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Pr. Narciso Nadal Ortiz Page 1 of 7
EL PEREGRINO Y LAS OFENSAS.
Texto: 1 PEDRO 3:9-12
Marita, una joven muy pobre iba a cumplir 15 años y decidió festejarlo e invitar a
sus compañeros del colegio. Para esto ahorro dinero por mucho tiempo.
Al enterarse sus amigos de la fiesta, decidieron hacerle una broma.
Dentro del grupo estaba Pedrito, el líder, era el que se divertía mofándose de todos.
Les dijo que se encargaría personalmente de preparar el regalo.
Llenó una caja muy bonita con basura y desperdicios mal olientes, la envolvió con
papel dorado, le puso un gran moño y una tarjeta con agradables palabras.
Llegó la hora del brindis, le cantaron Feliz Cumpleaños y fue el momento que
Pedrito en representación de todos le entregó el regalo.
Marita, que estaba disfrutando la fiesta de una manera increíble, abrió la caja con
ilusión delante de los presentes, entonces se encontró con la gran sorpresa. Pedrito y
sus compinches se rieron y se burlaron haciendo comentarios desagradables y
humillantes.
Sin desdibujarse la sonrisa de su cara, Marita le pidió a Pedrito que la esperara un
momento. Ella se retiró por unos minutos de la fiesta, tiró la basura, limpió la caja, la
lleno de flores y la envolvió con el mismo papel. Al entrar al salón, todos se quedaron
sorprendidos de su actitud. Fue al encuentro de Pedrito, y con mucho cariño y dulzura
le dijo: -Este es mi regalo para ti. Expectantes y en silencio los presentes, pensaron que
la devolución de la broma iba a ser aún más pesada. Pedrito con manos temblorosas,
abrió la caja y sorprendido al ver las flores preguntó: ¿Qué significa esto? A lo que
Marita le contesto:
«Cada uno da lo que tiene en su corazón»
Esta historia ilustra perfectamente la idea que Pedro quiere transmitirnos en este
pasaje. El punto de todos estos versículos es enfrentarnos con la realidad de que, si
decimos ser cristianos, debemos responder a las ofensas y maltratos de una manera
consecuente con lo que somos y poseemos en Cristo.
Este pasaje se encuentra todavía dentro de la conclusión de la sección que Pedro
comenzó en el 2:11-12, donde nos llama a vivir de tal manera que la gente pueda ver
que somos diferentes, que somos peregrinos y extranjeros en el mundo.
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A partir del 2:13 nos presenta diferentes situaciones específicas en las que
debemos mostrar esta conducta cristiana especial y diferente y ahora en 3:9-12
concluye hablándonos de cual esa conducta cristiana cuando recibimos ofensas o
maltratos de parte de otros.
Podemos identificar 3 cosas claras sobre las ofensas, lo primero que vemos claro en el
texto…
I. LA REALIDAD DE LAS OFENSAS.
Cuando Pedro dice “no devolviendo mal por mal” está dando por hecho la
realidad de que vamos a recibir mal de parte de otros. Y esto es más sorprendente
cuando usted considera que, aunque estas exhortaciones aplican a ofensas que
podamos recibir en cualquier contexto de nuestra vida, Pedro en realidad sigue
hablando aquí en el contexto especifico de la iglesia. (v.8)
No existe tal cosa como una iglesia donde no surjan problemas y conflictos entre
sus miembros. El nuevo testamento nos muestra que no había una iglesia en el primer
siglo en donde no hubiera problemas al menos entre 2 personas.
Pero eso no aplica solo a la iglesia, sino en todos los ámbitos de las relaciones
humanos, donde quiera que usted ser relacione con gente usted debe esperar que
eventualmente surgirán ofensas. En el matrimonio, amistades, compañeros de trabajo
y clase, hermanos de iglesia, en todas las áreas estamos relacionándonos con
pecadores y el problema del pecador es que eventualmente peca.
Y a veces las ofensas ni siquiera tiene que ver con pecado. A veces nos
ofendemos y ofendemos a otros solo porque somos diferentes en tantos sentidos que
a veces lo que para uno es algo normal y natural es ofensivo, por eso a veces hasta sin
darnos cuenta podemos ofender a otros.
Así que debemos estar conscientes que en todo contexto en que nos
relacionamos con gente vamos a ofender y a recibir ofensas los unos de los otros la
pregunta es si responderemos de una manera cristiana a las ofensas y maltrato de los
otros.
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II. LA RESPUESTA CRISTIANA ANTE LAS OFENSAS.
9no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendiciendo…” EPedro aborda este asunto desde 2 perspectivas:
A. Negativamente- Debemos evitar toda forma de retaliación.
1. En acciones- 9no devolviendo mal por mal.
2. En palabras- ni maldición por maldición.
Esto implica desde lo más elemental que si alguien me habla mal o me hace algo
malo, yo no debo responder hablándole mal a él, pero en un sentido todavía más serio
e importante no debo hablar mal de esa persona a otros. Aunque no solemos verlo así
en la biblia la murmuración es un mal peor que agredir directamente, Lev. 19:16.
Y mire que interesante este pasaje de Lv.19 lleva esta idea de evitar todo mal contra el
que nos hace mal todavía más lejos, Pedro nos habla de las acciones y de las palabras,
aquí nos habla aun de las actitudes:
3. En actitudes: Lv.19:17-18. El Guardar rencor con todas las manifestaciones que
esto conlleva (apatía, frialdad, el desprecio, el rechazo) no son actitudes
cristianas.
B. Positivamente- Debemos bendecir al que nos hace mal
9no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendiciendo…”
Mire esto importante, la respuesta cristiana ante las ofensas no es solo abstenernos
de responder con mal, ni siquiera simplemente dejar pasar la ofensa, lo que debemos
hacer como cristianos es responder activamente haciendo bien al que nos hace mal.
Ro.12:21”21No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Fíjese que
lo que este pasaje enseña no es que yo voy a frenar el mal en la otra parte al hacerle
bien, de lo que está hablando Pablo es que la manera como yo venzo el mal en mi es
haciendo bien. La manera como yo evito que la ira, el enojo, el resentimiento y la
amargura se apodere de mi corazón es haciendo bien al que me hace mal.
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Ilustración: La hija llega y le dice a su padre:
("La ira” el "resentimiento" y "orgullo" son el veneno que uno mismo se toma,
esperando que muera el otro"). Es por eso que la biblia dice que lo que vence el mal,
en nuestro propio corazón es hacer el bien.
Y debemos tener presente que debemos hacer bien o bendecir en las mismas áreas
en las que ya vimos que no debíamos hacer mal:
1. Con acciones… es en ese sentido que la biblia nos dice que “…si tu enemigo
tiene hambre dale de comer y si tiene sed dale de beber”.
2. Debemos bendecir con palabras:
a. Deseando el bien y la bendición de las personas que nos hacen mal.
b. Elogiando- reconociendo las bondades y virtudes de esa persona.
c. Dando gracias- con frecuencia la gente que nos ofende son personas que
también han sido de bendición para nosotros en otro momento.
3. Con nuestras actitudes (en el corazón):
a. En vez de anidar resentimiento perdonándolos: el perdón es una actitud del
corazón que depende más del ofendido que del ofensor.
b. Orando por ellos. ¿Qué orar? Si no son creyentes por conversión y salvación
de sus almas, si son creyentes que Dios le ayude a crecer y madurar más en
el Señor, si hay algún pecado envuelto en la ofensa que Dios los ayude a
reconocer su pecado y pedirle perdón a él., etc.
III. LA RAZÓN PARA RESPONDER DE ESTA MANERA A LAS OFENSAS.
9no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
Es necesario aclarar que la traducción que usamos es en realidad una
interpretación del pasaje, porque el pasaje en el original contiene 2 cláusulas en vez
de una, literalmente es “porque para esto fuiste llamados, para que heredases
bendición” de las traducciones en español la RV Actualizada y la NVI lo traducen
manteniendo las 2 cláusulas:
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NVI “9 No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para
esto fueron llamados, para heredar una bendición.”
RAV “9 No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendecid; pues para esto habéis sido llamados, para que heredéis bendición.”
La razón por la que los traductores de Reina y Valera lo tradujeron como una sola
frase es porque la primera frase es ambigua, cuando dice porque para esto fuiste
llamados…”, ese “esto” puede referirse a lo que ya dijo atrás, pero puede referirse a lo
que sigue adelante es decir a la segunda clausula.
Lo que hicieron RV fue interpretarlo como que se refiere a lo segundo y por eso
simplemente unieron las cláusulas en una y lo tradujeron así “sabiendo que fuisteis
llamados para que heredaseis bendición” Si lo vemos así lo que está diciendo el texto
es que tú debes bendecir a los que te ofenden y maltratan y maldicen porque tú fuiste
llamado para heredar bendición.
Y ahí es donde aplica la ilustración que leímos al principio de Marita y su regalo de
cumpleaños, los creyentes debemos bendecir en todo tiempo aun a los que nos hacen
mal “porque cada uno da de lo que tiene” y si en algo abundamos los cristianos es
bendiciones de Dios. La biblia dice en Efe.1 que nosotros hemos sido bendecidos con
toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Dado que somos los
receptores de todas las bendiciones divinas nosotros debemos en consecuencia ser
también canales de bendición para todo el mundo aun aquellos que nos son adversos
y nos maltratan.
Pero con todo y que esto es una verdad irrefutable, no creo que es la manera
como debe verse el pasaje, yo me inclino por aquellos estudiosos que ven el “esto” de
la primera frase (“porque para esto fuiste llamados…”) no es la herencia de bendición
que sigue en el texto, sino el hecho de bendecir que menciono antes. Es decir, está
diciendo bendice al que te hace mal, porque tú has sido llamado a bendecir.
Es decir, eso es parte del llamamiento cristiano, cuando Dios te llamó a salvación
un día, él te llamo a muchas cosas entre ellas a ser un canal de bendición para otros,
Así que bendice porque eso es lo que es consecuente con lo que tú eres, con el
llamamiento que Dios te ha hecho en Cristo.
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Pero lo importante de entenderlo así, es que ahora la última parte del v.9 la
segunda clausula se convierte en una segunda razón para bendecir al que nos hace
mal, esto es… Para que heredemos bendición. Es decir, debemos bendecir porque eso
es lo que hacen los cristianos pero además porque eso es una condición para nosotros
también ser bendecidos. Tú bendición está supeditada a que bendigas también a
otros aun aquellos que te hacen mal.
Mt.6:14-15 “14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también
a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”
La razón principal por la que creo que debe ser entendido de esa forma es porque
en los vv.10-12 él cita una porción del Salmo 34 (Sal.34:12-16) para apoyar la idea de la
segunda cláusula de que nuestra bendición está condicionada a que bendigamos
también a otros.
“10Porque:
El que quiere amar la vida
Y ver días buenos,
Refrene su lengua de mal,
Y sus labios no hablen engaño;
11 Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
Y sus oídos atentos a sus oraciones;
Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.”
En pocas palabras ese salmo enseña Dios bendice y ayuda al que hace lo bien y
busca la paz en medio de los conflictos, pero está en contra de aquellos que hacen lo
malo, aunque sea en respuesta al mal que le hicieron.
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RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIÓN:
Hemos hablado de la conducta ejemplar del cristiano cuando recibe una ofensa
o maltrato. Vimos:
La realidad de las ofensas. (Debemos esperar que sucederán)
La respuesta adecuada a las ofensas. (Evitar toda forma de retaliación y por el
contrario activamente bendecir de todas las formas posibles al que nos hace
mal)
Finalmente vimos la razón por la que debemos responder así: primero eso es lo
que caracteriza una persona llamada por Dios a salvación (es parte del
llamamiento cristiano), y segundo nuestra propia bendición está condicionada
a que nosotros bendigamos también a otros porque Dios según el Sal.34 bendice
al que hace bien y busca la paz y juzga al que hace lo malo.
Definitivamente esas cosas no son humanas, y no nos salen natural, necesitamos
la gracia de Dios. He.12:14-15 “14Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie
verá al Señor. 15Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que
brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;”
Solo con la gracia de Dios, podemos perdonar las ofensas sin que provoquen
raíces de amargura, solo con la gracia de Dios podremos bendecir al que nos hace
mal.
Así que la exhortación final es esa… no dejes de entrar al trono de la gracia a pedir
gracia, cada vez que eres ofendido o si has sido ofendido que con la gracia de Dios
podemos ser estos instrumentos de bendición que Dios quiere que seamos hasta para
aquellos que nos hacen mal.