreglas sintácticas que determinan su buena formación, y la semánti-ca, por su parte, establece condiciones de sentido propias, los actos dehabla deben cumplir también una serie de condiciones específicas quedenominamos condiciones de adecuación [appropriateness]. Sin em-bargo, no sólo la expresión (palabras, sintaxis, etc.) o el sentido de laemisión incumben a estas condiciones, sino también el contextosituacional del hablante, es decir, sus intenciones, sus conocimientoso sus opiniones. Por ejemplo, la condición para que una promesasea adecuada es que el hablante tenga la intención de hacer algo ycrea que ese acto futuro complacerá al oyente. El campo teóricoespecífico que da cuenta de estos actos de habla y sus condiciones selocaliza habitualmente dentro de lapragmática, disciplina que estu-dia en general el uso del lenguaje como acción en un contextosociocultural. Puesto que los estudios del discurso tienen este tema

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como una de sus metas principales, podemos considerar la pragmáti-ca como una rama del análisis del discurso (véase al respecto el cap.2 del vol. 2, escrito por Shoshana Blum-Kulka).

Si bien los estudios iniciales de los actos de habla, de acuerdo conla tendencia tradicional de la linguística y la filosofía del lenguaje, seorientaban de manera predominante hacia la oración y analizabanactos de habla aislados, no es de extrañar que el enfoque discursivo seinterese, una vez más, por las secuencias de actos de habla tal como seconcretan en los textos y la conversación. Así, en este nivel tambiénpodemos establecer condiciones de coherencia pragmática para talessecuencias. Por ejemplo, un acto de habla es adecuado cuando expresauna razón aceptable para un acto de habla previo o posterior. ("¿Po-dría cerrar la puerta, por favor? Hace tanto frío." En este caso, laafirmación que expresa la segunda oración constituye una eX¡>licacióndel pedido que la precede y pone de manifiesto su razonabilidad.)

Tal como ocurría en el caso de la explicación semántica delsentido del discurso, podemos suponer además que es posible "resu-!!!ir" secuencias de actos de habla integrándolos en un 'nivel más~Jr.acto, un macroacto de habla. De hecho, la totalidad de un~rtículoperiodístico puede funcionar como una aserción compleja, un editorialpuede hacer las veces de una macroacusación y una nota donde seexige rescate por un secuestro puede cumplir la función de unamacroamenaza, aun cuando los actos de habla que la constituyensean de naturaleza diferente (un pedido de rescate puede estarformado por aserciones exclusivamente). En otras palabras, elmacroacto de habla puede definirse por la función ilocutiva global del

~discurso en su totalidad, lo que a la vez define su coherencia pragmá-tica global.

La conversación como interacción

Resulta interesante observar que, una vez elegido este enfoquedel discurso como acción e interacción, el texto y la conversaciónaparecen como una compleja jerarquía de actos distintos. Así, ademásde los actos de habla que mencionábamos antes, las personasinteractúan entre sí: se conceden turnos en la conversación, atacan alosotros y se defienden, inician y cierran diálogos, negocian, manifies-tan su acuerdo o su desacuerdo, responden a los turnos anteriores opreparan su intervención en los próximos, se presentan ante los otrosde manera positiva, intentan mantener el prestigio, se muestranCorteses, tratan de persuadir al otro, enseñar, etc. Y muchos de estosactos pueden ocurrir simultáneamente; eso significa que, además delanálisis secuencial de tales acciones, es necesario realizar un análisis

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eorounicar ideas, y lo hacen en su calidad de individuos y de miembrosde grupos sociales, para informar, persuadir o impresionar a los otrosobien para llevar a cabo otros actos sociales en situaciones, institucio-nes o estructuras también sociales.

Además, si bien muchos de los primeros estudios del discursoinspirados en la lingiiística tienen a menudo un carácter más abstrac-to, y aportan descripciones estructurales y formulan reglas gene-rales, como las de la coherencia o las estructuras narrativas, laconcepción del discurso como interacción es algo que se aviene intrín-secamente con el enfoque sociolingiiístico del estudio del uso concretodel lenguaje .

Así, en lugar de estructuras abstractas e ideales, el análisis deldiscurso, aun en los estudios que no se dedicaban a la conversación,ha preferido evitar tales estructuras y ocuparse en cambio de cómGJaspersonas hablan y escriben concretamente en situaciones sociales.

,. Esto significa que podemos encontrarnos con oraciones incompletas,•• oparcialmente sin sentido, con actos de habla no adecuados, negocia-

Jeiones, cambios de tópico o cierres de conversaciones que parecen!.f;acasar. Podemos encontramos también con fa~sosinicios, repetic!o-1Ms, contradicciones, irrelevancias, redundancias y otras violaciones.~ las reglas normativas que determi~an qué constituye un discursoadecuado. En síntesis, el uso concreto del lenguaje, tal como se da

'efipecialmente en la comunicación mundana y espontánea de todos losl.

Hilas, puede parecer muy "desprolijo".Di No obstante, en lugar de considerar estas manifestaciones de

sprolijidad como "errores" o "desviaciones" de las reglas generales,.necesario estudiarlas por derecho propio. De hecho, lo que puedeecer una violación de alguna regla o uso habitual puede desempe-• en realidad, una {unción contextual o de interacción específica.decir, además de los aspectos "normativos" del lenguaje y delcurso, tal como los conocemos a partir de las reglas de la gramática,reglas de buena formación de la producción de noticias periodís-s o las condiciones abstractas de los actos de habla, este enfoques realista y "empírico" toma en cuenta el texto y la conversación, talo estos son concretamente.Sin embargo, la mayor parte de los especialistas busca un orden,en lo que a primera vista sólo aparece como irregularidad y

prolijidad. Así, incluso en los actos espontáneos de habla y deritura, los usuarios del lenguaje se atienen a ciertas reglas y

trategias eficaces cuando construyen una oración o un tópico,ando escriben un titular, cierran una reunión, se felicitan o mani-

, stan su desacuerdo. Estas reglas y estrategias no son individuales,o que son algo socialmente compartido, conocido y utilizado en

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"vertical" de todos los actos que podemos llevar a cabo "mediante" larealización de otros actos, como cuando compramos una casa median-te la firma de un contrato.

El vasto dominio del análisis de la conversación -y, más gene-ralmente, todos los estudios del discurso como interacción- se abocana los diversos tipos de actos sociales tal como se realizan en loscorrespondientes contextos sociales y culturales. Así, los turnos que"simplemente" nos concedemos en una conversación obedecen a com-plejas reglas y estrategias destinadas a seleccionar quién hablará endeterminados momentos de la conversación. Análogamente, en el"intercambio" cortés las personas hacen jugadas complejas, por ejem-plo, para evitar dañar el prestigio de sus interlocutores. Por otraparte, las conversaciones no se detienen abruptamente: los partici-pantes llevan a cabo un complejo "trabajo" de colaboración paraterminar como corresponde una conversación. Lo mismo vale para elinicio, el cierre o el cambio de tema. Se han dado a conocer estudiosmuy detallados, lindantes con la sociolingiiística, el análisis deldiscurso, la etnografía y la sociología, de una miríada de estas y otraspropiedades de la "conversación" como interacción social "situada"sea en conversaciones informales entre amigos en un bar o e~conversaciones más formales desarrolladas en instituciones. AnitaPomerantz y B. J. Fehr en el capítulo 3 del volumen 2 de esta obra, asícomo Paul Drew y Marja-Leena Sorjonen en el capítulo 4 del mismovolumen, exponen en detalle los distintos aspectos de este influyenteenfoque del discurso.

Estructuras abstractas y uso concréto del lenguaje

El análisis del discurso como interacción no se limita a estudiarotro "nivel" de las emisiones verbales, además de las expresiones, lasformas y los sentidos. De hecho, tiene en cuenta todos los nivelesdescriptos hasta ahora, siempre como parte de lo que los usuarios dellenguaje realizan activamente como participantes de la conversación.En otras palabras, del discurso participan diversas actividades, entreellas la producción de sonidos, la gestualización, la construcción derepresentaciones semánticas o la realización de actos de habla todasellas llevadas a cabo de un modo estratégico y contextual~enterelevante, así como formas de interacción como la toma de turnos laformación de impresiones, la negociación, la persuasión o la reprod~c-ción de prejuicios raciales. De todas maneras, en cierto sentidopodemos decir que los primeros niveles de actividad verbal estánorientados hacia la realización de acciones sociales pertinentes. Losusuarios del lenguaje hablan con el objeto de que se los entienda, para

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forma implícita en una determinada comunidad de habla. Incluso loserrores aparentes, incorrecciones, problemas, incoherencias, desvia-ciones y otras transgresiones a las reglas pueden administrarsedentro de la interacción de una manera significativa y ordenada. Estopermite no sólo a los participantes, sino también a los analistas deldiscurso, darle un sentido a lo que está ocurriendo.

Cognición

Dotar de sentido, entender, interpretar y muchas otras nocionesutilizadas en párrafos anteriores no pertenecen exclusivamente aldominio de las estructuras del discurso y la interacción social, sinotambién al ámbito de la mente. Por ejemplo, tanto las explicacionesabstractas como las más concretas del orden de palabras, del signifi-cado de las oraciones, de la coherencia y los esquemas narrativos, delos actos de habla o de las interacciones propias de la conversaciónsiempre presuponen que los usuarios del lenguaje tienen conocimien-tos. Conocen las reglas que rigen tales estructuras, conocen lasestrategias de aplicación de esas reglas y los contextos en los que seaplican. Las actividades de comprender una oración, de establecer lacoherencia de distintas oraciones o de interpretar un texto paradeterminar su tópico presuponen que los usuarios del lenguaje com-parten un repertorio muy vasto de creencias socioculturales. Laelección de ciertos ítems léxicos, las variaciones de estilo o el uso derecursos retórico s suponen, asimismo, que los usuarios del lenguajeexpresan sus opiniones o ideologías y así contribuyen a la construcciónde nuevas opiniones o ideologías o a la modificación de las existentesen los receptores.

Así, aunque a veces es conveniente hacer abstracción de lanaturaleza mental de las gramáticas, las reglas, las normas, elconocimiento olas opiniones cuando se intenta dar cuenta del discursoy de la comunicación, una teoría del discurso que merezca el nombrede tal quedaría gravemente incompleta sin un componente ment~l(cognitivo o emocional). Es la psicología cognitiva la que se hadedicado especialmente al estudio de estos temas, por ejemplo entérminos de los diversos procesos y representaciones mentales involu-crados en ellos, que habitualmente se localizan en la memoria de losusuarios del lenguaje. Estos procesos y representaciones desempeñanun papel específico en la producción y en la comprensión del texto y dela conversación.

En un determinado nivel de análisis, estos procesos y represen-taciones son exclusivos, en el sentido de que caracterizan individual-mente a los usuarios del lenguaje en contextos comunicativos especí-

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ficos.Esta exclusividad explica la variación personal que supo~e tododiscurso: los discursos difieren unos de otros, aun cuando se emItan encircunstancias sociales similares, aunque más no sea porque losdistintos usuarios del lenguaje utilizan de manera diferente unmismo repertorio sociocultural de conocimientos.

Por otra parte, hay algo más interesante: el conocimiento quetienen los usuarios del lenguaje acerca de las reglas gramaticales ydiscursivas es un conocimiento compartido socialmente, de modo quees posible la comprensión mutua. Los actores sociales comparten conotros miembros de su grupo, comunidad o cultura normas, valores,reglas de comunicación y representaciones sociales tales como ~lconocimiento y las opiniones. En otras palabras, además de la cogm-ción individual, el discurso implica especialmente una cogniciónsociocultural. '.

Tal como ocurre en el caso del enfoque interactivo del discurso,el enfoque cognitivo no se limita a las representaciones mentales dereglas abstractas y otras formas de conocimiento. Aquí también losestudiosos se interesan en cómo los usuarios del lenguaje producen yentienden concretamente el discurso. Los psicólogos 1\.0 se interesantanto en usuarios ideales del lenguaje como en los usuarios reales yconcretos. Por consiguiente, además de tener en cuenta las reglas,estudian los procesos estratégicos que los usuarios del lenguaje apli-can consciente oinconscientemente en la producción ocomprensión delas oraciones, tópicos o narraciones.

De modo similar y tal como ocurre en el caso del enfoqueinteractivo, un análisis cognitivo del discurso hace hincapié en elhecho de que estos procesos mentales son constructivos. Las represen-taciones mentales que provienen de la lectura de un texto no sonmeras copias del mismo o de su significado, sino el resultado deprocesos estratégicos de construcción del sentido que pueden utilizarelementos del texto, elementos de lo que los usuarios del lenguaje

\,saben acerca del contexto y elementos de las creencias que esosusuarios ya tenían antes de iniciar la comunicación.

Una vez más, como en la interacción, debemos decir que esosprocesos dependen del contexto: por ejemplo, pueden depender de losobjetivos, intereses, metas, expectativas u otras representacionesmentales de los usuarios del lenguaje. A diferencia de las reglas de lagramática, estos procesos no son necesariamente sistemáticos: pue-den contener errores, operar con información incompleta y funcionaren varios niveles simultáneamente, siempre que su operación searápida y eficaz a fin de alcanzar las metas de comunicación e interac-ción perseguidas, comola comprensión mutua y la realización adecua-da de las acciones deseadas en una situación específica.

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En otras palabras, puede combinarse alguna informaciónfonológica o gráfica con información sintáctica, semántica o contex-tual a fin de inferir conrapidez, dentro del lapso de uno odos segundos,qué acto de habla o de otro tipo lleva a cabo el hablante. Por supuesto,esto requiere también que los errores puedan luego corregirse, comosabemos a partir de las reparaciones de la conversación.

En síntesis, el proceso de comprensión concreto es siempre unproceso tentativo permanente (en línea), que permite la reinterpre-tación continua. Así, el análisis mental parcial de un fragmento detexto puede interactuar con la activación y adaptación contextualde conocimientos generales y opiniones en la memoria. Los procesosascendentes [bottol'Yt~up]de comprensión de las palabras y oracionespueden combinarse con "suposiciones" abstractas descendentes [top-down] acerca de la estructura esperada de una oración, narración oconversación. Varios módulos pueden operar al mismo tiempo pararealizar tareas especializadas, comoel procesamiento de las palabras,de la estructura de las cláusulas, de la coherencia semántica, de losactos de habla o del cierre de una conversación .

Así, en el curso del proceso de comprensión, los usuarios dellenguaje construyen gradualmente no sólo una representacióndel texto y del contexto, sino también representaciones -dentro de losdenominados modelos mentales- de los eventos o acciones que tratael discurso. Lo que recordamos habitualmente de los textos o de laconversación, por consiguiente, no es tanto las palabras exactas, nisiquiera su significado o las acciones, sino este modelo mental que esuna representación esquemática de nuestras creencias (subjetivas)acerca de un suceso o situación. Si le contamos a alguien lo que hemosleído por la mañana en el periódico, no estamos reproduciendo unanoticia periodística, sino, más bien, comunicando los modelos (a vecestendenciosos) que hemos construido a partir de las noticias leídas .

A la inversa, cuando queremos decir algo, nuestro punto departida será un modelo que nos servirá para producir el discurso.Seleccionaremos algunas creencias comopertinentes para la comuni-cación en el contexto en cuestión, las cuales servirán como entradapara la construcción del significado (localy global) de nuestro discurso.

Lo mismo vale para la interacción: los usuarios del lenguajeactivan o construyen, y actualizan permanentemente, un modelo delcontexto y de las acciones en las cuales participan, sea en forma activaopasiva. Dar sentido a un texto ouna conversación implica, entonces,la construcción de tales modelos a partir del significado semántico deldiscurso, así como de su significado o sus funciones de interacción,además de la aplicación de conocimientos y opiniones más generales,socialmente compartidos. Estos son sólo algunos de los aspectos

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,.. dI'entes a un enfoque cognitivo del discurso. Pueden encon-~rrespon h Cr- ás detalles en el capítulo 11, cuyos autores son Art ur ..;:. se ro R G Idr Morton A. Gernsbacher y Susan . o manoraesse , , ....

, A cuando losprincipios fundamentales deeste anahsls COgnltIVOf' 1 Ullesaroientodel discurso son aceptados por casi todos en lade proc ., , 1 ofa algunos enfoques interaccionistas prefieren estudIar ex-"'ICO 00" , .:hasivaroente lo observable y social, y por ende, las construcCIOnes~ I'vasde las representaciones y procesos mentales. En este caso,_.curs 1 d' tle considera a la mente como algo pertinente desde e punto e VISatnteraccional y social sólo cuando aparece concretamente ~n ~l~exto

1 nversación. En lugar de especular sobre esas mentes mVlslbles,~ aco 'l" . t 't' d 1 ten la presente obra proponemos un ana ISISSISema ICO e a n.a ura-leza discursiva de la mente (véase al respecto el cap. 12, escrIto por~an Condor y Charles Antaki). "

"scurso y sociedad

~ mayor parte de los esludios del discurso se desenvuelve en. o de los ámbitos descriptos hasta ahora o en varIOSde ellos ~ la

= la forma, el sentido, la interacción y la cognición. Sin embargo," os visto también que el contexto desempeña un papel fundamen-

."en la descripción y la explicación del texto y la conversación.que no existe una teoría explícita del contexto y aunq~e la n.ocióntilizada por distintos estudiosos del tema conuna ampha varIedad'gnificados, podemos definirlo brevemente como la e~tructura de

las propiedades de la situación social que son pertmentes pararoducción o recepción del discurso. No sólo las característicascontexto influyen sobre el discurso; lo inverso también es cierto: el. so puede asimismo definir o modificar las características del. xto.,Así como distinguimos entre las estructuras locales yglobales·di~ct.irso,también podemos hablar de estructuras locales y glo-8'del contexto. Entre las restricciones contextuales locales del

""iso tenemos, por ejemplo, la situación (tiempo, lugar, circuns-':~as),los participantes y sus diversos papeles comunicativos y'!!les (hablante, coordinador, amigo, etc.), las intenciones, metas o·'sitos. El contexto global se vuelve relevante tan pronto como,tificamos el discurso u otras acciones corrientes como una parte

., tituyente de acciones o procedimientos institucionales u'zativos (legislación, sesión de tribunales, enseñanza, comuni-

, nde noticias, etc.), y cuando los participantes interactúan en¡ .adde miembros de categorías sociales, grupos o institucionesJeres versus hombres, negros versus blancos, jóvenes versus

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adultos, supervisores versus subordinados; o los diversos participan-tes en la educación, el parlamento, los tribunales o la policía). Véansea este respecto el capítulo 4 del volumen 2, escrito por Paul Drew yMarja-Leena Sorjonen, y el capítulo 7 del mismo volumen, cuyosautores son Dennis K. Mumby y Robin P. Clair.

En síntesis, apenas tomamos con seriedad un punto de vistacontextual del discurso, muchos aspectos de la sociedad y de la culturase incorporan en nuestro análisis. Por ejemplo, la elección de ciertospronombres específicos como formas de tratamiento más o menoscortés (como es el caso del tu o vous en francés) presupone que losusuarios del lenguaje (ylos analistas del discurso) poseen conocimien-tos acerca de las relaciones sociales. La variación léxica (la que semanifiesta, por ejemplo, cuando se opta por "terrorista" o por "lucha-dor en pro de la libertad") implica que los hablantes tienen opinionese ideologías diferentes. Actos de habla comolos comandos presuponendiferencias de poder y de autoridad. En todos los niveles del discursoencontramos entonces "huellas" de un contexto en el que las caracte-rísticas sociales de los participantes desempeñan un papel fundamen-tal, se trate del género, la clase, la filiación étnica, la edad, el origen,la posición u otros rasgos que determinan su pertenencia a un grupo.

Lo anterior no quiere decir que estos contextos sociales esténsiempre "dados" o sean "estáticos", ni tampoco implica que los usua-rios del lenguaje y sus respectivos discursos "obedecen" pasivamentelas restricciones impuestas por el grupo, la sociedad o la cultura. Porel contrario, el discurso y sus usuarios mantienen una relación"dialéctica" conel contexto: además de estar sujetos a las restriccionessociales del mismo, también contribuyen a él, lo construyen o lomodifican. Se producen negociaciones flexibles en función de lasdemandas de cada contexto concreto y las restricciones más generalesimpuestas por la sociedad y la cultura. El discurso puede obedecer elpoder de un grupo, pero también puede desafiarlo. Es posible cambiaro romper creativamente las normas y las reglas sociales y estasviolaciones pueden dar origen a nuevas organizaciones sociales.

Género

Muchos hombres -a veces de manera manifiesta, a veces mássutilmente- adoptan los modos de hablar sexistas (cuando se dirigena las mujeres o cuando hablan de ellas) que predominan en su grupo.Cuando lo hacen de manera activa, también contribuyen a la repro-ducción del sistema de desigualdad de los géneros. Por supuesto,también pueden modificar (en parte) esas restricciones sociales ydesafiar el statu quo, por ejemplo, absteniéndose de ejercer el control

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. tualmente todos los aspectos del texto, la conversación o elsobre Vlr " 1 t'l 1 t d. t como pueden ser el género, el tOpICO,e es 1 o, a oma econtex o, l' t d 1. la narración de historias, que se rea Izan a cos a e asturnos o . t' El.' tes de género femenino en los sucesos comumca -IVOS.PartIcIpan . M L. , 1 5 del volumen 2 escrito por Candace West, MIchelle . azareapItu o, - d 1Cheris Kramarae, analiza en ~eta~l: el papel desempena o por e

~nero en el discurso y la comumcaClOn.

I Filiación étnica

Observaciones similares son válidas p~ra l~~ rel~ci~~es ,en~reel texto y la conversación por un lado y la raza o fihaclOn.etn~?a

1otro y más generalmente, para el discurso y la comum~aclOn:;r:cultu~ales e interculturales. Así, una historia de la esclaVltu~ yde la segregación, un permanente racismo, ad~m~s de otros factoresadturales, crearon las condiciones de surglI~Iento de patronesclscursivos especiales en la comunidad afroamencana de los EstadosUnidos. Más en general, los grupos étnicos o "raciales" P?~den~rrollar modos específicos de hablar que pueden dar ?ngen aiIúluencias y adaptaciones mutuas, así como a problem~s mt~rcul.-"lafaIes en la comunicación y la comprensión. Las relacIOnes mter-,Ju,lturales o interétnicas pueden también adoptar .l,a forma de la

'nación: las personas participan en la reproducclOn del e~noc~n-°y el racismo al hablar de manera prejuiciosa sobre las mmonas

'cas o "raciales" y sobre (otros) inmigrante s del Sur (este tema se, ne conmayor detalle en el cap. 6 del vol. 2, cu~os autores son Te~n

,rvan Dijk, Stella Ting-Toomey, Geneva SmItherman y Demseutman).

Cultura

Loque hemos dicho hasta aquí con respecto al papel del discursosociedad vale también para el papel del discurso en la cultura.

. todas las formas del discurso mencionadas hasta ahora presen-'Variaciones según los actores sociales y especialmente según los

s. Lo mismo ocurre con las características culturales y lación. Contar una historia, cumplir una orden, manifestar corte-cambiar de tema son actividades que no están (sólo) sujetas as generales ouniversales: las personas en todo el mundo realizancosas de distintos modos.

Estas diferencias culturales pueden estar vinculadas a otrostos de la cultura, por ejemplo, las normas y los valores, las'ones sociales o las institucione~. Hemos visto que, tan pronto

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Por último, empeñados ya en la tarea del análisis del discurso, losistas pueden llevarla a cabo con distancia y desinterés, intentan-

ser "objetivos", como lo exigen las normas académicas dominantes..ro también pueden comprometerse más activamente con los temasos fenómenos que estudian, como es probable que ocurra (delibera-

ente o no) siempre que se estudian el abuso de poder, la domina-y la desigualdad tal comose expresan oreproducen en el discurso.estudiosos críticos explicitan su posición social y política: toman'do y participan activamente a fin de poner de manifiesto, des-

tificar o cuestionar la dominación con sus análisis del discurso.h En lugar de meramente concentrarse en la disciplina, sus teorías

adigmas, estos analistas del discurso se interesan en problemas'ales importantes. Es decir, su trabajo está más orientado a los

'blemas que a las teorías. El análisis, la descripción y la formula-de teorías desempeñan sin duda un papel, especialmente en la.da en que permiten comprender mejor la desigualdad social

a mera conversación o un mero texto implementa de diversos.l1Il. 1 .1I1odos,a la vez que constituye, estructuras y procesos comp eJosen unnivel social más global.

Es evidente que estas formas de análisis social del discurso noBon,precisamente, simples. Exigen un a~álisis integrado en to~o~los.niveles y dimensiones que hemos mencIOnado hasta ahora. SI bIen,incluso en este aspecto, podemos concentrarnos sólo en unas pocaspropiedades del discurso tales como el uso (y el abuso) de un pronom-bre o de un acto de habla, o la forma en que se controlan los tópicos,las relaciones entre el discurso y las estructuras sociales son a menudoindirectas y muy complejas. Así, puede ser necesario vincular el usode los pronombres, por ejemplo, con la estructura de las oraciones, elsentido, la interacción, los modelos mentales, la identidad y lascreencias socialmente compartidas antes de establecer un vínc~lo conlas diferencias de poder entre (miembros de) distintos grupos o con laestructura y la rutina institucionales.'s r En resumen, si el análisis del discurso ya es una empresa~ltidisciplinaria, lo es mucho más el análisis social del di.s~urso.Lomismovale para todas las formas de análisis aplicado del discurso que•• dedican a estudiar las aplicaciones del discurso en la educaci6n, los

't.edios, la política, el derecho y otros campos donde las diversastbrmas y usos del texto y de la conversación desempeñan un papel

l'tmdamental (véase el cap. 11del vol. 2, cuya autora es Britt-Louisetlunnarsson)...•

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Análisis crítico del discurso

como los miembros de un grupo étnico o de una cultura se comunicancon (o acerca de) los miembros de otros grupos o culturas, las diferen-cias en el discurso pueden aceptarse de manera cooperativa y toleran-te o suscitar malentendido s y conflictos, e incluso pueden originar ladominación, la exclusión o la opresión de los menos poderosos. Porconsiguiente, el estudio de la comunicación intracultural e interculturalconstituye un dominio importante del análisis multidisciplinario deldiscurso (véanse diversos capítulos de este libro y, más específicamen-te, el cap. 9 del vol. 2, escrito por Cliff Goddard y Anna Wierzbicka).

Análisis social del discurso

Precisamente, esta interpretación más amplia del discurso en lasociedad y la cultura constituye el punto culminante de los estudiosdel discurso. En un marco de semejante complejidad y amplitud,podemos ir más allá de los límites del mero estudio discursivo de lascombinaciones de oraciones, de la coherencia, de los actos de habla, delos turnos en la conversación y de los cambios de tópico. Aunquemuchas propiedades de estas estructuras y estrategias son relativa-mente autónomas e independientes del contexto, muchas otrasinteractúan con las propiedades de los contextos local y social queresumimos brevemente en los párrafos anteriores.

En efecto, si pretendiéramos explicar qué es el discurso, no nosbastaría analizar su estructura interna, las acciones que se desarro-llan o las operaciones cognitivas involucradas en el uso del lenguaje. ,JPara hacerlo, debemos dar cuenta del discurso como acción·socialdentro de un marco de comprensión, comunicación e interacción qu~ .a su vez forma parte de estructuras y procesos socioculturales másamplios. De esta forma, la narración de historias puede ser una parteconstitutiva de la cultura de las grandes corporaciones, la argumen-tación y la retórica en el parlamento puede ser una parte intrínsecade la legislación y el discurso educativo puede definir el proceso so-cial de la educación. Ya hemos visto que ciertas propiedades especí-ficas de la manera de hablar acerca de los inmigrante s puedencontribuir a la reproducción del racismo. Textos y discursos masculi-nos pueden expresar y confirmar la desigualdad de los géneros, peroel discurso feminista puede también desafiarla. El abuso del poderpolítico se manifiesta habitualmente a través de distintas propieda-des del discurso y puede abarcar la propaganda, la manipulación o lalegitimación en su calidad de tipos y funciones de la comunicacióndiscursiva, pero la resistencia política puede asimismo expresarse conrecursos análogos (véase al respecto el cap. 8 del vol. 2, cuyos autoresson Paul Chilton y Christina Scháffner). En síntesis, lo que parece ser

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basada en el género, la filiación étnica, la clase, el origen, la religión,e~lenguaje, la orientación sexual y otros criterios que definen diferen-CIas entre las personas. Su meta última es no sólo científica sinotamb~é.n.socia~y política, a saber, el cambio. En este caso, decim~s queel anahsls socIal del discurso adopta la forma de un análisis crítico deldiscurso.

Cada vez es mayor el número de analistas del discurso quedemuestran interés por este enfoque crítico del texto y de la conver-saci~n. ~ás allá de la observación, la descripción sistemática y lae~phcacIOn, optan por dar un paso decisivo y ver el análisis deldIscurso como una empresa también política y moral de investigado-res responsables. Destacan el hecho de que no siempre es posible, nideseable, establecer una distinción neta entre un análisis del discursotécnico e "independiente de los valores" por un lado y la crítica socialcultural o política por el otro. Los que se enrolan en esta corrient~ale~a.~que estudiar, por ejemplo, el discurso racista sin adoptar unaposlc~onmoral acerca del racismo es tan imposible para un analistadel dIscurso como para el investigador médico lo es el estudio delcáncer o el SIDA sin tomar posición acerca de la índole letal de talesenfermedades, o para el sociólogo, estudiar el levantamiento decampesinos explotados sin tomar conciencia de la naturaleza de suopresión y la legitimidad de su resistencia.

.~n síntesis, el discurso es una parte intrínseca de la sociedad ypartIcIpa de todas sus injusticias, así como de las luchas que see.m~renden contra ellas. Los analistas críticos del discurso no sehm~tan a ?bservar tales vínculos entre el discurso y las estructurassoclale~: SIllOqu~ se ~roponen ser agentes del cambio, y lo hacen comoexpre~IOn?e sohdarIdad con todos los que necesitan con urgencia esecambIO (vease al respecto el cap. 10 del vol. 2, escrito por NormanFairclough y Ruth Wodak).

Tipos de estudios del discurso

. Lueg~ de e~ta breve introducción a las diversas estructuras,nIveles y ~hmenSI?neSdel discurso y los correspondientes enfoques enlos estudIOSdel dIscurso, podemos retroceder un instante y plantear-nos el marco resultante en términos más generales. Como veremosmá~ ~~elante, ~uando estudiamos algunos de los principios básicos delanahsI.s del dIscurso, podemos distinguir algunos tipos, estilos omodalldades generales de análisis.

Una distinción frecuente es la que se establece entre los estudiosdel texto y de la conversación. El análisis de textos se dedica engeneral a las estructuras (abstractas) del discurso escrito comoobjeto

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fijo,mientras que el estudio de la conversación se concentra más bienen aspectos más dinámicos de la interacción espontánea. El primeroestá más inspirado en la lingiiística y el segundo, en las cienciassociales. Sin embargo, pese a las enormes diferencias que separanestos dos enfoques, ambos se proponen encontrar orden, reglas,regularidades en el análisis pormenorizado de las estructuras yestrategias que gobiernan el texto y la conversación. Ambos tipos deestudio son más descriptivos, menos explicativos, y tienden a pasarpor alto contextos más amplios de análisis (como pueden serIo loscontextos cognitivo y social).

Análogamente, podemos distinguir los estudios más abstractos yformales, por ejemplo en la gramática y la inteligencia artificial, de losestudios más concretos del texto y de la conversación en contextossociohistóricos específicos, es decir, de los modos en los que losusuarios concretos del lenguaje y los actores ;ociales realizan (amenudo muy imperfectamente) las actividades de hablar, imprimirun sentido y hacer cosas con las palabras.

Otra distinción frecuente es la que se esta.blece entre los enfoquesteóricos y descriptivos por un lado y lQSenfoques aplicados y críticospor el otro. Estos últimos se concentran en los"temas sociales, lapertinencia y el uso del análisis del discurso en la sociedad .

Podríamos incluso hacer un corte transversal en las diversasclasificaciones expuestas hasta ahora y hablar de "estilos" de investi-gación, estableciendo una distinción entre las investigaciones másempíricas que trabajan sobre datos concretos del discurso, corpora, ysus respectivos análisis y experimentos por una parte y las investiga-ciones más filosóficas, especulativas o impresionistas por la otra.

Otro criterio de clasificación de los diferentes enfoques provienede los tipos o géneros de discurso estudiados. En efecto, muchosanalistas del discurso estudian exclusivamente la conversación, mien-tras que otros prefieren estudiar las noticias, la publicidad, la narra-tiva, la argumentación o el discurso político, para citar sólo algunosentre millares de géneros o dominios posibles en el universo del textoy de la conversación. Cada uno de estos enfoques, a su vez, puedehaber desarrollado conceptos, métodos y procedimientos que le sonpropios.

Pueden hacerse otras distinciones ocategorizaciones. Todas ellastienen su utilidad y los analistas del discurso ya experimentados, aligual que los principiantes y los que son ajenos a esta disciplinafrecuentemente las emplean en su vida cotidiana. A menudo prefierenuna dirección u orientación más que otra. Algunos estudiosos se sientermás inclinados al análisis meticuloso de conversaciones concretaEmientras que otros se dedican a la construcción abstracta de teorías.

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. ~e.ro en este aspecto también habrá muchos q~e, al menos enprmCIplO,rechacen una división del campo de estudio en direcciones,enfoques o escuelas diferentes. Argumentarán, precisamente, que lapermanente renovación del campo proviene de nuevas combinacionesde enfoques, a través de las subdisciplinas, los métodos, las teorías olos tipos de fenómenos estudiados. Podrán rechazar la distinciónartificial entre teoría, descripción y aplicación y podrían estudiar losfenómenos tanto en el texto como en la conversación y hacerlo tantoen términos abstractos como en los términos más e:npíricos del usoconcreto del lenguaje y de la interacción. En razón de su orientacióntan amplia, los investigadores críticos, por ejemplo, podrían querertener en cuenta todos los niveles y dimensiones, todos los métodos yenfoques _en ta~to aporten algo a la comprensión del papel quedes~mpena el dIs~urso en la sociedad y en la reproducción de ladesIgualdad. Semejante diversidad es, precisamente, una de las carac-terísticas más atrayentes del análisis contemporáneo del discurso .

. .Al mismo tiempo, comoveremos más adelante, la integración ded~stmtos enfoques puede avanzar en forma paralela a la diversifica-CIóny especialización en subdisciplinas. Entre las muchas líneas deinvestigación expuestas en esta introducción hemos identificado tresenfoques principales: a) los que se concentran en el discurso "mismo"es de~ir, en l~s estructuras del texto y de la conversación; b) los qu~estudIan el dIscurso y la comunicación comocognición y c) los que seconcent~a~ en la estruc~ura social y la cultura. Esta figura triangularcuyos vertIces son el dIscurso, la cognición y la sociedad constituye,de hecho, el terreno del análisis multidisciplinario del discurso.. Hemos visto, sin embargo, que cada vértice de ese triángulo está

vmculado con los otros dos. Nos es imposible explicar la estructura deltexto y la int~racción en ausencia de un enfoque cognitivo. Igualmen-te, no. e~ pOSIbledar cuenta de la cognición sin comprender que elCOnOCImIentoy otras creencias se adquieren y utilizan en el discursoy los cont~xtos sociales. Asimismo, la cognición, la sociedad y lacultura, aSIco~o s~ ~eproducción, necesitan del lenguaje, del discurso!~~la comumca~lOn. Así, en cualquier lugar del triángulo dondeI~IcIemosel,r~c.orndo,pronto descubrimos que la descripción sistemá-~Ica, ~l ~n~hsI~ y la explicación deben recorrer esos segmentosmterdIscIplmaflos que constituyen los lados de la figura y que conec-tan con los otros vértices del triángulo. Cualquier forma de exclusióno r~ducci?n encuentra bien pronto problemas irresolubles cuando seve Im~ed,~dade dar. cuenta d~ parte de los fenómenos que se propusoe~tudIar en forma mdependIente". En síntesis, cualquier análisis deldIscurso adecuado, aun cuando estudie provisoriamente sólo unaspecto parcial del triángulo del discurso, no tarda en advertir la

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necesidad de convertirse en una herramienta multidisciplinaria eintegrada.

El surgimiento de los estudios del discurso

Bajo diferentes nombres, este estudio moderno del discurso, talcomolo describimos anteriormente surgió en la década de 1960 másomenos al mismo tiempo en diversas disciplinas de las humanidadesy las ciencias sociales. Por supuesto, el texto y el discurso habían sidoanalizados con anterioridad, por ejemplo en los estudios literarios, enel campo de la historia y de la comunicación de masas, y cuando menosdesde que la antigua retórica proporcionó una formulación detalladade las propiedades de la oratoria.

Etnografía

Sin embargo, fue sólo a mediados de la década de 1960 queempezó a tomar cuerpo la idea de un enfoque transdisciplinario mássistemático y explícito. La antropología preparó el terreno con losprimeros estudios etnográficos de "sucesos comunicativogl~o "mane-ras de hablar" en sus contextos culturales. Puso de relieve el hechode que los hablante s de una lengua no sólo conocen su gramática, sinoque poseen además una competencia comunicativa mucho más am-plia como miembros de una cultura. Los hablante s también compar-ten el conocimiento cultural de las reglas acerca de cómohablar entreellos de modo apropiado, por ejemplo, para advertir a alguien de unpeligro, contarle una historia o participar de controversias o debatespolíticos.

Estructuralismo YSemiótica

Inspirado en los formalistas y otros estudiosos rusos de lasdécadas de 1920 y 1930, el estructuralismo aportó un marco másamplio para el estudio de la narrativa, los mitos, la literatura, laspelículas cinematográficas y otras prácticas semióticas, primero enFrancia y luego en otros países. Estos enfoques tuvieron una graninfluencia sobre los análisis estructuralistas de ámbitos que ibanmás allá de los textos literarios o historias, por ejemplo, el estudiode los medios. Pero habitualmente dichos estudios no daban cuenta delos procesos cognitivos ni de la interacción o las estructuras sociales.

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