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“El pacto de la fotógrafa Érase una vez, una prestigiada fotógrafa llamada Flor, que vivía en el centro de Guadalajara, vivía sola en una casa muy grande, sus vecinos decían escuchar ruidos extraños por las noches, pero nunca nadie había visto algo extraño. La obsesión por la fotografía era tanta que su casa era en forma de cámara fotográfica. Un día nublado, Juan y Daniel, los 2 hijos de la fotógrafa estaban jugando un álbum de fotografías que Flor había ido co- leccionando en toda su carrera profesio- nal, cuando en uno de esos juegos forzejearon entre ellos viendo haber quien era el más fuerte, del álbum salió volando una fotografía que se veía muy antigua.

El pacto de la fotógrafa

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Es un cuento inventado por su servidora, a partir de 10 imágenes escogidas por mi, espero y sea de su agrado.

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Page 1: El pacto de la fotógrafa

“El pacto de la fotógrafa ”

Érase una vez, una prestigiada fotógrafa llamada Flor, que vivía en el centro de Guadalajara, vivía sola en una casa muy grande, sus vecinos decían escuchar ruidos extraños por las noches, pero nunca nadie había visto algo extraño. La obsesión por la fotografía era tanta que su casa era en forma de cámara fotográfica.

Un día nublado, Juan y Daniel, los 2 hijos de la fotógrafa estaban jugando un álbum de fotografías que Flor había ido co- leccionando en toda su carrera profesio- nal, cuando en uno de esos juegos forzejearon entre ellos viendo haber quien era el más fuerte, del álbum salió volando una fotografía que se veía muy antigua.

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Era una fotografía que daba miedo al verla, al reverso traía unas imágenes con acotaciones que ellos no conocían.

Los niños se pusieron a revisar el álbum completo y en el encontraron más fotografías igual de raras, pero hubo una que volvió a llamar su atención, era una fotografía tomada a un cuadro en pintura que se encontraba en el estado de Veracruz, en ella se veían muchas imágenes pequeñas y llamativas.

Se hizo tarde y Rosa llegó del trabajo, cuando vió que sus hijos habían revisado su álbum se puso furiosa, y los regañó mucho, tanto que los dejó castigados por un mes, ellos no entendían como su mamá se había alterado demasiado por algo que parecía inofensivo.

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Una vez controlada, Rosa explicó a sus hijos que años atrás ella no tenía fama ni dínero y que no sabía como hacer para poder triunfar, y que fue entonces que conoció a un señor que le ofreció ganar mucho dínero y también hacerla triunfar, pero, le pidió algo a cambio, y era que ella debía tomarle fotos a unos cadáveres que él tenía en el sótano pero debían parecer que estaban con vida, que guardaría una copia de cada foto y que jamás las podría mostrar a nadie porque si eso sucedía, toda su fama y dinero se acabarían en ese mismo instante.

Los niños comprendieron la gravedad del asunto y no sabían que hacer para enmendar su error, todo parecía perdido, esa noche escucharon ruídos extraños que ellos jamás habían escuchado. Al otro día los tres fueron a la iglesia a hablar con el sacerdote, Rosa le explicó el problema y le pidió ir a bendecir su casa, el padre accedió y dio unas oraciones para que por siete días las rezaran y pudieran volver con sus vidas normalmente.

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A partir de ese día, la familia empezó a rezar las oraciones tal y como el padre lo había indicado. Al concluir los días, volvieron a ir a la iglesia y fue entonces que el sacerdote les recomendó no hablar más del tema, volvieron a casa, y todo marchó normalmente.

Rosa siguió siendo una fotógrafa muy reconocida no solo en Guadalajara, sino en todo el país, Juan y Daniel aprendieron a no volver a meterse con las cosas ni de su mamá ni de ninguna otra persona.