El espacio de la Jerusalén escatológica en el «De ... · PDF fileEL ESPACIO DE LA JERUSALÊN ESCATOLÔGICA 39 Apoyándose en la Escritura y la tradición patrística, nuestro dominico

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  • CRITICN, 73, 1998, pp. 37-59.

    El espacio de la Jerusaln escatolgicaen el De Antichristo de Toms de Maluenda

    Franoise Gilbert

    Universidad de Toulouse-Le Mirail

    En 1604, el dominico espaol Toms de Maluenda publica su De Antichristo^,enorme suma de ms de mil doscientas pginas en latn que rene todas las creenciasortodoxas sobre la figura escatolgica del ltimo enemigo de Cristo2. Escribiendo unacomo biografa del personaje simblico de la oposicin mesinica3, el dominicoreanuda la tradicin de las vitae Antichristi, elaborada primero a partir de los textos delos apstoles4 y de los comentarios de los Padres de la Iglesia, y luego fijada en susgrandes lneas por el monje Adso en el siglo x5. Entre otros detalles, dicha tradicinsuele determinar el punto siguiente: durante la tirana que va a ejercer tres aos y medio

    ' Toms de Maluenda, De Arttickristo libri undeamus, Roma, 1604. Segn Jos Simn Daz, Bibliografade la literatura hispnica, t. XV, p. 56, n 490, slo se localiz un ejemplar completo de la edicin princepsen Genova, Genova Universitaria, I. E. IV. 5. Por mi parte, localic un ejemplar impreso en Lyon en 1647,conservado en la Biblioteca des Fontaines, en la comunidad jesuta de Chantilly, y otro ejemplar de 1647conservado en la Biblioteca del colegio jesuta de Saint-Stanislas, 22 rue des Fleurs en Toulouse. Esta edicinde 1647 es la que utilizar para las citas del texto de Maluenda.

    2 La obra de Maluenda sirvi de ah en adelante de referencia indiscutible sobre el asunto, por ofreceruna sntesis casi exhaustiva de las creencias aprobadas por el Concilio de Trento acerca de los ltimosmomentos de la historia de la salvacin. Para otros aspectos de la obra de Maluenda, vase Franoise Gilbert,La figure de l'Antchrist dans l'Espagne du Sicle d'Or, tesis doctoral leda en diciembre de 1995 en laUniversidad de Toulouse-Le Mirail bajo la direccin de Marc Vitse.

    3 En la exgesis catlica se califica tradicionalmente de mesinica la oposicin a Dios y a su enviadoeventual, el Mesas. Vase el trabajo fundamental del Padre Beda Rigaux, L'Antchrist et l'opposition auRoyaume Messianique dans l'Ancien et le Nouveau Testament, Gembloux-Paris, 1932.

    4 Juan, I Jn II, 18-25, y Ap XIII, 11-18 y Pablo, 2 Ts II, 3-12.5 Adso, abad de Montier en Der (920-992), Epstola Adsonis monachis ad Gerberam reginam de ortu y

    tempore Antichristi, o Libellus de Antichrislo, in Adso dervensis de ortu et tempore Antichristi necnon ettractatus qui ah eo dependunt, d. D. Verhelst, Turnhout, Brepols, 1976.

  • 3 8 F R A N O I S E G I L B E R T Criticn, 73, 1998

    justo antes del Juicio Final, el Anticristo, convirtiendo a los judos a su falsa doctrina,establecer su sede en Jerusaln y restaurar el templo de Salomn6.

    La representacin de esta Jerusaln escatolgica7, curiosamente, queda por estudiar.En efecto, si la visin religiosa del espacio, y ms precisamente la representacincristiana de Jerusaln como espacio simblico, dieron lugar a varios estudios relativos ala concepcin medieval de la ciudad santa como umbilicus mundi y a su alcanceespiritual como Jerusaln celestial8, o bien al mito subversivo de la Nueva Jerusaln9, larepresentacin de Jerusaln en tiempos del Anticristo, en cambio, no parece habersuscitado investigaciones de ningn tipo.

    Ausencia de estudios tanto ms extraa cuanto que el concepto de Jerusalnescatolgica supone la conjuncin de un espacio y de un tiempo privilegiados como sonel espacio muy connotado religiosamente de Jerusaln, y el momento emblemtico de laoposicin mesinica que ser el reinado del Anticristo.

    Intentar pues precisar las caractersticas de la Jerusaln escatolgica tal como vienerepresentada por Maluenda, y tratar as de definir su especificidad frente a otrasrepresentaciones de la ciudad santa. Me propondr luego situar esa visin especfica enla perspectiva ms amplia de la concepcin postridentina del espacio y del tiempoescatolgicos.

    E S P E C I F I C I D A D DEL E S P A C I O DE LA J E R U S A L N E S C A T O L G I C A

    SEGN T O M S DE M A L U E N D A

    Cabe recordar, por una parte, que en la tradicin judeo-cristiana el espacio deJerusaln, lugar sagrado del principio y del fin10, es considerado como el marcoemblemtico de la historia de la humanidad, y conlleva pues una nocin de tiempo. Porotra parte, en la concepcin cristiana de la historia de la salvacin, el perodo de tresaos y medio de tirana ejercida por la cabeza de todos los males sintetiza la largalucha entre el Bien y el Mal: lo que est en juego en este episodio no es sino el triunfodefinitivo y universal del uno sobre el otro. La representacin ofrecida por Maluendade una Jerusaln en tiempos del Anticristo potenciar entonces el alcance sinttico deesta conjuncin espacio-tiempo inherente al lugar, confirindole un valor ejemplarmximo.

    6 bid., pp. 22-23.7 Aunque el trmino "escatolgico" remita stricto sensu a lo que toca a la vida despus de la muerte, se

    suele emplear tambin para el breve perodo de tiempo que precede al Juicio Final. El motivo especfico de laJerusaln escatolgica, presente a lo largo del De Anticbristo de Maluenda, es tratado con particular esmeroen los libros VI, Vil, y sobre todo XI de su tratado.

    8 Vanse Paul Alpliandry, La chrtient et l'ide de croisade, Paris, Albin Michel (primera d. 1959),1996, y W.G.L. Randles, De la terre plate au globe terrestre. Une mutation pistmologique rapide {1480-1520), Pans, Armand Colin, 1980.

    " Vase Alain Milhou, Coln y su mentalidad mesinica en el ambiente franciscanista espaol, Cuadernoscolombinos, Universidad de Valladolid, 1983.

    1 0 Segn la tradicin referida por el Midrach, Dios hubiera creado a Adn a partir de la tierra deJerusaln. Vase Midrach, Gn R 14, 8. Segn la tradicin cristiana, el crneo de Adn estara enterrado en elGolgot. Segn ambas religiones, ser el teatro del juicio Final.

  • EL E S P A C I O DE LA J E R U S A L N E S C A T O L G I C A 3 9

    Apoyndose en la Escritura y la tradicin patrstica, nuestro dominico empieza

    confirmando que la ciudad de Jerusaln ser el espacio escogido por el Anticristo para

    asentar su tirana:

    Los lugares de la Escritura sagrada que ensean que el Anticristo establecer la sede de suImperio en Jerusaln son famosos. [...] Y los Padres, e numerables Intrpretes interpretaronesos cuatro lugares [Dn XI, 41 y 45; Ap XI, 7-8 y 2 Ts II, 4], y ensean con perspicacia que elAnticristo edificar la sede de su Imperio y de su reino en Jerusaln, y fijar all su trono, susolio, su cmara real, la cabeza y la ciudadela de su reino."

    El porqu de la eleccin por el Anticristo de la ciudad santa como teatro de sus

    exacciones viene luego explicitado por Maluenda segn dos razones fundamentales, que

    van a determinar ya varios parmetros de ia representacin de la Jerusaln escatolgica.

    La primera razn, sacada del argumento tradicional segn el cual los judos sern

    los primeros y ms fieles secuaces del Anticristo, se fundamenta en el valor mesinico

    que el mismo judaismo atribuye a Jerusaln:

    Se aaden a estos testimonios excelentes razones, sacadas de las Escrituras. Primero, porque elAnticristo vendr principalmente a causa de los judos, y ser considerado por ellos como elverdadero Mesas. El mismo se impondr all a ellos, para que lo acojan como su verdaderoMesas, lo reconozcan: y es muy cierto que los judos no tomarn a nadie por su rey y suMesas, que no reine en Jerusaln y no restaure el Templo de Jerusaln, con sus vctimas y sussacrificios, y los dems ritos de la ley de Moiss. En efecto, esos miserables ciegos nodesignan, no escogen, no esperan nign reino, o ningn Templo, sino el de Jerusaln; y eso esmanifiesto en todos.12

    De hecho, todo el aparato simblico que rodea a la ciudad en la tradicin judaica

    contribuy a conferirle dicho valor mesinico: lugar que particip en la creacin de la

    humanidad13 y que presidir tambin al Juicio Final, centro poltico y religioso de Israel

    a partir del reinado de David, Jerusaln se constituy como el espacio privilegiado de la

    alianza entre ei pueblo de Israel y su Dios14. Despus de la destruccin de la ciudad y

    11 Toms de Maluenda, De Antichristo libri undecimus, lib. VI, cap. XXXV11 (lerosolymam futuramsedem regni Autichristi I Jerusaln ser la futura sede del reinado del Antichristo), pp. 592-593: LocaScripturae sacrae, quae docent Antichristum sedem Impert sut lerosolymis positurum, sunt illustria. /.../Atqui Patres, et interpretes inntimeri cum haec quatuor oca tnterpretantur, persptcue docent Antichristumsedem Impert sui, et Monarchiae lerosolymis erecturum, ibtque thronum, solium, aulamque rgalent, etcaput, arcemque regni fixurum.

    ^~ Toms e Maluenda, ibid.% p. 592: Accedunt hisce testimoniis oplimae quoque rallones, ex Scripturishaustae. Prima, Quia Antichristus potissimum venturus est propter ludaeos, atque ab Uis pro vero Messiasuscipiendus: ipseque in hac parte Mis impositurus est, quo eum ut verum suum Messiam reciptant, etagnoscant: at certisstmum est, ludaeos nullum pro rege suo, et Messia suscepturos, quem non videantlerosolymis regnantem, et Templum Ierosolymitanum, cum victimis et sacrificiis, aliisque Mosaicis ritibusinstaura/tem. eque entm caeci miseri alium Messiam, uisi lerosolymts imperantem, eque alttid eiusregnum, aut Templum nist lersoymitanum, notunt, optant, sperant: ut est cunds menifestum.

    '-* Vase supra, nota JO.'^ David haba instalado el Arca de la Alianza en el monte Mora (2 S XXIV, 18), y hacia -950, su hijo

    Salomn hizo edificar, para conservar el arca, un templo, espacio fsico y simblico de la presencia divina.

  • 4 0 F R A N O I S E G I L B E R T Criticn, 73, 1998

    del exilio a Babilonia15, las profecas que anuncian su reedificacin y la reunin en suseno de los judos dispersos sern interpretadas como promesas mesinicas1^. De ah laeleccin de Jerusaln por el Anticristo, que podr as persuadir me