17
1 #1 El primer contacto: la cita Hay varios aspectos que se circunscriben a esta área. De entrada tenemos la propia cita. ¿Cómo se establece? Una cita, por lo general se solicita y concreta a través del teléfono. Cierto que pudiera realizarse por otras vías, incluida la vía electrónica; pero hoy por hoy, esto último no es lo frecuente. Hay varias cosas que convendría tener presentes. Una primera pregunta que aparece es ¿quién recoge la cita y cómo recogerla? Generalmente, y sobre todo en los inicios de un espacio de trabajo que suele ser personal, privado, es uno mismo quien recoge la cita. En el caso de que sea el propio profesional quien recoge directamente la cita, uno debe estar al tanto de aspectos tan elementales como el tipo de voz, el ritmo, lo que uno dice... Es posible que sea interesante oírse a sí mismo. Forma parte de esto que denominamos esquema e imagen corporal. Y solemos ser reacios a escucharnos, a vernos; como si un cierto pudor o susto de vernos desde fuera nos embargase. Pero vernos, oírnos, tratar de entender qué nos sugiere nuestra propia voz, forma parte del entrenamiento profesional. Este elemento, como muchos otros que posiblemente aparezcan en líneas posteriores, afectan a nuestra imagen. Pero no en el sentido de “vender” un determinado modelo, sino de conocer justamente la forma como presumiblemente nos ven o nos oyen. Bien es verdad que no nos oiremos de la misma forma con la que nos oyen los demás; pero resulta un ejercicio rico por dos razones: por vernos y por ver cómo nos vemos. Y si el primer aspecto es interesante, ver cómo nos juzgamos a nosotros mismos, a la imagen que damos en el video o la voz que escuchamos en la cinta, nos puede dar pistas de elementos personales que muchas veces pasan desapercibidos. Un profesional que se sienta a gusto consigo mismo puede facilitar mucho más que aquel otro no se sienta a gusto consigo mismo o con los demás. En el caso de utilizar el contestador automático como la forma de establecer contacto, es importante que el mensaje que aparezca en él, nuestro mensaje, sea claro, pausado, tratando que la voz que aparezca no sea excesivamente impersonal. Es verdad que hay compañías que ofrecen las voces de adiestradas recepcionistas telefónicas. Y no dudo de su entrenamiento; sin embargo, si uno tiene la ocasión de escuchar alguna de estas presentaciones tienen, a mi modo de ver, un carácter tan

El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Marco de trabajo de la orientación psicológica

Citation preview

Page 1: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

1

#1 El primer contacto: la cita

Hay varios aspectos que se circunscriben a esta área. De entrada tenemos la propia

cita. ¿Cómo se establece?

Una cita, por lo general se solicita y concreta a través del teléfono. Cierto que

pudiera realizarse por otras vías, incluida la vía electrónica; pero hoy por hoy, esto

último no es lo frecuente. Hay varias cosas que convendría tener presentes. Una

primera pregunta que aparece es ¿quién recoge la cita y cómo recogerla?

Generalmente, y sobre todo en los inicios de un espacio de trabajo que suele ser

personal, privado, es uno mismo quien recoge la cita.

En el caso de que sea el propio profesional quien recoge directamente la cita, uno

debe estar al tanto de aspectos tan elementales como el tipo de voz, el ritmo, lo que

uno dice... Es posible que sea interesante oírse a sí mismo. Forma parte de esto que

denominamos esquema e imagen corporal. Y solemos ser reacios a escucharnos, a

vernos; como si un cierto pudor o susto de vernos desde fuera nos embargase. Pero

vernos, oírnos, tratar de entender qué nos sugiere nuestra propia voz, forma parte

del entrenamiento profesional. Este elemento, como muchos otros que posiblemente

aparezcan en líneas posteriores, afectan a nuestra imagen. Pero no en el sentido de

“vender” un determinado modelo, sino de conocer justamente la forma como

presumiblemente nos ven o nos oyen. Bien es verdad que no nos oiremos de la

misma forma con la que nos oyen los demás; pero resulta un ejercicio rico por dos

razones: por vernos y por ver cómo nos vemos. Y si el primer aspecto es

interesante, ver cómo nos juzgamos a nosotros mismos, a la imagen que damos en

el video o la voz que escuchamos en la cinta, nos puede dar pistas de elementos

personales que muchas veces pasan desapercibidos. Un profesional que se sienta a

gusto consigo mismo puede facilitar mucho más que aquel otro no se sienta a gusto

consigo mismo o con los demás.

En el caso de utilizar el contestador automático como la forma de establecer

contacto, es importante que el mensaje que aparezca en él, nuestro mensaje, sea

claro, pausado, tratando que la voz que aparezca no sea excesivamente impersonal.

Es verdad que hay compañías que ofrecen las voces de adiestradas recepcionistas

telefónicas. Y no dudo de su entrenamiento; sin embargo, si uno tiene la ocasión de

escuchar alguna de estas presentaciones tienen, a mi modo de ver, un carácter tan

Page 2: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

2

impersonal y rutinario que creo va en contra de todo el trabajo que podemos realizar

a continuación. Es importante, para quien llama para solicitar una cita, que cuando

se encuentre con la voz del contestador, ésta le transmita algo más que lo

imprescindible. Por esto tanto el tono, el tipo de frase que transmitimos, el ritmo que

damos a la frase, todo esto, entre otras cosas, da una información que a quien la

escuche puede darle una idea más cabal de qué es lo que se va a encontrar. Tras el

mensaje que quien solicita deja en el contestador, lo normal es que haya una

respuesta por parte del profesional.

En otros casos es la secretaria de donde trabajamos quien recoge los datos.

Evidentemente, y sin negar ninguna de las cualidades de esa persona, es importante

que tenga claro que lo que se trata es de atender a alguien, no de vender un

producto. No es lo mismo una persona que coge el teléfono en una ferretería que en

una consulta psicológica. Evidentemente quien recibe la llamada da la imagen del

lugar y de la persona que acoge. En este sentido, los mismos aspectos de tono de

voz, lo que se dice, etc., deben cuidarse lo suficiente como para que quien llama,

pueda percibir que se trata de un lugar de atención y no un establecimiento

comercial. No hace falta recordar que esta persona es la primera imagen que se hace

la persona que llama de nosotros.

El contacto telefónico es una buena ocasión para que la relación que se inicia marque

un punto de partida en el que los aspectos de la Orientación vayan quedando bien

definidos. Por esto, la manera de encontrar el momento del encuentro ya es una

forma de ver qué es lo que la otra persona solicita, cómo lo solicita, la urgencia que

tiene, etc. Hay quien tiene mucha prisa; pero la experiencia señala que no es bueno

que el ritmo de las entrevistas venga marcado por la necesidad del otro, sino por un

acuerdo en el que ambos podamos sentirnos cómodos. Quien viene muy rápido, muy

rápido se va. Y quien no atiende con mesura se puede ver con actuaciones

involuntarias (por no hablar de las inconscientes) que expulsen al paciente en vez de

recibirlo.

También hay quien solicita saber los honorarios. Es bueno tranquilizar este punto,

pero no es aconsejable decirlos por teléfono. Creo que la primera entrevista es una

buena ocasión para negociar, en directo, estos aspectos. En todo caso podemos dar

una idea general, un margen económico que indique nuestro nivel de flexibilidad

Page 3: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

3

ante este aspecto. Habría que pensar que quien pide los honorarios profesionales ya

está indicando algo en relación con la demanda. En ocasiones, ya les supone un

freno, una excusa (era demasiado caro) En otras ocasiones quien lo solicita es un

adolescente u otra persona que lo hace un poco a escondidas de sus padres o de su

compañero; parece lógico, pues, poder emitir un mensaje de tranquilidad que le

permita acercarse y negociar la cuestión económica que encontrarse con una barrera

suficientemente alta como para que sea excusa a favor de sus miedos y dudas.

La cita debe recoger el momento del encuentro, la persona que solicita la entrevista

y un teléfono de referencia para poder contactar en caso de una emergencia que nos

imposibilite atenderla.

Page 4: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

4

#2 El tiempo

Si está bien que hayamos establecido un momento para el encuentro, bueno es que,

desde nuestros tiempos, éste se de en circunstancias de relativa comodidad. Por

ejemplo, no parece adecuado que el tiempo establecido se encuentre entre

actividades que nos ocupan excesivamente y nos veamos con la necesidad de salir

corriendo, transmitiendo la sensación de “tener prisa por marcharnos”. Tampoco

suele ser buen momento el concertar un encuentro cuando estamos excesivamente

preocupados por otras cosas. Bueno es recordar que dicha preocupación puede

entorpecer nuestra atención y el paciente lo percibe. Los tiempos de atención deben

darse con la misma filosofía con la que trataremos a la persona, y no olvidemos

considerar que ese mismo tiempo es una información vital que damos a quien solicita

nuestra ayuda.

Ejemplo: llaman por teléfono solicitando una visita urgente. La forma de conectar es

a través de las “Páginas Amarillas”. La persona que solicita ayuda, para su hija, lo

hace con un nivel de tensión muy evidente, y transmite la idea de una urgencia

importante. El profesional no dispone de tiempo para atenderla de inmediato y le

aconseja que vaya a urgencias hospitalarias si de lo que se trata es de un caso de

urgencia. La persona insiste en que no, que tiene que venir a verle porque se trata

de un caso psicológico de urgencia, pero que no quiere ir a un hospital. Dicha

persona no habla bien el castellano, parece extranjera, y pide ayuda para su hija

que, dice, le ha pasado algo terrible que no puede explicar por teléfono. El

profesional, finalmente, encuentra la fórmula para verla de inmediato. Y la persona,

accede a venir a toda prisa.

El momento de la cita comienza a pasar y la persona no viene. El profesional

comienza a ponerse nervioso porque luego tiene otras entrevistas y no va a poder

atenderlas bien. La persona en cuestión acude casi dos horas más tarde de la hora

convenida. Acude con una niña de dos años que no habla. Y el profesional se ve ante

la tesitura de seguir manteniendo las entrevistas concertadas previamente y atender

a esa persona. La hace esperar. Mientras atiende a otra persona que tenía su hora

concertada, la niña en cuestión va pintando las paredes de la sala de espera. Cuando

el profesional va a atender a esa nueva visita, se han marchado dejando una nota

indignada por la espera, y habiendo dejado la sala de espera, totalmente pintada.

Page 5: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

5

Todo ello también hace referencia a la necesidad de ser escrupulosamente puntuales

en la cita. Es muy frecuente ver pacientes esperando sin que el profesional haya ni

siquiera llegado al centro. Cuando esto se da en las consultas privadas que no

disponen ni de una secretaria o auxiliar que abra la puerta y permita esperar a las

personas en una sala de espera, el espectáculo es bochornoso: personas esperando

en la escalera de una consulta, o en la puerta, viendo pasar los minutos y no siendo

atendidos por nadie. Cuesta entender qué elementos hay tras esta falta de cuidado y

en muchas ocasiones es una interesante reflexionar en nuestras experiencias como

pacientes por consultorios de asistencia médica o psicológica.

La puntualidad por nuestra parte es absolutamente sagrada. Y básicamente porque

es una atención, un cuidado al otro, quien, por su parte, utilizará el tiempo como lo

considere. En este sentido las modificaciones que realiza del horario de la entrevista

(llegar pronto o tarde, llegar varias personas en momentos diferentes, etc.), cómo se

comporta en relación con los tiempos asignados de mutuo acuerdo, ya es

información complementaria a la que habíamos podido percibir a través de la cita

telefónica. Evidentemente existe una gran variedad de comportamientos en torno a

la cita y su puntualidad. En estos comportamientos hay aspectos culturales que

conviene tener en cuenta; pero en cualquier caso, es importante mantener los

tiempos con el fin de poder ir entendiendo aspectos complementarios a la

problemática que presenta o presentan quienes acuden a la cita; aspectos que

colorean, añaden matices al motivo de consulta y al problema.

Como todo el ritual en torno a la cita está cargado de significados, bueno es estar

atentos a lo que nos dicen en relación a ese llegar pronto o tarde, o en forma de

goteo horario. En ocasiones son razones “entendibles” (“es que la circulación...”), en

otras parecen indicar otra cosa (“no sabía donde dejar el coche y lo dejé ahí, en un

vado con mis hijos dentro (de 5 y 7 años); he dejado las llaves puestas por s

necesita alguien moverlo...”) Todo da información y podemos evaluar el grado de

ansiedad, y cómo se maneja en este punto.

Page 6: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

6

#3 La periodicidad de los encuentros

Evidentemente no es algo que se sabe a priori. Dependerá de cada caso, de sus

necesidades, de nuestras posibilidades, Creo que forma parte de los aspectos a

negociar. Frecuencias mayores suponen mayores niveles de relación y, por lo tanto,

de intimidad y trabajo, mientras que frecuencias como pueden ser visitas

quincenales o más, suelen repercutir en pocos beneficios en el proceso que llevamos

entre manos; pero este aspecto guarda también relación con las posibilidades

(horarias, económicas) de quien acude. Y de sus necesidades y de su evaluación de

la gravedad del problema. Y también de nosotros. En ocasiones somos quienes

movidos por la ansiedad que nos ha despertado, por el furor curandi que surge sobre

todo al inicio de nuestra profesión, y por nuestras propias necesidades, tendemos a

aumentar la frecuencia. En otros casos la demoramos como en un intento de enfriar

lo que nos ha generado. Habría que considerar qué elementos agresivos se movilizan

en estas situaciones. Pudiera ser que nuestras necesidades económicas, por ejemplo,

fuesen las responsables de una avidez asistencial que no vayamos a ser ingenuos,

también detecta la persona que ha acudido. Aunque no lo exprese.

La frecuencia debe estar al servicio del otro y sabiendo que además, también hay un

elemento de resistencia que nace del propio temor hacia el espacio mismo y hacia el

tratamiento. Ello significa que la ecuación que se establece debe considerar diversas

operaciones cuyo resultado será la frecuencia determinada por todos.

#4 La duración de las sesiones

Siguiendo con el abanico de aspectos que están incluidos en el tiempo, aparece el

tema de los tiempos de trabajo, es decir, el tiempo que asignamos a cada sesión, es

un elemento de valoración muy amplia. Hay quien prefiere trabajar en tiempos de 45

o 50 minutos, y quienes prefieren hacerlo en tiempos mayores. Esto depende de

varios factores, por supuesto. De entrada del contexto en el que trabajamos. No es

lo mismo poder distribuir los tiempos según criterios personales que según criterios

institucionales. Y si bien hay quien prefiere hacer sesiones que denominaría

maratonianas, es decir, de dos o más horas de duración, creo que todo tiempo que

exceda los 90 minutos, añade un factor de cansancio que juega a la contra de los

intereses de los que estamos reunidos. Bien es verdad que con tiempos superiores,

el profesional puede salir beneficiado del “cansancio” provocado por este exceso de

Page 7: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

7

tiempo de trabajo; pero creo que no es cuestión de “agotar” al otro, o agotarnos

nosotros, ya que los supuestos beneficios no considero que justifiquen esta

temporalidad. Nunca he creído que “la letra con sangre entra”.

Es bueno tener claro el tiempo que vamos a asignar a cada sesión y comunicarlo al

inicio de la entrevista. Por dos razones que me parecen básicas: por un lado, el

respeto que le debo a la persona que viene. Con frecuencia, los profesionales

creemos que los tiempos de los demás son menos sagrados que los nuestros. No

parece que sea necesario discutir mucho este extremo. Quien acude a la sesión debe

poder organizarse sus tiempos y no verse ante la tesitura de no saber cuándo saldrá.

O sea, un elemental sentido del respeto hacia el otro conlleva que todos sepamos en

qué momento acaba la sesión. La segunda razón es el respeto por nosotros mismos.

Hay que pensar que las sesiones de trabajo suelen ser intensas. Si no en cantidad de

información, sí en cuanto la calidad de los afectos que se mueven. Y en ocasiones,

esos afectos nos juegan malas pasadas. Bien porque consideramos que, justamente

en este momento estaban apareciendo cosas que juzgo importantes, bien porque

considero que es importante que el otro se sienta atendido en sus necesidades... La

experiencia señala que, cuando los tiempos que dedico al paciente quedan al albur

de aspectos de este tipo, la falta de respeto hacia mí mismo conlleva consecuencias

posteriores complejas. Por ejemplo, ¿por qué ayer le dediqué más tiempo y no hoy?

Entiendo que el ejemplo que les voy a poner está fuera de nuestro campo de trabajo,

pero, ¿se imaginan Uds., que los partidos de cualquier deporte, tuviesen tiempos

variables según el criterio de cada árbitro? Evidentemente, se podría decir que el

árbitro alargó o acortó el tiempo porque ganaba tal equipo que le era más afín. Pues

algo similar sucede si nuestros tiempos de trabajo fluctúan. Y en el caso de tener

que demorar una visita porque la anterior no pudo concluirse en el plazo acordado,

debemos saber pedir disculpas por ello.

Las visitas intermedias de urgencia aparecen en ocasiones. Es decir, a veces, la

ansiedad que lleva alguien encima no le permite sostener la preocupación en el lapso

de tiempo concertado. Ello hace que en ocasiones se soliciten entrevistas extra,

urgentes. Es un tema delicado que afecta al marco de trabajo establecido. En mi

opinión debemos ser un poco cautos, evaluar la necesidad de atención extra y obrar

en consecuencia. A veces, la contención telefónica basta como para tranquilizar al

otro y mantener la entrevista según el acuerdo alcanzado.

Page 8: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

8

Sí es cierto que en ocasiones, hay quien desea una consulta telefónica ( y no una

entrevista) ya que suele ser más difícil insertar ahí los honorarios. Ahí hay que estar

un poco al tanto; no por hacer una norma general, cuanto por tener en cuenta

también nuestras propias disponibilidades horarias, y por el mensaje implícito que

aparece y que no considera el esfuerzo realizado por parte del profesional. De ahí a

devaluar el trabajo del Orientador va un paso pequeño.

Page 9: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

9

#5 El Espacio

Esta es otra de las variables con las que debemos trabajar. El espacio físico en el que

nos movemos no deja de ser una prolongación de nosotros mismos; en la medida en

que nos sintamos cómodos en él, nuestra tarea también resultará beneficiada. De

forma que, en la medida que podamos, el lugar de trabajo debería ser cómodo,

amplio, iluminado, aireado, y con un grado de insonorización que posibilite el

mantener absoluta confidencialidad respecto las sesiones pero también respecto los

ruidos procedentes del exterior. En este sentido, trabajar como ha sucedido en

algunas ocasiones conocidas por mí junto la sala de máquinas del montacargas,

posiblemente facilite la confidencialidad de lo que se dice en la habitación, pero es

imposible trabajar cada vez que el montacargas se pone en marcha. En relación a

este punto conviene recordar la importancia de la privacidad de la relación, lo que

conlleva que el lugar de atención a las personas guarde determinadas características

que aseguren siempre la privacidad de lo que se dice en la sesión pero, incluso, la

que deriva del ir a un centro de atención psicológica (por ejemplo, no parece hoy por

hoy adecuado, colocar un centro de atención psicológica en la planta baja de unos

almacenes o locales comerciales).

El aspecto externo del espacio de trabajo es importante. El tipo de mobiliario, el

color de las paredes, el tipo de suelo, etc., deben mostrar lo que vamos a tratar de

dar también en la relación que ofreceremos. Si bien es posible dar una buena

relación en espacios totalmente fríos y ajenos a lo que la relación supone, no cabe

duda que la buena ambientación favorece el que la gente se sienta segura y cómoda.

Esto también está muy en consonancia con el nivel sociocultural con el que

trabajamos. Si el contraste, en cualquiera de las direcciones, es muy grande, la

persona que consulta puede sentirse incómoda. Y nosotros mismos también.

Si es posible, una sala de espera sirve para atemperar el impacto que supone llegar

a la entrevista con un profesional. Un espacio en el que el paciente, si lo desea,

puede llegar con un poco de antelación, y leer o descansar, siempre viene bien. Y es

un buen espacio para observar cosas. Por ejemplo, no es lo mismo que la persona

que espera se siente en un lugar o en otro de esta sala. Si vienen varias personas,

pueden sentarse juntas o separadas. Ello también nos da información. Como lo da el

tipo de revista que toman o si prefieren esperar sin hacer nada especial.

Page 10: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

10

Otro aspecto en este punto es el de si el espacio debe o no contener información

personal, es decir, fotos, títulos, trofeos... Entiendo que cada cual es muy digno de

ambientar el lugar de trabajo como desee. Pero parece que guardar un cierto

equilibrio entre el anonimato absoluto ( en muchos despachos, por ejemplo, no hay

más que una muy discreta mesa y un par de sillas; ningún cuadro, ni nada que

desvele absolutamente nada del profesional) y aquellos otros despachos en los que

están todos los trofeos que uno ha obtenido, los diplomas, la orla de la Universidad...

Soy de la opinión de que un poco de ambiente, algo que indique alguna cosa más

que la más pura asepsia, facilita que la relación sea más cómoda, más cálida. En los

lugares públicos se pierde totalmente estos aspectos y es difícil que un paciente

pueda sentirse “como en casa”; o tiene que hacer un esfuerzo y “olvidarse” que está

con una persona: sólo es un profesional. Algo similar ocurre con los símbolos

religiosos o políticos. Creo que la discreción en todas estas cosas debería ser una

regla de otro. Y en cualquier caso, si se colocan elementos de matiz algo más

personal, es bueno que no faciliten la distracción de la persona que viene, sino lo

contrario. En este sentido, la profusión de fotos de los viajes que uno pudo realizar,

los trofeos conseguidos, no parece ser ni discreto ni ayudar a concentrarse en la

tarea.

Algo similar ocurre con el mobiliario. Entiendo que haya quienes pretenden mantener

una posición de una cierta autoridad y para ello utilizan técnicas tan burdas como

que el lugar en el que se sienta la persona que viene esté por debajo de quien

entrevista; pero no puedo compartir esa idea. Como tampoco comparto la de

mostrar una horizontabilidad a todas luces falsa, de quienes pretende una relación

como si se tratase de la visita de un familiar y atendiéndolos en una sala de estar.

No hay que olvidar que estamos en el campo profesional. Cualquier cosa que no

respete una mínimas normas culturalmente establecidas, no hace más que confundir

a quien nos consulta y pudiendo acabar totalmente confundidos. Estas situaciones se

dan con más frecuencia cuando se comparte el espacio familiar y el profesional. La

separación entre estos espacios debe ser lo suficientemente clara como para evitar

que las personas que nos consultan acaben confundiéndose no sabiendo si acuden a

un profesional de la ayuda, o a un nuevo amigo. Ello hace referencia a otro aspecto.

El de la relación que se establece.

Page 11: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

11

En el terreno físico también hay que contemplar la disposición de las personas en el

momento de las entrevistas. ¿Colocamos una mesa entre nosotros, o no? Conviene

saber que la relación con una mesa intermedia difiere totalmente de la que puede

haber sin ella por en medio. Hay personas que prefieren trabajar sin elementos que

interfieran la relación entre las personas que consultan y los profesionales, y de

hecho, el trabajar de esta forma facilita un tipo de relación más cercana. Pero en

algunas ocasiones el trabajo con una mesa mediando puede facilitar el que cada uno

se sienta como resguardado, más protegido.

Estos aspectos, los físicos se articulan mucho con los mentales. Por ejemplo, la

propia disposición de una mesa que interfiere el espacio entre el paciente y el

profesional no deja de ser depositaria de elementos fronterizos, de protección u

ocultamiento que obra ya en nuestra mente. De igual forma, todo lo dicho respecto

el espacio físico atañe a ese otro espacio. En ocasiones no estamos con “el espacio

mental” como para atender a alguien más. Recordemos que ello no es un acto

meramente administrativo o protocolario, sino que supone establecer una relación

con el otro que conlleva movimientos afectivos de toda índole. Ello significa que si

estoy muy cargado de pacientes, de situaciones que ocupan mi mente,

preocupaciones de toda índole que no dejan espacio para atender a nadie, por

mucho que físicamente pueda atenderle. No voy a ser capaz de introducirla en mi

registro afectivo. Este tipo de situaciones, detectadas por quien consulta, acaban

generando la expulsión inconsciente del paciente.

En este sentido es curioso observar las oscilaciones en la asistencia de los

profesionales. Por lo general no se deben tanto al flujo de pacientes, cuanto a la

capacidad personal de asumir casos, de poder hacerles un espacio mental que los

sostenga a lo largo del tiempo de trabajo. Uno, en ocasiones, se descubre trabajando

de forma mecánica, no atendiendo más que al espacio ocupado por alguien en lugar

de estar con quien se está. Ello se percibe, incluso, en cómo uno se comunica

corporalmente con el otro. En la experiencia personal recuerdo a profesionales que

me recibían con la mirada cansada, un gesto corporal de desidia, indicando más el

peso que les suponía la atención que el deseo claro de atenderme. Y por más

Page 12: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

12

correcto que fuese el trato, ese andar cansino arrastrando los pies y con el cuerpo

encorvado de hastío, todo ello, hablaba de un profesional quemado.

Page 13: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

13

#6 El lenguaje corporal

Este es otro apartado apasionante de la relación. Porque si ya el tema espacial y

temporal hablaba de nuestra propia imagen, el cómo nos movemos, cómo

gesticulamos, cómo nos sentamos, todo ello, habla de nosotros y del otro. Y de cómo

establecemos la relación y del tipo de relación que se establece, claro.

Cuando el paciente o grupo se sienta en la sala de espera ya nos está indicando

cosas. Dónde se sienta o sientan. Cómo lo hacen. Qué hacen mientras esperan.

Siempre he considerado las salas de espera como un buen lugar para observar a las

personas que acuden a la consulta. Que se sienten juntos o no una pareja ya es

indicativo de algo; y fíjense que no digo de qué, ya que ese aspecto debe estar

supeditado a lo que vaya escuchando de lo que cuentan. Cómo se distribuye una

familia o un grupo de profesionales. Y lo mismo en la sala en la que se le recibe. Hay

quien prefiere sentarse junto a la puerta o quienes penetran hasta el fondo de la sala

y optan por sentarse en la silla diferenciada (¿) del profesional. Y junto a estos

aspectos están otros como el fumar, mascar chicle, o beber algún refresco. Por mi

parte soy reacio a que se fume en el trabajo, pero no sólo por motivos evidentes de

salud, al menos la del profesional, sino porque soy consciente de la cantidad de

cosas que se ocultan tras el humo del cigarrillo. O en el chicle que se masca sin parar

o en los caramelos. Y si bien es cierto que del lenguaje que se destila a través de

estas cosas obtenemos información, también lo es que se pierde información

verbalizada.

Ahora bien la forma cómo se establece el diálogo en torno a estos temas también da

información de cómo los procesamos y los trabajamos y de cómo los maneja quien

nos visita. Hay quien solicita permiso para fumar, y quien impone el cigarrillo a pesar

de que todos los indicios son de no fumar. Evidentemente estos aspectos hay que

relativizarlos con base al tipo de persona que atendemos. De hecho cuando el

paciente es un adolescente es más difícil alcanzar algunos acuerdos mínimos. Y no

sería la primera vez que se comparte la sesión con el refresco que alguien ha traído;

o con la música. O los móviles. En este sentido, las interrupciones que provocan

alteran la privacidad, rompen la línea de conversación, sobre todo si quien recibe la

llamada la contesta. Ello también hace referencia al propio profesional quien debiera

abstenerse de coger el teléfono o el móvil. Y si , por alguna razón especial, uno

tuviera que estar pendiente de una llamada (imagínense una situación grave

Page 14: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

14

familiar), es mejor avisarlo al inicio de la entrevista. Ahora bien, fíjense cómo todas

estas cosas, aparentemente anodinas, pueden alterar y también aportar información

sobre la persona con la que estamos, O de nosotros mismos, claro.

No es lugar para desarrollar con más profundidad estos extremos, pero siempre es

información repleta de elementos significativos conocer cómo una familia se sienta

en la mesa; cómo se distribuyen los cuartos, las habitaciones en una casa. Cómo se

sientan ante el televisor o en la sala de estar. Estos aspectos no dejan de ser

material informativo que proviene de la dinámica proyectiva de los miembros de una

casa; o de una institución. De hecho, cuando un Orientador acude a un centro una

de las cosas que debe observar son esta infinidad de detalles que le informan de

matices relacionales de suma importancia.

Evidentemente también es información el cómo se dirigen al despacho en el que van

a ser atendidos. Hay quien camina seguro, hay quien lo hace dubitativamente. Hay

quien se fija en la decoración o miera por la ventana. Y quien va directamente al

lugar en el que se debe sentar. Y también da información nuestro comportamiento

corporal. Y tratar de ver hasta qué extremo nuestro comportamiento se articula con

el de ellos. Porque hay quien nos suscita sólo indicarles el camino y quienes nos

animan a darles la mano. De hecho, se establece todo un diálogo corporal con el otro

u otros; del grado de conciencia que tengamos del mismo dependerá la cantidad de

información que registremos.

Pero también el propio estrechar la mano, Hay quien las tiene sudorosas y quien no.

Hay quien da la mano flácida y quien la aprieta fuertemente. Y quien te obliga a

realizar un gesto contra natura. Todos estos aspectos se combinan también con el

tema de la mirada. ¿quién mira a quien? ¿Qué tipo de mirada percibo en sus ojos?

Hay quien se oculta tras unas gafas de sol, o quien evita la mirada. O tiene una

visión estrábica y no me permite saber con qué ojo mira. O quien mira a través de

uno como si fuésemos translúcidos.

Page 15: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

15

#7 La relación

Que debamos mostrarnos empáticos, que debamos mostrar una capacidad de

comprender los problemas del otro y que en algunas ocasiones podamos comunicar

algunos aspectos de aquellos sentimientos que la relación con un paciente nos puede

suscitar, no quiere decir que seamos amigos de las personas con las que

establecemos lazos profesionales. Y creo que es bueno saber que cuando estos lazos

se relajan tanto que emerge más una relación amistosa en el lugar en donde debiera

haber una relación profesional, cuando sucede esto es indicativo, desde mi óptica, de

que los niveles de confusión se están introduciendo en la relación; que la relación

transferencial que se ha organizado, dispone de cargas personales suficientemente

importantes como para revisar lo que está sucediendo en este espacio. Y señalo esto

porque tanto el tuteo, como la cada vez menos sorprendente manifestación de afecto

(un beso de entrada o de despedida) e incluso la invitación a tomarse algo en el bar

de la esquina, son aspectos que, lejos de ayudar, creo que interfieren negativamente

en la relación; por la confusión que introducen. Cierto que, en ocasiones, uno puede

verse ante la tesitura de tener que aceptar un beso; pero en esto casos, como en

otros similares, creo que es bueno reubicar la relación de manera que no entremos

en zonas que confunden.

En el mismo terreno nos encontramos ante el tema de los regalos. No es fácil

rechazar los regalos que pudieran hacernos algunos pacientes. Hay que tratar de

entender qué se esconde tras ello. Porque en unos casos puede ser una forma de

agradecimiento complementaria a la que viene representada por los honorarios, en

otros casos corresponde a la cultura particular de la persona que acude; pero en

otros es una clara interferencia a la relación (recuerdo cómo una persona me regaló

un pijama en la tercera entrevista que mantuvimos. Fue complicada la situación que

se enmarcaba en una reacción maníaca de control sobre mis actuaciones). Pero la

norma parece ir más orientada a declinar este tipo de detalles ya que, a la larga

acaban entorpeciendo la relación.

Page 16: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

16

#8 La entrevista

Y otro tema es cómo establecemos la entrevista. Y creo que es preciso diferenciar lo

que es una entrevista inicial, de lo que son las sesiones posteriores. La primera es

básicamente para establecer el marco de trabajo, hacernos una composición de lugar

de la problemática de la persona que acude, perfilar los aspectos administrativos y

pautar una frecuencia de visitas. Mientras que las segundas entrevistas, o sesiones

posteriores, son el propio proceso de orientación.

¿Tomamos notas? En realidad depende de qué estemos hablando. Si nos

encontramos en esta primera entrevista parece claro que, en primer lugar, debemos

presentarnos. Y con la misma naturalidad con la que nos hemos presentado,

confirmar el nombre de la persona que nos visita. En ocasiones, si la otra persona se

muestra muy nerviosa, dubitativa en cómo comenzar, o en el caso de que esté tan

ansiosa que necesite abocar toda su angustia, en estas ocasiones, bueno es que

contengamos la situación, nos ubiquemos, y tomemos nota de elementos puramente

administrativos (quien es, su teléfono, etc,) con lo que podemos ir introduciendo un

cierto orden en la propia entrevista. También es bueno indicar de cuanto tiempo

disponemos, con lo que ya le prevenimos de que en un momento deberemos acabar

a entrevista. Y en el mismo puede ser interesante confirmar la privacidad de la

entrevista, la confidencialidad de todos los datos que vayan apareciendo. A partir de

ahí, podemos comenzar a interesarnos por lo que le sucede.

No aconsejo tomar notas. A lo sumo, pequeñas anotaciones respecto, por ejemplo, el

genograma, o algún pequeño elemento, alguna palabra, que me pueda servir de guía

para elaborar la entrevista. U buen entrenamiento hace que la capacidad

memorística del profesional pueda casi recitar la entrevista cuando ésta ha acabado.

En todo caso, creo que es mejor tomar notas a posteriori.

¿Realizamos una entrevista estructurada o libre? Existen diferentes modelos de

entrevista, y en el campo de la Orientación Psicológica, los diversos autores

consultados nos muestran diferentes formas de realizarla. Por ejemplo, Dietrich, G (

1986: 132 y ss.) presenta un caso a través del que podemos ver qué datos recoge

ya que la entrevista la estructura desde diversas áreas. Por su parte, Blocher, D. y

Biggs, D. (1986: 197-257) recogen diversos esquemas que nos permiten ampliar la

idea de diagnóstico y la de evaluación. Okun, B. (2001: 125-158) nos lo plantea

como un proceso que consta de una Primera etapa: establecimiento de la relación y

Page 17: El Marco de Trabajo de La Orientacion Ps

17

definición de los objetivos) en donde expone primero las condiciones que afectan a la

etapa de la relación ( Contacto inicial, Duración, Solicitudes y

formularios,Instalaciones, Horarios, Conservación de historias clínicas, y otras

personas) para a partir de ahí hablar de cinco pasos: inicio (Recogida de información,

el encuentro con pacientes resistentes); definición del problema; definición de la

estructura o contrato; exploración intensiva de los problemas; y establecimiento de

posibles metas y objetivos. A partir de ahí aborda en otro capítulo las diversas

teorías personales de ayuda, para entrar con dos capítulos más y hablarnos de las

estrategias que forma la Segunda etapa.

Por su parte Ivey, A. (1997) habla de “habilidades, decisiones y soluciones” que

quedarían más enmarcados en un conjunto de técnicas de entrevista. De forma

similar, Hough, M (1999) desarrolla tres capítulos: formas de comunicación,

respuestas a los clientes, y hacer preguntas y ayudar a los clientes a interpretar los

resultados. Estos aspectos sirven para profundizar un poco en este tipo de

habilidades.

Shetzer, B.; y Stone, S (1992: 402-492) informan de la estructura de las entrevistas

y de la manera de realizar preguntas o a reformular cuestiones.

La mayoría de los orientadores experimentados son más partidarios de no

estructurar la o las entrevistas y sesiones. Y en cualquier caso reservar el derecho de

formular preguntas que permitan aclarar significados u obtener información que

pueda reorientarme en el caso. En este orden, tratar de no estar excesivamente

pendiente de lo que dicen ( escuchar con atención flotante) y tratar de percibir lo

que sugiere el relato de la o las personas que tenemos ante nosotros. La experiencia

indica que se debe atender a los árboles y al bosque que conforman; y si al

centrarse en los detalles se pierde fácilmente la visión del conjunto de cosas que se

plantean. En esta situación, se debe tratar también de estar atento a la dinámica que

establecemos con el fin de introducirla desde el primer día en la ecuación que

tratamos de resolver.