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El militarismo institucionalizado
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EL MILITARISMO INSTITUCIONALIZADA
El ejército y las otras ramas de las FFAA han aplicado en el conflicto los que llaman
"una doctrina militar propia" que tiene, entre sus varios matices, el fortalecimiento de
un soldado profesional que cuenta con el apoyo de todo el pueblo en la defensa
nacional con todas sus implicaciones.
El oficial ecuatoriano también se instruye y autoforma intelectualmente, en sus
institutos y cuarteles. Se ha constituido un pensamiento militar propio, dicen los
especialistas. Sus lecturas -opcionales, por cierto- incluyen lo mejor del pensamiento
ecuatoriano e internacional de todas las tendencias y las épocas de la humanidad.
"No es militarismo. Es profesión militar", dice el ministro de Defensa.
"Porque el militarismo se habla cuando hay una marcada influencia sobre la sociedad.
No es el caso del Ecuador. Es una profesión militar donde sus miembros tratan de
entender bien el rol que les corresponde y hacerlo lo mejor posible. Y todo sobre la
base de la conciencia de que el Ecuador, es un país que se ha reducido en sus
dimensiones territoriales, puede tener un destino feliz en base del trabajo, de la
cultura, de la ilustración".
Sin embargo las FFAA ecuatorianas son conscientes de su rol en el poder del Estado.
Plantean una estrategia bélica de carácter disuasivo. Y entre la oficialidad encontramos
un pensamiento sui géneris, que tiene la idea Zuche (los oficiales leen a Kim Zong II y a
Kim II Sun), de los textos Primo de Rivera, Mao, Goebbels y también Juan Domingo
Perón. José María Velasco Ibarra es, según un joven oficial, "el que el siempre habló
bien de nosotros": han editado en libro con sus discursos que hacen referencia a las
FFAA.
Nuestros oficiales creen que los últimos 15 años han desarrollado una doctrina militar
propia. En este número de BLANCO y NEGRO, el lector encontrará un reportaje a fondo
de las FFAA ecuatorianas. También, entrevistas exclusivas con el ministro de Defensa y
el jefe del Comando Conjunto, general Víctor Bayas. Las declaraciones de este último
fueron hechas cuando la guerra tenía otras circunstancias, por ejemplo, el Perú aún no
usaba su aviación estratégica y el conflicto no había tomado el actual derrotero.
LA DOCTRINA FOR EXPORT "Hemos asumido el problema de la seguridad nacional de
manera creativa, aplicando las teorías adecuadas para nuestra realidad nacional e
internacional. Se trata de una doctrina propia", dice a BLANCO y NEGRO un joven
mayor del Ejército ecuatoriano, quien habla con reveladora solvencia. Son días de
guerra. Y la doctrina de seguridad nacional creada e impulsada por las FFAA a lo largo
de estos últimos 15 años se refleja en el frente de batalla "En el campo militar hemos
implementado una doctrina disuasiva y defensiva. Esta se complementa con una
integración total con el pueblo ecuatoriano", dice uno de sus ideólogos.
El concepto de defensa nacional, según el pensamiento militar ecuatoriano, involucra a
toda la sociedad. En el conflicto del alto Cenepa existe el apoyo total de la población
civil, organizada en las Fuerzas de Resistencia y brigadas de la Defensa Civil.
La doctrina militar pone énfasis en la tecnificación, entrenamiento y motivación
profesional de sus hombres. Se busca crear soldados-ciudadanos que se integren a los
problemas y soluciones de la sociedad civil, pero al mismo tiempo que sean
combatientes temibles en tiempos de guerra. A la vez, las FFAA le plantean a la
sociedad un ciudadano-soldado que asuma también una responsabilidad en la
seguridad de la nación.
Estas son las claves de la resistencia ecuatoriana en el actual conflicto, dicen a este
medio los voceros militares: un soporte armado y logístico, el conocimiento del
terreno, el aprovechamiento de sus ventajas, la simbiosis con la población y un
reforzamiento ideológico de toda la sociedad, que presenta un frente unido (por vez
primera en mucho tiempo) como nación.
Los militares no niegan que este concepto de seguridad nacional coincida con el de "la
guerra de todo el pueblo". A nivel internacional rompe con las tradiciones militares de
Occidente, basadas en el concepto de seguridad de EEUU. Es visto por sus colegas de
armas del continente como una propuesta novedosa e incluso varios ejércitos
latinoamericanos han pedido un asesoramiento al respecto.
LO QUE QUEREMOS Y PODEMOS Las FFAA ecuatorianas dividen a los objetivos
nacionales en tres grupos:
1. Seguridad del Estado y la Nación
2. Bienestar del Pueblo y Desarrollo Nacional
3. Prestigio Nacional
Los objetivos nacionales permanentes, que según los entrevistados significan "lo que
queremos lograr", son:
La integridad nacional, la integración nacional, la soberanía, el desarrollo integral, la
justicia social y la democracia. En cambio, los "objetivos militares", significan "lo que
podemos lograr"y son:
1. El mantenimiento de la integridad territorial
2. La sustentación de una capacidad militar disuasiva
3. El desarrollo de la industria bélica nacional
4. La integración cívico militar
5. El mantenimiento de la soberanía nacional, y
6. El desarrollo integral del país y sus habitantes.
LA FORMACION DE UN OFICIAL
La formación de un oficial de las FFAA ecuatorianas comienza en los institutos
militares, que tienen estatus de universidad, a pesar de la oposición del CONUEP.
El pensum de las escuelas naval, aérea y militar combina materias técnicas, humanistas
y las netamente profesionales. Hay una concepción de educación "integral",
coordinada por la dirección educativa de cada una de las armas. Los militares destacan
que en sus institutos básicos y de Estado Mayor tienen a los "mejores profesores
civiles".
Los oficiales asisten a cursos especiales para cada ascenso y, de acuerdo a su
especialidad (artilleros, infantes, trasmisiones, pilotos de guerra, submarinistas, etc),
realizan cursos de profesionalización que incluyen becas a España, Israel, Panamá,
Estados Unidos y Brasil. Hay cursos opcionales como los de paracaidismo, comandos,
supervivencia y combate en selva, etc. Las unidades son también centros de estudio
por correspondencia y donde el respectivo comandante exige, a sus oficiales
subalternos, conferencias sobre los más diversos temas. Tienen, también como opción,
la Escuela Politécnica del Ejército, en donde optan por un título profesional.
EL ESTADO MAYOR
Para ascender al grado de oficial superior (desde teniente coronel y capitán de fragata)
los oficiales deben ingresar a la Academia de Guerra. Durante dos años realizan
estudios estratégicos que incluyen profundos análisis de la realidadnacional.
Luego de la Academia está el curso de Comando Conjunto al que asisten quienes los
mandos superiores prevén serán sus futuros reemplazos. Sin embargo, al centro de
estudios donde los oficiales aspiran con más ahínco a ingresar es el Instituto de Altos
Estudios Nacionales, IAEN. Hasta sus aulas son llamados solo quienes aspiran
seriamente al grado de general, y sus compañeros de aula son civiles escogidos de
diversas instituciones o líderes políticos, empresariales, laborales, etc. Según uno de
sus profesores y asesor de las FFAA, en el IAEN se estudian los ámbitos militar,
psicosocial, político y económico del poder enfocados hacia la seguridad nacional. Se
hacen análisis mundiales, regionales y locales. Cada uno de sus alumnos debe, para ser
titulado, hacer una tesis de acuerdo a su especialidad. Es decir, ahora un oficial de alta
graduación es un profesional bien formado y con amplia cultura general.
LAS DICTADURAS MILITARES
La institución se vio obligada a tomar el poder en 1963", dice simplemente a BLANCO y
NEGRO, el general Marcos Gándara, líder de la Junta Militar que gobernó al Ecuador
hasta 1966. "Fue un movimiento independiente que fue atacado por la derecha y la
extrema izquierda", señala. Pero la verdad es que persiguió a la izquierda con una muy
dura actitud represiva "Este gobierno militar hizo transformaciones fundamentales
para la vida nacional: la reforma agraria que terminó con el huasipungo, acabó con el
poder de los gamonales y concretó la obra que solo enunció la revolución liberal",
sostiene el general Gándara.
Entre los "logros" que destaca Gándara está el "haber comenzado la integración del
país y la reforma universitaria, que tuvo postulados que ahora quiere plantearse la
universidad". Se hizo también la Ley de Seguridad Nacional que hoy es el instrumento
jurídico para la defensa del país, manifiesta. "Fue un gobierno progresista, hicimos
obra social y además combatimos la subversión e insurgencia de la época de Castro y
el Che Guevara", finaliza el ex dictado, que ahora vive entre cientos de libros de
historia, textos por publicar y con un físico envidiable para sus tres cuartos de siglo de
vida.
LA DICTADURA DEL 70
Otro ex alto oficial, el vicealmirante Raúl jaramillo del Castillo, enfatiza que las FFAA
han sido protagonistas de la principales transformaciones en el Ecuador. Y cita la
manumisión de esclavos de José María Urbina, la revolución liberal de Eloy Alfaro, la
revolución juliana del 25, la legislación petrolera y laboral del general Alberto Enríquez
Gallo, las reformas de la Junta Militar de 1963 y la "dimensión social" de la dictadura
de los años 70, desde el general Guillermo Rodríguez Lara al almirante Alfredo Poveda
Burbano.
Del 72 al 79, Jaramillo desempeño 5 años funciones militares y dos funciones públicas.
"Ese gobierno pensó más en el pueblo que en el estrato alto de la sociedad", afirma
Jaramillo, quien, sin embargo, subraya que "la solución no es la dictadura". Dice ser
manifiestamente demócrata, aunque no cree que sea cierto aquello de que la peor
democracia sea preferible que la mejor de las dictaduras. Raúl Jaramillo anota,
además, que los golpes de Estado de este siglo no se originaron en las FFAA, "sino en
las coyunturas en que las fuerzas económicas del país crearon las circunstancias
que obligaron a las FFAA a tomar el poder". Dice que la dictadura del 70 se dividió en
dos etapas. Una nacionalista y revolucionaria, como se autocalificó, y otra destinada a
la transición del poder. Cuando se hace mención a la participación del ex ministro de
Gobierno, general Jarrín Cahueñas, en la muerte de Abdón Calderón Muñoz, nuestro
entrevistado reacciona: "no creo que exista un general que mande a matar a un
ciudadano ecuatoriano. Un militar de honor no. No nos han preparado para eso".
LAS MISIONES MILITARES
En el siglo pasado, las Fuerzas Armadas fueron partidistas y respondían a los interés de
los jefes políticos de turno, dice el general Marcos Gándara, actualmente de 75 años
de edad y director del Instituto de Investigaciones Históricas de las FFAA. Un ejemplo
de ello fue el ejército que creo la revolución liberal: "un ejército revolucionario e
improvisado, donde se dieron grados militares a elementos no profesionales".
Desde la fundación de la república hasta 1900 hubo un vacío de 21 años en la
formación militar, y durante ese tiempo se promocionaron solo subtenientes. "No
hubo una preocupación por formar un ejército profesional", dice el general Gándara.
La primera misión militar que llegó al Ecuador fue la chilena, en 1901. De ello se ha
escrito muy poco, dice el general. Pero, añade, la gran limitante del ejército fue su
influencia liberal. Una aspiración "de la oficialidad sana de ese entonces" era que el
ejército sea nacional. Gándara señala dos hechos fundamentales para el Ecuador y sus
Fuerzas Armadas en la década de los años 20: la llegada de la primera misión militar
italiana en 1922, "cuya obra fue gigantesca" ya que impartió cursos de armas y de
servicios, fundó la primera Academia de Guerra; y el capitán Giacomo Roca fundó el
Instituto Geográfico Militar que permitió un desarrollo fundamental del país por la
elaboración de sus cartas topográficas.
LA REVOLUCION JULIANA Y VELASCO IBARRA
Otro hecho determinante para el ejército y el país fue la revolución del 9 de julio de
1925. "Ahí se consolidó por vez primera un ejército nacional". Luego el descalabro
político de la década de los 30 condujo, empero, a la catástrofe de 1941. "Entre la
caída de Isidro Ayora y la subida al poder de Arroyo del Río (9 años y 7 días) el Ecuador
tuvo 17 gobiernos" relata el general Gándara. Esta situación influyó para que el Perú
aprovechara la oportunidad de no tener un interlocutor en sus reclamos de límites.
Luego de la Segunda Guerra Mundial llega al Ecuador una misión militar
norteamericana, que, con su experiencia de combate en Europa, influye notablemente
en la formación de los militares ecuatorianos. La relación de las FFAA y los gobiernos
de turno tuvo sus avatares, especialmente en los gobiernos de Velasco Ibarra. Siempre
esperó el Caudillo total incondicionalidad de la cúpula militar, aunque tuvo
permanentes frases bonitas para referirse al elemento armado. Cuando asume el
poder en 1952 "decapita" a una cúpula de oficiales que habían sido héroes de la guerra
del 41: Octavio Ochoa, José Félix Vega, Miguel Estrella.
A mediados de la década del 50, la situación era que no había más de 7 oficiales de
Estado Mayor en todo el ejército. En 1957, una segunda misión militar chilena
reorganiza la Academia de Guerra y sienta las bases para los posteriores cursos de
Estado Mayor. Las escuelas de armas se perfeccionaron y sus oficiales se distinguieron
en sus misiones al exterior como los mejores alumnos. La misión estuvo en el país
hasta 1962.
El general Marcos Gándara realizó en 1959 el primer plan general de instrucción militar
y el plan general de protección de fronteras. Eso le dio prestigio entre sus camaradas
de armas, tanto que, siendo teniente coronel, Velasco Ibarra le propuso la
Comandancia General del Ejército. "No lo acepté porque ello hubiera significado la
salida de más de 100 oficiales coroneles y generales", relata Gándara.
A inicios de la década del 60, cuando las FFAA toman el poder, la institución estaba ya
profesionalizada, aunque quedaba aún como una referencia "mitológica" su origen
liberal.
LOS MILITARES VAN AL CIELO
Las FFAA ejecutan diversas actividades con la comunidad, especialmente de los
sectores más afectados por la pobreza y la acreencia de infraestructura, en distintas
partes del país. Es lo que, en la línea norteamericana, se llamó "acción cívica",
concepto que los militares consideran obsoleto. "Quedaron atrás los tiempos en que
íbamos con el dentista y los obsequios", afirma un oficial del ejército, cargo de las
relaciones interinstitucionales de las FFAA.
AMPLIA GAMA DE PROYECTOS
Es la misma actividad de desarrollo social enmarcada en otro concepto de obsoletos
manuales de contrainsurgencia, también repudiado por la oficialidad: el de
"operaciones psicológicas" En este ámbito, las FFAA ejecutan proyectos de educación
cívica. educación para la salud, educación para la producción y construyen o
reconstruyen pequeñas escuelas, o dotan de infraestructura deportiva escolar.
Ponen profesores militares en aquellas escuelas que no disponen de maestros
permanentes en lugares alejados, y donan material didáctico e implementos
deportivos a estudiantes de escasos recursos. "La acción de apoyo al desarrollo es uno
de los elementos que explica el espontáneo respaldo del pueblo a las FFAA en este
último conflicto con el Perú, dijo a BLANCO y NEGRO un oficial del ejército, encargado
de las relaciones interinstitucionales de las FFAA. A las acciones de educación se
añaden programas de salud preventiva, atención sanitaria. letrinización, alcantarillado,
construcción de casas comunales, bibliotecas, centros artesanales, canchas deportivas,
centros cívicos, implantación de cultivos hiropónicos, apoyo a la producción artesanal,
a proyectos agrícolas pilotos y centros de comercialización. También llevan adelante
programas de arborización y apoyan la comunicación social en los lugares más
apartados.
Muchos de estos programas se aplicaron, y se aplican por ejemplo, en las provincias de
Bolívar y Chimborazo, donde el levantamiento indígena de 1990 fue relevante.
DEONTOLOGIA MILITAR
"Tenemos una actitud muy abierta", señalan los oficiales que participan en los
programas de desarrollo social de las FFAA. "En algunas comunidades, por ejemplo,
hemos tenido que reimplantar el uso de telares y el de tejidos de lana contra el frío,
pues los indígenas no sabían que no estaban resistiendo clima del páramo por usar
ropa de fibra poliéster.
Es el mismo oficial que exhibe a BLANCO y NEGRO un libro de "Deontología militar" en
el que, según él, quedan claras las razones por las que el militar transgrede los diez
mandamientos y, sin embargo, puede ganar el cielo.
LA GUERRA DE LOS NEGOCIOS
En el llamado proceso de modernización del Estado, uno de los tantos puntos
polémicos ha sido el tratamiento de la gestión de la Fuerzas Armadas en actividades
industriales, agrícolas, financieras y hasta camaroneras.
Para las cámaras de la producción esta intervención es considerada como una
intromisión en terrenos reservados a la empresa privada. Y el hecho de que las Fuerzas
Armadas hayan cumplido su cometido con bastante eficiencia, a pesar de la
generalizada y provocada crisis del Estado, constituye casi una provocación para los
teóricos neoliberales.
UN DISPARO AL CORAZON DEL LIBRE MERCADO
Sin embargo, no se puede simplemente aceptar que la crítica contra la acción
empresarial de los militares nace de una reflexión ideológica.
Lo real es el atractivo que tienen estas empresas para el sector privado. En otras
palabras, éste avizora allí lucrativos negocios que no desea perder fácilmente, más
todavía si este esquema podría constituirse en un pernicioso ejemplo en el futuro.
Desde este punto de vista, determinados voceros de estos círculos de poder
consideran que las empresas de los uniformados no se ajustan a condiciones normales
de la competencia y que gozan de beneficios extraempresariales: locales gratis, ningún
costo de guardianía, vehículos sin costo, bajos sueldos a sus ejecutivos, disciplina
castrense, favoritismos en las licitaciones públicas, etc.
Además, ellos están preocupados porque, en especial, el grupo de empresas de la DINE
trabaja en forma conjunta al mejor estilo de un conglomerado transnacional: una
empresa para la rentabilidad de todas y todas para la seguridad de una.
Como escribió Carlos Castillo, de quien hemos tomado el título de este artículo, esta
gestión es "un disparo al corazón de las tesis del libre mercado", en tanto representa
menores posibilidades de hacer plata para inversionistas nacionales y extranjeros.
En este coro de críticas no puede faltar la Embajada de los Estados Unidos, que en
varias ocasiones ha enfilado sus baterías en contra de las empresas militares.
Pero, a más de estas posiciones, hay otras positivas desde la misma vertiente
empresarial, en tanto algunos inversionistas han establecido una variedad de vínculos
con empresas militares para aprovechar de dicha condición como protección para el
desarrollo de sus actividades, como, por ejemplo, en el caso de las empresas mineras
frente a potenciales invasores. xtranjeras".