El Libro- La Unidad de La Iglesia

Embed Size (px)

Citation preview

LA UNIDAD DE LA IGLESIA Un libro sobre el controvertido tema de la unidad de la Iglesia, desde el punto de vista bblico, as como del papel que juegan los dones y ministerios en el desarrollo de la unidad de la Iglesia.http://unidaddelaiglesia.blogspot.com/

Acerca del libro y el autor El libro: La Unidad de la Iglesia.

Este libro, indito en otros medios de publicacin, ve la luz pblica por primera vez en formato electrnico, en este medio. Es el producto de varios aos de reflexin, anlisis e investigacin, del pastor Llanes. En cierto modo, es un libro no terminado, una especie de obra abierta, ya que est sujeto a nuevas ideas que se vayan aadiendo, y a las modificaciones que de ellas surjan.

Tres son nuestros ruegos:

Primero, al Seor, para que esta obra sea de bendicin y de edificacin para cada lector.

Segundo, a cada visitante de esta pgina, que si as lo desea, deje por favor su comentario, opinin o informacin relevante. Estaremos muy agradecidos.

Tercero, a aquellos que hagan uso de esta informacin, slo pedimos que se citen debidamente los crditos de la misma, o sea, quin es el autor, cul es el nombre de la obra, y qu sitio de internet la contiene. Desde ya, muchas gracias.

El autor: Luis Enrique Llanes Serantes

Naci en Pinar del Ro, Cuba, en 1939. Ha sido pastor y maestro bblico desde el ao 1962, en que se gradu del Instituto Bblico de las Asambleas de Dios, de Cuba, en Manacas, Las Villas.

En su pas natal, pastore varias iglesias, y se desempe como miembro del Comit Ejecutivo de las Asambleas de Dios, en diferentes cargos.

Ejerci la docencia cristiana como profesor de diferentes programas de capacitacin ministerial, y como conferencista bblico en las iglesias locales. El Rev. Llanes fue el fundador y primer director de los Estudios Dirigidos de Superacin Bblica (EDISUB), el programa de preparacin ministerial de las Asambleas de Dios cubanas.

Desde el ao 1989, est trabajando como misionero en la Repblica Argentina. Fund, junto a su familia, la Iglesia "Misin Sur de Mendoza", de la Unin de las Asambleas de Dios, en la ciudad de San Rafael, en la provincia de Mendoza. Es profesor del Instituto Bblico Patagnico, y fundador y director del ministerio transdenominacional "Luz y Verdad", que prepara lderes para las iglesias locales.

El hermano Luis Llanes desarrolla un fructfero ministerio de predicacin y enseanza, as como una amplia labor como escritor de materiales bblicos, teolgicos y ministeriales.

A. Llanes

Esta obra es propiedad de Luis E. Llanes, Ministerio Luz y Verdad, Puerto Madryn, Chubut, Repblica Argentina. Ha sido editado por Alba L. Llanes, Ediciones Cristianas Independientes (EDICI), Rancho Cucamonga, California, Septiembre de 2007:http://alballanesedici.blogspot.com/

NDICE 1 Acerca del libro y el autor 2 Palabras del autor 3 Prefacio 4 Introduccin Captulo 1 - Concepto de Unidad de la Iglesia Captulo 2 - Materia prima para la unidad de la Iglesia Captulo 3 - Principios que rigen la unidad de la Iglesia Captulo 4 - Leyes que rigen la unidad de la Iglesia Captulo 5 - Causas y consecuencias de las divisiones en la Iglesia Captulo 6 - Los dones y los ministerios: instrumentos para la unidad Captulo 7 - Los dones miembros o carismticos Captulo 8 - Los domas o dones personas Captulo 9 - Los dones especiales

PALABRAS DEL AUTOR.

En el ao 1989, comenc a escribir los primeros apuntes sobre este tema de la Unidad de la Iglesia. Algunas de las notas fueron publicadas en esos tiempos en el peridico "Vida Abundante" de la Unin de las Asambleas de Dios, en Argentina. Desde esa poca he estado enseando sobre este tema en diferentes lugares del pas. Poco a poco he ido ampliando y aadiendo notas al mismo.

Tengo que aclarar y reconocer dos cosas. En primer lugar, este libro ha sido producto de la influencia de algunos autores clsicos del pentecostalismo tales como Oswald Carter, Donal Gee, Myer Peralman, Riggs, Horton, Duplesis, etc. El conjunto de sus puntos de vista, con el aporte de la Palabra escrita, fueron formando en m conceptos personales que plasmo en esta obra. En segundo lugar, tengo que agradecer a la gran cantidad de pastores y hermanos, con los cuales he hablado, los que aportaron, con sus puntos de vista, elementos que me ayudaron a darle forma a mis conceptos sobre este tema fascinante. Entre ellos, ha habido pastores pentecostales y no pentecostales que me han sugerido ideas muy positivas, y de los cuales he aprendido mucho en relacin con la obra del Espritu y sus mecanismos para edificar la Iglesia de Jesucristo.

S positivamente que algunos de los conceptos expuestos aqu no son nuevos, porque nada nuevo hay debajo del cielo, pero me place darle mi forma personal, matizada con ideas que s positivamente, me fueron dadas por el Seor en mis estudios personales y producto de la experiencia de varios aos en el ministerio.

El libro se compone de dos partes: en la primera pongo nfasis al concepto escritural de lo que es la Iglesia como Cuerpo, ya que es en ella donde se produce la unidad. En la segunda, abordo el aspecto tan controvertido de los dones del Espritu y los ministerios crsticos, ya que entiendo que no se puede hablar de unidad de la Iglesia prescindiendo de ellos. El contexto de la unidad lo conforman los dones y ministerios en toda la manifestacin de la multiforme gracia de Dios, dentro del gran Cuerpo de Cristo llamado la Iglesia . A algunos de los dones y ministerios pongo ms nfasis que a otros. Aquellos de los cuales se habla poco o nunca se definen, he tratado de explicarlos lo ms explcitamente posible. A los otros ms nombrados le dediqu menos espacio para no repetir tanto lo que ya se ha dicho en mltiples ocasiones. Todo esto lo he tratado de explicar en lenguaje llano y corriente, evadiendo terminologas teolgicas complicadas o tecnicismos que impiden la comprensin del tema. Este libro es escrito para todos, porque lo que expongo es parte del Evangelio de Jesucristo, dado a toda criatura.

Gracias, en primer lugar, al Espritu Santo de Dios que ha puesto carga en mi corazn sobre este asunto, y me ha dado la oportunidad de ser canal de bendicin a la Iglesia.

Quiero agradecer a mi hija Alba por la ayuda que me prest en la revisin preliminar de este material, y por sus sugerencias y aportes en el aspecto lingstico y exegtico, tanto en el griego como en el castellano. Agradezco al Consejo Pastoral de Puerto Madryn, (COPEM) por el aporte y ejemplo prctico que me han dado, ya que ellos son un ejemplo tpico de unidad del Cuerpo, y de inspiracin ministerial. Ellos demuestran a diario la capacidad y madurez que les caracteriza para mantener y fomentar la unidad de la Iglesia en este lugar. Gracias al pueblo latinoamericano para el cual va dirigido, en especial, este libro.

S positivamente que en esta pequea obra no est dicho todo sobre el tema. Solo quise aportar mi granito de arena para de alguna forma contribuir al mantenimiento de los logros que se han obtenido y para producir hambre de unidad en otros lugares, pero sobre todo para que Nuestro Seor Jesucristo, Soberano, Seor y Rey de la Iglesia pueda ser reconocido dentro de ella en sus formas mltiples de obrar.

Luis E. Llanes.Ministerio Luz y Verdad.Puerto Madryn, Chubut, Rep. Argentina.

PREFACIO A LA UNIDAD DE LA IGLESIA Por Luis E. Llanes.Si hay un momento crucial en la vida de la Iglesia, en el que es necesario hacer un replanteo serio del concepto de Iglesia es esta hora. Las razones son las siguientes: notamos un mover del Espritu de Dios hacia la consolidacin de la Unidad, manifestado dentro de una gran cantidad de siervos de Dios aqu en la Argentina. Estos testifican de la inquietud que Dios ha estado poniendo en sus corazones sobre este asunto que creen de importancia. Esta intranquilidad se ha traducido en la creacin de los llamados Consejos Pastorales, en diferentes ciudades de nuestra nacin. La experiencia, a travs de varios aos de su gestacin, nos ha enseado la importancia de estos Consejos dentro del plan de Dios en busca de la consolidacin de la Unidad del Cuerpo. Aunque en algunos lugares han fracasado en el intento, producto de ni haber entendido el propsito de Dios con los Consejos Pastorales, en los lugares donde estn funcionando debidamente, se ha producido un cambio sustancial en el cuerpo de pastores, en las congregaciones; un cambio sustancial con repercusiones positivas dentro de las ciudades donde estn constituidos. Por otra parte, hay lugares que, aunque se est luchando por hacer real ese deseo, tal parece como inalcanzable y en otros ni el intento de alcanzarlo se manifiesta todava.

Sin embargo, en sentido general, notamos que hay un concepto muy vago de lo que es Iglesia. Y este aspecto es sumamente importante para que la unidad sea evidente y percutiva dentro de ella y en la sociedad. Sabemos que somos pastores, sabemos que somos parte de una congregacin, sabemos que tenemos un ministerio y, dentro del todo, sin embargo, nos sentimos como solos, independientes, sin sentido de relacin. Estamos tan ensimismados en nuestros propios asuntos que hemos perdido el concepto de relacin que tanto necesitamos para poder llegar a lo que Dios quiere.

En ocasiones sucede que dentro de la misma ciudad un ministro se debate en medio de una lucha campal contra los problemas de carcter espirituales. Todos tenemos ojos para notar la situacin. Como espectadores de una pelcula, vemos desarrollarse la historia dramtica con un desenlace fatal. Despus, todos tienen la respuesta, pero, cuando ya no hay solucin; antes, nadie fue a drsela. En ocasiones, hasta un sentimiento de satisfaccin morbosa surge furtivo de lo profundo de nuestro corazn traducido en palabras de reproches y crticas, cuando ms bien estos hechos deberan rompernos el corazn de dolor, por el paladn cado y exclamar, como exclam David por la cada de Saul: Ha perecido la gloria de Israel sobre las alturas, cmo han cado los valientes (1 Sam. 1:19) Llorad por Sal... (1:24)

Ante nuestros ojos transcurre la vida econmica de un siervo de Dios. Todos lo notamos: no viste bien; sus zapatos estn rotos; su familia, pasando necesidad; l, luchando solo para tratar de resolver los problemas familiares. Se produce una lucha interna: el ministerio con hambre o un trabajo remunerado sin ministerio - l debe venir y exponer su situacin, dice alguien. Pero alguien no lo hara tampoco si estuviera pasando la misma situacin. - El Pastor Fulano dej el ministerio, ahora vende chupetines en la calle, comentamos cuando viene el colapso. Pero nadie fue y se interes por el Pastor Fulano para darle una mano.

Alguien, un poco ms sensible, se levanta con una posible solucin, pero nadie le hace caso. Otro ms decidido se dispone a hacer algo por iniciativa propia, pero lo hace solo como para que la gloria de haber hecho algo sea para l.

Esto no solo pasa a nivel ministerial, sino a nivel de la Iglesia Local. Cada uno vive su vida. Cada uno aprendi de su Pastor a vivir su vida muy personal. Aprendi a no interesarse por nadie, pues la calidad de nicos les impide ver el resto de la familia, que aunque parte de ella y ella parte de l, sin embargo no la percibe porque no la discierne. La filosofa del slvese quien pueda ha matado el espritu de solidaridad cristiana. No hay Espritu para ver estas cosas, y estas cosas, y otras mas, no hacen ms que mostrar, cuan lejos estamos de saber, entender y discernir lo que es Iglesia. Se hace necesario, pues, hacer un replanteo bblico y teolgico de lo que es la Iglesia y su significado en el da de hoy.

Para el catlico romano, el concepto de Iglesia se pierde dentro de la filosofa del lo creo porque lo veo y lo palpo. l puede ver, con ojos materiales, a un Cristo, que, aunque colgado de una cruz todava, an le inspira cierto grado de temor y respeto. Cuando est dentro del aquel templo enorme, alto, profundo, silente, calmoso, tranquilo, siente una sensacin de seguridad y paz, aunque sea por un rato. Cuando ve a su sacerdote, vestido con su ropaje singular, exclusivo, propio y habitual, le inspira cierto grado de autoridad, y por lo menos, mientras la oveja ve a su pastor se siente segura. Cuando piensa en el Papa, cree que el sucesor de Pedro cuando habla, es Dios hablando por l y su fe parece agigantarse y cuando testifica, se llena la boca diciendo: por esto soy catlico!

Pero todo esto es una mera falacia. Quitmosle al Cristo crucificado de delante de sus ojos, saqumoslo de dentro del templo, eliminemos la figura del sacerdote y anulemos su Papa, y el catlico romano se vera en la ms profunda de las confusiones, con su fe perdida sin saber donde colocarla, desorientado al no escuchar la voz audible de su pastor, nufrago en medio de un mar tempestuoso e inclemente, pidiendo auxilio sin tener a nadie que se apiade de l.

Su concepto extremadamente objetivo de Iglesia fue golpeado con mpetu en aquella casa y su ruina fue muy grande. Porque Iglesia no es una superestructura eclesistica controlada frreamente por la voz ex-ctedra e infalible de un hombre. Iglesia no es un templo milenario o moderno, expuesto al deterioro del tiempo, el agua, el sol y el viento. Iglesia no es un mero grupo de creyentes sin concepto de relacin dentro del todo. Iglesia no es un nido eterno de pjaros donde los pichones son pichongueados (alimentados) permanentemente por su madre. Iglesia no es un batalln de minusvlidos, imposibilitados para vivir su propia vida, an cuando le falte la silla y el bastn.

Los neo-ortodoxos liberales creen que la Iglesia es producto de un proceso evolutivo que no tuvo su origen en Pentecosts. Se desarroll desde la era patriarcal, sigui con Israel, despus con la Iglesia novo testamentaria y hoy agrupa a todo el mundo que aunque no lo sepa son parte de ella, ya que todos somos hijos de Dios, y un Dios de amor no va permitir que nadie se pierda. Aunque ridcula esta posicin, sin embargo algunos la sustentan apoyndose en las ideas universalistas en cuanto a la salvacin. Ellos pierden a la Iglesia dentro de toda una filosofa humanstica que lo que produce es una mera institucin fraternal sin objetivos espirituales.

Este tipo de Iglesia que ellos han creado, excluye por completo al fundador de la Iglesia, o sea Jesucristo. Incluyen a cualquiera, sea quien sea, tenga la religin que tenga sin la necesidad de cambio de conducta. Anulan el sacrificio de Jess, el nuevo nacimiento, la vida de santidad de sus miembros y humanizan a una institucin divinamente ordenada.

Desde este punto de vista: Para qu Iglesia? Para qu murieron los mrtires que la defendieron a travs de la historia? Para qu evangelio, si todos son hijos de Dios? Este tipo de Iglesia que los liberales y los neo ortodoxos han creado no es ni siquiera una caricatura grotesca de lo que el Nuevo Testamento nos revela. Que se callen la boca estos que as piensan! No son ms que manchas en vuestros gapes, nubes sin agua llevada de ac para all por los vientos, rboles otoales, sin fruto; dos veces muertos y desarraigados, fieras hondas del mar que espuman su propia vergenza; estrellas errantes, para las cuales est reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas . Que no hablen en nombre de un Cristo al cual han menoscabado, y de un Dios al cual han destronado! Excuso a los filsofos ateos. Pues al negar rotundamente la existencia de Dios lo hacen desde suposicin completamente opuesta al cristianismo. Ellos, al menos, tienen el valor de defender sus ideas sin mezclarlas con nada. No excuso a los telogos llamados cristianos, que al no entender cuestiones de la fe que se escapan a sus sentidos limitados, llenan el vaco con una variedad de conceptos netamente humanistas hasta el punto de comulgar con el enemigo, aceptando conceptos e ideas completamente anti-Dios y anti-Cristo.

Esos conceptos falsos de grupo lo tienen la mayora de las religiones que llamamos paganas o no cristianas, tales como el Budismo, el Islamismo, el Judasmo, etc. Sin embargo, nada de eso es Iglesia.

Dentro del protestantismo, incluyendo a aquellos movimientos que indirectamente surgieron en la poca posreforma, hay una diversidad de conceptos variados de lo que es Iglesia. No todos estos conceptos estn escritos, no todos son correctos tampoco. Nuestros telogos, a travs de la Historia, han concebido a la Iglesia desde el punto de vista de las vivencias experimentadas por sus antepasados y la aplicaron, invariablemente (salvo algunas excepciones) en su tiempo y en su lugar y eso es lo que nos han legado hasta hoy, y eso es lo que hoy estamos viviendo, con todas sus consecuencias... Nunca se detuvieron a hacer un anlisis profundo del concepto de Iglesia. Han aceptado el dogma heredado y eso ha regido toda la teologa eclesistica. El concepto de Iglesia se ha ido deformando a travs del tiempo y eso ha dado a luz una Iglesia, que no funciona como Iglesia, porque no tiene claro lo que es ella. Yo le animo a que haga una encuesta a veinte pastores, de cualquier denominacin. La pregunta sera: Qu cosa es Iglesia para usted? Usted se va a quedar asombrado del concepto tan superficial y vago de la mayora (porque eso fue lo que nos ensearon) y de otros, que ni conceptos tienen de lo que significa.

Esto ha trado graves consecuencias:

Primero: estancamiento o corte de la proyeccin y formato original de lo que el Espritu Santo ha querido como Iglesia. Ha habido cambios genticos en la Iglesia. Cada cual ha querido hacer su propia Iglesia de acuerdo con un formato propio. Estamos a dos mil aos del formato verdadero legado por los apstoles.

Segundo: indiferencia de los miembros hacia el quehacer normal de la Iglesia, producto de la ignorancia del papel que juegan dentro del grupo. Al deshacerse el formato original, se invent cualquier otra cosa. Vemos gentes congregadas, pero no funcionan como Iglesia de Jesucristo. Un alto concepto de irresponsabilidad hacia lo que debera ser el inters primordial de cada hijo de Dios. Pero todo derivado de lo mismo. Congregaciones dominicales, sermones dominicales, pero cristianos banales.

Tercero: indiferencia casi absoluta entre Iglesias. Como cada una piensa que es la Iglesia, se desplazan una a las otras, porque no hay aceptacin de aquello que no se parezca a ellas.

Cuarto: y lo peor, espritu de crtica destructiva, que utiliza todos los medios, desde el simple plpito hasta las formas ms sofisticadas de comunicacin: televisin, Internet, etc. Palabras hirientes, golpes morales, descrdito mutuos, menoscabo ministerial, etc. Despus se jactan de que son Iglesia de Cristo. Estn predicando desde el mismo infierno, pensando que estn en la gloria.

Quinto: ignorancia y rechazo voluntario de toda la enseanza bblica sobre tica cristiana, porque an cuando algunos la conocen, ella se convierte en una cuchilla que corta y duele. No conocen lo que es el amor fraternal, ni la compasin cristiana.

Cuando se define con palabras lo que es la Iglesia, por regla general se responde: es el grupo de creyentes lavados por la sangre de Cristo y transformados por el Espritu Santo . Otros: es el cuerpo de Cristo Quizs otros, un poco ms telogos, expliquen el significado original de la palabra Iglesia, le aadan lo que ya saben y punto.

Con el perdn de todos nuestros telogos que mucho han hecho por la doctrina, no puedo dejar de decir que estas proposiciones tan simplistas, aunque tienen un contenido de verdad, por no ser la verdad completa, han producido la Iglesia que tenemos hoy: una Iglesia parcialmente Iglesia. Una Iglesia sin empuje vital. Una Iglesia ensimismada, aniada y minusvlida. O no? Haga un paralelo de la Iglesia actual con la Iglesia de proyeccin neotestamentaria. En qu se parecen? S, me dirs que la Iglesia primitiva no se puede tomar como modelo, porque era una Iglesia naciente y automticamente me remites a la Iglesia que refleja la Epstola a los Efesios. Pero esto agrava ms la situacin de la iglesia actual: si la Iglesia actual es incapaz de compararse con la Iglesia terrenal, defectuosa y naciente de los primeros tiempos, mucho menos con la Iglesia celestial que Efesios nos muestra. O es que la tuya ya lleg all?

A travs de la Historia, Dios ha querido traer a la Iglesia al modelo entregado por l. Avivamientos diversos han despertado a la Iglesia producindose cambios sustanciales, con visin y vitalidad nueva han desplegado una labor tremenda, pero la influencia teolgica sobre el falso concepto de Iglesia dio como resultado la organizacin de grandes grupos diferentes con gran cantidad de Iglesias locales con sus respectivos pastores sobre los cuales se han levantado lderes que como pequeos Papas, controlan, dirigen, mandan a los grupos nter independiente.

Esta actitud es la que prevalece hoy en muchas de las Iglesias llamadas cristianas. O sea, se ha constituido un tipo de Iglesia que, en cuanto su sistema organizativo, es una pirmide sobre cuya cpula no est Jesucristo, sino el Hombre, sustituto de Cristo. En cuanto a su sistema de gobierno muchos de los lderes se han convertido en Seores de la grey, desplazando al Seor de la grey y, en cuanto a sus miembros, piezas postizas sin conceptos de relacin y accin.

Esta estructura eclesistica ha impedido el fortalecimiento de la unidad espiritual por el nfasis desmedido del factor organizativo en desmedro de la Unidad espiritual. Esta situacin ha contribuido a fomentar todos los males dentro de la Iglesia, parte de los cuales ya mencion. Si no nos proponemos, con la ayuda del Espritu de Dios discernir, descubrir, y reencontrarnos con las races, la Iglesia novo testamentaria, seguiremos funcionado sin resultados positivos en relacin con el propsito de Dios en lo que concierne a la unidad espiritual de Su pueblo y al papel que juega dentro de esta sociedad delirante.

La pregunta que necesariamente tiene que surgir en este punto es: Qu es la Iglesia? Cmo presenta el Nuevo Testamento a la Iglesia de Jesucristo?. Para definirla dir lo siguiente: La Iglesia es un organismo visible, cuyos componente han sido regenerados por el Espritu Santo y dentro del cual guardan una relacin ntima y vital con Cristo, la Cabeza, y un vnculo estrecho de amor, trabajo y colaboracin con los dems miembros de Cuerpo para edificarlo

En la mayora de las declaraciones dogmticas sobre la Iglesia, se presenta al componente humano como un ente pasivo que todo lo recibe, sin responsabilidad, ni compromiso con el resto, sin sentido de relacin con los dems. Se ha creado una iglesia despersonalizada y sin identidad.

Mucho menos se enfatiza su relacin con la Cabeza sin la cual no existira como tal. El sentido de relacin hay que rescatarlo, hay que restaurarlo, para que la Iglesia pueda salir de su estado de niez espiritual y se comporte como persona mayor. El sentido de relacin nos hace entender que no vivimos separados ni independientes, que somos parte de un Cuerpo. Es este concepto de Cuerpo otro de los elementos que tiene que formarse o reformarse nuevamente. Solo una actitud corporativa nos ubicar en el lugar correcto, nos indicar qu somos, e imprimir un sentido profundo de responsabilidad y compromiso dentro de la Iglesia. El sentido de relacin corporal impide creer a la mano, que ella es el cuerpo, impide la independencia e indiferencia. Nos ayuda a vernos como un todo, donde cada uno solamente es parte, y parte que le es imposible vivir como si fuera un todo.

Antes que nada tenemos que reconocer y conocer los vnculos que nos une a Jesucristo. En el patio de mi casa hay un gran eucalipto. La ramas de un extremo distan del otro extremo alrededor de doce metros. Las ramas enormes se yerguen sosteniendo a las ramas mas pequeas de ambos lados. Cuando me siento en el patio a tomar el fresco de la tarde contemplo la multitud de pequeas florecillas y semillitas que cunden el ramaje. Miles y miles. Tal parece que una de esas pequeas semillitas nada tienen que ver con la otra de diez metros de distancia. Sin embargo, cada una pertenece al mismo rbol, vinculadas por las ramas y las ramas al tronco. Todos participan de la misma naturaleza y reciben del tronco la savia que les da vida.

Ese espectculo me arroj luz en relacin con los miembros de la Iglesia. S tenemos que ver, y mucho, los unos con los otros y, sobre todo, con Jesucristo nuestra CABEZA. Al lado de esta planta hay un olmo. Por ser de diferente naturaleza, aunque estn cerca y aunque sus ramas a veces se entrecruzan con las del eucalipto, sin embargo, ni ellas ni su fruto son partes del eucalipto. El estar cerca no las hace parte una de la otra. Aunque su follaje se confunda con el eucalipto, por la diferencia de naturaleza, el olmo no es eucalipto ni parte de l, ni su fruto es el mismo. Todo por la diferencia de naturaleza. Si t no te sientes parte del todo de la Iglesia, aunque te confundan, tu naturaleza es otra y no la de Cristo. Por eso no encajas. Pero si eres parte del Cuerpo, vas a buscar tu vnculo con Cristo, porque el imn atrae a los elementos de su naturaleza. Jess declar enfticamente: Como el pmpano no puede dar fruto si no estuviere en la vid, as mismo sin m nada podis hacer.

Despus tenemos que reconocer y entender los vnculos que nos unen con los otros miembros de Cuerpo. Si somos hijos de un mismo Padre, somos hermanos. Si no te sientes hermano, eres hijo de otro padre. Con esta figura consideramos otro aspecto que urgentemente hay que rescatar, renovar y restaurar: el concepto de comunin. El Credo Apostlico reza de la siguiente forma: ...creo en la comunin de los santos... La Iglesia primitiva revelada en los Hechos de los Apstoles participaba de la perfecta comunin mutua entre los creyentes. La Iglesia es, mas que un lugar de comunin, es un estado de comunin. Esto no tiene que ver con distancia, ni lugar sino con el Espritu que la produce, tiene que ver con el hecho de que la Iglesia universal est en comunin con Cristo y es esa comunin, la fuerza de atraccin y base de nuestra comunin.

Nuestra comunin no tiene nada que ver con nacionalidad, raza, etnias, lenguaje, sexo, etc. Jesucristo ech abajo todas las barreras que separaban a la humanidad y que tantos estragos han hecho fuera y dentro de la Iglesia. Del judo y del gentil hizo un solo pueblo, llamado Iglesia y todos sus componentes, en su calidad de hijos de Dios somos hermanos en Cristo. Este sentido de relacin y este sentimiento filial nos ponen en capacidad para proyectarnos como uno que somos. En este contexto podemos entender las cuatro facetas que manifiesta o caracteriza un verdadero espritu de unidad:

1. De carcter intelectual. Pablo nos dice que tenemos la mente de Cristo y nos exhorta a pensar una misma cosa. Esto se hace posible cuando tenemos un concepto de relacin con Cristo bien claros. Solo un grupo descabezado piensa con su propia cabeza y no con la de Cristo. Por eso muchos no entienden el pensar del Cuerpo con su Cabeza. Todo le parece locura y no aceptan nada que no piense como piensan ellos. Una de las evidencias del concepto de relacin dentro de la unidad del Cuerpo, es precisamente que nuestras ideas y pensamientos son cautivados por la mente de Cristo dando por resultado la uniformidad de pensamiento en sus proyecciones objetivas. Con este concepto de relacin bien claros, hay una capacidad y docilidad para ir amoldndonos al pensar de Cristo a travs del intercambio de ideas cuando se proyecta algo en comn. En la discusin sana, en el anlisis abierto, el Espritu Santo va produciendo un pensamiento comn; sus planes y propsitos son develados y la victoria en el trabajo y la lucha se hace una realidad experimental.

2. De carcter afectivo.- Que sintis una misma cosa. Es posible? S. El concepto de relacin corporal no slo afecta nuestra mente, sino que tambin todo lo que pensamos como Cuerpo se hace una realidad sntica en nuestro corazn. Somos envueltos en el sentir de Cristo mediante su Espritu que mora en nosotros, que al fin y al cabo es el agente o fuente de la unidad. El Espritu hace carne en la Iglesia el sentir de Dios para con Su Pueblo de tal forma que la voluntad de Dios toma la primaca en la Iglesia. Esta actitud echa por el suelo mi opinin , mis pensamientos, mi voluntad, mis deseos, para que se hagan una realidad la opinin de Cristo, Su voluntad y Su deseo para todo Su Pueblo. Mis intereses personales son supeditados a los intereses de Dios y su Cuerpo. Hay gozo en el corazn cuando la voluntad de Dios se hace real, cuando vemos los resultados y cuando vemos los beneficios compartidos.

3. De carcter volitivo.- Dios produce en vosotros, as el querer como el hacer por su buena voluntad Unnimes entre vosotros, sirviendo al Seor. El control que toma Jesucristo sobre nosotros y el control que nosotros le permitimos que l tome es decisivo para que Dios pueda producir en nosotros lo que en nosotros no existe. l produce porque en nosotros nada hay. Nuestra naturaleza humana es rebelde por naturaleza, no quiere lo que Dios quiere. Nuestra voluntad se revela a la de Dios, por lo tanto nos es imposible quererla. Me gusta ms lo que yo quiero, lo que me interesa, lo que yo deseo, lo que me parece correcto. Por esto es necesario permitirle que l sea el que produzca el querer la unidad, el querer la comunin para que el concepto de relacin dentro del Cuerpo se haga una realidad y regule y mantenga estos elementos sin los cuales la Iglesia seguira en su multiforme involucin, como la nube que el viento deforma, transforma, reforma pero nunca le da forma permanente, hasta que se disuelve en el espacio y el tiempo.

El espritu unnime trae a la Iglesia un estado de paz y satisfaccin. No hay cosa ms gloriosa y que traiga efectos tan benefactores al Cuerpo que el testimonio interno del Espritu que mora dentro, que nos hace experimentar el gozo de las victorias que juntos logramos para Dios. Esto es de un valor incalculable, que no se compra en un supermercado, porque es un don de parte de Dios, don que nos pone en capacidad amplia para caminar la segunda milla en aras del engrandecimiento del Reino de Dios aqu en la tierra.

4. De carcter dinmico.- Accin unnime y coordinada. Porque Dios produce en vosotros as el querer como el hacer por su buena voluntad . El hacer es la evidencia de la obediencia. Es indiscutible que la demanda mxima de Dios es obedecer. Esto es algo que prioriza sobre todos los sacrificios que podamos hacer. Pero nos cuesta trabajo. Yo puedo obedecer por la fuerza o la obligacin, pero este no es el tipo de obediencia que Dios demanda. Todos lo que hacemos forzados por las circunstancias no siendo movidos por el Espritu de Dios, todo ello es vano. Lo que hacemos se desvanece, se disuelve, se envanece y se pierde. Nos sumimos, entonces, en un estado de frustracin por el fracaso. Creemos que ese era necesariamente el resultado del esfuerzo y quizs del sacrificio. Pero no. El fracaso fue producto de los mviles y circunstancias que nos obligaron a hacer tales cosas.

Cuando Dios produce en el corazn la disposicin permanente para la obediencia, an cuando se convierta en un sacrificio para hacerlo, ello trae resultados benefactores, tanto en lo personal como en lo colectivo. La victoria es asegurada, porque la accin est encuadrada dentro del plan de Dios canalizado a travs del Cuerpo y a favor del Reino de Dios. Apreciamos y entendemos lo que es una accin corporativa, o sea donde cada miembro del cuerpo est comprometido y acta con conciencia de relacin.

Creo que no hay otra forma de concebir la Iglesia de Jesucristo. Creo que este es el modelo de Iglesia que Dios quiere para nuestros tiempos. Dentro de este marco Dios se revelar con ms amplitud, porque tendr un Cuerpo bien concertado y unido entre s por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente segn la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificndose en amor (Efesios 4:16) Pero es bueno llamar la atencin al v. 15 donde dice: ...crezcamos en todo en aqul que es la Cabeza, esto es, Cristo. Pablo aqu nos revela una Iglesia relacionada con Cristo, la Cabeza; relacionada con los dems componentes; comprometida con Cristo; comprometida con el resto del Cuerpo; realizando un trabajo unido y coordinado; una Iglesia con sentido de comunin y relacin con un solo inters: edificar el Cuerpo en amor.

Yo animo a los Consejos Pastorales constituidos que reafirmen su compromiso de permanecer en esa actitud de relacin y comunin que son la base de la Unidad Corporal; animo a aquellos que estn claudicando, por temores o prejuicios, que se despojen de estos sentimientos que tanto han daado al Cuerpo y se decidan, como otros, a arriesgarse por la Unidad del Espritu; y animo a aquellos que hasta este momento no les ha interesado este proyecto, que no es ms que el proyecto de Dios para su Iglesia, que se decidan y den un salto de fe hacia la Unidad, porque este es el tiempo de Dios para reunir todas las cosas, en la dispensacin del cumplimiento de los tiempos, as de los que estn en el cielo como los que estn en la tierra...conforme al propsito del que hace todas las cosas segn el designio de su voluntad (Efe. 1:10-11); Porque todos vosotros sois UNO en Cristo Jess (Gl. 3:28).

Desde esta perspectiva, les propongo este trabajo o proyecto y esperemos la bendicin , el respaldo y la victoria de parte de Dios.

LA UNIDAD DE LA IGLESIA: INTRODUCCIN

A principios del ao 1989, en nuestro viaje de Cuba hacia la Argentina, pasamos por Per. All tuvimos la oportunidad de conocer al hermano Bruno Frgoli y a su esposa Frances, misioneros en ese pas. Linda fue la amistad que fomentamos en ese tiempo corto de brusca transicin para nosotros: un tiempo en el que ellos, en una forma paciente, longnime y comprensiva, supieron absorber el escape de toda la compresin anmica y sicolgica reprimida de una familia de siete personas recin salidas de su propio pas. Estos cuatro das en Per me hicieron reflexionar mucho en relacin a la familia cristiana, a la Iglesia. Gente como nosotros, procedentes de diferente pas, diferente cultura, ahora en un pas extrao, fuimos recibidas, atendidas, servidas y cuidadas por personas desconocidas hasta ese momento. El cuidado proporcionado fue tal que se convirti en el sedante, la medicina restauradora y reanimadora que nos permiti entrar a la Argentina ms relajados y tranquilos.

Pienso y creo que no hay institucin ms hermosa y sublime sobre la tierra que la Iglesia, la familia de Dios. Una familia diseminada por todo el mundo que le da carcter universal a la Iglesia; una familia localizada en diferentes partes del planeta que le da a esa misma Iglesia su carcter territorial y local; una familia compuesta por personas que en lo individual son representativas de ese gran conglomerado llamado Iglesia, Cuerpo de Cristo, y que se reconoce como tal, cruzando por encima de todas las barreras y todos los prejuicios nacionales, raciales, culturales y sociales.

Justo en esos das, el hermano Frgoli me entreg un estudio personal sobre el tema de la unidad de la Iglesia. Luego, estando ya en Argentina, el pastor Luis Lpez, edirector de Vida Abundante, la entonces publicacin vocero de la Unin de las Asambleas de Dios, me pidi que escribiera una serie de artculos para esa publicacin. Ambos hechos me motivaron y animaron para estudiar y escribir sobre este tema. Al principio fueron solo unos apuntes que compart, pero todo no qued ah. Dios me hizo entender tanta cosas que no me qued otra alternativa que hacer algo formal y de mayor alcance.

Una de las cuestiones que aprend fue que la Unidad de la Iglesia es una doctrina cardinal enseada ampliamente en la Biblia. Aprend que ella es imprescindible para entender la naturaleza interna de la Iglesia, para comprender nuestra relacin con ella, y para poder presentar a la Iglesia ante el mundo como un cuerpo bien desarrollado, maduro, capaz de ser el instrumento idneo en las manos de Dios en el Plan Eterno de Salvacin de la Humanidad. Aprend que, sin un concepto ntegro de este aspecto que tiene que ver con la formacin cualitativa y sustancial de la Iglesia, nos sentimos perdidos y sin objetivos dentro del Cuerpo, y que sin este concepto bien asimilado por nuestros corazones, la Iglesia quedara reducida a un mero conglomerado de personas sin poder efectivo en su medio.

Cuando consideramos la magnitud y la trascendencia de esta enseanza, cincelada por el Espritu de Dios en Su Palabra, tenemos que reconocer que la misma es compleja. Como humano, quizs no sea capaz de desentraar todo lo que esto implica y exige, pero como hijo de Dios tengo una triple responsabilidad: primero: auxiliado con la luz que el Espritu de Dios nos da, debo inquirir en Su Palabra , cavar y ahondar hasta descubrir, aunque sea algo, de lo que esta verdad encierra; segundo: con la ayuda que el mismo Espritu nos da, poder transmitir, comunicar esa verdad para ayuda y edificacin del Cuerpo y tercero, con la gracia del mismo Espritu Santo, corresponder consecuentemente a esta verdad de tal forma que mi propia vida d testimonio de que esa verdad est formada en m.

Podemos declarar que la Unidad de la Iglesia, como doctrina, es una de las verdades ms difciles de asimilar. Nuestra naturaleza humana se rebela contra ella, pues choca contra nuestro egosmo, contra nuestra posicin exclusiva, contra conceptos preconcebidos por el prejuicio y la ignorancia. Es difcil de asimilar, porque el Espritu Santo, promotor de la unidad, exige una actitud humilde, un corazn abierto, un sentimiento de amor cristiano y la renuncia a los prejuicios que, cual muros, han estado separndonos a travs de los aos tratando de seccionar su Cuerpo.

Tenemos muchas excusas para evadir nuestra responsabilidad: apelamos a la gran multitud de organizaciones cristianas, al fracaso de algunos lderes, a la incompatibilidad con movimientos que tienden a amalgamar todo sin detenerse a considerar la naturaleza de los elementos que utilizan para hacerlos parte de la Iglesia. Algunos se sienten inmersos en un mar de recelos que les impiden valorar las bendiciones de ver hecha realidad esta verdad revelada. Algunos se sienten tan temerosos de lanzarse a esta aventura, que se ven impedidos de experimentar en sus vidas la bendicin que hay en la participacin de la comunin de los santos. Pasan por alto que, a pesar del hombre con sus errores y a pesar de ellos mismos con todos sus prejuicios, el deseo de Dios para Su pueblo en este tiempo es fomentar y mantener un espritu de UNIDAD, que refleje lo que l es. Jess, en su oracin intercesora registrada en el captulo 17 de Juan or de la siguiente forma:

No te ruego solo por estos. Ruego tambin por los que han de creer en m por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, as como tu ests en m, y yo en ti, permite que ellos tambin que ellos estn en nosotros, para que el mundo crea que t me has enviado Yo les he dado la gloria que mediste, para que sean uno, as como nosotros somos uno: Yo en ellos y t en m. Permite que alcancen la perfeccin en la unidad, y as el mundo reconozca que t me enviaste y que los has amado a ellos tal y como me has amado a mi . (Juan 17:20-23). (Nueva Versin Internacional.).

Ahora bien, es necesario entender que cuando hablamos de unidad de la Iglesia, no nos referimos al concepto, - en el cual persisten todava algunos crculos - que confunden el trmino unidad con unificacin. Una cosa es la unidad de la Iglesia y otra es la unificacin de las iglesias. La unidad de la Iglesia es una doctrina bblica enseada claramente por Cristo y por sus apstoles; la unificacin de las iglesias es un producto del esfuerzo humano para lograr lo que slo el Espritu Santo es capaz de hacer.

La unidad de la Iglesia est inspirada y promovida por el Espritu Santo; la unificacin de las iglesias es una enseanza alentada y promocionada por el hombre aunque le alienten buenas intenciones. En la unidad de la Iglesia, se establece a Cristo como la nica Cabeza directriz que lleva a cabo su obra a travs de un Cuerpo concertado y unido entre s, por la cohesin que produce el Espritu de Dios y el amor que la sensibiliza; en la unificacin de las iglesias se establece como cabeza directriz a los hombres que llevan a cabo sus propios propsitos, a travs de una superestructura eclesistica con un barniz de cristianismo. La verdadera unidad de la Iglesia desplaza todo material ajeno y todos los cuerpos extraos que tienden a socavar el fundamento y envanecer su solidez; en la unificacin de las iglesias la tendencia es amalgamar, mixturar, sincretizar, dar participacin a todo cuanto huela a religioso, sea lo que sea, venga de donde venga, relajando y degradando as la imagen de Cristo al que confunden con cualquier otro cristo. La unidad de la Iglesia es inspirada por un solo Espritu: el de Dios; la unificacin de las iglesias est inspirada por un espritu: un espritu meramente humanista. La unidad de la Iglesia est fundamentada sobre una sola, slida y consistente enseanza: la cristiana; la unificacin de las Iglesias est basada sobre una amalgama de filosofas que convergen todas en un humanismo ya religioso, ya irreligioso o ateo. Para sustentar la doctrina de la unidad de la Iglesia no es necesario hacer una nueva teologa para estos tiempos, porque la unidad de la Iglesia est sustentada sobre una Teologa bien proyectada, definida y hecha hace casi dos mil aos atrs; una Teologa que ha mantenido inalterable esta verdad a travs de la historia hasta nuestros das. En fin, mientras que la unificacin de las iglesias es, en su esencia, antropocntrica, la unidad de la iglesia es de carcter cristocntrica.

Para poder alcanzar el objetivo divino con la unidad de la Iglesia, lo primero que debemos reconocer es que la enseanza y la puesta en prctica de esta doctrina han estado en crisis durante centurias, dentro del Cristianismo. El no haberla entendido, el no haberla tenido en cuenta, ha afectado a lo largo de los siglos las relaciones filiales y la confraternidad cristiana. En vez de buscarse y reconocerse, los diversos miembros de la familia de Dios se alejaron y crearon alrededor de ellos un muro infranqueable que impidi el disfrute de una de las bendiciones mas grandes legadas por la Iglesia primitiva: la comunin de los santos. Pero tambin hemos de reconocer que el Espritu de Dios ha estado trabajando dentro de su pueblo, - y ahora ms que nunca - para que Jesucristo pueda encontrar un pueblo unido, que unido pueda recibirle y adorarle por toda la eternidad.

Quin ha tenido la culpa? La ignorancia: ignorancia de la verdadera naturaleza y propsito de la unidad. Hemos credo que la unidad es la renuncia a nuestra identidad denominacional para aceptar un nuevo mtodo de organizacin, bajo nuevos parmetros y bajo otra autoridad. La unidad trasciende estas cuestiones de carcter humano. A Dios, ms que la fusin organizacional institucional, lo que le interesa es la fusin de los corazones de sus hijos; ms que la prdida de la identidad con una organizacin cristiana determinada, lo que le interesa es la identidad de cada denominacin cristiana con l; porque solo identificados con l y unidos nuestros corazones en el amor de Cristo, habr un objetivo unnime: dar a conocer a este mundo que el reino de Dios se ha acercado a ellos por medio de un pueblo representativo cuyo nombre predominante es CRISTIANO, por medio de una Iglesia a la cual l no le puso nombre, sino a la cual llama solamente mi Iglesia (Mat. 16:18) y ante la cual las puertas del infierno no habran de prevalecer.

La verdadera unidad de la Iglesia es una unidad de carcter espiritual. La Biblia le llama la unidad del Espritu (Efe. 4:3), ensendonos que su fuente de promocin no es humana, aunque a travs del humano se manifieste y se haga una realidad. La verdadera unidad no busca hombres perfectos para lograr una unidad perfecta; la unidad del espritu es perfecta en s misma aunque trabaje con hombres imperfectos pero que estn en proceso de perfeccin y que en obediencia se proyectan hacia la unidad.

Justamente esta es la idea que aparece en Juan 17:22,23. La RV 1960 traduce:

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, as como nosotros somos uno. Yo en ellos y tu en mi, para que sean perfectos en unidad,...

La Biblia de Jerusaln traduce:

Yo les he dado la gloria que me diste, para que sena uno como nosotros somos uno. Yo en ellos y t en mi para que sean perfectamente uno...

La versin Dios Llega al Hombre lo plantea as:

Yo en ellos y t en m, para que lleguen a ser perfectamente uno.

La misma idea, aunque redactada con ciertas variantes sintcticas, Lacueva, en el Interlineal Griego - Espaol del Nuevo Testamento, vierte:

... yo en ellos y t en m, para que sean perfeccionados (completamente) hacia una misma cosa.

Y la Nueva Versin Internacional traduce:

Para que sean uno, as como nosotros somos uno. Yo en ellos y tu en mi. Permite que alcancen la perfeccin en la unidad

Se hace sumamente difcil traducir la idea sustancial exacta, puesto que en castellano no existe una forma verbal que pueda traducir con precisin el concepto revelado por Cristo en sus palabras. Esto se debe a que estas tienen una profundidad espiritual no percibida por la razn humana. Sin embargo, esta unidad tiene caractersticas peculiares que analizaremos a la luz de la Biblia, para que, con la ayuda del Espritu de Dios podamos comprenderla y alcanzarla.

CAPTULO 1: CONCEPTO DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA

Una definicin de Unidad de la Iglesia.

No es fcil definir, con una terminologa humana, aspectos de la obra de Dios cuya causa es subjetiva y espiritual. Sin embargo, una definicin, aunque sencilla, siempre arrojar un poco de luz sobre aquello que queremos ensear o aprender. Diramos que la Unidad de la Iglesia es un acto divino y sobrenatural, por medio del cual el Espritu de Dios, al introducir al individuo regenerado dentro del Cuerpo - La Iglesia (1 Cor. 12:13) - lo coloca, primeramente en una relacin ntima y vital con Cristo, Su Cabeza (Juan 15); y segundo, en una posicin definida dentro del Cuerpo y en relacin recproca con respecto a los otros miembros del Cuerpo. (1 Cor.12:14-18), en virtud del amor de Dios que ha sido derramado dentro de sus corazones. (Rom. 5:5; Col. 2:2).

La base de la Unidad de la Iglesia.

La base sobre la cual se sustenta la unidad de la Iglesia es la unidad de la Deidad: Padre, as como tu ests en mi y yo en ti, permite que ellos tambin estn en nosotros (N.V.I.). Existen tres diferentes personas en el seno de la Deidad ,y sin embargo, notamos entre ellas una unidad perfecta de afecto, mente y designio. En todos sus planes existe una accin conjunta en que los tres cooperan, como uno que son, para lograr sus objetivos.

La Biblia nos ensea que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo habitan en la Iglesia, porque estn, de una forma personal y por medio de la fe, en cada uno de los corazones de los creyentes. De modo que, el Padre est en nosotros y nosotros estamos en el Padre, Jesucristo est en nosotros y nosotros estamos en Jesucristo, el Espritu Santo est en nosotros y nosotros estamos en el Espritu Santo. Por lo tanto, la Iglesia como cuerpo est en Cristo y Cristo en ella para el logro de una unidad inquebrantable, indestructible y permanente.

A esta Iglesia que est en l y l en ella, se le ha concedido tener Su mente (1 Cor. 3:16), y se le manda a tener el mismo sentir que hubo en Cristo (Fil. 2:5). Dios produce en la Iglesia, as el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad(N:V.I) De tal forma que toda la personalidad de la Iglesia queda afectada por la morada interna de la Deidad conduciendo a cada uno de sus componentes a una actitud unnime para lograr la unidad del Espritu.

La unidad de Cristo con la Iglesia es de carcter vertical. Se produce de arriba hacia abajo. Es la Cabeza la que busca la unin con su Cuerpo. Es el Cuerpo el que recibe la vida de la Cabeza. Sin Cristo no hay Iglesia, por lo que la iglesia que desplaza a Cristo muere. De igual forma que la cabeza est imposibilitada para llevar a efecto lo que piensa si no hay un cuerpo que, con sus miembros, la obedezcan, Jesucristo no podr llevar a cabo sus planes salvficos con este mundo, si no hay una Iglesia que sea capaz de obedecerlo y reflejarlo.

Es tan estrecha la relacin que Cristo tiene que tener con su Iglesia que la compara con la relacin existente entre los miembros de la Deidad: una relacin insondable, incomprensible para la mente humana, pero perfecta, eterna y tan real como el sol que nos ilumina.

Cuando la Iglesia entienda que sin l y separados de l nada se puede hacer, ella se mover con ms conciencia hacia arriba buscando su Cabeza: dejar de pensar menos y permitir que Cristo piensa ms; dejar de moverse menos y permitir que Jesucristo se mueva ms en ella y por medio de ella; se anular ms para que Cristo sea el que crezca; se esconder ms detrs de la cruz y se crucificar con Cristo, para que con Cristo tambin sea levantada victoriosa del anonimato ante un mundo que no Lo conoce y el cual no Lo ver sino en ella y a travs de ella.

El propsito de la Unidad de la Iglesia.

La unidad del Espritu en el seno de la Iglesia tiene dos objetivos y genera dos efectos. Los dos objetivos son revelados por Jess en Juan 17:21-23: 1 Que el mundo crea, y 2 que el mundo conozca. El primero se propone producir la suficiente fe en el mundo por medio de una percepcin objetiva y prctica de esta verdad; el segundo se propone, por medio de una ilustracin objetiva, traer el conocimiento que produce dos efectos: Para que el mundo conozca que t me enviaste y que los has amado como tambin me has amado a mi . Esta verdad la podemos planear en forma sencilla:

Cuadro 1.

FE + CONOCIMIENTO = RECONOCIMIENTO DE QUE:

EL PADRE ENVI AL HIJOEL PADRE HA AMADO A SUS HIJOS, COMO A SU UNIGNITO HIJO.

La unidad de Su Iglesia es la tarjeta de crdito ante el mundo. A la Iglesia se le impone una suprema necesidad: producir la fe viva y el conocimiento recto de la verdad de Dios en un mundo ignorante del verdadero Dios. Es posible que, si hubisemos entendido mejor las palabras de Jess, hace mucho tiempo nos hubisemos dado cuenta cun errados hemos estado en cuanto la forma en que hemos querido que el mundo crea y conozca a Dios.

Gastamos recursos financieros en la evangelizacin de las almas, tenemos a cientos y quizs miles de misioneros alrededor del mundo, utilizamos la prensa, la radio, la televisin para explicar y dar a conocer el mensaje de Cristo, y sin embargo notamos que los resultados proporcionales no estn equilibrados con la magnitud del esfuerzo que se hace. No quiero decir con esto que estoy en contra de tales inversiones y de tal actividad; las creo necesarias, imprescindibles; pero sera bueno detenernos en nuestra marcha y preguntarnos: qu ve el mundo dentro de la Iglesia? Qu es lo que el mundo oye hablar a la Iglesia? Mientras hablamos de fe a un mundo desesperado, ese mismo mundo no ve en la Iglesia su total dependencia de su Seor; mientras hablamos a las gentes, acerca del amor de Dios, nuestras propias actitudes, palabras y acciones se convierten en ondas que interfieren a sus odos, y velos que cubren sus ojos; interferencias y velos que le impiden apreciar y reconocer, por medio de hechos objetivos, el amor que la Iglesia dice tener en su seno y profesarles a ellos. Por qu digo esto? Por la sencilla razn de que todava a estas alturas hay plpitos, - esos lugares sagrados, destinados a proclamar todo el consejo de Dios- y hay diversos medios masivos de comunicacin, - radio, televisin, prensa escrita -, que se han convertido en ring de boxeo, donde las palabras hirientes, las expresiones difamatorias contra lderes y organizaciones se traducen en rudos golpes lanzados contra un supuesto contrincante. Lo triste del caso es que hacen blanco, no en ese contrincante, sino, primeramente, en el mundo: un mundo que oye y cae, no de rodillas ante Dios y bajo la conviccin de sus pecados, sino en el mismo infierno; un mundo que cae bajo el impacto del golpe contra la fe que deba nacer en l, y del cual no se recupera jams. En segundo lugar, el blanco de esas palabras - golpes es la Iglesia que oye: la iglesia, que no recibe el conocimiento doctrinal para fundamentar y edificar su fe, sino prejuicios que afectan la sensibilidad cristiana de sus miembros; prejuicios que provocan que los creyentes se levanten contra sus propios hermanos en la fe, a los cuales ven como enemigos; prejuicios que atentan de lleno contra la comunin de los santos.

Qu se persigue?, qu se logra? Solo juicio y condenacin, porque al golpear la Iglesia se golpea a Cristo; al golpear la Iglesia se golpean a s mismos lo que as proceden; al golpear la Iglesia impiden que el mundo crea y reconozca a Jesucristo dentro de ella; y los que as proceden tendrn que dar cuenta al Dueo de la Iglesia: Jesucristo. El Hno. Bruno Rady, presidente de la Iglesia del Nazareno en la Argentina, expres ante un grupo de ministros aqu en Puerto Madryn las siguientes y acertadas palabras: La base de las misiones es una Iglesia unida en el Espritu porque para que el mundo crea tenemos que ser UNO como Cristo y su Padre son UNO.

Quizs se me reclamar que generalizo, que no todos los cristianos obran igual. El asunto es que el mundo es el que no hace diferencia y ve en el proceder de unos pocos el proceder de todos. En la Biblia aparecen varios ejemplos de que el actuar de una parte del pueblo de Dios afect a todos. Lamentablemente esta actitud ha estado daando la labor misionera de la Iglesia a travs de su historia y es imposible que permanezcamos en esta condicin. No es mejor recapacitar ahora, en estos momentos cruciales en medio de los cuales el mundo vive? No sera ms hermoso y efectivo que nuestro mensaje, en vez de encaminarlo contra alguien, lo encaminsemos a favor de Cristo? No sera ms positivo que, cada uno, desde la posicin y lugar donde Dios lo ha colocado se preocupara por dar a conocer a Cristo y fomentar la fe de la Iglesia, contribuyendo con esto a la unidad del cuerpo y a la salvacin de las almas?

Volquemos nuestra mirada a la Palabra, escuchemos lo que Dios nos habla, y entendamos que el propsito de Dios con la unidad de su pueblo no se llevar a cabo hasta que cada hijo de Dios aprenda a mirar a su hermano como su hermano y a la iglesia como el agente a travs de la cual l se da a conocer.

Naturaleza de la Unidad de la Iglesia.

La frase clave que la describe es unidad del Espritu. l es su fuente. La unidad es una capacidad de l, promovida y generada por l, pero dentro del Cuerpo. Espritu e Iglesia se conjugan para producir la unidad. El Espritu Santo es el agente activo que obra gloriosamente dentro del Cuerpo, la Iglesia, para producir la unidad; pero la Iglesia, dcil y maleable, participa tambin en este proceso, haciendo lo que el Espritu le ordena, y recepcionando la bendicin y los frutos. Es en la Iglesia donde el Espritu Santo promueve las actitudes positivas que han de producir unidad. Veamos los siguientes cuadros.

Cuadro 2.

CAUSAS Y NATURALEZA DE LA UNIDAD:

Unidos a Cristo-- Punto de convergencia-- Fuente de vida (Efe. 4:3)Unidos por el Espritu-- Factor Unitivo-- Agente motor (Ef. 4:3)Unidos en amor-- Agente sacrificial-- Factor diluyente (Col. 2:2)Unidos por los ministerios-- Elementos interactivos-- Factor edificativo (Efe. 4:6)

Cuadro 3

MANIFESTACIONES DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA.

Personalidad afectada por la...............Unidad de mente..........................Unidad de Parecer......................................Unidad de sentir.................................................UNIDAD DE PROYECCIN.Hech. 1:14; 2:1; Ro. 12:16; 1 Co. 1:10; 2 Co. 13:11; Fil. 1:27.

Pero para poder entender la naturaleza de la unidad es necesario dejar bien establecido tres aspectos:primero: qu es la Iglesia, en el sentido estricto del trmino;segundo: qu es la Iglesia como organismo;y tercero: qu es la Iglesia como organizacin.

Estos temas sern tratados en los prximos captulos.

CAPTULO 2: LA IGLESIA: MATERIA PRIMA PARA LA UNIDAD

Qu es la Iglesia?

Para responder a esta pregunta se han dado varias respuestas. Se ha dicho que la Iglesia est compuesta por todos los que han credo en Jess como su salvador personal y han sido lavados en su sangre. Otros la describen como el conjunto de creyentes en Cristo Jess que han sido regenerados por el Espritu Santo. Estas y otras definiciones son correctas, pero contienen solo parte de la verdad. Ellas solo describen la obra del Espritu Santo en el creyente, pero no describen qu es el creyente dentro de la Iglesia, pasando, as, por alto algo tan vital como las relaciones de ste con Cristo, la Cabeza y las relaciones con los otros miembros del Cuerpo. Son definiciones correctas, pero no completas, ni en su aspecto formal ni en sus repercusiones prcticas, porque con este sentido solamente tienden a producir creyentes pasivos y sin proyeccin de crecimiento.

Si analizamos la enseanza bblica, podemos definir la Iglesia de la siguiente forma:

Es un organismo visible, redimido por Cristo, regenerado por el Espritu Santo, dentro del cual cada miembro guarda una relacin ntima y vital con Cristo, Su Cabeza, y un vnculo estrecho de amor y colaboracin con los dems miembros.La palabra Iglesia, designa una colectividad de individuos llamados del mundo, en la cual todos conviven, se relacionan, se desarrollan, trabajan con un propsito bien definido, un objetivo bien marcado. Este propsito o fin es comn a todos sus miembros, de tal forma que todo el esfuerzo empleado va encaminado a lograrlo. En esta empresa, todos y cada uno somos responsables. No podemos evadirnos. No podemos vivir dentro indiferentes, porque esta actitud nos convertira en agentes extraos, en piedras de tropiezo, en estorbos, en barreras obstaculizadoras, en ramas infructuosas destinas a la poda y al fuego. Nuestra mente, nuestro corazn, nuestra voluntad deben estar embargadas por la conciencia del carcter divino y glorioso de que est revestida esta institucin, del carcter divino de su vocacin y del destino eterno al cual est llamada.

A Dios le ha placido hacer parte de Su Iglesia con todas sus caractersticas sublimes, a hombres sujetos, todava, a debilidades para colocarlos en una posicin honrosa y emplearlos en una empresa dignsima de la cual son inmerecedores. Esto implica la vigilancia constante de nuestras actitudes, sentimientos y an pensamientos.. Un pensamiento obstinado, un sentimiento orgulloso, una actitud incoherente una accin carnal pueden ser causa de incisiones dentro del Cuerpo motivando con ello resentimientos amarguras y divisiones.

Hemos alcanzado, hemos hecho muchas cosas, hemos edificado tanto en el orden material como espiritual. Pero cuando hagamos una evaluacin de lo que hemos hecho debemos preguntarnos: a quin se lo debemos?. Quizs, de una forma muy sutil oigas una voz interior que te dice: no es esta la gran iglesia que he levantado y el gran templo que yo edifiqu con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi nombre?. Pablo responde: Porque, quin te distingue? o qu tienes que no hayas recibido. Y si lo recibisteis, por qu te glorias como si no lo hubieras recibido? Ya estis saciados, ya estis ricos, sin nosotros reinis... (1Cor. 4:7-8)

Sin embargo, A qu viene nuestro orgullo? Lo que somos lo debemos a l, SOLO A L. Esto es para que no pensemos en nosotros y solo en nosotros. Es que acaso podemos vivir dentro de esta colectividad indiferentes, independientes, altivos, vanagloriosos, creyendo que somos nicos?; es que todava creemos que lo que hacemos, sea bueno o malo, no va a repercutir ya positiva o negativamente dentro del Cuerpo?. Es imposible mantener una actitud de nico y de seor dentro de la Iglesia porque para ella solo se ha levantado un Seor nico , y ese es Jesucristo el hijo de Dios. Esta posicin no la logr mediante una actitud altanera, sino mediante una actitud de humildad a la que se nos manda a imitar. Confrontmonos, pues, con la Palabra, evaluemos nuestra actitud y busquemos nuestra posicin: Haya, pues, en vosotros este mismo sentir que hubo tambin en Cristo Jess, el cual, siendo en forma de Dios, no estim el ser igual a Dios como cosa a qu aferrarse, sino que se despoj a s mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condicin de hombre, se humill a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Filp. 2:1-89). Otra actitud que no se sta, implica una actitud vanagloriosa y contenciosa (Fil. 3:3), que golpeando indiscriminadamente contra la unidad del Cuerpo afectar, socavar, seccionar y matar a los miembros ms dbiles.

Solos no constituimos la Iglesia y mucho menos nos hace dueos de ella. El consejo sano es que busquemos nuestra posicin dentro de la misma, que descubramos nuestra vocacin personal y que actuemos consideradamente y consecuentemente; en esta forma nos constituiremos en instrumentos gloriosos en Sus manos. Evidentemente, esta posicin, en un espritu de amor y humildad, contribuir a la cohesin, estabilidad y victoria.

La Iglesia es, pues, el medio en el cual nacemos, en el cual nos desarrollamos y crecemos, desde el punto de vista espiritual. Es el lugar provisto por Dios para dar y recibir; edificar y ser edificados, ser tiles a Dios y a nuestros hermanos: Es la Iglesia el lugar donde se consuman todas las ansias y anhelos sublimes de todo hijo de Dios. Con este sentimiento lograremos el mantenimiento de la unidad.

La iglesia como un organismo.

Qu es un organismo? Es el conjunto de elementos: miembros, rganos, tejidos, clulas que tienen vida y actividad propia. Todos ellos dependientes uno de los otros para su subsistencia y cuya vida depende de un elemento vital que lo satura todo. Un rgano solo, un miembro solo no compone un organismo. Cualquiera de ellos, separados del conjunto muere. Para ilustrar esta verdad Dios tom como ejemplo el cuerpo humano. En el Cuerpo, cada rgano, cada miembro ejerce su propia actividad en pro y beneficio de todo el cuerpo. Esta actividad, y su direccin depende de un elemento vital: Cristo.

La Iglesia, en sus funciones como organismo vivo, incluye a cada uno de sus componentes con su actividad propia, pero en una relacin dependiente y recproca con los dems miembros. Cada miembro, separados del resto, muere irremisiblemente, porque cada uno contribuye al crecimiento del otro mediante sus propias actividades y cada uno recibe su crecimiento de acuerdo a la actividad y edificacin que recibe el otro miembro. (Efesios 4:16)

Por otra parte, un miembro separado del Cuerpo muere, porque Cristo, del cual procede la vida, manifiesta esa vida a travs del cuerpo. l dijo: Separados de mi nada podris hacer. Jess toma como contexto para sus palabras otro organismo vivo: la vid y los pmpanos. Nadie puede tener contacto con Cristo si no est adherido a la vid. Vid y pmpanos, como cuerpo y cabeza representan la Iglesia, por lo cual nadie puede tener contacto y relaciones con Cristo fuera de la Iglesia. Nadie puede pretender tener relaciones con Cristo sin ser parte de la Iglesia. Ningn miembro puede ejercer sus capacidades sino dentro del cuerpo, porque es dentro del cuerpo donde cada miembro tiene una razn de ser. Extirpe un brazo o una pierna y djelos que traten de vivir solos: mueren. Lo mismo pasa con nosotros fuera de la Iglesia: morimos.

Aqu podemos sealar la diferencia entre seccionar un miembro y dividir el Cuerpo. Cualquiera puede producir una segregacin del cuerpo, pero esto no constituye la divisin del Cuerpo. Hay muchos lderes segregados, hay Iglesias seccionadas. Pero desde ese momento dejaron de ser Iglesia, porque cortaron sus relaciones con el Cuerpo. Ellos no estn divididos: estn seccionados y destinados a muerte, porque el Cuerpo no puede dividirse. Pablo pregunta a los corintios en su actitud diversionista: Acaso est dividido Cristo?. El Cuerpo no se divide porque tiene vida propia: Cristo es su vida.

Ellos podrn mantener el nombre de Iglesia, pero no lo son; ellos tendrn grandes templos, pero no son Iglesia; ellos tendrn apariencia de que viven, pero estn muertos; podrn llamarse a s mismos cristianos, pero Cristo no est en ellos. Fuera del Cuerpo no fluye la vida de Cristo, por eso l dijo: Sin m nada podris hacer. El cuerpo humano puede vivir con los dos brazos y las dos manos seccionadas y sigue siendo cuerpo, sigue estando unido. Pero esos miembros seccionados, en cambio, dejan de ser parte del cuerpo, porque se han separado del mismo, y mueren, porque no tienen vida propia, porque su vida depende de su relacin con el cuerpo. De la misma manera ocurre a nivel espiritual, con respecto a la Iglesia. A pesar de los miembros seccionados, ella sigue siendo Cuerpo, ella en s misma sigue estando unida, ella sigue con vida, porque la vida de Cristo fluye a travs de ella. Lo contrario ocurre con los miembros seccionados. Este tipo de unidad no contradice la diversidad, la variedad, porque la unidad no depende de las formas externas, sino de la naturaleza interna del organismo.

En el griego se utiliza una palabra significativa para designar la accin de dividir. Es el verbo choridzo que significa partir, dividir, hender, romper, separar, desgarrar; y en voz pasiva, henderse, separarse, dividirse. (1) De esta palabra griega se deriva el vocablo espaol usado para designar a ese tipo de embutidos llamados chorizos que en ocasiones ha deleitado nuestro paladar. Una de sus caractersticas es la divisin de la tripa embutida para producir el producto.

Ese es el trmino que Pablo utiliza 1 Cor. 1:10-13 para referirse a la situacin de la Iglesia de los corintios, cuando les dice: Acaso Cristo est dividido?. Dentro de la misma Iglesia local haban surgido varios grupos que haban hecho de cuatro lderes sus respectivos dirigentes. An a los que se decan ser de Cristo, les inspiraba un espritu sectario y divisionista. Pablo ataca esta postura apelando al hecho de que Cristo es UNO. l no est ni puede dividirse. Los que le profesan lealtad son hechos un espritu con l (1 Cor. 6:17) por lo cual tampoco es posible la divisin. Es imposible ser un espritu con Cristo y estar separados uno de los otros, porque la unidad con Cristo produce unidad entre los miembros de la Iglesia. Nuestras diversas opiniones, nuestras diferencias de ideas, nuestros puntos de vista, nuestras interpretaciones, nuestras preferencias lidersticas, nuestros intereses personales no son aceptados por Pablo como excusas para seccionar el cuerpo, para tratar de romper el espritu de unidad dentro del Cuerpo; pues toda esta postura es producto de una actitud y sentimientos inmaduros y carnales que nublan la visin de la unidad.

Otro vocablo griego es meridzo que significa: dividir, distribuir, repartir. JESUCRISTO emplea la misma palabra en la parbola de la Vid y los Pmpanos cuando dice: Separados de m nada podis hacer. Juan 15. l establece definitivamente la imposibilidad de poder subsistir solos, por nuestra cuenta, aparte, ya que sus miembros no estn capacitados para subsistir por cuenta propia. Vea que Jess habla en plural; es el conjunto de creyentes (La Iglesia), - cada uno de ellos como partes integrales de la vid -, al que le es imposible vivir sin Cristo. Esta verdad se transfiere a cada rama en lo particular.

Las ramas fructferas no son cortadas, sino limpiadas de todos los elementos que, aunque son partes de la rama por su naturaleza constitutiva, sin embargo nada producen e impiden la produccin. A diferencia de stas, las ramas infructuosas son quitadas, sacadas, apartadas, seccionadas del conjunto, porque antes de ser de bendicin, roban la bendicin y afectan las ramas fructferas. En este acto de poda no se produce divisin, sino seccin. Los que son seccionados mueren; los que son limpiados viven y llevan frutos. En ocasiones los seccionados se ufanan creyendo que todava viven, pero su verdor se tonar gris y por fin terminarn en la quema; el colapso definitivo viene galopante y su hedor se desparramar por todos los lugares. Todo es cuestin de tiempo. (2)

El elemento que vitaliza y estimula a este organismo es el Espritu Santo de Dios. Desde el mismo momento que una persona se convierte; es el Espritu Santo el que lo pone en contacto con Cristo a travs del Cuerpo (1 Cor. 12:13). Es el Espritu Santo el que lo une al Cuerpo (12:20), es el Espritu Santo el que los hace fructificar dentro del cuerpo (Gl. 5:22-25); es el Espritu Santo el que dota de poder dentro del Cuerpo (Hech. 1:8), es el Espritu Santo el que reparte de sus dones y ministerios dentro del Cuerpo (1Cor. 12; Rom. 12:5-8), es el Espritu Santo en que los capacita para funcionar dentro del Cuerpo. Es el Espritu Santo el que satura todo el Cuerpo produciendo su unidad y vinculando todos sus miembros en Cristo. Es el Espritu Santo, funcionando como Espritu de Cristo el que hace que Cristo viva su vida en este mundo a travs de su cuerpo; se manifieste al mundo a travs de su Cuerpo; poniendo en actividad toda la complejidad de este organismo llamado Iglesia, para que el mundo lo pueda identificar dentro de ella, lo pueda encontrar en ella y puedan encontrar en ella la fuente de gracia, amor y libertad.

La Iglesia como organizacin.

Qu es una organizacin? Organizar es poner en orden lo que est desordenado; colocando cada cosa en su lugar de tal forma que todo funcione armnicamente y cumpla su cometido lgico. Hay una relacin estrecha entre organismo y organizacin, pero a la vez hay diferencias. Dijimos que en un organismo haba vida, sin embargo en algo organizado no necesariamente tiene que haber vida. Usted entra en un cementerio y all est todo bien organizado. Cada panten o bveda est colocada en secciones o reas, an tienen jardines que hermosean el lugar, sin embargo all no hay vida humana. Usted entra en una casa y contempla la buena proporcin de sus habitaciones, la buena ubicacin de sus muebles, de tal forma que, usted puede apreciar el orden perfecto, pero en eso no hay vida. Sin embargo en un organismo vivo s hay organizacin, porque la organizacin es inherente al organismo. Todo organismo tiene cierto grado de organizacin. La Iglesia, como organismo es tambin una organizacin. En la organizacin de la Iglesia acta el Espritu Santo ordenndolo todo, armonizndolo todo. Donde est actuando el Espritu Santo tiene necesariamente que haber orden y organizacin. Dios es un Dios organizado. Este es un principio celestial.

La visiones de Isaas 6 y Ezequiel 1 y 2 nos revelan el alto grado de organizacin dentro del mundo espiritual. Los diferentes rangos dentro de las huestes angelicales nos hablan de orden. La Biblia nos habla de ngeles, arcngeles, serafines, querubines y otros seres no bien definidos. Todas estas criaturas celestiales estn sujetas a Dios en plena sumisin y obediencia, contribuyendo al orden y la armona. La obediencia y la sujecin son factores inherentes a la organizacin racional. Las criaturas racionales tienen la capacidad ptima para entender este principio que rige dentro de la organizacin y son los que estn en capacidad ptima y especial para mantenerla por medio de la sujecin a ella. Por eso, los ngeles, como criaturas racionales, obedecen a la voz de Su precepto.

Pero an dentro de los espritus malos podemos observar todava los rasgos de esa organizacin que tuvieron cuando estaban en el cielo adorando a Dios. La Biblia nos revela principados, potestades, gobernadores de las tinieblas, huestes espirituales de maldad en los aires. Ellos conservan su organizacin por medio de la obediencia incondicional a su dios, Satans, para oponerse a la organizacin de Dios aqu en la tierra: La Iglesia.

Una mirada al Universo que nos rodea, nos revela que uno de los principios divinos es el orden y la organizacin. La Biblia nos revela leyes que rigen esa organizacin y establecen el orden que regula toda la creacin. (Jer. 31:35-36; Sal. 19:1-6; Isa. 40:12-14; Isa. 48:13). Este mundo del cual somos partes da evidencias de organizacin. Hay una diferencia bien marcada entre los tres grandes reinos: el animal, el mineral, y el vegetal. A cada uno les rige leyes inherentes dadas por Dios para su desarrollo armnico. En el mundo en que vivimos, las naciones tienen que mantener, necesariamente, un alto grado de organizacin internas y establecer leyes que ayudan para que las gentes vivan seguras y en paz.

Echamos una mirada al A. T. y vemos aplicado este principio organizativo entre el pueblo y Dios. La accin de Dios en el proceso de formacin de una nacin escogida para dar a conocer su nombre y su voluntad al mundo implic la necesidad del factor organizacin. Es de notar que todo este principio organizativo interno, con leyes reguladoras contribua a la efectiva cohesin del pueblo. Leyes morales, civiles, y religiosas unificaban la vida nacional haciendo que cada israelita se sintiera parte del pueblo, se sintiera responsable ante ese pueblo, comprometido hacia ese pueblo del cual era parte integrante. Esta organizacin y unidad dependan, en efecto, de sus relaciones con Dios. Cuando esas relaciones se opacaban por la desobediencia, su unidad poltica y religiosa eran afectadas; cuando volvan en paz con Dios, experimentaban nuevamente la unidad y la estabilidad.

Teniendo en cuenta estas realidades cabe la pregunta: Pasara, Dios, por alto ese principio vital dentro de su Iglesia?. Hay quienes se aferran a no querer reconocer el factor organizativo dentro de la Iglesia. Repelen todo lo que huela a organizacin. El pensar en estar sujeto a autoridades superiores a ellos les es una blasfemia. Desdean el orden, son incapaces de sujetarse al gobierno de la Iglesia; les inspira un espritu de anarqua que atenta, muy especialmente contra ellos mismos. Se autotitulan ellos mismos de libres.

Sin embargo, podemos preguntarles, libres de qu o de quin?. Yo los ayudara a responder: libres de obedecer; libres para hacer lo que quieren y como quieren; libres para, desde afuera y con un espritu profundamente sectario, tener la libertad de criticar, murmurar, y afectar la Iglesia, al influir en aquellos con los cuales ellos se relacionan, prejuicindolos contra la verdadera obra que Dios est llevando a cabo dentro de Su pueblo. Libres para presentarle un frente de combate a la obra de Dios; libres para sentirse orgullosos de no pertenecer a nada ni a nadie; libres de responsabilidades. Sin embargo, mientras que en ellos no hay una disposicin de sujetarse, buscan adeptos, seguidores para que se sometan incondicionalmente a ellos y ,a la postre, se convierten ellos mismos en lderes de una organizacin libre.

Tal parece que el mismo espritu anrquico que inspir antes a Luzbel, el mismo espritu anrquico que inspir a nuestros primeros padres, el mismo espritu que los gui a rebelarse contra Dios y que ha venido rigiendo los destino del este mundo, tambin halla lugar en el corazn de algunos produciendo, como siempre, confusin, caos, afectacin y espritu divisorio.

El no querer reconocer la necesidad del factor organizativo dentro de la Iglesia, es faltarle el respeto a la dignidad de Dios y tratar de hacerlo cmplice de todos los estragos que causa esa actitud orgullosa y carnal. Dios ha creado a la Iglesia para que ella sea el instrumento de vindicacin de todas las buenas cosas que el hombre perdi al principio. Es dentro de la Iglesia donde Dios comienza a restaurar el orden en el Universo por medio de la obediencia y sumisin a su santa y divina voluntad. Es dentro de la Iglesia donde la oracin de Jess comienza a ser una realidad progresiva, histrica y trascendente: Sea hecha tu voluntad, como en el cielo tambin en la tierra. Es dentro de la Iglesia donde el hombre aprende a ser humilde por medio de la obediencia. Es dentro de la Iglesia donde el hombre obtiene un sentido real de la sujecin. Es dentro de la Iglesia donde el hombre aprende a organizar su vida, aprende a convivir con el resto de sus hermanos. Es dentro de la Iglesia donde Dios nos ensea la obediencia por medio de la obediencia a los dems; la sujecin por medio a la sujecin a los dems; el reconocimiento a Su autoridad por medio del reconocimiento a la autoridad delegada y establecida dentro de ella representada por medio de humanos; es dentro de la iglesia donde el hombre se da cuenta que se mueve en un medio organizado donde una actitud que viole estos principios altera el orden y produce caos. Es dentro de la Iglesia donde el hombre aprende a asumir una actitud responsable contribuyendo, con su esfuerzo y espritu de colaboracin, a que la Iglesia sea lo que Dios quiere que sea: una unidad indisoluble.

Sin embargo, todo lo anterior hace que adoptemos una actitud recta sin ir a extremismos que hagan nulos los beneficios de organizacin. Un verdadero enfoque es este factor, contribuir al buen funcionamiento de la obra de Dios. Debemos evitar, pues, dos extremos: 1ro. Querer ignorar todo tipo de organizacin visible dentro de la Iglesia pasando por alto los principios de autoridad y sujecin dentro de sus miembros y 2do. Poner todo nfasis en la organizacin pasando por alto la dependencia que cada miembro tiene del Espritu Santo. El primero da por resultado libertinaje sin control divino y el 2do. control humano sin libertad espiritual. CONCLUMOS, PUS, QUE LA IGLSIA ES UN ORGANISMO ORGANIZADO, EL ORGANISMO IMPLICA VIDA, LO ORGANIZADO IMPLICA ORDEN. ESTOS FACTORES SIN INSEPARABLES Y ES UN PRINCIPIO QUE RIGE, TANTO EN EL MBITO CELESTIAL COMO EN EL MBITO TERRENAL. LO DEMS ES REBELDA SIFRAZADA DE CELO.Elementos que estructuran la unidad de la Iglesia: Efesios 4:1-6.

Cuando la Biblia nos habla de unidad espiritual nos habla tambin de una estructura espiritual a travs de la cual el Espritu acta y la mantiene. Efesios 4:1-6 es la clave para este aspecto. Analicemos su naturaleza:

a) Un Cuerpo.- En esta palabra est implcita la cohesin sustancial de la Iglesia. No son dos cuerpos por lo tanto no son dos Iglesias: es una Iglesia, la de Jesucristo. Nos habla del la unidad mstica del Cuerpo. No habla del nombre de una denominacin terrenal, del nombre de una parte de su cuerpo, de un grupo localizado en el globo terrqueo, o de una faccin superespiritualista. La Iglesia es una y ella trasciende a todas las barreras con que los hombres han querido cercarla a su discrecin y para sus intereses sectarios.

b) Un Espritu.- Nos habla de la fuente generadora y nica de la unidad. La Iglesia es un Cuerpo, porque hay un Espritu. Este acta como Espritu de gracia, de santidad, de libertad, de poder: como Espritu de Cristo. Espritu que rige y dirige a cada miembro a un objetivo comn: su unidad.

c) Llamados a una misma esperanza.- Nos ensea que a Su Iglesia le caracteriza una vocacin celestial y su destino es el Cielo. Es el Cielo la meta hacia la cual se proyecta una Iglesia en unidad y donde nuestra unin ser no solo perfecta, sino eterna. Esto se debe a que Dios se haba propuesto en s mismo reunir todas las cosas, en la dispensacin del cumplimieto de los tiempos, as las que estn en el cielo, como las que estn en la tierra. En l tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propsito del que hace todas las cosas segn el designio de su voluntad a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperbamos en Cristo. (Efesios 1:9-12, vase tambin vs. 13-14.

d) Un Seor.- Ese es Cristo Jess. l ejerce su soberana y seoro dentro de la Iglesia porque es Dueo de ella. l se mueve dentro de ella. No est ajeno a toda su actividad porque es l quien la produce, dirige y la gua haciendo real Su presencia por medio del Espritu Santo de Dios. ...y en medio de los siete candeleros (vi) a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies y ceido por el pecho con un cinto de oro...Tena en su diestra siete estrellas...El misterio de las siete estrellas que has visto, y de los siete candeleros de oro: las estrellas que has visto son los ngeles de las siete Iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete Iglesias... (Apoc. 1:13, 16 y 20). Jesucristo est y se mueve entre su Iglesia. En sus manos est el destino de ella y el destino de ella es el Cielo. La Iglesia tiene un solo Seor: Jess.

e) Una fe.- Esto implica su uniformidad doctrinal sobre las verdades fundamentales ultranecesarias para concretarse los propsitos eternos de Dios: 1. La Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) como nica revelacin de la voluntad del Verdadero Dios al hombre. 2. La realidad del mal llamado pecado, causa nica que ha producido la cada del hombre y su separacin de Dios. 3. El sacrificio redentor y expiatorio de Jesucristo sobre la cruz y a favor del hombre, como nica provisin de salvacin eterna para el pecador y forma exclusiva de restaurarle al hombre su comunin con Dios. 4. La fe y el arrepentimiento como nicos elementos (por parte del hombre)capaces de hacer real la gracia salvadora de Dios en el hombre muerto en delitos y pecados. 5. Futuro regreso de Jesucristo a la tierra, implicando la resurreccin de los justos, el juicio de los impos, la derrota definitiva de Satans y el establecimiento definitivo del Reino de Dios sobre la Tierra. Esta declaracin de fe est implcita en la creencia de la Iglesia de Jesucristo y sostenida y mantenida a travs de la historia. Por esa fe muchos dieron sus vidas y por esa fe muchos estn dado sus vidas. Hay una sola fe y ella se deriva de su fuente Jesucristo (Palabra encarnada) el autor y consumador de la fe y la Biblia (Palabra escrita) pues la fe viene por el or la Palabra de Dios.

f) Un bautismo.- nico smbolo externo que significa, primero, nuestra total identificacin espiritual con Jesucristo a travs de Su Cuerpo y, segundo, como un acto objetivo para representar una realidad interna y subjetiva: la Obra regeneradora del Espritu Santo dando como resultado nuevo nacimiento. (Rom. 6)g) Un Dios y Padre de todos.- Implica el reconocimiento de la soberana absoluta de Dios en toda la plenitud de su unidad sustancial y revelado en la persona del Hijo y la persona del Espritu Santo constituyndose como Padre de una familia espiritual llamada la Iglesia.

Notas:(1) Otros vocablos griegos relacionados: xoris - adv. separadamente, por separado, en particular,, por su cuenta, aparte. // Prep. de genitivo: separadamente de, de modo diferente que.xorizo - separar, dividir, apartar, distinguir // V. Pas. estar separado o dividido; alejarse, separarse; ser diferente, diferenciarse, distinguirse.xorismo. V- separacin.)

(2) Juan 15: 2.- Lo quitar. airei - airos - (entre otros significados) - sacar, apartar, quitar; quitar de en medio, matar. Lo limpiar. kaqairei - kaqairo - limpiar, lavar; podar. Hay dos acciones que hace el podador: Limpiar y cortar.

CAPTULO 3: PRINCIPIOS QUE RIGEN LA UNIDAD DE LA IGLESIA

Para poder entender qu es la unidad del Espritu, y para que en una actitud solcita podamos guardarla, es necesario que entendamos qu somos, dnde estamos y para qu estamos dentro del cuerpo. Esto se logra teniendo en cuenta cuatro principios bsicos que regulan todo el funcionamiento interno de este gran cuerpo llamado la Iglesia:

1. Principio de posicin y designio.

Dios coloca a cada miembro en un lugar definido dentro del cuerpo

La Biblia nos ensea que Dios ejerce toda su soberana dentro del Cuerpo y en virtud de ello, coloca los miembros del Cuerpo donde l quiere (1 Cor. 12:18) y les asigna el trabajo acorde a su capacidad y posicin. El Espritu Santo reparte como l quiere (1 Cor. 12:11); Dios ordena el cuerpo, (v. 24); Dios es el que pone los ministerios dentro del cuerpo (V. 28); y Dios capacita a cada miembro para realizar una actividad propia y especfica dentro del cuerpo. (Ef. 4:16).

Cuando perdemos de vista el principio de posicin y designio dentro del Cuerpo, nos sentimos desorientados, sin sentido, sin objetivo, sin saber el por qu estamos: nos sentimos como cuerpos extraos. Golpeamos al aire, hacemos cualquier cosa, malgastamos el tiempo y energas, interferimos en el trabajo de otros y no somos de bendicin.

Una de nuestras preocupaciones como creyentes debe ser el tratar de ser tiles en la obra de Dios; pero para ser tiles es necesario descubrir el lugar donde somos ms efectivos de acuerdo a la capacidad dada por Dios. Cmo se consigue esto?

En primer lugar, es importante quitar la vista de los dems. No debemos utilizar patrones ajenos para determinar qu vamos a hacer para Dios. Es posible que un gran ministerio evangelstico nos impresione. Es posible que un ministerio pastoral fructfero influya en nosotros. Para hacer nuestras decisiones debemos tener cuidado con las voces o ejemplos de afuera. Es posible que no sea la orientacin directa de un ministro determinado lo que motive una decisin, sino la influencia sutil y el carcter espectacular de un ministerio, e inducido por ello demos un paso en falso. Sin embargo, lo ms importante es descubrir la voluntad de Dios: Seor, dnde?, para qu? Esto es una experiencia de carcter personal y somos nosotros los que tenemos que buscarla.

En esta bsqueda personal, Dios utiliza a su Espritu que con voz sutil, pero inconfundible y clara, con una presin dulce y una impresin suave, inclina nuestros sentimientos y nuestra voluntad, para producir en nosotrosas el querer como el hacer por su buena voluntad. El Espritu Santo nos da testimonio a medida que nos rendimos a l. A medida que actuamos acorde con Su propsito, l va confirmando su voluntad en nosotros por medio del xito de la empresa que l ha emprendido en nosotros y a travs de nosotros y por medio de la sensacin interna de aprobacin que el mismo Espritu produce trayendo paz y satisfaccin por lo que hacemos.Es en la escuela del trato del Espritu con nosotros que llegamos a descubrir, definir y desarrollar nuestro ministerio. En esta dimensin descubrimos que contamos con la capacidad necesaria para hacer nuestro trabajo, que Dios proporciona todos los recursos para lograr el xito. Nos sentimos felices con la aprobacin divina y de aquellos que nos rodean.

En segundo lugar, es necesario mantener un espritu de oracin y bsqueda de Dios constante. Muchos han quedado frustrados y no han alcanzado la plenitud de su ministerio, porque no han permitido que la voz de Dios se deje or en la intimidad de la oracin secreta. La desconexin de Dios es funesta. Ello no solamente impide el impulso inicial del ministerio, sino que influye en el debilitamiento y atrofia total del mismo. Hay dos medios bsicos por medio de los cuales Dios se pone en contacto con el sus hijos: a travs de su Palabra y a travs de la oracin. Cuando uno de estos medios se cortan quedamos sin direccin, desorientados y a la deriva en medio de un mar de confusin espiritual.

En tercer lugar, en ocasiones es necesaria la orientacin y ayuda del pastor, o en su defecto, de lderes espirituales experimentados que con sus sabios consejos nos ayuden a determinar o entender qu es lo que Dios quiere y donde nos quiere, siempre permitiendo que Dios confirme Su voluntad en nosotros. La Biblia nos da un ejemplo prctico de esto. Dios llam a Samuel por tres veces seguidas. Su inexperiencia le impeda entender el llamado de Dios al ministerio proftico. El, hombre de experiencia, entendi la desorientacin del muchacho. Se dio cuanta de que Dios estaba llamando a Samuel. Su orientacin y ayuda fue decisiva para conducirlo a una revelacin mayor de los planes de Dios para con el chico. (1 Sam. 3). En ocasiones nos pasa as. Sentimos que Dios nos llama, pero no sabemos el por qu y el para qu y el a dnde. El pedir ayuda y orientacin a nuestros lderes espirituales nos ayudar a orientarnos dentro de la voluntad de Dios.

Debemos recordar que cada uno, en lo personal y particular, debe buscar su propia experiencia con Dios. En estos casos no se excepta a ningn hijo de Dios. A todos, Dios nos ha llamado para salvacin, pero este acto implica y asegura al creyente un lugar determinado y una labor determinada para realizar.

Dentro de este gran Cuerpo todo est en actividad, nada puede estar ocioso. Todos estamos llamados a fructificar, de lo contrario nos convertimos en obstculos perjudicando a los dems y saliendo perjudicados nosotros tambin. Para ilustrar esta verdad podemos apelar a la parbola de la vid y los pmpanos. Cristo dijo: Toda rama que en mi no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que d mas fruto todava (v. 2); el que no permanece en mi es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman (v. 6). El asunto est claro: miembro atrofiado, miembro infructuoso; miembro infructuoso, miembro perjudicial; miembro perjudicial, miembro extirpado. Por el contrario, todo miembro fructuoso tendr toda la ayuda y respaldo de Dios para su rendimiento mximo en el lugar y ministerio que Dios le ha dado.

Toda la actividad del Cuerpo est bien planeada, bien sincronizada. En el funcionamiento simultneo de los miembros no existe contradiccin alguna; no existe interferencia en el trabajo colectivo; no existe insubordinacin; no existe usurpacin de cargos. Cada uno sabe el lugar que le corresponde como tambin su funcin dentro del Cuerpo. Todos, actan con plena conciencia que el objetivo unnime es uno solo: la edificacin del Cuerpo, su crecimiento y madurez. Todo esto contribuye a la estabilidad y cohesin de la Iglesia.

Para ilustrar el principio de posicin y designio que caracteriza la unidad de la Iglesia pongamos un ejemplo o ilustracin: diramos que la Iglesia es un gran rompecabezas. Este juego de entretenimiento general est compuesto por decenas de partes diferentes unas de otras y lleva implcito una imagen, un paisaje. Las piezas desordenadas, fuera