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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez El poder y compasión de Jesús, 1ª Parte Escritura: Marcos 5:21-34 Código: 41-24 John MacArthur Ha sido mi gozo estudiar en particular los Evangelios, éste es el cuarto Evangelio que hemos estudiado juntos aquí. Hemos pasado casi 25 años en los Evangelios, y nunca jamás me canso, nunca me canso de la magnificencia de Cristo. Normalmente, tomo una semana para preparar un sermón, pero he tenido tres semanas para trabajar en éste, y podría mantenerlos aquí hasta que se cayeran de la ventana y murieran, y tuviéramos que resucitarlos de los muertos como Eutico, pero no voy a hacer eso. Entonces, vamos a tener que dividir esta porción de las Escrituras en dos partes, esta semana y la próxima. Es inagotable el tesoro de las Escrituras. Qué gozo para mí haber estado literalmente saturado con la verdad de este texto durante las últimas semanas. Marcos 5, comenzando en el versículo 21, Marcos 5, es un texto que está contenido en Mateo, Mateo lo registra en el capítulo 9, y Lucas lo registra en el capítulo 8; hay dos milagros en el pasaje del versículo 21 al 43, y están presentados de manera interesante; es otro de esos sándwiches, emparedados de marca. Es una historia dentro de una historia, un milagro dentro de un milagro. Y normalmente leo el texto completo, y ese es un deleite y un gozo, y un privilegio, y una responsabilidad el hacerlo así; pero en este caso en la narrativa, voy a dejar que la narrativa se abra a sí misma para nosotros, y entonces avanzaremos a lo largo de la misma, versículo a versículo, y después la terminaremos el próximo domingo. Marcos capítulo 5, comenzando en el versículo 21. Ahora, antes de que lleguemos al texto, simplemente quiero recordarle un contexto más amplio para usted. Cualquier persona que entiende la Biblia, cualquier persona que entiende las Sagradas Escrituras, sabe que la raza humana cayó como resultado del pecado de Adán y Eva, y que la humanidad en su totalidad fue impulsada al pecado. El pecado ha liberado una fuerza mortal que permea todo en el mundo, que infecta y afecta todo ser humano; llegaremos al punto de decir que literalmente domina a todo ser humano, al

El poder y compasión de Jesús, 1ª Parte Marcos 5:21-34webmedia.gty.org/gracia/pdf/41-24.pdf · Los cuatro Evangelios entonces, nos llevan a una gran conclusión final registrada

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

El poder y compasión de Jesús, 1ª Parte

Escritura: Marcos 5:21-34

Código: 41-24

John MacArthur

Ha sido mi gozo estudiar en particular los Evangelios, éste es el cuarto Evangelio que hemos

estudiado juntos aquí. Hemos pasado casi 25 años en los Evangelios, y nunca jamás me

canso, nunca me canso de la magnificencia de Cristo. Normalmente, tomo una semana para

preparar un sermón, pero he tenido tres semanas para trabajar en éste, y podría mantenerlos

aquí hasta que se cayeran de la ventana y murieran, y tuviéramos que resucitarlos de los

muertos como Eutico, pero no voy a hacer eso. Entonces, vamos a tener que dividir esta

porción de las Escrituras en dos partes, esta semana y la próxima. Es inagotable el tesoro de

las Escrituras. Qué gozo para mí haber estado literalmente saturado con la verdad de este

texto durante las últimas semanas. Marcos 5, comenzando en el versículo 21, Marcos 5, es un

texto que está contenido en Mateo, Mateo lo registra en el capítulo 9, y Lucas lo registra en el

capítulo 8; hay dos milagros en el pasaje del versículo 21 al 43, y están presentados de

manera interesante; es otro de esos sándwiches, emparedados de marca.

Es una historia dentro de una historia, un milagro dentro de un milagro. Y normalmente leo el

texto completo, y ese es un deleite y un gozo, y un privilegio, y una responsabilidad el hacerlo

así; pero en este caso en la narrativa, voy a dejar que la narrativa se abra a sí misma para

nosotros, y entonces avanzaremos a lo largo de la misma, versículo a versículo, y después la

terminaremos el próximo domingo. Marcos capítulo 5, comenzando en el versículo 21. Ahora,

antes de que lleguemos al texto, simplemente quiero recordarle un contexto más amplio para

usted. Cualquier persona que entiende la Biblia, cualquier persona que entiende las Sagradas

Escrituras, sabe que la raza humana cayó como resultado del pecado de Adán y Eva, y que la

humanidad en su totalidad fue impulsada al pecado.

El pecado ha liberado una fuerza mortal que permea todo en el mundo, que infecta y afecta

todo ser humano; llegaremos al punto de decir que literalmente domina a todo ser humano, al

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grado que todo ser humano, de hecho, es un esclavo del pecado. Su fuerza es tan corruptora

que contamina toda facultad del hombre, y todo pensamiento del hombre, y toda palabra del

hombre, y todo acto del hombre; la fuerza de esa corrupción es como una espiral

descendente, que inclusive toca la vida del hombre, llevando al hombre a la enfermedad, a la

tristeza, al sufrimiento, a la muerte, y finalmente al infierno eterno. Y a lo largo de este proceso

están las tristezas y dolores que acompañan este proceso.

Debido a que éste es universalmente el caso, la pregunta más grande que enfrento, que

enfrentamos, es: ¿Hay un escape? ¿Hay alguna esperanza para ser liberados del pecado y

sus consecuencias horrendas y eternas? Bueno, la Biblia nos da la respuesta, y la respuesta

es un resonante sí, sí, sí hay un libertador, hay un rescatador, hay un salvador ahí, uno,

ningún otro que Jesucristo, el Hijo de Dios. Marcos comienza su Evangelio en el capítulo 1,

versículo 1, al decirnos que este libro es el principio de las buenas noticias acerca de

Jesucristo, el Hijo de Dios; ese es el propósito de Marcos al escribir, también fue el propósito

de Mateo, el propósito de Lucas, inclusive el propósito de Juan; todos tuvieron la misma meta,

declarar al mundo que el único salvador del pecado ha venido, y Él es ningún otro que

Jesucristo, el Hijo de Dios.

Los cuatro Evangelios entonces, nos llevan a una gran conclusión final registrada en Juan 20,

versículo 31, una que abarca los cuatro Evangelios: “Estas cosas se han escrito para que

creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida eterna en su

Nombre”. Cuatro Evangelios escritos con el propósito de dar evidencia, prueba, con respecto

al hecho de que Jesús es el único Salvador del pecado, es Él –dicen los profetas y los

apóstoles– quien revertirá la maldición, es Él quien aplastará a Satanás, y lo enviará junto con

todas sus legiones eternamente al lago de fuego; es Él quien destruirá toda enfermedad, toda

tristeza; es Él quien destruirá inclusive la muerte misma, y dará a aquellos que creen en Él

vida eterna para siempre en los nuevos cielos y en la nueva tierra que Él mismo un día Él

creará.

¿Quién tiene la capacidad de cumplir una obra tan enorme, tan poderosa? ¿Quién puede

destruir a los demonios? ¿Quién puede destruir a la enfermedad? ¿Quién puede destruir a la

muerte? ¿Quién puede crear? Solo uno, solo uno. Uno que tiene poder sobre demonios,

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poder sobre la enfermedad, poder sobre la muerte, inclusive poder sobre la creación misma;

uno que puede controlar el viento, uno que puede controlar el agua, uno que puede crear

órganos, miembros corporales, alimento; uno que puede destruir, por así decirlo, a Satanás y

a todas sus legiones, da evidencia de su poder de hacer eso al enviar con un mandato a una

legión entera de demonios que habían establecido su residencia en un maníaco en Gadara;

este es el poder sobre enfermedad, esto se presenta de manera evidente y abundante en el

registro del Nuevo Testamento de los Evangelios, una curación tras otra al grado que Él

expulsa la enfermedad de Israel durante el tiempo de su ministerio.

Poder sobre los demonios, una y otra vez, semana tras semana, día tras día, desplegada;

poder sobre la muerte también; y aquí en el texto que tenemos frente a nosotros, el primer

registro de Marcos de una resurrección, el que da vida para demostrar que Él es la vida. Los

milagros entonces fueron la revelación personal de Jesús, la manifestación, la verificación de

su persona mediante su poder; y junto con ese poder sin paralelos, se encontró compasión sin

paralelos, compasión sin paralelos. Pudieron haber tantas maneras en las que Jesús pudo

haber demostrado su Deidad en despliegues de poder; Él pudo haber hecho cosas poderosas

de todo tipo, pero Él escogió expresiones de poder que estuvieron relacionadas con liberar a

la gente de los sufrimientos de la vida, fuera hambre, o fuera el temor de ahogarse, o fuera

posesión demoniaca, o fuera la enfermedad que afectaba, inclusive mataba la gente; ese

poder fue acompañado siempre de compasión, porque las expresiones de su poder estuvieron

llenas de misericordia hacia el dolor y el sufrimiento humanos.

De nuevo, resumido en las conocidas y maravillosas palabras de Juan: “Porque de tal manera

amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito”. Entonces, aquí una vez más en el relato de

Marcos, capítulo 5, versículos 21 en adelante, vemos tanto el poder como la compasión de

nuestro Señor manifiestas. El milagro primordial aquí es una resurrección, pero en medio de

esa resurrección hay un interludio milagroso que añade momento más la expresión del poder

de Jesús, conforme avanzamos hacia el gran acto de resucitar a los muertos. Es un relato

inolvidable, ambas historias son tan impresionantes que si usted nunca antes las ha

escuchado, nunca las olvidará; es, como dije, un milagro dentro de un milagro, ve al Señor

Jesucristo, y ve en Él una vez más la Deidad, el poder, que le pertenece únicamente a Dios; y

la pasión que es por igual característico de Él.

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En los versículos anteriores 1 al 20, vimos su poder sobre los demonios. Aquí vemos su poder

sobre la enfermedad, y su poder sobre la muerte. En el pasaje anterior, en la tormenta que Él

calmó, vimos su poder sobre la creación misma, el viento y el agua, y entonces en esta breve

sección de Marcos, el poder completo de Cristo es desplegado, y en cada caso expresa

compasión hacia aquellos que están en temor, y están amenazados. Ahora, hay tantas

maneras de estudiar una historia como ésta, pero permítame darle algunos ganchos en los

que pueda colgar sus pensamientos, y para que pueda usted entender la narrativa conforme

avanza. Y quiero hacerlo desde el punto de vista de la persona de Jesús, quiero ver esto con

una perspectiva que creo que nos va a ayudar a saber cómo debemos vivir en el mundo.

Somos llamados a ministrar en el mundo, nos da un patrón que podemos seguir, en primer

lugar, su accesibilidad, su accesibilidad; Él no es como muchos líderes religiosos que viven en

torres apartadas del mundo, que se apartan a sí mismos protegidos del contacto humano, de

la multitud de la gente, del Hoi polloi; Él pasa su ministerio entero en público, su ministerio

entero es pasado en las calles, en las carreteras, en los montes, en los campos, en las

sinagogas, en los hogares, junto al mar, con unos cuantos retiros ocasionales de aislamiento

con el propósito de descansar, con el propósito de instruir y explicarle a sus discípulos la

verdad, y algunas veces con el propósito de estar solo con su Padre, pero Él siempre regresó

a las multitudes, fue a ellos a quien Él había venido y fue a ellos a quienes Él se revelaría.

No fue fácil; lo aplastaban, restringían su movimiento; Marcos ya nos ha dicho antes que no

dejaban que inclusive Él pudiera comer; ellos, de hecho, fueron más allá de ser un estorbo

serio, amenazaron su vida; en una ocasión, de hecho, trataron de matarlo, inclusive en su

propia ciudad querían aventarlo de un peñasco, no obstante Él todavía estuvo accesible a

ellos. Así es como la historia comienza en el versículo 21: “Pasando otra vez Jesús en una

barca a la otra orilla, se reunió alrededor de Él una gran multitud, y Él estaba junto al mar”.

Esto nos da la transición de la historia anterior. Ahora, permítame tan solo rápidamente

explicarle algo.

En la historia anterior, Jesús había estado en el lado este del lago de Galilea en donde Él

había confrontado al demoniaco, quien estaba poseído por una legión de demonios, y los

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envió a un ato de cerdos, y después arrojaron a los cerdos al lago y se ahogaron. La gente ahí

no lo quería, le pidieron que dejara su país; el único que quería estar con Él de esa región fue

el demoniaco, quien le pidió que fuera con Él, y Él dijo: “No, quédate aquí, y ve a esta área, y

dile a todo mundo lo que he hecho”; él realmente fue el primer predicador comisionado de

Cristo, y él fue un gentil quien había sido poseído por una legión de demonios, sin nada de

preparación formal o informal fuera de las cuantas horas que él había pasado con Jesús ahí

junto al mar.

Jesús después dejó ese lugar, se metió en la barca con sus discípulos, así es como los

versículos 18 al 20 terminan esa sección, y regresó a unos ocho kilómetros cruzando a la

parte norte del lago de Galilea, al lado oeste de Capernaum, de donde Él había comenzado, y

ahí trajo la barca a la costa, cerca de la ciudad misma; y claro, cuando Él llegó, una gran

multitud se congregó en torno a Él, Él es una celebridad, Él es con quien la gente quiere estar

todo el tiempo; no es que están fascinados con algún tipo de personalidad, están fascinados

con su poder, están asombrados por su enseñanza, nunca nadie había enseñado como Él

enseñó. Y usted sabe, que debido a que Él es el Hijo de Dios, Él es el Maestro más claro,

lúcido y profundo; sin embargo, el más accesible que jamás ha abierto su boca y enseñado, y

ha hablado absolutamente la verdad.

Pero no fue eso en particular que acercó a los corazones duros y fríos como piedra de estas

personas, sino que estaban fascinados con su poder. Supongo que no es diferente de esas

ocasiones en un viernes por la noche, cuando tuve que ir a una sala de urgencias porque

alguien en la iglesia se enfermó seriamente, o se lastimó en un accidente, o algún alumno en

la universidad chocó en un automóvil y está en una condición seria; he ido a la sala de

urgencias, y hablando en términos generales, me dicen que las noches de los viernes son las

peores noches, y están llenas de personas que quieren ayuda; no están seguros inclusive del

resultado, ciertamente no están seguros de que hay alguien en ese hospital que va a curarlos

en un instante, y que van a salir; pero están ahí desesperados por ayuda.

Uno solo se puede imaginar cómo habrían estado las multitudes en una situación en donde no

habían hospitales, no había cuidado médico eficaz; y la persona que estaban rodeando, de

hecho podía curarlos de cualquier enfermedad, y toda enfermedad, en una milésima de

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segundo; no nos sorprende que hay decenas de miles de personas, no solo de Capernaum,

sino de toda el área circunvecina que ha venido. Siempre están ahí, querían a Jesús en su

país, lo querían ahí porque querían sus curaciones, a diferencia de los gentiles en Gadara, ahí

junto a la ciudad de Gerasa, no lo querían en absoluto, le dijeron que se fuera. Lucas dice

que, de hecho, habían estado esperándolo ahí, habían ido el día anterior; ahora Él regresa y

no se han movido, querían ayuda para su sufrimiento; no están interesados en particular en la

mayoría de los casos en responder a su mensaje, pero querían las curaciones que Él podía

realizar.

Supongo que podría decir que fueron los primeros buscadores de un evangelio de la

prosperidad, “dámelo, y dámelo ahora”; no pensaban en lo eterno, solo en lo temporal en la

mayoría de los casos. Pero en medio de esa multitud tibia, egoísta, que piensa que es buena

por sí misma, hubieron dos personas que sobresalen, su historia es una gran bendición para

nosotros, y nos muestra que hubieron personas que tuvieron fe verdadera en Jesús, creo que

estos dos probablemente fueron parte de los 500 creyentes que se congregaron después de

la resurrección, que vieron al Cristo resucitado en Galilea; son un dueto interesante, no tienen

relación el uno al otro, no hay razón por la que inclusive se hubieran conocido, pero se unen

en el texto de Mateo, Marcos y Lucas, son dos, un hombre y una mujer, uno rico, una pobre;

uno respetado, una rechazada; un honrado, una avergonzada; uno guiando la sinagoga, la

otra ex comunicada de la sinagoga; uno con una hija de 12 años muriéndose, y una con una

enfermedad sufriendo durante 12 años.

No recuerdo de lo que María había dicho en su Magnificad, en Lucas 1:52 cuando ella dijo:

“Dios es un Salvador, quien derribó a los gobernantes y exaltó a los que son humildes”, aquí

está una ilustración perfecta de eso. El hombre es el gobernante, la mujer es humilde; él es

humillado, y ella es exaltada; el gobernante y la rechazada. Y entonces, la escena está lista.

Versículo 22, para la accesibilidad de Jesús: “Y vino uno de los principales de la sinagoga

llamado Jairo, y luego que le vio se postró a sus pies”. Jesús fue accesible de manera

inmediata, no hubieron intermediarios. ¿Tuvo discípulos? Sí. ¿Tuvo apóstoles identificados?

Absolutamente, ya sabemos eso; pero no eran intermediarios, Él era accesible. Lucas, de

hecho añade, debido a que esto es algo tan extraño para un oficial de la sinagoga, Lucas dice

– una explicación, esto es sorprendente, esto es asombroso, ¿por qué?

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Porque un oficial de la sinagoga estaría relacionado de manera íntima con la religión oficial, y

la religión oficial estaba en las manos de los fariseos y los escribas, ellos eran los que

prácticamente determinaban cómo era la vida en una sinagoga; fue su teología lo que se

convirtió en la teología de la gente, y sabemos cómo pensaban acerca de Jesús, lo odiaban,

lo resentían, y ya habían comenzado a tramar su muerte. Y aunque este hombre no es un

fariseo o un saduceo, no es un oficial en términos de religión, no es un escriba, no es un

rabino; él es un oficial de la sinagoga.

¿Qué significa eso? Bueno, significa que en cada sinagoga había un hombre o un grupo de

hombres, que actuaban como los supervisores o los administradores de la vida de la

sinagoga; no necesariamente eran los maestros, no obstante eran los que cuidaban de los

rollos y cuidaban de las instalaciones, y administraban las instalaciones y organizaban la

escuela de la sinagoga; tenían responsabilidades de supervisión, supervisando la actividad,

designando lectores, oraciones, maestros, etcétera. El hombre que recibía esta honra sería un

hombre que era un hombre respetado, religioso, un hombre de devoción, un hombre de

liderazgo maduro, un oficial laico, local en la sinagoga, en Capernaum, seleccionado por toda

la gente para que fuera parte de un grupo de ancianos, normalmente de tres a siete que

proveían liderazgo; él era la epítome de la religión oficial de Capernaum.

¿Sabía de Jesús? Oh, claro, absolutamente sabía acerca de Jesús. Jesús había hecho

muchos milagros en Capernaum, y milagros notables, que no era posible que la gente no

supiera de ellos; inclusive, los que este hombre no vio, él habría oído de ellos, como dejar que

un hombre bajara por el techo de una casa, curarlo, y perdonar sus pecados, y muchos más

día tras día, tras día en Capernaum. Y por cierto, Él pudo haber estado en la misma sinagoga,

en donde un incidente ocurrió en el capítulo 1, registrado por Marcos, versículos 21 al 28, en

donde Jesús entró a la sinagoga, estaba enseñando en la sinagoga, y en medio de su

enseñanza, un poder demoniaco habló de la boca de un hombre, e identificó a Jesús como el

Santo de Dios.

En temor y terror, el demonio se expuso a sí mismo diciendo: “¿Qué tenemos contigo? Tú

eres el Santo de Dios”. Por cierto, el único testimonio del que usted va a oír en referencia a la

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Deidad de Jesucristo, es de los demonios; hasta que usted llegue al último capítulo de

Marcos, o al penúltimo capítulo, no hay humano que le identifique como Dios hasta el

centurión, quien fue un gentil, y dijo: “Verdaderamente éste era el Hijo de Dios”; el único

testimonio que usted tiene de manera explícita, antes de eso viene de los demonios, sí; los

discípulos a la mitad de Marcos dicen: “Tú eres el Cristo”, estaban luchando para saber

realmente quién era; los demonios lo sabían con toda seguridad.

¿Acaso el testimonio de los demonios era verdadero aunque venía de una fuente engañosa y

mentirosa? Fue la verdad lo que hablaron los demonios, junto con los milagros que Jesús

había hecho, y el testimonio de este poder sobrenatural de que éste era el Hijo de Dios, y el

reconocimiento inmediato de ese demonio a los mandatos de Jesús abandonar ese hombre,

fue todo eso parte de la obra de Dios, la obra del Espíritu de Dios en el corazón de este líder.

Es realmente sorprendente que él vino a Jesús, inclusive es más sorprendente cuando él

llegó, porque cuando él se acercó viendo a Jesús, cayó a sus pies. Eso está fuera de línea

para un líder de la sinagoga, especialmente cuando él se está postrando ante alguien a quien

la religión oficial quiere muerto porque creen que es un hereje.

Él cayó postrado a sus pies, Mateo lo registra en el capítulo 9, y usted lee ahí “adoró”, el verbo

puede significar eso, puede significar eso. Yo creo que ésta es adoración de un corazón

genuino, yo creo que su posición de postrarse muestra su humildad, su necesidad, su

desesperación y también su fe; y eso sale en lo que él dice en el versículo 23: “Y le rogaba

mucho diciendo: Mi hija está agonizando, ven y pon las manos sobre ella para que sea salva y

vivirá”. Él, hasta donde sabemos, nunca antes había visto una resurrección, no tenemos

registro alguno de que ocurriera una en Capernaum antes de esto; él creía que Jesús podía

curar a su hija quien estaba muriendo.

Dice usted: “Bueno, quizás él solo creyó que Él podía sanarla si estaba enferma, no si estaba

muerta”, no, Mateo comprime la información que viene después, que vino conforme ellos se

acercaban a la casa, de que la hija había muerto en una afirmación que el hombre sin duda

alguna dijo más adelante: “Mi hija acaba de morir, pero ven y pon tu mano sobre ella y vivirá”,

no, él creía que Jesús podía curarla, él creía que Jesús podía resucitarla de los muertos.

Menciono esto porque quiero enfatizar el hecho de que la fe de este hombre estuvo en

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Jesucristo, no podía creer en la cruz, no había pasado, no podía creer en la resurrección, eso

no había pasado, ¿qué podía creer él? Él podía creer que Jesús era quien decía ser, el Santo

de Dios, como el demonio había dicho, Él era el Hijo de Dios, como Él mismo había dicho ser,

Él era el Mesías.

Él pudo haber creído como Jesús les había enseñado a creer, a creer en Él como el Hijo de

Dios y el Redentor de Israel, y el Salvador del mundo; el único que podía traer redención del

pecado. El Evangelio del reino que Jesús había predicado día, tras día, tras día en esa ciudad

misma, eso era lo único que él podía creer; pero aunque ese tipo de cosas quedan cortos del

entendimiento pleno, del otro lado de la cruz, sería la misma situación exactamente para el

publicano que se golpeaba el pecho, y dijo: “Dios, sé propicio a mí pecador”, y Jesús dijo que

ese hombre se fue a casa justificado; o el hombre poseído por una legión de demonios, quien

tuvo un encuentro con Jesús, unas pocas horas seguramente de instrucción con respecto al

Evangelio del reino, quiere ir con Jesús porque él no quiere vivir otro día sin Jesús, y Jesús le

dice: “Quédate aquí y sé un evangelista”.

El mismo día que ese hombre se convirtió y fue librado de una legión de demonios, él se

convirtió en un evangelista. Ellos creyeron lo que les había sido revelado. Realmente son

ejemplos de creyentes del Antiguo Testamento que vienen en dependencia, necesitando

misericordia, acudiendo al único que tiene el poder divino, y que puede dar vida y perdón

divinos. ¿Acaso el gobernante de la sinagoga, Jairo, también sabía que Jesús había dicho

que podía perdonar pecados, e hizo que esa afirmación fuera razonable en la curación del

hombre que bajaron por el techo? Él había estado expuesto a todas estas cosas. Escuche,

tenemos que creer que Jesús predicó un mensaje que fue suficiente como para traer

salvación a aquellos que creyeron en Él.

Él había llegado a ese punto, y a él no le importaba ya lo que la religión oficial pensara de él, a

él no le importaba, él tenía algo más grande que había cautivado su corazón; él tenía una hija

que estaba casi muerta, ella tenía 12 años de edad como lo veremos más adelante en el

versículo 42, lo cual significa que ella había llegado a la edad maravillosa en la que ella podía

casarse, estaba lista para ser un adulto, lista para comenzar su vida como una esposa y

madre, y éste era el momento más esperado en la vida de una niña, y debía haber estado

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lleno de gozo y esperanza y expectativa; pero ella está muy, muy enferma, ella –dice él– está

a punto de morir, y Lucas dice que estaba muriendo; ella estaba muriendo. Y más adelante,

llega el mensaje en el versículo 35: “Tu hija ha muerto”. Esta realidad es algo agonizante en el

corazón de Jairo, y entonces él acude a Jesús, y Jesús es accesible; cuán agradecido él

estaba de que Jesús no era como un curador moderno, encarcelado ahí en el piso 12 de un

hotel de cinco estrellas, mientras que sus agentes están allá abajo con la multitud, el Hoi

polloi, escogiendo a la gente que se va a aparecer en la fila de la curación, y asegurándose de

que no tengan ningún defecto físico; Él es accesible.

En segundo lugar, Él está disponible, eso profundiza más; accesible para ser tocado, para

ponerse en contacto con Él, para hablar con Él, disponible para entregarse a sí mismo, tomar

su tiempo, su energía, su esfuerzo; esto entra a mayor profundidad, y vemos eso en el

versículo 24: “Fue pues con él”. Él simplemente detuvo todo en medio de esta masa de

personas, y se volvió disponible a este hombre, aunque la multitud más grande lo estaba

siguiendo, y le apretaban. Francamente no habrá sido fácil para Él salirse de la multitud para ir

a la casa de Jairo, aunque obviamente Él vivía en Capernaum y eso estaba cerca; no

obstante, Él habría hecho el esfuerzo, habrá sido un esfuerzo el dejar la multitud, y volverse

disponible para este hombre.

Usted ni siquiera puede comenzar a imaginar las demandas que se le hicieron a Jesús; como

dije, hubieron ocasiones en las que Él ya no podía más, y tuvo que retirarse porque estaba

cansado y agotado; pero el Creador caminó con gente, los Evangelios están llenos de

historias de su disponibilidad hacia la gente. El corazón de Jairo estaba quebrantándose, pero

eso no era todo lo que estaba en su corazón, él tuvo fe en Jesús, no hay duda en las

afirmaciones que él hizo, él dice: “Ven y pon las manos sobre ella para que sea salva y vivirá”,

entonces Jesús va, y aquí usted ve la compasión que siempre está conectada con el poder.

Me encanta Mateo 12:20, el cual básicamente cita Isaías 42:3: “La caña cascada no quebrará,

y el pábilo que humea no apagará”.

Cuando alguien está golpeado y quebrantado, y la llama está a punto de extinguirse; Él no

rompe a esa persona más, Él no apaga esa llama, Él viene a traer descanso y fortaleza y

restauración. Me encanta eso. Mateo 14:14, “Él fue movido con compasión”; Marcos 1:41, “Él

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fue movido con compasión”; Marcos 8:2: “Tengo compasión de la multitud”; Marcos 9:36:

“Cuando vio a las multitudes, Él fue movido con compasión”. Tanta compasión en el corazón

de Dios hacia aquellos que sufren. La fe del hombre, no obstante, iba a ser probada camino a

la casa, según el versículo 24, van camino a la casa, su corazón debió haber estado latiendo

con gozo conforme esperaba que su hija estuviera bien tan pronto como ellos llegaran a la

casa, y camino a la casa hay una interrupción, llamemos a esto su capacidad de ser

interrumpido, esta es una virtud en la que todos nosotros tenemos que trabajar un poco;

vamos hacia una dirección por una causa noble, ¿verdad?, vamos en una dirección por una

causa muy noble, la más noble de todas las causas, en el caso de nuestro Señor, sin

embargo Él puede ser interrumpido.

Camino a la casa de Jairo, con la multitud siguiéndolo, eso significa que Él se estaba

moviendo en medio de una multitud de personas presionándolo; aquí viene el milagro dentro

del milagro. Una mujer que desde hacía 12 años padecía de flujo de sangre entra en la

escena; ahora, esta mujer es descrita con muchos detalles, de hecho hay siete frases en

participio usadas para describir a esta mujer y su condición, una descripción muy detallada.

Para simplificarla, ella es una mujer que tiene un problema de sangrado, y ella ha tenido este

problema de sangrado, esta hemorragia, por la misma cantidad de años que la hija de Jairo

ha estado viva; ella ha tenido este problema de sangrados desde que Jesús tenía unos 20

años de edad.

Ahora, no sabemos lo que lo causó, las Escrituras no nos dicen esto, muchas posibilidades;

ella estaba teniendo una pérdida constante de sangre, hemorragia; eso habría involucrado

una pérdida de fuerza, un tipo femenino de problema como ese, ciertamente habría causado

vergüenza, el peligro de la muerte, efectos físicos severos; hubo más de eso, eso en sí solo

habría sido suficiente; pero encima de eso, había una ley del Antiguo Testamento qué

considerar. Según el capítulo 12 de Levítico, versículos 3 al 8, y el capítulo 15 de Levítico,

versículos 19 al 27, una mujer era inmunda durante siete días después de una experiencia

como esa. Aquí estaba una mujer quien fue inmunda durante 12 años, ella nunca podía ser

limpia, nunca.

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¿Qué significaba eso? Una mujer contaminada inmunda, no podía ir a la sinagoga, no podía ir

al templo; ella había sido una mujer rechazada durante 12 años. Si ella tocaba a su marido, él

era inmundo; si ella tocaba a sus hijos, ellos eran inmundos; si tocaba a sus amigos, ellos

eran inmundos; si ella tocaba a un extraño, él era inmundo. ¿Cómo era la vida para ella? No

había manera en la que ella pudiera limpiarse ceremonialmente. Por cierto, esa ley de siete

días de ritual de limpieza fue diseñada por Dios para hacer una ilustración de lo que el pecado

hace; hubieron muchos símbolos en el Antiguo Testamento, en los abecés de la revelación

que Dios presentó; y uno de ellos fueron las leyes de lo limpio y de lo inmundo, eran maneras

simbólicas de demostrar cómo el pecado contamina y corrompe, ensucia; simplemente era un

recordatorio constante, constante, constante.

Esta mujer nunca podía elevarse por encima de eso, estando constantemente contaminada,

siendo inmunda ritualmente, no podía tocar a nadie sin transmitirle esa contaminación según

el Antiguo Testamento; una mujer muy, muy triste. El versículo 26 nos dice lo que ella había

tratado de hacer, ella había sufrido mucho en las manos de muchos médicos, algunos de

ustedes pueden identificarse con eso quizás, había padecido mucho en manos de muchos

médicos; ella había gastado todo lo que tenía, y ahora ella está en pobreza, no le habían

ayudado en lo absoluto, sino que más bien había empeorado. Ese no es un anuncio para la

Asociación Médica Galilea del primer siglo, no ayudaron; pero usted entiende, ¿no es cierto?,

que nunca nadie jamás se curaba de una enfermedad hasta los últimos años del siglo XIX,

porque ni siquiera entendían la patología de la enfermedad.

Entonces, los médicos realmente no ayudaron, y los más elevados, según el Talmud, usaban

algún tipo de toxinas y astringentes supuestamente para ayudar a cosas como ésta; pero las

fórmulas más comunes le sorprenderían a usted. La prescripción para una mujer que tenía

este problema, según el Talmud, era cargar con las cenizas de un huevo de avestruz en una

bolsa de lino en el verano, y cargar las cenizas de un huevo de avestruz en una bolsa de

algodón en el invierno, o cargar cebada que se encontraba en el estiércol de un asno, o tomar

vino con otras cosas, o vino con cebolla, no muy útil; no es sorprendente que ella no podía

obtener ayuda alguna. Por cierto, Marcos dice eso, Lucas no incluyó eso; Lucas, siendo un

médico, ejerció algo de discreción, y Lucas dice que ella era incurable.

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No obstante, ella había gastado todo el dinero que tenía, fuera en los doctores famosos que

servían a los ricos, o los farsantes que explotaban a los pobres; el resultado fue el mismo. Ya

se había gastado todo su dinero, todo el dinero que había tenido en la bolsa de ella estaba

ahora en la bolsa de los médicos, y ella estaba peor. Ella había oído del poder de curación de

Jesús, ella lo creía, ella violó los límites aceptables de su tradición y el Antiguo Testamento, y

ella fue a la multitud, y ella habría tenido que tocar a otras personas, quién sabe cuántas

personas fueron contaminadas ceremonialmente al tocarla, aunque su enfermedad no era

contagiosa, pero ceremonialmente sí contagiaba a otros conforme ella trataba de llegar a

Jesús en medio de la multitud.

Y tratando de evitar el descubrir su condición, y ser avergonzada aún más, y el resentimiento

por parte de la gente, el versículo 27 dice: “Después de oír de Jesús, ella vino en la multitud

detrás de Él, y tocó su manto”. Esperando evitar que la vieran, pero con una fe fuerte, para

superar su vergüenza natural, y el temor de la vergüenza pública; ella, en cierta manera, entra

encubiertamente, y quizás estaba cubriendo su rostro; ella tocó el manto de Él. Según

Números capítulo 15, versículos 37 en adelante, los judíos debían colocar borlas en la parte

de debajo de sus mantos para marcarlos como aquellos que pertenecían a Dios; y usted

recordará que los fariseos queriendo desfilar su supuesta devoción a Dios, hicieron más

grandes sus borlas según Mateo 23, versículo 5, parte de su desfile hipócrita; pero Jesús usó

la túnica tradicional con las borlas tradicionales en la parte de abajo.

La palabra “tocar”, de hecho es aferrarse, agarrarse. Ella se dice a sí misma en el versículo

28: “Si tocare tan solamente su manto, seré salva”. De nuevo, no hay duda aquí, no hay falta

de fe, no hay error, “Si tan solo puedo aferrarme al borde de su manto, si tan solo lo puedo

agarrar, tomar”, sería un aferrarse de manera desesperada con todos los pensamientos que

están inundando su mente acerca de dónde ella no debía estar, contaminando a la gente, la

pena de esta situación; pero sin tan solo pudiera aferrarse a eso, ella creía que se mejoraría.

Esto no es superstición por una túnica, esto no es algún tipo de magia, la curación era

distante; versículo 29: “Seré salva”, ella dijo. ¿Por qué tenía ella una confianza así? Debido a

las muchas curaciones que se han realizado.

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Y usted recordará que la Biblia nos dice que Él sanó a todos los que vinieron a Él; en otras

palabras, “No tengo que exponerme a mí misma públicamente, no tengo que ser vista; puedo

arrastrarme por abajo en el piso, sin que nadie me vea, y simplemente aferrarme a una borla,

hay tanto poder en Él”; e inmediatamente el flujo de su sangre, Lucas dice, “la hemorragia se

secó”, y ella sintió en su cuerpo que ella fue curada de su aflicción. Se congeló el tiempo, el

mundo se detuvo para ella en ese momento; el sangrado se detuvo, el problema físico fue

resuelto, pero no lo social, y qué hay acerca de lo espiritual. ¿Qué vemos aquí acerca de

Jesús? Él fue accesible, usted podía acercarse a Él, Él estaba disponible para entrar en la

vida de usted al grado que usted lo necesitara ahí, y Él podía ser interrumpido.

Pero quiero añadir otra palabra, es una cuarta palabra, y es el último punto que quiero que

vea: Él realmente fue indomable, indomable. Me encanta esa palabra. Eso significa que Él se

encargó del destino de esta mujer. Hay un aspecto de que Jesús es indomable en este

momento, versículo 30, de nuevo comienza a repetir la palabra “inmediatamente”, en el

instante, “Inmediatamente Jesús, percibiendo en Sí mismo que poder había salido de Él, se

volteó a la multitud y dijo: ¿Quién tocó mi túnica?”. En una revelación sorprendente,

absolutamente sorprendente, inmediatamente ella fue curada, e inmediatamente Jesús sintió

que el poder salió de Él; esta es una realidad asombrosa, una revelación impresionante.

Escuche, su poder es personal; podemos pensar en Dios como una especie de fuerza

cósmica masiva, podemos excedernos en la noción de su impasibilidad al decir que Dios es

impasible quiere decir que Él no es afectado por lo que los hombres hacen o no hacen, pero

eso no significa que Él no siente toda expresión de poder, sea poder expresado en gracia o

poder expresado en ira, sea poder santificador, poder glorificador, o gracia justificadora; Él

siente el poder. Lucas 8:46 dice: “Supe que poder había salido de mí”. La expulsión de poder

divino que viene de Él a la vida de esa mujer, de hecho Jesús lo experimentó; Él experimentó

el flujo de poder que creó el cuerpo de esa mujer y lo restauró, esto es que creó la nueva

condición de la mujer, reemplazó el sistema de órganos viejo con un sistema de órgano

nuevo; este es un principio rico acerca de la realidad de que nuestro Dios no está lejano, Él no

es alguien que no siente en el sentido de que no tiene conexión personal con nosotros;

mientras que Él no está alterado por lo que los hombres hacen, Él todavía está involucrado

personalmente en todo acto de poder.

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A la gente le gusta decir: “Tengo una relación personal con Jesús”, permítame decirle algo:

Toda persona que jamás ha vivido tiene una relación personal con Jesús, Él está involucrado

personalmente en su redención, o Él está involucrado personalmente en su juicio. Toda

expresión de poder, y toda expresión de liberación es una experiencia que Él siente; nadie

recibe su poder en la vida de esa persona sin que Él esté involucrado personalmente. Cuando

la Biblia habla de que Él sustenta todo, “Sustentando (Hebreos 1) todo por la palabra de su

poder”, eso es algo que Él hace personalmente.

Él no es algún tipo de fuerza divina sin sentimientos, trayéndolo para efectos del tiempo,

enfocándolo al punto en el que vivimos; sabemos que somos llamados y justificados y

santificados, y un día glorificados por una unión viva con Jesucristo; de tal manera que yo

vivo, mas no vivo yo, mas Cristo vive en mí; Él está involucrado de manera plena en mi vida,

llevando a cabo su obra espiritual de salvación, llevándola a su plenitud, a su fin, en el poder

del Espíritu Santo que mora en mí, y quien está involucrado en mi vida de manera íntima. Esto

es lo que significa estar en Cristo, ¿no es cierto? En unión viva con Él. Esto termina con toda

la magia, toda la superstición, toda la curación, al tocar reliquias y televisiones, pantallas,

nada de eso; la obra del Señor Vivo a favor de pecadores es personal, Él sintió el poder

fluyendo de Él cuando Él curó a esa mujer, Él sintió el poder fluyendo de Él cuando Él lo salvó

a usted; Él siente el flujo de poder en su vida, conforme Él lo santifica a usted, y Él sentirá el

poder que lo lleva a usted a la gloria.

Esto es involucramiento personal, íntimo, con cada uno de nosotros. Y Él siente el poder de

su juicio que cae en los impíos. Pero para esta mujer, cuyo corazón Él conocía, porque en

Juan 2:25 dice que Él conoce todo lo que está en el corazón del hombre, en el corazón de una

mujer; pero en esta ocasión Él tiene que trabajar más, y esto es lo que es indomable en Él.

Esta mujer tenía un lugar en el propósito de Dios, un lugar en la familia de Dios; esta fue una

de las escogidas, ésta fue una de las ovejas de Dios. ¿Se acuerda de Juan 10? “Mis ovejas

oyen mi voz, y me conocen; no escuchen a extraños”, y aquí Él está a punto de llamar a uno

de los elegidos de Dios a quien el Padre está trayendo a Sí mismo; ésta es la actitud

indomable de Cristo quien nunca está satisfecho con una respuesta superficial, sino que llega

hasta el fondo de la salvación; una buena lección para nosotros en nuestra accesibilidad y

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disponibilidad, y disposición a ser interrumpidos; siempre el objetivo de esto debe ser, ¿qué?

No sepamos; siempre debe ser así, aunque no sabemos lo que Él sabe, Él sabe quiénes son

los elegidos, pero debemos llevar la verdad de la salvación a esas personas que están en

necesidad.

Entonces, con eso en mente Él dice: “¿Quién me tocó?”, Él no hizo la pregunta para buscar

información, sino para sacarla de la multitud; Él podía haber dicho: “¿Quién eres tú, la que

tocó mi ropa?”, Él está buscando al pecador, Lucas 19:10, Él ha venido a buscar y a salvar; la

gracia inagotable que no busca la satisfacción temporal del pecador, sino la satisfacción

espiritual. Aquí está la gracia irresistible, esto es gracia irresistible, éste es el llamado eficaz,

éste es el Salvador determinado buscando al alma de alguien cuyo nombre estaba escrito en

el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Bueno, sus discípulos,

de manera acostumbrada le dicen: “¿Ves a la gente presionándote, y dices: Quién me tocó?”,

esta es una situación de presión, el verbo aquí es “Sunthlibo”, “thlibo” significa “comprimir”,

“Sun” añade a la preposición “en frente” que lo intensifica; Él está siendo aplastado por esta

multitud.

Y la pregunta obvia, desde un punto de vista humano, porque escuche, no ha habido diálogo,

¿verdad? En la historia hasta aquí sabemos qué ella pensó, y sabemos lo que Él pensó, pero

nadie dijo nada, nadie sabe; ella sabe que ha sido curada, Él sabe que ella ha sido curada; Él

sabe que hay más qué hacer en la vida de ella, así como habían más qué hacer en la vida del

demoniaco del otro lado del lago, y esta es la razón por la que Él fue ahí. Él no ha terminado

con ella tampoco, pero solo ellos dos sabían, y ella no sabía cuál era el fin de los propósitos

de Dios todavía; ella se podría haber ido ya curada, pero había más. Podría haber tomado

quizás tiempo para que ella convenciera a la gente de que ella ya no era inmunda, sacándola

de la multitud y declarando que ella estaba limpia, entonces le habría abierto las puertas a

ella; pero hubo algo más allá de eso.

Jesús, versículo 32, buscó para ver a la mujer que había hecho esto; esta es la palabra “peri”

que usamos para perímetro; Él simplemente vio a todos lados para encontrar a esta mujer, y

finalmente ella estuvo dispuesta a revelarse a sí misma; Lucas añade que todo mundo estaba

negando: “No fui yo, no fui yo”; pero la mujer temiendo y temblando, consciente de lo que le

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había pasado – permítanme detenerme ahí por un momento. Éste no es el temor de la

vergüenza, éste no es el temor de la hostilidad, de la multitud, porque ella los tocó en el

proceso de llegar a Él, esto es terror santo, esto es temor santo; ella no tiene miedo por la

ofensa que haya cometido, ella teme porque está consciente de lo que le ha pasado a ella; y

lo que le ha pasado es que acaba de ser curada en una milésima de segundo, y ella lo sabe, y

ella, por lo tanto, sabe lo que Jesús ha estado diciendo, y lo que Marcos está tratando de que

sepamos, y es que este es Jesucristo, el Hijo de Dios; ella está en la presencia de la Divinidad

o Deidad; esto no es pena humana, ella ya pasó por eso, esto es temor santo.

Este es el tipo de temor que Manoah tuvo cuando llegó a casa y le dijo a su mujer: “Vamos a

morir porque vi al Señor”; o el temor de Ezequiel que estuvo aterrándolo de tal manera que

cae en una especie de semi-coma, en el primer capítulo de su gran libro; o el temor que Isaías

experimentó en el capítulo 6, cuando tuvo una visión de Dios, Alto y Sublime, y la

proclamación antifonal de los ángeles que Él es Santo, Santo, Santo, y él pronunció una

maldición en sí mismo; un tipo de temor que envió a Juan, el Apóstol, después de su primer

visión, al piso como un hombre muerto. Y por cierto, es el mismo tipo de temor que vimos allá

atrás en el capítulo 4, versículo 41, cuando estaban cruzando el lago, y la tormenta vino, y

dice que temieron cuando Jesús calmó la tormenta, versículo 41, tuvieron gran temor; tenían

más miedo de Dios en su barca que de la tormenta fuera de su barca, es intimidación por la

presencia de la Deidad.

Y eso se vuelve más evidente en lo que ella hace. Ella vino y se postró ante Él. Todo mundo

sabía lo que eso significaba. Usted no hacía eso, a menos de que estuviera postrándose ante

alguien más grande que usted; los judíos no se postraban ante nadie, ellos no se postraban

ante nadie, ellos no tenían un rey, ellos solo se postraban ante Dios; ella se colapsa estando

totalmente consciente del terror de ser una pecadora en la presencia del Señor, una postura

que ruega por misericordia por el pecado de ella. Y después, ella tiene la oportunidad de

hacer una confesión pública en el versículo 33, ella le dijo a Él la verdad entera, le contó su

historia entera, la confesión de su enfermedad, la confesión de la fe de ella, la confesión de la

curación de ella, la confesión de la necesidad que ella tenía de misericordia; de hecho, Lucas

dice que ella lo declaró en la presencia de toda la gente; entonces todo mundo que estaba

alrededor de ella, oyó de la historia de ella; esta es una confesión pública, ¿no es cierto?

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Ella está confesándolo delante de los hombres, y ella será confesada delante de su Padre que

estaba en los cielos. ¿Cómo sabemos que ésta fue una conversión real? De nuevo le digo,

ella creyó todo lo que podía ser creído de lo que Jesús dijo hasta donde sabemos. Pero la

culminación viene en el versículo 34 en su respuesta, y Él le dijo a ella: “Hija”, ¿hija? Ahí hay

una palabra para disipar el temor, ¿no es cierto? Esta es la única vez en todo el Nuevo

Testamento en la que una mujer es llamada así por Jesús, “hija”, “hija”. Mateo capítulo 9 dice

que Él añadió “ten ánimo”, descansa, relájate. ¿Cómo puedes llamarla tu hija? ¿Es ella una

hija de Dios? ¿Una hija de Dios? Sí. “Tu fe te ha salvado”, en el texto. El verbo griego es

“sózo”, salvar, es la palabra usada en las Escrituras para salvación. “Tu fe literalmente te ha

salvado”.

Hay otra palabra para curación estrictamente hablando, “i·á·o·mai”, esta palabra creo que en

este caso necesita ser traducida en la manera en la que estamos acostumbrados a traducirla:

“salvado”. Jesús curó a la gente que no tuvo fe, Él curó a gente que tuvo fe; pero Jesús no

salva a gente que no tiene fe. Esta mujer parece demostrar una fe que la trae a la categoría

de ser una hija de Dios, y por ello Él se dirige a ella como hija, “Tu fe te ha salvado” dice Él, y

después esto: “Vete (¿en qué?) en paz”. Jesús no dice esto por decirlo. La paz le pertenece

únicamente a aquellos que han hecho su paz con Dios.

Aquí hay una mujer que tiene una necesidad, sabe que no hay respuesta a nivel humano,

aquí hay una mujer que está humillada, ella sabe que es una pecadora, ella vive con el

símbolo del pecado de ella diariamente, ha vivido así cada día de su vida durante 12 años,

ella literalmente ha pasado por todas las cosas ceremoniales que usted se puede imaginar

una y otra y otra vez, la idea del pecado y la corrupción está clara para ella, ella no puede

hacer nada al respecto, ella viene en fe con una confianza inamovible de que Él puede curarla

a ella. Y después ella sabe en la presencia de quién está ella, y cae a los pies de Él en

adoración, y es llamada una hija, se le dice que sea confortada, se le afirma que ella puede

irse en paz, y ser curada de su aflicción.

Ha recuperado la salud, ha recuperado su posición en la sociedad, ha recuperado su posición

en su familia, ha recuperado su posición en la sinagoga, y ha recuperado su posición delante

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de Dios. La vida debió haber sido dura para ella. La palabra aflicción, aquí “mastigos”,

significa “un látigo”, es la palabra usada para el instrumento que usaron para azotar a Jesús;

ella había vivido una vida muy dura, y ahora todo era nuevo. Eusebio, en su historia

eclesiástica, se refiere a una estatua de esta mujer, se dice que se levantó al lado de la casa

de ella; en la tradición ella está asociada con esta historia.

Escuche, ¿no le da gusto que nuestro Señor es accesible a usted cuando usted lo necesita?

¿Que está disponible para involucrarse en la vida de usted? ¿No le da gusto que Él se

preocupa por usted de una manera personal? ¿Y que Él puede ser interrumpido sin importar

lo que Él esté haciendo, Él siempre le responderá a usted cuando usted viene a Él en

oración? Y que realmente es inagotable al finalizar el propósito espiritual en la vida de usted.

¿Entiende usted que Él viene a usted con una obra indomable, inagotable, incansable, que se

está llevando a cabo? En Filipenses 1:6 dice que cuando Él la comienza, ¿Él qué?, la termina,

la termina. Si usted cree. Y esta es la razón por la que estas cosas son escritas para que

usted crea que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tenga ¿qué?, vida en

Su nombre. Ahora, mientras tanto, Jairo está ahí al lado, y entraremos a su historia la próxima

semana.

Padre, te damos gracias por el tiempo que hemos podido disfrutar con nuestro Señor.

Estamos agradecidos por la bendición de momentos pasados en la costa de Galilea, por así

decirlo; momentos pasados con este hombre y su corazón quebrantado por su hija, y su fe en

Cristo; y con esta mujer, y la expresión de ella de fe. Estamos tan agradecidos porque las

Escrituras viven. Cuán maravilloso es regresar, no traer la Biblia a tiempos modernos, ¡qué

tragedia es esa! Sino regresar y revivir las escenas, de tal manera que las Escrituras

significan ahora lo que significaron en ese entonces. Te damos gracias por la obra que estás

haciendo en nuestras vidas, te damos gracias porque por un decreto santo del Dios soberano,

la salvación fue planeada por nosotros, para nosotros, y Tu poder ha salido para hacer que

suceda, el poder a fluido de Ti a través de la obra del Espíritu Santo para regenerarnos,

convertirnos, y transformarnos, y ahora santificarnos, y un día para glorificarnos. Por esto te

damos la alabanza, en el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

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