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El infierno Jerónimo Bórmida Recompensa y castigo La etimología latina apunta a lo que está abajo, lo inferior, lo subterráneo. Cuando en el Credo decimos “descendió a los infiernos”, estamos confesando el hecho de la muerte de Cristo, que fue sepultado y descendió a las partes inferiores de la tierra. La frase se inserta en el Credo apostólico sólo en el siglo IV y como para la época los infiernos son el lugar de los muertos significa que Cristo ha muerto realmente y que ha sido hombre hasta las últimas consecuencias y su término no es diferente al nuestro. Pero en el lenguaje vulgar la palabra infierno designa un lugar o un estado donde, después de la muerte, son castigados los hombres condenados. Estamos ante una de las respuestas a la gran pregunta de todas las culturas y de todas las religiones, ¿los malvados van a quedar siempre impunes? Pues bien, un absurdo se da en la tierra, hay justos a quienes les sucede cual corresponde a las obras de los malos, y malos a quienes sucede cual corresponde a las obras de los buenos. Digo que este es otro absurdo (Qoh 8,14). El tema del infierno está encuadrado por dos grandes temas, premio y castigo. … el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Heb 11,6). Hemos de creer que Dios recompensa… pero ¿castiga? Antropología y religiones Me resulta ahora imposible hacer un recorrido mínimamente decoroso por las diversas culturas y religiones. Presento algunas pinceladas como aberturas a mundos que me son poco conocidos. Al parecer todas las culturas creen en una vida después de esta vida y en general la vida después de la muerte no se presenta como un estado, sino como un camino. El proceso vital no parece terminar con la muerte. Aztecas y Mayas suponen un destino feliz a quienes morían en guerra, en parto o con muerte relacionada con el agua. El difunto “ordinario” tenía que pasar por 8 pruebas hasta llegar al Mitnal o Mictlan, el último piso, frío y obscuro. Sin connotaciones morales, descansaba al fin en el lugar donde se guardan los huesos de los muertos. En la civilización griega se cree en la existencia de un paraíso para los héroes, las Islas Afortunadas, y un lugar de tinieblas para el resto de los hombres, el Hades, situado en el centro de la Tierra, limitado por corrientes de agua y rodeado por el océano. Platón pone a los justos en los campos Elíseos y en el Tártaro a los injustos. Algunos de entre los injustos son dignos de purificación y pueden alcanzar los campos Elíseos. Posiblemente este sea el origen de la tripartición cristiana del cielo, infierno y purgatorio, representada por Dante. Para los chinos cada año el día 30 del séptimo mes el infierno se vacía y quedan liberados los proscritos. Entre los hindúes tampoco el suplicio en el infierno es eterno y su sentido se encuentra en relación con la creencia en la trasmigración de las almas. El mazdeísmo tampoco cree en la eternidad de las penas. La destrucción del infierno será el paso previo que habrá de preceder al triunfo absoluto del bien.

El Infierno

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El infiernoJerónimo Bórmida

Recompensa y castigoLa etimología latina apunta a lo que está abajo, lo inferior, lo subterráneo. Cuando enel Credo decimos “descendió a los infiernos”, estamos confesando el hecho de lamuerte de Cristo, que fue sepultado y descendió a las partes inferiores de la tierra. Lafrase se inserta en el Credo apostólico sólo en el siglo IV y como para la época losinfiernos son el lugar de los muertos significa que Cristo ha muerto realmente y queha sido hombre hasta las últimas consecuencias y su término no es diferente alnuestro.Pero en el lenguaje vulgar la palabra infierno designa un lugar o un estado donde,después de la muerte, son castigados los hombres condenados. Estamos ante una delas respuestas a la gran pregunta de todas las culturas y de todas las religiones, ¿losmalvados van a quedar siempre impunes?Pues bien, un absurdo se da en la tierra, hay justos a quienes les sucede cualcorresponde a las obras de los malos, y malos a quienes sucede cual corresponde alas obras de los buenos. Digo que este es otro absurdo (Qoh 8,14).El tema del infierno está encuadrado por dos grandes temas, premio y castigo. … elque se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan(Heb 11,6). Hemos de creer que Dios recompensa… pero ¿castiga?Antropología y religionesMe resulta ahora imposible hacer un recorrido mínimamente decoroso por lasdiversas culturas y religiones. Presento algunas pinceladas como aberturas a mundosque me son poco conocidos.Al parecer todas las culturas creen en una vida después de esta vida y en general lavida después de la muerte no se presenta como un estado, sino como un camino. Elproceso vital no parece terminar con la muerte.Aztecas y Mayas suponen un destino feliz a quienes morían en guerra, en parto o conmuerte relacionada con el agua. El difunto “ordinario” tenía que pasar por 8 pruebashasta llegar al Mitnal o Mictlan, el último piso, frío y obscuro. Sin connotacionesmorales, descansaba al fin en el lugar donde se guardan los huesos de los muertos.En la civilización griega se cree en la existencia de un paraíso para los héroes, lasIslas Afortunadas, y un lugar de tinieblas para el resto de los hombres, el Hades,situado en el centro de la Tierra, limitado por corrientes de agua y rodeado por elocéano.Platón pone a los justos en los campos Elíseos y en el Tártaro a los injustos. Algunosde entre los injustos son dignos de purificación y pueden alcanzar los camposElíseos. Posiblemente este sea el origen de la tripartición cristiana del cielo, infierno ypurgatorio, representada por Dante.Para los chinos cada año el día 30 del séptimo mes el infierno se vacía y quedanliberados los proscritos. Entre los hindúes tampoco el suplicio en el infierno es eternoy su sentido se encuentra en relación con la creencia en la trasmigración de lasalmas. El mazdeísmo tampoco cree en la eternidad de las penas. La destrucción delinfierno será el paso previo que habrá de preceder al triunfo absoluto del bien.

Para los Testigos de Jehová creer en un infierno castigo sería difamar a Dios que esun Dios de amor. Para los Adventistas el infierno no existe como un lugar donde losperdidos sufren por la eternidad. Los muertos permanecen en un estado inconscientehasta la segunda venida de Cristo, donde son resucitados.El islam prevé el Juicio Final para los no creyentes. Las referencias al fuego delinfierno abundan en el Corán, “A quienes no crean, les dejaré que gocen por brevetiempo. Luego les arrastraré al castigo del Fuego. Los que no crean y mueran siendoinfieles, incurrirán en la maldición de Alá... les diremos, ¡Gustad el castigo del fuegode la gehena!”Zoroastro o Zaratustra describió con gran detalle la llegada del juicio final para losimpíos, incluida la aniquilación, purgación en metal fundido, y el castigo eterno.Las religiones que creen en la reencarnación, como el hinduismo y el budismopiensan en una purificación de los espíritus mediante un ciclo de reencarnaciones.En Jerusalén la Gehena era el vertedero e incinerador de la basura. Allí se arrojabanlos cuerpos de animales muertos para ser consumidos por el fuego, a los cuales seañadía azufre para acelerar la quema. También se echaban allí los cadáveres decriminales ejecutados a quienes no se consideraban merecedores de un entierroformal en una tumba. A la Gehena no se arrojaba ningún animal o humano con vidapara que fuera quemado vivo o atormentado.En el Antiguo TestamentoEn el horizonte hermenéutico del hombre veterotestamentario no entra la vida deultratumba. El Qohelet es paradigmático de esta actitud básica, No hay mayorfelicidad para el hombre que comer y beber, y disfrutar... el hombre y la bestia tienenla misma suerte, muere el uno como la otra; y ambos tienen el mismo aliento de vida.En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad. Todos caminan haciauna misma meta; todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo... (2,24ss).La tragedia del sabio es constatar que hay un destino común para todos, para el justoy para el malvado, el puro y el manchado, el que hace sacrificios y el que no los hace,así el bueno como el pecador, el que jura como el que se recata de jurar.Pues mientras uno sigue unido a todos los vivientes hay algo seguro, pues vale másperro vivo que león muerto. Porque los vivos saben que han de morir, pero losmuertos no saben nada, y no hay ya paga para ellos, pues se perdió su memoria.Tanto su amor, como su odio, como sus celos, ha tiempo que pereció, y no tomaránparte nunca jamás en todo lo que pasa bajo el sol.El sabio goza de la vida mientras pueda y todo lo que razonablemente le sea posible.Dios ya está contento con nuestras obras, a nosotros nos toca gozar la parte que nostocó en esta vida, comer y beber con alegría, vivir la vida con la mujer que amamos,Cualquier cosa que esté a tu alcance el hacerla, hazla según tus fuerzas, porque noexistirá obra ni razones ni ciencia ni sabiduría en el sheol a donde te encaminas (Qoh9,1ss).El SheolEsta palabra hebrea aparece 65 veces en el texto hebreo. Las versiones la traducíancomo infierno, sepulcro, abismo, sepultura, fosa… Las versiones actuales prefierentransliterarla. Aparece con frecuencia en los Salmos y Job para referirse al lugar alque van a parar todos los muertos. Se representa como un lugar oscuro, en el que no

existe ninguna actividad propiamente dicha. Se lo imagina como una tumba, “unagujero”, “un pozo”, “una fosa” (Sal 30,10; Ez 28,8) en lo más profundo de la tierra (Dt32,22), más allá del abismo subterráneo (Job 26,5; 38,16s), donde reina unaobscuridad profunda (Sal 88,7.13), donde “la claridad misma se parece a la nochesombría” (Job 10,21s).Al Sheol “descienden” todos (Is 38,18; Ez 31,14) para no volver a subir jamás (Sal88,10; Job 7,9). En el Sheol no se puede alabar a Dios (Sal 6,6), ni esperar en sujusticia (88,11ss) ni en su fidelidad (30,10; Is 38,18). Es el desamparo total, Dios ya nose acuerda de los muertos (Sal 88,6).No hay motivos morales para ir al lugar de los muertos. Véase la parábola de Lázaroy el rico sin nombre. El rico habita en el Hades, contrapuesto al seno de Abraham,Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, susmales (Lc 16,25).En el Qohelet es un lugar de inconsciencia donde van buenos y malos. Según elsalmo 6,5, los que están en el Sheol no alaban ni mencionan a Dios. Para el salmo139 (7-8), Dios también se encuentra en el sheol.En Job (14,11-15), Dios tiene poder para guardar al hombre en el sheol y tiene poderpara volver a llamarlo a la vida, “Me llamarías y te respondería; reclamarías la obra detus manos”. En la 1Pe (4,6) se dice que hasta a los muertos se les ha anunciado laBuena Nueva, para que vivan en espíritu según Dios. Cuando Cristo murió en elespíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados, en otro tiempoincrédulos… (1Pe 3,18).Según Mateo en el momento de la muerte de Cristo el velo del Santuario se rasgó;tembló la tierra y las rocas se hendieron. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerposde santos difuntos resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de laresurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos (Mt27,51ss).En resumen, el sheol bíblico no tiene nada que ver con las creencias católicas acercadel infierno.La Gehena“Gehena” deriva de Ge Hinnom, “valle de hinón” o gai ben-Hinnom “valle del hijo deHinón”. En la Biblia nunca aparece referido al infierno, sino como un valle real situadoen Jerusalén (Jos 15,8 y 18,16, IIRey 23,10, IICron 28,3 y 33,6, Neh 11,30, Jer 7,31-32, y 19,2, 19,6 y 32,35). No son correctas las versiones que traducen estos textoscomo infierno. Después del año 638 a. C. el valle de Hinón se convirtió en el lugarutilizado para incinerar los desperdicios de Jerusalén y, al parecer, se agregaba azufrepara acelerar la cremación. En época de los cananeos, en ese lugar se sacrificaba alos niños en honor del dios Moloch, quemándolos vivos. Al convertirse en vertederode basura, de cadáveres de animales e inclusive de algunos criminales, el lugar fueexplícitamente profanado como lugar de culto.Ese parece ser el sentido de Mt 5,22, el que reniegue de su hermano es consideradoél mismo como desperdicio, como basura... Mt 5,29-30, más vale cortar de su vida loque es basura antes que ser uno mismo escoria que se descarta y se quema en elbasurero. En Marcos 9,43 y 48 se añade un detalle, la ciudad sigue produciendodesperdicios y en ese basural el fuego no se apaga, los gusanos no se terminan… En

Mc 18 se dice que ese fuego es “eterno” (aijwvnio”). La doctrina y la praxis de fariseosy escribas son pura basura. Sólo dignas de ser quemadas en el basural (gehena) (Mt23,33).Tampoco los textos bíblicos sobre la gehena tienen relación con las afirmacionessobre el infierno de la dogmática católica.El HadesEn el Nuevo Testamento se pide prestado al griego el término Hades. No sabría decirhasta donde ha influido en los autores la mitología griega. Los textos aludendirectamente al Sheol del Antiguo Testamento. La orgullosa Cafarnaúm se hundirá enel Hades, es decir morirá (Mt 11,23; Lc 10,15).La muerte no tiene poder sobre la ekklesía, la comunidad de los discípulos de Cristo(Mt 16,18) porque Cristo tampoco quedó sometido al dominio del Hades, pues no eraposible que quedase bajo su dominio (Hech 2,24.27.31).Son más interesantes los textos del Apocalipsis en los que aparece ligado con el temade la muerte.La muerte monta un caballo verdoso y es seguida por el Hades, pero sólo tenía podersobre la cuarta parte de la tierra (Ap 6,8). El Mar, lugar donde reinan los monstruos dela muerte, ni la muerte ni su séquito no son ni los dueños de esta historia ni losvencedores últimos. Al final el Mar, la Muerte y el Hades devolverán los muertos queguardaban, y cada uno será juzgado según sus obras (Ap 20,13). El Cristo que estuvomuerto tiene las llaves de la Muerte y del Hades (Ap 1,18) que serán arrojados al lagode fuego donde acaecerá “la muerte segunda”, que es la destrucción final de lamuerte (Ap 20,14), la victoria final de Cristo. La muerte segunda es la muerte muerta.Tampoco el Hades neotestamentario proporciona muchas luces sobre la fe católica enel infierno.La justicia de Dios tarda… ¿llega?El judío piadoso que reza diariamente los salmos ha introyectado en lo más profundode su conciencia religiosa que los impíos son como paja que se lleva el viento (Sal1,4), que no resistirán en el Juicio (Sal 1,5), que su camino se pierde (Sal 1,6). Yahvéhiere en la mejilla y rompe los dientes de los impíos (Sal 3,8).El salmista suplica al Señor que cese la maldad de los impíos (Sal 7,10), que losimpíos vuelvan al sheol (Sal 9,18), que sobre ellos llueva brasa y azufre (Sal 9,18),que vivan en la confusión y que bajen en silencio al sheol (Sal 31,18).El hombre recto está seguro de que a los justos los sostiene Yahvé, mientras que losbrazos de los impíos serán rotos (Sal 37,17), se esfumarán como el ornato de losprados, en humo se desvanecerán (Sal 37,20). Yahvé ama lo que es justo y noabandona a sus amigos, los malvados serán por siempre exterminados, la estirpe delos impíos cercenada (Sal 37,28.34.38).Al fiel le toca ser paciente y esperar, al fin verá el exterminio de los impíos porque losrebeldes serán aniquilados, y la posteridad de los impíos extirpada. Cual se disipa elhumo, como la cera se derrite al fuego, perecen los impíos ante Dios (Sal 68,3),porque hay una copa en la mano de Yahvé, y de vino drogado está lleno el brebaje, éllo escanciará, y sorberán hasta las heces, lo beberán todos los impíos de la tierra (Sal75,9). Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es paraser destruidos por siempre (Sal 92,8). Cada mañana Yahvé aniquila a todos los

impíos del país, para extirpar de la ciudad de Yahvé a todos los agentes de mal (Sal101,8).Los impíos acechan al justo (Sal 119,95), le tienden un lazo (Sal 119,110) pero Yahvéprotege al forastero, a la viuda y al huérfano (Sal 146,9) sostiene a los humildes,hasta la tierra abate a los impíos (Sal 147,6).No sigo, la lista es demasiado larga, y podemos añadir a impíos los enemigos, quecon ellos se identifican. Pero el piadoso orante choca con una realidad cruel, quecontradice su fe, ¿Hasta cuándo los impíos, Yahvé, hasta cuándo triunfarán losimpíos? (Sal 94,3).La justicia de Yahvé, Dios celoso, castiga la iniquidad de los padres en los hijos hastala tercera y cuarta generación, y tiene misericordia por mil generaciones con los quele aman y guardan sus mandamientos (Dt 5,9-10).Para Ezequiel (18,20ss) el hijo no cargará con la culpa de su padre, ni el padre con laculpa de su hijo, al justo se le imputará su justicia y al malvado su maldad. Al pueblono le parece justo este proceder del Señor, pero él confirma que juzgará a cada unosegún su conducta (Ez 33,16).Jeremías se llega a preguntar si Dios no será como un espejismo, aguas noverdaderas (Jer 15,18). Jesús recurre al salmo 22,2-3 para gritar su sentirseabandonado de su Dios que no escucha sus rugidos, a pesar de clamar día y noche.Jeremías (20,14-18) llega a maldecir el día que nació, ¿Para qué haber salido delseno, a ver pena y aflicción, y a consumirse en la vergüenza mis días?Habacuc comienza sus visiones gritando, ¿Hasta cuándo, Yahvé, pediré auxilio, sinque tú escuches, clamaré a ti, “¡Violencia!” sin que tú salves? ¿Por qué me haces verla iniquidad, y tú miras la opresión? ¡Ante mí rapiña y violencia, querella hay ydiscordia se suscita! El profeta está desconcertado, pues sabe que Yahvé es muylimpio de ojos para mirar el mal y que no puede ver la opresión. ¿Por qué ves a lostraidores y callas cuando el impío traga al que es más justo que él? (1,1.12-14).El librito de Job nos pone ante la gran crisis del creyente frente a la justicia divina. Losamigos quieren convencerlo para que reconozca su impiedad, pero no logranpersuadir a un sufriente que se sabe inocente.La Biblia se abre a la necesidad de una justicia post mortem.Necesariamente aparece la fe bíblica en otra justicia que no vemos ni veremos enesta tierra. Nace en el umbral del Nuevo Testamento en dos vertientes, la sapiencial yla martirial.La vida es aliento de Dios y no muereEl libro de la Sabiduría, originalmente escrito en griego, no integra el canon hebreo.En él aparece por primera vez la creencia en una vida más allá de esta vida,generalmente atribuida a influencias del pensamiento griego para el que el elementocorporal y el espiritual son claramente distinguibles, uno permanente, otroperecedero.De todos modos, aún admitiendo el influjo griego, los sabios de Israel tienen elpentateuco como telón de fondo de su reflexión sapiencial.Clásico el texto de Sab 3,1 y ss.Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormentoalguno. A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto

su salida, y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos están enla paz.La muerte corporal no es un castigo, es una prueba, un crisol, un holocaustoagradable a Dios. El alma (la psijé yuxh=) está preñada de inmortalidad. El Dios deIsrael es fiel, no da marcha atrás en su alianza de amor, gracia y misericordia (raíceshebreas, amán, hen, hesed, rejem….). Éstas no pueden morir, permanecen parasiempre.El Adam, amasado con la Adamah, ha recibido el $epÛen nefesh divino, el alientovital que de la boca de Dios es insuflado en las narices del Adam… convirtiéndolo enun ser viviente, partícipe de la misma vida de Dios, que no muere ni puede morir. LosLXX traducen nefesh por la raíz yuxh=.Para el Sabio si el Adam al morir vuelve a ser Adamah, el aliento divino no puedemorir. El que salió de la tierra vuelve a la tierra, lo que salió de Dios, vuelve a Dios.El tirano puede morir, pero no quitar la vidaOseas (6,1-3) profetiza que el mismo Yahvé que ha entregado a Israel a los sirios, élmismo “hará vivir” y “levantará” a su pueblo (v. 2). Ezequiel (37,1-14.44) describe conimpresionante realismo la reviviscencia del inmenso osario que simboliza todo lo quequeda de Israel, “¿podrán revivir huesos totalmente secos?... los huesos “revivieron” y“se levantaron” (v.10).Isaías (26,19) anuncia que revivirán los muertos, los cadáveres se levantarán,despertarán y gritarán jubilosos los moradores del polvo (=del sheol); la tierra dará aluz las sombras (=los muertos).El Siervo de Yahvé de Isaías (52,13 y 53,10s), después de sufrir la muerte expiatoria yde ser sepultado,... será levantado... verá descendencia, alargará sus días(53,10),...verá la luz…El segundo libro de los Macabeos predica la victoria de los mártires, de los que hanentregado la vida en la persecución por permanecer firmes en la fe, de los quesucumben en la guerra santa. Todos ellos tendrán “resurrección a la vida”.La madre de los siete hermanos asesinados por el tirano proclama su fe en que Diosles devolverá vivos a sus hijos, “por don del cielo poseo estos miembros, por susleyes los desdeño y de él espero recibirlos de nuevo…. No temas a este verdugo,antes bien, mostrándote digno de tus hermanos, acepta la muerte, para que vuelva yoa encontrarte con tus hermanos en la misericordia” (Mac 7,11).El mártir muere a manos de hombres con la esperanza de ser resucitado de nuevopor Dios… (1Mac 7,10-29). Queda claro, hay otra instancia post mortem para larecompensa….¿Y los impíos?, ¿castiga Dios en la otra vida por los pecados impunes de losmalvados?La madre de los hermanos macabeos niega para el tirano la “resurrección a la vida”.Daniel (11,40-12,1) afirma que muchos de los que duermen en el polvo de la tierra (elsheol) se despertarán, unos para la vida eterna; otros para el oprobio, para el horroreterno.Dice un texto de la escuela de Shammai (hacia la mitad del siglo I d. C.):“hay en el juicio tres categorías de hombres, unos son para la vida eterna; otros, loscompletamente impíos, para la vergüenza y oprobio eterno; los medianos (que no son

ni del todo buenos ni del todo malos, y guardan un lugar intermedio) descienden a lagehena para ser estrujados y purificados; luego suben y son curados”.Al final ¿Dios castiga o no castiga?Si uno mira el pasado, a veces puramente mítico, Yahvé amenaza con borrar de sulibro al pecador... en el día de su visita castigó al pueblo a causa del becerro fabricadopor Aarón (Ex 32,35).San Antonio en su sermón para el domingo 1º de pentecostés comenta el pasaje deLc 19,19:Había un hombre rico, que vestía de púrpura y de lino fino, y todos los díasbanqueteaba espléndidamente. Este rico, casi desconocido delante de Dios, no estáindicado con el nombre. No merecía que su nombre fuera escrito en este santoevangelio, ya que jamás sería escrito en el libro de la vida eterna.Aunque nada deja sin castigo, Yahvé es tardo a la cólera y rico en bondad, tolerainiquidad y rebeldía (Num 14,15.18) y nadie recibe castigo ni la espada tiene podersobre ellos, si no han pecado contra su Dios (Judit 11,10). A las naciones que se alzancontra Israel el Señor omnipotente les dará el castigo en el día del juicio, entregarásus cuerpos al fuego y a los gusanos, y gemirán en dolor eternamente (Judit 16,17).Los castigos de Dios no buscan la destrucción, son pedagógicos. Para castigar a lasnaciones aguarda pacientemente a que lleguen a colmar la medida de sus pecados(1Mac 6,12ss).Por haber decretado matar a los niños de Israel, Dios arrebató en castigo multitud delos hijos de los egipcios… (Sab 18,5).Yahvé crea el fuego y el granizo, el hambre y la muerte, los dientes de fieras, losescorpiones, las víboras y la espada vengadora para el castigo han sido creados porDios; para castigo y perdición del impío (Sir 39,29).A Babilonia también llegó la hora de su castigo (Jer 50,7), para todos el Día de Yahvéviene implacable (Is 13,9), el Día de Yahvé llega como devastación (Joel 1,15), el solse cambiará en tinieblas y la luna en sangre, porque es tinieblas el Día de Yahvé,lóbrego y sin claridad? (Am 5,20).Jerusalén ha recibido de mano de Yahvé castigo doble por todos sus pecados. (Is40,1) El siervo de Yahvé soportó el castigo que nos trae la paz, Yahvé descargó sobreél la culpa de todos nosotros (Is 53,5).El profeta quiere ver, hoy, en el presente, el cumplimiento de las promesas de Dios,“¡que vea yo la dicha de tus elegidos, me alegre en la alegría de tu pueblo, con tuheredad me felicite! (Sal 106,5).También quiere asistir al día de la venganza: ¡Oh Yahvé Sebaot, juez de lo justo, queescrutas los riñones y el corazón!, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti hemanifestado mi causa (Jer 11,19; 20,12).Podríamos unir a este tema el de la limpieza de toda idolatría, la reducción a tierraquemada de los pueblos conquistados condenados al anatema.Apenas se tenga noticia de idolatría en una ciudad, los habitantes los pasarás a filode espada, la consagrarás al anatema con todo lo que haya dentro de ella... Quedarápara siempre convertida en un montón de ruinas, y no volverá a ser edificada... (Dt13,13-18).Dios manda castigar a Amalec, consagrándolo al anatema con todo lo que posee…

Saúl no puede tener compasión, tiene que matar hombres y mujeres, niños ylactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos (1Sam 15,1-3).Los hombres de Judas Macabeo, dueños de la ciudad por la voluntad de Dios,hicieron una indescriptible carnicería hasta el punto de que el lago vecino, con suanchura de dos estadios, parecía lleno con la sangre que le había llegado (1Mac12,16).Pero sigue vigente el interrogante: ¿cuándo van a ser castigados? ¿todos losimpíos?.... En esta cultura de justicia divina vindicativa, aparece lógicamente lanecesidad de un castigo en un más allá de esta vida. Nadie ni vivo ni muerto podráescapar de las manos del Todopoderoso (1Mac 6,26).Tiene que haber algún castigo para los malditos, el fuego eterno preparado para elDiablo y sus ángeles. Los solidarios con los insignificantes, que son los justos, irán auna vida eterna. Los insolidarios, los malditos, irán a un castigo eterno (Mt 25,41-46).En el judaísmo de los dos siglos últimos antes del cristianismo se formó la idea deuna condenación eterna y esta doctrina estaba fuertemente enraizada en tiempos deJesús. El castigo, el fuego eterno, son como el corolario lógico de una retribución queno cuadra en categorías humanas.El Rabbí Jesús habla con el lenguaje de su época, pero lo subvierte. Es muy duroaceptar a un Dios que hace llover y salir el sol sobre buenos y malos, sobre justos ypecadores; uno protesta cuando Dios da la misma paga al que apenas trabajó unahora que al que sudó todo el día bajo el sol; no se entiende que al banquete de bodasdel Hijo entren buenos y malos…En el discurso de la sinagoga de Nazareth de Lc 4 Jesús escandaliza suprimiendo deltexto de Isaías Is 61,2 la expresión día de venganza de nuestro Dios. Él vienesolamente a pregonar el año de gracia de Yahvé; para consolar a todos los que lloran,para traer gloria, gozo, alabanza… Los de la sinagoga se llenaron de ira e intentaronmatarlo…En el fondo nosotros también queremos castigo y venganza. Estar seguros de laexistencia de lo que llamamos infierno nos deja tranquilos a los que estamosconvencidos de ser justos y sanos que no necesitan ser ni justificados ni curados.JesúsLa palabra infierno no forma parte del vocabulario del Nuevo Testamento, Jesús hablafrecuentemente de las consecuencia de la conducta del pecador.Las alusiones a la gehena me parece que no apuntan a la condena en otra vida, sinoa lo que se hace con la basura en ésta, lo que es desechable, los desperdicios quehay que descartar mientras hay tiempo: El árbol que no da fruto (Mt 3,10; Mt 7,19); lapaja, una vez separada del trigo (Mt 3,12=Lc 3,17), la cizaña (Mt 13,30.40-42; cf. Jn15,6) serán echados al fuego.En ese basural, fuera de la ciudad, el gusano no muere (Mc 9,48), el horno de fuegonunca se apaga (Mc 9,43; Mt 18,8; 13,42; Lc 3,17). Lo descartable, la basura, se tirafuera de la ciudad, a las tinieblas extramuros. Del mismo modo serán descartadosmuchos de los que se auto-acreditan como hijos del Reino (Mt 8,12), los que se creenhijos de Abraham, del linaje de Isaac y Jacob, con derechos sobre el Reino de Dios(Lc 13,28). Al banquete nupcial del Hijo entrarán los pecadores, las prostitutas, lospobres, es decir los malditos de este mundo, los que habían sido descartados como

basura, expulsados del banquete que celebra el sistema vigente en esta sociedad.No me resulta evidente la identificación de la entrada en el Reino de Yahvé (los cielos)o de la participación del banquete del Reino con el cielo de ultratumba… Es másplausible leer estos textos a la luz de la eucaristía, que ya es la comida escatológica.Más difícil es para mí identificar la expulsión del banquete con el infierno: es a todasluces más obvia la referencia a la gehena.Los dichos sobre la no admisión al banquete del Reino son abundantes: en el día dela visita no serán reconocidos por el simple hecho de haber profetizado o haber hechomilagros (Mt 7,21ss), Si no cumplen la voluntad del Padre serán expulsados y llorarány rechinarán los dientes de rabia… serán descartados, no serán reconocidos, porhaber sido considerados basura para el reino (Mt 22,13; Mt 24,44-51; Mt 25,30; Lc13,28).Los que la pasaron bien no tiene lugar en el banquete de Abraham (Lc 16,22-23). ElReino inaugurado por Jesús, su ekklesía, es de los pobres, los mansos, losperseguidos. Estamos ante el mensaje radicalmente revulsivo de lasbienaventuranzas (Mt 5 y Lc 6).El perder o ganar la vida (yuxh=) es inteligible dentro de la praxis discipular y elcontexto de la mística martirial (Mc 8,35; cf. Mt 10,28; Jn 12,25).Sea como fuere, es claro que Jesús no es un predicador del infierno. Su anuncio delreino es salvación y no condenación. Para Jesús el juicio que lleva al ser humano a lamuerte es un autojuicio (Jn 3,17-19; 12,47-18).Nuevo testamentoReitero: la buena noticia (=evangelio) no es condenación sino salvación. El amor-bondad de Dios recorre transversalmente toda la Biblia. Dios vio que era buenocuanto había hecho (Gen 1); no ha creado nada para la muerte, ni aborrece nada delo que existe (Sab 1,13; 11,24); no quiere la muerte del pecador, sino que se conviertay viva (Ez 18,23; 33,11).Dios no está eternamente enojado (Is 57,16), y es reiterativa la afirmación de que sualianza con el pueblo es eterna (Gen 17,7). Los salmos no se cansan de repetir elestribillo de que su amor es eterno (véase, como ejemplo, todo el Sal 136). Porque eseterna su “hesed” AD*s.x; ~l'äA[l. yK.iÞ..Los Libros del Antiguo Testamento usan sobre todo dos expresiones, hesed (ds,x,ä),que indica una actitud profunda de bondad (bene-volencia) y rahamim, que apunta, yaen su raíz, al amor de la madre (rehem= regazo materno).Cuando hesed es referido al Señor siempre tiene relación con la alianza, un don y unagracia, que Dios ha hecho con Israel.Dios se había comprometido a respetar la alianza, por eso hesed cobraba uncontenido legal. El compromiso jurídico por parte de Dios dejaba de obligar cuandoIsrael infringía la alianza y no respetaba sus condiciones. Entonces la hesed, dejandode ser obligación jurídica, se manifiesta como amor que da, amor más fuerte que latraición, gracia más fuerte que el pecado. Esta fidelidad para con el infiel es, por partede Dios, fidelidad a sí mismo, por lo cual se hace frecuentemente recurso al binomiohesed we'emet (tm,_a/w< ds,x,ä =gracia y fidelidad) Ex 34,6; 2 Sam 2,6; 15,20; Sal 25[24],10; 40 [39],11 s.; 85 [84],11; 138 [137],2.Israel, lleno de culpas por haber roto la alianza, no puede recurrir al hesed de Dios en

base a una justicia legal; puede y debe continuar esperando y tener confianza, porqueel Dios de la alianza es realmente “responsable de su amor”.Rahamim un matiz distinto del hesed. Mientras éste pone en evidencia caracteres defidelidad y responsabilidad del propio amor, características más bien masculinas,rahamim denota el amor de la madre (rehem ({exer)= regazo materno).Desde la unidad que liga a la madre con el niño, brota un amor particular: totalmentegratuito, no fruto de mérito, y que bajo este aspecto constituye una necesidad interior:es una exigencia del corazón. Es una variante femenina de la fidelidad expresada enel hesed: misericordia es bondad y ternura, paciencia, comprensión, disposición aperdonar. ¿Puede acaso una mujer olvidarse de su mamoncillo, no compadecerse delhijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaría (Is 49,15). En elcántico de Daniel se insiste en la eternidad de su misericordia (Dan 3,89ss).La categoría de eternidad nunca se aplica al castigo, sino al amor misericordioso deDios. Los profetas Oseas y Ezequiel, sobre todo, han descrito esta pasión de Dios porsu pueblo con imágenes eróticas audaces. La Biblia es la historia de la relaciónamorosa de Dios con Israel. Léase la Deus Caritas Est, de Benedicto XVI, encíclicade 2005.Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo… Yo enseñé a Efraím acaminar, tomándole por los brazos, pero ellos no conocieron que yo cuidaba de ellos.Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los quealzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer. … ¿Cómovoy a dejarte, Efraím, cómo entregarte, Israel?... Mi corazón está en mí trastornado, ya la vez se estremecen mis entrañas. No daré curso al ardor de mi cólera, no volveréa destruir a Efraím, porque soy Dios, no hombre; en medio de ti yo soy el Santo, y novendré con ira (Os 11,1-9).El texto de Ezequiel 16 es todavía más estremecedor. A pesar de sus increíblesprostituciones, a pesar de las amenazas de castigos…. al final gana el eros loco deDios,Yo me acordaré de mi alianza contigo en los días de tu juventud, y estableceré en tufavor una alianza eterna… Yo mismo restableceré mi alianza contigo, y sabrás que yosoy Yahvé, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho, oráculo del SeñorYahvé (Ez 16,59ss).Para el Dios amante lo eterno es el amor, no el castigo.El Nuevo Testamento define a Dios, pura y simplemente, como amor (1 Jn 4,8); leatribuye el propósito, serio y eficaz, de que todos los hombres se salven (1 Tim 2,4); atal fin, usa de paciencia, prolongando la historia, puesto que no quiere que nadieperezca, sino que todos se conviertan (2 Pe 3,9).Las parábolas de la misericordia (Lc 15,1 ss; 18,9-14) son la expresión plástica deque “Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”. El padre dela parábola del hijo arrepentido ni siquiera perdona, sólo espera con los brazosabiertos, incondicionalmente.El Jesús del cuarto evangelio se autodefine como salvador, Dios no ha enviado a suHijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él (Jn3,17); si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo condenaré, porque no hevenido para condenar al mundo, sino para salvar al mundo (Jn 12,47).

El texto de Romanos (8,1.28.30ss) es paradigmático. Ninguna condenación pesa yasobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del espíritu que da la vida en CristoJesús nos liberó de la ley del pecado y de la muerte:… los que de antemano conoció, también los predestinó; a los que predestinó, a ésostambién los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó… ¿Quién acusaráa los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso CristoJesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y queintercede por nosotros?No hay duda de que la doctrina de la muerte eterna no pertenece a la buena noticiade Jesús. El evangelio es solo anuncio de salvación, y no de salvación ocondenación.… el Hijo de Dios, Cristo Jesús, a quien les predicamos, no fue sí y no; en él no hubomás que sí. Pues todas las promesas hechas por Dios han tenido su sí en él; y poreso decimos por él «Amén» a la gloria de Dios (2Cor 1,19).Más difíciles de interpretar son los textos del Apocalipsis. El Diablo seductor, la Bestiay el falso profeta, los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, losimpuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros fueron arrojados al lagode fuego y azufre, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Aesto el apocalipsis lo llama la muerte segunda (19,20; 20,10; 21,8). Pero en estamuerte segunda morirán la Muerte y el Hades (Ap 20,14).La muerte segunda es la muerte de la muerte y la muerte del hades. No soyespecialista, pero me parece intuir que aquí se anuncia la muerte final del infierno.Muy oscuro y raro resulta el texto de la 2Pedro 2:4ss: Dios no perdonó a los Ángelesque pecaron, sino que, precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, losentregó para ser custodiados hasta el Juicio. Es la única ocasión en que aparece estetérmino de origen platónico. Más oscuro aún es el contexto: alude al juicio del diluvio,a Sodoma y Gomorra, juicios que eximen a los piadosos y castigan a los impíos.Éstos atrevidos y arrogantes, no temen insultar a las Glorias, a las cuales ni siquierainjurian los Ángeles, son superiores en fuerza y en poder. El texto abunda luego enlas aberraciones de los impíos, en especial de aquellos que habiendo conocido elcamino de la justicia volvieron atrás... son como "el perro que vuelve a su vómito" y "lapuerca lavada, a revolcarse en el cieno".Las creencias de la tradición eclesialLa doctrina del infierno aparece en los más antiguos documentos de la épocapatrística. En un primer momento los textos se limitan a seguir de cerca los lugaresmás conocidos del Nuevo Testamento. Con los apologistas se inicia un proceso dejustificación racional de las penas infernales.Justino presenta el infierno de la fe cristiana como la más eficaz contribución a lapacífica convivencia y al orden social: esta doctrina implica que existe una justiciaeterna que no dejará impunes los crímenes de los malvados.Atenágoras sostiene que el pensamiento de un castigo eterno es un estímulo para laobservancia de las normas morales.Orígenes en su gran intento de sistematización del pensamiento cristiano dijo que, alfinal, se tiene que llegar a una reconciliación universal. Fue el primero en poner enduda el carácter eterno de la condenación. Gran conocedor de las Escrituras y

pensador profundo, lanza una teoría realmente subyugante.Las penas impuestas por Dios son medicinales y, por tanto, temporales y los textosescriturísticos sobre el infierno tienen fundamentalmente una finalidad pedagógica.Ampliando esta teoría en términos cósmicos, elabora entonces Orígenes la doctrinade la restauración de todas las cosas después de un proceso de purificación y piensaque en la resurrección final se convertirán incluso los demonios. A esto se lo llamaapocatástasis.Toda una serie de grandes padres lo siguió en esta esperanza, Gregorio de Nisa,Dídimo, Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, Evagrio Póntico, y, por algúntiempo, también Jerónimo.¿Sería posible, a partir de las tesis origenistas, rescatar como positiva la intuición queatisba la posibilidad de que todos, al final, consigan la salvación, afirmando unasalvación incluso para los demonios?En estos temas hay que tener cuidado de no meterse en un campo de certezas quesólo pertenece a Dios.En los documentos del magisterio, la doctrina del infierno aparece en época tardía.Recién el llamado Símbolo “Quicumque” (siglos V-VI) afirma que Cristo … ha de venira juzgar a los vivos y a los muertos, y a su venida todos los hombres han de resucitarcon sus cuerpos y dar cuenta de sus propios actos, y los que obraron bien, irán a lavida eterna… los que mal, al fuego eterno. Esto lo reitera el concilio de Letrán IV, en1215, todos resucitarán para recibir según sus obras, ora fueron buenas, ora fueronmalas; aquéllos, con el diablo, castigo eterno; y éstos, con Cristo, gloria sempiterna.Para Inocencio II en 1201, el pecado es doble, original y actual. La pena del pecadooriginal es la carencia de la visión de Dios; la pena del pecado actual es el tormentodel infierno eterno... Esta doctrina la repiten los dos Concilios de Lion en 1245 y 1274en diálogo con los griegos.Juan XXII en 1221, enseña que las almas de aquellos que salen del mundo enpecado mortal o sólo con el pecado original, bajan inmediatamente al infierno, paraser, sin embargo, castigados con penas distintas y en lugares distintos. Estaafirmación va a dar lugar al teologúmeno del Limbo.Un siglo más tarde (1336) la constitución dogmática Benedictus Deus define la vidaeterna como visión inmediata de Dios, por lo cual podríamos decir que la condenaciónconsiste en la no visión de Dios.Las creencias dogmaticas suponen la existencia de hecho de bienaventurados, perono ocurre lo mismo en lo tocante a la muerte eterna. Que exista o no depende de unacondición: que alguien muera en pecado mortal actual. De hecho en el Magisterio nose define la realidad fáctica de la perdición, sino su posibilidad.La Lumen gentium toca el tema del infierno transcribiendo diversos textos del NuevoTestamento (LG 48). La primera redacción no mencionaba la muerte eterna; ésta seintrodujo en el texto definitivo a petición de varios Padres, y es presentada como unaposibilidad que ha de estimularnos a la constante vigilancia.Se rechazó otra petición que deseaba ver afirmada la existencia de hecho decondenados. El triunfo de Cristo y de los suyos es una certeza absoluta, predicable encuanto tal y, en general, de la historia y de la comunidad humana. La condenación esuna posibilidad, factible tan sólo en casos particulares.

La doctrina de la Iglesia en lo tocante al infierno no permite tener certezas niseguridades sobre si alguien ha sido condenado y quién lo ha sido.ALGUNAS REFLEXIONES PARA INICIADOSAlgunas premisas1. dos extremos cuando pensamos el infierno,· poner al mismo nivel de fe la vida eterna y la muerte eterna;· abolir toda posibilidad real de condenación a favor de una salvación sinexcepciones (apocatástasis)2. tenemos que reelaborar las imágenes populares del infierno, así lo alertó JuanPablo II en una catequesis en 1999.3. el infierno no es creación de Dios ni es voluntad suya, su origen tiene quebuscarse en el mismo ser humano que tiene la divina capacidad de decir no a Dios.4. el infierno no es un lugar sino una situación en la que libre y definitivamente seubica aquel que determinó alejarse de Dios; infierno es la completa frustración yvacuidad de una vida sin Dios.5. nunca podemos olvidar que estamos en el terreno de las conjeturas: tenemos quepensar y hablar con humildad y modestia de lo que no sabemos ni experimentamos.6. lo fundamental, lo que verdaderamente importa, es que Dios es amor y que sóloquiere y busca nuestra salvación con respeto absoluto de nuestra libertad.7. la resistencia al amor de Dios tiene siempre algo de terrible y de irreparable paranosotros, nunca es un castigo, sino un dolor y una tragedia para Dios.No a la religión del terrorHace un tiempo circuló en Internet un artículo de Mario de Oliveira Porto, Fátima¡nunca más!; resumen de un libro que no pude conseguir, editado en Portugal, porEditora Campo das letras, 1999. De todos modos se puede acceder sin problemas alrelato de las apariciones.En Fátima Lucía pregunta a la aparición si ella y Jacinta irán al cielo, la respuesta esafirmativa, pero la aparición aclara que Francisco (un niño pequeño) para ir al cielotiene “que rezar antes muchos rosarios”. Luego Lucía pregunta por dos amigas de lahermana, fallecidas. La Aparición responde que una de ellas está en el cielo, la otra“estará en el purgatorio hasta el fin del mundo”. A renglón seguido los invita a“soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviarles como reparación de lospecados con que El es ofendido”.En otra ocasión la aparición abrió las manosy el reflejo de la luz parecía penetrar la tierra y vimos como un mar de fuego ysumergidos en este fuego los demonios y las almas como si fuesen brasastrasparentes y negras o bronceadas, de forma humana, que fluctuaban en el incendiollevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo,cayendo hacia todos los lados, semejante a la caída de pavesas en grandesincendios, pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperaciónque horrorizaban y hacían estremecer de pavor.Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animalesespantosos y desconocidos, pero trasparentes como negros tizones en brasa.La Aparición dijo con bondad y tristeza:“Han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas

Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen loque yo les digo se salvarán muchas almas y tendrán paz.Tomando un aspecto muy triste la Aparición añadió,“Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores, porque muchas almasvan al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas”. Los niños llevaban como cilicio una cuerda atada a la cintura. Era una de las másdolorosas mortificaciones que ofrecían por la conversión de los pecadores. No comíanmeriendas, dejaban de tomar agua. El terror era una constante en las vidas de estostres niños. Vivían atribulados por el pecado, por el infierno y por la multitud depecadores que van al infierno... todo puede conducir al infierno.La visión del infierno persiguió a los niños, aterrorizándolos, enfrentados a un Diosque espanta, que inspira miedo, que castiga, cansado de los pecados de suscriaturas, con su cólera a punto estallar. Para que esto no suceda los niños tendránque sufrir y sufrir y sufrir y rezar muchos rosarios. La aparición les muestra un Diosmás parecido a Moloch que al Dios de Jesús.Un Dios que exige sacrificios humanos para aplacar su ira, que se complace en verautoflagelarse a los pobres, en una inmolación que puede llegar hasta el límite de lasfuerzas y de la vida, ése es un Dios en rebeldía con el Evangelio, con más dedemonio que de Dios. Es el monstruo que desde los albores de la humanidad havivido en nuestro inconsciente colectivo, en donde, manifiestamente, aún no hallegado la buena nueva liberadora de todo miedo, que es el Evangelio de Jesús.Evidentemente que habría que desterrar definitivamente de nuestra piedad, liturgia,moral, teología, de toda vida cristiana, todo atisbo de una religión que mantiene sujetala conciencia de sus fieles por el miedo. Los súbditos padecían el terror ante losinexorables castigos del monarca divino que en el momento oportuno pasaría cuentaspor todas las infracciones a sus leyes, decretos, preceptos, normas que cubrían comotelaraña todos los resquicios de la vida cotidiana.El infierno ha funcionado como factor de moralización, el miedo al castigo de Dios haservido para controlar las conciencias, reforzar los sistemas autoritarios, reafirmar elpoder absoluto, poner las instituciones a cubierto de la crítica.No podemos permitir que las imágenes del infierno sigan manteniendo una religióndel terror que nada tiene que ver con Jesús.Despojar al Infierno de la imaginaria culturalLa Divina Comedia de Dante Alighieri se ha vuelto paradigma del infierno popular.Dante visita infierno, purgatorio y cielo. Virgilio, el poeta, lo guía en su visita al infierno,definido como un lugar eterno, donde se oye un aullar desesperado, donde se ven,dolientes, las antiguas sombras, gritando todas la segunda muerte.Se lee en la puerta de entrada: por mí se va hasta la ciudad doliente, por mí se va aleterno sufrimiento, por mí se va a la gente condenada… han de dejar los que aquíentraren, toda esperanza. Dante deja claro que el hacedor del infierno ha sido el granarquitecto, la divina potestad, el saber sumo y el amor primero.Apenas se ingresa se escuchan suspiros, llantos y altos ayes en un aire sin estrellas,hórridas blasfemias, palabras de dolor, acentos de ira, roncos gritos al son demanotazos…. Pero esto todavía no es el infierno propiamente dicho… son las tristesalmas de gente que vivió sin gloria y sin infamia, de ángeles que no se rebelaron, por

lealtad a ellos mismos. No son lo suficientemente hermosos para ir al cielo, y asívagan desnudos y azuzados siempre por moscones y avispas y teniendo a sus piesrepugnantes gusanos.No estamos aún en el lugar del llanto sino de los suspiros. Una gran muchedumbre demujeres, de niños y de hombres sufre una pena sin tormento… Muchedumbre de losque no pecaron, que tienen méritos, pero están sin el bautismo. Por ese solo defecto,no por otra culpa, están perdidos y condenados a vivir sin esperanza en el deseo. Porel simple hecho de no estar bautizada gente de mucho valor estaba suspendida en ellimbo.Jesús, al morir sacó de esta sombra a Adán, Abel, Noé, Moisés, Abraham, David,Israel, Raquel, y a otros muchos a los cuales hizo santos. Antes de la venida de Cristono se salvaba ni un solo espíritu humano.En ese estado de suspensión indolora Dante encontró a Homero, a Horacio, Ovidio;Lucano, Electra, Héctor, Eneas, César… y otra serie de personajes importantes de lahistoria, como Sócrates, Platón, Demócrito, Anaxágoras, Tales y Diógenes,Empédocles, Heráclito y Zenón; Dioscórides; Orfeo, Tulio, Livio y Séneca; Euclides,Tolomeo, Hipócrates, Galeno y Avicena, y a Averroes….Los adultos pobres y sin fama al morir no tienen siquiera el privilegio del Limbo, oestán bautizados, o condenados. En el infierno la divina venganza impone el castigo merecido, clérigos, papas ycardenales están condenados por su avaricia.Los tiranos que vivieron de sangre y de rapiña hervían en un bullir rojizo, sumergidoshasta las cejas, hasta la garganta o hasta el pecho, de acuerdo a sus maldades.Dante describe minuciosamente el horrible modo de ejercer Dios la justicia. Habíacondenados que eran perseguidos por negros canes que los despedazaban trozo atrozo. Rebaños de almas desnudas llorando llenas de miseria en un arenal donde,muy lentamente, llueven copos de fuego dilatados, como nieve en los Alpes si no hayviento.Dante encuentra una bestia que apesta todo el mundo, con cara de un buen hombre,y de serpiente todo lo restante, garras peludas en las axilas; en la espalda y el pechoy ambos flancos pintados. Al aire toda su cola movía, cerrando arriba la horcavenenosa, que a guisa de escorpión la punta armaba.A cada paso se encuentra con nuevos pesares, nuevos castigos y verdugos nuevos.En un foso ve gente zambullida en el estiércol, tan de mierda llenos que no sabía sieran laicos o frailes.A otros con más de cien arpones le pinchaban, como el cocinero hace meter la carneen la caldera, con los tridentes, para que no flote, “¿Quieren que le pinche-decíanse--, en el trasero?” Y respondían, “Sí, pínchale fuerte”… El jefe, a manera deseña, hizo una trompeta de su culo. La rígida justicia hiere especialmente el lugar enque se ha pecado.Lo más profundo del infierno, donde habita Lucifer es un lago de hielo. En el hielohabía sombras, castañeteando el diente cual cigüeñas, mil rostros por el fríoamoratados, Dante siente terror de aquellos hielos. Lucifer era una bestia con variascabezas y en cada boca hería con los dientes a un pecador, ensañándoseespecialmente con Judas Iscariote.

La teología, la catequesis, la piedad, la liturgia, han dejado de lado las descripcionesmorbosas de los tormentos físicos y las torturas refinadas, los monstruos, el carácterreal del fuego. Si en una época esos castigos pudieron parecer apropiados y útiles,tanto para Dios como para el pecador, hoy nos parecen aberraciones. Por más queaún quedan prácticas perversas, soy muy pocos los gobiernos que admiten la torturacomo método, pocos los países que apoyan la pena de muerte. Desde la célebredeclaración de los llamados “derechos” humanos, se supone que también Dios losrespete en la otra vida.La abundante imaginería que la iglesia usó en su historia para describir el infiernoprovino desde fuera de la Escritura y de la tradición apostólica. Se fue introduciendodesde el paganismo. Así lo vemos claramente en la Divina Comedia, dondeencontramos a Platón, a Virgilio... a tantos otros célebres paganos. Esta parafernaliade imágenes llegó a constituir el terror de generaciones de creyentes.Pero mucho más lamentable, yo diría que casi irremediable, fue la introducción en lafe de la ideología feudal que se convirtió en el marco cultural, ideológico, político quecontaminó la noción de Dios, del hombre, del pecado, de la fe, de la redención. Sedefine a Dios como al supremo Señor feudal y a los hombres como sus vasallos.Así resume Tomás de Aquino el pensamiento de Anselmo,La satisfacción por el pecado puede ser suficiente de dos maneras. Una, perfecta,cuando compensa adecuadamente la culpa cometida. En tal sentido no pudo sersuficiente la satisfacción ofrecida por un puro hombre, porque toda la naturalezahumana estaba corrompida por el pecado; y ni la bondad de una persona ni la demuchas era capaz de compensar equilibradamente el daño de toda la naturaleza.Además, el pecado cometido contra Dios tiene una cierta infinitud por razón de lamajestad infinita de Dios, la ofensa es tanto más grave cuanto mayor es la dignidadde la persona ofendida.Por eso fue preciso que, para lograr una satisfacción perfecta, la obra del reparadortuviese una eficacia infinita, por ejemplo, la de un Dios y hombre a la vez (STh- IIIa q.1 a 2 ad 2).El pecado original es la ley universal de la cual nada ni nadie puede escapar. ParaTomás, por más que la pena de los que son castigados sólo por el pecado original esmás ligera, éste merece pena perpetua, pues nunca verán el reino de Dios los niñosque, sin el bautismo, murieron con el pecado original (STh- I-IIae q. 87 a 5 obj). Estadoctrina la plasma Dante cuando describe el primer círculo infernal y la dogmatiza sucontemporáneo Juan XXII.La ofensa hecha al Supremo Soberano (feudal) Dios es una ofensa infinita, porque elofendido es infinito y ésta no puede quedar impune porque el honor del Dios (feudal)exige reparación. Dios no puede renunciar a su honor ofendido, pues eso equivaldríaa renegar de su soberanía. En la ideología medieval el orden de la justicia tiene queser restablecido. Dios no puede perdonar sin exigir justicia, que le impide a su infinitamisericordia perdonar el pecado. Dice Tomás que “Dios no se deleita en las penas delos condenados, sino que se deleita en el orden de su justicia, que las exige” (STh- I-IIae q. 87 a 3 ad 3).La pena proporcionada al pecado original sería que la humanidad entera debería sercondenada al infierno, pero como el supremo y perfecto soberano no puede fracasar

ni equivocarse tiene que haber un camino para la satisfacción. Aquí aparece la lógicade la obra de un reparador que tuviese una eficacia infinita, por ejemplo, la de un Diosy hombre a la vez.En Estados Unidos la mayoría se profesa cristiano y la pena de muerte sigue vigenteen muchos estados.En el occidente cristiano legitima la guerra y no se la ve, en principio, incompatiblecon los principios cristianos.La “ira de Dios” es algo real y los justos desean que se vierta sobre los injustos.Detrás de todas las justificaciones o condenas cristianas de la violencia hay unaimagen de Dios. Los cristianos que aceptan la violencia como parte integrante de lavida cristiana aceptan la violencia en Dios, y los que no la aceptan rechazan a un Diosviolento.En la teoría anselmiana de la satisfacción, en la que Dios es “el necesitado desacrificio”, y Jesús “el que ha de cargar con el castigo”, la violencia se da porsupuesta. Para salvar la humanidad Dios trasladaba a su Hijo amado la ira que teníaante el pecado de un primer hombre.Dios aparece como un juez temible, un señor ofendido de espíritu rencoroso, esclavode su justicia y que ha perdido el buen juicio. Un Dios incompatible con la idea bíblicade un Dios amoroso y compasivo. Tal idea de Dios está en la base de la idea delinfierno. Las teorías de la satisfacción sitúan la violencia en el mismo seno de ladivinidad, y suponen que lo violento tiene que aparecer en todos los niveles humanoso divinos de la existencia. Estamos ante una moral violenta.El pecado del hombre se convirtió en el eje de la historia, de la teología, de laespiritualidad, de la liturgia, de la piedad popular... La iniciativa del amor gratuito deDios que regala y que perdona pasó a segundo lugar en todos los planos de laexperiencia cristiana, de la teología y de la piedad, inclusive en el tema de laredención. El valor de la encarnación como misterio de divinización del universodesaparece del horizonte cristiano, al menos en la iglesia latina. El juridicismocontaminó toda la teología.Creo que sigue siendo necesario en teología despojar al infierno del folklore y de laideología. No podemos poner en el centro de la experiencia cristiana la justiciavindicativa de un dios señor feudal.El infierno es creación del hombreUna teología que no supo mantener la lógica del amor (recordemos el ordo amoris, elordinate volens de Escoto) acabó construyendo al infierno como la máquina decastigar, como el resultado más implacable y más completo de la venganza de Dios.Dios no puede crear ni querer el pecado, tampoco puede crear o querer el infierno. Lamuerte eterna es solamente el fruto del pecado, de una opción libre del ser humano.El infierno no es creación de Dios. El infierno es creación del hombre. El cielo sólopuede existir como don de Dios; el infierno sólo puede existir como fabricación delhombre.Pensemos solamente en América Latina, continente que se dice católico, donde losmismos creyentes han producido un cúmulo tal de injusticias e indignidades que exigea los creyentes a no culpar a Dios de estos “infiernos” creados por el pecado del serhumano. Más de un teólogo latinoamericano pregunta a los que no pueden creer en el

infierno ultramundano si tampoco creen en los infiernos existentes en la tierra.Dice, por ejemplo Libanio en su “Escatología cristiana”:“A los burgueses... no les gusta el infierno. Saben que, si el infierno existe, serán losprimeros inscritos en la lista. Si nos colocamos en la perspectiva de los pobres...,deberemos admitir que si el infierno no existiera sería preciso inventarlo”.Los que reconocen en la historia situaciones auténticamente infernales, deberánadmitir la aptitud del hombre para instaurar y consolidar lo que la fe llama infierno, unasituación de malversación de lo humano, de perdición. Si existen los infiernosintrahistóricos, puede existir el infierno meta histórico; en aquéllos está hecho elensayo general de éste, están ya dados sus ingredientes básicos.El Catecismo de la iglesia católica introduce la noción de pecado estructural,“... el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entreellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situacionessociales e institucionales contrarias a la bondad divina. Las estructuras de pecado sonexpresión y afecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer a suvez el mal. En un sentido analógico constituyen un pecado social” (1869).La encíclica Sollicitudo rei socialis abunda en este tema,Estamos en un mundo sometido a estructuras de pecado…, se debe hablar de“estructuras de pecado”,… que se fundan en el pecado personal y, por consiguiente,están unidas siempre a actos concretos de las personas, que las introducen, y hacendifícil su eliminación. Y así estas mismas estructuras se refuerzan, se difunden y sonfuente de otros pecados, condicionando la conducta de los hombres.“Pecado” y “estructuras de pecado”, son categorías que no se aplican frecuentementea la situación del mundo contemporáneo. Sin embargo, no se puede llegar fácilmentea una comprensión profunda de la realidad que tenemos ante nuestros ojos, sin darun nombre a la raíz de los males que nos aquejan.Un análisis socio-político quedaría trunco sin la referencia formal al “pecado” y a las“estructuras de pecado”....Y como es obvio, no son solamente los individuos quienes pueden ser víctimas deestas dos actitudes de pecado, pueden serlo también las Naciones y los bloques. Yesto favorece mayormente la introducción de las “estructuras de pecado”, de lascuales he hablado antes. Si ciertas formas de “imperialismo” moderno seconsideraran a la luz de estos criterios morales, se descubriría que bajo ciertasdecisiones, aparentemente inspiradas solamente por la economía o la política, seocultan verdaderas formas de idolatría, dinero, ideología, clase social y tecnología (Nº36-38).El que crea para los demás unas condiciones de vida infernales, torturantes,aplastantes, el que se complace en acumular tesoros para sí mismo buscando suconfort y su bienestar a costa del sudor y de la sangre de los demás, el que destruyelas relaciones fraternales entre las personas, actúa satánicamente y va dejando en lahistoria un rastro de muerte y desolación el que aquí y ahora, en el tiempo y en lahistoria, en la trama de la vida real y de las estructuras sociales injustas, gesta elinfierno… para el hacedor de muerte, la muerte segunda aparece como posibilidadconcreta.“Babilonia, la grande” no es un caos, es una estructura monstruosa bien organizada

jerárquicamente: es un sistema terrestre donde viven el Dragón, las dos bestias, losreyes de la tierra, los comerciantes, los marineros. Babilonia es una construcciónpuramente humana, monstruosamente humana. Es un sistema perverso tanto en loeconómico, como en lo religioso, lo social y lo político.Babilonia no solo simboliza un modelo de convivencia nefasto sino un proyecto quepretende incluir a todos los hombres, hasta convertirse en el único sistema, cerrado alo trascendente.Dios formula su condena contra Babilonia y para el Apocalipsis ésta la realiza en lahistoria: dispone en contra de Babilonia a las fuerzas políticas económicas que ellamisma puso en funcionamiento: es en definitiva una autocondena.De hecho la tierra ya estaba arruinada por los sistemas que se situaron en oposiciónal reino de Dios: la condena consiste en “arruinar a los que arruinaron la tierra”. Diosdesata los poderes de corrupción y violencia generados por el poder políticoidolátrico.Es el hombre que se autocondena, llamado a la libertad ha escogido la prisión de suyo egoísta, llamado a la luz y vive en las tinieblas; llamado a dar vida optó por matar.El pecado es, ante todo, el no a Dios. Luego el infierno será la existencia sin Dios.Esta es su esencia, como la comunión con Dios era la esencia de la vida eterna. Enrealidad no sabemos lo que es vivir sin Dios.Hemos sido hechos para él y no poder llegar a él es perder absolutamente el sentidode una existencia que ya no tiene objeto. La frustración mayor reside en la ausenciade Dios. La muerte eterna es la sanción inmanente de la culpa.No hay un “castigo divino”. El castigo está latente en la estructura del pecado y delpecador. Es el fruto consumado de un proyecto de vida autárquica, autosuficiente,egolátrica. El hombre posee una dignidad absoluta, la de poder decir un no a Dios.Puede hacer una historia para sí, centrada en su yo. El infierno es el endurecimientode una persona en el mal. Es por lo tanto un estado del hombre y no un lugar a dondees arrojado el pecador.Infierno es un estado del hombre, que se identificó con su situación egoísta, que sepetrificó en su decisión de pensar sólo en sí y en sus cosas y no en los otros y enDios.No es Dios quien condena, sino que es el pecador el que se condena a sí mismo, esel condenado quien quiere seguir obstinado contra Dios, de manera que está siemprehaciendo comenzar el infierno.Si el infierno consiste en el completo y definitivo distanciamiento de Dios: si es elhombre autodeterminado a no relacionarse ni con Dios, ni con sus congéneres, ni conlas creaturas… el hombre no tiene poder para crear verdaderos infiernos en la tierra,por más dolor, sufrimientos, torturas que pueda inventar: es imposible un completo yabsoluto distanciamiento de Dios.En los campos de concentración, en la marginalidad más absoluta, los “condenados”tienen fe viva en Dios, son solidarios, se aman y se dejan amar. Un campo de torturasen la tierra puede ser más parecido al cielo que al infierno.La eternidad del infiernoDe parte de la creaturaEl infierno es, ante todo y sobre todo, lo que Dios no quiere. Es como la síntesis de

todo lo que desde la libertad humana es capaz de frustrar el proyecto deificadortrinitario. Nunca debe ser interpretado como una acción positiva de Dios, como uncastigo. Menos aún -so pena de incurrir en blasfemia-, como una venganza.El infierno se origina siempre de nuestro lado, de la limitación o malicia de la libertadhumana. Resume algo que, si es que llega a concretarse, es porque nosotros loescogemos. Todo lo que en la vida presente equivale a una existencia falseada,frustrada y vacía, puede ser entendido como anticipo parcial de lo que un día puedemanifestarse plenamente.Si vemos al infierno como autocondena nos ubicamos automáticamente en unaperspectiva contraria a la lógica punitiva, jurídica y objetiva de noción feudal de Dios.Nos situamos en el terreno de la libertad y de la autonomía humanas. Dios deja deaparecer como el vengador de su honor ultrajado, para revelarse como el amantesiempre dispuesto a reconciliar, como el padre que siempre espera y recibe con losbrazos abiertos y sin condiciones al hijo que vuelve. Los seres humanos se presentancomo sujetos que escogen y deciden su destino.Juan Pablo II (“Reconciliación y penitencia”, 19) dice que el mysterium iniquitatis hade entenderse desde el “mysterium pietatis”, por lo que el hombre necesariamentebusca el bien, aunque a veces lo haga a tientas y equivocándose. Cuando el hombrehace el mal, lo hace “bajo alguna especie de bien”.La GS es optimista en su lectura de la realidad: el hombre contemporáneo caminahoy hacia el desarrollo pleno de su personalidad y hacia el descubrimiento yafirmación crecientes de sus derechos (GS 41).La idolatría, el gran pecado que subyace a todo pecado, no es fruto de laimperfección creatural humana. Configurado desde siempre en Cristo, sintiendo en síla marca de la ilimitación divina, el hombre termina por admirarse en exceso. Seemborracha de su poder, de su sabiduría, y en acto narcisista se adora a sí mismo o auna imagen que lo representa. Adora sus ideas, sus estructuras, sus ciudades,absolutiza todas sus hechuras (Sab 13,1-10).El maniqueísmo ambiental está anclado en la conciencia plurisecular del hombre queallí encuentra una manera fácil de explicar el misterio del bien y del mal co-existentes.Es fácil y fascinantemente operativa la creación de un cielo con dioses buenos ydioses malos, así como una película con vaqueros e indios, con policías y ladrones,alemanes y norteamericanos, patriotas y antipatrias... católicos y herejes. Porque asídividido el campo, es muy simple la solución. Basta eliminar al contrario; matar a loscomunistas y fusilar a los capitalistas; exiliar a los malos patriotas; expulsar de laIglesia; amputar un brazo o quemar una casa... Es fácil imaginar unos van al cielodonde habita Dios y otros al infierno donde Dios está ausente… Es tentadoramentefácil, pero aberrante.Si podemos jugar con la idea de la autocondena, del autojuicio, una inmortalidad parala condenación resulta muy difícil de comprender. No podemos imaginar dentro de larevelación de Cristo un reino eterno sin Dios junto al reino eternamente feliz de Dios:los dualismos siempre han tentado a los creyentes de todas las religiones y siemprehan sido descartados por el magisterio de la iglesia.Según el Catecismo, el pecado en sentido estricto (grave, mortal) implica materiagrave, pleno conocimiento, entero consentimiento (1857-1860) y puede ser una

elección libre y sin retorno del hombre (1861). El pecado es un acto personal,consciente, deliberado, libre, informado. Acto de un hombre que quiere oponerse aDios y a su proyecto sobre el hombre y sobre el mundo en su devenir. ¿Puede alguienpronunciar un no tan decisivo que no le permita ya nunca más decir un sí?Uno se pregunta¿Una creatura puede llegar a ser suficientemente libre e informada como para pecarmortalmente?¿Puede la creatura realizar su existencia como un no inconmovible a la interpelacióndivina?¿Puede una libertad finita llegar a disponer totalmente de sí misma?¿Puede hacerse tan totalmente mala que no quede nada bueno en ella?¿Es posible una opción por el mal absoluto por parte de la creatura?.¿Queda después de la muerte un ejercicio efectivo de la libertad?¿No podrá la creatura continuar después de la muerte su camino de conversión?De parte de DiosJuan Duns Scoto tuvo la genialidad de romper la cárcel ideológica, el círculo infernalde pecado, ofensa, justicia, satisfacción condigna, mérito y demérito… Su horizontehermenéutico solamente es comprensible en el marco de un teocentrismo trinitarioradical.Escoto parte de la contemplación de una Trinidad feliz en el conocimiento y amor desu esencia infinitamente amable: se sitúa en la vorágine de la perijóresis divina. En laTrinidad nace el designio de la predestinación de Cristo, por puro y libre acto de amorordenado.Dios se ama primero a sí mismo, con amor “castísimo”, sin ninguna contaminaciónutilitaria, simplemente porque se conoce como infinitamente amable.Luego quiere libremente a Alguien distinto de sí que le ame con pleno amor, y asípredestina al hombre Jesús a la unión hipostática. Cristo será el latreuta, el amantepor excelencia. En el proyecto divino sobre el universo, los hombres y todos los seresdel cosmos son queridos por Dios como coamantes en unión con el Amador, Cristo.Escoto se imagina la Trinidad como un «Centro de Amor», (Centrum Amoris), en cuyaperijóresis giran como en círculos concéntricos las tres personas divinas, luego,Cristo, el pueblo de los elegidos, los ángeles y hombres, y, en la parte más externa,pero formando igualmente parte del mismo círculo, la creación entera. Esto suponeque nada ni nadie puede alejar a la creatura de Dios. Que es imposible para lacreatura alejarse de Dios.El ser humano, aún en la más abominable situación de pecado cae en la fuerzagravitacional del circulum amoris y no puede menos de tender hacia el Bien infinito.En todo caso esta sería la tragedia del condenado.Uno se pregunta:¿Podrá alguien escapar definitivamente, “eternamente”, de la atracción gravitacionalinfinita del «Centro de Amor» trinitario?Quizá habría que repensar el tiempo de purificación, llamado purgatorio, como untiempo transmundano de conversión, de un posible redireccionamiento de la aversiónque es el pecado…Quizá el tema de la apocatástasis pueda ser repensado y reformulado como dato no

menospreciable de la tradición escatológica cristiana.REFERENCIASNo he querido cargar el artículo con referencias y notas al pie de página. De todosmodos quien quiera ver mucho del material utilizado puede consultar la bibliografíasiguiente.LIBANIO, J.B. – BINGEMER, María Clara, Escatología cristiana, Colección Teología yLiberación, EP, Buenos Aires 1985.RUIZ DE LA PEÑA, Juan L., La otra dimensión. Escatología cristiana, Sal Terrae,Santander 1986.RATZINGER, Joseph, Escatología, Herder, Barcelona 1980.BOFF, Leonardo, La vida más allá de la muerte, CLAR, Bogotá 1981.- La vida más allá de la muerte, el presente, el futuro, su fiesta, su contestación,CLAR, Perspectivas, nº 6, 1973.- Hablemos de la otra vida, Sal Terrae, Santander 1981 (teología de la liberación).TAMAYO-ACOSTA, Juan José, La escatología cristiana, Ed. Verbo Divino, Estella1993.TORNOS, Andrés, Escatología I-II, Comillas, Madrid 1989-1991.TRUTWIN, Verner, Vita Eterna. Corso de Escatología. Queriniana, Brescia 1992.AA.VV., La otra dimensión. Escatología cristiana, Instituto Internacional de Teología adistancia, Madrid, s.f.BIFFI, Giacomo, Linee de escatología cristiana, Milán 1984.KEHL, Medard, Escatología, Ed. Sígueme, Salamanca 1992.NITROLA, Antonio, Escatología, PM, Casale 1991.NERI, Humberto, Escatología Bíblica, EDB, Bolonia 1994.NOCKE, Franz-Josef, Escatología, Herder, Barcelona 1980.PERROT, Charles, El descenso de Cristo a los infiernos en el NT, Selecciones deTeología, Julio – Septiembre, 1969.DUQUOC, Christian, Problemática teológica del descenso de Cristo a los infiernos,Selecciones de Teología, Julio – Septiembre 1969.ROVIRA BELLOSO, Josep M., Sobre el cielo y el infierno, Selecciones de Teología,Julio – Septiembre, 1974.MÜLLER, Gotthoid, Infierno y Apocatástasis, Selecciones de Teología, Octubre -Diciembre 1975MAAS, Wilhelm, “Descendió a los infiernos”. Aspectos de un artículo de fe olvidado,Selecciones de Teología, Enero - Marzo 1982.SACHS, John R., Escatología actual: la salvación universal y el problema el infierno,Selecciones de Teología, Octubre – Diciembre, 1992.GESCHÉ, Adolphe, La agonía de la Resurrección o el descenso a los infiernos,Selecciones de Teología, Abril – Junio, 1995.TORRES QUEIRUGA, Andrés, Cuando decimos “infierno”, ¿qué queremos decir?,Selecciones de Teología, Julio – Septiembre, 1996, Encrucillada, 19 (1995) 213-240.RUIZ de GOPEGUI, J. A., Infierno: ¿Revelación o fruto del imaginario colectivo?,Selecciones de Teología, Julio - Septiembre 2002 .BOROS, L., El espíritu de una reelaboración de la escatología, Concilium, 32, 247.GOZZELINO, Giorgio, Problemi e compiti dell´escatologia contemporánea. Come

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