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Con este número estamos completando 40 ediciones de la revista “Aguas Vivas”. Como sabemos, este número es muy significativo en las Escrituras. Es número de “prueba, examen y ensayo” – como ha dicho Hartill. Para nosotros este tramo del tiempo en que la hemos estado publicando, creemos que por encomienda de Dios, esta revista, ha sido también eso – prueba, examen y ensayo. Literalmente, hemos sido probados, hemos estado rindiendo un gran exa- men y estamos siendo ensayados – aprendiendo, para prestar, tal vez en el futuro, si la gracia del Señor nos asiste, algún verdadero servicio al Señor. Han sido años difíciles a causa de la torpeza de nuestro corazón, que no ha estado siempre afinado al propósito original del Señor; han sido también tiempos en que la misma palabra compartida se ha vuelto contra los que la comparten – cual espada de dos filos–, en busca de un eco real en su experiencia de vida, ocasionando a la vez agonía y gozo. Lo que comenzó como una publicación de carácter restringido para unos pocos hermanos en Chile, se amplió casi de la noche a la mañana, hasta lími- tes impensados. El Señor nos ha honrado sobremanera al conocer a la distan- cia a muchos hijos de Dios en casi todo el planeta. Mucha ayuda hemos encon- trado en el Cuerpo de Cristo; muchos hermanos diseminados en Chile y por todo el mundo, con sus oraciones, su palabra y sus aportes, nos han alentado para seguir, cuando ya no quedaban fuerzas. Muchos valiosos colaboradores se han sumado a esta tarea. Gracias a Dios por cada uno de ellos. Así que ahora, al entregar este nuevo número al pueblo de Dios, rogamos al Señor que la use para confirmar la fe de su pueblo, para llevar consuelo y luz, y rogamos también que nos permita en el futuro servirle mejor, con mayor pureza y excelencia, con más abnegación y santidad – aunque nuestras pobres vidas sean consumidas en la tarea. En este número, ponemos a disposición de nuestros lectores cuatro de los diez mensajes que fueron impartidos en nuestra Segunda Conferencia Inter- nacional, en septiembre de 2005, bajo el lema “La Restauración del Testimo- nio de Dios”. Para la gloria de nuestro Dios y Padre, y de su Hijo Jesucristo. EL NÚMERO CUARENTA

EL NÚMERO CUARENTA - Aguas VivasLa total suficiencia de Cristo La incertidumbre en que viven muchos cristianos se debe a no haber recibido un Cristo pleno. C. H. Mackintosh

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Con este número estamos completando 40 ediciones de la revista “AguasVivas”. Como sabemos, este número es muy significativo en las Escrituras. Esnúmero de “prueba, examen y ensayo” – como ha dicho Hartill. Para nosotroseste tramo del tiempo en que la hemos estado publicando, creemos que porencomienda de Dios, esta revista, ha sido también eso – prueba, examen yensayo.

Literalmente, hemos sido probados, hemos estado rindiendo un gran exa-men y estamos siendo ensayados – aprendiendo, para prestar, tal vez en elfuturo, si la gracia del Señor nos asiste, algún verdadero servicio al Señor. Hansido años difíciles a causa de la torpeza de nuestro corazón, que no ha estadosiempre afinado al propósito original del Señor; han sido también tiempos enque la misma palabra compartida se ha vuelto contra los que la comparten –cual espada de dos filos–, en busca de un eco real en su experiencia de vida,ocasionando a la vez agonía y gozo.

Lo que comenzó como una publicación de carácter restringido para unospocos hermanos en Chile, se amplió casi de la noche a la mañana, hasta lími-tes impensados. El Señor nos ha honrado sobremanera al conocer a la distan-cia a muchos hijos de Dios en casi todo el planeta. Mucha ayuda hemos encon-trado en el Cuerpo de Cristo; muchos hermanos diseminados en Chile y portodo el mundo, con sus oraciones, su palabra y sus aportes, nos han alentadopara seguir, cuando ya no quedaban fuerzas. Muchos valiosos colaboradoresse han sumado a esta tarea. Gracias a Dios por cada uno de ellos.

Así que ahora, al entregar este nuevo número al pueblo de Dios, rogamosal Señor que la use para confirmar la fe de su pueblo, para llevar consuelo yluz, y rogamos también que nos permita en el futuro servirle mejor, con mayorpureza y excelencia, con más abnegación y santidad – aunque nuestras pobresvidas sean consumidas en la tarea.

En este número, ponemos a disposición de nuestros lectores cuatro de losdiez mensajes que fueron impartidos en nuestra Segunda Conferencia Inter-nacional, en septiembre de 2005, bajo el lema “La Restauración del Testimo-nio de Dios”.

Para la gloria de nuestro Dios y Padre, y de su Hijo Jesucristo.

EL NÚMERO CUARENTA

2 AGUAS VIVAS

UNA REVISTA PARA TODO CRISTIANO / AÑO 7 · Nº 40 · JULIO - AGOSTO 2006aguas vivas

ENFOQUE DE ACTUALIDADNace la religión del futuroLas religiones del mundo se rinden ante el altar de la ciencia.Ricardo Bravo M. ............................................................................... 5

TEMA DE PORTADAEl cimiento de la obra de DiosSin el cimiento de Dios no hay edificación de Dios.Eliseo Apablaza ............................................................................... 12

La restauración del testimonio de CristoLa iglesia debe despojarse de todo lo terrenal para expresartodo lo que Cristo es. Rodrigo Abarca ................................................. 21

La ciudad de DiosLa iglesia tiene un glorioso destino final, pero un gran desafíoen el presente. Rubén Chacón ........................................................... 31

Las lágrimas de la restauraciónLa historia de la restauración está regada con las lágrimas delos restauradores. Gonzalo Sepúlveda ................................................ 38

LEGADOLa total suficiencia de CristoLa incertidumbre en que viven muchos cristianos se debe a no haberrecibido un Cristo pleno. C. H. Mackintosh .......................................... 47

Recibiendo la carga del SeñorAntes de intentar hacer la obra de Dios debemos recibir la cargade Dios. T. Austin-Sparks ................................................................. 59

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIAPrecursor de la vida interiorSemblanza de Miguel de Molinos ........................................................ 64

Los priscilianos

El precio del testimonio de Cristo. Rodrigo Abarca ................................ 71

INDICE

3AGUAS VIVAS

Foto de portada: «Jardín Botánico, Curitiba (Brasil)»Todas las imágenes de esta edición, a excepción de las páginas 64 y 112

corresponden al mismo lugar de la foto de portada.

INDICE

ESTUDIOS BÍBLICOSBosquejo de 1 y 2 de Samuel. A. T. Pierson .................................... 77

El Tesoro de DavidEstudiando los Salmos con C. H. Spurgeon ......................................... 79

Viendo a Cristo en la IglesiaUn estudio de la Epístola a los Efesios. Stephen Kaung ......................... 84

Los nombres de CristoEl Verbo de Dios. Harry Foster .......................................................... 95

BIBLIALos números en la Biblia. El número «50» ....................................... 97

Preguntas & Respuestas ............................................................... 98

¿Cuánto sabe de la Biblia?Ponga a prueba sus conocimientos bíblicos ........................................ 101

APOLOGÉTICAEn busca de DiosEvidencias y pruebas de la existencia de Dios. Watchman Nee ............. 103

REPORTAJES«Esto vino de Mí»Testimonio de Alice Yuan, una de las mujeres olvidadasde la iglesia sufriente. Anneke Companjen ........................................ 112

SECCIONES FIJASCitas Escogidas ............................................................................... 11

Maravillas de Dios ............................................................................ 46

Bocadillos de la Mesa del Rey ............................................................ 63

Joyas de Inspiración ........................................................................ 76

* * *

4 AGUAS VIVASENFOQUE DE ACTUALIDAD

Nace la

Las religiones del mundo se rinden ante el altar de la ciencia.

Ricardo Bravo M.

El máximo exponente de la li-teratura francesa actual,Michel Houellebecq, señalaba

hace poco tiempo que ya comienza atomar cuerpo un nuevo tipo de reli-giosidad, principalmente en Occiden-te, la cual se encuentra ligada a losavances científicos. En una entrevistaperiodística que se le hiciera a esteescritor a fines del año pasado, conmotivo de la publicación de su librotitulado «La posibilidad de una isla»(2005), ante la pregunta de si las sec-tas de hoy irían a ser las religiones delmañana, éste respondía: «Aquellosgrupos que conectan las esperanzastrascendentes con la ciencia están lla-mados a sustituir a los actuales

monoteísmos. Nietzsche ya mostró quela ciencia, en sí misma, está henchidade religiosidad. La religión del futuroserá científica». Houellebecq agregaque para escribir este libro, se docu-mentó mucho sobre las sectas y final-mente, escogió «la más inteligente»,la secta de los raelianos (secta que pro-mueve la obtención de la inmortali-dad por medio de la clonación). Agre-ga que la escogió porque «está másadaptada a los tiempos modernos, ala civilización del ocio, porque no im-pone condenas morales, sino que, so-bre todo, se centra en prometer la in-mortalidad».

Al considerar esto último, se po-dría pensar que estas ideas, algo fuera

religióndel futuro

5AGUAS VIVAS ENFOQUE DE ACTUALIDAD

de norma, son acogidas sólo por algu-nos pocos, pero al saber que este libroha batido récord económico en Euro-pa desde sus inicios y ha estado comonúmero uno en las listas de mayoresventas por largo tiempo desde su apa-rición, entonces se ha de pensar nece-sariamente que esta nueva tendenciaestá siendo tomada en serio. Y es quela ciencia (y su brazo tecnológico) estáinmersa en cada actividad humana dela vida actual, adquiriendo con ellorasgos inequívocos de omnipresencia,además de presentarse como la crea-dora del bienestar humano, con solu-ciones tecnológicas para casi todos losproblemas, con la medicina sanandoenfermedades, por difíciles que éstassean. Todo esto le otorga a la cienciacierto semblante de omnipotencia,además de mostrarse como portadorade esperanzas a futuro. ¿Que más sele puede pedir a una religión?

Evidencias de la nueva religiónPara validar este análisis, ante los

eventuales ya ‘convertidos’ a esta nue-va religión, se requiere de alguna in-vestigación científica y de una pregun-ta enmarcada en el mismo sentido:¿Con que evidencias científicas secuenta, que nos permitan al menos in-quietarnos con la influencia del desa-rrollo científico en el pensamiento re-ligioso de la sociedad actual?

Un reciente estudio llevado a caboen España, denominado CRECE (Co-misiones de Reflexión y Estudio de laCiencia en España 2005), buscó sin-tetizar y debatir evidencias objetivasa partir de las percepciones de la cien-cia que tiene la sociedad española.Entre las conclusiones de este estudio

destacan al menos dos aspectos muyrelevantes y sintomáticos de la rela-ción entre la ciencia y pensamiento dela sociedad contemporánea. En primerlugar, el estudio revela que la mayoríade la gente entrevistada le concede unaenorme autoridad a la ciencia, a pesarque sabe muy poco de ella.

En segundo lugar, se puede con-cluir de este estudio europeo que laciencia goza de la más alta credibili-dad por parte de la población, aún porencima de otras actividades humanas,viéndola como una panacea capaz deresolver casi todos los problemas quese presenten, por difíciles que éstossean. En un foro posterior realizado através de Internet para comentar esteestudio, uno de los participantes se-ñalaba: «Tenemos bienestar médico ytecnológico hoy día gracias a la cien-cia y los científicos. Esas personas sonnuestros dioses. Nuestra religión de-bería de ser la ciencia. Y CREER enella» (el énfasis de las mayúsculas esde origen).

En Chile no estamos tan lejos deesta tendencia, y la percepción de lagente cotidiana es parecida. Ante unapregunta periodística realizada a jóve-nes que asoleaban su piel a mediodíaen las playas de Viña del Mar en elpasado verano (hora en que la radia-ción Ultra Violeta es más perjudicial),éstos respondían que no renunciaríana una piel bronceada, aún estando la-tente la posibilidad de desarrollar al-gún tipo de cáncer cutáneo, porqueestaban seguros que la ciencia descu-briría en algún momento la cura paraeste mal. Esta respuesta revela unaconfianza ciega en la tecnología mé-dica, aunque el periodista les señalase

6 AGUAS VIVASENFOQUE DE ACTUALIDAD

previamente que, en promedio, la po-blación juvenil de 18 años ya ha acu-mulado en su cuerpo entre el 50% y80% de la radiación solar que debierahaber acumulado en toda su vida, yque el cáncer a la piel según un estu-dio dermatológico hecho por la Uni-versidad de Chile, ha aumentado enmás de un 100% entre 1992 y 2001(Zemelman, 2002).

Esta es una paradoja realmenteextraordinaria. El que, por un lado, sele dé a la ciencia una gran autoridad ycredibilidad; y, por otro, el que se sepapoco o nada acerca de ella, como re-leva el estudio europeo.

Influencia de la nueva religiónEsta incongruencia sin duda está

ya produciendo frutos indeseados dela influencia científica en el pensa-miento contemporáneo, con conse-cuencias insospechadas para una so-ciedad que esté abierta a aceptar ycreer en cualquier cosa que sea hábil-mente revestida de una aureola cientí-fica. Debido a este analfabetismo cien-tífico, están surgiendo sectas y creen-cias seudo científicas que se revistendel prestigio de la ciencia seria paraconseguir seguidores.

Pero aún hay más, este analfabe-tismo científico está también alcanzan-do a altas autoridades, líderes de enor-mes comunidades religiosas, las quese dejan infiltrar por postulados cien-tíficos muchas veces no probados,pero aceptados como válidos graciasa esta alta credibilidad con que gozala ciencia, quedando dispuestas a tran-sar incluso fundamentos estructuralesde la religión o filosofía que profesan.

Por ejemplo, la antigua religión y

filosofía hindú conocida como budis-mo, también está reconociendo a laciencia como la máxima instancia decredibilidad actual, elevada a una ca-tegoría religiosa. En la conferenciadictada en el 2005 por el Dalai Lama,en la Sociedad de Neurociencia enWashington, Estados Unidos, decla-raba que «en la investigación budistade la realidad, al menos en principio,las evidencias empíricas deberíantriunfar sobre la autoridad de las es-crituras (budistas), sin importar cuánprofundamente venerada pueda serdicha escritura» (Argandoña, 2006).De esta manera, el budismo va modi-ficando sus principios milenarios enfunción de lo que la ciencia a travésde su método (y filosofía implícita) leva entregando como una forma deentender la vida, el cosmos y sus orí-genes.

En 1996, en un mensaje emitido alos miembros de la Pontificia Acade-mia de las Ciencias, con motivo de unaplenaria que versaba sobre los oríge-nes de la vida y la evolución, el PapaJuan Pablo II declaraba que «efecti-vamente, la verdad no puede contra-decir a la verdad»; dando a entendercon ello que la ciencia tendría elemen-tos probatorios irrefutables acerca delorigen de la vida en la tierra y su pos-terior evolución (exceptuando el hom-bre, que habría sido creado por Diosdirectamente), y por tanto, el mensajebíblico o su interpretación, debieranajustarse a lo descubierto por la cien-cia. Expresando su alegría por el temade la plenaria, agregaba que se tratabade: «un tema esencial que interesagrandemente a la Iglesia».

¿Pero qué hay de evidencia cientí-

7AGUAS VIVAS ENFOQUE DE ACTUALIDAD

fica real acerca del origen de la vidaen la tierra al azar? La hipótesis quegoza de mayor respaldo en ciertas es-feras científicas sobre el surgimientode la vida en la tierra es la del origenquímico de la vida, la cual lleva ya 56años como hipótesis especulativa, des-de que Urey y Miller desarrollaran suclásico experimento sobre cómo po-dría haber surgido la vida en un hipo-tético escenario de la tierra primitiva,en donde lograron sintetizar molécu-las sencillas del tipo monómero. Esteexperimento ha sido repetido miles deveces en distintos laboratorios delmundo, divulgado en innumerableslibros, en documentales de televisión,textos de colegio, artículos científicos,etc. Durante todo este tiempo, la bio-logía molecular y la bioquímica hanavanzado una enormidad, aportandocon ello una formidable cantidad deinformación que niega una y otra vezla hipótesis del origen químico de lavida. Sin embargo, esta hipótesis semantiene con todo su frescor, como sise hubiese postulado ayer. Pero no fueayer. Después de medio siglo de ha-berse realizado el experimento deUrey y Miller, no se ha podido avan-zar ni un milímetro más, a pesar quehan trabajado en ello arduamente ungran número de científicos en el mun-do, realizando miles de experimentosy gastando miles de millones de dóla-res en ello.

En este caso, la influencia negati-va de la ciencia en grandes lideres re-ligiosos no es tanto por la ignoranciade éstos hacia la ciencia (aunque encierta medida puede serlo, consideran-do el desarrollo exponencial de algu-nas áreas científicas, transformadas en

verdaderos enigmas para la mayoríade la gente), sino por otra forma mássutil, en que la influencia de la cienciapuede hacer daño. En realidad, se hacever como ciencia pero no lo es. Sonlas concepciones filosóficas de quie-nes hacen ciencia o divulgan ciencia,que se invisten de ella para introducirsus ideas personales acerca de una uotra teoría no probada pero presenta-da como un hecho probado. Esta esuna línea divisoria tan tenuementemarcada que suele no ser vista; es elpunto donde termina la verdaderaciencia con datos probados y se ini-cian las creencias y especulaciones enciencia, las que van siendo considera-das como verdades. Ejemplo de elloes la hipótesis sobre el origen quími-co de la vida, que como vimos en pá-rrafos previos, ha sido capaz de modi-ficar fundamentos básicos de impor-tantes movimientos religiosos. Sinembargo, éstas se mantienen sólo enlos conceptos filosóficos de sus defen-sores, los que al estar vestidos conimpecables batas blancas e instaladosen costosos laboratorios de universi-dades prestigiosas, inspiran reveren-cia y credibilidad casi absolutas.

Incluso, si por alguna improbableposibilidad, se lograse en algún labo-ratorio de biología molecular superarla etapa de subir la escala organizativa

En realidad, se hace vercomo ciencia pero no lo es.Son las concepciones filo-sóficas de quienes hacenciencia o divulgan ciencia.

8 AGUAS VIVASENFOQUE DE ACTUALIDAD

de moléculas desde monómeros apolímeros, y llegar a formar proteínascomplejas como la molécula de ADN,que es aquella que permite la auto-replicación en la célula, entonces tam-poco se podría avalar la hipótesis delorigen químico de la vida al azar, por-que la formación de estas moléculasno habrá sido al azar. Habrá sido eltrabajo de decenas de años de milesde connotados doctores en biologíamolecular, utilizando sofisticadosequipos y dirigiendo cada paso delproceso. Aún considerando este últi-mo escenario improbable, la hipóte-sis sobre el origen químico de la vidaal azar seguiría siendo altamente es-peculativa.

Ciencia especulativaNo obstante, alguien podría pregun-

tarse: ¿pero por qué está mal la espe-culación en ciencia? En realidad, la es-peculación en ciencia no está mal, perosólo cuando se hace al inicio de unainvestigación, y cuando no se cuentacon mayores antecedentes sobre eltema, y por tanto es necesario iniciarcon alguna hipótesis (Boyd, 1991). Laespeculación en este caso se plasma enlas primeras hipótesis de trabajo, quegeneralmente se llaman hipótesis espe-culativas. Después de este paso, si losantecedentes recabados en los estudiosque se van realizando apuntan a que lahipótesis especulativa inicial no tieneasidero alguno, entonces debe ser eli-minada porque ha sido refutada o re-chazada. Por el contrario, si los antece-dentes nuevos de la investigación se-ñalan que algunos elementos de la hi-pótesis especulativa parecen cumplir-se, entonces se tiene una hipótesis más

robusta sobre la cual seguir investigan-do, aunque deberá haber todavía mu-cha más investigación para aceptarlacomo valedera.

¿Puede la ciencia finalmente ex-plicarlo todo? ¿Tiene algún límite?Una equivocada percepción sobre laciencia es que ésta puede definir «laverdad» acerca de las cosas investi-gadas, cuando en realidad no lo pue-de hacer. Es la propia ciencia la queen sus postulados admite que nuncapodrá alcanzar la verdad absoluta. Laciencia no es más que un proceso ri-guroso, en el cual se usan experimen-tos para responder a preguntas o hi-pótesis. A este proceso se lo denomi-na el ‘método científico’, que no esuno sólo, sino varios, en donde el másutilizado es el método hipotético de-ductivo (Popper, 1982). Las teoríassiempre están siendo perfectibles a laluz de nuevos antecedentes. Y sonescasas aquellas teorías que puedenalcanzar la categoría de ley. Por ejem-plo, en las ciencias físicas se han po-dido establecer algunas leyes (Ej. Laley de gravedad universal), en cam-bio en los postulados esenciales de lasciencias biológicas prácticamente secuenta sólo con teorías (Ej. La teoríacelular), ante la imposibilidad de pro-bar con exactitud fenómenos relacio-nados con la vida. En este sentido, al-gunos científicos afirman que la cien-cia no puede explicar, sino que sólopodría describir. Explicar fenómenosnos lleva a causas profundas, no facti-bles de probar en un laboratorio. Laciencia, por tanto, otorga un métodoadecuado para asomarnos al mundoque nos rodea, pero sólo al mundoobjetivo, material y cuantificable. Ne-

9AGUAS VIVAS ENFOQUE DE ACTUALIDAD

cesariamente se ha de concluir que laciencia es incapaz, debido a las limi-taciones de su método deductivo oinductivo, de explicar y entender todoacerca de la realidad.

La religión del futuro ya estuvo enel pasado

Por lo anteriormente expuesto, estanueva religión que muchos están que-riendo ver en la ciencia y su filosofíaque la sustenta, capaz de modificarfundamentos de grandes religiones lí-deres en el mundo actual, no tiene nadanuevo, pues ya hacía su estreno enAtenas, Grecia, hace más de dosmilenios. En el libro Hechos de losapóstoles se relata la visita misionerade Pablo a Atenas, ciudad que concen-traba en esa época los mayores avan-ces del mundo antiguo en lo tocante aciencia, filosofía y artes. Todo ello pro-ducía una enorme necesidad en la cul-tura ateniense y extranjera de generary adorar nuevos dioses asociados a losnuevos idearios filosóficos que se ibanpresentando.

Sin embargo, uno de los primerossentimientos de Pablo hacia esa ciu-dad no fue de alegría por encontrarseen el centro del saber humano mun-dial, sino por el contrario, fue de irri-tación al ver la ciudad entregada a laidolatría (17:16). De todas formas Pa-blo inicia la predicación del Evange-lio, la que al ser escuchada por algu-nos filósofos, le llevan finalmente alAreópago, una especie de asambleafilosofal o corte suprema de esa épo-ca, para que explicase esta nueva en-señanza de cosas extrañas (17:18-20).El texto bíblico explica que había allíno sólo sabios filósofos locales, sino

también extranjeros, los que «en nin-guna otra cosa se interesaban sino endecir o en oír algo nuevo» (17:21).

Pero Pablo, al tener que exponerel mensaje de Cristo, inteligentemen-te no los trata de idólatras, sino quecon cierta ironía les dice: «en todoobservo que sois muy religiosos», por-que había visto distintos santuarios conaltares dedicados a diferentes dioses;y, tomado como referencia uno de esosaltares que decía «Al dios no conoci-do», les predicaba el Evangelio deCristo (17:22-23).

Hoy nos toca asistir a un nuevo en-diosamiento de las ciencias y sus filo-sofías subyacentes, las que siguen atra-yendo a muchos, como ocurrió en elmundo antiguo. Por ello, el mensaje queel Señor le entregó a Pablo para que lespredicase a los atenienses está más la-tente que nunca: «AL DIOS NO CO-NOCIDO. Al que vosotros adoráis,pues, sin conocerle, es a quien yo osanuncio. El Dios que hizo el mundo ytodas las cosas que en él hay, siendoSeñor del cielo y de la tierra, no habitaen templos hechos por manos humanasni es honrado por manos de hombres,como si necesitase de algo, pues él esquien da a todos vida y aliento y todaslas cosas. Y de una sangre ha hechotodo el linaje de los hombres para quehabiten sobre toda la faz de la tierra; yles ha prefijado el orden de los tiemposy los límites de su habitación, para quebusquen a Dios, si en alguna manera,palpando, puedan hallarle, aunque cier-tamente no está lejos de cada uno denosotros, porque en él vivimos y nosmovemos, y somos; como algunos devuestros propios poetas también handicho: Porque linaje suyo somos. Sien-

10 AGUAS VIVASENFOQUE DE ACTUALIDAD

do, pues, linaje de Dios, no debemospensar que la Divinidad sea semejantea oro, o plata, o piedra, escultura dearte y de imaginación de hombres. PeroDios, habiendo pasado por alto lostiempos de esta ignorancia, ahora man-da a todos los hombres en todo lugar,

* * *

BibliografíaArgandoña G. 2006. Budismo y neuro-cien-

cia. Suplemento Artes y Letras, El Mercurio,Domingo 30 de abril de 2006.

Boyd, Richard. 1993. Confirmation,Semantics, and the Interpretation of ScientificTheories. The Philosophy of Science. MitPress. Cambridge.

Comisiones de Reflexión y Estudio de laCiencia en España, Acción CRECE. 2005.Confederación de Sociedades Científicas de

que se arrepientan; por cuanto ha es-tablecido un día en el cual juzgará almundo con justicia, por aquel varón aquien designó, dando fe a todos conhaberle levantado de los muertos». (He-chos 17:23-31).

España (COSCE). 168 pp. http://www.cosce.org/pdf/crece.pdf.

Houellebecq M. 2005. La posibilidad deuna isla. Editorial: Alfaguara.

Popper K. 1982. La lógica de la investiga-ción científica. Madrid: Tecnos.

Reina Valera. 1960. Santa Biblia, revisión1960. Editorial Caribe.

Zemelman V. A. Kirschbaum, & M.Garmendia. 2002. Malignant melanomaMortality rates in Chile (1988-98). Int. J.Dermatol; 41: 99-103.

Sí le importaba

En Nueva Inglaterra vivía un hombre llamado John Vassar. A todo elmundo le hablaba de Jesucristo. En un hotel de Boston se acercó a unamujer y le preguntó: ¿Conoce usted a Cristo? Cuando la mujer le relató elcaso al marido, éste, enfadado, le dijo: Y ¿por qué no le respondiste: ‘¿Austed qué le importa’? La esposa contestó: Si hubieras visto la expresióndel rostro del hombre y escuchado el modo en que me habló, sin dudahabrías visto que sí le importaba”.

¡Oh, si Dios nos diese un amor de esa clase por las almas!Billy Graham, en La juventud, el sexo y la Biblia

Cualquier cosa por salvar la vida

Por muchos años viví en Kentucky, donde a veces hay derrumbes en lasminas de carbón. Si los mineros quedan enterrados por un derrumbe y susfamilias están afuera llenas de ansiedad por saber que les pasará, y si losmineros encuentran una pequeña abertura, ¿piensa usted que ellos se vana quejar de la estrechez de esa abertura y de cómo les arañaría al salir?¡Ellos se meterían por aquella abertura, sin importarle el dolor y la incon-veniencia, porque les llevaría a la vida!

¡Cualquier cosa que usted sacrifica para encontrar la vida vale la pena!Nuestro problema es que muchas veces no apreciamos el fin de nuestrocamino, la salvación, ni el peligro en el cual nos encontramos, y por tantonos quejamos de la estrechez del camino de Cristo.

Paul Earnhart

11AGUAS VIVAS

CITAS ESCOGIDAS

Indiferencia en el cristianismo es el primer paso rumbo a la apostasíadel cristianismo. William Secker

Un creyente santificado es como una campana de plata: cuanto más estocado, tanto mejor resuena. Stephen Charnock

El cristianismo de hoy no transforma a las personas. Al contrario, estásiendo transformado por ellas. No está elevando el nivel moral de lasociedad; está descendiendo al nivel de la propia sociedad, congratu-lándose con el hecho de que consiguió una victoria, ¡porque la socie-dad está sonriendo mientras el cristianismo acepta su propia rendición!

A. W. Tozer

Las Escrituras nos enseñan la mejor forma de vivir; la forma más no-ble de sufrir; y la forma más confortable de morir. John Flavel

La ley profiere amenazas; el evangelio ofrece promesas.Thomas Adams

La vida no pretende ser un lugar de perfección, pero sí de preparaciónpara llegar a ser perfectos. Richard Baxter

Las promesas de Dios son como las balsas flotantes que nos impidennaufragar cuando entramos en las aguas de la aflicción. Thomas Watson

La herejía no es una negación completa de la verdad, sino una perver-sión de la verdad. Arthur W. Pink

Nuestra vida no debe estar marcada por las inquietudes que generanansiedad, sino por la fe que produce felicidad. C. H. Spurgeon

(Tomadas de «Fé para Hoje»).

REFLEXION

* * *

12 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

El

Sin el cimiento de Dios no hay edificación de Dios.

Eliseo Apablaza

Quisiera que revisáramos algoacerca de este gran tema quees la restauración del testimo-

nio de Dios. Y quisiera que en estaprimera exposición pudiésemos veralgunas cosas referentes a los cimien-tos de toda obra de Dios.

Toda obra de Dios comienza en DiosCumplidos los setenta años del

cautiverio en Babilonia, la Palabra diceque Dios despertó el espíritu de Cirorey de Persia, y despertó el espíritu delos jefes de las casas paternas, para quelos judíos subiesen a Jerusalén a res-taurar el templo y la ciudad. (Esd. 1:5).Toda obra de Dios comienza en Dios.

Leemos en el profeta Hageo que,

después que se había interrumpido laobra de la restauración, de nuevo Diosdespierta el espíritu de Zorobabel, deJosué y de todo el pueblo, para queretomasen la obra de la restauración.(1:14). Ahí encontramos de nuevo queDios toma la iniciativa. Sea para co-menzar o sea para retomar la obra dela restauración, Dios es el que inicia yes el que reinicia su obra.

Esto nos indica claramente queningún hombre, por muy inteligente ymuy dotado que sea, puede dar inicioa la obra de Dios. Él determina lostiempos y las sazones; él escoge a loshombres. Así lo hizo en los días de larestauración de Jerusalén, y así lo hahecho hasta nuestros días.

cimientode la obra de Dios

13AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

Y he aquí una cosa maravillosa,algo que nos asombra: Dios está hoytrabajando de nuevo en esta obra dela restauración, y he aquí que él, denuevo, ha tomado la iniciativa, esco-giendo a los hombres para llevarla acabo.

Restauración del altar y del cultoCuando aquellos cincuenta mil ju-

díos salieron de Babilonia respondien-do al llamado de Dios, y subieron aJerusalén, dice Esdras en el capítulo3, que lo primero que ellos hicieronfue restaurar el altar, e iniciar de esamanera el servicio de los holocaustos,de las ofrendas, que se debían realizarsegún la ley de Moisés.

Lo primero es el altar, y esto nosindica que lo primero que Dios hacecuando comienza esta obra de la res-tauración es restaurar la comunión conDios que estaba rota, porque sin altarno hay comunión con Dios.

En el altar vemos a Jesucristo de-rramando su sangre en la cruz pornosotros. Y entonces, los que estába-mos en Babilonia, redescubrimos elvalor de la sangre de Jesús. No es quela hubiésemos ignorado; es un redes-cubrimiento, es un apropiarse conmayor fuerza del poder, de la vigen-cia que tiene la sangre de Jesús. Y juntocon eso, con ver a Jesús en la cruz, ysu obra maravillosa a favor de noso-tros, escuchar sus palabras cuandodijo: «Consumado es», reconocer quenuestra salvación está consumada, quenuestra comunión ha sido restauradacon Dios. Entonces surge del corazóndel creyente una ofrenda de alabanza,de adoración, de acción de gracias.

Por eso aquí, en la versión Reina-

Valera, dice como subtítulo del capí-tulo 3, «Restauración del altar y delculto». Van las dos cosas juntas. Cuan-do redescubrimos la obra preciosa deJesús, cuando nos sentimos perdona-dos, entonces sube la alabanza, la ado-ración, y se renueva el culto.

Creo que nuestra experiencia enChile en los últimos treinta años co-menzó por allí: restaurar la comunióncon Dios. Una comunión viva; no unaliturgia, no una mera tradición religio-sa. Y luego el culto. No sólo a haceruna reunión de acuerdo a cierto pro-grama, sino dejar que el Espíritu flu-ya, que el Espíritu dirija y nos elevehasta el trono de Dios, para ofrecerholocaustos, sacrificios espiritualesque glorifican su nombre.

Es precioso el día en que se res-taura el altar y el culto en nuestro co-razón; es una nueva dimensión de lavida cristiana. Todo es diferente. Lapresencia de Dios entre nosotros esreal. El Espíritu Santo tiene gobier-no; comienza la recuperación deDios. Sin embargo, ese es sólo el co-mienzo.

Echando los cimientos del temploEn Esdras 3:6 dice: «Desde el pri-

mer día del mes séptimo comenzarona ofrecer holocaustos a Jehová, perolos cimientos del templo de Jehová nose habían echado todavía». Esa frasees muy significativa: el altar está res-taurado, los holocaustos suben al cie-lo, pero el Espíritu Santo hace unaobservación aquí: «...los cimientos deltemplo de Jehová no se habían echa-do todavía». Es decir, la obra de Diosno está terminada, ni mucho menos.Esto está muy bien, pero falta lo prin-

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cipal. Cuando está el altar y el cultorestaurado, nosotros ganamos; peromientras el Señor no tenga su Casa, élno ha ganado.

De tal manera que aquí hay un«pero», y a la luz de esta palabra po-demos nosotros examinar nuestro pro-pio camino. Tenemos altar, tenemosculto, pero, ¿y Dios tiene su casa?¿Está su templo restaurado?

Sin duda, hay muchos movimien-tos de restauración en el mundo hoyen día, pero probablemente algunos deellos todavía estén en el plano de larestauración del altar o la restauracióndel culto. Es necesario hacer notar que,mientras la casa no esté restaurada,entonces el testimonio del Señor so-bre la tierra no estará restaurado.

Por eso, muy luego comienzan lospreparativos, y en Esdras 3:10 tene-mos a los albañiles del templo deJehová echando los cimientos con granalgarabía. Ellos se vistieron de ropashermosas, y cantaban de gozo, porquepor fin estaban viendo lo que durantesetenta años habían echado de menos;entonces se confundían las voces dealegría con el lloro. Fue un día memo-rable aquel.

El cimiento de la IglesiaAhora, amados hermanos y herma-

nas, quisiera invitarlos a que revisára-mos en el Nuevo Testamento cuál esla equivalencia a la colocación de loscimientos del templo en la restaura-ción del testimonio del Señor.

Mateo 16:15 dice: «Él les dijo: Yvosotros, ¿quién decís que soy yo?Respondiendo Simón Pedro, dijo: Túeres el Cristo, el Hijo del Dios vivien-te. Entonces le respondió Jesús: Bien-

aventurado eres, Simón, hijo de Jonás,porque no te lo reveló carne ni sangre,sino mi Padre que está en los cielos. Yyo también te digo que tú eres Pedro,y sobre esta roca edificaré mi iglesia;y las puertas del Hades no prevalece-rán contra ella».

Esta escena de Cesarea de Filipoocurre aproximadamente a los tresaños de ministerio del Señor Jesús. Élha hecho milagros, ha predicado her-mosos mensajes, ha hecho muchosbienes; sin embargo, él se aparta conlos discípulos para resolver una cues-tión fundamental en el corazón deellos. ¿Qué clase de hombres han es-tado siguiendo a Jesús? ¿Espectado-res de milagros? ¿Hombres que hanrecibido hermosas enseñanzas? ¿Conqué clase de hombres Dios va a edifi-car su iglesia?

Entonces, acontece este asuntofundamental: el Padre revela a Jesúsal corazón de Pedro. Y lo muestra deestas dos maneras representadas enestas frases: «Tú eres el Cristo, el Hijodel Dios viviente», y el Señor aclaraque eso no es una invención de Pedro,sino que es una revelación del Padre;que esa revelación es algo maravillo-so, porque Pedro es llamado «bien-aventurado». Luego el Señor dice quesobre esa roca será edificada su igle-sia.

O sea, éste es el cimiento, este esel fundamento de la edificación deDios. Entonces, esta escena de Cesareade Filipo es equivalente de algunamanera a Esdras capítulo 3, cuandoaquellos judíos, con lloro y con gritosde alegría, pusieron el fundamento deltemplo; porque el templo representa ala iglesia. En el Nuevo Testamento, el

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templo de Dios es la iglesia.«Sobre esta roca edificaré mi igle-

sia». Esta revelación, que no es decarne ni sangre, sino que es una ilu-minación divina, es tan firme, es tansólida en el corazón de un hombre ode una mujer, que ellos están en con-diciones de ser edificados en esta casaespiritual que es la iglesia. Ahora, apartir de este momento, faltando unosseis meses para la cruz, comienza aabrirse el misterio que estaba escon-dido desde los siglos y edades en elcorazón de Dios; esta doble revelaciónacerca de Jesús.

En Lucas 4:41 vemos que este co-nocimiento acerca de Jesús tambiénhabía sido notificado al Hades. Dice:«También salían demonios de muchos,dando voces y diciendo: Tú eres el Hijode Dios. Pero él los reprendía, y no lesdejaba hablar, porque sabían que él erael Cristo». Noten ustedes: si podemosunir las dos frases: «Tú eres el Hijo deDios», decían los demonios, y másabajo dice: «...sabían que él era elCristo». El Hijo de Dios, el Cristo.

Cuando el Señor Jesús es llevadoa juicio ante el Sanedrín, ¿cuál fue lacausa por la cual lo juzgaron? Le de-cían: «Tú te has hecho pasar por Dios,diciendo que eres Hijo de Dios». Ydespués, cuando está en la cruz, Mateoy Lucas nos muestran que a Jesús lozaherían, diciéndole: «Tú eres el Cris-to». Otros decían: «Tú eres el Hijo deDios, desciende de ahí». Ahí estaba elpunto central de la revelación de Diosacerca de Jesús, confesado por los dis-cípulos, conocido por los demonios,conocido por los sacerdotes, y causade su persecución y muerte.

En Hechos capítulo 9 tenemos a

Pablo que se convierte, y en el versí-culo 20 dice: «En seguida predicaba aCristo en las sinagogas, diciendo queéste era el Hijo de Dios». Y en el ver-sículo 22 dice: «Pero Saulo mucho másse esforzaba, y confundía a los judíosque moraban en Damasco, demostran-do que Jesús era el Cristo». Si unimosel versículo 20 y el 22, ahí tenemos denuevo esta doble revelación acerca deJesús, que era el motivo y el centro dela predicación: El Hijo de Dios, el Cris-to.

Cuando Felipe le comparte al etío-pe, y después lo bautiza, le dice: «Sicrees de todo corazón, bien puedes»,y el eunuco le dice: «Creo que Jesu-cristo es el Hijo de Dios». Y la expre-sión Jesucristo es una unión de Jesús+ Cristo, Jesús el Cristo: Jesús, el Cris-to, el Hijo de Dios.

El ministerio de restauración deJuan

Toda la obra de Dios la encontra-mos resumida en el Nuevo Testamen-

La restauración debe tenerun firme fundamento. Laedificación de Dios no pue-de hacerse sobre arena;no puede hacerse sobrehombres, por grandes quesean; o sobre doctrinas,por buenas que sean. Hayun solo fundamento: Jesu-cristo, el Hijo de Dios.

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to en el ministerio de tres apóstoles: elministerio de Pedro, el que junta laspiedras para que luego sean edifica-das; el ministerio de Pablo, el peritoalbañil que edifica la casa; y el de Juan,el restaurador.

Estos tres ministerios representantoda la obra de Dios en el Nuevo Testa-mento: la predicación del evangelio,la edificación de la casa de Dios, yluego, cuando la iglesia ha decaído,entonces viene la restauración.

Como estamos hablando de la res-tauración del testimonio del Señor,nos va a preocupar la figura del após-tol Juan. ¿Cuál fue su ministerio?Juan vivió hasta cerca del año 100 denuestra era. Cuando Juan desarrollasu ministerio ya todos los demásapóstoles habían muerto, y la iglesiaotrora gloriosa del libro de los He-chos, había venido a un estado dedeterioro. Entonces surge el ministe-rio de Juan con mucha fuerza, y aun-que era un anciano de días, sin em-bargo era un hombre vigoroso en suespíritu, al cual Dios usa para marcarel camino de la restauración. De ma-nera que Juan es el apóstol de la res-tauración, y entonces escribe el evan-gelio de Juan, las tres epístolas deJuan, y el Apocalipsis.

Cuando revisamos el evangelio deJuan, escrito mucho tiempo despuésque los otros tres evangelios, encon-tramos cosas asombrosas. En el ca-pítulo 1, se acercan los judíos a Juanel Bautista y le preguntan: «Tú,¿quién eres?». Él les dice: «Yo no soyel Cristo». Y más abajo dice: «Otroviene después que mí». Es como sidijera: «Yo no soy el Cristo, pero lue-go viene el Cristo». Cuando ve al

Señor dice: «Este es el Cordero deDios». Y la expresión «el Cordero deDios» tiene mucha relación con laexpresión «Jesús es el Cristo», comovamos a ver.

Cuando Andrés, en el versículo 41,encuentra a Simón, le dice: «Hemoshallado al Mesías (que traducido es,el Cristo)». Y en el versículo 49Natanael le dice a Jesús: «Rabí, tú eresel Hijo de Dios».

Así, antes que termine el primercapítulo del evangelio de Juan, ya te-nemos un claro testimonio acerca deJesús como el Cristo y como el Hijode Dios.

Cuando el Señor se encuentra conla mujer samaritana, ¿cuál es el temaacerca del cual comparte con la mujery con los samaritanos donde esa mu-jer vivía? En un momento de la con-versación, la mujer le dice al Señor:«Sé que ha de venir el Mesías, llama-do el Cristo; cuando él venga nos de-clarará todas las cosas». Jesús le dijo:«Yo soy, el que habla contigo». Enton-ces la mujer va a la ciudad y dice:«Venid, ved a un hombre me ha dichotodo cuanto he hecho. ¿No será éste elCristo?». Y los hombres vienen, invi-tan a Jesús y le escuchan, y luego ellosdaban testimonio: «Ya no creemossolamente por lo que ella nos dijo, sinonosotros mismos hemos oído y sabe-mos que verdaderamente éste es elSalvador del mundo, el Cristo». Demodo que el tema central del capítulo4 de Juan es la revelación de Jesúscomo el Cristo.

Avanzamos al capítulo 9 de esteevangelio. Jesús sana a un ciego denacimiento. Este hombre fue expulsa-do de la sinagoga, y cuando el Señor

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lo supo, lo buscó y le hizo una pre-gunta: «¿Crees tú en el Hijo de Dios?».El hombre le dice: «¿Quién es, Señor,para que crea en él?». Versículo 37:«Le dijo Jesús: Pues le has visto, y elque habla contigo, él es».

El Señor con la mujer samaritanay el Señor con este hombre, se revelaa sí mismo como el Cristo, como elHijo de Dios. A estas dos personas, queeran como personas de segunda claseen la sociedad, él les da a conocer suverdadera identidad. Nicodemo no losupo, pero ellos lo supieron.

En dos ocasiones en el evangeliode Juan aparecen personas declarán-dole al Señor Jesús, cara a cara, lamisma confesión de Pedro. Una esPedro, en el capítulo 6, versículos 68y 69: «Le respondió Simón Pedro: Se-ñor, ¿a quién iremos? Tú tienes pala-bras de vida eterna. Y nosotros hemoscreído y conocemos que tú eres el Cris-to, el Hijo del Dios viviente». Y la otraes Marta. Capítulo 11: «Le dijo Jesús:Yo soy la resurrección y la vida; el quecree en mí, aunque esté muerto, vivi-rá. Y todo aquel que vive y cree en mí,no morirá eternamente. ¿Crees esto?»(v. 27). Noten ustedes, el Señor estádiciendo que él es la resurrección y lavida, y luego le dice a la mujer:«¿Crees esto?». La mujer contestaalgo totalmente distinto a lo que elSeñor le está preguntando. Ella nodice: «Creo que tú eres la resurreccióny la vida». En cambio, dice: «Sí, Se-ñor; yo he creído que tú eres el Cristo,el Hijo de Dios, que has venido almundo».

Es muy extraño. En ambos casos,Pedro y Marta hacen esta declaraciónal Señor mientras atraviesan por un

momento de crisis. Cuando Pedro hacesu declaración, muchos discípulos seestán volviendo atrás, y el Señor lesdice: «¿Ustedes también se van a ir?».Pedro le dice: «Señor, ¿a quién ire-mos?», y ahí hace su declaración. Lue-go, Marta tiene a su hermano Lázaromuerto; y su corazón está atravesadopor el dolor.

Es muy interesante que esa decla-ración aparezca en boca de dos cre-yentes en momentos como ese. Pedroera uno de los Doce; Marta era uno deesos tres hermanos de la casa enBetania. Eso nos indica entonces quea esta altura del ministerio del Señor,esta revelación no sólo era una graciaconcedida a los Doce sino también aese círculo íntimo de los amigos deJesús.

En Juan 20:30-31 dice: «Hizo ade-más Jesús muchas otras señales enpresencia de sus discípulos, las cualesno están escritas en este libro. Peroéstas se han escrito para que creáisque Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios,y para que creyendo, tengáis vida ensu nombre». Esto es muy interesante.Los tres evangelistas anteriores yahabían partido, habían dejado sus li-bros escritos, y Juan aquí nos dice queél escribió su evangelio con este soloobjetivo. Es como si Juan nos dijera:«Hermanos, para volver al principio,para que la iglesia sea restaurada, te-nemos que volver a Mateo 16, a la re-velación que el Padre le dio a Pedro».

Ustedes saben que, si hubiese sidopor cercanía, el evangelio de Marcosdebió haber sido el evangelio queabundase más en esta revelación, por-que Marcos estuvo muy cercano aPedro en su ministerio. Sin embargo,

18 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

no fue así; el Espíritu Santo no lo qui-so así. No era ese el momento de en-fatizar el asunto; era al final, en losdías de Juan, los días de la decaden-cia.

Cuando revisamos los cuatro evan-gelios y hacemos una pequeña esta-dística, nos damos cuenta, por ejem-plo, que la expresión Hijo de Dios, oel Hijo, refiriéndose al Señor Jesús, esusada por Juan 24 veces, por Marcosapenas 5 veces, y por Lucas 7 veces.De la misma manera, la palabra Pa-dre, refiriéndose a Dios, Juan la utili-za 115 veces, y los otros evangeliosapenas veinte, tres y doce veces. Yobviamente, cuando el Señor dice MiPadre, implícitamente está destacán-dose su condición de Hijo, Hijo deDios.

Veamos la primera epístola deJuan. En ella tenemos la misma reve-lación impregnándolo todo. El modomás usado para referirse a Jesús en estaepístola es la expresión Jesucristo –Jesús Cristo– y también la expresiónHijo de Dios. Las palabras Hijo o Hijode Dios aparecen más veces en estaepístola de Juan que en ninguna otraepístola. Juan es el único escritor delNuevo Testamento o de las epístolasque incluye la combinación Jesucris-to + Hijo; es decir Jesús + Cristo +Hijo de Dios.

Cuando Juan está terminando suepístola en el capítulo 5, versículo 1,dice: «Todo aquel que cree que Jesúses el Cristo, es nacido de Dios». Y lue-go, en el versículo 5, dice: «¿Quién esel que vence al mundo, sino el que creeque Jesús es el Hijo de Dios?». Junta-mos ambos versículos, y tenemos ladeclaración completa: «El que cree

que Jesús es el Cristo, es nacido deDios; el que cree que Jesús es el Hijode Dios, vence al mundo».

Dos expresiones llenas de significadoAmados hermanos y hermanas, lo

que he estado mostrando hasta aquíson sólo hechos. Están ahí, en la Es-critura, son hechos. Pero, ¿cuál es lainterpretación de estos hechos? Hayotra cosa interesante, y es que normal-mente cuando aparece esta doble ex-presión, siempre aparece en primerlugar que Jesús es el Cristo, y en se-gundo lugar, que él es el Hijo de Dios.Y acá, la expresión Jesús es el Cristo,se asocia con el nuevo nacimiento, conel nacer de Dios, y la expresión Jesúses el Hijo de Dios, se asocia con lavictoria del cristiano, es decir, con elcaminar del cristiano. Tiene que ser enese orden.

Yo no tengo la respuesta completaacerca de qué significan estas dos ex-presiones respecto a Jesús –Jesús esel Cristo, el Hijo de Dios– y por quéesta revelación está en el cimiento dela casa de Dios. Intentaré decir algu-nas cosas ahora, pero sé que no es esotodo lo que esto significa. Hay un mis-terio muy grande, que nosotros no aca-baremos de entender, creo, mientrasestemos aquí.

El hecho de que Jesús sea el Cris-to nos lleva al aspecto humano de Je-sús. Jesús es el Hijo de Dios nos llevaal aspecto divino de Jesús.

Cuando leemos el Antiguo Testa-mento, no encontramos en ningunaparte que se haya dicho que el Cristosería a la vez Hijo de Dios. Lo sor-prendente es que el Cristo de Dios, esteque estaba anunciado en el Antiguo

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Testamento, haya sido Dios mismoencarnado. El Cristo pudo haber sidoun hombre, nacido de hombre y demujer. Pero he aquí lo asombroso,cuando juntamos esta doble expresiónacerca de Jesús como el Cristo, el Hijode Dios, tenemos a Dios manifestadoen carne.

La palabra Cristo nos lleva a lacruz; la expresión Hijo de Dios nos lle-va un poco más allá de la cruz, noslleva a la vida divina. La cruz nos ha-bla de perdón, de reconciliación, derestauración de esa enemistad que te-níamos con Dios. La cruz tiene quever con la expiación; el Cristo nos ha-bla de eso. Creer que Jesús es el Cris-to es creer en la suficiencia de la obrade la cruz. No hay nada que agregarallí; todo está hecho. Cuando vemos aJesús como el Cristo, muriendo en lacruz del Calvario, encontramos repo-so de nuestras obras, reposo y tran-quilidad en nuestra conciencia, porquenuestros pecados realmente han sidoperdonados.

Y cuando vemos al Hijo de Dios,a Jesús divino, a Jesús-Dios, le vemosen la eternidad pasada, pero tambiénle vemos dentro de nosotros. El Jesúsque nos salvó como el Cristo, hoy vivedentro de nosotros como el Hijo deDios, y su vida nos sostiene. Hoy ca-minamos con esa vida dentro de no-sotros. Él es el Hijo de Dios; nosotrossomos hijos de Dios, participantes desu naturaleza divina.

Cuando nosotros vemos a Jesúscomo el Cristo, nacemos de nuevo.Pero luego, necesitamos creer tambiénque él es el Hijo de Dios, que él viveen nosotros, y esa vida es la que ven-ce al mundo.

Jesús, como el Cristo, hizo unaobra en la cruz. Jesús, como el Hijode Dios, está haciendo su obra hoydentro de nosotros. Por eso, a la mu-jer samaritana, el Señor le habla acer-ca del Cristo. Ella era una mujer queestaba perdida; necesitaba una trans-formación. Pero cuando encuentra alciego de nacimiento, no se revela a élcomo el Cristo, sino como el Hijo deDios, porque él ya había hecho unaobra en ese hombre, y ahora necesita-ba esta revelación nueva para vivir unavida acorde con Cristo.

El firme fundamento de la IglesiaEl cimiento de la restauración de

Dios, de la casa de Dios, de la iglesia,es Jesús como el Cristo, como el Hijodel Dios viviente. Tenemos que tenercuidado, sin embargo; no sea que estafrase se transforme en un mero eslo-gan, algo que podamos repetir de me-moria como si fuese una frase mági-ca.

Creo que de alguna manera estadoble expresión acerca de Jesús soncomo dos títulos – si pudiéramos de-cir así – de dos tratados. Uno llamado«Jesús es el Cristo»; y el otro llamado«Jesús es el Hijo de Dios». Esos sonlos títulos, pero, ¿qué hay dentro?¿Cuál es el contenido de ellos? Eso esalgo muy grande.

El contenido completo de esos tra-tados no lo conocemos. Hemos com-partido algunos atisbos. Tal vez cuan-do la iglesia esté plenamente restau-rada – el conjunto de toda la iglesia –cuando el conjunto de todos los pro-fetas, de todos los apóstoles, de todoslos maestros, en conjunto todos tal vez,podrán –teniendo la mente de Cristo–

20 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

develar en toda su vastedad este ma-ravilloso misterio.

Amados hermanos y hermanas,la restauración debe tener un firmefundamento. La edificación de Diosno puede hacerse sobre arena; nopuede hacerse sobre hombres, porgrandes que sean; o sobre doctrinas,por buenas que sean. Hay un solofundamento: Jesucristo, el Hijo deDios. El Señor, en su gracia, nos per-mita, en estos días y en los días quevienen, ir descubriendo la profundi-dad de este conocimiento, para lagloria de Dios y para la edificaciónde su iglesia.

Una última cosa. Pedro recibió estarevelación por un acto milagroso deDios. Sin embargo, en el libro de He-chos encontramos que esta revelaciónvenía por la predicación de la Pala-bra. Pablo predicaba que Jesús era elCristo ... Pablo predicaba que Jesús era

el Hijo de Dios. Y detrás de esas dosfrases viene todo el contenido; de talmanera que hemos de confiar, hemosde creer, que mientras anunciamos aJesús, el Padre lo revelará al corazónde los oyentes.

Mientras anunciamos que Jesús esel Cristo, el Hijo de Dios, el Padre,de nuevo, va a intervenir en el cora-zón de cada uno de los que él ha es-cogido, para sellar esta verdad, y paraque esta verdad –Cristo mismo reve-lado– llegue a ser el fundamento desus vidas.

Si hemos recibido esta revelación,sabremos que no hay nada aparte deCristo que valga la pena. En él esta-mos completos y perfectos; no nece-sitamos absolutamente nada más, porbueno que sea, por loable que sea.Todo lo demás es basura. ¡Bendito esJesús, el Hijo de Dios! ¡Bendito esJesús, el Cristo de Dios!

* * *¿A quién traspasaron?

El rabino judío de nacionalidad rusa, José Rabinowitz, explicaba de lasiguiente manera el pasaje de Zacarías 12:10 a su amigo, el maestro ypredicador A. J. Gordon:

“¿Sabe usted qué controversias han mantenido los judíos sobre Zacarías12:10? “Mirarán a mí, a quien traspasaron”. No quieren admitir que esJehová a quien traspasaron. Por tanto, disputan acerca del ‘a quien’;pero ¿se ha fijado en que esta palabra es sencillamente la primera y laúltima letra del alfabeto hebreo ‘Aleph’ y ‘Tav’? ¿Se admira usted de queme llenara de admiración y asombro cuando abrí la Biblia en Apocalipsis1:7-8 y leí estas palabras de Zacarías, ahora citadas por Juan: “He aquíque viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron ...Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y queera y que ha de venir, el Todopoderoso.”? Me parecía que Jesús medecía: “¿Dudas quién es aquel que traspasaste? Yo soy el ‘Aleph Tav’, elAlpha Omega, Jehová el Todopoderoso”.

En A. J. Gordon, su vida y su obra, de Ernesto B. Gordon

21AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

La

La restauración del testimonio de Cristo es la recuperación delo que Cristo es en su plenitud. Para poder expresarlo, la Igle-sia debe desprenderse de todo lo terrenal.

Rodrigo Abarca

Lecturas: Mateo 13:1, 10-11, 24, 31, 33, 34-35.

El significado de las parábolas

Ustedes pueden observar queen el capítulo 13 de Mateo elSeñor usa repetidas veces la

expresión: «El reino de los cielos essemejante a...», y hace a continuaciónuna comparación entre el reino de loscielos y una figura –una parábola– ex-traída de la vida cotidiana. Entonces,las parábolas son usadas para ejem-plificar algo que tiene que ver con elreino de los cielos.

Por eso, en primera instancia, sonfáciles de entender. Pero lo que no esfácil de entender es su sentido espiri-tual. Así, al explicar las dos primerasparábolas, el Señor nos dio un princi-pio: que el significado evidente de la

parábola esconde un significado espi-ritual que no es evidente para el en-tendimiento humano. Y por tanto, serequiere al Señor mismo para interpre-tar las parábolas, vale decir, la ayudadel Espíritu Santo.

Aunque el lenguaje del Señor pa-rece simple, su significado no es sim-ple. El versículo 35 nos dice que elSeñor hablaba en parábolas, «...paraque se cumpliese lo dicho por el pro-feta, cuando dijo: Abriré en parábo-las mi boca; declararé cosas escondi-das desde la fundación del mundo».Como dice también la Escritura: «Co-sas que ojo no vio, ni oído oyó, ni hansubido en corazón de hombre, son lasque Dios ha preparado para los que le

restauracióndel testimonio de Cristo

22 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

aman». Cosas escondidas, secretas, alas cuales el hombre no tiene acceso,porque están escondidas del hombredesde la fundación del mundo.

El reino que fue escondidoComo pueden notar, el tema de

estas parábolas en general es el reinode los cielos. Cuando la Escritura –particularmente el evangelio deMateo– habla del reino de los cielos,¿a qué está haciendo referencia? Sileemos Mateo 6:9, la conocida oraciónque el Señor enseñó, y prestamos aten-ción a las dos primeras partes de ella,veremos que nos explica qué es esen-cialmente el reino de los cielos.

Dice: «Vosotros, pues, oraréis así:Padre nuestro que estás en los cielos–por eso, entonces, hay un «reino delos cielos»–, santificado sea tu nom-bre. Venga tu reino». Es decir: Padre,que tu reino, que está en los cielos,venga a la tierra. Por eso dice: «Hága-se tu voluntad, como en el cielo, asítambién en la tierra». Que aquello queestá en los cielos venga a la tierra; queaquello que ocurre en los cielos, ocu-rra también en la tierra.

Entonces, el reino de los cielos noshabla, en primer lugar, y esencialmen-te, del gobierno de Dios en los cielos.Cuando el apóstol Juan, en el capítulo4 de Apocalipsis, es invitado a subir alos lugares celestiales, lo primero queve en el cielo es un trono, y en esetrono, a uno sentado. Por consiguien-te, uno se encuentra con que Dios go-bierna en el cielo y su voluntad es obe-decida en el cielo. Los ángeles correna cumplir su voluntad; los arcángelesse inclinan delante de su autoridad; ylos querubines y serafines se gozan en

hacer su voluntad.Dios gobierna en el cielo. Pero,

¿gobierna Dios en la tierra? Cuandomiramos lo que ocurre en la tierra,debemos confesar que Dios no gobier-na la tierra ni el mundo. En verdad,Dios gobierna todas las cosas. Diosestá aún gobernando el movimientodel universo, de las galaxias y de losplanetas en sus órbitas. También go-bierna las estaciones, la vida, el creci-miento y la muerte. Pero hablar delmundo, nos referimos a la tierra y alos hombres; a las naciones, las gen-tes y los pueblos que habitan la tierra.¿Gobierna Dios el corazón del hom-bre? Debemos admitir que no.

Pero fíjese usted en lo que ya leí-mos: «Declararé cosas escondidas des-de la fundación del mundo». ¿Por quéestas cosas están escondidas desde lafundación del mundo? En otras par-tes, la Escritura utiliza la expresión«desde antes de la fundación del mun-do». Pero aquí no dice desde antes,sino desde la fundación del mundo.Esto significa que en el consejo eter-no de la voluntad de Dios no estaba elque estas cosas fueran escondidas delhombre.

Debían ser reveladas al hombre enel principio; sin embargo, fueron es-condidas. ¿Por qué? Porque Dios per-dió al hombre en el principio. Ustedrecuerda lo que ocurrió en Génesiscapítulos 2 y 3. Cuando Dios expresasu voluntad y su propósito eterno:«Hagamos al hombre a nuestra ima-gen, conforme a nuestra semejanza».

He ahí la expresión del pensamien-to eterno de Dios con respecto al hom-bre: Que el hombre tenga la imagende Dios, que la lleve y que la exprese.

23AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

Y que luego –teniendo la imagen deDios– pueda señorear, gobernar, yejercer la autoridad de Dios en la tie-rra. Es decir, que el reino de Dios ven-ga y se exprese en la tierra a través delhombre. Pero, para eso, había un re-quisito: «Hagamos al hombre a nues-tra imagen». Si el hombre no poseeesa imagen, no puede ejercer la auto-ridad de Dios y no puede representara Dios, ni el reino de Dios. Es decir, elhombre no puede ser el testimonio deDios sobre la tierra.

Reino y testimonioNuestro tema es la recuperación

del testimonio de Dios. Y aquí pode-mos observar que el propósito de Dioses que el hombre sea la expresión deese testimonio sobre la tierra.

¿Qué es el testimonio de Dios? Loque representa a Dios de manera per-fecta, con lo cual él puede identificar-se. Cuando algo expresa a Dios sobrela tierra, entonces tenemos el testimo-nio de Dios sobre ella. Por eso, en elAntiguo Pacto, el arca del pacto erallamada el arca del testimonio, porquerepresentaba a Dios.

El arca era el testimonio de Dios.Dios se había identificado con el arca.Y esto es una figura. Pero vea usted,hermano, que en el pensamiento eter-no de Dios, aquello que fue predesti-nado para representar a Dios no es unarca, un objeto físico, sino el hombre.

«Hagamos al hombre a nuestraimagen». «Que el hombre sea nuestroreflejo, y que sea nuestro testimoniosobre la tierra». Esto quedó expresa-do allí en el principio y es la esenciadel testimonio de Dios. Pero, para queel hombre pudiera llevar la imagen de

Dios, en medio del huerto Dios plantóel árbol de la vida, para, de esa mane-ra, mostrar que en el centro de sus pen-samientos está ese árbol. Y en el Nue-vo Testamento, cuando el apóstol Juancomienza su evangelio, en el prólogonos dice que el Verbo estaba con Dios,y también que en ese Verbo estaba lavida. Por lo tanto, ahora sabemos queel árbol de la vida representaba al Se-ñor Jesús, el Verbo de Dios.

Entonces, tenemos que Dios tienecomo propósito que el hombre llevesu imagen, es decir, sea su testimonioen la tierra, y que exprese su autori-dad y su voluntad celestial sobre la tie-rra, de manera que la tierra llegue aser un reflejo del cielo. Pero, para queel hombre entrara en ese propósito,debía primero comer de ese árbol dela vida; es decir, debía comer a Jesu-cristo. Eso es lo que significa el árbolen medio del huerto.

Aún el hombre, llamado a un des-tino tan magnífico, está bajo el propó-sito preeminente y supremo de Dios,que es su Hijo Jesucristo. Entonces, elhombre tenía que conocer a Jesucris-to y recibir su vida dentro de sí, paraconstituirse en el hombre corporativo,que es la iglesia. Sólo entonces podríallevar la imagen de Dios y expresar suautoridad en la tierra; y, de este modo,llegar a ser el testimonio de Dios. Portanto, el testimonio de Dios, no seríael hombre en su estado terrenal, aúnantes de la caída, sino un hombre cor-porativo que tendría a Cristo como suvida y su cabeza.

Sabemos que eso no ocurrió en elprincipio. Esa es la tragedia de la razahumana. Adán no comió del árbol dela vida, y sí comió del árbol de la cien-

24 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

cia del bien y del mal. Y entonces lapuerta se cerró. El propósito de Diosquedó cerrado para el hombre, y elreino de Dios permaneció escondidopara él. ¿Por qué? Porque Dios cerróel camino al árbol de la vida. Y sin elárbol de la vida, que es Cristo, todoslos propósitos de Dios para el hombreson inaccesibles.

Por eso dice el Señor: «Abriré enparábolas mi boca; declararé cosasescondidas desde la fundación delmundo». Pues, aquellos pensamientosy propósitos que Dios había prepara-do para el hombre, permanecieron es-condidos. Porque todo aquello estabaencerrado en Jesucristo, el árbol de lavida, y solamente él podía declararlo.

La recuperación del reino y el testi-monio

Pero, ¡bendito sea su nombre! él

vino. Nosotros no podíamos ir a él,pero él vino hasta nosotros. Porque,en el cumplimiento del tiempo, el Ver-bo se hizo carne, y habitó entre noso-tros, y vimos su gloria. Y aquel árbolde la vida, que había sido escondidodel hombre en el principio de todo,ahora apareció de nuevo sobre la tie-rra, y otra vez hizo disponible el frutode la vida para el hombre.

El Señor ha venido, y con él havenido el reino de los cielos a la tie-rra. Por eso, sus primeras palabras fue-ron: «Arrepentíos, porque el reino delos cielos se ha acercado». Qué buenanueva; eso es evangelio: el reino delos cielos, la voluntad y el propósitoeterno del Padre, que se había perdi-do, ha vuelto ahora a la tierra por me-dio de Jesucristo.

Y entonces, mi hermano amado,cuando el Señor viene a la tierra, nosdeclara lo que fue escondido. Y en lasparábolas, donde nos habla de la se-mejanza del reino de los cielos con unacosa y otra, y nos muestra, de estemodo, los principios por medio de loscuales ese reino viene a la tierra, elataque contra ese reino sobre la tierra,y finalmente el triunfo de ese reino.

Todo eso, creo yo, está aquí en es-tas parábolas, porque usted debe com-prender que cuando el hombre cayó,no solamente quedó excluido de lavoluntad de Dios y del reino de Dios.Esa fue nuestra tragedia, nuestra pér-dida. Pero Dios también perdió algo.No sólo el hombre perdió algo; el hom-bre perdió a Dios, y con Dios perdióla vida, y perdió todo. Pero Dios tam-bién perdió algo: perdió al hombre, ycon el hombre perdió la tierra. Y sin elhombre y sin la tierra, el propósito eter-

El mayor peligro no estáen los pecados, ni en el pe-cado mismo, que es en síun gran peligro. Satanáspuede ser mucho más su-til que eso. Él sabe quebasta con que simplemen-te seamos traídos a la es-fera de lo terrenal, y él yaha obtenido la victoria;porque todo lo que perte-nece al hombre naturalestá sometido a él.

25AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

no de Dios no puede ser realizado.Cuando Dios perdió al hombre,

perdió también una pieza fundamen-tal para el cumplimiento de su volun-tad. Pero, la caída no fue sólo que elhombre rechazó el árbol de la vida ydesobedeció a Dios, comiendo el fru-to del árbol de la ciencia del bien y delmal, sino que también fue que se dejóseducir y engañar por el enemigo deDios. Se alió con el poder maligno yhostil a la voluntad de Dios, aquel án-gel rebelde cuyo propósito es –si fue-ra posible– quitar a Dios mismo de sutrono.

El hombre se ha dejado seducir poreste poder enemigo de Dios, se ha so-metido a sus dictados, y ha quedadocompletamente a su merced. Por eso,encontramos que en el Génesis es sólouna serpiente, pero en el Apocalipsis,cuando han pasado muchos años, yano es sólo una serpiente: ahora es undragón, porque ha tomado dominio delhombre. Y en la medida que el hom-bre ha crecido y se ha multiplicado enla tierra bajo el dominio de él, tam-bién ha crecido él.

El hombre le ha cedido el poder yla autoridad de la tierra al dragón. Asíque, desde el punto de vista del cielo,la tierra es un territorio hostil y ene-migo. Un enemigo ha entrado y hatomado el dominio de lo que le perte-nece a Dios; ha tomado el dominio dela raza humana y de la tierra. Hay unenemigo que está ocupando el territo-rio en el cual Dios se ha propuesto lle-var a cabo su voluntad. Y Dios nece-sita recobrar ese territorio de las ma-nos de su enemigo.

Por ello, Dios envió a su Hijo a estemundo, al corazón del territorio de su

enemigo. Porque, si en la tierra Cristoestaba bajo el gobierno de los cielos,entonces el reino de los cielos tambiénestaba sobre la tierra.

Si Dios tiene sólo un hombre so-bre la tierra que obedezca su voluntadde los cielos, entonces toda la tierra lepertenece a él nuevamente. Por tanto,Satanás no puede permitir que hayaalgo que represente a Dios en la tie-rra, porque si esto ocurre quiere decirque él tiene que salir de la tierra; y quesu dominio se acabó. Entonces, si lee-mos las parábolas con atención, vere-mos que desde la primera de ellas enadelante, junto con la venida del reinode Dios, aparece de inmediato la opo-sición de Satanás.

Parábolas y restauración«He aquí, el sembrador salió a

sembrar». El Hijo de Dios vino, y tra-jo la palabra del reino de Dios, el pro-pósito de Dios, a la tierra. Pero, cuan-do él salió a sembrar, vinieron las aves.¿Quiénes son las aves? El Señor dijo:«Viene el malo, y arrebata lo que fuesembrado en su corazón». Así, desdeel mismo principio de la venida delSeñor a la tierra, Satanás empezó a tra-bajar para estorbar e impedir, y para –si le fuese posible– acabar con la obradel Señor Jesucristo.

Desde el punto de vista de Dios,toda su obra desde el momento en queel hombre cayó, hasta el momento enque el Señor regrese, es una obra derecuperación. Cuando somos salvos yrecibimos la palabra del Señor, entra-mos en esa obra de restauración departe de Dios. Y si entramos en ella,también entramos inmediatamente enantagonismo con el príncipe de este

26 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

siglo, porque evidentemente él noquiere que nada del mundo sea reco-brado para Dios. Él no quiere que elhombre sea devuelto a Dios; Por ello,si usted pasa al lado de la obra de res-tauración de Dios, se pone en el cam-po enemigo con respecto a Satanás. Ysu obra de destrucción, desaliento, yengaño, comienza de inmediato.

Por eso, hermanos, hablamos derecuperación y restauración. Cuandohablamos de recuperación, significaque algo ha sido dañado, se ha perdi-do o ha sido deformado. Algo ha sidollevado lejos del propósito y del pen-samiento original de Dios. Hablamosde restauración porque algo se ha ale-jado de Dios y tiene que ser traído deregreso.

En las parábolas de Mateo capítu-lo 13, encontramos, entonces, la veni-da del reino de Dios, la venida del pro-pósito de Dios al mundo, con Cristo,y a la vez, encontramos la oposición ylos obstáculos que el enemigo de Diospone a la manifestación del reino deDios en el mundo.

El comienzo de la restauraciónVeamos con atención, entonces,

cómo se desarrolla esta lucha. En laprimera parábola encontramos al sem-brador sembrando la palabra de Dios.Esta es la palabra que incluye los pen-samientos de Dios con respecto alhombre. Es la palabra del reino deDios; no sólo es una palabra de salva-ción. Fíjense que el Señor no la llamala palabra del evangelio de salvación,sino que la llama la palabra del reino,porque lo que está en juego aquí es elgobierno de Dios sobre el hombre ysobre la tierra.

La palabra del reino de Dios vieneal corazón del hombre. E inmediata-mente las fuerzas malignas que estánen este mundo empiezan a trabajarpara impedir que esa palabra cumplasu propósito en el corazón del hom-bre. Se levantan obstáculos y se inter-ponen barreras: seducciones y atrac-ciones del mundo, son arrojadas so-bre aquellos que reciben la palabra. Enunos, Satanás la arrebata; en otros, laahogan los afanes de la vida. Satanástiene muchas maneras de envolvernos,para intentar apartarnos del propósitode Dios y arrebatarlo de nuestro cora-zón; para volvernos inútiles e impedirque produzcamos fruto para Dios.

El ataque de SatanásLuego, en el versículo 24, hay una

segunda parábola, la del trigo y la ci-zaña. Lo que relata es un aconteci-miento común. Cuando se siembra eltrigo, si alguien quiere hacer daño,siembra cizaña entre el trigo. Cuandola cizaña brota de la tierra, es muy di-fícil distinguirla del trigo. Pero si us-ted los deja crecer suficiente tiempo,descubrirá que cuando ambas se de-sarrollan, son completamente distin-tos: el trigo produce fruto, pero la ci-zaña no. Hay que dejar que crezcan ymaduren para poder distinguir al unode la otra.

Ese es un significado que cualquierpersona que sepa algo de siembrasentenderá de inmediato. Como la ma-yoría de nosotros somos gente de ciu-dad, no lo hacemos tan fácilmente.Pero, ¿cuál es el significado espiritualde la parábola? Está en los versículos37 al 43. Cuando nosotros miramoslo que ocurrió en la historia de la igle-

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sia, comenzando desde el tiempo enque el Espíritu Santo descendió enPentecostés, y surgió la primera igle-sia en Jerusalén, veremos que esto esprecisamente lo que ha ocurrido.

Cuando Satanás vio que los hijosde Dios habían sido sembrados en elmundo, reaccionó sembrando su pro-pia semilla en el mundo. Ahora, cuan-do dice la parábola: «El campo es elmundo», debemos saber que Satanásno puede sembrar su semilla en elCuerpo de Cristo. La iglesia es el cuer-po de Cristo y pertenece solamente aCristo. Por lo tanto, Satanás no puedeintroducirse en lo que pertenece a Cris-to. Por eso, observe con atención queel campo no es la iglesia.

Muchos teólogos, especialmentelos reformados, interpretaban esta pa-rábola diciendo que el campo es laiglesia, y que entonces hay una igle-sia invisible, que sólo Dios conoce yque está compuesta de los verdaderoshijos de Dios, y otra iglesia visible,donde hay de todo, los que son hijos ylos que no son hijos. Sin embargo,nadie sabe con certeza quiénes son yquiénes no son. Pero el Señor no dijoque el campo fuera la iglesia. El dijo:«El campo es el mundo».

La iglesia es el territorio de Jesu-cristo, le pertenece sólo a él. Cuandola Escritura habla de la iglesia, habladel Cuerpo que expresa únicamente aJesucristo. La Escritura sólo empleala palabra iglesia para hablar de aque-llo que pertenece a Jesucristo.

Entonces, cuando leemos que aquídice, «La buena semilla son los hijosdel reino», quiere decir que la iglesiaes la buena semilla. Pero el campo esel mundo. Ahora podemos entender

que, si la iglesia está en el mundo –pero no en el sistema de este mundo–habita el mismo espacio físico queaquellos que son hijos del malo. Ycomo compartimos el mismo espacioy el mismo territorio, entonces sí, enlas asambleas de los santos, la cizaña–los hijos del malo– puede crecer yestar presente. De hecho, esta es unaparte de la estrategia de Satanás paradeformar y destruir a la iglesia.

En los tiempos del apóstol Juan,ya había empezado a ocurrir que enmuchas asambleas ya no se podía dis-tinguir quiénes eran verdaderos her-manos y quiénes no lo eran. Si lee-mos con atención la primera carta deJuan, vamos a encontrar que ya en-tonces había un problema enorme en-tre los hermanos. ¿Qué es lo que quiereSatanás? Quiere que los hijos del rei-no estén inmovilizados, impedidos oestorbados, para que no puedan expre-sar el reino de Dios en la tierra. Desdeel principio, él intentó introducir es-tos elementos que no son de Cristo enmedio de los santos. Y esto significaque debemos estar conscientes decómo Satanás ataca a la iglesia.

En la época de Juan, ya muchoshabían entrado. El apóstol Juan dice:«Salieron de nosotros, pero no eran denosotros». Ya entonces existía la mez-cla; y eso iba a continuar. ¿Cuál era elproblema con todo ello? Que, de estamanera, Satanás iba a introducir en laiglesia elementos extraños. Ahorabien, todo lo que es de este mundo yde esta tierra, cuando es introducidoen la iglesia de Cristo, se convierte enun impedimento y un estorbo para lamanifestación del Señor y de su Es-píritu.

28 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

Hermano amado, el terreno de laiglesia es el terreno de Jesucristo, y elterreno de Cristo es el terreno de laresurrección. Sólo lo que pertenece ala vida de resurrección, pertenece aJesucristo. Entonces, la iglesia está enel lado de la vida de resurrección. Esees el terreno donde la iglesia debe cre-cer, alimentarse, madurar y fructificar.Pero cuando la iglesia se desliza al te-rreno del hombre natural, esto es, delos pensamientos, las obras y las ca-pacidades del hombre natural, pierdesu territorio. Y vuelve a ese terrenoantiguo, donde se torna estéril y va-cía. Allí pierde el testimonio de Jesu-cristo y ya no puede expresar ni re-presentar al Señor.

Usted debe saber que esto es, efec-tivamente, lo que ocurrió en la histo-ria de la iglesia. Cuando uno lee el li-bro de los Hechos, ve cómo el Señorvivía en la iglesia, cómo él se expre-saba a través de la iglesia, y cómo go-bernaba su iglesia. Pues el Espíritu te-nía todas las cosas bajo su mando.Pero, llegamos al final del primer si-glo, y descubrimos que los hombreshan comenzado a tomar el control yque los pensamientos humanos estánempezando a gobernar la iglesia.

Al leer la situación de las siete igle-sias en Asia descubrimos que ya noson más como esa primera iglesia quevivía para Cristo, que estaba goberna-da solamente por él, sino que hay ele-mentos de contaminación y de confu-sión: mentiras, herejías, prácticas pe-caminosas escondidas, y muerte. Cua-tro veces se menciona en las siete car-tas del Apocalipsis la obra de Satanás.¿Por qué? Porque se nos quiere adver-tir que Satanás está siempre trabajan-

do para estorbar el propósito de Dios.Por eso necesitamos conocer en quéclase de lucha estamos envueltos loshijos de Dios.

Hermano amado, el mayor peligrono está en los pecados, ni en el peca-do mismo, que es en sí un gran peli-gro. Satanás puede ser mucho más sutilque eso. Él sabe que basta con que sim-plemente seamos traídos a la esfera delo terrenal, y él ya ha obtenido la vic-toria; porque todo lo que pertenece alhombre natural está sometido a él.

Sólo lo que pertenece a Cristo noestá bajo el dominio de Satanás. Todolo demás puede ser manejado por Sa-tanás. Así que, si él logra introducirentre nosotros cosas simplemente hu-manas –pensamientos, ideas, concep-tos, formas de ver las cosas que novienen de Cristo–, él entonces ha ga-nado ventaja sobre nosotros. Así escomo él siembra la cizaña junto al tri-go, y por eso es tan difícil distinguir alprincipio entre ambas. La obra delhombre, la imitación del alma, puedeser tan parecida a la vida del Espíritu.Podemos incluso usar el mismo len-guaje, hablar las mismas palabras, perohacerlo desde el terreno de lo mera-mente natural, y no desde el terrenode lo espiritual; y hay un universo dediferencia entre lo uno y lo otro.

La obra de restauración del Señores una restauración en la vida de resu-rrección y en el terreno del Espíritu.Ella consiste en traernos al terreno delEspíritu, donde Dios está gobernandoy reinando por medio de su Hijo Jesu-cristo.

Deformación y restauración plenaAl seguir leyendo, descubrimos

29AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

que el reino de los cielos es tambiénsemejante a un grano de mostaza, queun hombre tomó y sembró en su cam-po. Si leemos con atención esta pará-bola y la siguiente, pues son gemelas,descubrimos algo que tiene un ciertocarácter antinatural. Naturalmente, unasemilla de mostaza produce un arbus-to. Pero aquí el Señor dice que se haceun árbol. Y dice, además, que vienenlas aves del cielo y hacen nido en susramas.

Ahora, si usted quiere ser consis-tente al entender la Palabra del Señor,debe considerar que esas aves tienenque significar lo mismo que las de laparábola del sembrador. Y también,que esta parábola está emparentadacon el sueño del rey Nabucodonosor,quien veía un árbol grande cuyas ra-mas se extendían y tocaban el cielo,mientras venían todas las aves del cieloy anidaban en sus ramas, y las bestiasse cobijaban bajo ellas. Esto nos ha-bla de la obra del hombre natural, yde cómo la iglesia, la obra de Dios enel mundo, puede ser deformada, y lle-gar a crecer de una manera antinatu-ral, de tal manera que incluso las avesdel cielo, es decir, los elementos ma-lignos, llegan a entrar en ella.

Efectivamente, si uno revisa la his-toria, después de los años en los quela iglesia fue perseguida y diezmadacontinuamente, hallamos que a partirdel 312 D. de C., Satanás cambió detáctica. Entonces, un emperador lla-mado Constantino, «se convirtió» alcristianismo, y declaró al cristianismola religión oficial del Imperio. En esemomento, muchos hermanos se ale-graron y lo tomaron como una bendi-ción de Dios, porque diez años antes

había ocurrido la más grande de laspersecuciones, bajo el emperadorDiocleciano.

Los hermanos dijeron: «Este es unhombre enviado de Dios». Pero, a par-tir de Constantino, las puertas de igle-sias se abrieron para que cualquiercosa pudiese entrar; es decir, las avesdel cielo y las bestias de la tierra. Porello, el árbol creció y se hizo enorme.Pero no creció con la vida de Dios,sino que creció con las cosas y los ele-mentos de la tierra y del mundo. Esecrecimiento trajo una tremenda con-fusión y daño hasta el día de hoy.

Por eso Dios se ve en la necesidadde restaurar, de recuperar, porque algoanormal, algo que no pertenece a lanaturaleza de la iglesia ha sido intro-ducido entre los hijos de Dios; cosasque vienen de afuera, del mundo, delhombre, y aun del mismo Satanás. Yla iglesia tiene que desprenderse detodo eso, para ser única y exclusiva-mente el testimonio de Dios.

Lo que procede del hombre nopuede ser testimonio de Dios sobre latierra, por muy bueno, cabal, eficien-te, organizado y productivo que sea.Nunca podrá expresar a Dios. Si hayalgo del hombre agregado a la obrade Dios, si hay un pensamiento hu-mano introducido en la obra de Dios,entonces esa obra se vuelve incapazde expresar a Dios.

Vemos este árbol enorme, lleno deaves y bestias. Nunca fue la cristian-dad tan grande como en la Edad Me-dia. Nunca fue tan poderosa y nuncaestuvo tan lejos de expresar al Señor.Por esta causa, Dios comenzó una obrade recuperación, que lentamente nosha venido trayendo de regreso al te-

30 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

rreno donde Cristo, y solamente él, esnuestra vida, fundamento y nuestrotodo. ¿Cuál es el testimonio? Que Je-sucristo es suficiente para nosotros.Que sólo lo necesitamos a él, y nadamás. Hasta que todo lo demás hayasido desechado y excluido. Y esa seránuestra victoria: la victoria de él ennosotros.

Por ello, hermanos, al final, encon-tramos otras dos parábolas: la del te-soro escondido y la de la perla de granprecio. Pienso que esas parábolas tie-nen dos significados. Un primer sig-nificado se refiere al valor que Diosnos dio en su gracia, y a la obra deCristo a favor de nosotros. Ciertamen-te, el Señor nos buscó, nos encontró,dio su vida por nosotros, y nos salvó.

Pero, además, se refieren a cómo no-sotros podemos recobrar a Jesucristo.

Dice él: «El reino de los cielos essemejante a un tesoro escondido en uncampo». El tesoro estaba escondido.¿Puede ver usted que, bajo capas ycapas de cristianismo y de tantas co-sas añadidas a la obra y a las iglesiasen la tierra –la expresión terrenal deltestimonio de Dios– hay de verdad untesoro escondido? Ese tesoro es Jesu-cristo. Pero hay una sola forma deobtenerlo: usted tiene que deshacersede todo lo que posee, para tener úni-camente a Jesucristo. Ese es el precio.El mismo que el pagó por nosotros.Entonces podremos recuperarlo enplenitud y, con él, el testimonio deDios. Amén.

* * *Como una aguja tocada por un imán

El corazón de un creyente afectado por la gloria de Cristo, es como unaaguja tocada por un imán. Él no puede permanecer más quieto o satisfe-cho a distancia, aunque sus movimientos sean débiles y trémulos. Él estácontinuamente siendo inclinado a él, mas no llegará a su descanso en estemundo. Con todo, allá en el cielo, con Cristo siempre delante de nosotros,podremos mirarle firmemente a él en toda su gloria. Esta visión constantetraerá refrigerio eterno y alegría a nuestras almas.

John Owen en La Gloria de Cristo

El hijo vuelve a sus raíces

Es indiscutible que una cultura no puede soportar indefinidamente ladesintegración del matrimonio, de la familia y del hogar. La familia esesencial para la perpetuación y preservación de la humanidad; es básicapara el orden social y el principal ambiente para la instrucción y el creci-miento. El mandamiento de Dios a Israel incluía la responsabilidad de ins-trucción religiosa en la familia (Deut. 6:4-9). En la familia se establecensistemas de valor; se aprende el respeto de la autoridad, disciplina, amor,respeto, se toma la dirección en la vida.

Aunque pueda parecer, años más tarde, que el hijo repudia grandementelo que aprendió en el hogar, ciertamente él tiene una gran ventaja sobreaquel que no recibió orientación bíblica en casa. En la crisis, generalmen-te, el hijo retorna a sus raíces.

Richard C. Halverson

31AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

La

La ciudad de Dios,que es la iglesia,tiene un gloriosodestino final, peroen la actualidadenfrenta grandesdesafíos.

Rubén Chacón

Nuestra Biblia es una colecciónde 66 libros, todos y cada unode ellos inspirados por el Es-

píritu Santo. Cada uno de ellos tienesu razón de ser; ninguno sobra, nin-guno falta. Por ejemplo, ¿qué sería denuestra Biblia si faltara el libro de Apo-calipsis? La Biblia, sin el libro de Apo-calipsis, sería un libro sin final. No esuna casualidad que este libro esté pues-to al final. Es el último libro, y estáubicado en el lugar correcto, porquees la conclusión de la Biblia.

La última visiónTodo lo que transcurre desde el

Génesis en adelante tiene su culmina-ción en el libro que está puesto en elúltimo lugar de la Biblia, el Apocalip-sis. Todo lo que comienza en el Géne-sis tiene su cumplimiento, su culmi-

nación, su consumación, en el libro deApocalipsis.

Quisiera que nos fijáramos con quévisión termina el libro de Apocalipsis,que cierra toda la revelación. Enton-ces, quiero invitarlos a mirar en Apo-calipsis 21, vers. 9 en adelante. «Vinoentonces a mí uno de los siete ángelesque tenían las siete copas llenas de lassiete plagas postreras, y habló conmi-go, diciendo: Ven acá, yo te mostraréla desposada, la esposa del Cordero».

Con esta última visión se cierra ellibro y se cierra la Biblia. «Yo te mostra-ré la desposada, la esposa del Corde-ro». La visión, entonces, va a tratar acer-ca de la iglesia. La iglesia del Señor Je-sucristo es la desposada del Cordero. ElApocalipsis termina con la visión acer-ca de la iglesia, y en esta visión nos esrevelada la esposa del Cordero.

ciudadde Dios

32 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

¿Por qué es que el Apocalipsis ter-mina con la revelación de la desposa-da del Cordero? Porque la iglesia esel cumplimiento del eterno propósitode Dios. Cuando, en la eternidad pa-sada, el Padre, el Hijo y el EspírituSanto, concibieron este plan eterno yse propusieron llevarlo a cabo a tra-vés de los siglos, el resultado final esprecisamente el que tenemos en estaúltima visión.

Dios el Padre, eternamente, ha que-rido una novia para su Hijo. Juan lavio hace dos mil años. Pero el SeñorJesucristo, el amado del Padre, la vioen la eternidad pasada. Tal como esdescrita en esta última visión, así lavio el Hijo en la eternidad pasada. Ypor eso, cuando él la vio, la amó. Yaun cuando supo, en su presciencia,que ella iba a caer –y que por el peca-do iba a caer tan bajo que los profetasla iban a describir como una ramera–no obstante, como la vio consumada,en su estado final, de todas manerasestuvo dispuesto a amarla, a redimirlay a hacerla su iglesia gloriosa. ¡Ben-dito sea el Señor! El Señor la amó pri-mero, y porque la amó, fue capaz deentregarse a sí mismo por ella.

Dios nos ama hoy, nos soporta hoy,nos tiene paciencia hoy. Y, ¿saben porqué nos ama? Porque él ya nos ve ter-minados. Él ya nos vio en nuestro es-tado final; sabe que lo que somos hoyno es lo que seremos mañana. ¡Alelu-ya! Él tiene la capacidad de vernos yaacabados, perfeccionados; y como élya nos ve así, anticipadamente, nospuede amar y soportar y tenernos todala paciencia que sea necesaria.

Que esta visión también nos ayudea tener paciencia unos con otros. Por

eso, es bueno el ejercicio de decirle alhermano: «Hermano, tenme paciencia.No siempre voy a ser como soy hoy;mañana seré como Dios me ha desti-nado a ser». ¡Alabado sea el Señor!

Una novia gloriosa, una novia per-fecta, una novia preparada, vestida delino fino, blanco y resplandeciente.Una novia dispuesta para su marido.Ya Juan la vio hace dos mil años, yaJesucristo la vio en la eternidad pasa-da, y es bueno que nosotros tambiénla veamos. Vamos hacia allá, es nues-tro destino final, y Dios es fiel paralograr su propósito.

La santa ciudadAhora, continuemos con el versí-

culo 10. Cuando Juan se apresta a vera la desposada del Cordero, yo no sési él tuvo una sorpresa, pero para no-sotros resulta sorprendente. Luego queel ángel lo invitó a verla, dice Juan:«Y me llevó en el Espíritu a un montegrande y alto, y me mostró la gran ciu-dad santa de Jerusalén, que descen-día del cielo, de Dios».

Dijimos que esta visión es acercade la iglesia, la esposa del Cordero.Pero cuando Juan mira, ¿qué es lo queve? Ve una ciudad. No sé si eso le sor-prende a usted. Porque cuando se leva a mostrar la iglesia, lo que ve Juanes una ciudad. Una ciudad muy espe-cial, por supuesto, no una ciudad cual-quiera; pero es una ciudad.

Entonces, ¿la desposada es la ciu-dad? ¿No se le va a mostrar aquí ellugar donde vive la desposada? No, aJuan se le está mostrando la noviamisma. La novia misma es esta ciu-dad. Por supuesto, por otras Escritu-ras sabemos que el Señor también nos

33AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

tiene preparada una ciudad literal. Sivamos a resucitar con cuerpo, enton-ces tiene sentido que también vamosa vivir en una ciudad celestial. Peroen esta visión, esta ciudad no es lahabitación de la iglesia; es la iglesiamisma revelada de esa manera. ¡Ala-bado sea el Señor!

Entonces, cuando a Juan se lemuestra la novia en su plenitud, ha-biendo alcanzado la perfección, es in-teresante que a él no se le muestre lanovia, ni como el cuerpo de Cristo, nicomo la familia de Dios, ni como elpueblo de Dios, ni como el templo delEspíritu Santo, sino como una ciudad.

Por las cartas del Nuevo Testamen-to, sabemos que estas figuras con quese describe a la iglesia son muy co-munes: la iglesia es el cuerpo de Cris-to, es la familia de Dios, es el templodel Espíritu Santo. Pero muy pocaatención ponemos a este hecho: quela iglesia también es la ciudad de Dios.La iglesia es una ciudad; nosotros so-mos una ciudad. Y no cualquier ciu-dad: somos la ciudad de Dios, la ciu-dad que tiene su origen arriba, que tie-ne su origen en el cielo, y que está aquíen la tierra, pero que es de arriba.

La iglesia es la ciudad de Dios. Ylo que me llama la atención, herma-no, es que la figura o la metáfora quese escoge para revelar a la iglesia ensu plenitud sea la de una ciudad. Quie-re decir entonces que, hasta que la igle-sia no sea la ciudad de Dios en la prác-tica, el propósito de Dios no estará ple-namente alcanzado.

A la hora de revelar la plenitud dela iglesia, ésta es vista como la ciudadde Dios. Es una ciudad compuesta depiedras vivas. Los cimientos de la ciu-

dad son doce, cada uno de ellos es unapiedra preciosa, y esas piedras precio-sas corresponden a los doce apóstolesdel Cordero. Esta ciudad está forma-da de piedras vivas, está hecha de per-sonas. Esta ciudad somos nosotros,que fuimos tomados del polvo, con-vertidos en piedras vivas; pero que fi-nalmente, no sólo seremos piedras,sino piedras preciosas.

Algunos aspectos de la visiónNo tenemos tiempo para comen-

tar toda la visión que va desde Apoca-lipsis 21:9 a 22:5, pero quisiera desta-car algunas características principales,donde es fácil ver que esta ciudad deDios que es la iglesia tiene la plenitudde Dios.

En el versículo 11, cuando Juan lacomienza a ver, lo primero que le lla-ma la atención de esta ciudad santa,que desciende del cielo y desciendede Dios, es que tiene la gloria de Dios.La iglesia, como la ciudad de Dios,contiene la gloria de Dios y resplan-dece. Porque una cosa es contener lagloria de Dios y otra cosa es reflejar lagloria de Dios. Pero esta ciudad quees la iglesia no sólo contiene la gloriade Dios, sino que la refleja, la expre-sa, la proyecta. La gloria de Dios res-plandece a través de ella. Hoy día, laiglesia contiene la gloria de Dios, y enalgún grado la iglesia expresa esa glo-ria. Pero aquí está vista en su pleni-tud; aquí refleja en forma plena la glo-ria del Señor.

El versículo 12 dice que ademástiene un muro grande y alto. Su alturaes de más de sesenta metros. ¿Ha vis-to alguna ciudad que tenga muros tanaltos? ¿Qué indica este muro en esta

34 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

revelación de la iglesia? Este murohace separación entre lo santo y lo pro-fano. Esta es una ciudad santa, no haymezcla en ella; ya está completamen-te separado lo que es de Dios y lo queno es de Dios, lo santo de lo inmundo.

Por eso, dice el vers. 27: «No en-trará en ella ninguna cosa inmunda, oque hace abominación y mentira, sinosolamente los que están inscritos en ellibro de la vida del Cordero». Así queeste muro hace separación, indica queen ella ya no hay mezcla, ya no hayconfusión; es una iglesia santa, per-fectamente santa, una ciudad santa.

Qué interesante el 22:3: «Y no ha-brá más maldición; y el trono de Diosy del Cordero estará en ella». ¿Dóndese ha establecido finalmente el tronode Dios? Dentro de la ciudad que esla iglesia. Eso quiere decir que Diosha tomado pleno control de la iglesia,que ella está perfectamente sujeta aDios y a Cristo, que en ella se haceahora la perfecta voluntad de Dios, sin

ningún atisbo de rebelión ni de insu-misión. «Y sus siervos le servirán». Sinresistencia, sin rebeldía, sin oposición,sus siervos, voluntariamente y de todocorazón, le servirán.

Quise empezar con el trono. Vol-vamos ahora al 22:1: «Después memostró un río limpio de agua de vida,resplandeciente como cristal, que sa-lía del trono de Dios y del Cordero».Por eso quise primero hacer notar queel trono de Dios y del Cordero estáestablecido en la iglesia, porque de esetrono sale un río limpio de agua devida. ¿No es acaso lo que dijo el Se-ñor Jesucristo en el evangelio de Juan?«El que cree en mí, como dice la Es-critura, de su interior correrán ríos deagua viva». Es esto lo que estamosviendo acá: un río limpio de agua devida que sale del trono de Dios y delCordero, y que corre al interior de laciudad, al interior de la iglesia.

Versículo 2: «En medio de la callede la ciudad, y a uno y a otro lado delrío, estaba el árbol de la vida, que pro-duce doce frutos, dando cada mes sufruto; y las hojas del árbol eran parala sanidad de las naciones». Tambiénel árbol de la vida está plantado en ella.

En el Génesis, el árbol de la vidafue puesto fuera del hombre, en elhuerto, porque Dios quería que elhombre accediera voluntariamente aél. Adán no tenía prohibición de co-mer del árbol de la vida. Dios queríaque Adán comiera voluntariamente delárbol de la vida, y una vez que hubie-se comido, ese árbol habría pasado aestar dentro de Adán. Pero lo que nose logró con Adán, nuestro Señor Je-sucristo, el postrer Adán, ha permiti-do en su gracia que ese árbol ahora

La iglesia no sólo debe sa-lir de Babilonia, sino quetambién debe regresar dela división. Al igual que Is-rael, la iglesia está despa-rramada, está disgregada.Y nosotros tenemos estellamamiento del Señor nosólo a regresar de Babi-lonia, sino también a re-gresar de la división.

35AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

esté implantado en nuestros corazones.Así que, ¿cómo no va a ser ésta la

plenitud de la iglesia? El árbol de lavida está en medio de ella, el trono deDios y del Cordero está establecido enella. Ella contiene la gloria de Dios, yno sólo la contiene, sino que la refle-ja. ¡Alabado sea el Señor! Hay un ríolimpio de agua viva que corre por suinterior. Así que ésta es claramente laplenitud de la iglesia, esta es claramen-te la visión del estado final y consu-mado de la iglesia.

La iglesia como ciudad de Dios hoyTraigamos ese futuro, ahora, al pre-

sente. Y la pregunta es: Esta visión dela iglesia, ¿es aplicable en el presente?¿La iglesia es hoy día la ciudad de Dios,o esta visión ha de ser interpretadacomo algo que llegaremos a ser en laeternidad, pero que hoy no lo somos?

Por supuesto, la plenitud no la te-nemos hoy, pero, ¿por eso no somoshoy la ciudad de Dios? Quiero decla-rar que somos la ciudad de Dios, auncuando no hayamos alcanzado la ple-nitud; porque tampoco hemos alcan-zado la plenitud de ser el cuerpo deCristo, de ser la familia de Dios, deser el templo del Espíritu Santo, perolo somos hoy. De la misma manera, laiglesia hoy es la ciudad de Dios.

Entonces, mire qué interesante; yocreo que esto nos puede cambiar unpoco la perspectiva y la visión: La igle-sia en Temuco es la ciudad de Dios enTemuco, la iglesia en Antofagasta es laciudad de Dios en Antofagasta, la igle-sia en Londrina es la ciudad de Dios enLondrina. No sólo es el cuerpo de Cris-to, no sólo es el templo del EspírituSanto; es también la ciudad de Dios.

No necesito demostrar –porqueconocemos la Palabra– que en cadaciudad del Nuevo Testamento dondehubo iglesia, hubo siempre una solaiglesia. La iglesia local fue siemprela iglesia de la localidad, la iglesia dela ciudad, y por esa razón siempre fueuna, y no hay ningún texto del Nue-vo Testamento en que en una locali-dad la palabra iglesia aparezca en plu-ral.

¿Y cuál es la razón? –Porque esees el hecho totalmente demostrable porel Nuevo Testamento– ¿Cuál es la ex-plicación? ¿Por qué la iglesia en la lo-calidad es una? ¿Por qué no puede sermás de una? Una de las posibles res-puestas puede estar aquí: Si la iglesiaes la ciudad de Dios, entonces dentrode la ciudad puede haber una sola igle-sia.

A una ciudad le corresponde solouna ciudad. Y más aún, podemos pre-guntarnos: ¿Qué porte ha de tener laciudad de Dios en la ciudad deLondrina? Va a tener el porte de la ciu-dad de Londrina; sus límites van a serlos límites de la ciudad.

Territorialmente, la iglesia como laciudad de Dios ocupará el espacio dela ciudad de Londrina, de la ciudad deTemuco, de la ciudad de Antofagasta.Culturalmente, la iglesia en esa loca-lidad debe, además, ser una iglesiaautóctona, es decir, una iglesia origi-naria del lugar. Pero también debe seruna iglesia idiosincrásica, es decir, quedebe tener un modo propio y peculiardel pueblo mismo en que ella se le-vanta, que corresponde a su naturale-za, a su etnia, a su raza.

Y desde el punto de vista del go-bierno, esa iglesia local que es la ciu-

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dad de Dios en esa localidad, debe serautónoma. Autónoma de cualquier je-rarquía humana, para que sea sólo deCristo y sólo Cristo sea su cabeza.Autónoma, no para hacer lo que quie-ra, sino libre para ser de Cristo, sujetaa Cristo y obediente a él.

De tal manera que, si en una loca-lidad la iglesia no está siendo fiel aCristo, no está sujeta a su cabeza, losobreros o las otras iglesias tienen de-recho a exhortarla. No hay jerarquíahumana sobre la iglesia. Cristo es lacabeza de la iglesia, pero nosotrospodemos velar unos por otros, recla-mando esa fidelidad a Cristo. No que-remos ninguna jerarquía humana go-bernando a la iglesia, pero sí quere-mos verla sujeta a Cristo y obedientea Cristo, y para ese efecto necesita-mos el cuidado de todos, la exhorta-ción de todos, la enseñanza de todos.¡Alabado sea el Señor!

Así que, hermano, por unos mo-mentos, póngase esta visión en sumente y en su corazón. Piense en laiglesia local donde usted pertenece, yconcíbase por algunos segundos comola ciudad de Dios en esa localidad.

La iglesia local es la ciudad de Diosen esa localidad, y está llamada a dartestimonio del Señor, a contener y refle-jar la gloria de Dios, a construir ese muroque indique que ya no hay mezcla enella, que es pura y santa, que en ella noentra cosa inmunda o que hace abomi-nación. Está llamada a dar testimoniode que el trono de Dios, el gobierno deDios, la autoridad de Dios, es plenamen-te expresado a través de ella; que el ár-bol de la vida la sustenta y la alimenta, yque el río de agua viva la riega, la puri-fica. Ese es nuestro desafío.

Ahora, hermanos, la iglesia local,que es la ciudad de Dios en la locali-dad, está formada por todos los hijosde Dios que viven en esa localidad.La iglesia local, que es la ciudad deDios, por el hecho de que es una, queno puede haber dos ni tres, incluye atodos los que Dios ha recibido y queviven en esa localidad. Si Dios los harecibido, nosotros no podemos recha-zarlos; si son hijos de Dios, son nues-tros hermanos.

Así que, la iglesia local, que es laciudad de Dios, que está llamada amanifestar la plenitud de Dios en esalocalidad, tiene que reunirse bajo elprincipio de la localidad. ¿Y cuál esese principio? Que somos una solaiglesia, que somos un solo cuerpo, queformamos parte de una sola ciudad,con todos los que Dios en esa ciudadha recibido; que somos uno con todoslos que invocan el nombre del Señoren esa localidad.

El desafío de la unidad de la iglesiaAsí que, cuando estamos hablan-

do de la restauración del testimoniodel Señor, en este punto es necesarioque volvamos a desafiarnos con res-pecto a la unidad de la iglesia. Noso-tros solos –dicho de manera exclusi-va– no podemos confesarnos la igle-sia local. No podemos en nuestro co-razón, ni en nuestra actitud, ni en nues-tra declaración, dejar a ningún hijo deDios fuera.

Que el Señor nos ayude para nocerrarnos. El hermano Christian Chentambién lo dijo en la Conferencia an-terior. Dijo que nosotros seguimos elcamino de Filadelfia, pero no nos po-demos declarar Filadelfia, no nos po-

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demos poner la etiqueta ‘Somos laiglesia de Filadelfia’. Podemos parti-cipar del camino que nos muestra larevelación de esa iglesia, pero el díaque nosotros decimos ‘Yo soy Fila-delfia’, entonces nos hemos converti-do en la iglesia de Laodicea.

Porque cuando nos cerramos, her-manos, ¿saben lo que ocurre? Deci-mos a partir de ese momento: «Somosla iglesia local. Que vengan todos losque quieran a sumarse a la iglesia lo-cal». Como nosotros ya lo somos, alos demás, ¿qué les queda? Venir asumarse a nosotros. Sin embargo,nuestra actitud no debe ser esperar quelos demás vengan a nosotros, que so-mos la iglesia local, sino nosotros,‘errantes soñadores’, vamos en buscade nuestros hermanos.

El hermano Christian nos enseñóel año pasado que Israel ha tenido dosregresos, de dos cautiverios. En el pri-mero, Israel volvió de Babilonia, conZorobabel, Esdras y Nehemías. Pero,a partir de 1948, Israel experimentóun segundo regreso, y esta vez fue delhecho de estar dispersos por las na-ciones del mundo. Entonces, él hacíaesta aplicación a la iglesia: La iglesiano sólo debe salir de Babilonia, sinoque también debe regresar de la divi-sión. Al igual que Israel, la iglesia estádesparramada, está disgregada. Y no-sotros tenemos este llamamiento delSeñor no sólo a regresar de Babilonia,sino también a regresar de la división.

¿Nos ofrendaremos al Señor paraesta tarea que humanamente es impo-sible? Cuando uno plantea esto, ob-viamente, vienen mil preguntas res-pecto de cómo, dónde, cuándo, hastaqué límites. Sí, porque hay peligros,

hay desventajas, hay cientos de cosas.Pero, como nos decía el hermanoHoseah Wu, Dios quiere ganar algoen esta Conferencia. No sólo nosotrosqueremos ganar algo; Dios tambiénquiere ganar algo.

La iglesia es la ciudad de Dios, yla iglesia, como la ciudad de Dios, esuna en cada localidad, y está confor-mada por todos los hijos de Dios, aun-que estén dispersos, aunque estén enlas denominaciones, y aunque estén enel mundo todavía. Porque, ¿cuántoshijos de Dios hay en la localidad quetodavía no han sido salvos, que toda-vía no han sido regenerados? Así queni siquiera estamos hablando sólo delos que ya son, sino aun de los quehan de ser. Así que no sólo la unidadde la iglesia, sino que también la evan-gelización, es algo que no podemosdejar a un lado, y que tenemos que te-ner en nuestro corazón permanente-mente.

Como hoy no vamos a resolver elproblema de la unidad, por lo menosyo les animo y les desafío, en el nom-bre del Señor, a que abramos el cora-zón un poco más, y a lo menos empe-cemos a orar. Derribemos cualquierabarrera que aún esté en nuestro cora-zón. Aun si nuestras declaracionesnecesitan ser corregidas, hagámoslo,en el nombre del Señor. Démosle aDios el espacio y la posibilidad de queél nos pueda convertir en soñadorescomo José, que –enviados por el Pa-dre– salen en busca de sus hermanos.

Yo quiero seguir soñando, y en elnombre del Señor les desafío a que lohagamos juntos, a que le permitamosal Señor usarnos en la restauración desu testimonio. ***

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Las

La historia de la restauración, tanto en el Antiguo como en elNuevo Testamento, está regada con las lágrimas de losrestauradores.

Gonzalo Sepúlveda

Hermanos amados, ayer se noscompartió acerca de la gloria de la Nueva Jerusalén.

¡Qué difícil resulta describir tal her-mosura! Recibimos gran consuelo alsaber que vamos hacia allá. ¡Qué pre-cioso destino tenemos!

Hoy estamos aquí, en las limita-ciones de la carne y de la sangre, enmedio de un mundo que está enterobajo el maligno. Pero viene el día enque ya no estaremos en este taberná-culo cansado, frágil y enfermizo, sinoen uno semejante al cuerpo de la glo-ria suya, y por la eternidad reinaremoscon el Señor.

Nuestro tema es la restauración. Larestauración supone que hubo una des-

gracia, una caída, un cautiverio, unfracaso muy grande. Entonces, es ne-cesario que se produzca un movimien-to que restaure. Y, como ya se ha di-cho, la iniciativa debe tomarla Dios.

El cautiverio del pueblo antiguo«Amargamente llora en la noche,

y sus lágrimas están en sus mejillas»(Lam. 1:2). Esta es la condición deJerusalén en días de Jeremías. El pro-feta llora amargamente mientras ora yescribe. Estas son las lágrimas duran-te la caída.

«¡Cómo se ha ennegrecido el oro!¡Cómo el buen oro ha perdido su bri-llo! Las piedras del santuario estánesparcidas por las encrucijadas de to-

lágrimasde la restauración

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das las calles. Los hijos de Sion, pre-ciados y estimados más que el oropuro, ¡cómo son tenidos por vasijas debarro, obra de manos de alfarero!»(Lam. 4:1-2). «Los ancianos no se venmás en la puerta, Los jóvenes dejaronsus canciones. Cesó el gozo de nues-tro corazón; nuestra danza se cambióen luto. Cayó la corona de nuestra ca-beza; ¡Ay ahora de nosotros! porquepecamos... Mas tú, Jehová, permane-cerás para siempre; tu trono de gene-ración en generación...Vuélvenos, OhJehová, a ti, y nos volveremos; renue-va nuestros días como al principio(Lam. 5:14-16, 19, 21).

Con gran dolor, el profeta deja es-tampada la terrible condición del pue-blo de Israel en aquellos días. Sin em-bargo, el cautiverio babilónico al quefueron llevados no duraría para siem-pre. La fecha de término eran setentaaños. (Jer. 25:11).

Veamos las lágrimas de la restau-ración en el profeta Daniel: «En el añoprimero de Darío hijo de Asuero… yoDaniel miré atentamente en los librosel número de los años de que hablóJehová al profeta Jeremías, que habíande cumplirse las desolaciones de Je-rusalén en setenta años». Daniel estu-dia las Escrituras, ¡y descubre que eltiempo se ha cumplido! Entonces sederrama en oración y ruego: «Y volvími rostro a Dios el Señor, buscándoleen oración y ruego, en ayuno, cilicio yceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hiceconfesión diciendo: Ahora, Señor, Diosgrande, digno de ser temido, que guar-das el pacto y la misericordia con losque te aman y guardan tus mandamien-tos; hemos pecado, hemos cometidoiniquidad, hemos hecho impíamente,

y hemos sido rebeldes, y nos hemosapartado de tus mandamientos y de tusordenanzas ... Ahora pues, Dios nues-tro, oye la oración de tu siervo, y susruegos; y haz que tu rostro resplan-dezca sobre tu santuario asolado…»(Dan. 9:3-5, 17).

Dios encontró en Daniel a un sier-vo que se derrama delante de él, y rá-pidamente viene un ángel del cielo aconsolarle. Para que haya restauraciónen este tiempo, ¡deben existir Danielesque conmuevan los cielos con su ora-ción!

La respuesta a esta oración la en-contramos en el libro de Esdras: «Enel primer año de Ciro rey de Persia,para que se cumpliese la palabra deJehová por boca de Jeremías, des-pertó Jehová el espíritu de Ciro reyde Persia, el cual hizo pregonar depalabra y también por escrito portodo su reino, diciendo: Así ha dichoCiro rey de Persia: Jehová el Diosde los cielos me ha dado todos losreinos de la tierra, y me ha mandadoque le edifique casa en Jerusalén,que está en Judá. Quien haya entrevosotros de su pueblo, sea Dios conél, y suba a Jerusalén que está enJudá, y edifique la casa a JehováDios de Israel (él es el Dios), la cualestá en Jerusalén. Y a todo el quehaya quedado, en cualquier lugardonde more, ayúdenle los hombres desu lugar con plata, oro, bienes y ga-nados, además de ofrendas volunta-rias para la casa de Dios, la cual estáen Jerusalén».

Oh, hermanos, la respuesta del cie-lo proveyó todas las cosas que se ne-cesitaban. Un rey poderoso, Ciro dePersia, fue el instrumento de Dios.

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¡Qué buena noticia! «El que haya que-dado...». Muchos judíos despertaroncon este anuncio, e hicieron rápida-mente los preparativos y muchos re-gresaron a Jerusalén.

Lágrimas de restauraciónEn el libro de Esdras 3:12 se des-

cribe el espíritu de aquellos días derestauración de la casa de Dios: «Ymuchos de los sacerdotes, de los levi-tas y de los jefes de casas paternas,ancianos que habían visto la casa pri-mera, viendo echar los cimientos deesta casa, lloraban en alta voz, mien-tras muchos otros daban grandes gri-tos de alegría. Y no podía distinguir elpueblo el clamor de los gritos de ale-gría, de la voz del lloro; porque cla-maba el pueblo con gran júbilo, y seoía el ruido hasta de lejos».

Los más jóvenes cantaban. Ellosveían la victoria presente. Estaban con-tentos por lo que estaba ocurriendo;cantaban y danzaban. Pero había al-gunos ancianos, de ochenta o más añosde edad. Ellos habían sufrido todo eltriste destierro hacia el cautiverio, conJeremías habían llorado las Lamenta-ciones del capítulo 5. Pudiendo haber-se quedado cómodos en Babilonia,prefirieron hacer todo el camino de re-torno, ¡oyeron a su Dios! Ellos, quehabían colgado las arpas en los sau-ces porque no podían cantar cánticosdel Señor en tierra de extraños (Sal.137), esperaron setenta años para des-colgar las arpas: «Allá rendiremosculto, en el lugar que nuestro Dios haescogido. ¡Vamos!». Y a duras penasllegaron, y cuando vieron que se echa-ban los cimientos de la casa, intenta-ron cantar, pero no pudieron. En ese

momento, sólo pudieron llorar, y llo-raron a gritos.

De seguro, ellos pensaron: «Pornuestras fuerzas, jamás se podría ha-ber hecho esto. Nosotros sólo aporta-mos pecados, sólo aportamos carnali-dad e idolatría, así entorpecimos elpropósito del Señor. Pero Dios en suinfinita misericordia nos recupera, nostrae de vuelta a su casa». Y ahora, alver los cimientos, lloran y se derra-man delante del Señor.

¿Restauración queremos? La res-tauración es con lágrimas. Se lloramientras la casa de Dios se edifica,porque algo se ha visto de la gloria dela primera casa, y de su ruina poste-rior. La característica de aquellos ju-díos piadosos, era que ellos «habíanvisto la casa primera». Ellos jamásse conformarían con un sustituto ba-bilónico. Muchos de ellos murieron sinconsuelo, y esta generación de los díasde Esdras y Nehemías tuvo la graciade ver en sus días la restauración deltestimonio del Señor sobre la tierra.

Somos bienaventurados si nuestrosojos espirituales se han abierto para«ver la casa de Dios», es decir la igle-sia, el testimonio del Señor hoy sobrela tierra, la cual ciertamente no es unedificio en un lugar geográfico deter-minado. Las Escrituras no nos mues-tran una organización de manufacturahumana, sino un organismo vivo, for-mado por hombres y mujeres redimi-dos que viven la vida de Cristo, encomunión unos con otros, bajo el go-bierno del Espíritu Santo.

Hoy estamos viendo un poco másclaramente lo que es el amor de her-manos, la centralidad de Jesucristo,la vida de Cristo formado dentro de

41AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

nosotros, algo estamos viendo de lagloria de Dios en medio de su casa.Bendigamos al Señor, porque no hasido por nuestra fuerza, ni por nuestracapacidad, sino por la infinita fideli-dad, misericordia y gracia de nuestroDios. ¡A él sea el honor, la gloria ytoda la alabanza!

Más lágrimasHay más lágrimas. Hay lágrimas

en Daniel capítulo 9; hay lágrimas enEsdras capítulo 9 y también enNehemías capítulo 9. ¿Por qué lloraEsdras?

Cuando oí esto, rasgué mi vestidoy mi manto, y arranqué pelo de mi ca-beza y de mi barba, y me senté angus-tiado en extremo. Y se me juntaron to-dos los que temían las palabras delDios de Israel, a causa de la prevari-cación de los del cautiverio. (Esdras9:3-4). ¡Qué percepción espiritual tie-ne Esdras! Él sabe precisamente enqué punto se encuentran. «Deberíamosestar aun cautivos, pues lo merecemos.Dios ha levantado un remanente, y porSu misericordia estamos aquí restau-rando todas las cosas».

Sin embargo, en plena restaura-ción, también se cometieron pecados.Entendamos esto: Hubo pecados queprovocaron el cautiverio (días de Je-remías). Pero los pecados que Esdrasconfiesa aquí, ¡son los pecados en ple-na restauración! ¿Qué nos querrá de-cir el Señor a nosotros con esto?

Déjenme decirles algo: los peca-dos que se cometan en este tiempo,después de todo lo que hemos visto,tienen una gravedad mayor, porquenuestra responsabilidad es mayor hoy.Mientras más cerca estemos del Se-

ñor, los pecados de los hijos de Diosparecen ser aun más graves.

Miremos Esdras 10:1. «Mientrasoraba Esdras y hacía confesión, llo-rando y postrándose delante de la casade Dios, se juntó a él una muy grandemultitud de Israel, hombres, mujeres yniños; y lloraba el pueblo amargamen-te». ¿Podemos ver aquí la unidad dela iglesia? Cuando Esdras llora, cuan-do pide perdón, no está solo. Danielestaba solo; pero Esdras está acompa-ñado. La restauración ha avanzado. Entérminos del nuevo pacto podemosdecir que «el cuerpo está tomando for-ma». Hoy, Dios está reuniendo hom-bres y mujeres quebrantados de cora-zón.

No sólo los hombres; también lasmujeres están incluidas, y los niños.Que los niños aprendan de los fraca-sos de los viejos, y juntos nos postre-mos delante del Señor, y lloremos san-tificándole.

Dios miró con agrado esta humi-llación de su pueblo. El Señor se agra-dó de un clamor como el de Daniel y

Ese llanto amargo será elcomienzo de una verdade-ra restauración. Despuésde aquella saludable crisis,lloraremos amargamente,y nos pondremos al ladode Dios, contra nuestracarne. Esto es un síntomade madurez en los hijos deDios.

42 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

de Esdras, y de toda aquella multitudque lloraba amargamente. Luego si-guió adelante la restauración. Dios denuevo se movió, y finalmente se lo-gró el objetivo de los hijos del cauti-verio.

Estas son las lágrimas de la restau-ración.

Las lágrimas de PabloVamos ahora al Nuevo Testamen-

to. Pablo reúne a los ancianos de lasiglesias de Mileto y Éfeso. «Cuandovinieron a él, les dijo: Vosotros sabéiscómo me he comportado entre voso-tros todo el tiempo, desde el primer díaque entré en Asia, sirviendo al Señorcon toda humildad, y con muchas lá-grimas, y pruebas que me han venidopor las asechanzas de los judíos ... Portanto, velad, acordándoos que por tresaños, de noche y de día, no he cesadode amonestar con lágrimas a cadauno» (Hechos 20:18-19, 31). ¿Por quéllora el apóstol? En él se cumple lapalabra profética: «Los que sembra-ron con lágrimas, con regocijo sega-rán. Irá andando y llorando el que lle-va la preciosa semilla; mas volverá avenir con regocijo, trayendo sus gavi-llas» (Sal. 126:5-6).

El apóstol sirvió con humildad ycon lágrimas; y cuando amonestó, lohizo con lágrimas de nuevo. Es dra-mático este relato. «Por tanto, miradpor vosotros, y por todo el rebaño enque el Espíritu Santo os ha puesto porobispos, para apacentar la iglesia delSeñor, la cual él ganó por su propiasangre. Porque yo sé que después demi partida entrarán en medio de vo-sotros lobos rapaces, que no perdo-narán al rebaño. Y de vosotros mis-

mos se levantarán hombres que ha-blen cosas perversas para arrastrartras sí a los discípulos» (Hechos20:28-30).

Veamos estos dos aspectos que hi-cieron llorar al apóstol.

El primero es: «Entrarán en me-dio de vosotros lobos rapaces». Losque entran. «¡Oh gálatas insensatos!¿Quién os fascinó para no obedecer ala verdad, a vosotros ante cuyos ojosJesucristo fue ya presentado claramen-te entre vosotros como crucificado?»(Gál. 3:1). Aquí hay un llanto en elcorazón del apóstol: Alguien vino, yfascinó a los hermanos, y los alejó dela legítima devoción del Señor Jesu-cristo. Alguien los sacó de la gracia,de la fe, del Espíritu; los hizo volver ala carne, a las cosas externas.

Somos testigos de esta desgracia.Algunos, prometiendo libertad, hanllevado a nuestros hermanos a escla-vizarse una vez más, y en estos días,con lágrimas, hemos recibido a algu-nos amados hermanos que vienen hu-yendo de siervos que se enseñorearonde ellos.

Cristo formado en nosotros«Tienen celo por vosotros, pero no

para bien, sino que quieren apartarosde nosotros para que vosotros tengáiscelo por ellos... Hijitos míos, por quie-nes vuelvo a sufrir dolores de parto,hasta que Cristo sea formado en voso-tros» (Gál. 4:17, 19). Hermanos, laslágrimas en el servicio de Pablo eranporque Cristo aún no había sido for-mado; por tanto, la carne aún estabaviva, alguien había entrado a fascinar,a confundir a los hermanos con emo-ciones pasajeras. Pero él llora de nue-

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vo, llora hasta que Cristo sea formadoen el corazón de los hermanos. Estasson las lágrimas que tendremos quevolver a llorar.

«Porque por ahí andan muchos, delos cuales os dije muchas veces, y aunahora lo digo llorando, que son ene-migos de la cruz de Cristo...» (Flp.3:18). Aquí ya no son personas queentraron desde afuera, sino que se le-vantaron de adentro. Este es el segun-do motivo por el cual Pablo derrama-ba sus lágrimas en Mileto.

¿Quiénes son los enemigos de lacruz de Cristo? No son mundanos, sonhermanos. Estos hermanos son los quesiempre causan divisiones y tensiones;son los que resisten la autoridad, ymuchas veces ellos mismos son auto-ritarios. Al oírles hablar, el EspírituSanto nos da testimonio de su falta dequebranto. Se ve «al hombre», palpa-mos un ego muy grande, la vida deCristo está aun encerrada, sin expre-sión. ¿Entendemos esto?

Hermanos, cuando la divisiónquiere amenazar la iglesia, entoncesse sabrá quién es quién en la casa deDios, entonces se sabrá quién es ami-go de la cruz de Cristo y quienes estándel lado equivocado; quiénes son losque han avanzado algo en la restaura-ción del testimonio del Señor. Aun haylágrimas que llorar, el Señor nos so-corra porque la carne todavía está pre-sente.

Las lágrimas de PedroHay otro llanto que debemos te-

ner muy en cuenta: «Entonces Pedrose acordó de las palabras de Jesús, quele había dicho: Antes que cante el ga-llo, me negarás tres veces. Y saliendo

fuera, lloró amargamente» (Mateo26:75).

¿Por qué llora aquí Pedro? ¿No te-nía él la revelación del Cristo? ¿No eraél ya un hijo de Dios? No está lloran-do por lo que nosotros normalmentellamamos pecado. Él había dicho unosinstantes antes: «Aunque todos se es-candalicen de ti, yo nunca me escan-dalizaré». Tenía un sentimiento desuperioridad sobre sus hermanos, te-nía un altísimo concepto de sí mismo,y cuando se ve confrontado a la prue-ba, fracasa estrepitosamente.

Los principales problemas quenosotros tenemos para avanzar en larestauración del testimonio del Señor,no son las debilidades morales. Por-que, cuando alguien comete un peca-do, por vergonzoso que sea, se humi-llará reconociéndolo. Pero el mayorproblema que tenemos es el alto con-cepto que nos queda de nosotros mis-mos, es la firmeza en la carne, lo queconsideramos «bueno» de nosotrosmismos: «Yo no te negaré», dijo Pe-dro, contradiciendo a su Señor.

Luego, el Señor Jesús guarda si-lencio, sabiendo lo que espera a suvaso escogido. Nada hizo para evitarque Pedro le negara. Él pudo haberordenado a Juan, a Mateo o a los otros:«¡Cuiden a Pedro, que no entre en elpatio de Anás, porque allí me negará,impídanselo, llévenlo a Betania, es-cóndanlo en casa de Marta y María!».No, el Señor le dejó fracasar.

En aquella hora, Pedro supo quiénera él realmente. ¡Qué vergüenza, quédolor más grande! Recién llegó a co-nocerse a sí mismo. Allí sufrió la de-rrota de sus mejores atributos huma-nos: su arrojo, su valentía, su alto con-

44 AGUAS VIVASTEMA DE PORTADA

cepto de sí mismo, su sentimiento desuperioridad sobre sus hermanos. Sinembargo, estas lágrimas fueron las quemarcaron su verdadera restauración.

Me temo que a muchos de noso-tros el Señor no nos va a librar de es-tas vergüenzas, hasta que nos demoscuenta lo peligrosos que somos ennosotros mismos. Porque un siervoque pierda la confianza en su carne,se volverá manso, dúctil en las manosdel Señor.

Cuán difícil es tratar con un her-mano duro de carácter; con un hom-bre firme en sus posiciones, contesta-tario, argumentador, resuelto, lleno dejuicios. Cree, mejor dicho, presume,que sus ideas, sugerencias y opinio-nes, son las mejores, y lucha por ha-cerlas prevalecer. ¿Cómo tratamos conél? Cuando un hombre no ha lloradoamargamente, exhibe su propia firme-za, muy seguro de sí mismo. ¿Cómolo tratamos? No queda otra alternati-va que el Señor trate con él. El Señortiene que derribarnos.

No son los problemas morales losque retrasan la obra de la restauracióno la unidad de la iglesia. Son las posi-ciones firmes del hombre, las fortale-zas de la carne, la justicia propia. Esees el mayor problema para la restau-ración. Pero, como Dios se ha propues-to que nosotros resplandezcamoscomo luminares, él ha fijado sobre tiy sobre mí sus ojos (Sal. 32:8-9), y loque se ha propuesto, lo llevará a cabo.

Yo no sé qué medios usará Dioscontigo o conmigo. He sufrido algu-nas de estas cosas, no sé cuántas mefaltará sufrir todavía. Pero es una cri-sis necesaria, hermanos. Si Dios va aganar algo con nosotros, tiene que tra-

tar con esas durezas, con esas posi-ciones rígidas, con esa falta de reno-vación en el entendimiento, con esedeseo de hacer las cosas siempre de lamisma manera. Eso es religiosidadvana, a fin de cuentas. El Señor tieneque romper todo eso.

Tendrá que llevarnos al punto enque nos conozcamos vergonzosamen-te y lloremos nuestra miseria. Ese llan-to amargo será el comienzo de unaverdadera restauración. Después deaquella saludable crisis, lloraremosamargamente, y nos pondremos allado de Dios, contra nuestra carne.Esto es un síntoma de madurez en loshijos de Dios.

Después de experimentar estosdolores, algo de aquella arrogancianatural, algo de aquella repulsiva au-tosuficiencia, irá muriendo. Que elSeñor permita que caigamos de rodi-llas, porque cuando esto va murien-do, entonces se comienza a ver algode la dulzura de Cristo, algo de la gra-cia, de lo apacible del carácter de Cris-to. ¡Bendito sea el nombre del Señor!

Lágrimas en Apocalipsis«Y oí una gran voz del cielo que

decía: He aquí el tabernáculo de Dioscon los hombres, y él morará con ellos;y ellos serán su pueblo, y Dios mismoestará con ellos como su Dios. Enju-gará Dios toda lágrima de los ojos deellos; y ya no habrá más muerte, nihabrá más llanto, ni clamor, ni dolor;porque las primeras cosas pasaron...»(Ap. 21:3). Después viene la descrip-ción de la gloriosa ciudad celestial, ladesposada, la esposa del Cordero.¿Quiénes estarán allí? Los que llora-ron.

45AGUAS VIVAS TEMA DE PORTADA

Oh hermanos: Jeremías, Daniel yEsdras lloraron por el pecado del anti-guo pueblo del Señor. Y no estuvie-ron solos – muchos se acercaron parallorar delante del Señor. Y cuando seechaban los cimientos, se lloró.

Y cuando Pablo sirvió al Señor, lohizo con lágrimas, a causa de los ene-migos de la cruz de Cristo. Muchostenían la doctrina de la cruz, pero nola realidad, y provocaban divisiones ytensiones en el pueblo, y Pablo llora-ba por eso, y con lágrimas les amo-nestaba.

El Señor necesita hombres que-brantados de corazón. Aquellos quenunca lloran (no hablamos de unamera emoción), son incapaces de edi-ficar la casa de Dios, de conducir alos santos a la ansiada madurez. Sino son tratados por el Señor puedenllegar incluso a maltratar a las ove-jas. Dios trabajará con hombres que-brantados.

El fruto apacible¿Cómo era Pedro antes de haber llo-

rado amargamente? ¿Cómo le vemosdespués, en Pentecostés? Parecen doshombres distintos. ¡Qué bien le hizo aPedro ese llanto amargo! Le marcó elrumbo de lo que tenía que ser el verda-dero servicio en el Espíritu.

¡El Señor nos hará un favor si nosderriba! El Señor me hará el favor másgrande si quebranta la dureza de mialma, que aprisiona la vida de Cristo.

El camino de la restauración es uncamino con lágrimas. Si queremospresentarnos ante el Señor con gavi-llas, no esperemos sólo reuniones conmucha algarabía y danza. Pablo dice:«Cumplo en mi carne lo que falta delas aflicciones de Cristo por su cuerpoque es la iglesia». Hay aflicciones,porque todavía hay mucha carne pre-sente. El Señor derribe esto. El día queel Señor te deje en silencio, el día quete quebrante, te hará un gran favor.

* * *¿Por qué los cristianos no leen?

¿Por qué hoy en día los cristianos encuentran la lectura de los grandeslibros difícil y más allá de sus capacidades? Ciertamente los poderesintelectuales no menguan de una generación a otra. Nosotros tan listose inteligentes como nuestros padres, y cualquier pensamiento que elloseran capaces de entender nosotros también somos capaces de enten-derlo, sobre todo si estamos suficientemente interesados en hacer elesfuerzo. El mayor causante de la decadencia que existe en la calidadde la literatura cristiana actual, no es intelectual sino espiritual. Paradisfrutar un gran libro religioso se requiere un grado de consagración aDios y separación del mundo que pocos cristianos modernos tienen hoy.Los libros de los primeros padres cristianos, los místicos, los puritanos,no son difíciles de entender, pero ellos habitan en altas esferas, en lasmontañas, donde el aire es vigorizante y rarificado, y ninguno sino elque está enamorado de Dios puede llegar allí. Una razón del por qué lagente es incapaz de entender la gran literatura clásica cristiana es queestán intentando entenderla sin tener intención alguna de obedecerla.

A. W. Tozer

46 AGUAS VIVASMARAVILLAS DE DIOS

LA ORACIÓN DE UN NIÑO

Ocurrió a fines del siglo XIX, en la gran ciudad de Nueva York.Era uno de los días más helados de febrero.

Un pequeño muchacho de unos diez años estaba parado de-lante de una tienda de calzado en Broadway, descalzo, mirandoa través de la vitrina, y estremeciéndose de frío.

Una señora que iba por la calle en un hermoso carruaje, tira-do por caballos finamente enjaezados, observó al pequeño ensu precaria condición, e inmediatamente dio orden al cocherode detenerse ante la tienda. La señora, ricamente vestida de seda,descendió del carruaje, se acercó al muchacho, y le dijo: «Hijito,¿qué miras con tanta atención?».

«Estaba pidiéndole a Dios que me diese un par de zapatos»,fue la respuesta.

La señora lo cogió de la mano, entró en la tienda, y preguntóal propietario si le permitiría a uno de sus empleados ir a com-prar seis pares de medias para el muchacho. Él dueño asintióprontamente. Ella le preguntó entonces si podía proporcionarleun lavatorio con agua y una toalla, y él contestó: «Ciertamente,»y con prontitud se los trajo.

La dama llevó al niño a la parte posterior de la tienda, y, qui-tándose sus guantes, se arrodilló y le lavó los pies, secándoseloscon la toalla. En ese momento, el dependiente había vuelto conlas medias. Poniéndole un par en los pies del muchacho, ella lecompró y le dio un par de zapatos, y empaquetando los restan-tes pares de medias, se los dio, y dándole un golpecito en lacabeza le dijo: «Espero, hijito, que ahora te sientas más cómo-do».

Cuando ella se retiraba, el muchacho sorprendido cogió sumano, y mirándola a la cara, con lágrimas en sus ojos, respondiósu pregunta con estas palabras: «¿Es usted la esposa de Dios?».

«Touching Incidents» (1895)Solomon B. Shaw

* * *

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La total

La incertidumbre en que viven muchos hijos de Dios se debe ano haber recibido en sus corazones un Cristo pleno, como latotal provisión de Dios para ellos.

C. H. Mackintosh

A partir del momento en que elalma es llevada a sentir la rea-lidad de su condición delante

de Dios –a la profundidad de su ruina,culpa y miseria– no podrá haber des-canso hasta que el Espíritu Santo re-vele al corazón un Cristo pleno y todo-suficiente.

Esta es la única solución posible,y el remedio perfecto de Dios paranuestra completa pobreza.

Se trata de una verdad muy sim-ple, pero de la mayor importancia; ypodemos decir con toda seguridad, quecuanto más completa y profundamenteel lector aprenda esto para sí mismo,mejor será. El verdadero secreto de lapaz está en descender hasta el fondo

de un yo irremediablemente culpable,arruinado y sin esperanzas, y ahí en-contrar un Cristo todo-suficiente comola provisión de Dios para nuestra másprofunda necesidad. Esto es verdade-ramente descanso – un descanso quenunca puede ser perturbado.

En este artículo nos proponemosmostrar al lector necesitado, que enCristo se encuentra atesorado para éltodo lo que pueda llegar a necesitar,sea para atender las necesidades de supropia conciencia, los ardientes deseosde su corazón, o las exigencias de sucamino.

Buscaremos probar, por la graciade Dios, que la obra de Cristo es elúnico lugar de reposo verdadero para

suficienciade Cristo

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la conciencia; que su Persona es elúnico objeto para el corazón; y que suPalabra es la única guía verdaderapara el camino.

La obra de Cristo para la concienciaAl considerar este importante

asunto, hay dos cosas que exigen nues-tra atención: primero, lo que Cristohizo por nosotros; segundo, lo que élestá haciendo para nosotros. En la pri-mera, tenemos la expiación; en la úl-tima, la intercesión como Abogado. Élmurió en la cruz por nosotros: él vivepara nosotros sentado en el trono.

a) Lo que Cristo hizo por nosotrosPor su preciosa muerte expiatoria

él suplió plenamente todo lo que teníaque ver con nuestra condición de pe-cadores. Él cargó nuestros pecados, ylos llevó del todo y para siempre. Élllevó la culpa por todos nuestros pe-cados – los pecados de todos los quecreen en su nombre. Jehová cargó enél todas nuestras iniquidades (Is. 53).«Porque también Cristo padeció unasola vez por los pecados, el justo porlos injustos, para llevarnos a Dios» (1ªPed. 3:18).

Esta es una verdad inmensa, y detotal importancia para el alma necesi-tada – una verdad que se asienta en elpropio fundamento de la posición cris-tiana. Es imposible que un almadespertada, espiritualmente esclareci-da, pueda disfrutar de la paz divina-mente establecida hasta que esta tanpreciosa verdad sea recibida en sim-plicidad de fe. Debo saber, sobre labase de la autoridad divina, que todosmis pecados fueron quitados de la vistade Dios para siempre; que él mismo

se deshizo de ellos de modo que vi-niese a satisfacer todas las exigenciasde su trono y todos los atributos de sunaturaleza; que él se glorificó a sí mis-mo por lanzar fuera mis pecados, yesto, de una manera mucho más tre-menda y maravillosa que si me hubie-se enviado al infierno eterno por cau-sa de ellos.

Sí, fue él mismo quien lo hizo.Esta es la esencia y el meollo de todoel asunto. Dios puso nuestros peca-dos sobre Jesús, y él nos dice esto ensu santa Palabra, a fin de que poda-mos saberlo sobre la base de la auto-ridad divina – una autoridad que nopuede mentir. Dios lo planeó así, Dioslo hizo así; y así Dios lo dice. Todoviene de Dios, de principio a fin, ynosotros tan solamente tenemos quedescansar en eso como niños. ¿Cómosé que Jesús llevó mis pecados en supropio cuerpo sobre el madero? Porla misma autoridad que me dice queyo tenía pecados que debían ser lle-vados. Dios, en su maravilloso einigualable amor, me asegura a mí,un pobre y culpable pecador, mere-cedor del infierno, que él mismo cui-dó de todo el asunto de mis pecados,y se libró de ellos de un modo tal quevino a traer una rica cosecha de glo-ria para su eterno Nombre, por todoel universo, en presencia de toda in-teligencia creada.

Y en esto, la fe viva debe tranqui-lizar la conciencia. Si Dios se satisfi-zo a sí mismo con la solución para mispecados, yo debo quedar igualmentesatisfecho. Sé que soy un pecador –puede que incluso sea el mayor de lospecadores. Sé que mis pecados sonmayores en número que los cabellos

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de mi cabeza; que son negros como lamedianoche – negros como el mismoinfierno. Sé que cualquiera de esospecados, el menor de ellos, merece lasllamas eternas del infierno. Sé –por-que la Palabra de Dios lo dice– queuna simple partícula de pecado nopuede jamás entrar en su santa presen-cia; y que, por consiguiente, no habíapara mí otro destino sino la eterna se-paración de Dios.

Todo eso lo sé, sobre la base de laclara e incuestionable autoridad deaquella Palabra que está para siempreafirmada en los cielos.

Pero, ¡oh profundo misterio de lacruz, el glorioso misterio del amor re-dentor! Veo al propio Dios llevandotodos mis pecados –pecados de la peorespecie– todos mis pecados, de la ma-nera como él los vio y los avaluó. Loveo colocándolos todos sobre la ca-beza de mi bendito Sustituto, y tratan-do con él allí por causa de los peca-dos. Veo las oleadas de la justa ira deDios –su ira contra mis pecados– suira que debería haberme quemado amí, alma y cuerpo, en el infierno, portoda una terrible eternidad; yo las veoabalanzándose sobre el Hombre quequedó en mi lugar, que me representódelante de Dios, que soportó todo loque yo merecía, con Quien un Diossanto trató como si hubiese tratadoconmigo. Veo la imparcialidad de unJuez, la santidad, verdad y justicia tra-tando con mis pecados, y librándomede ellos eternamente, ¡no dejando es-capar ninguno de ellos! Sin conniven-cia, sin paliativos, sin indiferencia,pues el mismo Dios tomó el caso ensus manos. Su gloria estaba en juego;su inmaculada santidad, su eterna ma-

jestad, las sublimes reivindicacionesde su gobierno.

Todo eso tenía que ser satisfechoen una medida tal que lo glorificasedelante de los ángeles, hombres y de-monios. Él podría haberme enviado alinfierno por causa de mis pecados. Yono merecía nada menos que eso. Todomi ser moral, desde lo más profundo,merecía esto – y debería haberlo reci-bido. No tengo ni siquiera una pala-bra como disculpa para un simple pen-samiento pecaminoso, eso para nohablar de una vida manchada por elpecado de principio a fin.

Otros pueden argumentar comoquieran acerca de la injusticia de unaeternidad de castigo para una vida depecado – la completa falta de propor-ción que hay entre algunos años deprácticas malas y las interminableseras de tormento en el lago de fuego.Pueden argumentar, pero creo plena-mente, y lo confieso sin reservas, quepor un simple pecado contra un Sertal como es el Dios que veo en la obra

El pobre amante del mun-do puede pensar que lavida del cristiano es muyestática, insípida, llegandoincluso a ser una ocupa-ción idiota. Tal vez él que-de espantado de ver cómoalguien puede vivir sinaquello que él llama «di-versión».

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de la cruz, yo merecía sobradamenteel castigo eterno, oscuro, y el sombríoabismo del infierno.

No estoy escribiendo como un teó-logo; si fuese uno de ellos, sería unatarea muy simple adornar esto con unalarga lista de evidencias de las Escri-turas a fin de probar la solemne ver-dad del castigo eterno. Pero no; estoyescribiendo como alguien que fue di-vinamente instruido del verdaderodesierto que es el pecado, y este de-sierto, yo, calmada, deliberada, y so-lemnemente declaro, es, y sólo puedeser, la eterna exclusión de la presen-cia de Dios y del Cordero – tormentoeterno en el lago que arde con fuego yazufre.

Sin embargo – ¡y eternas aleluyassean dadas al Dios de toda gracia!, por-que, en vez de enviarnos al infierno porcausa de nuestros pecados, él envió asu Hijo para ser la propiciación por esosmismos pecados. Y en el desarrollo delmaravilloso plan de redención, vemosun Dios santo tratando con la cuestiónde nuestros pecados, y ejecutando jui-cio sobre ellos en la Persona de su tanamado, eterno y co-igual Hijo, a fin deque el pleno manantial de su amor pu-diese fluir en nuestros corazones. «Enesto consiste el amor: no en que noso-tros hayamos amado a Dios, sino en queél nos amó a nosotros, y envió a su Hijoen propiciación por nuestros pecados»(1ª Juan 4:10).

Por tanto, esto debe traer paz a laconciencia, si tan solamente fuere re-cibido con sencillez de fe. ¿Cómo esposible que alguien crea que Dios sesatisfizo a sí mismo en cuanto a lospecados de él, y al mismo tiempo élmismo no tener paz? Si Dios nos dice:

«Y no me acordaré más de su peca-do» (Jer. 31:34) ¿qué más podríamosdesear como fundamento de paz paranuestra conciencia? Si Dios me ase-gura que todos mis pecados están in-visibles como en densa oscuridad –quefueron lanzados detrás de Sí –y quehan salido para siempre de delante desus ojos, ¿por qué es que yo no ten-dría paz? Si él me muestra al Hombreque cargó mis pecados sobre la cruz,ahora coronado a la diestra de la Ma-jestad en las alturas, ¿acaso mi almano debería entrar en el perfecto des-canso en lo referente a mis pecados?Con toda seguridad.

La liberación del pecado. Sin em-bargo, bendito sea el Dios de toda gra-cia, porque no es sólo la remisión delos pecados que se nos anuncia pormedio de la muerte expiatoria de Cris-to. Tenemos también completa libera-ción del presente poder del pecado.Este es un gran asunto para todo ver-dadero amante de la santidad. Deacuerdo con la gloriosa dispensaciónde la gracia, la misma obra que ase-gura la completa remisión de los pe-cados rompió para siempre el poderdel pecado. No se trata sólo de quehayan sido borrados los pecados de lavida, sino el pecado de la naturalezaestá condenado. El creyente tiene elprivilegio de considerarse a sí mismocomo muerto al pecado.

«Con Cristo estoy juntamente cru-cificado, y ya no vivo yo, mas vive Cris-to en mí» (Gál. 2:20). Esto es cristia-nismo. El viejo yo crucificado, y Cris-to viviendo en mí. El cristiano es unanueva creación. Las cosas viejas yapasaron. La muerte de Cristo encerrópara siempre la historia del viejo yo;

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y, por tanto, aunque el pecado habiteaún en el creyente, su poder está rotoy eliminado para siempre. No sola-mente la culpa que él llevaba está pa-gada, sino que su terrible dominio fuetotalmente destruido.

Es esta la gloriosa enseñanza deRomanos 6 al 8. El estudioso atentode esta magnífica epístola observaráque a partir del capítulo 3:21, hasta elcapítulo 5:11 tenemos la obra de Cris-to aplicada a la cuestión de los peca-dos; y del capítulo 5:12 hasta el finaldel capítulo 8 tenemos otro aspecto dela obra de Cristo, es decir, su aplica-ción a la cuestión del pecado – «nues-tro viejo hombre ... el cuerpo del pe-cado ... el pecado en la carne». No hay,en las Escrituras algo como el perdóndel pecado. Dios condenó al pecado;Dios no lo perdonó – una distinciónque es inmensamente importante. Diosdemostró su eterna aversión al peca-do en la cruz de Cristo. Él expresó yejecutó su juicio sobre el pecado, yahora el creyente puede considerarseligado e identificado con Aquel quemurió en la cruz y que ha resucitadode entre los muertos. Él salió de la es-fera del dominio del pecado y entróen aquella esfera nueva y bendita don-de la gracia reina por la justicia. «Perogracias a Dios, dice el apóstol, queaunque erais esclavos del pecado (an-tes, no ahora), habéis obedecido decorazón a aquella forma de doctrina ala cual fuisteis entregados; y liberta-dos del pecado (no meramente tenien-do los pecados perdonados), vinisteisa ser siervos de la justicia. Hablo comohombre, por vuestra humana debili-dad, que así como para iniquidad pre-sentasteis vuestros miembros para ser-

vir a la inmundicia y a la iniquidad,así ahora para santificación presen-tad vuestros miembros para servir ala justicia. Porque cuando erais escla-vos del pecado, erais libres acerca dela justicia. ¿Pero qué fruto teníais deaquellas cosas de las cuales ahora osavergonzáis? Porque el fin de ellas esmuerte. Mas ahora que habéis sido li-bertados del pecado y hechos siervosde Dios, tenéis por vuestro fruto lasantificación, y como fin, la vida eter-na.» (Rom. 6:17-22).

Aquí está el precioso secreto deuna vida santa. Estamos muertos alpecado; vivos para Dios. El reino delpecado terminó. ¿Qué tiene que ver elpecado con un hombre muerto? Nada.Bien, entonces, el creyente murió conCristo; está sepultado con Cristo; estáresucitado con Cristo para andar ennovedad de vida. Él vive bajo el pre-cioso reino de la gracia, y tiene comofruto la santificación. El hombre quehace uso de la abundante gracia divi-na como disculpa para vivir en peca-do niega el mismo fundamento delcristianismo. «Porque los que hemosmuerto al pecado, ¿cómo viviremosaún en él?» (Rom. 6:2). Imposible.Sería una negación de toda la posicióncristiana. Imaginar al cristiano comoalguien que debe seguir, día tras día,semana tras semana, mes tras mes, yaño tras año, pecando y arrepintién-dose, pecando y arrepintiéndose, esdegradar el cristianismo y falsificar laposición cristiana como un todo. De-cir que un cristiano debe seguir pecan-do porque él tiene la carne en sí es ig-norar la muerte de Cristo en uno desus grandes aspectos, y reputar comomentira toda la enseñanza de los após-

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toles en Romanos capítulos 6 al 8.Gracias a Dios, no existe razón de

por qué el creyente debería cometerpecado. «Hijitos míos, estas cosas osescribo para que no pequéis» (1ª Juan2:1). No deberíamos justificar ni si-quiera el más simple pensamiento pe-caminoso. Se trata de nuestro dulceprivilegio andar en la luz, como Diosestá en la luz; y con toda certeza, cuan-do estamos andando en la luz, no es-tamos cometiendo pecados, o salimosde la luz y cometemos pecado; pero laidea normal, verdadera y divina de uncristiano es la de alguien andando enla luz, y no cometiendo pecado. Unpensamiento pecaminoso es extraño alverdadero carácter del cristianismo.Tenemos pecado en nosotros, y vamosa continuar teniéndolo mientras este-mos en el cuerpo; pero si andamos enel Espíritu, el pecado en nuestra natu-raleza no se irá a manifestar en la vida.Decir que no necesitamos pecar es laafirmación de un privilegio cristiano;decir que no podemos pecar es un en-gaño e ilusión.

b) Lo que Cristo está haciendo paranosotros

Considerando que nuestra condi-ción es imperfecta y que nuestro an-dar es imperfecto; considerando tam-bién que nuestra comunión es suscep-tible de ser interrumpida, es por estarazón que necesitamos del actual ofi-cio de Cristo por nosotros.

Jesús vive a la diestra de Dios pornosotros. Su activa intervención anuestro favor no cesa ni por un mo-mento. Él atravesó los cielos en vir-tud de la expiación consumada, y allíejerce continuamente su perfecta in-

tercesión por nosotros delante de Dios.Él está allí como nuestra justicia per-manente, a fin de mantenernos siem-pre en divina integridad de la posicióny de la relación a la cual su muerteexpiatoria nos introdujo. Por eso lee-mos en Romanos 5:10: «Porque sisiendo enemigos, fuimos reconciliadoscon Dios por la muerte de su Hijo,mucho más, estando reconciliados,seremos salvos por su vida». Así tam-bién leemos en Hebreos 4:14-16: «Portanto, teniendo un gran sumo sacer-dote que traspasó los cielos, Jesús elHijo de Dios, retengamos nuestra pro-fesión. Porque no tenemos un sumo sa-cerdote que no pueda compadecersede nuestras debilidades, sino uno quefue tentado en todo según nuestra se-mejanza, pero sin pecado. Acerquémo-nos, pues, confiadamente al trono dela gracia, para alcanzar misericordiay hallar gracia para el oportuno soco-rro». Y también en Heb. 7:24-25:«Mas éste, por cuanto permanece parasiempre, tiene un sacerdocio inmuta-ble; por lo cual puede también salvarperpetuamente a los que por él se acer-can a Dios, viviendo siempre para in-terceder por ellos». Y en Heb. 9:24:«Porque no entró Cristo en el santua-rio hecho de mano, figura del verda-dero, sino en el cielo mismo para pre-sentarse ahora por nosotros anteDios».

Tenemos también, en la 1a Epísto-la de Juan, el mismo asunto represen-tado bajo un aspecto un poco diferen-te. «Hijitos míos, estas cosas os escri-bo para que no pequéis; y si algunohubiere pecado, abogado tenemospara con el Padre, a Jesucristo el jus-to. Y él es la propiciación por nuestros

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pecados; y no solamente por los nues-tros, sino también por los de todo elmundo» (1a Juan 2:1-2).

¡Cuán precioso es todo esto parael cristiano sincero, que está siempreconsciente –perfecta y dolorosamenteconsciente– de su debilidad, necesi-dad y fracaso! ¿Cómo es posible quealguien que vea estos pasajes que aca-bamos de citar pueda poner en dudala necesidad del cristiano de un inin-terrumpido ministerio de Cristo en sufavor? ¿No es espantoso que algúnlector de la Epístola a los Hebreos, al-gún observador de la condición y delandar del creyente más fiel, pudieseser hallado negando la aplicación delsacerdocio e intercesión de Cristo porlos cristianos hoy?

¿A favor de quién (permítasenospreguntar) está Cristo viviendo y ac-tuando ahora a la diestra de Dios?¿Será a favor del mundo? Ciertamen-te no; pues él dice, en Juan 17:9: «Noruego por el mundo, sino por los queme diste, porque tuyos son». ¿Y quié-nes son ésos? ¿Se tratará acaso del re-manente judío? No; ese remanente to-davía no entra en escena. ¿Quiénes sonellos, entonces? Creyentes, hijos deDios, cristianos, que están ahora pa-sando por este mundo pecaminoso,sujetos a fallar y a ser engañados acada paso del camino. Estos son elobjeto del ministerio sacerdotal deCristo. Él murió para hacerlos limpios;él vive para mantenerlos limpios. Porsu muerte él expió nuestra culpa, y porsu vida él nos limpia, por medio de laacción de la Palabra por el poder delEspíritu Santo. «Este es Jesucristo, quevino mediante agua y sangre; no me-diante agua solamente, sino mediante

agua y sangre» (1ª Juan 5:6). Tenemosexpiación y somos limpios por mediode un Salvador crucificado. La doblefuente emanó del costado herido deCristo, muerto por nosotros. ¡Toda ala-banza sea dada a su Nombre!

Tenemos todo, en virtud de la pre-ciosa muerte de Cristo. ¿Es nuestraculpa el problema? Ella fue canceladapor la sangre de la expiación. ¿Sonnuestras faltas diarias? Tenemos unAbogado para con el Padre – un granSumo Sacerdote para con Dios. «Sialguno hubiere pecado» (1ª Juan 2:1).Él no dice «si alguien se arrepiente».No hay duda de que hay, y debe ha-ber, arrepentimiento y juicio-propio;pero ¿cómo ellos son producidos?Aquí está: «Tenemos un Abogado paracon el Padre». Y su siempre prevale-ciente intercesión consigue, para aquelque peca, la gracia del arrepentimien-to, el juicio propio y la confesión.

Es algo de suma importancia parael cristiano tener bien claro lo que serefiere a esta verdad cardinal de la in-tercesión abogadicia o sacerdocio deCristo. Acostumbramos erróneamen-te a pensar que necesitamos hacer algode nosotros mismos para resolver lacuestión entre nuestra alma y Dios.Nosotros nos olvidamos hasta del porqué estamos conscientes de nuestrafalla – antes de que nuestra concien-cia se tornase consciente del hecho yanuestro Abogado estuvo delante delPadre para tratar de eso; y es por suintercesión que tenemos la gracia denuestro arrepentimiento, confesión yrestauración. «Si alguno hubiere peca-do…», ¿tenemos qué? ¿La sangre a lacual debemos recurrir? No; repare cui-dadosamente lo que el Espíritu Santo

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declara. «Abogado tenemos para conel Padre, a Jesucristo el justo». ¿Y porqué dice, «el justo»? ¿Por qué no dice,«el bondadoso», «el misericordioso»,o «el que se compadece de nosotros»?¿Acaso él no es todo eso? Ciertamen-te; pero ninguno de esos atributos ca-bría aquí, aunque podrían estar. El ben-dito apóstol coloca delante de noso-tros la consoladora verdad de que entodos nuestros errores, pecados y fa-llas, tenemos un representante «justo»delante de Dios justo, el Padre santo,de modo que nuestras cuestiones nun-ca terminen en fracaso. Él vive siem-pre para hacer intercesión por noso-tros, y porque él vive siempre «puedesalvar perpetuamente» – salvar hastael fin– «a los que por él se acercan aDios».

¡Qué firme consuelo existe aquípara el pueblo de Dios! ¡Y cuán nece-sario para nuestras almas es estar fun-damentados en el conocimiento ycomprensión de eso! Hay algunos queposeen una comprensión imperfectade la verdadera posición de un cristia-no, por no comprender lo que Cristohizo por ellos en el pasado; otros, alcontrario, tienen una visión tan unila-teral de la condición del cristiano queno perciben nuestra necesidad de loque Cristo está ahora haciendo pornosotros. Ambos deben ser corregidos.Los primeros ignoran la extensión yel valor de la expiación; los últimosignoran el lugar y la aplicación quetiene la intercesión abogadicia. La per-fección de nuestra posición es tal, queel apóstol dice: «Pues como él es, asísomos nosotros en este mundo» (1ªJuan 4:17). Si eso fuese todo, cierta-mente no tendríamos necesidad del

sacerdocio o de la intercesión aboga-dicia; pero nuestra condición es tal,que el apóstol necesita decir: «Si al-guno hubiere pecado…». Esto pruebacuán continuamente necesitamos delAbogado. Y, bendito sea Dios, noso-tros lo tenemos continuamente; noso-tros lo tenemos viviendo siempre pornosotros. Él vive y sirve en las altu-ras. Él es nuestra justicia sustitutivadelante de nuestro Dios. Él vive paramantenernos justos en el cielo, y parahacernos justos cuando hayamos erra-do en la tierra. Él es el vínculo divinoe indisoluble entre nuestras almas yDios.

La persona de Cristo para el corazónHabiendo revisado hasta aquí las

verdades fundamentales relacionadascon la obra de Cristo por nosotros –suobra en el pasado y su obra en el pre-sente– su expiación y su intercesión,debemos ahora intentar, por la graciadel Espíritu de Dios, presentar al lec-tor algo de aquello que las Escriturasnos enseñan en cuanto al segundotema de nuestro asunto, a saber, Cris-to como un objeto para el corazón.

Se trata de algo maravillosamentebendito poder decir: «Encontré a Al-guien que satisface plenamente micorazón – encontré a Cristo». Es estolo que nos pone verdaderamente en lacima del mundo. Nos torna completa-mente independientes de los recursosa los cuales el corazón inconversosiempre se apega. Nos concede undescanso permanente. Nos da una cal-ma y quietud de espíritu que el mun-do no puede comprender. El pobreamante del mundo puede pensar quela vida del cristiano es muy estática,

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insípida, llegando incluso a ser unaocupación idiota. Tal vez él quede es-pantado de ver cómo alguien puedevivir sin aquello que él llama «diver-sión». Privar al inconverso de aquellosería casi lo mismo que llevarlo a ladesesperación o a la locura; pero elcristiano no desea tales cosas – él nolas practicaría. Ellas son incluso unaborrecimiento para él. Hablamosaquí, evidentemente, del verdaderocristiano, de alguien que no es un merocristiano de nombre, sino de verdad.

¿Qué es un cristiano? Es un hom-bre celestial, un participante de la na-turaleza divina. Él está muerto para elmundo –muerto para el pecado– vivopara Dios. No tiene ni siquiera unaconexión con el mundo: pertenece alcielo. Así como Cristo, su Señor, él nopertenece más al mundo. ¿Podría Cris-to tomar parte en las diversiones y fes-tejos de este mundo? La propia ideade eso sería una blasfemia. Bien, en-tonces, ¿qué decir del cristiano? ¿Pue-de él tomar parte en cosas que él sabeen su corazón que son contrarias aCristo? ¿Puede ir a lugares, frecuen-tar ambientes y desenvolverse en cir-cunstancias donde, él tiene que admi-tir, su Salvador y Señor no puede to-mar parte? ¿Puede él tener comunióncon un mundo que odia a Aquel aQuien él profesa deber todas las co-sas?

Tal vez a algunos de nuestros lec-tores pueda parecer que estamos ha-blando de un terreno muy elevado. Aéstos preguntamos: ¿Qué terreno de-bemos tomar? Ciertamente, el terrenocristiano, si somos cristianos. Bien,entonces, si debemos asumir una po-sición cristiana, ¿cómo podemos sa-

ber lo que es una posición cristiana?Evidentemente, buscando en el Nue-vo Testamento. ¿Y qué es lo que allíse enseña? ¿Acaso él da alguna auto-rización para que el cristiano se mez-cle, en cualquier forma o medida, conlas diversiones y los vanos deseos deeste presente siglo malo? Escuchemoscon atención las importantes palabrasde nuestro bendito Señor en Juan 17.Escuchemos de sus propios labios laverdad en cuanto a nuestra porción,nuestra posición, y nuestro caminoaquí en este mundo. Al dirigirse alPadre, él dice: «Yo les he dado tu pa-labra; y el mundo los aborreció, por-que no son del mundo, como tampocoyo soy del mundo. No ruego que losquites del mundo, sino que los guar-des del mal. No son del mundo, comotampoco yo soy del mundo. Santifíca-los en tu verdad; tu palabra es verdad.Como tú me enviaste al mundo, asíyo los he enviado al mundo» (Juan17:14-18).

¿Será posible concebir una medi-da más próxima de identificación dela que se nos presenta en estas pala-bras? Por dos veces, en este breve pa-saje, nuestro Señor declara que no so-mos del mundo, así como él tampocolo es. ¿Qué tenía que ver nuestro ben-dito Señor con el mundo? Nada. Elmundo lo rechazó completamente y loexpulsó. El mundo lo clavó en unavergonzosa cruz, entre dos malhecho-res. El mundo continúa actual y ple-namente bajo la acusación de todo esocomo si el acto de crucifixión hubieseocurrido ayer, bien en el centro de sucivilización y con el consentimientounánime de todos. No existe ni siquie-ra un vínculo moral entre Cristo y el

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mundo. Sí, el mundo está manchadocon su asesinato, y nada tiene que de-cir a Dios a favor de su crimen.

¡Qué solemne es esto! ¡Qué asun-to serio para ser considerado por loscristianos! Estamos pasando por unmundo que crucificó a nuestro Señory Maestro, y él declara que no somosde este mundo, así como tampoco éllo es. De ahí que si tenemos algunacomunión con el mundo estaremossiendo falsos para con Cristo. ¿Quépensaríamos de una esposa que se sen-tase, riese, y contase anécdotas con ungrupo de hombres que hubiese asesi-nado a su marido? Es exactamente loque los cristianos profesantes estánhaciendo cuando se mezclan con elpresente siglo malo, y se hacen partey porción de él.

Tal vez alguien pregunte: ¿Quédebemos hacer? ¿Debemos salir delmundo? De ningún modo. NuestroSeñor dijo expresamente: «No ruegoque los quites del mundo, sino que losguardes del mal» (Jn. 17:15). En elmundo, pero no del mundo, es el ver-dadero principio para el cristiano. Paravalernos de una figura, el cristiano enel mundo es como un buzo equipadocon una escafandra. Él está inmersoen un elemento que lo destruiría si noestuviese protegido de su acción, ymantenido por una continua comuni-cación con el ambiente que está enci-ma de él.

¿Qué debe hacer el cristiano conel mundo? ¿Cuál es su misión aquí?Esta: «Como tú me enviaste al mun-do, así yo los he enviado al mundo».«Como me envió el Padre, así tam-bién yo os envío» (Juan 17:18; 20:21).

Tal es la misión del cristiano. Él

no debe encerrarse entre las paredesde un monasterio o convento. Nada deeso. Somos llamados para estar ocu-pados en las diversas responsabilida-des de la vida, y para actuar en las es-feras que nos son divinamente asig-nadas, para la gloria de Dios. No esun asunto de qué estamos haciendo,sino de cómo lo estamos haciendo.Todo depende del objeto que gobier-na nuestros corazones. Si es Cristoquien comanda y cautiva el corazón,todo estará bien; si no es él, nada esta-rá bien. Es nuestro dulce privilegiocolocar al Señor siempre delante denosotros. Él es nuestro modelo. Asícomo él fue enviado al mundo, noso-tros también. ¿Qué vino a hacer él?Glorificar a Dios. ¿Cómo vivió él? Porel Padre. «Como me envió el Padreviviente, y yo vivo por el Padre, asi-mismo el que me come, él tambiénvivirá por mí» (Jn. 6:57).

Eso hace todo muy sencillo. Cris-to es el patrón y la clave de todo. Yano se trata meramente de una cuestiónde que algo sea correcto o incorrectode acuerdo con las reglas humanas; esmás bien una cuestión de qué es dig-no de Cristo. ¿Haría él esto o aquello?¿Iría él allá o acullá? Él nos dejó«ejemplo, para que sigáis sus pisadas»(1ª Ped. 1:21). Y con toda seguridad,nunca deberíamos ir adonde no pudié-semos percibir sus benditas pisadas.Si vamos de un lado a otro sólo parasatisfacernos a nosotros mismos, noestamos siguiendo sus pisadas, y nopodemos esperar disfrutar de su ben-dita presencia.

Aquí está el verdadero secreto detodo el asunto. La gran cuestión esesta: ¿Es Cristo mi objeto? ¿Para qué

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estoy viviendo? ¿Puedo decir que «loque ahora vivo en la carne, lo vivo enla fe del Hijo de Dios, el cual me amóy se entregó a sí mismo por mí»? (Gál.2:20). Nada menos que esto es lo quecorresponde a un cristiano. Se trata dealgo demasiado miserable estar con-tento sólo con ser salvo, y luego se-guir adelante abrazados con el mun-do, viviendo para la satisfacción pro-pia y en busca de los propios intereses– aceptar la salvación como el frutode la pasión y tribulación de Cristo ydespués vivir lejos de él. ¿Qué pensa-ríamos de un niño al que sólo le im-portan las cosas buenas que el padrele da, y que nunca busca la compañíade su padre, prefiriendo la compañíade extraños? Ciertamente sería alguiendigno de desprecio. Cuánto más des-preciable es el cristiano que debe todosu presente y su futuro eterno a la obrade Cristo y, aun así se contenta en vi-vir a una fría distancia de su benditaPersona, sin preocuparse ni un pocode la promoción de su causa – ¡de lapromoción de su gloria!

La palabra de Cristo para el caminoPara terminar, debemos hacer una

breve referencia al tercero y últimotema de nuestro asunto: La Palabrade Cristo como la guía todo-suficientepara nuestro camino.

Si la obra de Cristo es suficientepara la conciencia; si su bendita Per-sona es suficiente para el corazón; contoda seguridad, su preciosa Palabra essuficiente para el camino. Podemosadmitir, con toda la confianza posible,que poseemos en el divino volumende las Sagradas Escrituras todo lo quepodríamos necesitar, no sólo para aten-

der las necesidades de nuestra sendaindividual, sino también para las va-riadas necesidades de la Iglesia deDios, en los mínimos detalles de suhistoria en este mundo.

Estamos bien conscientes de queal hacer tal afirmación nos exponemosa mucha burla y oposición, proceden-tes de más de alguna dirección. Sere-mos confrontados, por un lado, con losque defienden la tradición y, por otro,por aquellos que luchan por la supre-macía de la razón y voluntad huma-nas. Pero eso nos preocupa muy poco.Consideramos las tradiciones de loshombres, sean ellos de padres, herma-nos o doctores, cuando son presenta-dos como proviniendo de alguna au-toridad, como una partícula de polvi-llo en una balanza; y en lo que se re-fiere al racionalismo humano, sólopuede ser comparado a un murciéla-go puesto al sol de medio día, ciegopor la luz, y lanzándose contra obstá-culos que no puede ver.

Es motivo de profundo gozo para elcorazón del cristiano poder zafarse delas engorrosas tradiciones y doctrinas delos hombres y entrar en la tranquila luzde las Sagradas Escrituras, y al estardelante de los imprudentes raciociniosdel impío, del racionalista, del escépti-co, sujetar todos su ser moral a la auto-ridad y el poder de las Sagradas Escri-turas. Él reconoce, con gratitud, en laPalabra de Dios el único patrón perfec-to para doctrina, moral, y todo lo de-más. «Toda la Escritura es inspirada porDios, y útil para enseñar, para redargüir,para corregir, para instruir en justicia,a fin de que el hombre de Dios sea per-fecto, enteramente preparado para todabuena obra» (2ª Tim. 3:16-17).

58 AGUAS VIVASLEGADO

¿Qué más podemos necesitar?Nada. Si las Escrituras pueden hacera un niño «sabio para la salvación»,y si ellas pueden tornar a un hombre«perfecto y enteramente preparadopara toda buena obra», ¿qué tenemosque ver nosotros con la tradición ocon el racionalismo humano? Si Diosescribió un volumen para nosotros,si él condescendió en darnos una re-velación de su pensamiento, en cuan-to a todo lo que debemos conocer,pensar, sentir, creer y hacer, ¿nos vol-veremos a un pobre mortal semejan-te a nosotros –sea él ritualista o ra-cionalista– para ayudarnos? ¡Lejos denosotros tal pensamiento! Sería lomismo que nos volviéramos a nues-tro semejante a fin de agregar algo ala obra consumada de Cristo, a fin dehacerla suficiente para nuestra pro-pia conciencia, o suplir lo necesariopara cubrir alguna deficiencia queencontrásemos en la Persona de Cris-to a fin de hacerlo suficiente paranuestro corazón.

Toda alabanza y gracias sean da-das a nuestro Dios por no ser este elcaso. Él nos dio, en su amado Hijo,todo lo que necesitamos para la con-ciencia, para el corazón, para el cami-no aquí –para el tiempo, con todos susescenarios en constante mutación–

para la eternidad, con sus eras incon-tables.

Podemos decir: «Tú, oh Cristo,eres todo lo que necesitamos / más quetodo en ti encontramos». No hay, nipuede existir, ninguna falta en el Cris-to de Dios. Su expiación y su interce-sión deben satisfacer todos los anhe-los de la conciencia más profundamen-te ejercitada. Las glorias morales –lapoderosa atracción de su divina Per-sona– deben satisfacer las más inten-sas aspiraciones y deseos del corazón.Y su inigualable revelación –ese vo-lumen sin precio– contiene, entre sustapas todo lo que podamos necesitar,de principio a fin, en nuestra carreracristiana.

Lector cristiano: ¿Acaso estas co-sas no son así? ¿Acaso usted no reco-noce la verdad que hay en ellas, en lomás íntimo de su ser moral renovado?Si así es, ¿está usted descansando, entranquilo reposo, en la obra de Cris-to? ¿Se está deleitando en su Perso-na? ¿Se está sujetando, en todas lascosas, a la autoridad de su Palabra?¡Dios quiera que así pueda ser conusted, y con todos los que profesan suNombre! Pueda haber un testimoniocada vez más pleno, más claro y másdecidido para la total suficiencia deCristo, hasta aquel día.

* * *Un pueblo tranquilo y santo

El mundo es malo, Donato, increíblemente malo. Pero en medio de él hedescubierto un pueblo tranquilo y santo que ha aprendido un gran secreto.Han hallado un gozo que es mil veces mejor que cualquiera de los placeresde nuestra vida pecaminosa. Son despreciados y perseguidos, pero lostiene sin cuidado. Ellos son dueños de su alma. Han vencido al mundo.Esas personas, Donato, son los cristianos ... y yo soy uno de ellos.

Cipriano, obispo de Cartago, en carta a su amigo Donato, siglo III.

59AGUAS VIVAS LEGADO

la carga del Señor

Antes de intentar hacer la obra de Dios debemos primero reci-bir la carga de Dios por la restauración de su testimonio.

T. Austin-Sparks

En general hoy, el pensamientoy la concepción plena del Se-ñor no es el tema principal

entre Su pueblo. El testimonio del Se-ñor ha sido gravemente dañado, y lagran multitud llamada por Su nom-bre es gobernada, manipulada y con-trolada religiosamente por algo quees terrenal y no de los cielos, del hom-bre y no del Espíritu Santo. Es nece-sario ver la imposibilidad de aceptareste estado de cosas. Una cosa es re-conocerlo, y otra muy distinta es es-tar comprometido con el movimien-to del Señor para recuperar para símismo aquello que concuerda con supensamiento.

Uno puede ocuparse todo el tiem-

po con el mal estado de las cosas, la-mentarse, hacer que las personas sesientan miserables, sin arribar a partealguna. Eso no es suficiente. Es bas-tante fácil hacer eso y ser, en ciertosentido, religiosos descontentos; peroeso no ayuda en el movimiento de res-tauración del Señor. El Señor estáobrando. Dios debe tener un vaso, uninstrumento que esté en tal comunióncon Él que las circunstancias impe-rantes de desmoronamiento y fracasose vuelvan un agudo sufrimiento, unaagonía. Pablo conoció algo de eso «su-friendo por la causa de Su Cuerpo ...llenando lo que falta de los padeci-mientos de Cristo». ¡Eso es algo quenosotros debemos encarar! Lo que va

Recibiendo

60 AGUAS VIVASLEGADO

a contar delante de Dios es que com-partamos su esfuerzo.

Hay todo un historial de trabajocristiano que es sólo superficial; estodo el entusiasmo e interés de la acti-vidad cristiana organizada. Pero enesta materia nosotros no andamos de-lante de los hombres, sino delante deDios en el lugar secreto – teniendopreocupación en el corazón por el tes-timonio del Señor. Nosotros nuncalograremos avanzar sino en la medidaen que entremos en Su esfuerzo. Elministerio en su valor real, permanentey eterno dependerá de la medida enque compartamos Su esfuerzo.

Éste es un día para el esfuerzo. Sies un esfuerzo a favor de los no con-vertidos o para el pueblo del Señor,cada verdadera actividad espiritualnace de esta fatiga. Aquellos que hansido más usados por Dios en todotiempo han sido hombres y mujeresque se han esforzado en su vida se-creta con Dios, que puso en sus cora-

zones una carga que los llevó a unpunto donde sus intereses pasaron aun segundo plano. Ellos tomaron susvidas en sus manos y se sostuvieronconsiderando el propio interés del Se-ñor y Su testimonio, dando todo paraDios. Ésta llega a ser una carga delcorazón a ser llevada en todo tiempo,no meramente una carga del ministe-rio. Esto es vital para todo servicioverdadero.

El Señor ansía tener un instrumen-to –un instrumento como Daniel– yasea personal o colectivo, que se mue-va hacia Dios en favor de Su testi-monio. Él anhela un Nehemías, condolor entrañable por su pueblo a cau-sa de la pérdida del testimonio. O unEsdras, que no transa con respecto alpropósito de Dios; o un instrumentocomo Ester, que abandona todo temory va, tomando la vida en su mano,para sitiar el trono en pro de la vidade su pueblo – para la liberación delpueblo de Dios de la amenaza delenemigo.

La carga del Señor en el corazónAmados, la carga del Señor tiene

que entrar en nuestro corazón de estamanera si vamos a ser instrumentoseficaces para él en su obra en los tiem-pos postreros; nosotros tenemos queser ejercitados de una manera muyprofunda en relación a los intereses deDios. No debemos reservarnos nadaque cuente para el Señor y sus intere-ses. Usted se sorprendería de lo que elSeñor podría obrar si usted se lo per-mitiera.

Todo esto comienza con un reco-nocimiento de la necesidad, y la cargade esas cosas en nuestros corazones.

Amados, la carga del Se-ñor tiene que entrar ennuestro corazón de estamanera si vamos a ser ins-trumentos eficaces para élen su obra en los tiempospostreros; nosotros tene-mos que ser ejercitados deuna manera muy profun-da en relación a los inte-reses de Dios.

61AGUAS VIVAS LEGADO

Cuando nosotros realmente estamosen ello por el impulso del Espíritu San-to, los rasgos comunes hallados enestos instrumentos del Antiguo Testa-mento estarán impresos en nosotros,y seremos un pueblo canalizado haciaesta única causa: la carga del Señor yla preocupación de su corazón por sutestimonio en su pueblo.

Entonces, al entrar allí, veremosque estamos en un reino de oposi-ción... y que realmente estamos en unabatalla. Si nos alineamos con Dios enrelación al querer de su corazón, nosenfrentaremos al más feroz antagonis-mo, a conflictos y presiones de todaíndole; el enemigo recurrirá a todossus métodos para frustrar nuestro ob-jetivo. ¿Por qué tanto antagonismo?¿Por qué tanta presión? Porque, cadavez que se manifiesta algo que cuentapara Dios en relación a sus propósitosen los tiempos finales, allí está esaoposición, siempre.

Enfrentando la presiónNosotros enfrentamos esta presión

de dentro y de fuera cuando estamosen los negocios de Dios. Cuando ellaviene, comprobamos que está relacio-nada con aquello que cuenta para Dios.Vendrá a través de personas; y si noso-tros culpamos a las personas y enfoca-mos nuestra atención en ellas, habre-mos perdido el punto. Nosotros empe-zamos a luchar con las personas, y todoel tiempo es algo más profundo que eso:«Porque no tenemos lucha contra san-gre y carne, sino contra principados,contra potestades, contra los goberna-dores de las tinieblas de este siglo, con-tra huestes espirituales de maldad enlas regiones celestes» (Ef. 6:12).

Las personas se enfadan unas conotras, y eso nos afecta, y empezamosa dirigir nuestra atención a ellas. No-sotros caemos en la trampa y hay unasituación y un lío, y después vemoscuán necios somos permitiendo al dia-blo envolvernos en una contienda hu-mana, cuando es un problema espiri-tual. Realmente no ha sido falla de laspersonas, o sólo acontecimientos in-consecuentes: ha habido un problemaespiritual en juego. Y todas las otrascosas fueron traídas y utilizadas porel enemigo para ocuparnos con peque-ñeces y desviarnos del problema real,dejándonos así fuera de la oración yfuera de posición ante los derechos delSeñor que son desafiados en un puntou otro.

Es el reino del conflicto incesante;y nosotros hemos entrado, al parecer,en esta parte de la historia cuando elenemigo no toma descanso... y nosdamos cuenta de que no podemos re-lajarnos. Todo lo que usted haga, debeser hecho deliberadamente con Dios.Usted nunca debe actuar fuera de, oaparte de Dios: cualquier movimientoindependiente será advertido por elenemigo, y usted sufrirá las conse-cuencias de ello.

Involucrarse con el SeñorLa liberación de sí mismo viene a

través de la vía de involucrarse en losintereses del Señor. Usted puede lle-gar a atarse con sus propios proble-mas espirituales, y la manera de evi-tarlo es tomar la carga de todo el pue-blo de Dios en su corazón. Eso es loque crea el ministerio. Es una cosaemancipadora tener la carga de Se-ñor. Las cosas hoy son terribles espi-

62 AGUAS VIVASLEGADO

ritualmente; pero hay aquellos queestán buscando más de Dios, y pre-guntando dónde pueden hallar ali-mento espiritual. El Señor hará algoen nuestro día –el día de las peque-ñeces– y empezará teniendo un ins-trumento con una carga, un instru-mento en el cual depositar la revela-ción plena del Señor Jesús, que salgaen fe y confíe en el Señor, y le brindea Él una oportunidad para vindicarsea Sí mismo.

¿Estamos hoy entretenidos concosas –jugando con guijarros en la pla-ya– en lugar de estar profundamente

involucrados con Dios en sus grandescosas? ¿Estamos sólo interesados, odesesperadamente comprometidos;disfrutando un tiempo agradable, orealmente asumiendo la necesidad deDios por su pueblo en nuestros cora-zones? Pidamos al Señor que nos in-troduzca en Su preocupación; postré-monos ante él para ser consideradosen Su carga en este tiempo que vivi-mos. Preguntemos al Señor por estamateria; y, si ello es verdad, pidámos-le que ponga esto en nuestros corazo-nes y nos permita participar con él enlo que él hará hoy.

* * *El empleo adecuado

En la ciudad de Birmingham, un policía se convirtió a Cristo. Pero cuandodesempeñaba su trabajo presenciaba tales cuadros de pecado y desgracia,que por un tiempo su esposa y él pidieron a Dios que les abriera la puertade otro empleo. Oraron, pero no recibieron respuesta.

Por fin, un día él dijo a su esposa: “Me parece que hemos cometido unerror. Hemos pedido que se me conceda cambiar de empleo, pero empiezoa creer que Dios me ha colocado como policía a propósito. Ahora voy apedirle que me ayude a servir donde estoy”. Así comenzó su vida de mag-níficos servicios. Su influencia sobre los demás policías creció tanto quepronto lo nombraron director de detectives. Fue el instrumento que Diosusó para convertir a varios criminales.

Alfredo Lerín, 500 ilustraciones

Una obra de arte

En la ventosa costa británica de Francia, el abad Adolph Juelienne Fourepasó casi diez horas todos los días durante 25 años, esculpiendo más de300 figuras en una enorme sección de roca sobre el mar. Las estatuascuentan la historia fantástica de la familia Rotheneuf, una tribu de contra-bandistas, piratas y pescadores fuera de la ley del siglo XVI. Por qué elsacerdote francés dedicó el último tercio de su vida a la escultura de esascreaciones en el peñasco, nadie sabe.

Sin embargo, sabemos algo mejor que sucede diariamente en nuestrasvidas, motivado por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Debemos sermoldeados por él mediante la obra de la cruz y esculpidos como piedras enel templo vivo de Dios, la Iglesia. Esa tarea exige todo nuestro tiempo yenergía, no como obreros, sino como siervos dispuestos a someternos alas manos amorosas de nuestro bendito Maestro.

À Maturidade

63AGUAS VIVAS BOCADILLOS DE LA MESA DEL REY

VER Y OÍR AL PADRE

«Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de ciertoos digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo queve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lohace el Hijo igualmente ... No puedo yo hacer nada por mímismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque nobusco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la delPadre» (Jn. 5:19, 30).

En estos dos versículos tenemos dos claves acerca delministerio de nuestro Señor. El Hijo no podía hacer nada por símismo, sino lo que veía hacer al Padre; y no podía juzgar nada,sino según lo que oía del Padre. Ver al Padre y oír al Padre eranlas dos claves de su ministerio. Luego, él hacía según lo que veíahacer al Padre, y juzgaba según lo que juzgaba el Padre.

En ambos versículos el Señor reitera una idea que esasombrosa, considerando quién era el que la decía: «No puedohacer nada por mí mismo». El que era más capaz de hacer laobra de Dios, decía no poder hacerla. ¡Qué ejemplo sublime!

El contexto en que fue dicho esto nos ayuda a entender aunmás el sentido de sus palabras. Los judíos habían recriminado alSeñor porque había sanado al paralítico en día sábado. Entoncesel Señor les dice: «Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo». Esdecir, el Señor había sanado a ese hombre porque el Padre lohabía decidido. El Hijo hacía sólo lo que el Padre hacía antes.

Hacer y juzgar como el Padre supone también, por supuesto,esperar a que el Padre haga y juzgue. El Señor esperó 30 añosantes de iniciar su obra. Y en esos 30 años él tenía mucho queentregar. No sólo eso: había mucha necesidad a su alrededorque pudo haber motivado, y aun justificado, su accionaranticipado. En este contexto, las palabras dichas aquí cobranmayor significado. El Hijo de Dios no se movió por razonespersonales: ni porque tuviera mucho que entregar, ni porquehubiera gran necesidad alrededor.

La única motivación correcta fue la voluntad del Padre. Si elPadre hace, hay que hacer; si el Padre juzga, hay que juzgar. Eltiempo, y las circunstancias, son elementos sólo secundarios,supeditados a aquel otro de calidad superior.

¡Cuánta necesidad tenemos de esperar al Padre, para hacer yhablar lo que él hace y habla!

* * *

64 AGUAS VIVASESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

Precursorde la

«Un grupo de personas espirituales fue levantado por el Señoren el siglo XVII. El más espiritual entre ellos fue Miguel deMolinos».

Para entender a los hombres dela historia, hay que entenderlos tiempos en que ellos vivie-

ron. Miguel de Molinos vivió en el si-glo XVII, y como hombre de su tiem-po, vivió los conflictos espirituales queabrasaron su época.

Ya apagados los ecos más entusias-tas de la Reforma Protestante, en quese reivindica una verdad de las Escri-turas que por mucho tiempo había es-tado en penumbras –la justificaciónpor la sola fe, sin las obras–, las almasmás delicadas todavía echaban demenos una vivencia espiritual más ín-tima.

Aunque el luteranismo se basabanominalmente en las Escrituras, en lapráctica era dogmático, rígido, y exi-gía conformidad intelectual. Se dabaénfasis a la recta doctrina y a los sa-

cramentos como elementos suficien-tes de la vida cristiana. La relación vitalentre el creyente y Dios, que Luterohabía enseñado, había sido sustituidaen gran parte por una fe que consistíasimplemente en la aceptación de unconjunto dogmático. La vida cristia-na seguía siendo una cosa seca, leja-na, extraña al corazón. Sin duda, exis-tieron algunas evidencias de piedadmás profunda, pero la tendencia ge-neral era la de una religiosidad exter-na y dogmática.

La reacción frente a esto surgió, engran parte, en el seno de la iglesia ca-tólica. Entonces aparecen nombres depersonajes y de movimientos en Es-paña, Francia e Italia, fundamental-mente, que traen un despertar. El si-glo XVII está plagado de movimien-tos soterrados, reuniones a escondidas

vida interior

65AGUAS VIVAS ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

por las casas, sacerdotes que buscanmás luz, monjas que enseñan cómovivir la práctica de la presencia deDios. Todo esto, al interior y en el senode una Iglesia Católica muy severa yceladora de la fe, con muchos bandosque pugnan entre sí, y que pretendeinútilmente resguardar los límites desu ortodoxia

Así surgen nombres como Mada-me Guyon, el obispo Fénelon, y Mi-guel de Molinos, considerado el men-tor del movimiento llamado ‘quie-tismo’,1 que tuvo muchos seguidoresen Europa, tal vez más entre los evan-gélicos y protestantes que entre losmismos católicos. La suerte de Moli-nos fue diversa. Primero disfruta del re-conocimiento apoteósico entre sus pro-pios hermanos, pero luego se le cierranlas puertas allí y aun se le condena,mientras se le abren en otros sitios.

La figura de Miguel de Molinos es,pues, representativa de su época, y suinflujo traspasó muchas fronteras.Watchman Nee resumió así este polé-mico siglo: «Un grupo de personasespirituales fue levantada por el Se-ñor en el siglo XVII dentro de la Igle-sia Católica. El más espiritual entreellos fue Miguel de Molinos».

Primeras experienciasMiguel de Molinos nació en

Muniesa, España, el 29 de junio de1628. De familia rica y noble, com-pletó sus estudios en la ciudad de Va-lencia. A partir del año 1649 desarro-lla su carrera religiosa dentro de la

Iglesia Católica como subdiácono, diá-cono y presbítero, sin aceptar nuncarenta alguna de la Iglesia. En el año1665 le corresponde asumir dos tareasque implican para él un reconocimien-to: viaja a Roma para postular la cau-sa de beatificación de Jerónimo Simónde Rojos, y para sustituir al Arzobis-po de Valencia en la visita Ad Limina.2

Al parecer, Miguel de Molinos novolvió más a España, sino que se que-dó en Italia. Los años siguientes, quevan desde 1663 hasta 1675, en quepublica su obra más famosa, son añosmás bien sombríos, ya que no hay no-ticias de su vida. Hay un solo dato quepuede mencionarse: en 1671 ingresaa la congregación llamada «Escuelade Cristo», en San Lorenzo in Lucina,de la cual llegó a ser el superior.3 Se-gún se piensa, esta congregación fueel primer foco del ‘quietismo’.

Muy pronto su fama como repre-sentante de un cierto modo –nuevo ynovedoso– de enfocar la experienciaespiritual, le abrió las puertas de lasprincipales casas de Roma. Llegó a serconsiderado un consejero espiritualmuy maduro, y de trato muy afable.Era (según le describen) «hombre demediana estatura, bien formado decuerpo, de buena presencia, de colorvivo, barba negra y aspecto serio».

A juzgar por las obras que llegó aescribir, Miguel de Molinos debió deser un aprovechado lector de los gran-des escritores y místicos del pasado,

1 El nombre «quietismo» le fue dado poruno de sus detractores, el cardenal Caraccioli,arzobispo de Nápoles, en 1682.

2 Visita que de tiempo en tiempo hacen losprelados al Papa y los lugares consideradossagrados en Roma.

3 Hermandad fundada en 1653, en Madrid,que se multiplicó rápidamente por España yAmérica.

66 AGUAS VIVASESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

como, entre otros, San Juan de la Cruz,Santa Teresa de Jesús, JohannesTauler, Jan Van Ruysbroeck, San Bue-naventura y Dionisio el Areopagita.Algún detractor hace descender su en-señanza de «los bigardos, los fratri-cellos y los místicos alemanes del si-glo XIV».

Éxitos momentáneosEl hecho que marca el inicio del

período más azaroso en la vida deMiguel de Molinos es la publicaciónde su obra «Guía Espiritual». A causade esta publicación habría de pasar losúltimos 11 años de su vida encarcela-do. El título completo de esta obra esbastante largo, como solía usarse enla época: «Guía Espiritual que desem-baraza el alma y la conduce por el in-terior camino para alcanzar la perfec-ta contemplación y el rico tesoro de lapaz interior». En estricto rigor, este li-bro no fue publicado por Molinos, sinopor Juan de Santa María, uno de susfieles colaboradores. Apareció prime-ramente en español, luego en italiano,precedido de una carta de un amigo,

con un sinfín de aprobaciones por par-te de teólogos, clérigos e incluso cla-sificadores del Tribunal de la Inquisi-ción.

La Guía tuvo una calurosa acogidaen toda Europa. En los seis años si-guientes a su primera edición se publi-caron 20 ediciones en diversas lenguas.En Italia se reeditó muy pronto, enRoma, Venecia y Palermo. Más tardefue traducida al latín, y en 1874, al ruso.

Desde el punto de vista estilístico,aun sus más encarnizados críticos re-conocen que ella es un «modelo de ter-sura y pureza de lengua». Como escri-tor es considerado «de primer orden,sobrio, concentrado, cualidades quebrillan aun a través de las versiones».4

Cinco años más tarde, en 1680,sale a la luz otra obra de Molinos, ti-tulada Defensa de la Contemplación,donde existen frecuentes referenciasa San Juan de la Cruz. También publi-có un pequeño Tratado de la comu-nión cotidiana, muy recomendado en-tre los cristianos de la época.

Cuando recién apareció la GuíaEspiritual, como se ha dicho, fue uná-nimemente aceptada y divulgada. Losmás connotados obispos italianos larecomendaban. Entre los devotos deRoma y de Nápoles, Molinos llegó aser considerado como un oráculo. Con-tinuamente recibía cartas de adhesióna sus principios. Uno de los cardena-les, Pietro Mateo Petruzzi, Obispo deJesi, fue apodado el ‘Timoteo’ de Mo-linos. Otros importantes prelados sesentían honrados con su amistad. Mu-chos eclesiásticos vinieron a Roma a

Al entrar en su celda, sedespidió serenamente delsacerdote que le conducía,diciéndole: «Adiós, Padre.Ya nos volveremos a veren el día del Juicio, y en-tonces se verá de qué ladoestá la verdad, si del mío,o del vuestro». 4 Marcelino Meléndez y Pelayo, en Histo-

ria de los heterodoxos españoles.

67AGUAS VIVAS ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

aprender de él su «método», y casi to-das las monjas se dieron a la oración‘de quietud’, tal como Molinos enseñaen su Guía. Petruzzi publicó muchostratados y cartas en apoyo a Molinos.La reina Cristina de Suecia, que resi-día en Roma, le testimonió gran sim-patía. Incluso, si se ha de dar crédito aalgunas referencias de la época, el mis-mo Papa sentía una gran admiraciónpor Molinos, por lo que dispuso paraél habitaciones en el Vaticano y pensóhacerlo cardenal.

Los protestantes, por su parte, re-cibieron casi con alborozo esta publi-cación. Gilberto Burneo comparó laobra de Molinos con la de Descartes,considerando al uno como restauradorde la filosofía, y al otro como purifi-cador del cristianismo. Para él, el mis-ticismo de la Guía era el mejor aliadode la Reforma, porque condenaba lasmortificaciones voluntarias y las tra-diciones humanas, las obras exterio-res «et tout ce fatras de cérémonies».5La doctrina de la justificación por lasola fe, sin buenas obras, encajabamuy bien con la enseñanza de Moli-nos, como asimismo el énfasis que éstehacía en la comunión personal del cre-yente con Dios, sin la necesidad de unajerarquía eclesiástica mediadora.

Vientos de persecuciónSin embargo, finalmente los cela-

dores de la doctrina católica, comen-zaron a alarmarse de la popularidad deMolinos, y se conjuraron contra él ylos quietistas. Alguien propuso que eranpeligrosos porque se asemejaban a los

budistas de la China. Otro afirmó queno era conveniente poner los ejerciciosespirituales aconsejados por Molinos alalcance de todos. Varios acusaban aMolinos de descuidar toda la parte dog-mática de la religión oficial.

La Inquisición romana tomó car-tas en el asunto y mandó examinar loslibros de Molinos, Petruzzi y otros.Pero ellos se defendieron bien, y sudefensa alcanzó mucho eco, tanto, quecon ello creció su fama. Por un tiem-po pareció que el ataque sólo habíaservido para darles más notoriedad.

Entonces se intentó con otros ar-gumentos. Se le atribuyó a Molinosascendencia de moros o judíos, y se leacusó de que, influido por aquellasreligiones, estaba tratando de sembrarla semilla del error. Comenzó asusurrarse que los quietistas formabanuna secta pitagórica, con iniciacionesesotéricas, y que enseñaban errores demoral peligrosísimos. Según se pro-palaba, se les veía evitando cuidado-samente muchas devociones consa-gradas por la tradición y limitándosea lo interno del culto. Pero nada de estosurtía efecto contra él.

Entonces se armó una celada polí-tica desde Francia. El confesor de LuisXIV, persuadió al rey de que era pre-ciso acabar con los quietistas, pues sedecía que eran en Roma un elementopolítico en pro de los intereses de lacasa de Austria y contra Francia. ElArzobispo de París aprobó este pare-cer, y el rey ordenó a su embajador enRoma, un cierto cardenal, que se lespersiguiese. Este cardenal pasaba poramigo de Molinos, pero se decidió aobedecer a su rey, así que le denun-ció, presentando varias cartas suyas y

5 «Y todo ese fárrago de ceremonias». Cita-do por Marcelino Menéndez y Pelayo, op. cit.

68 AGUAS VIVASESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

refiriendo conversaciones que con élhabía tenido «mientras fue su amigo,aunque fingido y con el único propó-sito de descubrir sus marañas», segúnél mismo dijo.

Finalmente, el Papa de la época,por petición directa de Luis XIV, lehizo detener.

En mayo de 1685, a los diez añosde haberse publicado la Guía Espiri-tual, Miguel de Molinos fue apresadopor esbirros del Tribunal de la Inqui-sición. La noticia conmocionó a lasociedad italiana, y en gran medida ala europea, especialmente en el senodel ‘pietismo’ alemán, donde Molinosera grandemente apreciado. Junto conél fueron apresados algunos nobles yotros seguidores, en total, unos seten-ta. Más tarde ese número subió a dos-cientos. Así fue cómo, después de ha-ber gozado Molinos de la mayor re-putación, ahora era considerado elpeor de los herejes.

Los inquisidores visitaron variosconventos, y muchas religiosas con-fesaron haber dejado las prácticasdevocionales habituales para dedicar-se sólo a la vida interior, lo cual con-firmaba las acusaciones. Se ordenóque todos los libros de Molinos yPetruzzi les fueran quitados, y que seles obligara volver a las antiguas for-mas de devoción.

Después de haber pasado un tiem-po considerable en la cárcel, Molinosfue hecho comparecer ante al Tribu-nal. El juicio se realizó en la famosacapilla Santa María Sopra Minerva, el2 de septiembre de 1687. Con una ca-dena alrededor de su cuerpo, y un ci-rio en la mano, fue sometido al escru-tinio de sus acusadores.

Catorce testigos fueron alineadoscontra Molinos para acusarle de ha-ber contribuido al ‘aniquilamiento in-terior’, de haber alentado pecados car-nales, de haber enseñado el despreciopor las santas imágenes, crucifijos yceremonias exteriores; de haber disua-dido a quienes querían entrar en la ‘re-ligión’, y de haber preparado a sus dis-cípulos para dar respuestas mañosas asus acusadores.

Molinos se defendió de todo ellocon gran firmeza y resolución, pero apesar de que sus argumentos desha-cían totalmente las acusaciones, fuehallado culpable de herejía. La senten-cia le declaraba ‘hereje dogmático’ yle condenaba a la cárcel perpetua, allevar siempre el hábito de la peniten-cia, a rezar todos los días el Credo yuna parte del Rosario, con meditacio-nes sobre los misterios, y a confesar ycomulgar cuatro veces al año con elconfesor que el Santo Oficio le seña-lase. Molinos escuchó la sentencia,inmutable, sin señal alguna de temorni confusión. Fue recluido en el con-vento de los dominicos de San Pedroen Montorio, Roma.

Al entrar en su celda, se despidióserenamente del sacerdote que le con-ducía, diciéndole: «Adiós, Padre. Yanos volveremos a ver en el día del Jui-cio, y entonces se verá de qué lado estála verdad, si del mío, o del vuestro».Durante su encierro fue varias vecestorturado.

Su libro Guía Espiritual fue prohi-bido, junto a los de otros autores‘quietistas’. Más tarde fueron proce-sados y sentenciados también el car-denal Petruzzi, y otros nobles. Se hizouna verdadera ‘limpieza’ por toda Ita-

69AGUAS VIVAS ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

lia, y se halló que muchas congrega-ciones –algunas de hasta seiscientaspersonas– se habían formado al alerode esta enseñanza, y otras, de la mis-ma línea, que habían surgido antes deMolinos. En todas ellas se advertía un«descuido por el culto externo y porlas ceremonias religiosas».

Poco después de la condena de Mo-linos, el Papa publicó la bula ‘CaelestisPastor’, en la que se condenan 68 pro-posiciones, no sólo de Molinos sino tam-bién de otros quietistas. Molinos mueresin llegar a salir de su celda en Roma, el28 de diciembre de 1696.

Valoración posterior En los doscientos años siguientes

a la primera edición de la Guía Espiri-tual, ésta se ha vuelto a editar muchasveces, sobre todo en ambientes no ca-tólicos. La mayor parte de las edicio-nes españolas durante los últimos añoshan buscado vindicar al perseguido yolvidado, especialmente después delConcilio Vaticano II. Desde entonces,ha habido un cambio de actitud de laortodoxia de Roma hacia Molinos, yse le ha pretendido ‘reinterpretar’, mi-nimizando sus supuestos errores.

Hacia fines del siglo XX, luego deintensos análisis, la crítica especiali-zada llegó a la conclusión de que endías de Molinos los censores de laGuía nada hallaron censurable en ella,que su doctrina era aceptable y hastarecomendable. Sin embargo, a pesarde considerarla como ‘doctrina co-rriente’, la condenaron por contener‘doctrinas peligrosas’, y por lo gene-ral, por estar en lengua vulgar para laspersonas ignorantes. Se reconoce queel elemento ‘política’ y ‘rivalidad en-

tre órdenes religiosas’ fue tambiéndeterminante en la suerte de Molinos.

Sin embargo, más allá de eso, po-demos ver a la luz de la historia poste-rior, que la soberanía de Dios permi-tió ese fin para Molinos. Dios conce-dió a uno de sus siervos, al cual honróotorgándole tanta luz, que siguiese laspisadas de su Maestro. Los hombresle condenaron, pero la verdad de Diosha salido incólume.

Hoy, extrañamente, la ciudad deMuniesa, que fue la cuna de Molinos,se honra de tenerlo como su hijo másilustre.

Aporte de MolinosEl gran aporte de Molinos a la res-

tauración del testimonio de Dios fueel de ver la necesidad de negarse a símismo y de morir juntamente conCristo a los apetitos del alma. «Mura-mos sin cesar para nosotros mismos;conozcamos nuestra miseria», decía.Molinos sostenía que el alma debenegarse a sí misma y abandonarsecompletamente en Dios, para así en-contrar la paz interior. «El deber delalma consiste en no hacer nada motuproprio, sino someterse a cuanto Diosquiera imponerle». Lo que surge delalma no sólo no colabora con Dios,sino que es un estorbo que debe serquitado de en medio. La voluntad delhombre debe abandonarse completa-mente a la voluntad de Dios.

Molinos sostenía que la verdaderay perfecta aniquilación del yo se fun-da en dos principios: el desprecio denosotros mismos y la alta estimaciónde Dios. Esta aniquilación ha de al-canzar a toda la sustancia del alma,pensando como si no pensase, sintien-

70 AGUAS VIVASESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

do como si no sintiera, etc., hasta re-nacer de sus cenizas, transformada,espiritualizada.

Su enseñanza apuntaba al ejerciciode la contemplación de Dios en la ‘ora-ción de quietud’, pero aclaraba que estono significaba necesariamente apartar-se del mundo. «Los trabajos ordinarios(estudiar, predicar, comer, beber, nego-ciar, etc.) no apartan del camino de lacontemplación, que virtualmente se si-gue, dada la primera resolución de en-tregarse a la voluntad divina».

Molinos enseñaba que las obras ex-teriores no son necesarias para la santi-ficación, y que las obras penitencialescomo, por ejemplo, la mortificaciónvoluntaria, debían arrojarse lejos comouna carga pesada e inútil. «No es pre-ciso entregarse a penitencias austeras eindiscretas, que pueden fomentar elamor propio e inspirar acritud hacia elprójimo». La ‘vía interior’ no tiene nadaque ver, decía él, con confesiones, con-fesores, teología ni filosofía; la paz ple-na se alcanza deseando solamente loque Dios desea.

El alma no debe afligirse ni dejar laoración, aunque se sienta oscura, seca,solitaria y llena de tentaciones y tinie-blas. La oración tierna y amorosa es sólopara los principiantes que aún no pue-den salir de la devoción sensible. Al con-trario, la sequedad es indicio de que laparte sensible se va extinguiendo, lo cuales una buena señal. Este estado produ-ce, entre otras cosas: perseverancia enla oración, disgusto por las cosas mun-danas, consideración de los propios de-fectos, remordimiento ante las faltas másligeras, deseos ardientes de hacer la vo-

luntad de Dios, inclinación hacia la vir-tud, conocerse el alma a sí misma, etc.

Molinos fustigaba a los sabios es-colásticos y a los predicadores retó-ricos que se predicaban a sí mismos.«La mezcla de un poco de ciencia –afirmaba– es obstáculo invencible parala eterna, profunda, pura, sencilla yverdadera sabiduría». Y agregaba: «Silos sabios mundanos quieren hacersemísticos tendrán que olvidarse total-mente de la ciencia que poseen, y que,si no lleva a Dios por guía, es el cami-no derecho del infierno».

Su enseñanza fue muchos años ade-lante del resto, y por lo tanto, fueincomprendida. Probablemente algunosconceptos vertidos por él no hayan te-nido la claridad y el equilibrio para sermás ampliamente aceptados –por ejem-plo, el desconocimiento de la separaciónentre alma y espíritu, el uso del término‘aniquilación’ del alma, cuando proba-blemente quería decir con eso el ‘que-brantamiento’ del alma–, pero la prime-ra semilla fue sembrada. La vida inte-rior propuesta por él tuvo seguidores nosólo en su tiempo, sino especialmenteen las futuras generaciones.

En la historia posterior se encuen-tran trazas de quietismo en los prime-ros pasos del metodismo y del cuaque-rismo, entre otros.

Cada nueva verdad bíblica redescu-bierta ha traído sobre sus portaes-tandartes la incomprensión y persecu-ción. Muchas de ellas debieron pagarsecon cárcel, torturas y muerte. Pero la luzde Dios ha ido en aumento, y hoy pode-mos disfrutar libremente las riquezas delo que aquellos fieles alcanzaron.

* * *

71AGUAS VIVAS ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

La parte de la historia de la Iglesia que no ha sido debidamentecontada.

El precio del testimonio de Cristo

Rodrigo Abarca

A lrededor del año 354 d.C.,tuvo lugar en España un im-portante intento de restaura-

ción de la iglesia al patrón escritural,cuyo representante más prominentefue Prisciliano, más tarde obispo deÁvila. La importancia de este movi-miento de hermanos radica, entre otrascosas, en que con ellos la CristiandadOrganizada inició la práctica de eje-cutar por mano del estado a aquellosque divergían de las prácticas y doc-trinas eclesiásticas oficiales, median-te juicios espurios, donde se intentabaprobar cargos de herejías maniqueasy gnósticas. La pena por dichas faltasera la muerte, de acuerdo con el dere-cho romano que imperaba en esos días.

Un buscador de la verdadPrisciliano era un hombre rico y

de elevada posición social. Durante sujuventud fue un ardiente buscador dela verdad. Abandonó las creencias pa-ganas y por un tiempo estudió las doc-trinas maniqueas y neoplatónicas, quefinalmente rechazó, considerándolasespiritualmente insatisfactorias. Tam-bién estudió acuciosamente los clási-cos de la filosofía y literatura, tantogriega como romana. Finalmente, de-cidió investigar el Cristianismo, queen un principio había rechazado. Allí,en la vida y enseñanza del Señor Je-sucristo, halló por fin lo que andababuscando.

A partir de su conversión, se vol-vió un ávido lector de las Escrituras, ymuy pronto empezó a compartir susenseñanzas con otras personas. Comose trataba de un hombre erudito y rico,muchas personas de su entorno social

priscilianosLos

72 AGUAS VIVASESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

se unieron a él y comenzaron a estu-diar la Escritura, reuniéndose en pe-queños grupos, donde tanto hombrescomo mujeres participaban activa-mente en las conversaciones.

Prisciliano, gracias a su apasiona-do estudio de las Escrituras, se con-virtió rápidamente en un poderosomaestro y predicador. Junto a los de-más hermanos que estaban con él,comprendió muy pronto que algunasdoctrinas y prácticas oficiales de laCristiandad de su tiempo carecían defundamento bíblico

Por ello, en oposición a la ense-ñanza oficial, defendían el derecho detodos los creyentes a leer y estudiarsus Biblias, y rechazaban tomar laCena del Señor con personas de du-dosa espiritualidad y carácter munda-no. También, rechazaban las disputasteológicas intrincadas e intelec-tualizadas de su época acerca de laTrinidad y de la naturaleza de Cristo,enseñando que estos hechos debían sermás bien objeto de una fe viva y real,y no de un mero asentimiento mental,o un debate intelectual.

Por otra parte, consideraban que lasalvación no se obtenía mágicamentepor medio de «los sacramentos» de laiglesia oficial, sino como resultado deuna conversión espiritual, que impli-caba, a su vez, un decidido cambio devida y conducta. Las Escrituras, asi-mismo, eran consideradas como laúnica regla válida de fe y conducta, alas cuales todos los creyentes debíanacceder para obtener sustento y direc-ción diarias, por medio del EspírituSanto que habita en ellos. Cada cre-yente, afirmaban, ha de tener una vidade fe y comunión constante con el

Señor. Puesto que una nueva vida hasido depositada en él, las buenas obrasvienen a ser el resultado de la opera-ción de dicha vida en su corazón pormedio de la fe. Por otra parte, enseña-ban que las iglesias debían ser inde-pendientes las unas de las otras encuanto a gobierno y dirección. En re-sumen, abogaban por una iglesia sen-cilla, santa y espiritual, muy diferentede la mundana, organizada y jerárqui-ca Cristiandad de sus días.

Reacción oficialPrisciliano era un «laico», pero su

gran habilidad fue notada por la igle-sia oficial y se le confirió el cargo deobispo de Ávila. Sus enseñanzas, suvida santa y su popularidad, sin em-bargo, provocaron una dura reaccióndel clero español. No sin razón, vie-ron en sus enseñanzas una gran ame-naza contra las doctrinas y prácticasestablecidas, pues tendía a disolver ladistinción entre clérigos y laicos, alnegar la eficacia de los sacramentoscomo medios de gracia, y a exaltar laEscritura como único medio de gra-cia a través de la fe. Esto, por supues-to, volvía innecesario el oficio sacer-dotal1, pues cada creyente podía acce-der directamente a Dios. Además, pro-ponía que la autoridad de la iglesiadebe fundarse en una vida espiritualde consagración y santidad antes queen oficios y cargos exteriores, y era,por consiguiente, accesible a todos los

1 Para el año 350, el sistema sacerdotal quehace diferencia entre clérigos y laicos, esta-bleciendo a los primeros como único caminohacia Dios para los últimos, estaba casi com-pletamente desarrollado, y tenía como prin-cipal apoyo las doctrinas sacramentalistas.

73AGUAS VIVAS ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

creyentes, quienes poseen el Espíritupor igual. Esto atacaba la misma raízdel sistema obispal y jerárquico de susdías y, por lo mismo, la reacción no sehizo esperar.

En el 380 D. C., los obispos espa-ñoles convocaron un sínodo en el queacusaron a Prisciliano y a los que es-taban con él de sostener doctrinasmaniqueas2. La acusación no pudo serprobada, y esta primera tentativa dedestruirlo fracasó. No obstante, la si-tuación no acabó allí. El ataque se re-anudó el año 385, en el Sínodo deBurdeos, donde bajo la dirección delobispo Itacus, un hombre de mala re-putación, se les volvió a acusar demaniqueísmo, y, además, de inmora-lidad y hechicería. Pero esta vez, lascircunstancias eran más favorables,pues el emperador Máximo, quienhabía ascendido al trono tras asesinaral legítimo heredero Gracián, necesi-taba el apoyo de los obispos españo-les y franceses para legitimar su posi-ción. Rechazó por tanto la apelaciónde Prisciliano, y ratificó las decisio-nes del sínodo. Prisciliano junto a otrosseis hermanos, entre los que se conta-ba una distinguida viuda llamadaEucrotia, fueron entregados a las au-toridades civiles para ser ejecutadospor decapitación.

La ejecución se realizó el mismoaño 385 en la ciudad francesa deTreves. Pero, la impiedad del juiciocontra Prisciliano escandalizó a lasconciencias más sensibles dentro dela Cristiandad organizada, entre lascuales se destacaban los obispos Mar-

tín de Tours y Ambrosio de Milán,quienes condenaron abiertamente elacto, tras intentar en vano detenerlo.Inclusive, después de la muerte dePrisciliano, se negaron a permaneceren comunión con Itacus y los obisposespañoles responsables de su muerte.Por ello, cuando cayó el emperadorMáximo, Itacus fue depuesto de sucargo de obispo.

Los restos de Prisciliano, y losotros seis hermanos ejecutados con él,fueron llevados a España y enterradoscon la honra que se daba a los márti-res. Sin embargo, un próximo sínodoen Treves avaló el juicio de Priscilianoal sancionar oficialmente la autoridadde la Cristiandad Organizada para eje-cutar a los herejes y disidentes. Estofue ratificado por el sínodo de Braga,176 años después.

Un patrón recurrenteLa importancia de este triste acon-

tecimiento no debe subestimarse. Estefue el primer caso en la historia enque creyentes disidentes de la igle-sia oficial fueron ejecutados por estamisma. Desde la época de Constantinohasta entonces, la práctica común erael destierro. Y aún antes, sólo la exco-

2 Para entender el por qué de esta acusación,véase en artículos anteriores de esta serie.

En ellos se demuestra quelas acusaciones contraPrisciliano son totalmentefalsas, pues era un hom-bre de un carácter santo,sano en su doctrina, y unvaliente reformador.

74 AGUAS VIVASESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

munión. Pero ahora, la alianza entrela Cristiandad Organizada y el poderpolítico estaba consumada.

El procedimiento estándar contralos hermanos disidentes de la línea ecle-siástica oficial fue, a partir de enton-ces, el siguiente: Acusación de herejíagnóstica (no son verdaderos cristianos)y maniquea (pues ésta se castigaba conla pena de muerte de acuerdo con elantiguo derecho romano); inmoralidady brujería (para desacreditarlos a losojos del pueblo); condena a muerte trasun juicio viciado por calumnias, testi-gos falsos y confesiones extraídas bajotortura; ejecución (por decapitación,hoguera, ahogamiento, etc); exilio paralos supuestos «seguidores», tras la con-fiscación de todas sus propiedades ybienes; y, finalmente, la posterior des-trucción de todos los escritos y docu-mentos de los condenados. Después detodo esto, la historia podía ser reescritade acuerdo a las necesidades de la Cris-tiandad Oficial.

Este fue el destino de los así lla-mados «Priscilianos», quienes, a pe-sar de todo, subsistieron en España,Francia y Portugal por cerca de 200años. Pero, por muchos siglos la «ver-dad oficial» sobre ellos se aceptó sinmayor discusión, al igual como ocu-rriría luego con tantos otros grupos dehermanos perseguidos (vgr. Cátaros,Paulicianos, Bogomiles, Valdenses,etc.). No obstante, en 1886 se descu-brió en la biblioteca de la Universidadde Wurzburg un conjunto de manus-critos que contenía once obras escri-tas por los priscilianos. En ellos sedemuestra que las acusaciones contraPrisciliano son totalmente falsas, puesera un hombre de un carácter santo,

sano en su doctrina, y un valiente re-formador. También se encuentra enellos una enérgica refutación delmaniqueísmo que se les atribuyó ensu momento y un gran apego y fideli-dad a la Escritura. Gracias a estos es-critos, la verdadera historia de estosvalientes testigos de Jesucristo pudoser recuperada.

ConclusionesLa historia de los «hermanos olvi-

dados» nos muestra, en toda su cru-deza, sufrimiento y deformación pos-terior, que los hijos de Dios estamosenvueltos en un conflicto de propor-ciones cósmicas. ¿Cómo entender tan-to odio y crueldad contra hermanos yhermanas que sólo buscaban ser fie-les al testimonio de Jesucristo tal comolo encontraban en la Escritura, porparte de otros que también profesabanser cristianos? Sin embargo, debemosrecordar que el Señor mismo nos ad-virtió sobre esto; pues, nos dijo, la ci-zaña crecería juntamente con el trigohasta la siega. Satanás teme y odia ala iglesia y su testimonio más que aninguna otra cosa. Por eso, desde elprincipio él ha intentado acallarlousando todas las armas a su alcance,atacándola desde adentro y desde afue-ra.

Ya hemos visto que durante losprimeros 300 años de historia de laiglesia, las sencillas y cristocéntricasiglesias del primer siglo dieron paso aun vasto y complejo sistema eclesiás-tico, en el que la vida espiritual y eltestimonio de Cristo fueron progresi-vamente desplazados y substituidospor prácticas y costumbres de origenmeramente humano y mundano. Esta

75AGUAS VIVAS ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

simbiosis con el mundo dio un nuevoe importante paso cuando la Cristian-dad comenzó a usar el brazo secularpara castigar a aquellos que disentíande sus políticas y prácticas, y supo-nían un peligro para su recién adqui-rido status en el mundo.

No obstante, aunque Satanás seempeñe en deformar, suplantar y des-truir la obra de Dios en el mundo, lahistoria nos demuestra, una y otra vez,que Dios siempre se ha reservado unremanente fiel, que, a pesar de todo,ha seguido adelante con la antorchadel testimonio, para declarar que la

victoria final pertenece a Cristo y a suIglesia. Aun cuando su testimoniodeba ser sellado con sangre. Pues laIglesia es fruto de los padecimientosde Cristo, y también de aquellos quecomparten sus sufrimientos hasta lamuerte. «Matadnos –decía Tertulianoa los antiguos emperadores romanos–. No nos podréis destruir. La sangrede cristianos es semilla de cristianos».También los Priscilianos comparten elprivilegio de los mártires que con supropia sangre regaron el jardín dondehabrían de florecer las futuras genera-ciones de testigos de Jesucristo.

* * *Donde Cristo está, allí está el cielo

Durante la revolución de los Boxers en China, muchos misioneros fue-ron perseguidos y muchos fueron muertos. En aquella época, la familiadel misionero Hudson Taylor estaba en China. La nuera de Hudson Taylorescribió que pasaron un período de tremendas persecuciones. Fue unperíodo difícil; algunos de los miembros de la familia habían sido azota-dos y heridos. Ella escribió: “Nosotros sentimos la presencia de Dios;por cuatro días no sabíamos si estábamos en el cielo o en la tierra”.

Cierta vez Madame Guyon escribió durante su prisión: “Señor, te doygracias, pues considero cada piedra de las paredes de esta prisión comoun diamante”.

Samuel Rutherford también fue puesto en una prisión en Aberdeen.Escribió muchas cartas desde allá, pero no se refería al lugar comoprisión, sino como “Palacio de Cristo en Aberdeen”. Allí, Rutherford ex-perimentó el cielo en la tierra.

El cielo es el cielo porque Cristo vive allá; el infierno es infierno por-que Cristo no está allá.

Christian Chen en Primeiro a Erva, depois a espiga.

Los métodos

Cierto individuo le dijo a D. L. Moody que no le gustaba su método deanunciar el evangelio, porque no era “completamente correcto”. Moodypreguntó a este hombre qué método usaba. Reconoció que no teníaninguno. Moody entonces le dijo: “Bueno, creo que el que yo uso esmejor que el que usted no usa”.

76 AGUAS VIVASJOYAS DE INSPIRACION

EL CONOCIMIENTO DE JESUCRISTO

El conocimiento de Dios sin el de nuestra miseria provoca aorgullo. El conocimiento de nuestra miseria sin el de Jesucristoprovoca a la desesperación. Pero el conocimiento de Jesucristonos salva del orgullo y de la desesperación, porque en él encon-tramos a la vez a Dios, a nuestra miseria, y el camino para repa-rarla.

Nosotros podemos conocer a Dios sin conocer nuestras mi-serias, y nuestras miserias sin conocer a Dios; y hasta conocer aDios y nuestras miserias sin conocer el medio de salvarnos delas miserias que nos abruman. Pero no podemos conocer a Je-sucristo sin conocer a la vez a Dios y a nuestras miserias, y elremedio de nuestras miserias, porque Jesucristo no es solamenteDios, sino el Dios reparador de nuestras miserias.

Así, todos los que buscan a Dios fuera de Jesucristo, y que sedetienen en la Naturaleza, o no encuentran ninguna luz que lessatisfaga, o bien llegan a formarse un medio de conocer a Dios yde servirle sin mediador, con lo cual caen en el deísmo o en elateísmo, que son dos cosas que la religión cristiana aborrececasi igualmente.

Debe, pues, tenderse únicamente a conocer a Jesucristo,puesto que él solo puede permitirnos conocer a Dios de unamanera que nos sea útil.

Es él el verdadero Dios de los hombres, es decir, de los mise-rables y pecadores. Él es el centro y el objeto de todo; y quien nole conoce, no conoce nada en el orden del mundo ni en sí mis-mo. Porque no solamente no conocemos a Dios sino a través deJesucristo, sino que tampoco nos conocemos a nosotros mis-mos sino a través de Jesucristo.

Sin Jesucristo el hombre vive necesariamente en el vicio y enla miseria; con Jesucristo, el hombre está exento del vicio y de lamiseria. En él residen todas nuestras virtudes y toda nuestra fe-licidad. Fuera de él no hay más que vicio, miseria, tinieblas, des-esperación, y no vemos más que oscuridad y confusión, en lanaturaleza de Dios y en nuestra propia naturaleza.

Blas Pascal

* * *

77AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

Claves para el estudio de la Palabra

1 y 2 Samuel

Palabra clave: Reino Versículo clave: 1 Samuel 10:25

A. T. Pierson

Estos dos libros forman uno solo en hebreo, y en las versiones inglesas anti-guas formaban, con los dos siguientes, cuatro libros de Reyes. La historiacubre cerca de 120 años y trata principalmente de Samuel, Saúl y David. Laidea predominante es el Reino: su naturaleza, renovación y división; su tran-sición de Saúl, el apóstata, su liberación de Absalón, el usurpador, y su esta-blecimiento en las manos de David. El nombre «Mesías» se encuentra aquípor primera vez (1 Sam. 2:10).

Samuel nació cuando reinaba la anar-quía. Elí, sumo sacerdote y juez, estabamuy viejo y débil para refrenar a sus pro-pios hijos. Este niño «pedido a Dios»,mientras servía en el tabernáculo en Silo,oyó de Dios el juicio a la casa de Elí, yen él la visión profética fue reavivada.Como juez y profeta, él enfatizó la obe-diencia más que los sacrificios. En lavejez desafió a todo Israel a hallar en éluna brecha en la piedad y honestidad,pero sus hijos no estaban aptos para su-cederlo. En su clamor por un rey, la pe-tición no era de fe. Dios concedió supetición, pero envió sequedad a sus al-mas.

Saúl, el primer rey, era una buenapersona. Su mérito y modestia vencíanhasta a sus enemigos, pero dos años des-pués comenzó la apostasía. Su necedaden Gilgal, y su falsedad y rebelión en laguerra con los amalecitas culminaron ensu rechazamiento. Su declinación fue rá-pida, poseído por un espíritu malo, y es-clavizado por pasiones perversas. Él cazóa David como un pájaro e intentó matara su propio hijo. Olvidado por Dios, él

buscó en Endor una de las hechiceras quehabía expulsado de Israel. Una apariciónde Samuel le alertó sobre su muerte, y dehecho cayó al día siguiente por su propiamano.

David, su sucesor, fue ungido tresveces; primero en Belén, secretamente;después en Hebrón, sobre Judá; y final-mente sobre Israel. Antes de tener el rei-no, mató a Goliat, el gigante filisteo, y setornó amigo íntimo de Jonatán.

2 Samuel comienza con David lamen-tando por Saúl y Jonatán. Abner, capitánde Saúl, proclama a Is-boset, hijo de Saúl,rey, y por siete años y medio el reino deDavid estuvo limitado en Judá. Enton-ces Abner se pasó para el lado de Davidy fue muerto por Joab, e Is-boset fuemuerto. David fue hecho rey de todo Is-rael con acuerdo unánime, teniendo porcapital a Jerusalén.

La retribución poética encuentraejemplos en la historia de Saúl; tambiénen la de David, cuyo gran pecado trajojuicio sobre su propia cabeza, con lamuerte del niño de su pecado, con el in-cesto de Amnón y Absalón. La obedien-

78 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

cia implícita es reforzada. El intento deDavid de traer el arca de vuelta en uncarro de bueyes causó la muerte de Uza;tres meses después ella fue transportadaen los hombros de los levitas como Dioshabía ordenado. El arrepentimiento ge-nuino es ilustrado. La culpa del adulte-rio, traición, asesinato pesó grandemen-

te sobre David. La parábola que Natáncontó sobre la oveja, precipitó el sentirde tristeza piadosa que irradia el Salmo51. La gracia es ilustrada en el trato queDavid dio a Absalón y a Mefi-boset, y enel juicio que cesó en la era de Arauna,donde sería levantado el templo comoaltar de expiación.

* * *Los universalistas

En una ocasión, Charles Finney, el famoso evangelista norteamerica-no del siglo XIX, hubo de enfrentar la firme oposición de los llamadosuniversalistas, que niegan el castigo eterno, y sostienen que el arre-pentimiento y la conversión son inútiles, puesto que Dios ha decididoatraer a sí y salvar tarde o temprano a todos los hombres.

Los defensores de esta teoría, después de cada reunión en que habla-ba Finney, trabajaban entre los asistentes, esforzándose en arruinar lainfluencia de Finney. Sabiendo que un cierto doctor era el cabecilla deellos, quien disfrutaba de una gran popularidad, Finney lo desafió a unadiscusión pública.

El temido doctor llegó, rodeado de algunos amigos resueltos, y tanescépticos como él. Tomó la palabra y amontonó argumentos sobre ar-gumentos. Cuando hubo acabado su discurso, Finney tomó cada una delas pruebas que el doctor había aducido, derribándolas una tras otra; yhabló con tanta fuerza que los amigos salieron espantados uno trasotro. Finalmente, Finney quedó solo con el doctor, y le suplicó con grancariño que dejase a un lado las cuestiones arduas de metafísica paraocuparse en su propia salvación. Después, le dio las buenas noches, yse fue.

El doctor volvió a su casa en un estado de agitación y perplejidad quellamó la atención de su mujer. Se paseaba por el cuarto sin decir nada;se sentaba, se levantaba otra vez y no podía estarse quieto.

– Doctor, ¿qué tiene usted? – le preguntó su esposa.– Nada – contestó éste con tono seco.Sin embargo, al cabo de un rato, como no se calmaba, la esposa le

volvió a preguntar:– Doctor, se lo pido, dígame usted lo que tiene.Silencio completo.– ¿Tal vez usted vio al señor Finney?– Sí –exclamó con vehemencia el pobre doctor–, y ha vuelto contra mí

mis propias armas.Se sentó, y empezó a sollozar.Pocos días después, este doctor se hizo el partidario más decidido de

Finney, y le traía personalmente a sus amigos para que se convirtieran.Nunca más se habló del universalismo.

79AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

Estudiando los Salmos con C. H. Spurgeon

Salmo 81 (vers. 16).«Y con miel de la peña les saciaría»

(v. 16). La roca o peña, espiritual y místi-camente indican a Cristo, la roca de Sal-vación (l Cor. 10:4); la «miel» de la roca,la plenitud de la gracia en El, y las bendi-ciones de ella, las misericordias firmes aDavid y las preciosas promesas del pac-to eterno; y el Evangelio, que es más dul-ce que la miel o que el panal de miel, ycon ella son llenados y satisfechos los queescuchan a Cristo y andan en sus cami-nos; porque, así como el conjunto de loque dice aquí muestra lo que Israel per-dió por la desobediencia, también sugie-re claramente lo que gozarán los que es-cuchan y obedecen. John Gill.

Salmo 82«Salmo de Asaf». Este poeta del tem-

plo actúa aquí como predicador de la cortey la magistratura. Los que hacen algobien, pueden hacer bien otra cosa; el que

escribe buenos versos no tiene por quéno ser capaz de predicar. ¡Qué predica-ción habría sido la de Milton si hubierasubido al púlpito, y si Virgilio hubierasido un apóstol!

Salmo 83«Salmo de Asaf». Ésta es la última

ocasión en que encontramos a este elo-cuente escritor. Asaf, el vidente, se dacuenta de los serios peligros que resultande las poderosas naciones confederadas,pero su alma sigue fiel a Jehová, en tantoque como poeta predicador alienta a suspaisanos a la oración por medio de susagrada lírica.

Salmo 84No es muy importante saber cuándo

fue escrito este Salmo, o quién lo escri-bió; a mí me parece que exhala el perfu-me davídico; se desprende de él la fra-gancia de las hierbas aromáticas de la

Eltesorode David

80 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

montaña y los lugares solitarios ydesérticos en que el rey David tuvo queresidir con frecuencia durante sus muchasguerras. Esta oda sagrada es una de lasmás selectas de la colección; la rodea unasuave irradiación que ha hecho que se lallame «La Perla de los Salmos». Si elSalmo veintitrés es el más popular, elciento tres el más gozoso, el ciento die-cinueve el más profundamente vívido, yel cincuenta y tres el más dolorido, éstees el más dulce de los Salmos de paz.

Salmo 85Es la oración de un patriota en favor

de su país que se halla postrado, en lacual pide al Señor las antiguas miseri-cordias y por medio de la fe prevé díasmás alegres. Creemos que lo escribióDavid, aunque muchos lo ponen en duda.Ciertos intérpretes parece que se resistena adscribir al Salmista David la paterni-dad de gran número de Salmos, y los atri-buyen a montones a los tiempos deEzequías, Josías, la Cautividad y losMacabeos. Es notable que, por regla ge-neral, cuanto más escéptico es un escri-tor, más decidido está a eliminar a Da-vid, en tanto que los comentaristas pura-mente evangélicos se contentan, en sumayor parte, con dejar al divino poeta lacátedra de la paternidad de los salmos.

Salmo 86«Oración de David». Tenemos aquí

uno de los cinco Salmos titulados«Tefilás», u oraciones. Este Salmo con-siste en alabanza así como en oración,pero cada una de sus partes es dirigidadirectamente a Dios de tal forma quepuede ser llamado apropiadamente «unaoración». Y es una oración, además, por-que hallamos en toda ella vetas de ala-banza. Este Salmo parece haber sido co-nocido especialmente como la oración de

David, tal como el diecinueve es «la ora-ción de Moisés».

En este Salmo ocurre con mucha fre-cuencia el nombre de Dios. A veces esJehová, pero más comúnmente Adonai,nombre que los copistas judíos, segúnmuchos entendidos, escribían en lugar deJehová, el título más sublime, impulsa-dos a hacerlo por un temor supersticio-so; nosotros, que no nos hallamos bajoeste temor supersticioso, nos regocijamosen Jehová nuestro Dios. Es singular quelos que temían hasta tal extremo a su Diosque no se atrevían a escribir su nombre,tuvieran tan poco temor piadoso que seatrevieran a alterar su Palabra. C. H. S.

Cristo está hablando en todo el Sal-mo. Todas las palabras son dichas exclu-sivamente por Cristo, que es a la vez Diosy hombre. Psalt. Cassiodori.

En este Salmo, Cristo, el Hijo deDios y el Hijo del hombre, Dios con elPadre, y hombre con los hombres, a quienpresentamos nuestras oraciones comoDios, está orando en forma de un siervo.Porque él ora en favor nuestro, y ora ennosotros, y nosotros oramos a él. Él orapor nosotros como nuestro Sacerdote. Oraen nosotros como nuestra Cabeza. No-sotros oramos a él como nuestro Dios.Psalt. de Pedro Lombardo.

Salmo 87Este cántico es en honor de Sion, o

sea, Jerusalén, y trata del favor de Dios aesta ciudad entre las montañas, las profe-cías que la hicieron ilustre, y el honor dehaber nacido en ella. Muchos consideranque fue escrito con ocasión de la funda-ción de la ciudad de David en Sion; pero¿no implica la mención de Babilonia unafecha posterior? Parece haber sido escritodespués que fueron construidos Jerusalény el Templo y que había una historia dehechos gloriosos de que podía hablarse.

81AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

Salmo 88«Cántico o Salmo para los hijos de

Coré». Esta triste queja no produce laimpresión de un Salmo, ni podemos con-cebir cómo puede ser llamado con unnombre que denota un canto de alabanzao de triunfo; con todo, quizá fue inten-cional llamarlo así para mostrar en quéforma la fe «se gloría también en las tri-bulaciones». Con toda seguridad, si hayalgún cántico de tristeza y un salmo delamentación, es éste.

Los versículos 10-12 nos proporcio-nan una esperanza sustentadora de la re-surrección. Sí, las maravillas de Dios se-rán conocidas en la boca de la sepultura.La justicia de Dios, al dar lo que satisfa-ce la justicia en favor de los miembrosdel Mesías, ha sido manifestada glorio-samente, de modo que esta resurrecciónha de seguir, y la tierra del olvido ha deentregar a sus muertos.

¡Oh mañana de bienaventuranza in-efable, apresúrate! El Mesías ha resuci-tado; ¿cuándo resucitarán todos los queson suyos? Hasta que el día amanezca,tienen que adoptar las exclamaciones las-timeras de su Cabeza, y recordar a suDios, en el tono de Hemán ezraíta, lo quetodavía tiene que realizar. «¿Manifesta-rás tus maravillas a los muertos?», etc.Andrew A. Bonar.

Salmo 89Hemos llegado al majestuoso Salmo

del Pacto, que, según la ordenación ju-día, es el último del tercer libro de losSalmos. Es la expresión del creyente enpresencia de un gran desastre nacional,en súplica a Dios, presentando el granargumento de los acuerdos del pacto yesperando liberación y ayuda debido a lafidelidad de Jehová.

El Salmo presente se empareja conel precedente. Es como un «Allegro» es-

piritual al «Penseroso»... El Salmo ante-rior era una endecha de Pasión; éste esun villancico de Navidad. ChristopherWordsworth.

Salmo 90«Una oración de Moisés, siervo de

Dios». Se han hecho muchos intentospara probar que Moisés no escribió esteSalmo, pero nosotros seguimos firmes enla convicción de que lo escribió. La con-dición de Israel en el desierto es tanilustrativa de cada versículo, y 105 gi-ros, expresiones y palabras usadas en élson tan similares a muchas de las quehallamos en el Pentateuco, que las difi-cultades sugeridas, a nuestro modo de ver,son tan ligeras como el aire en compara-ción con la evidencia interna en favor desu origen mosaico. Moisés era un hom-bre poderoso en palabras así como enhechos, y este Salmo creemos que es unade sus declaraciones de peso, digna deponerse al lado de su gloriosa oraciónregistrada en el Deuteronomio.

Este es el Salmo más antiguo, y sehalla entre dos libros de Salmos, comouna composición única en su grandeza yúnica en su antigüedad sublime. Sonmuchas las generaciones de personas afli-gidas que han escuchado este Salmo depie, alrededor de una tumba abierta, y quese han consolado con él aun cuando nohayan percibido su aplicación especial aIsrael en el desierto o no hayan recorda-do el plano mucho más alto en que seencuentran ahora los creyentes.

«El Salmo 90 se puede citar comoquizá la más sublime de las composicio-nes humanas, la más profunda en senti-miento, la más elevada en concepciónteológica, la más magnífica en sus imá-genes. Es verdadera en la descripción queda de la vida humana como atribulada,transitoria y pecaminosa. Verdadera en

82 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

su concepto del Eterno: el Soberano y elJuez; y, con todo, el refugio y esperanzade los hombres, que, a pesar de las prue-bas más severas de su fe, no pierden suconfianza en él, sino que, firmes en ella,suplican, como si lo predijeran, una sa-zón de refrigerio cercana.

«No vemos en este Salmo rastro al-guno de la petulancia u orgullo –una blas-femia en voz baja, en que se disputa lajusticia o la bondad de las ordenacionesdivinas– que con tanta frecuencia da unmatiz ponzoñoso al lenguaje de los queson presa de la angustia, personal o a cau-sa de sus deudos.» Isaac Taylor.

Salmo 91Este Salmo no tiene título, y no tene-

mos manera de averiguar el nombre desu autor o la fecha en que fue compuestocon exactitud. Los expertos judíos con-sideran que cuando no se menciona elnombre del autor, podemos asignar elSalmo al último autor mencionado; sifuera así, éste sería otro Salmo de Moi-sés, el hombre de Dios. Se usan muchasexpresiones aquí similares a las que usaMoisés en el Deuteronomio, y la eviden-cia interna de las expresiones idiomáticaspeculiares señalaría a Moisés como suautor.

En toda la colección no hay Salmomás alentador; su tono es elevado y sos-tenido: la fe en sus aspectos mejores ymás nobles. Un médico alemán acostum-braba a hablar de él como el mejor pre-servador en los tiempos de cólera, y enrealidad es una medicina celestial contrala plaga y la peste. El que puede vivir ensu espíritu no conocerá el temor; inclusosi una vez más Londres pasara a ser unhospital y las tumbas estuvieran rebosan-do de cadáveres.

«Es una de las obras más excelentesde esta clase que se han escrito. Es impo-

sible imaginar nada más sólido, hermo-so, profundo o adornado. Si el latín o al-guna lengua moderna pudiera expresardel todo la hermosura y elegancia, asícomo las palabras de sus frases, no seríadifícil persuadir al lector de que no haypoema comparable con esta oda hebrea,ni en griego ni en latín.» Simon De Muis.

El Salmo 90 habla del hombre mar-chitándose bajo la ira de Dios a causa delpecado. El Salmo 91 nos habla de unhombre que podía hollar al león o la ví-bora bajo sus pies. Indudablemente elTentador tenía razón al referirse a esteSalmo cuando tentó «al Hijo de Dios»(Mateo 4:6). William Kay.

Salmo 92«Cántico para el sábado». Esta com-

posición admirable es, a la vez, un salmoy un cántico, lleno en igual medida desolemnidad y gozo, y fue escrito para sercantado en el Día de Reposo. El tema esla alabanza a Dios; la alabanza es la obrasabática, la ocupación gozosa de los co-razones en reposo. Nadie que conozca elestilo de David vacilará en adscribirle lapaternidad de este himno divino; laslucubraciones de los rabinos que dicenque fue compuesto por Adán sólo semencionan para ser descartadas. Adán enel paraíso no tenía ni arpas ni enemigoscon los que contender.

Salmo 93Este breve Salmo carece de título o

de nombre del autor, pero el tema es evi-dente, ya que se enuncia en su primeralínea. Es el Salmo de la Soberanía Om-nipotente: Jehová, a pesar de la oposi-ción, reina supremo. Es posible que altiempo en que fue escrita esta oda, la na-ción estuviera en peligro de sus enemi-gos, y las esperanzas del pueblo de Diosrecibieron aliento al recordar que el Se-

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ñor era todavía Rey. ¿Qué consolaciónmás dulce y más segura podían desear?

Salmo 94El escritor ve a los malvados en el

poder y le duele su opresión. Su sentidode la soberanía divina, de la cual ha can-tado en el Salmo anterior, le lleva a ape-lar a Dios, el gran Juez de la tierra; lohace con gran vehemencia e insistencia,evidentemente escociéndole el látigo delopresor.

Confiado en la existencia de Dios yasegurado de su escrutinio personal delos actos de los hombres, el Salmista re-prende a sus adversarios ateos y procla-ma su triunfo en su Dios; interpreta tam-bién la severa dispensación de la Provi-dencia como una disciplina en gran ma-nera instructiva, y considera felices a losque la soportan.

El Salmo es otra discusión patéticadel antiguo enigma: «¿Por qué prospe-ran los impíos?». Es otro ejemplo de unhombre bueno perplejo por la prosperi-dad de los inicuos, que alienta su cora-zón al recordar que, después de todo, hayun Rey en el cielo, el cual dice la últimapalabra sobre el gobierno de las cosas.

Salmo 95Este Salmo no tiene título, y todo lo

que sabemos de su paternidad es que Pa-blo lo cita como «de David» (Hebreos4:7). Es verdad que esto puede significarmeramente que se halla en la colecciónconocida como los Salmos de David;pero, si esto fuera lo que quiere decir elapóstol, habría sido más natural que hu-biera dicho: «dicen los Salmos»; por loque nos inclinamos a creer que David fueel verdadero autor de este poema. Lo lla-maremos «El Salmo de la Provocación».

«Este Salmo es citado dos veces enla Epístola a los Hebreos como una ad-vertencia a los cristianos judíos de Jeru-salén, en los días del escritor, para queno vacilen en la fe y no desprecien laspromesas hechas por Dios a sus padresen el desierto, no sea que no puedan en-trar en su descanso». (ChristopherWordsworth).

Salmo 96Este Salmo está tomado evidente-

mente del cántico sagrado que Davidcompuso al tiempo en que «fue puesta elarca en medio del tabernáculo que Davidhabía preparado para ella, y ellos ofre-cieron holocaustos y ofrendas de paz de-lante de Dios». Ver el capítulo 16 del pri-mer libro de Crónicas. Es un gran himnomisionero, y es extraño que los judíospudieran leerlo y persistir en su exclusi-vismo.

Este Cántico es uno e indivisible, unatavío de alabanza sin costura, tejido dearriba abajo.

«La madre enseña a su hijo a pronun-ciar un himno antes que él comprenda sualcance y su significado plenos. Y lo mis-mo aquí, en este Salmo santo, la Jerusa-lén de arriba, la madre de todos nosotros,nos entrena en la pronunciación de uncántico apropiado a la época de la gloriamilenial, cuando el Moloc de la opresión,el Mamón de nuestra avaricia, el Astarotde la lujuria, todo credo erróneo, todareligión falsa, habrá dado lugar a la ado-ración del Dios vivo y único verdadero:a la fe y el amor de Jesucristo. «Que to-dos los pueblos te alaben, oh Dios; quetodos los pueblos te alaben». (W. H.Goold).(Continuará).

(Extractado de El Tesoro de Davidde C. H. Spurgeon).

* * *

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La epístola a los Efesios.

Viendo a Cristo

Stephen Kaung

Lecturas: Efesios 1:9-10; 3:9-11.

La Biblia es la revelación de Jesu-cristo y nosotros la estudiamoscon el objetivo de conocer a Cris-

to. Ese es el único motivo por el cual laPalabra nos fue dada. Allegarnos a laPalabra para conocer a Cristo es el únicomodo de entender verdaderamente lo quela Biblia tiene para nosotros.

Es por eso que deseamos ver a Cris-to en cada uno de los libros de la Biblia.Iniciamos esta serie de estudios con ellibro de Mateo y continuamos con losdemás libros del Nuevo Testamento has-ta llegar ahora a estudiar la Carta a losEfesios, o sea, queremos ver a Cristo através de la Iglesia.

Hay una semejanza entre el libro deHechos y la carta a los Efesios. En el li-bro de Hechos, vemos al Señor resucita-

do haciendo y enseñando por medio desu cuerpo colectivo, el cual es la Iglesia.En la carta a los Efesios, vemos nueva-mente al Señor Jesucristo, pero ahora,como Cabeza de su Iglesia. Hay, sin em-bargo, una diferencia: en el libro de He-chos se nos presenta un hecho: Cristo esvisto en su cuerpo. En Efesios, lo que senos presenta es una enseñanza: la ense-ñanza de Cristo en la Iglesia. Es maravi-lloso constatar que Dios siempre nos pre-senta hechos en primer lugar y, posterior-mente, nos revela el significado de esoshechos.

En el libro de Hechos se nos mues-tra el siguiente hecho: la Iglesia, en ver-dad, es Cristo; el propio Cristo haciendola obra y enseñando, del mismo modoque él lo hacía por medio de su cuerpo

en la iglesia

85AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

humano mientras estaba aquí en la tie-rra. Igualmente, vemos que, en el librode Hechos, el Señor tomó sobre sí uncuerpo colectivo y, por medio de ese cuer-po colectivo, él continuó haciendo y en-señando. Ese es el hecho. En la carta alos Efesios, encontramos la interpreta-ción, la enseñanza.

Esta carta fue escrita por Pablo cuan-do él estaba en la prisión de Roma. Físi-camente, él estaba limitado; no podíaactuar libremente ni moverse en mediodel pueblo de Dios. Pero, gracias a Dios,él no estaba limitado en su espíritu. Alcontrario, su espíritu subió al tercer cieloy allá vio el misterio de Dios. Pablo sepropuso compartir ese misterio de Dioscon los cristianos de Éfeso y, naturalmen-te, con nosotros también.

La carta a los Efesios nos revela aCristo como la Cabeza de la Iglesia, lacual es su cuerpo. Este es el misterio dela voluntad de Dios. En 1ª Corintios 2,Pablo dice: «me propuse no saber entrevosotros cosa alguna, sino a Jesucristo,y a éste crucificado». Sin embargo, esono significa que Pablo no supiese nadaademás de eso; no quiere decir que, apartede esa enseñanza fundamental sobre Cris-to –Cristo crucificado– Pablo no supiesenada más. El propio Pablo va a decir acontinuación: «Sin embargo, hablamossabiduría entre los que han alcanzadomadurez», una sabiduría que es desco-nocida del mundo y de sus representan-tes. Es la sabiduría de Dios en misterio;una sabiduría que estaba escondida des-de los siglos y que está relacionada connuestra gloria. Subrayamos, entonces,que aquí no hay contradicción. Jesucris-to, y éste crucificado, es el fundamento,pero aquella sabiduría sobre la cual Pa-blo está hablando, la sabiduría de Diosen misterio, es edificada sobre este fun-damento. Es el mismo Cristo.

Así pues, en la carta a los Efesios,Pablo va a tratar principalmente con esta«sabiduría de Dios en misterio». Él nosva a conducir desde la eternidad pasadaa través del tiempo, hasta hacernos pene-trar en la eternidad futura. O sea, Pablova a tratar en esta carta acerca del eternopropósito de Dios.

Queridos hermanos, Dios tiene unpropósito eterno. ¿Por qué lo llamamospropósito eterno? Porque se originó enDios en la eternidad pasada. Antes quehubiese tiempo, antes de la creación, Dioshabía designado en sí mismo un propó-sito según el beneplácito de su voluntad.Desde entonces, él ha trabajado a lo lar-go de las épocas hasta que él mismo rea-lice ese propósito en la eternidad futura.Aquello que Dios, en la eternidad pasa-da, se propuso hacer, debe ser realizado,o mejor, sin ninguna duda, será íntegra-mente realizado porque Dios no falla. Suobra, sin embargo, es realizada en el tiem-po. De esa forma, él hizo el tiempo comoun período o períodos en los cuales élpuede realizar su eterno propósito. Estees el real significado del tiempo y es eneste tiempo que estamos viviendo actual-mente.

¿Cuál es, entonces, este propósitoeterno que se originó en el propio Diosen la eternidad pasada? Es simplementeesto: «Reunir todas las cosas en Cristo».Concentrar, incluir, hacer que todo ven-ga a resumirse en Cristo. Dios amó tantoa su Hijo unigénito, que deseaba expre-sar este amor a él. Es dándose como elamor se expresa a sí mismo, y Dios amótanto a su Hijo que se propuso darle to-das las cosas. Esa es la razón por la cualél creó todas las cosas. Él creó los cielos,la tierra y todo lo que en ellos hay parasu Hijo amado. Las montañas, los océa-nos y las planicies, todo fue creado paraél. Los pájaros, los peces y demás ani-

86 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

males fueron creados para su Hijo. In-cluso los seres celestiales y todos los se-res humanos fueron creados para su Hijo.Él creó todas las cosas en su Hijo, por suHijo y para su Hijo, para que él pudieseheredar todas las cosas y en él puedanreunirse todas las cosas. Ese es el eternopropósito de Dios. Nosotros sabemosque, en la eternidad venidera (la cual cier-tamente está viniendo), esto se converti-rá en realidad. Todas las cosas serán re-unidas en él.

¿Cuál es el significado de la palabra«reunir»? La expresión «reunir», o «con-centrar en sí» todas las cosas, o «englo-bar en sí» es utilizada dos veces en elNuevo testamento. Una vez en este pa-saje de Efesios 1 y otra en Romanos 13:9-10: «Porque: No adulterarás, no matarás,no hurtarás, no dirás falso testimonio, nocodiciarás, y cualquier otro mandamien-to, en esta sentencia se resume: Amarása tu prójimo como a ti mismo. El amorno hace mal al prójimo; así que el cum-plimiento de la ley es el amor».

Hay muchos mandamientos, perocualquiera que sean, todos se reúnen, seresumen, se concentran en una sola pala-bra: amor. El amor es la totalidad de losmandamientos. El amor da significado atodos los mandamientos y es el únicomodo a través del cual todos los manda-mientos pueden ser cumplidos; por lotanto, todos los mandamientos «conver-gen» hacia el amor. El amor resume to-dos los mandamientos. En él se concen-tran todos. De la misma forma, todas lascosas convergen en Cristo. Todas las co-sas, sean las que fueren, incluso usted oyo, los ángeles – todo converge haciaCristo. Él es el mismo significado de to-das las cosas, es él quien da significado atodo. En él todas las cosas se unen enarmonía y unidad. Él es el propósito detodas las cosas. Nosotros sabemos que,

en la eternidad futura, eso se tornará unarealidad manifiesta. Gracias a Dios poreso.

No hay problemas en la eternidadpasada. Cuando Dios estableció su pro-pósito no hubo discusión, ni oposición,ni ninguna opinión divergente. De la mis-ma manera, no habrá problemas en laeternidad futura, porque todo aquello queDios se propuso hacer habrá sido reali-zado. No habrá más oposición ni conflic-tos. Dios va a obtener lo que siempredeseó para su Hijo.

Sin embargo, en el tiempo, hay innu-merables problemas. Después de haberestablecido Dios su propósito y comen-zado a crear todas las cosas, los proble-mas comenzaron a aparecer. Primera-mente ocurrió la rebelión del arcángelLucifer. El arcángel creado por Dios serebeló contra él y se convirtió en un de-monio, un adversario de Dios y, por cau-sa de eso, la tierra se convirtió en un caos.En el libro de Génesis, cuando Dios re-creó la tierra, al restaurarla para que fue-se habitable, él creó al hombre y puso elplaneta bajo su control. El hombre cayóen pecado y una vez más el mundo fuelanzado a la vacuidad y la ruina. Pero,gracias a Dios, él está trabajando. Pormedio de su amado Hijo, nuestro SeñorJesucristo, él redimió y reconcilió consi-go todas las cosas y las trajo de vuelta ala plenitud de Dios. Él no sólo nos redi-mió por su sangre preciosa, sino que suredención alcanza a todo el Universo y,debido a la obra que él realizó en la cruzdel Calvario, él reconcilió todas las co-sas a la plenitud de Dios.

Dios también había designado en supropósito que habría un pueblo, la Igle-sia, que sería la novia de su amado Hijo,la cual compartiría su gloria y tambiénsu responsabilidad; de su vida, y tambiénde su trabajo. Eso es parte del eterno pro-

87AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

pósito de Dios para su Hijo. Es en estepunto que usted y yo tenemos participa-ción. Agradó a Dios que, en la medidaque dio todas las cosas a su Hijo, que suHijo compartiese todas las cosas, inclu-so su gloria con un pueblo redimido – laIglesia. Es el placer y la satisfacción deDios, después de haber concluido la obrade la redención a través de Cristo en latierra, permitir que su pueblo participeen la realización de este propósito eternoen su Hijo y para su Hijo.

Siempre recuerdo una historia queilustra muy bien este hecho. Un día unpadre cargaba una mesa. Era una mesamuy pesada, pero el padre era lo bastan-te fuerte para levantarla y cargarla. Estepadre tenía un hijo pequeño que, cuandovio que el padre tenía que cargar aquellamesa, inmediatamente se dispuso a ayu-darlo. Así, el padre aseguró un lado de lamesa y el hijo el otro lado y ellos carga-ron aquella mesa. El pequeño niño, envez de ayudarlo, se tornó, en verdad, enun peso extra. El padre sabía que estabacargando no sólo la mesa, sino tambiénal hijo. Cuando ellos finalmente conclu-yeron, el hijo dijo: «Nosotros cargamosla mesa juntos».

Queridos hermanos, esa es una bellailustración. Toda la obra fue realizada pornuestro Señor Jesús, pero él tiene placeren permitir que trabajemos juntos con él.En verdad, nosotros somos para él unpeso extra (si usted no lo es, yo sé que losoy). Pero él voluntariamente carga elpeso extra y lleva la obra adelante paraque el propósito del Padre pueda reali-zarse. Gracias a Dios por eso.

Es algo maravilloso cuando Dios de-cide hacernos participantes del propósi-to eterno con relación a su Hijo. Él nodesea que participemos en forma pasiva– mecánicamente, técnicamente. Él quie-re que tomemos parte en su propósito de

forma viva, espiritual, real, experimen-tal. Es por esta razón que la primera cosaque él desea que conozcamos es el mis-terio de su voluntad.

La voluntad de Dios es un misterio.¿Quién conoció la mente de Dios?¿Quién podía saber lo que pasaba en elcorazón de Dios? ¿Quién sabía lo quehabía por detrás de todas sus obras eneste período que llamamos tiempo?¿Quién sabía cuál era el objetivo que Diospretendía alcanzar? Nadie sabía. Era unmisterio. No sólo los animales descono-cían eso, sino que tampoco los ángelesno lo sabían. Es un misterio escondidoen Dios. La voluntad de Dios es un mis-terio. Sin embargo, piense en esto: agra-dó a Dios hacernos conocer el misteriode su voluntad. Pero ¿quién somos no-sotros?

Hermanos, el hecho de que Dios nohaya revelado el misterio de su voluntada los ángeles es algo que toca mi corazónprofundamente. En verdad, los ángeles

Toda la obra fue realizadapor nuestro Señor Jesús,pero él tiene placer en per-mitir que trabajemos jun-tos con él. En verdad, no-sotros somos para él unpeso extra (si usted no loes, yo sé que lo soy). Peroél voluntariamente cargael peso extra y lleva la obraadelante para que el pro-pósito del Padre puedarealizarse.

88 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

vendrán a conocer el misterio de Dios pormedio de la iglesia, los redimidos delSeñor. Nosotros pecamos, nosotros estu-vimos muertos en nuestros pecados ytransgresiones; nuestra mente estabaentenebrecida; estábamos alienados de lavida de Dios; nos tornamos sus enemi-gos; nosotros lo odiábamos; nos rebela-mos contra él. Aún así, en su amor y sumisericordia, por medio de la gracia deJesucristo, él no sólo nos salvó, sino nosdio a conocer el misterio de su voluntad.Él no nos trató como esclavos, sino comoamigos.

Sin embargo, a fin de darnos a cono-cer el misterio de su voluntad, él precisóatraernos primeramente a sí mismo. Pre-cisaba traernos a una relación viva con élde forma que nuestro conocimiento desu voluntad no fuese sólo un conocimien-to exterior, sino un conocimiento vivo yexperimental del misterio de su volun-tad. No se trata de recibir una enseñanza,sino de tener una enseñanza basada en laexperiencia. Si todo lo que usted sabe esmera enseñanza, entonces lo que ustedtiene es una doctrina. Pero si la enseñan-za que usted tiene se basa en la experien-cia, entonces usted tiene vida. Dios de-sea que conozcamos su voluntad en for-ma viva.

En el primer capítulo de Efesios,cuando Pablo está intentando describireste misterio, él percibe que es algo queestá más allá de su capacidad. A fin dehacer conocido el misterio de la volun-tad de Dios para nosotros, es necesarioque él primeramente nos bendiga contoda bendición espiritual en los lugarescelestiales en Cristo Jesús. Es por eso queél nos bendice. ¿Cuáles son estas bendi-ciones espirituales con las cuales él nosbendice en Cristo Jesús? Nos escogió enél antes de la fundación del mundo. An-tes de la fundación del mundo, Dios nos

había escogido en Cristo Jesús. No fueusted quien lo escogió. Él lo escogió austed incluso antes de la fundación delmundo, mucho tiempo de que usted hu-biera nacido. Él lo escogió a usted enCristo y le predestinó para ser su hijo. Éldice: Un día, éste a quien escogí para serhijo, se tornará un hijo según mi HijoUnigénito. ¡Maravilloso! Este escogidopodrá ser santo e irreprensible delante deél. Hay solamente un modo de ser santose irreprensibles delante de Dios, o sea,en amor, porque «el amor cubre multi-tud de pecados».

A continuación está escrito: «nos hizoaceptos en el Amado». En la traduccióninglesa de Darby la expresión «hizoaceptos» se traduce como «favorecer» yeso significa que Dios nos favoreció enel Amado. En otras palabras, Dios estádiciendo: «Ustedes son mis favorecidos».Dios está siendo parcial con usted, peroél es imparcialmente parcial porque él esparcial para todos.

Él nos redimió por su sangre. ¡Quégran precio él pagó! Cristo necesitó de-rramar su sangre para redimirnos segúnlas riquezas de su gracia.

Él nos dio una herencia en los cielos.¡Oh, que podamos conocer la esperanzade nuestro llamamiento. Somos llama-dos para ser el cuerpo de Cristo, y la es-peranza de este cuerpo es, al alcanzar lamadurez, convertirse en la novia de Cris-to.

Nosotros debemos conocer la gloriade su herencia en los santos. ¡No sólosomos nosotros los que heredamos a Cris-to, y qué bendita herencia es ésta! PeroCristo va a heredarnos también. Noso-tros llegaremos a ser una herencia ricapara Cristo.

También debemos conocer la supre-ma grandeza de su poder para con los quecreemos. Oh, el poder con el cual Dios

89AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

obra en nosotros es nada menos que elpoder que levantó a Jesús de los muertosy lo sentó a la diestra de Dios por encimade todas las cosas. Es este mismo poderque opera en nosotros.

Hermanos, él hizo todas las cosas enCristo para que percibiésemos que Cris-to es todo. Es en Cristo que fuimos esco-gidos. Es por causa de Cristo que recibi-mos la filiación. Es por causa de la san-gre de Cristo que nos tornamos cohere-deros con Cristo. Todo lo que nosotrosexperimentamos por la gracia de Dios esCristo. Dios se propuso hacer de Cristotodo para nosotros, él debe ser todo ennuestras vidas. Eso es reunir todas lascosas en Cristo.

En el capítulo 2 de Efesios se nosmuestra que todo eso es verdadero a ni-vel individual. Cuando estábamos muer-tos en delitos y pecados, su amor, mise-ricordia y gracia, vinieron sobre nosotrosde modo que nosotros no sólo fuimoslevantados de los muertos, sino tambiénsentados juntamente con Cristo en lasregiones celestiales. De la misma forma,corporativamente, vemos que nosotros,estando todos separados, ahora estamossiendo formados un nuevo hombre enCristo Jesús. Somos reunidos para Diosen Cristo Jesús. Todas estas cosas quefueron hechas para nosotros, así comotodo lo que hemos recibido y experimen-tado, tiene un único objetivo: que poda-mos llegar a un conocimiento real delmisterio de la voluntad de Dios. El mis-terio de la voluntad de Dios debe ser rea-lizado primeramente en nosotros. Nodebemos sólo entender con nuestras men-tes, sino que también debe tornarse reali-dad en nuestras vidas. En verdad, la igle-sia puede decir: Todas las cosas estánsiendo reunidas en Cristo. Cristo es eltodo. Él es el significado de todo. Él dasentido a todas las cosas, y él es todo para

nosotros. Ese es el testimonio de la igle-sia, el cual debe ser revelado a nosotrospara que vengamos a conocer el misteriode la voluntad de Dios.

¿Usted sabe cuál es el misterio de lavoluntad de Dios? ¿Usted sabe que lavoluntad de Dios es que su Hijo puedatener la preeminencia sobre todas las co-sas? ¿Usted sabe que la voluntad de Dioses reunir todas las cosas en Cristo, hacerque todo sea totalizado en él y que Cristopueda ser manifestado en todas las co-sas? ¿Usted sabe que él debe ser glorifi-cado en todas las cosas? ¿Usted sabe queeste es el misterio de la voluntad de Dios?Pero, si nosotros no sabemos, entonces¿quién sabe? Si usted le pregunta a unángel, él le dirá: «Yo no sé cuál es el mis-terio de la voluntad de Dios. Yo he vistomuchos hechos poderosos de Dios y séque él está trabajando para alcanzar al-gún objetivo, pero ¿qué objetivo es ese?Explíqueme, por favor».

La iglesia no debe sólo enseñar almundo visible, sino también al mundoinvisible el misterio de la voluntad deDios. Este es el significado de Efesios3:10: «Para que la multiforme sabiduríade Dios sea ahora dada a conocer pormedio de la iglesia a los principados ypotestades en los lugares celestiales».

Primeramente, Dios nos hace cono-cer el misterio de su voluntad de modovivo, experimental, real. Entonces, a tra-vés de nosotros –la Iglesia, los redimi-dos– Dios planea dar a conocer toda sumultiforme sabiduría a los principados ypotestades en las regiones celestiales.Esos principados y potestades en la re-giones celestiales no se refieren a los re-yes, nobles y señores de esta tierra. Tam-bién es verdad que Dios quiere dar a co-nocer el misterio de su voluntad al mun-do por medio de la Iglesia, pues, de otromodo, el mundo nunca lo conocería; pero,

90 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

además de eso, él quiere que eso sea co-nocido por los principados y potestades.La mayoría de los comentaristas bíbli-cos concuerda que los principados y po-testades en este versículo se refieren a losángeles buenos, habiendo clasificado alos ángeles en dos categorías: los buenosy los malos. Los ángeles buenos sonaquellos que obedecen a Dios y ejecutansu voluntad. Los ángeles malos son losque se rebelaron contra Dios juntamentecon Lucifer, el arcángel.

Estos principados y autoridades, osea, los ángeles buenos, son más inteli-gentes que el hombre en cuanto al cono-cimiento. Sin embargo, ellos no sabentodas las cosas; no poseen una sabiduríailimitada. Saben más que nosotros, perono lo saben todo. Ellos necesitan ser en-señados; ¿y quién les va a enseñar la sa-biduría de Dios? La Iglesia. Cuando ellosvean lo que Dios está operando en losredimidos, cuando vean a los redimidosentrando en la realidad de Cristo, enton-ces serán abiertos sus ojos para conocerel eterno propósito de Dios. Nosotrosenseñaremos a los ángeles la sabiduríade Dios.

La mayoría de los comentaristas bí-blicos cree que este versículo se refiere alos ángeles buenos porque la única cosaque los ángeles malos van a conocer esel poder y la autoridad de Dios. Solamen-te los ángeles buenos quieren conocer lasabiduría de Dios. No obstante, la Igle-sia, no sólo enseñará la sabiduría de Diosa los ángeles buenos, sino también haráque los ángeles malos vengan a conocerel poder y la autoridad de Dios (Eso estáen Efesios 6). Después que Cristo con-cluyó todas las cosas en la cruz del Cal-vario, él dio su victoria a la Iglesia paraque ella la pusiese en práctica y concre-tase el propósito de Dios de modo quelos ángeles malos viniesen a conocer el

poder de Dios. Nosotros debemos levan-tarnos y estar en pie. Estar en pie es per-manecer firmes. Esta es la carta a losEfesios.

Si Cristo debe ser visto a través de laIglesia, entonces primeramente usteddebe saber qué es la Iglesia. Si usted nosabe eso, ¿cómo podrá ver a Cristo a tra-vés de la Iglesia? La carta a los Efesioses una carta maravillosa que trata sobreeste tema: qué es la Iglesia. Si usted quieresaber lo que es la Iglesia, no mire a sualrededor, usted nunca la descubrirá deesa forma. Si usted quiere saber lo que esla Iglesia, no busque ni siquiera en la his-toria de la Iglesia, porque lo que usted vaa encontrar es el Cristianismo oficial. Parasaber lo que es la Iglesia, lea la carta a losEfesios. En ella encontrará usted la reve-lación de la Iglesia de Dios.

El Cuerpo de CristoLa Iglesia es el cuerpo de Cristo,

Aquel que todo lo llena en todo. La Igle-sia es la plenitud de Cristo. Es exacta-mente como mi cuerpo es la plenitud demi cabeza. Toda la sabiduría, los planes,todo el propósito, toda la autoridad ygobierno – todo está en la cabeza. Sinembargo, la cabeza se completa en elcuerpo de modo que el cuerpo se tornaen la plenitud de la cabeza. Eso es la Igle-sia – la Iglesia es el cuerpo de Cristo. Todala sabiduría, todas las insondables rique-zas de Cristo están depositadas, almace-nadas en aquel cuerpo, y Cristo dice: «Esoes mi plenitud».

Este cuerpo de Cristo no debe sólocontener todas las insondables riquezasde Cristo, sino debe también manifestarsu gloria. El cuerpo siempre está vesti-do; la cabeza es quien aparece. La Igle-sia no debe hablar de sí misma. La Igle-sia no tiene como propósito mostrar almundo cómo es ella: una torre cuya cús-

91AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

pide llegue al cielo. La torre de Babel esasí, no la Iglesia. La Iglesia tiene comopropósito revelar a Cristo. Cuando laspersonas entran en la asamblea del pue-blo de Dios, es a Cristo a quien ellos de-ben ver. Dios está en nuestro medio yellos se postrarán y adorarán a Dios. LaIglesia es la plenitud de Cristo; deberíaestar siempre cubierta, vestida, nuncadebería estar expuesta – Cristo, nuncanosotros mismos. Que Cristo sea exalta-do y visto, que él crezca y que yo dismi-nuya. Eso es la Iglesia.

La Iglesia es el cuerpo de Cristo. Através de ella, Cristo puede continuarhaciendo y enseñando. Todavía hay mu-cho que tiene que ser hecho y él lo estáhaciendo en la Iglesia y a través de ella.La Iglesia no tiene enseñanza propia. Ellaenseña lo que Cristo enseña. La Iglesiano tiene su propia obra. El trabajo queella realiza es el trabajo de Cristo. ¿Esta-mos viendo a Cristo en la Iglesia? Si todolo que nosotros vemos es el cuerpo, y novemos la Cabeza – eso es una abomina-ción. Que Cristo sea visto en la Iglesia.Si Cristo no es visto, entonces significaque fracasamos. Es una falsa representa-ción; y el mayor pecado en todo el uni-verso es el pecado de la falsa representa-ción. Oh, que nosotros podamos repre-sentar a Cristo de un modo real.

Un Nuevo HombreLa Iglesia es un nuevo hombre. (Ver

Efesios 2:15). En Adán – el viejo hom-bre; en Cristo – el nuevo hombre. EnAdán todos morimos, en Cristo todossomos vivificados. En Adán fuimos to-dos divididos; en Cristo somos hechosuno. No hay ni judío ni gentil; ni circun-cisión ni incircuncisión; ni bárbaro niescita; ni esclavos ni libres, sino que Cris-to es todo para todos. Él es todo en to-dos. Esto es el nuevo hombre – un nuevo

hombre. En el mundo, usted tiene los ju-díos; pero en la Iglesia no hay judío. Enel mundo existen los griegos y los genti-les, pero en la Iglesia no hay gentiles. Enel mundo existen los bárbaros (innume-rables) y los escitas, lo que es peor, por-que los escitas eran más bárbaros que losmismos bárbaros. Si usted conoce la His-toria, sabe que los escitas fueron los másbárbaros de toda la humanidad. Así a losojos de Dios, no hay nación civilizada; ousted es bárbaro o es escita. Usted sóloes civilizado en Cristo. En el mundo, us-ted encuentra todas esas discriminacio-nes y distinciones naturales; sin embar-go, no hay lugar para eso en el nuevohombre, porque somos todos uno en Cris-to Jesús.

Hermanos, cuando ustedes miran aun hermano o una hermana, ¿qué ven?¿Usted ve un chino, o ve a Cristo? Si us-ted ve un chino es una lástima, no sólopor usted, sino también por mí. En la Igle-sia, no hay chinos, ni americanos, ni ne-gros o blancos, ni amarillos o rojos. Enla Iglesia, no hay doctores ni analfabe-tos. En la Iglesia, no hay señores ni es-clavos. Sí; en el mundo tenemos todasesas cosas, pero en la Iglesia no. Cuandonos reunimos en torno de la mesa delSeñor, somos todos hermanos y herma-nas en Cristo Jesús. Somos uno. Nadapuede separarnos de Cristo; nada puedesepararnos uno de otros porque el amorde Cristo es el que nos mantiene unidos.La Iglesia es el nuevo hombre y, cuandolas personas ven la unidad del pueblo deDios, perciben que esto no es algo posi-ble naturalmente. Es sobrenatural. EsCristo quien nos hace uno. Este es nues-tro testimonio.

Conciudadanos de los santos¿Qué es la iglesia? Nosotros somos

conciudadanos de los santos (Ver Ef.

92 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

2:19). La Iglesia es el reino de Dios so-bre la tierra. Dios «nos libró de la potes-tad de las tinieblas y trasladó al reino desu amado Hijo» Ahora nosotros estamosen el reino de Dios, somos conciudada-nos. Nuestra ciudadanía está en el cielo.Nosotros somos extranjeros y peregrinossobre la tierra y, sin embargo, tenemosuna ciudadanía. Nuestra ciudadanía estáen el cielo.

Cuando recordamos que el reino deDios está en nuestro medio, entonces nosdamos cuenta que, como pueblo de Dios,debemos someternos completamente a laautoridad de nuestro Rey-Cristo. Si so-metemos nuestras vidas al gobierno deCristo nuestro Rey, entonces expresare-mos su reino en realidad. Si, en cambio,en nuestras propias vidas nos rebelamoscontra la autoridad de Cristo, ¿cómo po-dremos expresar el reino de Dios sobrela tierra? El mundo está lleno de rebe-lión, ¿y nosotros? La Iglesia es el reinode Dios, pero este reino es el reino delHijo de Dios. En Mateo 17, Cristo setransfiguró en el monte y entonces ellosoyeron una voz: «Este es mi Hijo ama-do, a él oíd». Eso es el reino. Para queestemos en el reino de Dios, nuestra acti-tud siempre debe ser: «¿Qué quieres de-cir, Señor?». Esta es una actitud de obe-diencia, de sumisión. Y, si nosotros nossometemos al Hijo de Dios, individual ycolectivamente, entonces el mundo veráa Cristo. Su autoridad será manifestada através de nosotros. Su voluntad será rea-lizada a través de nosotros.

La casa de DiosLa Iglesia es la casa de Dios o la fa-

milia de Dios. (Ver Ef. 2:19). Nosotrosno somos sólo un reino, somos una fa-milia. Gracias a Dios, somos una granfamilia. Cuando usted piensa en una fa-milia, la primera cosa que usted busca

son las semejanzas. A veces al mirar auna persona, inmediatamente pensamos:«Usted debe pertenecer a aquella fami-lia». Eso nos recuerda un dicho judío:«Basta mirar mi nariz y usted sabrá minacionalidad. El mapa de Jerusalén estádiseñado en mi rostro». Hay una seme-janza entre las personas de una mismafamilia. Si pertenecemos a la familia deDios, debemos ser semejantes a nuestroPadre celestial. Debemos ser parecidoscon nuestro hermano mayor, porque Dioshizo que su Hijo Unigénito fuese el pri-mogénito entre muchos hermanos. Él nosdio su vida y con esta vida nosotros cre-ceremos y nos haremos cada vez mássemejantes a él. ¿Estamos creciendo?¿Estamos pareciéndonos a la familia?Pienso que esa es una pregunta muy im-portante para nosotros mismos.

Habitación de Dios en el EspírituLa Iglesia es la habitación de Dios en

el Espíritu (Ef. 2:22). Dios, en su Espíri-tu, habita en la Iglesia. Cuando pensa-mos en la palabra habitación, de inme-diato nos viene a la mente aquella fraseque el Señor dijo: «Sobre esta roca edifi-caré mi iglesia, y las puertas del Hadesno prevalecerán contra ella». Cristo nosestá edificando, nos está colocando jun-tos como piedras vivas sobre sí mismoque es el fundamento, y estamos siendoedificados juntos sobre Cristo. El resul-tado de eso es que Dios va a habitar ennuestro medio. Donde estuvieren dos otres reunidos en mi nombre, yo estaré enmedio de ellos. Eso es la casa de Dios.

¿Nos estamos destruyendo unos aotros y provocando separación o estamosedificándonos unos a otros? ¿Estamosluchando y peleando unos contra otros,o nos estamos mutuamente edificando,exhortando y animando? ¿Estamos edi-ficando con oro, plata y piedras precio-

93AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

sas, las cuales representan la vida de Dios,la redención de Cristo y la obra del Espí-ritu Santo? ¿O estamos edificando conmadera, heno y hojarasca, los cuales re-presentan la naturaleza humana, el esfuer-zo humano y nuestras ideas propias?¿Qué estamos haciendo?

La Iglesia es la habitación de Dios ydebe, por lo tanto, ser habitada por él. Loque importa en verdad, no es lo que austed le gusta, sino lo que a él le gusta.No es usted quien debe sentirse confor-table, sino es Dios quien precisa sentirsebien en esta habitación. La cuestión prin-cipal no es: ¿Usted está satisfecho?, sino:¿Dios está satisfecho? La Iglesia es lahabitación de Dios. Cuando visitamosuna casa, inmediatamente pasamos a co-nocer los hábitos, o temperamento, laspreferencias y las cosas que desagradanal propietario de aquella casa. Al mirar ladecoración de la casa, la disposición delos muebles, la limpieza y los arreglos,usted puede ver al dueño de casa, porqueen la casa se va a manifestar aquello queel dueño es. Esto es la Iglesia.

El misterio de CristoLa Iglesia es el misterio de Cristo (Ver

Ef. 3:4). El misterio de Dios es Cristo,pero el misterio de Cristo es la Iglesia. Siusted quiere conocer a Dios, usted tieneque conocer a Cristo. El Señor dijo:«Hace tanto tiempo que estoy con voso-tros ... ¿cómo dices tú: Muéstranos alPadre?». De la misma manera, el miste-rio de Cristo es la Iglesia. Si usted quiereconocer a Cristo, mire a la Iglesia. Enella usted debería reconocer a Cristo.Lamentablemente, hoy en día eso no estáocurriendo. Pero la Iglesia es el misteriode Cristo. La Iglesia revela a Cristo por-que ella es Cristo. En 1ª Corintios 12:12está escrito que hay un cuerpo y muchosmiembros: «Porque así como el cuerpo

es uno, y tiene muchos miembros ... sien-do muchos, son un solo cuerpo, así tam-bién Cristo». Es el cuerpo de Cristo conmuchos miembros, cada miembro no esun cuerpo, sino que todos esos miembrosconstituyen un cuerpo. La Biblia dice:«...así también Cristo». Si nosotros estu-viésemos escribiendo 1ª Cor. 12:12-13,probablemente escribiríamos: «Así tam-bién es la Iglesia». Pero el Espíritu Santodice: «Así también Cristo», porque laIglesia no es otra cosa sino Cristo expre-sándose colectivamente. Es Cristo enusted, Cristo en mí, Cristo en cada unode nosotros y en todos nosotros juntos,todos manifestando a Cristo. Recuerde:la Iglesia no es edificada por usted y pormí. La Iglesia es edificada por Cristo enusted y Cristo en mí; y usted y yo tene-mos que ir a la cruz. La Iglesia es el mis-terio de Cristo.

La novia de CristoLa Iglesia es la novia de Cristo (Ver

Ef. 5:23). Cuando pienso en la novia deCristo, la primera cosa que me viene a lamente es que debe haber compatibilidad.Debe haber una correspondencia, unasemejanza, una complementación. Lanovia debe ser como él. Usted no puedeponer juntas a dos personas diferentes ydesear que ellas sean uno. Dios dijo quecrearía a Adán una ayuda idónea, quefuese su igual. Y esto es la Iglesia: su se-mejante, su igual, de la misma especie.No sólo aquella que tiene su vida, sino laque será purificada y santificada hastallegar a ser la Iglesia gloriosa, sin man-cha y sin arruga así como él es. Despuésde eso, ella será unida a él – la novia deCristo.

La guerrera de CristoLa Iglesia es la guerrera de Cristo

(Ef. 6). Ella debe ser el instrumento usa-

94 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

do por Dios para pelear la buena batallade la fe. Es la iglesia quien va a aplicarla victoria de Cristo sobre todas las co-sas de modo que todas las cosas seránsometidas a Cristo. La Iglesia fue esco-gida por Dios para derrotar al enemigo.Los ángeles fueron creados como seressuperiores al hombre; sin embargo, Diosusa uno que le es inferior para derrotar-lo. En Romanos 8 está escrito que, cuan-do los hijos de Dios sean manifestados,entonces toda la creación será redimidadel cautiverio de corrupción, redimidade la vanidad a la libertad gloriosa de

los hijos de Dios. Todas las cosas seránsujetas a Cristo.

Hermanos, primeramente, Dios ope-ra en nosotros para que seamos sumisosa Cristo en todas las cosas. Después, pormedio de la Iglesia, todas las cosas serántraídas en sujeción a Cristo, para que Cris-to englobe todas las cosas, que todo seareunido en él y el propósito de Dios searealizado totalmente. Esta es la carta alos Efesios. Que nosotros podamos ver aCristo.

(Tomado de Vendo Cristo no NovoTestamento, Tomo III).

* * *Seguridad para las ovejas

Un tercio de las ovejas del mundo se encuentran en Australia. Peroeste país no sólo tiene muchas ovejas, sino también muchos perrossalvajes. En los últimos once años, los perros sacrificaron 600.000 ove-jas, causando un perjuicio de seis millones de dólares. Excluyendo a lasovejas muertas por mordidas, otras incluso murieron después de abor-tar, debido al terror causado por los ataques. ¿Qué se podía hacer paradar seguridad al rebaño?

El gobierno australiano gastó una suma enorme de dinero en cons-truir cercos muy altos en las empastadas. Cada 4 kilómetros fue coloca-da una puerta que se abre y se cierra en horarios predeterminados.Podemos decir que este cerco de protección de rebaños es el mayor delmundo. En total, esta cerca tiene 7,5 mil kilómetros de extensión.

Muchas personas se preguntan ¿porqué ese gasto tan enorme? ¿Seráque para que las 100.007.600 ovejas pudiesen reposar en pastos deli-cados, el gobierno australiano –pastor de este enorme rebaño– necesi-taba invertir tantos recursos?

Así también, para que nosotros pudiésemos reposar en pastos delica-dos, Dios hizo la mayor inversión nunca antes vista – sacrificó a Su Hijoen la cruz. Él concluyó la obra de salvación por nosotros con el objetivode eliminar todos los temores provenientes de la muerte. Con la cruz Élconstruyó la mayor y más extensa cerca para que usted y yo no tenga-mos miedo en los pastos, y así podamos disfrutar del descanso.

Por tanto, debemos tener siempre en nuestra mente y corazón que sipodemos descansar en delicados pastos, no es porque hicimos algo,sino por causa de aquello que el Señor hizo por nosotros. Nuestro des-canso es el resultado del sudor y de la sangre derramada por nuestroPastor.

Christian Chen, en A vida mais abundante

95AGUAS VIVAS ESTUDIO BIBLICO

Los nombres de Cristo (10).

El

Harry Foster

En su evangelio, sus epístolas y ellibro de Apocalipsis, Juan llamaa Jesús «el Verbo». Por una par-

te, la descripción es atractiva y sencilla,y al mismo tiempo nos sugiere algo muyprofundo. ¿Quién puede describir ade-cuadamente semejante título? El Verbo–la Palabra de Dios– es tan propio de Diosmismo que nos es fácil concordar queantes del principio del tiempo ambos es-taban juntos y eran uno (Juan 1:1).

Evidentemente, el universo natural estan complejo y maravilloso que nuestrasmentes no alcanzan a comprenderlo.Nunca podríamos visualizar las circuns-tancias de su comienzo. Los científicospueden hacer todo lo posible por descu-brir o rastrear su desarrollo, pero ningúnmortal esperará entender el misterio desu génesis más allá del hecho de que«Dios dijo...».

En esto, los cristianos tenemos unaventaja: conocemos el destino final de lacreación – ser llena de la plenitud de Cris-to. También sabemos que este destino cós-mico fue planeado y determinado en unaedad descrita como «antes de la fundacióndel mundo». Para el creyente, es la sabi-duría, así como el poder y el amor, lo quedio inicio a nuestra emocionante historia.

El rey culto, Salomón, describe enbellas palabras que fue la Sabiduría quientrajo a la existencia la vida y el ambientehumano (Prov. 8:22-31). En el Nuevo Tes-tamento hay una descripción de la fe enacción que afirma que es propio de tal feaceptar que la Palabra, el Verbo de Dios,produjo el mundo visible (Heb. 11:3).Aquéllos que no tienen ni la fe, ni al Sal-vador, pueden especular cuanto quieran,pero los que confían en Cristo para per-dón y paz con Dios no tienen opción sino

Verbo de Dios

96 AGUAS VIVASESTUDIO BIBLICO

creer que él es la explicación responsabledel universo material (Col. 1:14-16).

La Sabiduría de Dios y el Verbo deDios son, por consiguiente, sinónimoscon el Hijo de Dios. Nosotros creemosque Jesús es la última expresión de Dios(Ap. 19:13). Nuestro destino eterno de-pende de la irrevocabilidad de Cristo.Igualmente debemos creer que Él es tam-bién la primera expresión de Dios, elVerbo de vida (1 Jn. 1:1), y nuestra con-fianza es confirmada por su propia de-claración de ser el Alfa y la Omega –dela A a la Z– en el alfabeto divino (Ap.22:14).

Se deduce entonces, que si este Ver-bo de vida hizo real la creación, Él –ysólo Él–, puede hacer una obra de re-crea-ción que confirma los dichos de Santia-go y Pedro de que los cristianos nacen denuevo por la Palabra –el Verbo– de Dios(Stgo. 1:18 y 1 Ped. 1:23).

Las palabras exactas del mensaje delevangelio, compuestas de tantas letrascomo hay en el abecedario de todo idio-ma, pueden instruir o pueden molestar,pero ellas nunca pueden regenerar. Perocuando, a través de los sonidos y ideasde su idioma, el Espíritu de Dios hablapara salvar a un hombre, hay un paraleloespiritual con Génesis 1 y 2, y el Verbode Dios trae a la existencia un nuevomundo y una nueva vida. Así, «el Ver-bo» representa al Creador en toda la ple-

nitud de su amoroso poder y sabiduría.La consumación de la obra de la crea-

ción fue el sábado. La Palabra de Dios esmuy eficaz para verificar si el hombre re-generado está perdiéndose esta bendiciónsuprema (Heb. 4:12). El creyente sensi-ble conocerá algo de lo que se describeen este versículo. Cuando Jesús estuvoen tierra, él miraba a los hombres, y co-nocía lo que había en sus corazones. Ha-bía un escrutinio del alma, hecho por elVerbo de vida. Esto es precisamente loque ocurre a un hombre renacido queexpone su ser interior a la Palabra de Dios.Vive, penetra, discierne los pensamien-tos ocultos y los motivos secretos. Asítambién, para nosotros, el Verbo de Diosno es algo inanimado sino la Persona «aquien tenemos que dar cuenta» (Heb.4:13).

Aquéllos que no se apartaron de Je-sús comprobaron que él tenía palabras desalud y vida. Así, hoy, el Verbo, la Pala-bra viva y activa de Dios no sólo nos es-cruta, sino que –si se lo permitimos– nosconduce a la realidad del reposo de Dios.Y cuando culmine este siglo, cuando labatalla haya cesado y el Cordero reúna asus santos dichosos en torno a él en lacena de bodas, éste será uno de sus títu-los de honor. «Estaba vestido de una ropateñida en sangre; y su nombre es: ELVERBO DE DIOS» (Ap. 19:13).

Toward the Mark, Vol. 2, No. 4, Jul-Ago.‘73.

* * *Agradando al entrenador

Una de las estrategias que utilizan los buenos equipos de fútbol es jugarpara agradar al entrenador. Los jugadores saben que el lunes será revisa-da la grabación del juego y evaluada la actuación de cada uno de ellos.Teniendo eso en mente, no los distraen los aplausos o las burlas de lamultitud. Lo que quieren es un “¡Bien hecho!” por parte del entrenador.

Del mismo modo, nada debiera deleitarnos más que agradar a nuestro Señor.Kenneth C. Fleming, en Se humilló a sí mismo

97AGUAS VIVAS BIBLIA

LOS NÚMEROS EN LA BIBLIA

El número50

Cincuenta es el número de la sal-vación y se encuentra como 300veces en la Biblia.

En Génesis 18 leemos de la visita deJehová a Abraham, y de la intercesión deéste, rogándole a Jehová que perdonara aSodoma si había 50 almas justas en ella.Luego pidió que si no los había, todavíaperdonara la ciudad. Se valió de los nú-meros de la gracia y la salvación. Bajó a40, 30, 20 y hasta 10 almas. Tal vezAbraham temía sobrepasar sus límites, oconfiaba en que Dios hallaría no menosde 10 personas justas en Sodoma, y queLot y su familia serían salvos.

En el Nuevo Testamento, el EspírituSanto descendió en el Día de Pentecos-tés, 50 días después de la Pascua, y 3000almas se salvaron en un día.

En el año 50 era el del Jubileo, el añode liberación. Al tomar Canaán, Josuédividió la herencia entre las 12 tribus, porfamilias. Las porciones debían ser pose-sión perpetua, es decir, mientras vivie-ran en obediencia a Jehová. Sólo en casode extrema necesidad se podía vender laporción de la familia, y no perpetuamen-te. Debía devolverse a la familia origi-nalmente dueña en el año del Jubileo. Sisu pobreza exigía la venta de una propie-dad 10 años después del año de libera-ción, la podían vender sólo para los si-guientes 40 años, hasta otro jubileo.

Por su bondad, Jehová dio esta ley

para evitar la pobreza exagerada de losmenos afortunados, y el enriquecimien-to excesivo de los prósperos. Aunque fue-ra vendida una propiedad, la Ley permi-tía que un pariente la redimiera, pagandolo que restaba hasta el año del Jubileo(Lev. 25:23-28). La misma Ley incluíael caso de la persona vendida en servi-dumbre (Lev. 25:47-55).

Hamán conspiró para exterminar laraza israelita (Est.3). Por supuesto, eracosa imposible, como Hitler y otros hanaprendido (Jer. 31:35-37). Hamán llegóhasta el punto de conseguir un permiso ydecreto real, y ordenó la construcción deuna horca de 50 codos de alto, para ahor-car a su enemigo Mardoqueo. ¿Dóndehay salvación en la historia? En que Diossalvó a su pueblo, y en que Hamán fueahorcado en la misma horca de 50 codosde altura, que tenía preparado paraMardoqueo, el judío.

El arca de Noé tenía 50 codos de an-cho y es un tipo de Cristo. Era ampliapara que cupieran todos los que tenían fey voluntad de entrar en ella. La puerta desalvación en Cristo es amplia para reci-bir a todos los que quieran confiar en él.¡Qué lástima y qué dolor que multitudesquitan sus ojos de la Puerta abierta, y es-cogen el camino que conduce a la perdi-ción eterna!

(Tomado de «Manual de Interpreta-ción Bíblica», E. Hartill).

* * *

98 AGUAS VIVASBIBLIA

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

¿Cuál es el pecado imperdonable?¿Es verdad que el que comete este pecado no puede ser salvado?

¿Qué significa este pecado?

El pecado imperdonable es pecarcontra el Espíritu Santo. Allí don-de obra el Espíritu Santo, allí está

obrando también el diablo; el diablo nun-ca está inactivo. Algunas veces el diablotoma de la verdad de la Biblia y la ex-tiende, con miras a atormentar a las per-sonas. Cuando el Espíritu Santo haredargüido a una persona de sus pecados,el diablo va y le dice: «Tú eres un peca-dor, el peor de los pecadores, que ha co-metido el pecado de blasfemar contra elEspíritu Santo; por lo cual no puedes serperdonado nunca».

Muchas personas temen haber come-tido el pecado de blasfemar contra el Es-píritu Santo, Así que expliquemos pri-mero el significado de este pecado, yluego podremos sacar la conclusió deque nadie puede hoy haber cometido elpecado de blasfemar contra el EspírituSanto.

«En verdad os digo que todo seráperdonado a los hijos de los hombres, lospecados y las blasfemias, cualesquieraque sean» (Mr. 3:28). ¡Esto suena comomúsica! ¡Son palabras muy agradables!Todos los pecados y blasfemias del mun-do pueden ser perdonados. Esta es unadeclaración magnífica. Todos los peca-dos incluye los pecados grandes, los pe-queños, los refinados y los burdos, peca-dos que la humanidad considera imper-donables así como los que consideraperdonables, y pecados de ayer, hoy aun

mañana. ¡Aleluya! Todos los pecados sonperdonados. Los pecados de blasfemiacontra Dios son perdonados, y las calum-nias contra el Señor son también perdo-nadas. Todos los pecados, esto es, todosnuestros actos de conducta y todas laspalabras pronunciadas contra Dios mien-tras éramos pecadores, todo ello es per-donado.

No te imagines que hayas cometidoel pecado imperdonable. Las palabrascontra Dios y contra el Cristo no son con-sideradas como blasfemia contra el Es-píritu Santo. El único pecado imperdo-nable es blasfemar contra el Espíritu San-to, no contra Cristo. El apagar el EspírituSanto no es lo mismo que blasfemar con-tra él, ni tampoco el resistir al EspírituSanto es blasfemar contra él.

«Pero el que blasfeme contra el Es-píritu Santo no tendrá jamás perdón» (Mr.3:29). Por tanto, es evidente que este pe-cado es una clase especial y extraordina-ria.

¿Qué es la basfemia contra el Espíri-tu Santo? Es decir, abiertamente palabrasen que se blasfeme contra el Espíritu San-to. ¿Cómo sabemos cuándo es pronun-ciado este pecado? Leamos el versículo30, que dice: «Porque decían: Tiene unespíritu inmundo». De ahí que este peca-do no se puede cometer fácilmente hoy,en nuestros días. Para que una personahaya cometido este pecado es necesarioque: 1) Vea al Señor Jesús con sus pro-

99AGUAS VIVAS BIBLIA

pios ojos, 2) Sea testigo de que el Señorestá haciendo las maravillas allí en me-dio, 3) Sepa con seguridad que esto lohace el Espíritu Santo, y 4) a pesar deesta convicción interna diga que esto esobra del demonio. ¿Cómo es, pues, posi-ble cometer este pecado de blasfemiacontra el Espíritu Santo si no tenemos alSeñor a la vista, ni hemos presenciadoque él haga maravillas delante de noso-tros, ni hemos sabido que esto era delEspíritu Santo? De ahí que podemos lle-gar a la conclusión de que no hemos te-nido la posibilidad de cometer este peca-do. En caso de que alguno, o incluso undemonio, te diga que no puedes ser per-donado jamás porque has comerido elpecado de blasfemia contra el EspírituSanto, puedes contestar al instante queno es así, porque no has visto al Señorhaciendo milagros, ni has pronunciadopalabras de modo involuntario diciendoque esta obra es hecha por demonios apesar de que sabes que es obra del Espí-ritu Santo.

Una vez, un hermano recién salvadopreguntó a un hermano más antiguo enla fe: «¿He cometido el pecado de blas-femia contra el Espíritu Santo?». La res-puesta fue excelente: «Si todavía puedessentir pesar por tus pecados, esto es unaprueba de que no has cometido el pecadode blasfemia contra el Espíritu Santo».Esta respuesta está llena de verdad. Po-demos añadir una palabra más, diciendoque incluso uno que no es consciente desus pecados, éste tampoco puede habercometido el pecado de blasfemia contrael Espíritu Santo.

Veamos cómo presenta Mateo la dis-cusión de esta cuestión: «A cualquieraque dijere alguna palabra contra el Hijodel Hombre, le será perdonado; pero alque hable contra el Espíritu Santo, no leserá perdonado, ni en este siglo ni en el

venidero» (12:32). Estas son palabrasdichas por el Señor Jesús a los judíos quecometieron este pecado según se consig-na en el capítulo. Estos vieron claramen-te que el Señor estaba echando demoniospor medio del Espíritu Santo, y, con todo,obstinadamente, insistieron en que él losechaba por medio de Beelzebú, el prínci-pe de los demonios. ¿En qué forma des-cribe la Biblia a estos judíos? «De mane-ra que se cumple en ellos la profecía deIsaías, que dijo: De oído oiréis, y no en-tenderéis; y viendo veréis, y no percibi-réis. Porque el corazón de este pueblo seha engrosado, y con los oídos oyen pesa-damente, y han cerrado sus ojos» (Mt.13:14-15 a). Aquí se nos muestra que siuna persona ha cometido el pecado deblasfemia contra el Espíritu Santo, enmodo alguno será sensible al pecado; nitampoco será salvo, puesto que su cora-zón se habrá engrosado, y con los oídosoirá pesadamente, es decir, estarán cerra-dos.

Hay palabras en otros dos pasajesde la Escritura que son significativassobre este tema. Uno de los pasajes sehalla en Lucas 8: «Y los de junto al ca-mino son los que oyen, y luego vieneel diablo y quita de su corazón la pala-bra, para que no crean y se salven». (v.12). No sólo el Señor, sino también eldiablo sabe que tan pronto como unhombre cree es salvo; y por ello temeque todo el que cree será salvo. El otropasaje se halla en Mateo 13: «Él res-pondió y les dijo: Porque a vosotros oses dado saber los misterios del reinode los cielos; mas a ellos no les es dado... Por eso les hablo por parábolas:porque viendo no ven, y oyendo nooyen, ni entienden ... y con el corazónentiendan, y se conviertan y yo lossane» (versículos 11-15).

Con respecto a los que han blasfe-

100 AGUAS VIVASBIBLIA

mado contra el Espíritu Santo, Dios temeque puedan llegar a ser salvos.Por estarazón, el Señor habla en parábolas, paraque ellos no puedan en realidad volversey ser sanados ¡Aleluya! ¡Qué maravillo-sa es la palabra «cree y serás salvo»!

A cualquiera que blasfeme contra elEspíritu Santo no le será perdonado, por-que «es reo de juicio eterno» (Mr. 3:29).

Según la opinión de algunos enten-didos de la Biblia, esto puede traducirseasí: «está al alcance de una transgresióneterna». Con todo, alguien puede pregun-tar por qué dice que no puede ser perdo-nado ni en esta época ni la venidera (Mt.12:32). Simplemente porque pecará parasiempre. Pero cómo puede pecar en elinfierno, porque lo que más le atormen-tará en el infierno serán los gusanos y elfuego. Hemos de ver que en el infiernono sólo hay sufrimiento a causa de la fal-ta de agua, ni aun suficiente para mojarla punta de un dedo para humedecer la

lengua, sino que hay también el ardor delfuego de los deseos carnales. El infiernoes el lugar en que el pecado y la concu-piscencia no son satisfecho nunca. Es unlugar desgraciado. Pero podemos dar gra-cias y alabanza a Dios que sólo con queestemos dispuestos a creer, no hay peca-do que pueda impedirnos el ser salvados.Porque el mismo Señor ha dicho: «Decierto os digo que todos los pecados se-rán perdonados a los hijos de los hom-bres, y las blasfemias cualesquiera quesean» (Mr. 3:28). Como resultado, pode-mos estar en paz.

Aunque hoy sea imposible para no-sotros cometer el pecado de blasfemiacontra el Espíritu Santo, sin embargo,deberíamos tener cuidado cuando deci-mos que cierta obra es del Espíritu San-to, y que otra obra, la que sea, es de unespíritu maligno.

«Preguntas vitales sobre el Evangelio»,(Watchman Nee).

* * *Almacenando el Logos

Para tener ‘rhemas’ en nuestras vidas son fundamentales la lectura ymeditación en la Palabra. Si no almacenamos la Palabra (‘Logos’) ennuestro corazón, el Espíritu no tendrá cómo darnos los ‘rhemas’ quehan de moldear nuestras vidas. La dirección del Espíritu Santo tienesiempre como base la Palabra escrita y por eso debemos leer, meditar yestudiar el Libro de Dios.

George Müller enseñaba enfáticamente la necesidad de leer toda laBiblia metódicamente. El Dr. Arthur Pierson escribió la biografía de GeorgeMüller y en ella mencionó los rhemas que moldearon su vida. El herma-no Watchman Nee nunca despreció la Palabra escrita (Logos): él teníala costumbre de leer todo el Nuevo Testamento una vez por mes. Algu-nos hermanos que convivieron con él afirman que él leyó toda la Bibliaunas doscientas veces.

Fue esa la orientación de Pablo: “La Palabra (logos) de Cristo habitericamente en vosotros…” (Colosenses 3:16). Cuando más tengamos dela Palabra escrita más podremos experimentar la Palabra viva.

Delcio Meireles, en Levítico, Vol. I

101AGUAS VIVAS BIBLIA

¿CUÁNTO SABE DE LA BIBLIA?

El libro de Éxodo es el segundo libro del Pentateuco. En él se relata la salida(éxodo significa salida) de Israel de Egipto, tras varios siglos de permanencia en esanación. La salida de Israel no sólo es un hecho histórico en la vida de la naciónescogida, sino que es también una alegoría muy precisa de la salida del creyente delmundo, y sus primeras experiencias con Dios. En él se muestran los propósitos ytratos de Dios para con su pueblo.

Las lecciones del Éxodo son muy significativas para todo creyente en particular,y para la iglesia en sentido amplio. Que el Señor nos hable siempre a través de esteprecioso libro.

Le invitamos a revisar sus conocimientos acerca de este asunto. Responda sinbuscar ayuda. Hallará las respuestas correctas en la página 119.

1. El escritor del libro de Éxodo es:a) Esdras b) Moisésc) Josué d) Samuel

2. ¿Qué educación tenía Moisés?a) toda la instrucción de un noble egipciob) toda la tradición de su puebloc) las dos anterioresd) ninguna, era un hombre sin letras

3. La mujer de Moisés se llamaba:a) Séfora b) Ceturac) Miriam d) Jocabed

4. El nombre con el cual Dios se presen-ta a Moisés es:

a) Jehová b) Yahvéc) Elohim d) Yo soy el que soy

5. ¿Cuántas fueron las plagas de Diossobre Egipto?

a) diez b) docec) nueve d) siete

6. ¿Cuál es la celebración más significa-tiva del pueblo de Israel que aparece eneste libro?

a) la fiesta de la cosechab) la fiesta de la siega

c) la fiesta de los panes sin levadurad) la Pascua

7. ¿Quiénes podían participar de la pas-cua?

a) los hijos de Israelb) los extranjeros, si eran circuncidadosc) los siervos, si eran circuncidadosd) todos los anteriores

8. ¿Cuánto tiempo habitaron los hijos deIsrael en Egipto?

a) 40 años b) 430 añosc) 365 años e) 1000 años

9. De acuerdo a la Escritura, ¿cuántaspersonas salieron de Egipto con Moisés?

a) Seiscientos mil, entre hombres, mu-jeres y niñosb) Dos millones de personasc) Seiscientos mil hombres sin contarlos niñosd) Una gran multitud incontable

10. El cántico de Moisés en Éxodo capí-tulo 15 también aparece mencionado en

a) Isaías 12:1 b) Salmo 118:2c) Apoc. 15:3 d) Hebreos 11:20

102 AGUAS VIVASBIBLIA

11. Moisés designó jueces sobre el pue-blo, por consejo de:

a) Su hermano Aarónb) su suegro Jetroc) los ancianos de Israeld) Dios mismo

12. Dios alimentó durante cuarenta añosa su pueblo con el maná. La palabra manásignifica:

a) ¿Qué es esto? b) pan del cieloc) llovizna d) hojuelas y miel

13. Moisés recibió las tablas de la Ley en:a) el monte Sinaí b) el monte Araratc) Egipto d) el desierto

14. El término «la ley del Talión» tienesu origen en el Corán, y alude a una leysobre actos de violencia de Éxodo capí-tulo 21, que se sintetiza en la frase:

a) «aborrecerás a tu enemigo»b) «la paga del pecado es muerte»c) «con la vara que mides, serás medido»d) «ojo por ojo, diente por diente»

15. Para evitar que su pueblo cayese enla idolatría, Dios les mandó:

a) exterminar todo pueblo idólatrab) no hacer alianzas con los morado-res de Canaánc) que guardasen estrictamente la Leyd) que no se acercasen a Canaán

16. ¿En qué otro pasaje de las Escriturasse repite el Decálogo de Éxodo 20:1-17?

a) Levítico 26:1-13b) Deuteronomio 5:1-21c) Proverbios 8:22-31d) Mateo 5:1-12

17. Los varones sabios de corazón,diseñadores y artífices designados porDios para la preciosa obra del tabernácu-lo fueron:

a) Gersón y Eliecerb) Nadab y Abiúc) Bezaleel y Aholiabd) Eleazar e Itamar

18. Los materiales preciosos utilizadosen la construcción del tabernáculo y to-dos sus elementos provenían de:

a) la ofrenda voluntaria de todos loshijos de Israelb) los tesoros de los príncipesc) el botín de guerra arrebatado a losegipciosd) las joyas que donaron las mujeresisraelitas

19. ¿Qué objetos fueron guardados en elarca del testimonio?

a) las tablas de la leyb) una porción de manác) la vara de Aarónd) todos los anteriores

20. Sobre la mitra de lino fino, el sacer-dote llevaba una diadema de oro puro conla inscripción:

a) Jehová-jirehb) Sumo Sacerdotec) Santidad a Jehovád) El-Elohe-Israel

21. El libro de Éxodo concluye con:a) la presencia de Dios en el tabernáculob) la muerte de Moisésc) la construcción del tabernáculod) la llegada a Canaán

* * *

103AGUAS VIVAS APOLOGETICA

En busca de

Evidencias y pruebas de la existencia de Dios.

Watchman Nee

No importando si usted dice sercristiano, incrédulo o alguienque está buscando la verdad, co-

menzaremos nuestra exposición exami-nando el resultado de la propia existen-cia de Dios. En cuanto a esto, el mundoestá dividido en tres campos. El primeroes el de los ateos, que no creen en Dios.El segundo es el que forman los agnósti-cos. Ellos no tienen conocimiento segu-ro sobre la Deidad. Por un lado, ellos nose atreven a decir que no existe un Dios,pero por otro lado no están claros res-pecto de la existencia de Dios. La terceracategoría, a la cual pertenecemos, son losque creen en Dios.

No intentaré aquí reivindicar la exis-tencia de Dios. En vez de eso, haré deeste lugar un tribunal. Pido a usted que

sea el juez y yo seré el fiscal. El trabajode un juez es tomar decisiones, aprobaro desaprobar la verdad de las afirmacio-nes, en tanto que el trabajo del fiscal esel de presentar todas las evidencias ypruebas que él pueda reunir.

Antes de proseguir, tenemos que con-cordar con un hecho: todos los fiscales noson testigos oculares de los hechos. Ellosno son los policías. Un policía puede ha-ber contemplado personalmente un acon-tecimiento, en tanto que un fiscal obtienesus informaciones sólo indirectamente. Élpone delante del juez todas las acusacio-nes, evidencias y argumentos reunidos. Dela misma forma, presentaré delante deusted todo lo que pude encontrar. Si mepregunta si yo vi a Dios, le diré que no.Estoy meramente leyendo o exponiendo

Dios

104 AGUAS VIVAS

Si al afirmar la no existen-cia de Dios usted esperasinceramente elevar supatrón moral, entoncessus argumentos todavíason plausibles. Sin embar-go, la única razón por laque el hombre sostiene lano existencia de Dios espoder tener una disculpapara la ilegalidad, la inmo-ralidad y libertinaje.

APOLOGETICA

lo que reuní. Mi servicio es investigar he-chos y traer testigos. Usted llegará a unaconclusión por sí mismo.

Idoneidad moral de los ateosMuchas personas afirman que Dios

no existe. Como fiscal, quiero primera-mente pedirle que verifique las califica-ciones de esas personas. ¿Estarán califi-cadas para hacer tal afirmación? ¿Seránellas suficientemente responsables en elaspecto moral para hacer tales afirmacio-nes? No oiga solamente sus argumentos.Cualquier persona puede proponer unatesis y hacer de ella una causa. Inclusolos ladrones y estafadores tienen sus cau-sas. No se puede, sin embargo, creer enla integridad de ellos. El tema de sus ar-gumentos puede ser muy noble; ellospueden hablar de la situación de las na-ciones y del bienestar social, pero susopiniones no pueden ser tomadas en se-rio. Ellos no son dignos de emitir talesjuicios. La credibilidad de la afirmaciónde un hombre solamente puede ser basa-

da en su propio patrón de integridad. Esoes verdad especialmente en lo relaciona-do con la cuestión de la Deidad. Es inte-resante notar que los patrones morales delos hombres están directamente relacio-nados con sus conceptos respecto deDios. Los que admiten su propia igno-rancia, tienen un patrón razonable, mien-tras que los ateos invariablemente tienenun bajo patrón de responsabilidad mo-ral. No afirmo conocer a todos los ateos,pero los pocos millares que conozco, nin-guno de ellos posee una moral notable-mente recomendable.

Cierta vez, en una reunión en la Uni-versidad de Nankin, afirmé que ningúnateo es moral. Había muchos estudiantesen los campus que no creían en Dios; ellosse ofendieron mucho por esas palabras.Mientras yo hablaba, ellos golpeaban lospies en el suelo procurando distraerme amí a mi audiencia. Al volver al día si-guiente, ellos se burlaban de mí y conti-nuaban perturbando durante toda mi ex-posición. En el cuarto día, el Vice-Presi-dente de la Universidad, el Dr. Williams,me dijo: «Es mejor cambiar el lugar dereunión. Esos alumnos están furiosos porlo que usted dijo el primer día. Hoy ellosno sólo van a usar los pies y la boca, tam-bién van a usar los puños. Les oí decirque ellos lo estarán esperando a la entra-da del salón y lo atacarán». Acepté lasugerencia y convoqué la reunión paraotro lugar. En el camino hacia allá, fuicon los alumnos. Por su conversacióndescubrí que aunque muchos habían sidoincomodados por mi predicación, aúnquerían volver. Uno de ellos dijo: «El Sr.Nee dice que las personas que no tienena Dios no tienen sentido de responsabili-dad moral. Eso es correcto. ¿Cómo al-guien con decencia moral podría golpearlos pies y gesticular mientras otros estándando una conferencia? Ayer ellos cau-

105AGUAS VIVAS APOLOGETICA

saron tal confusión en la reunión y hoyestán viniendo para pelear. Eso cierta-mente no es lo que haría una personahonrada. Vamos a la reunión, no importalo que ellos intenten hacer».

Ateos por convenienciaUna vez alguien dijo a un predica-

dor: «Cuando joven, yo creía seriamenteen Dios. Ahora estoy en la Universidad,y ya no creo más en él.». El predicador,de cincuenta años, dio un golpecito en elhombro del joven y le dijo: «¡Mi hijo,usted no cree más en Dios! Déjeme pre-guntarle una cosa: Desde que se convir-tió en ateo, ¿el ateísmo lo ayudó a sermejor? ¿Lo hizo más noble y más puro?¿O le ocurrió lo opuesto?». Aquel jovense sintió avergonzado. Admitió que, des-de que negara a Dios, moralmente ha idocuesta abajo. El predicador continuó:«Siento mucho que esté diciendo queDios no existe. Usted simplemente de-searía que eso fuese verdad».

Muchas personas no están verdade-ramente convencidas de que Dios no exis-te; a ellas simplemente les gustaría quefuese así. Ellas preferirían que no hubie-se un Dios en el universo. Les sería mu-cho más conveniente respecto de muchascosas.

Yo mismo era una de esas personas.Cuando era estudiante, también decía queDios no existe. Pero, aunque era extre-madamente fuerte en mi afirmación, pa-rece que había Alguien protestando en miinterior. En el fondo de mi corazón yosabía que Dios existe, pero mis labiosrehusaban admitirlo. ¿Por qué? Yo que-ría tener una disculpa para pecar. Decla-rando la no existencia de Dios, se mehacía justificable ir a lugares pecamino-sos. Así, me hice desvergonzado parapecar. Cuando cree en Dios, usted no seatreve a hacer determinadas cosas. Al

poner a Dios de lado, usted se siente li-bre para cometer los peores pecados sinningún temor. Si al afirmar la no existen-cia de Dios usted espera sinceramenteelevar su patrón moral, entonces sus ar-gumentos todavía son plausibles. Sinembargo, la única razón por la que elhombre sostiene la no existencia de Dioses poder tener una disculpa para la ilega-lidad, la inmoralidad y libertinaje. Por esarazón, toda su argumentación no es dig-na de consideración. El asunto ahora pasaa ser: «¿Está usted calificado para afir-mar que Dios no existe?». Si lo que al-guien espera es meramente escapar de lajusticia, ya perdió su posición.

Un día, un joven vino a mí y me dijo:«No creo en uno así llamado Dios. Elhombre es mayor. Él es la más noble delas criaturas. No hay Dios más allá delhombre».

Estábamos sentados uno enfrente delotro. Después de oír lo que dijo, me le-vanté, fui hacia un lado de la sala, meincliné, lo miré atentamente, y le dije:«¡Usted es realmente lo máximo!». En-tonces, fui para el otro lado de la sala, ylo miré desde otro ángulo. «Es verdad»,dije yo deliberadamente: «¡Usted es lomáximo! En la provincia de Kiangsu haytreinta millones de personas como usted,y por lo menos otros cuarenta millonesde su especie en China. Y, piense, elmundo contiene sólo dos billones de per-sonas iguales a usted. ¿Supo usted queen los últimos días hubo una inundaciónen el sur? Los diques a lo largo del ríoestaban amenazados. Toda la poblaciónde Hsing Hwa, con más de doscientosmil habitantes, fue reclutada y conduci-da a toda prisa y en estado de pánico ha-cia los diques, cargando tierra para refor-zar sus márgenes. Las obras de repara-ción aún están en marcha».

«Suponga ahora que el mundo sea

106 AGUAS VIVASAPOLOGETICA

reclutado para llenar el sol. Se hace unhoyo en su superficie y todos toman unlugar en el interior. Suponiendo que na-die se quemara, ¿usted cree que ellos con-seguirán llenarlo? Aunque todas las per-sonas entrasen por ese hoyo, ellos no loconseguirían. Y eso no es todo. Aunquecolocasen varios planetas tierra en el hoyoy agitasen el sol, usted descubriría queaquel gran globo todavía estaría vacío pordentro. Dígame ahora, ¿cuántos soles hayen el universo? ¿Usted sabe que el nú-mero de sistemas solares es de centenasde millones?».

Entonces dije al joven: «¡He aquíusted! Todavía no ha recorrido toda la tie-rra; sin embargo, se considera mayor quetodo el universo. Déjeme preguntarle:¿Usted sabe cuánto mide el universo?Tome, por ejemplo, la luz. Ella viaja atrescientos mil kilómetros por segundo.Intente calcular la distancia de los obje-tos que están a un año luz uno del otro.Hay algunas estrellas cuya luz demoratres mil años para alcanzarnos. ¡Descu-bra cuán lejos ellas están de nosotros! ¡Yusted piensa que es tan grande! Yo leaconsejaría, por lo tanto, a todos los ateosy pretenciosos jóvenes eruditos a admi-tir igualmente su incompetencia comohombres, no sólo moralmente, sino tam-bién intelectualmente».

En esa ocasión, cuando estaba enKaifem, encontré otro de esos jóvenesateos. Me acerqué a él y, dándole un gol-pecito en la espalda, le dije: «¡Hoy vi aDios!». Él me miró con curiosidad y exi-gió una explicación. Respondí: «¡Ustedes Dios! Si sabe que Dios no existe, en-tonces usted mismo debe ser Dios». Élme pidió una explicación. Yo le dije: «Yaque está convencido de que Dios no exis-te, usted debe haber viajado por toda latierra. Si Dios no está en Shangai, él pue-de estar en Nankin. Usted debe haber es-

tado en ambos lugares. Pero eso no estodo. Debe haber estado en Tientsin y enPekín. Aún así usted no puede obteneresa conclusión estando simplemente enChina. Usted debe haber viajado por todoel mundo. Nunca se sabe si Dios está es-condido en el Polo Norte o el Polo sur, oen alguna floresta o en algún desierto. Así,usted también debe haber recorrido to-das esas regiones. Y para que su conclu-sión sea correcta, usted debe haber viaja-do por el espacio, hasta la luna, el sol ylas demás galaxias».

«Eso no es todo. Usted sabe que Diosno existe en Shangai hoy. Pero ¿y ayer?¿Y el año pasado? ¿Y mil años atrás?Muy bien, usted entonces debe ser al-guien eterno y que conoce todas las co-sas del pasado y del futuro. Usted tieneque ser alguien que trasciende el tiempoy el espacio. Debe ser alguien omnipre-sente y omnipotente. ¿Quién más queusted podría ser el mismo Dios?».

Algunos inmediatamente darán unpaso atrás diciendo: «No se puede jamásdecir si Dios existe o no». Bien, si ustedno puede arribar a una conclusión, pedi-ré a algunos testigos que considero dig-nos de confianza que le presenten argu-mentos y le prueben la existencia de Dios.

Algunas evidencias de la existencia deDios

Déjeme decirle nuevamente, usted esel juez y yo soy el fiscal. Ahora le pre-sentaré algunas evidencias de la existen-cia de Dios. Decida por sí mismo.

Primeramente mire a la naturaleza, elmundo que está delante de sus ojos y to-dos los fenómenos que corresponde a él.Todos sabemos lo que es el conocimien-to científico. Es la explicación racionalde un fenómeno natural. Por ejemplo,observemos la baja de temperatura en unapaciente. La caída de la temperatura es

107AGUAS VIVAS APOLOGETICA

un fenómeno y la explicación para ellaes el conocimiento científico. Cuando unamanzana cae del árbol, ocurre un fenó-meno. ¿Por qué la manzana no vuela enel aire? La explicación de eso constituyeconocimiento. Por lo tanto, un hombrecon conocimiento es un hombre que tie-ne explicaciones adecuadas.

El universo está constituido por unincontable número de cosas de diferen-tes formas, colores, configuraciones ynaturalezas. La explicación para lainteracción y el comportamiento de to-das esas cosas es llamada conocimiento.Todos los pensadores tienen sólo dosexplicaciones para el origen del univer-so. Usted tiene que optar por una de ellas.

La primera dice que el universo vinoa la existencia a través de una evoluciónnatural y de auto-interacción, y la segun-da atribuye su origen a un Ser personal,con intelecto y propósito. Esas son lasdos únicas explicaciones presentadas portodos los filósofos del mundo. No hayuna tercera.

¿Llegó a existir el universo por azar opor creación?

¿De dónde vino el universo? ¿Habrállegado a existir por casualidad? ¿O ha-brá sido proyectado por Alguien de quientenemos el concepto de Dios? Usted tie-ne que pensar en eso y decidir al respec-to. Todo lo que ocurre por azar tiene cier-tas características. Sugiero que usted lasrelacione de manera detallada y, enton-ces, compare todos los fenómenos deluniverso con su lista. Paralelamente, hagaotra lista de características que, en suopinión, serían relevantes si el universofuese creado por un Ser inteligente. Aho-ra, por simple comparación de la natura-leza con sus listas, le será fácil obteneruna conclusión razonable.

¿Cuáles son las características de las

cosas que suceden por azar? Sabemos queprimeramente ellas son desorganizadas.Ellas pueden, a lo más, estar parcialmen-te integradas. Nunca pueden estar total-mente organizadas. Además de eso, nohay un resultado consistente. Por ejem-plo, si yo lanzo esta silla hacia el otroextremo de la sala, ella tiene la posibili-dad de caer en una posición perfecta. Sihago lo mismo con una segunda silla, ellapodrá caer correctamente al lado de laotra. Pero eso no sucederá con la terceray la cuarta, y las demás. Así, el azar pue-de proveer sólo una organización parcial.No garantiza una integración total. Ade-más, todas las interacciones ocasionalesson inciertas y sin propósito. Ellas no tie-nen orden ni estructura, son indefinidas,sin forma, desordenadas y no son dirigi-das a ningún propósito significativo. Enresumen, podemos decir que las caracte-rísticas de las cosas que ocurren por azarson desarmonía, irregularidad, inconsis-tencia e insignificancia. Vamos a escribirestas cinco características en nuestra lis-ta.

Comparemos ahora las cosas queexisten en el universo con esas cinco ca-racterísticas. Tomemos el ser humanocomo ejemplo. Él es concebido en elvientre de su madre por nueves meses,es dado a luz, crece y, al fin, muere. Esteciclo es repetido por todas las personasindividualmente. Se observa aquí unaconsistencia. No se trata de un juego deazar. Veamos ahora el sol encima de nues-tra cabeza. Él no está allí sin un propósi-to. Al contrario, él tiene su función. Veala luna, las estrellas y las miríadas degalaxias a través de un telescopio. Todastienen determinados caminos y patrones.Son todas organizadas. Sus movimien-tos pueden ser calculados y previstos. Elcalendario que está en sus manos es deri-vado de ellas. Todo eso muestra que el

108 AGUAS VIVASAPOLOGETICA

universo es organizado, consistente y quetiene un propósito.

Miremos ahora el mundo microscó-pico. Tome una pequeña astilla de made-ra. Póngala en un microscopio y observesus vetas, su estructura, todo meticulo-samente regular y rítmico. Incluso unahoja de hierba o el pétalo de una flor sontodas finamente confeccionadas. Nada esdesorganizado o confuso. Todo es disci-plinado y funcional. Todas esas cosas letestifican a usted un hecho: el universotiene propósito y significado. ¿Podríausted decir que todo eso aconteció porcasualidad? Es claro que no.

Cierta vez estaba en una aldea predi-cando el evangelio con un colaboradormío. En nuestro camino de vuelta, tenía-mos mucha sed. No había ni una casa deté ni una vertiente para conseguir agua.En verdad, esa era una región desabitada.Después de caminar un trecho, encontra-mos una cabaña. Rápidamente nos dirigi-mos hacia allá y golpeamos la puerta. Porun largo tiempo nadie respondió. Pensa-mos que no vivía nadie allí. Cuando abri-mos la puerta y entramos, vimos que elpiso estaba barrido. En uno de los cuartoshabía una cama con las sábanas cuidado-samente dobladas. Además de eso, habíauna tetera sobre la mesa y el té todavíaestaba tibio dentro de ella. Yo dije: «Conseguridad debe haber alguien viviendoaquí. Todas esas cosas ordenadas sin dudaindican que este lugar está ocupado poralguien. No deberíamos beber este té.Debemos salir rápidamente o alguien po-drá acusarnos de ladrones.» Salimos yesperamos que el dueño volviese.

Aquí, al observar el orden de la casa,concluimos que alguien habitaba allí,aunque todavía no habíamos visto almorador. De la misma manera, aunqueno podamos ver a Dios, sabemos que élestá allí por causa del orden de todas las

cosas en el universo. Cada fenómeno dela naturaleza es tan equilibrado, organi-zado, significativo y funcional, que mees imposible creer en el azar como suúnico origen. La Biblia dice: «Dice elnecio en su corazón: No hay Dios».

El universo debe haber sido creadopor alguien con profunda sabiduría, vas-to conocimiento y un plan detallado. Siusted no está dispuesto a aceptar el con-cepto de formación del universo por elazar, usted tiene que admitir que él fuecreado por Dios. No puede haber una ter-cera explicación. La elección es suya.

El corazón desea a DiosUn testimonio puede no ser suficien-

te. Invocaré otro. Antes de hacerlo, debe-mos prestar atención a un hecho: dondequiera que haya un deseo, debe primera-mente haber un objeto de aquel deseo.Tome como ejemplo un huérfano que nun-ca haya visto al padre. Naturalmente éltiene deseo de un tipo de amor paterno.Pregunté a muchas personas huérfanas ytodas sentían ese anhelo irreprimible. Asípodemos ver que todo deseo del corazónsurge de algún objeto en el mundo.

Nosotros, como seres humanos, tene-mos necesidad de una identidad social.Necesitamos de compañía y mutualidad.Si usted coloca un niño en una isla desier-ta y lo deja crecer solo, aunque nunca hayavisto un ser humano, él todavía tendrá unanhelo de compañía de seres como él. Eseanhelo o deseo es la prueba que de, en al-gún lugar del mundo, existe algo conoci-do como «hombre». Nuevamente, en unadeterminada edad, el hombre comienza apensar en la posteridad; él comienza adesear hijos y nietos. Eso no es mera fan-tasía. El deseo brota de la existencia y dela posibilidad de descendencia.

¿Tenemos algún otro deseo ademásdel de identidad social y auto-propaga-

109AGUAS VIVAS APOLOGETICA

ción? ¿Qué otros anhelos tenemos? Pro-bablemente en el interior de todos hayun anhelo por Dios. Usted notará que,sean las razas altamente civilizadas enpaíses industrializados, sean los aboríge-nes y caníbales en las selvas y montañas,todos tienen un anhelo en común: Dios.Esto es un hecho. No se puede contra-argumentar. Todos buscan a Dios. En to-dos los lugares el hombre está en buscade un Ser divino. Eso está muy claro.

Aplicando el principio que mencio-namos, podemos ver que, como nuestrocorazón siente una necesidad de un Dios,necesariamente debe haber un Dios en eluniverso. Si Dios no existiese, usted ja-más tendría tal anhelo en el corazón. To-dos tenemos un apetito por Dios. Es im-posible vivir si hay un apetito por comi-da, pero no hay comida alguna. Igualmen-te, es imposible vivir si hay una capaci-dad para Dios, pero no hay ningún Dios.

Cierta vez un ateo me reprendió ru-damente: «Usted dice que el hombre tie-ne una necesidad psicológica de Dios.Pero eso no existe y yo no creo en eso».Yo dije: «Bien, ¿usted quiere decir quenunca pensó en Dios? Incluso hasta cuan-do estaba hablando, usted estaba pensan-do en él. Eso indica que usted tiene unacapacidad para Dios. No existe nadie quenunca haya pensado en Dios. Puede in-tentar no pensar tanto en él. Pero eso estodo lo que puede hacer. Habiendo talpensamiento en usted, debe haber tal ob-jeto fuera de usted.»

Una vez un joven vino a discutir con-migo respecto a Dios. Él enumeró variasrazones por las cuales Dios no deberíaexistir. Yo lo oí en silencio. Entonces ledije: «Aunque usted insista que Dios noexiste y se aferre a muchos argumentos,usted ya perdió la causa». Le pasé a ex-plicar. «Usted puede hablar cuanto quie-ra que Dios no existe, pero su corazón

está de mi lado». Él tuvo que concordarconmigo. Aunque en la mente se puedadar todo tipo de razones, hay una con-vicción en el corazón que ningún argu-mento puede derrotar. Una persona obs-tinada puede dar mil y una razones, perousted puede tener la osadía de decirle:«Usted sabe muy bien en su corazón queDios existe. ¿Por qué preocuparse enbuscar evidencias exteriores?».

Otra vez, un misionero enviado aAmérica del Sur vio a un hombre predi-cando a una multitud en un claro del bos-que. El hombre, con voz fuerte y vehe-mente, negaba la existencia de Dios. Conentusiasmo, él dio más de diez razones,una tras otra, para probar la no existenciade Dios. Después que cesó de hablar, élpreguntó: «Si hay alguien que quiera con-testar, suba aquí, por favor».

Por algún tiempo hubo silencio. Elmisionero decidió que debía decir algu-na cosa. Él subió y habló a la multitud:«Amigos, no puedo enumerar tantas ra-zones. Sólo mencionaré hechos. Ayer,yo iba caminando por la orilla de aquelgran río que, como todos ustedes saben,es muy rápido y lleva a una cascada gran-de y traicionera. De pronto oí que unhombre gritaba pidiendo socorro. Él gri-taba claramente: «¡Oh Dios, sálvame!».Corrí en dirección al sonido y vi un hom-bre en medio del río que era llevado a lacascada. Sin dudar, me tiré al río. Lacorriente era fuerte, y luché mucho parano ser arrastrado por ella. Después demucho esfuerzo, conseguí traer al hom-bre a la orilla. ¿Saben quién era ese hom-bre? Déjenme presentárselo a ustedes».Al hablar estas palabras, apuntó a aquelhombre que había terminado de hacerel discurso. «Aquel que ayer invocó aDios», continuó él, «es el mismo quehoy niega a Dios. ¡Es a eso que ustedesllaman ateo!».

110 AGUAS VIVASAPOLOGETICA

Las respuestas a las oracionesDebemos mirar, no sólo a los fenó-

menos objetivos, sino también a nues-tra experiencia subjetiva. Sabemos queDios responde las oraciones. Una vezhablé a alguien que resueltamente ne-gaba la existencia de Dios: La historiade la humanidad tiene entre cinco mil yseis mil años. En ese período hubo in-contables personas, en el cristianismo yfuera de él, que oraban a Dios. ¿Quiénpuede probar que ninguna de esas mu-chas oraciones fue respondida? ¿Seráusted tan osado al punto de despreciarla validez de todas las respuestas a lasoraciones? Déjeme testificarle que nosólo ha habido respuestas, sino que ellashan sido firmes y precisas. Puedo darlemuchos casos, aunque bastaría con unosolo de ellos para probar la existenciade Dios. Personalmente tuve dos a tresmil oraciones respondidas. ¿Será con-cebible considerarlas meras coinciden-cias? Muchas personas también obtuvie-ron respuesta a sus oraciones, ¿Serántodas ellas coincidencias también?

Un predicador estaba viajando por elocéano Atlántico cuando, repentinamente,una espesa niebla envolvió el navío. El na-vío no podía proseguir y tuvo que ser an-clado en alta mar. Aquel hombre fue al ca-pitán y le dijo: «Usted tiene que zarpar nue-vamente; tengo el compromiso de predi-car en Londres el martes». El capitán res-pondió: «¿Ve esa espesa niebla? Es impo-sible que el navío prosiga. Si usted ora paraque la niebla se disipe, yo levaré las an-clas». El predicador respondió: «Muy bien.¡Puede levar las anclas! Voy a orar aquímismo. No hay tiempo que perder». Searrodilló, el ancla fue levada y la niebla sedisipó. El navío logró llegar a tiempo. ¿Seráeso coincidencia?

Fui a predicar a una aldea con algu-nos hermanos. Muchas personas decían:

«Nuestro Dios es el más poderoso; él esllamado Tá-Uam (el Gran Rey). Una vezal año hacemos una procesión para él y,durante muchos años ha hecho un exce-lente tiempo ese día. Impulsado porDios, uno de nosotros dijo: «Mañana,cuando salga la procesión, ciertamentelloverá». Al día siguiente, a partir de lasnueve horas de la mañana, comenzó allover fuertemente. La procesión fue sus-pendida. Después de mucha discusiónfue anunciado que, como resultado decálculos cuidadosos, descubrieron queel día fue escogido erróneamente; debe-ría ser día 14 y no día 11. Declaramososadamente que ciertamente lloveríanuevamente el día 14. Llegó el día y llo-vió nuevamente. Sin elección, las per-sonas llevaron la estatua de Tá-Uam ala procesión. Los cargadores resbalaronmás de una vez y Tá-Uam cayó y sequebró en pedazos. ¿Será eso coinciden-cia?

Hay incontables hechos de esa mis-ma naturaleza. Eso es sólo una pequeñaparte de la experiencia cristiana. Si to-das las respuestas a la oración fueran re-latadas, nadie sabe cuán gran volumenexigiría. Las respuestas a las oracionesson una fuerte prueba de la existenciade Dios.

Cuando joven, yo tenía una mentali-dad muy obstinada. No sólo rehusaba creeren Dios, sino que rehusaba creer inclusoen los Estados Unidos. Aun después dever el mapa de Estados Unidos, todavíano creía que existiese tal lugar. Un día,cuando mi padre compró algunas cosasde allá, fortuitamente coloqué también unpedido de un par de zapatos y un barquitode juguete. Más tarde, cuando llegó elpaquete y me dio los zapatos y el barco dejuguete, comencé a creer en la realidad deEstados Unidos. Años después, cuandoestaba en Chicago, visité a propósito aque-

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lla tienda donde compré mi juguete. Apun-tando con el dedo hacia el edificio, me dijea mí mismo que eso fue lo que me hizocreer en Estados Unidos.

No puedo darle una prueba directa dela existencia de Dios, pero puedo presen-tarle todos estos testimonios de respues-tas a las oraciones. Usted no debería sertan osado en hacer una negación radicalde Dios y un rechazo categórico de lacredibilidad de las oraciones.

Cierta vez conocí un alumno de laUniversidad de Yentchin. Él me confe-só: «Cuando estaba en el colegio, tantoel capellán como los profesores me en-señaron que hay un Dios y yo creí en él.Más tarde, fui a la universidad y todosdicen que Dios no existe. El mundo, di-cen ellos, vino a la existencia por mediode una evolución natural y el universofue formado al azar. Quedé confuso.Durante muchos meses ese problema meincomodó. Yo tenía que elegir una de dosalternativas. ¿Existe Dios o no? Inicial-mente, ponderé la teoría de la evolución.¿Sería concebible que varias cosas amon-tonadas, agitadas y mezcladas resultasenen un organismo vivo? ¿Y sería posibleque todo el universo fuese formado deesa manera? No pude llegar a ningunaconclusión con ese tipo de hipótesis. Por

fin, no pude dejar de arrodillarme, dicien-do: «Oh Dios, no sé si tú existes. Cuan-do pienso en eso quedo más confuso.Revélate a mí, por favor.» Dos semanasdespués de esta oración, tuve claro quehay un Creador. No puedo decirle por quétomé esa decisión; pero creo que Diosrespondió mi oración.»

Este es otro caso de oración respon-dida. Conozco muy bien a Dios, pues hetenido mucha relación con él y muchasveces he hecho transacciones con él. Siusted ya tocó a Dios alguna vez, enten-derá lo que estoy diciendo.

No podemos ser irresponsablesAhora, ¿qué dirá usted? Después de

contemplar la naturaleza y el universo,cotejar con su sentimiento interior y oírlas declaraciones de tantos testimonios,ahora depende de usted decidir si Diosexiste o no. Pero no debemos ser irres-ponsables; nuestra actitud debe ser so-bria, pues en breve todos tendremos queencontrarnos con Dios. Un día todos es-taremos delante de él. Todo lo que se re-fiere a nosotros será expuesto. En aqueldía todos conocerán a Dios. Pero hoy esel tiempo para que usted se prepare.

(Tomado de O sentido da Vida.Traducción desde el portugués).

* * *Una pobre idea de la eternidad

Recuerdo que hace unos años hablé a un gran grupo de creyentes en unpaís muy pobre. Intentando explicarles la verdadera esperanza de gloria –las genuinas riquezas espirituales que deberíamos estar procurando hoy–yo dije algo así: “Si poseer una casa bien grande, tres autos en el garaje ymucho dinero para gastar fuere el cielo, entonces los Estados Unidos son elcielo”. Quedé choqueado al ver que la audiencia entera asentía con la cabe-za, concordando. Para ellas, según el evangelio que habían recibido, y en elcual creían, los Estados Unidos eran, si no el cielo, la cosa más cercana a él.Queridos hermanos, ese no es el verdadero mensaje del evangelio. Es ape-nas una pobre idea humana de lo que puede ser la eternidad.

David W. Dyer, en De gloria en gloria

112 AGUAS VIVASREPORTAJE

«Esto vino

Testimonio de Alice Yuan, una de las mujeres olvidadas de laIglesia sufriente.

Anneke Companjen

El hombre mayor, un poco curva-do por los años, nos esperaba enuna esquina de Pekín. Usaba una

gorra de lana para protegerse del frío con-gelante. No fue difícil reconocerlo. Ha-bíamos visto su retrato, habíamos oídosu historia, habíamos orado por él duranteaños. Ahora, al fin, habíamos sido invi-tados para ir a su casa.

Después de un rápido saludo, él noscondujo a través de los coloridos puestosde frutas. Pasamos frente al puesto depolicía, junto al templo Lama, a travésde un pasaje sinuoso que llevaba a su«casa». No era más que un aposento usa-do como sala y dormitorio. La pequeñacocina parecía un anexo, probablementeconstruida después.

Alice, su esposa, nos saludó con uncaluroso apretón de manos y una sonrisaradiante, apresurándose a ofrecernos unataza de té. Cuando nos sentamos en unpequeño sofá, yo apenas podía creer que

estaba allí. Era casi demasiado bueno paraser verdad. ¡Yo estaba conociendo a AliceYuan en persona! Más aún, Johan y yoestábamos sentados en su casa.

Adoración con cristianos clandestinosen China

Personas de todo el mundo han visi-tado al pastor Alan Yuan y su esposaAlice, desde que China reabrió sus fron-teras a los turistas. Durante años, los«entregadores» de Biblias siempre fue-ron bendecidos por las vidas de estos dosqueridos ancianos, cuando visitaban sucasa. La forma como ellos permanecie-ron fieles al Señor sirvió como un pode-roso ejemplo para todos nosotros.

El pastor Alan, ahora de 84 años, nosentregó un testimonio escrito para noso-tros y para otros visitantes que habían lle-gado. Había sólo una frase dedicada a suesposa Alice, pero valía más que muchoslibros: «Durante mis 22 años de prisión,

de mí»

113AGUAS VIVAS REPORTAJE

mi esposa sufrió indecibles dificultadespara criar los hijos».

Después de leer esas palabras, miré aAlice. Pequeña y curvada por la edad,Alice Yuan todavía era una mujer bonita,su rostro enmarcado por cariñosas sonri-sas de bienvenida. Era difícil creer queella fuese una mujer de la cual se debiesetener pena. Como muchos chinos que hansufrido por causa de su fe, su rostro pare-cía iluminado por una luz interior, quebrillaba a través de sus ojos.

He oído hablar de las dificultades queesa valerosa mujer enfrenta y ahora de-seo una oportunidad para sentarme conella a conversar sobre sus experiencias.Pero estaba demasiado ocupada. Necesi-taba ofrecer té, mandarinas y castañastostadas a los visitantes. Y, como si esofuera poco, trajo también plátanos. A pe-sar de su pobreza, los Yuan eran muyhospitalarios.

Mientras observaba la sala, acompa-ñando los movimientos atareados deAlice, mis pensamientos volvieron paraHolanda por un momento. En aquel mis-mo día, la madre de Johan estaba cele-brando su cumpleaños, y tenía la mismaedad de Alice, 79 años. Pero, cuán dife-rente era su vida.

Pensando en la casa de reposo dondevive mi suegra, no pude dejar de compa-rar su vida con la de Alice Yuan. Desde elpunto de vista físico, ciertamente era mu-cho más fácil vivir en la rica Holanda queen China. Pero, en cuanto a una vida ple-na, pienso que Alice llevaba ventaja. Pesea su edad, ella todavía pasaba noches enla delegación de policía con una cierta re-gularidad, porque aún eran importunadospor las autoridades. Y las comodidadesmodernas estaban completamente ausen-tes de su pequeña residencia.

Pero Alice agradecía por el hecho deque ella y su marido todavía estaban sien-

do usados por el Señor. No tenía tiempopara aburrirse. Sus muchos visitantes ysu vida ocupada también le impedían queprestase atención a todos los dolores quesiempre acompañan la edad avanzada. Lacariñosa sonrisa de su rostro me demos-tró que el Señor no queda endeudado connadie. Él tiene sus propios medios desuplir aquello que le ofrecemos a él.

«Oímos hablar que las autoridades loobligaron a cerrar su iglesia-casa», dijoJohan a Alan, «por eso no esperábamospoder visitarlo de la manera como lo es-tamos haciendo». «Sí, pero las personascontinúan viniendo, por eso necesitamosdejarlas entrar», respondió el anciano, conuna sonrisa maliciosa.

Di una mirada alrededor de la sala. Uncuadro de Billy Graham, bien visible, col-gaba de la pared, cerca de una cortina, conla cita de Juan 14:6 escrita en caractereschinos: «Jesús le dijo: Yo soy el camino,y la verdad, y la vida; nadie viene al Pa-dre, sino por mí». El aposento estaba es-casamente amueblado. Una cama matri-monial, un pequeño comedor, un guarda-rropa y un pequeño sofá, empotrado en lapared para ganar espacio. Muchas sillasplegables estaban puestas unas junto aotras. Cajas llenas de cintas cassettes yalgunos libros estaban apilados encima delmueble de cocina.

Un flujo ininterrumpido de jóvenesinundaba todo el tiempo la casa de losYuan. Cuando yo pensaba que la sala yaestaba abarrotada, aún llegaban más vi-sitantes. «Tía» Alice continuaba trayen-do sillas plegables. Muchas jóvenes sesentaban en la cama al lado de Johan. Susrostros eran muy diferentes. Incluso pa-recía que habían venido de países dife-rentes. Algunas parecían chinas auténti-cas, otras nos recordaban a una tribu quehabíamos conocido en Vietnam. Otrasmostraban rasgos mongoles.

114 AGUAS VIVASREPORTAJE

Yo había oído hablar que un grannúmero de personas acudían a los cultosen las iglesias que se reúnen en las casas,pero aquello iba más allá de mi imagina-ción. Si usted está sentado, debe quedar-se donde está. No hay cómo salir, a noser que los que están más cerca de la puer-ta dejen la sala. «Es bueno que ellos notengan normas contra incendio aquí»,pensé conmigo misma, «en caso contra-rio la mitad de estas personas no estaríaaquí. ¡Y, si hubiese un incendio, no iría-mos a ningún lugar!».

Pero todos esos pensamientos des-aparecieron cuando comenzó la adora-ción. Lágrimas brotaron de mis ojoscuando recordé las incontables reunionesde oración a las cuales yo había asistidodurante años. Una en particular, en 1971,en nuestro Colegio Bíblico. En esa épo-ca, todo lo que los misioneros visitantesde Hong Kong nos podían mostrar deChina eran fotografías tomadas desde loalto de un morro en los Territorios Nue-vos. Las puertas de la República PopularChina aún estaban cerradas. Todo lo quesabíamos era que había muchos cristia-nos allá adentro y que eran perseguidos.Por eso aquella noche oramos mucho pornuestros hermanos y hermanas.

Ahora, más de tres décadas después,yo estaba, de hecho, adorando al Señorcon aquellos fieles cristianos chinos.

Di una mirada a Johan, y su rostroestaba radiante. No había otro lugar en elmundo donde él prefiriese estar. ¡Quéprivilegio para nosotros encontrarnos conaquellos santos, Alice y Alan Yuan!

Alan había mantenido la fe en la pri-sión casi 22 años sin una Biblia y sin sufamilia. Incluso ahora, con esta gran re-unión en su pequeño apartamento, Alanno parecía en absoluto preocupado porposibles consecuencias. Yo no dejaba depreocuparme por los policías que había-mos visto a sólo unas cuadras de allí.

En cuanto a Alice, yo sabía que val-dría la pena esperar para conversar conella. Cuando la noche fue cayendo, mu-chos de los jóvenes gentilmente pedíanpermiso y salían. No pasó mucho hastaque casi todos hubieron salido. El mo-mento que yo había esperado finalmentehabía llegado. Alice Yuan ahora teníatiempo para conversar conmigo.

Conducida por el fiel Pastor«He orado durante años por usted.

Tengo muchos deseos de oír sus expe-riencias», le dije. Alice asintió, sacudien-do la cabeza, y dio unas palmaditas afec-tuosas en mi mano. «Gracias por haberorado», dijo sonriendo.

Cuando ella comenzó a contar su his-toria, me di cuenta de que lo que iba acontar no era novedad para mí.

En abril de 1958, Alan, el marido deAlice, y varios otros pastores fueron de-tenidos y presos. «Usted no lo verá más»,le informó fríamente un oficial comunis-ta, cuando se llevaron a su marido. Susojos se llenaron de lágrimas y su corazónse enfermó con la súbita pérdida. El fu-turo se veía muy oscuro. ¿Cómo podríaella vivir sin el amor de su vida? ¿Paraqué viviría sin su compañero de ministe-rio?

Alan y Alice habían servido con entu-

Un día el Señor le habló:«Esto vino de mí». Su vozinconfundible resonó en sucorazón. Aquella palabradel Señor irrumpió con vidaen el espíritu de Alice. Porfin, ella podía rendirse.

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siasmo juntos al Señor, desde su casamien-to en 1937. Primero, ellos fueron a traba-jar al interior de la Provincia de Hebei.Los cultos evangelísticos que realizabanen diferentes aldeas se extendían a vecespor tres o cuatro días. Juntos, los Yuan sehabían regocijado al ver muchas personasvenir a Cristo durante las reuniones.

Los comunistas habían rodeado suregión en 1945, y la tensión había aumen-tado. En ese tiempo, una carta de Pekíninformaba que su madre, aún no conver-tida, estaba muy enferma. Él y su jovenesposa regresaron a prisa para la ciudad,ya que Alan era hijo único. La respuestaa la oración fue maravillosa: creyeron enel Señor Jesucristo no sólo la madre, sinotambién la abuela.

Para esa época los comunistas habíandestruido todas las ferrovías entre las gran-des ciudades. Por eso, Alan y Alice tuvie-ron que quedarse en Pekín. Sin embargo,no permanecieron inactivos. Comenzarona hacer reuniones al aire libre y no tarda-ron mucho en establecer una iglesia. Des-de entonces, de veinte a cincuenta nuevoscreyentes eran bautizados cada año.

Entonces vino la «Liberación», en1949. Desde que los comunistas maoístastomaron el control del país y establecie-ron la República Popular, no fueron per-mitidas más reuniones al aire libre. Losmisioneros occidentales no fueron másrecibidos. Las cosas empeoraron a me-dida que se imponían más y más limita-ciones a los cristianos.

Junto a otros once predicadores deunas sesenta congregaciones de Pekín,Alan Yuan rehusó estar de acuerdo conuna ley nueva e inaceptable, según la cualtodas las iglesias deberían alinearse conel Movimiento Patriótico Triautónomo(MPT). El MPT era presidido por laAgencia de Asuntos Religiosos (AAR),que controlaba todas las actividades reli-

giosas. Los pastores no querían permitirque sus iglesias se tornasen instrumen-tos del gobierno, dirigidas por al partidocomunista ateo y por la AAR. Por eso,uno tras otro, ellos fueron detenidos yencarcelados.

Después que Alan fue encarcelado,Alice enfrentó sola una enorme prueba.Sin tener empleo ni ingreso alguno, de-bía cuidar de sí y de siete miembros de lafamilia: seis hijos y la suegra. Debido aque Alan era considerado un antirre-volucionario, ningún pariente, amigo ohermano en la fe se atrevía a visitarlo.Alice estaba sola. El futuro incierto y lasinmensas obligaciones le parecían inso-portables. ¿Qué podría hacer?

«Fue difícil en el principio», diceAlice, moviendo la cabeza. «Yo sabía quemi marido estaba en prisión por el Se-ñor, mas el peso sobre mis hombros erademasiado para mí. ‘Yo no puedo car-garlo, Señor’, oraba repetidas veces.Durante días terribles, Alice intentó lu-char con Dios. Pero cuanto más lloraba yse lamentaba, más peso sentía en su co-razón. Su futuro parecía como una nubenegra e impenetrable. No había cómoatravesarla o rodearla.

Un día el Señor le habló: «Esto vinode mí». Su voz inconfundible resonó ensu corazón. Aquella palabra del Señorirrumpió con vida en el espíritu de Alice.Por fin, ella podía rendirse.

«Si esto vino de ti, entonces yo mecallo», oró. «Pero, tú tienes que mante-nernos y protegernos. Y, por favor, no per-mitas que ninguno de nuestros familiaresavergüence o insulte tu Nombre por cau-sa de nuestra fragilidad». La carga de Alicese hizo liviana a medida que oraba así,mas su lucha estaba lejos de terminar.

Alan Yuan estuvo preso 21 años y ochomeses. Y para Alice, aquellos años estu-vieron marcados por largas horas de arduo

116 AGUAS VIVASREPORTAJE

trabajo físico, por agonizante soledad y portiempos de grandes dudas e inseguridad.

Durante los años de separación de sumarido, el Salmo 23 fue su fuente dealiento. Ella depositó la confianza de suvida en aquellos amados versos. De he-cho, las promesas escritas en el Salmo23 se convirtieron en su propia historia.

Una prueba de resistencia física«Cuando me acuerdo de aquellas co-

sas», dice Alice, «pienso que Dios medio cuatro pruebas por las cuales él que-ría que yo pasase.»

La primera fue de sobrevivencia físi-ca. El hijo menor de los Yuan tenía seisaños de edad y el mayor diecisiete, cuan-do Alan fue detenido. Un día, la familiaquedó completamente sin comida. Can-sada y desanimada, Alice dobló sus rodi-llas antes de dormir. «Señor, si no nosenvías algún alimento, todo lo que voy atener mañana para alimentar a los niñosserá agua hervida. Y eso, Señor, no essuficiente para llenar sus barrigas».

Vino a su mente la promesa de Jesús,que se encuentra en Mateo 6:26. ¿Nohabía prometido él alimentar a las avesdel cielo? Después de eso, se fue a dor-mir confiada de que, de alguna forma, elSeñor habría de proveer.

A la mañana siguiente, bien tempra-no, mientras se estaba preparando paraenfrentar el nuevo día, alguien tocó lapuerta. Afuera estaba una señora queAlice no había visto nunca. «¿Usted esla hermana Alice? ¿Y su esposo es el pas-tor Yuan?». «Sí», murmuró Alice, pen-sando en quién sería esa mujer y qué po-dría querer.

Pero, luego que ella respondió afir-mativamente, la mujer agregó: «La hebuscado desde hace algunos días, perono he podido localizarla. Yo no sabía queusted se había mudado cuando su mari-

do fue trasladado. Finalmente, consultésu nueva dirección a las autoridades lo-cales. ¡Mire, esto es para usted! Agradez-ca sólo al Señor».

«Pero, ¿quién es usted?», preguntóAlice, un tanto perpleja. «No puedo de-cirle», respondió la mujer, «todo lo quepuedo decir es que el Espíritu Santo medijo que viniera a verla». Dicho eso, sevolvió rápidamente y se fue antes de queAlice pudiese interrumpirla.

Abrió ansiosamente la caja que lamujer había puesto en sus manos. Aden-tro había un gran paquete de arroz, unpoco de carne, vegetales y un sobre condinero por el valor de 50 RMB (seis dó-lares). Una suma enorme en aquellos días.Alice y su familia agradecieron a Dios,profundamente confiados de que Diossabía cómo cuidar de ellos a pesar de laausencia de Alan.

Seis meses después de que Alan fue-ra preso, Alice encontró un trabajo comocontadora en una de las unidades de cons-trucción del gobierno. Si ella trabajabael mes entero, sin faltar un solo día, susalario mensual era de 24 RMB (tres dó-lares). Su renta no llegaba ni cerca de loque necesitaba para cubrir los gastos desu familia. Pero, el Espíritu Santo conti-nuó moviendo a los cristianos, hermanosy hermanas que nunca había visto antes,para proveer sus necesidades.

Muchas veces encontró sobres llenosde dinero frente a su puerta. Siempre queella recibía un cheque, escribía una notade agradecimiento para la persona cuyosdatos estaban impresos en el cheque. Suscartas siempre eran devueltas con la nota:«Persona desconocida en esa dirección».

Enfrentando pruebas políticas«Mi segunda prueba», continuó

Alice, «fue la presión política, y, tal vez,haya sido la más difícil».

117AGUAS VIVAS REPORTAJE

En el trabajo, Alice soportó discrimi-nación y humillación sin fin. Su unidad–en realidad toda la fuerza de trabajo allí–sabía que ella era de una familia «anti-revolucionaria». Sus colegas le despre-ciaban, tratándola de lo peor. Ella no erainvitada para participar de ninguna acti-vidad social ni podía expresar su opiniónen las reuniones de los trabajadores. Ymientras otros recibían varios beneficios,reconocimientos y premios, Alice siem-pre era ubicada junto a ellos, frente a losdemás, sólo para ser intencionalmenteignorada.

Se sintió muy herida y humillada laprimera vez que eso sucedió. Pero enton-ces, inesperadamente, una vez más oyóla voz del Señor: «Yo voy a escribir tunombre en el Libro de la Vida y voy arecompensarte en el cielo». Alice sintióuna cálida sensación de bienestar. Unarecompensa celestial era una promesamaravillosa. Pero, por encima de todo,le había sido dicha porque el Señor laamaba. Y ese amor era lo que más nece-sitaba.

Lamentablemente, Alice no fue laúnica en perder los derechos y privile-gios: sus hijos sufrieron también. Y, comomuchas madres lo habrán experimenta-do, eso fue lo peor de todo. «Eso era másduro de soportar que mi propio dolor».

Cuando uno de sus hijos tuvo edadsuficiente para trabajar, fue contratado poruna fábrica local. Esa empresa daba to-dos los años una compensación especiala sus trabajadores, por ser una de lasmejores de la región. Pero, debido a lasituación de su padre, el hijo nunca reci-bió ningún reconocimiento. Tal comoAlice, él era postergado.

Otro hijo, después de terminar la se-cundaria, no consiguió empleo en Pekín.Todos sus compañeros de estudio fuerondesignados por el gobierno para diferen-

tes unidades de trabajo dentro de la ciu-dad, pero él no. Al contrario, fue enviadoa trabajar en la Provincia de Ning Xiah,en una región lejana. Eso, de nuevo, por-que su padre era considerado «antirrevo-lucionario».

Sin embargo, sus hijos habían traba-jado de manera esforzada, diligente y fiel.«¡No es justo!», reclamó ella al Señorvarias veces, al verlos heridos y rechaza-dos. Y, varias veces, el Señor le recordólos sufrimientos de su único Hijo.

Alice era presionada por todos lados.Pero, cuanto más presionada era, másgracia parecía recibir. Fue obligada a so-portar la injuria de uno de los más cono-cidos grupos políticos de «autocrítica».Durante seis meses, los inquisidores que-rían que ella renunciase a la fe y se di-vorciase del marido.

«¡Usted sabe que él nunca va a vol-ver!», le decían todo el tiempo. «¿Se dacuenta que él fue condenado a cadenaperpetua?». «Sí, lo entiendo», respondíaella educadamente. «Pero yo no puedo yno me voy a divorciar de él».

Eso enfurecía al grupo, que tambiénla acusaba de corrupción. «Nosotros noentendemos cómo usted puede alimen-tar a su familia de ocho personas con elpoco dinero que gana. ¡Claro que debeestar ocultándonos algo!». El grupo in-tentaba intimidar a Alice al acusarla así,pero ella permanecía firme.

«Y el Señor me fortaleció», dice ella,«con las palabras de Proverbios 24:10:«Si eres débil en día de angustia, tu fuer-za es limitada». (Biblia de las Américas).Además de eso, nadie podía encontrarninguna prueba de sus acusaciones con-tra mí».

La crítica pública, los análisis y jui-cios continuaron durante años. Alice nun-ca vio un rostro sonriente. Todos estabandecididos a liquidarla. Y otros fueron, de

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hecho, liquidados. Un hombre, que laconocía, fue puesto en un hospital paraenfermos mentales debido a la presióninsoportable que sus perseguidores ejer-cían sobre él. Ella sólo podía agradeceral Señor por darle la fuerza para resistir.

Fuerza para resistir la prueba«Mi tercera prueba», continuó Alice,

«fue la carga más pesada que tuve quecargar. En el principio, fui a trabajar auna empresa de la construcción, comocontadora. Después de tres días en elempleo, el jefe confió tanto en mí, queme dio la responsabilidad sobre todo elmovimiento de caja y de la contabilidad.El Señor me dio sabiduría para hacer esetrabajo durante ocho años». Entoncescomenzó la Revolución Cultural de 1966.Las esquinas se llenaron de jóvenes re-volucionarios, verificando listas que con-tenían nombres de personas que pertene-cían a familias «antirrevolucionarias».Aquellos jóvenes, comunistas entusias-tas, exigían que cualquiera que pudieraser aun remotamente cuestionable fueseremovido de su empleo y obligado a tra-bajar en el campo.

Era una época de gran terror y derra-mamiento de sangre. Las familias eranseparadas y el miedo imperaba en el país.Alice no estaba inmune a las terriblesaprensiones que acometía a todos enaquellos días de anarquía. Ella quedósorprendida cuando su supervisor le dijoque debería ser transferida a una fábricade ladrillos para hacer trabajo manual.

Nunca había hecho trabajo pesado ensu vida y, en su debilidad física, tenía queconfiar en la fuerza del Señor. El primerdía, se le ordenó que llenase y vaciase150 ladrillos de un carrito de mano, quedebía empujar de un lugar a otro de lafábrica. Ella disponía de sólo 15 minutospor viaje y todos los días tenía que cum-

plir su tarea. Desesperada y afligida, ellasólo podía orar. Y, de alguna manera, ellaconcluía la tarea de cada día.

Durante los días de enero y febrero,los meses más fríos del año, Alice y suscompañeros de trabajo fueron enviadosa la construcción de una piscina al ladode un río congelado. Tenían que trans-portar pesados materiales de construc-ción, atravesando con sus carritos el le-cho del río congelado. El viento era deun frío penetrante y el dolor de las ma-nos y los pies era aun más agobiante queel cansancio de los miembros. Apenas sepodía mover.

Algunos no cristianos dejaban caersus carritos, se sentaban en la superficiedel río congelado y lloraban. Muchos delos trabajadores no lograban cumplir conla cuota. Pero, la pequeña Alice recibíatanta fuerza del Señor, que conseguía, nosolamente completar su meta, sinoexcederla. Muchos de sus colegas y líde-res quedaban atónitos. «¿Dónde consi-gue ella su energía?», se preguntabanunos a otros.

Sólo Alice sabía.

Votos de casamiento puestos a pruebaLa última prueba de Alice fue la ten-

tación de volver a casarse. Ella sufriócontra la deprimente soledad. Sentía unaañoranza terrible del cálido abrazo y delas palabras alentadoras de su amado es-poso. Tenía sólo treinta años cuando élfue llevado. Y ella casi no se atrevía asoñar con su regreso, temiendo que esedía nunca llegase.

Fue entonces que la tentación entróen escena. Viendo su interminable triste-za, las personas procuraban presentarleposibles enamorados.

Alice no estaba sólo inconsolable-mente sola, sino que además estaba enseria desventaja debido al estigma

REPORTAJE

119AGUAS VIVAS

antirrevolucionario de su familia. Ellasabía muy bien que la única forma deremover ese estigma sería divorciarse deAlan y casarse con otra persona. Un hom-bre muy bueno le ofreció su amor y suapoyo. Debió luchar, tanto espiritualcomo emocionalmente, para no dejarseinfluir por su amable propuesta. En otrasocasiones, siendo ella bonita y elegante,recibió ofrecimientos de ropa, de dineroy de toda clase de presentes de preten-dientes interesados.

Un caballero llegó a preparar los do-cumentos de divorcio, diciéndole que todolo que tenía que hacer era avisarle. «Cuan-do usted esté libre de él, puede mudarse aun departamento mejor. Usted va a teneruna vida mejor y sus hijos no van a tenerque preocuparse más por la comida», ledijo con una amable sonrisa.

Viéndola hoy tan contenta con sumarido, estas historias no parecen espe-cialmente significativas. Pero, para ella,en aquella época, la tentación fue fuerte.Casi todos le decían que Alan no regre-saría. A veces, ella era tentada a creer enellos. Aun así, a pesar del alivio que undivorcio pudiera traerle, rehusaba firmarlos documentos.

«Vencí la tentación por la confianzaen el Señor», dijo ella, reflejando lige-ramente en su rostro el dolor que habíasufrido. «Cuando me casé, hice un votoy un pacto delante del Señor, que tantoen la salud como en la enfermedad, enla alegría y en la tristeza, yo acompaña-ría a mi marido hasta ver a nuestro Se-ñor».

Y así, a uno tras otro de sus preten-dientes, les decía que estaba casada conAlan y quedaría casada con él hasta el

día de su liberación o hasta que supiesecon seguridad que él había muerto.

Una oración por el futuroPero Alan Yuan no murió. Después

de 21 años y ocho meses, volvió a su es-posa amorosa. Y el reencuentro, para am-bos, fue nada menos que un milagro.

«Cuando él volvió a nuestra casa, loshijos ya eran todos adultos y tenían suspropias familias», dice ella con una son-risa. «Por tanto, él era sólo mío».

Orgullosamente, Alice me mostró elmás reciente retrato de familia, sacadoen el sexagésimo aniversario de matri-monio. Seis hijos y diez nietos rodeabana la sonriente y anciana pareja.

«Alice, ¿todos ellos siguen al Se-ñor?», pregunté. «Algunos más queotros», respondió ella encogiendo loshombros con una sonrisa triste. «No esdiferente de nuestras familias del mundolibre», pensé con una cierta ironía.

Finalmente, mi marido y yo teníamosuna pregunta final que hacerle: «¿Cómopodemos orar por ustedes?». La respues-ta de los Yuan no nos sorprendió. No fueuna petición por salud física o bienes ma-teriales. No fue una solicitud por seguri-dad y protección contra las autoridades, apesar de que Alan y Alice continuabanenfrentando fuerte oposición del gobier-no chino. No, después de una vida de ser-vicio al Señor, Alice y Yuan pidieron ora-ción por la carga más importante de suscorazones: «Por favor, oren para que máspersonas en nuestro país vengan a Cristo.Eso es mucho más importante, ustedessaben, ¡porque Jesús vendrá en breve!».

Adaptado del libro «Lágrimas e sorrisos»(Traducción del portugués)

Respuestas correctas a «¿Cuánto sabe de la Biblia?»1B, 2C, 3A, 4D, 5A, 6D, 7D, 8B, 9C, 10C, 11B, 12A, 13A, 14D, 15B, 16B, 17C, 18A, 19D, 20C, 21A.CALIFICACIÓN: 13 a 15 = Suficiente; 16 a 18 = Bueno; 19 a 21 = Sobresaliente.

REPORTAJE

120 AGUAS VIVASPAGINA DEL LECTOR

CARTAS

GraciasMucho les agradezco por la revista.

Aprecio y valoro mucho, y doy gracias aDios por permitirme acceder al conoci-miento que Dios en su gracia les revelópor su Espíritu a sus siervos. Me sientohonrado al poder compartir con uste-des a través de las páginas de AguasVivas.

Roberto ChávezCoronel Oviedo, Paraguay.

Watchman NeeQuiero agradecerles profundamen-

te por lo que hacen por los siervos delSeñor. En esta semana hemos comen-zado a estudiar aquí los escritos denuestro hermano Watchman Nee. Es unagran bendición. Agradezco a Dios por-que hay ministerios en la tierra como elsuyo que nos dan el alimento espiritualque necesitamos. Muchas gracias portodo, por su amor a los siervos del Se-ñor y por su ayuda al crecimiento delCuerpo de Cristo.

Christiam Arriola ManriqueGoiania, Brasil.

Por razones de espacio, las cartas son resumidas.Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

Equipo Redactor: Eliseo Apablaza, RobertoSáez, Gonzalo Sepúlveda.Además en esta edición: Stephen Kaung, Ricar-do Bravo, Rodrigo Abarca, Rubén Chacón.Diseño y diagramación: Mario Contreras.Traducciones: Andrés Webb, Mario Contreras.Distribución: Jorge Geisse Dumont.Fono/Fax 45-642904. Cas. 3045, Temuco, Chile.E-Mail: [email protected]

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UNA REVISTA PARA TODO CRISTIANO / Año 7 · Nº 40 · Julio - Agosto 2006

aguas vivas

EdificaciónLos saludo con la paz de Cristo de-

seando muchas bendiciones para su viday ministerio tan precioso que el Señorha puesto en sus manos para bendiciónde todo el pueblo de Dios. Aguas Vivases una poderosa herramienta para elpueblo cristiano. Ustedes son un minis-terio de mucha edificación para mi vidaespiritual y también para la iglesia engeneral. Cada día visito la página paraleer toda esa riqueza de revelación ysabiduría que ustedes comparten. Losanimo a que sigan adelante sabiendoque hay recompensa para vuestra obra.

Williams Alvarado, Guatemala.

CancionesMi esposo y yo estamos felices por

este sitio que acabamos de descubrir.¡Qué hermoso! Nos encantan las can-ciones que podemos escuchar y bajar.Realmente aman a Dios, porque la ma-yoría de los sitios venden todo: libros ymúsica cristiana. Así se evangeliza almundo, con amor y desinterés.

Hilda y Samuel Villafañe, Argentina.