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7/21/2019 El Placer Del Texto http://slidepdf.com/reader/full/el-placer-del-texto 1/14 “EL PLACER DEL TEXTO” Roland Barthes No hay detrás del texto activo, ni delante alguien pasivo; no hay un sujeto y un objeto. El texto caduca las actividades gramaticales. El texto es un objeto fetiche [1 y ese fetiche me desea. !os sistemas ideol"gicos son ficciones, novelas. #ada ficci"n está sostenida por un habla social, un sociolecto con el $ue se identifica% la ficci"n es ese grado de consistencia en donde se ha cristali&ado excepcionalmente y encuentra una clase sacerdotal para hablarlo com'nmente y difundirlo. #ada habla (cada ficci"n) combate por su hegemon*a y cuando tiene el poder se extiende e lo corriente y lo cotidiano volvi+ndose doxa, naturale&a% es el habla pretendidamente apol*tica de los hombres pol*ticos, de los agentes del Estado, de la prensa, de la radio, de la televisi"n, incluso el de la conversaci"n; pero fuera del poder, contra +l, la rivalidad renace, las hablas se fraccionan, luchan entre ellas. na despiadada t"pica regula la vida del lenguaje; el lenguaje proviene siempre de alg'n lugar% es un topos guerrero. El mundo del lenguaje (la logosfera) era representado como un inmenso y perpetuo conflicto de paranoias. -"lo sobreviven los sistemas (las ficciones, las hablas) suficientemente creadoras para producir una 'ltima figura. El texto es at"pico (si no en su consumo por lo menos en su producci"n). No es un habla, una ficci"n, en +l el sistema está desbordado, abandonado. El placer del texto (el goce del texto) es como una eliminaci"n brusca del valor guerrero, una escamaci"n pasajera de los arrestos del escritor, una detenci"n del cora&"n/ (del coraje). E! texto li$uida todo meta lenguaje, y es por esto $ue es texto% Ninguna vo& está detrás de lo $ue +l dice. El placer del texto no tiene acepci"n ideol"gica. En el texto de placer las fuer&as contrarias no están en estado de represi"n sino en devenir% nada es antagonista, todo es plural. 0lgunos $uieren un texto (un arte, una pintura) sin sombrea separado de la ideolog*a dominante/, pero es $uerer un texto sin fecundidad. El texto tiene necesidad de su sombra% esta sombra es un poco de ideolog*a, un poco de representaci"n, un poco de sujeto% espectros, tra&os, rastros, nubes necesarias% la subversi"n debe producir su propio claroscuro. deolog*a dominante 2 expresi"n incongruente ya $ue la ideolog*a no puede ser sino dominante. -* se puede hablar de ideolog*a de la clase dominante/ puesto $ue existe una clase dominada, es inconsecuente hablar de ideolog*a dominante/ puesto $ue no hay una ideolog*a dominada% del lado de los dominados no hay nada, sino la ideolog*a $ue están obligados a tomar de la clase $ue los domina. !a lucha social no puede reducirse a la lucha de dos ideolog*as rivales% lo $ue está en cuesti"n es la subversi"n de toda ideolog*a. El texto no es isotr"pico[3 % los bordes, las fisuras son imprevisibles. 0s* como la f*sica (actual) debe ajustarse al carácter no 4 isotr"pico de ciertos ambientes, de ciertos universos, de la misma manera será necesario $ue el análisis estructural (la semiolog*a) recono&ca las menores resistencias el dibujo irregular de sus venas. 5arthes% 6i goce s"lo puede llegar con lo nuevo absoluto pues s"lo lo nuevo transforma la conciencia, no lo creo; 7 veces sobre 18 lo nuevo es más $ue el estereotipo de la novedad./ !o nuevo no es una moda, es un valor fundamento de toda cr*tica. El lenguaje encrático (el $ue se produce y se extiende bajo la protecci"n del 9:E<) es estatutariamente un lenguaje de repetici"n (todas las instituciones oficiales de lenguaje son repetidoras). !a forma bastarda de la cultura de masas es la repetici"n vergon&osa% se repiten los contenidos, el=los es$uemas ideol"gicos, el pegoteo de las contradicciones, pero se var*an las formas superficiales% nuevos libros, films, etc. !a palabra puede ser er"tica bajo dos condiciones% si es repetida hasta el cansancio o, por el contrario, si es inesperado, suculenta por su novedad. El estereotipo es la palabra repetida de toda magia. No existe una gramática locutiva (gramática de lo $ue se habla y no de lo $ue se escribe). !a frase es jerár$uica% implica sujeciones, subordinaciones, reacciones internas. e ah* proviene su forma acabada, pues la frase está acabada, es precisamente ese lenguaje $ue está acabado.

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Resumen del placer del texto

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“EL PLACER DEL TEXTO” Roland Barthes

No hay detrás del texto activo, ni delante alguien pasivo; no hay un sujeto y un objeto. El textocaduca las actividades gramaticales. El texto es un objeto fetiche[1 y ese fetiche me desea.!os sistemas ideol"gicos son ficciones, novelas. #ada ficci"n está sostenida por un habla social,

un sociolecto con el $ue se identifica% la ficci"n es ese grado de consistencia en donde se hacristali&ado excepcionalmente y encuentra una clase sacerdotal para hablarlo com'nmente ydifundirlo.#ada habla (cada ficci"n) combate por su hegemon*a y cuando tiene el poder se extiende e locorriente y lo cotidiano volvi+ndose doxa, naturale&a% es el habla pretendidamente apol*tica delos hombres pol*ticos, de los agentes del Estado, de la prensa, de la radio, de la televisi"n,incluso el de la conversaci"n; pero fuera del poder, contra +l, la rivalidad renace, las hablas sefraccionan, luchan entre ellas. na despiadada t"pica regula la vida del lenguaje; el lenguajeproviene siempre de alg'n lugar% es un topos guerrero.El mundo del lenguaje (la logosfera) era representado como un inmenso y perpetuo conflicto deparanoias. -"lo sobreviven los sistemas (las ficciones, las hablas) suficientemente creadoras paraproducir una 'ltima figura.El texto es at"pico (si no en su consumo por lo menos en su producci"n). No es un habla, unaficci"n, en +l el sistema está desbordado, abandonado.El placer del texto (el goce del texto) es como una eliminaci"n brusca del valor guerrero, unaescamaci"n pasajera de los arrestos del escritor, una detenci"n del cora&"n/ (del coraje).E! texto li$uida todo meta lenguaje, y es por esto $ue es texto% Ninguna vo& está detrás de lo$ue +l dice.El placer del texto no tiene acepci"n ideol"gica. En el texto de placer las fuer&as contrarias noestán en estado de represi"n sino en devenir% nada es antagonista, todo es plural. 0lgunos$uieren un texto (un arte, una pintura) sin sombrea separado de la ideolog*a dominante/, peroes $uerer un texto sin fecundidad. El texto tiene necesidad de su sombra% esta sombra es un pocode ideolog*a, un poco de representaci"n, un poco de sujeto% espectros, tra&os, rastros, nubesnecesarias% la subversi"n debe producir su propio claroscuro.deolog*a dominante 2 expresi"n incongruente ya $ue la ideolog*a no puede ser sino dominante. -*se puede hablar de ideolog*a de la clase dominante/ puesto $ue existe una clase dominada, esinconsecuente hablar de ideolog*a dominante/ puesto $ue no hay una ideolog*a dominada% dellado de los dominados no hay nada, sino la ideolog*a $ue están obligados a tomar de la clase $uelos domina. !a lucha social no puede reducirse a la lucha de dos ideolog*as rivales% lo $ue está encuesti"n es la subversi"n de toda ideolog*a.El texto no es isotr"pico[3% los bordes, las fisuras son imprevisibles. 0s* como la f*sica (actual)debe ajustarse al carácter no 4 isotr"pico de ciertos ambientes, de ciertos universos, de la mismamanera será necesario $ue el análisis estructural (la semiolog*a) recono&ca las menoresresistencias el dibujo irregular de sus venas.5arthes% 6i goce s"lo puede llegar con lo nuevo absoluto pues s"lo lo nuevo transforma laconciencia, no lo creo; 7 veces sobre 18 lo nuevo es más $ue el estereotipo de la novedad./!o nuevo no es una moda, es un valor fundamento de toda cr*tica.El lenguaje encrático (el $ue se produce y se extiende bajo la protecci"n del 9:E<) esestatutariamente un lenguaje de repetici"n (todas las instituciones oficiales de lenguaje sonrepetidoras). !a forma bastarda de la cultura de masas es la repetici"n vergon&osa% se repiten los

contenidos, el=los es$uemas ideol"gicos, el pegoteo de las contradicciones, pero se var*an lasformas superficiales% nuevos libros, films, etc.!a palabra puede ser er"tica bajo dos condiciones% si es repetida hasta el cansancio o, por elcontrario, si es inesperado, suculenta por su novedad. El estereotipo es la palabra repetida detoda magia.No existe una gramática locutiva (gramática de lo $ue se habla y no de lo $ue se escribe).!a frase es jerár$uica% implica sujeciones, subordinaciones, reacciones internas. e ah* provienesu forma acabada, pues la frase está acabada, es precisamente ese lenguaje $ue está acabado.

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>odo enunciado acabado corre el riesgo de ser ideol"gico. Es el poder de acabamiento el $uedefine la maestr*a frástica y marca con una destre&a suprema costosamente ad$uirida,con$uistada, a los agentes de la ?<0-E.9lacer del texto% #lásicos. #ultura (cuanto más cultura, más grande y diverso será el placer).>extos de goce% !os textos de goce son perversos en tanto están fuera de toda finalidadimaginable, incluso la finalidad del placer. El texto de goce es absolutamente intransitivo.>odo el mundo puede testimoniar $ue el placer del texto no es seguro% nada nos dice $ue elmismo texto nos gustará por segunda ve&; es un placer $ue fácilmente se disuelve, se disgregapor el humor, el hábito, la circunstancia, es un placer precario.El goce del texto es preco&; no se produce en el tiempo justo, no depende de ningunamaduraci"n.

@Au+ es la significanciaB Es el sentido en cuanto es producido sensualmente.!o $ue se trata de establecer desde diversas perspectivas es una teor*a materialista del sujeto.Esta investigaci"n puede pasar por tres estados% primero, retomando una antigua v*a psicol"gica,puede criticar cruelmente las ilusiones con las $ue se rodea el sujeto imaginario; enseguidapuede ir más lejos y admitir la escisi"n vertiginosa del sujeto descrito como pura alternancia, lodel cero de su desaparici"n; por fin, puede generali&ar el sujeto y a$u* reencontramos siempre eltexto, el placer, el goce% @No se tiene derecho a preguntar $uien es el $ue interpretaB Es lainterpretaci"n misma, forma de la voluntad de poder, la $ue existe como pasi"n/.Entonces tal ve& el sujeto reaparece pero no ya como ilusi"n sino como ficci"n. Es posibleobtener un cierto placer de una manera de imaginarse como individuo, nuestro placer esindividual, pero no personal.#ada ve& $ue intento anali&ar/ un texto $ue me ha dado placer no es mi subjetividad/, la $uereencuentro, es mi individuo/, el dato básico $ue separa mi cuerpo de los otros cuerpos y hacesuyo su propio sufrimiento, su propio placer% es mi cuerpo de goce el $ue reencuentro.-e podr*a imaginar una tipolog*a de los placeres de lectura; esta tipolog*a no podr*a sersociol"gica pues el placer no es un atributo del producto ni de la producci"n, s"lo podr*a serpsicoanal*tica comprometiendo la relaci"n de la neurosis lectora con la forma alucinada deltexto.>exto $uiere decir >EC:, el texto se hace, se trabaja a trav+s de un entrela&ado perpetuo.

!a inocencia/ moderna habla del poder como si fuera uno% de un lado los $ue lo poseen, del otrolos $ue no lo tienen; hab*amos cre*do $ue el poder era un objeto ejemplarmente pol*tico, y ahoracreemos $ue es tambi+n un objeto ideol"gico, $ue se infiltra hasta all* donde no se lo percibe aprimera vista.El poder está presente en los más finos mecanismos del intercambio social% no s"lo en el Estado,las clases, los grupos, sino tambi+n en las modas, las opiniones corrientes, las informaciones, lasrelaciones familiares y privadas.iscurso de poder% todo discurso $ue engendra la falta, y por ende la culpabilidad del $ue lorecibe.!a ra&"n de esta resistencia y de esta ubicuidad es $ue el poder es el parásito de un organismotransocial, ligado a la entera historia del hombre, y no solamente a su historia pol*tica, hist"rica.0$uel objeto en el $ue se inscribe el poder desde toda la eternidad humana es el lenguaje o,para ser más precisos, su expresi"n obligada% la lengua.El lenguaje es una legislaci"n, la lengua es su c"digo.Dablar, y con más ra&"n discurrir, no es como se repite demasiado a menudo comunicar sinosujetar% toda la lengua es una acci"n rectora generali&ada.!a lengua, como ejecuci"n de todo lenguaje, no es ni reaccionaria ni progresista, es simplementefascista, ya $ue el fascismo no consiste en impedir decir, sino obligar a decir.o digo, afirmo, confirmo lo $ue repito.En la lengua, pues, servilismo y poder se confunden ineluctablemente. -i se llama libertad nos"lo a la capacidad de sustraerse al poder, sino tambi+n y sobre todo a la de no someter a nadie,entonces no puede haber libertad sino fuera del lenguaje. El lenguaje humano no tiene exterior%es un a puertas cerradas.

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!iteratura% graf*a compleja de las marcas de una práctica, la práctica de escribir. Feo entoncesen ella esencialmente al texto, es decir, el tejido puesto $ue el texto es el afloramiento mismode la lengua, y $ue es dentro de la lengua donde la lengua debe ser combatida, descarriada% nopor el mensaje del cual es instrumento, sino por el juego de las palabras cuyo teatro constituye.9uedo entonces decir indiferentemente% literatura, escritura o texto.

!a literatura toma a su cargo muchos saberes.!a literatura es absoluta y categ"ricamente realista, la literatura hace girar los saberes; ella nofija ni fetichi&a a ninguno; la literatura trabaja en los intersticios de la ciencia, siempreretrasada o adelantada con respecto a ella.!a literatura no dice $ue sepa algo, sino $ue sabe de algo, $ue les sabe mucho sobre los hombres.!o $ue conoce de los hombres es lo $ue podr*a llamarse la gran argamasa del lenguaje.-eg'n el discurso de la ciencia, el saber es un enunciado; en la escritura, es una enunciaci"n. Elenunciado, objeto ordinario de la lingG*stica, es dado como el producto de una ausencia delenunciador. !a enunciaci"n, a su ve&, al exponer el lugar y la energ*a del sujeto, es decir, sucarencia apunta a lo real mismo del lenguaje.!a segunda fuer&a de la literatura es su fuer&a de la representaci"n. esde la antigGedad hastalos intentos de la vanguardia, la literatura se afana por representar lo real. !o real no esrepresentable, y es debido a $ue los hombres $uieren sin cesar representarlo mediante palabras$ue existe una historia de la literatura. Aue lo real no sea representable puede ser dicho dediversas maneras% ya $ue con !acan se lo defina como lo imposible, lo $ue no puede alcan&arse yescapa al discurso, o bien $ue, en t+rminos topol"gicos, se verifi$ue $ue no se puede hacercoincidir un orden pluridimensional (lo real) con un orden unidimensional (el lenguaje).!a literatura es categ"ricamente realista en la medida en $ue s"lo tiene a lo real como objeto dedeseo.!a modernidad puede definirse por es hecho nuevo% $ue en ella se conciban utop*as de lenguaje.!a utop*a de la lengua es recuperada como lengua de la utop*a, $ue es un g+nero como cual$uierotro.:bcecarse significa afirmar lo rreductible de la literatura% lo $ue en ella resiste y sobrevive a losdiscursos tipificados $ue la rodean; actuar como si ella fuere incomparable e inmortal.:bsecarse% mantener hacia todo y contra todo la fuer&a de una deriva y de una espera.!a tercera fuer&a de la literatura, reside en actuar los signos en ve& de destruirlos, en insistir enel seno mismo de la lengua servil, una verdadera heteronimia de las cosas.

!as ciencias no son eternas. !a fragilidad de las ciencias llamadas humanas posiblemente se debaa $ue son ciencias de la imprevisi"n, lo cual altera inmediatamente la idea de ciencia.!a semiolog*a ha surgido de la lingG*stica. 0l igual $ue el objeto de la econom*a se encuentraactualmente por do$uier, el objeto de la lingG*stica no tiene los limites% la lengua es lo socialmismo. 0 esta desconstrucci"n de la lingG*stica es a lo $ue yo denomino semiolog*a.!a lengua afluye en el discurso, el discurso refluye en la lengua, persisten uno bajo la otra. !adistinci"n entre lengua y discurso s"lo aparece como una operaci"n transitoria.!a semiolog*a de la $ue hablo es simultáneamente negativa y activa. !a semiolog*a a$u*propuesta es entonces negativa o, mejor a'n, apofática, no por$ue niegue al signo sino por$ueniega $ue sea posible atribuirle caracteres positivos, fijos, ahist"ricos, acorporales, en s*ntesis,cient*ficos. Este apofatismo implica por lo menos dos consecuencias $ue se conectandirectamente con la enseHan&a de la semiolog*a.!a primera es $ue la semiolog*a no puede ser ella misma un metalenguaje.

!o $ue estoy condenado a asumir al hablar de signos con signos es el espectáculo mismo de estarara coincidencia, de este estrabismo extraHo $ue me emparenta con los hacedores de sombraschinescas.!a semiolog*a tiene una relaci"n con la ciencia, pero no es una disciplina (+sta es la segundaconsecuencia de su apofatismo). @Au+ relaci"nB na relaci"n ancilar% puede ayudar a algunasciencias.!a semiolog*a no tiene la funci"n de sustituir a ninguna disciplina.Esta semiolog*a negativa es una semiolog*a activa% se despliega fuera de la muerte. Entendiendopor ello $ue no reposa sobre una semiofisis/, en una naturalidad inerte del signo, ni $ue

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tampoco es una semiclasia/, una destrucci"n del signo. -er*a más bien, para continuar con elparadigma griego, una semiotrop*a% vuelta hacia el signo, es cautivada por +l y lo recibe, lo tratay si es necesario lo imita, como un espectáculo imaginario. !a semiolog*a ser*a en suma unartista% representa con los signos como con un seHuelo consciente, cuya fascinaci"n $uiere hacersaborear y comprender. El signo es siempre inmediato, regulado por una especie de evidencia $uele salta al rostro, como un disparador de lo maginario. 9or ello la semiolog*a no es unahermen+utica. -us objetos predilectos son los textos de lo maginario% los relatos, las imágenes,los retratos, las expresiones, los ideolectos, las pasiones, las estructuras $ue desempeHansimultáneamente una apariencia de verosimilitud y una incertidumbre de verdad. !lamar*asemiolog*a/ al curso de operaciones a lo largo del cual es posible jugar con el signo como conunos velos pintado o, mejor a'n, como con una ficci"n.Este goce del signo imaginario es actualmente concebible debido a ciertas mutaciones recientes$ue afectan más a la cultura $ue a la sociedad misma% una situaci"n nueva modifica el uso $uepodemos hacer de la fuer&a de la literatura $ue he mencionado.esaparecida la maestr*a literaria, el escritor ya no puede ostentarla. !uego y por otro lado,mayo de 17IJ puso de manifiesto la crisis de la enseHan&a.6allarm+% todo m+todo es una ficci"n. El lenguaje se le apareci" como el instrumento de laficci"n% seguirá el m+todo del lenguaje% el lenguaje reflexionándose/.Day una edad en la $ue se enseHa lo $ue se sabe; pero inmediatamente viene otra en la $ue seenseHa lo $ue no se sabe% esos se llama investigar.

[1 ?etiche% *dolo o cual$uier objeto al $ue se le rinde culto y se le atribuyen cualidades mágicaso sobrenaturales.[3 sotropo% cuerpo $ue tiene las mismas propiedades en todas las direcciones.

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Una obra sin aparente orden pero que gira en torno de lo que el título

encamina: el placer del texto.

La pregunta es ¿qué sucede si es que sucede algo al gozar de un texto, cuales

son sus consecuencias, su devenir?

Desde a, el epígra!e se con"ere en la obra gran importancia, puesto que #a

sido elegido por el autor. $ertenece a %obbes, "l&so!o político que tuvo una

vida agitada, dice: 'La (nica pasi&n de mi vida #a sido el miedo'. Luego

)art#es volver* a #acer la cita en el cuerpo de la obra esclarecer su sentido,

pero de entrada, como pasi&n que es el miedo, quiere decirnos algo, a que el

texto #ablar* del placer del texto. +l miedo lee, es la respuesta. +l miedo est*

mu cerca del goce al leer, lo m*s individual e incon!esable del sueto.

La ironía socr*tica, así mencionada por )art#es tiene que decir algo respecto

del placer del texto. +l método socr*tico pone al interlocutor en problemas. %a

dos posturas en -&crates su maéutica: esperar que el interlocutor le diga lo

que el a sabe -&crates sabe/, o bien que le diga algo que no sabe, en cuo

caso campear* la sorpresa del mismo -&crates. +ste lugar paridor de verdad,

como quería -&crates, es el nudo del asunto del placer. +l placer no se puede

sustraer a un individuo concreto. Lo que parece denunciar )art#es en -&crates

es que este -&crates parece ser el que sabe a la previa parici&n. 0uguemos aquí 

con el binomio parici&n1parimiento. Lo que denuncia )art#es es un -&crates de

parimiento. La ironía socr*tica sería, pues, contraria al miedo, al goce delinterlocutor, tan pronto debe contradecirse o decir lo que -&crates esperaba.

$ero el #ombre que act(a en contra de contradecirse existe, es una especie de

anti#éroe, como dice )art#es, es el #ombre d*ndose su goce al leer o escribir.

2bre en el texto, al leerlo, una )abel, una pluralidad desatada al escribir la

abre en su cristalizaci&n escribiente sobre la lengua misma. +s una lectura

retroactiva, incon!orme, insatis!ec#a la del que así lee, una lectura a la que no

le importar* el sentido pues este es su insatis!acci&n, una lectura tropezante

como dio Lacan: 'palabras que tropiezan son palabras que triun!an'. 3*s

adelante estableceremos, con!orme a lo que dice )art#es, una disociaci&n

entre placer goce. Disociaci&n que importa en cuanto que el placer esrequisito de una escritura, de legibilidad. +l Deseo de la legibilidad debe

con!ormarse en un 'de acuerdo' a la estructura de la lengua que es una suerte

de ordenador de todo cuanto se lee.

+l escritor requiere para escribir no un 'otro', no pensar en otro al escribir,

como se suele decir: 'en quién se piensa al escribir'/, sino de un espacio: la

posibilidad de una dialéctica del deseo, de una imprevisi&n del goce. La

posibilidad de entrar en la escritura ser legible, como decíamos. 4omo dir*

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m*s adelante )art#es, la naturaleza del goce es asocial, por tanto, no puede

ingresar como goce, sino como placer. +l placer que debe sentir el escritor se

encauzar* en el Deseo, que es gregario, de la lengua. -u goce cobraría ex1

sistencia, en un no avergonzamiento de ese goce. $or tanto ese movimiento se

llama de perversi&n: no #aber verg5enza de eso tan íntimo como el miedo, tal

diimos, para que se produzca el pase a un placer, que tiene una índole social.

+xisten momentos en que ese goce no sucede a la lengua es cuando aparece

lo que )art#es llama 'el texto6murmullo'. La lectura se bloquea, el goce se

aplana. +l texto6murmullo, el que murmura sin dar su oleada de goce, se

trans!orma en la misma demanda, la misma apelaci&n. 7o se !orma el deseo en

esa !rigidez, en ese aburrimiento, no se !orma, dir* )art#es, la neurosis. ¿-ería

realmente el texto6murmullo un texto escrito !uera de todo goce, un texto sin

nada para decir, un texto estereotipado al m*ximo? +l texto no se abre al petit

a lacaniano, no penetra el goce. La cita de )ataille 'La neurosis es la miedosa

apre#ensi&n de un !ondo imposible' clari"ca a )art#es muc#as cosas. 2quí

encontramos la palabra 'miedo' otra vez. +se !ondo imposible como lo íntimo

del sueto, el petit a. La apre#ensi&n o captura como lo que #ace discurrir en la

lectura o escritura. +l miedo como esa pua por el pase de ese goce de

imposible en deseo. 2sí puede que se desglose la cita de )ataille. )art#es se

pregunta qué #ace seductores a los textos de )ataille, a que los ve contrarios

a los textos6murmullo. )ataille, al parecer, #a salido victorioso de la empresa

de #acer el pase del goce al placer del texto por él escrito. +sto lo di!erenciaría.

)art#es escribe: '8odo escritor dir* entonces: loco no puedo, sano no querría,

s&lo so siendo neur&tico.'

De allí la necesidad de una compensaci&n entre el Deseo de la +scritura elgoce del escriba: es así que el lector1escritor tendr* su deseo. +l Deseo1deseo

como lo que vuelve legible. 9 la lectura neur&ticamente. La sanidad, por (ltimo,

como el texto6murmullo.

2sí es c&mo cuando miramos a la estructura, observamos que es la ciencia de

todo goce. Los goces puestos allí, sin estar allí, #an modi"cado la estructura

del lenguae, de la literatura. De a#í que )art#es diga que la escritura sea el

tratado que trata de la escritura misma por ello el goce sea imposible. La

escritura 1el e!ecto de escribir del goce1 sería como inscripciones de esosgoces1síntomas, inscripciones del imposible de )ataille, marcas deadas.

$ara #ablar del placer del texto, a )art#es se le ocurre un gran eemplo: el de

-ade. $articular escritura, en tanto que el placer del texto est* dado por

rupturas, estas rupturas pueden verse a partir de los niveles que act(an en una

escritura así es como #allamos mensaes vulgares en una gram*tica por

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dem*s correcta, la ruptura est* #ec#a. La teoría del texto dice que la lengua

se redistribue, materia con la que trabaa el goce, para volver a ella. De un

lado se opera, entonces, un orden plagiario de la lengua, su tradici&n potente,

can&nica, el buen uso del orden del lenguae, por otro lado, se introduce una

destrucci&n del lenguae, el lenguae muere en algunos de sus &rdenes,

desaparece. Debe darse este equilibrio entre estos dos movimientos no debeimperar el segundo, por eemplo, en cuo caso la ilegibilidad se patentiza/. +l

orden de la cultura depositado en la lengua produce una !alta eso es la

perversi&n. +l erotismo es lo que de"ne al goce actuando en ese plano de la

lengua, se destruen así ciertos edi"cios ideol&gicos, de solidaridad intelectual:

un eemplo puede ser una suerte de discurso de in!ralenguae con irrespeto de

la sintaxis del sueto el predicado, producido entonces este desorden/. $ero

como a venimos diciendo el desorden no puede ir mu leos porque busca

signi"car, se !rustra pues esa !alta producida en los edi"cios ideol&gicos de la

lengua, puesto que la lengua, (nica #erramienta de que se consta, contraataca

con otras legalidades que la #acen omnipresente: las asonancias, la

verosimilitud de los neologismos, es decir, los nuevos lexemas se parecen a los

vieos así !uncionan, etc. )art#es ve un eemplo de esa perversi&n en la

lengua en -ardu donde se da 'la presencia de todos los signi"cantes sin la

llegada de ninguno a su "nalidad'. +ntiéndase, aquí, "nalidad por signi"cado,

es un des"le de palabras que no quieren signi"car no lo dearan #acer tan

!*cilmente con!orme est*n dispuestas. +se bombardeo de signi"cantes da

velocidad !uga, que no permite cristalizar el com(n signi"cado. +n ;laubert,

)art#es ve un discurso 'aguereado' ;laubert procede a anacolutos al

asíndeton pero sin dear que se vuelvan excepcionales, es decir, les otorga un

car*cter de normalidad con!orme los dispone. Dic#o de otro modo: no dan la

sensaci&n estos recursos de incorrecci&n de ser engastados, encaados, sinoque campean en una naturalidad. -alen vencedores de la incorrecci&n, es decir

permanecen legibles dan placer a pesar de aquélla.

4omo decíamos, el placer del texto se produce por el régimen que lleva de

perversi&n. +l placer no es, distingue )art#es, er&geno, sino que es er&tico. La

erogeneidad lo acercaría al texto tradici&n, al texto1murmullo, m*s gregario. +l

placer del texto se produce por una suerte de intermitencia, esto es el

erotismo, una suerte de 'puesta en escena de una aparici&n6desaparici&n'.

%a un placer de leer una novela develar los acontecimientos que llevan a su"nal. +ste no sería el placer del texto descrito por )art#es. +l placer del texto

sería instant*neo, como una caída en el texto. +l otro placer que no es el del

texto, es el llamado placer edípico, el develamiento, #ermenéutico, del

sostenimiento del suspenso, tan pronto es la 'puesta en escena del $adre

ausente, oculto o #ipostasiado/'. +emplos de lectura de este placer, parece

verlas )art#es en textos cl*sicos como los de <ola, )alzac, 8olstoi, puesto que

merecen el respeto de la integridad de sus textos. )art#es relata como en su

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lectura salta espacios de la #istoria por buscar los lugares m*s 'quemantes' de

la anécdota por ende encabalga dea de lado/ otros que considera m*s

aburridos. +sos lugares buscados son la bisagra de la acci&n, los n(cleos

narrativos que de"nen a un punto determinado la acci&n de la #istoria, las

articulaciones de la !*bula. +n esos textos la lectura es r*pida, no #a saboreo

palabra por palabra. 7o obstante el car*cter de esos saltos ser* para cadalector especial, le "gurar* un placer personal. 0ulio =erne sería la antonomasia

de este tipo de lectura, todo en él es la !*bula. -i el goce del texto es la

sensaci&n de una pérdida, de una !alta del signi"cado, en los textos de =erne

no #abría la !alta de esta !alta. La otra lectura, la del placer del texto, sería una

lectura aplicada, una lectura de superposici&n de los niveles de signi"cancia.

+ntiéndase aquí signi"cancia como incapacidad de cristalizar el sentido de lo

que se lee. -eg(n )art#es, este tipo de lectura es el que conviene al texto

moderno, pero #abr* que decir que es la que establece también el texto

moderno.

+l texto moderno leído velozmente generaría una suerte de opacidad, de

!orclusi&n, sería imposible así. +l ocurrir, el acontecimiento en esos textos

modernos estaría en el 'volumen del lenguae, la enunciaci&n', no en la

continuaci&n de los enunciados. +s una suerte de desmenuzamiento de este

tipo textual, una lectura aristocr*tica, "lol&gica al decir de 7ietzsc#e.

Un texto de placer produce al lector una suerte de epoé, una suerte de

suspensi&n del uicio, una anulaci&n de la adetivizaci&n de lo que se lee. +l

goce encontrado en esa lectura s&lo se expresaría en: '>eurea@', en un: 'esesto, es para mí'. +n una exclamaci&n, en una e!usi&n. 2l producirse en el goce

la signi"cancia, es imposible un uicio que sería de valor, puesto que requeriría

del registro Amaginario, que es ideol&gico. +sta incapacidad de adetivar el

texto leído es una a"rmaci&n es nietzsc#eana, escribe )art#es. 3*s íntima

que una subetividad o un existencialismo. -e produce una excedencia del

signi"cado lo que se produce es la llamada voluntad de poder nietzsc#eana,

que bien pudiera aplicarse como voluntad de goce, excedencia de la demanda,

del murmullo, el vencimiento de los adetivos, la liberaci&n o quita de los

adetivos lo ideol&gico, lo imaginario/.

)art#es distingue entre texto de placer texto de goce. +l primero es aquel

que colma, no rompe con la cultura, es el texto con!ortable. +l segundo el que

eecuta una pérdida, una vacilaci&n de los !undamentos #ist&ricos,

psicol&gicos, culturales del lector. Un sueto dos veces perverso, escindido,

sería al decir de )art#es, el que aprovec#a los dos textos, al mantener los dos

textos en sus respectivos campos determinados. %aría una constataci&n en el

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primer caso del #edonismo de toda cultura, en el segundo caso participaría

de la destrucci&n de la cultura en el texto de goce/. )uscaría para cada caso,

en el primero, la consistencia de su o, en el segundo, la pérdida de su o.

)art#es imagina un club de 'amigos del 8exto', todos ellos partidarios de sentirplacer al leer el texto, su placer de cada uno/, su particular. Lo (nico que

tendrían en com(n entonces sus miembros serían sus enemigos. +sos

enemigos sospec#arían de una mística en la literatura en ese placer. +se club

sería represor de las distintas imposturas de la ideología su prioridad, como se

dio, sería el placer por ende, daría insigni"cancia a las di!erencias una vez

que se tiene conciencia de las di!erencias se coartaría el placer/. La di!erencia

es un estado moral de conBicto. +se conBicto est* codi"cado en ese estado

moral. 2sí tenemos el eemplo del eercicio de la violencia como una

codi"caci&n. Lo que revelaría este placer del texto es que no es de índole

dial&gica. $uesto que el conBicto integra la dialéctica implicaci&n de la

agresi&n, de la simulaci&n, de rivalidad de idiolectos, etc./. +se placer abole lo

imaginario verbal por tanto las di!erencias.

La met*!ora del goce del lector, )art#es la vería en una cita de -ilesius: '+l oo

por el que veo a Dios es el mismo oo por el que Dios me ve.' +l goce es pues

una especie de atravesamiento sin punto de llegada con el delirio, el individuo

desollado. -eg(n )art#es, los *rabes llamarían al texto 'el cuerpo cierto' esta

de"nici&n no tendría que ver con el !eno/texto, el texto !enomenol&gico, sino

con el goce. +l placer del texto es irreductible al !en&meno, es irreductible a su

!uncionamiento gramatical. +s puramente animal, biol&gico. La reducci&n a su!uncionamiento gramatical sería de índole cultural. +n el placer del texto, dice

)art#es, el cuerpo sigue sus propias ideas sigue las ideas del petit a, vuelve

al o, en terminología lacaniana.

)art#es se pregunta c&mo se obtendría placer en un texto crítico, tan pronto

el lector tiene que poner seriedad en la propuesta obetiva del crítico/. La

soluci&n sería volverse voeur de ese texto, observar el placer del crítico al

argumentar. =olver una "cci&n el comentario del crítico.

+xiste un problema al escribir un texto sobre el placer del texto. 4onstaría ese

texto, por supuesto de dos tiempos: la doxa la paradoxa esto (ltimo es lo

que lo vuelve reactivo/. $ero #abría un tercer tiempo que sería un después de

la escritura, una introducci&n a esa lectura: la ocupaci&n de lo no escrito por el

placer del lector. La deriva del goce del texto establece un ee vital que si se

sostuviera, dice )art#es, sería suicida.

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2#ora sí llegamos a la di!erenciaci&n entre goce placer. $resentan una

ambig5edad en su restablecimiento. +l placer aludiría a la satis!acci&n el

goce a la desaparici&n, la línea sin llegada ni partida. +l goce, como diimos es

m*s particular por tanto menos gregario. +l placer remite al principio derealidad, por intermedio del principio de placer. +l placer entonces siempre se

sesgar* a la de"nici&n de un goce reducido, que se desvía a conciliaciones.

$ero esa di!erencia de grado que se esboza entre los dos términos es imposible

esa imposibilidad explica porque la %istoria no es dialéctica, sino producto de

sacudimientos, de parte del sueto, alterada por la capacidad de introducir su

goce. La #istoria así sería como el goce, que no es pací"ca no sabe lo que

#ace, no es una inteligencia, es simplemente una a"rmaci&n nietzsc#eana. 7o

#a desarrollo en el goce, ni lo #a en la %istoria. Lacan propone en su teoría

una di!erenciaci&n: el goce es inter1dicto, es un entre1dic#o, se dice entre1

líneas.

2sí, el eercicio de la crítica s&lo puede darse sobre textos de placer. -u materia

es la cultura, no puede apoarse en el goce, es #ist&rica, prospectiva,

constatativa. $or ello la (nica !orma de alcanzar un texto de goce es con otro

de goce: la escritura que re!eríamos antes como ciencia de los placeres en la

#istoria. +l texto de goce es un #ablar en/ el texto no del/ texto.

 8anto la derec#a como la izquierda #an desmerecido el concepto de placer. La

izquierda, por eemplo, #a argumentado que el #edonismo no debe carecer de

compromiso, no debe ser 'puro deleite'.Lo escandaloso del placer del texto no reside en que es inmoral este uicio

persigue la dialéctica/, lo escandaloso del goce es que es at&pico.

La sociedad mercantil sostiene la comunidad literaria. Una comunidad

improductiva. -u producci&n no es para la sociedad mercantil. -alvo, sí, que la

sociedad mercantil recupera en la comunidad literaria aquello que la niega:

mercantilizando lo que produce, su improducci&n el libro como mercancía/.

4onvierte el in(til del texto en (til. -&lo #ace eso, porque eso es lo que sabe

le nace #acer. La sociedad mercantilista ignora el movimiento de perversi&nque viene apareado de la comunidad literaria, lo avala. +n palabras de ;reud,

citado por )art#es, se produce lo siguiente: 'la pulsi&n tiene derec#o a su

propia satis!acci&n, la realidad recibe el respeto que le es debido'.

+xiste una antipatía de parte del goce #acia la emoci&n. +l goce es autista,

delirante, paranoico pero por su mirada a la nada/, todos estos lexemas

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reubican su sustancia imposible. 2sí el goce se vería como una comprensi&n de

sí mismo despoblada de preuicios los cuales provienen de la estructura, del

o/.

2sí, el goce el aburrimiento, como sucedía con el miedo, se parecerían. Lo

que importa a la introducci&n del goce en ;laubert no son las ideas que él tiene

en torno a ese goce: llegar a una lengua ideal. -ino su e!ecto. 7o logra lo quese propone por saberlo sino que lo logra porque cambia el c&digo. La exactitud

es esa modi"caci&n producida. 2simismo por ello, a que esas ideas

pertenecen al autor, el autor también desaparece del texto, el autor est*

muerto en el texto.

Los sistemas ideol&gicos serían como novelas: tienen intriga, debe #aber para

ello una dialéctica, "cciones de lo bueno lo malo. -e opondría a lo novelesco,

que es lo propio del placer, donde se diseminan las !ormas se produce el

corrimiento del sistema ideol&gico, el velo de 3aa.

La ideología #a sido bien entendida por 7ietzsc#e, como ve )art#es. +sa "cci&n

que es la ideología debe, para existir, constar de una clase sacerdotal que son

los o"ciantes, con un lenguae cristalizado en vías de esclerosis, así es como

el lenguae crea regiones. La ideología en su busca de limpiarse, digamos, su

nombre, realiza diversos movimientos como ser: pretende una apolítica de la

doxa. +s la logos!era, todo se produce desde allí #acia allí. +specie de conBicto

de paranoias en la que sobreviven las m*s creativas, las que meor aspiran al

goce. +l lenguae del poder capitalista se sustraería a esa paranoia de mirar a

sus adversarios, no argumentar 'en contra de'. +s la auténtica ideología,especie de envenenamiento implacable, m*s inconsciente que ning(n otro

lenguae.

4omo diimos, el texto posee en su atopismo la signi"cancia que es una suerte

de desbordamiento del sistema. Los momentos tranquilos dentro del sistema

serían los momentos de la inmisi&n del texto, del texto de placer. +sa inmisi&n

del texto de placer1goce diríamos a, no es cesi&n de otro lenguae, es pase a

otro lenguae. Lo que eecuta este texto es una suerte de transmutaci&n de

#acer aparecer un nuevo estado "loso!al de la materia del lenguae.

2lgunos textos cl*sicos, dice )art#es, dean pasar la ideología lo #acen como

un enroecimiento de los autores. +xcept(a a 3allarmé que no cae en ello por

ser 'dueCo de sí mismo'. +n cambio en <ola, vemos que su naturalismo es una

pura ideología m*s.

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)art#es dir* algo interesante respecto a la ideología que también tiene

resonancias lacanianas: es un pleonasmo decir 'ideología dominante'. La

ideología es lo que domina. -on las clases las que pueden ser dominantes

dominadas. La ideología siempre es, cuando la #ubiera, de la clase dominante.

+l placer del texto produciría un puro lenguae sin su Amaginario. -ería pura

inmisi&n, se sustraería así este texto producido por el placer de la ciencia de

los lenguaes, es decir la ling5ística.

De este modo, una tesis sobre el placer del texto es imposible, se pervertiría el

camino de su ex1plicaci&n #acia el asunto de las motivaciones que son

re!erencias materiales/. De modo que el tema del placer s&lo puede rodearse,

como #ace este texto de )art#es sobre el placer del texto.

La signi"cancia es el grado cero de la escritura, un comodín, el mus#otou zen,

sin deseo de tomar nada si no el goce perverso de las palabras.

+xisten los escritores que combaten la represi&n ideol&gica los que combaten

la represi&n libidinal, pero ese combate es incompatible con el goce, es mera

contrain!ormaci&n. =uelven al intertexto, que es, la imposibilidad de vivir en el

texto in"nito. 2sí )ac#elard, creador de una estética de la lectura, un

!enomen&logo de la lectura, trabaa con el !eno1texto admite así, ignorando,

la !alla epistemosom*tica lacaniana.

+l interés por parte de la clase burguesa por el lenguae es una suerte de

decorado, un eercicio de la !raseología. +n la cultura de masas se #ace

imposible el goce del texto, la signi"cancia. $uesto que la signi"cancia es laextenuaci&n de la cultura burguesa.

+l an*lisis socio1ideol&gico de la literatura los #acedores de la literatura es un

an*lisis que ve a aquellos como un grupo socialmente desposeído,

decepcionado, !uera de combate: es una visi&n, por tanto #ermenéutica,

basada en el signi"cado/. +l escritor del placer del texto tiene la sensaci&n de

deberse sustraer rec#azar las palabras que se encuentra, las con!orma como

a vistas, estereotipadas. 2sí, muc#as veces, lo nuevo no es tal, es también el

estereotipo de lo nuevo.

+ntonces: el nuevo paradigma a no es el nietzsc#eano de lo noble lo vil, sino

el de lo antiguo lo nuevo. +s la !uga #acia adelante, mientras que lo antiguo

es lo comprometido alienante, lo que repite. Lo nuevo proviene del goce, que

es apolítico.

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+xisten dos !ormas de erotismo de la palabra al decir de )art#es: el primero es

la burla del estereotipo en la repetici&n obsesiva deliberada del signi"cante.

bien, el uso de la palabra inesperada que sería el e!ecto del goce puro.

2mbos generan un extraCamiento en el estereotipo, una suerte de espeismo

de certitud de la palabra usada dado por su novedad ubicacional/.

-ería necesario una ling5ística, es decir una ciencia del lenguae que trate o

estudie el proceso de solidi"caci&n #acia el signi"cado, una suerte de

genealogía a lo ;oucault.

+l goce es, sucede, en tanto es algo no dic#o, así se dice, esta es su paradoa,

en tanto no se trans!orma en doctrina. La naturaleza del goce es no nombrar el

7ombre todo lo que éste #ace.

+xiste en la novela una capacidad de dos realismos: el deci!rae de lo real lo

que se demuestra pero no se ve/ el decir la realidad lo que se ve pero no se

demuestra/: por eemplo, el primer caso: esbozo de lo ininteligible de la

realidad pero inteligible #ist&rico nombrar algo anacr&nico como esto que

re"ere )art#es: 'ensalada de naranas al ron'/: especie de límite de la

imaginaci&n tratando de sobrepasarse, excederse.

+stando como estamos en la era del goce del texto 1así se escriben los textos

modernos1 estamos en la era de la 3uerte del $adre, la !rustraci&n del

develamiento en el contar #istorias la averiguaci&n, la busca del origen/.+ntendiendo esto, podemos saber que la tragedia es la lectura m*s perversa

puesto que al saberse el "nal de la #istoria, que es tr*gico, como se sabe, no

se procede al gusto del desvelamiento se da lugar a la apertura del goce, no

se discurre en la usti"caci&n de los #ec#os punitivos castigadores que se

suceden en la !*bula, sino que se los dea ver #acia el goce, con una suerte de

amor !ati.

2quí llegamos a la proximidad entre el goce el miedo, que advertimos. +l

miedo #a sido desmerecido como sentimiento porque #ace que el suetopermanezca como tal al sentirlo. $ero el miedo es el eempli"cador del caso del

goce al dear el sueto intacto especie de resistencia deleuziana/ ser a su vez

su clandestinidad absoluta. +l miedo conuga el sostenimiento del o a la vez

su pérdida.

La !rase, sostiene )art#es, es de naturaleza er*rquica acabable, no tiene la

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apertura delirante de la signi"cancia. 2l decir de =alér: '7o se piensan

palabras, solamente se piensan !rases'. +l escritor es entonces un a manera de

$iensa1!rases es decir: ni totalmente un pensador ni totalmente un !raseador/,

la !rase es inmutablemente esctructurada pero in"nitamente renovable

como en un aedrez/.

+l placer del texto establece un paseo por la literatura en que es pasible de

disgregaci&n no gusta el mismo texto dos veces/, es pasible a los #umores. 7o

se satis!ace en ver la creaci&n de lo recreado que estuvo a#í/ en las novelas.

+l placer busca un tercer término que no es la síntesis propia de la dialéctica,

sino un término ex1céntrico, inaudito. +l placer del texto, asimismo, no usa de

la representaci&n sino de la "guraci&n, el autor no aparece bao la especie de

la biogra!ía directa, todo se camuBa, todo es indirecto. $or ello, el "lm, es m*s

"gurativo que el texto. +n la representaci&n #a necesidad de usti"caciones.

La representaci&n requiere que nada salga del cuadro, el libro, el "lm, incluso si

trata el placer, trata de retratarlo, de obetivizarlo.

+l sueCo #a puesto sentimientos mu civilizados sobre la mesa #aciendo

#ablar todo lo que no nos es extraCo/. +l goce pone en escena ese di!erencial

de sentimientos civilizados pero lo #ace poniendo una anécdota legible con

sentimientos imposibles. $or tanto es imposible lograr la escritura del placer

textual, por el car*cter metaling5ístico de toda investigaci&n institucional,

puesto que el placer textual es la ciencia del devenir por no poseer dis!raz de

tutela moral.

La signi"cancia no se puede estudiar, tal parece. 8al parece es lo que produce

el sentido sensualmente, er&ticamente. =olvemos a la de"nici&n de quién ve,

qué oo ve qué es mirado, de -ilesius, donde a#ora coteamos con lo mismo

que dice )art#es en otra parte del texto: el sueto no interpreta, es la

interpretaci&n la que lo #ace. +l placer es individual, pero no personal, esto

implica que no le ataCe al o. )art#es imagina que se pudiera #acer una

tipología de los diversos placeres de lectura así, el !etic#ista, con su corte del

texto, con su amor a las citas el #istérico con su sumergimiento en un texto

sin metalenguae, sin !ondo, sin verdad.+l texto sería como el teido de la telaraCa el lector como la araCa que se

disuelve en ella al construirla. La importancia que tiene la voz en el placer es

que por ella se pone el goce, el particular m*s particular del signi"cante, que

construe la estética del placer textual entonces aquí se ve la importancia de

la lectura en voz alta. +sta lectura en alta voz pertenece al geno1texto no al

!eno1texto/, a la signi"cancia, puesto que es el recorte, si vale el término, m*s

preciso de los incidentes pulsionales.