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El legado de Norman Borlaug El desafío de alimentar a un planeta hambiento, los OGMs y el camino que marcó quien cumpliría el 25 de marzo 100 años: Norman Borlaug por Victor Piñeyro, Ing. Agr., socio en SolutioAGRO y docente. [email protected] Imagen de http://borlaug100.org El próximo 25 de marzo se cumplirán 100 años desde que en una granja del cinturón maicero americano en Iowa naciera un autentico “patrón del bien”, héroe y benefactor del mundo contemporáneo el Ingeniero Norman Borlaug. El Ingeniero Borlaug dejó una profunda huella no solo en la agricultura sino en la lucha efectiva contra el hambre y la pobreza. Gracias a su pasión y compromiso personal y profesional se lo considera el padre de la “revolución verde” ya que estableció los procedimientos científicos pioneros en la mejora genética de especies vegetales y puso la piedra fundamental de la inedita mejora biotecnológica de que disponemos cada vez en mayor diversidad y menor costo y que constituyen una herramienta clave para la esperanza en cerrar la brecha del hambre del mundo en los próximos años.

El legado de norman borlaug 19 marzo 2014

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El legado de Norman Borlaug

El desafío de alimentar a un planeta hambiento, los OGMs y el camino que marcó quien cumpliría

el 25 de marzo 100 años: Norman Borlaug

por Victor Piñeyro, Ing. Agr., socio en SolutioAGRO y docente. [email protected]

Imagen de http://borlaug100.org

El próximo 25 de marzo se cumplirán 100 años desde que en una granja del cinturón maicero

americano en Iowa naciera un autentico “patrón del bien”, héroe y benefactor del mundo

contemporáneo el Ingeniero Norman Borlaug.

El Ingeniero Borlaug dejó una profunda huella no solo en la agricultura sino en la lucha efectiva

contra el hambre y la pobreza. Gracias a su pasión y compromiso personal y profesional se lo

considera el padre de la “revolución verde” ya que estableció los procedimientos científicos

pioneros en la mejora genética de especies vegetales y puso la piedra fundamental de la inedita

mejora biotecnológica de que disponemos cada vez en mayor diversidad y menor costo y que

constituyen una herramienta clave para la esperanza en cerrar la brecha del hambre del mundo en

los próximos años.

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Cuando en 1970 le entregara el Premio Nobel de la Paz la Academia fundamentaba ese honor

destacando que el Ing. Borlaug “más que cualquier otra persona de esta época, ha ayudado a

entregar pan al mundo hambriento. Hemos tomado esta decisión con la esperanza de que

satisfacer el hambre también conlleve a la paz del mundo y Norman Borlaug ha ayudado a crear

una nueva situación en el mundo cambiando el pesimismo por optimismo en la dramática carrera

entre explosión demográfica y la producción de alimentos”.

Trabajando en México en la década del 50 fué pionero en el desarrollo de variedades de trigos de

alta producción y resistentes a enfermedades, haciendo que este país pasara de importador a

exportador de este cereal, luego en India en los 60s obtuvo resultados similares.

Más adelante defendió a ultranza el uso de organismos genéticamente modificados (OGMs) como

vectores de la mitigación de la pobreza y el hambre en un contexto más amigable para el

ambiente gracias a la reducción del uso de fitosanitarios y la menor erosión del suelo que los

OGMs posibilitan.

Se lo puede considerar uno de los mayores responsables de que hoy vivamos en la época en

donde existan tantos seres humanos con acceso suficiente a alimentos como nunca en la historia.

En aquella condecoración del Nobel, "Norm" expresó que él había “simplemente comprado

tiempo” y que “la inversión contínua en la biotecnología de cultivos constituía una obligación para

alimentar al mundo del mañana” y especialmente reclamaba líderes políticos que sostengan esa

mejora.

Ese reclamo del Ing. Borlaug es justamente lo que está golpeando las puertas de los políticos en

2014. Efectivamente el debate de los OGM está en un punto crítico y pareciera que en el mundo la

balanza quisiera inclinarse definidamente hacia el reconocimiento a su aporte imprescindible en la

seguridad alimentaria del mundo.

Hemos sido testigos últimamente de algunos eventos significativos en ese sentido, como la

disculpa pública del autor, periodista y activista del medio ambiente británico Mark Lynas en la

Conferencia Agrícola de Oxford en 2013, donde Lynas reconoció el daño innecesario que los

ambientalistas han llevado a cabo sin fundamentos académicos y admitió que " el ambientalismo

anti-ciencia se convirtió cada vez más incompatible con su ambientalismo pro - ciencia"

La autocrítica de Lynas no dejó afuera a organizaciones como Greenpeace por ignorar los hechos

científicos acerca de la seguridad y los beneficios de los cultivos modificados genéticamente.

Un ejemplo claro de esa actitud maliciosa fueron las lamentables acciones de grupos

“ambientalistas” destruyendo parcelas experimentales de Arroz Dorado (Golden Rice) en Filipinas

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en agosto de 2013. Actitud inentendible teniendo en cuenta que Golden Rice es uno de los

programas más ambiciosos y esperanzador para mejorar la dieta de millones de personas ya que a

gracias a la ingeniería genética tiene la particularidad de biosintetizar beta-caroteno, un precursor

de la vitamina A cuya deficiencia en la dieta se estima afecta a 670.000 niños menores de 5 años

cada año.

Pero quizás el síntoma más claro de la presión que se está generando en Europa, foco de la

resistencia anti OGM, sean las declaraciones recientes del Secretario de Medio Ambiente Británico

Mr. Owen Paterson quien insta a la Unión Europea a revisar sus resistencias a aprobar eventos

OGM o resignarse a transformar a Europa en "el museo de la agricultura mundial". Mr. Paterson,

totalmente apoyado por el 1er Ministro David Cameron, fue más lejos y amplió: “cuanto más

tiempo Europa siga cerrando sus puertas a los transgénicos, mayor el riesgo de que la agricultura

del resto del mundo le pase por alto por completo". Inclusive las encuestas sugieren que la

hostilidad británica a los OGMs está disminuyendo.

Un liderazgo responsable corresponde que sea sensible a las preocupaciones del público y la

comunidad pero debe incluir una política pública de precaución basada en la evidencia y los

argumentos de las ciencias deben ser la guía ineludible en las decisiones tomadas.

Solamente para ejemplificar el efecto que estas tecnologías generan podemos citar el caso de

Argentina que ha sido un país pionero y líder mundial en adopción de OGMs y donde en la

actualidad existen más de 22 millones de hectáreas dedicadas a los cultivos de soja, maíz y

algodón que utilizan este tipo de tecnologías. El proceso de adopción de las mismas ha tenido

desde 1996 una dinámica de adopción casi sin precedentes a escala mundial. Según cálculos

del Dr. Eduardo Trigo 1 solo hasta 2011 este proceso le ha reportado al país un beneficio bruto

acumulado de 72.645 millones de dólares y adicionalmente fue fuente de generación de 1,8

millones de empleos genuinos además de dar sustento y sinergia a otra tecnología innovadora

donde la Argentina también es pionera como la siembra directa.

En un marco político mundial y local donde cuesta encontrar lideres y estadistas, la tentación

de la demagogia y de las decisiones de corto plazo pululan y encuentran campo fértil en la

1 Trigo, Eduardo “Quince años de Cultivos Genéticamente Modificados en la Agricultura Argentina” Noviembre 2011

http://www.argenbio.org/adc/uploads/15_anos_Estudio_de_cultivos_GM_en_Argentina.pdf

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temática de los OGMs contribuyendo a sembrar temor con infundados prejuicios de que estos

puedan causar daños al medio ambiente e incluso dañar la salud humana.

Los Sistemas de Agronegocios globales se encuentran ante un desafío inedito en la historia de

la humanidad, terminar de achicar la brecha del hambre y la pobreza, para afrontar ese reto

urge retomar el legado del Ingeniero Norman Borlaug y honrarlo rescatando su llamado al

liderazgo que hiciera hace 44 años al recibir su Premio Nobel: un liderazgo político que asegure

flujos de inversión en biotecnología lo suficientemente sólidos, responsables y con sustentabilidad

social económica y social para sostener los desafíos de la agricultura del siglo XXI.

Esta agricultura del siglo XXI ya está preparada no solo para “comprar tiempo” como decía Borlaug

sino para asegurarnos un futuro venturoso jamás visto en la historia de la humanidad.//

Victor Piñeyro 17/Marzo/2014