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El futuro será pura química Quienes trabajan para que el mundo no se acabe y buscan soluciones sustentables para la vida cotidiana dicen que la respuesta está en la química. La tabla periódica se mete en zapatillas, autos y caminos. Por Leandro Africano @leoafri La ciencia clásica acaba de demostrar que el futuro para un mundo sustentable no está en un programa de software, ni en un algoritmo matemático que salve los negocios mundiales, ni en una supercomputadora, ni mucho menos en las leyes económicas de un Premio Nobel: está en la química, esa disciplina odiada por muchos estudiantes secundarios y que hoy pide revancha. En la gira mundial denominada Marketplace of Innovations, que tuvo escala hace unas semanas en San Pablo, organizada por la empresa BASF, se pudieron ver células solares orgánicas, pinturas con poder antibacterial, tecnologías sustentables para el hormigón, plásticos biodegradables de poco tiempo, un automóvil eléctrico ciento por ciento sustentable, tecnología para el tratamiento de aguas a partir de la optimización de los biosólidos y pisos de alto tránsito permeables al agua que permiten el drenaje hacia napas subterráneas, entre muchos otros inventos. Si tenemos en cuenta que para 2050 seremos nueve mil millones de habitantes, las predicciones apocalípticas no parecen ser de ficción. "Si no hay un cambio, en pocos años se necesitarán casi tres planetas como el nuestro para satisfacer las demandas de la población. En este escenario, las innovaciones basadas en la química van a desempeñar un papel fundamental", explica Alfred Hackenberger, presidente de BASF para América del Sur, que cuenta, solo en la región, con más de seis mil patentes de innovaciones exclusivas. Esto es lo que se viene:

El futuro será pura química

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Page 1: El futuro será pura química

El futuro será pura química Quienes trabajan para que el mundo no se acabe y buscan soluciones sustentables para la vida cotidiana dicen que

la respuesta está en la química. La tabla periódica se mete en zapatillas, autos y caminos.

Por Leandro Africano

@leoafri

La ciencia clásica acaba de demostrar que el futuro para un mundo sustentable no está en un programa de

software, ni en un algoritmo matemático que salve los negocios mundiales, ni en una supercomputadora, ni

mucho menos en las leyes económicas de un Premio Nobel: está en la química, esa disciplina odiada por muchos

estudiantes secundarios y que hoy pide revancha.

En la gira mundial denominada Marketplace of Innovations, que tuvo escala hace unas semanas en San Pablo,

organizada por la empresa BASF, se pudieron ver células solares orgánicas, pinturas con poder antibacterial,

tecnologías sustentables para el hormigón, plásticos biodegradables de poco tiempo, un automóvil eléctrico

ciento por ciento sustentable, tecnología para el tratamiento de aguas a partir de la optimización de los

biosólidos y pisos de alto tránsito permeables al agua que permiten el drenaje hacia napas subterráneas, entre

muchos otros inventos.

Si tenemos en cuenta que para 2050 seremos nueve mil millones de habitantes, las predicciones apocalípticas no

parecen ser de ficción. "Si no hay un cambio, en pocos años se necesitarán casi tres planetas como el nuestro para

satisfacer las demandas de la población. En este escenario, las innovaciones basadas en la química van a

desempeñar un papel fundamental", explica Alfred Hackenberger, presidente de BASF para América del Sur, que

cuenta, solo en la región, con más de seis mil patentes de innovaciones exclusivas. Esto es lo que se viene:

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Celdas solares orgánicas

Las celdas fotovoltaicas orgánicas constituyen una tecnología nueva para generar electricidad a partir de la luz solar.

A diferencia de los paneles tradicionales, estas celdas captan y almacenan la energía con una nueva

fisonomía porque pueden ser coloridas, transparentes y hasta se las puede aplicar a films adherentes y

pinturas. Generan electricidad aun con el cielo nublado y permiten producir energía en cualquier superficie, como

autos, edificios o ventanas. Mediante la combinación de elementos químicos se logra menor utilización de materiales

y costos de producción más bajos.

Pantallas del futuro

La tecnología OLED (Organic Light EmittingDiode) utiliza diodos (componente que permite la circulación de la

corriente eléctrica) orgánicos que generan luz propia como resultado de una estimulación eléctrica. Gracias a

sustancias químicas basadas en cadenas de carbono e hidrógeno, esta tecnología es considerada el siguiente paso

en la evolución de los monitores. Sus ventajas son: pantallas más delgadas, flexibles y hasta transparentes,

con mayor nivel de contraste y brillo, y consumo del 50% de la energía de un monitor LED tradicional.

Zapatillas PU

La innovación, en este caso, implica la fabricación del primer calzado completamente en poliuretano (resina

sintética de alta resistencia). De esta manera, se reemplazan los componentes típicos de los zapatos urbanos, de

trabajo y zapatillas: la goma (materia prima de baja base ecológica porque no es renovable), el PVC (policloruro de

vinilo, que contiene componentes tóxicos) y la goma EVA (que en comparación con el poliuretano ha demostrado

menos resistencia, hasta un 35% menos de vida útil). Además, se logra que el producto final sea un 25% más liviano

que el promedio de peso del mercado según la categoría de producto. Marcas como Puma, Adidas, Nike y

Timberland ya tienen prototipos y productos a punto de ser lanzados al mercado con esta tecnología.

Smart forVision

En combinación con Mercedes Benz, se presentó el prototipo de automóvil eléctrico Smart forVision. Aquí se han

combinado cinco máximas de la industria automotriz: celdas solares orgánicas transparentes que recubren todo el

automóvil (y generan la energía para el circuito de luces y audio), diodos emisores de luz orgánica transparente en el

techo solar, primera llanta completamente plástica adecuada para producción en serie, espumas de poliuretano de

alta performance para aislamiento térmico y películas reflectivas de rayos infrarrojos para los cristales. El aporte de

la química se basó en el desarrollo de materiales nuevos que permiten, esencialmente, que el vehículo sea

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autosustentable en un 50%, a partir de la obtención, generación y almacenamiento de energía que no

proviene de combustibles fósiles.