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DOMINGO, 5 FEBRERO 2012 TENDENCIAS LA VANGUARDIA 39 Twiggy El modelo Twiggy propuso pechos casi inexistentes Sophia Loren A. Jolie una prótesis y todo quedaba solu- cionado. “Cabe recordar –indi- ca– que todo lo que pesa cae, y esto es lo que está pasando”. La sociedad empieza a percibir que hay algunas cosas que no funcio- nan bien y esto conllevará una moderación. Al igual que las ope- raciones de nariz fueron decayen- do cuando las mujeres detecta- ron que los resultados no eran buenos. Y al igual que las muje- res se plantean qué pasa con aquellos rellenos de cara que no acaban de encajar, también se abre la reflexión sobre el tamaño adecuado y lógico del pecho. O sea, las formas regresan a una cierta armonía. Palacín considera que la ciru- gía estética está en un momento de transición que debe superar este exceso de marketing para re- cordar que es una especialidad médica que requiere tiempo, pro- fesionalidad, un buen diagnósti- co y recuperación y que, por tan- to, no se puede hacer al por ma- yor. Un ejemplo claro es el de los defectuosos implantes mamarios PIP, un producto más barato que responde a una gran demanda. Juana Gallego, profesora de Pe- riodismo de la UAB y autora del libro Eva devuelve la costilla, con- sidera que que hay algunas revis- tas femeninas que fomentan esta visión de los tratamientos estéti- cos como algo inocuo, lo que inci- de en que que cada vez haya más mujeres que se apunten. La pre- sión es brutal porque se asocia ju- ventud y belleza con éxito, y con triunfo profesional. Y considera que esta obsesión por el físico res- ponde a un desplazamiento del modelo patriarcal. Una vez se ha logrado la igualdad jurídica y la mujer ha accedido al mercado la- boral, esta búsqueda patriarcal de la “sumisión” se convierte en una cuestión de imagen. Está muy explicado, pero no es- tá de más recordarlo. ¿Qué mode- los de profesionales aparecen en la televisión? La sociedad está ya habituada a ver mujeres en una edad de esplendor físico y la ve- jez femenina no aparece. La obse- sión por la lucha contra el tiempo está servida y cada vez más muje- res de alto nivel profesional recu- rren también a la estética, Pero ¿y los hombres?, ¿están tan libres de esta presión social fruto de mucho photoshop? No la sufren como las mujeres, pero el mercado ya se fija en ellos, al margen de “patriarcados”. Cary Grant o Gregory Peck eran gua- pos, de tórax bien hecho y tenían pelo en el pecho. “Hoy los depi- lan a todos”, señala la catedrática Raich. Por no hablar del abdo- men “tableta de chocolate”. O del entorno laboral que empieza a exigir una imagen saludable. Sin duda, la cirugía estética re- suelve problemas y complejos grandes o pequeños, da satisfac- ciones. No es este el debate por- que el interés por la belleza ha es- tado siempre presente en la histo- ria. La cuestión es que no parece que el bombardeo de cuerpos per- fectos, muchos irreales, vaya a pa- rar. Aunque se atenúe la exube- rancia del pecho.c En la actualidad triunfa la proporción, la armonía LA TRANSICIÓN Se empieza a tomar conciencia de que ha habido excesos en el aumento mamario La italiana fue uno de los mitos innegables, prototipo de busto generoso AÑOS SESENTA 2012 DEMASIADO MARKETING Los cirujanos recuerdan que operar requiere tiempo, profesión, diagnóstico y realismo AÑOS CINCUENTA NÚRIA ESCUR Barcelona E n los últimos meses, la ci- rugía de recambio de im- plantes se ha convertido en la más consultada a raíz de la problemática con las prótesis PIP. ¿Ha modificado eso el mo- delo estético a escoger?, ¿alguien decide retirarse sus implantes de mama, como Jane Fonda? Sigue habiendo más pacien- tes que quieren aumentar el pe- cho que pacientes que quieran disminuirlo. “La reducción es mucho más infrecuente”, apun- ta el doctor Jesús Benito Ruiz, cirujano plástico y estético de la Clínica Tres Torres. “No hemos recibido mayor demanda de reti- rada de implantes. Creo que las mujeres han entendido bien que el problema sólo respondía al fraude de una marca”. Fue a principios del siglo XX cuando se formó el ideal de la lla- mada Chica Gibson. Gibson era un personaje de caricatura que se convirtió en prototipo de jo- vencitas y su creador era un hombre, Charles Dana Gibson, que definía así a la dama ideal: cintura de avispa, pechos gene- rosos y erguidos en lógica conso- nancia con amplias caderas. La mujer en forma de “S”, la que ajustaba el corpiño –esencia del balconette– hasta desbocar sus pechos, se unió a la que luchaba por obtener el voto. Era el princi- pio de muchos cambios cíclicos en las modas sobre el busto. Durante los años veinte la cur- vas no están de moda, se lleva el corsé de látex y algunas mucha- chas incluso sujetan sus senos para disminuir su volumen. Cuando Paul Poiret suprime el corsé para sus creaciones, algu- nas clientas se horrorizan ante un pecho desprotegido. Deci- den sujetarlo con una especie de banda (modestia) por encima del corsé. Estos primeros soste- nes desaparecen hacia 1925 pa- ra volver a usarse para redon- dear el pecho. Nace el sujetador como prenda histórica. En 1927 se experimenta un vi- raje contrario al estilo Poiret, gracias al trabajo de Vionnet, Lanvin o Chanel, ésta última por su refinamiento, sobriedad y el talle libre. Coco Chanel ado- ra la proporción armoniosa, más delgada que excesiva, y las chi- cas de los años 30 siguen los pa- trones de Greta Garbo. La déca- da de los 40 mantiene el modela- je de vestidos con pecho y cintu- ra en su sitio. Tras la guerra, con París en el centro de la moda, Ju- liette Grecó, musa del existen- cialismo, marca una época con su atuendo de pantalón ajustado y sweter negro de cuello de cis- ne, silueteando el pecho. Termina la guerra, regresan las curvas femeninas, los años cincuenta adoptan el sujetador sin breteles. Pechos más gran- des son considerados, social- mente, sinónimo de mujer atrac- tiva. Pero, como en casi todas las etapas, siempre hay dos op- ciones en péndulo; las diferen- cias van de las sexis Marilyn Monroe o Sophia Loren al estilo y la clase de Audrey Hepburn. Pero es la década de los sesen- ta la que marca un cambio radi- cal. Aunque los primeros años las mujeres no cambian mucho respecto a la herencia Chanel, a mediados de la década se impo- ne la minifalda y el cabello corto estilo pixie. Algunos grupos se rebelan contra la idea de muje- res-objeto y acaban quemando corpiños públicamente. Con mo- delos como Twiggy las curvas se apagan. Una pobre economía in- dica, en los 70, la vuelta al traba- jo y actrices como Farrah Faw- cett, con sus curvas, o Úrsula An- drews, de chica bond, animan a volver a la moda del exceso; el movimiento hippy había otorga- do libertad al cuerpo. Hubo pe- chos sin sujetador hasta que, en los 80, la imagen corporativa exi- gió esconder el pecho, disimula- do con grandes solapas y hom- breras imposibles. La revolución wonderbra in- troducía el gusto de la década de los 90 por el busto grande y cur- vas a lo Pamela Anderson. Serán la causa de un alud de operacio- nes estéticas. Un imperio que rompería, a las puertas del año 2000, la imagen más cercana a la androginia encarnada en la modelo Kate Moss. En la actualidad parece que hay un regreso a las formas fe- meninas y, en pleno 2012, los di- señadores han ido abandonado la imagen lánguida para reivindi- car mujeres que dejen entrever su busto, un homenaje a las for- mas femeninas: Scarlett Johans- son o Angelina Jolie. Javier Herrero, cirujano plás- tico del Centro Médico Teknon de Barcelona, recibe centenares de consultas. De todas ellas, un 30% acaba en intervención de aumento de mama y sólo un 10% en reducción mamaria. “Es un órgano que mide la autoesti- ma de la mujer”, explica. “¿Les piden parecerse a alguna actriz? “A veces nos traen fotos de cele- bridades pero nosotros busca- mos resultados naturales. La ma- yoría de mujeres, hoy, sólo quie- ren un pecho proporcionado y bonito”.c La Venus de Milo. Afrodita (Venus romana) es la diosa griega de la belleza, la sexuali- dad, la reproduc- ción y el amor. Esta estatua es del siglo II a.C. y se descu- brió en Milo. Actual- mente está en el Louvre (París) LA DÉCADA DE LOS VEINTE Cuando Poiret suprime el corsé, sus clientas se horrorizan ante un busto libre EL FENÓMENO PÉNDULO A veces coexisten dos tendencias: el sexy de Marilyn o el estilo de Audrey Mitología del busto femenino El busto femenino ha pasado por modas estéticamente opuestas en función de los patrones que ofrecía el mundo del cine Un siglo de cambios

El pecho: evolución del cánon de belleza

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Un artículo del periódico La Vanguardia del 5 de febrero del 2012.

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Page 1: El pecho: evolución del cánon de belleza

DOMINGO, 5 FEBRERO 2012 T E N D E N C I A S LAVANGUARDIA 39

TwiggyEl modelo Twiggy propusopechos casi inexistentes

Sophia Loren

A. Jolie

una prótesis y todo quedaba solu-cionado. “Cabe recordar –indi-ca– que todo lo que pesa cae, yesto es lo que está pasando”. Lasociedad empieza a percibir quehay algunas cosas que no funcio-nan bien y esto conllevará unamoderación. Al igual que las ope-raciones de nariz fueron decayen-do cuando las mujeres detecta-

ron que los resultados no eranbuenos. Y al igual que las muje-res se plantean qué pasa conaquellos rellenos de cara que noacaban de encajar, también seabre la reflexión sobre el tamañoadecuado y lógico del pecho. Osea, las formas regresan a unacierta armonía.Palacín considera que la ciru-

gía estética está en un momentode transición que debe superareste exceso demarketing para re-cordar que es una especialidadmédica que requiere tiempo, pro-fesionalidad, un buen diagnósti-co y recuperación y que, por tan-to, no se puede hacer al por ma-yor. Un ejemplo claro es el de losdefectuosos implantes mamariosPIP, un producto más barato queresponde a una gran demanda.JuanaGallego, profesora dePe-

riodismo de la UAB y autora dellibroEva devuelve la costilla, con-sidera que que hay algunas revis-tas femeninas que fomentan estavisión de los tratamientos estéti-cos como algo inocuo, lo que inci-de en que que cada vez haya másmujeres que se apunten. La pre-sión es brutal porque se asocia ju-

ventud y belleza con éxito, y contriunfo profesional. Y consideraque esta obsesión por el físico res-ponde a un desplazamiento delmodelo patriarcal. Una vez se halogrado la igualdad jurídica y lamujer ha accedido al mercado la-boral, esta búsqueda patriarcalde la “sumisión” se convierte enuna cuestión de imagen.Estámuy explicado, pero no es-

tá demás recordarlo. ¿Quémode-los de profesionales aparecen enla televisión? La sociedad está yahabituada a ver mujeres en unaedad de esplendor físico y la ve-jez femenina no aparece. La obse-sión por la lucha contra el tiempoestá servida y cada vezmásmuje-res de alto nivel profesional recu-rren también a la estética,Pero ¿y los hombres?, ¿están

tan libres de esta presión socialfruto de mucho photoshop? Nola sufren como las mujeres, peroel mercado ya se fija en ellos, almargen de “patriarcados”. CaryGrant o Gregory Peck eran gua-pos, de tórax bien hecho y teníanpelo en el pecho. “Hoy los depi-lan a todos”, señala la catedráticaRaich. Por no hablar del abdo-men “tableta de chocolate”. O delentorno laboral que empieza aexigir una imagen saludable.Sin duda, la cirugía estética re-

suelve problemas y complejosgrandes o pequeños, da satisfac-ciones. No es este el debate por-que el interés por la belleza ha es-tado siempre presente en la histo-ria. La cuestión es que no pareceque el bombardeo de cuerpos per-fectos,muchos irreales, vaya a pa-rar. Aunque se atenúe la exube-rancia del pecho.c

En la actualidad triunfala proporción, la armonía

LA TRANSICIÓN

Se empieza a tomarconciencia de queha habido excesos enel aumento mamario

La italiana fue uno de losmitos innegables, prototipode busto generoso

AÑOS SESENTA

2012

DEMASIADO MARKETING

Los cirujanos recuerdanque operar requieretiempo, profesión,diagnóstico y realismo

AÑOS CINCUENTA

NÚRIA ESCURBarcelona

En los últimosmeses, la ci-rugía de recambio de im-plantes se ha convertido

en la más consultada a raíz de laproblemática con las prótesisPIP. ¿Ha modificado eso el mo-delo estético a escoger?, ¿alguiendecide retirarse sus implantes demama, como Jane Fonda?Sigue habiendo más pacien-

tes que quieren aumentar el pe-cho que pacientes que quierandisminuirlo. “La reducción esmucho más infrecuente”, apun-ta el doctor Jesús Benito Ruiz,cirujano plástico y estético de laClínica Tres Torres. “No hemosrecibidomayor demandade reti-rada de implantes. Creo que lasmujeres han entendido bien queel problema sólo respondía alfraude de una marca”.Fue a principios del siglo XX

cuando se formó el ideal de la lla-mada Chica Gibson. Gibson eraun personaje de caricatura quese convirtió en prototipo de jo-vencitas y su creador era unhombre, Charles Dana Gibson,que definía así a la dama ideal:cintura de avispa, pechos gene-rosos y erguidos en lógica conso-nancia con amplias caderas. Lamujer en forma de “S”, la queajustaba el corpiño –esencia delbalconette– hasta desbocar suspechos, se unió a la que luchabapor obtener el voto. Era el princi-pio de muchos cambios cíclicosen las modas sobre el busto.Durante los años veinte la cur-

vas no están de moda, se lleva elcorsé de látex y algunas mucha-chas incluso sujetan sus senospara disminuir su volumen.Cuando Paul Poiret suprime elcorsé para sus creaciones, algu-nas clientas se horrorizan anteun pecho desprotegido. Deci-den sujetarlo con una especie debanda (modestia) por encimadel corsé. Estos primeros soste-

nes desaparecen hacia 1925 pa-ra volver a usarse para redon-dear el pecho. Nace el sujetadorcomo prenda histórica.En 1927 se experimenta un vi-

raje contrario al estilo Poiret,gracias al trabajo de Vionnet,Lanvin o Chanel, ésta últimapor su refinamiento, sobriedady el talle libre. Coco Chanel ado-ra la proporción armoniosa, másdelgada que excesiva, y las chi-cas de los años 30 siguen los pa-trones de Greta Garbo. La déca-da de los 40mantiene elmodela-je de vestidos con pecho y cintu-ra en su sitio. Tras la guerra, conParís en el centro de lamoda, Ju-liette Grecó, musa del existen-cialismo, marca una época con

su atuendo de pantalón ajustadoy sweter negro de cuello de cis-ne, silueteando el pecho.Termina la guerra, regresan

las curvas femeninas, los añoscincuenta adoptan el sujetadorsin breteles. Pechos más gran-des son considerados, social-mente, sinónimo demujer atrac-tiva. Pero, como en casi todaslas etapas, siempre hay dos op-ciones en péndulo; las diferen-cias van de las sexis MarilynMonroe o Sophia Loren al estiloy la clase de Audrey Hepburn.Pero es la década de los sesen-

ta la que marca un cambio radi-cal. Aunque los primeros añoslas mujeres no cambian muchorespecto a la herencia Chanel, amediados de la década se impo-ne laminifalda y el cabello cortoestilo pixie. Algunos grupos serebelan contra la idea de muje-res-objeto y acaban quemandocorpiños públicamente. Conmo-delos comoTwiggy las curvas seapagan. Una pobre economía in-dica, en los 70, la vuelta al traba-jo y actrices como Farrah Faw-cett, con sus curvas, oÚrsula An-drews, de chica bond, animan avolver a la moda del exceso; elmovimiento hippy había otorga-

do libertad al cuerpo. Hubo pe-chos sin sujetador hasta que, enlos 80, la imagen corporativa exi-gió esconder el pecho, disimula-do con grandes solapas y hom-breras imposibles.La revolución wonderbra in-

troducía el gusto de la década delos 90 por el busto grande y cur-vas a lo Pamela Anderson. Seránla causa de un alud de operacio-nes estéticas. Un imperio querompería, a las puertas del año2000, la imagen más cercana ala androginia encarnada en lamodelo Kate Moss.En la actualidad parece que

hay un regreso a las formas fe-meninas y, en pleno 2012, los di-señadores han ido abandonadola imagen lánguida para reivindi-car mujeres que dejen entreversu busto, un homenaje a las for-mas femeninas: Scarlett Johans-son o Angelina Jolie.Javier Herrero, cirujano plás-

tico del Centro Médico Teknonde Barcelona, recibe centenaresde consultas. De todas ellas, un30% acaba en intervención deaumento de mama y sólo un10% en reducción mamaria. “Esun órgano que mide la autoesti-ma de la mujer”, explica. “¿Lespiden parecerse a alguna actriz?“A veces nos traen fotos de cele-bridades pero nosotros busca-mos resultados naturales. Lama-yoría demujeres, hoy, sólo quie-ren un pecho proporcionado ybonito”.c

La Venus deMilo. Afrodita(Venus romana) esla diosa griega dela belleza, la sexuali-dad, la reproduc-

ción y el amor. Estaestatua es del sigloII a.C. y se descu-brió en Milo. Actual-mente está en elLouvre (París)

LA DÉCADA DE LOS VEINTE

Cuando Poiretsuprime el corsé, susclientas se horrorizanante un busto libre

EL FENÓMENO PÉNDULO

A veces coexistendos tendencias: elsexy de Marilyn o elestilo de Audrey

Mitología delbusto femenino

El busto femenino ha pasado pormodas estéticamente opuestas enfunción de los patrones que ofrecía el mundo del cine

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Silvia
Resaltado
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