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El Marxismo-Leninismo, la crisis general del capitalismo y su salida revolucionaria 3/07/14 15:38 1.- La concepción Marxista-Leninista sobre lo inevitable de las crisis económicas. Tanto Marx como Engels y más tarde Lenin y los investigadores que han seguido sus planteamientos teóricos han puesto de manifiesto que las crisis cíclicas corresponden a la naturaleza misma del capitalismo. Engels señala en 1847 en Principios del Comunismo que el capitalismo generó una gran capacidad industrial que produjo más de lo que se podía vender “ y sobrevino la llamada crisis comercial "[1] y en todas partes se extendió la mayor miseria”. Engels calcula que en el siglo XIX los periodos de crisis se intercalaban con los de prosperidad “ cada 5 o 6 añoscon la particularidad de que cada vez acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitación revolucionaria general y un peligro colosal para todo el régimen existente”. Engels propone que la única manera de evitar las crisis es quitar a los capitalistas privados “ el usufructo de todas las fuerzas productivas y medios de comunicación, así como el cambio y el reparto de los productos” y administrar la economía mediante un plan “basado en los recursos disponibles y las necesidades de toda la sociedad[2]. Marx cree asimismo que para poner fin “a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista” es necesario que las sociedades cooperativas unidas regulen la producción “con arreglo a un plan común[3]. En el Manifiesto del Partido Comunista Carlos Marx advierte del carácter estructural y devastador de la crisis en el capitalismo: “Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer…¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruy endo violentamente una gran masa de las fuerzas productivas y conquistando nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia una crisis preparando otras más extensas e imponentes[4]. Hoy ocurre lo mismo: los “planes anticrisis” de los gobiernos burgueses e instituciones capitalistas preparan nuevas crisis. En otra obra Marx explica que las crisis en el capitalismo “ se hacen mas frecuentes y mas violentas, ya por el solo hecho de que, a medida que crece la masa de producción, y por tanto, la necesidad de mercados mas extensos, el mercado mundial va reduciéndose más y más, y quedan cada vez menos mercados nuevos que explotar [5]. Marx estima que en 1825 se produce la primera crisis universal del capitalismo[6], que en 1847 se produjo otra crisis del comercio mundial[7] y así cada cierto tiempo[8]. El padre del Socialismo científico deja perfectamente claro que la producción capitalista pasa por determinados ciclos periódicos: “ Pasa por fases de calma, de animación creciente, de prosperidad, de superproducción, de crisis y de estancamiento[9]. Para Marx la crisis no sólo es consustancial al capitalismo sino que es indispensable para su desarrollo por más destrucción social que conlleve. Considera que la economía inglesa ingresa “en el ciclo periódico de su vida moderna” a partir de la crisis de 1825[10]. Lenin subraya en 1908 que las crisis “siguen siendo parte inseparable e ineludible del régimen capitalista…el capitalismo marcha hacia la bancarrota, tanto en el sentido de las crisis políticas y económicas aisladas como en el del completo hundimiento de todo el régimen capitalista[11]. El mismo líder revolucionario escribe en 1916 que las crisis del capitalismo “ aumentan en proporciones enormes la tendencia a la concentración y al monopolio[12]. Para Lenin las crisis son el mecanismo por el cual los grandes bancos participan en la compra de pequeñas y medianas empresas arruinadas pasando de esta forma el capitalismo a su fase imperialista. El análisis de

El MarxismoLeninismo, La Crisis General Del Capitalismo y Su Salida Revolucionaria Carolus Wimmer

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El Marxismo-Leninismo, la crisis general del capitalismo y su salida revolucionaria

3/07/14 15:38

1.- La concepción Marxista-Leninista sobre lo inevitable de las crisis económicas.

Tanto Marx como Engels y más tarde Lenin y los investigadores que han seguido sus planteamientos teóricos han puesto de manifiesto que las crisis cíclicas corresponden a la naturaleza misma del capitalismo. Engels señala en 1847 en Principios del Comunismo que el capitalismo generó una gran capacidad industrial que produjo más de lo que se podía vender “ y sobrevino la llamada crisis comercial"[1] “y en todas partes se extendió la mayor miseria”. Engels calcula que en el siglo XIX los periodos de crisis se intercalaban con los de prosperidad “cada 5 o 6 años…con la particularidad de que cada vez acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitación revolucionaria general y un peligro colosal para todo el régimen existente”. Engels propone que la única manera de evitar las crisis es quitar a los capitalistas privados “el usufructo de todas las fuerzas productivas y medios de comunicación, así como el cambio y el reparto de los productos” y administrar la economía mediante un plan “basado en los recursos disponibles y las necesidades de toda la sociedad”[2].

Marx cree asimismo que para poner fin “a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista” es necesario que las sociedades cooperativas unidas regulen la producción “con arreglo a un plan común”[3]. En el Manifiesto del Partido Comunista Carlos Marx advierte del carácter estructural y devastador de la crisis en el capitalismo: “Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer…¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo violentamente una gran masa de las fuerzas productivas y conquistando nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia una crisis preparando otras más extensas e imponentes”[4]. Hoy ocurre lo mismo: los “planes anticrisis” de los gobiernos burgueses e instituciones capitalistas preparan nuevas crisis.

En otra obra Marx explica que las crisis en el capitalismo “se hacen mas frecuentes y mas violentas, ya por el solo hecho de que, a medida que crece la masa de producción, y por tanto, la necesidad de mercados mas extensos, el mercado mundial va reduciéndose más y más, y quedan cada vez menos mercados nuevos que explotar”[5]. Marx estima que en 1825 se produce la primera crisis universal del capitalismo[6], que en 1847 se produjo otra crisis del comercio mundial[7] y así cada cierto tiempo[8]. El padre del Socialismo científico deja perfectamente claro que la producción capitalista pasa por determinados ciclos periódicos: “Pasa por fases de calma, de animación creciente, de prosperidad, de superproducción, de crisis y de estancamiento”[9]. Para Marx la crisis no sólo es consustancial al capitalismo sino que es indispensable para su desarrollo por más destrucción social que conlleve. Considera que la economía inglesa ingresa “en el ciclo periódico de su vida moderna” a partir de la crisis de 1825[10].

Lenin subraya en 1908 que las crisis “siguen siendo parte inseparable e ineludible del régimen capitalista…el capitalismo marcha hacia la bancarrota, tanto en el sentido de las crisis políticas y económicas aisladas como en el del completo hundimiento de todo el régimen capitalista”[11]. El mismo líder revolucionario escribe en 1916 que las crisis del capitalismo “aumentan en proporciones enormes la tendencia a la concentración y al monopolio”[12]. Para Lenin las crisis son el mecanismo por el cual los grandes bancos participan en la compra de pequeñas y medianas empresas arruinadas pasando de esta forma el capitalismo a su fase imperialista. El análisis de

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Lenin permite entender la crisis actual, ya que él apunta a que la esencia del imperialismo es el beneficio de los rentistas, hoy convertidos en especuladores a gran escala, pero que siguen la misma lógica de acumulación salvaje.

Stalin también cree que la crisis es consustancial al capitalismo y que una de sus leyes económicas es la ley de la concurrencia y de la anarquía de la producción[13] que se opone a la ley del desarrollo armónico y proporcional de la economía propia del socialismo. Stalin explica en 1952 que para que el desarrollo ininterrumpido e impetuoso de la producción socialista no lleve a crisis de superproducción como ocurre en el capitalismo, la ley del valor debe estar limitada por la ley del desarrollo armónico de la producción. El líder soviético considera que el capitalismo mundial está en crisis por la disgregación del mercado mundial único y omnímodo, la reducción de la explotación de los recursos mundiales y el deterioro del mercado mundial de venta.

2.- La naturaleza de la crisis económica actual.

El economista argentino Beinstein señala que la teoría marxista acierta al prever la naturaleza cíclica, sistémica e inevitable de las crisis dentro del capitalismo. Señala que las crisis han ido minando progresivamente la capacidad del capitalismo de aumentar la tasa de ganancia, lo que pone en cuestión la ley más importante del capitalismo, a saber, el beneficio acumulado en manos privadas no debe ser grande sino el máximo. Definitivamente la ciencia social burguesa ha fracasado por completo en su intento de interpretar el mecanismo económico capitalista y el Marxismo renace, a pesar de 150 años de calumnias y persecución, como el método científico más idóneo no sólo para interpretar la realidad sino para cambiarla. Como señala el economista belga Henri Houben “sólo el Marxismo-Leninismo puede ofrecer una explicación válida de la crisis económica bajo el capitalismo y sacar las verdaderas consecuencias. En el centro de la recesión está la explotación de los trabajadores que sirve a la acumulación creciente de riquezas en manos de un puñado de capitalistas”[14].

La crisis actual no es ya una crisis derivada del estallido de las burbujas especulativas en lo financiero, sino una crisis completa de la economía del capitalismo que está en su fase imperialista tal y como lo demostró de manera irrefutable Lenin ya en 1916.

El capitalismo ha ensayado tres vías de escape, coincidentes con la esencia del capitalismo, para zafarse de la crisis de sobreproducción desde los años 80 del pasado siglo: la reestructuración neoliberal, la acumulación extensiva de capital a través de la “globalización” y finalmente la financiarización. Mediante ésta, a partir de una base reducida de dinero “real”, vinculado a actividades de producción o distribución de bienes y servicios, se ha derivado una masa inmensa de productos financieros de altísima rentabilidad y que se ha movido a velocidad vertiginosa entre las carteras de los “especuladores internacionales”. Éstos, en realidad, son los grandes fondos de inversión, los bancos, los fondos de pensiones, las grandes multinacionales, las compañías de seguros (todos ellos llamados “inversores institucionales”) e incluso algunos inversores individuales que han logrado acumular ingentes patrimonios. El estallido de la burbuja financiera ha supuesto el derrumbe de este castillo de naipes, con sus consecuencias inmediatas para la economía real, para el conjunto del sistema.

Como señala el economista brasileño Plinio de Arruda Sampaio Junior es una crisis estructural del sistema. El presidente Chávez apunta la misma idea. Es una crisis total que abarca la producción industrial, los sectores industriales claves, el consumo, el comercio, los servicios, los transportes, las finanzas, la construcción, los intercambios internacionales, la energía, el precio internacional de las materias primas y recursos naturales y, además, abarca la esfera militar, ideológica, política y cultural. El parlamentarismo burgués y los regímenes bipartidistas típicos del capitalismo están en completa crisis de confianza porque las masas ya no creen en ellos. El imperialismo muestra la evidencia señalada por Lenin de que es un sistema parasitario, decante, reaccionario y agonizante que se basa en destruir fuerzas productivas y en exacerbar todas las contradicciones. Como indica premonitoriamente el camarada cubano Raúl Valdés Vivó en el año 2005, estamos hoy ante un “29” muchísimo peor[15].

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3.- Asuntos de gestión burguesa y la crisis económica

Lo que ahora se ha venido abajo es el modelo neoliberal de acumulación económica internacional. En este modelo, la escasa regulación de los mecanismos financieros no ha sido accidental, sino necesaria. Paradójicamente, al menos en apariencia, sin el descontrol de las finanzas, sin los aparentemente sofisticados instrumentos financieros ahora fallidos, sin las pirámides financieras, sin los enriquecimientos puramente especulativos, el enorme crecimiento económico que ha llevado a esa globalización sin precedentes no hubiera sido posible porque no habría contado con la financiación necesaria.

Una de las palabras clave del capitalismo neoliberal ha sido desregulación. Como consigna programática, como exigencia necesaria que logró convertirse en práctica. El resultado está a la vista.

Hemos asistido al mayor, más rápido y más dislocado crecimiento de la producción mundial que se haya registrado en la historia. Y el lado financiero, la financiación de ese crecimiento global, con todos sus desarreglos políticamentepermitidos y estimulados, no ha sido una contingencia del sistema sino la esencia misma de un modelo de crecimiento explosivo. Explosivo tanto por el tamaño de su incremento como por su peligro intrínseco.

La globalización neoliberal se ha basado en cuatro motores básicos:

1. El crecimiento basado en una demanda agregada alimentada por el crédito, por una multiplicación desregulada del crédito.

2. El mecanismo de compra de deuda emitida por los países centrales —los importadores— por parte de los países exportadores emergentes, que ha funcionado como una manera de compensar los enormes déficits comerciales de los países capitalistas centrales colocando su deuda entre los exportadores.

3. La globalización de los mercados, las cadenas de producción internacional y un enorme ejército industrial global de mano de obra barata.

4. La coincidencia con las aplicaciones productivas del desarrollo científico de la informática, la robotización, la física aplicada, la biología, y sobre todo el nuevo saber organizativo, aprovechando además la limpieza industrial provocada por las últimas crisis del keynesianismo tardío.

De ellos, el primer motor, el crédito, ha sido el indispensable. No hubiera sido posible llevar a cabo la globalización capitalista ni la realización en el mercado de los productos que han creado las nuevas tecnologías sin el boom crediticio. El crédito ha ocupado en las políticas neoliberales el lugar que ocupaba el gasto en las keynesianas. Hacia 1980 la crisis del modelo keynesiano era ya evidente. Cada vez que los gobiernos capitalistas intentaban un relanzamiento económico mediante el gasto público se provocaba una recesión: era la denominada estanflación, estancamiento con inflación. El incremento del gasto estatal, en lugar de estimular la demanda agregada, había llegado a ser poco más que una máquina de fabricar dinero que se traducía en inflación sin originar crecimiento.

A pesar de que el propio sistema buscará generar otros mecanismos para asegurar su supervivencia, el crack de 2008 no se podrá remontar rápidamente mediante una gestión burguesa de la crisis. En primer lugar, porque el capitalismo globalizado se ha quedado sin modelo de política económica; y, además, el que se ha venido abajo ha sido un modelo mucho más global, más complejo, y de mayor envergadura en magnitudes que el antiguo modelo keynesiano-estatal.

La gestión burguesa de la crisis económica estructural del capitalismo ha llevado hoy al derrumbe de varios mitos, que alimentaban la confianza en el sistema financiero: que los bancos prestaban e invertían con sentido y conocimiento del riesgo, que los inversores son expertos y conocen lo que se traen entre manos, que existían instrumentos de regulación eficientes para repartir los riesgos, y sobre todo, que las altas rentabilidades obtenidas especulando iban a mantenerse indefinidamente.

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La forma en que el gran capital y sus gestores políticos pretenden dar una salida burguesa a la crisis es clara: colocar dinero público para recapitalizar la banca privada, para garantizar sus préstamos y depósitos, para inyectarle liquidez o para comprarle sus activos tóxicos. Y todo ello sin exigencia de responsabilidades a quienes directamente permitieron y propiciaron el desastre, que siguen en sus puestos.

Hasta el momento, el dinero inyectado no se ha traducido en una recuperación del crédito. Ni es probable que ello ocurra a corto plazo. Los bancos están usando el dinero público recibido para tapar agujeros producidos por la morosidad o por los vencimientos de la deuda que emitieron al dispararse el crédito. Y no parecen dispuestos a otorgar nuevos créditos cuyos cobros no estén prácticamente garantizados. Así, la falta de liquidez unida al aumento de la morosidad seguirá impactando a la economía real. En el modelo capitalista dominante hoy, sin crédito la economía se hunde y cuanto más se hunda, más difícil y lenta será su recuperación. Pero sin la recuperación de la economía productiva, no se reactivará el crédito que ésta necesita, lo que es un pez que se muerde la cola.

Todo ello permite desembocar en la afirmación de que la crisis será de larga duración. Pues esta crisis no es un accidente; es consecuencia de una enfermedad congénita del sistema capitalista: la sobreproducción.

Y medidas keynesianas tradicionales no pueden ser ya hoy el remedio para superarla. La espiral de la deuda norteamericana va ya camino de desbordarse. Y las cuentas de la financiación futura de esta deuda no salen por ningún lado, y menos si se tienen en cuenta otros factores, como los político-militares.

Pues el aspecto económico de las relaciones sociales no constituye un universo estanco, separado de los demás. Las políticas económicas no son implementables sin el concurso del poder, ante todo del poder político, pero no sólo de éste. Otros aspectos de las relaciones sociales, como los jurídicos, aportan los marcos normativos necesarios a las políticas económicas neoliberales, la privatización y la desregulación, esencialmente.

La gestión burguesa de las políticas neoliberales globalizadoras ha precisado superar en algunos aspectos los marcos jurídico-políticos estatal-nacionales y crear instituciones de poder nuevas, supraestatales. Ha surgido un poder superior al de los estados. Este nuevo poder supraestatal está integrado por una importante constelación de instancias, desde los gobiernos de las principales potencias, pasando por algunas instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el G 7, y la OMC entre otras. Y todo ello coronado por el poder militar del imperialismo norteamericano.

Este poder capitalista supraestatal, un entramado militar-industrial, político y financiero que impone políticas económicas a escala mundial intentará utilizar la crisis para aumentar los procesos de centralización del capital. Y todo ello en un contexto en el que la crisis va a estimular, como siempre lo ha hecho, las tensiones geopolíticas.

Hoy nos encontramos en un momento crucial de clarificación y agudización de la lucha de clases, de la lucha entre los intereses y los valores de quienes pretenden salvar al sistema capitalista con su viejo orden social generador de impactos ecológicos y sociales que pagan las mayorías populares y amenazan la supervivencia en nuestro planeta y quienes sostenemos que hay alternativas para hacer viable pronto otro orden económico, socialmente justo y ecológicamente sostenible: un nuevo orden social que no puede ser otro que el socialismo. Por ello es preciso y urgente aclarar objetivos, precisar propuestas a corto, medio y largo plazo y afinar estrategias para lograr las correlaciones de fuerzas políticas, sociales y culturales que nos permitan seguir avanzando en esa dirección.

4.- La crisis económica y la perspectiva del derrocamiento revolucionario del capitalismo.

Carlos Marx vincula la posibilidad del cambio social revolucionario a las condiciones creadas por la crisis del capitalismo. Escribe:”La crisis del comercio mundial producida en 1847 había sido la

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verdadera madre de las revoluciones de Febrero y Marzo” (en Francia). Y poco después escribe que “una nueva revolución sólo es posible como consecuencia de una nueva crisis”[16]. La crisis no significa, como recuerda Valdés Vivó, “la caída automática del capitalismo”[17]. Incluso la caída por si sola del capitalismo como economía-mundo puede dar lugar a algo peor, según advierte el sociólogo norteamericano Immanuel Wallerstein[18].

Es peor que un error, es una traición, esperar tranquilamente que el capitalismo se desplome él solo como consecuencia de su crisis y no gracias el golpe certero de la lucha revolucionaria de los pueblos. Si el capitalismo no es derribado revolucionariamente y sustituido por el socialismo, amenaza con corromperse lentamente durante décadas destruyendo las conquistas acumuladas por la especie humana a lo largo de milenios, a nuestra propia especie y a la vida en la Tierra. En estos momentos el oficio de revolucionario se revela como el mas importante de todas las especialidades humanas ya que debe no curar una enfermedad concreta sino curar a nuestra especie en su conjunto liberándola de un modo de producción ya definitivamente condenado por la historia. La dificultad estriba en que la clase capitalista oligárquica, el 1 % de la Humanidad que, según las Naciones Unidas posee el 40 % de la riqueza mundial mientras que el 50 % de la población sólo posee el 1 % de la riqueza, por su naturaleza misma, se resiste a suicidarse en tanto que clase y a entregar graciosa y pacíficamente para dar así cumplimiento a la tarea histórica abierta en 1917 por la Revolución rusa: la transición a nivel internacional del capitalismo al socialismo. Es necesario que repasemos el patrimonio acumulado por la Humanidad que nos permita dar el golpe final al capitalismo en su fase más criminal y adentrarnos en un modo de producción superior, el Socialismo. Como señala el profesor de Arruda Sampaio la crisis del capitalismo “repone la urgencia y la posibilidad del Socialismo”[19].

Es necesario que recordemos que es la clase obrera la única clase que puede dirigir el proceso revolucionario en alianza con la mayoría de la sociedad, que esta clase sea dirigida por partidos de vanguardia armados por la teoría revolucionaria basada en la ciencia que no es otra que el Marxismo-Leninismo. Necesariamente los caminos de la Revolución son diferentes en cada lugar y tiempo. La prioridad inicial es derrotar la ideología burguesa sustentada hoy por un poderoso aparato mediático, cultural y educativo que sostiene que no es posible liquidar el capitalismo, que las experiencias de construcción socialista en el siglo XX fueron un fracaso y que, por lo tanto, no hay alternativa mejor al capitalismo. Esta ideología cínica ajena a la realidad ha penetrado no sólo en sectores importantes de los pueblos sino incluso en las cabezas de algunos antiguos progresistas. La conciencia clara fundamentada en hechos irrefutables de que el Socialismo es siempre y en todo lugar, superior de manera aplastante al capitalismo, debe ser recuperada. Es necesario reconstruir, frente a la terrible epidemia social del capitalismo en su descomposición, el Socialismo real y científico como faro que ilumine a la Humanidad. La lucha primordial es ideológica para que las ideas encarnadas en las masas del Pueblo se conviertan en una fuerza material, como ya lo recordaba Carlos Marx. Hoy las ideas de Revolución, de Socialismo, de Pan, Trabajo y Paz se extienden por la región latinoamericana y caribeña para pavor de la oligarquía norteamericana y sus agentes locales. También se extienden por otras regiones del Planeta: por China que se convierte en el motor económico del Mundo, por las penínsulas coreana, indochina e indostana, por regiones africanas, por los países que fueron soviéticos, por los países árabes e incluso por los centros del imperialismo[20].

Las tareas de la Revolución victoriosa que libere a la Humanidad del flagelo capitalista son numerosas. Nos atrevemos a sugerir algunas:

Fortalecimiento político y organizativo de las organizaciones de vanguardia que en su mayoría son los partidos comunistas y obreros.

Fortalecimiento de la conciencia y la organización de la clase obrera en todos los países. Unión de las reivindicaciones económicas y políticas.

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Lucha ideológica incansable contra la ideología burguesa y contra las falsas salidas keynesianas y socialdemócratas que pretenden salvar al capitalismo aunque se vistan con ropajes radicales. Como dice Lenin: “Hoy día es imposible cumplir las tareas del socialismo y conseguir la verdadera agrupación internacional de los obreros sin romper resueltamente con el oportunismo”[21].

Formas de acción unitaria de los revolucionarios a escala internacional. Lo señala el profesor italiano Luciano Vasapollo:“El imperialismo norteamericano y europeo están en crisis, la única manera de responderle es con una nueva Internacional Comunista”[22].

Solidaridad internacional con las luchas de avanzada.

Solidaridad internacional con los países que mantienen el rumbo socialista (Cuba, China, Laos, Corea, Vietnam) y con aquellos que adoptan un rumbo independiente y antiimperialista como los países del ALBA, Alternativa Bolivariana de los Pueblos de América.

Lucha urgente por la Paz. Históricamente se evidencia que el capitalismo en crisis intenta salir de la misma mediante la guerra[23]. La guerra franco-prusiana, la primera y segunda guerras mundiales, las guerras coloniales, la actual “guerra contra el terrorismo” y “guerras preventivas” de la OTAN y los USA no han sido sino los métodos empleados por el capitalismo para superar sus crisis cíclicas. Hay que recuperar la consigna de Lenin de transformar la “actual guerra imperialista en guerra civil”[24] con el fin de instaurar las democracias populares y el Socialismo. El tránsito pacífico al Socialismo va a venir determinado por el tipo de resistencia que oponga la oligarquía a los cambios exigidos por la Humanidad en su conjunto. Los comunistas anhelamos de corazón la Pa,z pero no podemos dejar de considerar la manera de neutralizar la violencia y brutalidad ejercidas por las clases explotadoras para seguir explotando.

* Carolus Wimmer, responsable de relaciones internacionales del Partido Comunista de Venezuela.

Bibliografía que recomendamos para el estudio científico de la crisis:

1. Amín (Samir), “La crisis financiera era inevitable”, diciembre 2008, http://www.observatoriocrisis.org/readarticle.php?article_id=68

2. Beinstein (Jorge), Crónica de la decadencia. Capitalismo global 1999-2009, Editorial Cartago, Buenos Aires, 2009.

3. Carcanholo (Reinaldo), “Aspectos teóricos de la crisis capitalista”, octubre 2008, http://www.herramienta.com.ar/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=625

4. Castro (Fidel), “Mas noticias sobre las angustias del capitalismo” y otras reflexiones recogidas en “Reflexiones del compañero Fidel”, http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/html

5. Chossudovsky (Michel), “La Grande Dépression du 21ème siècle: l’effondrement de l'économie réelle”, octubre 2008,http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=11061

6. Duprech (Xavier), Krach mondial, Editions Couleur, Charleroi, 2009

7. Herrera (Rémy) y Nakatani (Pablo), “La Crisis Financiera: Raíces, Razones, Perspectivas”,http://www.observatoriocrisis.org/readarticle.php?article_id=148

8. Engels (Federico), Del socialismo utópico al socialismo científico. El Anti-Dürhing.

9. Lalkar, “Current crisis of overproduction: worse than the 1929 crash”, mayo 2009,http://lalkar.org/issues/contents/may2009/economy.html

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10. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo.

11. Marx (Carlos), El Capital. Editorial Cartago, Buenos Aires,

12. Toussaint (Erich), “Interconexión de las crisis capitalistas”, octubre 2008, http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=10725

[1] Federico Engels, “Principios del Comunismo”, C.Marx, F.Engels, Obras escogidas, Tomo I, Progreso, Moscú, 1973, p. 88.

[2] Ídem, p. 94.

[3] La guerra civil en Francia, op.cit., Tomo II, p, 237.

[4] C.Marx, F.Engels, El Manifiesto Comunista, Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), Caracas, Venezuela, abril 2006, p. 24.

[5] C.Marx, Trabajo asalariado y capital, Obras escogidas, op.cit., p. 177

[6] “Carta de Marx a Pavel Vasilievich Annenkov”, Cartas de C. Marx, Fundación Editorial El Perro y la Rana, 2007, p. 15.

[7] Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1859, op.cit., p. 192.

[8] Le suceden la primera crisis mundial de 1857, la de 1875, la que va de 1893 a 1896, la de 1900, la “Gran Depresión” de 1929 a 1933, 6 crisis tras la segunda guerra mundial hasta la gran crisis petrolera de 1973, el crack de la Bolsa de Nueva York de 1987, la crisis de Japón desde 1990, la crisis del Sudeste asiático y México de 1997 y 1998, Argentina en 2001 y otras hasta la actual. La comunista ucraniana Tamila Yabrova tiene un interesante estudio sobre el carácter cíclico de la reproducción capitalista en la revista belga Etudes Marxistes nº 59 del año 2002.

[9] Salario, precio y ganancia, op.cit., Tomo II, p, 70.

[10] “Palabras finales a la segunda edición alemana del primer tomo de El Capital de 1872”, ídem, p. 94.

[11] Marxismo y revisionismo, en Obras Escogidas, Tomo I, Progreso, Moscú, 1979,p. 70

[12] El imperialismo, fase superior del capitalismo, en Obras…op.cit., p. 701.

[13] José Stalin, Los problemas económicos del Socialismo en la URSS,http://www.eroj.org/biblio/stalin/economic/problema.htm, p. 4.

[14] Henri Houben, “De la crise économique à la guerre mondiale”, Etudes Marxistes, nº 59, 2002, Bruselas,http://www.marx.be/FR/em_index.htm

[15] Raul Valdes Vivó, El Manifiesto Comunista. Lo que se mantiene y lo que ha cambiado. Vadell Hermanos Editores. Venezuela, 2006, p. 50.

[16] Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850, op.cit., pp. 192 y 296.

[17] El Manifiesto Comunista…, op. cit, p. 50.

[18] Publico.es, “El capitalismo no existirá en 30 años”,31 enero 2009,http://www.publico.es/dinero/196245/capitalismo/existira/anos

[19] Argenpress, “Esta crisis repone la urgencia del socialismo en el Mundo”, 6 marzo 2009,http://www.argenpress.info/2009/03/esta-crisis-repone-la-urgencia-del.html

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[20] Leemos que en Japón se han vendido 100 mil ejemplares de El Capital de Marx en versión “manga” (estilo de comic japonés), que en Grecia el Partido Comunista encabeza amplias luchas populares, que en Alemania el avance de una izquierda se refleja ya en las encuestas, que aumentan las huelgas en Francia y Bélgica, etc.…

[21] La guerra y la socialdemocracia de Rusia, Obras escogidas, op.cit., p. 665.

[22] Tribuna Popular, "Proceso electoral del 23-N fue transparente", 27 noviembre 2008, http://www.pcv-venezuela.org/index.php?option=com_content&task=view&id=3824&Itemid=50,

[23] A este respecto léanse los libros de Michel Collon Monopoly. La OTAN a la conquista del Mundo, de Heinz Dietterich Las guerras del capital. De Sarajevo a Bagdad y del economista canadiense Michel Chossudovsky Guerre et mondialisation.

[24] Ídem, p. 667.