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La inestabilidad del paisaje. Aprendemos conociendo el terreno en el que vivimos. Construimos trazando ese terreno. La arquitectura es una forma de concienciarnos de cómo nos situamos en este terreno y como hacemos nuestros propios espacios en el. A pesar de que lo experimentamos como algo inmutable, el terreno en el que habitamos es inherentemente inestable. Es precisamente la capacidad que tiene dicho terreno de cambiar de forma instantánea y cataclismica mediante terremotos, volcanes, inundaciones o tormentas, y su gradual transformación a través de la sedimentación y la erosión, lo que crea las diferencias-el cambio en la elevación, los materiales y la dirección-y produce las riquezas que excavamos para crear lo que percibimos como una cultura cambiante. Al tomar conciencia de esto me di cuenta también de la diferencia entre como pensamos la arquitectura y como pensamos sobre el paisaje. Asociamos nuestro entorno construido a aquello que puede medirse y, por consiguiente, a aquello que puede conocerse. Cualquier otro intento de intuir o sentir que hay mas allá de nuestro alcance será siempre un débil y místico intento de adentrarnos en el territorio de lo desconocido, de lo inmensurable. 1R REVWDQWH VL YHPRV WDQWR ORV HGLÀFLRV FRPR nuestro paisaje como el resultado de los mismos procesos de acumulación, esta disyunción empieza a desvanecerse. La tierra en la que habitamos, entre interrupciones caóticas, evoluciona mediante la sedimentación, alcanzando una realidad a través de la continua acumulación de material. Del mismo modo, nuestras ciudades alcanzan su apariencia a través de la acumulación continua de la riqueza basada en la realidad de la tierra que ocupan, agrupan y transforman en estructuras complejas. Con el tiempo, esta riqueza \ HO FDUiFWHU GHO OXJDU VH VHGLPHQWDQ HQ HGLÀFLRV /DV sociedades urbanas construyen su propia geología con el tiempo, al igual que los elementos naturales actúan SDUD FRQVROLGDU OD UHDOLGDG GHQVDPHQWH HVWUDWLÀFDGD GH la naturaleza. La cristalización de la arquitectura Entonces tenemos un segundo paisaje, el paisaje humano. La pregunta es de que modo la arquitectura puede cristalizar o contribuir a transformar nuestras ciudades en paisajes que nos liberen en su belleza y en su potencial para la exploración, del mismo modo que “el aire de la ciudad libera”.¿Puede la arquitectura hacernos ciudadanos libres? En física, cuando un sistema alcanza un punto en el que pasa a ser altamente inestable y esta a punto de cambiar a otro estado, se da un máximo de energía, de diversidad y de potencial para un posible desarrollo. La arquitectura del yo Toda nuestra existencia como seres humanos esta El paisaje y la arquitectura del yo Aaron Betsky Quaderns n°218 Mobility,1997

EL PAISAJE Y LA ARQUITECTURA DEL YO

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La inestabilidad del paisaje.

Aprendemos conociendo el terreno en el que vivimos. Construimos trazando ese terreno. La arquitectura es una forma de concienciarnos de cómo nos situamos en este terreno y como hacemos nuestros propios espacios en el.A pesar de que lo experimentamos como algo inmutable, el terreno en el que habitamos es inherentemente inestable. Es precisamente la capacidad que tiene dicho terreno de cambiar de forma instantánea y cataclismica mediante terremotos, volcanes, inundaciones o tormentas, y su gradual transformación a través de la sedimentación y la erosión, lo que crea las diferencias-el cambio en la elevación, los materiales y la dirección-y produce las riquezas que excavamos para crear lo que percibimos como una cultura cambiante.Al tomar conciencia de esto me di cuenta también de la diferencia entre como pensamos la arquitectura y como pensamos sobre el paisaje. Asociamos nuestro entorno construido a aquello que puede medirse y, por consiguiente, a aquello que puede conocerse.Cualquier otro intento de intuir o sentir que hay mas allá de nuestro alcance será siempre un débil y místico intento de adentrarnos en el territorio de lo desconocido, de lo inmensurable.

nuestro paisaje como el resultado de los mismos procesos de acumulación, esta disyunción empieza a desvanecerse. La tierra en la que habitamos, entre interrupciones caóticas, evoluciona mediante la sedimentación, alcanzando una realidad a través de la continua acumulación de material. Del mismo modo, nuestras ciudades alcanzan su apariencia a través de la acumulación continua de la riqueza basada en la realidad de la tierra que ocupan, agrupan y transforman en estructuras complejas. Con el tiempo, esta riqueza

sociedades urbanas construyen su propia geología con el tiempo, al igual que los elementos naturales actúan

la naturaleza.

La cristalización de la arquitectura

Entonces tenemos un segundo paisaje, el paisaje humano.La pregunta es de que modo la arquitectura puede cristalizar o contribuir a transformar nuestras ciudades en paisajes que nos liberen en su belleza y en su potencial para la exploración, del mismo modo que “el aire de la ciudad libera”.¿Puede la arquitectura hacernos ciudadanos libres? En física, cuando un sistema alcanza un punto en el que pasa a ser altamente inestable y esta a punto de cambiar a otro estado, se da un máximo de energía, de diversidad y de potencial para un posible desarrollo.

La arquitectura del yo

Toda nuestra existencia como seres humanos esta

El paisaje y la arquitectura del yoAaron Betsky

Quaderns n°218 Mobility,1997

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