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El movimiento obrero: Una Mirada Historiográfica
Flores Sosa Emmanuel Michel
Revolución Mexicana Noviembre 2010
Introducción.
Hablar del movimiento obrero dentro de nuestro país es, sin duda alguna, hablar de la
historia de México del siglo XX. Es discutir sobre las clases bajas (principalmente las que
conforman el grupo del llamado “proletariado”) y de su lucha por mejorar sus condiciones
económicas y laborales. Es mencionar, incluso, a las instituciones que rigen al país y de la
nueva estructura social que surge en la nación después del movimiento revolucionario que
inició a principios del siglo XX y se prolongó por más de diez años. Es más, podemos
afirmar que el movimiento obrero es parte vital durante la época previa al levantamiento de
1910 y, también, durante la segunda parte del movimiento revolucionario, lo que lo llevará
a ser parte íntegra en la formación del nuevo Estado Nacional.
Es por ello que el movimiento obrero ha sido un tema que han ocupado distintos autores
como centro de su investigación: por ser un tema que permite entender la situación social
en México y observar las transformaciones de la misma.
Es importante señalar que el estudio del obrerismo implica una investigación especializada,
muy rigurosa y muy extensa que permita el análisis de las clases sociales en los diferentes
periodos que dividen la historia del país, que muestre las grandes diferencias que hay entre
las clases alta, media y baja, y que exponga cuál ha sido la participación de los trabajadores
en la transformación de la sociedad mexicana. Cabe mencionar que las investigaciones que
se han hecho del movimiento obrero mexicano son muy variadas y complejas; cada una
con distintos puntos de vista y diferentes enfoques, lo que lleva a una rica variedad de
interpretaciones y conclusiones. Por tal motivo me propongo, durante estas líneas, exponer
algunos trabajos que han escrito distintos autores sobre el movimiento obrero en México; es
decir, hacer un estudio historiográfico, principalmente, sobre las obras de autores que han
hablado sobre el tema de los trabajadores mexicanos con el propósito de conocer cuáles han
sido las interpretaciones que se le han dado a las acciones de la clase proletaria en México.
Una mirada Tabasqueña al Movimiento Obrero.
La primera obra a la que haré referencia, será la de Ignacio Rabelo Ruíz de la Peña titulada
Bosquejo Histórico del Movimiento Obrero.
En rasgos generales, la obra es publicada por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
en 1996; consta de 189 páginas y está dividido por seis capítulos: los primero cuatro son
una reseña histórica sobre la situación de los trabajadores en la época prehispánica (capitulo
uno), en la época colonial (capitulo dos) durante el periodo santannista (capitulo tres) y
durante finales del siglo XIX y principios del XX (capitulo cuatro). Los últimos dos
capítulos hablan sobre el movimiento obrero en el estado de Tabasco (capitulo cinco) y
cuáles son las formas de estudio para adentrarse al obrerismo (capitulo seis). Su enfoque
será única y totalmente hacia el movimiento obrero en el país y se centrará en la situación
de la clase trabajadora.
Para este análisis, y por el interés principalmente en la etapa revolucionaria, me concentraré
sólo en el capitulo cuatro que lleva por nombre: Una aproximación sobre el movimiento
social1.
El capitulo, a su vez, está dividido en dos apartados que iré desglosando uno por uno. En el
primero, Ruíz de la Peña habla sobre las raíces del movimiento obrero; en este apartado se
enfoca principalmente en el contexto mundial. Ruiz de la Peña asegura que el origen del
movimiento obrero, se encuentra en Inglaterra por tres razones: por ser la pionera de la
Revolución Industrial, por ser la patria de los primeros movimientos obreros organizados y
por ser punto de referencia para los demás países. En una de sus reflexiones de la Peña dice
que “hasta 1825, el movimiento obrero ingles se caracterizó por la escasa participación de
la actividad revolucionaria, sobre todo de la clase media y que se debió, en gran parte, a la
falta de organización y unidad” 2
. Posteriormente, el autor nos habla de las primeras formas
de protesta en la isla británica como lo fue el Ludismo3 que surge en el siglo XIX y que se
caracterizó por la destrucción de las máquinas que es causado por la generalización de las
máquinas de vapor. Continuando con su reseña, Ruíz de la Peña señala algunos momentos
importantes del movimiento obrero inglés; entre ellos enfatiza dos hechos de vital
importancia: el primero, en 1829, es el primer intento de unidad obrera que encabeza la
Unión Nacional de Hiladores del Reino Unido (formado por John Doherty) y que tenía
como meta la reducción de la jornada laboral y la creación de un fondo de ayuda con la
aportación de todos sus miembros4. El segundo hecho ocurre en 1833 y es la promulgación
de la Factory Act, la primera ley de protección del trabajo.
1 Ruiz de la Peña, Ignacio Rabelo, Una aproximación sobre el movimiento social, en Bosquejo Histórico del
Movimiento obrero, Tabasco, México: Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, 1996, pp. 43-77.
2 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] p.43
3 Recibe dicho nombre en honor a su iniciador Ned Ludd
4 A raíz de esta organización surgirán 150 asociaciones en los sectores textiles, metalúrgicos y mineros.
Posterior a la descripción del movimiento obrero inglés, Ruíz de la Peña continúa hablando
sobre la expansión de la industrialización (y con ella expresiones del movimiento obrero)
desde Inglaterra hacia Francia, Alemania y Bélgica; terminando el primer apartado con la
siguiente reflexión:
El movimiento obre entendido como objeto de estudio, ha conquistado laboriosa y merecidamente su
derecho a la existencia. El concepto de clase obrera, en un análisis de la historia contemporánea, hace
referencia a una realidad social de contornos poco precisos: “la clase obrera”, y la constituyen ante
todo los asalariados de las industrias […] El movimiento obrero es, en consecuencia, el más
característico de los movimientos sociales del siglo XIX, y es aquel en torno al cual se integran, en
buena medida, los demás.5
En el segundo apartado, el autor inicia hablando, sobre la situación que tuvieron los
obreros en México desde la consumación de la independencia en el las primeras décadas
del siglo XIX hasta la época revolucionaria de principios del siglo XX; en pocas palabras,
en este segundo apartado, el autor narra el devenir de los trabajadores en la historia de
México. Para Ruíz de la Peña este hecho va generar dos consecuencias: el nacimiento de la
burguesía mexicana y el inicio de la lucha de clases puesto que “la independencia política
no mejoró, sino por el contrario, empeoró las condiciones de vida y de trabajo de las masas
campesinas y manufactureras”6. Ruíz de la Peña defiende su premisa argumentando que la
doctrina del individualismo liberal (doctrina ya imperante en el país) sancionaba
jurídicamente la plena e irrestricta explotación del trabajo humano. Afirma que el
trabajador laboraba alrededor de 17 horas diarias y recibía un salario debajo de los tres
reales; además, señala que dichas situaciones no cambiaron durante cerca de un siglo.
La nación vivía sofocada, la clase trabajadora arrastraba penosamente una vida de esclavitud, de
miseria y de angustia.7
Cuando habla sobre las cartas constitucionales encuentra un gran contraste: por un lado la
carta magna de 1824 no sólo no incorporaba disposiciones de protección al trabajo, sino
que mantenía la subsistencia de la servidumbre y las formas de explotación del régimen
feudal. Por el contrario, con la constitución de 1857 surgen las disposiciones de tipo social
que pueden considerarse como el reconocimiento a la protección de los trabajadores;
además, señala que el principal defensor de los trabajadores fue el congresista Ignacio
Ramírez. Otro de los avances, a nivel jurídico, que se logran es la creación del Código Civil
para el Distrito Federal y que de acuerdo con el autor representa la “defensa de la persona
humana” ya que reglamentó seis contratos con diversas prestaciones de servicio: de servicio
doméstico, de servicio por jornal, de contrato de obras a destajo o precio alcado, de los
5 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] pp.46-47
6 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] p.51
7 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] p.53-54
porteadores y alquiladores, contrato de aprendizaje y contrato de hospedaje. “Así (dice de
la Peña), privada legalmente de derechos, pero liberada en parte de una política
deformadora de su conciencia, la clase obrera irrumpió en la historia de nuestro país en
lucha abierta por conquistar sus derechos de clase independiente y el mejoramiento de sus
condiciones de vida8
Con esta afirmación, Ruiz de la Peña, señala que, el 16 de Septiembre de 1872, se origina,
como primera conquista, el Círculo de Obreros Libres que se caracterizó por ser una
organización mixta de obreros y artesanos; además, su importancia radica en que en ella, de
acuerdo con el autor, porque llegó a agrupar a 37 organizaciones con un total de ocho mil
afiliados.
Continuando con el capitulo, Ruíz de la Peña continua su obra hablando sobre el periodo
conocido como el porfiriato.
Durante este periodo, Ruíz de la Peña encuentra dos periodos de contradicción: en el
primero (de 1876-1879) las organizaciones obreras apoyan al régimen de Porfirio Díaz (2º
Congreso Permanente de Trabajadores) que les remunerara en el reajuste de salarios y en
condiciones de trabajo en 1876. Sin embargo, en el segundo periodo, que va desde 1880,
surge un cambio en la actitud del gobierno de Díaz en las que Ruiz de la Peña señala las
siguientes características:
Disolución del Congreso Permanente de Trabajadores por la falta de madurez en la
clase directora de obreros y político hostil del régimen.
Protección y estimulo a las inversiones del capital extranjero.
Seguridades de una mano de obra barata
Ausencia de una legislación sobre el derecho del trabajo
Progreso económico basado en la miseria del pueblo
Servidumbre de las masas campesinas e indígenas
Vida miserable de los obreros (baja en los salarios)
Los encomenderos decidían sobre la vida de los trabajadores
Jornadas de trabajo de 12 a 14 horas intensificada por la introducción de nuevas
máquinas y técnicas de producción que aceleraba el ritmo de trabajo.
8 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] p. 54
Penas de reclusión y trabajos forzados en campos de segregación (Valle Nacional,
Quintana Roo y Yucatán)
Represión de huelgas e insurrecciones campesinas que representan la incontenible
desesperación de las masas de los trabajadores.
De éste último punto, Ruiz de la Peña reflexiona:
Suprimidos asimismo los periódicos obreristas, perseguidos los dirigentes de los trabajadores y
amenazados estos por guardias a sueldo de las empresas, todo intento de organización tenía que
fracasar9
Al hacer esta reflexión, Ruiz de la Peña describe los sucesos más importantes de la primera
década del siglo XX en cuanto al movimiento obrero se trata: Las Huelgas de Cananea en
1906 y de Rio Blanco en 1907 encontrando en ambas los siguientes rasgos: Las dos son
influenciadas por el partido liberal de los Flores Magón, ambas demandaban mejoras tanto
salariales como laborales para los trabajadores mexicanos, ambas sufren injurias por
trabajadores extranjeros y, por último ambas serán fuertemente reprimidas por el ejército.
No obstante “pese a los fusilamientos en masa, a los confinamientos en los campos de
segregación, a las deportaciones y encarcelamientos, la ola de huelgas continua creciendo y
abarca los estados del norte, desplazándose luego la lucha hacia el sur para cubrir todo el
país”10
En la parte final del capítulo, Ruiz de la Peña nos habla sobre la participación de los
obreros en el movimiento revolucionario de 1910.
La primera característica que encuentra de las luchas obreras en este periodo es que “las
luchas obreras y campesinas influidos por las tendencias anarquistas, carecían de
preparación y revistieron un carácter espontaneo”. Sin embargo, afirma que gracias a la
influencia del Partido Liberal de los Flores Magón (caracterizado por ser una confusa
mezcla de sindicalismo y anarquismo) se logró la creación de la Casa del Obrero Mundial
con el objetivo de adoctrinar a la clase obrera. Ruiz de la Peña enfatiza la participación de
la COM en el movimiento revolucionario con la alianza de miles de miembros de dicha
organización en el Distrito Federal con Venustiano Carranza en 1915 y la creación de los
“Batallones Rojos” que serían soldados y propagandistas de la revolución
constitucionalista. Las ventajas que obtuvieron los obreros a la posteridad fueron decretos
de adiciones y reformas al plan de Guadalupe, en la nueva constitución obtendrán los
beneficios de los artículos 27 y 123, y la creación de la Ley Federal del Trabajo.
9 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] p.62
10 Ruiz de la Peña, Bosquejo Histórico [1996] p.64
Un ensayo de los Trabajadores y las fuerzas clasistas.
Continuemos con el análisis de obras que hablan sobre el movimiento obrero mexicano. A
continuación toca el turno a la obra de Sergio de la Peña que lleva por nombre:
Trabajadores y Sociedad en México. Desde un inicio, Sergio de la Peña nos habla de cuál
es el objetivo de su trabajo e investigación:
El intento de explicación del surgimiento y proceso de cambio de clases sociales objetivas y las
fuerzas clasistas tiene que hacer referencia a las relaciones de explotación, sociales y productivas, a
la acumulación, al carácter de los procesos de creación del capitalismo y su reproducción.11
Aun cuando hace mención de intentar explicar a las clases sociales, Sergio de la Peña, a
diferencia de Ignacio Rabelo, se enfocará principalmente en la historia del capitalismo y de
la formación y evolución de la burguesía nacional a través de la historia del país. Sin
embargo, también hace mención sobre la situación de los trabajadores en el devenir del
tiempo, solo que en menor medida, aun a pesar de llevar un título que hace alusión a la
historia de los trabajadores. Lo característico de esta obra es que un ensayo sobre la historia
de México vista desde un enfoque marxista; en donde se hace un análisis sobre la situación
de las clases antagónicas del marxismo, la burguesía y el proletariado (obreros y
campesinos), dejando a un lado a la clase media. El periodo que ocupa Sergio de la Peña es
muy extenso y va desde la última etapa de la Colonia, durante las Reformas Borbónicas,
hasta la etapa de formación del Estado nacional posterior a la Revolución Mexicana de
1910; es decir, narra más de un siglo de la historia de clases.
Por ser mi punto de interés solamente el periodo que abarca las últimas décadas del siglo
XIX y las primeras del siglo XX no haré mención de todo el ensayo puesto que me
extendería más de lo usual. No obstante haré mención de los siguientes puntos que enuncia
el autor:
Al ser el inicio de su ensayo la etapa colonial, Sergio de la Peña nos habla sobre el tipo de
relación social que existió durante, y mucho después, del periodo colonial: la hacienda. El
autor marca que “la hacienda se convirtió en el meollo de la sociedad y permaneció como
su unidad básica durante los siguientes cuatro siglos”12
y en cuanto a las Reformas
Borbónicas Sergio de la Peña comenta que:
El gran movimiento de reformas concretó para la Nueva España y para el resto del Imperio el
surgimiento de la primera fuerza burguesa […] Con todo lo artificial y violento del procedimiento,
11
De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX, 2ª ed., México: Siglo XXI,1987, p. 11
12 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.22
puso sobre sus pies al liberalismo que fue por más de un siglo la representación ideológica y
orgánica, antes y después de la independencia, de la fuerza burguesa13
Abarcado estos puntos, podemos continuar con el análisis que hace el autor sobre la
evolución clasista en México.
Para Sergio de la Peña, aun cuando la clase burguesa había surgido en el periodo pre-
independentista y que luchó en la guerra de emancipación, aún no se formaba como la clase
hegemónica del país14
aun cuando Sergio de la Peña cataloga a la Revolución de
Independencia como “la primera de las revoluciones burguesas”15
. Fue hasta la segunda
mitad del siglo XIX, con la derrota en la guerra con los Estados Unidos, cuando el sector
burgués inicia su ingreso a la esfera de pode e inicia las reformas para la formación de un
Estado capitalista (inspirado, paradójicamente, y según el autor, por la influencia
norteamericana). No obstante, Sergio de la Peña afirma que: “el régimen liberal, a pesar de
las grandes transformaciones y avances, no logró implantar el predominio de las relaciones
sociales y de producción propias del capitalismo industrial, sino que durante su dominio
persistió la orientación social que emanaba de las relaciones de la hacienda”16
. Posterior a
esto, el autor nos habla sobre el proceso de intervención francesa, de 1861 a 1867, que
implantó el Imperio de Maximiliano. Para Sergio de la Peña, a pesar de mencionar que el
sector burgués pierde el círculo de poder, menciona que el gobierno del emperador de
Habsburgo fue un gobierno liberal que confirmó las leyes de Reforma (implantadas estas
por los burgueses). Para 1867, con la restauración del Republicanismo, “recuperaba, dice
Sergio de la Peña, el poder el liberalismo y con éste la fuerza burguesa. Se reinició el
ambicioso programa de transformación capitalista encabezado por el Estado”17
.
Finalizando con esta reflexión, Sergio de la Peña inicia hablando sobre la época del
gobierno dictatorial del General Porfirio Díaz que va desde 1884 a 1910.
Dentro de este punto, el autor, marca los principales puntos que caracterizaron al periodo
porfirista. Habla sobre los vínculos con el mundo en plena revolución capitalista, sobre la
rápida expansión de exportaciones, sobre la creación de empresas industriales y mineras, en
la formación y proliferación de nuevas haciendas con un sentido capitalista más avanzado
13
De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] pp. 22-23
14 En este punto el autor marca que la burguesía, en la consumación de la independencia, fue derrotada por
el frente conservador-monárquico. No obstante, este frente tenía los mismos intereses que los burgueses lo
que provocó un estado de equilibrio y la continuación de la construcción de la nueva Nación.
15 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.23
16 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p. 30
17 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.32
(en la que incluye formas de organización empresarial en los procesos productivos y en las
relaciones internas de explotación; donde se vincula aún más la producción con los
mercados internos y externos) y en la construcción de ferrocarriles y telégrafos. “El Estado,
dice Sergio de la Peña, era capitalista en su vocación pero el poder hegemónico era el de los
señores de la tierra que encontraban ventajoso el desarrollo capitalista hasta cierto límite”18
Como se podrá ver, hasta este punto del trabajo de Sergio de la Peña solo habla sobre la
historia de la burguesía. Esto es porque, para el autor, la formación del proletariado
mexicano inicia, y se multiplican, durante esta etapa de la historia de México.
Dicha formación inicia con las resistencias indígenas por los despojos y a la violencia con
que son tratados y con las resistencias sindicales. De este punto, Sergio de la Peña afirma
que fue “mediante la acumulación y en buena medida la influencia de las inversiones
externas al trasladar trabajadores y sus organizaciones laborales del exterior (por ejemplo
en el caso de los sindicatos ferrocarrileros) y la difusión del pensamiento anarco-
sindicalista y socialista, se multiplicaron los brotes de resistencia y organización obrera”19
.
Afirma también que dentro de este contexto surgen, de la clase media20
, intelectuales,
periodistas y dirigentes que protestaban las acciones del gobierno y del régimen social.
Expone, además, que nace una nueva burguesía que demandaba y proclamaba cambios en
el orden político, económico y social. De este punto, Sergio de la Peña dice:
La fuerza burguesa ya se encontraba dividida en dos componentes diferenciados y enfrentados entre
sí, constituyendo las fuerzas que representaban la contradicción y la lucha principal de la época: la
inicial que hizo la revolución liberal y que se había aliado con los señores de la tierra para crear un
régimen social favorable al capitalismo; la nueva, desprendida de la primera, que iba delineando el
proyecto burgués más avanzado y contradictorio que el otro.21
En las siguientes páginas de su trabajo, Sergio de la Peña, habla, con más profundidad que
Ruíz de la Peña, sobre el progresivo surgimiento de la fuerza proletaria [Tabla 1]
Fecha Evento
1835 Se organiza la primera sociedad mutualista (la Sociedad Particular de Socorros Mutuos)
para la defensa de los artesanos. Inicio del mutualismo
1861 Plotino Rhodakanaty, importante ideólogo, edita La Cartilla Socialista
18
De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.35
19 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p. 36
20 Pocas veces el autor llega a mencionar el papel de la clase media.
21 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.37
1864 Se edita el folleto Neo-panteísmo, consideraciones sobre el hombre y la naturaleza también
por Rhodakanaty
1865 Primera Huelga Industrial del país. Textileros de La Colmena y San Ildefonso demandan la
reducción de la jornada laboral y la eliminación de la tienda de raya. La huelga fracasa.
1870 Santiago Villanueva y Francisco Zalacosta organizan el gran Círculo de Obreros de México
y “La Social” además del periódico El Socialista.
1871 El COM se consolida. Se emite el Código Penal del DF (se castiga el subir o bajar los
salarios o impedir el ejercicio de la industria o el trabajo
1874 El COM realiza su Primer Congreso Obrero, en el que se reclamaba el derecho a huelga.
1880 Disolución del Congreso Obrero.
1904 Unificación de diversas organizaciones de trabajadores ferrocarrileros en la Gran Liga de
Empleados Ferrocarrileros. Avance en la organización laboral en las industrias mineras,
textil, y otras manufacturas, y transporte de tranvías.
Posterior a exponer dichos eventos Sergio de la Peña hace tres señalamientos:
1. Aun cuando hacia finales del siglo había diversos círculos de obreros e intelectuales que compartían
las ideas socialistas, no tenían un peso social relevante. Otras corrientes hacían propias las posiciones
anarco-sindicalistas. Pero en su conjunto no dejaban de ser grupos aislados de escaso peso que no
constituían propiamente una fuerza y mucho menos una orientación de sentido proletario.
2. Los movimientos laborales, agraristas y políticas progresistas del siglo se enmarcaron en lo que en su
momento era la corriente clasista progresista, o sea, de la nueva fuerza burguesa.
3. La formación del Partido Liberal Mexicano (organizado por Ricardo Flores Magón) es una expresión
clara de las aspiraciones revolucionarias que se ubican en la dirección clasista burguesa y que, en el
transcurso de la lucha, ésta se radicalizó, se acercó al zapatismo y aun proclamó un “socialismo
agrario” de evidente contenido utópico22
A continuación, el autor inicia a hablar sobre el movimiento revolucionario de 1910.
De este particular, Sergio de la Peña afirma que la Revolución “aparece como el resultado
inevitable de la incapacidad del porfirismo para adaptarse a las nuevas funciones que
planteaba el desarrollo capitalista y las demandas sociales, económicas y políticas que se
acumulaban”.23
Como puntos de origen enmarca la multiplicación de las rebeliones de
22
De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.41
23 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p.42
[Tabla 1] Cronología del surgimiento del Proletariado Mexicano
comunidades y tribus por el despojos, levas y exterminio por el porfirismo, los conflictos
de los trabajadores y empresarios en forma de huelgas, la “histórica” reunión, en San Luis
Potosí, que encabezó el ya mencionado Ricardo Flores Magón que culminó con la
formación del Club Ponciano Arriaga y la organización del Congreso Liberal24
; enmarca
también como orígenes del movimiento armado: la expansión de un vigoroso movimiento
anarquista y socialista utópico y en la influencia de grandes movimientos laborales e
intentos de rebelión de inicios de siglo (entre ellos Cananea, Rio Blanco, Acayucan, Casas
Grandes y Viesca).
Sobre el movimiento revolucionario de 1910, Sergio de la Peña lo divide en tres etapas:
1. Primera etapa, la maderista: Que comprende de Noviembre de 1910 a Mayo de
1911 cuando Madero asume la presidencia de la república. Se caracteriza por la
confrontación entre la “nueva fuerza burguesa” y las fuerzas del orden social
porfiristas; en donde se logra romper la estructura del dominio político porfirista
pero en el nivel más alto sin, al menos, tocar las demás estructuras fundamentales.
Otro aspecto esencial de este periodo es que la postura de Madero de no hacer
demasiados cambios realizando políticas tibias, lo que llevó a la continuación de las
revueltas (principalmente la de Zapata y, en menor medida y fuera del país, de
Flores Magón).
2. Segunda etapa: Que es de febrero de 1913 (golpe de Estado, muerte de Madero, y
usurpación huertista) a julio de1914. Se caracteriza por la lucha por destruir las
fuerzas militares del porfirismo provocado por la profundización en la alteración de
las estructuras políticas y sociales. “El régimen social porfirista, dice de la Peña, no
desapareció con quitar a Díaz, sino que estaba en el conjunto de la sociedad: en el
ejercito, en las estructuras de poder locales, regionales y nacionales, en la Iglesia, en
las relaciones económicas dominantes. Por eso tenía que ser eliminado de raíz […]
El intento de retorno del porfirismo obligó a la destrucción de su máquina militar”25
.
El movimiento revolucionario, ahora en contra de Huerta, era encabezado por los
constitucionalistas (Carranza) y apoyado por los Villistas y Zapatistas junto con
otras fuerzas de contenido más abiertamente capitalista26
. Esta etapa concluye con la
renuncia y salida de Huerta y la entrada de Obregón (fuerzas constitucionalistas) a
la capital mexicana en julio de 1914.
24 En este punto es preciso señalar que el autor afirma que la política zapatista de “Tierra y Libertad” tuvo su
origen en la ideología floresmagonista
25 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] pp. 50-51
26 Cabe señalar que dentro de esta etapa surge la figura de Álvaro Obregón quien jugará un papel
importante en la etapa pos-revolucionaria.
3. Tercera etapa. Que va de finales de 1914 a principios de 1917 y se caracteriza por
la lucha entre las fuerzas carrancistas (que según de la Peña, representan a la “nueva
fuerza burguesa”) y las fuerzas populares villistas y zapatistas. Dentro de los
conflictos se puede ver la influencia de la Primera Guerra Mundial (forma de la
batalla) y que será este factor el que le dará la victoria a los carrancistas27
. En esta
etapa Sergio de la Peña dice: “Las demandas populares por las tierras, por justicia y
democracia y la participación más abierta de los intereses obreros eran incontenibles
y se radicalizaban en la medida en que no encontraban canales de solución. Para
entonces la revolución no sólo se realizaba en los campos de batalla o en torno a las
cuestiones agrarias sino que había invadido las ciudades y el movimiento obrero se
incorporaba a la lucha”28
. En esta última cuestión, Sergio de la Peña se refiere a la
alianza que hubo entre miembros de la Casa del Obrero Mundial y los carrancistas
dando origen a los famosos “Batallones Rojos” en 191529
. “Así, continua el autor, el
movimiento obrero obligado a participar por su propio crecimiento ideológico,
encontró más afinidad de intereses con el componente más avanzado de la fuerza
burguesa que con el sentido campesino del zapatismo o la violencia desesperada y
sin solución del villísmo. Su opción fue acertada y progresista”.30
Ya mencionado lo
anterior hay que señalar que la última etapa de la revolución, permitió que cobrara,
finalmente forma y contenido el nuevo pacto social y un nuevo gobierno, sin aún
existir el nuevo Estado.
Para no extenderme aún más en este análisis historiográfico, me limitaré a enlistar ciertos
puntos importantes de la construcción del nuevo Estado Mexicano y que tienen que ver con
en movimiento obrero mexicano y algunas citas del autor como formas de conclusión31
:
5 de febrero de 1917: Aprobación de la nueva Constitución que se caracteriza por
ser de aspecto radical, por tener un dominio nacional de los recursos naturales, por
reconocer los distintos tipos de propiedad, limitar a la Iglesia y, principalmente,
otorgar derechos laborales a los ciudadanos.
1919: Surgimiento de la Confederación Regional de Obreros de México (CROM)
27
Para Sergio de la Peña el carrancismo era una continuación de la línea maderista con algunas
modificaciones.
28 De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p. 53
29 Reconocimiento político de la existencia del movimiento obrero y sus intereses.
30 Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p. 56
31 Como había mencionado en líneas anteriores, Sergio de la Peña hace un análisis de varios sectores
sociales, principalmente el burgués y la Iglesia, dejando un análisis pequeño del proletariado.
1920: Asesinato de Carranza. Adolfo de la Huerta presidente interino. “De la Huerta
encabezó el primer gobierno en la historia del país que procuró el sustento en el
consenso de las clases sociales, que ya eran las fuerzas reales, y no sólo de caciques
o cabezas militares, económicas o políticas”32
. En diciembre del mismo año
Obregón es elegido presidente. Nacimiento del Estado de la Nueva Fuerza Burguesa
que incluyó una diversidad de demandas sociales y correlativa participación real en
el poder de los representantes de estos intereses.
1922: Emisión del reglamento agrario.
1931: Se discute y aprueba la Ley Federal del Trabajo.
“La fuerza proletaria surgió gracias a los efectos transformadores y perturbadores de
proceso revolucionario y no a consecuencia de la expansión industrial”33
Una profundización en el análisis del Movimiento Obrero en México.
Ahora bien, dentro de este apartado analizaré la primera obra que se dedica,
completamente, al estudio del movimiento obrero desde el siglo finales del siglo XIX y
analizando detenidamente las características que lo conforman. La obra de la que hago
referencia lleva por título La Organización Obrera en México y es escrito por Marjorie
Ruth Clark.
Como he mencionado, la obra de Clark es un estudio sobre el movimiento obrero
mexicano, pero, a diferencia de los anteriores autores (Ruíz de la Peña y Sergio de la Peña),
ella realizará todo un análisis detallado sobre la situación de los trabajadores antes, durante
y después de la Revolución Mexicana. Dentro de las 244 páginas que conforman su obra
estudia los fenómenos que caracterizan a las primeras décadas del siglo XX y en donde se
llevó a cabo la formación del Nuevo Estado Nacional pero centrándose, completa y
totalmente, en los trabajadores mexicanos (no en la historia del capitalismo ni la del sector
burgués). No obstante esto, mi análisis sobre la obra de Clark se centrará en los primeros
dos capítulos del libro y que llevan por nombre: I. Antecedentes Históricos e Inicios del
Movimiento Obrero Mexicano previos a la Revolución de 1910 y II. Carranza y los
Trabajadores.
Sin dar más rodeos inició el análisis de la obra de Ruth Clark.
32
Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p. 61
33 Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX [1987] p. 63
En primer lugar, Ruth Clark inicia enlista las limitaciones que existían, durante el siglo
XIX, para la formación de una organización obrera: señala que México permanecía en un
aislamiento de las demás naciones, que había constantes guerras internas y con el
extranjero, que el país se encontraba carente de comunicaciones e industrialmente
subdesarrollado, que “las masas” en México eran analfabetas y, por último, la influencia de
la Iglesia obstruía la entrada de teorías que pudieran “trastornar” el nivel tradicional de las
clases bajas. “La Iglesia y el Estado, dice Clark, coincidían totalmente en este punto.
Ambas instituciones estaban sumamente interesadas en mantener la estructura social en el
status quo de siglos desde la conquista”34
En resumen, Ruth Clark afirma que había poca
libertad de acción permitida por el gobierno e incluso que la misma organización
económica y social obstaculizaban el cambio formando una “triple barrera”. Otros factores
que resalta son: la diversidad de lenguas, la inferioridad racial de mestizos e indígenas, la
ausencia de una clase media delimitada o numerosa y una enorme brecha entre la clase
obrera y la clase terrateniente.
Durante el Porfiriato, Clark señala las características que imperaron en el país durante esta
etapa.
Para los últimos años del siglo XIX, durante la dictadura de Díaz, la situación económica
empieza a cambiar; no obstante, la social se mantendría igual: El punto que más subraya
Ruth Clark es el proceso de industrialización (construcción de ferrocarriles y de gran
número de fábricas) que traerá consigo condiciones favorables para el capital extranjero
manteniendo al obrero en el lugar que había ocupado en una sociedad no industrializada.
“Se consideraba que, dice Clark, en interés del Estado y las clases terratenientes, debía
mantenerse en la ignorancia, sometidos, desorganizados y sin conciencia de clase, tanto a
los trabajadores industriales como a los agrícolas.”35
Posterior a dar este marco contextual,
Ruth Clark pasa a narrar los primeros intentos de organización de los trabajadores con la
formación de sociedades llamadas mutualistas [Tabla 2] ya que “se estimaba que el
mutualismo era el primer recurso –y durante mucho tiempo el único- que tenía el trabajador
para su protección personal y llevar a cabo cualquier mejora en su condición.”36
Año Nombre Sociedad
1874 Sociedad Mutualista Unión Concordia del Distrito Federal
1879 Sociedades Mutualistas autodenominada el Gran Congreso
34
Clark Ruth, La Organización Obrera en México, México: Era, 1979, p.11
35 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.12
36 Ibídem.
1888 Orden Suprema de Empleados y Ferrocarrileros (dura entre 3 y 4 años)
1897 Confederación de Sociedades Ferrocarrileras de la República Mexicana
1904 Gran Liga Mexicana de Empleados de Ferrocarril
“Los líderes de estas sociedades, continua Clark, eran siempre, empero, personas
estrechamente conectadas con el gobierno. Más que un movimiento de buena fe entre los
obreros, la formación de estas sociedades representaba un intento, por parte del gobierno,
de impedir un movimiento tal.”37
Otros factores que señala Ruth Clark que permitieron, ya para el siglo XX, la organización
trabajadora son: la introducción de las doctrinas socialista y anarquista, el hastío que surgía,
poco a poco en México, por la dictadura de Díaz, y el intento de difusión de nuevas
doctrinas sociales por pequeños grupos de intelectuales. Sobre este último punto, Ruth
Clark remarca los movimientos intelectuales que se dan en Yucatán, Ciudad de México y
Guadalajara. En Yucatán, Clark habla del intento de José Zaldívar, exiliado español, de
fundar un periódico anarco-socialista y de la publicación de José María Pino Suarez en
contra de la esclavitud y de los abusos en las plantaciones de henequén. En la Ciudad de
México, la autora nos habla sobre el movimiento de los hermanos Flores Magón (Ricardo y
Enrique) quienes, en 1901, fundan el periódico Regeneración en donde hacían denuncias,
primero de la Iglesia, y luego de la dictadura de Díaz38
. De Guadalajara, Ruth Clark habla,
principalmente, de Ramón Morales, Roque Estrada, Juan I. Martínez, José María Loreto,
Primitivo R. Valencia como dirigentes de un tercer núcleo de organización obrera; la autora
marca la diferencia entre el movimiento magonista y el de Guadalajara afirmando que:
“Los dirigentes de Guadalajara negaron enfáticamente cualquier relación con el grupo de
los Flores Magón declarando que creían únicamente en el sindicalismo”39
.
De acuerdo con Ruth Clark, la industrialización para el trabajador significó un costo de
vida alto que, sumados con la permanencia fija en los salarios, provocaron un descontento
de las clases bajas. De este particular Clark afirma:
Añadido a este descontento, la infiltración gradual de las doctrinas revolucionarias motivó a que la
clase obrera hiciera intentos esporádicos para mejorar su suerte […] Dos huelgas de extraordinaria
importancia en el periodo pre-revolucionario del movimiento obrero mexicano tuvieron lugar en
37 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.12
38 “Los dirigentes de cualquier movimiento social estaban en primer lugar y ante todo contra Díaz” Clark
[1979], p.14
39 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.15
[Tabla 2] Sociedades Mutualistas fundadas en México
1906 y 1907, una en las minas de Cananea en el estado de Sonora, y la otra en las fábricas textiles de
la región de Orizaba, en el Estado de Veracruz40
La huelga de Cananea, de junio de 1906, Clark la resume como un movimiento,
influenciado por el círculo de los Flores Magón, que demandaba salarios más altos para los
trabajadores mexicanos. “En esta huelga, continua Clark, la primera importante en la
historia laboral mexicana, hubo derramamiento de sangre y violencia”41
. Con esto Ruth
Clark se refiere a la quema de edificios, al saqueo de almacenes y a la lucha entre
huelguistas y hombres de la compañía que provocó 20 decesos; la huelga es resuelta con el
envío de tropas federales para “restaurar el orden”; a los mineros se les obliga a regresar al
trabajo en las mismas condiciones y a los líderes se les da muerte o se les encarcela en San
Juan de Ulúa.
En cuanto a las huelgas textiles de Orizaba la autora le dedica más tiempo para poder
explicar lo acontecido:
Empieza diciendo que la industria textil es la más desarrollada y, sin embargo, las
condiciones laborales eran malas. En julio de 1906, debido a estas circunstancias, Ruth
Clark asevera que los obreros textiles formaron el primer, y verdadero, sindicato en México
llamado el Gran Circulo de Obreros Libres, que también adoptó los principios magonistas,
y que expandió filiales en Jalisco, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, México, DF, Querétaro,
Hidalgo y Veracruz. Continúa diciendo que, en diciembre de 1906, se dan huelgas en
diversas fábricas textiles de Puebla y Tlaxcala, provocado por los reglamentos que dictaron
los fabricantes en oposición de los trabajadores, y se extienden hasta el estado de Veracruz.
Para poder resolver el problema se acude a Díaz para que actuara como arbitro; Díaz
permite que los obreros huelguistas enviaran representantes y pudieran expresar sus
demandas para dar su resolución el 5 de enero de 1907. “Esto no tenía precedentes, asegura
Ruth Clark, era sin duda alguna la primera vez en México que se había permitido expresar
sus demandas a los trabajadores. No obstante, el juicio emitido por Díaz era en casi todas
sus clausulas desfavorables a los obreros”42
. Con la balanza en contra de los trabajadores,
se inicia la resistencia de los obreros veracruzanos (principalmente en Rio Blanco, Santa
Rosa y Nogales); resistencia que fue reprimida brutalmente por los militares. Al respecto
Ruth Clark asegura:
Gran parte de la verdadera lucha, continua Ruth Clark, tuvo lugar en la fábrica de Río Blanco, con un
saldo considerable de vidas humanas. Nunca se ha determinado el número de obreros que perdieron
sus vidas en estos encuentros, pero los cálculos oscilan entre veinte o veinticinco y varios cientos. En
40
Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], pp.16-17
41 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.17
42 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.18
la historia laboral mexicana, el 7 de enero de 1907 se ha convertido en el símbolo del martirio por la
causa obrera43
Continúa diciendo:
La pronta y drástica acción del gobierno federal, junto con la rígida supervisión a la que estuvieron
sometidos los obreros, destruyó completamente el Gran Circulo de Obreros Libres. Después de la
catástrofe de Río Blanco, nunca dio muestras de vida44
Y concluye aseverando:
Parece increíble, a la luz de los acontecimientos posteriores, que el gobierno de Díaz no lograra darse
cuenta en absoluto de la importancia de las huelgas de Cananea y Rio Blanco y de la organización e
inquietud incesantemente creciente en la masa del pueblo. Se conformó con arrestar o exiliar a los
dirigentes de los grupos obreros, establecer la ley marcial cuando tuviera lugar una huelga, disolver
las incipientes organizaciones laborales e imponer su voluntad por la fuerza. Entretanto la
insatisfacción política y económica iba gestando rápidamente la revolución de 1910, la cual, aunque
política en sus comienzos, pronto hizo de la reforma social su principal objetivo a pesar de que sólo
tenía ideas vagas y contradicciones respecto al rumbo que debía tomar esta reforma social.45
En la parte final del capítulo I, Ruth Clark habla sobre el inicio de la revolución contra Díaz
y encabezada por Madero donde los obreros trataron de apoyar pero fue de una manera
confusa y abortiva46
.
Las ideas de la clase obrera en el México de 1910 eran sumamente burdas y caóticas y, cuando
Madero logró derrocar al odiado dictador, el pueblo pensó que se resolverían sus problemas. Esta
creencia fue satirizada más tarde así: Poco trabajo, mucho dinero, pulque barato, ¡Viva Madero!47
El capitulo 1, lo concluye la autora sobre los problemas que se mantuvieron aun después de
la caída de Díaz y la entrada de Madero a la presidencia que se plasmaron en las dos fuertes
oposiciones al maderismo (Zapata y Ricardo Flores Magón). En cuanto al movimiento
obrero, el periodo presidencial de Madero permitió la formación de sindicatos y sociedades
mutualistas con adoctrinadas con las ideas del socialismo, anarquismo, sindicalistas y
comunistas. “En todos los casos, continua Ruth Clark, empero, las organizaciones recién
creadas carecían de objetivos definidos y de una comprensión clara del papel que debían
desempeñar en la vida del obrero […] Los líderes estaban totalmente desentrenados y las
43 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.19
44 Ibídem.
45 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], pp. 19-20
46 Incluso, Ruth exhibe que en el Plan de San Luís no se mencionaba como tal el problema de la clase
trabajadora.
47 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.20
masas de obreros eran totalmente indisciplinadas”48
. De dichas instituciones, Ruth Clark
hace mención de la Organización de Tipógrafos de México (que después se llamó
Confederación Nacional de Artes Gráficos y creada el 2 de mayo de 1911) ya que esta
institución, de acuerdo a la autora, “se convirtió en el núcleo de la primera organización
combativa mexicana después del efímero y malogrado Gran Circulo de 1906 y la Gran Liga
de Empleados de Ferrocarriles de 1908[…] Esta confederación es de especial importancia
en la historia laboral de México porque fue en ella donde adquirieron su primera
experiencia algunos futuros dirigentes sindicales como Ezequiel Salcedo, Eduardo Moneda,
Rafael Quintero y Alfredo Pérez Medina”49
. En 1912, debido a los problemas de los
trabajadores textileros, se reúne la primera Convención entre Patrones y Obreros en la
Ciudad de México que culminó con la formación de un contrato en el que se fijó los
salarios de las fábricas textiles y las condiciones de trabajo que debían tener las mismas. En
el mismo año, y de acuerdo con la autora, se establece, también, una Cámara del Trabajo y
una Confederación de Sindicatos Obreros de la República Mexicana en Veracruz, en
Tampico Tamaulipas ya existía, desde junio de 1911, un Gremio Unido de Alijadores, y en
Torreón Coahuila existía la Confederación del Trabajo.
“Finalmente en 1912, dice Clark, de todo este caos de organización, surgió el primer grupo
que iba a dar coherencia al movimiento laboral. La Casa del Obrero Mundial.50
Así finaliza
el primer capítulo de la esplendida obra de Ruth Clark, y da paso al segundo capítulo cuyo
tema central es hablar sobre la institución ya mencionada y su relación con el movimiento
revolucionario, principalmente el constitucionalista, encabezado por Carranza.
La autora inicia diciendo:
La casa no era un sindicato en ningún sentido de la palabra, pero el servicio que prestó al desarrollo
sindical posterior en México fue invaluable. Era un centro de reunión en el que se intercambiaban,
comparaban y desarrollaban ideas y se preparaba la propaganda que se difundía a todo el país. Fue el
primer factor coordinador del movimiento obrero y escuela de adiestramiento de los primeros
líderes.51
De los dirigentes que menciona Clark, aparecen los nombres de: Juan Francisco
Moncaleano, Antonio Díaz Soto y Gama, Celestino Gasca, Lázaro Gutiérrez de Lara,
Manuel Sarabia, Pioquinto Roldán y Rafael Pérez Taylor. Madero, según Clark, se opuso a
la COM porque le asustaba el radicalismo y la introducción en los grupos laborales de la 48
Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.22
49 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], pp. 22-23
50 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.25
51 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.27
influencia de doctrinas extranjeras. Por su parte la COM acusaba a Madero de seguir los
pasos de Díaz. “No obstante, dice la autora, en conjunto, a pesar del miedo que despertó
esta actuación del gobierno, las organizaciones obreras gozaron de una seguridad relativa
con Madero”52
. No así fue la situación con la llegada del Huerta a la silla presidencial
(Usurpación Huertista [febrero 1913- julio 1914]) ya que “Huerta era reaccionario y los
trabajadores recibieron la misma clase de trato que habían recibido con Díaz”53
, situación
que se vio reflejada con el cierre temporal de la COM en 1913 que se provocó con los
desafíos que la institución hacía contra el presidente.
En esta parte dice Ruth Clark:
Durante el Régimen de Madero la clase obrera en México se comportó mayoritariamente de manera
pasiva y neutral. Durante la lucha de Huerta estaba amargada y resentida. Consiente y organizada y
con un plan de acción bastante definido, se unió a la revolución en tiempos de Carranza54
La alianza de la que hace mención la autora se realizara con la renuencia de Carranza y de
su posterior salida de la del ejército constitucionalista de la capital, obligado por las fuerzas
villistas y zapatistas en 191455
. En noviembre de ese mismo año las fuerzas carrancistas se
trasladan a Veracruz y el 12 de diciembre “Carranza emitió su famoso decreto, el cual junto
con la influencia que ostentaba Obregón sobre la clase obrera, le garantizó la ayuda activa
del movimiento obrero organizado y representado por la Casa del Obrero Mundial […] Este
decreto junto con otro posterior, el 6 de enero de 1915, sobre el problema agrario,
constituyeron la base sobre la que se iba a construir el nuevo régimen […] Además de los
obreros industriales incorporados a través de la casa del Obrero Mundial, las fuerzas
constitucionalistas se vieron engrosadas por un gran número de trabajadores agrícolas”56
La alianza que hicieron los obreros con Carranza se vio plasmada en la creación de los
“Batallones Rojos” que se formaron con el reclutamiento voluntariamente de obreros
impulsados por la propaganda que realizaban los sindicatos anexados a la COM. Los
batallones creados fueron 6 y se formaron, de acuerdo con la autora, de la siguiente forma:
No. 1: Formado enteramente por obreros de la Fábrica Nacional de Armas y
enviado a San Luis Potosí.
52
Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.28
53 Ibídem.
54 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.29
55 Clark afirma que el plan de Guadalupe, emitido el 26 de marzo de 1913, no tiene un proyecto social aún
cuando Obregón y Salvador Alvarado insistían a Carranza sobre la importancia del proyecto social quien
continuó rechazándolo; el plan simplemente expresa su repudio hacia Huerta.
56 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], pp.29-31
No. 2: Compuesto por la Federación de Obreros y Empleados de la Compañía de
Tranvías de la Ciudad de México y otros sindicatos. Destacados en Veracruz.
No. 3 y 4: Formado por los sindicatos obreros textiles, ebanistas, albañiles, pintores,
sastres y conductores de carruaje “de alquiler”. Incorporados en el ejército del
Noroeste bajo el mando de Obregón.
No. 5 y 6: Compuestos por los sindicatos de albañiles, impresores, mecánicos y
metalúrgicos. Directamente bajo las órdenes del Coronel Enríquez de Orizaba.
La participación de los batallones en la revolución se ve elogiada en la Batalla de Ébano
en marzo/abril de 1915 y Ruth Clark afirma:
La Casa del Obrero Mundial abandonó la ciudad de México en marzo de 1915. Regresó en agosto
del mismo año, muy poco después del regreso de Carranza a la capital, posteriormente a que
Obregón derrotase a Villa en la famosa Batalla de Celaya. La Casa había cumplido su parte en el
acuerdo, Carranza tenía de nuevo el control del gobierno federal y los obreros esperaban con
ansiedad un periodo de triunfo real de sus organizaciones a la sombra del victorioso Primer Jefe
Constitucionalista57
Posterior al “éxodo” (como lo nombra Ruth Clark), de salida y entrada en la ciudad de
México, que realizaron los miembros de la Casa del Obrero Mundial, Ruth Clark habla
sobre la política laboral que sostuvo Carranza después de recuperar la capital de la
república. “Como los salarios eran el interés primordial de la época, se presentaron muchas
demandas de aumentos tan pronto como el gobierno constitucionalista se restableció en la
Ciudad de México. Pero no fueron recibidas con simpatía. La clase obrera, que había
servido a la causa de Carranza, amenazaba ahora convertirse en un peligro […] A los
obreros no se les había ocurrido pensar que Carranza les ayudaría sólo si podía hacerlo sin
enfrentarse a la clase capitalista.”58
Con esta aseveración, Ruth Clark hace referencia al
periodo que va de finales de 1915 a principios de 1916 donde se puede apreciar la inquietud
que viven los obreros con las constantes huelgas, que se suceden una a una, en diferentes
sectores y en todo el país. Clark enumera las siguientes:
Huelga de Maestros en la Ciudad de México.
Huelga de Tranviarios.
Huelga de Electricistas en Guadalajara.
Huelga de Mineros en el Estado de México.
57
Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.35
58 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], pp.36-37
Huelga de Panaderos en la Ciudad de México59
.
Ruth Clark describe el panorama del trabajador en esa época:
En la primavera de 1916 la situación de los obreros era desesperada. El desempleo había aumentado
en un grado alarmante; las fabricas estaban cerradas, las minas clausuradas, las
haciendas arruinadas, por los largos años de guerra; la producción agrícola había
descendido materialmente, y esto había ocasionado un alza en los precios de los
alimentos. Se culpó al gobierno de Carranza de la situación y las críticas llegaron a ser
tan severas que los obreros disponían a revelarse. La clase trabajadora de todo el país,
tanto en la agricultura como en la industria, estaba completamente decepcionada. El
sufrimiento era mucho mayor en las ciudades y fue en ellas donde se llevó a cabo el
primer esfuerzo por cambiar las condiciones60
Fue un periodo donde el costo de vida, de por sí alto, subía constantemente. De acuerdo
con Ruth Clark, 1916 representó “una crisis entre las organizaciones obreras y el
gobierno” que, sin importar los intentos por mejorar las condiciones laborales y debido
a las devaluaciones monetarias, no logró solucionar los problemas laborales. La autora
continúa explicando:
Las esperanzas de los sindicatos eran mayores de lo que el gobierno podía o estaba dispuesto a dar y,
no pasó mucho tiempo antes de que se desatara una gran fricción. Entre los miembros de la Casa del
Obrero Mundial predominaba la creencia de que los obreros habían conquistado un nivel de suprema
importancia y privilegio en el país. Carranza, más interesado en mantener y fortalecer el lugar que se
había ganado para sí mismo que en la situación de las clases bajas, y rodeado por dificultades tanto
dentro como fuera del país que amenazaban con hacer caer su gobierno en cualquier momento, no
estaba en posición ni en humor de ceder a las demandas de los sindicatos61
Con tal esta afirmación Clark comenta que las huelgas continuaron a lo largo del país,
principalmente en Veracruz, Tampico y el Distrito Federal, y que demandaban el pago de
salarios en oro y no en papel moneda devaluado porque “las clases obreras ya estaban
hartas del papel devaluado”62
. Clark también comenta que el gobierno intenta hacer nuevas
negociaciones en un ambiente de Ley Marcial que culminaron con un aumento de salario y
el retiro de las huelgas pero termina por afirmar:
59
De esta última, la autora asegura que hubo un intento de solución, por parte del gobierno federal, a las
condiciones laborales que tenían los panaderos que se caracterizaba por ser una situación de esclavitud y de
salarios muy bajos.
60 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.38
61 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.39
62 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.40
La sumisión de los obreros, producto de las promesas y amenazas del gobierno, fue de corta
duración. En julio, cuando no se había hecho nada por aligerar la situación, se declaró de nuevo una
huelga general en el Distrito Federal y, esta vez, los planes estaban bien trazados que, de hecho, la
huelga resultó efectiva por un corto tiempo63
La huelga a la que la autora hace mención inicia el 31 de julio de 1916; la respuesta de
Carranza fue la de exigir el retiro de la huelga y que, por respuesta, fue un rotundo no por
parte de los trabajadores. Ante la negativa, Carranza ordena el cierre de la Casa del Obrero
Mundial, el arresto del comité de huelga y de otros líderes del movimiento e, incluso, llegó
al extremo de aplicar, de nueva cuenta la ley del 25 de enero de 1852 en la que declaraba a
los huelguistas como bandidos y condenados a la pena de muerte, todo esto descrito por la
autora64
. No obstante, Ruth Clark encuentra algo positivo:
Pero una cosa sí se ganó. Si bien las huelgas de 1916 no tuvieron éxito inmediatamente, el papel
moneda dejó muy pronto de circular. […] El 16 de octubre de 1916, un decreto del gobierno
dictaminó que, en el futuro, los sueldos y salarios deberían pagarse en oro o plata o en el equivalente
de esta moneda fuerte en papel, y el gobierno fijaría el valor del papel cada diez días. Un mes
después, Carranza llegó más lejos y declaró que todas las transacciones de negocios debían realizarse
en base al oro así como el pago de todos los sueldos y salarios. Trató incluso de fijar los salarios en
función de los existentes en 1912, pero el intento no prosperó.65
De tan fuerte política paradójica, Ruth Clark asegura que, aun cuando Carranza no terminó
por cumplir sus compromisos con los trabajadores (que terminaron decepcionados del
Primer Jefe), y aun cuando había intentos de Villa y Zapata por atraer a los trabajadores
urbanos y agrícolas hacia sus polos, “los sindicatos obreros no estaban dispuestos, a pesar
de todo, a emprender una acción contra él [Carranza]”66
ya que, de algún modo, existía un
mejoramiento en la vida de los trabajadores. Sin embargo, Ruth Clark hace una aclaración:
No obstante, esta prosperidad no aminoraba de ningún modo su animosidad contra Carranza. Las
organizaciones laborales estaban simplemente esperando la oportunidad de ponerse en su contra. Y
esta oportunidad no tardó en presentarse.67
Desde este punto, la autora habla sobre la Carta Magna Mexicana de 1917 que impera hasta
nuestros días y afirma:
63 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.41
64 Cabe también señalar que la autora afirma que es en este punto cuando inician los fuertes conflictos entre
Carranza y Obregón por las actitudes tomadas por el primero.
65 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.43
66 Ibídem.
67 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.44
A partir de este año [1917], las organizaciones obreras mexicanas han estado en la posición un tanto
anómala de poseer las leyes laborales más avanzadas del mundo, aparte de Rusia, y únicamente
beneficiarse de esta legislación en la medida en que han sido capaces, a través de su propia fuerza o
de intrigas políticas, de ejercer la presión suficiente para garantizar el cumplimiento de estas leyes.68
Para Ruth Clark, la Constitución que surge del movimiento revolucionario de 1917 es el
punto culminante del movimiento social; no obstante esto asegura también que los artículos
dedicados a los trabajadores (el 27 y el 123) no fueron más allá de “ser la primera expresión
coherente de la ideología revolucionaria” ya que “muchas de las disposiciones relativas al
trabajo únicamente pretendían legalizar y generalizar las conquistas que ya habían logrado
los diferentes grupos de la clase trabajadora”69
. Este argumento lo sostiene haciendo
referencia a los decretos que Carranza ya había creado (12 de diciembre de 1914 y 6 de
enero de 1915) y que permitieron la apertura para una legislación a favor del obrero y el
campesino y que permitieron la creación de otros decretos como fueron:
Leyes que fijaban un salario mínimo.
Leyes que disponían la creación de un día de descanso semanal y la jornada de ocho
horas
Leyes que preveían indemnizaciones en caso de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales.
Para concluir, Ruth Clark termina su segundo capítulo de la siguiente manera:
El sistema de esclavitud por deudas o peonaje había desaparecido, el castigo físico y el
confinamiento de obreros agrícolas e industriales ya se había superado, la tienda de raya se había
destruido parcialmente. El México de 1917 no era el país aislado y desconocido que había ayudado a
los trabajadores mexicanos. Ya no podía ponerse en duda el derecho a la organización y a la huelga.
Un gobierno hostil podía anular estos derechos temporalmente, pero no podía destruirlo. En efecto, el
gobierno de Carranza había restaurado el proceso y obligado a los obreros a luchar larga y duramente
por cualquier cosa que fuera más allá de los derechos elementales que habían conquistado en gran
parte apuntando con una pistola. Los trabajadores mexicanos todavía están luchando –en muchos
casos sin éxito- por los derechos que de les concedieron legalmente en 1917.70
La visión revolucionaria del movimiento obrero.
68
Op. Cit.
69 Ibídem
70 Clark Ruth, La Organización Obrera en México, [1979], p.52
Como apartado final, hablaré de una obra de importante aportación histórica y que lleva
por título Historia de la Revolución Mexicana: La etapa precursora de Florencio Barrera
Fuente.
En primera instancia, la obra no parece tener relación con el movimiento obrero, que es el
tema principal de este escrito; en parte es verdad puesto que el objetivo central del libro de
Barrera Fuente es el narrar los acontecimientos que antecedieron al movimiento
revolucionario de 1910. Las fuentes principales de su investigación se concentraron en la
recopilación y la selección de artículos hemerográficos de periódicos como el
Regeneración, El Diario del Hogar, El hijo del Ahuizote etc. y, en menor medida, utiliza
obras bibliográficas que representaron una importancia relevante en la primera década del
siglo XX como lo fue el libro La Sucesión presidencial de Francisco I. Madero y Apuntes
confidenciales sobre la situación por la que atraviesa el país, sus causas y manera de
conjurar el peligro del licenciado Rafael de Zayas Enríquez. Otra característica importante
del libro, es que se dedica al estudio del movimiento encabezado por los hermanos Flores
Magón (principalmente a Ricardo) y otros personajes como Camilo Arriaga, Juan Sarabia y
Práxedis G. Guerrero. Ahora bien, cabe señalar que tal movimiento va a tener una
influencia importante dentro del sector obrero, por lo que Barrera Fuente le dedicará un
espacio importante a las huelgas obreras de 1906 y 1907 (Cananea y Río Blanco), y es en
este punto donde se centrará el espacio de estas líneas.
El primer punto que se marcará es sobre la importancia ideológica que representó el
movimiento magonista en el sector obrero y que se plasmó en el manifiesto del Partido
Liberal Mexicano del 1º de julio de 1906, que Barrera Fuente recupera, y que, en la parte
sobre el trabajo, dice así:
Un Gobierno que se preocupa por el bien efectivo de todo el pueblo no puede permanecer indiferente
ante la importantísima cuestión del trabajo. Gracias a la dictadura de Porfirio Díaz, que pone el poder
al servicio de todos los explotadores del pueblo, el trabajador mexicano ha sido reducido a la
condición más miserable; en dondequiera que preste sus servicios es obligado a desempeñar una dura
labor de muchas horas por un jornal de unos centavos. El capitalista soberano impone sin apelación
las condiciones del trabajo, que siempre son desastrosas para el obrero, y éste tiene que aceptarlas
por dos razones: porque la miseria le hace trabajar a cualquier precio o porque, si se rebela contra el
abuso del rico, las bayonetas de la dictadura se encargan de someterlo […] De hecho, y por lo
general, el trabajador mexicano nada gana desempeñando rudas y prolongadas labores; apenas
obtiene lo muy estrictamente preciso para no morir de hambre. Esto no sólo es injusto: es inhumano
y reclama un eficaz correctivo. El trabajador no es ni debe ser en las sociedades una bestia macilenta,
condenada a trabajar hasta el agotamiento sin recompensa alguna; el trabajador fabrica con sus
manos cuanto existe para beneficio de todos, es el productor de todas las riquezas y debe tener los
medios para disfrutar de todo aquello de que los demás disfrutan.71
71 Barrera Fuente Florencio, Historia de la Revolución Mexicana: La etapa precursora, 3ª ed. México: Saltillo,
Coahuila, México: Gob. del Edo.; Comité de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario
de la Revolución, 2009, V. 2, pp. 228-229.
Como podemos observar, el manifiesto no sólo exhibe la situación que pasa el obrero, sino
que, además, reubica a la clase obrera y la llena con una ideología plagada de ideas
moderadas (provocado, según el autor, por la persuasión de Camilo Arriaga a Ricardo
Flores Magón). Posterior a esta reclamación, el manifiesto enlista, en forma de artículos, las
reformas que tiene como objetivo, en cuestión del trabajo, plasmar dentro de la sociedad
mexicana:
21. Establecer un máximum de ocho horas de trabajo y un salario mínimo en la proporción siguiente: un
peso para la generalidad del país, en que el promedio de los salarios es inferior al citado, y de más de
un peso para aquellas regiones en que la vida es más cara y en las que este salario no bastaría para
salvar de la miseria al trabajador.
22. Reglamentación del servicio doméstico y del trabajo a domicilio.
23. Adoptar medidas para que con el trabajo a destajo los patronos no burlen la aplicación del tiempo
máximo y salario mínimo.
24. Prohibir en absoluto el empleo de niños menores de catorce años.
25. Obligar a los dueños de minas, fábricas, talleres, etcétera, a mantener en las mejores condiciones de
higiene sus propiedades y guardar los lugares de peligro en un estado que preste seguridad a la vida
de los operarios.
26. Obligar a los patronos o propietarios rurales a dar alojamiento higiénico a los trabajadores cuando la
naturaleza del trabajo de estos exija que reciban albergue de dichos patronos o propietarios.
27. Obligar a los patronos a pagar indemnización por accidentes del trabajo.
28. Declarar nulas las deudas actuales de los jornaleros de campo para con los amos.
29. Adoptar medidas para que los dueños de tierras no abusen de los medieros.
30. Obligar a los arrendadores de campo y casas a que indemnicen a los arrendatarios de sus propiedades
por las mejoras necesarias que dejen en ellas.
31. Prohibir a los patronos, bajo severas penas, que paguen al trabajador de cualquier otro modo que no
sea dinero en efectivo; prohibir y castigar que se impongan multas a los trabajadores o se les hagan
descuentos de su jornal o se retarde el pago de la raya por más de una semana o se niegue al que se
separe del trabajo el pago inmediato de lo que tiene ganado; suprimir las tiendas de raya.
32. Obligar a todas las empresas o negociaciones a no ocupar entre sus empleados y trabajadores sino a
una minoría de extranjeros. No permitir en ningún caso que trabajos de la misma clase se paguen
peor al mexicano que al extranjero en el mismo establecimiento, o que a los mexicanos se les pague
en otra forma que a los extranjeros.
33. Hacer obligatorio el descanso dominical72.
72 Barrera Fuente Florencio, Historia de la Revolución Mexicana: La etapa precursora [2003], pp. 243-244
Como se aprecia, el manifiesto muestra que se tiene por objetivo plasmar las necesidades
de los trabajadores a un pensamiento político; además muestra fuertemente la importancia
que ejercen los trabajadores en los nuevos pensadores políticos que los incluyeron dentro
de sus programas de reformas. Ahora bien, el segundo punto que habla sobre el
movimiento obrero en el trabajo de Barrera Fuente, es sobre las huelgas de Cananea y Río
Blanco. Sin embargo, como ya se ha contextualizado los dos hechos en líneas arriba (y
como la característica principal del autor es que se dedica a narrar acontecimientos y rara
vez se conoce su opinión) no queda más que comentar cuál es el punto de vista que plantea
el autor sobre las dos huelgas, empezando con la de Cananea:
La sangre derramada en Cananea y el cautiverio de los dirigentes del movimiento fueron una etapa
más de la lucha precursora de la Revolución Mexicana, porque el magonismo, incansable en sus
ideales libertarios, venía preparando el espíritu del pueblo para enfrentarse a la tiranía.73
Y esta es su opinión con respecto a la huelga de Río Blanco:
Nunca se supo cuántos cayeron en esa hecatombe que chapoteó de sangre la crueldad de la dictadura.
En Río Blanco, en Santa Rosa, en Nogales, en San Lorenzo, la sangre generosa de los trabajadores
regó el suelo mexicano. De allí, algunos fueron levantados por sus familias para darles sepultura. Y
los más, confundidos en fúnebre masa, a bordo de dos plataformas de ferrocarril, fueron llevados,
según unos, a ser sepultados en Escamela, y según otros, a ser arrojados al mar.
De los dirigentes obreros, murieron en la matanza Rafael Moreno, José Juárez, Agustín Mirón,
Nicolás López, Antonio Bonilla, Antonio Ramírez y Manuel Cortés. Los demás, héroes anónimos de
nuestras luchas sociales.74
Conclusión:
El movimiento obrero mexicano, de finales del siglo XIX y principios del XX, tiene una
importancia de valor histórico muy importante para el contexto actual; representa el
surgimiento de un sector importante de la población productiva en el país e, incluso,
representa un símbolo de identidad y de unidad para los grupos sindicalistas
independientes o corporativos75
por lo que debe ser comprendido y analizado por las futuras
generaciones de historiadores. No obstante, a nivel de la Historia como ciencia, y, en
últimas fechas, el estudio del movimiento obrero ha empezado a ser abandonado por los
investigadores quienes lo catalogan como un estudio de menor relevancia; argumento que
carece de fundamento puesto que, como ya hemos mencionado, el movimiento del sector
73 Barrera Fuente Florencio, Historia de la Revolución Mexicana: La etapa precursora, [2003] p.218
74 Barrera Fuente Florencio, Historia de la Revolución Mexicana: La etapa precursora, [2003] p. 290
75 Los sindicatos conmemoran cada año las huelgas de Cananea y Río Blanco como el principio de la lucha de
los trabajadores por sus derechos.
obrero en México es un proceso de nuestro pasado inmediato y que repercute,
inevitablemente, en nuestro presente. Hoy todavía podemos observar la lucha de los
trabajadores mexicanos por el respeto a sus derechos y garantías que han sido violados por
el Estado nacional76
(lucha que ha sido transgiversado por los medios de comunicación).
Al punto al que quiero llegar es que la lucha de los obreros en el país ha terminado
cayendo en un negativo estereotipo y que la Historia, como ciencia social, debe modificar
nuevamente y que regrese a ser visto nuevamente por la ciudadanía mexicana como un
movimiento legítimo que busca defender al sector trabajador del país.
Es de vital importancia que se continúe con el estudio de los grupos sociales que conforman
al México contemporáneo puesto que estos nos permiten una mayor comprensión del
contexto actual del país; nos permite conocer la situación en la que se encuentran dichos
grupos y si ha existido un cambio positivo o negativo, poder hacer un análisis y realizar
propuestas para el mejoramiento de dichos grupos. Quién mejor que los historiadores,
cuyas perspectivas se centran en el estudio del pasado, para buscar las mejoras sociales que
son requeridas en el país. Esta razón, incluso, le reditúa al historiador quien legitima la
importancia de su ciencia en el estudio y valoración de las clases sociales para el
mejoramiento de las mismas. Por ello, y por otras razones, de la importancia de que el
historiador no reniegue del estudio de la clase obrera en el país; su historia significa la
representación de los sectores populares.
Bibliografía:
Ruiz de la Peña, Ignacio Rabelo, Bosquejo Histórico del Movimiento obrero, Tabasco, México,
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, 1996, 192 p.
De la Peña, Sergio, Trabajadores y Sociedad en el siglo XX, 2ª ed., México, Siglo XXI, 1987, 242 p.
Clark Ruth, La Organización Obrera en México, México, Era, 1979, 244 p.
Barrera Fuente Florencio, Historia de la Revolución Mexicana: La etapa precursora, 3ª ed. México,
Saltillo, Coahuila, México: Gob. del Edo.; Comité de los Festejos del Bicentenario de la
Independencia y Centenario de la Revolución, 2009, 2 v.
76 En esta parte hago alusión al movimiento del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), uno de los
sindicatos más antiguos del país, en defensa de los trabajadores de la ahora extinta empresa Luz y Fuerza
del Centro (LyFC) que inició desde octubre del 2009.