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EN EL COMERCIO DE
VALLA DO LID
1850/1950
Diseño gráfico
1.ª edición Octubre de 2009
ISBN: 978-84-613-5191-6D.L.: VA-934-2009
© de la edición Fundación Joaquín Díaz© de los textos Sus autores
EN
VALLA DO LID18501950
DISEÑO gráficO
6] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Índice
[7
AgriculturaAlimentaciónArtes MusicalesBancosBares y cafésConstrucciónEducaciónEnergíaFábricasFotografíaHigiene y limpiezaHoteles
082096106110112116122124126128132136
ImprentasIndumentariaLibreríasPerfumeríasPeriódicos y revistasRegalosSaludSegurosTransportes y vehículosTurismo
142146154158160162166170172176
Catálogo
TEXTOS
008
042
060
El diseño gráfico en el comercio de valladolid 1850-1950JOAQUÍN DÍAZ
TIPOgRAFÍA y TIPOS EN LA PUBLICIDAD IMPRESA EN EL COMERCIO DE VALLADOLID 1850-1950JUAN ANTONIO MORENO
IMPRENTAS y MAQUINARIA PARA IMPRESIÓN EN VALLADOLID 1850-1950JUAN HORMAECHEA
Joaquín Díaz [9
El título de este libro requiere una breve explicación. Se trata,
principalmente, de proponer un recorrido histórico, no exhaustivo
pero significativo, por las tendencias y modas experimentadas en el
diseño usado por los comerciantes de Valladolid para hacer llegar
su mensaje a los clientes y al público potencialmente interesado.
Esa forma de entender la estética, como vehículo útil para transmitir
ideas o conceptos por medio del texto o de la imagen, se manifestaba
principalmente en varios tipos de productos que salían de las
imprentas vallisoletanas: los libros, los pliegos, los impresos y todos
aquellos papeles que en el ámbito de la tipografía se conocían como
“remiendos” (cartas comerciales, postales, anuncios, etiquetas
adhesivas, marbetes, abanicos de papel o cartón, secantes, etc.).
Algunas de esas muestras, diversas tanto por su origen como por su
funcionalidad, ilustrarán este libro-catálogo, acotado por dos fechas
significativas para las artes tipográficas. Una parte de esos impresos
se hacía en Valladolid y otra parte –la más complicada técnicamente–
EL DISEÑO GRÁFICO EN EL COMERCIO DE VALLADOLID 1850-1950
Joaquín Díaz
Hasta la edición de la Guía-Anuario de Santarén, algunas imprentas vallisoletanas, como la de Mariano Fraile, publicaron desde comienzos del siglo xx, agendas comerciales
10] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
en diversos establecimientos de Valencia, de Barcelona, de Santander
o de Madrid. La mayoría pretendía básicamente ofrecer productos
avalados por una tradición, una seriedad y un prestigio, para lo cual
se incluía en cualquier lugar del diseño impreso algún reclamo que
sirviera de recordatorio de esas cualidades.
Los libros. La imagen de Valladolid
Como podrá suponerse no recurriremos al diseño de libros de texto o
de géneros literarios. Hay, sin embargo, una serie de publicaciones
en las que se ofrece una imagen de Valladolid que se pretende
sea sinónima de calidad y de negocio. Nada más apropiado como
ejemplo, en ese sentido, que las guías anuales (obvio desideratum,
puesto que nunca lo fueron, ni siquiera la de Bailly Bailliere, que
era empresa teóricamente fuerte). Ya en la temprana fecha de
1861 Luis Martí y Caballero pretendió, con regular éxito, publicar
un Anuario general del Comercio, de la Industria y de la Profesión,
en formato de diccionario y con los datos de todos los habitantes
de España que facilitaran las informaciones; Valladolid apenas
respondió. Tal vez era un intento prematuro –o inoportuno, porque
cuatro años más tarde el Ateneo Mercantil anunciaba la crisis del
comercio en la ciudad-, pero veinte años después eran habituales
en Valladolid las conferencias sobre Derecho Mercantil mostrando
a los comerciantes cómo debían llevar sus libros, en 1886 se
creaba la Cámara de Comercio (con una revista sobre el tema) y
Guía-anuario de Valladolid y su provincia editada por Casa Santarén
Joaquín Díaz [11
ya para los comienzos del siglo xx todos los deseos aparentemente
superfluos o gratuitos se habían convertido en necesidad. Uno de
aquellos anuarios-guía –el editado por la casa Santarén (en 1922
y en 1927)– fue un paradigma y vino a convertirse al cabo de los
años en una referencia obligada por su información y por el diseño
de sus páginas. En la presentación de aquel libro se decía:
“Tres han sido las guías histórico-descriptivas, de alguna
importancia, que se han publicado en Valladolid, y en las tres, aun
siendo por diversos motivos muy notables, se advierten omisiones
fundamentales para quien quiera conocer Valladolid bajo todos
sus aspectos. Esto ha movido a los editores de la presente guía
a imprimir un libro de información en consonancia con el interés
histórico, artístico, comercial y administrativo de la ciudad”.
Carlos Rodríguez Díaz se ocupó del diseño de los planos y Francisco
de Cossío de los textos, haciéndose cargo del resto de los materiales
los señores Bellogín, Varela y Gallardo.
No sabemos a ciencia cierta a qué tres guías se refería el texto
de Santarén, aunque podría suponerse que se trataba del Manual
Histórico y Descriptivo de Valladolid, editado por los Hijos de
Rodríguez en 1861, con texto de Domingo Alcalde e ilustraciones
de Romualdo Gallardo, de la Guía del viajero en Valladolid, de
Ignacio Bueno y del Indicador de Valladolid de Mariano González
Moral, también publicado por Hijos de Rodríguez en 1864 aunque
Plano del “Itinerario de automóviles” dibujado por Rodríguez Díaz para la edición de la Guía-Anuario de Santarén (Imprenta Castellana, 1922)
12] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
renunciando a las láminas y a las vistas de edificios “por no
demorar la publicación” (según el propio autor) y por no hacerla
más costosa. En cualquier caso, y pese a que desde entonces hasta
la fecha de edición de la guía de Santarén hubo muchos y loables
intentos de mostrar ese Valladolid histórico, culto y progresista
que reclamaban sus más conspicuos vecinos, la publicación de
Santarén quedó como un ejemplo temprano del modo de conjugar
en una publicación lo interesante con lo práctico, lo histórico con lo
estadístico, lo tradicional con lo modernista. Durante el siglo xx, y
en campañas impulsadas por la Diputación o por el Ayuntamiento
de Valladolid, también hubo textos (aunque algunos buscasen la
oportunidad política), en los que se reconocían los avances de la
ciudad y la provincia en el terreno económico o de la prosperidad
social. El Avance de la provincia de Valladolid, que publicó la
Imprenta provincial y fue ilustrado por García Frías con litografías
de Miñón, podría ser un ejemplo. Curiosamente, en la portada
los escudos de España y de la Diputación de Valladolid estaban
separados por una especie de banderola o pendón morado, tan
popular en Castilla desde la recuperación decimonónica de los
comuneros y que, por encima de consideraciones históricas, ha
llegado a nuestros días representando el espíritu castellanista.
Las guías de Valladolid que fueron a las exposiciones de Sevilla
y de Barcelona con fotografías de Gilardi y que luego llenaron los
Avance de la Memoria de la provincia de Valladolid
Joaquín Díaz [13
mostradores de las recepciones en los hoteles vallisoletanos para
información turística durante años, tenían una introducción del
presidente de la Diputación, Mauro García Martín, en la que, con
cierta ampulosidad propia de la época, se venían a confesar los
propósitos de tales publicaciones:
“Poner de manifiesto que pueden hermanarse los anhelos por
una mayor prosperidad en el orden industrial y mercantil, con los
más depurados sentimientos artísticos y el espíritu caballeresco y
legendario que culmina en las páginas del Romancero del Cid”.
Curiosamente, la impresión de las guías se había hecho en Madrid,
en los talleres de huecograbado de Villarroca, habiéndose preferido
una imprenta madrileña a un establecimiento local a la hora
de producir beneficios. Llovía sobre mojado. Ya en 1887 habían
surgido las primeras protestas de industriales de las artes gráficas
de Valladolid que manifestaban su enojo por el hecho de que los
carteles anuales de toros –aun considerando que estaban muy
bien hechos– mostraban el poco “patriotismo” del Ayuntamiento,
que hacía cuantiosos gastos para proteger la industria y el
comercio locales haciendo que viniesen muchos forasteros a esos
espectáculos, pero luego imprimía los carteles fuera de la ciudad.
Ese desencuentro habitual probablemente fue la causa de que
algunas empresas tipográficas vallisoletanas no diesen el paso
definitivo para la modernización de sus talleres.
Portada de la Guía de Valladolid y su provincia, editada por la Diputación, para las exposiciones de Sevilla y Barcelona. La ilustración de cubierta era de F. Arrimadas
14] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Pasarían muchos años –si hacemos excepción de la guía anuario
de la Diputación publicada (también en Madrid) en 1939– hasta
que Juan José Martín González elaborara una nueva guía en la
que, según sus propias palabras, trataría de “ajustarse a las
necesidades actuales del turismo, para que el visitante tenga en
todo momento, por un precio módico, el elemento necesario que le dé
a conocer los monumentos que contemple. Por tal razón acompaña a
la guía un plano, en el que figuran los diversos edificios artísticos,
señalados por números y por coordenadas”. En efecto, tras una serie
de informaciones generales para el visitante, se ofrecía un plano de
la ciudad con seis itinerarios turísticos y monumentales. La guía la
editó en 1949 la Imprenta Castellana, estampando en su portada
la “reconstrucción” de la catedral de Valladolid según el diseño del
arquitecto Fernando Chueca.
Mención aparte merecen las guías de la Semana Santa, publicadas
a partir de 1924, con fotografías, textos e ilustraciones de
destacados artistas vallisoletanos.
En el segundo número, editado en 1925, su director, Juan de Dios
Manuel, exclamaba con incontenible júbilo:
“Al difundir nuestra publicación el año anterior por toda la
región castellano-leonesa, Cantabria y Vasconia, toda la prensa,
sin excepción, se ocupó muy laudatoriamente, no felizmente de
Guía de la Semana Santa publicada en marzo de 1925 por la Imprenta de la Casa Social Católica e ilustrada por Valeriano Salvador
Joaquín Díaz [15
la publicación por lo que en sí sea, sino por lo que representa,
y de nuestra Semana Santa calificándola a porfía de la mejor
de España”.
Las guías posteriores insistieron siempre sobre el carácter único
de las procesiones de Valladolid y muy en especial sobre aquellos
momentos en que el sentimiento de los vallisoletanos quedaba
prendido en la imaginería más representativa. La edición de la guía
de 1938 mostraba en su portada el dibujo de “Ito” representando
el instante en que la Piedad (en su quinta angustia) entraba en
la iglesia parroquial de San Martín. Se advertía que esa sería, a
partir de entonces, la portada de la guía al no haber ningún dibujo
alegórico del artista que pudiera mostrar mejor el “alto valor
artístico, decorativo, simbólico y emocional” de la Semana Santa de
Valladolid.
Los pliegos
La palabra “pliego” se usó siempre en imprenta para describir
un doble folio (tamaño A3 diríamos ahora) que, oportunamente
doblado, daba un cuadernillo de ocho hojas en cuarto o de dieciséis
en octavo. El impresor, o sea el constructor si habláramos en
términos de arquitectura y si consideráramos la portada del pliego
como la portada de una casa, era quien se encargaba de amasar
los materiales proporcionados por el autor y de colocar los ladrillos
–o sea el texto y la imagen– para ir dando altura al edificio. Sus
Guía de la Semana Santa publicada en 1938
16] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
pretensiones no eran las mismas que pudiera tener el autor y por
eso sus medios eran distintos: conocía las dimensiones de los vanos
a través de los cuales llegaría la visión de lo descrito y aprovechaba
esos huecos al máximo. En la construcción del edificio seleccionaba
algunos de sus materiales en función de su rentabilidad (la calidad
de los papeles, su dimensión, su uso y aprovechamiento –con
margen escaso y estrecho corondel–) y buscaba en la composición
del conjunto un efecto estético que habría de transmitir sensaciones
familiares a quienes lo contemplasen. Y precisamente porque
la primera contemplación del pliego solía hacerse en la plaza o
en un lugar público y colgado de una cuerda, el constructor, que
además de aquella rentabilidad buscaba el efecto, se ahorraba el
frontispicio e iba directamente a la portada. No en vano la palabra
portada tiene entre sus acepciones –además de la de acceso a una
casa- la del ornato usado en la fachada de un edificio y también el
aspecto general de algo. Para conseguir que ese aspecto atrajera
sin dudar a quien se acercase al vendedor de pliegos, demandaba
la colaboración de un artista plástico que trasladase a imágenes
lo que de otro modo expresaban las palabras del autor y exigía
a ese artista que las figuras –de animales o humanas– fuesen
identificables, respetasen un deseable plano general y al mismo
tiempo parecieran relativamente cercanas. El tratamiento dado por
algunos de esos artistas a los temas de los pliegos llegó a hacerse
tan peculiar que su forma creó un “estilo” con personalidad y
Pliego de la imprenta de Don Dámaso Santarén
Joaquín Díaz [17
estética propias desde el siglo xvi. El artista, grabador o dibujante,
–reconocidas ya sus cualidades y su capacidad para conectar
con el público– desplegaba sus recursos para dar variedad a sus
representaciones y para ampliar el número de lectores. La puerta
abierta por el impresor tenía sentido, pues, en función del público
que iba a observar una historia a su través. Siendo así, tendría
mucha más importancia cuidar la primera plana que la última
(que se podía solucionar a lo sumo con una viñeta o con un culo de
lámpara) ya que los pliegos se expondrían colgados, apilados o del
modo que se quisiera imaginar, pero siempre con esa primera plana
y las partes que la componían como integrantes de un cuadro en el
que se pretendía destacar algo, sin olvidarse al mismo tiempo de
dar cierta presencia al resto de los elementos: así, podían aparecer
en esa portada un grabado, tal vez una orla, el título del pliego, un
posible subtítulo, las primeras líneas del texto casi siempre en dos
columnas con posible reclamo final, el número de serie que el propio
impresor daba al cuadernillo para crear una colección y atender más
eficazmente los pedidos, los pliegos que contenía –que posiblemente
influirían en el precio–, etc. Todo eso “colocado” según una norma
tácita que tenía unas medidas y unas proporciones. Para quienes
estén familiarizados con las matemáticas o la geometría, el asunto
del número áureo les resultará muy conocido. De hecho, desde la
civilización egipcia hasta nuestros días la proporción del llamado
número Phi aparece por doquier y llega a adoptarse como un marco
Pliego de la imprenta de Fernando Santarén
18] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
predilecto en materia de gustos: en un rectángulo, por ejemplo, a un
lado que mida 1 corresponde otro lado de 1,6. Si nos damos cuenta,
esa proporción podemos encontrarla todavía hoy en una tarjeta de
crédito, en el carnet de identidad, en la bandera de nuestro país
o en una cajetilla de tabaco, pero ya Fidias, Vitrubio, Leonardo da
Vinci o el propio Gutenberg se preocuparon de usarla para crear
un sentido estético en sus producciones. Eso quiere decir que a los
impresores no les resultaba ajena la proporción y, de hecho, si nos
fijamos por ejemplo en un modelo de pliego que se puso de moda en
el siglo xix difundido por imprentas como las de Marés en Madrid, el
Abanico en Barcelona o Santarén en Valladolid, observaremos que
la caja tipográfica responde a un rectángulo formado con la “divina
proporción” y adecuado a la medida de la página, que generalmente
se presenta en cuarto pero en rectángulo normalizado debido al
tamaño total del papel que se usaba. Es decir que por la relación
lógica entre el papel de marca y el tamaño cuarto –o sea el obtenido
tras dar dos dobleces al pliego– las dimensiones del cuaderno
venían a ser de 22 x 16, esto es de relación 1,4 a 1, mientras que la
caja solía observar, como he dicho, la de 1,6 a 1. No vamos a tratar
de adentrarnos ahora en el complicado entramado del número Phi,
el llamado número enigmático, que está constantemente presente
en la naturaleza, ni sacar conclusiones acerca de su frecuente uso
pues no sólo se refleja en el rectángulo sino en las proporciones
de la diagonal y el lado del pentágono regular, lo que se traduciría
Pliego de la imprenta de Don Dámaso Santarén
Joaquín Díaz [19
también en aquellos textos que observan la forma trapezoidal
invertida. Pero sí quisiéramos hacer notar que la frecuencia de tales
proporciones –sean en la forma que sean, incluyendo una línea y
una sección de la misma–, revelan una tendencia en el ser humano
a usar de ellas tanto por un impulso “natural” como por el placer
sensorial que aparentemente producen.
En cuanto al grabado del artista gráfico, ya lo hemos
apuntado antes, significaba la introducción de un código
más –el iconográfico– en el lenguaje plural con que el pliego
se manifestaba. No hay sin embargo dialéctica entre texto e
imagen, porque su lectura se efectuaba independientemente, y sí
complementariedad. Lo racional y lo sensorial se interrelacionaban
en la opinión del lector-oyente, quien completaba finalmente
su información con otros aspectos que no estaban en el cuadro
de forma explícita, como podría ser la intención del recitado o
la referencia verbal a lo pintado, que ya de por sí simbolizaba,
significaba y representaba algo.
Desde 1850 a 1913, Dámaso Santarén Varela, Fernando Santarén
Ramón y Fernando Santarén Madrazo trabajaron en Valladolid
sucesivamente en el establecimiento tipográfico fundado por el
padre de Dámaso, Fernando Santarén Martínez, en la calle de la
Valseca y situado después durante muchos años en los portales de
Pliego de la imprenta de Fernando Santarén
20] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Espadería (actual Fuente Dorada), establecimiento que se mantuvo
posteriormente abierto hasta la segunda década del siglo xx bajo
la tutela de Fernando Santarén Madrazo, pasando finalmente a
manos de la empresa de El Norte de Castilla. Dámaso Santarén
Varela ya estaba trabajando a comienzos de los años cuarenta
del siglo xix como heredero y propietario de la casa –que se había
llamado temporalmente Viuda e hijos de Santarén– puesto que
había publicado un catálogo de ocho páginas, con lo mejor de su
repertorio, que titulaba: “Lista de romances espirituales, historias
y jocosos, trobos, seguidillas, historias, sainetes, entremeses y
otros papeles impresos en la oficina de Dámaso Santarén, portales
de Espadería, frente a la Fuente Dorada, número 5, en Valladolid,
donde se hallarán”. El impresor especificaba en el librito que las
obras se vendían por resmas, es decir, por paquetes de papel de
500 pliegos divididos en 20 manos. Ello nos hace pensar que la
Casa Santarén ya había adquirido volumen importante de ventas
y que era capaz de proveer sin dificultad a otras imprentas, a
cualquier depósito de pliegos o a cualquier ciego que le hiciese un
encargo. Casi veinte años después, en 1858, y en la última página
de un pliego dedicado a la “Historia del Príncipe de las Indias
Ahmed y la hada Pari-Banu”, podemos observar, a punto de que la
imprenta pase a manos de su hijo Fernando Santarén Ramón, que
la producción de Dámaso ha derivado hacia los relatos románticos
y en prosa, aunque entre los títulos se conserven todavía algunos
Joaquín Díaz [21
de los primeros romances publicados en la casa: ahí están “Don
Pedro de Portugal”, “La doncella Teodor”, “El Nuevo navegador”,
“El falso profeta Mahoma”, “Los siete infantes de Lara”, “Bernardo
del Carpio”, “Francisco Esteban”, “El castillo misterioso”, “Flores y
Blanca Flor”, “Oliveros de Castilla y Artús de Algarbe”, “Clamades
y Clarmonda”, “Napoleón Bonaparte”, “El valeroso Sansón”, “Los
tres hermanos corcovados de Braganza”, “La gloria de Betulia por
Judit”, “Ester y Mardoqueo”, “El país y condiciones de los gigantes”,
“Vida de San Amaro y martirio de Santa Lucía”, “Robinsón en una
isla de América”, “Tablante de Ricamonte”, “Pablo y Virginia”, “Gil
Blas de Santillana”, “Roberto el Diablo”, “Los amantes de Teruel”,
“Luis XVI, rey de Francia”, “Cartas de Abelardo y Eloísa”, “La
española inglesa”, “Guerra de la Independencia”, “La Guerra Civil
de España”, “Don Francisco Espoz y Mina”, “El Cid campeador”, “El
manto verde de Venecia”, “El cura Merino”, “Aventuras del ingenioso
hidalgo Don Quijote”, “Vida de Santa María Egipcíaca”, “Conversión
de Francia por Clotilde y Clodoveo”, “El diluvio universal”, “Pérdida
y restauración de España”, “Pierres y Magalona”, “El toro blanco
encantado”, “Ramón Cabrera”, “La creación del mundo”, “El pícaro
Guzmán de Alfarache”, “El país y condiciones de los enanos”,
“Edmundo Dantés, conde de Montecristo”, “Don Carlos María Isidro
de Borbón”, “Fernán González”, “El emperador Nerón”, “Guzmán
de Alfarache” y “La máscara de hierro”. En 1857, la imprenta de
Dámaso Santarén –Don Dámaso Santarén como él mismo hacía
Última página de un pliego de Santarén, con la lista de historias que imprimía
22] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
constar en sus publicaciones– estaba considerada desde el punto
de vista fiscal como la cuarta en importancia de la ciudad, con
663 reales de impuesto, detrás de los establecimientos de Juan de
la Cuesta (728 reales), Julián Pastor (717) y José María Lezcano.
Estaba situada, ya desde el año 1842, en los portales de Espadería
9. Suponemos que 1858 fue el año del traspaso de poderes de
la imprenta –que también era librería por entonces– a su hijo
Fernando, quien engrandecería el negocio hasta convertirlo en el
más importante de Valladolid y uno de los más florecientes de
España. Esa fecha precisamente es la que aparece en portada de
los últimos pliegos editados por Dámaso y los primeros de Fernando.
Todos esos títulos y sus portadas correspondientes, que en muchos
casos eran encargadas especialmente por Dámaso a dibujantes de
su confianza para diferenciarlas de las impresas por Marés u otros
impresores de Madrid o Barcelona, inundaron las calles y mercados
de nuestra ciudad y de toda España y crearon una imagen estética
indeleble en los vallisoletanos que ha durado casi hasta nuestros días.
Otro tipo de “pliego” que tuvo enorme repercusión en todo el
país y se imprimió casi siempre en Valladolid fue el denominado
genéricamente “argumento”. Muchos fueron los factores sociales,
políticos y económicos que tuvieron que ver en el nacimiento
y desarrollo durante el siglo xix de un tipo de teatro musical
Argumento de Celestino González
Joaquín Díaz [23
nacionalista. A todos ellos se podría añadir un elemento que, si
bien de forma tardía, vendría a completarlos: la difusión popular
de aquellas obras –zarzuelas y género chico– a través de pequeños
cuadernillos impresos en donde se resumía el argumento y se
destacaban sus más célebres canciones. El zamorano Celestino
González (nacido en Villaescusa), residente en Valladolid desde
los 23 años, comenzó a publicar hacia 1900 lo que él denominó su
“Galería de argumentos”, que duraría al menos 11 años. Seguía en
ese sentido la costumbre ya existente de imprimir y vender pliegos
en los que se “reducía” el argumento de una obra –en este caso
de género musical– y se publicaban, para ser leídas, recordadas
y tarareadas, las canciones más notables de aquella misma obra
suponiendo que ya era un éxito o iba a serlo en breve plazo.
Los cuadernillos salían generalmente en tamaño octavo (con las
16 páginas que daba un pliego, más la cubierta –en la que solía
incluirse una fotografía del compositor– y que, por cierto no se
imprimía necesariamente en la misma imprenta que el pliego)
y a un precio módico y asequible (10 céntimos). Se llamaban
habitualmente –así al menos se especificaba en casi todas las
ediciones– “argumento y explicación”, “reseña y explicación”,
“argumentos y cantables”, “galería de argumentos” (que es
como los bautizó Celestino) o “comentarios” y seguidamente se
advertía que eran extractos o resúmenes de las obras estrenadas
Argumento de Celestino González
24] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
recientemente, que se realizaban por parte de un “arreglista” cuyo
nombre aparecía en primera página o en portada para que su
trabajo fuese reconocido, al menos como un paso necesario entre el
autor y el público. En Valladolid no era nuevo el negocio. Lo habían
practicado algunas imprentas de la ciudad con resultado diverso,
pero recordaremos que los hijos de Pastor, la imprenta de Eduardo
Sáenz y Agapito Zapatero habían editado ya en la segunda mitad
del siglo xix argumentos de óperas y zarzuelas. En alguno de ellos
aparecía, como si fuese determinante para el producto o garantía
de éxito, el nombre del coplero ambulante que los vendía, Julián
Iriarte Lorea, “el manco”, personaje que ya había comenzado a
distribuir este tipo de papeles impresos por toda España desde
1880. Él mismo se presentaba en alguno de esos pliegos de la
siguiente manera:
“Don Julián Iriarte Lorea (navarro) falto de un brazo, es el primero en
la publicación de argumentos, zarzuelas que alcanzan celebridad y el
único que viaja en España con su colección de nuevas y viejas, pero
todas bonitas, desde el año 1880 y las vende a 5, 10 y 15 ctms., ya
cantando o pregonando en calles, plazas, paseos, cafés y teatros.
Usa gorra con galón “AZ” para mejor notarle y actualmente ofrece
los siguientes...”.
Y anotaba un listado de las obras de su catálogo. Evidentemente
Iriarte era algo más que un vendedor de coplas –era un negociante
Argumento de Rigoletto publicado por hijos de Julián Pastor en 1884
Joaquín Díaz [25
y un espléndido comunicador– y ahí radicaba su relación con
Celestino González. Éste se alió con él para mejor distribuir su
producto –ya que “el manco tenía trillados todos los caminos
de España”–, reconociendo y asimilando el éxito de su iniciativa
“literaria” (es decir, se dedicó como Iriarte a hacer extractos
asequibles de las obras) e incluso dando mayor impulso comercial
a su experiencia, para lo cual inició una fructífera relación con otros
vendedores de quioscos de diferentes ciudades españolas a quienes
nombró sus corresponsales. Conocemos los de Madrid (Antonio
Ros, Victoria 7), de Valencia (José Gallego, Ruzafa 46) y Santander
(Mariano Padilla, corresponsal de periódicos) además de otros en
Barcelona (José Vila, San Antonio Abad 11), Sevilla, León, La Coruña,
Huelva, Tarragona, La Línea, Jerez, Tarifa, Andújar, Zaragoza,
Linares, Avilés, Nerva y Córdoba. En algunos de los primeros pliegos,
Celestino advertía:
“Esta casa no responde de los paquetes que se extravíen pero
sí puede certificarlos. Se ceden exclusivas de esta galería de
argumentos en todas las poblaciones de España cuyo primer pedido
no baje de 25 pts. Una vez concedida ésta, se publicará en algunos
argumentos el nombre del corresponsal”.
Es difícil pensar que, si la aventura de la Galería duró casi 12
años, no tuviese razonables beneficios. Celestino vendía los
argumentos en su propio quiosco y, además de ser distribuidor de
Argumento del Barbero de Sevilla publicado por Agapito Zapatero en 1886
26] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
los diarios y semanarios más leídos, imprimía a veces él mismo
algunos extras como la “bonita baraja del amor” o unos curiosos
billetes de lotería a dos tintas que servían para todos los sorteos
haciendo una tirada especial para el sorteo de Nochebuena que
llevaba fecha y año a falta sólo del número y firma del depositario.
Durante los años de actividad como vendedor trabajó con diferentes
imprentas vallisoletanas para que llevasen a las prensas sus
argumentos, y recordaremos entre otras la de Miñón, la de Santarén,
la de Eduardo Sáenz, la de Montero, la de Castañeda y Sánchez,
la Imprenta Castellana, la tipografía de La Libertad, la de Zurro
y Lozano (en Cascajares 3), la de Ruiz Zurro (en Cascajares 3 y
Arribas 8), Julián Torés (Sierpe 16), etc. Su actividad incansable le
llevó a comenzar con un catálogo de casi doscientas obras que muy
pronto llegaron a 250 (en 1903), 275 (en 1905), 350 (en 1908) y
hasta 500 (a partir de 1909) que luego iba vendiendo por tomitos
Billete de lotería de Celestino González con la Antigua y un jorobado señalando la suerte que llegaría con el sorteo
Joaquín Díaz [27
de 25 unidades. Sus “comentarios”, en los que de vez en cuando
se permitía opinar sobre las obras y sus autores en una suerte de
crítica literaria, le llevaron a imprimir en los encabezamientos:
“Es propiedad de Celestino González, el cual perseguirá ante la ley al
que lo reimprima sin su permiso”.
Es decir, Celestino se consideraba, sin ningún género de dudas,
“autor” –y por tanto persona física susceptible de derechos–, de
todas aquellas simplificaciones o epítomes que ayudaban a que
el público en general conociese y admirase las obras clásicas del
género o las recientemente aparecidas y estrenadas. Ya en la última
década del siglo xix solicitó al Ayuntamiento el uso y gestión de un
quiosco en la Plaza Mayor (entre la columna mingitoria o “kiosco
para necesidades” y los soportales de la Acera de San Francisco) que
intentó mejorar en 1893 pero que por razones “ajenas a su voluntad”
no pudo reestructurar hasta 1896. El proyecto, del maestro de obras
Bonifacio Rivero, era un modelo octogonal que se hizo muy popular en
la época entre siglos y que aparece en muchas de las fotografías de
aquellos años dando carácter a la plaza. En 1906 Celestino trasladó
su establecimiento a la plaza de Fuente Dorada donde siguió todavía
durante seis años más sirviendo a los vallisoletanos sus famosos
“argumentos” junto a los periódicos del día y a las más importantes
revistas españolas.
28] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
También podían incluirse en la categoría de pliegos, por el número
de páginas y formato, las novenas, de las que muchas imprentas
vallisoletanas publicaron numerosos ejemplos durante el período
que estamos estudiando. Como en el caso de los pliegos, su diseño
respondía a un patrón que había funcionado muy bien desde el siglo
xvi y que el lector reconocía y apreciaba.
Los impresos
Dejando aparte los periódicos y revistas vallisoletanos, de cuyo
listado interminable daremos sólo una muestra en la sección del
catálogo, la pequeña cartelería también estaba entre los impresos
que se tiraban en Valladolid, tanto para anunciar cualquiera de las
fiestas o celebraciones populares que se producían cíclicamente,
como para comunicar al público que iba a tener lugar algún
acontecimiento (toros, gimnasia, peleas, estrenos teatrales, etc.).
Puede suponerse que a lo largo de cien años fueron miles los
impresos que se produjeron en los establecimientos tipográficos y
litográficos de la ciudad, aunque durante larguísimas temporadas
predominaran determinadas tendencias artísticas que se iban
copiando de unas generaciones a otras. Algunos de los dibujantes
que hacían posible la supervivencia o la renovación de esos
estilos han quedado en el anonimato. Otros alcanzaron renombre
internacional llegando incluso a participar en la génesis y evolución
de fórmulas estéticas que tuvieron una repercusión histórica. No en
Novena de la imprenta de Don José María de Lezcano
Joaquín Díaz [29
vano tuvieron una sólida formación en la Escuela de Bellas Artes
que dependía de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima,
con unos profesores de indiscutible talla.
Dos carteles de representaciones teatrales servirán para comprender
mejor la estética –letras y orlas– que se mantuvo durante años y
años y que era muy similar a la utilizada durante todo el siglo xix en
los anuncios que ocupaban las últimas páginas de los diarios.
De 1911, año casi equidistante entre el comienzo y el final de
nuestra historia, son los dos ejemplos –uno del teatro Calderón
y otro del salón Pradera– en los que se anuncia una compañía
cómica y la actuación de un mago. El Gran Raymond, que es como
se presentaba al público Maurice Raymond Saunders, aparecía
fotografiado junto a dos ayudantes y a su primera esposa Luella
Cross, quien le ayudaba en sus números y contribuía al espectáculo
cantando algunas canciones inglesas, hasta que en una de sus
giras mundiales “desapareció” y no precisamente como resultado
de la magia de Raymond sino más bien todo lo contrario. La orla
modernista del Calderón contrasta con el encabezamiento más
sencillo y “local” del otro programa, el del Pradera, en el que
se presenta al público vallisoletano la comedia de Vital Aza “El
sombrero de copa”, que todavía tenía éxito en esa fecha desde su
estreno en 1887.
Cartel de mano anunciando un espectáculo del Teatro Calderón
Cartel para una función en el Salón Pradera
30] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Los programas de mano, que sirvieron más tarde y durante casi
cuatro décadas para anunciar las películas de estreno, se imprimían
en Barcelona por el anverso –con ilustraciones de artistas
madrileños y barceloneses– y eran completadas en Valladolid por
el reverso, encargándose de ello la empresa del local donde se
proyectaba –que solía usar un estilo grandilocuente y exagerado
(“el acontecimiento supremo del siglo”)– imprimiendo los textos en
diferentes establecimientos de la ciudad. Aquí mostramos dos de
esos programas, uno del teatro Pradera y otro del Gran Cine Coca.
Joaquín Díaz [31
Los remiendos
Se denomina remendería en imprenta al tipo de trabajo que
generalmente se compone a mano por un cajista y se imprime
en papeles, recortados o sobrantes, de pequeño formato. Pueden
incluirse sin embargo en esa definición las cartas con membrete (en
las que a veces se usaba la litografía), las tarjetas, las etiquetas,
los calendarios, etc.
Las cartas comerciales, particularmente las del siglo xix,
tienen un notable interés: sus atractivos dibujos, litografiados
primorosamente, son, no sólo manifestación de un gusto por el
correcto dibujo y ornamentación, sino el reflejo de un siglo que
acaba con la pérdida de las colonias y consecuentemente de los
productos coloniales. Los encabezamientos de algunas de esas
cartas comerciales con las que en el siglo xix las tiendas, empresas,
fábricas y razones comerciales mantenían una correspondencia con
clientes, colaboradores, proveedores, etc., manifiestan una nostalgia
mal disimulada hacia todo lo que había significado América durante
32] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
varios siglos y transmiten la sensación de que los comerciantes
no estaban de acuerdo con los políticos ni con los militares en la
administración de aquellos territorios, pero mucho menos aún con la
pérdida de las relaciones mercantiles.
Tampoco es gratuita la mención a los países más avanzados o a
las ciudades en las que la moda significaba no sólo elegancia sino
progreso. Francia, Inglaterra, Alemania, y las ciudades de París,
Londres, etc., estaban permanentemente en los labios de quienes
querían referirse a naciones o lugares en los que –a ojos de los
vallisoletanos– una sociedad culta y educada mantenía un alto nivel
de vida y participaba de ese nuevo mundo en el que la comunicación
y la publicidad iban a ser determinantes.
Determinados establecimientos de hostelería destacaban en sus
anuncios no sólo lo que les distinguía del resto –como conciertos
programados o ambiente selecto– sino las causas por las que se
conseguía esa plácida atmósfera: “no se juega al dominó” (así
concluye una publicidad del café Royalty). Probablemente los
golpes dados con las fichas en el mármol de las mesas no eran
compatibles con la audición sosegada y en silencio de la música
propuesta. Los encabezamientos que distinguían y caracterizaban
principalmente a los comercios se cuidaron mucho durante todo
el siglo, particularmente en su segunda mitad, e incluso llegaron
Joaquín Díaz [33
34] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
hasta las primeras décadas del siglo xx mostrando no sólo la gran
originalidad de los artistas que crearon tales distintivos sino los
avances que durante ese largo período logró la litografía, sistema de
impresión habitualmente utilizado para tal tipo de papelería. Hacia
la primera década del siglo xx había en Valladolid un gran número
de litógrafos, tipografos y cajistas, localizándose en la ciudad unas
20 imprentas.
Determinados comercios, como ya hemos señalado, destacaban
en sus anagramas la principal finalidad de su negocio: acercar al
público vallisoletano los frutos de las colonias (todavía territorio
español) y del extranjero.
Otros, con cierto sentido publicitario, ofrecían la imagen de su
propio edificio o algún monumento significativo de la ciudad. Los
más, ofrecían a sus clientes los datos más elementales para la
transacción comercial.
La postal, por otro lado, inicia hacia la mitad del período al que
nos vamos a referir un periplo que durará hasta tiempos bastante
recientes. Juan de la Cruz, músico criado en la inclusa madrileña,
que recorrió toda España entre los años 10 y los 50 del pasado siglo
llevando su ceguera y sus coplas a los más recónditos pueblos y a
las calles y mercados de las ciudades medianas y grandes, compuso
Dibujo de Cilla para una postal editada por Saturnino Calleja dedicada a Valladolid
Joaquín Díaz [35
una célebre canción que se hizo muy popular en la que comparaba a
las personas con las tarjetas postales:
Tarjetas postales somos
que por el mundo
vamos corriendo.
Y podemos decir
que no hay cariño
más verdadero.
Que el de una buena madre
pues cría al hijo sin interés
lo nutre con su sangre
y si es preciso muere por él
y si sale travieso
y por desgracia es criminal
la madre ante el mundo entero
lo ha de disculpar.
Juan de la Cruz utilizaba el recurso de hacer hablar a las tarjetas
postales (precisamente porque sabía que eran el medio más popular
de comunicación durante la época en que comenzó a ejercer su
oficio), para hacerlas decir lo que a él le resultaba más difícil o
más peligroso (sentimientos hacia su madre a la que no había
conocido, críticas sociales y políticas, etc.). De este modo, hablando
las postales que eran un medio rápido, fiable, económico y seguro
de transmisión de mensajes, su aserto tenía todas las garantías de
llegar directamente a la emoción del público y además ser aceptado
sin dudas. Las postales, que tuvieron su origen en Viena en 1869,
Postal de Saturnino Calleja mostrando a una mujer vallisoletana dibujada por Elías Corona
36] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
se comenzaron a hacer más conocidas cuando Alemania las adoptó
como envío económico en 1889 y tuvieron su período de máximo
esplendor entre 1898 y 1918 aproximadamente.
En algunas de esas postales se trataban de transmitir las virtudes
y características más destacables de Valladolid a ojos del viajero,
de modo que no era extraño que, junto a dos personajes ataviados
al estilo del país, aparecieran productos diversos (vino de Rueda y
queso), héroes locales (el poeta Zorrilla), monumentos (el colegio
de San Gregorio y el palacio de los condes de Benavente) y un
mapa de la provincia, pues todo eso se ofrecía como reclamo
turístico a quien quisiera venir a visitarnos, al tiempo que servía de
recordatorio estadístico y geográfico. En algún caso, como en el de
Postal de Valladolid dibujada por Vehil
Joaquín Díaz [37
Fidel Benavides, uno de los grandes impulsores de nuevos cultivos
para el campo y la huerta vallisoletanos, las mejoras evidentes en la
obtención de frutos y productos hortícolas procedentes de semillas
compradas en su establecimiento, le llevaron a fijar en forma de
tarjeta postal algunos de los ejemplares más destacados. En una
instantánea clásica de la época –del tipo en que solían aparecer
los propietarios del comercio con algunos de sus dependientes–
Fidel Benavides muestra orgulloso al fotógrafo tres ejemplares de
remolacha de los que le servían de reclamo en la publicidad de sus
tarjetas postales. El grupo fotografiado está situado en la esquina de
Miguel Íscar con Marina Escobar, bajo el cartel que durante tantos
años caracterizó y embelleció ese recodo de la casa de Mantilla.
Fidel Benavides junto a sus dependientes
Publicidad de Fidel Benavides
38] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Otros anuncios impresos en tarjetas postales, finalmente,
destacaban, al igual que las etiquetas adheridas a las botellas
de vino o licor, las medallas conseguidas en la última exposición
nacional o internacional. Durante todo el siglo xix y parte del xx
se recurrió al éxito obtenido en esos certámenes para subrayar la
calidad o la finura de los productos.
La palabra marbete hacía referencia a una etiqueta comercial,
con adhesivo por el reverso, en cuyo anverso iban incluidas
determinadas informaciones, impresas o manuscritas, con las
que se pretendía definir o remarcar el origen inmediato de aquel
objeto o paquete sobre el cual se adherían. En ese sentido se
podría aceptar sin reticencias la etimología de la palabra que
la hacía proceder del flamenco (mark=señal, beet=pedazo) y no
de otras lenguas en las que sería mucho más complicado hallar
el origen o la relación. Eran muy frecuentes esas etiquetas,
engomadas por su lado posterior, en las que aparecía el nombre y
principales peculiaridades de un comercio o razón comercial y que
servían generalmente para sellar el envoltorio de papel con que
se embalaba un objeto recién adquirido, forma de empaquetado
que solía durar el corto período de tiempo que transcurría desde
que se compraba en la tienda hasta que se desenvolvía en casa.
Podríamos haberlas denominado de otra manera, pero nos gusta
el término y no se desvía demasiado del concepto que se pretendía
Marbete de Dulces Freixas
Marbete de Summum
Marbete de Confiterías La Conchita
Joaquín Díaz [39
transmitir. Porque en el fondo se trataba de eso precisamente:
de transmitir, de comunicar. El marbete, la postal, el anuncio
perseguían una finalidad bien clara que era la de recordar siempre
a quien lo observara las cualidades del establecimiento al que
representaba. Desde ese punto de vista creemos que el marbete
en particular tiene mucho que ver con la heráldica y con la
emblemática. Tanto los escudos de armas como las “empresas”
y emblemas renacentistas trataban de transmitir una idea,
un concepto, y lo hacían por lo general a través de un texto o
lema y de una imagen. Emblema se llamaba entre los griegos
a un mosaico de madera o trabajo de taracea conteniendo una
figura. De hecho, la palabra procedía del verbo “emballein”, que
significaba “meter a dentro”. Del mismo modo, estos marbetes
aparecían dentro de un escudete o conteniendo elementos como
una corona o alguno de los símbolos del escudo de la ciudad,
y dejaban ver claramente el nombre del comercio. En ciertos
casos ese nombre iba acompañado del título gremial en el que se
podía ver a qué oficio o profesión pertenecía quien ostentaba ese
marbete. La acotación de todos esos elementos se hacía, o bien
con la clásica forma del escudo, o bien con una orla o greca en la
que solían aparecer bruñidos en oro o plata. Tales orlas reflejaban
sin duda el gusto del artista que las diseñó y a veces también
las tendencias estéticas imperantes en el momento en que se
encargaron.
Postal de máquina aventadora
40] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Un olvido involuntario (la adición de cola en el proceso de fabricación
de papel) dio como resultado el descubrimiento del papel secante,
muy usado durante el período que estamos analizando para eliminar
la tinta sobrante de cualquier escrito y muy útil asimismo para hacer
publicidad de un establecimiento o de una marca comercial. En
el mostrador de cualquier librería vallisoletana o en muchas otras
tiendas se podía recoger, siempre de regalo, un papel secante en
tamaño tarjeta postal con el anuncio de la casa. Algunas marcas
llegaron a ofrecer una gran variedad de sus productos a través de
una serie numerada que seguía un cierto orden. Presentamos como
muy curioso un secante de las Bodegas Castellanas en el que todos
los miembros de una familia, sentados a la mesa, razonan acerca
de la bondad de los caldos, con alcohol o sin él, estando de acuerdo
padres e hijos en la necesidad de probarlos. La conversación,
siquiera fuera forzada, perseguía el objetivo fundamental de que
hasta los niños repararan en el producto.
Secante de Bodegas Castellanas
Secante de Cafés Perdiguero
Joaquín Díaz [41
Ya desde el siglo xix comenzaron a imprimir algunos
establecimientos litográficos unos calendarios en los que se
mostraba la calidad y adelantos alcanzados en las técnicas de
estampación. Gervasio Fournier fue uno de los pioneros en ese
sentido. El Norte de Castilla publicaba en 1887 la siguiente noticia:
“El acreditado establecimiento litográfico del ilustrado Sr. D.
Gervasio Fournier ha hecho un nuevo trabajo que prueba la altura a
que tan inteligente artista ha sabido montar sus talleres. Es el cromo
para un calendario americano, circuído de cuadro dorado y en el que
además del anuncio de la casa se contienen las tarifas de correos y
telégrafos y el cuadro “Con gran tiento”, dibujo del Sr. Huerta”.
Poco más tarde el mismo periódico se hacía eco de los trabajos de
Saturnino Pérez, sucesor de Fournier:
“Se recibe en el periódico un magnífico calendario de pared que se
ha servido remitirnos el sucesor del Sr. Fournier, don Saturnino Pérez,
que por sí sólo bastaría para acreditar, si bastante no estuviera ya,
su establecimiento litográfico. Tirado a diversas tintas, figura la
esfera de un reloj, cuyas manillas señalan los días de la semana y el
correspondiente del mes”.
Algunos otros reclamos infantiles como los cromos y determinados
elementos de uso común como el paipay, las cajas de cerillas o
el papel de fumar, completarían el muestrario interminable de
productos anunciados.Reclamo de Onsurbe, la taberna de Montero Calvo, impreso en forma de paipay en Zaragoza
42] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
A B C D E F G H I J K L M N Ñ O P Q R S T U V W X Y Za b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z
A B C D E F G H I J K L M N Ñ O P Q R S T U V W X Y Za b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z
Tipo Bembo, diseñado por Francesco Griffo en 1495.
TIPO ANTIGUO
Se considera primer tipo Antiguo, al tallado por Francesco Griffo para el libro editado y publicado por Aldo Manucio en 1495 titulado De Aetna y escrito por Pietro Bembo. Este tipo sirvió de modelo a todos los tipos de letra redonda hasta el siglo xviii. A este estilo también se le denomina Garalde o Garald (formado por los nombres Garamond y Aldine, llamados así por el nombre de la imprenta Aldine de Aldo Manucio).
Las características principales de estos tipos eran: formas más refinadas, mayor contraste entre los trazos gruesos y finos, el filete de la e de caja baja es horizontal, las letras de caja alta son más cortas que las ascendentes de caja baja.
Tipo Mrs. Eaves derivado del Baskerville, diseñado por Zuzana Licko en 1996.
TIPO DE TRANSICIÓN
La Roman du Roi, la Fournier y la Baskerville son los tres tipos característicos de este nuevo estilo, la primera fue diseñada por Philippe Grandjean en 1692, la segunda, siguiendo las pautas de la primera, por Pierre Fournier en 1750 y la tercera por John Baskerville en 1757.
Las características principales de estos tipos son: modulación vertical, el contraste entre trazos gruesos y finos es aparente, los trazos terminales ascendentes de la caja baja son oblicuos y los descendentes casi horizontales.
Juan Antonio Moreno [43
En 1955, Beatrice Warde publicó un ensayo titulado The Crystal
Goblet. Sixteen Essays on typography. En el mismo se recomendaba
que la tipografía debería ser invisible. Probablemente, en su estudio,
Warde no tomó en consideración el modo en el que los comerciantes
de Valladolid entre 1850 y 1950 la emplearon, pues, en contra de
sus recomendaciones, hicieron de ella algo muy visible.
¿Por qué es interesante un tipo de letra? La historia de la tipografía
y los tipos es extensa y sobre todo rica en matices. La tipografía,
además, es un oficio y quizás ese es el elemento que la hace
sentirse menor con respecto a las otras artes “mayores”.
La nomenclatura de los tipos obedece a distintas causas; puede
ser debida al tipógrafo que la realizó (Garamond, diseñada por
Claude Garamond en 1530), al nombre del autor del libro con el
que se editó por primera vez (Bembo, tallada por Griffo en 1495
tIpOGRAFíA y tIpOS EN LA pubLICIDAD IMpRESA
EN EL COMERCIO DE VALLADOLID 1850-1950
Juan Antonio Moreno
44] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
para el libro titulado De Aetna del cardenal Pietro Bembo), a
editores o impresores (Ibarra, diseñada en 1931 por la Fundición
Richard Gans en homenaje al impresor Joaquín Ibarra), a momentos
históricos (los tipos Góticos), a historias secretas (Mrs Eaves, un
tipo derivado del Baskerville de 1754, realizado en 1996 por Zuzana
Licko y que recibió este nombre en homenaje a Sarah Eaves, ama
de llaves y, más tarde, esposa de John Baskerville), etc.
Es importante diferenciar claramente los dos términos del título:
Tipografía y Tipos (familias tipográficas).
El origen de la palabra tipografía viene del griego TYPOS (signo) y
GRAPHEIN (escritura), y entre las numerosas definiciones existentes
voy a subrayar tres:
1. Arte de imprimir y dejar letras marcadas mediante un
procedimiento de impresión.
2. Imprenta o lugar donde se imprime.
3. El arte de disponer correctamente el material de imprimir de
acuerdo con un propósito específico: el de colocar las letras, repartir
el espacio y organizar los tipos con vistas a prestar al lector la
máxima ayuda para la comprensión del texto.
Esta última, establecida por Stanley Morison en su ensayo First
Principles of Typography (1929) es la más completa y la que más se
ajusta al objeto de este artículo.
Juan Antonio Moreno [45
El tipo es un carácter o letra en el sentido de prisma tipográfico,
pero también tiene el significado de familia de tipos. Una familia de
tipos es un conjunto de caracteres en todas sus variables. Fuente
es cada una de las variantes. Las variantes o estilos pueden ser:
redonda, cursiva, negra, estrechada, expandida, etc.
También es necesario consignar que lo que hoy consideramos diseño
gráfico era una profesión inexistente en la segunda mitad del siglo
xix, el concepto que tenemos actualmente del término diseño no
aparece hasta los años veinte del siglo xx. Un anuncio publicitario,
una tarjeta de visita, un papel de envoltorio, etiquetas o un
membrete, es decir la remendería, eran tareas del impresor, de los
tipógrafos, de los ilustradores y litógrafos.
En 1850 nos encontramos en los albores de la industrialización
de la tipografía. Con anterioridad, los caracteres utilizados en la
imprenta se elaboraban de manera manual. A partir de la segunda
mitad del siglo xix aparecen las máquinas fundidoras. Entre los
establecimientos españoles más relevantes de la época están la
Fundición Tipográfica Richard Gans, fundada en Madrid en 1881;
la Fundición Tipográfica Neufville, fundada en Barcelona a finales
del siglo xix; la Fundición Lencina, Madrid; la Fundición Rey, Bosch y
Compañía, Madrid; la Fundición Tipográfica de José Leyva, fundada
en Madrid en 1863 y la Fundición A. López, Barcelona.
46] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
El tipo ETIENNE MONUMENTAL es el utilizado en el título
El Banco Hispano utiliza el tipo GRACIOSA
Tipos de la Fundición Tipográfica Richard Gans utilizados por las imprentas de Valladolid
Grand Hotel utiliza el tipo modernista REGINA ESTRECHA Antoñita utiliza el tipo LATINA MODERNA
Juan Antonio Moreno [47
Junto a éstas, encontramos en nuestro país, principalmente en
Madrid o Barcelona, delegaciones de las principales fundiciones
tipográficas extranjeras. La mayor parte de ellas eran de origen
alemán o italiano. Las fundidoras inglesas y americanas no tenían
sucursales en España.
(Los caracteres de escritura deberán ser de los de buena forma
por su elegante dibujo, y sólidos por su construcción; pues los hay
que a los pocos ejemplares impresos, al dar la presión se rompen
los acentos, palos largos o salientes, etc. El carácter inglés o de
escritura ya sea de combinación o simplificado, siempre se deberá
escoger el de mejor forma y mayor solidez; a cada uno le debe
acompañar su correspondiente carácter rondo del mismo cuerpo y a
la misma línea. El de combinación está ya en desuso por los varios
inconvenientes que todos conocemos.
Iguales cualidades se debe exigir en las letras de adorno, procurando
no escoger ciertas colecciones que contienen mucho floreo de mal
efecto en la tipografía, y hasta si se quiere de pésimo gusto. Se
deben escoger dibujos elegantes y de buen efecto y que la figura de
las letras sea bien legible.
Los corchetes y filetes son objetos que no deben descuidarse. Los
florones, bigotes, orlas, etc.).
Antonio Serra Oliveres, Manual de la tipografía española; ó sea, el arte de la imprenta (1852).
En el mundo de la publicidad predominaron los tipos Egipcio
o Mecano. De trazo cuadrangular, surgieron con la Revolución
Industrial inglesa a principios del siglo xix. En la segunda mitad
En la cabecera del Diario Regional se utilizó el tipo VELáZQUEZ
Chocolates Uña utiliza varias familias tipográficas, en este anuncio utilizaron la llamada ANCHA AMERICANA
48] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
En los primeros veinte años de El Norte de Castilla utilizó diferentes familias tipográficas para su cabecera. Aquí presentamos tres de las ocho aparecidas. Tipos Egipcios e incluso los caracteres góticos se cierran entre letras como la de 1905 que por cierto ya no mantiene el punto final y que era común en casi todas las cabeceras de la prensa de Valladolid en el siglo xix.
Cabecera de El Norte de Castilla de 1856 con TIPOS ANTIGUA
Cabecera de El Norte de Castilla de 1857 con TIPOS GROTESCOS
Cabecera de El Norte de Castilla de 1878 con TIPOS GÓTICOS
El diseño de anuncios de los años cincuenta del siglo xix se realizaban con pocos recursos. Los textos se componían con tipos ANTIGUA y ESPAñOLAS CHUPADAS que tienen caracteres con fuerte constraste. La impresión es de muy baja calidad
Estos dos carteles son obra del litógrafo e ilustrador Ricardo Huerta, realizados en 1902 y 1912
Juan Antonio Moreno [49
de siglo solo existen dos tipos propiamente españoles: la Bastarda
Española, que fundió Zeferi Gorchs con punzones de Romá Castelló,
y el tipo Gótico Incunable, de la Fundición Tipográfica Sucesores de
Antoni López con punzones de Eudald Canibell.
La cabecera de El Norte de Castilla nos permite apreciar la evolución
tipográfica en Valladolid a medidados del siglo xix. En 1856 utiliza
familias de procedencia Aldina, en versales o mayúsculas, llamadas
Antiguas en el catálogo de la Fundición Richard Gans. Un año
después, adopta tipos grotescos sin remates, también en versales y,
con posterioridad, da paso al tipo gótico, con caracteres versales y
caja baja o minúsculas.
El diseño de anuncios se realizaba con tipos de mala calidad,
siendo los textos y orlas los únicos recursos para la composición.
La imprenta de Julián Pastor introdujo la litografía en Valladolid en
1840, pero habrá que esperar a la aparición del grabado –el 18 de
octubre de 1860, aparece el primer grabado en El Norte de Castilla–,
de la zincografía, el fotograbado, la galvanoplastia, etc., para
encontrar algún diseño digno de ser reseñado. Gaviria y Zapatero
y la Imprenta Castellana empleaban el grabado heliográfico y el
fotograbado. El negocio de Gervasio Fournier, con los operarios en la
litografía, Saturnino Pérez y un ilustrador magnífico, Ricardo Huerta,
realiza numerosos trabajos, entre los que queremos destacar los
Primer anuncio utilizando el grabado, aparecido en El Norte de Castilla en 1860
Gaviria y Zapatero. El Norte de Castilla en 1871
Luis N. de Gaviria. El Norte de Castilla en 1886
50] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
carteles de ferias de 1902 y 1912, así como distintas láminas para
libros de historia, ilustraciones para El Norte de Castilla y para la
Ilustración Española y Americana, todos ellos realizados por Huerta.
En los trabajos comerciales realizados en litografía los caracteres
no son tipográficos, son tipos de letras dibujados, caligráficos;
estos tipos son historiados, muy adornados con figuras, líneas y
flores. En los programas de mano se combinan las dos formas de
composición, una cubierta litográfica dibujada y unas páginas de
interior compuestas con caracteres tipográficos, con gran variedad
de familias.
Fuera del entorno castellano, en Gran Bretaña, surge un movimiento
encabezado por William Morris y llamado Arts & Crafts que, en
contra de la industrialización, abogó por un retorno a la tradición
artesanal. La preocupación de Morris era la salvaguarda del trabajo
tipográfico bien hecho y bello, elaborado con tipos móviles frente
a una producción en masa elaborada a partir de tipos de baja
calidad salidos de las linotipias (Ottmar Mergenthaler, 1885). Es en
estos momentos cuando se toma conciencia del diseño. En 1897 se
lanza una nueva máquina de composición tipográfica, la monotipia
(Tolbert Lanston) que a diferencia de la linotipia, funde los tipos de
uno en uno. En esta misma fecha se forma el grupo de la Sezession
en Viena, que crea la revista Ver Sacrum donde rápidamente
Juan Antonio Moreno [51
aparecen las primeras tipografías de estilo florido, muy decorativas,
combinadas con otras de inspiración gótica influidas por el Art
Nouveau o el modernismo. El tipo Eckmann, diseñado por Otto
Eckmann en 1900 y producido por la Fundición alemana Kingspor, es
el más conocido.
Los carteles y programas de ferias de Valladolid son un magnífico
ejemplo de los estilos tanto de ilustración como tipográficos. Hasta
llegados los primeros años del siglo xx, los elementos esenciales
son alegorías y personajes castellanos tanto masculinos como
femeninos. En 1901 en el cartel de ferias y fiestas aparece por
primera vez la fotografía: un edificio en un espacio circular que se
remarca con una tinta distinta a la del grabado.
Años más tarde, en 1904 y 1905, apreciamos en las figuras
femeninas un aire modernista, al estilo de Alphonse Mucha, y en
1909 un cartel con estilo próximo a Lucian Bernharard o Beggarstaff.
En el año 1912 vuelve la figura femenina castellana, y en los años
1914 y 1918 se repite el cartel litográfico y las páginas del programa
son un alarde de la composición con orlas y tipografía modernista.
En estos años las imprentas de Valladolid disponen de tipografías
modernistas provenientes de las fundiciones como Neufville.
La Grotesca Secesión, la Grotesca Fantasía, la Grotesca Artística y
52] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
En el cartel de 1901 aparece por primera vez la fotografía
En 1905 el cartel sigue las normas del modernismo, muy del estilo Alphonse Mucha, y en 1909 un cartel próximo a
Lucian Bernharard
Cartel litográfico de 1918 y páginas del programa correspondiente a los años 1914 y 1918 con orlas y tipografía modernista
Juan Antonio Moreno [53
el tipo Cleopatra son algunas de ellas. La Fundición Richard Gans
tenía el tipo Velázquez, el tipo Helios, el tipo Regina, el Gótico
Uncial, Gótico Globo, la Madrileña, la Nacional y la Japonesa. La
Fundición Sucesores de Antonio López, la Grotesca Modernista y el
tipo Fantasía Hispano Americana. La Fundición Rey, Bosch y Cía., los
tipos Serie I, Serie III y Serie V.
En 1908, el diseñador alemán Peter Behrens crea la imagen de
identidad de AEG a partir del tipo gótico, diseñó un tipo sin remates
(sans serif) llamado Grotesco. En Estados Unidos se desarrollaron
los tipos como la Franklin Gothic, el tipo Akzidenz Gothic de la
Fundición Stempel de 1896, la Alternate Gothic y la Copperplate
Gothic de Frederic Goudy.
Por estas fechas asistimos al máximo esplendor de la Escuela de
Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valladolid. Dirigida por José
María Monsó, entre sus alumnos se encuentran Aurelio Arteta,
Anselmo Miguel Nieto, Aurelio García Lesmes y Eduardo García
Benito. Es en la imprenta de Leonardo Miñón donde se relacionan
con el diseño de carteles. Arteta, Nieto y García Benito acuden
para aprender la técnica del grabado y la litografía. Aurelio Arteta
se había presentado al concurso de carteles organizado por el
Ayuntamiento de Valladolid con motivo de la Feria de San Mateo de
1897, en donde obtuvo el segundo premio.
Eduardo García Benito, uno de los pintores e ilustradores españoles más representativo de este movimiento, realiza el cartel de Ferias de 1910
54] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Cubierta de la revista Castilla la Vieja cuya cabecera fue diseñada en los talleres de la imprenta Casa Social Católica en 1923, con tipos HUMANÍSTICOS ANCHOS
Cubierta de la revista Castilla la Vieja cuya cabecera fue diseñada en los talleres de la imprenta O. Lozano en 1923, con tipos GÓTICOS
Cubierta de la revista Castilla la Vieja cuya cabecera fue diseñada en los talleres tipográficos de J. Iglesias en Medina de Rioseco en 1923, con tipos ISABELLA
Juan Antonio Moreno [55
En la segunda década del siglo xx surge la figura del profesional
del diseño. En el censo electoral de Valladolid de 1914 aparecen
39 profesionales tipógrafos, 7 litógrafos y 3 cajistas. Por esos
años, el Art Déco se impone como movimiento artístico y los
concursos de carteles, que plasman la imagen de fiestas, marcas,
teatros, se vuelven muy populares. Eduardo García Benito, uno
de los pintores e ilustradores españoles más representativos de
este movimiento, realiza el cartel de Ferias de 1910. En 1912 fue
becado por el Ayuntamiento de Valladolid para ampliar estudios
en París.
Años más tarde, en 1923, encontramos un cartel de Ferias, muy
próximo al estilo de Penagos firmado por Juan José Moreno.
Castilla la Vieja es una revista semanal ilustrada de Castilla y León;
a lo largo del año 1923 cambia de imprenta tres veces: Imprenta
de la Casa Social Católica, Imprenta de O. Lozano y por último
Talleres Tipográficos de J. Iglesias en Medina de Rioseco. El diseño
de la cubierta mantiene el esquema de orlas decorativas (Giralda y
Laurel) y foto central enmarcada, pero su cabecera cambia de tipos
Elcevirianos ancha a otros góticos y por último gótico caligráfico,
momento en el que incorpora también el color en su cubierta: azul,
verde, morada, roja, sepia, sangina, etc.
Juan José Moreno realiza el cartel de 1923 siguiendo el estilo Penagos
56] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Con respecto a las fuentes tipográficas Art Déco, la más conocida es
la Broadway, diseñada por Morris Fuller Benton para American Type
Founders en 1929. El cartelista Casandre diseñó tipos Déco como
Bifur en 1919, el Acier en 1930 y el Peignot en el año 1936 para la
Fundición Deberny & Peignot. Las fundiciones como Gans presentan
el tipo Radio Bicolor, Iranzo el tipo Versale Sauri y Neufville el tipo
Dynamo.
Los treinta son los años de las formas abstractas, del collage, de
la nueva tipografía. Es cuando se escriben los principales tratados:
La nueva tipografía. Manual para diseñadores modernos de Jan
Tschichold, 1928; Principios fundamentales de la tipografía de
Stanley Morison, 1929; Un ensayo sobre tipografía de Eric Gill,
1931; El arte de la tipografía de Paul Renner, 1939. Asistimos a
la revolución tipográfica, donde la letra se convierte en imagen
plástica y se defiende la claridad. Futurismo, suprematismo,
constructivismo, dadaísmo, cubismo y surrealismo son movimientos
que influyen en el diseño y condicionan el trabajo tipográfico; a
partir de este momento los cánones tipográficos se rompen y el texto
se desplaza del centro del anuncio.
(Es esencial dotar al contenido impreso de una expresión pura y directa, la función del texto es la comunicación, el énfasis y la secuencia lógica del contenido).
Jan Tschichold
Juan Antonio Moreno [57
Los tipos de palo seco, geométricos como el Futura, diseñado en
1927 por Paul Renner, son los que definen el momento. La Fundición
Richard Gans comercializa la Grotesca Radio; Neufville la Dynamo y
la Fundición Nacional el tipo Electra.
El caricaturista Gregorio Hernández (GEACHE), recogiendo todas
estas tendencias, realiza el cartel y programa de Ferias de Valladolid
con una estética Déco en 1930.
Terminada la Guerra Civil Española, los pequeños impresores
disponían de un material tipográfico escaso, por lo que los recursos
para realizar trabajos con originalidad en publicidad eran casi
nulos. Justo en ese momento surge uno de los diseños tipográficos
más interesantes de la tipografía española. Joan Trochut, hijo
del impresor catalán Esteban Trochut Bachmann, editó durante
esos años una serie de álbumes (ADAM Y NOVEDAM) poniendo
en práctica la composición de la tipografía (para el estudio y la
modernización racional del arte tipográfico). Al principio de los años
cuarenta, y basándose en los tipos geométricos que se utilizaban
en las imprentas, creó un sistema tipográfico de combinaciones de
alfabetos y geometría para que las formas obtenidas sirvieran para
decorar. En 1942 la Fundición Tipográfica Iranzo produce el Super-
Veloz, donde los caracteres pueden combinarse para la realización
de logotipos y anuncios, las familias estaban compuestas
Cartel realizado por (GEACHE) Gregorio Hernández en 1930. La figura realizada con líneas geométricas y tipos Déco derivados del GROTESCA RADIO macizado
58] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Anuncios de AMSA y MARIO RODRÍGUEZ con tipos ASHLEY INLINE diseñados por Ashley Havinden
En verde, anuncio diseñado por Paul Schuitema para Berkel c. 1927. Este anuncio constructivista sirve de modelo para el anuncio de La Belleza.En negro, anuncio de perfumería La Belleza en 1939. Este es un ejemplo de la utilización, como diría Tschichold, de una estructura de la llamada Nueva Tipografía con un tipo caligráfico ESCRITURA SIRENA de la Fundición Tipográfica Neufville
Tanto para el anuncio de Almacenes Garay como para el de Malta Castellana se utilizaron tipos FUTURA BLACK, diseñada por Paul Renner en 1929, y con la combinación de caracteres geométricos se forman la G de Garay y la C de Castellana
astellana
aray
Anuncios de la Guía Provincial de Valladolid, 1939
Juan Antonio Moreno [59
de colecciones de primera, segunda, tercera, Rasgos Veloz,
Complementos Uno, Complementos Dos y Complementos Tres.
Unos años antes, las fundiciones tipográficas Bauer y José
Iranzo comercializaron figuras geométricas, círculos, cuadrados,
triángulos y filetes para un uso no convencional para la composición
tipográfica.
Con estas composiciones la Guía Provincial de Valladolid de 1939
diseñó los anuncios que presentamos y en ellos queda reflejado todo
el espíritu de las vanguardias. La estructura de la composición,
paradojas del destino, nos introduce en el movimiento ruso por
excelencia, el constructivismo. Estos anuncios, realizados en la
Unión Poligráfica de Madrid, manifiestan un saber hacer en el oficio
tipográfico. La variedad de familias tipográficas y, sobre todo, la
estructuración geométrica de los textos La Moderna Tipografía son
una antesala de la familia tipográfica Super-Veloz y suponen la
puesta al día de lo que hoy llamamos diseño gráfico.
Este texto es una apretada síntesis de la historia de la tipografía en
Valladolid, un tema que aconseja una futura investigación de más
amplio calado.
CERES. Revista Nacional de Economía Agricola, editada en Valladolid por Antonio Allúe en los años cuarenta.Resulta curiosa la diferencia de tipos en la cubierta, GROTESCA ESTRECHA, y en la primera página, GROTESCA ANCHA.Los titulares de los artículos de la revista utilizan tipos FUTURA BLACK
ANTE EL AÑO NUEVO
Juan Hormaechea [61
En nuestros recuerdos más íntimos, además de olores y músicas,
siempre guardamos imágenes: de carteles de cine, de envoltorios
de jabón o de caramelos, de etiquetas de diversos consumibles, de
las ilustraciones de cuentos y libros de texto, etcétera, (muchas de
las cubiertas de los libros de texto se litografiaban en Valladolid
en Miñón S.A. entre ellas las de las celebérrimas enciclopedias
escolares de los años cincuenta); toda una serie de producciones
efímeras que desaparecieron de nuestras vidas pero que cuando
volvemos a verlas, nos evocan épocas y formas de vida. Estas
imágenes con sus dibujos y sus tipografías han ido modelando
nuestro gusto estético y, lo queramos o no, forman parte de
nuestro inconsciente y estamos seguros de que nos incitan a
consumir o no determinados productos y a sentir emociones cuyo
exacto origen no percibimos. Paradójicamente, la mayoría de
las personas saben muy poco respecto a qué adelantos técnicos
iban determinando que esas imágenes fueran de un modo u otro
IMpRENtAS y MAQuINARIA pARA IMpRESIÓN
EN VALLADOLID 1850-1950
Juan Hormaechea
62] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
en cada momento, o qué profesionales estaban detrás de ellas y
cuáles eran sus desvelos.
Desde la invención de la imprenta, hacia 1450, hasta finales del
siglo xviii, su evolución fue muy pausada y sosegada; pensemos
que las prensas seguían siendo de madera y, salvo alguna mejora,
muy parecidas a la ideada por Gutenberg (la primera de hierro
la fundió en 1804 Earl Stanhope) y los tipos de plomo se funden
hoy día con una aleación muy parecida a la que usaba Pedro
Schoffer, punzonista y fundidor socio de Gutenberg. Se habían ido
sustituyendo las primitivas xilografías por aguafuertes grabados
sobre plancha de cobre y a mediados del siglo xviii se inventa la
esterotipia y se normalizaron las medidas de los tipos por parte
de Fournier y luego Didot, pero esta última fue una mejora que no
supuso un adelanto técnico sino más bien comercial.
En el último lustro del xviii, sin embargo, se produjeron dos
adelantos que sí produjeron cambios sustanciales en la edición
con imágenes: el invento de la litografía entre los años 1794-1798
por parte de Alois Senefelder y el relanzamiento de la xilografía
por parte de Thomas Bewick por medio de su libro History of
British Birds 1797-1804. La innovación aportada por Bewick al
tallar las xilografías sobre la testa de maderas muy duras, de
grano finísimo y extraordinario pulimento, principalmente boj, dio
Juan Hormaechea [63
como resultado ilustraciones de dibujo muy fino, ejecución más
sencilla en cuanto a instalaciones, mayor rapidez de ejecución y
menor coste. Pero, sobre todo, fueron dos las características que
hicieron que desplazara casi totalmente al grabado en cobre: que
se estampaba simultáneamente con la tipografía y que permitía
tiradas larguísimas. Así, durante los siguientes años hubo una
profusión de ediciones ilustradas con xilografías, una de cuyas
mayores expresiones fue el enorme éxito de las revistas ilustradas,
que proliferaron por todo el mundo. En España la más conocida
quizá sea La Ilustración Española y Americana a partir de 1869
y su predecesora El Museo Universal que comenzó en 1856 y en
Valladolid La Ilustración Castellana 1883 y La Ilustración de
Valladolid 1886 con algunos trabajos del xilógrafo Luis Gaviria.
La litografía, por su parte, resultaba más barata que el grabado
y permitía grandes tiradas, pero debía estamparse por separado
de la tipografía, requería maquinaria específica y una instalación
compleja; a pesar de estos inconvenientes sus ventajas para el
impresor eran claras y su desarrollo continuó con vigor, lográndose
en pocos años la cromolitografía, que permitía la impresión en color
de gran número de ejemplares. Aunque no podía competir en finura
y calidad de los colores respecto al grabado, el uso de éste en color
era impensable salvo para escasísimas obras. Esta ventaja dio a la
litografía un auge inusitado.
64] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Enseguida todo impresor quiso tener el nuevo invento en su
imprenta. La primera que se instaló en España fue la del Real
Establecimiento Litográfico de Madrid, de carácter público, que
empezó a funcionar en 1819, dirigida por José Cardano, que había
aprendido con Senefelder. La segunda, y primera de carácter
privado, fue la de Antonio Brusi en Barcelona 1820, mientras
que la primera que se instaló en Valladolid fue en la imprenta de
Julián Pastor, en 1840, no mucho más tarde teniendo en cuenta
su carácter privado y la diferencia de población y de desarrollo
industrial, lo que nos da idea de que se trataba de un industrial
avanzado y emprendedor. Poco a poco se fueron instalando nuevas
máquinas litográficas, a un ritmo de un nuevo establecimiento
cada dos años, más o menos. Mariano González del Moral cita las
siguientes por orden cronológico de instalación:
1846, Juan de la Cuesta (también imprenta).
1851, Luis de Lazcau, en la Acera de San Francisco
(litografía).
1852, Viuda e hijo de Moreno (litografía).
Miguel de la Cruz, en la calle Constitución (también
imprenta).
1856, Ramón L. de la Cruz (litografía).
1860, Gervasio Fournier, plaza de Fuente Dorada (litografía).
1871, José Rodríguez, en la calle Caldereros (también
imprenta).
Juan Hormaechea [65
A éstos se van sumando hasta terminar el siglo los siguientes
talleres:
Leonardo Miñón, calle Perú 17 (también imprenta).
Saturnino Pérez, acera de Recoletos 8.
Gaviria, calle de las Angustias.
En 1911 también funcionaba:
Emiliano Diez, calle Malcocinado 12.
Parece ser que el mejor litógrafo que hubo en Valladolid fue Gervasio
Fournier quien, además de realizar obras notables, fue profesor de
muchos litógrafos. También destacó su ayudante Ricardo Huerta.
Juan Ortega Rubio escribía en 1895 sobre Fournier:
“… no sólo tiene en su taller las mejores máquinas litográficas
de imprimir sino que fue el primero que trajo a España la máquina
de hacer tarjetas al minuto y el único litógrafo que ha comprado
la máquina de grabar letras que tanto llamó la atención de los
inteligentes en la última exposición francesa”.
En cuanto a imprentas, Mariano González del Moral, cita la creación
de las siguientes por orden cronológico de instalación:
1800, *Fernando Santarén, plazuela de Fuente Dorada.
1833, *Julián Pastor, calle Cantarranas.
1846, *Julián de la Cuesta, calle Cantarranas.
Primitiva linotipia, 1888
66] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
1855, José Melgar, dejó de funcionar al poco tiempo.
Empresa del consultor M. M. de Acubilla, cesó.
Manjarrés y Cía., cesó.
Francisco Miguel Perillán fundó El Norte de Castilla;
cerró a los 18 años.
1856, Pedro Caballero, cerró a los tres años.
1857, Pablo de Llana, calle Santander.
1858, Manuel Gordicia, cesó.
1859, *Hijos de Rodríguez, calle Orates.
1862, Juan Fernández e Hijos.
1864, Sardón y Cía.
1865, *Luis N. Gaviria, calle Las Angustias (con él
trabajaba José García, que fue maestro suyo y uno de los
mejores tipógrafos de España).
Alejandro Rueda, cesó
Programa litografiado por Hebrero
Juan Hormaechea [67
1866, José Rojas, calle Guadamacileros.
Rafael Garzo e Hijos, calle del Duque de la Victoria,
cesó en 1869.
1869, Imprenta de La Conciliación, propiedad de Fidel
Recio, calle de la Torrecilla, cesó.
*La Castellana de Manjarrés, calle Regalado 3.
A estos establecimientos habría que añadir hasta final de siglo al
menos los siguientes:
1886, La Ilustración de Valladolid.
1895, *Imprenta de los Huérfanos de Caballería, calle
Empecinado 26-28.
1883, *Diputación Provincial (Hospicio Provincial).
*Miguel Nuevo, calle Cánovas del Castillo.
Sres. Silió y Alba, Acera de Recoletos 12.
1868, *El Norte de Castilla, calle del Duque de la
Victoria 31.
Julian Torés, calle Sierpe 16.
*José Manuel Cuesta.
*Agapito Zapatero, plaza de la Fuente Dorada 30.
*Lucas Garrido.
*Jacinto Hebrero, calle Acera 18.
(Los marcados con asterisco son las que perduraron más allá del
año 1900).
68] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Y a partir de 1900:
El anuario de la Fundición Tipográfica Neufville cita en 1911 las
siguientes:
Castellana, calle Montero Calvo 17.
José Mª de la Cuesta, calle Macías Picavea 38 y 40.
Faustino Gonzáles Vega, calle Cánovas del Castillo 5.
Viuda de Jacinto Hebrero, calle Acera 18.
Hospicio Provincial, Palacio de la Diputación.
Lozano Hermanos, calle Platerías 34.
Andrés Martín, calle Portugalete 2.
Leonardo Miñón, calle Perú 17.
Jorge Montero, acera de San Francisco 4 y 6.
Suc. de Saturnino Pérez, acera de Recoletos 4.
Ambrosio Rodríguez, calle del Duque de la Victoria 13.
Fernando Santarén, portales de Fuente Dorada 27.
Tipografía del Colegio de Huérfanos del Arma de Caballería.
Torés Julián, plaza de la Fuente Dorada 30.
Agapito Zapatero, plaza de la Fuente Dorada 30.
Inocencio Zurro.
En este mismo año se abre una nueva imprenta:
1911 Lozano y Brizuela, calle Marina Escobar.
Impreso de Agapito Zapatero
Juan Hormaechea [69
El Anuario Guía de Valladolid para 1917 cita las siguientes:
Imprenta Castellana, calle del Duque de la Victoria 31.
Pedro Zuloaga, calle Macías Picavea 38.
Tomás F. Canales, calle Montero Calvo 4.
Justo Garrán, calle Santiago 86.
Andrés Martín Sánchez, calle Francos 9.
Ambrosio Rodríguez.
Pedro Miñón, calle Perú 17.
Osvaldo Lozano, calle López Gómez 2.
Emilio Zapatero, plaza de la Fuente Dorada 30.
Vda. de Montero, calle Acera 3.
Amancia Hebrero, plaza Mayor 18.
Mariano Fraile, calle Montero Calvo 3.
Hijos de Julián Torés, calle Platerías 37.
“La Gutenberg”, calle Angustias 67.
Celso Almuiña Fernández cita la matrícula industrial para 1904
donde aparecen dos no citadas en los anteriores documentos:
Hijos de Pastor, calle Ebanistería s/n.
Petra Gallardo, calle del Duque de la Victoria 18.
Guía de Valladolid de 1922:
Amancia Hebrero, calle Ferrari.
Anuncio de Aquilino Alcañiz para un Anuario editado por Mariano Fraile
70] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Ambrosio Rodríguez, calle Alfonso XII 5.
Andrés Martín, plaza de Portugalete 2.
Casa Santarén, plaza de la Fuente Dorada 27.
Eleuterio Castañeda, avenida Alfonso XIII 5.
Emilio Zapatero, calle Ferrari 39.
Imprenta Castellana, calle Montero Calvo 17.
Leonardo Miñón, calle Perú 17.
Mariano Fraile, calle Montero Calvo 24.
Osvaldo Lozano calle Macías Picavea 31.
Pedro Zuloaga, calle Macías Picavea 38.
Viuda de Montero, calle Ferrari 6.
Guía de Valladolid 1927:
Amancia Hebrero, calle Ferrari.
Ambrosio Rodríguez, calle Alfonso XII 5.
Andrés Martín, calle Libertad.
Benito Allén, plaza de la Catedral.
Colegio Huérfanos de Santiago, calle Muro 2.
José Concejo, avenida Alfonso XIII 5.
Casa Santarén, plaza de la Fuente Dorada 27.
Eleuterio Castañeda, avenida Alfonso XIII 5.
Emilio Zapatero, calle Ferrari 39.
Imprenta Castellana, calle Montero Calvo 1.
Pedro Miñón, calle Perú 17.
Conferencia de Vicente Gay publicada por el Ateneo e impresa por la Imprenta Castellana
Juan Hormaechea [71
Mariano Fraile, calle Montero Calvo 24.
Osvaldo Lozano, calle Macías Picavea 31.
Pedro Zuloaga, calle Macías Picavea 38.
Valentín Montero, calle Ferrari 6.
Casa Social Católica, calle Muro.
Faustino González, calle Cantarranillas 5.
Diputación Provincial, calle Angustias 78.
Citadas en otros documentos:
1925, Benito Allén Rodríguez, calle Cardenal Mendoza 12.
1927, Manuel Fernández Medina, calle Perú 17.
Luis Fernández Marcos, se trasladó de calle Marina
de Escobar 17 a calle Fernández Cubas 47.
1934, La Libertad, calle Santamaría 2.
Salvador Zuloaga Mañueco, Talleres Tipográficos
Cuesta, calle Macías Picavea 38 y 40.
1938, Juana Alarcón Pérez, calle Labradores 56, (fecha de
apertura).
1940, Francisco García Vicente, plaza de Portugalete 2,
(la traslada de calle Muro 7).
Luis Bailón Báñez, calle José María Lacort 2, (fecha
de apertura).
1941, Fernanda San Pedro “Samagón”, calle Pura 5, (fecha
de apertura).
Guía de la Diputación que se imprimió en Madrid en lugar de en la Imprenta Provincial
72] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
1943, Diario Regional S.A., calle Santiago 33.
1946, La Libertad.
Gráficas Castilla, calle Veinte de Febrero 2.
Gráficas Perdiguero, calle Héroes de Teruel 4, (actual
Doctor Cazalla).
Gráficas Afrodisio Aguado S.A., calle Acera 16, sucursal
calle Barquillo 4, Madrid.
Diario Regional, calle Santiago (fecha de traslado del
86 al 33).
1949, Julián Iglesias Salvador, Gráficas Lafalpoo, calle Juan
Mambrilla 38.
1950, Casa Ambrosio Rodríguez, calle Panaderos 4.
Gráficas Alonso, calle Guadamacileros 2.
Imprenta Samagón, calle Pura 24.
1953, Sotero Otero Del Pozo, calle Cantarranillas 11 (fecha
de ampliación).
Para hacernos idea del número de personas que empleaban
las imprentas daremos unos datos procedentes de los censos
municipales, es decir son personas empadronadas en Valladolid
capital. A estas cifras habría que sumar los aprendices y menores
de edad y oficinistas y demás empleos no específicos de la
imprenta.
Publicación de la Sociedad de Estudios Históricos Castellanos impresa en la Imprenta Castellana
Juan Hormaechea [73
1890: 6 impresores
12 cajistas
8 litógrafos
32 tipógrafos
10 encuadernadores
1893: 10 impresores
13 cajistas
11 litógrafos
35 tipógrafos
12 encuadernadores
1903: 6 impresores
7 litógrafos
33 tipógrafos
10 cajistas
10 encuadernadores
1932: 30 impresores
2 cajistas
3 litógrafos
37 encuadernadores
6 linotipistas
2 fotograbadores
2 artes gráficas
Otro gran adelanto para la imprenta fue la galvanoplastia. El
fenómeno de la galvanoplastia fue estudiado y descrito por M. H.
Jacob en 1838. Su aplicación a la imprenta se generalizó a finales
del siglo xix. En esencia fue una mejora por su sencillez de ejecución
respecto a la xilografía ya que partiendo de un dibujo se podían
hacer múltiples copias y respecto a la esterotipia –especialidad
de la que Luis N. Gaviria montó un taller en Valladolid– por su
sencillez y la duración. Los dibujos eran realizados en una plancha
de cobre por métodos electrolíticos y clavados en un taco de madera
de la altura de un tipo de imprenta y por tanto se podían imprimir
mezclados con la tipografía.
Reglamento del Casino publicado por los hijos de Julián Pastor
74] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
En Valladolid hay pocas noticias de talleres de “galvanos” que es
como se conocen las planchas realizadas por este método.
A finales de siglo tienen galvanoplastia: Gaviria, que había
instalado un taller en 1874, y Agapito Zapatero que lo tenía activo
en 1901. Más adelante, ya entrado el siglo xx, hay al menos dos
talleres dedicados exclusivamente a la galvanoplastia el de Miguel
Luis en la calle Perú 17 y el de Abundio Arroyo Martínez en la calle
Cánovas del Castillo 2, ambos seguían activos en 1927.
No cabe duda de que una vez inventada y perfeccionada la fotografía
se trabajó denodadamente para conseguir llevar a la imprenta sus
resultados y poder imprimir una imagen de las cosas “tal y como
eran” y no interpretadas por un dibujante por bien que éste lo
hiciera. El fotograbado y sus múltiples variantes, de la fotolitografía
al heliograbado, y la similigrafía, las practicó el inquieto Gaviria en
los últimos años del siglo xix. Es destacable su edición de un libro
con la Obra sobre Santa Teresa, que por medio de la fotolitografía
reproducía de forma excelente las páginas autógrafas de la escritora.
Gaviria instaló el fotograbado en su taller en 1880, pero tuvo
que llegar el final de ese siglo para que el fotograbado ofreciera
resultados aceptables. Cuando esto sucedió, lógicamente, fue
desplazando a la xilografía y a la litografía. Además de Gaviria
Obra sobre Santa Teresa publicada por Gaviria
Juan Hormaechea [75
tenía taller de fotograbado en Valladolid Agapito Zapatero. El Norte
de Castilla inauguró su taller de fotograbado en 1923 (la máquina
de realizar las reproducciones ilustra este texto).
El invento, o más bien el perfeccionamiento, de la linotipia se debe
a Ottmar Mergenthaler en el año 1886. El invento tardó en llegar
a España. Las imprentas de Valladolid, casi todas ellas pequeñas
empresas familiares que vivían de una Minerva y unos pocos
chibaletes de tipos y estaban instaladas en espacios pequeños,
no podían comprar una máquina de elevado coste, con problemas Minerva tipo Boston
Máquina para fotograbado de El Norte de Castilla
76] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
de toxicidad y que no merecía la pena para pequeños trabajos. Así
que sólo tenemos noticia de las linotipias de El Norte de Castilla y
la que poseía Afrodisio Aguado en Perú 17 que luego pasa a ser de
Miñón S. A. Sin duda tuvo que haber más linotipias pero no hemos
conseguido noticias ciertas.
Como ya hemos dicho la mayoría de las imprentas en todo este
período eran pequeñas y sólo tenían una máquina o dos (las más
importantes dos o tres en el siglo xix, aunque esta diferencia
aumenta con el tiempo). Resulta imposible averiguar qué tipo de
máquinas, salvo que la mayoría eran Minervas a pedal y a motor. El
patrón que se repite en la pequeña imprenta era: una Minerva, una
guillotina, una perforadora y una prensa. Veremos algunas de las
que tenemos noticia más exacta:
Máquina que instaló la Imprenta Municipal en su inauguración.
AMVA. Serie 4 2 1 10. Estudios de organización y métodos. Caja 1175_3
Juan Hormaechea [77
1902, el diario La Libertad posee una máquina Marinoni.
1912, El Norte de Castilla instala una rotativa Koening
Bauer.
1933, el Ayuntamiento compra para la creación de la
Imprenta Municipal una máquina Kreissroller (se reproduce)
y una Minerva de tres rodillos y tintaje cilíndrico.
1940, Gráficas Castilla dispone de una Minerva a pedal de
rama de 33 x 23 de 750 ejemplares hora y otra eléctrica de
1.000 ejemplares hora y rama de 42 x 29.
1942, Melchor González Sampedro “Samagón” posee
una Minerva y una máquina de imprimir plana marca
Koerihinger.
Rotativa de Koening-Bauer
78] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
1943, Eloy Pérez Antón instala una Minerva Kamenzer de
tamaño doble folio y tenía una Ideale tamaño folio.
Luis Bailón Baños instala una Minerva tamaño folio
con motor para sustituir a una Minerva Boston de palanca.
1949, Jesús Rodríguez Miñón reinstala su imprenta con dos
Minervas planas, una Minerva cilíndrica y una rayadora.
1950, José Concejo Pérez posee una máquina litográfica
Klein Fort, una imprenta Angsburg, una Minerva Bautyer,
una rotoplana y otra máquina litográfica con motor.
Un caso particular y curioso es el de la fábrica de papel de fumar
Zig-Zag que se hallaba ubicada en la calle Muro 10 y 12 y que
tenía su propia imprenta para imprimir y cortar cubiertas. En abril
de 1944 pide licencia para instalar una engomadora (pasando de
tres a cuatro), una calandra (pasa de dos a tres) y una máquina de
imprimir y cortar cubiertas (pasa de dos a tres). También dice en la
petición que las máquinas se fabricarán enteramente en Valladolid,
Mancheta de correspondencia de Zig-Zag, 1943
Juan Hormaechea [79
con arreglo a los planos del ingeniero y director técnico de la casa
Sr. Hermenegildo Santiago. Algún problema encontraron en el
período de fabricación pues tuvieron que pedir una prórroga para la
instalación.
Este papel lo vendía Moliner en los portales de Fuente Dorada. La
marca originaria francesa es “Le Zuave” (1880), “El Zuavo” en
castellano. Los zuavos eran individuos de una tribu berebere que
en el siglo xix combatieron como un cuerpo del ejército francés. Se
cuenta que a un zuavo en la batalla de Sebastopol 1854-1855 le
partieron la pipa de un balazo y solucionó la pérdida enrollando su
tabaco en un papel y dando lugar así a la invención del cigarrillo y
creando la leyenda del personaje que aparece en la cubierta.
80] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Catálogo [81
La memoria, no es ninguna novedad decirlo, se erige como uno de los pilares básicos en el desarrollo y
evolución de la humanidad. Sin memoria no es posible la experiencia y sin experiencia se repetirían hasta
el infinito los errores humanos. Sin embargo hay varios modelos de memoria que merecerían un breve
comentario: la memoria individual nos atañe a cada uno de nosotros pero está condicionada por las
circunstancias personales, a menudo inserta sus recuerdos de forma ordenada en un continuo vital y termina
siendo un archivo monumental del que echamos mano en el momento oportuno para centrar y rememorar
instantes concretos de nuestra existencia. La memoria colectiva está formada por imágenes, fijas o en
movimiento, que corresponden a situaciones sociales a partir de las cuales un grupo de individuos comparte
y asume esas mismas situaciones; a esa memoria pertenecen buena parte de las imágenes y textos que
componen este catálogo porque los comercios, los anuncios y muchos de los recuerdos que aparecen en él
llegaron y se instalaron en nuestra vida ya desde nuestro nacimiento aunque evidentemente existieran antes
que nosotros y probablemente sigan ahí después de que nos vayamos. Es una forma de memoria histórica a
la que contribuye esta iconografía, que habla a quien quiera escuchar. Para establecer de forma ordenada ese
diálogo hemos optado por crear, tras la introducción al tema firmada por cada uno de los autores, un recorrido
imaginario que, más o menos, tocará los temas más dispares en forma de catálogo.
CAtálogo
82] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
AgRICULTURAPara una ciudad eminentemente cerealista como Valladolid eran
muy importantes las ferias de ganado y de maquinaria agrícola.
Además de la posibilidad de adquirir –mientras la mecanización
no fue definitiva– animales de tiro, se compraban semillas, se
intercambiaban experiencias de cultivos, se hacían concursos de
arada y se exhibían las novedades mecánicas y tecnológicas. Esa
fue la tónica entre 1850 y 1950, lo cual termina dejando una huella
que tarda en borrarse. Las ferias principales de Valladolid hasta
1842 eran la de San Juan y la de San Francisco. En la de San Juan,
amos y criados solían ajustarse, de ahí el dicho “por San Juan
y por San Pedro, todos los mozos mudan el pelo”. También solía
revisarse el precio de los alquileres de las casas, de donde viene
la frase “por San Juan veremos quién tiene casa”. Finalmente, a
partir de San Juan se comenzaba a cosechar: “Más tarde o más
temprano, por San Juan es el verano”, decía la paremia popular. En
cuanto a la feria de otoño, sufrió, a partir del año 1842, un cambio
al 17 de septiembre por razones climatológicas. No se buscaba un
santo protector sino una fecha en la que no lloviera y que fuera lo
suficientemente tardía como para haber dejado recoger la cosecha a
los agricultores, principales protagonistas de las cuatropeas que se
organizaban.
Catálogo [83
Diputación de Valladolid Portada del Catálogo de piezas adquiridas por la Diputación
84] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Maquinaria
Desde su nacimiento en la Constitución de Cádiz como órganos
intermedios entre el poder central y los municipios, las Diputaciones
se esforzaron en comprender el carácter agrario de las provincias
fomentando el desarrollo y evolución de la maquinaria agrícola. En
ese sentido iba uno de los artículos de la Carta Magna de 1812 en
el que se especificaba: “En cada provincia habrá una Diputación,
llamada provincial, para promover su prosperidad, presidida por el
jefe superior”. La de Valladolid en concreto emprendió a mediados
del siglo xix una labor encomiable creando comisiones para que se
estudiara la mejora y perfeccionamiento de los métodos de cultivo.
A tal efecto, incluso, envió en alguna ocasión a una comisión para
que observara en Francia (Griñón) e Inglaterra, tras una exposición
internacional celebrada en Londres, los avances que se habían
realizado en la fabricación de arados, trilladoras, aventadoras,
etc. La comisión especial –formada por Juan Fernández Rico,
Tomás Villanueva y Laureano Melero– tenía por objeto recomendar
la adquisición de determinados aperos de cuyos modelos se hizo
un catálogo que publicó Francisco Miguel Perillán en 1862 con
dibujos de Lasauca litografiados por Cruz. Este litógrafo fue uno
de los primeros en organizar “exposiciones” de fotografía con
trabajos de los primeros artistas que llegaron a Valladolid: “En el
establecimiento litográfico de Cruz (Constitución) –decía un anuncio
de 1860– hay vistas fotográficas del mayor tamaño que hasta el día
Catálogo [85
MEDARDO IgLESIAS DÍezRepresentante de máquinas agrícolas
ZORITA, MEDINA y HERRERAFabricante de norias
86] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
se conoce, ejecutadas por el aventajado Clifford, con los edificios
más notables de la ciudad: San Pablo, San Gregorio, Claustro de
San Gregorio, etc,...”.
El Norte de Castilla y otros diarios se encargaron, a partir de 1868,
de publicar en sus páginas de anuncios los reclamos publicitarios
de las mejores marcas extranjeras y españolas. Éstas solían ampliar
el alcance de sus fábricas con sucursales en numerosos lugares
de la Península. Los hermanos Garteiz fabricaban en Bilbao pero
distribuían en Valladolid en la acera de Recoletos y Vicente Zurbano
tenía delegaciones en toda la región. Zurbano fue uno de los firmantes
en 1918 de un famoso manifiesto castellanista, junto a Narciso
Alonso Cortés, Miguel de Uña, Alberto Macías Picavea, Emilio Molina,
Francisco Antón, Pedro Zuloaga, Pedro Miñón y Jacinto R. Manzanares,
entre otros, en el que numerosas personalidades de diversos oficios se
quejaban del trato que se daba a Castilla desde Cataluña y se hacían
eco del malestar por la confusión entre centro y centralismo:
“Quieren sí, esos castellanos, que de una vez acabe en España el
caciquismo, origen de tantos males; quieren una administración
honrada y una política muy distinta de la que hasta ahora ha
pervertido la dirección de los negocios públicos; quieren una amplia
descentralización administrativa que para siempre les libere de la
odiosa y desmoralizada absorción madrileña; pero creen que todo
ello es compatible con el amor a España y a Castilla, y no sólo
compatible sino análogo y complementario”.
Catálogo [87
Hermanos gasteizMáquinas agrícolas y herramientas para la industria
Vicente ZurbanoRepresentante de máquinaria agrícola
88] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Productos
Algunos anunciantes se especializaron en comunicar mejor sus
productos dirigiéndose al público o al lector con ingenio y precisión. El
comercio de Valladolid tuvo y tiene fama, y ello no es de extrañar con
antecedentes tan excelentes como los que la historia nos presenta.
Sabemos por las pragmáticas del emperador Carlos y de su hijo
Felipe II que los vallisoletanos y vallisoletanas de aquella época eran
más presumidos y que se gastaban todos sus dineros en el vestir
lujoso; sabemos también que los comerciantes siempre tuvieron a gala
ofrecer los mejores escaparates del reino y pregonar desde ellos lo
más exquisito de su mercancía. Dicen que la comunicación de masas
es un modo bastante moderno de transmitir avisos, y sus estudiosos
nos la presentan como compañera de viaje de la sociedad industrial
más avanzada y sin embargo esa “comunicación imperativa” (vamos
a llamarla así) podría haber encontrado precedentes ilustres en
algún tendero vallisoletano que, ya en el último tercio del siglo xix, se
anunciaba de este modo en las páginas de los diarios locales:
“El que tenga sabañones/y se los quiera quitar/venga a mi tienda
a comprar/no pierda estas ocasiones,/que de todas hinchazones/
se verá en breve curado/si de guante bien forrado/se surte, según
espero,/pues, por tan poco dinero/¿quién anda desabrigado?”.
Don Eusebio Suero, del ramo de la guantería y vate ocasional, era
quien ofrecía todos los días su mercaduría en deliciosas décimas,
Catálogo [89
dirigiendo sus versos a jamonas, caballeros de edad madura, pollos
y pollitas; para todos tenía palabras don Eusebio quien, por activa
y por pasiva, quería demostrar que comprar en su guantería era lo
más juicioso, lo más elegante, lo más provechoso para el amor y lo
más económico:
“Para adornar con primor/una mano de un buen guante/yo convido al
elegante/que teniendo algún valor/se acerque a mi mostrador;/yo no
lo voy a retar/sólo quiérole probar/que si busca economía/en esta mi
guantería/es do la puede encontrar”.
A veces subrayaba con un paternal “no lo olvidéis” o con un
autoritario y convencido “he dicho” sus propias producciones
poéticas. En una época en que el sentimiento regionalista estaba
envuelto en ideologías románticas, él llamaba a una lucha bajo la
bandera de la elegancia y en batalla permanente contra los precios:
“Castellanos: Cada día está mejor/aqueste almacén surtido;/
sumamente abastecido/tengo yo mi mostrador./Espero, en
vuestro favor,/llegaréis aquí constantes:/ánimo pues, elegantes,/
no descuidéis vuestras manos./Os lo digo, castellanos,/seguid
comprándome guantes”.
Ponía Eusebio Suero en su verbo los cuatro elementos primordiales
para la comunicación imperativa: dotes de convicción, autoridad
para convencer, razones para ello e indicación exacta de lo que
90] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
RAFAEL SánchezFábrica de abonos químicos
Emilio Bobo gallegoRepresentante de abonos químicos, inventor de la Bobolina
Ángel O. gutierresConcesionario de abonos químicos
Agustín gil y gilCasa de semillas y aperos de labranza
Catálogo [91
pretendía que hiciera la persona a quien estaba convenciendo.
Ofrecemos una muestra más que es un paradigma del buen
anuncio que, como todo el mundo sabe, debe contener, al menos
los siguientes ingredientes publicitarios: relación directa (casi
íntima) con el público; variedad de ofertas; repertorio de dificultades
salvadas en la fabricación que hacen más valioso el producto final;
deseo de servicio al comprador, etc., etc.:
“Público para mí ya tan amado/sólo servirte quiero como anhelo/
sintiéndome hacia ti tan inclinado/esta tienda monté con tanto celo;/
en ella buen surtido he colocado/de ricos guantes, mas si algún
desvelo/he tenido al poner mi guantería/al verte aquí renace mi
alegría”.
Todo un lince este don Eusebio y toda una forma de ser la suya,
capaz de casar la prosaica mercancía con el ripio refinado. Y es que
en esto de compatibilizar cosas aparentemente dispares, Valladolid
siempre se dio una maña especial; sin ir más lejos es una de las
provincias en que más acendradamente se mantuvieron algunas
tradiciones rurales; y ello porque la emigración masiva que dejó
muchos pueblos de Castilla y León deshabitados no se produjo de
forma tan desesperada en nuestra tierra: Gracias a que muchos
padres trabajaban en la ciudad pero vivían en el campo, sus hijos
pudieron seguir participando de un tipo de vida que, durante
los últimos 70 años cambió más que en los 700 precedentes. Lo
92] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
importante, sin embargo, era descubrir que todos llevábamos
dentro, en mayor o menor medida, un bagaje de gran valor con el
que afrontar el futuro sin orfandades culturales y sin complejos.
Historia, arte, tradición, lenguaje, música...
Agustín Gil, comerciante burgalés que anunciaba en toda España
su negocio titulado expresivamente “La regeneración del labrador”,
solía dar también consejos en verso a sus posibles compradores
para dirigir mejor sus preferencias. En otros casos, el ingenio
se manifestaba en la invención de determinados compuestos o
productos, como la “bobolina”, de eficaz resultado en la lucha
contra el gorgojo y que se distribuyó a toda la España cerealista
desde Nava del Rey.
No hay duda de que la luz eléctrica vino a acabar con muchos
espantos seculares: al iluminar oscuros rincones de casas y calles,
clarificó también los espacios más recónditos de la mente humana
en cuyas sombras se habían albergado durante tanto tiempo
antiguos miedos. Llama la atención, al repasar la nómina de seres
cuya sola mención hacía temblar a niños (y menos niños) de épocas
pasadas, que la oscuridad estaba presente, de alguna forma, en
casi todos ellos: el dragón, guardián de los espacios inferiores
y de las cuevas lóbregas; el demonio, señor de las tinieblas; el
fantasma, que esperaba las horas nocturnas para hacerse notar;
Aventadora de Lisardo García, modelo 1945
Catálogo [93
el coco, tan relacionado con lo negro y tenebroso; el hombre del
saco, que metía en lo profundo de su talego a los niños... etc. Por
eso no es de extrañar que la llegada de la luz eléctrica a Valladolid
fuese saludada con alborozo por todos y especialmente por los
diarios locales, tan empeñados en la consolidación del progreso y el
bienestar en la ciudad:
“Con gran actividad continúa la Sociedad Electricista Castellana la
colocación del cable eléctrico (1887) por las calles de esta capital.
De este modo la luz eléctrica no tardará en confirmar la idea de
que Valladolid es una de las poblaciones más cultas de España.
Dicha sociedad ha principiado la instalación del teatro de Zorrilla,
principiará inmediatamente la del Círculo de la Victoria y otras;
aunque no podrá atender para la feria todos los pedidos que tiene,
muchos establecimientos podrán en dicha época gozar de este nuevo
elemento”.
Y al día siguiente se podía leer:
“Se inauguró la luz eléctrica que gracias a la laboriosidad y
desprendimiento de los señores Aujé, Mora y Compañía alumbra
ya todos los establecimientos públicos de esta capital y algunos
particulares. (...) Todas las autoridades y representaciones de todos
los centros de la Capital, de la prensa y muchos amigos particulares
de los señores Aujé, Mora y demás individuos que forman la sociedad
electricista castellana acudieron a la fiesta con que se inauguró la
sustitución de la electricidad por el gas”.
94] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
LumenGrupos electrógenos
A.E.g. Ibérica de electricidad, S.A.Electromotores
Catálogo [95
Poco después, algunos comercios organizaban un auténtico
espectáculo para mostrar a su clientela el avance de la luz en sus
empresas:
“Anteanoche se inauguró la luz eléctrica en el acreditado
establecimiento titulado “Al Siglo xx”. El Sr. Martín, dueño de tan
surtido comercio obsequió a algunos de sus parroquianos con
profusión de dulces y escogidos licores. En los alrededores del citado
establecimiento había una infinidad de personas que admiraban lo
bien puestos que están los aparadores y el magnífico aspecto que
con la nueva luz presenta todo el comercio”.
Con todos estos precedentes, no es extraño que, ya en el siglo xx, los
anuncios de ingenios eléctricos destacasen, o bien el beneficio de la
luz artificial o la fuerza y resultados que podían conseguirse gracias
a ella.
96] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
alimentaciónLos comercios de alimentación de Valladolid hicieron un notable
esfuerzo durante las décadas del 60 y 70 del siglo xix para superar
la imagen de colmados atrasados y faltos de higiene que tenían a
mediados de ese mismo siglo. Las mercancías seguían en muchos
casos estando en la calle, expuestas a inclemencias de cualquier
especie, y costó mucho acabar con todo tipo de adulteraciones y
fraudes, tanto en los productos como en su correcto pesado. Aunque
tardó en imponerse el sistema métrico –en algunos casos hubo que
ir a las tiendas a recoger los pesos y medidas antiguos– finalmente
la cordura y el propio sentido común de los comerciantes produjo el
milagro. No es extraño que muchos anuncios del siglo xx insistieran
en la calidad y servicio de las empresas alimenticias dejando
claro su interés en que los clientes “no se dejaran sorprender” por
otras casas o firmas que intentaban dar calidad pero no podían:
“Desconfíe de las imitaciones”.
Catálogo [97
La familia Solache ya era propietaria de una fábrica de harinas,
“La Flor del Pisuerga”, desde 1909. La pérdida de las Colonias
provocó un caos en el mercado cerealista que motivó que muchos
empresarios avivaran el ingenio buscando nuevos clientes y creando
distintas salidas a su negocio. La fabricación de pasta para sopas
fue una de esas salidas, y algunas de las fábricas de Valladolid se
distinguieron en todo el país con sus productos.
Luciano Suárez se especializó también desde las primeras décadas
del siglo xx en la fabricación de esas mismas pastas finas
para sopa. Durante una época fue almacenista de embutidos y
jamones y fabricante de licores y anises. El despacho estaba en la
calle Especería 1 y los almacenes en la Carretera de Salamanca
número 35. Su viuda continuó con la fábrica.
Comidas
A. SolacheFábrica de pastas para sopa
Luciano suárezFábrica de pastas finas para sopa
98] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Pantaleón MuñozSalchichería y fiambres
La EspigaFábrica de pan
La TierrucaMantequería
Joaquín gonzález CocaUltramarinos
Hijo de Pedro de la CalleSalchichería
Catálogo [99
Bebidas
Bodegas StampaVinos
Juan Martín CalvoJarabe Zarza
Fuente SayudAguas minerales
Daniel VillafruelaAlmacén de vinos
Emilio MolinaAlmacén de vinos
Vino OnaReconstituyente
100] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Postres
Ya en 1939 un anuario de la Diputación recogía ocho anuncios de
pastelerías y confiterías, (las de Carrasco, Ercilla, Guillermo, Helios y
Felipe Hernández, hoy El Bombón, así como Justino Palacios, La Luisita
y El Postre), sin que dicha relación de anunciantes fuera exhaustiva,
pues en ella no se encuentra (por causas que desconocemos), El Horno
Francés, la mejor de su tiempo desde la desaparición del que fuera
famoso Horno del Suizo.
Gaspar Pérez se estableció en la calle del Val 4 y 6 creando la
Confitería El Sol. Después pasaría el negocio a Alejandrino Pérez, su
hijo, quien además de mantener la sede original abriría una sucursal
en Fuente Dorada 21, denominándola Confitería Helios, origen de la
actual empresa que distribuye sus productos por todo el mundo.
Justino Palacios se estableció en Mantería 42 en la década de los
años 30. Se especializó en dulces secos y pastas, aunque también
trabajaba pralinés (fruto seco recubierto de ganache o crema
de chocolate que se fundía en la boca) y Battenbergs (un dulce
inventado para la boda de los príncipes Louis de Battenberg y
Victoria de Hesse, tarta de bizcocho en colores rojo y blanco, y con
la cobertura de mazapán. Louis y Victoria serían los abuelos de
Felipe de Edimburgo, ya con el apellido traducido al inglés, o sea
Mountbatten).
La ConchitaConfitería
HeliosConfitería y mantequería
El SolConfitería
Catálogo [101
Horno del SuizoPastelería y confitería
Confitería RodríguezRepostería y bombonería
HeliosConfitería y mantequería
Anselmo ErcillaConfitería, pastelería y repostería
IdealHeladerías y confiterías
102] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Chocolates
El horno francés, de Ramón Freixas, se abrió en la calle de
Cánovas del Castillo 26, en frente de otro establecimiento similar
denominado el Horno Suizo que perteneció a Justo Stirnimann.
Durante el siglo xix algunos suizos y franceses se establecieron
en nuestro país dedicándose a la pastelería. El célebre confitero
Franconi –creador de los cafés suizos en España y que se unió a
otro compatriota, Matossi, para formar una sociedad que abriría
negocios en Madrid, Bilbao, Burgos, Granada y Valladolid–, inventó
un bollo especial para servir con el café que terminó denominándose
“suizo”. Pues bien, dentro de esa tradición, Ramón Freixas creó una
especialidad, los Dulces Freixas, que le haría reconocido y famoso en
toda España.
Miguel de Uña, nacido en Cerecinos de Campos (Zamora), puso
una tienda de coloniales en Valladolid y llegó a ser uno de los
mayores contribuyentes de la ciudad. Uno de sus hijos, Teodoro,
montó una fábrica de chocolate y José, un nieto, se especializaría
definitivamente con un tipo de bombones a los que llamaría
cortados, que tendrían un aspecto y una presentación especiales, en
distintos sabores. Cada sabor estaba representado por un color en
la etiqueta, que siempre mostraba la misma grafía.
Publicidad de chocolates Uña sobre un tren de cartón de juguete
UñaBombones
Catálogo [103
Virgen del CarmenFábrica de chocolates y galletas
JoSé gutiérrez CalvoChocolates
FreixasDulces
UñaBombones
104] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
El BombónBombones y caramelos
Aurora de CastillaFábrica de chocolates
Eudosio LópezFábrica de chocolates y dulces
Dimas AlonsoChocolates
Felipe Hernández se estableció primero en 1928 en la calle de
Panaderos 53, especializándose en bombones y caramelos y también
en pastas “para viaje”. Posteriormente pasaría a la Plaza de Fuente
Dorada creándose una merecida fama con sus canapés.
Catálogo [105
Cafés
Dimas AlonsoChocolates y cafés
OLMOBombonería
N.º 12Cafés
Aureliano JiménezFábrica de caramelos
granja TerraLecha homogeneizada
106] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
ARTES musicalesLa cosa musical de ámbito público se desarrollaba en las ciudades,
a mediados siglo xix, en cuatro frentes principales: Los salones de
baile, los teatros, las plazas y jardines (donde interpretaban música
las bandas militares) y en los bailes de candil de los barrios o en el
interior de ventas y posadas. El auge del piano como instrumento
de acompañamiento para la música vocal señala la diferencia entre
los salones de sociedad y los de candil, donde la guitarra y otros
instrumentos populares todavía seguían lanzando al aire las notas
de seguidillas, boleros y fandangos. Un compositor de la época
podía darse por satisfecho si sus obras estaban en todos esos
ámbitos. Si no podemos decir que una obra lírica alcanzaba un éxito
apoteósico sólo por ser representada (que una zarzuela obtuviera
éxito en ese tiempo se cifraba en que se sostuviera diez días en el
cartel), sí podemos afirmar en cambio que algunos de los trabajos
para piano o para piano y canto eran un gran éxito si conseguían
una aceptación absoluta a nivel nacional llegando a regalarse con
revistas de moda de la época, lo cual era síntoma inequívoco de
aceptación al menos entre una burguesía cada vez más numerosa.
Catálogo [107
Los comercios musicales del siglo xix, por tanto, se especializaron
en la venta de pianos y órganos mecánicos y entraron en el siglo xx
de la mano de los grandes inventos. No se podría dejar de lado la
influencia de aparatos como el fonógrafo (inventado por Edison) o
el gramófono (patentado por Berliner en 1888) que, si bien habían
asestado un golpe mortal a aquellos instrumentos mecánicos
que por el sistema de aire o de púas –lengüeta y diapasón,
respectivamente– trataban de reproducir más o menos fielmente las
melodías de moda, todavía no se habían implantado más que en
los hogares y salones con alto poder adquisitivo. Para hacernos una
idea de los precios de los primeros discos (entre 1 y 40 pesetas),
baste decir que la mayor parte de las compañías ofrecían la
modalidad de las ventas a plazos, concediendo créditos de hasta
veinte meses, y así lo hacían también en Valladolid comercios como
Velasco, Morales o Guillén. En el tema del contenido, sin embargo,
hay que reconocer que eran más populares y pronto empezaron a
aparecer entre los títulos grabados, no sólo las arias de ópera y los
números de zarzuela más demandados, sino Habaneras, Tangos,
Couplets, Pasacalles, Tientos y una buena cantidad de sardanas,
jotas, malagueñas, foliadas, muñeiras y alboradas que prepararán
la época áurea de la fonografía –y en concreto de la fonografía
folklórica– que se inicia con la invención de la radio.
108] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Miguel MoralesPianos eléctricos
Unión Musical EspañolaAparatos musicales
Quintín RuffnerFábrica de órganos
Catálogo [109
Aurelio VelascoPianos
Almacenes guillénAparatos musicales y discos
110] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
BANCOS
Banco castellano
Catálogo [111
Banco Hispano Americano Banco español de crédito
Banco Agrícola Comercial
112] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Bares y cafésDesde las tempranas noticias que advierten de que el Sr.
Alcalde acababa de inspeccionar confiterías, cafés y pastelerías
encontrando muchos productos en mal estado y arrojándolos al
Esgueva (1865) o la petición por parte de los propietarios de los
cafés de que ampliara el horario de cierre media hora después de
las funciones de los teatros (1866), hasta el esmero y sofisticación
de los cafés actuales hay un abismo. Pero en el tiempo apenas ha
transcurrido un siglo. En los cien años que aquí se recorren está
probablemente el nacimiento y evolución del mejor tipo de servicio,
así como una forma de vida que ha llenado multitud de horas de
ocio y ha fomentado conversaciones, tertulias y creación de ideas.
En cualquier caso, si hubiera que señalar un año en el que se
revolucionan los adelantos y se perfeccionan los medios, ése sería
el de 1875, en el que se anuncian reformas en el Norte, el Suizo, el
Imperial, el de Passini y hasta en la “hostería de don Joaquín”.
Catálogo [113
Café del Norte
Restaurant el solRestaurant eustasio moratinos
114] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Bar Lion d’or
Café Suizo e ideal Bouquet
Bar ideal maxim’s
Catálogo [115
Café de Valladolid
gran Café Royalty y granja Royal
RESTAURANT EL EDÉN
116] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Construcción Materiales
Jaime CuadradoAlmacén de maderas
José de la Riva TruEbaFábrica de yesos
La ArcilleraTejas y ladrillos
Catálogo [117
La EsperanzaFábrica de mosaicos y piedra artificial
L. Delibes y compañíaCarpintería mecánica
118] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Empresas
Manuel PraderaContratista de obras
Casa VaronaConstrucciones civiles e hidráulicas
Corcho HijosIngenieros constructores
Catálogo [119
La CerámicaFábrica de tejas y ladrillos
120] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Sanitarios
Establecimientos QuIllet, S.A.Estufas a petróleo
Industrias R. Nuño, s.a.Saneamientos y calefacciones
Industrias guillén, S.A.Saneamientos y calefacciones
Ferreterías
Casa RegaderaFerretería
Hijo de Braulio CidTaller de cerrajería
Catálogo [121
Muebles
Decoración
RumayorMuebles
José Fernández de la TorrePintor y decorador
Manuel MerchánEbanistería
V. PinedoMuebles y tapicería
122] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
educación
Colegio de San José
Catálogo [123
La Providencia
Colegio Lourdes-HispanoColegio El Salvador
124] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
energía Mineral y vegetal
Electricidad
Sociedad Ibérica de Construcciones EléctricasInstalaciones eléctricas
AntoñitaCarbones
SilvaCarbones
Catálogo [125
Electra Popular VallisoletanaProducción eléctrica
“Hace ya bastantes años –escribe Isidro Rodríguez Zarracina en
1906, en una Memoria publicada por la Imprenta Castellana sobre
la Electra Popular– que entre los elementos de la industria y el
comercio de Valladolid se agitaba la idea de crear una cooperativa
de producción y consumo de electricidad (fuerza y alumbrado) que
por su organización y desarrollo permitiera o facilitara la creación
de nuevos elementos de riqueza en nuestra ciudad”. El Consejo
de administración de la nueva empresa, formado por Calixto
Rodríguez, José Muro, Eleuterio Delgado, Amós Salvador, Santos
Vallejo, Julio Guillén, Francisco Zorrilla y Santiago Alba, puso, un
par de años más tarde, los pilares de una potente empresa que
iluminaría durante años los hogares, los comercios y las industrias
vallisoletanos.
126] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
fábricas
Talleres de Fundición gabilondoHijo de Ciriaco SánchezHerraduras y clavos
Catálogo [127
La RosaHarinas
128] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
fotografíaEntre los cientos de ismos que podrían caracterizar o dar nombre al
arte del siglo xx –todavía es pronto para hablar del xxi– habría que
incluir y considerar el que tiene como origen la instantaneidad. El
individuo de nuestra época ha sido capaz de convertir el instante
–eso que Aristóteles llamaba el “simple accidente del tiempo”– en
un vislumbre de su propia y diversa actividad; el instante deja de
ser así el fin del pasado y el comienzo del futuro para penetrar,
por derecho propio, dentro del universo de lo artístico, ese ámbito
que resiste el transcurso de la historia e invita a la admiración o
a la reflexión. La fotografía ha entrado ya en los museos de arte
contemporáneo desplazando a otras formas y técnicas con facilidad
y rapidez. Sin embargo el enemigo más cruel de la instantánea, por
extraño que parezca, es la propia prisa: el ojo necesita precisión
y la mente serenidad para concretar con talento y oportunidad un
momento abstracto...
El aliado mayor, la tecnología y el abaratamiento de los costes,
que permiten luego seleccionar entre muchos instantes y desechar
todos aquellos que no respondan a nuestra intención. Esta
capacidad de seleccionar lo mejor o más trascendente del pasado
y convertirlo en testimonio para el futuro fue una cualidad del
siglo xx y al mismo tiempo su atestación más fiel con todo lo que Compañía Fotográfica EspañolaFotografía
Catálogo [129
eso significa. Porque la palabra suceso, que solemos aplicar a
los especiales momentos retratados, significa tanto la cosa que
acontece como el mismo transcurso del tiempo. Hay por tanto en
la intención de reflejarlo en imágenes un quehacer fedatario y una
aceptación “condicionada” del panta rei: en efecto, todo pasa pero
nosotros, fotógrafos, notarios de éste o de aquel acontecimiento,
dejamos nuestra visión única e irrepetible de los hechos para
que la historia los analice, los estudie o los interprete. Y no sólo
dejamos esos hechos reflejados sino que al hacerlo les damos
trascendencia.
No sabemos si todas esas reflexiones estarían en la mente de los
primeros fotógrafos vallisoletanos. Sólo sabemos que algunos
fotógrafos comenzaron muy tempranamente su actividad en
la ciudad, aunque el oficio no tuviera un cierto reconocimiento
público hasta pasados muchos años. Todavía en los anuncios de
su actividad los artistas tenían que asegurar que se “garantizaba
el parecido”, que se hacían las instantáneas “con sigilo” (o sea
con discreción) y que se regalaban aparatos completos de placa
junto con las nociones primeras de aprendizaje y todo ello por un
precio razonable (1200 reales de vellón en 1863). Uno de los más
destacados fotógrafos vallisoletanos, Eguren, instaló incluso la luz
eléctrica antes que lo hiciera de forma oficial la Sociedad a la que se
mencionó antes. Así lo hacía notar el artista en un anuncio de 1887:Carlos RoThFotógrafo
130] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
“El Sr. Eguren ha decorado la fachada de la puerta de su acreditada
fotografía y antes de anoche inauguró en el portal la luz eléctrica.
Ésta no se debe aún a la sociedad electricista, que principiará a servir
los abonos dentro de muy breves días, sino a instalaciones privadas
que transitoriamente tiene aquel acreditado fotógrafo en su galería”.
Cinematográfica Verdaguer, S.A.Cinematografía
CerveraFotógrafo
Foto-AgfaEstudio de arte
Foto-KodaksAparatos y accesorios
Foto CachoFotografía
Catálogo [131
Hermanos VarelaFotografía instantánea
M. MuñozFotografía artística
132] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Higiene y limpiezaCultura y aseo, es decir educación e higiene, eran los pilares de
urbanidad en los que debía apoyarse el comportamiento personal
y colectivo, además de en los grandes principios sociales como la
libertad y la solidaridad. Se valoraba grandemente, asimismo, la
veracidad y el servicio a la sociedad, al país y, en última instancia,
a la humanidad. A veces a la seguridad y limpieza se añadía el
decoro, como podía observarse en los bandos que, año tras año
y en la época veraniega, se daban acerca de los baños en el río.
A las prohibiciones de lavar (desde la Cascajera hasta los baños
calientes) o de meter las caballerías en el río, se unían la de
acercarse en barca a los baños de señoras o la de salir fuera de
las casetas destinadas al efecto para bañarse “al descubierto”.
El río prometía ser un espacio de ocio y entretenimiento, no sólo
por las frondosas calles de árboles que adornaban sus riberas y la
posibilidad de instalar allí alguna banda de música, sino porque, de
hecho, ya había un vaporcito llamado Miguel Íscar que cruzaba el río
y hacía pequeños recorridos.
Catálogo [133
Las droguerías contribuyeron en gran medida a difundir modernos
productos de limpieza y a mejorar la higiene en establecimientos
públicos y en hogares. Como en otros casos, el nombre del comercio
parecía mejorar cuanto más lejos se iba con su imaginación el
droguero: droguería castellana, española, europea, mundial… En
antigüedad, sin embargo, Sapela tenía todas las ventajas y así lo
anunciaba.
E. Pasolodos y compañíaArtículos industriales y medicinales
La MundialDroguería y perfumería
Droguería Castellana DE NORBERTO ADULCEGlicerina
Luis Nieto FraileRepresentante de artículos de droguería
134] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Hijo de Alfredo g. SapelaAlmacén de droguería y perfumería
Catálogo [135
A. Mendicote y NavasDroguería
136] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
hotelesDel mismo modo que en las droguerías y en otros comercios,
la industria hotelera en Valladolid prefirió utilizar títulos cuya
referencia fuese el pretendido sinónimo de calidad y lujo. Así,
hoteles denominados Inglaterra, Roma, París, –equivalentes a
Moderno o “sofisticado”– alternaban con otros que recordaban los
tiempos y símbolos del antiguo imperio o las referencias al fundador
de la ciudad.
Hotel Imperial
Catálogo [137
gran Hotel Inglaterra
138] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Hotel Castilla
gran Hotel de Roma
Hotel ESPAÑOL
Catálogo [139
grand Hotel de France Café y Restaurant MODERNO
140] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Hotel Conde AnsúrezHotel Conde AnsúrezEl lujoso comedor del hotel en una fotografía empleada para publicidad
Catálogo [141
Hostal Florido Hotel-Restaurant Cantábrico
142] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Imprentas“Anteanoche llegó a Valladolid de vuelta del viaje artístico que
ha hecho el propietario de El Norte de Castilla, Sr. Gaviria, que
ha visitado acreditados establecimientos tipográficos con lo cual
ganará mucho el suyo de esta ciudad y muy especialmente el taller
de foto y heliograbado”.
Así rezaba una noticia de los años 60 del siglo xix con la que se
daba a entender la disposición de Gaviria y de muchos de los
propietarios de imprentas de la ciudad de mejorar cada día en su
trabajo y en su maquinaria. Frente a las lógicas dificultades de
un establecimiento de esas características, hay que destacar la
voluntad inequívoca de hacer el mejor papel en su oficio y trabajar
sin descanso a favor de su clientela.
Imprenta SantarénNovena a San Roque
Catálogo [143
Casa SantarénImprenta - librería
144] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Paz HebreroSellos
Leonardo MiñÓNImpresos mercantiles
Emilio ZapateroImprenta y objetos de papelería
Catálogo [145
Imprenta CastellanaFotograbado, estereotipia, rotativa
Ambrosio RodríguezImprenta y encuadernación
O. LozanoImprenta
Valentín MonteroImprenta
146] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
INDUMENTARIACalzado
El CañÓnCalzados
Dibujo de máquina de coser recomendada por la Comisión de la Diputación encargada de adquirir maquinaria en Francia e Inglaterra
FélixCalzados
Catálogo [147
Casa BarojaCalzados
Casa ElíasCalzados de lujo
El SigloAlmacén de calzado
Zapatería de Blanco. hijoCalzados
148] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Ropa interior
Sobrinos de Emeterio MiguelGrandes almacenes
Catálogo [149
Casa C. SánchezRopa interior
Jesús del ToroRopa interior
Sánchez y RodríguezLencería y géneros de punto
La Villa de MadridRopa inteior
RayoLencería
Álvarez HermanosRopa interior
150] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Confecciones
Eusebio Alcalde VarelaConfecciones
Catálogo [151
El Siglo XXIConfecciones
José M.ª MartínAlmacen de ropas
La EsferaConfecciones
MardelCinturones Pelayo
152] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Sombreros y guantes
Ropa blanca
La Casa BlancaRopa blanca
Arturo HernándezSombrerería
guante Varadé
Julián M. CalvoSombrerería inglesa
Catálogo [153
Calcetines y medias
Juan garcía y hermanoGéneros de punto
154] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
LibreríasAunque algunas librerías estaban abiertas desde el siglo xviii en el
mismo local que las imprentas –por aquello de tener más cerca el
negocio y poder atenderlo mejor– en el xix surgieron como negocios
independientes o vinculados a los quioscos que empezaron a
proliferar por las plazas vallisoletanas. Algunas de esas librerías
descubrieron pronto, como en el caso de la regentada por Laurentino
de la Justicia y posteriormente por sus sucesoras, que las postales
en las que aparecían monumentos o lugares destacables de la
ciudad servían como recuerdo para los visitantes y como documento
sentimental para los oriundos.
MesetaLibrería
Laurentino de la JusticiaPostales
Catálogo [155
Andrés Martín SánchezImprenta y librería
Florencio de LaraLibrería
156] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Material
NikolaPapel de fumar
museo de esculturaRecuerdo fotográfico
Casa SantarénProductos Pelikan
Catálogo [157
UnderwoodMáquinas de escribir y calcular
Isaac EstévezVenta de máquinas de escribir
ClásicoPapel de fumar
158] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
PERFUMERÍAS
Vega de CastillaJabones
Catálogo [159
La Belleza
Patrocinio Frieras inició este negocio, primero en la calle
Cantarranas y después en el Pasaje de Gutiérrez, con un salón
de belleza donde peinaba a la moda a las damas vallisoletanas.
Deogracias Téllez, su yerno, trasladó la razón comercial a Ferrari 10,
donde se mantuvo hasta tiempos recientes atendida por sus hijos
Manuel Téllez y Carlos Téllez. Al cerrar La Belleza los descendientes
de ambos abrieron, separadamente, dos perfumerías que mantienen
con orgullo la tradición: La Perfumería, en la calle de Lencería, y
Perfumería Téllez, en Teresa Gil.
La BellezaPerfumería
160] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Periódicos y revistas
Castilla La ViejaRevista semanal ilustrada
Catálogo [161
Diario RegionalDiario
El Norte de CastillaDiario
162] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
regalosJoyería Ambrosio Pérez
Ambrosio Pérez Cabeza, nacido en Grijota (Palencia), fue el fundador
de una dinastía de joyeros que abarca más de un siglo. Su hijo,
Ambrosio Pérez Rubio engrandeció el negocio y, hasta su muerte
–acaecida en 1943–, fue un auténtico precursor en el conocimiento
y uso de la comunicación a través de la publicidad. Después de su
fallecimiento, su viuda María Pellón y sus hijos continuaron con el
negocio, que se constituyó en Sociedad Anónima en los años 60.
JavierAlmacenes
La ModernaBisutería
Catálogo [163
Ambrosio PérezJoyería
Summum
ArenillasRegalos
TremiñoÓptica
164] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Anastasio Gil
Era joyero y platero y siempre estuvo en la Acera de San Francisco
número 15. En la guía de Santarén de 1922 aparecía como
“componedor de joyas”.
Joyería Potente
Esteban Potente López, orfebre, se estableció en 1890 en la calle de
la Platería. En 1921 se trasladó al número 25 de la plaza de Fuente
Dorada, donde le sucedió al frente del negocio su hijo Julio, casado
con Angustias Gamboa. El hijo de ambos, Manuel Julio Potente
era el propietario de la joyería cuando se imprimió este marbete
que todavía mantenía el rótulo J. Potente. En la actualidad, y en
el mismo lugar de la plaza de Fuente Dorada, está José Ramón
Potente, quinta generación de joyeros.
Esteban Potente LópezJoyería y platería
Anastasio gilJoyería y platería
Catálogo [165
Viuda de M. ValienteRegalos
Miguel JoverRegalos
Hijos de MolinerRegalos
Viuda de CortabarríaRegalos
166] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
saludLos Bandos de buen gobierno del Ayuntamiento solían completarse
y mejorarse de tiempo en tiempo, como ya hemos dicho, con
disposiciones referentes a la higiene, a los baños en la temporada
de verano, a la circulación de los carros, al comportamiento en los
teatros, etc., etc.
Véase por ejemplo este Bando carnavalesco:
1º No se permite disparar cohetes, petardos, carretillas, echar
mazas, manchar las ropas y demás distracciones que puedan
causar perjuicios y promover riñas y altercados.
2º Se prohibe el uso de trajes y vestiduras que representen ministros
de la religión así como de los altos funcionarios del estado.
3º En las mascaradas no se consentirán alusiones políticas,
antirreligiosas e inmorales.
4º Ningún enmascarado se permitirá dirigir insultos y bromas
ofensivas, sean de palabra o de hecho.
5º No se hará uso de espuelas y armas en los trajes.
6º Desde el anochecer nadie podrá circular por las calles, entrar en
cafés y demás establecimientos públicos con la careta puesta.
7º En los bailes no se permite fumar ni ejecutar acción alguna
indecorosa.
Doctor IgeaFarmacia
garcíaFarmacia
Catálogo [167
8º No se consentirá tampoco en estos sitios de recreo la entrada
de meriendas y bebidas espirituosas, a no ser en el ambigú o local
destinado al efecto.
9º Se prohibe clavar escarpias o clavos a menos de un metro
sesenta y siete centímetros de altura para exponer trajes, caretas y
otros efectos…
Como se ve, las prohibiciones van en el sentido de que ni
particulares ni negocios se viesen afectados por la algarabía de la
época, salvo si había voluntad para ello. Lo de echar mazas y poner
pegas era una costumbre rural que también se había colado por
la puerta de atrás en las ciudades y que se trató de corregir como
parte de una “higiene ciudadana”, tan importante para la salud del
cuerpo como del alma.
Muchas de esas manías mencionadas, improcedentes y molestas,
estaban ligadas a determinados oficios. Los sepultureros, por
ejemplo, sobre todo los que actuaban de oficio o siguiendo antiguas
costumbres comenzaron a ser criticados por los periódicos y por
parte de la opinión pública. En esas épocas comenzó a sustituirse
poco a poco el uso de las andas por los coches fúnebres y
empezaronn asimismo a ponerse de moda los entierros de primera
y segunda dependiendo del boato y del número de caballos de las
carrozas. Muchas de las muertes se producían en esos años por M. LlanoFarmacia
E. VillanuevaFarmacia
Leonardo garcíaFarmacia
168] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
infecciones, tifus y pestes, a pesar de parecer lacras medievales. La
falta de higiene era general, aunque se pretendiese cubrir a veces
su ausencia con anuncios aromáticos como el siguiente:
“Cuando una señora rocía su aposento con agua de Murray se
convierte, por un sentido a lo menos, en delicioso retrete floral”.
Pero esa falta de higiene se sentía no sólo en lo personal sino en los
propios mercados donde se vendían productos consumibles.
“El lunes 8 del corriente –decía una gacetilla de El Norte de Castilla
del año 1875– presenciamos el hecho de retirarse avergonzada
una señora de la Plaza de Portugalete, porque, reconviniendo a
un expendedor de pescado fresco por la venta como buena de una
merluza insalubre, fue contestada con denuestos a voz en grito que
´lo bueno y barato no podía ser`”.
La advertencia de esas prácticas se extendía a la autoridad en otras
gacetillas como la siguiente:
“Vigílese por quien debe hacerlo la operación que algunos
expendedores de fresco de esta ciudad llevan a cabo con el género
puesto a la venta, que consiste en darle unas pinceladas de sangre
de res menor para hacer ver que siempre se mantiene bueno y
conserva el color como si se acabara de sacar del puerto. Esto es lo
que se llama pintar al fresco sin requisitos ni escuela”.
F. EstebanFarmacia
TorregoFarmacia
A. SantosFarmacia
Catálogo [169
M. BellogínEmbalsamamientos
Dr. CeaVendajes
Julián CondeMarmolista
Hijas de S. BerzosaFuneraria
170] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
seguros
RossiaCompañía de seguros
Catálogo [171
La Unión y el Fénix EspañolCompañía de seguros
CastillaAgencia de negocios
172] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
transportesPara una ciudad como Valladolid, en la que el ferrocarril o el
automóvil han tenido tanta trascendencia, este capítulo debería ser
especial. Los primeros automóviles llegaron después que el tren,
pero lo hicieron con tal fuerza que en poco tiempo se vieron surgir
por doquier empresas auxiliares (neumáticos, garajes, reparaciones,
firmas automovilísticas con sus mejores modelos, etc.). Toda una
premonición de lo que vendría años después de acabar el período al
que estamos dedicando nuestra atención.
Justiniano ManuelTaller de bicicletas
Casa San PedroTaller de reparación y recauchutado
Catálogo [173
guillermo del PasoGarage y taller de reparación
174] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Carburador Isidro Rodríguez ZarracinaAnuncio de uno de los carburadores de más éxito para coches, camiones y aviones, inventado por Isidro Rodríguez Zarracina y realizado en la fábrica que estaba al otro lado del río.
Talleres CauchoTaller de reparación
guillermo del PasoGarage y taller de reparación
Catálogo [175
Eusebio RiveraTransporte
CasadoElectro-garage
garage CastillaGarage y taller de reparación
176] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
TURISMOPocas personas tuvieron, al comienzo del siglo pasado, una visión
tan cabal como Benigno de la Vega de lo que debía ser el turismo
como motor de la cultura y de la economía. Ambos, desde luego
–cultura y economía–, con un claro orden de valores establecido
bajo los criterios del bien común y del orgullo por lo propio. El
vallisoletano Benigno de la Vega-Inclán, Marqués de la Vega-
Inclán, fue una de esas escasas excepciones que supieron trabajar
anticipándose a las tendencias o a las modas y tratando de
evitar los errores de la precipitación o de la inercia. Su prioridad
fue siempre la conservación del patrimonio, no como un ejercicio
nostálgico, sino como motor de una economía de futuro y como
factor positivo para la propia estimación. La previsión de que
esa actitud sería considerada como un ejemplo y que traería
como consecuencia natural el aumento del número de personas
interesadas en conocer y visitar ese patrimonio, daría origen al
segundo valor en su orden de preferencias: la actuación sobre
monumentos, entornos y paisajes con un enorme conocimiento,
respeto y sentido común. De las consecuencias que su actitud
generó al frente de la Comisaría Regia se beneficiaron personas,
instituciones, edificios históricos y conjuntos monumentales.
De su experiencia, sabiduría, intuición y buen gusto podrían
Catálogo [177
hablar la Alhambra, el parador de Gredos, la casa del Greco,
el Museo Romántico o la casa de Cervantes en Valladolid. Un
ejemplo irrepetible pero digno de imitar, pues se establecía sobre
una jerarquía de valores en la que el patrimonio o la historia
de una nación (es decir, el bien común) prevalecían sobre
intereses económicos circunstanciales, escudados en la teoría
–absolutamente errónea, según fue demostrando la evolución del
siglo xx– del “progreso a toda costa”.
Asociación del Fomento del TurismoDibujo de Retuerto, 1928
178] El diseño gráfico en el comercio de Valladolid. 1850-1950
Asociación del Fomento del TurismoReproducción de una ejecutoria de la Chancillería, por el pintor vallisoletano San Juan
valladolid Cartel de Semana Santa
Catálogo [179
Programa de Ferias y FiestasRealizado en 1920 por Carlos Balmori
valladolidFolleto turístico-estadístico mostrando en portada los dos recursos de la provincia: los monumentos y la agricultura
Producción editorial: Fundación Joaquín Díaz
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Maquetación: TF Media / Francisco Rodríguez
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Impresión: Gráficas Andrés Martín