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El imaginario social de la violencia inscrito en la subjetividad Nahir Nibia Silveira Rondán Doctora en Ciencias de la Salud en el Trabajo, Magister en Epidemiología, Diplomada en Psicoterapia, Licenciada en Psicología y Trabajo Social. Docente investigadora de la Universidad de la República, Facultad de Psicología, tres libros publicados por CSIC, UdelaR (2008, 2009 Y 2015), autora de artículos en libros en Uruguay (2003), Argentina (2008) y España (2007) y recientemente artículos en revistas indexadas de Méjico (2013) y Cuba (2015). Correo electrónico: [email protected] Introducción. Se trató de investigar la construcción del imaginario social de la violencia en el contexto laboral de los profesores de secundaria, vinculado a los procesos de subjetivación y las imágenes/forma que se destilan y su impacto en la salud, analizando las transformaciones de un escenario que impacta sobre los sujetos. En América Latina, desde 1990 se implementaron lógicas que implicaron la privatización como forma eficiente, Uruguay modelizó a través del deterioro de lo público y la jerarquización de lo privado. La problemática que atraviesan las organizaciones educativas hoy, es que fueron y son instituciones totalizadoras, enmarcadas en la obligatoriedad de los vínculos, con planificación a nivel nacional; transversalizadas por el Plan Ceibal -una computadora para cada niño de establecimiento público-, y se invisibiliza -desde lo social-histórico-, la encuesta del MIDES (2008)¹, que puso en evidencia el uso de la violencia en lo intrafamiliar como forma de resolución de los conflictos. Asimismo es preciso hablar de los procesos de subjetivación, como una construcción que “ destila” (Saavedra, 1992²), una producción de subjetividad situada, historizada, en un “ aquí y ahora” (Pichón Rivière, 1985) y cómo los acontecimientos, hacen “marca” en los sujetos y se visualizan como emergente de la grupalidad. Matrajt (2002), aporta que los factores actuales como el trabajo, se sitúan como determinantes de las formaciones inconscientes, así el sujeto actúa por sí y también compartiendo sentidos y significaciones con otros, como diría Pichón Rivière, un ECRO, máquina de operar. Así las transformaciones imaginarias quedan entre los pliegues de la subjetividad. Las preguntas a la que se apunta dilucidar son ¿Es posible visibilizar cómo se inscribe el imaginario social de la violencia laboral en la subjetividad de los docentes entrevistados? y ¿cuál es el impacto que ello genera en su salud?. La magnitud del problema fue desarrollada por Chapell y Di Martino ³ (2008), quienes aportan datos de la Unión Europea, Suecia, Reino Unido, Finlandia y también de Estados Unidos; así como Londoño y Guerrero (1999), señalaban en relación a los riesgos que, los costos para América Latina es que se pierden 3 días anuales de vida saludable por causa de la violencia. Los estudios realizados en Uruguay, apuntan a su trascendencia, Franco (2003), planteaba sobre una cultura organizacional que promueve este comportamiento; en el capítulo URUGUAY (UNESCO) (2006), sobre condiciones de trabajo y salud docente” se consignaba a la violencia como problema grave en más de la mitad de los encuestados; Silveira (2007) estudiando la temática en docentes de UTU, aportaba la visualización de violencia institucional, la política burocrática y violencia psicológica, y Viscardi

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Se trató de investigar la construcción del imaginario social de la violencia en el contexto laboral de los profesores de secundaria, vinculado a los procesos de subjetivación y las imágenes/forma que se destilan y su impacto en la salud, analizando las transformaciones de un escenario que impacta sobre los sujetos. En América Latina, desde 1990 se implementaron lógicas que implicaron la privatización como forma eficiente, Uruguay modelizó a través del deterioro de lo público y la jerarquización de lo privado. La problemática que atraviesan las organizaciones educativas hoy, es que fueron y son institucionestotalizadoras, enmarcadas en la obligatoriedad de los vínculos, conplanificación a nivel nacional; transversalizadas por el Plan Ceibal -una computadora para cada niño de establecimiento público-, y se invisibiliza -desde lo social-histórico-, la encuesta del MIDES (2008)¹, que puso en evidencia el uso de la violencia en lo intrafamiliar como forma de resolución de los conflictos. Asimismo es preciso hablar de los procesos de subjetivación,como una construcción que “destila” (Saavedra, 1992²), una producción desubjetividad situada, historizada, en un “aquí y ahora” (Pichón Rivière, 1985) y cómo los acontecimientos, hacen “marca” en los sujetos y se visualizan como emergente de la grupalidad. Matrajt (2002), aporta que los factores actualescomo el trabajo, se sitúan como determinantes de las formacionesinconscientes, así el sujeto actúa por sí y también compartiendo sentidos ysignificaciones con otros, como diría Pichón Rivière, un ECRO, máquina deoperar. Así las transformaciones imaginarias quedan entre los pliegues de la subjetividad. Las preguntas a la que se apunta dilucidar son ¿Es posiblevisibilizar cómo se inscribe el imaginario social de la violencia laboral en la subjetividad de los docentes entrevistados? y ¿cuál es el impacto que ello genera en su salud?.

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El imaginario social de la violencia inscrito en la subjetividad

Nahir Nibia Silveira Rondán

Doctora en Ciencias de la Salud en el Trabajo, Magister en Epidemiología,Diplomada en Psicoterapia, Licenciada en Psicología y Trabajo Social.

Docente investigadora de la Universidad de la República, Facultad dePsicología, tres libros publicados por CSIC, UdelaR (2008, 2009 Y 2015),autora de artículos en libros en Uruguay (2003), Argentina (2008) y España(2007) y recientemente artículos en revistas indexadas de Méjico (2013) yCuba (2015).

Correo electrónico: [email protected]

Introducción. Se trató de investigar la construcción del imaginario social de laviolencia en el contexto laboral de los profesores de secundaria, vinculado a losprocesos de subjetivación y las imágenes/forma que se destilan y su impactoen la salud, analizando las transformaciones de un escenario que impactasobre los sujetos. En América Latina, desde 1990 se implementaron lógicasque implicaron la privatización como forma eficiente, Uruguay modelizó a travésdel deterioro de lo público y la jerarquización de lo privado. La problemática queatraviesan las organizaciones educativas hoy, es que fueron y son institucionestotalizadoras, enmarcadas en la obligatoriedad de los vínculos, conplanificación a nivel nacional; transversalizadas por el Plan Ceibal -unacomputadora para cada niño de establecimiento público-, y se invisibiliza-desde lo social-histórico-, la encuesta del MIDES (2008)¹, que puso enevidencia el uso de la violencia en lo intrafamiliar como forma de resolución delos conflictos. Asimismo es preciso hablar de los procesos de subjetivación,como una construcción que “destila” (Saavedra, 1992²), una producción desubjetividad situada, historizada, en un “aquí y ahora” (Pichón Rivière, 1985) ycómo los acontecimientos, hacen “marca” en los sujetos y se visualizan comoemergente de la grupalidad. Matrajt (2002), aporta que los factores actualescomo el trabajo, se sitúan como determinantes de las formacionesinconscientes, así el sujeto actúa por sí y también compartiendo sentidos ysignificaciones con otros, como diría Pichón Rivière, un ECRO, máquina deoperar. Así las transformaciones imaginarias quedan entre los pliegues de lasubjetividad. Las preguntas a la que se apunta dilucidar son ¿Es posiblevisibilizar cómo se inscribe el imaginario social de la violencia laboral en lasubjetividad de los docentes entrevistados? y ¿cuál es el impacto que ellogenera en su salud?. La magnitud del problema fue desarrollada por Chapell yDi Martino³ (2008), quienes aportan datos de la Unión Europea, Suecia, ReinoUnido, Finlandia y también de Estados Unidos; así como Londoño y Guerrero(1999), señalaban en relación a los riesgos que, los costos para América Latinaes que se pierden 3 días anuales de vida saludable por causa de la violencia.Los estudios realizados en Uruguay, apuntan a su trascendencia, Franco(2003), planteaba sobre una cultura organizacional que promueve estecomportamiento; en el capítulo URUGUAY (UNESCO) (2006), sobre“condiciones de trabajo y salud docente” se consignaba a la violencia comoproblema grave en más de la mitad de los encuestados; Silveira (2007)estudiando la temática en docentes de UTU, aportaba la visualización deviolencia institucional, la política burocrática y violencia psicológica, y Viscardi

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(2008), en otro sentido, marcaba que el rezago, la extra-edad, las diferenciasen aprendizajes, la repetición y la deserción, son producto de lasdesigualdades de origen. La vulnerabilidad sobre los daños en la salud loaportan por un lado los estudios de Rivero y Cruz (2010), señalando lascuerdas vocales, las varices, el ardor ocular, las cefaleas, en el perfilpatológico la fatiga, los trastornos del sueño, las migrañas, la irritabilidad, laslumbalgias, la dorsalgia, la depresión, ansiedad e insuficiencia cardíaca, comopadecimientos no son reconocidos como consecuencia de las tareas. Lostrabajos de Betancourt (1999), subrayaban la necesidad de incluir en laevaluación de las condiciones y medio ambiente de trabajo, el edificio, losrequerimientos de la tarea en relación a los alumnos, sus padres y lasautoridades. Un trabajo que tiene antecedentes. El imaginario social comoconstrucción teórica ha delineado investigaciones en una línea que incorporaCastoriadis (1975-2005), dónde se puede visualizar la imagen y lassignificaciones imaginarias, el rol de Estado como legitimador y sostenedor dela violencia; la utilidad de su estudio en los contextos laborales docentes ydiferentes enfoques y distintas metodologías. La violencia se conceptualizacomo multicausal, se evidencia la dificultad de encontrar una clasificación queaporte la multiplicidad de fenómenos que abarca y se destaca que en lasorganizaciones educativas se reproduce la misma violencia que sucede en elsistema social. Se identifican las manifestaciones y reacciones de los docentes,los condicionamientos institucionales, el sub-registro con respecto a lasenfermedades profesionales y de la violencia y agresiones. En relación almalestar docente surge un discurso “enloquecedor”, la inclusión / exclusión porparte del sistema, el curriculum oculto, el miedo a trabajar en contextosvulnerados, la invisibilización y naturalización de los riesgos, la precariedad,sobrecarga y sobre exigencia a la que se someten y son sometidos. Por otro laviolencia señala las diferencias de género. En relación a su tarea prescripta,los estudios sobre las TIC señalan que su accesibilidad no garantiza suutilización. La salud en juego. Con relación a la salud docente, Betancourt(1999), manifiesta en relación al sistema social que en el proceso deproducción y reproducción social se reproducen relaciones forzosas,necesarias, y también prescriptas por determinadas reglas. En el contexto liceallos docentes no se asumen como trabajadores ni la escuela como centrolaboral, su salud se encuentra relacionada con las condiciones materialesdonde desarrolla su labor y se manifiestan por síntomas y signos que pasandesapercibidos por ellos. En el salón de clase los diseños han sido elaboradosdesde patrones masculinos: la postura, la diversidad de tareas, la frecuencia, laduración, la repetición, y muestra dos ámbitos que inciden en la tarea, aquellasdirectivas que vienen delineadas por las autoridades y las que se realizan en elaula, lo que demuestra su complejidad. Se enfocó el trabajo en los nudos deproblematicidad con la selección de algunos autores en relación al desarrollodel capitalismo, y su vinculación con el trabajo, la salud y la violencia, paraasumir la existencia de relaciones de determinación y sobre-determinaciónentre los campos. Se dilucidó acerca de la múltiple interrelación y conlleva apensar en lo individual y lo social, lo subjetivo y lo colectivo en el mundo deltrabajo, y revela que el campo de la familia es dejado por fuera de esteterritorio. En el contexto socio-histórico del Uruguay hay que mencionar elmarcado descenso de la línea de pobreza desde 2006, aunque el censo de2011 señala como los más vulnerables a niños y adolescentes y a la población

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afrodescendiente. De 2005 a 2007 el sistema educativo recibió alumnos ensituación vulnerable. Uruguay es uno de los países con una brecha nacionalmás amplia en educación en el mundo. El camino a recorrer. La investigación,se enmarcó en el estudio de la “realidad” tal y como es percibida y vivida porlos sujetos, para comprenderlo en el mundo de vida y el anclaje de lo social en«la psyqué», para poder develar las significaciones imaginarias emergentes enel discurso. Se realizaron entrevistas en profundidad a docentes de secundaria,seleccionados a través de los mismos docentes a partir de haber participado enel proyecto. Se tuvieron en cuenta las consideraciones éticas en lainvestigación a través de la preservación de la identidad, la participaciónvoluntaria y el conocimiento del proceso investigativo. Se les solicitó que através del relato sobre su tarea, delinearan las estrategias utilizadas quepermiten comprender hoy por un lado, cuales son las reglas y jergas del oficiodocente como trabajo “vivo”; por otro el contexto laboral y social dóndedesarrollan su labor, delineando en la territorialidad cotidiana, el paisaje actual.Esto permitió develar las significaciones imaginarias emergentes del colectivoparticipante, inscriptas entre los pliegues de la subjetividad y los efectos en susalud, a través de las imágenes/formas que se instituyen -y algunas secristalizan-, y que se visualizan en los relatos. En el entendido de comprenderla praxis docente estructurada por la tradición, el lenguaje, el poder, el trabajo.Así surgió en cada profesor el proceso de rememoración, construcción,deconstrucción y reconstrucción de una/s historia/s, de un hacer/ser, unsaber/ser, donde la violencia lo transversaliza y permite dilucidar cómo percibesu tarea cotidiana y sus efectos en la salud. Develando la construcción delimaginario en el colectivo docente. Los hallazgos obtenidos a partir de lasvoces de los docentes entrevistados, permitieron el diseño de un territoriodiverso en los planos y en los múltiples niveles que conforman el mundo deltrabajo docente, muestra como el contexto se hizo texto en la subjetividad, através de significaciones emergentes y que se fue desplegando en losdiscursos. El primer nivel se denominó contexto social que resultó sorprendenteporque no era el objetivo buscado, dónde los hechos de la historia de la últimadictadura, hicieron surgir el emergente “impasse” que develó en su significaciónla marca en el tiempo de una ruptura unida a la imagen “uniforme”. Se revelaasí un saber / hacer idealizado en un pasado, donde se ubica hoy en uncontexto deteriorado, el cual se uniformiza y se contrapone una heterogeneidadbrindada desde la realidad social y educativa. La incertidumbre de ayer tambiénse cuela desde el afuera hacia dentro del colectivo, así año a año se vivenciacomo “no se sabe si se va a tener trabajo”. Es el escenario del miedo,-provocado por el terrorismo de Estado-, proyectado y lanzado en el hoy. Elimpacto en la salud es denotado por “el equilibrio para no caer”. En el segundonivel se ubica el contexto laboral, la vivencia se traza en la significaciónimaginaria del “campamento”, el entrar y salir, los nuevos roles, los nuevosalumnos, para luego mostrarse en el adentro como el nivel que descendió, y elbanco fijo, significación imaginaria cristalizada que se muestra en el diseñoarquitectónico de los salones y oculta a la vez la construcción de nuevasherramientas, la inclusión de la tecnología. Así el docente es reseñado como“el guionista”, el “referente ético, profesional y pedagógico” como marca y señade la profesión. En cuanto al plan ceibal surge que no todos lo usan, prefierenotras “tecnologías más blandas”, y rápidamente se ingresa, a privilegiar laimagen, como plantea Sartori (1998), el pasaje del homo sapiens al homo

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videns y con ello la introducción en el aula de las redes sociales: Facebook. Elnivel de la familia fue uno de los que se exploraron ex-profeso en los docentes,no sólo por el rol que desempeñaba y aún desempeña, en cuanto a su papel enlas elecciones profesionales, sino también en cuanto a los datos aportados porel MIDES (2008), en relación a que, socialmente se invisibiliza los modos decrianza. Fue el estado moderno quien sepultó en la intimidad familiar lo quedentro de ella ocurría, generando una nueva sensibilidad (Barrán, 1993), asísurge hoy en los relatos “lo no dicho”, “de esto no se habla” dando cuenta desu “marca” además de su naturalización. A nivel del contexto liceal surge laimagen de “la cancha”, este “uruguayismo” es un deslizamiento que se producedesde el ámbito deportivo hacia el salón de clase, es el que diagrama enterreno las formas concretas de un hacer / ser del cual se destila gratificación ysufrimiento. Así en los discursos aparece “el poder de la libreta”, en un tiempoy espacio “sagrado”, cerrado, difícil de cambiar, donde se juegan los procesosidentitarios, y donde el docente se percibe en la imagen de “un pasajero”. Loafectivo está en juego en la labor cotidiana así en un anglicismo “feeling” quedade manifiesto el “compañerismo”, pero no a todos, “la soledad”, “el recelo”, asíel otro docente deviene en “vigilante”, donde también cada uno cuida “suchacrita”. En su vida cotidiana aparece la lucha y la “defensa” de su asignatura,la estigmatización social, la discriminación. “Chacrita” uruguayismo que esimagen del salón de clase, como condensación de un hacer / ser, con unsaber /ser que se fue transformando en el tiempo, esa artesanía que se vaentretejiendo con el encuentro con los otros. Es en los procesos desubjetivación de este colectivo que se matriza la formación docente enUruguay, que se encuentra desde sus orígenes ligada al modelo de libertad decátedra, hoy “la defensa” señala el campo de confrontaciones dónde lapregunta que surge es ¿que materia subsiste?, señalando la posicióndilemática entre el territorio “de la ciencia” y el de las “humanidades”. Eltiempo / espacio áulico es el destinado para el estudiante, el lugar que ocupamuestra la oscilación entre la modelización otorgada por el maestro JulioCastro del banco fijo a la implementación de nuevos modelos, la clase en “U”,la participación activa, nuevos significados y sentidos a la enseñanza-aprendizaje; es allí donde aparece otra subjetividad, otro lenguaje, otra formade encarar al profesor, transversalizado por el otro, docente que viene, queelige, así se percibe “llegar con la soga sobre el cuello” y comienza a dibujarsela violencia. La primero que surge es la estudiantil, los actos violentos inéditosen el liceo como el de herir, de matar a otro y su regreso “dictado por el juez” alliceo y al grupo. Para paulatinamente pasar a plantear la violencia ejercida porlos docentes en sus diferentes niveles según el lugar que ocupe. así vanapareciendo la político-burocrática, la silenciosa, la verbal, clavarles la mirada,la física para finalizar planteando la ejercida por los padres. Y los efectos en lasalud que logran visualizar son primero las más tradicionales como lasdisfonías, para luego comenzar a hablar del agotamiento, el estrés, paraseñalar a través de la figura “somos insolidarios”, lo que se condensa en lospliegues del proceso de subjetivación. Análisis: Dilucidando el imaginariosocial de la violencia. Así el territorio permitió el diseño de un modelo quedibujo las significaciones imaginarias emergentes de la violencia inscriptas enla subjetividad de este colectivo. El estado- Nación dejó su marca en el“uniforme”, en su transversalidad da cuenta del doble impacto en los sujetos yen su familia, lo que podría constituirse en una novedad es la visibilización de

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sus efectos en el “mundo del trabajo”, se abre una línea de investigación. Elcontexto social y laboral visualizado como crítico en el doble sentido el de laprecariedad, la flexibilidad impuesta al mundo del trabajo productivo y cómoésta se “cuela” hacia la educación y por otro las peculiaridades de la tareadocente, la inclusión de jóvenes en vulnerabilidad social y económica, así eluniforme delata la invisibilización de los cambios producidos en las condicionesde existencia y devela la uniformidad en que es visualizado tanto el docentecomo el estudiante. Por otro las condiciones macro estructurales permitenpensar en otra línea como es la universalización de los planes, de losprogramas, de los estudiantes, que desde el sistema educativo se le imprime ala tarea docente, por otro invisibiliza en lo cotidiano la labor docente rompiendoritos construidos, con clases abiertas, con otros alumnos, abriendo puentes a lainclusión. Permite comprender la figura de “poner en jaque tu trabajo”, dondese produce el ocultamiento entre los pliegues de los efectos que se producenen la subjetividad, quedando registrados como dificultades y problemáticaspropias, singulares, lo que constituyen efectos de una violencia simbólica einstitucional. Surge “la cancha” como territorialización de un hacer/ser-saber/ser, “la chacrita” como defensa de la asignatura y de su puesto detrabajo, permite condensarse en la figura “llegar con la soga al cuello”. Estosuruguayismos dibujan el territorio particular de este colectivo, es en el auladonde el habla aparece destinada a otro, estudiante, docente, director,inspector, padre, que se va tiñendo de vigilante, “yo no entro a tu clase porqueno quiero que entres a la mía”. Así lo que surge como el telón de fondo es elimaginario social del miedo, el otro deviene “enemigo” y vincula sus efectos quese producen en los docentes como problemáticas interpersonales. Su laborcotidiana se condensa en la figura “a punto de quebrarte”, con la inclusión delas nuevas tecnologías agrega un nuevo escenario, la red y las relacionesintersubjetivas virtuales. Se abre otra línea a investigar. Los efectos en lo“agotador”, y también el hacerse cargo de la exclusión, de la discriminación. Asíse interpreta “somos insolidarios”, al quedar entre los pliegues de lasubjetividad, los efectos estructurales, organizacionales, institucionales, delimaginario social de la violencia. Conclusiones: Se instituye el imaginariosocial del miedo, a la precarización, al encuentro con el otro, a la soledad, a lapérdida de prestigio, de valor. El movimiento que se percibe es el predominiode un modelo fiscalizador, sancionador, excluyente. Es entonces que la figurade “llegar con la soga sobre el cuello” devela los atravesamientosinstitucionales, organizacionales, familiares, la heterogeneidad, los tiemposáulicos, en cada ciclo escolar, en cada año, en cada grupo, en unaorganización que “pone en jaque tu trabajo”, naturaliza e invisibiliza la violenciaestructural del sistema, y donde el docente (que no es una isla) reproduce en elsentido de Pichón Rivière, la formas de resolución de los conflictos queprevalecen en el sistema social, condensa las vicisitudes signadas por el podery el miedo, “al borde de quebrarte”, “insolidarios”. Si el hacer / ser se construyey se reconstruye entre pares, si lo que prevalece es la incertidumbre, lo queprima es el celo, el recelo, el Otro deviene enemigo. Si lo que queda develadoes la impronta de lo individual frente a lo colectivo, por otro se diagrama el aulacon sus bancos individuales, este movimiento deja su marca en la subjetividad,contribuye a los procesos de fragmentación y aislamiento docente y a ladisolución de los vínculos de cooperación, solidaridad e identidad colectiva. Esposible pensar en el diseño de los lineamientos que permitan desarrollar

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acciones con los profesores de secundaria, que se vinculan con la tarea. Asítambién se propone: la posibilidad de generar un dispositivo, innovador, unnuevo orden organizacional que estimule el compromiso con la producción quefacilite la adecuada realización personal y profesional (Campos, 1998). Conuna re-ordenación del trabajo, con nuevos patrones de interrelación queapunten a facilitar la integración entre los docentes y los profesionales, con unaestructura permanente y nuclear, que tienda a eliminar la compartimentación ydes-fragmentación de los procesos de trabajo, que coordine acciones conorganismos gubernamentales y no gubernamentales, necesario para instituirotra subjetividad colectiva e individual. Así se sugiere la creación de Equipos deReferencia Matriciales que se incluyan desde la supra-estructuraorganizacional (ANEP), en la regional (los diferentes Consejos) y en la local (encada liceo), multi, inter disciplinarios, generadores de proyectos que impliquenuna implementación e institucionalización de prácticas individuales, familiares,grupales, comunitarias, adecuadas a cada realidad, y en red con los sistemaslocales. Con un sentido de ida y vuelta entre los tres Equipos de ReferenciaMatriciales, lo que implica móviles, modificables, con la participación activa delos actores. Sin la exigencia de omnipotencia y omnipresencia, que permitaconjugar la autonomía profesional con la responsabilidad institucional, un“setting” al de decir de Bauleo, para operar la construcción de los sujetos,donde se analicen los proyectos, las relaciones institucionales, la clínica, deuna manera más productiva y saludable.

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¹ Encuesta realizada en el MIDES (2008)

² Saavedra C., (1992) en su aporte para pensar sobre la subjetividad utilizó “destilar” como una metáfora

que permite comprender la producción de subjetividad en los procesos de subjetivación colectiva.

³ Chapell y Di Martino (1998), publican Violence at work. Génova: International Labour Office, aún no traducido al español

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