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El Mismo Cielo - librosonlineparaleer.net · Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 ... Había sido uno de los pioneros

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    Ms libros de Robyn

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  • Captulo 1

    Los ojos brillantes de Matt Brown recorrieron a lo lejos la sinuosa cordillera que protega a Belton,una pequea ciudad del estado de Minnesota ubicada a una hora en coche. Las cumbres nevadas siempre lehaban fascinado desde que aprendi a volar porque parecan inaccesibles y mgicas, como si se tratara de unreino instalado en otra dimensin. Para llegar a ellas, o bien se escalaba o se volaba. Matt prefera losegundo porque, a vista de pjaro, se deleitaba con el suave manto blanco que todo lo cubra. Adems, volarno es solo conquistar el cielo, sino tambin disponer del mundo a tus pies; por eso le entusiasmaba suprofesin.

    Hasta que Eric Pratt no se lo mencion, Matt desconoca la existencia de Belton. La noticia de quepasaran un mes entrenando en el aeropuerto, a decir verdad, le cay como una losa. l se consideraba unhombre de ciudad, acostumbrado a la vorgine de Nueva York, al trfico a cualquier hora, a las grandesmultitudes, a los espectculos y, sobre todo, a las noches salvajes e interminables con sus amigos en losclubes de moda. A sus veintisis aos disfrutaba de la vida en su mximo esplendor gracias a que era elmejor piloto acrobtico del mundo. Y solo con ese detalle se le abran las puertas de cualquier sitio. Lospatrocinadores, los fans y las mujeres lo reverenciaban.

    Llegaremos en diez minutos y veinte segundos segn el GPS anunci Ted mirando su reloj deltima generacin.

    Matt apart la vista de la ventanilla del lujoso coche y le mir con una deslumbrante sonrisa. Justo a tiempo para dejar el equipaje, almorzar en el hotel y despus a salir por ah a tomar un

    caf. Ted solt una carcajada. Estaba sentado junto a Matt en el medio del asiento trasero, dando la mano

    por el otro lado a Anna McGrath, quien con la otra mano tecleaba en el mvil para responder a algn mensajeque le llegaba a travs de una red social.

    Todos nos conocemos tus salidas para tomar caf dijo Anna sin despegar la mirada de la pantalla. La ltima nos hizo llegar a casa a las seis de la maana.

    Pero a qu fue divertido? Matt inclin la cabeza para comprobar la expresin de Anna, a lo queella respondi asintiendo con la cabeza.

    S, pero todava tengo resaca apunt Ted. Creo que an circula alcohol por mis venas. Ted, viejo amigo, parece que tienes cincuenta aos. Has pensado en vivir en una residencia para

    gente mayor? Son gente de tu estilo de vida. Y puedes dejar la dentadura en un vaso de agua para que no se tepierda.

    No seas idiota, Matt. Aunque te lleve cinco aos ms, ya sabes que aguanto mucho ms que t. Noeres ms que aficionado, yo soy el profesional A que s, cario?

    Anna guard el mvil en su abrigo y plant un sonoro beso en la mejilla recin afeitada de Ted.Siempre le gustaba acudir a los sitios impecable.

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  • Claro que s, amorcito dijo, divertida. Ted le hizo un gesto a su amigo como diciendo Lo ves?, a lo que Matt solt un bufido de

    desaprobacin. Eso lo veremos esta noche. Apuesto a que a las diez ests en la cama. S, a las diez de la maana! exclam Ted. Matt pens en lo fcil que era picar a su amigo. Desde que iniciara Ted su relacin con Anna hace un

    ao, se acostaba cada vez ms pronto, algo que no se lo reprochaba. Anna era una mujer atractiva, tambintreintaera, y con un cuerpo estupendo forjado a base de gimnasios y dieta estricta. Ms de una vez les habaodo gritar mientras follaban como locos en las habitaciones de los hoteles.

    Chicos, siento aguar la fiesta, pero nada de salidas intempestivas dijo Eric, sentado en el asientodelantero, junto al chfer. Maana tenemos una conferencia de prensa con el alcalde Hoskins. Ya sabis, elcompromiso de siempre. Ellos han apostado por nosotros para que demos a conocer a Belton al pas entero.

    Eric Pratt era el manager del Metal Race, el equipo de aviacin acrobtica lder del mundial. Era algoas como el padre espiritual del equipo, el que consegua a los patrocinadores, preparaba la agenda y lalogstica para cada uno de las nueve carreras organizadas cada ao. Haba sido uno de los pioneros deldeporte, siendo campen mundial en tres ocasiones.

    Venga ya, Eric. Necesitamos conocer Belton para saber el ambiente que se respira aqu se quejMatt. No pretenders que estemos el mes metidos como en un convento.

    Eric gir la cabeza hacia el asiento trasero y entrecerr la mirada. Rebasaba con holgura los cuarenta.Con las sienes plateadas y una alopecia galopante, Eric llevaba la madurez con cierta dignidad. Sin rastro deesa vida disoluta que seguramente llev en su juventud. Ahora, casado y con dos hijas pequeas viviendo enChicago, la vida le ofreca un desafo diferente.

    No, por supuesto, podis salir a visitar el museo que haya, o dar un paseo por el parque, o leer enla biblioteca, pero no quiero que mi equipo salga en la prensa porque ha protagonizado una trifulca en un barde mala muerte. Me he explicado con claridad? pregunt dulcificando la expresin de su rostro para quesus palabras no sonaran duras en exceso.

    Eric, qu te parece si nos ponemos a jugar al ajedrez? pregunt Matt conteniendo unacarcajada.

    El mnager entorn los ojos con resignacin. Matt, estamos en la recta final del campeonato. Eres el lder del mundial pero con poca ventaja. No

    lo tires por la borda, hazme el favor. No quiero que gane el alemn y ya sabes que te est pisando los talones. Lo tengo todo controlado. Ganar sin despeinarme dijo Matt con cierto desdn. Soy el mejor,

    cul es la preocupacin? Eres la estrella, Matt dijo Ted. Y chocaron ruidosamente las palmas de las manos. Adems,

    para cualquier cosa, me tienes a m para ayudarte. Conmovedor Eric pos la vista en la carretera. Os he contado aquella vez que perd el

    campeonato del 2000 por confiarme tontamente? S, unas cuantas veces respondi Anna, que haba sacado de nuevo su mvil de su chaquetn de

    piel, dispuesta a teclear furiosamente en la pantalla. Eric esboz una sonrisa forzada y se cal la gorra en cuya visera estaba bordado a mano el logotipo

    del Metal Race: dos alas blancas con una fina estela para transmitir la sensacin de velocidad. Bien, pues os lo voy a contar una vez ms, porque veo que lo habis olvidado. No, por favor dijo Matt cruzndose de brazos y apoyando la cabeza en la ventanilla,

    preparndose para lo inevitable. #

    A la maana siguiente, al despertar, Matt sinti que su cabeza giraba como en una lavadora. Tena lagarganta seca y el cuerpo exhausto. Solo le apeteca quedarse en la cama para que el da transcurriesecmodamente. De repente, algunas escenas de la noche anterior se recrearon en su mente, todas con undenominador comn: noche, alcohol y msica. Justo lo que haba ordenado Eric. El ambiente nocturno deBelton era inexistente comparado con Nueva York, pero se las haba apaado ms o menos bien, segn

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  • recordaba, no sin esfuerzo. Por instinto, abri solo un ojo. Se qued de piedra cuando no reconoci la habitacin en la que se

    encontraba. Desde luego, no se trataba de la del hotel en el que se haba alojado con el equipo. Mientras queaquella era ms ordenada y fra, esta era ms personal, con estanteras repletas de libros, la pared con unpster de Bob Marley fumando un porro y ropa femenina desperdigada por el suelo.

    Tambin por instinto se llev la mano a la entrepierna. Bajo las sbanas se encontraba desnudo. Apesar de que el alcohol le espesaba el razonamiento, logr entender rpidamente que en algn momento de laalocada noche anterior haba decidido que no resultaba provechoso regresar al hotel. Un alma caritativa lehaba ofrecido su hogar, y l esperaba haber sido lo ms agradecido posible.

    De repente, algo se movi junto a l. Cuando gir la cabeza hacia el otro extremo de la camadescubri una maraa de pelos rubios sobre la almohada. No recordaba la manera en que haba acabado all,pero no le resultaba extrao. En Nueva York le ocurra a menudo, ya que siempre acababa en la clida camade alguna chica atractiva a la que nunca volva a ver.

    Matt levant las sbanas para deleitarse con el cuerpo desnudo de la bella durmiente. El sinuosotrasero y la cadera exquisita le excitaron hasta el punto de que el mareo se le quit de golpe. La chica seremovi, lo que Matt agradeci ya que eso significaba que estaba regresando de las profundidades del sueo,quiz para un nuevo revolcn.

    Buenos das, princesa susurr Matt acercando su cuerpo al suyo. Siempre usaba ese apelativocuando no recordaba el nombre de la chica de turno, ya que resultaba ms elegante que admitir que norecordaba su nombre.

    La chica sonri resaltando la perfeccin de sus facciones. Labios carnosos, ojos castaos y lospmulos tallados. Decoraba su nariz con un coqueto piercing, detalle que a Matt le record ser el centro de laconversacin en algn momento de la noche.

    Buenos das, Matt dijo ella con la voz an tomada por el sueo. Has dormido bien?De maravilla respondi masajeando los pechos de la chica, con el calor empezando a fluir

    excitantemente por todas las partes de su cuerpo. Te puedo preparar el desayuno, si quieresMatt la bes suavemente en el cuello. Afuera se oa el ligero ruido del trfico y el murmullo de los

    transentes. Era un domingo fro pero soleado, as que los habitantes de Belton paseaban para aprovechar lamaana.

    Tengo hambre, princesa, pero no de comida, sino de ti. Quiero volver a hacerte el amor dijodeslizando la mano una vez ms por el cuerpo desnudo de la chica.

    Una rpida mirada de Matt al despertador de la mesilla de noche, le dej completamente rgido. Elreloj marcaba las 12:10.

    Qu ocurre, Matt? Te has quedado blanco dijo ella. Est bien la hora? Matt miraba al reloj como si estuviera sometido al influjo de un hechizo. S, claro. Llego tarde a la conferencia de prensa! exclam dando un salto fuera de la cama. La chica

    parpade, desconcertada. Eric no solo me mata, sino que me remata con un disparo en la cabeza si noaparezco.

    Al colocarse de pie, sinti un mareo tan agudo que necesit detenerse unos segundos paraequilibrarse. Una vez pasado, se dedic afanosamente a buscar su ropa mientras que la chica segua en lacama, con los brazos cruzados y el gesto enfurruado.

    Yo no quiero que te vayas, Matt.Princesa, me tengo que ir, pero luego te llamo y nos vemos. Te invito a un cafPero si no tienes mi nmero de telfono. Matt se agach para mirar bajo la cama. Si me ayudas a encontrar mi ropa, te dar mi nmero, mi correo electrnico y mi tipo de sangre. Lo

    que quieras! No, qudate, Matt, y as pasamos el da juntos. Nadie se va creer que hemos estado juntos. Qu me

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  • dices? Aqu estn mis calzoncillos! exclam mostrndolos como si fueran un trofeo. Animado por su pequea victoria, Matt continu buscando desesperadamente el resto de la ropa por

    todos los rincones del dormitorio. Los pantalones los encontr detrs del escritorio, la camiseta y el abrigoestaban bajo unos cojines, y un calcetn bajo un libro de recetas. Mientras tanto el reloj continuaba marcandosu retraso.

    El otro calcetn no lo encuentro dijo Matt. Pues nada, ya vendr a pasarme otro da o te loquedas como recuerdo.

    Tambin me puedo pasar por el hotel y dejrtelo en persona. Qu te parece la idea?Bueno, tampoco estoy tan atado emocionalmente al calcetn. Lo puedes donar a una ONG dijo

    colocndose los pantalones a toda prisa. Ya veo que no quieres volver a verme, Matt. Solo he sido el lo de una noche Matt se mir al pequeo espejo que colgaba en la pared con objeto de comprobar que estaba decente

    para las fotos de la prensa. Se encontr arrebatador, como siempre. Por suerte, al llevar el pelo corto nonecesitaba peinarse.

    Princesa, eres fantstica, pero no te convengo. Solo voy a estar un mes en Belton, pero si algn davas a Nueva York, vistame y te invitar a almorzar.

    Una vez vestido con la camiseta del revs sali del dormitorio a toda prisa, aunque regres otravez para besar la frente de la chica con aire paternalista.

    Cmo se llega al ayuntamiento de este puetero sitio? Tengo una reunin importante. Puedo llevarte si quieresEso sera fantstico. Gracias dijo Matt sonriendo a ms no poder. Si te quedas un rato ms. Princesa, no puedo. Me estn esperando. Ya nos veremos. Te llamar, te lo prometo. Matt sali corriendo del apartamento, baj las escaleras y se encontr en la calle, sin saber muy bien

    la direccin a tomar. Dnde estar la parada de taxis?, pens.

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  • Captulo 2

    An quedaban veinte minutos para que comenzara la rueda de prensa en el ayuntamiento, peroElizabeth Donovan ya estaba sentada en la primera fila, como reportera de La Gaceta de Belton, el nicomedio de comunicacin de prensa escrita de la ciudad. A su alrededor se extenda una nube de sillas vacasque seran usadas por los compaeros de la televisin local, personal del ayuntamiento y un montn devecinos curiosos, la mayora afines al alcalde, Jake Hoskins. Llevaba ms de diez aos en el poder y en lasencuestas siempre era bien valorado para irritacin de Elizabeth.

    La editora y duea de La Gaceta, Vivian Scott, le haba enviado a la rueda prensa para informar deprimera mano sobre cualquier novedad. Entre los compaeros de los medios de comunicacin ya se habaextendido el rumor de que se trataba de la presentacin del equipo de pilotaje acrobtico Metal Race, as quela sorpresa no era considerable.

    Poco a poco, las sillas comenzaron a ocuparse. Algunos compaeros saludaban a Elizabeth con unentusiasta saludo o con una inclinacin de cabeza. En Belton prcticamente se conocan todos los de laprofesin, aunque eso no significara que no existiese rivalidad. Por supuesto, la exista aunque sin punto decomparacin con la de grandes ciudades, que era ms encarnizada.

    La encargada de prensa sali para anunciar que el alcalde retrasaba su comparecencia unos diezminutos por causas imprevistas. Muchos de los presentes se levantaron con gesto de hartazgo. Tpico delalcalde Hoskins hacerse de rogar, pens Elizabeth cruzando los tobillos.

    Repas en su cuaderno de notas la serie de preguntas incmodas preparadas para el alcalde. Por esole gustaba trabajar para Vivian, porque ella le dejaba un amplio margen para escribir lo que deseara, inclusocontra la poltica del alcalde, sin temer cortapisas de cualquier clase.

    Liz, como esto se retrasa, te apetece tomar un caf? le pregunt uno de los asistentes, uncompaero que trabajaba para el canal local.

    No, gracias respondi ella con una sonrisa. Estaba en el mejor asiento de la sala, desde dondetodos la podan observar y escuchar sin dificultad, y no deseaba perder esa ventaja.

    Por cierto, me ha dicho mi jefe que si ests interesada en pasarte a la televisin, que se lo digas.Quedaras muy bien delante de la cmara.

    Dile a tu jefe que muchas gracias, pero me siento muy cmoda escribiendo para La Gaceta. Vivianes una jefa excelente.

    En la televisin es donde est el dinero, no seas ingenua dijo su compaero no sin intencin. Entonces procura que nunca te echen replic Elizabeth guindole un ojo. Una puerta se abri en el fondo de la sala para dar paso al alcalde Hoskins. Vesta con una chaqueta

    de color blanco y con una camisa negra que desde luego no combinaban para alguien con sentido comn.Rondaba los sesenta aos, aunque su aspecto a primera vista engaaba, pues pareca ms joven. No obstante,un examen cuidadoso de su cara desvelaba algn que otro retoque de ciruga. No era ningn secreto en

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  • Belton: el alcalde era un tipo coqueto inmerso en una eterna juventud a base de talonario. Uno de los aspectosms evidentes era el contraste de las arrugas de su piel con el tono de su pelo, brillante y libre de canas. Sinduda, era asiduo de los tintes.

    El alcalde camin con decisin hasta el atril. Se humedeci los labios y comenz a hablar conaparente entusiasmo.

    Buenos das. Es posible que ya todos sepan la razn de esta conferencia de prensa. An as, lesdir que se trata de una esplndida noticia para nuestra ciudad porque ser el centro de atencin de millonesde aficionados de todo el pas. Siempre he sido un seguidor de la Red Bull Air Race, as que es todo un honorque el mejor equipo recale aqu. Por favor, un aplauso para el Metal Race!

    El alcalde comenz aplaudiendo pero ante la glida respuesta de los presentes, lanz una furiosamirada a las ltimas filas, desde donde sbitamente aument la intensidad de los aplausos.

    Por la misma puerta por donde apareci el alcalde, aparecieron dos hombres. Uno de ellos vestidocon una chaqueta de piloto repleta de logotipos de patrocinadores, y el otro con un atuendo ms corriente,salvo la gorra con el logotipo del equipo. Ambos saludaron tmidamente con la mano.

    Ellos son Eric Pratt, el mnager. Y Ted Randall, uno de los pilotos. Parece que Matt Brown estindispuesto y no ha podido venir dijo el alcalde sin ocultar su disgusto. De todas formas, Belton osdesea a todos la mayor suerte para la carrera de St. Paul. Espero que este lugar os inspire para el xito

    Gracias, alcalde dijo Eric. Encantados de estar en esta maravillosa ciudad. Alcalde Hoskins, interrumpi Elizabeth alzando la mano sin dar tiempo a que nadie le impidiera

    renunciar al uso de la palabra. Cunto es el coste que ha de soportar la ciudad para que este equipo seentrene aqu?

    Es un dato que ahora carece de importancia. Hoskins frunci el entrecejo y se agarr con ambasmanos al atril. No se esperaba que nadie sacara el tema en lo que deba ser una conferencia de prensadistendida.

    Se lo voy a decir yo. Segn mis fuentes, el presupuesto es de unos veinticinco mil dlares. Sabeque se puede hacer en esta ciudad con ese dinero? Le voy a contestar porque le veo perdido. Rehabilitar ellago Glass que est contaminado por el vertido de residuos txicos. Hasta cundo tenemos que esperar paraque las familias volvamos a disfrutar del lago?

    Es un tema que est sobre mi mesa respondi con seriedad. Lleva diez aos sobre su mesa! Belton necesita ms el lago que un equipo de pilotaje acrobtico. Eso lo dir usted. No, lo dice la gente de la calle. Lo s porque hablo con ellos. Usted solo escucha a sus asesores y

    ellos solo quieren complacerle. El alcalde respir profundamente mientras se formaba un silencio tenso en la sala. Los miembros del

    Metal Race se miraban mutuamente sin comprender lo que estaba sucediendo. Con esta pequea presentacin, doy por concluida la rueda de prensa. Buenos das a todos dijo

    Hoskins antes de abandonar el atril. Antes de que los asistentes se pudieran dar cuenta, el alcalde y el equipo de pilotaje acrobtico

    haban desaparecido por la puerta. Un murmullo creciente invadi el lugar. Elizabeth era el centro de lasmiradas, pero ella no senta ningn remordimiento por expresar sus pensamientos.

    #Despus de finalizar la rueda de prensa, Elizabeth se subi con el rostro serio a su vieja camioneta,

    una Ford Explorer con ms de quince aos y que haba pertenecido a su padre. Arranc el motor al tercerintento y sali en direccin al peridico, donde le esperaba Vivian.

    Condujo por las calles de Belton concentrada en cmo iba a enfocar su artculo. Sin duda, abordarael despilfarro del alcalde Hoskins en temas innecesarios cuando Belton necesitaba con urgencia sanar laherida del lago Glass. Senta sobre sus hombros la responsabilidad de que las acciones del alcalde nopasaran inadvertidas para sus lectores. Qu clase de mundo era en el que viva donde las personas no sepreocupan por la naturaleza? Acaso importaba ms un estpido equipo de pilotaje acrobtico? Cuanto ms

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  • lo pensaba, ms se enfureca. Le disgustaba el rumbo de los valores de la sociedad actual, por eso pens queno deba fracasar en el intento de que el lago Glass se rehabilitara de una vez por todas.

    A los cinco minutos ya haba aparcado en frente de la redaccin de La Gaceta de Belton. Seencontraba situada en los bajos de un pequeo edificio de cuatro plantas en el centro de Belton. Ladecoracin de la fachada era singular, pues evocaba a los antiguos peridicos, con el nombre pintado a manosobre el escaparate, a travs del cual cualquiera desde afuera poda echar una ojeada al interior. A decirverdad, Vivian lo haba decorado con un gusto exquisito, mimando cada detalle. Nada ms entrar, a laizquierda, se encontraba la sala de reuniones presidida por una mesa redonda de madera, cuya ventana dabadirectamente a la calle.

    Pero, en realidad, el corazn del peridico era la sala donde Vivian y Elizabeth escriban susrespectivos artculos. Cada una dispona de un escritorio cubierto de papeles, recortes de prensa y tazasvacas. En un costado de la pared una enorme estantera repleta de libros haca las funciones de bibliotecacuando era necesario documentarse para un tema o simplemente consultar algo sobre Belton. Con la labor y lapaciencia de una hormiga, Vivian haba logrado adquirir un considerable nmero de libros que hubieradespertado la envidia de cualquier biblioteca municipal. Al fondo, estaba el escritorio del agente comercial,pero solo apareca al trmino de la jornada, pues su labor se basaba en recorrer las calles, generar nuevosclientes y mantenerlos, tarea no siempre sencilla, a causa de las nuevas tecnologas y los nuevos mtodospublicitarios cada vez ms baratos.

    Cmo ha ido la rueda de prensa de nuestro amigo Hoskins? pregunt Vivian nada ms ver aElizabeth.

    Vivian Scott era de mirada perspicaz, desgarbada, con labios finos y con una cara alargada queterminaba en una curiosa barbilla con hoyuelo. Estaba sentada en su escritorio, mirando la pantalla delordenador con las gafas apoyadas casi en la punta de la nariz. Y eso solo significaba que estaba inmersa en latarea de repasar los textos que saldran publicados maana a primera hora.

    De maravilla. Ya sabes, siempre dispuesto a conversar y con ideas para convertir Belton en unaciudad ecolgica dijo Elizabeth con sarcasmo.

    Tenemos el alcalde que nos merecemos.Vivian hizo un gesto de fastidio con la boca pero noalter su compostura, como de costumbre. En el ao que llevaba trabajando para La Gaceta nunca le habavisto alterada ni lo ms mnimo. Vas a escribir el artculo sobre el lago Glass?

    S. Voy para all para tomar unas cuantas fotos dijo mientras se diriga a su escritorio, abra uncajn y tomaba la Nikon. Por cierto, cmo est tu madre?

    La Sra. Scott era una agradable octogenaria con una salud precaria debido no solo a su edad, sinotambin por su aficin desmesurada al tabaco. Una semana atrs haba sido operada de un cncer de pulmn ylos mdicos le haban obligado a usar un tanque de oxgeno. No obstante, el buen nimo de la Sra. Scottcontinuaba inalterable gracias a la compaa de su hija y a los quince libros que lea mensualmente.

    Como siempre. Esta maana hemos dado un paseo por el barrio. A veces me da no s qu dejarlatoda la maana sola Estoy valorando la idea de contratar a alguien para que me eche una mano pero no esbarato.

    Dime si te puede ayudar con lo que sea, Vivian. Gracias, Liz. S que puedo contar contigo. Una tierna sonrisa se dibuj en el curtido rostro de

    Vivian. Veinte minutos ms tarde, Elizabeth haba aparcado en las inmediaciones del lago Glass, en las

    afueras de Belton, al pie de las montaas. Aunque se haba levantado un viento helado, el sol seguaalumbrando el lago como si deseara preservar su singular belleza. Rodeado de robles y conferos, el lagoGlass siempre haba sido la sea de identidad de Belton. Generaciones y generaciones de familias habansalido a pescar o simplemente pasar un da en contacto con la naturaleza.

    Pero todo eso resultaba ser un vestigio del pasado. A pesar de su magnificencia, no era extraoencontrarse en la orilla truchas muertas por la contaminacin, e incluso el agua, antao prstina, habaadquirido una tonalidad verdusca a causa de los vertidos clandestinos de las fbricas de la zona. Y todo conla aquiescencia secreta del alcalde Hoskins, puesto que esas empresas donaban ingentes cantidades de dinero

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  • para sus campaas polticas. Donde antes se oa el entusiasta gorjeo de los pjaros, ahora se oye elensordecedor y fnebre silencio.

    Elizabeth, con el corazn encogido, apunt con la cmara fotogrfica hacia los cadveres de lastruchas y apret el disparador. Dese que su artculo removiera conciencias y que despertara el deseo desalvar el lago, ya que an estaban a tiempo.

    Si solo encontrara un punto de vista diferente, un golpe de efecto para llamar la atencin ms all delos habituales lectores del peridico, pens.

    Entonces una luz se encendi en su interior, como algo que por fin encaja. Si llevaba a cabo su plancon xito, su artculo obtendra ms resonancia. Con una gran sonrisa, Elizabeth subi a la camioneta.

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  • Captulo 3

    Matt, no puedo creer lo que has hecho al equipo dijo Eric clavando la mirada al piloto. Ambosse encontraban en la habitacin del mnager. Matt, sentado en el sof de cuero, an con aspecto resacoso,grandes ojeras y mal aliento. Con los pies sobre la mesa de cristal del centro y los brazos cruzados, Mattdeseaba encontrarse en otro lugar. Eric, por su parte, deambulaba de un lado a otro con la gorra en la mano.

    Vamos, Eric, tampoco ha sido tan grave dijo Matt con un tono de desidia. No es ms que unarueda de prensa. Soy piloto, pero no doy conferencias ni me paseo delante de las cmaras antes de lascarreras.

    Cmo puedes ser tan inmaduro? Es que no te das cuenta de que vives gracias a los patrocinadoresy ellos quieren verte delante de las cmaras con una gran sonrisa, y diciendo que Belton es una lugarmaravilloso? Cundo vas a entender que eso forma parte del negocio?

    Djate de sermones, Eric. Soy el lder del mundial y cualquier patrocinador se matara por estar ennuestro equipo. Soy el mejor y ellos lo saben. Todo el mundo lo sabe.

    Matt se levant con lentitud del sof, se dirigi hacia el minibar y se hizo con una cerveza. Sugarganta estaba seca como el desierto del Sahara.

    An nos quedan un par de compromisos publicitarios durante esta semana. Despus delentrenamiento

    Por qu nos hemos movido de Nueva York? Todava no lo entiendo. Qu hacemos aqu? EnBelton? pregunt Matt mirando por la ventana.

    Sintate y te lo contar, Matt orden Eric sealando el sof. Con gesto de resignacin, el piloto tom asiento pero sin dejar de lado la cerveza, a la cual daba

    largos y refrescantes sorbos. Su mente an le generaba las trridas imgenes de sus escenas de cama con lachica de nombre desconocido. Cunto deseaba que finalizara la charla de su mnager

    La verdad es que los patrocinadores no confan en ti espet Eric, con los brazos en jarras y elrostro hiertico.

    Cmo? Nueva York est llena de tentaciones, y t siempre caes en ellas. Hay mucho en juego, Matt.

    Millones de dlares que no pueden desperdiciar las grandes marcas. Ellos estn intranquilos si te ven salir yemborracharte todos los das. Por eso me pidieron que te vigilara de cerca para que no eches a perder tuttulo mundial. En Belton es ms fcil que en Nueva York, o eso pensaba

    Matt solt una estruendosa risotada. Despus, se tom un largo sorbo de cerveza y estruj la lata paraluego dejarla caer sobre la mesa.

    No digas tonteras, Eric. S cuidar de m mismo, no soy ningn nio pequeo que necesite un padre.Y como siga esto as me marchar del Metal Force; a m, equipos, nunca me van a faltar.

    Qu equipo te va a contratar si no cumples los compromisos publicitarios? Yo te lo dir:

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  • Ninguno!Eso ya lo veremos, Eric. El mundo del pilotaje acrobtico est cambiando, no es como en tu poca,

    que todo era ms primitivo. Ahora internet lo mueve todo. Yo gan tres ttulos mundiales!S, hace diecisis aos dijo Matt mientras se pona de pie, dispuesto a marcharse, pues la

    discusin, unida a la reseca, le produca una fatiga de campeonato. Cmo puedes ser tan desagradecido? Yo fui quien te dio la oportunidad de pilotar aquel planeador

    con solo quince aos. Yo te recog de las calles cuando eras un niato para que aprendieras el oficio demecnico.

    Matt saba que era cierto. Si no hubiera sido por la paciencia y la generosidad de Eric, quin sabe quderrotero habra conducido su vida. No era descabellado pensar que ahora se encontrara cumpliendocondena por robo en alguna sombra crcel de Nueva York. Su estilo de vida actual era lo que siempre habasoado. Mientras otros eran esclavos de horarios de oficina, l dispona de tiempo libre a su antojo y ganabael doble. Y eso se lo deba a l, aunque a veces no estaba seguro de si alguna vez se lo compensarasuficientemente.

    Cuntas veces me lo vas a echar en cara? Sabes cuntos equipos me han pedido que me fuera conellos? Por si esto no fuera poco, te he hecho ganar dinero, mucho dinero Te llevas comisiones por cadaproducto que anuncio.

    No lo suficiente, Matt. Adems, eso no fue lo que me movi a darte una oportunidad en mi equipo.Eric se cal la gorra, se restreg la cara con la mano y tom asiento al lado de su pupilo. Le palme lapierna en un gesto amistoso. Queda muy poco para que termine el mundial, una sola carrera y ya est. Todoha terminado. Haz el esfuerzo por m, por Ted, por todos. Qu me dices?

    Matt resopl y luego neg con la cabeza, como si Eric le pidiera un imposible. l solo deseabapilotar, que era su pasin, y disfrutar de la vida mientras pudiera. Era eso un crimen?

    Cumplir los compromisos, si es lo que quieres, e intentar salir lo menos posible dijo al fin. Algo es algo, Matt. Te lo agradezco. Despus del campeonato tendrs tres meses hasta la siguiente

    temporada para hacer lo que te venga en gana. El piloto sonri. No te ofendas, pero espero perderte de vista durante un tiempo. Y yo prefiero estar con mis hijas y mi mujer que contigo, la verdad. Matt y Eric chocaron las manos a modo de reconciliacin. Despus, regres a su habitacin no del

    todo convencido de su nuevo comportamiento. Qu iba a hacer si no? Belton no le ofreca soluciones vlidasa su esparcimiento, salvo alcohol y mujeres.

    #La charla con Eric an flotaba en su cabeza cuando Matt meti la llave en la puerta de su habitacin.

    Le apeteca tomarse una ducha y luego llamar a Ted y Anna por si disponan de algn plan sosegado paradespus. Maana tendra lugar el primer entrenamiento y ya senta la necesidad de surcar el aire como si lefaltara oxgeno.

    Cuando entr en el saln se qued de piedra. Sentada en el sof una chica de ojos oscuros, inmensos,y melena castaa hasta los hombros, le miraba con una reluciente sonrisa. Llevaba una camisa de cuadrosbajo una gruesa rebeca blanca resaltando la esplndida piel de su rostro. Probablemente se tratara de unaaficionada deseosa de descubrir la intimidad ertica de una estrella del deporte, pens Matt.

    Hola, princesa dijo Matt luciendo la mejor de sus sonrisas. Hola, me llamo Elizabeth Donovandijo ella cruzando las piernas sin dejar de sonrer. He

    venido porNo te preocupes, cario. S a por lo qu has venido, lo s muy bien. Y yo te lo voy a dar. Sin vacilar, Matt empez a bajarse la cremallera. Antes de que Elizabeth pudiera reaccionar, el

    pantaln y los calzoncillos estaban justo por encima de sus rodillas con los genitales saludando al da. Cuando quieras empezamos dijo l henchido de orgullo masculino. Elizabeth carraspe. El atractivo del piloto era ms que evidente pero su descaro era ridculo y

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  • ofensivo. Sr. Brown, soy reportera de La Gaceta de Belton y me gustara entrevistarle en vez de mirar a su

    soldadito, si no le importa. As que vstase, ya he visto suficiente y no estoy interesada dijo Elizabethinclinando la cabeza con firmeza.

    Los ojos de Matt pestaearon. Cmo? Reportera? dijo subindose los pantalones a toda prisa y sintiendo un sofoco en el

    pecho. Cmo has entrado aqu?Una buena reportera jams revela sus fuentes dijo Elizabeth en un tono divertido, con las manos

    en las rodillas, disfrutando de la situacin y de la superioridad moral que Matt le haba concedido poraccidente.

    Ahora no me apetece una entrevista. Habla con Eric Pratt si acaso, l lleva todos esos asuntos. No se trata de nada formal, Sr. Brown. Solo un par de preguntas sobre su profesin. A los vecinos

    de Belton les gustara saber un poco ms de usted, y es que no todos los das un dolo mundial pisa nuestraciudad dijo Elizabeth consciente de la semilla que plantaba con tanta adulacin.

    Tiene que ser ahora? Mira, vamos a estar un mes entero. En otra ocasinElizabeth se levant y camin seductoramente hacia Matt. En el movimiento, una oleada de olor a

    lavanda embriag al piloto. Los ojos de l se movieron inquietos, abrumado por la belleza de la intrpidareportera.

    Solo sern diez minutos. Por favor rog Elizabeth volvindose de pronto, vulnerable. Matt abri los brazos en seal de rendicin, pues se senta deslumbrado. Est bien. Dispara cuando quieras. Ambos tomaron asiento en el sof a menos de diez centmetros uno del otro. Elizabeth discretamente

    baj la mirada al experimentar la imponente masculinidad de Matt Brown. Con barba de tres das, con el pelodespeinado pero sexy y con unos brazos fuertes, Matt rebosaba viril sensualidad por cada poro de su piel.Elizabeth sinti cmo su mirada de color aguamarina le traspasaba el alma. A pesar del espectacular fsicodel piloto, se oblig a concentrarse en la tarea a la que haba acudido, por lo que sac el mvil, busc laaplicacin para grabar notas de audio y apret el botn.

    Sr. Brown, es arriesgado pilotar un avin acrobtico? Claro que es arriesgado, como cualquier otro deporte extremo, por eso lo importante es mantener la

    cabeza en su sitio y no distraerse con nada, porque si te descuidas, aunque solo sea con un pequeo detalle, lopuedes pagar caro dijo mirando los labios de Elizabeth al tiempo que discretamente extenda un brazo porencima del sof.

    Elizabeth meti la mano en su bolso y consult fugazmente su libreta de notas. Nada me disgustara ms que volviese a estrellarse, Sr. Brown Dgame, su entrenamiento es

    mental o fsico? Tanto mental como fsico. Ten en cuenta que en cada viraje nuestro cuerpo aguanta una enorme

    presin que equivale a diez veces el peso de cada piloto, lo que llamamos G, la aceleracin de la gravedad.As que mis dos horas en el gimnasio no hay quien me las quite. Cuntame algo de ti, te gusta tu trabajo?

    Matt tom una de las puntas de su frondosa melena castaa y juguete un poco con ellas, peroElizabeth le solt un manotazo.

    Aqu las preguntas las hago yo, Sr. Brown dijo con tono firme. Cmo aprende uno a dar unavuelta completa con el avin? No hay peligros?

    Al rerse, Matt mostr dos hileras de dientes inmaculados y perfectos. En absoluto. Primero empec con un planeador, que es un avin sin motor y, cuando lo tuve

    dominado, Eric se subi conmigo al avin y me fue guiando poco a poco hasta que empec a realizar misprimeras figuras en el aire. An lo recuerdo como si fuera ayer.

    Sr. Brown, dgame, cul es su figura favorita? Matt sonri con cierta picarda y decidi jugar con el doble sentido sexual de la pregunta. Cualquiera me complace, Srta. Donovan. No soy exigente en el aire, procuro divertirme con lo que

    me den Aunque eso s, si puedo me gusta innovar. El loop me encanta, es de mi favoritas.

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  • El guion de la entrevista suceda tal y como haba previsto Elizabeth. Primero, con preguntas pararealzar el ego del entrevistado, y una vez que ganara su confianza era el momento de llevar a cabo unapirueta.

    Cul es su opinin acerca de que el ayuntamiento de Belton abone sus gastos de manutencinmientras el lago Glass est contaminado?

    No es algo que me preocupe, no es mi problema. Yo solo soy un piloto acrobtico y vuelo dondeme dejan. Belton debe solucionar sus propios asuntos. Lo digo sinceramente, que cada uno libre sus propiasguerras.

    Elizabeth detuvo la grabacin, ya que con esas ltimas palabras ya era ms que suficiente para suartculo de maana. Si no se equivoca, dara que hablar en la ciudad. Antes de marcharse fotografi a Mattpor si necesitaba alguna imagen para ilustrar la entrevista.

    Eso es todo, Srta. Donovan? No hay ms preguntas? pregunt Matt, desconcertado. Ella meti el mvil en su bolso de cuero y se puso de pie de un salto, sintiendo que una corriente de

    alegra se instalaba en su espina dorsal. Matt la tom suavemente del brazo. Eso es todo, Sr. Brown. No quisiera entretenerle ms, seguro que tiene cosas que hacer dijo

    Elizabeth colocndose la tira del bolso sobre el hombro y enfilando hacia la puerta. Por una mujer como usted, las dejara para otro momento susurr con una lnguida mirada,

    seguro de su inquebrantable encanto. Se equivoca de objetivo, Sr. Brown dijo dndole la espalda. Ah, s? Matt la detuvo por el codo e hizo que se girara. Rpidamente inclin la cabeza y la bes con pasin

    mientras la agarraba por la cintura. Elizabeth forceje pero luego cerr los ojos y dej que el clido sabor desu boca le conquistara. Matt era tan bello que dola solo con mirarlo. Era imposible resistirse. El beso sedeshizo bruscamente y Matt sonri con arrogancia al tiempo que tomaba aire para un segundo viaje hasta elcentro de su boca. Sin embargo, Elizabeth le cruz la cara de una bofetada. Matt dio un paso atrs y se llevuna mano a la dolorida mejilla.

    Que esto te sirva como leccin, maldito engredo dijo Elizabeth antes de abandonar la habitacinde un portazo.

    Matt sigui acariciando la mejilla y sonriendo al mismo tiempo. Por fin Belton pareca un lugaranimado.

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  • Captulo 4

    A bordo del Mudry CapB10 la vida cobraba un nuevo sentido para Matt Brown. Surcar el cielodespejado con un avin tan preciso como agresivo era un sueo de los dioses convertido en realidad. Cadadespegue, cada viraje, cada ascenso era como subirse a un columpio para volver a jugar como un nio. Alvolar, Matt se dejaba ir, era otro; se concentraba en disfrutar del subidn de adrenalina cuando ejecutaba unloop, un barril o un immelmann en realidad, su figura favorita. Era un pjaro libre y el cielo era sufastuosa casa, donde todo era posible porque llegaba un momento en que Matt perciba que las alas formabanparte de su cuerpo, como el nuevo caro que desafa al sol con arrogancia. El avin con poco esfuerzo sube,baja, se balancea, da una vuelta completa, cae en picado para luego remontar Con el atronador sonido delas hlices martilleando el silencio, es la vibrante sensacin de estar vivo en su mxima expresin.

    Otros rivales de la competicin, como el alemn, preferan otros modelos ms modernos como elMXS-R, pero Matt nunca quiso traicionar a su avin favorito. Le encantaba el color rojo del fuselaje, elnmero uno pintado sobre fondo blanco, su ala de borde recto no convencional y el bastidor de tubo de metaloptimizado por ordenador, porque as el avin resultaba ser ms resistente, estable y fcil de reparar. Unamaravilla. Adems, si lo cuidaba bien, nunca le fallara en plena competicin.

    Pues Belton no est nada mal visto desde aqu arriba, pens mientras posaba la vista sobre losfrondosos bosques, las montaas de ensueo y todo el enjambre de casitas de tejas rojas y paredes blancasque formaban el ncleo de la ciudad. En las afueras, se encontraban los edificios ms altos y el polgonoindustrial, y ms all se apreciaban un buen nmero de pequeos lagos. Algo lgico, ya que el estado deMinnesota es conocido por ser la Tierra de los 10.000 lagos. Para Matt el contraste con la jungla de asfaltode su adorada Nueva York era llamativo cuanto menos.

    La aguda voz de Eric por la radio le sac bruscamente de su ensimismamiento. Le peda que bajaseporque necesitaban hablar de un tema importante, a lo que Matt respondi que estaba de acuerdo, as que, conla ayuda del timn, se dirigi al aerdromo. La experiencia le haba enseado que cada maniobra deaterrizaje encerraba ms corazonada que conocimientos tcnicos. Los instrumentos de vuelo sonimprescindibles pero cada piloto siente de forma diferente el stall, es decir, la velocidad de cada. Siemprerecordaba el consejo de Eric a la hora de aterrizar: Lleva la suficiente velocidad para un aterrizaje suave, sinrebotes.

    Con el avin ya aparcado en el hangar, junto al de su compaero Ted, Matt se desabroch el cinturn,se quit el casco y abri la cabina con la frente sudorosa. Vio cmo se acercaba Eric con el rostro ceudo.Qu ocurre ahora?, pens. Llevaba algo en la mano que no pudo distinguir.

    Qu ha pasado? pregunt Matt colocando los dos pies sobre el ala para despus dejarse caer alsuelo de un grcil salto.

    Como siempre, cuando te digo algo, te entra por un odo y te sale por el otro dijo con un tonospero.

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  • Eric le mostr lo que llevaba en la mano: un peridico enrollado. Se lo entreg con un golpe en elpecho.

    Lee, mi querido Matt. Sorprendido, Matt desenroll La Gaceta de Belton pensando en que seguramente la entrevista era la

    causa del enfado de su mnager. En efecto, apareca en portada. Sobre su fotografa en blanco y negro unenorme titular: La contaminacin del lago Glass no es mi problema. Belton debe solucionar sus propiosasuntos. Debajo se desplegaba la entrevista firmada por Elizabeth Donovan. Con la mandbula apretada,Matt rompi en pedazos el peridico, sin importarle que ensuciara el suelo. Eric segua inmvil, con losbrazos en jarra, esperando una explicacin.

    Es una frase sacada de contexto! se excus Matt pisando los innumerables trozos de papel. Yono quise decir eso.

    Por qu no me dijiste nada? Matt, yo controlo los medios de comunicacin! Apareci en mi habitacin, pens que era una fan yo aqu Matt record el bochorno de

    bajarse los pantalones frente a ella. Los patrocinadores estn furiosos contigo. La noticia se ha compartido no s cuantas miles de veces

    en Facebook, en Twitter y seguro que algn otro medio ms. Esa periodista te tendi una trampa! exclamEric apuntndole con el dedo.

    Maldita bruja Cuando la vea Hacerme quedar mal, a m. Cmo se atreve? Alto ah, amigo! No vas a hacer nada. La oficina de Nueva York va a sacar un comunicado

    diciendo que ests arrepentido, que pides disculpas y que te encantan los abetos. Fin de la historia. No teacerques a esa reportera! Est esperando a verte fuera de tus casillas. Nosotros lo arreglaremos. Me hasentendido? No te acerques.

    Matt rezongaba con la mirada perdida. Me has entendido, Matt? insisti Eric sin dejar de mirarle. S, lo he entendido dijo con hartazgo, negando con la cabeza una y otra vez. Mientras Eric se quedaba para dar instrucciones a los mecnicos, Matt se march del hangar

    procurando aplacar su caldeado nimo. #

    A la hora de almorzar, Matt, Ted y Anna acudieron a un estiloso restaurante en el centro de la ciudad.Se lo haban recomendado en el hotel donde se alojaban y, con el estmago rugiendo, decidieron adentrarseen Belton en vez de la comodidad del restaurante del hotel. Los tres, ataviados con abrigos llenos delogotipos y gafas de sol, caminaban por las calles entre risas. A su paso algn que otro vecino se giraba paramirarles, otros los ignoraban, y algn que otro adolescente los detena para pedirles autgrafos y un selfie.Cuando una mujer se acerc a Matt de la mano de su hijo pequeo con objeto de exigirle con cara avinagradaque abandonara Belton si no le importaba el lago Glass, la expresin de Matt se endureci. La fama lepareca fabulosa, centelleante, aunque le costaba digerir que las personas consideraran que era un derechopropio el criticar lo que l deca o haca.

    Anna y Ted se lo llevaron antes de que respondiera de mala gana a la seora. Matt, he de decirte con todo el dolor de mi corazn que esa mujer est en lo cierto dijo Anna una

    vez que los tres tomaron asiento en el restaurante. Deberas haber sido algo ms diplomtico, qu tecostaba?

    Yo no dije eso con esa intencin, Anna. Fue esa maldita reportera que sac mis palabras decontexto. Qu importa lo que yo piense de Belton? Acabo de llegar!

    Amigo, sales en la tele, en las portadas de las revistas y eso tambin conlleva una responsabilidad.Eso es parte del oficio. Nos lo ha dicho Eric cientos de veces.Ted abri la carta y tragando saliva deslizsu dedo por el nombre de los platos.

    Matt tom aire y solt un profundo suspiro de irritacin. Olvdalo ya, Matt. Dentro de unos das la gente lo habr olvidado, ya lo vers dijo Anna. No pienso conceder otra entrevista aunque viniesen pidindolo de rodillas zanj Matt. El restaurante, como no poda ser de otra forma, se llamaba Glass y en su carta se decantaba por

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  • pizzas y carne a la parrilla para todos los gustos y edades. La decoracin era sencilla pero prctica, conmesas rectangulares de madera, sillas con reposabrazos y camareras vestidas con una blusa de manga larga ypantalones. Unos grandes ventanales enmarcaban la visin de la ciudad: aceras estrechas, semforos y unenorme aparcamiento frente al supermercado. Belton no se distingua de otra pequea ciudad americana.

    Qu vais a tomar chicos? pregunt Anna mirando a uno y a otro. Un buen filete de ternera con patatas fritas respondi Ted dejando la carta sobre la mesa. Sin razn aparente, Matt alz la vista por encima del hombro de su amigo. A lo lejos divis a una

    persona que le result familiar por el color brillante de su melena castaa y la forma que le caa sobre loshombros. Llevaba una bolsa de la compra que dej en la caja de la destartalada camioneta. Matt, deimproviso, arroj la carta sobre la mesa y se levant sin desviar la vista de su objetivo.

    Adnde vas? pregunt Ted, extraado. Pedid por m. Vengo en un segundo respondi Matt enfilando hacia la salida. Qu ocurre? insisti Ted mirando a Anna, quien se encogi de hombros. Pero Matt no respondi porque Elizabeth Donovan haba absorbido toda su atencin. Eric le haba

    advertido que no se acercara a ella, que sera contraproducente, sin embargo, la rabia era incontrolable ygobernaba su mente con mano de hierro. Mir hacia ambos lados de la calle antes de cruzar, obviando elprctico paso de cebra.

    Estars contenta, verdad? pregunt al acercarse.Elizabeth gir la cabeza cuando se encontraba a punto de abrir la puerta del conductor. Al ver la

    mirada de acero del piloto de aviones, supo cul era la razn de su malestar, aunque no por ello resultabainesperado.

    De qu me est hablando, Sr. Brown? dijo Elizabeth fingiendo ingenuidad. Ella no guardaba ningn remordimiento por su conducta, al contrario, mantena muy digna su

    conciencia, pues su tica periodstica no haba sido mancillada. Matt Brown haba picado el anzuelo lsolito, sin la ayuda de nadie.

    Oh, basta de tratarnos de usted. Sabes perfectamente de lo que te estoy hablando. No te hagas latonta. Me utilizaste para obtener un gran titular para tu peridico de tres al cuarto.

    A Elizabeth le envolvi una fragancia fresca y varonil que le despert los sentidos. Aunque le dolareconocerlo, Matt era condenadamente atractivo: todo en l era bello y salvaje al mismo tiempo.

    Yo? Hasta donde yo s fueron tus palabras las que crearon el titular, no viceversa replic ellasubindose a la camioneta y queriendo cerrar la puerta, pero Matt se lo impidi, pues an no habapronunciado su ltima palabra.

    Lo hiciste con mala intencin para dejarme en evidencia.Matt pugnaba con Elizabeth pormantener la puerta abierta. El enfado an anidaba en su interior, sin embargo, una parte de l se desviva porrepetir el fabuloso beso. En el fondo le excitaba que, por una vez, una mujer le desafiase.

    Pensabas que se trataba de una entrevista de esas arregladas con los patrocinadores? Despierta,tonto, este es el mundo real, aqu en Belton hacemos periodismo, no servilismo.

    No seas presuntuosa!Ni te atrevas a llamarme presuntuosa se defendi Elizabeth.Vaya, si te enfadas tanto, ser por algo. Te remuerde la conciencia dijo Matt. Eso es lo que t crees! exclam ella cerrando la puerta de un tirn. Ella encendi el motor, meti marcha atrs y pis el acelerador. Debido a la fuerza de la inercia, Matt

    cay al suelo como un saco de patatas. Un par de personas se detuvieron a presenciar el espectculo, aunqueMatt las ignor mientras dedicaba una retahla de insultos a Elizabeth. La reportera se tap la boca riendo conganas, pero al continuar con la marcha atrs un golpe le hizo frenar bruscamente. Haba golpeado elparachoques trasero contra un taxi, por lo que el taxista se baj con aspavientos. La cara de Elizabeth reflejla angustia y el sobresalto, cosa que caus una estruendosa risa en Matt.

    Ah tienes tu merecido. La venganza es un plato que se sirve fro, Srta. Donovan dijo l,divertido, sacudindose el polvo de la ropa.

    Elizabeth levant el brazo y le hizo un gesto obsceno con el dedo.

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  • Captulo 5

    Como cada viernes, Elizabeth se reuni para cenar en un restaurante con su madre, Mary, y Vivian. Seencontraban en uno recin inaugurado en el mayor centro comercial de Belton, un complejo enorme de dosplantas al que no le faltaba de nada. Mountain view, que as se llamaba el restaurante, haba apostado porun diseo ms estiloso de lo acostumbrado, con mesas cubiertas por manteles vistosos y servilletas de tela ajuego. Cerca de la caja se haba dispuesto una enorme pecera donde los cangrejos disfrutaban de sus ltimashoras de vida antes de mudarse a la cazuela del cocinero.

    Mam, cmo te ha ido en la tienda? pregunt Elizabeth recordando que su madre llevaba unasdos semanas trabajando en una tienda de caridad. Se ofrecan prendas de segunda mano a precios bajos con elpretexto de que parte del dinero recaudado se destinaba a nios enfermos.

    Estupendamente, Liz. Me llevo de maravilla con mis compaeras y con la jefa, a la que le gusta quetodo est en orden, como debe ser respondi ella asintiendo con la cabeza.

    Un camarero con pinta de adolescente trajo los postres a la mesa. Mary se decant por un browniecon helado de vainilla, Vivian por una tarta de queso y Elizabeth por una tarta helada de frambuesa.

    Cuando me jubile, Mary, quiero ser como t. Hacer lo que me venga en gana en cada momento dijo Vivian.

    Vivian, cario, t tienes tu propio negocio, el peridico, eso s que es de admirar admiti Marymientras atacaba su postre.

    S, es cierto, pero me quita mucho tiempo. Es tremendamente duro y agotador, adems me gustaraestar ms tiempo con mi madre y que recibiera mejores cuidados, pero no me lo puedo permitir. Con elperidico gano lo justo para ir tirando.

    Djame que te diga que la labor que has hecho con La Gaceta es maravillosa. Es parte de la historiade Belton, y yo estoy orgullosa de trabajar contigo dijo Elizabeth cortando una porcin de la tarta ydeseando que fuera baja en caloras.

    Estoy totalmente de acuerdo con mi hija apunt Mary colocando una mano sobre el antebrazo deVivian y usando un peculiar tono de voz, como si fuera la de un notario dando fe. A Mary le gustaba llevarropa holgada y de colores chillones. Aquella noche en el restaurante llevaba su melena plateada recogida enun sencilla coleta, aunque senta predileccin por llevarla suelta, al aire, como una artista.

    Sabes que me encantara, Mary? Que Liz siguiera mis pasos y que, en el futuro, ella fuera ladirectora del peridico. No sera fantstico? Los ojos de Vivian se abrieron enormemente.

    Sera maravilloso! dijo Mary entrelazando las manos, sumamente ilusionada. Ya me estoy viendo con mi despacho, los pies sobre la mesa y las manos sobre la nuca. Y

    fumndome un buen puro cubano! dijo Elizabeth sonriendo. La gran jefaMary y Vivian se intercambiaron una mirada como diciendo s, est loca, pero no pudieron decir

    nada ms porque alguien se acerc a la mesa.

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  • Eres t Elizabeth Donovan, verdad? Una mujer de una edad similar a ella se plant a su lado con la cara seria y una mano apoyada en la

    cintura. Su aspecto era corriente, llevaba puesto un jersey de lana y una falda donde asomaban unas lustrosasbotas de cuero. Las tres se quedaron mirndola, sorprendidas por la interrupcin.

    S, soy yo respondi Elizabeth antes de limpiarse los labios con la servilleta. Nosconocemos?

    No replic con brusquedad. Le el otro da tu entrevista sobre Matt Brown y me pareci unabasura.

    Elizabeth se puso en tensin. Y eso por qu?Qu est aqu es bueno para Belton, as ser mucho ms conocido. Y t, en vez de apoyar su

    presencia, te dedicas a criticarla. Quin te has credo que eres? Mira, no s quin eres ni quin te enva, pero el lago Glass se est muriendo y eso es ms

    importante. Si no lo quieres ver es tu problema. Eres muy mala reportera dijo alzando la voz, lo que ocasion que los comensales de alrededor

    de la mesa giraran la cabeza, picados por la curiosidad. Me importa muy poco tu opinin. Si no te gusta, no me leas. Vuelve por dnde has venido

    Elizabeth se ocup de su postre. Vivian y Mary estuvieron a punto de intervenir, pero el camarero de aspecto adolescente se acerc

    con las manos levantadas para calmar los nimos. Todo bien? pregunt titubeando. La chica lanz una ltima mirada de desaprobacin y se march a su mesa sin decir nada ms. El

    camarero, despus de comprobar que la situacin haba vuelto al cauce normal, se march tambin dejando alas tres envueltas en un incmodo silencio.

    No puedo creer lo que ha pasado dijo al fin Vivian. Belton est perdiendo las buenascostumbres, qu poca vergenza.

    Ser mejor que no le demos ms vueltas, si no seguiremos enfadadas. Estas cosas pasan dijoElizabeth procurando quitar hierro al asunto.

    Ni siquiera el dulce sabor de la frambuesa caus que Elizabeth se sintiera a gusto. Era la primera vezen dos aos que una lectora se encaraba con ella a causa de su trabajo. Mary, por el rabillo del ojo, observcmo la chica y sus acompaantes se levantaban de la mesa para marcharse del restaurante. Ella y Vivian sesintieron aliviadas al ver el grupo alejarse entre la noche. An no lo saban pero, lejos de terminarse, elproblema acababa de empezar.

    #Vas a estar bien, cario? Te podemos acompaar si quieres hasta la parada de taxis pregunt

    Mary frente a la puerta del restaurante, abotonndose el abrigo. No, mam. Est a dos manzanas de aqu. Estoy bien, no os preocupis por m. Segura? Mira que la noche ha empezado animada apunt Vivian terminndose de colocar la

    bufanda. S, segura. Elizabeth mir su reloj de pulsera marcando las diez y media de la noche. Belton se preparaba para

    dormir, as que las calles estaban casi vacas y los negocios, cerrados. Un ligero viento helado se instal deimproviso.

    Mary y Vivian se despidieron con un carioso beso en la mejilla y caminaron juntas en direccinopuesta a la de Elizabeth, pues Vivian iba a dejar a su madre en casa, ya que vivan en el mismo barrio.

    Los tacones de Elizabeth sonaron sobre la acera al encaminarse hacia la parada de taxis. Si nohiciera tanto fro, me ira a casa caminando, pens con los brazos cruzados. Le encantaba patearse la ciudadsiempre que poda, en largas y caminatas solitarias ya que, como reportera, deba tomar el pulso de la calle.Adems, le encantaba Belton. Sin contar los cuatros aos de la universidad, llevaba residiendo aqu toda la

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  • vida. Con la cabeza bien alta afirmaba que ni estaba cansada ni arrepentida de regresar despus delicenciarse en periodismo y pasar un ao en Senegal montando casas con una ONG.

    De pronto, el telfono vibr dentro de su bolso. Extraada, se detuvo en una esquina y se apresur asacarlo. Claire Robinson. Al leer el nombre en la pantalla se sorprendi, ya que haca tiempo que no setrataba con ella sin un aparente motivo ms que las circunstancias de la vida. Claire y ella haban forjado suamistad en el colegio y en el instituto. Elizabeth pens en su momento que ambas acudiran a la mismauniversidad, pues las notas de su amiga eran excelentes, pero la mala suerte se cruz por su camino. Su padreperdi el empleo a consecuencia de la crisis econmica y Claire se vio en la obligacin de buscar trabajo.Por suerte recal en el ayuntamiento, como secretaria del alcalde Hoskins.

    Hola, vieja amiga. Cunto tiempo sin orte, cmo ests? pregunt Elizabeth. Hola, Liz. Estoy bien, gracias. Oye, no tengo mucho tiempo ahora, tengo visita en casa dijo con

    apremio, pero te llamo porque quiero contarte una cosa. Adelante, lo que sea. No, no por telfono, prefiero en persona si no te importa. Suena confidencial dijo Elizabeth seria. Te acuerdas de la cabaa al lado del cruce del tren? La mente de Elizabeth se inund de recuerdos de la infancia: las largas tardes de sbado, las

    golosinas y, por supuesto, saltar a la comba. Claro que me acuerdo. Pues pasado maana a las diez de la maana. Y no se lo digas a nadie! Al colgar, Elizabeth se qued con una extraa sensacin en el cuerpo. A qu viene tanto misterio?,

    se pregunt, desconcertada. De repente, pasado maana le pareci una eternidad para conocer la razn de lacita.

    Una mano le agarr del brazo por detrs. Elizabeth solt un respingo. Antes de que pudiera girarse, el bolso cay al suelo y fue empujada hasta

    la sombra de un callejn. El corazn le lata a mil por hora. Un joven vestido con una cazadora tipo bomberla zarande primero y luego la empuj contra una pared de ladrillos, la parte de atrs del restaurante dondehaba cenado con Vivian y su madre.

    Tena ganas de hablar contigo, Elizabeth Donovan dijo con un tono desafiante. Llevaba unosvaqueros rotos por las rodillas y unas botas relucientes. Sabes quin soy?

    Elizabeth alz la vista hasta que se encontr, entre la penumbra, con una mirada fra como la nieve. Elrostro ovalado culminando en un pelo ensortijado, la perilla pelirroja y una altura considerable: era SamHoskins, el hijo del alcalde. Trag saliva.

    Qu es lo quieres, Sam? Quiero que te largues de Belton y no vuelvas ms. Tu peridico est daando la imagen de mi padre

    con la estpida entrevista y con artculos diciendo chorradas sobre el lago. Considrate avisada! Vete aescribir tus tonteras a cualquier otro sitio, donde te d la gana, pero no en Belton. Esta es nuestra ciudad.

    Jams! Tengo el derecho a escribir lo que me plazca, as que si no te gusta, vete t a otro sitio. Torciendo el gesto, Sam se acerc hasta ella, que se apart el pelo de la cara. Con la mano libre

    segua apoyada contra la pared, acorralada. Sin ms, l le abofete la cara. Elizabeth sinti el agrio escozoren su mejilla.

    Ests avisada dijo Sam cerrando los puos, pero por si acaso te voy dejar un recadito en tuhermosa cara

    Elizabeth con el pnico en los ojos, levant las manos a modo de escudo desesperado, preparndosepara un nuevo golpe. Antes de que los nudillos de Sam impactaran en su cara, una sombra emergi de la nadapara detenerle. El hijo del alcalde volte la cabeza con un gruido y solt un codazo en direccin a la cara deMatt, quien lo esquiv sin despeinarse.

    Ahora era su turno. El puo de hierro de Matt impact en la mandbula de Sam y este cay al suelocon un golpe sordo, cerca del bordillo. Un hilo de sangre man del vrtice de su boca. Mientras tantoElizabeth estaba inmvil, temblando de arriba a abajo.

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  • No sin esfuerzo, Sam se levant con la mano tapando la herida y el orgullo pisoteado. Me las pagars! Cuando quieras zanj Matt con los puos levantados como un boxeador. Sam sali corriendo adentrndose en la noche cerrada. A pesar de que su agresor haba desaparecido,

    la respiracin de Elizabeth segua acelerada. Ests bien? pregunt Matt tomndola por los hombros para mirarla fijamente. S dijo con un hilo de voz. La tom del brazo para regresar a la luz de las farolas, pero ella con delicadeza se apart de Matt. Puedo sola. Gracias dijo con cierta brusquedad, incapaz de controlar sus emociones. Matt dej que Elizabeth recompusiera su estado de nimo, sin atosigarle. Se agach para coger el

    bolso y se lo entreg, a lo que ella murmur un dbil agradecimiento. Paso a paso fueron saliendocompletamente del callejn.

    Quin era ese imbcil? pregunt Matt. El hijo del alcalde. Le mir por primera vez, la luz de la farola baaba su rostro de facciones

    duras. Cmo? El hijo del alcalde? Pero cmo es posible? dijo Matt frunciendo el ceo. Porque Belton es una ciudad preciosa, aunque tambin tiene cretinos. Vamos a la polica a denunciarlo ahora mismo dijo imprimiendo a su voz un tono autoritario.

    Me importa poco quien sea, aunque se trate del hijo del mismsimo presidente del gobierno. Tiene que pagarpor esto.

    A Elizabeth le pas por la cabeza una sucesin de imgenes de las consecuencias de denunciar al hijodel alcalde: el trmite con la polica, el interrogatorio, la comprensible inquietud de su familia, larepercusin en Belton Todo eso se tradujo en una ola que amenazaba con devorarla, por eso su reaccin fuenegarse en rotundo.

    Lo har maana dijo ella procurando mostrarse convincente. Ni hablar. Vamos ahora, maana puede que sea demasiado tarde.Va a ser difcil probar nada. Ser mi palabra contra la suya.Olvidas que lo he visto todo. Soy un testigo. En el fondo Elizabeth se alegr de que le contradijera, puesto llevaba toda la razn. Lo idneo era

    presentar la denuncia esa misma noche y no posponerlo, aunque solo fueran doce horas. Caminando hacia lacomisara, una pregunta de pronto cristaliz en la mente de Elizabeth.

    Y t qu hacas en la calle a estas horas? Estaba aburrido en el hotel, por eso decid dar una vuelta. Matt sonri de una forma discreta pero

    encantadora y Elizabeth sinti un cosquilleo en el estmago. Tan tarde? Para m esta hora no es tarde. En Nueva York an estara saliendo con los amigos, en clubs y todo

    eso, ya sabes. Ah, claro. Que t eres de la gran ciudad dijo sonriendo con ternura. La arrogancia de Matt se

    haba evaporado de golpe. Qu se siente al vivir en Nueva York y luego conocer Belton? Matt guard silencio unos segundos y mir pensativamente a su alrededor. Es aburrido. Oye, t has preguntado dijo l alzando los brazos como si no fuera su culpa. Eso es porque no lo conoces. Puede ser. La verdad es que no conozco muchos sitios del pas. No he viajado mucho, aunque ahora

    cada mes voy a una ciudad distinta a competir. He estado en Japn, Hungra, Inglaterra El susto estaba desapareciendo de su cuerpo gracias a la clida conversacin que ambos mantenan.

    Elizabeth se sorprendi al descubrir que se estaba sintiendo a gusto a su lado. Quin se lo iba a decir,despus de cmo se conocieron.

    Matt, es posible que fuera un poco dura con la entrevista. Quiero que me perdones Me siento malporque me has sacado de un apuro y quiero que sepas que si te us fue por una buena causa. Conoces el lagoGlass?

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  • No. Necesitamos que todos aqu reaccionen para salvarlo. Me rompe el corazn verlo contaminado y no

    podemos dejarlo as a las siguientes generaciones. Si supieras lo que significa para Belton me perdonaras. Est bien, te perdono. Ah, muchas gracias. Toda la furia acumulada por Matt a causa de la entrevista y la posterior discusin se iban diluyendo

    de verdad. En realidad, estaba enfadado ms consigo mismo por mostrarse tan torpe en sus declaraciones.Gracias a ella, haba aprendido una valiosa leccin.

    Hemos llegado dijo Elizabeth sealando el rtulo de la polica a unos pocos metros. Es increble, aqu todo est a mano. En Nueva York es necesario el metro hasta para comprar en un

    supermercado. Por eso me gusta vivir aqu dijo sonriendo. Bueno, Matt, no quiero aburrirte con papeleos.

    Seguro que tendrs a alguien esperndote en el hotel. S, por supuesto replic, aunque no era cierto, pero quiero acompaarte para asegurarme de no

    se te escapa ningn detalle. Qu considerado de tu parte! Seguro que quieres entrar? Ser un papeleo de lo ms aburrido y yo

    ya estoy mejor gracias a ti y a esta charla balsmico-nocturna. Genial. As enterramos el hacha de guerra y hacemos las paces. No quiero que tu parachoques se

    lleve otro disgusto. Ambos rieron y a Matt le maravill el sonido de su risa, que era como una suave meloda bajo las

    estrellas. Estoy de acuerdo dijo Elizabeth sintiendo un cosquilleo en el estmago al perderse en los ojos

    color aguamarina de Matt.

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  • Captulo 6

    Matt admiti que Eric se haba movido con celeridad para minimizar el dao ocasionado a su imagenpor la entrevista en La Gaceta de Belton. Haba organizado un evento solidario en el que Matt y Tedplantaban un arbolito en la ladera de un cerro, en las afueras de la ciudad y con la televisin nacional comotestigo. Esta vez, Matt no opuso resistencia porque le convena ms que nunca.

    Camino al evento junto al equipo, le fue imposible olvidar el incidente de la pasada noche. Se sentabien consigo mismo por la ayuda prestada a Elizabeth, pero haba algo ms bajo la superficie. Le invada unaextraa sensacin cada vez que el recuerdo de ella invada su mente, y eso era nuevo para l, por lo que sesenta algo confuso.

    Reconoci que la atraccin fsica la haba percibido desde el primer momento que la vio en lahabitacin. Es ms, el beso haba sido glorioso, aunque le dola la mejilla solo de recordar el merecidobofetn. Elizabeth se haba marchado con la cabeza bien alta, dejando claro a todas luces su granpersonalidad. Lejos de ser intimidada o seducida por la fama de Matt, ella le miraba de t a t. Y eso, a susojos, la converta en alguien a tener en cuenta.

    Rio para s mismo al recordar lo enfurecido que estaba cuando ley el titular del peridico afirmandoque le importaba un bledo los problemas de Belton. Haba metido la pata hasta el fondo y de eso Elizabethcareca de culpa alguna, pues ella haba sabido jugar bien sus bazas.

    Despus de una serie de curvas y cuestas, el coche se detuvo en lo alto de un cerro, donde un par decmaras se haban asentado para inmortalizar el insigne momento. A lo lejos se apreciaba Belton en todo suesplendor.

    Bien, chicos, ya sabis lo que tenis que hacer dijo Eric mirando a Matt y a Ted desde el asientodelantero del copiloto. Sonred y sed amables con la prensa, para que as los patrocinadores estncontentos con nosotros. Ese es el juego, as que no me decepcionis. Como siempre os digo, es parte deltrabajo.

    Cunto tiempo va a durar esta farsa? pregunt Matt. Poco tiempo, no te preocupes respondi Eric. Unas buenas tomas de vosotros con una enorme

    sonrisa plantando rboles y todos a casita con el deber cumplido. Yo no s qu hago aqu. Fue Matt quien meti la pata se quej Ted. Matt mir por la ventana esperando encontrar a Elizabeth entre el grupo de periodistas y cmaras, sin

    embargo, ella no estaba, lo que supuso una pequea decepcin. Chicos, nos apasiona volar, as que si queris una vida ordinaria trabajad en un banco con el mismo

    horario todos los das. Sois unos privilegiados, as que dejad de quejaros como nios. Qu ganas de volver a casa refunfu Ted. Ambos pilotos bajaron del coche y se enfrentaron a los medios de comunicacin, quienes les rodearon

    para saber al detalle sus pensamientos sobre la carrera en St. Paul, sobre los rivales, el entrenamiento y, en

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  • especial, si Matt segua pensando lo mismo sobre Belton. No, por favor, me encanta vuestra ciudad dijo Matt luciendo una esplndida sonrisa.

    Aprovecho la oportunidad para pedir disculpas a todos los vecinos de Belton. Soy un firme defensor delmedio ambiente, por eso mi compaero y yo donaremos diez mil dlares a una ONG de Belton que seencargue de preservar la naturaleza.

    Un oh de admiracin se extendi entre los periodistas. Ted se acerc con cierto disimulo hasta suamigo y compaero sin perder la compostura.

    Oye, a ti quin te ha dado permiso para hablar en mi nombre? mascull para que nadie lesoyera.

    Te jodes y te rascas el bolsillo replic Matt con una sonrisa forzada. Minutos despus, Matt y Ted, creaban un par de hoyos en una zona desarbolada con la ayuda de unas

    palas. Arrodillados, depositaron con mimo unas semillas de bellota entregadas por Eric y luego lascubrieron con la misma tierra, que regaron con agua.

    Cuando seamos viejos vendremos con nuestros nietos a visitar los rboles dijo Ted en voz altapara que los periodistas captaran sus palabras.

    Cuenta conmigo. Y ahora, chicos, sacadnos una fotos para el recuerdo. Matt alarg el brazo pararodear el hombro de Ted y esboz una sonrisa de galn de cine. Los periodistas no dudaron en disparar suscmaras fotogrficas o mviles repetidas veces. En la sombra, Eric se cruzaba de brazos, satisfecho por eldeber cumplido.

    #Sin comentarle nada a Vivian, Elizabeth se march de la redaccin de La Gaceta a la hora de almorzar

    para reunirse con Claire en aquel lugar secreto de su infancia. Durante el trayecto, subida a su vieja furgonetano dejaba de preguntarse cul sera el propsito de la reunin. Claire nunca se haba caracterizado porcotillear a espaldas de las personas, as que estaba convencida de que se trataba de una razn de peso.

    Sonri para s misma cuando record aquella vez en la que, al salir del colegio, un viernes,decidieron regresar a casa andando en vez de tomar el autobs, como era la costumbre. De repente decidieronque les apeteca pasear hasta sus respectivas casas. Adems, era un da soleado, propicio para llevar a caboalgo diferente. A sus ocho aos esa era su primera gran aventura, caminar, caminar y caminar como dospersonas adultas que simplemente salen a dar un paseo.

    Elizabeth record que se detuvieron para comprar golosinas y que cuando quisieron darse cuenta decunto quedaba para sus casas, se percataron de que se haban equivocado de camino. Entre risas, sin serconscientes de la preocupacin de los padres, deshicieron sus pasos hasta encontrar el cruce correcto.Cuando lleg a casa estaba atardeciendo y sus padres ya haban llamado a la polica. Aunque el alivio deverla sana y salva fue inmenso, eso no le libr de ser castigada el fin de semana sin salir de casa, al igual quesu amiga.

    En cuanto divis las vas del tren record tambin las tardes de los domingos con la pandilla delbarrio: Claire, Luke, Richi, Desmond y Ron, el perro. Les encantaba reunirse para jugar a cualquier cosa alservicio de su imaginacin. El tiempo les pareca infinito y acababan exhaustos, pero encantados de ladiversin. Sin duda, una de las mejores pocas de mi vida, pens Elizabeth.

    Aparc la camioneta justo en el medio del solar y pase la mirada a su alrededor. Por desgracia,donde antes se extenda un espeso bosque de eucaliptos ahora solo quedaba una tierra yerma. Al regresar deSenegal, su madre le cont que una empresa de bricolaje haba comprado el terreno para construir unaenorme tienda; sin embargo, el proyecto pareca estancado sin motivo aparente.

    El telfono son desde el interior de su bolso. Al descolgar, reconoci la voz cascada del jefe depolica, Gary Montana. Directo al grano inform a Elizabeth de que la denuncia contra Sam Hoskins se habaarchivado.

    Por qu? pregunt alzando la voz. Hemos hablado con l y niega los hechos. Adems, hemos hablado con testigos que afirman verle a

    esa hora en la bolera jugando con su amigo Trevor.

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  • Pero yo tengo un testigo tambin: Matt Brown. Lo s, pero estaba oscuro y el Sr. Brown acaba de llegar a Belton, por lo que no es un testigo fiable

    puesto que no conoce a los Hoskins. A eso un buen abogado defensor le sacara partido. Lo siento, peronecesito ms evidencias porque con lo que tengo solo he podido interrogarle y poco ms.

    Lo que pasa es que el hijo del alcalde, por qu no lo admite? Eso no tiene nada que ver. Tratamos a todo el mundo por igual dijo conteniendo su irritacin. Venga, jefe, no me haga rer. Pero antes de que el jefe de polica replicara, Elizabeth colg y le peg un puetazo al volante,

    molesta por lo que ella consideraba una tremenda injusticia. Ese era el mundo que les tocaba vivir con genteque sala impune de los delitos por ser quienes eran. Se baj y mir su reloj de pulsera, impaciente.

    A los pocos minutos lleg un pequeo utilitario en medio de una polvareda. Elizabeth reconocienseguida a Claire, quien conduca con las manos aferradas al volante y el cuerpo inclinado, como si pasaraal lado de un precipicio. Detuvo el coche al lado de su camioneta, abri la puerta y se encamin haciaElizabeth vestida con un abrigo que le llegaba hasta las rodillas, de un estilo clsico, muy al gusto de ella yseguramente de su marido, un prspero hotelero. Claire sonri con timidez al tiempo que saludaba con lamano.

    Me tienes intrigada, amiga dijo Elizabeth. No tengo mucho tiempo, tengo que volver al ayuntamiento.Claire mir el reloj de su mvil con

    cara de angustia. Ambas se fundieron en un abrazo de viejas amigas. Elizabeth pens en lo mucho que la echaba de

    menos. Seguramente te estars preguntando por qu te he citado aqu y no en una cafetera dijo Claire. Pues un poco s, la verdad. Espero que no sea para decirme que te has echado un amante. Claire abri los ojos, escandalizada, aunque luego comprendi que se trataba de una broma. No, Liz. Vers, esto es importante y s que me lo vas agradecer.La cara de Claire se volvi

    seria. De qu se trata? Me encanta mi trabajo, aunque a veces me gustara salir antes para estar ms tiempo con los nios.

    Bueno, Liz, lo siento, que me voy por las ramas El caso es que el otro da fui a fotocopiar nuestra guacultural de la semana cuando me encontr en la fotocopiadora algo que me dej helada. Ya sabes que no soynada cotilla, pero claro lo mir por si acaso descubra a quin le poda pertenecer. Era el original de uncontrato del ayuntamiento con una empresa de construcciones. En una de las ltimas pginas venan adjuntosvarios diseos. Liz, el alcalde Hoskins quiere construir un centro comercial en los alrededores del lagoGlass.

    Elizabeth se qued con la boca abierta, pues no encontraba palabras para expresar la profundaindignacin que la dominaba. Hoskins no solo despilfarraba dinero de los contribuyentes contratando a unestpido equipo de pilotaje acrobtico, sino que adems planeaba destruir lo ms puro y enriquecedor deBelton. Fue tal la rabia que los ojos se le inundaron de lgrimas.

    Ese maldito alcalde Claire le pas la mano por la espalda, acaricindola. Luego, se desaboton el abrigo, meti la mano

    bajo el jersey y sac unos papeles arrugados por las esquinas. Te he trado una copia del contrato y del diseo. Lo vas a publicar en el peridico? Tienes que

    hacerlo ya, las obras pueden empezar en cualquier momento. Elizabeth se qued mirando a su amiga. No solo lo voy a publicar, sino tambin creo que es hora de pasar a la accin. Ese alcalde no sabe

    la que le viene encima.

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  • Captulo 7

    Dos das despus, la noticia sala en la portada de La Gaceta de Belton con un titular llamativo: Elproyecto del alcalde Hoskins para destruir Belton. Firmado por Elizabeth Donovan y encabezado por unafotografa de la primera pgina del contrato. Ms abajo, entre las tres columnas apareca una copia del diseodonde se apreciaba la magnitud de la obra y el impacto en el bosque circundante al lago. Por supuesto,mencionaba a una fuente annima como la proveedora de toda la informacin.

    Por si fuera poco, deseando ir un paso ms all con objeto de concienciar a su querida ciudad,Elizabeth organiz una protesta a las puertas del ayuntamiento. Se trajo a su madre, a Vivian y a un grupo devecinos. En total, unas diez personas en crculo sostenan pancartas en las que se acusaba al alcalde de sernegligente y se exiga su inmediata dimisin.

    Alcalde Hoskins, dijo dirigindose hacia una de las ventanas del despacho con un megfono.Lo que quiere hacer con Belton no tiene nombre. Lo est vendiendo al mejor postor, olvidndose de lo que esrealmente importante. Cmo se atreve a montar un centro comercial en el lago Glass? Sabe lo que significapara todas las familias que han crecido aqu? No, no tiene usted ni remota idea. Usted est a nuestro servicioy el dinero del ayuntamiento no es suyo, sino de todos. Deje de hacer tonteras, respete el legado de lanaturaleza y mrchese donde le necesiten. Aqu no le queremos!

    Un fogoso estruendo de aplausos y vtores cerr el pequeo discurso. Poco a poco, algunos de loscuriosos que se haban acercado atrados por el ruido entraron a formar parte de la protesta. Otros, por elcontrario, decidieron marcharse porque nada les iba en el asunto y otros mostraron su descontento por elalboroto. Pero Elizabeth no entraba en provocaciones externas, pues lo nico que deseaba era llevar a cabocon xito la misin de salvar la sea de identidad de Belton.

    No te queremos, Hoskins! insisti sosteniendo el megfono y agitando el puo en el aire. Un par de coches patrulla de la polica aparcaron en doble fila, muy cerca de la protesta. El ambiente

    se carg de tensin y las miradas se sucedieron entre Elizabeth, Vivian y su madre, pero ella les anim acontinuar, ya que no estaban incumpliendo ninguna ley, solo ejerciendo su derecho de libertad de expresin.

    Al frente de los policas se encontraba Gary Montana, el jefe, quien mir a los manifestantes, brazosen jarras, con el rostro ptreo. Llevaba su cazadora con cuello de piel de borrego sobre una camisainmaculada. Murmur algo a sus subalternos sonriendo sin disimulo, a lo que ellos se limitaron a asentir.Elizabeth esper que le ordenaran el cese de sus reivindicaciones, pero se mantuvieron a una prudentedistancia.

    No muy lejos de all, en la segunda planta del ayuntamiento, el alcalde Hoskins desplazaba una vezms la cortina para fijarse en la cara de cada uno de los manifestantes. Sobre la mesa, el peridico queinesperadamente haba destapado su gran negocio con la constructora.

    Es que no piensan irse nunca esos idiotas? dijo con hartazgo. Y ah est otra vez esaperiodista pesada, la que acus falsamente a mi hijo de intento de agresin.

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  • El alcalde Hoskins saba que su hijo Sam era un holgazn y un bruto, aunque desde luego nuncaalguien que pegara a una mujer. A todas luces se trataba de una artimaa para daar su propia reputacin alser su padre, pero desde luego que no lo iba a consentir. Como siempre, se defendera con uas y dientes.

    Con las manos detrs de la espalda, deambul por el despacho unos minutos ms, vestido con suelegante traje blanco. Era un hombre fornido, aunque no muy alto, que cojeaba al andar como consecuencia deun accidente de coche en su juventud. En un gesto habitual se apart el lacio flequillo rubio con la mano.Desde la calle la voz chillona de la reportera se le clavaba en los odos como dos afiladas garras. La polica,siguiendo sus rdenes, se haba presentado para que la situacin no se descontrolara.

    Cmo se ha enterado esa reportera del contrato? Cmo? dijo cada vez ms alterado. Solopoda significar que alguien de su entorno le haba traicionado. Es una conspiracin para acabar conmigo!No lo voy a consentir!

    Mir una vez ms por la ventana descorriendo la cortina. All segua la reportera, infatigable, comouna emperatriz rodeada por sus sbditos. Dejara que disfrutara de su momento de gloria, aunque luego, pordescontado, sera su turno. Ya en su cabeza asomaba una idea de cmo iba a devolver el golpe.

    #Matt, Ted y el equipo de mecnicos pas la mayor parte del da en el hangar del aeropuerto,

    ensucindose las manos mientras arreglaban los motores, engrasaban las hlices, rellenaban los depsitos decombustible y los de aceite, y comprobaban que los instrumentos de a bordo estaban en plena forma. Elmantenimiento de los aviones es una labor indispensable para que no ocurra ningn accidente, por lo que todose lo tomaban muy en serio.

    Los patrocinadores estn encantados con las fotos plantando bellotas dijo Eric a Ted y a Matt enun receso, cada uno con una cerveza en la mano. As que un fuego ms que conseguimos apagar. Cul serel siguiente?

    Eso es lo que ms me gusta de ti, Eric, tu optimismo dijo Ted con una sonrisa entre dientes, conla frente y la mano ennegrecidas por la grasa de los motores.

    Matt se llev la botella a la boca para dedicarse un gran trago de cerveza. Los tres estaban sentadossobre unas cajas de suministros, entre radiadores, tornillos y cajas de herramientas. El aire estabaimpregnado de gasolina.

    No s por qu tanto jaleo por unas declaraciones sinceras dijo Matt, con la cantidad de dineroque les hemos hecho ganar, de qu se quejan? Deberan besar el suelo que pisamos. Nosotros somos losreyes, no ellos. Y si no les gusta, que les jodan.

    Si es que eres un poeta, amigo. Ted le gui un ojo, divertido. Las temperaturas seguan bajas en Belton aunque no lo suficiente para que el fro dificultara un paseo

    tranquilo por la calle. Matt haba decidido hacer una visita inesperada a Elizabeth, pero lo haba pospuestoun par de das para no parecer demasiado impaciente y para crear inters en ella. Sin percatarse, al acordarsede ella esboz una clida sonrisa. Arda en deseos de volver a ver su esplendorosa melena castaa y dedeleitarse con esa mirada que era capaz de doler de tan hermosa que era.

    Por suerte, haba memorizado su direccin cuando la acompa a presentar la denuncia contra SamHoskins: Shop Street, nmero 15. Recin duchado, con su atractiva barba de tres das y oliendo a limpiomont en una bicicleta que le condujo al barrio en cuestin de diez minutos.

    Cruz la calle para descubrir una fila de casas adosadas que se extendan ante l, blancas, pequeas,con jardines, acogedoras Se trataba de un barrio residencial, aunque se observaban algunos negocios como una floristera a unos cien metros.

    Mientras tanto, Elizabeth avivaba un agradable fuego en la chimenea. Se encontraba sola, reviviendolos acontecimientos del da anterior frente al ayuntamiento. An senta que la garganta le raspaba de tantoesfuerzo al gritar pero, sin duda, haba merecido la pena. No porque consiguieran que el alcalde les hicieracaso, sino porque de alguna forma presentaban su fuerza y las ganas de ser un grano en el culo para el

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  • alcalde. Sobre el sof, al lado de la manta, reposaba un libro que deseaba empezar hace tiempo. Cincuenta

    cosas que hay que saber sobre la historia del mundo, de Ian Crofton. De forma simplificada relataba losacontecimientos histricos ms trascendentes desde el inicio de la humanidad. Despus de un rato dedicado ala lectura, se iba a premiar con una pelcula y una ligera cena. Maana, al no trabajar, se le ocurri que iba adedicarse a la limpieza de la casa y a cuidar del jardn. Necesitaba algo de paz despus de una semana llenade sobresaltos.

    A punto de leer el primer captulo del libro, el timbre de la casa son de repente. Elizabeth se irguienseguida mientras se preguntaba quin poda ser, pues no esperaba visitas. A su pesar, cerr el libro y sedirigi a la puerta.

    La arrogante sonrisa de Matt la deslumbr por completo. Estaba guapsimo. Para comrselo. Sus ojosparecan ms azules bajo la luz crepuscular. Vesta con un chaleco de plumas sobre un jersey gris, pantalonesceidos y unas botas militares. Rezumaba masculinidad por los cuatro costados.

    Hola, Elizabeth dijo Matt inclinando levemente la cabeza, an sin sacar las manos de losbolsillos.

    Cmo sabes mi direccin? pregunt no sin cierta brusquedad. Matt le alteraba hasta perder losmodales ms bsicos.

    No pude evitar orla en comisara. Por cierto, cmo te encuentras? Bien, gracias por preguntar. Se hizo un silencio incmodo hasta que Matt decidi romperlo sin dejar de sonrer, sabiendo el efecto

    que causaba su luminosa sonrisa. Puedo entrar? Oh, s, claro, perdona. Qu tonta dijo abriendo la puerta de par en par y hacindose a un lado. Matt entr mirando con curiosidad el recibidor, decorado con un abanico antiguo dentro de un cristal

    como si fuera una mariposa disecada. Un espejo enmarcado en madera colgaba de una pared y enfrente unamesita para dejar las llaves. A lo lejos se oa el fuego crepitar y chisporrotear.

    Elizabeth gui a Matt hasta el saln, donde le recibi una clida oleada que le sirvi para sacudirse elfro en un instante.

    Ni recuerdo la ltima vez que me sent al calor de una chimenea coment frotndose las manos. En Nueva York tengo la calefaccin encendida todo el tiempo. Hay veces que hasta voy en camiseta ypantaln corto.

    Quieres tomar algo? S, te lo agradezco. Elizabeth fue hasta la cocina, tom una botella de vino tinto del armario y dos copas. Las llen con

    calma mientras en su fuero interno debata si deseaba que Matt se marchara cuanto antes o todo lo contrario.Al regresar al saln l miraba la fotografa enmarcada de una pequea Elizabeth con coletas, rodeada deregalos navideos y sonriendo cargada de felicidad. Vesta con un mono vaquero sobre una sudadera de rayasblancas y negras.

    Cul era tu edad? Pareces una nia muy traviesa dijo tomando la copa que le ofreca Elizabeth. Seis aos. Y de traviesa, nada. Siempre he sido muy buena.Elizabeth tom asiento y bebi un

    pequeo sorbo de vino. El suave sabor del alcohol le acarici el paladar. Matt se sent no muy lejos de Elizabeth, le apeteca dejarse caer en sus irresistibles ojos castaos.

    Revivi con un ligero estremecimiento el beso que se dieron en la habitacin del hotel. La vida eraimprevisible, del odio mutuo haban pasado a una relacin cordial, aunque era complicado pensar enElizabeth como una amiga cuando el resplandor del fuego encenda bellamente su rostro.

    Y bien? No me dices nada de mi inquietud ecolgica? pregunt Matt. He plantado un par debellotas en las afueras. He puesto mi granito de arena para hacer de Belton un lugar mejor.

    Algo he odo, pero es evidente que se trata de una campaa para mejorar tu imagen. Entiendo quefue una gran idea que surgi de tu mnager.

    Matt solt una carcajada.

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  • Eres un pblico difcil, Liz. Ella se percat de que era la primera vez que Matt abreviaba su nombre. Aunque se trataba de un

    pequeo detalle, le gust orlo en sus labios, como una roca sobre la que cae un delicado copo de nieve. La verdad es que s admiti el piloto. No fue idea ma, tengo que confesarte que el rollo de la

    naturaleza no es algo que est en mi da a da. He crecido en la ciudad, estaba ms preocupado por nometerme en los innecesarios. Cuando era pequeo si vea un rbol era para escalarlo y pasar un ratodivertido.

    Y Central Park? Es una maravilla. S, bueno, a m siempre me ha parecido aburrido dijo mirando su copa. Un engranaje de la mente de Elizabeth hizo clac y una brillante idea apareci de la nada. Matt, tienes que ayudarnos a que no conviertan el bosque del lago Glass en parte de un centro

    comercial. T eres un personaje pblico; tu voz resonar en los medios. La gente te escuchar y el alcalde selo pensar dos veces.

    Mientras que con una mano sostena la copa, la otra la desliz sobre el respaldo del sof hasta queacarici la mano de Elizabeth, casi como un descuido. Con el resto de las mujeres nunca haba necesitadounos extensos prolegmenos para seducirlas, pero con ella la situacin era diferente. Elizabeth Donovan noera como las dems que haba conocido.

    Mi imagen est gestionada por el equipo Metal Force.Pero t eres la estrella. Ms les vale tenerte contento, adems es una buena causa. Por qu no se lo

    comentas? Matt busc entrelazar sus dedos con los de ella, enredarse en un estimulante juego de roces y caricias

    como el avance de algo mucho ms ntimo. Pero Elizabeth apart la mano y se levant del asiento. Si has venido para echarme un polvo, puedes irte de mi casa. Te estoy agradecida por ayudarme

    aquella noche, pero no pienso agradecrtelo en la cama. Cmo puedes ser tan engreda? replic ponindose tambin de pie. Te crees que estoy

    deseando acostarme contigo? Puedo tener a la mujer que quiera, por qu iba a venir aqu? Solo quera sabercmo estabas. Y t qu? Solo te intereso para ayudarte en tu causa, me quieres usar! Primero con laentrevista y ahora para que critique al alcalde.

    Eso no es verdad! Lo del alcalde se me acaba de ocurrir ahora. Y en la entrevista s que fui conesa intencin, lo admito, pero fuiste t solo quien dio esas declaraciones. Qu esperabas, que me inventarala respuesta? Por qu iba a pensar en ti? La vida