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El Madrid del cuplé INTRODUCCIÓN ESAS BELLAS SEÑORITAS La Fornarina La Chelito Raquel Meller La Argentinita Pastora Imperio ESOS TÓRRIDOS LUGARES BIBLIOGRAFIA INTRODUCCION Madrid, principios de siglo, el Madrid de las tertulias, del Metro, el Madrid del Teatro, la Zarzuela, la Opereta; el Madrid de Joselito y Belmonte, de la Gran Vía y los tranvías, y cómo no, el Madrid de los Cafés y del Cuplé. En los cafés de este Madrid se reúnen los señoritos y discuten y comentan todo lo bueno y lo malo y lo regular que por allí acontece: discuten los partidarios de la Gran Vía y los partidarios de conservar el dédalo de callejas estrechas y retorcidas que están desapareciendo subordinadas a la nueva avenida; discuten también joselistas y belmontistas¸ liberales y conservadores, republicanos y monárquicos, socialistas y sindicalistas... Que si se dice que la Policía ha detenido a un tendero porque había vendido un libro forrado con piel humana procedente de la guerra de los Boers; se critican los nuevos amores de Raquel Meller o los viejos amores de La Fornarina. Se asegura que una institutriz inglesa de la Casa Real ha aconsejado a la reina que todos los infantes aprendan a nadar...¡Qué desfachatez! ¿Alguien puede imaginarse a los príncipes en paños menores y metidos en el agua? ¡Adonde vamos a ir a parar!. Uno de los más conocidos cafés de este tiempo era la taberna de los Pájaros, así descrita por Velasco Zazo: "...Mezcla de taberna, alojería y botillería, cuando aún no habían surgido el Tupí ni el Bar, competía ésta de los Pájaros con las más acreditadas del centro de Madrid, tales con la de la Concha, el Portugués, las Once, Labra Sixto. Tabernas decentes todas ellas, de señorío, pero también de gente postinera y de cartel, gente conocida, buena gente del mundo del arte, de la farándula y de las letras.." Estos temas de tertulia no solo se trataban en el café, por supuesto la prensa madrileña también se hacía eco de ellos... "La novela amorosa de sabor realista, a que ha dado lugar la fuga de la bella bailarina Pastora Imperio, cuya gentil figura conquistó tantos triunfos sobre las tablas, en compañía de Rafael Gómez "El Gallo", quién como aquélla, alcanzó muchas veces las palmas del público, por su valor ante los toros, por sus guapezas y arrogancias de

El Madrid Del Cuple

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El Madrid del cuplé

INTRODUCCIÓN

ESAS BELLAS SEÑORITAS

La Fornarina

La Chelito

Raquel Meller

La Argentinita

Pastora Imperio

ESOS TÓRRIDOS LUGARES

BIBLIOGRAFIA

INTRODUCCION

Madrid, principios de siglo, el Madrid de las tertulias, del Metro, el Madrid del Teatro, la Zarzuela, la Opereta; el Madrid de Joselito y Belmonte, de la Gran Vía y los tranvías, y cómo no, el Madrid de los Cafés y del Cuplé.

En los cafés de este Madrid se reúnen los señoritos y discuten y comentan todo lo bueno y lo malo y lo regular que por allí acontece: discuten los partidarios de la Gran Vía y los partidarios de conservar el dédalo de callejas estrechas y retorcidas que están desapareciendo subordinadas a la nueva avenida; discuten también joselistas y belmontistas¸ liberales y conservadores, republicanos y monárquicos, socialistas y sindicalistas... Que si se dice que la Policía ha detenido a un tendero porque había vendido un libro forrado con piel humana procedente de la guerra de los Boers; se critican los nuevos amores de Raquel Meller o los viejos amores de La Fornarina. Se asegura que una institutriz inglesa de la Casa Real ha aconsejado a la reina que todos los infantes aprendan a nadar...¡Qué desfachatez! ¿Alguien puede imaginarse a los príncipes en paños menores y metidos en el agua? ¡Adonde vamos a ir a parar!.

Uno de los más conocidos cafés de este tiempo era la taberna de los Pájaros, así descrita por Velasco Zazo: "...Mezcla de taberna, alojería y botillería, cuando aún no habían surgido el Tupí ni el Bar, competía ésta de los Pájaros con las más acreditadas del centro de Madrid, tales con la de la Concha, el Portugués, las Once, Labra Sixto. Tabernas decentes todas ellas, de señorío, pero también de gente postinera y de cartel, gente conocida, buena gente del mundo del arte, de la farándula y de las letras.."

Estos temas de tertulia no solo se trataban en el café, por supuesto la prensa madrileña también se hacía eco de ellos... "La novela amorosa de sabor realista, a que ha dado lugar la fuga de la bella bailarina Pastora Imperio, cuya gentil figura conquistó tantos triunfos sobre las tablas, en compañía de Rafael Gómez "El Gallo", quién como aquélla, alcanzó muchas veces las palmas del público, por su valor ante los toros, por sus guapezas y arrogancias de lidiador, va a tener, según parece, rápido y feliz desenlace. La "Imperio" y el "Gallo" se casan. ¡Que sean muy felices en su matrimonio!"

" Los precios de las subsistencias siguen la moda de las faldas de las mujeres elegantes: cada vez más para arriba; al contrario que los escotes, que van cada vez más para abajo, como las esperanzas de que se acabe con la carestía y las ridiculeces de lo "chic". No importa: Madrid se divierte todo lo que puede y un poquito más. Los nuevos ricos deben superar en número a los nuevos pobres. Se advierte reducción en la mendicidad callejera. ¿Es que se la ha recogido y asilado? Indudablemente, no. Es que ahora se dedica a vivir en grande de sus rentas, y eso que debe tener sus capitales colocados a interés compuesto" (periódico monárquico).

En un Madrid que intentaba colocarse a la sombra de ciudades como París o Londres, donde comenzaban a ponerse de moda los "Ford" y empezaban a proyectase películas de cine mudo. Un Madrid donde todavía la Radio

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no era un fenómeno de masas; la vida social giraba en torno a los intelectuales, miembros de tertulias, políticos y artistas... La gente elegante se dejaba ver en las veladas del Teatro Real y en los estrenos de La Comedia, el Reina Victoria o el Romea... las demás gentes disfrutaban de las verbenas, los corrillos callejeros, los Carnavales y los Toros... y todos ellos jugaban a dejarse escandalizar por la inmoralidad de la que hacían gala, tanto en escena como fuera de ella, las máximas estrellas de la época, esas "gordas" señoritas que visten con trajes de París y con los más caros y comentados abrigos de pieles de este Madrid provinciano, por las que suspiran de amor ellos, y de mojigata envidia ellas... esas "bellas señoritas" que cantan Cuplé.

"Anoche debutó en el Trianon Palace la graciosa Chelito, que tanto ha hecho gemir a las personas, no solo por su figura sugestiva, sino por las exageraciones dedicadas a su género alegre. La Chelito ha recorrido España; estuvo en América y en todas partes, como don Juan Tenorio, dejó memoria de su paso, aunque menos amarga que la del burlador sevillano; también se parece al héroe de Zorrilla en que el ruido va con ella como si este fuera el complemento de su trabajo. ¿Quién no recuerda todas las travesuras que la crónica escandalosa puso en la cuenta de esta artista? Anoche se presentó en el Trianon Palace, siendo acogida con entusiasmo por su público. Pero, no satisfechos con los aplausos que le acababan de tributar, aguardaron su salida varios entusiastas y admiradores de la desenvuelta cupletista, prácticos, sin duda, en saber de pavés a los novilleros afortunados, y la colocaron sobre sus hombros, paseándola triunfalmente desde el teatro al Ideal Room. No se sabe que la autoridad se considerase en el caso de intervenir para impedir un espectáculo que no estaba anunciado en los carteles."

ESAS BELLAS SEÑORITAS

El mundo del cuplé, en sus múltiples variedades y estilos, dio cabida a muchas y muy diferentes artistas. Ante la incapacidad de poder detenernos en las azarosas vidas y en las particularidades artísticas de cada una de estas espectaculares mujeres, hemos optado por hacer un recorrido por el arte de aquellas, que con su estilo y carácter, conquistaron las más altas cumbres del éxito, las máximas estrellas de la época dorada del teatro de variedades en Madrid. Lamentablemente no están todas las que fueron, pero las que están lo fueron todo, y mucho más...

En este Madrid, lugarón manchego y gremializado, donde las clases adineradas se dedicaban a la jarana, difícil de conciliar con la realidad de la mayoría, el género ínfimo se abrió paso con sus letrillas picantes y jocosas, con sus artistas provocativas y nada pueriles. Artistas que provocaban con sus liviandades momentos preciosos de excitación entre su público masculino. Coristas y cupletistas que hacían volar la imaginación del más mojigato....

1911,año en el que se inaguró el Trianón Palace, puede ser considerado como el momento del despegue del cuplé, y mas en general del llamado género ínfimo. En ese año, Aurora Jaufret, más tarde conocida como La Goya, se daba a conocer mediante su interpretación de tonadillas, habaneras y "couplets" de un joven autor aún desconocido, Alvaro Retana. Las letras de las canciones caracterizadas por su tono picante, cuando no abiertamente sicalíptico, eran acompañadas por los movimientos sugerentes de sus intérpretes, en muchas ocasiones ataviadas con atrevidísimas vestimentas, que causaban letra, música, contoneo y escandalosos "modelitos" el furor y la pasión del público asistente. Madrid fue conquistado por y para el cuplé. Sus artistas acapararon los cartelones de las fachadas de los teatros y locales donde se rendía culto al nuevo género.

La Fornarina

Consuelo Vello, hija de Guardia Civil y de lavandera, nació en 1884. En el mundo del cuplé conoció la fama y el dolor y paladeó el agridulce sabor de la gloria. Fue la primera gran reina del cuplé y la más sofisticada de las artistas de su tiempo, el periodo de entreguerras. Su coquetería rayaba lo sublime y su erotismo irresistible se paraba justo donde empezaría, en cualquier otra, lo liviano. Sus primeros pasos los dio en el salón Actualidades, el teatro Romea y el Kusaal Central, donde en 1907 estrenó "Aventuras de don Procopio en París", de Cadenas y Retana. Años más tarde, cantó en el Apolo madrileño el cuplé "Mi debut en provincias", de Retana y Aquino, todo manifiesto del género que le llevó a la gloria.

Tuvo el acierto de traer a este Madrid provinciano los modos y maneras desconocidas, de ese París, que se había rendido a sus pies tras el estreno de " Clavelitos". Con sus desplantes madrileños intentaba remedar el matiz delicioso de los cuplés franceses. Fue la primera en hacerlo y esto unido al escándalo que envolvía a su persona (un pasado turbio de prostitución del que nunca se llegó a diferenciar la realidad de la leyenda), la convirtió en una artista única en su tiempo.

Su recuerdo ha quedado inalterable, pues murió joven, en pleno triunfo, y no tuvo el pesar de sobrevivirse; dejó tras de sí una estela de admiración, legendaria, como lo fue en vida su simpatía irresistible. Para su público sería un verdadero tormento recordarla en su última creación; una triste melodía que Consuelo había cantado a comienzos

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de 1915, el año triste de su muerte, y que en su interpretación, alejada de su picardía y exuberancia habituales, parecía captarse una presentida despedida definitiva; era ya una mujer enferma la que lloraba así su último cuplé:

La Chelito

Consuelo Portela, nacida en Cuba en 1885, cupletista con cara de buena pero que decía unas enormidades bárbaras, fue retratada literariamente por Juan Belda en su obra "Coquito".

Hubo una primera Chelito delgada y con cintura de avispa, después se ajamonaría y se robustecería, pero su rostro siguió conservando una gracia y una majeza siempre presentes; y sus kilos, nunca excesivos, al ritmo endiablado de la rumba (ella introdujo este genero dentro del mundo del cuplé) eran la perdición de los hombres. Se retiró en 1928, siendo empresaria de Eldorado, que más tarde sería el teatro Muñoz Seca. Sus más famosos cuplés fueron La noche de novios y Las pantorrillas. Fue la primera artista que se pasó al mundo de la empresa, inaugurando así una tradición que sería más tarde practicada por muchas otras.

Raquel Meller

Francisca Marquez López, fue la zaragozana más popular de la época. Debutó en 1907 en Barcelona y en 1908 en Madrid. Viajó a París, Buenos Aires, Londres, Nueva York, (donde se pagaron veinticinco dólares por butaca en su estreno americano)... Fue la más internacional y admirada artista de su época, ninguna otra artista española ha ganado su fama. Su nombre cruzó todas las fronteras, sólo con presentar en las aduanas del arte el pasaporte internacional de "el Relicario" o de "la Violetera".

Así la vio el mundo, en su hora mejor. Los compases de Padilla fueron su propio himno nacional.

Cantando en español, Raquel conquistó a todos los públicos. Nadie ha dicho el cuplé, como ella, en mucho tiempo. Han salido muchas artistas en este género, pero ninguna ha ido por esos mundos conquistándolos con unas cuantas canciones que nadie podía entender, pero que dichas por Raquel, con ésos ojos inmensos que saben de todas las lenguas, han sido entendidas por todos. Una cosa es hacer una gira por la América española, y otra triunfar de veras y año tras año ante públicos extranjeros que no comprendían el español. En ella se dio además un milagro. Gustaba a todos, a las mujeres, a los hombres, a grandes y a chicos, a las clases más encopetadas y a las clases populares, sin perder su enorme distinción. Eso sólo se consigue cuando se está ayudado por el Genio.

Centro de escándalos y de rumores varios, fue célebre su contencioso con el empresario del Trianon Palace, por incumplimiento de contrato. No se presentó a actuar porque "se encontraba enferma", sin poder demostrarlo, perdió el pleito y la sentencia apareció publicada en toda la prensa provocando la ira de los suyos.

Las vallas de la ciudad se llenaban con su efigie enfermiza, pálida, ausente. Su figura frágil, su rostro fatalista, servían de fondo a leyendas como: "La muerte de la Dama de las Camelias mimada por Raquel Meller ". Ni ella misma pudo renunciar a una excesiva estimación, y en algún momento llegó a decir de sí misma " Yo no soy cupletista. Tampoco soy cancionetista Yo soy Raquel Meller".

La Argentinita

Encarnación Lopez, nació en Buenos Aires en 1898, su nombre fue un homenaje a la Argentina, fue mujer de agudo ingenio, de sensibilidad y de inquieto espíritu, estudió en colegio de religiosas y al mismo tiempo aprendió baile en una prestigiosa escuela de baile de Madrid, debutó como bailarina en un circo con solo ocho añitos. Una artista superior al género, llena de suave encanto y de una viva inteligencia, sorprendente por la hondura que daba a las variedades, lo mismo cuando bailaba "España Cañí" con el sonoro pespunteo de sus castañuelas o cuando cantaba, dentro de la línea más superficial "Tranvías Sevillanos"; en ellas, Argentinita demostró estar en posesión de una inteligencia capaz de mostrar matices nuevos, facetas desconocidas de lo español, dentro de lo más tradicional. Como coreógrafa supo demostrar con su Ballet Español que nada le estaba vedado. Tenía un gran conocimiento del baile y del cante, alternaba con inigualable discreción ambas cosas, y sabía llegar a la raíz de su pueblo, sin grandes gestos ni aspavientos, en una forma breve, graciosa, exquisita.

En uno de sus cuplés titulado "el matrimonio" hacía imitación del arte interpretativo de otra artista del momento: Raquel Meller. Esta asistió una noche al espectáculo en el teatro Romea. Cuando Encarnación iba a salir a escena, un pequeño cartel sacado entre cortinas anunció: "Imitación de una estrella española". Raquel estaba en un palco y se levantó y fue al escenario. Esperó, entre bastidores a que la Argentinita acabase de interpretar el número que hablaba de disputas matrimoniales cuyo estribillo era: " yo para ti y tú para mí". Terminado el cuplé Raquel salió al escenario y muy tranquilamente, sin gritos, dio un cachete a Encarna y dijo: "y esto para ti". Se retiró entre el

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desconcierto de la gente y de Argentinita y regresó a su palco como si no hubiese pasado nada. Raquel había querido decir, nada más, que a ella no se la imitaba así como así.

La Argentinita estuvo prometida con la figura del toreo Joselito, cuando este encontró la muerte en la plaza ella huyó a las Américas. En México se encontró con Sánchez Mejías, casado con la hermana de Joselito, iniciaron un amor que duró diez años, que terminó también con la trágica muerte del diestro en los ruedos, en la plaza de Manzanares el 11 de agosto de 1934.

Gerardo Diego nos cuenta este romance: "Allí (calle General Arrando) arregló Ignacio Sánchez Mejías un piso para habitarlo con su amante la Argentinita, quien le enseñó un nuevo modo de bailar, en esa casa estuve yo varias veces viendo los ensayos, o simplemente alternando y cenando con ellos".

Con el estallido de la guerra civil marchó a París, donde continuó actuando a pesar de encontrarse enferma, un tumor de vientre no le hizo desistir de su profesión, lo que a la larga, al no operarse, le condujo a la muerte. Regresó a España tras el fin de la guerra civil, con la victoria de Franco. El 5 de agosto de 1945 falleció en Madrid, su cuerpo fue enterrado en Madrid, lejos de las sepulturas de sus dos grandes amores Joselito y Sánchez Mejías enterrados en un mismo panteón en Sevilla.

Pastora Imperio

Pastora Rojas Monje, nació en Sevilla en 1889. Esta bailaora – tonadillera fue la única en su género. Han existido artistas muy grandes en las variedades, pero solo Raquel Meller, en el polo opuesto de la emoción, pudo superar la fama de Pastora. La personalidad de la Imperio lo arrollaba todo. Con ella la tonadilla volvió por sus fueros, en un instante en que el cuplé, de importación francesa, mantenía sus prerrogativas. Pastora era lo ardientemente español, la gracia innata, el nervio incomparable, el arrebato ardiente, y por causas oscuras e impenetrables, misteriosamente señorial. Por eso, su figura se imponía en escena, sin descomponerse jamás, aun entregada al frenesí del baile en que nunca se perdía.

Pastora Imperio también cumplió el tópico del amor entre la tonadillera y el torero. En México conoció a Rafael "el Gallo". Su noviazgo terminó ante los altares, en Madrid se casaron en la iglesia de San Sebastián el 20 de febrero de 1911. Su boda fue un acontecimiento, descubiertos la noche de bodas en el una función de teatro, el público puesto en pie los aclamó triunfalmente. Pastora abandonó los escenarios durante su matrimonio. Sin embargo, al poco tiempo la pareja se deshizo retornando con renovado éxito al mundo del espectáculo.

Ella que se consideró no-cupletista estrenó algunos de los más famosos cuplés de la época "viva Madrid", "la nieta de Carmen", " la reina de Lavapies", "cuna cañí"... Pastora fue la cuna autentica de lo cañí, de lo español, esposa de torero, musa de Falla en "El amor brujo", mencionarla, era hablar del orgullo de España, y así se describe a sí misma en la creación autobiográfica "Retrato lírico " que para ella escribieron Retana y Casanova.

ESOS TÓRRIDOS LUGARES

En el Madrid de principios de siglo, de gloriosas tardes de toros a cargo de Belmonte o Joselito, de veladas vespertinas en los cafés, con animadas tertulias, los rótulos con grandes y luminosas letras con los nombres de las cupletistas eran otro de los reclamos para pasar, durante unas horas, a un mundo, el de los teatros de variedades en que todo podía suceder. Sitios mal vistos, naturalmente por las mentes "bienpensantes" de la villa, pero que a lo mejor por eso mismo tenían mayor predicamento entre sus adeptos.

Aunque durante la época de apogeo del género hubo una amplia cantidad de lugares. Para no hacer tediosa la enumeración nos ocuparemos de los principales entre los que destacaba sobre manera "EL TRIANON PALACE". Considerado la "catedral" del género cupletista, situado en la calle Alcalá, entre las calles Sevilla y Nicolás María Rivero (actual Cedaceros).

Antonio García Moriones fue el empresario, siendo inaugurado del 18 de junio 1911, con Aurora Jaufel, "La Goya", con el cuplé "La Tirana de Tripili", durando su éxito mientras estuvo en auge el género, siendo sustituido por el teatro Alkazar en 1925.

Representaba siete sesiones diarias desde las seis y media hasta la madrugada, con la exposición de una película en la segunda sesión de las siete y media.Entre las curiosidades destaca el pleito ganado por el empresario frente a la gran diva Raquel Meller por incumplimiento de contrato de esta, que alego estar enferma para no actuar.

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Frente al Trianón surgió su máximo competidor, el reconvertido teatro "ROMEA", situado en Carretas propiedad de Alexanco, siendo su director artístico Jerónimo Gómez.

Fue Alexanco el primero que disparó el precio de las artistas, iniciándo una espiral de miles de pesetas desorbitada para aquel Madrid, hablándose hasta de quinientas pesetas por una representación de la Fornarina o la Meller; vamos, como ahora el fútbol (con partidarios de una u otra, y todo)

Entre sus éxitos más destacados está la "Hora del té" (estrenada por Teresita Zaza en 1913), entre sus artistas principales destacó Amalia Isaura.

Otro de los principales fue "LA PARISIANA", salón de té, club, timba, lugar de citas de políticos y amantes, terraza de verano y sala de espectáculos. Situado en las proximidades de la plaza de Moncloa, propiedad de Carlos Ravenga, siendo el primer lugar donde tocó una orquesta negra de jazz en 1919. Todo un hito para aquel Madrid más del siglo XIX que del XX.

SALON CHANTECLER y EL KURSAAL CENTRAL, ambos situados en la plaza del Carmen, en el primero destacó María "La Cubana", pero sobre todo su gran estrella fue la "Bella Chelito" donde alcanzó algunos de sus más resonantes éxitos, fue inaugurado en 1914 (en la actualidad su lugar está ocupado por el teatro Muñoz Seca); en el Kursaal destacó sobre todas "La Fornarina", con obras como "La Primavera" o "Las aventuras de don Procopio en París" (hoy en día en el lugar que ocupaba están los multicines Madrid).

En la calle de Toledo, frente al mercado de la Cebada estaba situado el NOVEDADES, inaugurado en 1857 con la asistencia de Isabel II, trágicamente recordado por el incendio devastador que acabo con él y con cientos de vidas el 28 de septiembre de 1928. Fue un hecho luctuoso que se recordó por mucho tiempo en la capital.

En la calle de la Montera se encontraba el "antro" PARIS-SALON, así descrito por un contemporáneo en uno de los rotativos de la ciudad "El teatrucho era hórrido y pintoresco; en la sala, cuyo decorado disfrutaba de una sencillez cristiana, un publico heterogéneo se apiñaba, ahogándose en una atmósfera densa de polvo y tabaco. La primeras filas de butacas eran para el elemento serio de la casa , para viejos verdes y niños audaces, que hablaban con las artistas desde su asiento, coreaban los cuplets y decían groserías; el resto, ocupábalo el pueblo, el buen pueblo que aullaba, relinchaba y coceaba. En los palcos, algunas damas de virtud sospechosa lucían sobreros inverosímiles, esos sombreros que son como un padrón... no osare derruir que de ignominia".

Y en la calle Cedaceros se encontraba el SALON MADRID, que cambiaría de nombre en repetidas ocasiones "El Kursaal", "Rey Alfonso", "Lido", etc. El MADRID CINEMA, propiedad de Campua, estaba situado en la plaza de Manuela Malasaña, local bien considerado porque pagaba muy bien a las artistas entre las que destacaban: María Conesa, Raquel Meller, La Argentinita, Pastora Imperio, La Goya. El SALON DE ACTUALIDADES y EL SALON JAPONES estaban situados en los números cuatro y dieciséis de la calle de Alcalá. En el salón Japonés se dio a conocer La Fornarina, donde interpretó "El pachá Bum-bum" provocando un gran escándalo, que desembocó en el cierre del teatro.

Otros locales del cuplé eran: El Cuesta- Park (en la carretera de La Coruña), el Ideal-Rosales (en el Paseo Rosales), el Ideal-Room (en la plaza de Bilbao esquina a Vazquez de Mella), el Ideal en el Retiro, el Concert madrileño (en Humilladero); el Petit Palais (sito en Arturo Serrano, años después convertido en el teatro Infanta Isabel), el Recreo modernista (en Tetuán), el Teatro Madrileño (situado en Atocha 68); el Teatro Nuevo (posteriormente convertido en teatro La Encomienda y más tarde en el cine Odeón), uno de los más renombrados centros sicalípticos del Madrid de aquélla época, donde triunfó Antonia "la Cachavera"; el Salón Luminoso (Paseo de Rondas-Cuatro Caminos), el Turo-Park en Ferraz 43 (que en realidad era una casa de juego, que utilizaba el cuplé como tapadera), y el Fuencarral en donde actuaron entre otros, artistas del calibre de Carmen Flores, Edmond de Bries, etc. (ver mapa adjunto).

Como se ha podido ver casi todos los teatros se encontraban en una zona muy delimitada por la plaza de la Cebada al Sur, la plaza del Carmen al Norte, y al Este los primeros números de Alcalá; con lo que el desplazamiento de uno a otro no supondría ningún esfuerzo para los "impenitentes" y fervorosos fans de las artistas.

Este Madrid de insomnes mozalbetes y joviales maduritos, visitadores natos de cafés y teatros de la capital, con sesiones que se prolongaban bien entrada la madrugada, y que se acostaban cuando el bullicio de los mercados (de la Cebada, de San Miguel), con sus verduleras anunciando las esencias cuasimágicas de sus productos, y de la ciudad renacían, es donde con un poco de imaginación y nostalgia podríamos ver las largas veladas de "los Trianon", "Los París", y otros ya olvidados.

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Lugares de una atmósfera que casi se podría tocar donde se entremezclaba el humo de cigarro con los "calores" por el espectáculo del personal, pero que no parecía importar a los enardecidos cupleteros que disfrutaban de las letras y las carnes de las bellas (y orondas, muy al gusto de la época), canzonetistas.

Clientes ebrios de música, colores, olores, sensaciones, deseos y amores, de las danzas que se realizaban en el escenario, y como no de la ingesta, siempre en demasía de vinos, licores, y otros alcoholes etílicos.

Un ventilador intentaba, sin conseguirlo, airear el congestionado ambiente de la sala y de paso enfriar los "ánimos" del respetable, dando vueltas en el techo con su monótono y rítmico girar.

Mesas de mármol (alguna de ellas recicladas de lapidas, con inscripciones mortuorias debajo) daban acomodo a aquellos acólitos que resistían, entrada la noche, en un espacio de penumbra, que contrastaba con la luminosidad del escenario, donde realizaba sus gorgoritos la cupletista de turno, olvidada por la Historia por no ser una Meller o una Goya, pero inolvidable en aquellos instantes eternos para los incansables trasnochadores.

En el Madrid de aquellos años el cuplé llenaba de bullicio las noches, un Madrid donde los literatos, los políticos, los toreros y plumillas, el todo Madrid se reunía en las múltiples tertulias para comentar los últimos acontecimientos, los dimes y diretes de la capital y del extranjero. Lugares de disputas apasionadas, entre los partidarios de los aliadófilos y los germanófilos durante la Gran Guerra, entre belmontistas y partidarios de Joselito, donde los triunfos de las "reinas de la noche" eran comentados con fruición alrededor de los cafés y los vasos de leche de las tertulias madrileñas.

BIBLIOGRAFIA

BORRAS, T.: Jacaranda de Madrid. Madrid, 1975.

LOPEZ RUIZ, J.: Aquel Madrid del cuplé. Madrid, El Avapiés, 1988.

MONTERO ALONSO, J.: El amor y la muerte de los toreros. Madrid, Kaydeda, 1989.

RETANA, A.: La historia del arte frívolo. Madrid.

RETANA, A.: La reina del cuplé. Madrid, 1962.

VELASCO ZAZO, A.: Los teatros de Madrid. Madrid, 1948.

VILLARIN, J.: El Madrid del cuplé. Madrid, ed. Comunidad de Madrid.1990.