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El divorcio entre la Economía y la Ecología: la necesidad de la armonía Por Mag. Nicolás Scioli. Graduado de la carrera de Administración de Empresas y Especialista en Análisis Financiero UB en Cooperación Académica con Harvard Business Scholl Publishing, EEUU. Magíster en Gestión de la Comunicación en las Organizaciones Universidad Austral y Maestrando en Auditorias y Gestión Ambiental FUNIBER. Entre los cuantiosos desafíos que enfrentan las sociedades contemporáneas, esta el de encontrar los mecanismos institucionales para que el crecimiento económico y la preservación del medio ambiente convivan armónicamente. Sin duda alguna, los últimos siglos -en especial desde la Revolución Industrial- han contribuido a separar la producción, el consumo y el crecimiento exponencial de la economía con la dimensión del cuidado ambiental. Sin ir más lejos, algunos años atrás, hablar de crecimiento económico o desarrollo industrial era sinónimo de contaminación e impacto ambiental negativo. En el transcurso del siglo pasado la ciencia y la tecnología avanzaron sin tener en cuenta los límites de los sistemas y recursos del planeta. Se creía que la tecnología reemplazaría a los bienes y recursos de la naturaleza, explotándolos de manera excesiva (paradigma de la Economía de Frontera). La actividad productiva fue afectando al ambiente produciendo la contaminación de cursos de agua potable, la reducción de la capa de ozono, la deforestación y el cambio climático entre otras. El encuentro de Estocolmo (1972) marco un límite a este proceso de productividad indefinida y llevo a la conclusión de que el modelo de desarrollo que se estaba ejecutando no era el adecuado. El mundo esta creciendo a ritmo constante, no solo económicamente, sino demográficamente. Esta situación es la que ha motivado a delinear estrategias para no detener ese crecimiento buscando un equilibrio con el cuidado de los recursos naturales. La disociación en los campos de acción de la ecología y la economía fomentan posiciones enfrentadas tras perder la matriz común que se encontraba en el pensamiento filosófico de los economistas fisiócratas en el siglo XVIII. Por ejemplo, los ecologistas más radicales de nuestra era ponen en duda la capacidad de los seres humanos para administrar el planeta de manera sostenible e infieren que solamente mediante un volumen reducido de población con un nivel de vida austero se podría garantizar que la especie humana se sostenga. Afortunadamente, varias teorías ayudaron a construir un nuevo modelo o paradigma que muestran que en el mundo moderno el crecimiento económico esta estrechamente relacionado con el desarrollo sostenible con vistas a un ambiente sano. Una herramienta fundamental para este hecho fue aplicar el termino "desarrollo sostenible" - surgido en el informe Brundland de 1987, en el Principio 3ro de la Declaración de Río, 1992- que se define como "Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro". En las ultimas dos décadas los esfuerzos de los Estado-nación - bajo el auspicio de la Naciones Unidas- están dirigidos a promover el desarrollo sostenible. Por eso, la gestión ambiental deberá estar signada y relacionada con un sin numero de actividades económicas y de producción que necesariamente deben realizarse en el marco de la sostenibilidad. Esta permitirá dar lugar al crecimiento económico dentro de un espacio de legalidad para la preservación y el cuidado del ambiente. Entender este concepto de desarrollo sostenible será de una gran utilidad para conducir hacia una mejor calidad de vida de las sociedades, considerando la conservación de los recursos naturales sin dañar al medioambiente y, sobretodo, nos permitirá respetar el derecho de las futuras generaciones a satisfacer sus necesidades. Para que el desarrollo sostenible sea una realidad, se deberían cumplir algunas condiciones: Los recursos renovables no deberían ser utilizados a un ritmo superior al de su generación. La producción de contaminantes no deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el ambiente según la capacidad de asimilación que contenga el medio receptor.

El Divorcio Entre La Economía y La Ecología

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El divorcio entre la Economía y la Ecología: la necesidad de la armonía

Por Mag. Nicolás Scioli. Graduado de la carrera de Administración de Empresas y Especialista en Análisis Financiero UB en Cooperación Académica con Harvard Business Scholl Publishing, EEUU. Magíster en Gestión de la Comunicación en las Organizaciones Universidad Austral y Maestrando en Auditorias y Gestión Ambiental FUNIBER.

Entre los cuantiosos desafíos que enfrentan las sociedades contemporáneas, esta el de encontrar los mecanismos institucionales para que el crecimiento económico y la preservación del medio ambiente convivan armónicamente.

Sin duda alguna, los últimos siglos -en especial desde la Revolución Industrial- han contribuido a separar la producción, el consumo y el crecimiento exponencial de la economía con la dimensión del cuidado ambiental. Sin ir más lejos, algunos años atrás, hablar de crecimiento económico o desarrollo industrial era sinónimo de contaminación e impacto ambiental negativo.

En el transcurso del siglo pasado la ciencia y la tecnología avanzaron sin tener en cuenta los límites de los sistemas y recursos del planeta. Se creía que la tecnología reemplazaría a los bienes y recursos de la naturaleza, explotándolos de manera excesiva (paradigma de la Economía de Frontera). La actividad productiva fue afectando al ambiente produciendo la contaminación de cursos de agua potable, la reducción de la capa de ozono, la deforestación y el cambio climático entre otras.

El encuentro de Estocolmo (1972) marco un límite a este proceso de productividad indefinida y llevo a la conclusión de que el modelo de desarrollo que se estaba ejecutando no era el adecuado. El mundo esta creciendo a ritmo constante, no solo económicamente, sino demográficamente. Esta situación es la que ha motivado a delinear estrategias para no detener ese crecimiento buscando un equilibrio con el cuidado de los recursos naturales.

La disociación en los campos de acción de la ecología y la economía fomentan posiciones enfrentadas tras perder la matriz común que se encontraba en el pensamiento filosófico de los economistas fisiócratas en el siglo XVIII. Por ejemplo, los ecologistas más radicales de nuestra era ponen en duda la capacidad de los seres humanos para administrar el planeta de manera sostenible e infieren que solamente mediante un volumen reducido de población con un nivel de vida austero se podría garantizar que la especie humana se sostenga.

Afortunadamente, varias teorías ayudaron a construir un nuevo modelo o paradigma que muestran que en el mundo moderno el crecimiento económico esta estrechamente relacionado con el desarrollo sostenible con vistas a un ambiente sano.

Una herramienta fundamental para este hecho fue aplicar el termino "desarrollo sostenible" - surgido en el informe Brundland de 1987, en el Principio 3ro de la Declaración de Río, 1992- que se define como "Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro".

En las ultimas dos décadas los esfuerzos de los Estado-nación - bajo el auspicio de la Naciones Unidas- están dirigidos a promover el desarrollo sostenible. Por eso, la gestión ambiental deberá estar signada y relacionada con un sin numero de actividades económicas y de producción que necesariamente deben realizarse en el marco de la sostenibilidad. Esta permitirá dar lugar al crecimiento económico dentro de un espacio de legalidad para la preservación y el cuidado del ambiente.

Entender este concepto de desarrollo sostenible será de una gran utilidad para conducir hacia una mejor calidad de vida de las sociedades, considerando la conservación de los recursos naturales sin dañar al medioambiente y, sobretodo, nos permitirá respetar el derecho de las futuras generaciones a satisfacer sus necesidades.

Para que el desarrollo sostenible sea una realidad, se deberían cumplir algunas condiciones: Los recursos renovables no deberían ser utilizados a un ritmo superior al de su generación. La producción de contaminantes no deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el ambiente según la capacidad de asimilación que contenga el medio receptor.

Los recursos no renovables no deberán aprovecharse mas rápido que el tiempo que se necesita para sustituirlos por un recurso renovable.

En los últimos años, ha surgido una nueva rama dentro de la Economía, la Economía Ambiental. Este nuevo espacio estudia la valoración de los recursos naturales, analiza los procesos productivos y toma medidas en cuanto a los desechos que se generan tanto por parte de los productores de bienes y servicios como por parte de los consumidores. Plantea la sostenibilidad a través de la preservación, para las generaciones futuras por medio de un uso razonable de los recursos.

Actualmente, se puede establecer que el ambiente cumple tres funciones económicas trascendentes, ya que el agotamiento de sus recursos implicaría la elevación de los costos de vida:Dentro del proceso productivo es la fuente fundamental de recursos. El aire limpio, la belleza natural, etc. forman parte de los servicios relacionados con el disfrute del medio ambiente.

Los desechos generados por el consumo y las actividades productivas son depositados en el.Aunque un primer análisis indique que disminuir la producción o el consumo, implicara necesariamente una reducción de las emisiones, no es una conclusión definitiva. Para hallar la mejor alternativa, se deberán utilizar

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nuevas tecnologías. La dificultad radica en que no todos los países tienen la misma capacidad de inversión y, además, debemos tener en cuenta que el ritmo de la producción actual no se puede detener, ya que conllevaría a una merma del crecimiento económico y la posible caída de las fuentes laborales involucradas.

La interrelación entre los procesos económicos y ecológicos lleva a la búsqueda de soluciones concretas. En este sentido, suena adecuado medir la capacidad de sostenibilidad de la biosfera y la sociosfera, establecer indicadores del mantenimiento del capital natural, analizar el mecanismo de los precios en ese marco y poder cubrir así las necesidades presentes y futuras.

Convertir en valores monetarios los bienes y servicios ambientales requiere conocer, valorizar y contabilizar los flujos de recursos naturales que den lugar al control para orientar el desarrollo humano. La naturaleza presta distintos tipos de servicios que inciden en el bienestar de los humanos, por ejemplo, la vegetación que previene la erosión y las inundaciones, los insectos y las aves que controlan plagas o una hectárea de bosques que funciona como sumidero de gases de efecto invernadero, minimizando el impacto de estos en la atmósfera.

Conocer el patrimonio natural permitirá incorporarlo a los distintos procesos económicos como parte de una gestión ecológica y económica unificada. Tareas como esta, implican gastos de personal calificado y de investigación que en principio no están dentro de las necesidades de muchos de los países en vías de desarrollo. Las empresas deben ver más allá de sus puertas para aportar a la sostenibilidad.Cuando las empresas deciden invertir en un nuevo negocio, consideran dentro de su evaluación que y cuanto van a producir, a que precio y a que costo lo harán. Dentro de estos costos se incluyen los bienes de uso, la energía, la materia prima, la mano de obra, etc. que son considerados como costos privados de la empresa e inciden en el estado de perdidas y ganancias al final del ciclo contable. El inversor buscara maximizar sus utilidades, minimizando sus costos, aumentando las ventas y subiendo el precio de sus servicios o productos si el mercado lo permite.

Dentro de los costos, existen unos que no son generalmente incluidos por el empresario, los "costos externos". Estos costos son los que debe invertir la sociedad en su conjunto para sanear por ejemplo un río contaminado por efluentes industriales. Este dinero utilizado en la reparación ambiental bien podría ser utilizado por el Estado para otros fines. La propuesta económicamente sostenible ampara que los costos por el saneamiento o tratamiento de los residuos industriales sean absorbidos por los generadores y para esto, la herramienta que se utiliza es la del principio: "quien contamina paga".

Se puede definir que una externalidad negativa (costo externo) es producida siempre que una actividad que realiza una persona afecta el bienestar de otros. Por ejemplo, y con relación al cambio climático, los costos externos generados por la industria petrolera repercuten en todo el planeta y, sin embargo, estos no son asumidos por los productores de petróleo, ni por los propietarios de vehículos (consumidores finales). Sin embargo, el valor de los combustibles fósiles no incluye el costo de la remediación por el impacto ambiental que causa su producción. En este sentido, la internalizacion de los costos ambientales que generan los combustibles por causa de la extracción, distribución, refinación y utilización de estos implicaría un incremento en su precio de venta y dar?a oportunidades competitivas a combustibles como el hidrogeno o el alcohol.

El Estado debe ser quien genere las políticas adecuadas para que las industrias puedan reconvertir sus procesos, a través de créditos accesibles y distintos instrumentos enmarcados en su "política ambiental" entre los que se destacan los económicos, (impuestos, tasas de uso, subsidios). También serán necesarias acciones comunicacionales concretas para influir en el comportamiento de los agentes a través de un rol mas activo, fomentando la adopción y desarrollo de procesos y productos que minimicen el impacto ambiental, la disminución de emisiones, el reciclaje y la reutilización de residuos.

La prevención de la contaminación y la minimización de los residuos en los procesos productivos deben ser prioritarias en el estudio del proceso desde la cuna hasta la tumba de los bienes a producir. Los residuos representan la ineficiencia de la producción, ya que son insumos que no vuelven a ser utilizados dentro del ciclo, lo que equivale a mayor utilización de recursos e incremento de costos. En este sentido, la eco-eficiencia intenta reducir los desechos generados en los procesos productivos.

Estimo erróneo creer que producir a un ritmo desenfrenado, maximizando las utilidades de la industria pero sin estimar la degradación al ambiente representa crecimiento económico y bienestar social, considerando que los beneficios del empresario se transformaran en beneficios sociales a través de mayor ocupación laboral. Esta degradación del ambiente llega a su límite cuando la sociedad pierde en su conjunto, ese es el punto donde los costos externos exceden los beneficios generados.

Generalmente, la normativa ambiental intenta tomar distancia de los intereses empresariales y acercarse a los intereses sociales. Toda vez que los gobiernos reconocen que los recursos naturales como el agua potable o el aire limpio comienzan a ser más escasos y los costos de remediación muy altos, deciden internalizar los costos y evitar futuros daños.

Para aplicar la eco-eficiencia se deben implementar distintas herramientas, entre ellas los sistemas de gestión ambiental, la contabilidad de los costos ambientales, el eco-diseño y diseño para el ciclo de vida, la evaluación del ciclo de vida y de oportunidades de producción mas limpia, la gestión ambiental incorporada en la cadena de suministro y una correcta comunicación ambiental.

Un nuevo modelo de producción debe tener en claro que la contaminación representa derroche económico e ineficiencia y cualquier mejora de la actuación ambiental con mejores métodos y tecnologías deberá servir para aumentar la productividad y compensar, en alguna medida, la inversión de la mejora.La relación económica esta presente en todos los procesos de gestión ambiental. Desde el flujo monetario que

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implicara planificar la gestión de los residuos sólidos de una localidad hasta una adecuada ley de empaques o procesos de diseño ecológico de bienes y productos.

Los principios que rigen la economía están necesariamente presentes y para lograr un desarrollo sostenible es necesario trabajar considerando no solo un enfoque desde la economía convencional, sino incorporando una visión más amplia del medio en el que una industria se desempeña. La economía ambiental, el eco-diseño, la producción más limpia, la reutilización, la generación de energía a partir de recursos renovables son herramientas que deben comenzar a estar contempladas por cualquier nación que busque el desarrollo económico y el crecimiento pensando en el futuro.

Fuente: Eco2site