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EL MISTERIO DE LA ENDURA
(Basado en las narraciones de Antonin Gadal)
Valle de Ussat.- Ariege
Nada terrestre puede ser transformado en divino, ¡es imposible que el Hombre Celeste pueda renacer, sin que lo terrestre sea llevado a la nada! Este es el secreto de la Endura
A. Gadal
Mucho se ha escrito sobre el misterio de la endura. Son numerosos los que afirman que los Perfectos Cátaros se
quitaban la vida en éxtasis místico una vez alcanzado el estado de iniciado. Otros sostienen la idea de que lo hacían
para abandonar este mundo de sufrimiento y dolor. Y aun otros opinan, que lo hacían para que la pureza adquirida
no fuera contaminada por las fuerzas del mal que dominan en este mundo.
Pensamos que estas afirmaciones son fruto de una la total incomprensión de la esencia espiritual del catarismo.
En el suicidio se atenta contra la vida, muere el cuerpo, pero no el resto de la personalidad que sin vehículo físico
para expresarse pasa a ciertos campos del mas allá donde debe permanecer lleno de miserias y de sufrimientos
hasta el momento en que debiera haber tenido lugar la muerte natural.
Luego, sigue una reencarnación en peores circunstancias debido a que el hilo de la vida roto de manera forzada.
¡Ningún Cátaro!, ¡ningún Iniciado en la Fraternidad de la Vida, cometería un acto semejante!
Los servidores de la Fraternidad Universal, en sus diferentes manifestaciones y épocas, conservaron su vehículo
material hasta el límite más extremo con tal de poder servir de ayuda a los hombres.
Y cuando acabada su tarea, muchas veces forzados por persecuciones y torturas, abandonaban esta naturaleza, su
tumba era encontrada totalmente vacía. Aquí quedaban solamente las vestiduras de la antigua naturaleza, pues el
cuerpo en el que se manifestaban, era desde hacía años únicamente un camuflaje, un vestido, un manto...
En el iniciado cátaro, el resto de la personalidad había desaparecido desde hacía tiempo en el proceso de la endura.
Lo que quedaba era sólo un camuflaje, la apariencia exterior de la antigua constitución física, empleada el mayor
tiempo posible al servicio de los hombres.
Lo que pretendieron las hordas de Roma con su guerra contra los Cátaros fue el aniquilamiento del manto, la
destrucción de la apariencia exterior de los Cátaros, pues partían de la mistificación de que bajo ese manto latía el
corazón vivo de la Gnosis.
En realidad no era así. Pues después de haber cumplido su tarea el mayor tiempo posible, los Cátaros, liberados de
su vestido material, abandonando sus enemigos el manto, “se elevaron hasta las serenas alturas del silencio
sagrado”.
El secreto de la endura ha permanecido velado e incomprendido para la masa durante siglos. Hasta que Antonin
Gadal, el 16 de Marzo de 1944 dio cumplimiento a la antigua profecía abriendo la puerta que conducía del misterio
a la comprensión. ¡La aurora de un nuevo día aparecía otra vez a través del espacio y el tiempo!
Valle de Ussat “Montaña Sagrada”, camino a las grutas.- (Sabarthez)
EVOCACION
Habían pasado 40 días desde que el joven aspirante fuera conducido por el anciano maestro, hasta la pequeña
cueva de “La Acacia”.
La gruta, estaba orientada al hacia el sur, iluminada por los rayos del sol hasta que este se ponía justo detrás de
las montañas que estaban al otro lado del valle. Un pequeño lecho de hojas era todo su mobiliario. Las acacias y
los terebintos que crecían en la entrada, fueron su única compañía durante todo ese tiempo.
Fueron días de soledad, de meditación y ayuno. Solamente, agua para calmar la sed, ninguna cosa más.
Los largos días de retiro, en realidad le parecían cortos al joven aspirante, pues se hallaba inmerso en un continuo
estado de éxtasis.
Un día, observando a un grupo de aves que descendía por el valle, vio como de repente una de ellas se destacó del
grupo y se dirigía hacia la gruta del Retiro, “la Gruta de la Acacia”.
Sorprendido, el aspirante no perdía de vista al pájaro que, sin prisa, se aproximaba a él con un vuelo suave y regular.
¡Oh!, se dijo, ¡Una paloma!
El nombre produjo tal perturbación en su cerebro que cayó de rodillas, con los ojos fijos en el animal simbólico.
¡La Paloma!... ¡La Paloma!
Le pareció que en él se operaba un cambio.
Vio, en su interior a la Paloma alcanzar la gruta, posarse un instante sobre su cabeza y volver a marcharse
graciosamente como había llegado, siguiendo el valle, perdiéndose en el horizonte.
A partir de ese día, el joven alumno parecía todavía más dueño de sí mismo. Sus vivencias interiores aumentaban día a día. Un don nuevo emanaba de todo su ser que le permitía entrar resueltamente en el grado superior de la Iniciación.
Pasados 40 días, un atardecer, el anciano maestro se presentó ante el para anunciarle que su retiro en la Gruta
de la Acacia había terminado.
Después de su larga preparación, sin duda estaba preparado para afrontar la última etapa de su iniciación.
¡Su retiro debía terminar en Kepler!
Por esta razón, antes de pasar por el Pentáculo de Belén, antes de recibir el Consolamentum. “Sacramento de la Muerte de la Materia”, el futuro Perfecto debía abandonar los lazos que le unían a ella...
El buen cristiano le pidió que lo siguiera y sin mediar palabra lo precedió por el estrecho y abrupto sendero que
franqueaba la montaña hacia el este, hacia la Puerta Mística, antesala de la gruta de Belén.
Pasaron de largo por su muy bien conocida gruta del Ermitaño y continuaron franqueando la montaña pegados
a la roca hasta llegar a una pequeña oquedad situada a la altura del suelo.
Al llegar a ella, el joven aspirante dirigió espontáneamente su mirada hacia lo alto atisbando más arriba
colgando al vacío otra pequeña gruta; y todavía más arriba otra un poco más grande.
El anciano le dijo:
— «Hijo mío, ante ti se encuentran las Tres Grutas Sagradas: Kepler, Mes Naut y Ka ».
El maestro continúo:
— “El hombre, aunque no lo sepa”, es dual y porta en el, dos realidades, dos campos de existencia.
En esta naturaleza, ¡bien lo sabes!, todo nace, crece y desaparece, ¡nada permanece! Lo que llamamos vida, no
es más que una serie interminable de nacimientos, crecimientos y muerte.
Nuestra vocación no es otra que llamar al hombre al despertar de su sueño de muerte. En este despertar, se
dará cuenta de que porta en él a un “dios dormido”, la chispa en estado latente del glorioso hombre original, ¡el
hijo que el padre llama a volver a casa!
La iglesia Romana, habla de Adán y Eva como padres de la humanidad. Sostiene que fueron expulsados del
paraíso con toda su descendencia. ¡Pero en realidad no fue así!
Al perder los dioses caídos sus alas a causa de su desobediencia, ya no pudieron seguir manifestándose en su
universo. Estos dramáticos acontecimientos, generaron un dilema, o bien se creaba para ellos un lugar donde,…
aunque despojados de sus vestimentas divinas pudieran manifestarse en un tosco vestido material, o se corría el
riesgo de extinción.
En rojo, Kepler, MesNaut y Ka
La Divinidad, trazo entonces un “Plan de rescate” para sus hermanos caídos, y así fue como se creó para ellos,
un espacio fuera de la Creación Original para que así, pudieran expresarse, aunque fuera a través de los toscos
vestidos materiales en los que nos envolvemos.
En sintonía “con lo inexpresable””, cantaron la música de la creación. En la música estaba la idea y de la idea
surgió el deseo, del deseo surgió la imagen, y de la imagen la manifestación de este universo, “un espacio
provisional y dialectico, no contemplado en el Plan Original”, pero que contiene en sí mismo el -Plan Divino de
retorno-”.
La intención de esta creación, de este universo, de este mundo con sus espacios, constelaciones y estrellas,
sistemas solares, planetas, ríos, valles y montañas, no es otra, que: crear un vehículo, un cuerpo, un soporte
capaz de albergar en él al dios caído, para que así, tras muchas encarnaciones y a través de muy duras
experiencias pueda un día despertar en su glorioso estado original.
El hombre vivirá muchas vidas y pasara por duras pruebas, experiencias y desengaños.
En este mundo no encontrara nunca la paz, pues en realidad, este no es su mundo, esta no es su casa.
Al despertar, ¡recordará!, y sentirá la añoranza, el anhelo de volver a casa y suspirará por retornar a ella. Será
entonces cuando buscara el camino de vuelta.
El joven aspirante, miro al venerable anciano. Este le pregunto;
—« ¿Sabes ahora, para qué te has preparado durante estos cuatro años desde que atravesaste la muralla
simbólica hasta hoy?».
Muralla simbólica, puerta de entrada a las grutas de “Las Iglesias”
El Joven aspirante, contesto al anciano: —« ¡Si, maestro!, ¡para morir! La muerte digna, la muerte útil. La
muerte en el otro en mí”. ¡El que debe vivir, el que debe volver a casa, es el! , “no yo”.
El anciano hizo un gesto de aprobación con la cabeza y respondió, —« Tú ya sabes, que el Espíritu solo se
manifiesta cuando el hombre dice adiós a esta naturaleza”.
Mira… No es posible acceder a Belén sin antes abandonar todo lo pertenece a este mundo. Debes entregar tu
alma mortal para que “tu Alma Inmortal” pueda deshacerse de los lazos que la aprisionan.
Te encuentras ante la última prueba. Aquí, en “Kepler”, podrás desprenderte de todas las cadenas que
aprisionan al “Núcleo Divino, que yace latente en lo más profundo de tu ser”.
“Has nacido en Dios”. Durante el tiempo de tu alumnado, el Alma Inmortal ha despertado en ti, ha nacido.
Pero Herodes, el Herodes de tu personalidad no admite otro rey que asimismo. ¡Has de proteger al niño recién
nacido!, ¡has de comprender que en ti, viven estos dos!
El Herodes de tu alma tosca tiene que morir, para que “el hijo de dios en ti”, pueda despertar y vivir.
Tu alma mortal ha de dejar paso a la Inmortal. ¡Kepler será su tumba! Este sacrificio es necesario para que que
“La Nueva Alma, sea inflamada en Cristo”
Entonces, serás digno de elevarte a la Gruta superior, “Mès Naut”, ¡más arriba!!”. Liberando lo divino en ti,
“Mes Naut”.
Finalmente tendrá lugar el “Renacer por El Espíritu”. El alma, despertada de su sueño de muerte, y ya liberada
de todas sus ataduras se elevará más arriba, más arriba, hasta “Ka”, Entonces, abrirá los ojos; y las puertas de
Belén, “quedarán abiertas entonces para ella”.
Para que nos hagamos una idea de la angosta entrada al nicho de Kepler
Hijo mío, esta es tu última prueba, más no pienses que saldrás de ella iluminado, elevado, renacido o
transfigurado. ¡No!, ¡tú no saldrás nunca de esta tumba! Todo lo que tú eres, toda tu esencia, inteligencia
conocimientos y virtudes, se desvanecerán en Kepler, ¡se quedaran en esta gruta!
El que saldrá, será el hijo de Dios renacido, el que siempre has portado en lo más profundo de tu ser. Que ya
despierto tomará de ti el manto en el que te envuelves para servir y ayudar durante todo el tiempo que sea
posible a sus hermanos caídos antes de partir de vuelta a casa ».
EVOCACION
Las palabras del anciano evocaron en el joven aspirante, la visión de las Fraternidades precedentes; los
Misterios Egipcios Herméticos, Esenios, Maniqueos, Druidas, Caballeros de la Tabla Redonda, la Orden del
Santo Grial, La Fraternidad Catara, Caballeros Hospitalarios y Rosacruces, todos eran hijos del mismo Padre. La
misma verdad brillaba en todos ellos sin importar la época ni el país por el que transitaron.
Su evocación le traslado a Egipto, ante el apareció una gran pirámide, sus blancas paredes brillaban con una
luz cegadora cuando los rayos del sol la tocaban. Era lisa y totalmente pulida. No se veía ninguna puerta de
entrada, pero al poyar su mano sobre la blanca pared de la cara norte, se abrió una gran puerta basculante,
invisible hasta entonces al ojo humano.
Se encontró ante un estrecho pasaje de un metro cuadrado, que descendía hacia abajo, muy abajo, hasta
llegar a una pequeña cueva, “Kepler”. Es la tumba del alma tosca que en esta gruta, queda totalmente
disuelta. De esta manera, el embrión de una nueva Alma renace, asciende y se eleva sin que nada la retenga.
Los bloques de granito que bloquean la entrada a la galería ascendente no son problema para aquel que se ha
desprendido de su alma material, que ha accedido a la cuarta dimensión y en ella, los secretos de la materia le
han sido desvelados, Mès-Naut, “más arriba”.
Llegado al final del pasaje, aparece otro pasillo, este le lleva a una cámara pentagonal. Es “La Cámara de La
Reina”, (la Cámara del el Alma Original) que abre los ojos y despierta. Pero enseguida comprende que no se
puede quedar aquí, tiene que seguir, ¡”Mes Naut”, “Mes Naut”, ¡arriba!, ¡arriba!
Saliendo de la cámara, vuelve por el pasillo hasta su final, y allí frente a él, aparece una “gran galería” que se
eleva hacia lo alto y le conduce a otra cámara. Esta es cuadrada, sus paredes son de pulido granito rosado, al
fondo, un sepulcro, “Ka”; la cámara del Rey, “El Espíritu”.
El candidato entra en el sepulcro. Es entonces cuando su ser Espiritual, hasta entonces aprisionado se libera
de sus cadenas y se encuentra cara a cara con el joven aspirante, el cual cumplida su misión, reposara allí para
siempre.
Pero,… Alguien sale de la cámara, más el que sale de la pirámide ya no es el hombre anterior, este se ha ido
desvaneciendo progresivamente en su ascenso hasta la cámara de Rey. El que sale es el Hombre Dios
renacido, liberado ya de todas sus vestiduras mortales
Las palabras del anciano resonaban en su interior. Los cataros, fieles discípulos del Divino Maestro, ¡eran a la
vez los continuadores de los Misterios egipcios! En Egipto, el iniciado, tras largas y duras pruebas, era inmerso
por el hierofante en un sueño letárgico, y pasaba tres días en un sarcófago situado en el templo. (El sarcófago
místico, símbolo del misterio, de la Gran Pirámide).
Durante esos tres días, el cuerpo físico, frío como el mármol, tenía toda la apariencia de la muerte mientras
que el cuerpo astral se separaba completamente y podía expandirse libremente por el cosmos. En cuanto al
cuerpo etérico, sede de la vida y de la memoria, también se desprendía, dejando en el cuerpo físico apenas lo
necesario de sí mismo para impedir la muerte.
A su despertar del sueño producido por el hierofante, el hombre que salía del sarcófago ya no era el mismo: su
alma había viajado al otro mundo y lo recordaba. Se había convertido en un verdadero iniciado, miembro 'de
la Cadena Mágica de las fraternidades...
En esta evocación se sintió transportado a Betania, ¡la resurrección de Lázaro!, el hermano de Marta y
María de Betania, aquel personaje tan enigmático y singular de los Evangelios. .
Sólo Juan lo menciona; los demás evangelios no hablan de él. El joven aspirante, comprendió que el
catarismo pirenaico, la rosacruz egipcia y el cristianismo original estaban unidos por un mismo lazo, un
mismo misterio, el misterio de la muerte del antiguo Egipto de Hermes.
Atravesando el velo de las apariencias, el joven alumno, comprendió el misterio. Lázaro era el Apóstol
Juan... Su gran modestia le impidió relatar a título personal, el mayor acontecimiento de su vida, aquel
que lo convirtió en un iniciado de primer orden...
Aquel que se levantó ante la multitud sorprendida no es el Lázaro legendario, pálido fantasma que carga
aún sobre sí la sombra de la tumba… sino ¡un hombre transfigurado con la frente radiante!...
¡Es el Apóstol Juan que porta al Cristo en el! Y desde entonces las luces de Patmos resplandecen en sus
ojos.
Su personalidad terrestre se había quedado en la gruta del sepulcro liberando así a su alma divina de
las ataduras que la retenían prisionera en esta naturaleza.
El Maestro, levantó una piedra pentagonal a ras del suelo y explicó: Hijo mío, aquí está el Misterio de la Muerte, de la Reforma y de la Transformación. No olvides las palabras del Maestro cuando iba hacia la tumba de Lázaro:
"Yo soy la Resurrección y la Vida; ¡quién cree en Mí vivirá aunque esté muerto! Y todo aquél que vive y cree en Mí, jamás morirá."
Un esfuerzo todavía, querido hijo.
El candidato, saliendo de su ensoñación, entró resueltamente en Kepler. La pequeña gruta era simplemente una tumba, del tamaño suficiente para poder moverse y levantarse. Habituado al silencio, a la meditación, a la oración, se dispuso a pasar el tiempo lo más agradablemente posible.
Sus pensamientos le llevaron a recordar las palabras del maestro: El Camino de Cristo, el Camino del Santo Grial, es duro, ¡pero es bello!
Súbitamente, le vino a la mente la resurrección de Lázaro:
¡Él comprendió!
Al atardecer del tercer día, el Anciano vino a despertarlo. Era de noche, la Luna bañaba con sus rayos
plateados el Ariège; las montañas proyectaban sombras fantásticas, escondiendo celosamente las grutas y las
cavernas del Sabarthez.
El sendero que conducía “Belén”, apenas era visible; apenas una cinta gris colocada en la base de las rocas. El
nuevo iniciado seguía maquinalmente al maestro..., su espíritu estaba en otra parte.
Llegando a un primer recinto lo atravesaron, después un segundo, y así llegaron hasta una entrada fortificada.
Las puertas se abrieron ante ellos como por encanto, lo que ya no le sorprendía.
La Puerta Mystica
Una escalera con anchos peldaños, formada por piedras redondeadas, les condujo a una especie de arco de
triunfo que solo se distinguía vagamente.
¡La Puerta Mística!, dijo el Anciano.
Y esa palabra le devolvió a la realidad.
¡Oh!, la Puerta Mística>>, repitió con alegría evidente.
Él hubiera querido verla, examinarla minuciosamente.
El Anciano continuó rápidamente su marcha, atravesando una sala, una especie de porche, llegó a una entrada
baja que se abría en la roca opuesta.
Era preciso agacharse, arrastrarse casi, por un corredor de roca de una decena de metros.
Después otra pequeña puerta: súbitamente una sala, una Capilla.
Conmovido, como transportado a otro mundo, el joven alumno se dejó conducir, pues comprendió que había
llegado al Templo de lo Más Alto, al lugar más sagrado de su Iniciación.
¡Estás en Belén, Hijo mío!
Entrada a la Gruta de Belén
Al amanecer del día siguiente, la puerta de Belén se abre. El nuevo Perfecto que sale por ella, ya no tiene nada
que ver con el con el candidato que entro en Kepler.
Él ha visto el “Santo Grial”
Ha visto al anciano alzar el velo blanco, descubrir un tosco tabernáculo en el muro, colocar allí, lentamente y con
cuidado sus pobres manos secas por el ayuno y los años y tomar el santo objeto bajando respetuosamente la
cabeza...
Ha visto como, súbitamente una luz más viva que la del Sol salir de las manos del anciano. Y que como un rayo
enorme cayó sobre sus ojos...
La gruta quedo completamente iluminada por una claridad que le impedía incluso ver el suelo.
Le pareció haber sido transportado hasta el mismo Sol.
¡Y en esa Luz ha resucitado!
Él ha visto al Hombre Divino aparecer ante él en toda su gloria y esplendor, saludándole y diciéndole;
“la paz sea contigo”
Él ha visto la Luz divina durante su sueño, ha vivido lo Eterno y lo recuerda.
Su supuesta mortaja se ha convertido en 'la túnica de lino del iniciado”...
Se ha convertido en un resucitado en alma y cuerpo.
A partir de este momento, el nuevo perfecto se presentará ante los hombres en su nuevo estado, los
demás verán en el a una persona normal, su apariencia es la habitual, ¡pero solo es apariencia!, pues a
través de él, brilla y se extiende la Luz Divina.
¡El Cristo vive y se expresa en el!
Gruta de Belén
Pasaje escarpado de la senda que conduce desde las iglesias superiores a la gruta del Hermitaño
Ussat, Montaña Sagrada
GRUTAS EN LA PARTE OESTE DE LA MONTAÑA SAGRADA
A la izquierda, complejo de grutas del grupo “Las Iglesias”, del nº 32 al 47.
Más arriba, el nº 34, gruta cuya entrada se halla en la cima de la montaña y que conecta desde dentro, después
de un largo y vertical pasaje con la gruta de “La Iglesia Superior”
Nº 48, La Acacia.
Nº 49, La gruta del Gran Maestro.
A la derecha, cuevas del Grupo “Ermita”, el nº 54, es una salida aérea de la gruta “El Ermitaño “que sale
directamente de la pared de la montaña y cae en vertical hasta las termas.
58, Kepler.
58.- Mes Naut
60, Ka
En rojo, Kepler, MesNaut y Ka
Similitud “Montaña Sagrada” – Gran Piramide