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Boletín del Área Virtual Analítica
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Lo Nuevo en la RED del Área Virtual Analítica Año 3 – Nro. 20 – Mayo 2014
“Una biblioteca virtual, con libros reales, en una red de psicoanálisis. Nuestro loro es una repetición original.” www.aplp.org.ar
Comité Organizador de A.V.A.
Asesores: Enrique Acuña y Leticia García
Responsable: Ana Gutiérrez
Adjunto: Sebastián Ferrante
Integrantes: Mariángeles Alonso, Gabriela Terré, Iván Pelitti
EDITORIAL “Un programa en marcha”, por Marcelo Ale
EN LINEA Conversación con Fátima Alemán
LECTURAS Sobre El conflicto de la Facultades de I. Kant,
por Patricia Iribarren
NOVEDADES DE BIBLIOTECA Y LIBRERÍA
ARCHIVO BELA SZEKELY Entrevista con Jacques Lacan de Pierre Daix,
por Inés García Urcola
BLA, BLA, BLA… Curso Anual: Psicoanálisis y herejía científica
–entre ciencia y religión- , por Adriana Saullo
No hay enseñanza sin investigación
por Daniela Ward
Pragma Crítica - Lacan y los discursos –psicoanálisis en sociedad- por Germán Schwindt
Ejercicio clínico en los hospitales:
Locura y Psicosis, por Laura Arroyo
Reseña Coloquio-Seminario: “De lo real en el síntoma, lo que queda sin descifrar”, por Christian Gómez
Inconsciente Siglo XXI –El saber para cada uno, en lo contemporáneo por Claudia Espínola
El arte, donde “resuena la cosa” por Ana Gutiérrez
Comentario sobre el libro de poemas “Epifania de los epitafios” por Paola Boccalari
Exposición de fotos: “La vida secreta de mi jardín y la mafia” de Lulú Fernández, por Mariángeles Alonso
FOCO EN MICRO por Sebastián Ferrante
LO QUE SE VIENE…
Editorial
Un programa en marcha
En el marco del Programa de Investigaciones Clínicas (PIC), pusimos en marcha el miércoles 7 de mayo el Seminario de
Investigación Analítica (SIA) cuyo tema es “El inconsciente freudiano y el porvenir”. La actividad inaugural del ciclo 2014-
2015, llevó las marcas del Instituto de Investigación y Enseñanza -Pragma Clínica y Crítica-. Contó con la participación de
quien escribe y de Enrique Acuña, con la coordinación de Leticia García quien hizo una presentación del programa y de
las instancias que lo componen.
En primer lugar, presenté el programa del Seminario y comenté las versiones del inconsciente que se pueden encontrar
tanto en Freud como en Lacan. Luego Enrique Acuña tuvo una intervención titulada “Inconsciente Siglo XXI” en la que se
detuvo en el “porvenir” del inconsciente en este siglo –cómo son sus presentaciones actuales a partir de las variaciones
del Otro como receptor del síntoma-, planteando además un esquema de tres versiones del concepto en Lacan como guía
para la investigación del año en el Seminario.
Enseñanza e investigación son los pilares sobre los que se apoya el Programa. Lacan respecto de la primera decía, en el
Seminario La angustia, que tiene su sustento en la experiencia analítica, preguntándose si eso que el analista sabe de la
experiencia “puede enseñarlo”, y subrayaba además que ella requiere que se haga algo que vaya más allá de la
recopilación. J-A Miller en “Prólogo en Guitrancourt” señala: “...el saber enseñado, si obtiene su autoridad por su
coherencia, solo encuentra su verdad en el inconsciente, es decir, en un saber en el que no hay nadie que pueda decir yo
sé”.
Por el lado de la investigación hay preguntas que conservan su vigencia, por ejemplo: ¿En qué consiste investigar, como
se investiga? respuestas que podemos encontrar en algunos textos de Freud en donde “enseña” como investiga:
“Conferencias de introducción al psicoanálisis”, “La interpretación de los sueños” y “Teorías sexuales infantiles”, entre
otros.
Más allá de los contenidos vertidos, se puso el énfasis en el par enseñanza e investigación planteando las particularidades
que tienen ambas en el campo del psicoanálisis, y qué las distinguen de las formas que adoptan en otras disciplinas,
como así también en la conexión que hay entre ellas -por ejemplo que no hay enseñanza sin investigación- Esta conexión
se puede leer en el diseño del Programa de Investigaciones Clínicas (PIC), en tanto por un lado contempla la enseñanza
que imparte Enrique Acuña en su Curso Anual que este año lleva por título “Psicoanálisis y herejía científica –entre ciencia
y religión-“ y la que llevará adelante el equipo docente del Seminario de Investigación Analítica, y por otro la investigación
a desarrollarse en los Módulos de Investigación y Escritorios Clínicos –ocho en total- en donde los participantes podrán
investigar los temas de su elección a partir de la selección de algún detalle particular.
Como premisa y horizonte a la vez, se hace necesario una lectura crítica que priorice la glosa sobre la jerga repetitiva de
frases hechas que funcionan como consignas, alejándonos de los argumentos dogmáticos y ad-hominen sostenidos en el
“prestigio” del sujeto de la frase a la que se hace mención. De esta manera lectura crítica, investigación y enseñanza se
anudan en una trama, en una red que precipita en un Programa de Investigaciones Clínicas...que ya está en marcha.
Marcelo Ale
En línea
Conversación con Fátima Alemán, por Ana Gutiérrez
¿Podrías contarnos como fueron tus inicios en relación con el psicoanálisis y en particular con la Asociación de Psicoanálisis de La Plata -Biblioteca Freudiana-, ya que sos miembro de esta institución desde su fundación? ¿Qué situación vivía el psicoanálisis en la ciudad en ese momento y que diferencias destacarías en la actualidad?
Mi encuentro con el psicoanálisis no sale mucho de lo común de
alguien que elige la carrera de psicología a mediados de los 80, en la ciudad de La Plata. Siendo alumna de la
tercera promoción, luego de la reapertura de la carrera por el intervalo nefasto de la dictadura, la lectura de los
textos freudianos se dio casi al comienzo, en los primeros años, y el gusto por el psicoanálisis se impuso de
inmediato. No está demás aclarar que aquellos años de reapertura se vivieron junto al regreso de la
democracia y los aires de libertad y participación; esos rasgos creo que fueron una marca para muchos de los
estudiantes de ese entonces. Recuerdo que a mitad de la carrera, y habiendo incursionado en grupos de
estudios de psicoanálisis por fuera de la Facultad, ya tenía en claro que la psicología no era mi vocación sino
esa profesión extraña de ser algún día psicoanalista. Pero, como alguna vez lo comenté en una entrevista que
me hicieron para los 10 años de la fundación de la APLP, en julio del 2006 (Microscopía nº 46) el verdadero
encuentro con el psicoanálisis fue el comienzo de un análisis, luego de algunas incursiones frustradas que
luego interpreté como “psicoterapias”. Eso sucedió bajo la angustia de recibirme y de lo que vagamente podía
entrever como “formación analítica”. Fue así que mi elección de un analista que ya no estaba en la Universidad
pero sí animaba un movimiento hacia el grupo analítico (y no de estudio) en la ciudad, Enrique Acuña, puso las
cosas en otro orden. Más allá de un síntoma inicial ligado a la salida exogámica, los avatares de la vida
amorosa y la marca de un título ligado a la madre, la posibilidad de ensamblar a partir de un “deseo de saber”
lo que ocurre en el espacio privado de un análisis con el espacio público de una institución analítica me resultó
un verdadero hallazgo, impensable en el marco de la academia universitaria. La apuesta de Perspectiva
Lacaniana en el año 1992 y luego la fundación de la Biblioteca Freudiana de La Plata en 1995, pusieron en
marcha un lugar atópico necesario para inscribir al “analista en la ciudad del síntoma”, parafraseando la
editorial de la revista Anamorfosis nº 3 escrita por Enrique Acuña para esa época. Ser parte fundadora e
incluirme como “una más” en un grupo analítico, hizo tambalear la marca de un nombre propio que me recluía
en las huestes de una educación religiosa y hacía de la excepción un síntoma. Entrar en la “serie” de nombres
me permitió seguir con otros una enseñanza, escribir con otros en una publicación y militar junto a otros en la
causa analítica.
En la actualidad, la pertenencia desde hace unos años a la Escuela de la Orientación Lacaniana, redobló la
apuesta por el psicoanálisis en mi ciudad, no sin los obstáculos de un encuentro complejo con los estilos
diversos y con ideales no siempre convergentes. El desembarco un tanto apresurado de una Escuela con la
que “todos soñamos” en la ciudad del síntoma, deja un poco en suspenso mi lugar allí a la espera de que la
“traición” no sea la moneda de cambio para obtener reconocimiento.
En tu trayectoria en la APLP, has sido presidenta de la Asociación, coordinadora del Seminario de Investigación Analítica (SIA), integrante del staff de Conceptual y Microscopía, ¿Cómo pensás el ensamble en psicoanálisis entre la enseñanza, las publicaciones y la investigación?
Creo que es imposible pensar la enseñanza sin la investigación, y las mismas sin una política de publicación.
Desde la fundación de la APLP siempre contemplamos este anudamiento como principio fundamental, y de
hecho si vemos las publicaciones que hemos puesto en marcha a lo largo de 20 años no quedan dudas que allí
están presentes escritos breves o extensos sobre lo que se investiga en Módulos o Escritorios, lo que se
presenta en las Jornadas de Apertura y Cierre de la APLP, o lo que se transmite en la enseñanza desde el
Seminario de Investigaciones Analíticas (SIA). Por otro lado, las publicaciones permiten que “lo escrito” circule
por otros lados, dando lugar a la lectura y al intercambio con analistas de otras ciudades del país o del exterior.
Tener por otra parte una Biblioteca favorece la lectura y la consulta bibliográfica, para promover efectivamente
una investigación rigurosa en relación a las referencias del psicoanálisis.
En relación al programa PRAGMA – Crítica del que formas parte de la coordinación, ¿Podrías contarnos brevemente sobre esta propuesta, y del entrecruzamiento del psicoanálisis con otros discursos y sus resonancias, en el contexto actual en nuestra ciudad?
Pragma-Crítica ha sido gran invento de Enrique Acuña para instalar un espacio en la ciudad donde se pongan
en práctica debates del psicoanálisis con otros campos del saber, contando cada vez con un invitado especial.
Es también la continuación con otro nombre de actividades que se venían realizando desde la APLP en el
marco del Instituto Oscar Masotta, es decir, en el contexto de lo que concebimos como psicoanálisis en
extensión. Para este año la propuesta de Pragma-Crítica, como habrán visto por la difusión, es “Lacan y los
discursos”, orientada a partir de los desarrollos del Curso anual dictado por E. Acuña y de un cartel donde se
investiga el vínculo que el psicoanálisis mantiene actualmente con la ciencia y la religión. Esta oferta lanzada a
la ciudad, siendo además libre y gratuita, creo que resulta toda una novedad a la hora de convocar un público
interesado en el psicoanálisis pero no necesariamente psicoanalistas.
La red Área Virtual Analítica (AVA), que lleva ya dos años funcionando favoreciendo el intercambio con distintas ciudades del país, te incluye como un miembro activo. ¿Podrías comentarnos cómo ha sido tu experiencia?
La Red AVA es una apuesta fuerte por conectar psicoanalistas de distintas ciudades del país a partir de una
evidente transferencia de trabajo, que viene creciendo año a año. Para mí ha sido desde el comienzo una
bocanada de aire fresco porque permite salir de las intrigas locales y escuchar lo que ocurre en otras regiones
en relación a la transmisión del psicoanálisis. También ha sido la prueba de un intercambio real, con
invitaciones a participar en Jornadas o dar algún seminario, en mi caso en las ciudades de Posadas y
Resistencia. Para este año contamos con la novedad del lanzamiento para mediados de Agosto de una
publicación virtual cuyo nombre es todo un símbolo, “Analytica del sur”, que cuenta con un comité editorial
conformado por analistas de distintas ciudades (Bahía Banca, Tres Arroyos, San Fernando, La Plata, Posadas)
conectados vía mail, donde la premisa es llegar a lectores de todas partes haciendo uso de la herramienta de
las pantallas y la conexión online.
¿En qué otros proyectos estás trabajando actualmente? Sabemos de tu pertenencia a AAGua.
¡Es cierto! Hace un año que formo parte de la AAGua, Asociación de Amigos Guaraníes, por invitación de
Enrique Acuña. Es una experiencia nueva para mí porque implica reunirme mensualmente con un equipo de
investigación compuesto por antropólogos, abogados y médicos, lo cual resulta muy enriquecedor y una
prueba para hablar la lengua del Otro. Justamente a mediados del año pasado hice mi primera estancia en la
cabaña de AAGua en El Soberbio, Misiones, visitando diariamente la aldea mbya guaraní de Pindo Poty. A
partir de una investigación en curso sobre el ritual del Ñengué, destinado a sancionar el pasaje de la niñez a la
adolescencia en las mujeres, una suerte de iniciación sexual, el encuentro y la conversación con los miembros
de dicha comunidad cobra un valor de intercambio que permite repensar la “metamorfosis de la pubertad”
desde una cosmovisión diferente.
Por otro lado, actualmente estoy trabajando en un libro sobre “las figuras de la feminidad”, recopilando textos
ya escritos y otros que están en proceso de escritura. Veremos cuándo sale a la luz…
Lecturas
Sobre El conflicto de la Facultades de I. Kant (*)
En el marco del curso anual Psicoanálisis y herejía científica-entre ciencia y
religión- dictado por Enrique Acuña, la referencia a Immanuel Kant permite situar
un corte conceptual que desplaza el eje de la fe hacia la razón, de la religión a la
ciencia. Encarnando el ideal de la Ilustración que invitaba al sapere aude, al pasaje
de la minoría a la mayoría de edad, Kant pudo articular los pilares fundamentales
de la filosofía moderna.
En esta oportunidad la referencia es El conflicto de las facultades (1798) publicado
en un contexto donde el gobierno en manos de la monarquía funcionaba al
unísono con los ideales de la Iglesia.
A partir de la publicación de la Crítica de la razón práctica (1788) Kant se vuelve
sospechoso para el Rey Federico Guillermo II, a tal punto que una comisión de censura prohíbe la aparición de
la segunda parte de Religión en los límites de la propia razón. A pesar de esto la obra sale a la luz lo que le
vale una carta de reprimenda de parte del monarca. En el prefacio de El Conflicto de las facultades aparecen
algunos fragmentos de esta carta y la respuesta dada por Kant. Se lo acusaba de hacer un uso abusivo de la
Filosofía desfigurando y envileciendo diversos dogmas capitales y fundamentales de la Sagrada Escritura y del
Cristianismo, y por lo mismo de llevar adelante con irresponsabilidad su tarea de enseñar a las nuevas
generaciones, yendo en contra de las intenciones soberanas. En la respuesta de Kant puede leerse su posición
crítica del modo de autorizar los saberes por parte del Gobierno que, conforme a su propio interés, solo
buscaría influenciar a las masas. Al proponer a la facultad de Filosofía como el lugar de la autonomía, libertad y
verdad ligada a la razón, Kant no solo hace un planteo epistemológico sino también político.
El libro reúne tres escritos realizados en distintas épocas pero que tienen en común referirse a la disputa entre
las facultades superiores (Teología, Derecho y Medicina) y la inferior (Filosofía). Me centraré en el primero de
estos escritos titulado “El conflicto de la facultad de filosofía con la facultad de teología”.
Que la Teología, el Derecho y la Medicina sean llamadas facultades superiores dentro de la Universidad
responde a una decisión del gobierno, ya que ellas tienen a su cargo la transmisión de saberes afines a los
intereses políticos y la formación de eclesiásticos, magistrados y médicos que -en su calidad de instrumentos
del gobierno- no son libres de hacer uso público, según su propio juicio, de la ciencia sino solo bajo la censura
de las facultades. En cambio, la facultad de Filosofía califica de inferior por ocuparse de doctrinas que no son
aceptadas como normas por orden de un superior. Su búsqueda es de la verdad mediante el ejercicio libre de
la razón.
¿Cómo resolver este conflicto definido por Kant como inevitable? Aquí su respuesta: “Bien podría llegar el día
en que los últimos sean los primeros, por supuesto no para ejercer el poder, sino como consejero del que lo
detenta (el gobierno), el que encontrará en la libertad de la filosofía y en la ilustración que ésta recibe, más
fácilmente que en su propia autoridad absoluta, los medios para alcanzar sus fines”.
El Sapere aude propuesto por Kant importa al psicoanálisis porque permite fundar una ética del bien-decir.
Aquí es necesario hacer algunas distinciones. En primer lugar, cuando Kant formula la pregunta “¿Qué puedo
saber?” se trata de un saber a obtener con independencia de lo permitido por el poder reinante, pero lo piensa
como un “conocer”. Para Lacan, en cambio, el saber que cuenta es el saber inconsciente, que es un saber
fundamentalmente supuesto; lo que implica un saber distinto al del conocimiento. En segundo lugar, en
psicoanálisis no es posible tomar la perspectiva kantiana universal ya que las preguntas son de cada quien en
particular, como también lo son las respuestas obtenidas -se obtienen respuestas a la medida de uno, no
extensibles como fórmulas válidas para todo el mundo-.Como explicaba Enrique Acuña en su curso, lo legal
(norma a priori) puede no coincidir con lo legítimo (deseo).Y el Sapere aude kantiano que plantea la oposición
entre la posición de minoridad y la de responsabilidad ligada al saber adquirido y su autorización, reenvía al
problema de la autoridad analítica.
Patricia Iribarren
*Kant, I. El conflicto de las facultades, Editorial Losada.
-Miller, J.A. Lakant, Editorial Tres Haches.
Novedades de Biblioteca, Librería y Archivo
BIBLIOTECA FREUDIANA DE LA PLATA
Publicaciones recibidas:
-Libros:
Kant, Immanuel. El conflicto de las Facultades. Editorial Losada, Buenos Aires, 2004. (Donación Patricia Iribarren)
Gide, Andre. Las cuevas del Vaticano. Editorial Tirso, Buenos Aires 1956.
Bourdieu Pierre. El sentido social del gusto. Biblioteca esencial del pensamiento contemporáneo. Editorial Siglo XXI.
Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. Biblioteca esencial del pensamiento contemporáneo. Editorial
siglo XXI.
Milner, Jean-Claude. Las inclinaciones criminales de la Europa democrática. Editorial Manantial, Bs.As. 2007. (Donación
Ana Gutiérrez)
Hegel, G.W.F.: La positividad de la religión cristiana. Editorial Rescate, Buenos Aires, 1984.
Nijinsky, Vaslav. Diarios completos. Versión no expurgada traducida del ruso por Christian Dumais-Lvowski y Galina
Pogojeva. Traducción del francés: Piña, Cristina, 1996
Koyré, Alexandre. Estudios de historia del pensamiento científico. Siglo XXI Ediciones, Madrid, 1977. (Donación
Guillermo Ranea)
Koyré, Alexandre. Del mundo cerrado al universo infinito. Siglo XXI Ediciones, Madrid, 1979. (Donación Guillermo Ranea)
Tendlarz, Silvia Elena-Álvarez Bayón, Patricio. ¿Qué es el autismo? Infancia y psicoanálisis. Colección Diva, Buenos
Aires, 2013.(Donación Laura Arroyo)
Recordamos a los miembros del Área Virtual Analítica (AVA), teléfono de contacto y e-mail para pedidos virtuales de textos. TE: (0221) 421 – 4533/ e-mail [email protected]
ARCHIVO BÉLA SZÈKELY
ENTREVISTA CON JACQUES LACAN DE PIERRE DAIX (1)
En noviembre de 1966, y con motivo de la publicación de los Escritos, Pierre Daix realiza una entrevista a
Jacques Lacan que es publicada en Les Lettres-Françaises nº1159, y posteriormente en el libro de P. Daix
Claves del estructuralismo.
Es una época en que, como dice Jean-Claude Milner (2), se produce un cambio que concierne a los saberes y
al nacimiento de ciencias nuevas, vinculado a la lengua que hablan estas ciencias. “la mayoría emplean la
lengua francesa, ya sea paralelamente a otras, ya sea como lengua principal. De hecho, la alemana iba a
portar durante mucho tiempo más cicatrices del nazismo; la inglesa se estaba convirtiendo en la lengua de la
forma mercancía; quedaban la francesa y, en términos más amplios, las lenguas romances. Fueron un reto
para el freudismo (...) el léxico de la estructura pasó a ser casi un signo de reconocimiento entre los actores de
la renovación de los saberes.”
En este contexto entonces, el entrevistador ubica a Lacan en un estructuralismo en el que anidan otros
nombres: Lévi-Strauss, Foucault, Althusser, Barthes. Lacan se refiere a cada uno de ellos, a las analogías,
debates y operaciones de cada uno de esos nombres dentro del estructuralismo, no sin subrayar que “El
estructuralismo no es un color, precisamente por razones estructurales, ni ninguna de esas formas de manchas
que progresan por difusión. Por eso me opongo, finalmente, al empleo de ese término del que nada dice que
no será desviado para los usos de un humanismo húmedo”.
Por otro lado se referirá a la traducción al francés de la obra de Freud: “Sepa usted que Francia es el único, de
los grandes países civilizados, que no posee una traducción completa y seria de la obra de Freud. La
responsable de este estado de hecho es, en primer lugar, la princesa Marie Bonaparte. (...) Ha tenido
consecuencias graves. Obstruyó los efectos que el descubrimiento de Freud debía obtener”. Lacan subraya
entonces la obstrucción al descubrimiento freudiano en la política de traducción, y señala que el primer título al
que aspira es “ser alguien que ha leído la obra de Freud con todo el cuidado que su obra merece”.
El lector de Freud dirá entonces que con Freud asistimos a un hecho científico en la medida que “Un hecho
científico sólo nace si se pone a prueba una categoría existente (...) El inconsciente es un hecho nuevo que
comporta una estructura nueva e implica un desmentido de la antigua estructura sujeto-objeto.” La “coherencia
lógica” de la obra de Freud, y que Lacan trata de expresar por medio de letras y símbolos, lo llevarán a la idea
de que el inconsciente no pertenece al “espacio euclidiano”, por lo cual es necesario construirle un espacio
apropiado.
Inés García Urcola
(1) En: http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/Lacan.htm
(2)Milner, Jean Claude: La arrogancia del presente, Editorial Manantial, Buenos Aires, 2009.
Bla bla bla…
Red AVA: La Plata
Curso Anual Psicoanálisis y herejía científica –entre ciencia y religión-
Situar el corte conceptual entre saber y religión, es uno de los planteos
propuestos por Enrique Acuña en la clase del 30 de abril de este año. Desbrozar
esas dos comarcas de controvertidos límites, nos conduce a la lectura de las
referencias. En esta ocasión, El conflicto de las facultades de Kant (1798),
comentado por Patricia Iribarren, y por mi parte, un ensayo de Hegel, Creer y
saber (1802).
En su texto Kant despliega una resistencia teórica como contrapartida al poder
del estado-iglesia que jerarquizaba las facultades, en tanto moldes al que el
saber se adecuaba para transmitir la enseñanza en la Universidad. Legitimaba
así como facultad superior- puesto que su interés es consecuente con los objetivos del gobierno- a la Teología
junto al Derecho y a la Medicina; y como inferior, a la independiente Filosofía. Kant intenta subvertir estas
posiciones, poniendo el acento en la función crítica de la Filosofía, que cuestiona este principio de autoridad,
aunque venga como “ya dado” de la mano de la fe.
En cuanto a Hegel, su publicación tiene como telón de fondo, los litigios entre la primacía de la razón propuesta
por la Ilustración Europea y la tradición cultural para quien Dios, la religión y el estado eran los pilares que
fundamentaban la vida social. La función crítica que Hegel asigna a la filosofía comanda la discusión con las
filosofías de su tiempo. Ellas han producido diversos tipos de oposiciones tales como creer y saber, que al
resolverlas como una cuestión de dominio, no han hecho más que fijar esta separación. Así, el conflicto entre
razón y fe, se ha desplazado desde la religión hacia el terreno de las llamadas filosofías imperfectas.
Imperfectas porque su razón, rebajada al mero entendimiento, coloca la fe en un más allá o más arriba,
imposible de conocer. Ahora, ¿de qué manera estas filosofías conectan la creencia y el saber? Solo por medio
de la subjetividad del anhelo y el presentimiento de ese incognoscible que es Dios. La religión se contentará
así, con edificar sus templos en el corazón del individuo. Ley del corazón que para Hegel, solo se ajusta en
forma necesaria al placer propio, singular, pero que se pretende como universal ser ley de todos los corazones.
Lo propio de la filosofía hegeliana será entonces conjugar creer y saber por medio del Espíritu Absoluto, que en
una síntesis de la razón, supera tanto la forma filosófica del concepto abstracto, como la concepción religiosa
de Dios que lo sitúa fuera del hombre y del mundo.
Retomando el planteo inicial Enrique Acuña problematiza estos textos. En Hegel, la idea de la subjetividad de
la religión queda ligada, como posición de ignorancia, a una conciencia desdichada que no reconoce su deseo.
El recorrido de la experiencia de la conciencia, como lo desarrolla en la Fenomenología del espíritu (1807),
permite pasar del desconocimiento a una restitución del saber con la verdad por la vía religiosa.
Para Kant, en el canon de la religión, en su ordenamiento lógico, opera una ley universal a priori, insensata,
que como tal coloca al sujeto en la minoridad, es decir, en la posición de aquel que direcciona su
entendimiento de acuerdo a lo que el estado y la religión consideren como saber autorizado o prohibido. Con
su sapere aude!, atrévete a saber,- noción que desarrolla en el texto ¿Qué es la Ilustración? (1784)- subvierte
esta posición de minoridad puesto que, dado lo legal que establece cómo actuar, también está lo legítimo: la
interpretación que cada quien hace de esa ley.
Del lado de la ciencia entonces, el saber como fórmula que se transmite y del lado de la religión la creencia con
su motor de la no evidencia. La cuestión es que hasta el momento los filósofos medievales como Santo Tomás
de Aquino y San Agustín, necesitaron de las pruebas de la existencia de Dios, que en una serie de pasos
lógicos y deductivos comprueban con la evidencia de la razón científica su existencia. El conflicto aparece
cuando entra en juego la revelación. ¿Cómo explicarla si la revelación no necesita ser explicada? En ambos
casos, la ciencia y la religión aspiran a un universal. En ese sentido cualquier precepto religioso es científico en
la medida en que universaliza. El “para todos tal cosa” como política homogeneizante, ante la cual el
psicoanálisis mueve sus piezas cada vez.
Adriana Saullo
Red AVA: La Plata
No hay enseñanza sin investigación (*)
Con esta premisa No hay enseñanza sin
investigación el pasado miércoles 7 de mayo, la
Asociación de Psicoanálisis de La Plata inauguró el
Seminario de Investigación Analítica (SIA), El
inconsciente freudiano y el porvenir y con él se
completó lo propuesto en PRAGMA como Programa
de Investigaciones clínicas (P.I.C) para este año.
Un Instituto de Investigación y Enseñanza en
Psicoanálisis que comienza a andar en la ciudad a
partir de la pregunta, del interés del investigador en
una enseñanza que se viste de los temas que implican a cada uno, hace de esta propuesta una novedosa
articulación entre enseñanza e investigación. Propuesta trazada en los dos años presentados en el programa,
con el acompañamiento del saber referencial previo, de doctrina, en manos de un asesor del equipo docente
que, lejos de propiciar la “minoridad kantiana”, orienta en la lectura.
La apertura estuvo a cargo del Director de Enseñanza Enrique Acuña y los coordinadores del seminario:
Marcelo Ale y Leticia García.
Mientras Leticia García encaminó su participación inicial a explicar al nuevo auditorio los modos en que se
articula PRAGMA –Clínica y Crítica- y concibe el Programa de investigación en el que se inscribe el Ciclo 2014-
15, con sus actividades obligatorias y optativas, Marcelo Ale realizó el comentario detallado del programa. Así
fue que contagiando al nutrido público presente, de interés por recorrer la propuesta de las versiones del
concepto de inconsciente en Freud y Lacan, dio cuenta del camino que va del desciframiento freudiano del
sentido de las formaciones del inconsciente, que compromete un inconsciente que excede a su definición como
atributo, subrayando una ley de funcionamiento: la elaboración en Freud y la retórica para Lacan, -versión en
la que Lacan se apoya para enunciar su concepción del “inconsciente estructurado como un lenguaje”-, a la
versión desligada del significante y más vinculado al objeto, en Lacan. Luego se detuvo en un punto -
retomando una versión del inconsciente trabajada en el curso 2013 Inconsciente político - Una h(y)storia del
Psicoanálisis en la Argentina de Enrique Acuña-: “el inconsciente es un lapsus”, en clara referencia a lo
desarrollado por Lacan en el “Prefacio a la Edición inglesa del Seminario 11”. Es decir una versión del
inconsciente que no tiene que ver ya con el significante, ni con el objeto, sino un inconsciente ligado a un vacío.
Ese agujero, causa de la cadena, dio pié a Leticia García para retomar la palabra. Primeramente planteando el
uso de Freud y de Lacan respecto de cómo presentar cada vez al inconsciente: Freud en su necesidad de
demostrar su hipótesis del inconsciente como algo sin valor que tiene un sentido, comienza sus Conferencias
de introducción al Psicoanálisis hablando del lapsus, de algo común a todos, cotidiano. Por su parte, Lacan en
su enseñanza vuelve a textos freudianos y no a cualquiera ni en cualquier momento. Al comienzo –como
también lo señala Masotta-, vuelve a El chiste y su relación con el inconciente, para poder hablar de su
mecanismo, de su retórica. Y en el Seminario 11 habla de Psicopatología de la vida cotidiana para poder
centrarse en lo fallido, en ese agujero en el discurso, como elemento disruptivo, que causa la cadena
significante.
A su tiempo Enrique Acuña explicó su interés por participar de la mesa por la presentación de líneas de
investigaciones posibles a partir de textos freudianos propuestos y conocidos. La pregunta por el “Porvenir del
inconsciente en el siglo XXI” abrió la intervención que culminó con la contundente expresión “No hay abolición
del inconsciente”. En el medio, los argumentos que dieron cuenta de las posibles modificaciones en las figuras
del Otro –A en la grafía lacaniana-, de época que se lleva mejor, según su momento, con un inconsciente que
con Freud y Lacan tiene diferentes definiciones según el estado de la teoría y la enseñanza. Se extendió en
especificar las diferencias entre un inconsciente que llama al desciframiento de la psicopatología de la vida
cotidiana, de un inconsciente que es la escansión del tiempo y a la vez marca el fracaso, expresado en los
lapsus y los actos fallidos por la ruptura de la linealidad de la cadena significante. Y finalmente, un inconsciente
que ya no es ni mecánico ni retórico, sino que está ligado más a la idea de angustia en Lacan. Se va a tratar de
un inconsciente como espacio, de ese “espacio donde conviene habitar”, siguiendo lo expresado por Lacan,
que marca ese espacio como real.
Poniendo a jugar en todo lo desarrollado lo que Acuña presenta como la “Pragmática de la satisfacción” vuelve
sus pasos sobre una relectura de textos freudianos a partir de esa satisfacción en el “epílogo prolongado” del
síntoma, que hace que los análisis no se dejen tan fácilmente en tanto “se goza” -jouisens-. Identificarse a sí
mismo -sua mème- en ese goce, cuenta para el final de la experiencia analítica, al modo de “soy eso que está
gozando ahí”.
Entonces, pueden cambiar las figuras del A de la época. Lo que no cambia es la barra, el inconsciente mismo
¡No hay abolición del inconsciente!
Daniela Ward
(*) El título está extraído de la intervención de Enrique Acuña en la apertura del Seminario
Red AVA: La Plata
PRAGMA CRÍTICA - Lacan y los discursos –
psicoanálisis en sociedad-
El día viernes 25 de abril de 2014 en la Biblioteca
Central de la Provincia de Buenos Aires realizamos
el primer debate de la serie propuesta para este año
en PRAGMA Crítica, esta vez en torno al tema
“Creencia e ideología –psicoanálisis entre ciencia y
religión”-. Para tal oportunidad contamos con la
presencia de Fátima Alemán integrante del equipo docente del Programa de Investigaciones Clínicas (PIC) y
del Dr. en Filosofía Guillermo Ranea amigo de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP), con un
extenso recorrido como “profesor de filósofos” y otros, en diversas universidades-entre ellas la UNLP- y
actualmente en el Instituto Di Tella; traductor al castellano de la obra de Gottfried Leibniz e investigador de la
historia de la ciencia.
Desglosar la afirmación de Lacan en la cual el sujeto del psicoanálisis es el sujeto de la ciencia –el que ésta
rechaza-, hacer hablar a algunas de las referencias en torno al texto “La ciencia y la verdad” de los Escritos,
localizar en este tema las incidencias determinantes de Alexander Koyré sobre Lacan y de éste a su vez sobre
Louis Althusser –autor de Ideología y aparatos ideológicos del estado-, y las diferencias entre Freud y Lacan en
la consideración de la ciencia; fueron los temas principales de las intervenciones en este debate prolongado
largamente con los interesados que concurrieron en la ocasión.
El trípode que las epistemologías de tradición más bien empírica
–como la devenida del empirismo lógico de fuerte incidencia en
occidente, en particular en la ciencia y la técnica de la segunda
mitad del siglo XX- han intentado mantener disyuntos: ciencia,
creencia e ideología. Las intervenciones precisaron cómo este
intento se ha visto interferido en el trascurso del siglo pasado y el
que comienza. Las marcas de ese resquebrajamiento retoman
otras hoy, esas que como puntos de ruptura señalaron a su vez el comienzo de la modernidad –y
conjuntamente de la ciencia- como cambio de “mentalidad”.
Es decir que el contexto de emergencia de la ciencia, estuvo dado por un tiempo en el cual no solo se trastocó
el íntimo sentir del hombre por venir, convertido en ciudadano y luego en consumidor… sino también de la
realidad, las creencias y con ellas una transformación de lo verdadero – por ende de lo que de esto se creía de
inmutable y universal-.
Los retornos de lo rechazado en los inicios del siglo XXI pueden ser señalados en los intentos de regulación a
la tecnociencia: la ideología de la evaluación –Milner dixit- en cifras, en humanismos más o menos creyentes -
sean científicos o religiosos-, etc. El corrimiento de las investigaciones sobre “la verdad” a la noción de “valor”,
dan cuenta así mismo de ello.
El triunfo de la religión como sentido, del cual Lacan habló, no se corresponde punto a punto ni con la
confianza ni con el anhelo científico de Freud, ahí hay más bien un debate abierto. El “entre” ciencia y religión
en que el psicoanálisis se desplaza refiere tanto a: un marco de creencias, que no es otra que la del
inconsciente –el neurótico cuando cree que su síntoma tiene algo de su parte y quiere decir- y de ciencia, en
tanto sus formulaciones y conjeturas mantienen un vector hacia alguna formalización. Una operación sobre el
sujeto rechazado de la ciencia como condición de posibilidad y una serie de operaciones entre el saber y la
verdad vía el dispositivo analítico.
Germán Schwindt
Red AVA: La Plata
Ejercicio clínico en los hospitales: Locura y Psicosis
El pasado viernes 16 de mayo a las 11 hs. se realizó la segunda conferencia
de Ejercicio Clínico organizada por Pragma-Clínica en el Hospital Rossi de La
Plata, titulada “Clínica continua y discontinua”. La misma estuvo a cargo de
Leticia García y los comentarios a cargo de quien escribe.
Para comenzar y como presentación del tema, retomé algunas cuestiones
planteadas por Enrique Acuña en la conferencia anterior en el Hospital San
Martín que están en consonancia al problema del diagnóstico y las
clasificaciones. En la actualidad es cada vez más común ver psicóticos en
análisis, pero muchas de estas presentaciones no están marcadas por
grandes delirios, por el contrario nos encontramos con desencadenamientos
muy sutiles y con ausencia de fenómenos elementales en muchas oportunidades. Esto genera toda una serie
de confusiones entre una primera clínica de Lacan y la clínica que surge partir de su última enseñanza, como si
esta última clínica superara la otra.
Leticia García, retomando el escrito de Enrique Acuña “Clasificar, diagnosticar, psicoanalizar” se refiere a la
pregunta; “¿Quién decide la nominación, el consenso de una epidemiología estadística o el uno por uno de los
casos?” Señalando la respuesta que daba Enrique Acuña sobre que, lo que interesa es qué epistemología se
utiliza para clasificar algo que no está clasificado. Estamos en una época donde aparecen crisis en la normas
porque el sistema de nombres de la clasificaciones entra en una suerte de vencimiento ligado a los efectos
técnicos. Esto nos lleva a nosotros, psicoanalistas, a responder por medio de una clínica del detalle.
¿Cómo entender entonces las clasificaciones a partir de una clínica continuista? dentro de la clínica clásica
tenemos entonces la tripartición neurosis, psicosis, perversión; en la clínica continuista ¿se puede pensar en
una clasificación? Leticia García retomó lo planteado por J.-A. Miller en los Inclasificables de la clínica
psicoanalítica donde a partir de Lévi-Strauss en El Pensamiento Salvaje observa el comportamiento de las
clasificaciones en psicoanálisis. Partiendo de la clasificación estructural, que distingue la neurosis de la
psicosis por la presencia o ausencia del significante del Nombre del Padre (NP); y centrándose en la
formalización de la misma a partir de la sustitución (metáfora), pasó por el planteo de Lacan en “De una
cuestión preliminar…” sobre la metáfora delirante y así arribó a la generalización de la metáfora en la función
del síntoma en los años 70 en Lacan.
Arreglárselas con el síntoma, éste homologado ahora al NP, haciendo uso de él, vuelve a la clínica una serie
de casos únicos. Por eso se suele plantear que del lado de la formalización borromea no hay una verdadera
clasificación.
Entonces, en el sinthome nos encontramos con una clínica basada en el arreglo, en la solución. Aquí no habría
conflicto sino más bien tendríamos que pensar en el goce que conlleva ese arreglo. Como señala Leticia
García la importancia del diagnóstico sigue siendo la misma, se trata de la dirección del tratamiento. Lo
importante es lo que está en relación con la práctica clínica: se trata de ver cómo hacer para evitarle al sujeto
las crisis de los desencadenamientos y las escansiones.
Señaló que esta clínica continuista, centrada en los arreglos del sujeto (su sinthoma) permite realizar un
diagnóstico donde no nos encontramos con fenómenos elementales, teniendo en cuenta detalles clínicos que
llaman la atención del lado de la psicosis. Para ejemplificar se refirió a un caso de psicosis publicado en Los
inclasificables de la clínica psicoanalítica.
Laura Arroyo
Red AVA: Posadas
Instituto Oscar Masotta. (IOM2)-Delegación Posadas- Seminario Clínico 2014-
Inconsciente siglo XXI: El saber para cada uno, en lo contemporáneo.
Reseña Coloquio-Seminario: “De lo real en el síntoma: lo que queda sin descifrar”.
Docente invitado: Enrique Acuña
El día viernes 9 de mayo tuvo lugar el inicio de la segunda clase del seminario clínico de la Delegación
Posadas del IOM2. Bajo la modalidad de Coloquio-Seminario, contamos con la presencia de Enrique Acuña
quien tituló a su intervención “De lo real en el síntoma: lo que queda sin descifrar”.
Comenzó por situar el carácter complejo que tiene el axioma “El inconsciente está estructurado (como un)
lenguaje” con el cual Lacan, en el escrito “Función y Campo de la Palabra…” afirma que la función de la
palabra, al agujerear el campo del lenguaje, produce un efecto de división en quien habla, entre lo que dice y lo
que quiere decir. Esa palabra, proveniente del inconsciente, es una causación de la neurosis como en una
curación en su interpretación. Las formaciones del inconsciente son el único modo de existencia del mismo. Así
el síntoma en el caso freudiano “El hombre de las ratas” (1910) enseña, al ubicar allí Freud una frase del padre
que funciona a modo de “injuria”, término usado por Lacan en el escrito “La metáfora del sujeto”: “serás un gran
hombre, o un gran criminal”. La frase es una manera de nombrar que deja al sujeto indeterminado en el
intervalo del “ni –ni”-. El efecto de esta indeterminación significante se observa luego en la conexión con la
palabra “rata” en su polisemia (ratt-ratten…) como significante que remite a más de un significado en la
dimensión de su deuda simbólica.
Luego Acuña diferencia el sujeto del inconsciente del individuo como ser social a partir del “mito individual”,
lectura en clave levistrossiana de “la novela familiar del neurótico” que hiciera Jacques Lacan. El mito remite a
una modalidad lógica de cuatro términos que se ponen en juego en articulación como significantes llave para la
apertura y cierre del inconsciente.
En este momento, para Lacan, el significante, cristal de la lengua, agujerea el campo del lenguaje entendido
como la significación común. Se trata de un inconsciente “retórico” –red de significantes articulada- que toma
su tropos en las figuras de la metáfora y la metonimia, pero aquí se incluye un desarreglo esencial por la vía de
un objeto no significante, que es su causa real. Este inconsciente, en forma elíptica en la neurosis obsesiva, o
bien bajo el modo de la hipérbole histérica o el pleonasmo fóbico, tiene como vía regia el sueño.
¿Cómo mantener el suspenso del significante? Enrique Acuña toma, por ende, el fragmento de un sueño
relatado por un analizante que permite demostrar el límite donde ya no hay más palabras, aislando un real. EL
ombligo del sueño -como detención de la cadena asociativa- supone un aislamiento de la causa. Introduce
entonces aquello que en los años 60, a partir del Seminario 11, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del
Psicoanálisis, Lacan propondrá una versión del inconsciente como escansión temporal. Un movimiento de
apertura y cierre que sigue la estructura de borde pulsional. Un corte de la cadena significante que introduce la
pulsión. Se agrega así un inconsciente mecánico, verificable en el fracaso del acto de decir del lapsus que es
su expresión frecuente, efecto de esa experiencia del límite del significante, castración simbólica; que conduce
a un elemento causal: el objeto “a”. Es el acto de decir como enunciación lo que crea ese espacio.
Por ello, a partir de los años 70, señala; el inconsciente es situado como el “espacio de un lapsus” que Lacan
escribe como el “esp de un laps” (situado en el texto “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 2”). Se trata
de un decir que habita ese hueso logrado en el dispositivo analítico, donde ya no hay significación, siendo el
“esp” el sitio propio del inconsciente como un real que se logra después de desplegada la cadena. Más que el
sentido de las palabras importa aquí el sonido que queda fuera del sentido gozado, juego homofónico del
neologismo lacaniano jouisens.
Esta perspectiva, en correlación con el final de la experiencia, conduce a una dimensión pragmática del
inconsciente, es más bien un “saber hacer” con el fracaso del inconsciente que aparece en un sujeto pensado
como discontinuo con la Lingüística y como vacío con la referencia a una Topología.
De este modo, las figuras de la retórica, la mecánica articulada al corte temporal y el espacio donde se cava un
ser diferente del sujeto, recortan tres versiones del inconsciente que solo a los fines de la exposición y como un
modo de situar momentos en la enseñanza de Jacques Lacan se localizan como sucesiones. Lejos de la
superación hay por el contrario, en esta brújula, una articulación que permite vislumbrar modos de trasmitir el
recorrido de un análisis.
El coloquio continuó el día sábado 10 de mayo con la presentación de dos casos clínicos a cargo de Fernando
Kluge y Claudia Espínola, docentes de la Delegación, con los comentarios de Enrique Acuña.
Christian Gómez
Red AVA: Posadas
Seminario Clínico del IOM2 Delegación Posadas: Inconsciente Siglo XXI –El saber para cada uno, en lo contemporáneo. Enseñanza de los casos.
En el marco de este Seminario, los días 9 y 10 de mayo la Delegación Posadas contó con la intervención de su
interlocutor, Enrique Acuña, quien presentó el tema: “De lo real en el síntoma –lo que queda sin descifrar”-,
bajo la forma de un Coloquio Seminario.
En la actividad de “Enseñanza de los casos”, presentaron Fernando Kluge y Claudia Espínola, quienes
mostraron en sus relatos una lógica propia a
cada uno de aquellos y las hipótesis que los
orientan, revelando a su vez, que el neurótico
tiene una fórmula lógica que organiza –sin que él
lo sepa- su campo semántico.
En la introducción el interlocutor diferenció la
supervisión (psicologista) y lo que atañe al control
de casos, como así también la presentación de
enfermos, de la presentación de casos. Expresó
que el control de casos supone verificar si frente
al relámpago de la presencia evanescente del
inconsciente acompaña el analista con su deseo, su presencia, con la interpretación o el acto analítico, y no
con sus afectos; destacando que se trata de una complementariedad lógica. Vale decir que en el control se
trabaja sobre la hipótesis del analista y no sobre la descripción. Por su parte, la presentación de casos no
apunta a la ilustración de la teoría sino a lo que estos pueden enseñar.
De modo que, en la lectura comparada que Enrique Acuña realizó, señaló los significantes amo, como clave-
llave en la neurosis, puntualizando que el estilo de vida de alguien cambia por el sólo hecho de ir a ver a un
analista, en tanto que la neurosis se instala en un espacio diferente, algo se resignifica en transferencia. Ubicó
las entrevistas preliminares como tiempo de puesta en forma del síntoma, como división del sujeto, y de que
ciertas palabras se vuelvan un enigma. A partir de ello habrá un nuevo lugar para el sujeto, un espacio del
lapso.
Asimismo, los relatos mostraron la referencia edípica utilizada como justificación neurótica –la cual tendrá un
límite-. Y más precisamente tomando el primer caso, indicó una frase-injuria tomada por un obsesivo, y una
palabra que lo hace otro para sí mismo que representa la división para el sujeto entre su deseo y su demanda;
el pensamiento erotizado; la extrañeza que irrumpe y lo deja sin referencia, como también la búsqueda de que
el Otro se haga testigo de su ser. En cuanto al segundo caso, situó la queja histérica invertida, en la que se
pone en juego la autenticidad del amor, y la pregunta “¿cuál es el goce de mi madre?”. Como así también una
prueba por el cuerpo, que la hace otra para sí misma -la duplicidad propia- que señala que puede desear otra
cosa.
Por un lado, subrayó que, a partir de lo que el neurótico experimenta como un goce extraño, el analista
encuentra su guía, y por otro, que la cuestión será confrontarlos con su más allá del edipo y poner en juego si
quieren lo que desean. Interesó plasmar en esta actividad: qué enseñan los casos al psicoanálisis, vale decir,
lo que cae del paradigma, por lo que en los relatos hubo un pasaje de la descripción a la formalización, cuya
construcción supuso una desclasificación.
Claudia Espínola
El arte, donde “resuena la cosa”
Muni Caretti, artista plástico platense, expone su obra en “El Puente arte y cultura”. Se expresa en sus cuadros
a través de un lenguaje de color. Con una gran audacia cromática y con pinceladas plenas de pigmentos puros,
revela fuertes vibraciones visuales de colores intensos y estridentes que impactan en el espectador, -rojo, ocre,
verde, negro o amarillo-, transmitiendo una arrolladora potencia de tonalidades. Con un sentido expresionista
en la captación y transmisión de pasiones cromáticas,
donde la luz es la consecuencia del choque de las
distintas intensidades de colores y donde el equilibrio
pictórico lo construye a través de la combinación de
la línea, la luz y el color. Cambia en sus cuadros lo
abstracto y lo figurativo, plasmando con plena fuerza
expresiva, contornos de líneas curvas y límites
negros. Se introduce en las profundidades de las
temáticas que lo convocan y retorna con figuras
abstractas, sutilmente expresionistas que nos
acercan a sus secretos, los que velados resuenan.
Dice el autor en una entrevista (1): “para mí los cuadros son colores, es más, hay colores que no los puedo
usar, porque me quedo duro ahí, el azul por ejemplo”. Sigue diciendo a lo largo de la entrevista, “pintar un
cuadro no es una algarabía, es un ida y vuelta con el cuadro, un proceso que va pasando adentro, a veces hay
un proceso de angustia”, “Uno se está expresando consigo mismo, porque es uno y el lienzo, después hay
otros, los que miran el cuadro y encuentran una definición sobre lo que ven, pero eso es lo subjetivo del otro”
Qué tiene para decir el psicoanálisis en ese entrecruzamiento con el arte; por un lado está el creador y su
proceso de sublimación, que Freud lo explicará como desvío y cambio de meta de la pulsión, en la que el
objeto se transforma en un producto o formación cultural con una adscripción a juicios de valor y
reconocimiento social. Lacan hará otra lectura y dirá que la función del objeto de arte como producto cultural le
permite al autor “no evitar la cosa, como significante, sino representarla en tanto ese objeto es creado” (2). La
cosa (Das ding) dirá, está representada siempre por un vacío, en tanto ella no puede ser representada, pero se
filtra un resto de ese real, al organizarse el arte contorneando ese vacío. Y en toda forma de sublimación el
vacío será determinante para que el juego sublimatorio sea posible.
Por otro lado está el que mira el cuadro, el cuadro como “trampa para cazar miradas”, dirá Lacan, donde la
obra de arte “es el objeto causa de la interpretación que hace al público y no al autor un sujeto, y ahí el
espectador termina siendo dividido por el objeto artístico que lo convoca a asociar sobre las causas de su
deseo que se pone en acto en el hecho artístico” (3).
Podemos decir entonces que en el objeto cultural producido “resuena la cosa”, en ese más allá del principio del
placer, en el territorio de lo éxtimo, como exterioridad íntima donde el goce se juega.
Ana Gutiérrez
1-Posdatas- Lo que queda por decir de arte: Entrevista a Guillermo Muni Caretti: “Encantamientos-esa mirada atrapada entre colores” por Paola Boccalari.
2-Lacan, Jacques: Seminario 7, La ética del Psicoanálisis
3-Acuña Enrique: Resonancia y silencio-psicoanálisis y otras poéticas.”Borges y la extimidad en el Aleph”.
Comentario sobre el libro de poemas Epifania de los epitafios
Epifanía de los epitafios *
(el poeta)…suelta un idioma que golpea en el
trasfondo aquietado de los siglos…
R.G. Aguirre
Epifanía de los epitafios es el primer libro de poemas, pero no el único, que escribió
Enrique Acuña, psicoanalista y escritor. Es una poética que al estar publicada, y por
lo tanto desprendida de quien la escribe, habilita, y me habilita, a interpretarla, a
inventar significaciones alrededor de las consecuencias que produjo su lectura.
Por un lado para abordar el libro en tanto libro de poemas, me remito a las
referencias poéticas, y a las palabras de otro poeta argentino como fue Raúl Gustavo Aguirre, “…Prefirió…la
incertidumbre a las ortodoxias, la interrogación al magisterio. Y no obstante, se hizo letra,…en la fatalidad de
las contradicciones y en la consumación del devenir…esas voces…siguen hablando…en un universo donde no
existe la última palabra…” (1)
En este sentido, considero que Epifanía de los epitafios pone en evidencia la fragmentación, la fuga de sentido
que el lenguaje mismo implica, pavoneándose en la imposibilidad de arribar a una última palabra o a un último
poema, o en la imposibilidad de ser un yo bramando completud; enseñanzas que por otra parte nos deja el
psicoanálisis.
Sostenida en la idea de que “….todo arte (la poética incluida) se organiza en torno a un vacío, y (que) a partir
de hacerse un borde se (lo) delimita” (2); y sostenida en otros aportes de Enrique Acuña (3) inventé una de las
posibles claves de lectura para éste libro. Un libro, un nombre, Epifanía de los epitafios, que me guiña el ojo,
que me indica cuales son los hilos a tejer, y me habilita a decir que en el interior de muchos de sus poemas y
en la dinámica como conjunto, se advierten modulaciones que conllevan la subversión de signos estancos y
mortíferos en su sincronía (epitafio) hacia la constitución de un vacío, de un hueco que permite y causa un
devenir de invenciones (los poemas como epifanías, como acontecimientos). Invenciones también
acompañadas de los ecos que resuenan desde la carcajada y el silencio.
En Resonancia y Silencio –psicoanálisis y otras poéticas- (3) otro libro de Enrique Acuña, en el artículo
“Alguien habla –poética analítica o desierto de la ciencia-”, escribe acerca de tres tiempos lógicos asociados a
su propia experiencia analítica. La coyuntura de gestación de la poética de Acuña se descuelga de estos
momentos. Cito…”al principio de mi experiencia analítica hubo un relato trágico con tonos épicos, donde el
nombre del síntoma era “hijo muerto”. Luego supe que este síntoma se apoyaba en un fantasma, donde el
nombre de goce era el signo de un “padre vacío”, y finalmente se encontró una solución en torno al nombre
propio modalizado como nombre común al hacerse un editor de palabras.
En el segundo tiempo, al decir del autor, se desprende desde el fervor poético, Epifanía de los epitafios,
posibilitando una transformación. Es decir ante un lugar mortal, un epitafio al modo de un signo (analizando un
lapsus escrito en el epitafio de mi padre: un número, una fecha que conectaba mi nacimiento con su muerte…)
logra la subversión a partir de la creación de ciertas epifanías poéticas.
Subversión, a mi entender, está demostrada al interior del poema que otorga el nombre al libro. Se vislumbra
en el devenir de este poema, donde hay un pasaje del epitafio como signo mortífero, que duele, a la producción
de otra cosa; es así que un cespedmenterio* pisoteado por un taco que duele un duelo dormido, que sangra un
niño vivo que silencia…/ y releva a todos los ausentes/ se va transformando en un taco roto que desnuda a los
héroes del cielo, que chilla y que también se ahueca recortando un vacío, violentando y por qué no
agujereando la tumba. Un taco, por lo demás, agujereado que permite también drenar carcajada y silencio, y
que permite el necesario vacío para seguir causado por la escritura.
Paola Boccalari
* Acuña, Enrique: Epifanía de los epitafios. Ed. Letritas del Changarrito, 2013.México
Citas
(1) AAVV, El movimiento poesía Buenos Aires. Fraterna, 1979. Buenos Aires.
(2)Boccalari, Paola. Revista Posdatas –lo que queda por decir de arte- 2011. La Plata. Buenos Aires.
(3) Acuña, Enrique. Resonancia y silencio –psicoanálisis y otras poéticas-.Edulp, 2009. La Plata, Buenos Aires.
Exposición de fotos: “La vida secreta de mi jardín y la mafia” de Lulú Fernández
“La vida secreta de mi jardín y la mafia” es la muestra de fotos que expone Lulú Fernández en Espacio 44 (calle 44 nº 496 e/ 4 y 5, La Plata) durante el mes de mayo.
No es un estreno, la misma ya ha sido dada a ver en la ciudad de La Plata en agosto del 2012, siguiendo por Capital Federal en el mismo año, así como también ha pasado por Mar del Plata y Pigüé en 2013.
Compuesta por fotos de colores vibrantes, que muestran los misterios de las flores e insectos, así como también por fotos montadas que dicen algo acerca de los minúsculos y misteriosos acontecimientos que pueden tener lugar en un jardín. Jardín que está en las antípodas de un jardín encantado, aquí se recrea la clandestinidad, el chantaje y los códigos de la mafia. Imágenes que pueden provocar la risa, y también la pregunta.
En el centro de la sala, la mantis religiosa en todo su esplendor, no se presenta sola, sino acompañada de un
texto. Mantis religiosa que ilustra la tapa de la última revista Conceptual –estudios de psicoanálisis- nº 14.
Este texto es una invitación a recorrer la muestra, ver y ser visto por las imágenes, desde la singularidad que despierta en cada uno.
Mariángeles Alonso
Foco en Micro
“Clasificar, diagnosticar, psicoanalizar”, es un texto que contiene parte de la
intervención de Enrique Acuña en el marco de la primera actividad de Ejercicios
clínicos en los hospitales, convocada por PRAGMA Clínica y publicada en
Microscopía N° 131 de Mayo de 2014. La problemática referida al diagnóstico en
psicoanálisis toca de cerca otras cuestiones, entre ellas, la que tiene que ver
con el saber que se pone en juego en un análisis y la condición de posibilidad de
su transmisión.
El interés sostenido del autor por indagar estos temas, tomando referencias de
otras disciplinas, puede verse trazando un puente de complementariedad entre
el presente texto y otro anterior. En efecto, en “La construcción entre lo universal
y lo particular”, publicado en Microscopia N° 89 de febrero de 2010, Acuña
tomaba el concepto de exemplum de Giorgio Agamben, definido como ejemplo
que no sirve para otros casos, en tanto es una singularidad construida en un segundo tiempo del análisis, que
verifica la existencia de un elemento irreductible en el caso. Entonces, se trata de una doble operación: la
obtención del tipo clínico –universal- por un lado, y por otro, la producción de un plus que cae como resto de
esta primera operación. La clave radica en que este segundo momento es correlativo de la presencia del
analista, y esta presencia adquiere consistencia en el devenir de una hipótesis. En este punto puede producirse
una articulación con el texto sobre el cual hago foco.
Aquí, apoyándose en El pensamiento salvaje de Levi Strauss, afirma que la operación de armado (bricolage)
que supone el acto de clasificar se produce a partir del deseo del operador (el bricoleur), es decir que, ordenar
las cosas nombrándolas implica el deseo de quien nombra. Podría plantearse que el psicoanálisis va más allá
de diagnosticar y clasificar. “El juicio con el que paga el analista, ese juicio que es una hipótesis, deriva en una
construcción que no se transmite como fórmula, ni manual, pero que está funcionando como brújula para
orientarse cuando se cava ese vacío fecundo que hay en el hecho de psicoanalizar”.
Enrique Acuña plantea que estas diferentes operaciones corresponden a tres órdenes diferentes de problemas.
El diagnóstico es un problema clínico y la clasificación responde a una cuestión epistémica. Pero psicoanalizar
implica asumir un riesgo, dar una respuesta al vacío construyendo una hipótesis.
Sebastián Ferrante
LINK:http://issuu.com/aplp/docs/microscop__a_may_14_3cf43c4
Lo que se viene … Próxima clase: miércoles 28 de mayo, 20 hs.
Próxima clase: miércoles 21 de mayo, 20 hs.
ATENCION DE URGENCIAS SUBJETIVAS (AUS)
Una antena de recepción para la angustia de cada uno
* Equipo de médicos y psicólogos orientados en psicoanálisis que reciben las demandas de urgencia
y responden con una atención particular a cada caso.
* Dispone de consultorios particulares distribuidos en la ciudad.
* Se podrá concertar una consulta privada con los integrantes del equipo para iniciar un tratamiento.
* Recepción de pedidos de control que los practicantes del psicoanálisis realizan.
Responsable: Leticia García Coordinación: Iván Pelitti
Integrantes: Ana Gutiérrez, Sebastián Ferrante
Asesores: Inés García Urcola, Germán Schwindt
Profesionales:
Lic. Marcelo Ale, Lic. Fátima Alemán, Lic. Laura Arroyo,Lic. Sebastián Ferrante
Lic. Gabriela Rodríguez, Lic. Leticia García, Dra. Inés García Urcola, Dr. Iván Pelitti,
Lic. Adriana Saullo, Dr. Germán Schwindt, Lic. Carolina Sanguinetti, Lic. Gabriela Terré, Lic. Daniela Ward
Solicitar entrevista al tel. 421-4533/ 15 353-3448 Horario: lunes a viernes 16 a 20 hs.
Nuevos miembros del AVA
Carlos María Wal - Asociación de psicoanálisis de Misiones (APM) Osvaldo Gómez Lez - APPA ARANDU-Paraguay Luciana Fernanda Molfino - A.C.I.D. IOM delegación Corrientes-Chaco Evelina San Martín - A.C.I.D. IOM delegación Corrientes-Chaco
Corresponsales:
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Leonardo Vera (Mar del Plata)
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