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EL EXPEDIENTE PRADO ENVIADO EL 23/12/2014 NOTICIASSER.PE El libro del congresista Víctor Andrés García Belaunde, El Expediente Prado, es explosivo. Hay que leerlo con sumo cuidado. Página a página, con el respaldo de documentación desconocida recogida en archivos públicos y privados de diferentes países y detallada revisión hemerográfica y bibliográfica, el autor va echando por tierra el mito esforzadamente construido por la familia Prado, que tanta gravitación tuvo en nuestro país por largas décadas, especialmente durante el dominio oligárquico. Precede al Expediente un nutrido prólogo de la historiadora Carmen McEvoy; lo completan la transcripción de un conjunto de documentos que basta leer para considerar las tesis de García Belaunde, y una amplia selección de fotografías. El propio autor define su objetivo principal: “Abrir paso a la verdad sobre un personaje de la historia republicana, absurdamente convertido en casi un ‘Dios del Olimpo’, en un ser superior intocable, porque era un héroe, un ciudadano ejemplar, un peruano representativo” (447). Como era de esperarse, el libro ha causado reacciones airadas de quienes se han sentido afectados. Le han dicho a su autor que no es historiador y que, por lo tanto, no tiene los pergaminos para realizar una investigación de esta envergadura. También, que falta a la verdad histórica y que mancilla el honor de uno de los pro hombres de la patria. Es decir, el libro ha causado perturbación y desatado algunas pasiones. Lo positivo es que ha motivado la lectura y el debate. Considero que, más allá de lo planteado por García Belaunde, su investigación apunta a un objetivo más general: Construir un argumento que sostenga que todo lo que se ha dicho sobre la familia Prado es una falacia. Si bien su foco de atención es la figura del presidente Mariano Ignacio Prado (que fue “un hombre cautivador”, como lo describe) y su inaudito viaje a Europa en plena guerra con Chile, García Belaunde se mete en los entresijos del origen de la familia y encuentra que esta proviene de cuna humilde (los padres del futuro presidente eran dueños de una chacra, Acara o Shismay, y no de una hacienda, como referían los biógrafos), desprovista de poder económico, contrariamente a lo que se ha señalado durante muchos años” (49). García Belaunde rectifica hasta la fecha del nacimiento de Prado: Huánuco, 18 de diciembre de 1825, y no de 1826, como usualmente se ha sostenido. Otra información que somete a discusión es si Prado estudió en el Convictorio de San Carlos. No encontró evidencias de ello. Pero sí nos demuestra que para sobrevivir, tuvo que trabajar de tinterillo y de capitán de la Guardia Nacional. Por otra parte, podemos conocer que Prado fue padre ilegítimo de cuatro hijos: Justo (que murió joven y muy pobre), Leoncio

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EL EXPEDIENTE PRADOENVIADO EL 23/12/2014 NOTICIASSER.PEEl libro del congresista Vctor Andrs Garca Belaunde,El Expediente Prado, es explosivo. Hay que leerlo con sumo cuidado. Pgina a pgina, con el respaldo de documentacin desconocida recogida en archivos pblicos y privados de diferentes pases y detallada revisin hemerogrfica y bibliogrfica, el autor va echando por tierra el mito esforzadamente construido por la familia Prado, que tanta gravitacin tuvo en nuestro pas por largas dcadas, especialmente durante el dominio oligrquico. Precede alExpedienteun nutrido prlogo de la historiadora Carmen McEvoy; lo completan la transcripcin de un conjunto de documentos que basta leer para considerar las tesis de Garca Belaunde, y una amplia seleccin de fotografas.El propio autor define su objetivo principal: Abrir paso a la verdad sobre un personaje de la historia republicana, absurdamente convertido en casi un Dios del Olimpo, en un ser superior intocable, porque era un hroe, un ciudadano ejemplar, un peruano representativo (447).Como era de esperarse, el libro ha causado reacciones airadas de quienes se han sentido afectados. Le han dicho a su autor que no es historiador y que, por lo tanto, no tiene los pergaminos para realizar una investigacin de esta envergadura. Tambin, que falta a la verdad histrica y que mancilla el honor de uno de los pro hombres de la patria. Es decir, el libro ha causado perturbacin y desatado algunas pasiones. Lo positivo es que ha motivado la lectura y el debate.Considero que, ms all de lo planteado por Garca Belaunde, su investigacin apunta a un objetivo ms general: Construir un argumento que sostenga que todo lo que se ha dicho sobre la familia Prado es una falacia. Si bien su foco de atencin es la figura del presidente Mariano Ignacio Prado (que fue un hombre cautivador, como lo describe) y su inaudito viaje a Europa en plena guerra con Chile, Garca Belaunde se mete en los entresijos del origen de la familia y encuentra que esta proviene de cuna humilde (los padres del futuro presidente eran dueos de una chacra, Acara o Shismay, y no de una hacienda, como referan los bigrafos), desprovista de poder econmico, contrariamente a lo que se ha sealado durante muchos aos (49).Garca Belaunde rectifica hasta la fecha del nacimiento de Prado: Hunuco, 18 de diciembre de 1825, y no de 1826, como usualmente se ha sostenido. Otra informacin que somete a discusin es si Prado estudi en el Convictorio de San Carlos. No encontr evidencias de ello. Pero s nos demuestra que para sobrevivir, tuvo que trabajar de tinterillo y de capitn de la Guardia Nacional. Por otra parte, podemos conocer que Prado fue padre ilegtimo de cuatro hijos: Justo (que muri joven y muy pobre), Leoncio (nuestro hroe en la Guerra del Pacfico), Grocio y Carmen [1]; y que tuvo once vstagos de su matrimonio con Magdalena Ugarteche, siendo los ms conocidos Javier (filsofo, nacido en Santiago de Chile), Jorge (poltico de poca fortuna) y Manuel (Presidente del Per en dos oportunidades).Lo que no se puede negar es que Mariano Ignacio Prado tuvo una vida agitada. Apoy a Ramn Castilla contra el presidente Jos Rufino Echenique, y fue elegido diputado por Hunuco (1957). Pero nuevamente la opinin de Garca Belaunde es lapidaria, pues tras mencionar que Prado no se opuso al motn contra Castilla, su protector, y que se ausent de sus labores legislativas, concluye que Prado jugaba a dos caras, que solo aprovech la figura de Castilla para ascender poltica y militarmente (108). En marzo de 1858, participara con las fuerzas gobiernistas para arrebatar Arequipa al general Manuel I. Vivanco. Fue prefecto de Tacna y Arequipa (1864). En 1865, el entonces coronel Prado se declarara jefe supremo provisorio de la Repblica, tras derrocar a Pezet, acusndolo de haberse sometido ante el poder espaol, en vez de rechazarlo del puerto del Callao.La revolucin de Arequipa dio pie a una de las primeras actividades dudosas de Prado: El trfico de vales por una suma cercana al milln de pesos. Aparece tambin un nombre que estara muy ligado a Prado en el futuro: Su concuado y testaferro Carlos von der Heyde. El enfrentamiento con la fuerza espaola fue inevitable. El combate del 2 de mayo de 1866 encumbr a Prado como hroe nacional, quien sera nombrado presidente provisorio en 1867, ya no dictador. La nota oscura, seala Garca Belaunde, son las relaciones que Prado ya estableca con personajes chilenos, sus eternos colaboradores y cmplices (123). Prado sera visto por las lites chilenas como el ms ardiente amigo de Chile. El derrocamiento de Pezet y el triunfo sobre la Armada espaola, implicaron un gran servicio a Chile; por ello, el gobierno de ese pas le otorg a Prado el empleo de general de divisin del Ejrcito chileno. Posteriormente, sera elegido Presidente del Per, en 1876, precisamente cuando iniciaba sus actividades como empresario minero en Chile.En esta relacin de Prado con Chile, al menos con sus lites, Garca Belaunde sustenta su anlisis sobre la traicin de Prado, afirmando contundentemente que prefiri sus intereses personales a los del Per.En efecto, el autor jala el hilo de la madeja y va descubriendo ante nuestros ojos la red que haba formado Prado en Chile con sus inversiones. El historiador chileno, Vicua Mackenna, haba sostenido que el mismo Prado haba afirmado que su familia es originaria de nuestro pas, lo que sabemos que no es cierto. Las inversiones de Prado en Chile pronto le daran grandes dividendos, hasta convertirlo en uno de los hombres ms ricos del Per.Pero el inicio de la fortuna de Prado est marcado por el fraude, cuando adquiri, durante su primer gobierno, los monitores aptos para ro pero no para mar, y, por lo tanto, inservibles para la defensa de nuestras costas. Las naves Manco Cpac y Atahualpa las compr a precios sumamente inflados, sacando provecho personal del dinero pblico. Sus ganancias las invirti en Chile: Adquiriendo minas de carbn, fundando el Banco Montenegro, comprando el fundo Maquehua, y en otros negocios muy redituables.Cuando estall la Guerra del Pacfico, y luego de la derrota en Angamos, Prado abandon Arica, desde donde diriga las acciones militares contra Chile, regres a Lima y desde ah parti a Europa para supuestamente comprar armamento para fortalecer la defensa nacional. Estando el presidente ya fuera del territorio peruano, Pirola asume la dictadura y lo degrada, le quita la ciudadana y le impide regresar al Per. Garca Belaunde sostiene con fundamento que Prado huy porque no quera poner en riesgo sus inversiones en Chile. Haba adquirido demasiados compromisos en el pas sureo como para volverse su enemigo.En este punto se centra el objetivo central deEl Expediente Prado. Garca Belaunde no duda en calificar de traicin el viaje de Prado. Mucho se ha discutido sobre su intempestiva partida en plena guerra. Algunos sostienen que fue una medida ineludible para comprar el armamento necesario para enfrentar a Chile, y que sali con permiso del Congreso: Su viaje, adems de necesario, habra sido legal. Incluso, hubo quienes, para justificar la decisin de Prado, falsificaron documentos que Garca Belaunde pone en evidencia. Otros afirman que fue un error dejar al pas acfalo en plena conflagracin blica, pero que no por ello el presidente Prado deba sufrir escarnio moral; adems, recuerdan, cuando Prado se encontraba fuera del Per, Nicols de Pirola tom el poder y se declar dictador, lo que impidi que el hasta entonces mandatario volviera a nuestro pas.Pero hay una tercera posicin de quienes sealan a Prado como traidor y a su viaje como una simple fuga. Por ejemplo, el diarioEl Comercio(en editorial que Garca Belaunde transcribe), y Guillermo Billinghurst, quien le escribe a Pirola desde Arica, el 26 de noviembre de 1879, lo siguiente: Prado ha celebrado consejo de jefes para hablar de su ida a Lima y esto est acordado. Ud. comprende que esto es una fuga a Panam. He all al hroe del 2 de mayo. Farsantes! Archivo de la Biblioteca Nacional del Per).Curiosamente, los hijos de Prado, Jorge y Manuel, aliados con el general scar R. Benavides, depondran a Billinghurst del poder, a inicios de febrero de 1914, justificando el golpe de Estado con la acusacin de pro-chileno y de traidor, a pesar de que Billinghurst defendi Lima en la Batalla de San Juan y nunca dej de mostrar su patriotismo. El mundo al revs.Obviamente, Garca Belaunde se ubica en esta tercera interpretacin, fundamentando slidamente la traicin y el pro-chilenismo de Prado. Explica con detalles que su partida, el 18 de diciembre de 1879, fue ilegal, pues se bas en una Resolucin Legislativa del 19 de mayo de 1879, que solo le permita traspasar las fronteras peruanas hacia Chile o Bolivia por motivos de guerra, pero no para salir del pas a comprar armamento. El decreto con el que Prado justific su abandono del pas lo firm l mismo, el da de su partida, y se bas rritamente en aquella Resolucin Legislativa. Pone en evidencia, adems, que terminada la guerra, Prado increment su riqueza considerablemente, porque el valor de sus inversiones aument en un pas como Chile, que haba salido vencedor de la guerra. Posteriormente, Prado vendi todos sus negocios chilenos en 175 mil libras esterlinas, cifra que, en ese entonces, signific varios millones de dlares (el clculo ms cauto bordea los 70 millones), y traslad su dinero a Lima, en donde fund la Sociedad Santa Catalina, el Banco Popular, y algunos otros negocios ms. De esta manera, consolid su apellido como el ms importante de la oligarqua peruana.Garca Belaunde no detiene su estudio en la desaparicin de Prado, sino que contina en sus pesquisas, con el objetivo de demostrar que el origen y el funcionamiento del Banco Popular fueron tambin dolosos.Como seala el autor, Prado fue siempre muy cuidadoso de no aparecer directamente como el dueo de la fortuna. Por eso, traspas el dinero a sus hijos, quienes siendo todava muy jvenes, terminaron ocupando puestos claves en dicha institucin financiera. De paso, Garca Belaunde echa por tierra la versin interesada de que la familia Prado tena una condicin de vida modesta y que el capital lo puso su hijo poltico, Juan Manuel Pea Costas, cuya riqueza familiar era solo mediana.Hacia fines de los aos 60 del siglo XX, la descomposicin del llamado Imperio Prado, era inevitable. Un golpe mortal fue la creacin, durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry, del Banco de la Nacin, desde la base de la Caja de Depsitos y Consignaciones, que arrebat al Banco Popular los privilegios de los que gozaba. Posteriormente, el gobierno de Juan Velasco Alvarado le dara la estocada final, enviando a la crcel a sus principales directivos. Mariano Prado Sosa, Marianito, playboyde la poca, fue un personaje que siempre busc, con xito, que la ley no lo alcanzara, al menos hasta el declive del Banco Popular. Tuvo que vivir en el exilio hasta 1981, cuando el segundo gobierno de Belaunde Terry le permiti su regreso al Per. Entonces intent construir un proyecto turstico en Tarapoto, La Laguna Azul, que la violencia poltica desatada quebr desde sus inicios. El llamado Imperio Prado llegaba a su final en olor de podredumbre.

Adems de todo lo dicho,El Expediente Pradonos da pie para pensar en otros temas, como el de la responsabilidad del historiador, especialmente a partir de algo que el mismo Garca Belaunde seala: En algn momento, Jorge Basadre haba afirmado: Si hubiera escrito todo lo que saba, el Per no lo soportara (32).Recordemos las reflexiones del socilogo alemn, Max Weber, sobre el cientfico y el poltico. El primero, seala, se caracteriza por la tica de la conviccin, es decir, expresar lo que considera es verdad, ms all de las consecuencias que ello pueda ocasionar. El segundo se caracteriza por la tica de la responsabilidad, es decir, que tiene en cuenta las consecuencias de lo que dice y hace. Basadre, siendo un historiador, un intelectual, cuando realiz dicha afirmacin, se inscribi plenamente en la lgica del poltico, considerando que ms prudente era callar u ocultar lo que conoca, a decirlo sin importar las consecuencias. Curiosamente, Garca Belaunde, que como poltico debera haber priorizado la tica de la responsabilidad, al realizar la investigacin que ahora comento, ha actuado como un intelectual, diciendo lo que sabe y ha descubierto, sin importarle las consecuencias de sus dichos. Segn me refiri el propio Garca Belaunde, otro importante historiador, Pablo Macera, tambin se mostr reacio ante la posibilidad de hacer pblico el contenido deEl Expediente. Los papeles invertidos, como vemos.Pero hay algo ms que se desprende de la misma afirmacin de Basadre. Por qu los peruanos no podramos soportar la verdad? No es mejor saberla? O acaso consideraba que los peruanos no tendramos la madurez psicolgica e intelectual para asumirla? Por qu esta visin paternalista (siempre identificada con los polticos) acerca de los peruanos que manifiesta Basadre?La postura de nuestro ms importante historiador pone sobre el tapete de discusiones si el historiador, o el acadmico, en general, tiene derecho a callar algo que es importante y que atae a una comunidad nacional, porque teme las consecuencias de decirlo. Tiene efectivamente ese derecho? O, por el contrario, es su obligacin hacer pblico un hecho histrico de relevancia colectiva? Por qu la posesin de un conocimiento de esta envergadura para el ciudadano en general debera ser resguardado por una sola persona o un cenculo? Detrs de todo esto est el poder de los que controlan diversas esferas de la vida social (poltica, econmica, intelectual, cultural, acadmica), que soborna o chantajea a los intelectuales, lo que a su vez echa luces acerca -ms all de casos personalizados- de la no independencia del campo intelectual con respecto del campo poltico. Son preguntas que considero ameritan un debate mayor.El ttulo del libro de Garca Belaunde,El Expediente Prado, sintetiza, efectivamente, la pretensin del autor: Una acusacin moral, poltica e histrica a un personaje que se esforz por contar a los peruanos una vida falaz. Despus del imperio, Garca Belaunde se ha ocupado de disipar toda la bruma que impidi conocer la verdad, esfuerzo que los peruanos sabremos aquilatar.

[1]Un tal Luis Prado muri guillotinado en Pars, en febrero de 1889. Garca Belaunde no puede asegurar que sea otro hijo del presidente Prado, pero tampoco descarta la hiptesis.