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La Paz, septiembre de 2016 Página Periódico mensual Septiembre 2016 Qollasuyu Bolivia Año 10 Número 121 Edición electrónica EL LIBRO EL KATARISMO de Javier Hurtado ha sido reeditado y presentado por la Vicepresidencia del Estado, lo cual es loable por ser un reconocimiento y por facilitar al público el acceso a un texto importante sobre esa corriente política. Sin embargo, lo manifestado en esa ocasión por los presentadores parece incompleto y sospechoso a estudiosos y militantes del indianismo y del katarismo.

EL LIBRO EL KATARISMO - · PDF filede los derechos sagrados de las NPIOCs en Bolivia. Surge como respuesta crítica ante la inequidad del acceso a la tierra territorio y

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La Paz, septiembre de 2016 Página

Periódico mensualSeptiembre 2016QollasuyuBoliviaAño 10Número 121

Ediciónelectrónica

EL LIBRO EL KATARISMO de JavierHurtado ha sido reeditado y presentado por laVicepresidencia del Estado, lo cual es loable por ser unreconocimiento y por facilitar al público el acceso a untexto importante sobre esa corriente política. Sinembargo, lo manifestado en esa ocasión por lospresentadores parece incompleto y sospechoso aestudiosos y militantes del indianismo y del katarismo.

La Paz, septiembre de 2016 Página 2

Depósito legal 4-3-116-05

e-mail:[email protected]

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Teléfonos: 7151904871280141

Calle México Nº 1554, Of. 5La Paz, Bolivia

Director:Pedro Portugal MollinedoComité de redacción:Nora Ramos SalazarDaniel Sirpa TamboCarlos Guillén

Colaboran en este número:Pedro Hinojosa PérezJuan Luis Gutierrez DalenceJosé Luis SaavedraCarlos MacusayaVictor Hugo Quintanilla CoroIván Apaza Calle Lo

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Ilustración tapa: Presentación pública de la reedición de «El Katarismo», auditorio Banco Central de Bolivia.Fuente: http://pbs.twimg.com/media/CofTeKtVMAAVzi1.jpg

La muerte del viceministro Illanes

A Bolivia vive momentos angus-tiosos. Los incidentes originadosa partir de la movilización de losmineros cooperativistas conclu-yeron con un doloroso saldohumano. Murieron tres mineros yun funcionario del gobierno. Todosesos decesos indican una gravefalla en el funcionamiento de losmecanismos de Estado.

De los mineros muertos, dosfueron por heridas de bala. Sinembargo, el gobierno había ase-gurado que no recurriría al usode armas de fuego, que los poli-cías movilizados solo utilizaríangases lacrimógenos. Sin embar-go, o bien el gobierno miente oexisten fuerzas paramilitares que actúan, no sabemos si con elconocimiento y beneplácito oficial o no. En realidad, una recientepublicación periodística asegura que la policía perdió más de 43rifles y 5 escopetas que les fueron arrebatados por los cooperativistasen los últimos enfrentamientos.

La muerte del viceministro de Coordinación y Gestión Gubernamen-tal, Rodolfo Illanes, fue la que más conmocionó a la opinión pública,pues visiblemente murió por la tortura y los golpes que le propinaronlos cooperativistas mineros. Una muerte impactante pero que motivómuchas preguntas que no dejan de cuestionar la pertinencia ycapacidad del actual gobierno.

En efecto, las condiciones de su muerte y la naturaleza de sumisión no están del todo claras. ¿Por qué el gobierno no lo rescató,cuando aparentemente monitoreaba todo el operativo a través deun dron y, además, tenía infiltrados en el seno de ese grupo decooperativistas? La familia del difunto indica que él fue obligadohacer ese viaje, el gobierno indica que se presentó voluntario.¿Cuál fue la verdadera misión del viaje del viceminsitro?

En todo caso, el sacrificio de Illanes dio al gobierno un respiro enese conflicto. Los cooperativistas anunciaban que así como habíansacado a anteriores gobiernos, podían fácilmente derrocar a este.La calma paz que se vive ahora puede ser rota si el gobiernoadopta medidas inadecuadas, pero es difícil apostar que la actualadministración podrá restablecer pleno control y menos retornar alos momentos gloriosos de sus primeros años de gobierno. Y es queel gobierno parece dislocado por los escándalos que quiebran susmitos fundadores. Al desfalco en el Fondo Indígena, que desplomóel mito de la «reserva moral de la humanidad», sucede ahora lacatástrofe de que uno de los movimientos sociales, aliado de primerahora del MAS y que cuenta con diputados y funcionarios en elactual gobierno, se revela nada adscrito a los mitos que atiborrabananalistas a ese tipo de movimientos y demuestra que más bien habuscado defenestrar al primer presidente indígena de Bolivia.

Es difícil apostarque la actual

administraciónpodrá restablecer

pleno control ymenos retornar a

los momentosgloriosos de sus

primeros años degobierno.

La Ley de Ex Vinculacióncomo herramienta del

actual gobiernoJoel Alvarado Mamani

Inaudito: un gobierno indígena aniquila a las Naciones y PueblosIndígenas Originarios Campesinos de Bolivia bajo los principios dela Ley de Ex vinculación de Tomás Frías de 1874.

Desde la colonia, la república, los gobiernos neo liberales y hastanuestros días, el sufrimiento y el infortunio de los Pueblos IndígenasOriginarios Campesinos (PIOC) parece no tener fin, el InstitutoNacional de Reforma Agraria (INRA) ha priorizado la titulaciónindividual de tierras, en forma mañosa bajo la modalidad deSaneamiento Simple, en lugar de la titulación de Territorio IndígenaOriginario Campesino (TIOC) reconocidos en la Constitución Políticadel Estado Plurinacional de Bolivia.

En consecuencia, desde el punto de vista de la «PLATAFORMA DEDEBATE AGRARIO DE LAS NPIOC», el gobierno de Evo Morales hallegado a aplicar exactamente los principios de la Ley de Exvinculación dictada por el gobierno de Tomás Frías en 1874. Estaley sancionó la sustitución de la propiedad colectiva del Ayllu por lapropiedad individual. En otras palabras, se declaró legalmente laextinción del Ayllu, se parceló los territorios colectivosindividualizando la propiedad comunal, mediante la dotación detítulos individuales. En la actualidad, el gobierno indígena aplica lasmismas medidas para subdividir los territorios ancestrales y aniquilara los Pueblos Indígenas Originarios Campesinos de Bolivia.

De hecho es una medida inconstitucional porque vulnera losderechos de las NPIOC conquistados a lo largo de la historia ydefenestra la construcción de un Estado Plurinacional verdadero.El poder estatal no entiende que para las naciones y pueblosindígenas originarios la tierra y territorio son la fuente primaria desu existencia, que garantiza la reproducción social, cultural, espiritualy económica y es parte esencial de su identidad. La tierra es depropiedad comunitaria, pertenece al grupo y no al individuo, perocuando se impone la ex vincualción y el despojo estamos ante lainminente extinción de las naciones y pueblos.

Bajo este panorama, las NPIOCs de Bolivia estamos viviendo unode los peores momentos de nuestra historia. Somos engañados ytraicionados por un gobierno que se atribuye la representaciónindígena en complicidad con algunos dirigentes engatusados conel poder. El gobierno nacional está llevándonos a una totalindefensión de las bases peor que en los tiempos coloniales. Deahi que PLATAFORMA DE DEBATE AGRARIO DE LAS NPIOC, convoca alas bases y líderes o lideresas identificados con la NPIOC a plantearla inconstitucionalidad de la Ley 429 del 31 de octubre de 2013que dispone la ampliación del saneamiento de tierras en Bolivia.Proponemos iniciar un amplio debate nacional para la elaboraciónde una nueva Ley Agraria en el marco de la Constitución Políticadel Estado Plurinacional de Bolivia, bajo una evaluación profundasobre la aplicación de las reformas agrarias. La actual ley de tierrasnos está conduciendo al suicidio al entregarnos diminutas parcelasde tierra, mientras que de forma paradójica el gobierno consolidala propiedad de los terratenientes del oriente obtenidas de formailegal y bajo favores de los gobiernos neoliberales.

PLATAFORMA DE DEBATE AGRARIO DE LAS NPIOC está compuestapor las bases sociales de hombres y mujeres que durante su vidaaspiraron por un gobierno propio, lucharon por el acceso a latierra territorio, por la libredeterminación y autodeterminación delas naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, en defensade los derechos sagrados de las NPIOCs en Bolivia. Surge comorespuesta crítica ante la inequidad del acceso a la tierra territorio yausencia de debate agrario por parte de nuestras organizacionesnacionales, departamentales y provinciales de las NPIOC, quienesse han convertido hoy por hoy en cómplices incondicionalmentesubordinados y coptados por el actual régimen del GobiernoMasista.

«POR LA MEMORIA DE TUPAJ KATARI Y BARTOLINA SISA, ZARATEWILKA Y SANTOS MARKA T’ULA»

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Economía:

Teorías sobre la desigualdad yla pobrezaPedro Hinojosa Pérez*

Se pueden mejorar los ingresos, pero ello frecuentemente no altera ladistribución de la riqueza, haciendo que en definitiva la desigualdad sea cadavez más contrastada. Fuente ilustración: desobedienciayesperanza.wordpress.com

En esta oportunidad desple-gamos el marco teórico en el quese desenvuelve la informalidad,el mercado interno, la clasemedia y su respectivo entorno:

Presentamos de manera ex-tensa las opiniones y conceptosrespecto al tema de la desigual-dad y la pobreza porque estáahí el origen de las sociedadesactuales. La pobreza como con-cepto se refiere a la carencia(penuria) de una persona o po-blación por no poder cubrir susnecesidades básicas, en cambiola desigualdad es la imposibilidadde acceder a determinados re-cursos, derechos, obligaciones,beneficios etc.1.- En 1754, hace más de 250años, y veintidós años antesque Adam Smith publicara LaRiqueza de las Naciones, laAcademia de Dijon lanzó unaosada pregunta y ofreció unpremio para quien se atrevieraa responderla: ¿Cuál es el origende la desigualdad entre los hom-bres? ¿Es acaso la consecuenciade una ley natural?

El filósofo francés Jean JacquesRousseau se interesó por eltema y en respuesta escribió suobra Sobre el Origen de la Desi-gualdad entre los Hombres. Enella, Rousseau sostiene que ladesigualdad social y política noes natural, que no deriva de unavoluntad divina y que tampocoes una consecuencia de la desi-gualdad natural entre los hom-bres. Por el contrario, su origenes el resultado de la propiedadprivada y de los abusos deaquellos que se apropian parasí de la riqueza del mundo y delos beneficios privados que deri-van de esa apropiación. Ya enesa época, buscar respuestas ala desigualdad social era un temacentral para las ciencias sociales.Y eso que en aquel tiempo ladesigualdad social era muchomás reducida.

Es a partir de la industriali-zación que comienza a crearseuna diferencia importante en losniveles de ingreso, cuya relación,a nivel de ingreso medio entre

los países “pobres” y los países“ricos” alcanzaba a principios delsiglo XX una proporción de 1 a4, llegando a principios de estesiglo a una proporción de 1 a30.

Ahora sabemos que hay másde 3 mil millones de pobres enel mundo y que la mitad de ellosvive en la miseria. La mediciónde la desigualdad social nuncafue prioritaria a lo largo del sigloXX. Ni el Banco Mundial ni elFondo Monetario Internacionalmostraron interés en el tema.Este fenómeno, que se acrecien-ta con la actual crisis económica,muestra que la correlación defuerzas es bastante más débilque la de 1929. Dato que cons-tituye un freno a la hora de lareactivación.

No hace mucho que sabemosque la distribución de la riquezaes aún más desigual que ladistribución de los ingresos. El90% de la riqueza neta mundialestá concentrado en EstadosUnidos, Europa, Japón y Austra-lia. Estados Unidos, con un 6%de la población mundial se haquedado con un tercio de todoel ingreso del planeta (vía con-sumo), mientras la India, con el15% de la población recibe el 1%del ingreso del mundo.2.- En nuestra región, la desi-gualdad se mantiene en áreasmuy sensibles como el acceso ala tierra, a la salud, a la educa-ción, al financiamiento y a la tec-nología, generando la persisten-cia de elevados índices de po-breza.

El caso de América LatinaHay varias América Latina ac-

tualmente. Por una parte, unadonde las cifras de desigualdadsiguen estando entre las máselevadas, comparativamente, delglobo. Allí, la pobreza tiene altapresencia y los beneficios delcrecimiento llegan muy limitada-mente a los sectores populares,porque las propias dinámicas dela desigualdad y el peso políticode los poderosos hacen que esebeneficio se queden en los estra-tos más ricos.

Según lo muestra el Informe

sobre Desarrollo Humano delPNUD del 2010, las cifras sobreel coeficiente Gini en algunospaíses desarrollados líderes endesarrollo económico y social vs.algunos de la región en el perío-do 2000-2010 son marcada-mente contrastantes.

En Noruega, el coeficiente Giniera 25,8; en Holanda 30,9; enCanadá 32,6; en Suecia 25; enDinamarca 24,7. En todos esospaíses, sus altos niveles deequidad han sido claves en suslogros.

En cambio, en Chile era de 52,en Panamá de 54,9; en Méxicode 51,6; en Perú de 50,5; enColombia de 58,5; en Hondurasde 55,3; en Guatemala de 53,7.El Gini era el doble que los ante-riores. La elevada inequidadcausaba descontento y exclu-sión en esos países. Incluso en

Chile, con sus avances econó-micos, encabezadas por losestudiantes dos millones depersonas salieron a protestar alas calles en numerosas marchasen el 2011, reclamando por lainequidad en educación.

La dimensión más difundida dela desigualdad latinoamericana esla que se da en la distribuciónde los ingresos, pero no es laúnica, ni la más grave. La desi-gualdad se halla presente entodas las dimensiones centralesde la vida cotidiana de la región.

Otra de sus expresiones es laextrema concentración de unactivo productivo fundamentalcomo la tierra, que excluye delacceso a la misma a vastossectores de la población rural.

Aquí la concentración es mu-cho peor que en los ingresos.El Gini de tierra de América Latina

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es mucho peor que el de cual-quier otra región del mundo.Supera el 0,70.

Una dimensión clave de lasdesigualdades es el campo de laeducación. Han habido progre-sos muy importantes en la re-gión en áreas como alfabetiza-ción y matriculación en escuelaprimaria. La gran mayoría de losniños ingresan a la escuela, peroson muy altas las tasas dedeserción y repetición. Ello ge-nera bajos índices de escola-ridad. Se examinó el funcio-namiento de las desigualdadesen esta área en el SuplementoX “¿Qué está pasando con laeducación? Una cuestión clave”.

La disparidad en años de esco-laridad y en posesión de títulode secundaria pesa muy fuerte-mente en las posibilidades fu-turas, pronunciando los circuitosde desigualdad. Como constatala CEPAL en un documento delaño 2009: “Las deficiencias edu-cativas condenan a los jóvenesal desempleo o a las ocupacionesinformales, y a otras de bajaproductividad, reproduciéndoselas trampas de transmisiónintergeneracional de la pobreza”.

A las desigualdades anterioresse suman las imperantes en elcampo de la salud ya analizadasen el Suplemento VI “Salud Pú-blica, el tema postergado”, yotras altamente significativas.

Una de ellas es la operante enel área del acceso a crédito. Así,siendo las pequeñas y medianasempresas un factor decisivo enla creación de empleo en la re-gión, las estimaciones indicanque los 60 millones de pequeñasy medianas empresas existentessólo reciben el 5 por ciento delcrédito otorgado por las entida-des financieras. Hay allí otrafuerte concentración.

Una nueva desigualdad es ladel acceso a las tecnologíasavanzadas. El número de perso-

nas que acceden a Internet estáfuertemente concentrado en losestratos superiores. Se ha ad-vertido permanentemente en laregión sobre la silenciosa instala-ción de una amplia “brecha digi-tal”, y la generación de un ampliosector de “analfabetos ciberné-ticos”.

Factores como la limitada co-nexión telefónica en los sectoresmás pobres y los costos signifi-cativos de adquirir computa-doras dificultan que accedan aInternet los estratos de meno-res recursos y las pequeñas em-presas. Sólo el 19 por ciento dela población tiene telefonía fija ysólo el 13 por ciento tiene unaPC.

Las desigualdades tienen enAmérica Latina expresiones picoen términos étnicos y de color.Se estima, así, que más del 80por ciento de los 40 millones deindígenas de la región están enpobreza extrema. También sonmuy contrastantes las dispari-dades entre los indicadores bá-sicos de la población blanca y lapoblación afroamericana. A todoello se suma, con avances, lasubsistencia de significativasdiscriminaciones de género en elmercado de trabajo, hacia losdiscapacitados, y en relación conlas edades mayores.

Todas las desigualdades men-cionadas, y otras, interactúan adiario, reforzándose las unas alas otras.

Hay pobreza porque haydesigualdad

Pocos años atrás había en elestablishment de economistasquienes defendían a capa y es-pada las “funcionalidades” de lasdesigualdades. Acostumbrabana señalar que contribuyen aacumular capitales en ciertosgrupos, que luego los reinver-tirán y acelerarán el crecimiento,o que son una etapa obligadadel progreso.

Hoy, frente a sus evidentesdisfuncionalidades, el consensoestá girando fuertemente. ElBanco Mundial ya reconocía en2004: “La mayoría de los eco-nomistas (y otros cientistassociales) considera ahora ladesigualdad como un posiblefreno para el desarrollo”.

Efectivamente, numerosas in-vestigaciones dan cuenta decuánto le están costando a laregión estos niveles de desigual-dad, y qué impacto profundo tie-nen en obstaculizar la posibilidadde un crecimiento sostenido.

Al analizar América Latina, semenciona con frecuencia que haypobreza y que hay desigualdad.En realidad, las investigacionesevidencian una situación dife-rente. Hay pobreza porque haydesigualdad. Es un factor clavepara entender por qué un conti-nente con una dotación de re-cursos naturales privilegiada, yamplias posibilidades en todoslos campos, tiene tan importan-tes porcentajes de pobreza.

Según la CEPAL, la pobrezaactual es superior a la de 1980en términos absolutos. En 1980había 136 millones de pobres.Actualmente hay 170 millones.Los progresos, especialmente enel Sur, han bajado el porcentaje,pero sigue siendo alto, casi el30 por ciento.

En 2006 Vinod Thomas, direc-tor general del Grupo de Evalua-ción Independiente del BancoMundial, planteaba: “Ha sido unconcepto equivocado la idea deque se puede crecer primero ypreocuparse por la distribucióndespués”.3.- El uno por ciento más ricodel planeta es ahora más ricoque el resto de la humanidadcombinada (el restante 99 porciento) según al último InformeOxfam. Según este informe, laconcentración de la riquezaaumenta a pasos agigantados:mientras el año 2010, 388 per-sonas tenían el equivalente al

50% de la riqueza total. Hoy, las62 personas más ricas de la listade Forbes tienen la mismariqueza que los 3.500 millonesde personas más pobres. Deacuerdo al estudio, la riqueza del1 por ciento más rico aumentóen los últimos cinco años 44 porciento a 1,76 billones de dólares,mientras que la riqueza de lamitad inferior cayó 41 por ciento,a 1 billón de dólares.

La organización utiliza estasestadísticas para argumentarque la creciente desigualdadsupone una amenaza para laexpansión económica y la cohe-sión social. Estos riesgos ya sehan observado en países comoEEUU, Grecia y España, y sonlos que siembran las tensionesen las calles de América Latina yel Medio Oriente. Oxfam advierteque los gobiernos deben tomarmedidas para reducir la polari-zación, y uno de estos pasoses poner fin a los paraísos fis-cales que ayudan a los más ricosa ocultar más de US$7,6 billo-nes.

Las estadísticas de Oxfam sebasan en los informes sobre lariqueza mundial entregadasanualmente por Credit Suisse,que tiene la ventaja de estimarel patrimonio de los principalesimpulsores de las grandes for-tunas. En mayo pasado, la OCDEpublicó un informe sobre la de-sigualdad en el mundo y aunquesu metodología era totalmentediferente, la institución llegó alas mismas conclusiones queOxfam: «Durante los últimos 30años, las desigualdades deingresos han aumentado en lamayoría de países de la OCDE,y a veces llegando a niveleshistóricos. El Coeficiente deGini -una medida común de ladesigualdad de ingresos queoscila entre 0 (total igualdad deingresos) y 1 (cuando el totalde ingresos va a una sola perso-na)- se ubica actualmente en unpromedio de 0,315 en los países

Cuadro 1: Crecimiento acumulado de los ingresos mundiales que han ido a parar a cada decilentre 1988 y 2011: el 46b % del incremento total fue a parar a manos del 10% más rico.Fuente: Informe de OXFAM, Cuatro gráficos que reflejan el "insoportable" aumento de ladesigualdad en el mundo.

Cuadro 2: Ingresos derivados del trabajo como porcentaje del PIB en distintos países, 1988-2011.Fuente: Informe de OXFAM, Cuatro gráficos que reflejan el "insoportable" aumento de ladesigualdad en el mundo.

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de la OCDE, supera 0,4 enEstados Unidos y Turquía y llegaa 0,5 en Chile y México». Mien-tras el 1 por ciento más rico haaumentado su riqueza, el 40%más pobre se ha hecho máspobre.

Por eso el tema de la desigual-dad, que ha comenzado a serdebatido intensamente desde lapublicación del libro El capital enel siglo XXI de Thomas Piketty,es uno de los problemas cen-trales de la economía mundial,dado que cuestiona la cohesiónsocial, la democracia e incluso elcrecimiento y el desarrolloeconómico mundial.

En la raíz de esta brecha cadavez mayor, una de las principalesrazones de la concentración dela riqueza es el crecimiento de larentabilidad del capital en detri-mento de la rentabilidad del tra-bajo. En casi todos los paísesricos y en muchos países en de-sarrollo, la proporción del ingre-so nacional resultante para lostrabajadores disminuyó. Enotras palabras, los trabajadoresestán cosechando menos frutosdel crecimiento económico. Porel contrario, los dueños del capi-tal lo han visto en constante au-mento en la forma de intereses,dividendos o utilidades bursátilesa un ritmo mayor que el creci-miento económico, dice Oxfam.

Los empleados y los traba-jadores ya no están asociadoscon las ganancias de la innova-ción, la tecnología, el crecimien-to, la productividad. Sus ingre-sos han caído muy por debajode la expansión de los últimostreinta años. Las cifras citadaspor Oxfam son impresionantes:entre 1988 y 2011, el 10% másrico del mundo captó el 46% delcrecimiento de los ingresos,mientras que el 10% más pobresólo el 0,6%.

La crisis acentúa la brechaEsta brecha ha sido acentuada

por la crisis. Mientras los máspobres han pagado dramáti-camente las consecuencias de lacrisis financiera, los miles demillones inyectados por losbancos centrales para impulsarla máquina económica hanterminado beneficiando a losmás ricos. El sector financieroha sido el principal beneficiariode ese derroche de dinero delos bancos centrales y uno decada cinco multimillonarios estárelacionado con este sector.

Asimismo, los presidentes ydirectivos de las grandes corpo-raciones también participanactivamente en el sistema y seotorgan salarios excesivos, sincomparación con el resto de losempleados. Las diferencias pue-

den ser de hasta 300 o 400 ve-ces, dentro del mismo grupo. Laprensa británica ha destacadoeste hecho señalando que enapenas 22 horas, los propie-tarios y directivos de las em-presas más grandes ganan elsalario promedio anual de unempleado de la compañía.

Este 1% es un mundo aparte.De acuerdo a Oxfam existe todauna gran red de abogados y ad-ministradores que se organizaen torno a ellos para ayudarlesa reciclar fortunas en paraísosfiscales y evitar todo tipo deimpuestos. Según las estimacio-nes del economista GabrielZucman, 7,6 billones de dólaresse guardan en cuentas de losparaísos fiscales. Oxfam creeque es urgente poner fin a estosparaísos fiscales y terminar conla evasión de impuestos.

La concentración del podereconómico sólo ha servido a losintereses de una minoría crean-do un círculo vicioso que perpe-túa y refuerza el control de losmercados y recursos económi-cos por una élite a costa de lainmensa mayoría. Oxfam denun-cia que toda la actividad econó-mica del mundo parece estar alservicio del 1 por ciento másrico. Y esto se hace evidente alconstatar la corrupción entregobiernos y empresas y losestrechos vínculos existentesentre el poder económico y elpoder político.

Se habla de las desigualdadeseconómicas apuntando a losricos y se olvida la pobreza. Y lapobreza y la desigualdad estáninextricablemente vinculadas.No se puede superar la pobrezasin mejorar la desigualdad. Yesto también ha sido potenciadopor la crisis. El desempleo o elempleo precario dejan a muchossin la posibilidad de escapar dela pobreza. Según Oxfam, entre2007 y 2011, la tasa de pobrezase incrementó en más de unpunto porcentual en los paísesde la OCDE, hasta situarse enel 9,4 por ciento. En Grecia au-mentó más del doble y llegó a27%, seguida de España dondealcanzó el 18 por ciento. Laprecariedad, el desempleo y lapobreza es un círculo viciosoque termina negando oportuni-dades a las generaciones fu-turas. Por eso que el tema esapremiante y sorprende quenada se haga para revertirlo.

Todas las principales organiza-ciones internacionales - OCDE,FMI, Banco Mundial - coincidenen que el aumento de la desi-gualdad ha llegado a un puntoinsostenible. Tan insostenibleque se vuelve contraproductivoen términos económicos. Sin

embargo, pese a que todosparecen estar a favor de unamejor redistribución de la renta,año tras año las cifras son másescandalosas y la acumulacióny concentración de la riquezacontinúa. Nada cambia. La mise-ria y la pobreza siguen creciendoante la impávida mirada dequienes defienden a los dueñosdel mundo.4.- En lo que respecta a Boliviase dispone de la siguiente in-formación:

La representante de las Nacio-nes Unidas en Bolivia manifestó:Bolivia necesita más de 5 añospara superar índices de pobrezay desigualdad.

De acuerdo al 6º informe na-cional sobre desarrollo humanoen Bolivia, se establece que seisde cada diez bolivianos viven enla pobreza y tres de cada diezviven en la extrema pobreza, locual retrata a una sociedad boli-viana profundamente desigual,pese a los grandes avances lo-grados estos últimos años enmateria social y de democra-tización del sistema político.

«Se deben ajustar todas laspolíticas públicas para garantizarde manera universal las condi-ciones mínimas para una vidadigna donde todos tenga accesoa una educación de calidad y aun sistema de salud adecuado,se deben respetar los derechoslaborales, un trabajo estable ybien remunerado, para queexista una convivencia sin discri-minación promoviendo el respe-to la tolerancia y el cariño», dijoYoriko Yasukawa a la agenciaANF.

«Estas enormes brechas quevemos hoy en día, el hecho deque seis de cada diez personas

vivan en la pobreza, tres decada diez en la extrema pobre-za, incluso en los campos deeducación y salud, son proble-mas que se viene acumulandodesde hace décadas y no es algoque se vaya a resolver en cincoaños», manifestó.

Bolivia ha avanzado en la cons-trucción de una sociedad conmayor igualdad. En los últimosaños la esperanza de vida au-mentó de 45 a 60 años y la tasade alfabetización de 63 a 91 porciento. En el ámbito de la parti-cipación política, seis de cada 10ciudadanos indígenas y lasmujeres tienen mayor posibilidadde ejercer cargos públicos.

En cuanto a la educación, laescolaridad en el área rural esde cinco años, mientras en áreasurbanas alcanza a los 10 años.Persiste una desigual distribu-ción del ingreso que se mantuvoen los últimos cuarenta años,«que es una de las más extre-mas de América Latina»: enBolivia, el 20 por ciento más ricode la población concentra 60 porciento del ingreso, mientras queel 20 por ciento más pobre acu-mula el dos por ciento. La Paz,ANF. 09/11/2010

Como se verá el tema tienepara mucho debate dependien-do sobre todo desde el puntode vista político- económico. Lasconclusiones se dejan a criteriode los estimados lectores.

Fuentes:http://www.elb

logsalmon.com/curiosidades/los-origenes-de-la-desigualdad

América latina; más desigualdad,más pobreza; Bernardo KliksbergMarco Antonio Moreno@mapsinger

http://eju.tv/2010/11/onu-bolivia-necesita-ms-de-5-aos-para-superar-ndices-de-pobreza-y-desigualdad/

Cuadro 3: La fortuna de las 62 personas más ricas del mundo sigue aumentando, mientras quela que se encuentra en manos de la mitad más pobre de la población se ha estancado.Fuente: Informe de OXFAM, Cuatro gráficos que reflejan el "insoportable" aumento de ladesigualdad en el mundo.

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Una crítica a la «ideología kolla»:

Bolivia en el gineceo: Un mitoaplicado a nuestra realidadJuan Luis GutierrezDalence*

Salir del gineceo para cualquier cultura o civilización significa dejar el confort delresguardo mítico y enfrentar, con sus particularidades, los desafíos de lo real y concreto. Fuentes ilustración: elpais.com,historiadelperu.carpetapedagogica.com

El filósofo Javier Goma Lanzón,en su ensayo Aquiles en el Gine-ceo1, cuenta que Aquiles —elhéroe de la guerra de Troya, hijode los dioses, pero mortal en sutobillo— en su juventud vivía es-condido en un gineceo, es decir,un el órgano reproductor femeninode una planta, rodeado de donce-llas, vestido como ellas, entretelas, “dedicado a sus inocentespasatiempos, sin personalidad de-finida, sin hazañas, en una ociosidad irresponsable, huyendo de sudestino heroico… era inmortal”. Encierto momento el oráculo de Del-fos, aquel que predecía el futuro,dijo a Aquiles que si decidía ir a laguerra de Troya, allá en el mundomortal, ahí moriría. Como cuentael relato de Homero, Aquiles deci-dió ir a la guerra, y por su propiavoluntad, sabiendo que caería enel campo de batalla, estuvo ahí.

Goma Lanzón se pregunta porqué Aquiles, sabiendo que moriríaen Troya, prefirió ir a la guerra envez de quedarse inmortal en el gi-neceo. La interpretación del filóso-fo sobre el mito indica: para Aqui-les ir a la guerra significó “salir delanonimato entrando en la vida pú-blica, ganarse la vida con su es-fuerzo, prestar un servicio a la co-munidad de los griegos (a los quecon su participación garantizabala victoria), obtener el título delmejor de los aqueos que le propor-cionaba una identidad social, y enúltimo término, pero por encimade todo, ser simplemente Aquiles,un ejemplo de lo humano”.

Salir del gineceo y de la sensa-ción de inmortalidad, propia de unainfancia segura y de la adolescen-cia, se convierte en la entrada enla madurez al mundo de la polis,en la entrada al espacio de la eco-nomía productiva donde “todo esintercambiable y sustituible, inclui-do el propio yo”2. Esta experienciade la mortalidad de uno mismo enla ciudad —la polis—, en el espaciopúblico, se constituye en unaexperiencia universal, pues, másallá del carácter productivo delintercambio económico de la polis,es una “experiencia de vida” arrai-gada en una experiencia esencial-mente política, y como tal, una

experiencia de la vida en común. Saber que no solamente produ-

cimos, sino que producimos enconjunto, digamos en una comu-nidad, la cual nos enterrará consus ritos, bajo un nombre que nosdesignará ante esa misma comuni-dad, es un hecho esencial parasaber que estamos entre otrosseres, que producimos algo entreellos de alguna manera. Por lo queel valor político, limitado y mortal,de las acciones económicas es lacapacidad de representar de ma-nera sensible una vivencia entrelos humanos, que cuestiona deentrada la repetitiva maquinaria dela refundación del poder basadaen la inmortalidad supra-individualde la productividad, en la sensa-ción cómoda del gineceo, o entérminos actuales: en el banalconsumo de lo cotidiano.Apuntes sobre la obra deMarx y la política

Al contrario de lo que propugnanlos exegetas del marxismo, entrealgunos pensadores de la tradiciónfilosófica occidental deseo resca-tar la obra de Marx como la quedeveló la cualidad universal de lapolítica por encima de la economía.Para Marx3 la economía era solo lademostración de los niveles dealienación que sufre la realidad ennombre de la necesidad material,y la política era más bien un hechofundamental, es decir, un hechoontológico, el cual sustenta “larealidad”.

Al realizar sus primeros estudiossobre la propiedad privada, Marxsospechaba que la realización dela misma a través del Estado solojustificaba la existencia de esteúltimo4, sobreponiendo la abstrac-ción de sus normas a la realidadde las relaciones productivas, porlo que la realidad de la convivenciapolítica entre los seres humanos—el objetivo del Estado, la politi-ca— era enajenada en nombre delas leyes que reproducían un es-pacio no político —la propiedadprivada dictada por la normas delmayorazgo o El estado heredita-rio—, es decir, dichas leyes repro-ducían al Estado como un enteeconómico, y no político, siendosu fin ser político.

A Marx le interesaba que secumpla el programa político del finde las mediaciones, le interesaba

saber cómo llegar a vivir en unacomunidad política auténticamen-te humana sin que intermedie lasabstracciones monopólicas del Es-tado o del mercado; para eso bus-có explicar la alienación de los pro-cesos económicos, no para produ-cir un nuevo sistema, sino paraque los seres humanos dejen laproductividad por la libre creación,revolucionen la relaciones funcio-nales por las relaciones espontá-neas, es decir: creen otro mundo.

La vivencia de la comunidad polí-tica, de los problemas comunes,de la convivencia con otros seres,se funda en la experiencia del indi-viduo que se enfrenta a las media-ciones de la productividad laboral,la abstracción teórica, la objetivi-dad cientificista, y enajena de esaforma su mortalidad en nombre deentes imaginados por la dinámicadel poder y el capital, que prome-ten la eternidad, el desarrollo per-manente y el ascenso socialperenne.

Cuando Marx estudia “la reali-dad” como categoría filosófica,encuentra en el funcionamiento de

una fabrica5 la experiencia de vidaen común de los seres humanosexplotados, y más que un trabajode econometría —que encaminaríauna teoría económica, que eviden-temente existe— funda la críticafilosófica desde una apreciaciónde la vida, desde una nueva valo-ración, y supera así cualquier pro-grama económico de desarrollo. Laplusvalía es una problemática so-bre el valor de los objetos, antesque una explicación sobre la distri-bución de la riqueza, y sobre cómoconocer ese tipo de ser: el objetoescindido del sujeto; es decir, có-mo asir algo que cae en el universodesde la mano del ser humano,cómo encontrar su existencia,dónde está, cómo la percibimos,en qué medida es real, cúal es supoder. El ser humano, sus objetos,y otros seres humanos: el nuevocampo de la política, su realidad.

Entonces, “la realidad” es unacategoría estética/política de lavida, la forma en que la vida se re-presenta de manera sensible, des-de una perspectiva-valorativa-subjetiva. Marx se encaminó en una* Juan Luis Gutierrez Dalenc estudió

ciencia política y filosofía.

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reflexión radical sobre la condicióndel mundo, inaugurada por Kant yla filosofía moderna que planteaproblemas en torno a la posibilidadde una verdad objetiva sobre elconocimiento de la vida, sobre elsustento trascendental que en-caminaría el paso de la razón delsujeto hacia su exterioridad, que,al no encontrar un asidero sus-tancial para la reflexión de la razónpura (la matemática), giraría suinterés en la condición práctica dela vida, en su hechura cotidianabasada en relaciones de valor, queen última instancia se sustentanen la valoración ética y estética.

Luego, siguiendo a Hegel conti-nuará con la identificación del úni-co escenario previo a cualquier re-flexión valorativa: el desarrollo his-tórico, que determinaría ciertastendencias en el proceso de alie-nación del ser y fragmentaría losprocesos del conocimiento me-diante las superestructuras ideoló-gicas, o lo que posteriormenteFoucoult llamó epistemes comoformas de ver el mundo, definidaspor la misma historia local/material.Sistemas y procesosideológicos en Bolivia6

Según Luis H Antezana, el pro-ceso ideológico político en Boliviaha sido ocupado por un espectrode intersecciones semánticas quecombinan los extremos del nacio-nalismo y la revolución, generandouna episteme política que abarcadel extremismo de derecha al deizquierda, con una serie de meca-nismos discursivos que encaminany manejan cualquier proyecto quepretenda ocupar el núcleo del Es-tado. Más que una ideología políti-ca, que desarrolla un proyecto, unprograma y un análisis social, elNacionalismo Revolucionario, a lamanera del arco de una herradura,es el campo ideológico del poder,es un operador ideológico7 para latoma del Estado y su detentación.

La capacidad de este operadorideológico es que cualquier élitede turno que quiera proyectarsehacia la ocupación del Estado pue-de pivotear entre el espectro delnacionalismo y/o la revolución sinentrar en una contradicción yejercer periodos de manejo del po-der moviéndose entre ambas ten-dencias, según lo requieran susnecesidades. Por otra parte, esteoperador ideológico del poder ten-dría la capacidad de caracterizar“lo real” al producir ciertos “obje-tos sociales”: el campesinado, laclase obrera, el pueblo, la burgue-sía nacional, el imperialismo, losuniversitarios. Es decir, en Boliviael poder está en disputa cuandoaparecen esto “objetos sociales”,los cuales dan sentido a la dis-cursividad de ciertas elites.

Los proyectos de poder en dis-puta pueden recurrir a este espec-tro ideológico, pero acceden alpoder real del Estado en la medidaque identifican dónde está el ex-

cedente de la sociedad, es decir:“si el lenguaje ideológico se articulacon el lenguaje de las mercan-cías”8. Por ejemplo, para el períodominero, la intersección entre laideología de poder y el excedentede las mercancias estaba prepara-da en el potencial minero de lasoligarquías, “el ejercicio de podertransita de los gabinetes asocia-dos a la gran minería, a las depen-dencias del Palacio Quemado”9.

El analisis de Antezana logra visi-bilizar las condiciones anterioresa cualquier ejercicio ideologicodurante la segunda mitad del sigloXX que posiblemente acompaña losperiodos en que está en disputael destino del gasto social, exis-tente en todas las culturas y so-ciedades. Otro deberá ser el aná-lisis del fin del liberalismo y suresurgimiento en neoliberalismo. Lomás importante es destacar quela descripción del espectro ideo-lógico del poder fundando por elnacionalismo revolucionario hoyabraza todavía las tendencias quese presentan como externas adicha matriz, como por ejemplo elkatarismo y su vertiente actual laideología kolla.Una mirada crítica a laideología kolla III10

¿Qué sucede cuando dos civiliza-ciones colisionan en el tiempo y elespacio?, preguntaba el intelec-tual aymara Fernando Untoja enuna clase destinada al katarismoen la facultad de humanidades dela UMSA, ¿se mezclan?, ¿se extin-guen mutuamente? ¿se sobrepo-nen? ¿una supera a otra?, ¿cómo?¿Por qué?

Rene Zavaleta, uno de los inte-lectuales más importante del Na-cionalismo Revolucionario y delmarxismo crítico, desarrolló unaimagen para comprenden cómo sonestas sociedades en colisión:atrasadas en el contexto del capi-talismo internacional, colonizadasen el proceso histórico occidental.Si pensamos la sociedad en térmi-nos topológicos y sacamos unamuestra que corta verticalmentetodos sus estratos geológicos,podemos apreciar que éstas socie-dades, en un mismo momento tie-nen diversas capas; es decir, enel mismo momento histórico existenunos estratos más antiguos en susformas y modos, que otros, y almismo tiempo existen otros es-tratos más actuales o “futuros”que los anteriores. En el mismotiempo y lugar conviven las formasy modos del capitalismo financieromás actual, con el capitalismo mer-cantil de mercaderes y con aradosprecolombinos. Son sociedadesabigarradas.

Y ¿Cómo se puede conocer estetipo de sociedades?, Zavaleta se-ñala que en este tipo de socieda-des sólo es posible el autoconoci-miento de ellas mismas, dado enperiodos de crisis. No es posibleun ejercicio intelectual que copie

teorías hechas para otras socieda-des. “Tarde o temprano cada so-ciedad aprende que conocerse esya casi vencer, lo primero es de-searse a sí misma, es autodeter-minarse”. Estas capas tectónicas,ancladas en sus propios tiempos,petrificadas por la sobreposicionde otras capas encima y debajo,solo pueden mostrarse como son,tal cual son, como sociedades abi-garradas, cuando una crisis res-quebraja los estratos que se sos-tienen mutuamente y se ocultanentre sí, de lo cual emerge y sehunde espacios y tiempos no vis-tos antes. Un ejercicio de bovaris-mo intelectual, que quiera acomo-dar una teoría que no ve todoslos anclajes de estas sociedades,solo es un estrato más dentro delas capas tectónicas. Lo único queposibilita el conocimiento de estassociedades, su autoconocimiento,es la movilización social, la politi-zación.

Untoja describe hoy la sociedadboliviana actualizando en parte —y seguramente sin la intención—la visión de Zavaleta. Para la ideo-logía kolla los estratos se presen-tan como lógicas económicas enyuxtaposición y colisión, las cua-les en la sociedad boliviana sonesencialmente tres: la lógica delayllu, la lógica feudal y la lógicadel capital. Describir la sociedadbasado en lógicas, es decir, en as-pectos esenciales, inmutables conel paso de la historia nos remite aun carácter metafísico, que pode-mos entenderlo dentro de una jus-tificación ideológica por crear unaidentidad nacional, la de la naciónKolla; pero a diferencia de Zava-leta quien propugna la necesidadde politización permanente enestas sociedades, Untoja consi-dera que la forma de conocerlases mediante la economía.

El ejercicio ideológico de la identi-dad Kolla produce algunos objetossociales, o mejor dicho: objetoseconómicos: los kamiris o los mer-caderes. En ese sentido, el pasodel poder real de los kamiris al Es-tado, es una descripción de proce-sos económicos de movilización,que en última instancia sumaránadeptos a la causa de una éliteque tome el Estado y lo ejerza bajolos principios del control del capi-talismo actual. Para lo cual, el pro-pio Estado debería imbuirse de unaarmonía “lógica”, en sus formas ymodos, es decir, en términos de laideología kolla, debería terminar decolisionar las lógicas/estratos delayllu con el capitalismo. La ideo-logía kolla produciría además elobjeto económico de la eficiencia,la alta competitividad, la explota-ción positiva, y la descripción delEstado como una maquina econó-mica fría y sin juicio moral. Estosupone que para la ideología kollael Estado sería un incoveniente porsu intervención en la definición delo “justo”, pues la energía apelada

como sustancia del ayllu y el capi-talismo no podrían valorar cues-tiones ligadas a lo ético o lo esté-tico, sino solo se engranarían porsu afinidad de acumulación y pro-ducción de valor mercantil.

La ideología kolla no contemplaun proyecto político, pues preva-lece bajo una visión economicistaque responde al extremo derechodel espectro ideológico del nacio-nalismo revolucionario, al operadorideológico —nacionalista— del po-der en Bolivia. Sus planteamientossolo actualizarían los problemaslocales con el contexto del capita-lismo actual bajo la justificaciónde una competitividad o rivalidadpositiva, y más aún, una explota-ción positiva, lo que en su momen-to intentó el indigenismo con ladiscriminación positiva: una espe-cie de rol eficiente para el diferen-te. No contempla un proyecto po-lítico porque supone una sociedadfracturada en permanente esci-sión, sin posibilidad de encuentropara la convivencia. La fascinacióncon que el indigenismo hoy miralos estudios de economía popular,pues supone una actualización desu matriz ideológica de izquierdaen un viraje hacia la derecha, esla misma fascinación de la miradakolla sobre los kamiris; ambas ideo-logías describen la realidad econó-mica de un proceso de especiali-zación dictado por el capitalismocon el matiz de las identidadesproductivistas, eficientes y “au-ténticas”.Interludio

En el 2086 Bolivia ya no existe,las fronteras con Chile y Perú hansido removidas por un grupo demujeres kollas anarco-feministasque han encabezado una rebelióndurante muchas generaciones lo-grando reconstituir el QullasuyuMarka. Europa y Estados Unidos(el Occidente) está en decadencia,pero aún controlan nuevos territo-rios por su vocación imperial; losimperios Chino y Japonés se hanexpandido y se disputan con losoccidentales rutas de colonizacióndel espacio; la cultura árabe y lajudía siguen en constante movili-dad por rutas nuevas, mientrasAfrica una vez más ha sido saquea-da, pese a que esta vez tenía unsatélite entero a su disposición.La civilización andina ha renacidode la mano del QullasuyuMarka,controla rutas de contrabando yse establece en la ex Bolivia comouna zona liberada, sus pobladorashablan una mezcla de espanglishcon aymara y quecha, además en-tienden el francés y otros idiomas,suelen recordar a sus ancestros ysiente con nostalgia las raíces desu tierra, dominan con facilidad latecnología pirateando programasinformáticos y manejan las rela-ciones comerciales con audacia yde forma intrépida. Queda la hu-manidad, en el futuro, con sus ex-

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Debate:

Crítica de la presentación dellibro «El Katarismo»José Luis Saavedra*

Se presentó un libro sobre el katarismo sin dar la palabra a los kataristas. En la presentación de ese libro, la protestade algunos asistentes. Foto proporcionada por el autor del artículo.

* Es intelectual quechua, antiguo mili-tante katarista y actual docente univer-sitario.

El pasado 28 de julio se llevó acabo la presentación del libro ElKatarismo de Javier Hurtado1, co-mo parte de la Biblioteca del Bicen-tenario, prohijada por la Vicepresi-dencia del Estado Plurinacional, enel Auditórium del Banco Central deBolivia. La obra es la número 157de la colección de los 200 librosmás importantes de Bolivia.

Sin duda un evento de singularimportante por la propia significa-ción política y cultural del libro ElKatarismo. Sin embargo, en eseacto han predominado las improvi-saciones y los prejuicios, empezan-do por la muy llamativa ausencia,en realidad relegamiento y pros-cripción en dicha presentación delos líderes y militantes kataristas,quienes deberían haber estado, porderecho propio, en la testera delAuditórium. Más aún, deberían ha-ber sido ellos los comentaristas.

La mayor contrariedad de y enla presentación del libro ha sido lagenerada precisamente por loscomentarios de esa obra, a cargode Esteban Ticona y Álvaro García,cuyas glosas han sido extremada-mente bajas. Sobre EstebanTicona no hay mucho que decir,salvo que es un cronista de salónal servicio de la escribanía delpoder dominante, sin compromisoalguno con el movimiento kata-rista, mucho menos con la militan-cia política katarista.

Sobre Álvaro García, no dejamosde tener muy en cuenta el apoteg-ma de su ex, la Raquel, quien, muyencolerizada, se preguntaba hacepoco: “¿De veras tenemos quehablar de lo que dice el Álvaro?,¿de veras sigue siendo relevan-te?”, por supuesto que no. El Álva-ro como individuo, no tiene rele-vancia y/o notabilidad alguna. Pe-ro, estamos ante el Vicepresiden-te, por cuya razón su discursoadquiere un indudable efecto depoder. Es por esta y sólo por estarazón que, en este artículo, vamosa considerar el discurso del Álvaro.1. ¿El Katarismo enfunción del MASismo?

Una primera y reiterada insi-nuación del Álvaro en la presen-tación del libro El Katarismo es queéste abríase forjado, desde su

propio origen (a fines de la décadadel sesenta), para que el MAS lle-gase al poder. Él empezó hablando,desahogadamente, de cómo elMAS “llega al poder”, de cómo “sevuelve poder, en los años 2006para adelante” y obviamente, deestar, ahora, en nombre de un su-puesto movimiento indígena origi-nario campesino, “a cargo el Esta-do boliviano”. Así, el katarismo nosería sino “la raíz (…) de lo queluego (sic) se va a manifestardécadas después”.

En el párrafo precedente hayuna compleja serie de enredos ex-presados por Álvaro (como ya esrutina en él). Veamos, rápidamen-te los más importantes. Para co-menzar, es obvio que el katarismono tiene ninguna, absolutamenteninguna relación (ni teórica, ni po-lítica) con el MASismo, tanto quecuando se funda el katarismo, allápor el mes de enero del año 1969en Antipampa (La Paz, Aroma, SicaSica), no había ni la más remotaidea del MASismo, mal podrían ha-ber pensado (si quiera pensado)los líderes kataristas que estaríantrabajando para que el MAS llegaseal poder. El katarismo surgió demanera libre, autónoma e indepen-diente.

Otra falacia muy común en Álva-

ro es atribuirse, ladinamente, larepresentación del llamado movi-miento indígena originario campesi-no o, peor aún, que el MAS seríala representación de dicho movi-miento y, más grave todavía, queel gobierno del presidente Evo seríael de los indígena originario campe-sinos. Otra vez, sólo para empren-der el debate, ¿cuántos indígenaoriginario campesinos están en losÓrganos Ejecutivo, Legislativo y/o Judicial? Si hay algún indígena,como el David, es por puro llunk’e-rio con el jefazo. No es, pues, nipuede ser la presentación orgáni-ca del pueblo aymara o quechua.En realidad, ninguno de los 36PyNIOC tiene participación deci-soria, con capacidad de decisión,en las estructuras de poder.

Si bien hay mucho que decirsobre el evidente carácter moder-no colonial y radicalmente anti in-dígena del gobierno del MAS, porrazones de espacio me limito a re-ferir a la lectura de mi libro El MASabraza el modelo capitalista (Co-chabamba, Awqa, 2015) y lanzaruna pregunta esencial: ¿por qué,si el actual gobierno es indígena,asume una política extractivista(minera e hidrocarburífera), aten-tando flagrantemente contra losderechos de la Madre Tierra, las

territorialidades y la vida misma delos pueblos y comunidades andi-nas y amazónicas?

En relación con los pueblos indí-genas, el gobierno del presidenteEvo juega a dos bandas: la primeraconsiste en comprar ladinamentelas conciencias de los dirigentesIOC y cooptarlos con una serie deprebendas ignominiosas y humillan-tes, como es el vergonzoso casode la mega corrupción en el Fondoindígena. Y cuando no los puedecomprar, es decir cuando se topacon dirigentes –varones y muje-res- honestos, dignos y conscien-tes, simple y llanamente procedea violentarles y a reprimirles san-grientamente: recordemos los ca-sos de Caranavi, Chaparina y sobretodo Takovo Mora. ¿Es esta políti-ca de brutal represión y violentavulneración de derechos la que co-rresponde a un gobierno indígena?

Estas políticas del gobierno delpresidente Evo,coloniales, colonia-listas y radicalmente anti indígenasno corresponden definitivamentepara nada al programa socioeco-nómico y político del katarismo,mucho menos al proyecto históricodel movimiento katarista, cuyoideario teórico y político apunta ala emancipación y liberación de lospueblos oprimidos y clases explo-

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tadas. Ergo, afirmar, como lo haceel Álvaro, que el katarismo es “laraíz” del MASismo es simple yllanamente una vil mentira.2. Incongruencias entre elkatarismo y la izquierdaq’ara

En relación con los tratos entreel katarismo y la izquierda blanco-mestiza los desvaríos del Álvaroson múltiples, tanto que en elevento de la presentación del libroEl katarismo se concentró en na-rrarnos su propio cuento políticoe ideológico, de cuando él (joven-cito) “comienza –dice- a despertara la vida política” (qué interéspuede tener saber cómo se iniciaen la política un triste “estudiantede colegio” o a quién podría inte-resarle un historial tan anodino) ylo hace en términos demagógica-mente grandilocuentes, sobre todocuando refiere que: “Para los mili-tantes políticos de entonces, ado-lescentes en mi caso, en los añossetenta y éramos de la ciudad,habíamos sido educados en el mitodel movimiento obrero”, en “esamitología de la que venimos todos(¿?)”. ¡Wow! ¡Estamos ante unsúper chango revolucionario!

Veamos con un poco más de de-talle, ¿tiene alguna credibilidad elÁlvaro yuqalla “militante político”?,él habla de “las personas que es-tábamos, teníamos 15 (años), mili-tantes”, ¿de o en qué partido polí-tico?, o ¿era miembro de algún mo-vimiento sindical u obrero?, ¿al-guien se imagina al Álvaro traba-jando como obrero en una fábricao en un centro minero?, no aguan-taría ni un día (me da risa estasínfulas del Álvaro “militante”, aver). Sería igualmente una cojudezcreer que el Álvaro habría sido“educado en el mito del movimientoobrero”. Por donde se mire, es puesfalaz esta autoatribución obreris-ta. Para iniciar, sólo para iniciar eldebate, salvo un par de años queel Álvaro vive con su viejo, RaúlGarcía Suarez (un militar de ten-dencia falangista), en La Paz (“vi-víamos aquí, en la ciudad de LaPaz”), durante toda su infancia ysu adolescencia el Álvaro es “edu-cado” por su madre, doña MaryLinera, perteneciente a una pre-ponderante familia de la oligarquíacochabambina, tanto que el abue-lo de Álvaro era españolísimo, Line-ra de Calatrava. ¿De dónde enton-ces su “educación” y/o militanciaobrerista? Es pues obvio que elÁlvaro nos toma por cretinos.

Luego, el Álvaro se detiene a na-rrar, como si hubiera participado(cuando a lo más tiene un conoci-miento libresco), el histórico blo-queo nacional de caminos de 1979(no dice que fue impulsado bajola égida del movimiento katarista,menos que el líder de dicha movili-zación fue el gran dirigente kataris-ta Jenaro Flores; en cambio fanta-sea con las supuestas discrepan-cias entre los obreros y los -queel Álvaro llama- indígenas) y refie-

re un (imaginario) evento de inco-municación entre izquierdistas ykataristas, en el que aquellos ha-brían hablado en castellano y és-tos en aymara: “unos hablaban encastellano y otros respondían enaymara”. Es chistosa la imagina-ción del Álvaro, cuando todos sa-bemos que el aymara es en gene-ral bilingüe. El Álvaro habla de loque, al parecer, habría visto en LaNación Clandestina2 (1989), pelí-cula de Jorge Sanjinés , donde seve a un militante de izquierda queescapa de la represión, desespera-do por comunicarse con los aymaray es patente (yo diría patético)que no lo logra porque el izquier-dista, al igual que todos los iz-quierdistas blanco-mestizos, inclui-do el Álvaro3, es absolutamenteignorante del idioma aymara. Engeneral, los izquierdistas operancon mentalidad profundamenteeurocéntrica y por tanto moderno-coloniales y racistas.

Si bien podemos conceder quehay incomunicación entre izquier-distas y kataristas, no es en lostérminos que plantea el Álvaro(extremadamente simplista y sim-plificador), quien la reduce a unacuestión meramente lingüística, esdecir a un asunto de lengua o idio-ma, “unos hablando en castellanoy otros respondiendo en aymara”,si así fuere la resolución sería sen-cillísima, bastaría con implementarun cursillo de educación bilingüe.La incomunicación entre izquier-distas y kataristas entraña unaproblemática mucho más comple-ja, como la profunda contradic-ción (no tensiones) no sólo decarácter lingüístico, sino tambiény fundamentalmente de carácterpolítico, cultural y civilizatorio.

No obstante, el Álvaro descono-ce atravesadamente los históricosprocesos de articulación estraté-gica de las heroicas luchas minerasy campesinas (más allá de las me-ras discusiones ideológicas) encontra de las dictaduras militares(Banzer Suárez, Natusch Busch yGarcía Mesa). Al parecer no ha leí-do el libro El Katarismo, por cuantoes en este libro que se describe,con bastante detalle (por ejemploen el histórico congreso minero deCoro Coro en junio de 1976), cómoen todo el proceso de la resistenciaantifascista, los trabajadores mi-neros (articulados en y por laFSTMB) y los campesinos (articu-lados en y por la CNTCB-TK, luegoCSUTCB), ambos afiliados a lagloriosa Central Obrera Boliviana,aunaron: unificaron y hermanaronlos levantamientos y las rebelionespara derrotar y vencer a los regí-menes dictatoriales4.3. Contrapunteo indianistakatarista

Al intentar tratar esta temáticael Álvaro se mete en honduras yapenas atina a repetir (no a pen-sar) algunos lugares comunes dela historiografía oficial (definitiva-mente su quantum de lecturas es

muy deficiente), sobre todo cuan-do intenta contraponer lo que él,ladinamente, llama “dos tenden-cias, dos fuerzas”, el indianismo yel katarismo, “se trata –dirá- dedos tendencias al interior del mo-vimiento indígena originario cam-pesino”5. Y sobre ello va a expre-sar una serie de sandeces, talescomo que “esta tendencia (india-nista) de gran fortaleza intelec-tual, pero sin base social, es decirno arraigado (sic) en la estructuraorganizativa de la sociedad” (dequé sociedad). Y sobre el kataris-mo, dirá “que tenía un vínculo máspráctico y a veces sometido a lalógica de la izquierda tradicionalde pactos y de acuerdos, pero(sic) de manera subordinada enesos partidos políticos”. ¡Increíblecómo pueden caber tantas estu-pideces en tan pocas líneas!

Aquí podríamos explayarnos am-pliamente explicando las especifi-cidades del indianismo y el kataris-mo (un campo extraordinariamenterico tanto en términos teóricos co-mo políticos e incluso epistemoló-gicos), pero no es asunto que com-peta a escribidores misti q’aras,sino a los propios militantes y líde-res indianistas y kataristas (no va-mos a permitir que sean los otroslos que piensen por nosotros)6,son además cuestiones internas,intrínsecas, y no hay por qué ha-cerlas públicas. Además que notiene sentido explicarle al Álvarotales sutilezas y sofisticacionesteóricas y políticas, sencillamenteno las va a entender, su origen declase oligárquico le genera unprofundo ch’enqo epistémico.

Estos extravíos ideológicos delÁlvaro nos demuestran que no haleído el libro El Katarismo, pueslos prejuicios racistas que profiereimpunemente sobre el indianismoy el katarismo no expresan (ni re-motamente) el análisis, ni la inter-pretación de Javier Hurtado, quienes muy cuidadoso (por las propiasnecesidades de articular las luchasde resistencia) con las diferencia-ciones ideológicas (ciertamentepequeñas frente al desafío de lasdictaduras militares). Personalmen-te, insto a los lectores de Pukararevisar diligentemente el libro encuestión para ver cómo y en quétérminos, sobre todo durante ladécada del setenta, los indianistasy sobre todo los kataristas plan-tean sus posiciones autónomas(imponiendo el orgullo y la altivezaymara) y también sus alianzas(más o menos) coyunturales conlos partidos de izquierda (en estecampo el libro en cuestión es muyrico, como por ejemplo en el relatode la ruptura con la UDP). Igual-mente, para ver cómo los kataris-tas e indianistas luchan conjunta-mente en contra de los regímenesdictatoriales (detentados por losmilitares) hasta la derrota y capi-tulación de los mismos, a costade muchas vidas.

En todo caso, para ir terminan-do, ya me cansé de las majaderías

del Álvaro, conviene decir que losindianistas y kataristas, esencial-mente compartimos un mismo ori-gen: milenario (preexistente al Es-tado boliviano) y la lucha radical-mente anticolonial (sustentados eny por la memoria política del IncaTupaj Amaru y también de TupajKatari y Bartolina Sisa). Asimismocompartimos la visión del presen-te, en el que aún vivimos (desdehace 500 años) bajo la explotacióny opresión del sistema de domina-ción moderno colonial y capitalis-ta. Compartimos también el hori-zonte teórico y político de emanci-pación y liberación de los pueblosy naciones andinas y amazónicas.Y esto es y va a ser así en elcomplejo devenir del Pachakuti.

A modo de síntesis, conviene re-afirmar la importancia teórica ypolítica del libro El Katarismo y portanto de su lectura, que es alta-mente recomendable, pero no parainferir los desenlaces que el Álvarotorpemente deduce (al parecer sinhaber leído el libro) sino para volvera impulsar las luchas radicalmenteanticoloniales, que, en el presente,como muy bien nos enseña JavierHurtado, implican combatir decidi-damente en contra de las opresio-nes y represiones de los campesi-nos e indígenas u originarios ale-vosamente perpetradas por el go-bierno del hermano presidente Evo.El katarismo es un fervientellamado a la pelea, no al devaneointelectual.

¡Jallalla Tupaj Katari!, ¡JallallaJenaro Flores!, ¡Jallalla Tataque!

1 El Katarismo, Javier Hurtado (1º edición, LaPaz, Hisbol, 1986; 2º edición, La Paz, Bibliotecadel Bicentenario de Bolivia, mayo de 2016).

2 Tal vez la obra más importante del cine boli-viano, dirigida por Jorge Sanjinés y estrenadaen 1989. Es la historia de vida de SebastiánMamani, carpintero de una comunidad aymaraque decide retornar a su comunidad luego deaños de ausencia. Mientras prepara el viaje seproduce en La Paz un golpe de Estado y lasangrienta represión en las laderas de la ciudad.

3 El Álvaro, al igual que el presidente Evo, nohabla ni aymara, ni quechua –no puede ser deotra manera dada su rancia prosapia oligárquica-contraviniendo flagrantemente la propia CPE,que manda y ordena que todos los burócratasdeben obligatoriamente hablar al menos unalengua indígena u originaria.

4 Estas heroicas luchas de resistencia anti-dictatorial están muy bien documentadas en ypor la película “Las banderas del amanecer”(1983), dirigida por Jorge Sanjinés y Beatriz Pa-lacios. Este documental reconstruye minuciosa-mente los hechos acaecidos entre 1979 y 1982en Bolivia, años llenos de acontecimientos dra-máticos. Apelando al testimonio de los protago-nistas y a escenas captadas durante los hechosmismos, hace un repaso a los tres procesoselectorales registrados en 1978, 1979 y 1980,el golpe de estado del coronel Alberto Natush yla masacre de Todos Santos; el asesinato deimportantes personalidades políticas como LuisEspinal y Marcelo Quiroga Santa Cruz; las gran-des movilizaciones obreras, campesinas, estu-diantiles, el sangriento golpe del general GarcíaMeza Tejada; la lucha en la resistencia, y final-mente la reapertura del proceso democrático.

5 Sólo como detalle, el uso de estos terminitoses absolutamente colonial, así lo ha demostradofehacientemente el gran Wankar. Sugiero la lec-tura de: “Ramiro Reynaga: Indígena es la palabramás colonialista que hay”, en: suplemento AnimalPolítico de La Razón (24 de mayo de 2015).

6 En todo caso sugiero la lectura, entre variosotros, de la obra de los más grandes pensadoresindianistas y kataristas. Uno, Moisés GutiérrezRojas, «Revertir más de 500 años de historiacolonial. Apuntes para el proceso y una memoriadel movimiento katarista/indianista», en: LosAndes desde los Andes. La Paz: Yachaywasi,2003. Otro, Quispe, Ayar. Indianismo Kata-rismo. Ediciones Pachakuti / Awqa. Qullasuyu.2014. Y también, como una yapa, el brillanteensayo de Felipe Quispe Huanca “CSUTCB,máxima instancia superior de las rebeliones”(Bolpress, 4 de julio de 2014).

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Debate:

Crítica al «estudiointroductorio» de El KatarismoCarlos Macusaya

Se presentó la segunda ediciónde El Katarismo, obra que fuela tesis doctoral de Javier Hurta-do (1954-2012) en la Universi-dad Libre de Berlín y que en suprimera edición, el año 1986, fuepublicada por HISBOL. La segun-da edición de este libro es partede la Biblioteca del Bicentenarioy su presentación se llevó acaboen el Auditorio del Banco Centralde Bolivia este 28 de julio, con-tando con los comentarios deEsteban Ticona y Álvaro García.Lo curioso “a primera vista” fueque no se tuvo la palabra deninguno de quienes fueron mili-tantes del movimiento kataristadel que trata el libro, militantesque aún están “vivitos y colean-do”. Pero lo que más llamó miatención fue la exposición deTicona, autor del estudio intro-ductorio que se incluye en estanueva edición de El Katarismoy que titula: “Tiempos de katari-zación del movimiento popular-sindical”. En ciertos momentosde su intervención, Ticona tratóde resaltar al indianismo y aFausto Reinaga en relación alkatarismo, pero cayó en vacíos,equívocos e imprecisiones (aligual que García Linera), lo queviniendo del autor del “estudiointroductorio” fue más que lla-mativo.

Consideremos que desde hacetiempo atrás se viene hablandode indianismo y katarismo endistintos espacios, casi comouna moda, pero por lo generalsiempre se dicen cosas que sonmás el fruto del desconocimientoque se tiene sobre estas doscorrientes. Se confunde india-nismo con katarismo o simple-mente se los nombra como para“quedar bien” con el público.También sucede que muchosjóvenes aymaras y quechuas,ansiosos por buscar referenteshistóricos, sufren este problemade desconocimiento. En talsituación, Esteban Ticona, al serautor del estudio introductoriode una obra que es parte de unaserie de publicaciones conside-radas “las 200 obras fundamen-tales que se han escrito en o

sobre nuestro país”, tuvo laoportunidad de hacer un trabajoque vaya más allá de la meradescripción general, aclarandomínimamente las confusionesque se tienen sobre estos movi-mientos en la academia y enotros ámbitos. Pero esto no su-cedió, pues si bien Ticona brindaalgunas referencias básicassobre Hurtado y el contexto dela obra, además de algunas ideasexcesivamente generales sobre“los tres ejes” del “movimientoindianista y katarista”, cuandoparece que “la cosa se va a ponerbuena”, cuando trata de plantearlos “aciertos, imprecisiones ylimitaciones” del libro El Kataris-mo su “estudio” termina; inclusoda la impresión de ser un trabajohecho a partir de una escuetarememoración de libros “oficiali-zados” por la intelectualidadq’ara y leídos hace tiempo atrás.

La falta de un trabajo que vayamás allá del simple hojear loslibros “oficialmente” reconocidosse evidencia, por ejemplo, en lasafirmaciones que Ticona hacesobre MINK’A y el Manifiesto deTiahuanaco (1973). Del primerodice: “El Centro Mink’a fue fun-dado a inicios de la década delos 70” (p. 22); empero, si ensu “estudio” se hubiera tomadola molestia de rastrear algunasfuentes de los propios actoreshabría encontrado datos preci-sos, como el que se ofrece en elperiódico de MINK’A, el cual sellamó Collasuyo y en el que sedice: “El Centro de Coordinacióny Promoción Campesina MINK’A,es una organización autóctona,autónoma y autogestionariafundada el 27 de mayo de 1969y legalmente reconocida por R.S. No. 159594/1971”1. Por otraparte, lo que dice Ticona sobreel Manifiesto de Tiahuanaco (Re-dactado por el curita GregorioIriarte) es más esclarecedor res-pecto a su trabajo, pues afirmaque sería “el primer acto histó-rico donde se rechaza abierta-mente la imposición de una edu-cación rural ajena a los valoresancestrales” (p. 21). Tal aseve-ración encierra un problema,además de ser casi una repeti-

ción de lo que sostiene RobertoChoque2, y tiene que ver conFausto Reinaga y su influenciaideológica. En el Manifiesto deTiahuanaco se dice: “La escuelarural, por sus métodos, por susprogramas y por su lengua esajena a nuestra realidad cultu-ral”3, idea que es destacada porRoberto Choque y que es asumi-da ciegamente por Ticona. En suTesis India (1971) Fausto Reina-ga dice: “La escuela rural, porsu lengua, método programa,etc., es una escuela extranje-ra”4. Es revelador que Ticona pa-se por alto esta indiscutible“huella” del indianismo de Reina-ga en el Manifiesto de Tiahuana-co5, pues ello da pie a preguntar-se qué tan rigurosa fue (o cuántoahondo en) su tesis doctoral en

Estudios Culturales Latinoameri-canos, que titula: El indianismode Fausto Reinaga: orígenes,desarrollo y experiencia enQullasuyu-Bolivia (UniversidadAndina Simón Bolívar, SedeEcuador, 2013).

Si bien Ticona apunta que Hur-tado “no ahonda sobre el accio-nar del indianismo. Aunque hacereferencias al gran mentorFausto Reinaga, intenta casisiempre apartarse de él” (p. 24),cuando bien podría destacar laimportancia del escritor indianis-ta ni siquiera se percata de ello,como en el caso del Manifiestode Tiahuanaco, y cuando tratade resaltarlo lo hace de modoendeble, como veremos ahora:Sostiene que: “La relación entreel presidente J. J. Torres con el

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naciente movimiento indianista-katarista (…) fue tejida porFausto Reinaga. Se puede en-contrar una explicación más de-tallada de toda esta experienciaen sus libros Tesis india (1971)e Indianidad (1978)” (p. 19, no-ta 3). Tal afirmación es muydudosa pues el mismo Reinagatiene otra versión, la que se en-cuentra en su correspondenciacon Guillermo Carnero Hoke,misma que fue compilada porFabiola Escárzaga y publicada el2014. De la revisión de dichascartas se puede colegir queReinaga intentó contactos conTorres pero sin tener éxito. In-cluso la esperanza de Fausto deentablar vínculos con J. J. Torresse asentaba en la posible media-ción de Carnero, pero éste últi-mo nunca arribó a La Paz (vivíaen Lima-Perú); Fausto da cuentade lo dicho, por ejemplo, en doscartas; en una (fechada el 13de julio de 1971) le dice a Car-nero: “Debemos hablar con elGral. Torres (…) contigo es posi-ble. Yo solo no puedo”, en otra(fechada el 28 de enero de 1972,ya pasado el golpe de Banzer, ledice: “Si tú, aunque sea monta-do en un auquénido te hubieraspresentado en el Palacio ‘quema-do’, estoy seguro, segurísimoque el General Torres se hubieraagarrado de nosotros”6.

Pero la supuesta relación del“naciente movimiento indianista-katarista” (muy discutible nomi-nación) con el gobierno de Torresimplica más bien al gobierno deOvando y a dos personajes fun-damentales: Raymundo Tamboy Jenaro Flores, quienes se con-frontaron en un congreso cam-pesino en Patacamaya en marzode 1970. Según testimonio deTeodomiro Rengel, en aquel con-greso Jenaro Flores contaba conel apoyo del Pacto Militar-Cam-pesino: “tenía el apoyo… de lospactos militares campesinos…Jenaro Flores, así es la realidad…Y ganó Jenaro Flores, con muypocos votos, porque teníapues… ¿no ve? [Hace ademánde contar dinero, insinuandoque el grupo de Flores era finan-ciado por el oficialismo]. Esareunión estaba dirigido por laFederación, por Dionisio Osco,del Pacto Militar-Campesino”7

bajo el mando del GeneralOvando. Por otra parte, el propioRangel también recuerda queOvando en una ocasión mandóllamar a Raymundo Tambo parauna reunión, hecho que muestrala importancia de este pococonocido personaje indianista8.Es muy posible que en ese perio-do se dieran vínculos que luegoserían tomados por la izquierdablancoide para descalificar al

“naciente movimiento indianista-katarista”.

Las observaciones planteadassobre el trabajo de Ticona pue-den hacerse desde otro puntode vista y que ya ha sido aludido:a quiénes toma y a quiénes nopara hacer su estudio. Sobre aquiénes no consideró valgaapuntar que en una afirmaciónsuya señala entre paréntesiscómo entiende la obra El Kata-rismo, afirmando que se tratade un estudio “que incluye al in-dianismo” (p. 26). Esta afirma-ción pude volverse contra elpropio Ticona, y no solo porqueHurtado trata muy marginal-mente al indianismo sino porquelos autores indianistas (y kata-ristas) no son considerados ensu “estudio introductorio” (salvola mención a Reinaga); es decirque el propio Ticona ignora a los“indios”. Si bien la producciónintelectual entre los indianistasy kataristas no es abundante(como sucede con toda la chá-chara promovida sobre vivirbien, descolonización, etc.), síhay materiales de militantes deestas corrientes (en espacialindianistas) y que brindan pistas,e incluso aclaran, ciertos pasajesque o no son tratados en el librode Javier Hurtado o se lo hacede modo muy tangencial.

Luciano Tapia es autor deUkhamawa jakawisaxa (Así esnuestra vida). Autobiografía deun aymara (1995), donde relatasu vida y su experiencia indianis-ta; Felipe Quispe Huanca escribiócuando estaba en la cárcel El in-dio en escena (1999), libro queademás de ser un testimoniosobre su incursión en el indianis-mo, relata la formación y deca-dencia del MITKA; Eusebio TapiaAruni tiene entre sus trabajosHistoria del MITKA y el Katarismo(2012), que es una pequeñahistoria del MITKA; también estáel trabajo de Nicomedes SejasTerrazas, el cual titula Katarismoy descolonización. La emergen-cia democrática del indio(2014). Éste último fue militanteMovimiento Revolucionario TupajKatari de Liberación (MRTKL),organización katarista, mientrasque los tres primeros fueron, ensu momento, militantes delMovimiento Indio Tupak Katari(MITKA), de línea indianista.

En la relación entre indianismoy katarismo se presenta el pro-blema de diferenciarlos y teneruna idea mínima de sus formasde relacionamiento. Ticona diceque se trataría de “estrategiasdiferenciadas y complementa-rias”, el katarismo sería “máspragmático en la problemáticacolonial” a diferencia del indianis-mo, además apunta que “Algu-

nos estudiosos distinguen esosgrados de radicalidad en la des-colonización como una de lasprincipales diferencias entre in-dianismo y katarismo” (p. 24).Comete, sin embargo, una tor-peza académica, al no mencionara ninguno de esos estudiososque hacen tal distinción (que noes nada descabellada).

Moisés Gutiérrez, quien fuemilitante del MRTKL, publicó unartículo en 1993, en el cual ofre-ce un cuadro donde diferenciaideológicamente a indianistas,kataristas e indianistas marxis-tas (también se refiere a loscampesinistas marxistas)9. Lacaracterística de la lectura india-nistas sería que entiende básica-mente las relaciones socialescomo lucha entre invadidos e in-vasores (indios y q’aras); mien-tras los kataristas tendrían unenfoque donde se analiza la rea-lidad a partir de dos ejes, el ejenacional y el eje colonial (teoríakatarista del colonialismo inter-no); los indianistas marxistasverían a Bolivia como un paíscapitalista con mayoría india. Porsu parte, y en relación a la des-colonización y el katarismo, Nico-medes Sejas dice que se tratade un “proceso de conquistagradual”, mientras se refiere alindianismo como “restaura-cionistas” y “autodeterminis-tas”10. En tanto que Felipe Quis-pe se refiere en El indio en esce-na al movimiento de Jenaro Flo-res como “Katarismo Amarillo”,“sindicatero, clasista, llunk’is-ta”11; del indianismo dice, enNacionalistas y revolucionariosfrente al indianismo, que se tra-ta de un movimiento “anti-im-perialista”, “anticolonialista” y“antirracista”12. Tomaría más es-pacio detenerse en analizar lasrazones de estas afirmacionesasí que solo las dejo apuntadascomo constancia de que entreestos movimientos hay defini-ciones de lo que fueron y decómo veían a sus rivales y queno fueron consideradas en elestudio de Ticona.

Sobre la relación entre india-nistas y kataristas encontramosvarios pasajes y aspectos en lasobras de Luciano Tapia y FelipeQuispe, desde una perspectivamilitante, claro. El último, porejemplo, además de darnosalgunas referencias sobre el VICongreso Nacional de la CNTCB(Potosí, 2-8-71), que fue dirigi-do por Raymundo Tambo y don-de Jenaro Flores fue electo comoejecutivo, nos pone frente a unproblema básico entre indianis-tas y kataristas; se trata de lasdiferencias entre estas corrien-tes, que incluso llegaban a lasagresiones físicas. Refiriéndose

a cómo los kataristas e izquier-distas tomaban a los indianistasdel MITKA recuerda las pablarasde Felipe Ichuta: “Hermanos yhermanas, hoy en día nomásnos abusan y nos hacen todaclase de abusos los kataristas ylos izquierdistas por manejarestas wiphalas. En el futurocualquier perro y gato flamearánuestra wiphala, haber se acor-darán”13. Por su parte, LucianoTapia, entre otras cosas, apuntael aspecto que considera másimportante en la tensión con loskataristas a finales de los años70: “Es un hecho que el MIR teníapadrinazgo de todo el grupo deGenaro Flores, yo sabía eso des-de que estuve en la cárcel conOscar Eid (…) Eso mayormenteperjudicaba en estas reunionesde entendimiento con el grupode Genaro Flores”14.

Los trabajos citados de mili-tantes indianistas son testimo-niales y lamentablemente no setiene lo mismo por parte de loskataristas, aunque cabe señalarque “La mayor parte de investi-gadores que han trabajadoestos temas en los años 70 y80 se han interesado en el kata-rismo, señalando que el indianis-mo es una corriente minoritaria,marginal y poco representativa.Estas hipótesis de trabajo losllevaron a privilegiar el katarismoy a descuidar el indianismo”15.Pero lo que deseo resaltar esque Ticona no consideró los tra-bajos existentes de los propiosprotagonistas, sean testimonia-les o de otra naturaleza. Y estode ignorar a los autores “indios”va en la línea de los “usos ycostumbres coloniales” en tantoque la palabra sobre lo que fueel movimiento katarista esmonopolio de los blancoides:

“...cuando alguien quiere saberalgo sobre el katarismo de losaños 80, está obligado a leer aXavier Albó, Javier Hurtado, Sil-via Rivera y Javier Medina, quie-nes daban la «línea» de lo quedebía ser el katarismo. Por su-puesto que esa línea era diferen-te antes que ahora. Por ejemplo,Javier Medina quería encerrarantes a los kataristas en laslíneas economicistas del marxis-mo, ahora pretende interpretarl-os con ayuda de la cábala, delesoterismo y de la falsificaciónmulticulturalista”16.

Si bien el katarismo ha mere-cido mayor atención por partede algunos intelectuales blancoi-des (Rivera y Hurtado básica-mente), eso no quiere decir quehaya sido estudiado con intensi-dad ni desde distintas perspec-tivas. Lo que se dice del kataris-mo en la academia es por logeneral una simple repetición de

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lo que dice Silvia Rivera y lo quedicen los kataristas sobre sumovimiento es desconocido.Aunque cabe mencionar quetampoco se tiene de los kataris-tas una versión escrita (porconversaciones sé de muchascríticas) sobre los trabajos deHurtado y Rivera. Incluso nofaltan los despistados en “temasindígenas”, como Boaventura deSousa Santos, que creen queSilvia Rivera es forjadora delkatarismo. Ciertamente que ellasin ser parte de ese movimientoformó una versión que ha sidociegamente aceptada (“oficializa-da” entre los q’aras) sobre elkatarismo. Incluso esta autoraes mencionada casi una decenade veces en el trabajo de Ticona,lo que es la otra cara de la me-dalla de su estudio introduc-torio: mientras ignora a los“indios” privilegia a los “q’aras”.

De hecho, Ticona se apoya bá-sicamente en la versión de SilviaRivera, pues dice: “La síntesisentre memoria larga (luchas an-ticoloniales) y la memoria corta(poder revolucionario de los sin-dicatos y milicias armadas desde1952) estuvo desde un principiomuy presente en los primeroskataristas e indianistas” (p. 26);esta idea es una repetición casial pie de la letra de lo que diceRivera17. Sin embargo se tratade una idea que en lugar de ayu-dar a comprender la politizaciónde la identidad Aymara en Boliviadesfigura el proceso, pues esode “memoria larga”, “curiosa-mente”, deja de lado el papel delos indianistas en el “alargamien-to de la memoria”, tanto en superiodo inicial (1960-1971) y debifurcación (1973-1980). Estaimplicancia política de la “memo-ria larga” con respecto al india-nismo es de suma importanciapues ha contribuido a “ignorar”el papel del movimiento indianis-ta. Sin embargo, valga mencio-nar que no hace mucho, Riverahizo una especie de “mea culpa”al reconocer la influencia ideológi-ca indianista de Reinaga en elkatarismo:

“Yo misma no me había perca-tado de cuántas de las ideas demi libro ‘Oprimidos pero no Ven-cidos’…, que atribuía a los kata-ristas –como la de las ‘dos Boli-vias’, el ‘pongueaje político’, laexaltación de un orden éticoprehispánico basado en la trilo-gía ‘ama suwa, ama llulla, amaqhilla’, etc.– se habían inspiradoen realidad en el pensamientode Reinaga”18.

Pero aún hay más problemasen el estudio que acá comento.Ticona señala que Hurtado“acertadamente incluye en elapéndice” (p. 21) de El kata-

rismo varios documentos quehacen a la historia de ese movi-miento. Sin embargo, hubierasido también acertado que Este-ban Ticona revise esos docu-mentos para aclarar uno de losdesaciertos de Hurtado por élseñalados: “el mayor desaciertode la obra es no examinar endetalle la diferenciación del kata-rismo respecto al indianismo”(p. 29). Una pista de esta dife-renciación se encuentra en laTesis del Campesinado Boliviano(28 de marzo de 1978), dondese encuentra esta frase:

“Si el racismo fue el primer pa-so de nuestra ideología, debe-mos ahora superarlo porquesomos explotados, no sólo por-que somos aymaras, quechuas,cambas, etc., sino fundamental-mente porque hay unos cuan-tos ricos a aymaras y no ayma-ras, a quechuas y no quechuas,a cambas y no cambas, y esoscuantos ricos se enriquecen connuestro trabajo”19.

Un mes después del lanzamien-to de este documento, en abril,se realizó el Primer CongresoHistórico Indio en la Ciudad delas Piedras (del 26 al 28 de abrilde 1978), donde se fundó for-malmente el MITKA. Antes de es-te evento se dieron una par dereuniones entre dirigentes delMITKA y el Comité Político de laCNTCB (los kataristas); sin em-bargo, no se pudo llegar a nin-gún acuerdo. La cita hecha dela Tesis del Campesinado del 78reconoce “el racismo fue el pri-mer paso de nuestra ideología”,es decir: el indianismo. Una vezfundado el MITKA y en los poste-riores documentos kataristassindicales, como la Tesis delCampesinado de 1979 o la TesisPolítica de la CSUTCB de 1983,este reconocimiento desaparece.Pero no solo eso. En la Tesis del78 se encuentra nombradoRaymundo Tambo y en la Tesisdel 83 esto ya no sucede.

Aunque Ticona resalta que laidea de Estado Plurinacional estácontenida en la Tesis Política dela CSUTCB del 83, ignora que Isi-doro Copa en un documento delMITKA publicado en mayo de1978, postula: “un Estado Pluri-nacional y Pluricultural”20. En elmismo documento también sepuede encontrar una manifesta-ción clara del tipo de relación quetenían los indianistas con FaustoReinaga: “Pedimos a la opiniónpública no confundir indianismocon reinaguismo porque seríatan burdo como confundir artecon comercialización del arte”.

Realmente el estudio de Ticonaes pobre y en ello parece influirla actual moda pachamamista,pues en lugar de indagar en los

problemas que acá he señalado(y en otros que no pude hacerlopor espacio) pareciera que buscóevitarlos en función de no afec-tar las ideas que han estado demoda en el “proceso de cambio”.Por ejemplo, el documento kata-rista que él resalta sobre la ideade Estado Plurinacional contienealgo muy esclarecedor sobre loscambios ideológicos: en dichodocumento se ve a los “indíge-nas de tierras baja” como “res-petuosos del medioambiente”21,lo que no se hace, en el mismodocumento, con los andinos.Incluso se encuentran referen-cias que no tienen nada que vercon la famosa retórica sobre los“indígenas”, como en la TesisCampesina del 79, donde seplantea “Luchar por la implan-tación de servicios básicos enviviendas, educación, salud y laconstrucción de escuelas, cole-gios, caminos, hospitales, aguapotable, electricidad y comedo-res”22. No se habla del “vivir bien”u otros dislates pachamamistasque son más bien manifestaciónde la degeneración indianista ykatarista de los 80 y 90.

Aún hace falta estudiar alindianismo y al katarismo.

1 Periódico COLLASUYO, Nº 2, La Paz-Bolivia, junio de 1978, p. 3. Esta mismaorganización, cuando fue dirigida porTeodomiro Rengel, financió una concen-tración “campesina” en noviembre de1977 en Ayo Ayo y publicó tres milejemplares del libro Tawantinsuyu, cincosiglos de guerra contra España deRamiro “Wankar” Reynaga en 1978.

2 Choque ve al Manifiesto: “comoprimer acto público, histórico, rechazan-do abiertamente la imposición de unaeducación rural ajena a los valores an-cestrales y de esa manera, emprenderla descolonización cultural, política yeconómica”. Roberto Choque, ElManifiesto de Tiwanaku (1973) y el iniciode la descolonización. Disponible en:http://www.revistasbolivianas.org.bo/pdf/fdc/v4n11/a04.pdf También puedeverse: Roberto Choque Canqui, “Pro-ceso de descolonización”. En Desco-lonización. Estado Plurinacional. Eco-nomía Plural. Socialismo Comunitario.Debate sobre el Cambio, Vicepre-sidencia del Estado, Presidencia de laAsamblea Legislativa Plurinacional,FBDM, La Paz, 2011, p. 43.

3 «Manifiesto de Tiahuanaco». EnJavier Hurtado, El Katarismo, HISBOL,La Paz, 1986, p. 304.

4 Fausto Reinaga, Tesis India ,Impresiones WA-GUI, Tercera Edición,La Paz, 2006, p. 35.

5 Para más detalles sobre el Manifestode Tiahuanaco ver: Pedro Portugal yCarlos Macusaya, El indianismo kata-rista. Una mirada crítica (capítulo 10:«El Manifiesto de Tiahuanaco en el india-nismo y el katarismo», pp. 225-300),Fundación Friedrich Ebert (FES), La Paz-Bolivia, 2016, en: http://library.fes.de/pdf-fi les/bueros/bolivien/12424.pdfTambién: Carlos Macusaya, «Autoría ysignificado político del Manifiesto deTiahuanaco». En Pukara nº 1013, p. 6-8. http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-95.pdf

6 Cartas de Fausto Reinaga a Guiller-mo Carnero. En Fabiola Escárzaga(compilación e introducción), Corres-pondencia Reinaga-Carnero-Bonfil ,Centro de Estudios Andinos y Mesoame-ricanos (México), Fundación Amaútica

Fausto Reinaga (Bolivia), La Paz, 2014,p. 172 y 181. Reinaga tenía intenciones(que nunca concretó) de buscar apoyode toda índole. Por ejemplo, en el librocitado se encuentra una carta (fechadael 11 de julio de 1974) donde le dice aCarnero: “De Banzer a Nixon estamosa un paso”. Ídem., p. 230.

7 Teodomiro Rengel, citado en PedroPortugal y Carlos Macusaya, Elindianismo katarista. Una mirada crítica,Fundación Friedrich Ebert (FES), La Paz-Bolivia, 2016p. 140. Disponible tambiénen: http://www.periodicopukara.com/archivos/el-indianismokatarista.pdf

8 Véase: Carlos Macusaya, «Raymun-do Tambo: uno de los precursores delindianismo». En Pukara nº 113, p. 3-5.http://www.per iodicopukara.com/archivos/pukara-113.pdf

9 Moisés Gutiérrez, «Katarismo, indi-genismo e indianismo: Revertir 500años de historia». En: Última Hora (Her-meralia), 15 de agosto de 1993, p. 10.

10 Nicómedes Sejas Terrazas, Kata-rismo y descolonización. La emergenciademocrática del indio, 2014, p. 12 y 13.Otro katarista, con una lectura distintay ajeno al movimiento sindical campe-sino, plantea un elemento común entrelas posturas indianistas y kataristas: una“critica que desnuda las relaciones feu-dales en el ejercicio del poder”, perodiferencia al katarismo del indianismorefiriéndose a este último así: “por sucarácter reactivo es auto negación, enla medida en que se acciona o reaccio-na gracias a un estímulo: el bautizocolonial; por eso el indianismo no tieneninguna base social, étnica ni cultural”.Fernando Untoja Choque, «Katarismo,indianismo e indigenismo». En: Refle-xiones sobre la temática indígena enBolivia, Fundación Konrad Adenauer(KAS), Editora Presencia, La Paz-Bolivia,2012, p. 80 y 89. Este trabajo de Untojase publicó en una edición independientebajo el título de: Katarismo. Crítica alindianismo e indigenismo (2012).

11 Felipe Quispe, El indio en escena,Ed. Pachakuti, Chukiyawu–Qullasuyu,1999, p. 9.

12 Felipe Quispe, «Nacionalistas yrevolucionarios frente al indianismo».En Collasuyo, La Paz-Bolivia, junio de1978, p. 2.

13 Felipe Quispe, El indio en escena,p. 50.

14 Luciano Tapia, Ukhamawa jaka-wisaxa (Así es nuestra vida). Auto-biografía de un aymara, s. e., La Paz,1995, p. 364-365.

15 Verushka Alvizuri, La construcciónde la aymaridad. Una historia de laetnicidad en Bolivia (1952-2006) ,Editorial El País, Santa Cruz, 2009, p.33.

16 Mirtha Padilla N., «Indianistas ykataristas como autores». En Pukara n°69, mayo del 2012, p. 2.

17 Rivera dice: “La síntesis entrememoria larga (luchas anticoloniales,orden ético prehispánico) y la memoriacorta (poder revolucionario de lossindicatos y milicias armadas a partirde 1952) es en realidad un proceso difícily contradictorio…”. Silvia Rivera, Opri-midos pero no vencidos, Ediciones Lamirada salvaje, Impresiones WA-GUI,La Paz-Bolivia, 2010, p. 212.

18 Silvia Rivera, Prólogo a Los sen-deros de Fausto Reinaga. Filosofía deun pensamiento indio de Gustavo Cruz,CIDES-UMSA, Plural editores, 2013, p.19.

19 «Tesis del Campesinado Boliviano»(1978). En Javier Hurtado, ElKatarismo, HISBOL, La Paz, 1986, p.322.

20 Isidoro Copa, «Movimiento IndioTupaj Katari». En Presencia, 23 demayo, 1978.

21 «Tesis Pol ítica de la CSUTCB»(1983). En Silvia Rivera, op. Cit., p. 232.

22 «Tesis del Campesinado Boliviano»(1979). En Javier Hurtado, op. Cit., p.330.

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Políticas oficiales:

Los avatares de la evaluación dela calidad educativa en BoliviaVictor Hugo Quintanilla Coro

Desde los años ’80, una de lasmayores preocupaciones de losdiferentes Estados de AméricaLatina es la evaluación de la cali-dad de la educación1. Aunque estapreocupación aún no es seriamen-te compartida en Bolivia, lo ciertoes que evaluar la calidad de la edu-cación fue, es y seguirá siendode una importancia definitiva parareconducir y/o reformular las polí-ticas educativas de cualquier tipode Estado o de gobierno2.

En unos casos con mayor efecti-vidad y coherencia que en otros,la mayoría de los países ha encara-do la evaluación de la calidad edu-cativa, en el marco de lineamientosnacionales e internacionales. Deeste esfuerzo dan fe el “Índice deDesarrollo de la Educación Básica(IDEB) de Brasil, el Sistema de Me-dición de Logros Académicos dela educación básica Ecuador, des-de 1996;la Evaluación Censal deEstudiantes del Perú, país quetambién se ha acogido a las prue-bas de PISA (Programa Interna-cional para la Evaluación de Estu-diantes o Program for Internatio-nal Student Assessment); el exa-men de bachillerato de Costa Ricao el caso de Puerto Rico, dondelas escuelas que no cumplen consus objetivos pasan a ser objetode un plan de mejoramiento, segúnla controvertida Ley del “No childleft behind”; y Chile que este añoha sido situada en el puesto 36entre los 44 países que recibenevaluación de PISA3.

En Bolivia, la preocupación porevaluar la calidad de la educaciónnunca fue una preocupación deEstado, y al decir esto nos referi-mos a que antes del año 2009 nofue un mandato Constitucional.Ahora lo es, pero lamentablementeeste mandamiento no dio lugar ala generación -mucho menos ges-tión y realización- de políticas deevaluación de la calidad de la edu-cación, articuladas al desarrollo delo que ahora se llama Sistema Edu-cativo Plurinacional (SEP). ¿A quése debe esta situación? Primero,a que los orientadores del procesode estructuración del currículo pa-ra la Ley Avelino Siñani, perdieronde vista el principio de que la plani-ficación de la educación -sea éstarevolucionaria o no- debe traer

consigo su propio proyecto deevaluación. El desarrollo de la edu-cación y la evaluación de su cali-dad, si bien son procesos indepen-dientes, sujetos a diferentes ges-tiones institucionales, no puedenser procesos desarticulados. Se-gundo, a que el Observatorio Pluri-nacional de la Calidad de la educa-ción (OPCE), que por el momentoes la única entidad con atribucio-nes para evaluar la educación bo-liviana, viene sufriendo una seriede obstáculos, no sólo en su pro-ce-o de legitimación institucional,sino también en sus esfuerzos porcumplir con el mandato Constitu-cional. Veamos, muy sucintamen-te, cómo se han ido dando dichosavatares.

El año 2009, la Constitución Po-lítica del estado Plurinacionalestablece lo siguiente: “Artículo89. El seguimiento, la medición,evaluación y acreditación de la ca-lidad educativa en todo el sistemaeducativo, estará a cargo de unainstitución pública, técnica espe-

cializada, independiente del Minis-terio del ramo4. Su composición yfuncionamiento será determinadopor la ley.”5 Hay dos aspectos fun-damentales que remarcar al res-pecto: por una parte, que el “se-guimiento, la medición, evaluacióny acreditación de la calidad edu-cativa en todo el sistema educa-tivo” debe comprenderse como elobjeto de la institución a ser crea-da por ley (y no por un DecretoSupremo como ha ocurrido). Estadiferencia jurídico-legal puede sermuy relevante a la hora de recor-dar que “hacer aprobar” ciertosdecretos continúa siendo uno delos indicadores más clásicos delejercicio colonial del poder.

Por otro lado, el artículo de laConstitución establece muy cla-ramente que dicha institución de-be ser independiente del Ministeriode Educación. En este punto -ysólo para contribuir a una com-prensión más cercana al mandatoconstitucional- es preciso citar elsignificado de la palabra indepen-

diente: “independiente adj.1 Quetiene la capacidad de elegir y ac-tuar con libertad y sin dependerde un mando o autoridad extraña.| autónomo. (…). 5 Se aplica a lapersona que trabaja por cuentapropia. autónomo.”6

En base a esos puntos de par-tida, la hipótesis que puede ex-plicar el hecho de que la OPCEhaya estado atravesando por unaserie de vicisitudes se debe a queel Artículo 89 de la Constituciónno fue comprendido: se asumió quelos significados de la palabra inde-pen-diente son sus antónimos (¡!).Un año más tarde, en la Ley deEducación Avelino Siñani-ElizardoPérez, los dos sentidos básicos dela disposición Constitucional fuerontergiversados de la siguiente ma-nera: “Artículo 83. ObservatorioPlurinacional de la CalidadEducativa: (…) se crea el Obser-vatorio Plurinacional de la CalidadEducativa, institución pública des-centralizada, técnica, especializa-da, independiente en cuanto al

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proceso y resultados de sus eva-luaciones. (…). 2. El ObservatorioPlurinacional de la Calidad Educa-tiva estará encargada de realizarel seguimiento, la medición, eva-luación y acreditación de la cali-dad educativa del sistema edu-cativo en los subsistemas regular,alternativo y especial.”7

Desde entonces existen dos ten-denciosos “plus” jurídicos muy dis-tanciados de la Constitución: poruna parte, el mandato de la inde-pendencia de la institución quedebe evaluar la calidad de la edu-cación queda restringida “al pro-ceso y resultados de sus evalua-ciones”, lo cual ya no tiene quever con “independencia institucio-nal”. Por otra, su objeto ya no estodo el sistema educativo: las uni-versidades “indígenas” y la forma-ción (inicial, continua, permanenteo “complementaria”) de maestrosya no están incluidas. Ahora queel país viene siendo testigo de lasmayores entregas de títulos delicenciatura al magisterio, es pre-ciso preguntarnos ¿por qué el Mi-nisterio de Educación asume la po-sición de evitar subrepticiamenteque la calidad de la educación seaevaluada en todos y cada uno delos subsistemas del SEP, por unainstancia realmente independientede ese ministerio?

Dos años más tarde, el mandatoConstitucional, ya no sólo es in-comprendido, sino explícitamenteignorado con el Decreto SupremoNo 0832. La “independencia” delObservatorio Plurinacional de laCalidad Educativa (OPCE) es anu-lada: “Artículo 2.- (Naturaleza ins-titucional). El OPCE, creada por elArtículo 83 de la Ley Nº 070, esuna entidad pública descentrali-zada bajo tuición del Ministerio deEducación, con personería jurídi-ca, con patrimonio propio y auto-nomía de gestión técnica, adminis-trativa, financiera y legal en el ám-bito nacional.” La institución deevaluación de la educación, a laque la Constitución Política del Es-tado se refiere como independien-te del Ministerio del ramo, ahoraya no lo es: la OPCE es “descen-tralizada bajo tuición del Ministeriode Educación”. Si bien el radio deacción de la institución ha vueltoa ser todo el sistema educativo,porque ello es políticamente con-veniente para el ministerio del ra-mo, por otro lado, se encuentrael paradójico “detalle” que la pre-sidencia de su directorio está acargo del Ministro de Educación8.

¿Por qué esto resulta proble-mático? Es muy simple: el OPCEdebe evaluar la calidad de la edu-cación del modo más objetivo po-sible y sin ningún tipo de injerenciao influencia política sobre el modode hacerlo ni sobre los resultadosderivados de ello, so pena de faltara la verdad sobre el estado de laeducación, sus crisis o sobre susaciertos9. Siendo así, no es cohe-

rente que el ministro del ramo seaparte del directorio de la institu-ción, porque la evaluación de lacalidad de la educación constituyetambién una forma indirecta deevaluar las consecuencias de lasdecisiones que esa autoridad es-tuvo tomando -comunitariamenteo no- sobre todos y cada uno delos subsistemas del SistemasEducativo Plurinacional.

En un proceso tan importante,referencial y determinante paraque los diferentes actores y prota-gonistas de la educación tomenconciencia de los efectos de suprotagonismo, no se puede ser“juez y parte” en la evaluación dela calidad de la educación10, salvoque se tenga algún interés ajenoa la verdad o la finalidad de sosla-yar responsabilidades (aunque es-tá claro que la evaluación de lacalidad educativa no se realiza conla finalidad de determinar culpablese inocentes). De ahí que la laborde instituciones independientes delministerio del ramo, como el OPCE,sean absolutamente necesarias yesenciales para tomarle el pulso atoda la educación boliviana y paraderivar planteamientos que llevena enriquecer, replantear o reorien-tar las políticas educativas. Perode ahí, al mismo tiempo, que lasactividades que el mismo Ministe-rio de Educación realiza, para eva-luar los efectos “educativos” desus propias decisiones no sirvanmás que para preservar la autoes-tima de las principales autoridadesde ese ministerio, y hacer creerasí que la “revolución” educativay cultural está “avanzando”, aun-que aún no se sepa hacia dónde.

El año 2012 esta problemáticatuvo una de sus formas de expre-sión más inusitadas: la DirecciónGeneral de Asuntos Administrativosdel Ministerio de Educación publicóen el SICOES varias convocatoriaspara la contratación de firmas con-sultoras privadas, para la realiza-ción de evaluaciones académicasa las escuelas de formación demaestros y unidades académicasdel país. Aunque no se sabe queninguna consultora de “izquierda”o “derecha” llegara a adjudicarseel trabajo ofrecido, la pregunta quedebería ser respondida es la si-guiente: ¿por qué el Ministerio deEducación llegó a expresar la in-tención de entregar la evaluaciónde las escuelas de formación demaestros a consultoras privadas,siendo que desde el 2011 el EstadoPlurinacional ya contaba con elOPCE, institución exclusivamentecreada para programar, proyectary realizar evaluaciones educativasen y de todo el Sistema EducativoPlurinacional?

Hasta aquí, la Constitución Políti-ca del Estado no sólo no ha sidocumplida por el ejecutivo del ramo,sino que ha dado lugar a una casiabsoluta enajenación de atribucio-nes y funciones, con un segundo

Decreto Supremo aprobado el 28de mayo de 2014. Es así cómo seha transitado de la insuficientecomprensión de la Constitución Po-lítica del Estado a la toma autorita-ria de decisiones. Esto se encuen-tra clara y evidentemente perfila-do por la diferencia entre los de-cretos No 0832 y No 2017. El D.S.No 0832 establece en su Artículo8 que “El Directorio tiene a su car-go la definición de estrategias ylineamientos sobre los procesos deseguimiento, medición, evaluación,y acreditación de la calidad edu-cativa, en el marco de las políti-cas del Sistema Educativo Pluri-nacional, así como la supervisiónde su cumplimiento.” Con el D.S2017, el Directorio del OPCE, bajola presidencia del ministro deeducación, ya tiene las siguientesatribuciones específicas:

Artículo 8.- (Atribuciones delDirectorio). El Directorio delOPCE, tiene las siguientes atri-buciones:

a) Definir las estrategias ylineamientos sobre los procesosde seguimiento, medición, eva-luación y acreditación de la cali-dad educativa, en el marco delas políticas del Sistema Educa-tivo Plurinacional, así comosupervisar su cumplimiento;

b) Aprobar el Plan EstratégicoInstitucional, Programa de Ope-raciones Anual y el Presupuestode la institución, elaborados enel marco de las políticas, estra-tegia y los lineamientos estable-cidos;

c) Aprobar la Estructura Orga-nizativa de la institución;

d) Evaluar el desempeño de laDirectora o Director Ejecutivo delOPCE;

e) Conocer los informes deAuditoría Interna;

f) Definir los asuntos de sucompetencia, mediante Reso-luciones de Directorio;

g) Aprobar los informes de viajeal interior o exterior del país dela Directora o Director Ejecutivodel OPCE;

h) Tratar otros temas rela-cionados con el cumplimiento desus atribuciones.”11

Esta modificación del primer de-creto no sólo termina de desplazarla independencia que el OPCE debetener del ministerio -y de su minis-tro- para dar lugar a resultadosobjetivos en la evaluación de lacalidad de la educación, sino quetambién involucra una implícitadualidad de funciones: el ministrode educación como el tácito, implí-cito o sobreentendido director eje-cutivo del OPCE. Desde este puntode vista, no cabe duda que el ver-dadero Director ejecutivo de estainstitución queda reducido a serun simple operador de las decisio-nes ministeriales. Y como el Direc-tor del Observatorio de ese enton-ces constituía un obstáculo para

las voluntades ministeriales, eldecreto No 2017 también contem-pló su destitución: “Disposicióntransitoria única.- A partir de lapublicación del presente DecretoSupremo, se procederá a la nuevadesignación de la Directora o Di-rector Ejecutivo mediante Reso-lución Suprema.”12

Al respecto, y basados en el in-forme que el Director Ejecutivo delOPCE elevó a varias autoridadesdel Estado Plurinacional, duranteel año 2014, nuestro criterio finales el siguiente: la incomprensióno solapada negación de la Cons-titución Política del Estado Plurina-cional, no puede continuar siendola causa de que instituciones comoel OPCE no puedan cumplir con laevaluación de la calidad de la edu-cación, independientemente delministerio del ramo. Si ello no va aser posible, por temor a los resul-tados de evaluación de programascomo por ejemplo el PROFOCOM,no cabe duda que es necesariocomenzar a pensar seriamente enuna reconducción hacia el cumpli-miento de la Constitución Políticadel Estado, en el campo de la edu-cación y, entre otras tareas, ellopasa por evaluar objetivamente lagestión curricular y los efectos queha tenido hasta ahora la Ley 070.

1 Estas son tan sólo algunas de las yainnumerables contribuciones sobre eltema de la emergencia e importanciade la evaluación de la calidad de laeducación en América Latina y elCaribe: Carlos Rojas C. y Juan ManuelEsquivel: Los Sistemas de Medición delLogro Académico en Latinoamérica. TheWorld Bank Latin America and theCaribbean Regional Office, October1998. Pedro Ravela (editor): Lospróximos pasos: ¿hacia dónde y cómoavanzar en la evaluación de aprendizajeen América latina?  Programa dePromoción de la Reforma Educativa enAmérica Latina y el Caribe-GRADE,2000.Pedro Ravela; Patricia Arregui;Gilbert Valverde; Richard Wolfe;Guillermo Ferrer; Felipe Martínez Rizo;Mariana Aylwin y Laurence Wolff: Lasevaluaciones educativas que AméricaLatina necesita. Santiago: PREAL, 2008.Alejandro Tiana Ferrer: Cooperacióninternacional en evaluación de laeducación en América Latina y elCaribe: análisis de la situación ypropuestas de actuación. Washington,D.C., BID, 2000.

2 “La evaluación educativa y, enconcreto, la evaluación externa de lascompetencias de los alumnos, hapasado en menos de quince años aocupar un lugar central entre losinstrumentos de la política educativa.La evaluación de competencias,impulsada en buena medida porinstituciones globalizadoras como laOCDE, forma parte actualmente de laagenda de reformas educativas muydiversas. Desde aquellas orientadas ala intensificación de los cuasi mercadoseducativos y la elección, hasta las queponen un mayor acento en la producciónpública y en la rendición de cuentas delos centros públ icos, las agendasreformistas otorgan a la evaluación elcarácter de piedra angular de losdiferentes diseños.” Jorge Calero yÁlvaro Choi: “La evaluación comoinstrumento de política educativa”.Presupuesto y Gasto Públ ico 67/2012:000-000. Secretaría de Estado dePresupuestos y Gastos © 2012, Instituto

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Semblanza:

«No quiero que mi hija sea susirvienta...»Iván Apaza Calle

De la lúgubre celda de un prisio-nero en 1989 se escuchaba unavoz aparentemente olvidada; escu-chen este rugido: “A todos los opri-midos y explotados del campo nostoca cambiar nuestros viejos ara-dos egipcios por un moderno fusil…,y ahora los surcos que abrimos pa-ra depositar las semillas se conver-tirán en una trinchera de comba-te…” No, no es la locura de un blan-co-mestizo haciéndose pasar porrevolucionario, ni es un herederodel Che Guevara; es otra voz, conotro tono. ¿Quién es el atrevido?Por el mensaje, es una persona demanos encallecidas que labra la tie-rra, que ha decidido abandonar laexistencia servil frente al q’ara, lle-vando su voluntad hasta el límite,para poder transmutarse de oprimi-do en un ser libre. Es el rugido deun aymara, es el mensaje de FelipeQuispe Huanca. Hasta este momen-to pueden decir: palabrerías y máspalabrerías; nadie creía en estemensaje aun cuando esto metía eldedo en la llaga, ¿por qué?, Sartrenos arroja esta razón: “uno no creede inmediato en lo que quiere creer;es necesario alguna práctica”1. Po-co tiempo después aquel mensajeque ya era praxis sale a flote paratodos. Los rumores corren de aylluen ayllu, de calle en calle, pero laprensa calla para no aterrorizar alos que ya han sido cercados en1781. El silencio es rotundo, peroen tanto lo es, cualquier pequeñosonido alarma más a los administra-dores del Estado colonial. No tienenotra salida; éstos se ponen a com-batir al indio rebelde.

En épocas pasadas, las nacionesautóctonas han sufrido el someti-miento de su voluntad, no hubo de-recho a reclamo en ese tiempo ni através del consentimiento del ocu-pante; la injusticia, violencia, sa-queo, etc., estaban a orden del día.La rebelión metafísica rondaba bajoel gorro y sombrero de las y los in-dios. Pero la rebelión metafísica tie-ne límites, no tarda en concreti-zarse; cada generación presencióa un indio rebelde, y fue guiadopor este. En nuestra época tambiénse ha presenciado este fenómeno.

Las personas a medida que quie-ren explicar algo, no meramente re-curren a la reflexión, sino a otrascosas como la literatura, la música,la religión, la política... Quieren sa-tisfacer con respuestas a sus pre-guntas; muchas veces no dan alclavo sino que lo postergan hastaque se pierde en el olvido y se vuel-ve normalidad; sin embargo, otrosdan en el clavo en esa búsqueda,

y puede ser la de un adolescenteo un joven en un país colonial bajoel cual existe, como el Mallku frenteal “Manifiesto del Partido Indio deBolivia” de Fausto Reinaga, quezambullirse en sus páginas fue paraél como mirarse al espejo; a partirde ahí: adiós al “Manifiesto comu-nista” de Marx y Engels de contextoremoto.

Pero las preguntas tienen mássed, aun no están satisfechas conel escrito de fuego de Reinaga; labúsqueda de aquel joven seagudiza, el impulso diario a cadaminuto es fatal, donde quiera queve, donde va, está la opresión desus pares; mira al indio cargandola canasta del q’ara, oye los gritosracistas de una blanca a una em-pleada en medio de la calle: le cau-sa dolor, sufrimiento; esta experien-cia le sirve como impulso. Escuchala radio para informarse, en eso,se topa con un programa radial, queemitía una radionovela; ¡ah!, ahí es-tá, trata de la vida y muerte deTupak Katari-Bartolina Sisa, la lla-marada se extiende y pasa a la rea-lidad, en ella encuentra personasque también viven su situación,pero estos desfallecen en el camino.Él continua; apenas ha andado po-co, falta mucho por abarcar. En me-dio de carnicerías y charcos de san-gre humana en 1975 durante el go-bierno de Banzer, y que horror esmencionar este detestable nombre,conoce al conductor del programaradial, a partir de ello Felipe, inicialo que él llamo “el indio en escena”,en la vida política, por supuesto.

Con esta experiencia la voluntadpolítica dormitada del Mallku se en-ciende en llamas que no apagaránlas adversidades de la existencia,la difamación, el hambre que vivesu familia ni la muerte de sus treshijos lo detiene2; para ser claros,esa voluntad es símil al pensa-miento de F. Nietzsche: “Lo que note mata te hace más fuerte”, yasí se mantiene hasta hoy.

Al verse reflejado en el escritoindianista de Reinaga, se dio cuentade la condición: de indio; esto impli-ca una existencia muy particularpara los oprimidos, pues nacer, cre-cer bajo ese orden colonial, es llevarcargada esa experiencia lamentableen el presente eterno y actuar in-fluenciado de alguna forma por ella.Esta condición devenida en con-ciencia a través del indianismo pro-duce lo que Ayar Quispe llamó unindio rebelde. Los aymaras nos co-nocemos como aymaras a travésdel habla y discurso del indio rebel-de, no porque haya memorizado loque Reinaga dice, ni aquel y el otro,

sino, ese lenguaje fuerte y ásperoes resultado de la misma vivenciabajo la que existe, esa es la razónprincipal por la que nos redescubri-mos como somos en verdad, porquetambién tenemos esa vida áspera.

No es que Felipe haya optado vi-vir bajo este sistema opresivo, nininguno de quienes leen este escri-to; el orden colonial ya estaba ahícuando surgimos a la existencia, lotenemos ahí por herencia. En cuan-to nacimos bajo la colonia ya está-bamos determinados de alguna for-ma por lo externo como seres infe-riores, como indios. Lo externo yaestaba dividido en dos grupos con-trarios y contradictorios. Pero vali-dar como absoluto esto, seria anu-lar la capacidad reflexiva de cadapersona y su constitución; El indiorebelde es producto de esa capaci-dad y reflexión. Cada uno en tantoexiste se construye. Consiguiente-mente, el indio rebelde no ha nacidopara satisfacerse de los lujos, pla-ceres de lo externo; no posee bien-es materiales como un q’ara o unqamiri, este solo tiene verdades defuego que incendian y la voluntadlibertaria que no cesa de impulsarsu praxis para eliminar lo predetermi-

nado que impone el sistema.El destino que cada uno construye

es negado, ¿acaso no es así en laactualidad? La negación del sistemaa las personas es constante, peroesto no basta, llega hasta los límitesde la existencia de uno, a la sobre-vivencia. La condición existencialde hoy: el indio, es un constructodel opresor, “el indio es productode la instauración del régimen colo-nial. Antes de la invasión no habíaindios, sino pueblos particularmenteidentificados”3.

El indio es una persona determina-da por lo externo, no es el individuolibre dentro de las estructuras colo-niales, las acciones que realiza sondirigidas hacia un fin, básicamenteel comportamiento y la forma depensar es moldeada. Pero hay algomás, su voluntad está limitada; encambio en el indio rebelde, el asuntoya es otro, este ha roto ese esque-ma, quizás solo tenga el límite dela muerte, pero no es nada raroque también otro le reivindique des-pués de su muerte y aun siga enacción su pensamiento, pero surebelión en tanto monacal, no sirvepues tarde o temprano fracasa.

Algunos piensan que el Mallku, es

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Viene de la página 7Bolivia en el Gineceo...presiones civilizatorias más arcai-cas aún en disputa por una nuevacolonización.

Este texto es un intento de si-nopsis de la novela “De cuandoen cuando Saturnina”, de AllisonSpeading. De novela futurista tie-ne poco cuando uno lee tanta ac-tualidad en la misma, “a ver si re-sulta tan profética como dicen”señala una crítica en el dorso dela segunda edición

Mientras tanto, en la actuali-dad, cientos de chullpares regadospor el altiplano parecen resguardarlos gineceos de donde brotannuevas generaciones lanzadas aldesenfreno del capitalismo actual,con la extrañeza de un espaciocomún que hoy solo parece existiren la promesas de un mundo mejorpara unos cuantos privilegiados.Conclusiones provisorias

La interpretación filosófica sobredel mito de Aquiles en el Gineceobusca desarrollar una pedagogíade la madurez cívica para el sigloXXI, considerando como hechossuperables la crisis del sentidocomún y la atomización de lapolítica en nuestro tiempo11 frentea al avance de la especializacióndel capitalismo actual.

Bolivia es testigo del nacimientode nuevos espacios y tiempos,ocultos por las dinámicas del podery el capital, incorporando con ma-yor radicalidad en las relacionessociales a las leyes de la economíamoderna. Sin embargo, quedapendiente saber si es posible crearprogramas políticos —y no ideolo-gías de poder— que trabajen conla misma rigurosidad el desarrollode la economía con la creación deespacio vitales para el encuentropacifico entre seres humanos, parala convivencia armónica, para lavida saludable y feliz. Quedapendiente saber si el dinerogenerado no nos ha quitado acambio de consumo la posibilidadde un mundo mejor para laspróximas generaciones.1 En Revista de Occidente, N.336-Ensayo, Javier Gomá Lanzón, «Laingenuidad aprendida: un programafilosófico», p.59, Mayo 2009.2 Op. Cit., p.59, Mayo 20093 Henry Michel, MARX, Una filosofía dela realidad, Vol.I. Ed. La Cebra.4 Op Cit. P.31-Cap.1.Crítica de la esen-cia política: el manuscrito del 42;Introducción a la Filosofía del Derecho-crítica de la filosofía del Estado de Hegel.5 Marx, Karl, El Capital, tomo I. Ed.Moscú 19806 Luis H Antezana, Bolivia , hoy. Ed.Siglo XXI, 1987: «Sistema y Procesosideológicos en Bolivia», p.60.7 Op. Cit, p. 618 Parafraseado a J.P Faye, Luis HAntezana, Op. Cit., p629 Cita de Luis Antezana sobre SegioAlmaraz en El Poder y la Caída, 1967;en Op. Cit., p.6210 Continuación a los artículos sobre laidentidad y la ideología kolla publicadosen en Pukara Nº 62 y Pukara Nº 109.11 Las crisis del sentido , Berger yLuckman, Ed. Alianza, 1999.

Viene de la página 14Los avatares de la...de Estudios Fiscales, p 29. Vertambién: Patricia Arregui: “Uso de losresultados de evaluaciones educativasa gran escala en América Latina. Grupode Trabajo sobre Estándares yEvaluación del PREAL. Octubre 2008.

3 Para mayor información sugiero ver:Boletín Nº2, Febrero 2008. Observa-torio Regional de Políticas deevaluación educativa.

4 Nuestro subrayado.5 Constitución Política del Estado

Plurinacional de Bolivia.6 Diccionario Manual de la Lengua

Española Vox. Madrid: Laurosse, 2007.Versión digital.

7 Ley 070 de Educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez. La Paz: Gaceta Oficialdel Estado Plurinacional de Bolivia,2010. Mis subrayados.

8 Ver D.S No 0832.9 “Asimismo, en la medida en que

exista una mayor conciencia respectoa la necesidad de incrementar y utilizarmás eficientemente los recursossiempre escasos destinados al sectoreducación, resultará imprescindiblecontar con información que permitaevaluar el impacto de una inversiónadicional y monitorear en formapermanente y adecuada los avances yretrocesos en los resultados del sistemaeducativo.” PREAL: “¿Cómo avanzar enla evaluación de aprendizajes enAmérica Latina?” Formas y Reformas dela Educación: Abril 2001, Año 2/No 8,s.p.

10 Ya en 1994, se tenía claro que losfactores que debían tener en cuenta lossistemas de evaluación de la calidad dela educación eran la “Independen-cia: una relativa independencia de losorganismos encargados de la eva-luación frente a los prescriptores, quepermita el ejercicio de un espíritu críticoresponsable y basado en un códigodeontológico profesional. Estosorganismos pueden ser, en parte, delgobierno, del parlamento, o totalmenteautónomos (centros de investigación,asociaciones, etc.); Cientifici-dad: como garantía de objetividad, quedemanda una excelente capacitacióntécnica y pluridisciplinar de los eva-luadores. Se deben emplear con rigorinstrumentos empíricos de medida,suficientemente comprobados ycontrastados, tanto en la esfera de locuantitativo como en la mucho másdifíc i l de lo cuali tativo; Transpa-rencia: una transparencia suficiente dela información administrativa, quepermita el acceso de todos los actoresimplicados a las fuentes. En el marcode un servicio público, la evaluación nodebe ser nunca confidencial; Plu-ralidad: una pluralidad de órganos deevaluación que permita la emulaciónentre expertos y su utilización por losdecisores como bazas en la negociación;por ejemplo, al servicio del poderejecutivo, pero también del parlamento,de la administración central y de lasentidades locales. Participación:Todos los actores implicados debenparticipar activamente, en algunamedida, en cualquier momento delproceso de evaluación. Ello ayuda adistinguir entre control y evaluación y,de otro lado, contribuye a difundir lacultura de la evaluación entre todos lossectores.” Este trabajo fue elaboradopor Alejandro Tiana y Horacio Santán-gelo, con la colaboración de FrancescPedró, para ser presentado comodocumento base en la VII ReuniónOrdinaria de la Asamblea General de laOEI, celebrada en Buenos Aires del 26al 28 de octubre de 1994. http://www.rieoei.org/oeivirt/rie10a09.htm LaPaz, 16 de junio de 2014, 10:55 a.m.

11 Decreto Supremo 2017 de 28 demayo de 2014.

12 Ibidem.

aquel loco maniático, que dice ab-surdidades, pero este discursillo so-lo tiene validez en el entorno enque surge; leamos: las palabras emi-tidas para transmitir un mensajevienen cargadas de la vivencia, eneste caso lo que las sensacionesnos dictan a través de lo concreto;los opresores están partiendo des-de la realidad que ellos están vivien-do. Los pensamientos de un deter-minado individuo encierran una vi-vencia particular. El q’ara y el indiorebelde tienen vivencias distintasy contrarias, en consecuencia, lospensamientos que expresan ambos,difieren el uno con el otro, porqueen el pensamiento interviene nosolo la vivencia sino el pasado, “elpasado está presente en todonuestro funcionamiento cerebral, yes el fundamento de los hábitos,de los reflejos condicionados…, (el)pasado está presente en nosotros,en tanto en cuanto nos ha hecholo que somos”4.

El impulso del Mallku, no son laslecturas simplemente, sino que lacondición en que se halla es la quele empuja a la política; no tiene lavoluntad servil hacia el q’ara, sinoque el poder de su voluntad haceque sea un aymara que pretendelibertar despertando la concienciaexterna que dormita; para esto uti-liza el lenguaje que están viviendolos aymaras; fuerte cual viento ás-pero de las cordilleras, pero sobretodo demuestra con la práctica, lehabla al q’ara de frente, sin pelosen la lengua, pero aun hay mas;no le teme. Sus palabras son firmesy seguras, es un corajudo fornidoen el sentido estricto del término;su mirada profunda anula la delopresor pues este se agacha, lasdubitaciones no están para él, por-que su conciencia y pensamientoson libres. Después de ser torturadohasta las últimas consecuenciaspara que delate a toda la organiza-ción guerrillera uno puede pensarque ya es un manso ante el colono,pero no, sería una equivocación ga-rrafal balbucear tal idea, ni auncuando se lo electrocuta en los tes-tículos, ni mucho menos los golpesque recibe por doquier, doman aese indio rebelde; se intensifica suvoluntad de lucha por la liberación.La prensa ha querido hacerle pisarel palo, hacer parecer terrorista susacciones, no pudo meterle en subolsillo; fracasó. Cuando se le pre-guntó por qué escogió el caminodel terrorismo, este respondió: “Noquiero que mi hija sea su sirvienta,tampoco que mi hijo sea su cargadorde canastas”5. Pocas palabras querefleja la condición de indio, quedesnuda la normalidad costumbris-ta, en fin al sistema opresivo.

¿No creo que el homo politicusen su sentido estricto sea un sujetoque actúe mecánicamente, sin re-flexiones para su praxis; ni muchomenos aquel llunk’u que transita departido en partido, sino que tieneque ver con aquella persona concompromiso social, que cree posiblepoder cambiar una realidad; ese esun político, que dedica tiempo com-pleto, un profesional que cabe enla definición de Max Weber.

El Mallku sobre los Andes, no esuna praxis mecánica, sino que de-viene de un pensamiento que surge

de la experiencia particular de indioagregando sus lecturas y su refle-xión. El pensamiento se ha hechopraxis, aquello que estaba en ebulli-ción debajo del ch’ullu, alistando laestocada final al q’ara; el indianistaen el final del siglo XX y XXI, cerróuna época y abrió otra. No hay másindianistas, lo que sí existe comolas piedras, es el indianismo teóricoconsecuencia de la teoría del india-nismo.

Pocas veces se puede ver en elpaís colonial, un compromiso políticohasta sus últimas consecuencias,sino es en la consecuencia de prin-cipios, es en la guerra anti-colonialdonde la existencia solo tiene signi-ficado en tanto se destruye el ordeninstituido, todo lo contrario es noexistir para el colonizado; los tupa-kataristas mostraron esa actitud en1781 durante el cerco, demostran-do que “de lo que se trata es morirmatando”. El compromiso políticoanula los bienes materiales e inte-reses particulares, el ser que es elindio rebelde no es, sino el servilde la ideología de la liberación; nohay términos medios, se es o nose es; su derrotero es ser o no ser,entre la vida y la muerte. Si en elescritor es satisfacer a la solitaria,el demonio que tiene sed de escribiry leer porque “exige a sus adeptosuna entrega total”6, en el políticoque existe bajo la colonia extranjera,ocurre similar pasión, sacrifica a susseres queridos, sus sueños íntimosson echados abajo, lo que importaes constituir su proyecto político.El retrato que realiza Ayar sobre elMallku es rotundo: “’el oprimido esel oprimido’ y su lucha puede serimparable e incomparable cuandolo realiza por una causa sagrada,liberadora y justa. Por lo que si haperdido una guerra siempre estarádispuesto a combatir en otra y enotra… por eso, no teme a la cárcel,la tortura o la muerte”7.

La existencia del colonizado noes una vida libre, su sistema de vi-da, sus vivencias están sometidasa las estructuras coloniales, si ahíno hay vida solo existencia, los con-denados a la opresión, se rebelanen cuanto poseen la conciencia deesta condición, pues, sin “la con-ciencia que no es dueña de sí, nohay, no puede haber LIBERTADposible”8 Estos insatisfechos ya noson mas parte de los normales sinopasan a ser los descontentos, soloellos encienden la llamarada de laliberación y tal ha sido y es FelipeQuispe Huanca; su nombre ya noes, sino una praxis o eso quellamamos indianista.

1 SARTRE Jean-Paul, “El muro”,Buenos Aires: Losada, 2007, p. 239

2 Cf. QUISPE Huanca Felipe, “El indioen escena”, Qullasuyu: Pachakuti, 1998.

3 BONFIL Batalla Guillermo, “Méxicoprofundo. Una civilización negada”,México: Grijalbo, 1994, p. 121.

4 CHAUCHARD Paul, “La memoria”,España: Ed. Mensajero, 1979, pp. 73,33.

5 QUISPE Huanca Felipe, “Mi captura”,Qullasuyu: Pachakuti, p. 30.

6 VARGAS Llosa Mario, “Antologíamínima de Mario Vargas Llosa”,Argentina: Tiempo Contemporáneo,1969 p. 169.

7 QUISPE Ayar, “Los tupakataristasrevolucionarios”, Qullasuyu: Pachakuti,2009, p 15.

8 REINAGA Fausto, “La guerra india,Tupaj Amaru y Bolivar”, Bolivia: s/e,2016, p. 9.

La Paz, septiembre de 2016 Página

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La filosofía andina es todavíatarea pendientePedro Portugal Mollinedo

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El jueves 18 de agosto se pre-sentó en la Universidad Pública deEl Alto, UPEA, el libro Filosofía occi-dental y filosofía andina. Dos mo-delos de pensamiento en compa-ración1, de H.C.F. Mansilla.

Desde su anuncio esta presen-tación creó espectativa. Comen-tarios en las redes sociales espe-cularon sobre el éxito del evento.Hubo quienes aseguraron su fraca-so, al considerarla aburrida, queno despertaría interés entre losalumnos de esa universidad.

Sin embargo, el Salon Akapanade la UPEA estuvo repleto, en sumayoría de jóvenes aymaras urba-nos. Ese interés contrasta con laapatía mostrada hacia otros even-tos similares. Diez años de abusopolítico del suma qamaña y la cos-movisión andina causan efecto. Esposible también que la premura deenfoques nuevos, de ideas reno-vadoras, haya influido en el éxitode la convocatoria, pues se tratóde comentar el último libro de unode los pensadores bolivianos másnotables, a cargo de un intelectualaymara entre los más promete-dores, Pablo Mamani.

Pablo Mamani fue pertinente ob-servando algunas limitaciones deltexto comentado. El libro contra-pone el pensamiento occidental alandino, con una ventaja cuanti-tativa para el primero, lo que difi-culta —pero no inhibe— un cotejoadecuado: La obra de GuamánPoma de Ayala merece sólo 50 lí-neas y la de Santa Cruz Pachakutiapenas 13. Es también oportunocuando señala que la crítica alpensamiento andino como ancla-do en el arcaísmo o la premoder-nidad soslaya una crítica en elmismo libro a la contraparte criolla,expresado en el darwinismo socialde los siglos XVIII y XIX. Mansillasólo se refiere a Alcides Arguedasy su libro Pueblo Enfermo, perono menciona a Nicómedes Anteloni a Gabriel René Moreno.

Al haber sido ese libro escritoen el mundo intelectual criollo, eslegítimo sospechar si transmite losprejuicios y sin sentidos que esemundo frecuentemente siente so-bre lo andino. Ello, sin embargo,

puede ser dilucidado me-diante la lectura del mis-mo texto. Mamani incurreaquí en un prejuicio, puessugiere lo peor al indicar:“Debemos preguntarnos...cuáles son las motiva-ciones que el autor noexpone en el texto, qué nose dice textualmente en ellibro.….”.

Pablo señaló: Pareceque el libro “tuviera la fina-lidad de devaluar, de des-virtuar, buscar la diferenciabajo el argumento cualita-tivo…” Reacción que mues-tra una defensa emotivaante la avalancha de ra-cionalidad de que hace ga-la H.C.F. Mansilla, cayendoen la trampa de asumir laracionalidad como exclusividad oc-cidental y la emotividad comoandina. Paradójicamente, él criticaa Mansilla cuando presentar aEuropa como racional y a lo andinocomo emocional, lo que conduciríaa actitudes concretas, como elsupuesto desprecio andino de losDerechos Humanos.

Mamani critica esa postura:Europa fue cuna del horror nazi y“¿en la práctica de qué sirve labella poesía de los Derechos Hu-manos cuando los regímenes capi-talistas y socialistas la violentan?”Por otro lado, “en el ayllu se respe-ta al individuo, para que puedancompartir decisiones que sean be-neficiosas para uno y para todosen conjunto”. Discusión filosófica,que puede incurrir en pura meta-física, pues seguramente soslayael conocimiento de lo concreto,para lo cual las herramientas delas ciencias sociales pueden sermás eficaces que las especula-ciones puramente filosóficas.

Otro aspecto que insurge a PabloMamani es la aparente adscripciónde Mansilla a la peregrina idea deque lo auténtico es lo incontami-nado; que el pensamiento andinoes algo esencial y puro, distintoal pensamiento occidental. Mamaniseñalará: Ese algo es lo que buscaMansilla y no lo encuentra, porqueno existe. La crítica a Mansillacomo “indigenista” encuentra aquíasidero firme. El indigenismo es elmito de la pureza indígena. Paramejor discriminar a esos individuoshabía que preservarlos alejándolos

del poder concreto, que en sí esbastante “contaminante”. Mamanirecalca que los aymaras, comocualquier otro pueblo, siempre hanido apropiándose de cosas ajenas,seleccionando lo otro, rechazandolo que culturalmente no es plau-sible”, ello tanto en el plano mate-rial, de organización social, comotambién de ideas y conceptos.

Empero, Pablo Mamani contra-dictoriamente funda también surazonamiento en principios indige-nistas. Cuando argumenta que lasposiciones de Mansilla reflejan endefinitiva su “miedo al otro”, quesu libro estaría fundado en “laemoción negativa por el otro”, re-cupera para sí uno de los aspectosdesarrollados por el actual indige-nismo posmoderno.

En ese aspecto H.C.F. Mansillay Pablo Mamani parecen más próxi-mos que alejados. Las fuentes através de las cuales el autor tratade conocer y entender el pensa-miento andino son fundamental-mente obras de Josef Estermanny de Blithz Lozada: Son autoresde ese tipo quienes especulansobre la esencialidad del pensa-miento indígena. Pero, esas sontambién (principalmente el primerautor) las fuentes que los indígenasconsultan cuando quieren sabercuál había sido su filosofía, lo quees posible constatar verificando labiografía que citan los autoresindígenas que especulan sobre lacosmovisión, el suma qamaña yotras linduras posmodernas.

Se incurre así en un doble enga-

ño: El criolllo trata de conocer elpensamiento indígena a través deimagenes distorsionadas que, endefinitiva, lo alejan del indígenareal, provocando que cuando real-mente lo conoce, termina por des-merecerlo y menospreciarlo, puesno corresponde a la imagen enco-miástica que esos textos de él lehabían presentado.

De manera parecida, el indígenaen transe de cuestionar su iden-tidad por litigar al colonialismo quepadece, recurre a idénticos tex-tos, los que le indican “quien real-mente es” mediante imágenes in-genuas pero gratificantes, lisonje-ras e insultantes que solo logranimpedirle forjar su propio pensa-miento y lo radicalizan artificial-mente contra el criollo y occidente

Cuando el indígena debate conel criollo, no hay conceptos y acti-tudes que esos libros sobre elpensamiento andino nos predispo-nen esperar. No hay reciprocidad,alteridad, respeto a la diferencia,convivialidad, pensamiento cósmi-co y otras majaderías, sino cho-que ofensivo y defensivo. Adiós“tercero incluido” y “ética cósmi-ca”, bienvenido el enfrentamientosocio político. Se busca preva-lecer, así sea chapuceramente. Unmomento de jolgorio en la audien-cia se manifestó cuando H.C.F.Mansilla indicó que había escritoese libro por simples motivacioneslúdicas: A la ironía criolla se res-pondió con el sarcasmo andino.

La filosofía andina es también unatarea pendiente.

1 H.C.F. Mansilla, Filosofía occidental yfilosofía andina. Dos modelos depensamiento en comparación, RincónEdiciones, 354 págs, La Paz, 2016