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Eva Soler No sabemos si Amalia Fenollosa fue un ángel de su hogar o, por contra, una mujer varonil —tal y como definían por la época en al- gún periódico madrileño a la es- critora francesa George Sand—, lo cierto es que, a raíz de su ma- trimonio, escribiría a la poeta ex- tremeña Vicenta García Miranda: «Heme retirado de la literatura, re- nunciando a la gloria literaria porque todo lo que no sea él me pa- rece robado a su culto». En los años anteriores a 1851, ya había publicado un volumen de poesías —además de las que habían se- guido apareciendo en prensa— y dos novelas por entregas: El pre- mio de la virtud (1845) y Malvina de Serhah (1846). Estos folletines, que verían la luz en El Genio. Se- manario de literaturas, artes, tea- tros y modas y La lira española, respectivamente, son un ejemplo de lo que la novela por entregas o de folletín supuso en el siglo XIX y en los inicios del XX. Fenómeno cultural de masas, como el radioteatro o la telenove- la, la literatura de folletín alcanzó una difusión extraordinaria. Na- die recuerda hoy que alguno de los títulos más populares de la no- vela del siglo XIX fueron publica- dos, por primera vez, en este for- mato: La desheredada de Galdós, Oliver Twist de Charles Dickens, La Quimera de Emilia Pardo Ba- zán; por no olvidar las obras de los que fueron verdaderos maestros en el género: Eugène Sue en Fran- cia —aunque de gran difusión fue- ra de sus fronteras— y Wenceslao Ayguals de Izco, Enrique Pérez Escrich, Manuel Fernández y González, entre otros, en España. Muchas de las novelas se leían en voz alta en reuniones familiares, en fábricas y en gabinetes de lec- tura, aparecían en la prensa diaria o se compraban por suscripción. Su público habitualmente era poco letrado y estaba acostum- brado al lenguaje oral, de ahí que su estilo literario se redujera a la simple anotación de la realidad. El folletinista reducía la escritura a lo esencial, al grado cero, a la pura comunicación. Las novelas de Amalia Fenollo- sa, siguiendo los rasgos del géne- ro, priman la acción frente a la ela- boración de la prosa, pero recalan, a menudo, en el preciosismo cuan- do se trata de describir a los pro- tagonistas: jóvenes dulces, malva- dos nobles o apuestos galanes, o a los magníficos espacios en los que sitúa la acción. En la novela de 1945, El premio de la virtud, una mujer virtuosa de origen desco- nocido irrumpe en una pequeña aldea de Suiza. Su presencia es- conde una oscura historia de abu- sos, promesas y amores inte- rrumpidos que tienen como pro- tagonista a su madre. Infeliz, tras perder a su padre y haber sido des- honrada por el señor del castillo, Gisela muere tras dar a luz a Ela- dina, hija de su unión con Arsenio Franklia. Ella será la destinataria del espíritu de venganza que fren- te a los nobles han poseído sus pa- dres. Ambientada en el siglo XVI, la novela muestra una influencia de distintos géneros narrativos: novela gótica, bizantina e históri- ca. Los acontecimientos se van su- cediendo de una manera rápida y los protagonistas, que nunca ven realizadas sus verdaderas aspira- ciones de felicidad, ponen sus es- peranzas en el destino que final- mente recompensa la virtud. Mucho más elaborada es la no- vela posterior de gran carácter ro- mántico, Malvina de Serhah. En ella, la narradora recrea todo un mundo de lujo y fastuosidad en el que sobresale la historia de la condesa de Holstein-Gotork, dama noble, caprichosa y vil, que se enamora perdidamente de un caballero de la corte de Viena, quien la dejará embarazada para, posteriormente, huir junto a su verdadera amante. Los lances, en- redos, desgracias, huidas y reen- cuentros se sucederán a raíz del parto de la pequeña Malvina, re- chazada por Leoncia y abandona- da en la puerta de una choza con una pequeña medalla que mues- tra el linaje de su padre: Serhah. En ocasiones, el argumento que- da suspendido para profundizar en las descripciones: la narrado- ra muestra un estilo labrado con minuciosidad y talento, y no duda en ofrecer decorados llenos de magnificencia: la Venecia del XVII, en plena tempestad; la cor- te vienesa o los oscuros castillos de reinos inexistentes. A buen seguro, los lectores del folletín seguirían los enredos de las novelas con verdadera intriga. Así lo requería el formato y con ese objetivo se disponía la trama, que iba generando laberintos na- rrativos para, finalmente, en el úl- timo capítulo, desenredarlos de un golpe. La emoción estaba ser- vida: los protagonistas se exponí- an a pérdidas horribles, desen- cuentros y tragedias irreparables y, posiblemente, el lector agrade- cería esa retahíla de efervescen- cias sentimentales, dejándose lle- var por la pasión fabuladora. Una vez más, la universidad y las instituciones valencianas aú- nan esfuerzos por la recuperación de otra porción de la obra de la es- critora castellonense Amalia Fe- nollosa. Su obra poética fue ya edi- tada por Santiago Fortuño en el 2002 con la financiación de la Ins- titució Alfons el Magnànim. Esta vez, el profesor de la Universitat Jaume I, bajo el auspicio del Con- sell Valencià de Cultura, nos pro- pone adentrarnos en los albores del folletín con la publicación de Las novelas de Amalia Fenollosa. El volumen ofrece una introduc- ción, más divulgativa que estric- tamente filológica, y un apéndice con los poemas de las escritoras Vicenta García Miranda y Ma- nuela Cambronero. Miembros de la denominada «Hermandad líri- ca», fundaron una serie de lazos solidarios que las llevaban a una colaboración estrecha en materia literaria: la escritura de prólogos y la dedicatoria de versos, donde in- tercambiaban mutuas alabanzas y apoyos. Ejemplo de ello fue la obra de Carolina Coronado, punta de iceberg de este grupo de escrito- ras, quien recomendó las publica- ciones de obras de Vicenta Gar- cía Miranda o a Robustiana Armi- ño. Su poema Cantad, hermosas ha pasado como elogio del someti- miento de la mujer escritora a las normas sociales; lejos de su espí- ritu estaba la trasgresión, que, en aquel momento, representaban las obras de Gertrudis Gómez de Avellaneda y de George Sand; ala- baron un mundo de buenos senti- mientos, modestia y virtud. Detrás de Carolina Coronado han queda- do muchos nombres —Ángela Grassi, Maria Dolores Cabrera, Pi- lar Sinués y, por supuesto, nuestra Amalia Fenollosa— y una intere- sante producción literaria. La escritura invisible de Amalia Fenollosa ❙❙❙ Sus narraciones son un ejemplo de lo que la novela por entregas representó en el siglo XIX 1 Levante EL MERCANTIL VALENCIANO Viernes, 9 de febrero de 2007 DIFUSIÓN. Los folletines de los diarios fueron muy populares. En la imagen, «Leyendo Le Figaro» de Mary Cassatt. LEVANTE-EMV Una selección de ensayos y narraciones de Hugo von Hofmannsthal permite acer- carse al universo literario del escritor vienés (pág. 2) Pensamiento posdata pd Suplemento Cultural Una edición recupera los folletines de la autora de Castelló

EL MERCANTIL VALENCIANO 1 pd · 2007-02-08 · Oliver Twist de Charles Dickens, La Quimerade Emilia Pardo Ba- ... su estilo literario se redujera a la ... de otra porción de la obra

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Page 1: EL MERCANTIL VALENCIANO 1 pd · 2007-02-08 · Oliver Twist de Charles Dickens, La Quimerade Emilia Pardo Ba- ... su estilo literario se redujera a la ... de otra porción de la obra

Eva SolerNo sabemos si Amalia Fenollosafue un ángel de su hogar o, porcontra, una mujer varonil —tal ycomo definían por la época en al-gún periódico madrileño a la es-critora francesa George Sand—,lo cierto es que, a raíz de su ma-trimonio, escribiría a la poeta ex-tremeña Vicenta García Miranda:«Heme retirado de la literatura, re-nunciando a la gloria literariaporque todo lo que no sea él me pa-rece robado a su culto». En losaños anteriores a 1851, ya habíapublicado un volumen de poesías—además de las que habían se-guido apareciendo en prensa— ydos novelas por entregas: El pre-mio de la virtud (1845) y Malvinade Serhah (1846). Estos folletines,que verían la luz en El Genio. Se-manario de literaturas, artes, tea-tros y modas y La lira española,respectivamente, son un ejemplode lo que la novela por entregas ode folletín supuso en el siglo XIXy en los inicios del XX.

Fenómeno cultural de masas,como el radioteatro o la telenove-la, la literatura de folletín alcanzóuna difusión extraordinaria. Na-die recuerda hoy que alguno delos títulos más populares de la no-vela del siglo XIX fueron publica-dos, por primera vez, en este for-mato: La desheredada de Galdós,Oliver Twist de Charles Dickens,La Quimera de Emilia Pardo Ba-zán; por no olvidar las obras de losque fueron verdaderos maestrosen el género: Eugène Sue en Fran-cia —aunque de gran difusión fue-ra de sus fronteras— y WenceslaoAyguals de Izco, Enrique PérezEscrich, Manuel Fernández yGonzález, entre otros, en España.Muchas de las novelas se leían envoz alta en reuniones familiares,en fábricas y en gabinetes de lec-tura, aparecían en la prensa diariao se compraban por suscripción.Su público habitualmente erapoco letrado y estaba acostum-brado al lenguaje oral, de ahí quesu estilo literario se redujera a lasimple anotación de la realidad. Elfolletinista reducía la escritura alo esencial, al grado cero, a la puracomunicación.

Las novelas de Amalia Fenollo-sa, siguiendo los rasgos del géne-ro, priman la acción frente a la ela-boración de la prosa, pero recalan,a menudo, en el preciosismo cuan-do se trata de describir a los pro-

tagonistas: jóvenes dulces, malva-dos nobles o apuestos galanes, o alos magníficos espacios en los quesitúa la acción. En la novela de1945, El premio de la virtud, unamujer virtuosa de origen desco-nocido irrumpe en una pequeñaaldea de Suiza. Su presencia es-conde una oscura historia de abu-sos, promesas y amores inte-rrumpidos que tienen como pro-tagonista a su madre. Infeliz, trasperder a su padre y haber sido des-honrada por el señor del castillo,Gisela muere tras dar a luz a Ela-dina, hija de su unión con ArsenioFranklia. Ella será la destinatariadel espíritu de venganza que fren-te a los nobles han poseído sus pa-dres. Ambientada en el siglo XVI,la novela muestra una influenciade distintos géneros narrativos:novela gótica, bizantina e históri-ca. Los acontecimientos se van su-cediendo de una manera rápida ylos protagonistas, que nunca venrealizadas sus verdaderas aspira-ciones de felicidad, ponen sus es-peranzas en el destino que final-mente recompensa la virtud.

Mucho más elaborada es la no-vela posterior de gran carácter ro-mántico, Malvina de Serhah. Enella, la narradora recrea todo unmundo de lujo y fastuosidad en elque sobresale la historia de lacondesa de Holstein-Gotork,dama noble, caprichosa y vil, quese enamora perdidamente de uncaballero de la corte de Viena,quien la dejará embarazada para,posteriormente, huir junto a suverdadera amante. Los lances, en-redos, desgracias, huidas y reen-cuentros se sucederán a raíz delparto de la pequeña Malvina, re-chazada por Leoncia y abandona-da en la puerta de una choza conuna pequeña medalla que mues-tra el linaje de su padre: Serhah.En ocasiones, el argumento que-

da suspendido para profundizaren las descripciones: la narrado-ra muestra un estilo labrado conminuciosidad y talento, y no dudaen ofrecer decorados llenos demagnificencia: la Venecia delXVII, en plena tempestad; la cor-te vienesa o los oscuros castillosde reinos inexistentes.

A buen seguro, los lectores delfolletín seguirían los enredos delas novelas con verdadera intriga.Así lo requería el formato y conese objetivo se disponía la trama,que iba generando laberintos na-rrativos para, finalmente, en el úl-timo capítulo, desenredarlos deun golpe. La emoción estaba ser-vida: los protagonistas se exponí-an a pérdidas horribles, desen-cuentros y tragedias irreparablesy, posiblemente, el lector agrade-cería esa retahíla de efervescen-cias sentimentales, dejándose lle-var por la pasión fabuladora.

Una vez más, la universidad ylas instituciones valencianas aú-nan esfuerzos por la recuperaciónde otra porción de la obra de la es-critora castellonense Amalia Fe-nollosa. Su obra poética fue ya edi-tada por Santiago Fortuño en el2002 con la financiación de la Ins-titució Alfons el Magnànim. Estavez, el profesor de la UniversitatJaume I, bajo el auspicio del Con-sell Valencià de Cultura, nos pro-pone adentrarnos en los alboresdel folletín con la publicación deLas novelas de Amalia Fenollosa.El volumen ofrece una introduc-ción, más divulgativa que estric-tamente filológica, y un apéndicecon los poemas de las escritorasVicenta García Miranda y Ma-nuela Cambronero. Miembros dela denominada «Hermandad líri-ca», fundaron una serie de lazossolidarios que las llevaban a unacolaboración estrecha en materia

literaria: la escritura de prólogos yla dedicatoria de versos, donde in-tercambiaban mutuas alabanzas yapoyos. Ejemplo de ello fue la obrade Carolina Coronado, punta deiceberg de este grupo de escrito-ras, quien recomendó las publica-ciones de obras de Vicenta Gar-cía Miranda o a Robustiana Armi-ño. Su poema Cantad, hermosashapasado como elogio del someti-miento de la mujer escritora a lasnormas sociales; lejos de su espí-ritu estaba la trasgresión, que, enaquel momento, representabanlas obras de Gertrudis Gómez deAvellaneda y de George Sand; ala-baron un mundo de buenos senti-mientos, modestia y virtud. Detrásde Carolina Coronado han queda-do muchos nombres —ÁngelaGrassi, Maria Dolores Cabrera, Pi-lar Sinués y, por supuesto, nuestraAmalia Fenollosa— y una intere-sante producción literaria.

La escriturainvisible deAmalia Fenollosa

❙❙❙

Sus narracionesson un ejemplo de loque la novela porentregas representóen el siglo XIX

1Levante EL MERCANTIL VALENCIANO ■ Viernes, 9 de febrero de 2007

DIFUSIÓN. Los folletines de los diarios fueron muy populares. En la imagen, «Leyendo Le Figaro» de Mary Cassatt.

LEVANTE-EMV

Una selección de ensayos ynarraciones de Hugo vonHofmannsthal permite acer-carse al universo literariodel escritor vienés (pág. 2)

Pensamiento

p o s d a t apdSuplemento Cultural

Una edición recupera los folletinesde la autora de Castelló

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Hugo von HofmannsthalAsomado al abismoEdición de Mauricio JalónTraducción de Marciano VillanuevaCuatro Ediciones, Valladolid, 2006

Chema de LuelmoSi de forma irónica —como sólose puede— conviniese uno conHeidegger en que el lenguaje es«la casa del ser», pronto se en-contraría en un grave aprieto alintentar describir la casa del serllamado Hugo von Hofmannsthal.Su trazado en planta, el serpenteode los pasillos, los elementos quepueblan las estancias y cuelgande las paredes…, nada parecesimple en ella, y por eso seríapoco sensato aproximarla al mo-delo establecido por su paisano ycontemporáneo Adolf Loos, unmodelo basado en las formas de-puradas y diáfanas, colmadas deluz natural. Más bien podríamosver en esa vivienda literaria untemplo pagano atestado de mate-riales más o menos necesarios —jirones de romanticismo colgan-do de armazones expresionistas,imágenes tomadas de cualquierépoca y circunstancia—, un es-pacio, en definitiva, hecho de con-trarios, al que la expresión acu-ñada para definir el clima culturalde la Viena de entresiglos, «revo-lución conservadora», encaja tanbien como un zapato de cristal,extravagante y quebradizo. No envano sostiene Magris que la op-ción de Hofmannsthal ante aquelmundo en declive fue «la evasiónrumbo a un lujuriante, sutil y sen-sual esteticismo», en lugar de in-tentar emplear su escritura paradesviar el fatal curso de los acon-tecimientos. De hecho, en oca-siones incluso lo habría alimen-tado, como vendría a demostrarel nacionalismo militarista de susartículos de la primera guerra,tan olvidados en su caso como entantos otros.

No es poco el empeño quepone el editor de Asomado al abis-mo en desdibujar esta imagen y

en hacer aparecer a Hofmanns-thal como un escritor engastadoen su tiempo, casi se diría en po-sición «de vanguardia», pero enfin, las intenciones y los prólogossuelen pesar menos que los ma-teriales en cuestión. De la ingen-te producción del autor vienés(diez volúmenes en la edición dereferencia y treinta y ocho en lacrítica) se ha entresacado un va-riado manojo de textos que pau-tan el recorrido entre sus preco-ces inicios y su muerte, acaecidaen 1929. Articulados en torno atres bloques más o menos temá-ticos, el primero reúne relatosdonde los puntos de sutura sonaún claramente visibles —trashilvanar, por ejemplo, a Kleist conTieck con Jean Paul— y donde lasatmósferas cargadas recuerdanen ocasiones a Huysmans e in-cluso a la pintura de Moreau. Enla segunda parte del libro reco-noce el escritor de manera abier-ta sus deudas y filias, dedicandoensayos al citado Jean Paul Rich-ter, a Stifter y a la tradición lite-

raria austriaca en la cual deseainscribirse —un conjunto del queapenas conoceremos aquí a Grill-parzer o Mörike. Los títulos de latercera y última sección, en fin,bastarán por sí solos para adivi-nar su contenido: «La sombra delos que aún viven», «Recuerdo»,«El legado de la Antigüedad», «LaHelena egipcia»… Ecos de civili-zaciones cuya magnificencia noquiso respetar el tiempo, viejossímbolos que en su vaga pervi-vencia demostrarían cómo notodo se esfuma tras el derrumbe.Así habría de suceder con su pro-pia cultura, creían él y muchos desus compañeros, pues, en opiniónde Broch, «el imperio de los Habs-burgo nació de guerras y golpes deestado y, no obstante, parece comosi (al margen de todo mecanismopolítico) hubiera surgido de unapreexistencia enraizada en el sue-lo y que, por esa misma razón, de-biera llevar una vida postexisten-cial perdurable».

Desde ese ángulo es posiblever con mayor nitidez la resi-dencia Hofmannsthal, erigidadesde la base con materiales mí-ticos para así componer un nue-vo mito y perpetuarlo inclusomás allá del desastre, sin perca-tarse en absoluto de que preci-samente esos materiales seríanla causa de su fragilidad, de su in-consistencia, de su colapso. Enun artículo saturniano donde selamenta de la ausencia de gran-des figuras en la literatura euro-pea de entreguerras, el viejo es-critor se ve obligado a reconocerque la estirpe de Dostoyevski havencido, pero augura pese a todoque «leer la última palabra de Go-ethe en sus labios todavía hoy nodefinitivamente sellados es tareareservada para una generaciónfutura de hombres procedentes denosotros». Demasiada presun-ción o ingenuidad, quizá, justocuando de nuevo empezaba acaer la noche, una noche bastan-te más cruda y espesa que la desus artefactos literarios.

Antoni GómezSens dubte, sense els profes-sionals de la producció la in-dústria cinematogràfica no s’ha -guera desenvolupat gens nimica i la major part dels projec-tes audiovisuals que els espec-tadors hem gaudit no haguereneixit dels calaixos dels estudisdels seus creadors i creadores.Bé siga perquè la tasca dels pro-ductors és, en certa manera, lamés ingrata, com és fer-se cà-rrec de la complexa logísticaque comporta un rodatge, delsmitjans econòmics disponibles,de les localitzacions, del perso-nal, etcètera, o bé perquè el gla-mour és patrimoni dels actors,les actrius i els directors, el pa-per de la producció ha passat

tradicionalment desapercebutper a la gran majoria.

El II Congrés Internacionald’Anàlisi Fílmica, organitzat perla Universitat Jaume I de Cas-telló, en col·laboració amb laFundació General Compluten-se, pretén, precisament, reivin-dicar la figura del productor,fins i tot davant de la del direc-tor, generalment sobrevaloradaper la imatge mediàtica que ofe-reix la indústria del cinema. Se-gons el director del congrés, Ja-vier Marzal, professor de Co-municació Audiovisual i Publi-citat de la Jaume I, aquesta ini-ciativa també forma part d’unambiciós projecte d’investiga-ció que té com a finalitat la cre-ació d’un extens catàleg dels re-

cursos expressius i narratiusemprats en el cinema. Aquestcatàleg es complementarà ambla recopilació de fragments depel·lícules, des dels orígens delcinema fins els nostres dies, in-tegrats en una base de dades ac-cesible per a tothom a través dediversos formats multimèdia id’Internet.

Des d’ahir i fins demà a laUniversitat Jaume I es debatena través de diverses ponències itaules redones aspectes relacio-nats amb la producció cinema-togràfica incidint, sobretot, enun aspecte clau com és resaltarque la tasca de la producció tam-bé demana creativitat, profes-sionalitat i molta formació. Adestacar la presència de presti-

giosos crítics de cinema, comEsteve Riambau i Mirito Torrei-ro, de professors de les univer-sitats Complutense de Madrid,Autònoma de Barcelona, Uni-versitat de Navarra i Carles IIIde Madrid, de les directoresRosa Vergés, Mercedes Álvarezi la directora de l’Acadèmia deCinema Ana Arrieta, a més deJulio Pérez Perucha, presidentde l’Associació Espanyolad’Historiadors del Cinema, en-tre molts altres. Tot plegat, espresentaran nou ponències. Huiun dels temes estelars serà de-batre sobre la figura del pro-ductor davant les polítiques defoment de l’audiovisual a Es-panya i la Unió Europea. Demàtindrà lloc una interessant taula

redona que analitzarà el paperde la dona en la indústria del ci-nema a Espanya, la Unió Euro-pea i els Estats Units. Totes lestaules redones se celebren alsaló d’actes de la Facultat deCiències Jurídiques i Econòmi-ques de la Universitat Jaume I.

El secretari del congrés, elprofessor de l’UJI Francisco Ja-vier Gómez Tarín, incideix en elfet que la producció no és untema habitual dins dels con-gressos universitaris i peraquest motiu s’ha intentat lligaramb gran sentit comú i oportu-nitat la universitat amb la reali-tat de la indústria cinematogrà-fica. A més, aquest esdeveni-ment s’integra dins de l’Escolade Comunicació de la Universi-tat Jaume I, «una iniciativa com-plementària de la docència crea-da amb l’objectiu d’establir un en-riquidor pont de comunicació,formació i debat entre la indús-tria audiovisual i la universitat».

Relatos y ensayos de Hofmannsthal

Ni temorni temblor

Crítics, directors i teòrics analitzen el procés de realització fílmica a la UJI

La producció en la indústria del cinema

❙❙❙

El autor reconocesus deudas y filias:dedica ensayos aJean Paul Richter, aStifter y a latradición literariaaustriaca en la cualdesea inscribirse

2 pd ■Levante EL MERCANTIL VALENCIANOViernes, 9 de febrero de 2007

IMATGES

ESCRITOR. Hugo von Hofmannsthal (Viena, 1874-Rodaun, 1929).

LEVANTE-EMV

PENSAMIENTO

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Margaret AtwoodÉrase una vezLumen, Barcelona, 2007

Una colec-ción de rela-tos en la queM. Atwoodexplora elmundo de lapareja, re-creando elmalestar ca-racterísticode la convi-vencia rutinaria. Se incluyen dospiezas insólitas: una reflexión so-bre la dificultad de moverse enlo políticamente correcto y el po-lémico y sarcástico manifiesto«A favor de las mujeres tontas».

ANAQUEL

Manuel GironaUna miliciana en la Columna deHierro. María «la Jabalina»Pub. Universitat de València, 2007

Este estudioreproducelos docu-mentos másimportantesdel juicio su-marísimo aMaría Pé-rez, «la Jaba-lina», laanarquistaque, en defensa de la Repúbli-ca, se incorporó a la Columnade Hierro, y que fue condena-da a muerte y ejecutada en Pa-terna el 8 de agosto de 1942.

Domenico ReaNinfa plebeyaParténope, Valencia, 2007

Se traducepor primeravez al espa-ñol la obramaestra deDomenicoRea (Nápo-les, 1921-1994). Lanovela narralas andan-zas de Miluzza, desde el candorinfantil hasta el desengaño y laperplejidad al descubrir el sexocomo instrumento de poder.Una educación sentimental enuna Italia ruda y primitiva.

E. Jardiel PoncelaLos 38 asesinatos y medio delCastillo de HullRey Lear, Madrid, 2007

Una parodiade humorabsurdo deEnrique Jar-diel Poncelasobre lasaventurasde SherlockHolmes. Laedición re-produce losdibujos que el propio autor re-alizó para ilustrar esta serie deasesinatos perpretados en uncastillo de Escocia que el de-tective británico ha de resolver.

Paul AusterViajes por el ScriptoriumTraducción de Benito Gómez IbáñezAnagrama, Barcelona, 2007

Justo SernaNo es fácil ser un personaje de fic-ción. Distintas obras de la historialiteraria han hecho de esta con-ciencia narrativa su objeto: porejemplo, Seis personajes en buscade autor, de Luigi Pirandello, perotambién y más señaladamente DonQuijote de la Mancha. Ser un tipoficticio es estar a merced del autorque te idee, depender del narradorque te cuente. Que te cuente...,¿para qué? El personaje es un in-dividuo inventado al que se le otor-ga una vida, al que se le atribuyeun pasado, unas acciones, unosrasgos. Pero, sobre todo, al que sele da un nombre. El nombre pro-pio no es un mera etiqueta: desig-na y rotula una identidad. Hay unescritor que, inspirándose en supropia existencia o abandonándo-se a sus propias ensoñaciones,imagina una circunstancia, unoshechos protagonizados por tiposhumanos ficticios pero semejantesa las personas reales. Les insuflavida como si fuera un demiurgo y,generalmente, les ciega el porve-nir cuando la ficción acaba, cuan-

do pone el punto final. Lo que ven-ga después de la escritura es un es-pacio vacío, algo presumible parael lector, conjeturable, pero algoque no se ha consumado en la exis-tencia verbal del relato.

¿Recuerdan Frankenstein, lagran novela de Mary. W. Shelley?¿Qué le sucedía al monstruo? Vic-tor Frankenstein, un científico ave-nado y muy irresponsable, com-pone un cuerpo, le da vida, comosi de un Dios creador se tratara.¿Es humano el resultado? No: esun organismo hecho de trozos, derestos de cadáveres, de ahí su ex-trema fealdad. Es un calco de hom-bre pero no es exactamente un tipoequiparable. Ni siquiera ha sido ro-tulado... Cuando ese monstruo co-bre conciencia de sí, cuando repa-re en su triste suerte, en la soledada la que se le confina por los sereshumanos, exigirá a su creador quele atienda y que le fabrique unacompañera. Habla, parlotea sin pa-rar (frente a su homónimo cine-matográfico encarnado por BorisKarloff), dialoga con Victor Fran-kenstein. Necesita vivir, pero so-bre todo necesita compartir. Vic-tor —el científico, el demiurgo—se desentiende, para gran escán-dalo del monstruo, y ahí comienzapara ambos un camino de perdi-ción: para la criatura y para el cre-ador. Mary W. Shelley denunciabacon su novela la irresponsabilidadhumana: hacemos cosas y nos des-interesamos de los efectos queocasionamos con nuestras crea-ciones. Los lectores experimenta-mos repugnancia ante la fealdaddel monstruo, pero experimenta-mos también reparo y dolor antesu triste fatalidad: solo, abandona-do a su suerte, sin padre que lo re-conozca.

Una fábula semejante es la quela recrea Paul Auster en Viajes porel Scriptorium, pero ahora la fic-ción sirve para reflexionar sobre

las consecuencias de la ficción,para incluir la novela dentro de lanovela. O, si prefieren, sirve parabromear y asustarse con la irres-ponsabilidad de los creadores deficción. Los novelistas no parecensentirse obligados hacia sus cria-turas: igual que les han dado vidase desembarazan de ellas cuandoponen el punto final a su relato.¿Consentirán estos personajes elmaltrato que se les inflige, tolera-rán la dejación del autor? Los per-sonajes que desfilan en Viajes porel Scriptorium convierten al escri-tor en un anciano amnésico e im-pedido, en una figura puramenteverbal que lee su propio presentesin saberlo, en un tipo creado porel relato: alguien que, en todo caso,intuimos muy parecido a un PaulAuster envejecido y autorreferen-cial. Se vengan haciendo de él unavida sin identidad definida y sinnombre propio reconocible, sóloun Míster Blank socorrido y ale-górico. Esos personajes no tratande reclamarle más vida: sólo in-tentan hacerle sentir como unacriatura de la ficción, padeciendoel mismo destino cerrado e irre-mediable que a ellos les aqueja.

Pero, atención, el destino no esun determinismo que no se puedatorcer ni es mero fruto del azar,como los optimistas quieren creer.El destino, en efecto, no está abier-to para los personajes (tampocopara este nueva criatura que esMíster Blank, antiguo autor): sóloes moldeable para quien controlalos hilos. El porvenir que se conci-be en las ficciones depende de losactos que los caracteres empren-dan o, mejor, de los actos que el cre-ador atribuya o conciba. Qué quie-ren: los personajes le hacen expe-rimentar a Míster Blank ese senti-miento de marioneta o de autóma-ta con que los novelistas suelen tra-tar a sus criaturas. Por eso, en estanovela dentro de la novela, la li-

bertad no es más que otra de las fic-ciones en las que queremos creer.Ojalá pudiéramos mudar el cursode las cosas o pudiéramos abando-narnos al azar, parecen decirnoslos personajes. No es así: aquelloque hacemos antes lo ha pensadoalguien y las empresas que aco-metemos son conjeturas que laimaginación asilvestrada concibe.Peor aún: es la decisión última deun urdidor lo que nos conforma, pa-recen apostillar esos personajes.

¿Hablamos de la concepciónprovidencialista de la naturaleza,de Dios creador? No. Hablamos dealgo más simple y verdadero: bue-na parte de nuestra imaginación seexpresa ideando futuros propios oajenos que expresamos o no porescrito, que conjeturamos. En eseacto soberano que aplicamos ennuestra propia vida, con tanteo eincertidumbre, es en donde está elmilagro de la ficción creadora: eséste un prodigio que los persona-jes no pueden obrar, razón por laque se rebelan. Las criaturas seamotinan y exigen al artista (es de-cir, a este pequeño Dios de la lite-ratura que es el novelista) que sesometa al mismo arbitrio que ellos,los personajes. Es duro, ¿verdad?,parecen decir. ¿No admitía Gusta-ve Flaubert que «el autor debe es-tar en su obra como Dios en el Uni-verso: presente en todas partes, peroen ninguna visible»? Pues aquí senos presenta justamente al revés:como un Creador bien visible decuyo Universo se han adueñado lascriaturas.

Aunque quizá le sobre algún di-dactismo a Viajes por el Scripto-rium, yo les recomendaría sin re-paros esta novela de Paul Auster,incluso aunque no hayan leídonada del autor. Les garantizo quees una humorada muy seria y, a lavez, un homenaje crítico a Cer-vantes, a Flaubert, a García Már-quez: a sí mismo.

Paul Auster reflexiona sobre las consecuencias de la ficción en su nueva novela

Como Dios en el Universo

Rafa MartínezSi uno tuviera la (probable) tenta-ción de sumergirse en la Inglate-rra victoriana y decimonónica a tra-vés de su legado cultural, sin dudaalguna escogería para tal empresa,así, a bote pronto, la pintura de Wi-lliam Turner, la literatura de JaneAusten o Christina Rossetti y, muyprobablemente, los Nocturnos deJohn Field.

Con respecto a Christina Ros-setti (1830-1894), sus lectores es-tamos de enhorabuena, puestoque contamos con dos nuevas edi-ciones de sus libros de cuentos:Parecidos razonables (en primoro-sa traducción de la escritora PilarAdón, que ha volcado al castellanoeste precioso volumen en octavomenor editado por Funambulista),y Lugares comunes. El primero deellos recoge tres deliciosos cuen-tos, tres fantasías que tienen a tresniñas, Flora, Edith y Maggie, comotraviesas protagonistas, y repro-duce la edición de Robert Bro-thers, publicada originalmente en1874, una edición que incluye lasilustraciones del pintor inglés Ar-thur Hughes, perteneciente a laHermandad Prerrafaelita del mis-

mo modo que el hermano de la es-critora, el también escritor y pintorDante Gabriel Rossetti, figura delRomanticismo pictórico y autor delas ilustraciones correspondientes

a otros significados libros comoGoblin’s Market, de la misma Ros-setti, o The Eve of St. Agnes,de JohnKeats. En cuanto al segundo títu-lo, la pieza que abre el volumen y

que da nombre a éste, Lugares co-munes (traducción de CarmenFrancí y editada en la imprescin-dible colección de Clásicos de AlbaEditorial), se trata de una nouvellede tintes mucho más realistas quenarra las andanzas de las tres her-manas Charlemont, Catherine,Lucy y Jane, que tras perder a lospadres emprenden una odisea porsituarse cada una de ellas en el lu-gar que les corresponde dentro dela sociedad que las acoge. Com-pletan el volumen media docena decuentos de muy distinto calibre,pero, en verdad, jugosos y muy re-comendables.

Más allá de su condición de ex-celente poeta, por la que es, huel-ga decirlo, fundamentalmente co-nocida (cabe mencionarse aquísu célebre poemario, reciente-mente traducido al castellano, Elmercado de los duendes), habre-mos de tener en cuenta a esta otraChristina Rossetti, revelada anuestros ojos (teniendo en cuen-ta que el primero de estos librosse traduce por primera vez al cas-tellano) como una magnífica na-rradora, dotada de una imagina-ción y una prosa desbordantes.

Los cuentos de C. Rossetti en 2 antologías

La Inglaterra victoriana

LIBROS

Christina RossettiParecidos razonablesTraducción de Pilar AdónFunambulista, Madrid, 2006

Christina RossettiLugares comunesTraducción de Carmen FrancíAlba, Barcelona, 2006

pd 3Levante EL MERCANTIL VALENCIANO ■ Viernes, 9 de febrero de 2007

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Juan Vicente PiquerasAldeaPremio Valencia de PoesiaHiperión, Madrid, 2006

Antonio CabreraJuan Vicente Piqueras es unpoeta valenciano residente enRoma desde hace dieciochoaños. En su caso, no convienepasar rápidamente a través deestos datos biográficos y geo-gráficos, porque en este poeta

los lugares —el lugar— sonmuy importantes, decisivos in-cluso, si se pretende entrar ensu mundo poético. Vida y geo-grafía adquieren en él una vin-culación relevante de la quebuena parte de su producciónse nutre, y con la que se urde.Por eso, decir que Piqueras na-ció en Los Duques, una de lasnumerosas aldeas de Requenaconstituye una información ne-cesaria e iluminadora, comoenseguida se verá.

A su ya nutrida obra —com-puesta por cinco libros publi-cados en España y tres más enItalia, junto con traduccionesde poetas como Tonino Gue-rra, el bosnio Izet Sarajlic y larumana Ana Blandiana— seañade ahora Aldea, libro gana-dor del último Premio Valen-cia, que convoca la InstitucióAlfons el Magànim.

Se trata de un libro con uninnegable sentido de ahonda-miento y conclusión. En su po-emario anterior, el excelenteAdverbios de lugar (Visor,2004), Piqueras iba pronun-ciando, poema a poema, unapregunta sobre el sitio que ocu-pa un hombre con respecto al

mundo, al objeto del amor, a losdemás, al que uno mismo es yal que uno mismo fue. En aque-llas páginas se meditaba sobreese lugar demasiado diverso,delimitado o confundido porlos adverbios aquí y allí. Aho-ra, con Aldea, el poeta lleva acabo una labor de desvela-miento definitivo del origen,del lugar de procedencia, conel propósito de conseguir, me-diante la consideración de suescenario físico —tierra, cielo,frutos— y de la trama afectivade la infancia allí vivida, unaaclaración terapéutica, una li-beración soportable de aque-llos lazos: «Vivo en otro país.Otra es mi vida. / Otra mi sed.Yo mismo ya soy otro».

El territorio concreto de LosDuques —una aldea sin alardesde tipismo rural, dotada, másbien, de una austera verdadcampesina— protagoniza mu-chas de las composiciones. Enellas aparecen los viñedos, losolivos, los almendros, el río Ca-briel, este o aquel paraje, la an-tigua escuela... Siempre, noobstante, estas referencias ter-minan unidas, con sostenidotemblor poético, a la sustancia

subjetiva del recuerdo o delpresente que ignora y se inte-rroga. Así sucede, de maneramodélica, en los poemas Tor-mentas o Higueras casuales,por ejemplo. Con resultados dehonda conmoción lírica.

Pero el centro sobre el quegravita Aldea hay que buscarloen la red hecha con hilos míti-cos que Piqueras lanza sobresu memoria, en especial sobrela vivencia infantil de aquellaatmósfera familiar y aldeana.Lázaro, Edipo, Narciso o Jonás,símbolos que remiten a lo ce-rrado y limitante, a lo que atacon dosis de asfixia o conforma

la identidad en vínculo con laculpa, son invocados para quetransporten un mensaje en elque la evocación y la acepta-ción de aquel mundo dichoso yamargo no ahogue la necesariahuida de él, la resurrección aotro ser del mismo yo, agridul-cemente libre por fin de una ca-dena herrumbrosa, de un vivirya muerto: «El pozo de la abue-la, / de donde sale todo lo que es-cribo, / se ha secado».

Así pues, aunque en Pique-ras esto no es nuevo, Aldeaconstituye una muestra eficazde poesía muy apegada a la ex-periencia biográfica. La inme-diatez sentimental que puedeacechar a tal enfoque poético yponerlo en peligro de producirun efecto anestésico en quienlee, queda siempre neutraliza-da por una escritura esculpiday limpia —esta vez más senci-lla que en otros libros—, tanhábil en la explotación de jue-gos semánticos y fónicos comodiestra en el manejo de un tonode narratividad lírica que in-terpela y sabe hacer partícipeal lector.

Aldea, en resumen, es un li-bro emocionado y, por ello, ca-paz de emocionar, es decir, unlibro conseguido. Con él, JuanVicente Piqueras, desde Roma,se asegura un puesto justifica-do y nada mimético en el pa-norama de la poesía españolacontemporánea.

El desvelamiento definitivo del origen en los últimos versos de J. V. Piqueras

Elogio y liberación de la aldea

John CheeverBullet ParkTraducción de Claudia CondeEpílogo de Rodrigo FresánEmecé, Barcelona, 2006

Manuel ArranzPara leer a Cheever y saborearloa fondo, lo mejor es ponerse unwhisky. Naturalmente, se puedeleer sin whisky, pero, en el casode Cheever, qué quieren que lesdiga, no es lo mismo. Además, yalo habrán notado, Cheever suenaa marca de whisky. Él, sospecho,en realidad lo sé de buena tinta,tinta impresa para más datos, de-bía de beber lo suyo para escribir.Es una costumbre americana.Una especie de tradición literariadesde los tiempos de Fitzgerald,también con nombre de whisky

por cierto. Lo mejor para ser unescritor en ese país, es ser un al-cohólico. Si eres un alcohólicotienes ya mucho ganado. En cam-bio, si no eres alcohólico lo tienesdifícil. Como en todas partes, porlo demás. Claro que siempre tepuedes convertir en uno. ¡Qué noharía uno por la vocación! A Che-ever le dio por escribir sobre laclase media americana. Es lo me-jor. Quiero decir, si uno escribesobre su propio mundo, sabe delo que habla, y no tiene que per-der el tiempo documentándosepara que al final acabe saliendosiempre algún crítico listillo se-ñalando anacronismos acá y allá.Además, si te falla la inspiración,no tienes más que escuchar laconversación de los vecinos.Nada más fácil con los tabiquesque se estilan hoy. A mí nunca seme ocurriría protestar por los rui-dos de los vecinos, pues no siem-pre tienes un buen libro a mano(si es de Cheever mejor, claro) yla televisión no es lo mismo. Yocreo que la televisión carga de-masiado las tintas, no hay queexagerar tanto. Para mi gusto, in-sisto, nada como una conversa-ción de una pareja cuando pien-san que no les oye nadie y se des-pachan a gusto. Aunque les pa-rezca mentira, esto que están le-yendo es una reseña de una no-vela de Cheever. Bullet Park. Per-fecta. Es perfecta. Si les quedabatodavía alguna veleidad literaria,después de leer el primer capítu-lo se habrá esfumado por com-pleto. ¿Cómo se puede escribir

así? ¿Cómo? Si no ha pasadonada, si sólo le han enseñado unacasa a un tipo que acaba de llegaral pueblo y ha dejado a su mujeren el hotel viendo la televisión,mientras él iba con el de la inmo-biliaria a ver una casa para alqui-lar. «Imaginen una pequeña esta-ción ferroviaria diez minutos an-tes del anochecer». Así había em-pezado la cosa. ¿Hay frase másinocente? ¿frase más anodina?Pues pasemos al segundo capí-tulo. «Misa. Domingo de sexagési-ma». Empieza así, Misa, punto.Domingo de sexagésima, punto.¿Parece sencillo, verdad? Pues loque sigue, en la iglesia del pueblocomo ya pueden imaginar, es sen-cillamente inconcebible. Si hanleído algo de Cheever, sé que noles descubro nada nuevo. Cual-quier cosa sirve. Un relato. En losrelatos es magistral. Una novela.Esto parece el paraíso. Yo la pre-fiero a Falconer, pero no importa.O este delirante Bullet Park quees mejor, mucho mejor, infinita-mente mejor que una conversa-ción de sus vecinos, por muy ta-rados o correctos que sean, cré-anme. Y no voy a ponerme a ha-blar de honduras psicológicas,que las hay, y de vértigo, por cier-to la escena de la consulta al psi-quiatra es de antología, aunque siya han leído algo de Cheever…En Europa ya no se escribe así.No es que nuestra clase mediasea menos delirante, o nuestrosescritores más sobrios. En esohace tiempo que estamos a su ni-vel. Yo creo que la culpa la tienela metafísica, fíjense, que ha con-taminado a la literatura. En Esta-dos Unidos nunca entendierondemasiado de metafísica. No sé.No es más que una hipótesis. Cla-ro que puedo estar equivocado.

Matilde AsensiTodo bajo el cieloPlaneta, Barcelona, 2006

Juan CamposConvertida en la reina de la no-vela histórica española graciasal éxito de obras como El origenperdido o El último catón, Ma-tilde Asensi ha adoptado en suquinta novela, Todo bajo el cielo,la misma fórmula que tan bue-nos resultados le dio en el pasa-do: una investigación en el mar-co de un viaje, en este caso en laChina de 1923. Es, en efecto, eneste contexto donde va a des-arrollarse la aventura de Elvira,una pintora española afincadaen París que, junto a su sobrinaFernanda, debe desplazarse aShanghai con motivo de lamuerte de su marido. Una vezallí, descubren que éste real-mente fue asesinado por unabanda que perseguía nada me-nos que el secreto de la locali-zación de la tumba del PrimerEmperador de la dinastía Qin,Shihuang. Un secreto que, apar-te de muchas deudas, heredaElvira comenzando así un lar-guísimo peregrinaje por todaChina, desde Shanghai hasta Xi’an pasando por Pekín, en buscade cada una de las sucesivas pis-tas que finalmente les conduci-rán al fabuloso mausoleo.

Este sería un apretado re-sumen del argumento de Todobajo el cielo, una novela deaventuras en la que la autorapuntea constantemente la ac-

ción con enseñanzas sobre lamilenaria cultura china (cadavez más accesible al lector me-dio español gracias a la popu-larización del tai chi o el fengshui) surgidas de una enciclo-pédica labor de documenta-ción previa a la escritura del li-bro. Un libro, por lo demás,que responde a todos los cá-nones del género de aventuras:hay persecuciones, traiciones,peleas, huidas de la muerte enel último instante y, por su-puesto, una nómina de perso-najes perfectamente definidos.Por un lado está la culta y libe-ral Elvira, que inicialmente seembarca en la aventura única-mente debido a sus problemaseconómicos (agravados por lasdeudas que le ha dejado su di-funto marido) y en la que pocoa poco irá aumentando tanto suimplicación en la búsqueda deltesoro como su fascinación porla cultura china. Muy diferen-te a ella es su sobrina Fernan-da, perfecta encarnación de latradicional y católica Españade principios del siglo XX y quea lo largo de la novela sufriráuna radical transformación.Junto a ellas se emcuentra todauna galería de personajes se-cundarios entre los que desta-can Jiang, anticuario chino, na-cionalista y maestro de Elviraen todo lo referente a la histo-ria y costumbres de su país, yBiao, perfecto contrapunto deéste al aportar toda la picares-ca de un niño criado en la calle.

Un retrato de la clase media americana

Un Cheever puroUna obra de acción e intriga

Aventuras en China

❙❙❙

Un libro con uninnegable sentido deahondamiento yconclusión

4 pd ■Levante EL MERCANTIL VALENCIANOViernes, 9 de febrero de 2007

LIBROS

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Yuri AndrujovichEl último territorioTraducción de Iury LechAcantilado, Barcelona, 2006

Liudmila UlítskayaSinceramente suyo, ShúrikTraducción de Marta RebónAnagrama, Barcelona, 2006

Sergiusz PiaseckiEl enamorado de la Osa MayorTrad. de J. Slawomirski y Al RubióAcantilado, Barcelona, 2006

Lourdes RubioLa caída del muro de Berlín trajoconsigo muchas buenas cosas,pero en especial y para los que nosgusta disfrutar de nuevas lecturasy conocer autores contemporáne-os de otros países, trajo una enor-midad de títulos y escritores has-ta entonces poco conocidos o pocodifundidos en la Europa occiden-tal. El muro había sido infran-queable, en muchos aspectos,para el mundo editorial que se re-sentía de la poca fluidez, la escasacomunicación, de las dificultadesque los autores tenían para publi-car en sus propios países y la ce-rrazón de los estdos comunistas.

Ahora, después de casi treintaaños de ese estimulante momen-to histórico, por fin, podemos dis-frutar por completo de una co-rriente continua de ediciones. Esya un hecho, los autores del Este(lo mismo ocurre para los auto-res occidentales), viajan por elmundo y publican casi simultá-neamente fuera y dentro de suspaíses. Es el caso del ucranianoYuri Andrujovich, del que se ha

publicado una serie de artículosreunidos bajo el título de El últi-mo territorio, y de Liudmila Ulíts-kaya, escritora rusa que recibióel Premio a la mejor novela delaño 2004 en Rusia por su libroSinceramente suyo, Shúrik. Elcurso editorial, permite también,ecuperar éxitos literarios ya olvi-dados como El enamorado de laOsa Mayor, del polaco SerigiuszPiasecki, que ha vuelto a publi-carse nuevamente en España.

Yuri Andrujovich es un escritormordaz, con un gran sentido iró-nico y crítico con la sociedad y eltiempo que vive. Los textos reco-gidos en El último territorio, vandesde un hermoso, melancólico ysutil tono poético hasta una pene-trante prosa con la que exponecrudamente sus sentimientos e in-teligentes observaciones acercade la situación de su país y el con-texto europeo. El autor nos mues-tra su pasión por centro Europa ycomo una parte de la sociedaducraniana se siente centroeuro-pea; señala su desdén por los ma-les que el comunismo trajo consi-go, aunque tampoco se muestrapartidario de los liberalismos quecrean modelos sociales ultrasal-vajes. Los paisajes por los que dis-curre El último territorio nos ha-blan de la condición de emigran-tes de muchos ucranianos, de lacatástrofe de Chernobyl, del pos-tcomunismo, de las contradiccio-nes del idioma y la situación deUcrania desde su independenciahace poco más de diez años, de loscontrastes entre la gran urbe deKiev y la pequeña ciudad de Lvov,de las diferencias entre las regio-nes del país, del postmodernismo,pero sobre todo, nos descubrenun autor comprometido con la pe-culiar situación por la que atravie-sa su país en la actualidad.

Yuri Andrujovich entabla en es-tas páginas, con indiscutible inge-nio, un verdadero debate íntimoen el que reflexiona no sólo sobreesa realidad que le circunda, sinotambién sobre su propia situación:«¿Qué hago yo aquí?», dice, Ucra-nia, un país del que todos quierenhuir, en el que aún pervive el modode vida y la estética soviética másdesoladora, un país en el que se hainstalado «la corrupción como mo-delo permanente en las relacioneshumanas». Las páginas de El últi-mo territorio son una sagaz des-cripción de la Ucrania de hoy endía, con muchas similitudes aotros países de su entorno geo-gráfico más próximo: Rumania oMoldavia. Sin embargo, el discur-so de Andrujovich, no es el de loslamentos sin sentido, sino el de lareflexión y la toma de concienciaplena que permite enfrentarse alpresente con valentía: «Yo me in-clino por renunciar al patetismo.Sobre el futuro, ni una sola pala-bra: queda tan lejos que quizá nolleguemos a verlo. Detengámonosaquí y ahora. Éste es nuestro país,

una provincia abandonada, el finde una época, el fin del mundo y detodo lo demás. Es nuestro territorio.Nadie nos dará otro».

El último territorio es un libroescrito desde la sinceridad, clari-vidente, perspicaz, atractivo, un li-bro de los que invitan a una se-gunda lectura, que genera interésacerca de Ucrania, un país aúnpoco conocido en España y de unagran belleza geográfica, que nosda claves sobre una realidad queno debe resultarnos ajena, pues dealguna manera, nos remite a la in-finidad de emigrantes ucranianosque hay en la Comunidad Valen-ciana. El último territorio nos des-cubre un escritor con voz propia yuna mirada personal acerca delmundo que le rodea, un autor delque esperamos con entusiasmo lapublicación de otras obras.

La escritora rusa LiudmilaUlítskaya poco conocida en el mer-cado hispano, tiene en su haberuna veintena de libros de ficción,cuentos infantiles y obras teatra-les, que se han estrenado en Ru-sia y Alemania, con buena críticay éxito de público. En España seha publicado no hace mucho, unade sus últimas novelas, Sincera-mente suyo, Shúrik. La historia tra-ta de un joven, Shúrik, cuya exis-tencia gira en torno a una serie demujeres a las que se ve vinculadoemocionalmente debido a su im-potencia para frenar el deseo quedespierta en él cualquier senti-miento de piedad hacia ellas.

El protagonista de esta historia,en la que Liudmila Ulítskaya nosmuestra retazos de la vida mosco-vita en la era Breznev, es un per-sonaje sensible, poco escrupulo-so, una especie de Don Juan al re-vés, víctima de mujeres que cons-tantemente requieren sus servi-cios. Criado por su madre y suabuela, Shúrik no es un ser de-pravado, ni abusa de las mujerescon las que entabla relación, másbien es un ser incapaz deregir su propia vida y alque el sentimiento deculpa le obliga a ayudary cuidar de las mujerescon las que se vincula se-xual y afectivamente.

Liudmila Ulítskaya haexplicado que en partetardó 17 años en acabarla historia por las dificul-tades que le planteaba elpersonaje principal y elrechazo que le generabasu manera de relacio-narse con las mujeres.Sin embargo, el resulta-do es una novela emoti-va y llena de matices enla que el personaje lejosde resultar desagrada-ble, nos resulta conmo-vedor y tierno. Por enci-ma de todo, en el lectorqueda patente que enSinceramente suyo, Shú-rik la autora hace toda

una reflexión, tal y como ella haseñalado en alguna entrevista,acerca de la oposición entre el in-dividuo y el Estado: «La idea deStalin consistía en convertir alhombre en el “tornillo de la má-quina estatal”. El Estado inviertetodos los esfuerzos en hacer de lapersona este “tornillo” y sólo la fa-milia representa el mecanismo quemantiene la individualidad y pro-tege del igualitarismo». Así es, lospersonajes de esta historia, vivenen un mundo aparte, al que natu-ralmente les condiciona la situa-ción política del país en el que vi-ven, pero que son capaces de cre-ar su propio espacio, vivir al mar-gen de lo que el Estado les impo-ne. Ulítskaya defiende al indivi-duo, al ser humano frente al Es-tado y lo hace llevándonos al te-rritorio de la ficción a través demujeres de singularidad muy acu-sada: mujeres fuertes, sensibles,inteligentes, con pasiones, psicó-patas, mujeres débiles…; ellas yla riqueza de su peculiaridadesaportan, junto con la descripciónde la gris y burocratizada socie-dad soviética, los ingredientesfundamentales para que Sincera-mente suyo, Shúrik nos resulteuna historia con muchos atracti-vos, original, distinta, con rasgosque la sitúan en la gran tradiciónliteraria rusa.

El enamorado de la Osa Mayorno es una obra reciente, es todo unclásico de las novelas de aventu-ras, publicado en Polonia hacia1937, esta es la primera vez que setraduce al español directamentedel polaco. Su autor, Sergiusz Pia-secki fue un auténtico personaje,una leyenda. Trabajó para los ser-vicios secretos de la antigua UniónSoviética, fue contrabandista ybandolero, y escribió El enamora-do de la Osa Mayor, obra en granparte autobiográfica, mientras es-taba en la cárcel cumpliendo unacondena de quince años tras ha-

berle conmutado la pena de muer-te. El libro obtuvo un clamorosoéxito en la época, tanto que inclu-so se llegó a promover una suertede plebiscito para obtener la libe-ración de su autor.

La novela narrada en primerapersona nos cuenta las peripeciasde un contrabandista que se dedi-ca a pasar mercancía de Polonia ala Unión Soviética. El enamoradode la Osa Mayor sorprende por ellenguaje directo en el que está es-crito, el tono jovial y el optimismoque destila en todas sus páginas.Por lo curioso de su biografía, dela que se pierde el rastro desde queabandona Polonia y se dirige a In-glaterra, dónde muere en 1964 seha comparado a este autor polacocon Traven, otro escritor al que en-volvía la leyenda (durante el roda-je de El tesoro de sierra madre sellegó a comentar que Traven yJohn Huston eran la misma perso-na). Pero también la novela de Pia-secki nos recuerda a autores comoConrad y Stevenson, nos devuelvelo mejor del género de aventuras,de las historias escritas con pasióny entusiasmo, nos devuelve a laslecturas de juventud, es una nove-la con una mirada diferente, deesas que nos exponen ante mun-dos insospechados y la magia de lacorrerías y andanzas de seres quepese a parecer personajes de no-vela, existen en realidad.

El último territorio, Sincera-mente suyo, Shúrik y El enamora-do de la Osa Mayor son tres obrascompletamente distintas en suplanteamiento, tono y carácter,pero curiosamente, cada una deellas nos ofrece una visión de tresfases diferentes del comunismo yalgunas de las nefastas implica-ciones que esta doctrina tuvo y aúntiene sobre las vidas de millones ymillones de seres humanos. Lastres constituyen una buena mues-tra del inmenso patrimonio litera-rio que nos viene del Este.

pd 5Levante EL MERCANTIL VALENCIANO ■ Viernes, 9 de febrero de 2007

La selección de la semana

ESCENA URBANA. La estatua de Lenin al fondo en una calle de Ucrania.EFE / DMITRY KHRUPOV

Las obras de Yuri Andrujovich, Liudmila Ulítskaya y Sergiusz Piasecki ofrecendesde distintas perspectivas una visión de la vida en Ucrania, Rusia y Poloniabajo los regímenes comunistas y su evolución tras la caída del muro de Berlín.

Literatura que viene del Este

LIBROS

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Joan Verdú

HACE una semana en este mismoespacio nos cachondeábamosun poco con la bienal de Valen-

cia que según palabras de su alma má-ter, o sea Consuelo Ciscar, iba a com-petir sin más preámbulos y de tú a túcon la Documenta de Kassel y la Bien-al de Venecia así como quien no quie-re la cosa.

Pues ahora va y en Utiel, aguantamacho, están haciendo un museo quepor lo visto va a competir en condicio-nes de igualdad (más o menos) con elReina Sofía, con el Gugguenheim y so-bre todo con el IVAM, que para eso nossobra dinero y cojones, ya te digo.

Todo esto en palabras de un reye-zuelo del lugar que como Consuelotampoco se corta una peseta a la horade establecer una declaración de in-tenciones. No le hablen al jefecillo lo-cal de organizar una colección inter-nacional, porque ellos con Anzo (ahíes nada) tienen suficiente.

En torno a una figura capital delarte contemporáneo español comoAnzo estos señores piensan hacer unmuseo único en Europa y que será laadmiración de propios y extraños.

El museo se llamará el MACU, quequiere decir: Museo de Arte Contem-poráneo de Utiel y que suena como achiste, porque eso lo están diciendosiempre los catalanes: «¡Què macu!,¿Oi que és macú?», que es la maneraque los catalanes tienen de decir:«¡Qué chulo!, ¿A que mola?».

O sea que el MACU se ve que va amolar un montón, por eso le habránpuesto ese nombre, digo yo, y es quesi hay algo peor que ser provinciano esser pueblerino y el río de mi pueblo lle-va más agua que el del tuyo y luego re-sulta que es el mismo río sólo que unpoco más abajo.

Ahora ya sólo falta que todos lospueblos hagan su museo internacionalen torno a un artista local. Podían ha-cer el MUCA, el MIQUI, el MACO, elCOMO y el MOCO, y a los valencia-nos es que nos saldría ya el arte hastapor las orejas. Pero arte contemporá-neo, de ese del bueno. Se van a ente-rar esos del Guggenheim y del ReinaSofía y los del Macba de Barcelonaaunque no sepamos que existe, puestambién.

Lo que no sé es que pensaran haceren mi pueblo al respecto, pero todo seandará. De momento para comenzar aestar à la page ya han puesto una me-nina para que se vayan enterando losde Carcaixent y Algemesí que no soncontemporáneos ni nada.

Lo que no saben los de Utiel es quela mejor obra de arte que ellos tienenes ese porrón pop (porronpop: imagí-nense que título) que tienen allí en lacarretera según se va para Madrid. Escomo esos Donuts gigantes de hormi-gón que hay en los pueblecitos esta-dounidenses al borde del desierto.Para mí eso sí que es una obra de arte,el porronpop, sólo que para los valen-cianos eso no es un porrón: a eso lo lla-mamos, catalana. El porrón para los va-lencianos es de tronco cilíndrico, ymientras que la catalana es de troncocónico, pero llámenle porronpop, quees más eufónico.

Así que mejor si enfocan su museoen torno al porronpop, y a partir de ahíya podemos hablar.

¡A la ví! ¡A la vá! ¡A la bim, bom, bá!¡EL MACU!, ¡EL MACU! ¡Y nadie más!¡Bieeeeeeen..!

José Manuel BallesterGalería La NaveEspacios de interior

Rosa UlpianoEl genial director de cine Jo-seph Von Sternberg afirmóen una ocasión que le encan-taría que sus películas seproyectaran al revés, de ma-nera que el interés por la his-toria y los personajes no in-terfiriera con la apreciaciónpura de la imagen de la pan-talla. Esta afirmación revela-ba el hecho de que, para eldirector, el espacio pictóricoque encerraba el encuadreera mucho más importanteque los procesos narrativoso de identificación. En estesentido, las obras de JoséManuel Ballester (Madrid,1960) se inscriben en esteencuadre de los espacios.Fotografías de insólitos yenigmáticos interiores queestán vacías de personajes,centrándose principalmentesu interés en el espacio, alque a través de la luz logradotar de una mágica espiri-tualidad, consiguiendo po-derosos efectos psicológicosen el espectador. Sin embar-go, esta ausencia de perso-najes —al igual que nos su-cedería ante el pensamientodel director austriaco—, nosfuerza a interrogarnos in-mediatamente sobre los se-res que podrían poblarlas.Grandes espacios públicosinmersos en un proceso de-constructor, en una sociedaddonde el individuo apenastiene espacio, habitando lu-gares completamente des-humanizados, propios de lassociedades capitalistas, y enlas que todo se realiza parael ciudadano, pero sin contarcon sus necesidades.

Ballester pinta o fotogra-fía estaciones, puentes, edi-ficios en construcción, salasde museos, terminales de ae-ropuertos, sótanos, vestíbu-los, hangares vacíos o espa-cios transformados en luga-res de tránsito. Las imáge-nes manipuladas digitalmen-te, se transforman en cua-dros casi abstractos median-te el uso de colores satura-dos, amarillos, azules, gri-ses, que confieren a las obrasuna desolada sensación deinquietud y misterio. Una ex-posición que muestra porprimera vez en Valencia laobra de este fotógrafo conprometedora proyección in-ternacional y que les reco-miendo no se pierdan.

Leo WellmarGalería My Name’s Lolita ArtVerdades paisajísticas

Christian Parra-DuhaldeOcurrió hace más de una dé-cada; era una extravaganciay, sin embargo, una lucidez.J. Largardera, J. M. Bonet yN. Sánchez Durá inventaronun concepto llamado la me-tafísica valenciana definidocomo el Muelle valencianoque se advinieron en definircomo el Levante neofigurati-vo —o algo así—; funcionó e

hizo negocio y ética. Fue unabuena iniciativa y convirtióuna idea peregrina en actoconcreto. En esa empresa unlugar destacado ocupó Ra-món García con su galeríaMy Name’s Lolita Art, espa-cio dirigido a autores que noocultaban sus pretensionessin ambages centrados, to-dos ellos, en la figuraciónsubtextual, sin miedos. Re-cuerdo de aquellos a JoelMestre, Calo Carratalá, Pacode la Torre, entre otros sig-nificados —todo sea dicho enla subjetivación que nos ca-racteriza—, que para algo es-tamos.

Pues bien, tras trascen-der espacialmente hacia lacapital de España, el res-ponsable del espacio valen-ciano aventuró aún más atre-viéndose con los riesgos po-éticos de gentes como Che-ma Madoz y otros aledañosigual de peligrosos. En esalínea, hoy nos presenta a unaautora que continuando laruta de los relatos que aso-man antes de decir —o sea,la metafísica de lo que se ad-

viene narran-do pistas del la-berinto plante-ado hacia lasmiradas másprestas hacialos posibles—cual continui-dad de un ha-cer coherente.En este caso setrata de LeoWellmar (Esto-colmo, 1965)cuyo trabajo secentra en elpaisajismo en-tendido cual

retrato de un camino.Concentrada en la mono-

cromía, y por ello en la mira-da más centrada, su trabajonos acerca y nos aleja a tra-vés de un paisajismo senso-rial establecido cual sombrade un registro emotivo; contalento plástico evidente susimágenes exudan sentimien-to; el planteamiento compo-sitivo dice mañanas hablan-do de memorias; su coloris-mo llora lágrimas que estánpor venir; su trabajo se ante-cede por la sensible posibili-dad del ser futuro; la organi-zación compositiva de susobras aspira poesías. Todo esfuturo a la vez que recuerdos.No hay más; no hay menos.

VERSUS OMNIA

A la ví, a la vá,a la bim, bom, bá

JOSÉ MANUEL BALLESTER.

LEO WELLMAR.

6 pd ■Levante EL MERCANTIL VALENCIANOViernes, 9 de febrero de 2007

ARTE

Chele EsteveLa Caja Blanca es un nuevo es-pacio para debates, presenta-ciones que ValOffice (Quart dePoblet, Valencia), abre comoshowroom con muebles y obje-tos de Vitra para el hogar. Másde 500 metros cuadrados dividi-dos en dos grandes salas, equi-padas como recinto de confe-rencias y como un gran espaciode exposición.

La Caja Blanca comenzó suandadura con Home, sweethome, según comenta el dise-ñador Nacho Lavernia, coordi-nador general del proyecto:«Este espacio nace con voca-ción de convertirse en un lugarde referencia para todo lo rela-cionado con la cultura del pro-yecto. Sus exposiciones, confe-rencias, presentaciones de li-bros o de producto etc. giraránsiempre en torno a temas rela-cionados con el diseño, el mue-ble y la arquitectura».

Los eventos se han or-ganizado dentro del pro-grama aniversario XXXaños del Colegio de De-coradores y Diseñadoresde Interior de la Comuni-dad Valenciana, y patroci-nados por el IMPIVA.

En el acto inauguralCarlos Carsten DirectorGeneral de Vitra España,nos acercó al concepto decollage que inunda toda lacolección fundiendo los clásicoscomo Eames (raíz de la propiamarca), Panton o Gehry con lavanguardia más actual como He-lla Jongerius, Jasper Morrison olos hermanos Bouroullec. ArikLevy (Tel-Aviv 1963, Diseñadorde Vitra), dentro del programade conferencias nos ofreció suexperiencia en el diseño delmueble.

A destacar las reflexiones so-bre el mueble del hogar en el S.XXI, tema de la mesa redonda

coordinada por Nacho Laverniaen la que participaron Alber-to Liévore, diseñador de mue-bles y Premio Nacional de Di-seño; Francesc Rifé, interioristay también diseñador de mue-bles; María Dolores Durán, di-rectora comercial de María Mar-tínez Otero, fabricante, y una ex-celente empresaria gallega queofreció un enfoque empresarial

realista que vendría muy bienapuntar a muchas de las empre-sas del sector; y Vicente Nava-rro, propietario de una tienda ytambién interiorista. Diversos

puntos de vista que mani-fiestan cómo se produceun cambio en la disposi-ción de la casa, en el amue-blamiento y en los hábitos,usos y funciones del nue-vo consumidor.

El siglo XXI abre nue-vas sensibilidades que ma-terializa la estética del ob-jeto y del espacio. Las em-presas del sector recogentodos estos deseos delmercado que evoluciona

movido por la innovación y el di-seño. Recordemos cómo la res-ponsable comercial de MartínezOtero invitó a «perder el comple-jo que tenemos frente al diseñoitaliano y dejemos de pensar quetodo lo italiano es magnífico»,sólo así penetraremos en unmercado que cada vez es máscompetitivo y se apoya más enlas asociaciones industrialesque robustecen el tejido empre-sarial español compuesto en sumayoría por PYMES.

La Caja Blanca es un nuevo espacio de exposición y debate

Interiorismo en el siglo XXI

DISEÑO

Muestra en La Caja Blanca.

RIC MORENO

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Club Diario LevanteGalería Paz y Comedias

Álvaro de los ÁngelesLa equiparación borgeniana deldesierto a un laberinto insalva-ble evidencia que sólo en condi-ciones de conocimiento totalante determinado asunto o pro-blema puede encontrarse una víade solución. Y siempre no sin es-fuerzo y una dosis de fortuna.

Cuando ese laberinto (o des-ierto) es un reflejo o un espejis-mo —que no una metáfora— delhecho creativo, a lo que se en-frenta un artista es a su propiomundo de influencias y referen-cias cruzadas, una transcripciónde lo intangible en algo concre-to. La referencia al desierto y alaislamiento solitario que permi-te salvarse (o en este caso gene-rar una serie de obras artísticas)pocas veces puede resultar tanrecurrente como en el caso deJoan Verdú (Alzira, 1959). Pues-to que su obra explora como unaconstante obsesiva determina-dos aspectos relacionados con lalibertad creadora, la soledad

ante ese reto o el aislamiento de-rivado de una actitud netamenteindividual. Dos exposicionescoincidentes en la ciudad de Va-lencia, una en el Club DiarioLevante y otra en la galería Pazy Comedias permiten acercarsea su obra, como quien se ve casiempujado a posicionarse ante unmundo personal que supura porsus costuras detalles brillantes ybromas ligeras. Estas dos mues-tras se corresponden práctica-mente a la perfección con dos mi-tades independientes que se en-riquecen cada una de ellas con elconocimiento de la otra. Mien-tras en la sede cultural de estediario se han agrupado los lien-zos, alrededor de una treintenala mayoría de gran formato, en lagalería se presentan las diezacuarelas de la serie Aïllat y laspequeñas esculturas realizadasen bronce que trasladan al ám-bito de lo tridimensional algunasde las situaciones recreadas enlos papeles.

El cuadro Singles’ desert (Eldesierto de los solteros) es la gé-nesis de todo un imaginario com-

puesto de personajes animadosque adquieren con la evolucióny la continuada presencia a lo lar-go de las obras, un cariz simbó-lico. Las figuras representadaspor conejitos macho y hembra,los cactus-tridente que sueñancon ser flores o que anidan en su

tallo la serpien-te original, lashojas que de-vienen llamas,las calaveras,los continuosgiros de senti-do y juegos depalabras, comoel conejito dePlayboy con-vertido enPlayBeuys… ytodo ello conuna estructuracompleja quetanto permiteuna lectura enhorizontal dehistorieta gráfi-ca, como verti-cal a modo deun sintético re-tablo. Esta sim-bología previava mudando ycomplicandosus significa-dos o bien dan-do pistas pre-claras en una

dirección concreta. En el cuadroFlowers (un juego de palabrasgráfico con la palabra Lovers), lasflores piensan en cactus de lamisma forma que antes el cactuspensaba en una flor. La omni-presencia del sexo, o del pensa-miento del sexo como un fin idí-

lico, actúa como contrapunto ne-cesario frente a las continuas re-ferencias a la soledad, a la solte-ría, al celibato. Al mismo tiempo,con mayor indivisibilidad aúnque el reverso de una monedacon su anverso, estas obsesionessobre la vida, el sexo, las rela-ciones y la muerte se entrelazancon una continuada autorefe-rencialidad al medio artístico,sus rastros históricos y sus tópi-cos populares, como en el casode Art History. La visión extro-vertida sobre el amor y el sexo,por otro lado, hace que algunasobras conformen por sí mismasun catálogo travieso de lo políti-camente incorrecto, donde lostintes machistas se rebajan detono con un humor socarrónmuy institucionalizado e inhe-rente en la propia habilidad téc-nica de Verdú, un perfecto ex-perto del trazo directo. La serieAïllat, por su parte, adquiere elaspecto de un espejo poliédricodonde el artista toma forma y ac-titud a través de una serie de he-terónimos fijos en la nómina delartista: desde el Sr. Ferrer hastaMichelin, pasando por el cactustridente, la llama, el perro anda-luz o la botella de vino que pien-sa un mensaje en blanco. Todos,unos y otros, habitantes de unaisla tan cambiante de aspectocomo las palmeras, siempre unaen cada isla, que las habitan.

El artista en su laberinto

Joan Verdú

Galería Edgar Neville (Alfafar)

Christian Parra-DuhaldeExaltación cromática en su defi-nición pasional, ejercicio sin com-plejos aunque no exenta de lec-turas intelectuales, la galería Ed-gar Neville de Alfafar inicia sunueva temporada exhibiendo eltrabajo de Nelo Vinuesa (Cata-rroja, 1980), autor que se de-muestra centrado en una prácti-ca compleja alusiva al discursosobre qué es la pintura, su oficio.

Presentado en ensayístico tex-to por Ricardo Forriols —que nostrae a Donald Judd e, incluso, a

Duchamp, para hablarnos delacto de la antipintura, cual si fue-re tesis probable— el hecho pic-tórico del artista tiene más quever con la pulsión inevitable quecon la teoría. Discrepo del análi-sis de Forriols —por cierto, ami-go y respetable analista del que-hacer creativo—, pero no dejo depreguntarme por qué desde laacademia se insiste en la histo-riografía, cuando el hecho delarte se justifica únicamente en suactuar. Dicho esto, y esperandoque el lúcido analista menciona-do acepte mis advenedizos co-mentarios más basados en la si-

copatología de la expresión queen el conocimiento del ayer, veo,y siento la obra de Vinuesa. Y medice otras cosas.

La exaltación del vacío comometáfora; la múltiple concordan-cia de materiales no siempre her-manables —metacrilatos, poli

propínelos, aluminios—; la actitudlibremente cromática y su afán vo-lumétrico; su sentido rabiosa-mente compositivo en su nega-ción; todo ello me hace mirar eimaginar a la vez. Vinuesa hace loque siente: no se niega como au-tor ni rechaza la aleatoriedad con-cordante entre dibujo y color. Esjoven y se le nota: es honesto enla relación organicista y la ocultareferencialidad antropomorfa porun lado y la alusión paisajística porel otro. Pinta lo que siente basadoen planos colorísticos cual frasesimpetuosas, es decir, sin temores.

Finalizar: corpúsculos, órga-nos, materia, vida. Lo pretendedecir todo y al hacerlo con sufresca vocación nos invita a ver-nos a nosotros mismos. En estecaso es nuestro retrato. Para elque se quiera ver… En ello cum-ple; lo cual ya es decir.

Dialéctica pictórica sin complejos

Nelo Vinuesa

ARTE

7pdLevante EL MERCANTIL VALENCIANO ■ Viernes, 9 de febrero de 2007

Museo de Bellas Artes de Valencia

Rosa UlpianoCasi medio centenar de obrasdel artista valenciano JoaquínMichavila (Alcora, 1926), co-rrespondientes a dos de las se-ries temáticas más destacadasen la trayectoria pictórica deuno de nuestros más ilustrespintores, se exponen duranteeste mes en el museo de BellasArtes San Pío V. Académico yPresidente de la Academia deBellas Artes de San Carlos, suformación inicial se inscribedentro de los parámetros clasi-cistas propios de la escuela pro-

mulgados por aquel entonces,y que lo llevarían a realizar du-rante la década de los años 50una obra de introspección porel paisajismo y la figuración clá-sica. Parámetros con los queromperá tras su pensionado porla Academia de Bellas Artes enRoma, vinculando desde en-tonces su pintura a una compo-sición más geométrica y abs-tracta, de vertiente constructi-vista. Proceso de investigaciónde la gramática plástica que loconducirá a formar junto al ilus-tre crítico valenciano VicenteAguilera Cerni, y los artistas va-lencianos Alfaro, Sempere,

Castellano,entre otros, elgrupo Parpa-lló. Grupo for-mado, al igualque otros gru-pos de pos-guerra, paraconectar lacreación ar-tística valen-ciana con elpanorama in-ternacionaltras la inte-rrupción cau-sada por laGuerra Civil.

La exposi-ción que nospresenta elmuseo amodo de re-trospectiva y

bajo el título Materia reservada,presenta una serie de óleos ex-puestos por primera vez al pú-blico, de ahí su título, y que for-man la serie constructivista Va-riaciones sobre la Diagonal, unaabierta búsqueda de un ordenestético superior basado en lamatemática y la geometría, y laserie dedicada a la Albufera deValencia, El Llac, realizada parala entonces galería Theo Va-lencia —dirigida por dos pres-tigiosos y visionarios galeris-tas: José Badia y Francisco Es-cribano. Obra de fuerte cargapoética y abstracción lírica quenos transporta por este paraísode aves, atardeceres y arroza-les donde a través de la forma yel color logra expresar no sólola emoción, sino comunicarlacomo si de una sublime com-posición musical se tratara.

Abstracción lírica

Joaquín Michavila

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N.º 580, AÑO XV / 9-II-2007Coordinadora: Arantxa Bea Arte: Juan Lagardera. Música: José Ricardo Seguí

Josep Ballester

ERA un dilluns, d’un mes d’a-bril. El dia anterior haviaestat Pasqua. Hom no pres-

sentia les conseqüències de labatalla que anava a produir-setindrien no sols per a una gue-rra, sinó per a un poble. El futurse solsia. En aquell indret quemolt de temps després encararessona en la memòria com unaderrota s’havien congregat dosgrans exèrcits. L’un, compostmajoritàriament per castellans,francesos i italians; era el bàn-dol dels Borbó. S’ha calculat queeren al voltant de trenta mil ho-mes. L’altre, format per ale-manys, anglesos, portuguesos,holandesos i francesos protes-tants, era el bàndol austriacista.Uns cinc mil homes menys. Lestropes borbòniques feia tresdies que esperaven l’enemic.Més ben posicionades i amb unafèrria cohesió. Les forces de lagran aliança austriacista con-vençudes de la seua superiori-tat, pecaven de mal organitza-des i abaltides. Aquella jornadaabans de fer-se de dia havien re-but les ordres de marxar a la re-cerca de l’enfrontament. Al vol-tant de les tres s’inicia la batallai va durar fins que van desapa-rèixer els darrers raigs d’aquellsol tebi de primavera. Fou un de-sastre per al bàndol de les for-ces que representaven l’arxiducCarles. Una carnisseria. Aquellesdeveniment d’un vint-i-cincd’abril de 1707 ha marcat la his-tòria dels darrers tres-centsanys dels valencians. I això esdiu molt prompte. No fou sols lapèrdua de la batalla d’Almansa.La signatura de la pau entreaquelles dues grans aliances eu-ropees, anys després, això quees coneix com la pau d’Utrecht,deixà, segons sembla, satisfetsels poderosos que la van signar.S’havia establert l’equilibri deforces del continent. Carlesd’Àustria renunciava als domi-nis hispànics però guanyava Ità-lia i es convertia en emperador.Els Borbó s’instal·laven a Es-panya. I Anglaterra a partir d’a-ra era la gran potència marítima.

És clar, però, ningú se’n re-corda de les víctimes d’aquellaguerra cruenta. Com és costum.Aquella derrota infausta sí queva tenir conseqüències. De se-guida es produeix una rígidaocupació militar i la destruccióde les institucions autòctones.

Tan sols dos mesos després, elvint-i-nou de juny d’aquell 1707s’imposava el Decret de NovaPlanta que abolia la personalitatjurídica i política de l’antic Reg-ne de València, on llegim, signatper Felip V, entre altres coses:«...y tocándome el dominio abso-luto de los referidos reinos de Ara-gón y Valencia, pues en la cir-cunstancia de ser comprendidosen los demás que tan legítima-mente poseo en esta monarquía,se añade ahora la del justo dere-cho de la conquista que de elloshan hecho últimamente mis ar-mas con el motivo de su rebelión;y considerando también que unode los principales atributos de lasoberanía, es la imposición y laderogación de las leyes (...) Hejuzgado por conveniente, así poresto, como por mi deseo de redu-

cir todos los Reinos de España ala uniformidad de unas mismasleyes, usos, costumbres y tribuna-les, gobernándose igualmente to-dos por las leyes de Castilla».

Fugim ara d’aquest ambientde repressió, de terror i de sang.Fugim de les cendres de Xàtiva,feta desaparèixer del mapa i finsi tot se li ha canviat el nom pelde San Felipe. Fugim d’altres re-ductes i ciutats que no han ac-ceptat la rendició ja siga Dénia,Alzira, Alcoi, Alacant o Quart.Aquella resistència era intolera-ble i els càstigs van ser exem-plars. Mort, galeres, destrucció,exili. La conquesta ha estat de-finitiva malgrat les partides delsmaulets que lluitaran durantmolt de temps per tot el territo-ri. El camí de les forces felipis-tes cap a la capital, si més no, ésinexorable.

Ara, però, som davant la cos-ta de Dénia, un parell d’anysabans d’aquella desfeta. L’arma-da aliada amb el rei Carles IIId’Àustria va des de Lisboa cap aBarcelona. Fondegen en aquellabadia. Exactament davant d’Al-tea al riu Algar per a fer aiguada.No es pretenia res més. A bordde l’esquadra hi havia un militarprofessional que feia molts anysque havia servit al rei a Hongriai a Itàlia. Tenia contactes ambmolts àmbits de la Marina i teniael convenciment de l’oportunitatde la rebel·lió dels valencians afavor de la causa austriacista.D’aquesta manera mentre la flo-ta angloholandesa continua capal Principat, un petit comboi devaixells va ancorar un disset d’a-gost al port de Dénia. Aquell ge-neral imperial li deien Joan Bap-tista Basset, natural d’Alboraia.I amb molt poques forces que lihavia deixat el monarca va acon-seguir la primera ciutat impor-tant de la corona d’Aragó que esproclamà sense exercir pressiómilitar a favor de l’arxiduc. La re-bel·lió es va propagar com la pól-vora. S’ha apuntat que això fou

per la francofòbia que havia estatalimentada des de feia anys aconseqüència d’accions militarsde càstig com el famós bombar-deig d’Alacant, per la competèn-cia de molts comerciants france-sos en les ciutats, per la insatis-facció no sols camperola sinó deles classes populars urbanes noresolta en la Segona Germania,es contemplava inclús la possibi-litat de deixar de pagar els cen-sos als grans senyors, també lamajoria de clergat simpatitzavamés amb els partidaris del cone-gut suau domini de l’Augustacasa que de la cèlebre tirania delsBorbó. D’aquesta manera co-marca a comarca un setze de des-embre de 1705 en fer-se de nit elgeneral Basset en companyia dela tropa del coronel Nebot quehavia canviat de bàndol entravena la capital del Regne. Els juratsi el justícia civil van eixir al por-tal de Sant Vicent, encapçalatspel comte Carlet i el marqués del’Escala. L’ambient va ser espec-tacular ja que el furibund pro-borbó Planes ho conta de la se-güent manera: «El pueblo admi-tio a Bacet y Nebot y a su comiti-va con repetidas aclamaciones,mezcladas con alegría i vítores; so-bre ser la noche oscura, se volvióen día claro, tantas eran las lu-minarias y hogueras que pusieronen las calles y ventanas los vecinosde esta ciudad, la cual estaba he-cha una Troya esta deplorable no-che. “Ya podemos hablar, decían,viva Carlos III. Vaya de cintasamarillas, que es el color de nues-tro Rey”. La mujeres no es cosa in-usitada que se engalanen con la-zos amarillos, y así todas las usa-ron; pero que los hombres, vesti-dos de negro, se pusieran lazosamarillos en los sombreros, jamáslo he visto sino este día y muchasdías después, sino a los locos; quelos clérigos los viesemos adorna-dos sus sombreros con cintas ama-rillas y a los frailes revueltas cin-tas amarillas en sus correas y cor-dones...».

Ara, de nou trobem el nostregeneral en una situació dife-rent; ben dramàtica, a Barcelo-na, ha refusat fugir amb les tro-pes imperials. Són els darrersdies del setge a la ciutat per lestropes felipistes, se li ha confiatel comandament de l’artilleria.Supleix la inferioritat del mate-rial amb la seua preparació.Practiquen el tir d’esclat enlai-rat amb granada de metralla. Ala fi ja no va lluitar contra elsborbònics pel litigi d’un monar-ca, sinó per la causa del seu po-ble. Es detingut el vint-i-dos desetembre de 1714 en companyiad’altres valencians, Josep Bell-ver, Francesc Maians, JosepVicent Torres Eiximeno o Se-bastià Dalmau, o el que que-dava del regiment dels fusellersde Sant Vicent Ferrer que hanlluitat heroicament. Se’l con-dueix a Alacant on es troba lacort, i després a peu, tot enca-denat amb grillons fins a Hon-darribia i després a l’Alcázar deSegòvia. On va morir en el poufosc de l’oblit.

Com és sabut, la història sem-pre l’escriuen els vencedors, enaquest cas el triomf del bàndolbotifler va fer soterrar en la ig-nomínia i en l’ostracisme el nomd’aquest líder i d’altres que llui-taren en defensa dels drets fo-rals. No hauríem d’ometre quefou estimat pel poble i tambéodiat pels poderosos, tant pelbàndol del Borbó com, fins i totper l’austriacista. Aquest país,ben sovint inexistent, hauria derecordar els personatges queels han estat fidels, encara quesiga tres-cents anys després. Nosé si val més tard que mai, peròs’hauria de fer. Sense memòriano hi ha existència.

pd Suplemento Cultural posdata

ESCRITS CORSARIS

Basset

8 ■Levante EL MERCANTIL VALENCIANOViernes, 9 de febrero de 2007

pd

25 D’ABRIL DE 1707. Pintura que representa la batalla d’Almansa, la qual ha marcat la història dels darrers tres-cents anys dels valencians.

FERRAN MONTENEGRO

❙❙❙

Un 16 de desembrede 1705, el generalBasset, encompanyia de latropa del coronelNebot que haviacanviat de bàndol,entrava a la capitaldel Regne