El Hijo Prodigo Primera Parte

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    Leccion: 1 

    “El hijo pródigo”  (Primera Parte)

     Lucas 15:11-32

    Metas y Objetivos

    Que los discípulos entiendan:

      El infinito amor de Dios

      La posibilidad que tenemos de obtener perdón y restauración cuando nos equivocamos

      Que El como un Padre bueno y amoroso esta siempre esperándonos con los brazos abiertos.

    Actividad Introductoria

      Lea junto con los alumnos 1 Juan 1:8-9 NVI, que juntos analicen el texto y lleguen a una conclusión

    grupal.

    8 “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la

    verdad.9

    Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y noslimpiará de toda maldad”… 

    Desarrollo de la lección:

    Una amilia como la nuestra

    Cuando leemos esta historia, es como si nos estuviera contando la historia de nuestra propia familia, con

    detalles muy particulares, porque si usted lee con detenimiento, verá que era una familia que gozaba de

    armonía, o quizá una aparente armonía.

    Un padre, dos hijos, un campo, una actividad agropecuaria de las de más alto nivel en la época, que

    nos habla de una posición económica considerable, una familia de empresarios, un campo amplio, con

    ganado, y al frente de la riqueza un padre con sus dos hijos; y si uno trazara una línea y terminara la

    historia aquí a cualquiera le gustaría tener una familia como esta porque ¿A quién no le gustaría alcanzar

    sus sueños de progreso? ¿A quién no le gustaría tener una actividad económica, y que esta sea ciento

    por ciento productiva?, con un muy buen ingreso adquisitivo de tal manera que uno pudiera

    transformarla en una empresa, y que mejor si es administrada por la misma familia.

    ¿No quisiera tener usted un buen trabajo y si es posible su gente, sus hijos, todos se vieran beneficiados?

    Yo prefiero eso antes de tener la preocupación de que los hijos no tienen trabajo, porque los padres

    siempre están preocupados por la economía y el futuro, de ellos. Pero a esta familia le salió redondo,hectáreas, animales, recursos abundantes, toda la familia viviendo del mismo sustento. ¡Y sin hablar de

    la madre!, y es que no se menciona a las mujeres porque los judíos no cuentan a las mujeres, pero

    seguramente había una gran cantidad de criados. Una hacienda de alto vuelo económico, armonía por

    doquier; pero un día, uno de esos días, en que uno hubiera querido no haber amanecido, la armonía de

    la casa se interrumpe con una crisis violenta, producto de una sola decisión, un integrante de la familia

    decide arbitrariamente, sin consultar a nadie, romper la sociedad familiar, quebrar la armonía familiar,

    una mañana, cuando todo parecía que iba a marchar tan bien como los últimos años, uno de los hijos,

    el menor, con una sola decisión cambia el panorama, y sin más se dirigió al padre y le dijo que se iba,

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    que quería vivir la vida, que quería dar rienda suelta a sus sueños y placeres interiores porque ya no los

    aguantaba más, y le pidió la plata que le correspondía para poder irse.

    Un momento difícil

    El relato no lo dice pero yo supongo que un padre consciente habrá intentado hacer entrar en razón al

    muchacho, porque como todo adolescente, aventurero, con ganas de conocer del otro lado de la

    tranquera ese mundo desconocido, quién sabe que ilusiones habrá albergado este joven porque uno

    siempre tiene la capacidad de imaginarse lo que no ha visto. Día y noche el joven había estado formando

    en su mente la idea del mundo del otro lado de la tranquera, y un buen día decidido y sin rodeos, sin

    pensar a donde podía lastimar, tomó la decisión de irse a vivir la vida.

    Las desgracias no siempre dependen de lo que uno decide sino que a veces la catástrofe se presenta el

    día menos esperado por la decisión de alguien. Impotente se habrá sentido el padre porque era la

    decisión del muchacho y no dependía de él. Y a veces se da vuelta la historia de nuestra vida sin que

    podamos hacer nada porque alguien ha decidido sin consultar, y con su decisión nos arrastra a la crisis.

    ¿Algunos de ustedes han sido víctimas de decisiones dentro de su familia?, no nos consultaron, no nos

    dieron la posibilidad de opinar y de pronto aparece la decisión y con ella el arrastre de todo: “Hijo, lo

    que estás decidiendo nos complica a todos, nos arrastra a todos a la catástrofe ¿Cómo crees que me voy asentir como padre que pierde a un hijo que piensa malgastar las riquezas en el mundo, en la droga, en las

    mujeres?... “Es mi decisión, y soy mayor”... “Es cierto, pero no me dejes afuera de la decisión”, y usted ve

    que están decidiendo mal, que se está quebrando el matrimonio, que se está quebrando la decisión

    familiar, y lo intenta retener, pero la decisión está tomada.

    Las decisiones que sufrimos

    Un muchacho sin experiencia en el mundo con todos los bríos de la adolescencia pero con la inmadurez

    de alguien que todavía no era hombre. ¿Cuántas veces nuestras familias sufren por decisiones que ni

    siquiera uno pudo tomar?, un hijo decidió drogarse, irse, embarazar a la novia, separarse, y uno está

    como un espectador quebrándose por dentro porque no puede entrar en la decisión; una mujer que

    decide abandonar al marido e irse, un hombre que decide tener amoríos con otra, un hombre que

    malgasta el dinero y no le da a la familia, una lista sombría de situaciones donde alguien decide sin

    hacernos partícipes de sus decisiones, pero somos víctimas de lo que han decidido.

    ¿Y el padre?, me merece mi más profundo respeto y admiración, ¡Que hombre!, ¡Que amor! No media

    reproches, no se pone en una postura rígida, yo no creo que pudiera imitarle, yo le diría:  ¿Se quiere ir?

    ¡Váyase, pero con las manos vacías!, ¡El esfuerzo de todos estos años, su madre y yo trabajando el campo

     para que ahora usted quiera darse a la mala vida con la plata que tanto esfuerzo nos cost ó!”  ¡Que padre!

    ¡Increíble!, sin reproche alguno divide la herencia, una herencia que teóricamente hay que dársela

    cuando muera, el esfuerzo de él se lo pone en las manos de un capricho como intentando retenerlo,como si quisiera abrazarlo con el amor, pero no se le movió ni un pelo, metió la plata en la bolsa, se fue

    y se llevó un pedazo del viejo, es que cuando un hijo se va, cuando alguien que ama se va, se lleva más

    que plata, se lleva un pedazo de uno. Para el padre no valía tanto la plata que se llevaba como el pedazo

    de corazón que se estaba llevando, ese sí que es un golpe.

    El dolor de la partida

    ¿Alguna vez se fue alguien de su vida? , si es así ¿no sintió eso?, uno siente que nos arrancan algo, pero

    lo admiro porque no dejó un día de amarlo, no dejó un día de extrañarlo, y no me cabe duda que era

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    un padre bueno, los actos hablan de su bondad, y que irónica que es la vida porque no siempre de

    padres buenos, hijos buenos; a veces gente que no merece padecer, padece; si hubiera sido un padre

    malo, un explotador, uno hubiera podido comprender que era necesario que el hijo llegue a la

    emancipación y se vaya, porque un explotador, un tirano, más que padre merecía en todo caso ese

    desplante, pero este era un padre que amaba, y los datos así lo dicen, lo esperaba casi en el hall de la

    casa; mes tras mes todas las tardes el papa miraba el camino que da a la tranquera, esperando en su

    ilusión de padre que algún día abriera la tranquera el hijo que se había ido. Y el relato dice que lo vio de

    lejos y corrió a recibirle, porque estaba atento el papa, lo estaba esperando. ¡Que padre!, quizá otro oyo, no hubiéramos esperado tanto, y mire hasta donde lo esperó que se le anticipó.

    El reencuentro

    Una buena tarde el padre, cansado de mirar el camino como todos los días, le pareció ver a lo lejos una

    silueta y le llamó la atención que a esa hora alguien estuviera cruzando la tranquera medio enclenque y

    debilitado; y había dos opciones para él, un extraño o quién otro que conocía el camino más que el hijo.

    Y cuando este se acercó se le iluminaron los ojos al padre y salió corriendo. El hijo había ensayado lo

    que le iba a decir: “Iré a la casa de mi padre y le diré, padre, he pecado contra el cielo y contra ti, yo no

    soy digno de ser llamado tu hijo...”, lo había ensayado todo, en el barro, y mientras hablaba, con un ojolo miraba al padre, porque los hijos siempre ensayan lo que le van a decir a los padres. Ensayó la obra

    pero no alcanzó a decirlo porque antes que soltara su ensayo el padre lo abrazó, y pegó un grito:

    “Alberto, María, Luis, traigan vestido, zapatos, anillo, este es mi hijo/a, había muerto, se había perdido y lo

    hemos encontrado”. 

    Conclusión

    Para el padre, cuando el hijo se marchó, fue como que si se le muriera un pedazo de vida, así que ahora

    suspendió el trabajo y hubo fiesta, danza, y se escuchaba por toda la hacienda. Porque así es Dios y así

    es su amor infinito para con nosotros, cada vez que decidas regresar, estará esperándote sin reproches

    y con sus brazos abiertos. “Hay más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por nueve justos que no necesitan arrepentimiento”.

    Actividad Final

    Que los discípulos tengan un momento de oración a solas y como hijos/as, puedan hoy mirar su corazón

    y evaluar si por alguna razón, han menguado en su relación con Dios, o se han apartado, si hay personas

    nuevas en la célula que reciban a Jesús como Señor y Salvador confesando el pecado que los apartó de

    Dios.

    “Porque así es Dios y así es su amor infinito para con nosotros

    Cada vez que decidas regresar estará esperándote sin reproches

    y con sus brazos abiertos”… 

    Apóstol Marcelo D. D’Emilio