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El Examen Cotidiano ¿Tienes verdadero interés en “amar como eres amado”, de “en todo amar y servir”, de “hallar aDios en todas las cosas” para que desde ellas y en ellas te enseñe a amar?. San Ignacio ofrece para ello una sencilla técnica. Te ayuda a desarrollar día a día tus recursos espirituales. Te conduce allá donde está la acción de Dios. Por medio del examen cotidiano repasas los acontecimientos de cada día para ver si has sentido en ellos la presencia, la acción de Dios. En el número 43 del libro de los Ejercicios, San Ignacio nos propone cinco puntos para hacer examen general, a continuación, presento unas aclaraciones inspiradas en estos cinco puntos; además, te invito a enriquecer el tema con un artículo haciendo clic en el siguiente enlace: EL EXAMEN UNA VÍA DE ACCESO AL DISCERNIMIENTO (Carlos R. Cabarrús sj) En este proceso te adentras en tu interior para revelar el verdadero significado de los pensamientos y deseos que han ocupado tu mente y tu corazón, de las palabras que has usado, de las obras que has hecho. Este ejercicio te pone en contacto con tu yo profundo, y poco a poco vas descubriendo el Yo real que eres. Te adentras en las profundidades de tu YO, consciente e inconsciente. El proceso de conciencia que persigue esta técnica, te lleva a conseguir una mayor libertad. Te das cuenta de qué o quién te está conduciendo en la vida y así te permite eliminar todo lo que te estorba en el camino del progreso hacia Dios. Es una técnica de feedback, una conciencia que registra tus progresos en un ambiente de oración. Está dirigida al discernimiento de tu relación con Dios. Siempre la gracia de Dios ayuda en este proceso, te capacita para cambiar tu vida de acuerdo con las intuiciones recibidas. PROCEDIMIENTO. Una vez al día, al terminar la jornada, durante 15 minutos. Hay cinco (5) pasos tradicionales que se pueden desarrollar así. 1. Dar gracias. Hay que comenzar el ejercicio con la convicción de que todo eres un don que Dios te ha hecho. Se lo debes todo. Debes reconocer sus dones. Debes darle gracias. Esta convicción profundizará tu fe en Dios, te darás cuenta de lo pobre que eres, de lo dependiente que eres de Dios. Te darás cuenta de lo bueno que ha sido Dios contigo y se lo agradecerás.

El Examen Cotidiano

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Page 1: El Examen Cotidiano

El Examen Cotidiano¿Tienes verdadero interés en “amar como eres amado”, de “en todo amar y servir”, de “hallar aDios en todas las cosas” para que desde ellas y en ellas te enseñe a amar?. 

San Ignacio ofrece para ello una sencilla técnica. Te ayuda a desarrollar día a día tus recursos espirituales. Te conduce allá donde está la acción de Dios.Por medio del examen cotidiano repasas los acontecimientos de cada día para ver si has sentido en ellos la presencia, la acción de Dios. En el número 43 del libro de los Ejercicios, San Ignacio nos propone cinco puntos para hacer examen general, a continuación, presento unas aclaraciones inspiradas en estos cinco puntos; además, te invito a enriquecer el tema con un artículo haciendo clic en el siguiente enlace:

EL EXAMEN UNA VÍA DE ACCESO AL DISCERNIMIENTO(Carlos R. Cabarrús sj)

En este proceso te adentras en tu interior para revelar el verdadero significado de los pensamientos y deseos que han ocupado tu mente y tu corazón, de las palabras que has usado, de las obras que has hecho.Este ejercicio te pone en contacto con tu yo profundo, y poco a poco vas descubriendo el Yo real que eres. Te adentras en las profundidades de tu YO, consciente e inconsciente.

El proceso de conciencia que persigue esta técnica, te lleva a conseguir una mayor libertad. Te das cuenta de qué o quién te está conduciendo en la vida y así te permite eliminar todo lo que te estorba en el camino del progreso hacia Dios.Es una técnica de feedback, una conciencia que registra tus progresos en un ambiente de oración. Está dirigida al discernimiento de tu relación con Dios. Siempre la gracia de Dios ayuda en este proceso, te capacita para cambiar tu vida de acuerdo con las intuiciones recibidas.

PROCEDIMIENTO. Una vez al día, al terminar la jornada, durante 15 minutos.Hay cinco (5) pasos tradicionales que se pueden desarrollar así.

1. Dar gracias. Hay que comenzar el ejercicio con la convicción de que todo eres un don que Dios te ha hecho. Se lo debes todo. Debes reconocer sus dones. Debes darle gracias.

Esta convicción profundizará tu fe en Dios, te darás cuenta de lo pobre que eres, de lo dependiente que eres de Dios. Te darás cuenta de lo bueno que ha sido Dios contigo y se lo agradecerás.

Cuando se evoca con frecuencia este sentimiento de gratitud, se convierte en una actitud que te acompañará todo el día. Irás experimentando que todo es don. Esta convicción puede transformar toda tu vida en agradecimiento.

¿Cómo se hace?

Suscita sentimiento de gratitud en tu corazón, al comprobar que todo lo que tienes y eres es un don de Dios. Agradécele a Dios todo, pero especificando lo dones del día que acaba de terminar.

Al repasar los acontecimientos del día puede que descubras dones de Dios, de los que no te habías dado cuenta.

2. Pedir luz. No te será posible ver claramente lo que Dios está haciendo en ti o lo que pasa en tu interior, solamente con los ojos y la mente humanos. Para ello necesitas luz divina. Dependes de la gracia de Dios para todo, pero sobre todo cuando se trata de tus relaciones con Dios mismo.

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¿Cómo se hace?

Pídele a Dios que te envíe su Espíritu para que te de un conocimiento creciente de lo que tú eres. Pídele tener cada vez mayor apertura hacia todos los caminos que el Espíritu te indique para que tu vida sea cada vez más dirigida por el Espíritu.

Pídele al Espíritu luz para que te haga ver cómo él te ha dirigido desde la mañana a través de todos los acontecimientos, personas...

Pídele, ser sensible a sus dones, a su paz, amor , amabilidad, gozo, paciencia, fidelidad, autocontrol.

Pídele conocer mejor tus actitudes negativas que son signos claros de tu falta de respuesta a la voluntad y amor de Dios, a saber: ansiedad, inquietud, ira, envidia, resentimientos.

3. Examinar tus experiencias y acciones. Repasa despacio, los acontecimientos, personas, circunstancias del día.Escucha al Señor y deja que te diga El mismo dónde te salió al paso, te dirigió, estuvo presente ante ti. No te esfuerces por recordar cosas, deja que ellas se te presenten.

¿De qué manera estaba Dios presente en ellas? ¿Te has comportado siempre como se comportaría Cristo? Tus actitudes, sentimientos, ¿han estado en la línea de los valores evangélicos? ¿Has desperdiciado oportunidades de servir o hacer algo por la gloria de Dios? ¿Hay algo en lo que Jesús no es todavía mi Señor?

4.Manifestar arrepentimiento. Al ser consciente de la falta de correspondencia al amor del Señor, surgirán en ti algunos sentimientos:

• Tristeza por tus pecados y a la vez asombro de que Dios te ofrezca siempre su perdón.• Creciente desconfianza en ti y firme confianza en Dios.• Reconocimiento humilde de tus debilidades y un sentido de profunda alegría y gratitud de sentirte salvado (a) por Cristo.

¿Cómo se hace?

Hallarás siempre ha has tenido actitudes egoístas, de acción u omisión, que demuestran tu falta de respuesta al amor del Señor. Manifiesta tu arrepentimiento por todo ello, el deseo de ser cambiado. Ábrete al amor que cambia.

5. Proponerte ser, y obrar mejor. • Has de tomar la determinación de mantener tu espíritu lleno de agradecimiento, y de deshacerte de todo planteamiento que se interponga entre Dios y tú.• Adopta una gran apertura para aceptar todos los desafíos que Dios pone ante ti.

¿Cómo se hace?

• Toma conciencia de lo que ahora mismo sientes: tristeza, desánimo, miedo, esperanza, agradecimiento... ¿por qué?• Pide la gracia de reconocer los caminos por los que el Señor te llama en cada situación, de ahora en adelante, y de responder a su llamado con fe, humildad y audacia creciente, sobre todo si te llama a un cambio doloroso en alguna área de tu corazón.• Pide que te llene de esperanza y optimismo, sabiendo que Cristo ha resucitado victorioso sobre el pecado y sobre la muerte. Termina con una oración..., con un Padre Nuestro.