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El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

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c) Desarrollo del fetichismo con la creación en sentido estricto del modo de producción capitalista, pp 79-121.

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Page 1: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

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Page 2: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

ffabajo social en sentido estricto, El *a-bajo individual, tal como exi¡te anres deintroducirse a ia relación con el capital,antes de conv€rtirse en trabajo asalaria-do, posee ya, desde ei punto de vista delvaior, Ia facultad de cortservar el valorde los medios de producción que udliza

'' la posibilidad de crear más valor, nuevo

valo4 pot su simple puesra en ac¡ividad.Pero ia relación capitalisa implica pre"cisa*rente el paso de todas las facultadesdel *abajo ai capital. Por ello, con lasr¡bsunción forrnal del trabaio ¿l capital,el fetichismo del capital *r"r,ro.n la'reln-cién real, i/ püne Ia capacidad de conser-vacíér y valorización del valor, no cor1locapacidad de1 trabajo, sino conro faculmdpropia e inherente, iumanente por rlarsra-leza del c*pi.rai: "Hrce srl apariciór asirnismo la mistificación fuiherente a Ia rela-tión capitalistd. I.a farultad qne el tra-hajo tiene de consewar el vatrc¡ s¿ presentacotno faculmd de aufocons*rvación del ca-oikl; le f¿cultad del rabajo de generarvalor, cor,o facultad de aucavaleúzaci(rndel capitaL, y en conjunto, I' por defi:rición, el trabajo objetivada aparece cclnosi utilizara al aabajo víva""us

F{e aquí el {etichismo del capital bajolas condiciones de la subsunción formaldel rrabajo al capital. Y del mismo rnodogüe esta úlcima, también el fetichismo asídefinido consrituye la forma general demdo fetichismo del capital, pero cor$ri-tuye también rrna forma particular del fe-tichismo, respectú de aqueilas nrodalidadesgue se desenvuelven con el desarrollo delrnado de producción capiralisa en sentidoestr;cto, pues esta$ modalidades incluyerrcomo iltro de sus momentos *quella fonnageteral, mien*as r¡ue ésta no lrecesaria.mente implica las primeras,

ea Íbidcn, p, 55,

Pasemos entonce$ al anáiisis de estas for"mas más d¿samolladas del fetidrismo delcapital.

cJ Desarrollo del fetichismo **n lacrea€ión en sentido estricto delrnrxk¡ de produtción capitalista

He¡:os visto ya las moáificaciones genc-rales que sufren los distintos elementosdel proceso de trabajo, dentro de las con"diciones de l.a subsunción formal del rra"bajo *l capital. Con elio hernos descu-bie¡to la esencia de la mis¡ificación generairfel capitai, e1 núcleo básico del fetichismc,que se ettci*rri, elL rcrda forma de exis-rcxcia áe la relación entre el *abaic¡asalaúaáo y el capital.

Ahora deb¿.mos i:rves¡igar las mndali-áa<Jes parcictt lares de des*rrollo ele csefetichismo, coilirorme a1 progreso de lasubsunción real del *abajo a-l rapltal,Ia que l\{arx ó-e{ine así:

La carac¡erí*tic¿ ueneral de la subs*nción

loraral sigue sienio i¿ ákecra suborrJina-áón del proceso labaral --cualquiera qrresea, tecnológicarnente habla¡do, la formaen gue se le lleva a c*b*^ al capít*I" Sobreesta base. empero, se alza un modo áe ¡rro.ducdót no sóio recnológicarllente espetít'ico,4ue metamorfosea Ia natr'raler¿ rctl del

¡troteso áe trabdia y stts rcn¿icionec ¡eales:el mada capital.ista de produtcién. 'Tan

sólo cuando éste entra ef! escena se operela subsu¡ciól rcai del aabajo en el c,rpital

[.. ] Con ia subs¿rnción real del tral--ajoen el cap'iral se Efectíra una revr¡lución to-tal (que se plosigue y repite continuamerx"te) en el modo de produccién mismo, et:la productividad del trabajo y en la rela-ción enüe e1 capitalista y el obrero,3i

Las implicaciones gue para el problemadel fetichismo tiene esra "revolución total"

e¿ lbüem, pp. ?2-?f,

/vó

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son precisamente ei objeto a desar¡ollar eneste inciso. Pero antes de entrar a su aná"lisis deteiiado, es necesario problematizarurl poco sobre el sentido general que tieneel proceso de subsunción real del trabajoen ei capital, explicando cuál es la nece.sidaci y función que cumple la modifi-cación radical y permanent¿ de1 mociode producción por el capital.

Dicho proceso abarca un dobie conte.nido. En términos positivos, !a subsunciónreal se plesenta como ei proceso de socia-lizaciín creciente, de una lnancla concre-tamente real, de todas y cada una de lascondiciones dei proceso de producción,Et capital desan'ol la, po; primcra vez cnla historia, la existencia en gran escalatanto de las condiciones objetivas comosubjetivas de 1a producción. Con ello iesconfierc pr,:gresivamente un carácter ¿s-trictarrente social, de n-rodo inmediatamen-te práctico, a todos los eiemen¡os delproceso de trabajo humano. Rompe conelio las b¿rreras individuales. Darricularesy locales áe h produ..ión, eÁáncipándo1ade sus antiguos y estrechos límites. Peroal misrno tiernpo, €n térmi:.los negativos,todas estas modificaciones se presenranen reai idad conio nuevos '¡ más desarrol la-dos mátodos de e.'rtracción de plusvaiíarelativa al trabajador. Cada r.u-,n d. lotnuevos moCos de conferir un caráctcrrealmente sociai a cualesquier.a de los fac-tores que participan en el proceso de t¡a-bajo, ileva impiícito tambión rur nucvométodo de acortar el tiempo de trabajonecesario en beneficio del tiemoo de tra-bajo excedente, denrro de. [a joi 'nada dia"ria del obrero.

El proccso capitalista, como hemos visto,se.mt¡eve pcrmanentelnente dentro de estasarrtítesis, cuyas formas concretas veremosmás adelante. Por ahora detengámonosen el aspecto positivo o progresivo delcapitai.

BC

El capitai es pues, la forma de proCuc-ción históiic¿ que <itsarrolla por prirneravez las porenci¿s sociales dei trabajo ydel proccso de producción. Esto va im-plícito etr la propia naturaleza misma que1o dctermina en cuanro capital. Veamospor qué.

El capital aparece desde un principio,coffio una u¡ridad fi'clte a los individuosdispersos que se le enfrentan. En tanto ca-pital, éi r¿prese-nta Cescle un conrienzo la.concentración, en Lrna sola entidad, demúltipies nredios de producción (y antesde dineroi frentc a ios muchcs obrerc.sdispersos qlle corno fue¡zas de trebajo,se ie enfrentan en ei mercaCo, Pot tanto,aparcce como Lllla unidad concenffada,frente a los individuor disgregados v au"tónomos que del otro lado se [e oponen-

Fcro s,: t¡ata de una ilridaci social. Elcapital rcpresenta, ci:]. esta fase in¿roCuc-toria dcl proceso de pioCi-rcción, el ca.rác-ter s.ocial del intercambic, el mcdo inrne.diato de vinculación entre los múldplesindividuos trabajadores dispersos. Y delmismo modo que el dinero, dentro Ce lacirculación mer.ántil simple, estaba puestocorno la rnercancía virtualmente ullive ¡.sal, conro la forma abs.rlutamente social dela riqueza, ahora el capitai se liace plesentecomo el procluctor vi¡tualmente univer.sal, como la forma toialmente social de la.producción. El dinero podía cambiarse porcualquier mcrcancía; el capitai puedc com-prar cualquicr tipo de trabajo. Con ellopuede e$tonces dar cuerpo real, en Ia pro-

ducción, a la conceltración social queencarna en el intercambio. En este úrlti

mo, el capitai intercambia sccialmerite,con muchcs obreros, mi.enfras que cadauno de ellos sólo 1o l-race en tatto que talindividuo, aisladamente. Por tanto, yaen la circ¿rlación específica que antecedee introduce al proceso de tabajo, el capital

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aparece cr):no forff¡a social írente a los

obre¡os di;¡;ersos. Estas deterlninaciones

se reproducen luego dentro del proceso

de rabajo mismo.

El capital, al Cesarrol lar les modaljdadcssociales reaies dc los el.crnentos ciel proceso

de trabajo, no h¿ce sirro colporeizar, dea-tro de la proCucción, 1a determinacióníntirna c;ue ya po¡:ee, aunque de mo.{oaún pccencial y {onr'ral, en el intercambioorigirrario con el trabajc" Del r¡ismomodo, el uabajador inciividrial. qile eri

el incercambio primario con el ca¡:ital e.-:ir-

te sólo conro átomo particular frente a la

unidad social que cncarna este úitimo, sereproriuce dentro dei proceso de rabajo

en estÉ rnisma calidad, colÍro individuo algue le resulta totalmente ajena e ircl:so

opuesta su asociación cor otros individuos,y todas aquelias potcrrcias sociales quede elia brotan. El trabajo social no apa-fece entofic€,s como la extensión cualitati-va de ios distintos trabajos indivi.duales,sino como su negación, El trabajo so-cial, puesto por el capital, es la iiegacióndirccta dei trabajo indi'.'idual, de1 trabajo

de los distintos individuos aislaCos quea é1 se cnfrelrtan di.spersos en el inter-cambio, Por tanto la combinación de los

trabajos es ajena a los difereutes rraba-jadores individuales, 11o es puesta por

ellos rr,isrnos, sino implresta €xternaffierltepor la potencia que los reúne de manera{orzada, el capitai. Así

El traf:ajo aislado legado es alrora, dchecho, el trabajo combin¿do r: colectivop¡resto. .. El capital rep¡esenta, luego, mn-ro al trabajo como a su producto en cuantotrabajo individual negado y por ende pro-piedad del *abajador individual, Es, porconsiguiente, la existeucia de1 trabajo so-cial -su combinación como sujeto e igual-mente cono objeto--, pero cs esta exis-tencia como existente indepedientemente de

s!15 molnentos reales, o sea co¡no exislen-cia partitular ai lado de ellos.:'5

Conro vernos, et1 la reiación originalen*e el capital ¡r el trabajo se {ialia im-plícita la ¡ecesid¿d de que el capital seaquien desarrolle y fomente el uabaj.: .:omotr:abaj<> social, y cou elio, expanda tcr{os1c,s tnomentos que correspcnrien a éste--ilistrumenccs, concliciones gcneralüs de

ia producción, etc¿tt)r&* ccmo elemeutosesüictamente socjal¿s. Igual.m*;:te, cs ne"cesario que ese desar'ol io sc pieser:tc c(r-rno negación dei trabajo ir:dividual, siert-do por tarito ajenc :¿ ios iictirilcs obre¡osaisiados y ahora asociacios v conc¿ntrac{ospor ei capital. Es necesatic, por tarrto,que todas las poterrcias productivas queb¡oten de ese trabajo social sean ajenasal trabajador indii'idual y puedaa enton.ce$ ser apropiadas p,rr el capitai.

El proceso capitalista de p;:oCucción sepresenta erltorlces cono la reproducciónmaterial áel carácter qlle r,cseen .,', suselementos dentro de ia relaciót de incer-caarbio que ie <la origen. Ei capitai, qucaparece allí como la fonna social rurita-ria del ilrtercambi*, se reproduce como eliustrunre¡lto que coiirentri en si mismolas potencias sociales de las condicionesobjecivas y sribjetivas de tcdo el prcceso,El traiiajacior aislado, gi.ie en ranto tali¡rrerca¡nbia con la unidad capiral, se re-produce i¡;ualmcnte como entidad a laque Ie cs totair:iente ajena la asaciacióncon oros rabajadores o el des¿rrollo socialde los inrtrum€nras grle lnaneja.

De esta rlanera, las distintas etapas y

formas que adopta el proceso de creaciónacabada cÍei rnodo de produccién capita.lista aparece:r simplemente co¡n-o los su-cesivos progresos que alcanza. este doblemovimiento, De un lado, ias sucesivas

nE Eleme¡úos,, ,, cit., vol, r, pp. 432.,1€3.

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nrodificaciones a lc,s elementos del. pro"ceso de producción, gue los conyiertenpaso a paso eh elementos i'igurosamentesociales; de o*o los progresivos despojosy reapropiaciones que consolidan y afit.r¡¿n ia ajenidad, e inclu¡o oposición, parael obrero individual, de rodas aqu*llas mo.dificaciones. Veamos pues ffras disdnrasformas y etapas.

c.1. La cooperatión sitnple

Aunque S,{arx aclara explicitamerte que[a coape::ación en s:.r forma sin:i:-e noconstifu).'e una lorma fija y caraccetíscicacie iiiguna i¡roca histórica de existencia dellnodo de i:roCucciún eüpitaiista, enorá tárn.hiáu cia.ranr.,l:tt ciir itl mir!r,:ri,¿ e$ ia pri-mera :ncq"iificación *lcme¡rcal, pero de{i.niri",,a, qlue tierl* ei proceso de trabajobajo srr existentia Je irtt* C': 1a. lar".n*cap\taLttr;:: "S¿ trata 'Jel prirt^ti:r carnhiogue er:¡:i:rin:*i:ia el proceso real cie trabajopor -"tt sttbszttztión bajo el tapiia!""t"

I]*r tanto, la ccoperacién simpie apa-reú€ .{}rnn ia fo*na más srnciiia y eie-m':nts.l ele rnodi{icarión reai clel procesoie tr;Lrajc, cor¡io la primua figura carac"terística d¿ ia st:bsunción real riel *abajoca ei c;piíal, v en csre sel¡tido corno la su.peración i¡rnediata de vatias de los ra¡-gos básic:cs que ciefinen a la subsunciónf*rlnal del trabajo en ei capiral.

En est¿r írkima, ccnro se in.fiere de 1a'ezplicación del inciso anre¡ior. Ios distin-tos elernentos del proceso de rabajo ad"quicrerr y¿, por su inserción dentro de larelación del capital, un carácrer social.Fero se rata sóio de un carácier fol:rnal-,tnente social, que sin modific¿r electiva"rcente rlr natu¡aleza inrneriiata, los insertaexteriornlente comc condiciones sociales

tt: Ei c$pítü\, t. r, voi. 2, ¡t. 4A7,

ó¿

rlel proceso de producción. Veamos e-o¡rcon más detalle.

h4arx dice elaratnente: "El operar i.rr¡n número de obretos relativamente gran.de- ai mismo tiempo, cn el mismo espa-cio {o, si se prefiere, en el nismo carrpr>de trabajo), para la pioducción del mism,rtipo de mercancías y bajo el manclo deirnismo capitalista, constituye histórica '¡conccptuaimente el punto de partida de i'tpraducciótz cdp;talistd". "t Marx se refier¿aquí a la subsurición formal del trabajce:r el capital y oo a l¿ cooperación sfunple,corno podría aparecer a primera vista. t'-'

La acLupeció¡: cie varios individuos c¡rurr nrismo tallcr. qr-rc *abajan espacial"rnent+ jurrtos, Flero t?o en equipo, ¡rrodu'cienrJo bajo ias f*rmas preexisteates a laaprriciri;r jel capitai como rel*ción cicpt:.rducciLir:. crrir.sti¡l.lrric en rigor i:l ío¡manrás obvia cle ia :ub¡unción íor:mai dal t¡a-bajo a! czpita.l --aunque h4arx hahiatar:bii:tt át ',:"na siruación previa, rlondeeL cagicalir;ta cüntrata a tt.a {uu:za il¿ tra.bajo conrc rne-rcancia y rccib* cl prodrrcr,rterminacio, sin ¡eunir cspacialme;rte a lcsdisrintos obreros bajo su rnancln.

Aquí *xistc ye Ltrrz unidad rie las rra.bajadores, 1os qur se halia¡: jLurtos, ann-c¡ue laL.orel sr¡ar¿dos v si:r . i :exo entreellos. Es pues una unidad.scciel dc carác-ter puramenfe fcnnal, exr¿rno i, casual.Y 1o r¡ism,: sucede con ei rrabaia. Como[vla::x expiica, la ;rgiupación de ¡-ri: corro::ú: lelo .{r: r :ab¡iedotes ¡r io:: ,rr: ic::a ¡, : lal capitaiist;i qr.re los empiea tre.bajo so.cial n:edio, indepcndientenrelte de quelas difcren.cias reales enüe el uabajo deun*s individucs y otros n,: cs rnodificada.

:3t EL cupitui, t. ¡, vol. 2, p- 391,33 Ve¡emos [n lJocú más ¿delante el ,tonceplo

preciso dc rcrc¡reración y la cliferencia que guardacon estü. dr:finición. Al respecto véase tambiénCapítulo l7l íné¡lito, ¡ip. 51,-58 y Elernevtos...,r;i|., rol, rr, ¡rp, fi8.89.

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Se trata pues de una supetación formal*4asada sólo en el promedio, obtenidasólo como resultado- de la disparidadindividual de cada *abajador respecto alo que es ei rabajo social, requerido enun monrento dado,

Ya hemos visto tan:bién el modo enque el trabaiad¡r sshcrdina su voluntB"de intelige*cia ol objedvo puest* p*r cicapital, Fe¡o es iguaimente una s';bor'd¡raciíur purarrlen.te fnrmal, en t¿nto elobrero i¡rCi';idrrai sigrre dr:r:rinando y de-terminan.do d¿ inan*¡a real e inmediarael prori:so de trabajo colicret* {n q${.sc inssrta. El co¡rtrcl giobal del proccsoperte!1cclti capitzlistzz, pera fi{r iroiqrieéstc se; i i : rr 1:t ieza tr*c¿,.aria qrre tfect i ic

ta! can.u:t¡\ siao sin:pien"rente L-$¡ct¿lt: c$

propicrerio de lcs nredios de prad';cciórrt , . ip 1¡ ir ,¡rrt áe r": lr" ig. Dicho c¿:ntioIv ue ¡é.1GL:!* q! LroLrsJ

L..--^.- . . " , . . -^ . t^ t -^- i rcr : t r r ¡ ; l misr : r ,utuaé l juLr, t r ru Lir . , re; .

áe la trcáucción sinc' de su forma ca'pitalisu-.

For sr¡ parte, ios itistruftentcrs de pro"

dr.rcción, creados como tales i¡r.*frumeftos

c** ca{tcter inciivir{lal, es las farma-"

precapitaiistas, conse!:var en esta fase di-

cha natu¡aleza, Su carácter sccial, iguai-

mente rxtrínseco y {axn;.1, r'ic::e dado

sólo indire.:tamente por ei h¿cho de ser,

en conjunta, 1os insffumentos de produc"

- ;A, . i . , , , - - . . , - i r^ l - . . ¡e los co¡cer i t raL¡UTT UL

. ' Ji*rri i-nve enrre lnq <.l istintos obrcrosindivicíuaies" Y autque su ca¡ácter inCi.-vidual se aíirma en el hecho de que, enun dempo¡ son rnanejados exclirsivamsntepor rlrr obreta, pueden corrsidelarse, dernanera fcrrnal y en c,rnjuntc, como losirlstrumencós utilizadcs indistintament*por los distintos obrercs reunidos porun solo capit*l.

Lo misrno sucede con el producto, Aun-que éste es fruto exclusivo de la activi-

dad i¡.¡dividual de cada obrero, de*rr: del

conjunto, eosto miembto especial del pro"

ducio global d* un capital, se-constituyepu*, .o*o parte dei producto formaimen'ie social de los mr.ltos obreros L-ajo ei

mando del mismq caPiral.

Értn* ,orr, nruy en g¡eneral, las ca¡ac-

terísticas que pl)seen. ios distintos facr,:r¿g'clel prr,cesc de produccién, áetttra áe la

suirsuncién íorrt*I, r¡n refe¡encia a sr¡c:ávácter sr:cial. C¿i:rs vemos, torios ellt:s'presentan t"n caricttt sóio for¡r'¡all,:*¡ltesrcial, 11* *n n¡oJc, tnáirzcto y *:ririt::reco.Fero cot rrtia e;<cep;ióil: Ial ¡¿niii:i':n¿sobj,:tivas dr trabaji, taiei ci.rri'rc t:úili:t'ts,clepó-oitos, cie¡ti¡s it:stl:;-;.'*\elrias fleailf siEs.

aperafos, efcétera: "?¿rnbién en {i ,:asts ele

un :nc,i,r de rr:abajo ititarnbirzria,la *ti11xt*'

ciún sinrultásea de un núr:",e;:c rna¡r-'', áe

ab¡:ero¡ opers utla rei'¿rlitciólr ,,11 i'¿3 i(ttL'

diciaxes abkti"¡¿.s da.i ¡ trct ie:c ¿l¡:r t t^

tjltJü

Con e1ic, dichas cor:r1íciones aelc¡uicr*:r,aún <.lenro ée una {orma ds *abajo i.nai"

terada, un cafácter esttict:rtnentc social,

de un rnodo res!. e inmediato, p':r su

sim¡:l* consurno colectiiro i¡cr parte dt loe

tnuclros obreros reunidos tlut uab'aixtt,juntos rrel0 ri.o eir equioo,

Ee tste mo,ia. ia subsl¡rción forrnal

del *abajo en el capi ta i i r f t s.nta 1a ¿

unr: de 1os eiementos dti proceso de trabajo

-si bien s* *at?, sc',l¿¡nent* dc una de

ias condiciones geu*:rales y s*cundarias,

pero con<ficiorres dei trabajo ¿l fin* ¿omo

elemento estrictaffiar,lte :;ocial, ;l dif eren"

cia de todcs los demás. h4atx señaia esla

idea asít "fJna parte áe tqs tneáios de

trabajo adquier* ele cdrácier soc¡"¿J antes

de que lo ac{qniera el praceto Íabaral mís^, r 4A

flro "

¿e EI capital, t. t, vol. 2, p. 394.ao ll¡ir]e¡¿, l" 395,

3

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Pero voivamos a la cooperación. Lamisma ,se preseutar pil.is, como r¡na silpe"racióri general del carácter puratnente for-mal-srcial que poscen varios de los ele'rnc:riü5 ,Cel ¡:roc;so de prcJr-rcción dentrod¿, in subsunción íorn:ral. a lc's que ciota dcnuci's-s ceracleri.tticas. Esta sr:,:¿¡ación de"r:iva cie I p:opio cor."tetiiCo eue elci.rrr¿ia cnc,i:rracirt:rr "La tarrna ,Jú nabajo dernurhcs quet cn el mis*to I,ugar y *:o eguipo" iraba jar: planificadarnent,¿ en el mismopro.sso cie producción o .n. proc*sos <1eproCucción c{iscinros pero roneros, $e de-non:i¡a roaperatiór.". "'

lviar: ¿ciara aquí Ia diterencia rar{ica1d,: Esta fo¡nra de ar;cciació:r, con aquellaque hemcs r;isto atrás dentrc de la s¡.¿bsun-cirín íonnal, Los individuos que co.ops-raln rea"lizan una forma de rrabajo encquipo, o¡:erando ¿1t1to¡:ces cle r.ranera co-lectiva, c,:-operando. Éste es e1 rasgocentr: l de la cccneÍación r inrple, Crl cr¡alderiv;.r: túdas 5u$ otrss caracterísii¡a.s,Así, en i,irtud de ese trabajo en equipt'r,se lo?,ce posible el nsrablecimiento de ulraplanificación del misrno, ei que sc co:1.vierir en¡onces en ul1 mismo proceso detrabajo, o err Fíocescs de trabajo sirniiares, co;rexos, r'eaiizados coo¡:crarivamen.te por todos lcs productores individualesconcentradr¡s por el capital.

De aqui se derivan rnodificaciones sus-tanciales en varics áspectss cent¡¿les delproceso de trabajo. Todas ellas se coii-cenuan, conro queda implicito en la pro-pia definición Ce la cooperacióno el elfactor subjetivo del proceso de uabajo, 1,'por esta vía, en ia relación entre el capi'talista y "sus" ffabajadores. Avancernossobre ellas.

La cooperación simpie rnodifica de en-trada, con su propia a?aticién,la natura-

aL Id,em,

s4

leza y el concepto mhrno del pi,:rlu;lr:.Ahora, ns se trata ya del indiviii¡* ai5:.i.do e:rfrentac{o clirt:cts:nente al cb;etr :',.:'tura.l o ya tra::sformado, cuyrs armp-c 3ireducetr a srrs sirn¡rles iiiscrunrentos ir:::.viduales. Entra en esccna e! ob¡eio ;i--lectivo siciple, unidail cle trsl>a1a cr:''r.p*esia ilor la interccuexión, plaireac'la t

e¡'tructurada cofio eirtidad calexiva, ,it

l'¿ri*s incjiyiduos ¡rr*ductsxs"", que ;ir.¡-emireúa.n *i irroceso de trabajo colrlpl¿iildc ¡¡n.a fira!:er,r simultá¡ea y ardenada.

El indi"i'"{uo sigire como antes, realiz n-do tcrc{o ¡l r¡ficio ,:ompleto oue c'lcmina

¡, Ca cur:r:po n-rcciiairte su activ;dad indi-iridiiai ¿ lni 1>loCucto r{üe os su cbra e:<-clusiva. Paro ya no tri:baja rrislar:lanrentr,

fio¡ su l:..arte e in,líferenre al trr:i;ajo .Je

los orrcts irdiviinos qire se hall;ln junto ¿ól {,v de airí la irapcrrancia de que Marxsribray* qr.re ia cooperauión plrsupone elrrabaio <Jr: varios en el misr',ro lugar) ,sin.c, qr.re ccoplf; rii eqiripo. r:o:i tcdcl l,¡:otros ¡niem.bros que realizan una actividadsimuitánea. De este rnoc{o, aunque nonrodifica el hecho de que comc indivir{uoes c^paz2 aisladarnente, de realizar rodoel proceso de tiabajo, sc iritegra sin em-

bargo cornn ;'niembro activ$ de la nuevaunidad, el obrero colcctivo, realiz¿ndo si-n'rultáneamente y bajo un cierto oiden co-

ordinado sus distintas tareas. La coopera-

ción pone conrc, prociuctor: en lugar delindil'iduo, al ob¿'ero colectivo simple, uni-

dad social real de disrintos individuos ge"nerales que tealizan cada uno la activi..dad cie *abajo Ce modo integral, peroque co-operan entrc sí a la realización sinrultánes y coordinada clel producto glo-bai. Ahora pues, ". . el obre¡c combinadou obrero cclecti't,o tienr ojos y nranos pordelante y por derás y goz,a, hasta ciertopunto, Cel don de la ubicuidad ".42

¿t lbidem, p. 398.

Page 8: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

La primera ¡nodificación del proceso de

sul¡sunciórr real del trabajo en el capital,

s¿ rcfiere a Ia natwaleza misma del sujeto

productoi, al factor subjetívo dei ttahajo,

al qrre enri4uece )r s¡rpera, poniéndoio co-

mo productcr social de rnan.era teal, como

unidaci coiectíva que intcgra colno merosmiembros Cre sí mism¿ a 1os individuos qr,re

ha negadc *11 inllto formas lirnitadas e

históricamerte caducas de realización deesa misrna fr.rnción. De este rnodo, <rlobrero colectivo eimple rriega al obrero in"

dividual, lcasimilándolo cofiü parte sub-ordinada de sí misno, Lo supera. *t

El resuitado básico de la aparición rleeste obre¡o coiecti¡,c simpic" y que consti-tuye ia n:oriificación uoLi¿i de la cocpe*ración sin:i:ie, se refi"r* a",z crrtctlri íl .¡¡¡-damentai ,j¿ una, ¡utva- ft¡e:za dentro deiproceso rie trabajo" ja fucr,z.r. ,Je masas,

fuetza caltectlva.-cooperativa o iuerza pro.

cluctiva ¡ratural clel trabajo social:

Así c:r¡'\ü la iue:za ofensivl ic un c,s.:u¡-Crón de,:rballerít c la fuer:2,: ciefelsivade un :egi:ri*lto de i'"rfan¡eiía difierc esen-cialmente dc la sum¿ de fuerzas cferrsivasy defensivas que despliega por sepetadocada jinete o infante, la s¡tma rne,:,ít¡it¿áe fuer:1as d" obr"los aisl¿dr';s dif teie es.:n-cialn.:r:te de la potencia soci¿iI de filerzasque se despliega cuando nruchcs br¡.zoscooperalr simultán*mente en la nismaoperación indivisa . . . No s¿ tri,ta aquíúnicamente de un aurnenfo de Ia fue¡zaprcrducdva inclivrdual, debido a la coopera-ción, sino de la creación de una fu"rzaproCu;tiv:'. quc eu sí v para sí es fo:zosoque seá una fuerry /s tnd.sds,aa

{s No ob,lia a este nlante¡¡niento e1 'becho

deque la cooperación simple aFarczc¿r vá, a vecescomo excrpción, a veces de mcdo general, desrlelos inicio¡ u-.isrnos de la histori¿ hu¡¡rana. [s sóL:en el á¡lbito de ia proclncción capitalista doude latrisna se inte¡{ra como uodalirlad gerieral desti-n¿cla a des¿rrollar sin límites todas las potenciassooiales del irabajo y de la producción de unamanera estricia y radical, y bajo {onnas nr¡¡ité'ticas. (Cfr. EI cápilal, t. ¡, vol. 2. pp. .10070?.)

14 Ibidem, pp. 395-396.

Dicha fuerza, fuerza productiva que

es ya, por defi¡ricién. fuerza social clei tta'

bajo, o fnerz.a dei trabajo social, consti'

trlye la aportación esencial de la forma

cooperétiva simpie, al proceso geuffal de

desagolio de l¿ socialización de los ele'

mentos dei proceso procluctivo, irnplícito

en el progreso de 1a sulrsunción real. Cein

su crc¿ció.n se instituyc la apertura en

general del desartollo social de todas lasporencias ¡a.ir¡rales dei trabajo, toCas aque'llas fl¡erzas que los individuos pos¿en en.

t;¡nto entidades naturales, esto es, como

co,rporeidad que) según plantea lr'larx e¡

el Capítulo v, se opone a la naturalezacc'filo poder naturái igualmente. Pero ía

cooperación ciesarrolia. esias poceflcias per'

te¡recientes a la es{eta naaut'al de los indiviclu.os, como p'otencias de ia asociación

de mucl,os iTombies. cr:nlo fuerzas sociaies-lraturales del tr:abajo o fuerzas :iatarales

<iei trabaio social. Conviert¿ asti i'¿s de'

fernrinaclo;-.¡es nalurales de 1os ;rdividuos,eir ¿,1 sertid* más estricÍo de este con-

cccto" er el¿r:clrtos integr¿rnfrs de u"a

fuerza social que resulta de sli romllina'

ción. Con elic, la coopefación prefiguraya la tenclencia general del modo dc pro^

riucciór capitalista, i:.raugurando su efec-

ti.¿ización: con la nodificación real que

crea, s,:,blc ia base de las ftrerzas llatu'

rales del trabajo, |a {uerza social real de

la cocperación simpl-e, el capital anunciala postericr sureración de la naturaleza

oor 10$ hcrnbres v su dominio total conrornera plerrisa ele la verdader:a vicla socialde los i¡div.iduos,

Y a la inversa. Si la modificaciónprirnera que se realiza dento del proceso

Ce subsunción real de1 tabajo en el capi

tai s* reiiere ¿rl ár¡bito n¿tura.l Ce io

que son los propios uabajadcres, a sus

fuerzas como seres $aturalcs -f uerzasque son las ptimeras en n1anife.ctarse alaDarecer el proceso de trabajo estf,icta-

85

Page 9: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

metrte llttmano-, eso sólo significa que larevolución del prcceso de trabajo que eetállamado a resliza.r el capital y por m*diode la cual ese proceso adquiere una {on-figuración estrictasrenre social de modoreal, es i¡na revolución total, una modifi-cación que deberá abarca¡ *. tqdos y cadaun* de l*s elemenros del nismo procesoy que pof tauto debe comenzar con 1a basenrisnra, natural, en esenci*, de cal pro-ceso.

Mars desarr,rlia cl¿ramente varias deias ventaja;; que broran de la ¿xistcnciade esta tuteva, {tterza coop*rativa o sociaLá*\ xabaj*, mostranCo enire ellas j* ¿mri-lación dc ios eiis:intos inclividu*s pcr elcat'rtact{t social, ia redncción ric los la"pscsen elue se concretiza el pr:oducro dc rra-bajo, la ampiiacién del árnbito de acci.<indel rrab*jo, etcátera, para concluir insis-ti.*ndo en qilc! se& cu¿l se* el motiv* par-ticular sn qr:e se rnanifiesta dicha {ae'rza,su resultado generai es le a.{innación deesa misnra f,uerza como fuerza pt*áuctlv*á*1 trabalo oocial que brnta 'ie la cc,o-per**ión, t" alirmació¡r que llerra inrplicitoel hechc de que los individ.uos gue co-*pe-ran pera cre,arla se despcjaa de ¡us iimi-tacloues in.djviduales y se d*sarrollan po-niéndose c$mo partes <íel góaero hurnano.

Ge J¡ n¡te* r 'n* mnrj i f icación efcct ivade los propios obreros individuale* queintegran al obr*ro colectivo, los que ure-

eliante Ia emulació¡. social a la que son

sometie{os por la cor:peración, perfeccionan

¿6 1¿ l\{¿r¡ había visto, desd* su trabajo sobrela ideologíe eleruana, c¡ue la cccperació¡¡ ee er¡ si¡¡ú6nra rrrrr fuerza productiva. |tlir, La id,eoLLt¿1íaaLemane, Edita¡ial Pueblos U¡¡ido¡, p, 30.) Estaidea es lmportante para una coucepcién precioilde 1o que Marx entiende por "{uerzas produc-tiyas hu¡nanas" n luerzas nroduc¡iyas de los bom-bres 1' ps.re una crítica de la posición que tjcndea ¡educir {uerzas equiparÁndolse a las fuerz¿sproductivas rnaterisles eoncebidae en Éu acep-cié¡i mr{g vulgar como los sinrples inst¡utrlenlosdr: producción.

86

$us capacidades )r confieren a &u iiaií¡,iindividual eI carácf,et real e i¡m*di¿::, *:parm del *alrajo social" Aquí, e! :':',;.sedio d* lg. subsunción fannal q*r. ;.':,.vierte de mánr:ra forural.general aJ r:¿,!;jo torai, empleado por el capitai! rn i::-bajo sociai, sr: convierte en reál É$perá;iir.de las limitacio¡res individualr:¡ pcr i;:.te de I*s disti¡tos obreros y en *.u \:?::i.foruracióa eri verdaderos eiemFlaies ::::.dios, parres á,eI géneret

Con la ¿ncdificación á.e las f,u,*rzzt :,¿.turales indiviCuaies dcl *al,alo y sú rj:.ir",regracíút c:tna lsarte de la nueva f;-;r;,..,rnat:rzl cooperativa d*l malrajo s*ci¿i .srlranslor¡na" trmbién, hasga ir;r rirrr,: :: i ::..to, las facultades iatelect¡.?ales d,:' los ci"..tirrtos obleros lnáívirJ¡¡aLes -iasírlt¿.lr:que de rnodo rnuy gxner.aL pueden d*sglc-$¿rse ea volunt¿d r intelige*cia*, y enconsecue¡rcia se modifica tar'¿bién "la ze"i*¡ión e*tre ei capital, pers,:nificadrt ene1 ca¡:italisra, y los asa!:rriaCos conc*::r;,a.áas baia su rnando,

Como habiamcs yisto ¿frásr los abterosi¡idividuales $e enfren*bá¡r en canto ftles,en el acto del intesca¡nbía, a la unid¿dconcenrada del capi*1. Luego el procesade prcciucclón reproducía su cárácrer er1tanto trabajr:r irrdividual, pero para negarioy superarl* dencro del trabajo social. F{e.mos visto cómo se sperá este movimientoeon Ia *eacióir del obrero colecrivo simple¿ eupensas de los disdntss *breros indi"vidlales, p€ro r1o hemos insistido sufi-cientc en el irechc de que dicha supe"ración no es obra del nabajo sino delcapital. La asociación de los disdn¡osindividuos que, bajo u$a forma planifi-caáa y en ¿quipo, trabajan de mcdo co-operetivo en el proceso de trabajo no espr¡esra por los prcpion trabajadores sir.ropor el capitalista, Al asociarse a los dis-tintos obreros individuales, ésto¡ no cuen"

ffi4

ffi=

Page 10: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

tan ya como trabajadores, sino como for"

mas materiale* de existencia del capital.Por tanto, su co-operación les es a ellos,en tanto individuos, totalmente ajen* eindiferente, es una obra que les es im'puesta de rnodo extetno y cuyo senddoy fuación les resulta tan extrafi.o y for'zado como su actividad misara,

Por lo ,jemás, la rooperación ¿r:lre Ios as¿r.lariados no es nada más que un efecto dei

capini quc lcs empl.ca simultáneamente.La concxión c!1t¡e sus funciones, su unidadcornc, cuerpo producti.r,o giobal, radican

tuera áe e[os, en el capital, que lcs teitney los rcantiene cohesionad*s, L¿ canesión*t..*. ,,r, trabajos se les enfr¿$ta ideaimelr-te rorno .plan.

¡táctícamc\\te cania dutc"i-tlaá áeL capitaiista, con:o poder de unavol[ntad ajena que $oinete a su objetivola act iu idar l de ei los. ;

Entra nueva¡rente en acr:ión el disposi-

tivo de despojo ai rabajador, caracterís,tico del capital. Dado que el obrer,r esun sitnple iudividuo aislado, antcs dc larelación con el capital, y después <le lamisma relación tro es más que r¡u ins'rumen!ü de su r.'alori-z¿ción, todas las po.tencias que pueda desarroilar, posterior-mente a su cofitacto con ei capital, le sonc{espojadas por este riitimo. EL capitales como uf} tirano absoluto que declarasecomo suyo, como su propiedad y su crea-ción, todo aquello que entrase y existiesedent¡o de sus dc¡ninios. Por ello, la aso-ciación de ios obreros individuales es obradel capital, el obrero colectivo simple essu propiedad, la cooperación ea que sebasa, artificio de su creacién, y la. tuerzacooperativa natur*i del trabajo social, re-suitante de todo esto, su manifestaciónpropia, He aquí Ia base material del {eti-cirismo del capital den*o áe la cooperaciónsimple. Pero antes de definir éste veamos

4$ ü,1 capítal, t. r, vol. 2, p. 403.

lo que sucede con las l¿cultades intelec'tuales del trabajador.

Como IVIars axplica, en virtud dt esedespojo dei trabajo por ei capital, ia cone'

xión que asocia a los distintos miembros delobrero col.ectivo sinrple, se aparece cotnoalgo externo y ajenos a e1ios, existe fueracomo unidad autosubsistente -es ciaroque la asociación de vados indivicluos" sllco-operación, es, en. cualgui.er ccndición,algo externo al inividuo. Pero nc €s sierrr.pte aiga ¿jeno a ellos, una unidad autóno'ma p¿r:ticül3r que se les eufrentc--¡ qrie1os sub,:rdina y existe en un dobie mr:do:como plan iúeaiy {amo volutlt¿á caiectiva/.JLle sollrete dü áctividad.

Por us lado, con \a sccíaitnri&:; de|productcr v cr¡n ia creación át ia fuetza

ü" *rnsai; coroc fuerra social-nat'¿r¿1. ¡fel

trabajo, el proceso Inismo de tral'a.jo s':

ha convertido ds üodo real, en ufi ilrocesosocial {aunque coo un cierta mráct¿:r 7.ir¡i-tado). Con ello. ]a vcrluntad orie.*tráa a

un fia qrie implica. clicho proceso, tt) .:.it:.¿.-

de ya limitarse a ser 1a volunt¿d áe tal o

cual i¡clividuo que trabaja, sirio q,re iicuc

que socializarse también, convirtié¡rdos* en

una vol.untad colcctiva que áete:rm.ina y

orie:rta el pracesr: soci¿l ciei trabajc. Pero

ia c¡-.'i*ctivirJad que labora es obra y pro'

piedad de1 capitai personificado. For ello,

la nueva voiunta¿l colectiva del p;acr:a

sociai del trabajo es enca¡nada por et. ce'

pitaiistn, el que La ejerce prácticeffiente

como autoridad, como poder que srrbordina

la actividad individual de los disti*tc,s

asalariados,

Pero nótese bien. La voluntad ¡lei indi-viduo no clesaparece sino que como volun'

tad inciividual se subordina a la voluntadcoiectiva enc¿rnada por el capialista. Nohay por ranto un despojo total de la vo'

luutad del trabajador, sino una subordi

ór

Page 11: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

r? nación dc la misma a la voiuntad genual

social. l¿ que o"hrua funcioira como la n're'

diación obiigada de menifestación de esar.'oiuntad i¡¡dividuai.

por tanto, 1¿ sociaiización qr"rc operai;r ccioi:er;rciói: sirnpie se b¿isa en. ia inte-

gracii'n '-l¿l caiácter sccial a parrir de loseierne¡rros inciividuales qu€ encucnara y Eo,cu :u suprcsió;r raci ici i l , El 1>roducroisociai, cl ,rbrcr:o colccrivo, se corst i ' "Ltycccmo uniclari de obrercs iuciividuales, a iosqr'.e niega en ianto tales, i:ero teasimiiáa"cioios a la nr*v¿ unidad social que crea,L.r filisfllo co¡r la t'oluutacl colectiva, la quesólo aparece ac¡ní coaro subo¡dinacióri delas Jistintas voluntades individual¿s alobje¡ivo social generai del prcceso cie tra-bajo cooperativo-sociai. Iguainrente conlos ii:'::,i; aÍjpi::ros c¡'"re iilrcgiatt el fact,rr'subjetivo ciel rr¿bajo como veremos Ces-puós"

De este moclc, e I ca¡ácter social qriecrea la cooperación, rcferiá<t +:sencialmru.te a lcs agúi1t€s subjetivos rlel proceso detr¡ ir : : io -obreros y capi:al istas-. se pic-sen[¿ coiilo un cat:ácter social real, perolimipdo pcr Ia rropia base individualque i.o coustitu,ve. Lo social €xi¡rtc áquíco¡nr: unidad integradora r{e las mirchasincliviclualidades.

Sigarnos con las formas sociales queadqr"riercn la.s facrrltades intelectuales deltrabajo por obra de la cooperacién. I-avoluntad del obrero individual se convier-te así en voluttad suborclinada a la vo-

iuncad colectiva encarnada como autoridaclpor e1 capital. Lo misrno sucede con sninteiigencia individual. La conexión queimplica ia cooperación existe, en términosde esta faculta¿l del uabajo, como plan

ideal del tralrajo puesto igualmente por e1capicalista. Dicho plan, que esructura 1aectividad en equipo del obrero colectivo,se imponc ahora corno guía general que

88

encuadra ei trabajo de los disdr.rn: .r;-.viduos, y a la que los mismos t: tr¡; : :- ,

subcrditrar su inteligencia y deotre:a ll,.dculates. Con ell'¡ se ccmpleta i.ii i¿,,:.:

dei obrero, la rccia'¡izeción cár*cie¡í:,::::,

de la coopelacitir, sinrple.

Pero cc:r eilo se modifica t"amb)f¿: '.:'

función social del capiralista. El prort:,r:

de t labajo ¡e h¿ co¡veri ido en un pr,, 'c,r i-

social o coopefativo en tanto es ia unidad de distiritos procesos de trabajo i::ir-viduaies. paro realizados de r¿ane¡a ii-rnultálrea y cn forma. asociada o c*ordi"nada. Cot ello se ctean utra serie dc ta"reas ger-'eralcs de mediación, coorCi:racióny dirección eirt¡e las distintas partes in-dividual,::; Jcl proceso cooperativo, aueson tan icdispensables para e1 bu.en resuL-tado del misrno, como io es la propia euis"tencia de i:accores obicrivos y :'ubjetivosque lo integrali. Estas fr¡nciones generair,.,col: ]uncs ; t : i i . lo p:oc( 'so Jc tral,¿rir socir lcooperati.vor e rnCispensables ab:;olirt¿men"ce para sll Drlen fullclonám1*r,tr, sco aPro-piadas por el crpitalisa colno su tareadent¡o de la proc{ucción -aunqrre másaCelaate, inciuso estas fr¡nciones soa de-legadas 3. r¡n tipo especial c{e asa.laria-dos.

Con ello, el capitaiista introc{rrce. junto

con la frr¡cié¡ oositiva e ir,dispen,:.able ,:r-re

cumple, el lirairado obiedvo que lo ani

m4 la valorización del valor. Si de un

lado, al efecruar las funciones generales

cls todo proceso coope¡ativo, da un carác-ter real al papel que cumple corno coman-

do de todo el proceso *-con 1o que la fun-cién que póseía formalmente, por ser pro.piedad del capital, se convieric e¡r r¡r lafunción netesayia y coadyuvante del pro.

ceso global*, de otro lado sólo encarnadichas funcicn¿s para mejor lograr la máscompleta y acabada explocación econ&mica del rabajador, con vistas a la rnayor

Page 12: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

extracción de plusvalor posible" De estemodo, la función de direccién se presenta,en manos del capital, como el despotismoilimitado del capitalista so"bre el obtero;y la coordinación global cie las distintaspartes d{r.l proce$o en conjunto se mani-fiesta como coe¡ción organizada a lamayor rcalización de plusvalia por partedei obreto colectivo, "La dirección ejer-cida por el capitalism no es sólo una fun-ción especial derivada de la naturaleza delpro€eso social de trabajo e inherente adicho proceso; es, a la vez, tutzción de iaexplotación de un proceso sacia! de trabajo,y de ahí qile €sté co¡rdicionada tr;or el ine.vitable antagonisrno entre ei ellplotad,:r yla materia prima de su explotación". "

El ca-pitalista aparece pues, corno en-carnación de todos ios nuevos poderes so-ciales creados en la cooperación simple,poderes que sólo utiiiza como nuer¡os mo.dos de sujeción del trabajador y como {or-rnas cada vez más perfeccionadas para suexplotación. La encarnación como uni-dad del cuerpo productivo glob*l y supresencia como figura en gue se concen-tra la vcluntad colectiva y el plan idealgeneral dei *abajo de dicho cuerpo sonsólo la"s formas positivas de expresiónde lo que en su reverso constituye el en.cua-dramienro [or¡:aáo del rabajador dentrodei obrero colectivo y la subordinación,contra y sobre toda resistencia, de su vo"iuntad e inteligencia, a los objetivos alrto-valorizadores del capiml.

Pero hemos visto que, más importanteque las modificaciones suftidas por losproductores mismcs y por sus potenciasintelectuales, está la reactualización y des-arrolio *pues el capital no crea Ia coope-ración, sino que reactualiza su vigenciahistórica- de la fuerza natural coopcrativadel trabajo social. Sobre ella se levanta,

a, Ibidem, p. 4A2,

en esencia, el fedchismo del capital quecorresponde a la cooperación simple. Marxes muy preciso en su definición:

La fueru productiva socia! del trabalo *des¿rrolla gratuitametrte no bien se ¡ro¡¡e

a los obreros en detenninadas conclici.o$es,que es precisamer:te 1o que hace el capi-nl. Con':.o la fuer<a prorlutiva social deltrabajo no le c¡:esn nada al c:pital, como.por otr¿ parte, ei obre;o nc la desarrcllacrntet qLte su trabajo rnismo pertenezca alcapitalista, esa fuelza pr:oducdva aparer:ecrrmo si el capital la possyera par ndtx.ra-Ieza, como su fuerza ptoductiva buna-nenle. aa

Se trata pues de nna consecuÉocia ió-

gica c{el punto de parúda sobre el que

esta fuerza se desarrolla. Co:no hemosplanteadr: atrás, los trabajac{ores individuales existen, antes de su relación con eicapital, sólo como individuos aislados, sitrnexo algrrao entre ellos. Pero al establecersu asociar:ióí, collro cooperación del tra-baio consigo mismo ya no se pertenecen

conro tales. La asociación es puesta por cl

capital y por taflto sus frutos le pertene-

cen. El despojo que realiza deriva de La

dispersión en- que ercuentta a 1os obretos

que compra. Ese daspojo es el precio qrie

cobra por reunirlos, por vincularlos enue

sí, por crear su nexo social en el trabajo,

Pero sólo los vincula como a sus instru-

mentos, como a las formas corpóreas de

su existencia.

Tiene lugar entoilces la inver:sióu y cl

fetichismo subsecuente. La fuerza pro'

ductiva natural que brota de la asociaciónde los rabajadores individuales en su

nexo social cooperativo, apal"ce corno fuer-

za inrnanente del capital en cuanto tal,

como atributo que detiva de su naturale"a

intrínseca.

aB lbidem, p. 4,45,

89

Page 13: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

Véase la anaiogía coa el mecanismo delfetichismo de Ia mercancía. Allí, en elproducto, la¡ determinaciones sociales apa-r¿cían como prcpiedad natural de las cosas,i¡rmar¡ente ¿ ellas. Aquí, en el procesode trabajo, las fuerzas sociales de1 trabajo--de la sustencia social col*ctiva comodic* Marx- apar€cdrl como fretzas nacu-rales dei. capiral, inmanentes a é1.

Es claro tambié¡r *i r-ínculo con el Íe-tichismo riel capital en genenl, del queesta forrna no *¡ siuo una rn,:dalidací par"ticuiar dr:sarrollada. Aliá, la facuiraci devalotizaciár, d*i capirai pcr el ttabaja,aparece cosro autovalorización d*:1 capiral.Fero la crr't,ctí,n d* la f*erza cooper:ativana¿ural dcl trait; jo social no es, lesdr elplnto de vis¡a del capitai, sino la poten-ciacién de esa facultad, mediante una mo-dalid¿rd concreta, reÍ.ert,1a a las fuerz¿sna¿urales dl:l tr.abajo. Pcr tanro, e{ichafuerza sociai aparece simpiemeute con:oel auto-dcsarrollo de I¿ faculcad inma-*ente deL capitai. de s.riicval*rizarse. C¡-nro es obvio, está presenre ya aqfii eI r;$-calrisrno del ferichisrno meciia¡rre gl crial eicapital puede :rpropiarse roCo desarroilosociai de lcs porferes deL rabaja, todas ycad¿ u¡ra de is.s sr"icesivas fc¡rntrs cie so-cialización quc crea e irnpulsa la subsulr"ción reai áú trabajo eir. el capítal.

He aquí pües, eo esencia, el fedchisrnodel capitai denro de ia cooperacién sirn-pie. Hl rni"omo se refiere sc,bre i:odo a latuerza áe másas gue crea dicha coopera-ción. Pero no se limita a ella. EI feti-chismo se propaga tarnbíén hacia algunasde ias nrodificaciones secilndarías qu* he"rnos visto son produci.das en esta forma d*la subsunción real.

Así, ai apropiarse el capital de las frur-ciones de dirección y coordinacién inhe-rentes a lodo proceso cooperativo, indepen"dientemente de su for¡na social, las proyec-

sa

ta corno atributos inherentes a su prrlpic ía-ráctet de capital. No pone como si ir,a:.dara por haberse ápropiado de un prc**l;que lra impulsaclo como procfso coófi€li'tivo, sino como si el cfon de ma¡:dar .,,tuviera. im¡:licita y ueccsariamentc. ::r -

ser capital. Eiio deriva del hrcho .'ie qr,rrl0 conc;be la cooperación comc forma g,:-neral que leviste cti r'1 capitalism,: un;,nodalid¿ri parr icular de exist¡ i ic ia^

" i i , :cono fo*n.¿ egclusirra y caracterisiici- i:.existeucia del capitai. Con ella el fetich:-..rno del capita"i. ¡:ropio de esta forma .,i':"cuenrra su ccm¡:lemetrio v rcfue¡zc: ' 'Asi

cama la ltterza pt'oductiva s*tiai dc! ir,,baja Ctsarto'iiada p+r lá .c,opst:a.ciri¡r ¡¡rpresellta catnrs fut'r7a pradu.ciit<t. tlei ¡:<:ri-tai, La" ct>cptración mi.sma ¿pe1-'¿re i:rmL:

forwa e:pecifica áei .pracesa tchii¿¡isÍede prx<hctión, ell ¿¿n¡ít.sis ai proccso ,iepradncciíxr át ryabe"ia.áores ir.Jepctrili*:r-tes ¿islados o, ;:tsimismo, de ¡:tquefios 1::a-tt:*llest', "'

Ct)ü¡o rrerrrf,s, el proceso cie slperacióadel carácter sori¿l-forma.l <lu* Dosee¡ losciistiutos elem*ntcs del tabajo en 1¿ suh-s¿rnción for:mal, se rea'liza en la coopera-úón, áe una má11era desigual, Por 1o quefoca a los insfrum¿ntos del trabajo v aiprociucto niismo. no existen mc,r{ific¿i:ion.:ssus¡a.nci¡"les en csta forr:"r:i. L,o rr:isrnosucede c.¡n las condicio¡res objetivcs delffabaja, ias que ya han sido modificadasdescle la forma anterior"

El factor subjetivo sí sufre, en cambio,disdntas mociificaciones. Por un lado, lacreación áe Ia luerza de masas o fuerzacooperativ¿ natural del trabajo sociai sig-nifica una superación real del carácter in"

divi.dual cle ests rnisma facultad del ira-

bajo en la forrna arrtcrior, por un caráctersocial total, dste¡rninado y profundo. Setrata pues de un carnbio radical de una

*s lbi.dern, p. 4$7"

Page 14: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

de los aspectos centrales del factor sub"jetivo del proceso de *abajo. Junto a é1,y como su derivación, se modifica tarnbiénde rnodo d¿finitivo la funcióo de controlque ejerce el capitalista sobre el proceso

en su conjunto. En ambos casos, la no-

dificación es radical y se convierte enpremisa necesaria, con la modalidad es-

pecífica en que aparece, del propio des"arrollo uit¿rinr de1 modo de producción

capitalista, concebicio estrictamente.

Por otro lado y a diferencia de las an-

feriores, las ffansformacioues que se ooe-ran en ia figura del productor, y en las

facultades 1:r'opiamente intelsciuales de la{ue-za ó.c trabajo, pcseer:. solarnente uncaráctxr transito¡ir¡. Aunqu,: ellas impiicai-r yir una superación real, que ,iota deurra configuración sociai reai a estos as-p€cto$ del Froceso de ttalrajo, no es sine;nbargo una coriíiguracióri áeii.ni.ti.va y

necesari.a de los rnismos. La cooperar-:ión

de 1os disrintos trabaja-ciorrs, pni ejempla,no posee una especificación concreta yuecesaria, una medida determinada, unaproporcionaiidad o ura dispr.rsición orde-

nada parcicular. Es por tanto ura unidadteaimente sc,cial, ¡:ero cuyo caráctef sc'cial11o está es¡:ecificado, y pof tát1to no es

definitivamente necesatio, es iuac¿bado.

Lo mismc respccto ¿ la subordinación de

las voluntades e inceligencias individuales

a la voluntad colecti.;a y al plan ideal.

El respeto e integración Ce Ia relativa au.

to110mía de lae primeras sólo es posible

por la forma ir.¡acabada y fiexible de las

segwrdas,

Sabre este mosaico desigual, se levantaahora la siguienre forma de la subsurr.ción reai del trabajo en el capiral: 1a rna-nufactura.

c,2, Ld m*nu"fdctura o cooperación basadaen ld división del trabajo

"La cooperación fundada en la divisién dcltrabajo asume sil. figuta clásica en la rna-

ntr.facturd'. to De donde se deduce queia nranufactura, seguncla forma específicadel proceso de subsunciórr real del uabajoen el capital, no es sino una forrna cornplejao complicacia de ia misma cooperacióu.Forma por tanto que asimilará y manten-drá los rasgos básicos de la cooperacióu,pero desarroliárdolos d¿ nna manera par-ticular y especifica. Junto a esto, y apartir de apoyarse so!,re la división deltrabajo, introducir'á nuevas modificacionesen algun':s de los eiementos clel procrsode trabajo, no alterados en la coopera-ción simple"

Vista ea conjlrntoi y en {otma- inneC-i'r-ta, ia rnanuíacfurá parrcefi¿ set tr*a {rst-r:¡¡. Ce ne;¡ac''í:rt áei se¡rtiCo gener:a1 quesigue ci proceso clc la sllbsunción real, yque se in:iugura con la coooeración simi:le.En. e,.ta últinr-a, si ¡e atiende, al movi-n:ientir glcbal que parece oiieae a¡:la. he-mos visfo cómo comienza a desar¡oll¿rseIa socialización de varios cie los eler:rentosy aspectós c{el proceso <le ttabajo, Y aun-que dicha saci¿rlización rro es ull ¡r1or¡i.miento unií'¡rme, li afer:ta de ma!1eraigual 1os distintos puntos sobre ios queincide, sí tiene una clara defioicién desu dirección básica: sr¡ {unción es slrper¿ueL carácter püraaeí.te formal soci¿l quecea la subsunci.ón formai, dándole un con-tenido real y material a ese carácter.

Pot ei conctario, al tnerros a prirneravista, la manufactura s* presenta cofnoun desarrollo especializado cie los disrintosindividuos que trabajan, y con ellos desu$ herramientas particulares; este desarro-llo parece exacerbar haste el últirno punto

áo lbidem' p. 409.

9t

Page 15: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

la singulari : . laci cspecif ica y part icu:;1r,

en aptitudcsi clisposiciones y capacidacies,

de 1,:s distintos trabajador*s individual¿s'

I-,a conversión del individilo eu real parte

dc un gánero, característica de l:r coopc-

ración si:tple, r:s sastituida aquí por el

desarroilo super-singularizado de 1os di-

{erences i:rciivi{iuos. El esfuerzo de inte'

gración de varios indiviciuo* den.tto de una

ir,tdzó saciai, rípico de aquella forma,

parece ceder aquí su sitio a 1a disgrega-

iióu d* esa rnisrna unidad, inclus<¡ más

atiá del f- ;¡ l-r ic ir :Jivi<Jtto, cn el desarroi lo

dc sólo a;gún asptcto parcial o aptirud

deternrirada de su trabaio individual en

conjunto,

Ferc ¡i. nbr¿rvat ros más :¡ fond<l La cues-

tión, ver*uros qi.le €ste eparente canri:io

d* se¡:¡id* nc es sino la forrna iógicirtncntc

¡rccesaria de desarrollo uitericr de las Íor-

m¿s sociales conquistaclas de¡rtto de la

coop*acií',r simple, En és¿a. la unidad

social se creai:a sobrc todo rn'ediante ia

reuntón de varios i¡rdivi¿iilos autes ,iis'

persos, a los qae, sin embargo, no se ¡no-

dificab.l ni en su esltuctura ni en süs

caractere$ geirerales.

Diclra reunión aparccía, sin etnbargo, no

couro afi::n:¡ción inmccliara de u¡.ta fotroa

C,, crtensión Jibre y voir ' :ncariamcnre t le-

gida por l,.:s rnisr,,:s rnclitiCuos, sil-ro co11:i\

a,.ociacilin i.r::pu,;sta por el cai:ital, la er:r.

tiáa| t iena y coniíaplresra a esos indivi"

<1uos, .,r, comr ne¿¡aciáa violenta clc i,rs

mismr:s, en tatlto individualiciades disper'

sas. Pcr eilo, la propit naturaleza de los

inCividuas sr eúgía entorrces como iilite

al desarrollo cie 1a nueva unidad social

cteaéa a sus erpensas.

Pero pr:ecisemas, Si el carácter social

cread<¡ en ia cooperación simple encu€t1'

tra un iímice en el l¡echo de que e$ unamera unidad de m*chcs individuos, y por

taüto en el cerácter no modificado de

92

esros úlrirncs, csto sólo sucede porque tai

unidad $ t,:a.l.izaáa de urodo {orzc,*o y no'

volu¡rtariarrente, porque 11o se ffata de

individr¡os si.¡cinles r lue co"opelan l ib¡¿-

nlcntc tnallifescán'iose a travé's .le esta

Larna áe a-{ociacií!:. sino cie obreros so'

meridos por cl cepital a ios quc ce 'rbiiga

a trabajar iie r¡odc plalificaio y el:. equi'

po i:)aia vaiaúza"i el r':oio¡.

De esie ¡roc{c, si la iuriciaC sociai se ha

creado ant¿s par riredirr cie la negación

inmediata rie los tabajadores indivicluaies

-negacilti cltl¿ all sll c:tráctcr pltlaüel]t¿

i,',rrr *: Ji a t,: ilie.v z irnp".i ci ra ¡iu reasimil :icii¡n

drntro rie 1a \ts¿,'& nnidad-, al llegar a

un cia'rro ¡.,unco, dich*. unidad sr!l,: ¡roclrirafirmatse )¡ cis.senvolvr:rs'; tnás allá, pro"

fundiza*do dicba negación y convirtiétr'

*lol¿ e,r nega-ción radic¡1, dcfinitiva,

l'{o ha-y orro canrinc. I",a cccperaci(rn

ha sido rs¿critalizáda por €1 capital como

prirnrr* forn'ra r{e eÍtraer ia pir'rsvalía ,r.:'ia¡i"a cfe'r'¿s ta!¿aja*\ores in<liviriaaics'

Pero una vez es¡abieciJa cclno ta!, la co-

operaciói;, qúe Ílo ¿s más que la asocia"

ció'L. farzada de r.'¿¡ios Ltdiviclu,rs gctlerales

que reaiiz¿n cülno antes *sóio qne ahora

c{)-opcrativ¿ffie;:te-- o{icias cotnirletos, tit-

,r* rlo* *torrr"r su lirlite después dr: habe¡

creacit.¡ la luerza pro.luctiva natural del

t t 'abaio soci¿i. I .a r,¡nlrc:ación uo J:uedcdar rnás a1 capiral. rnientras ilt:rmanecc el1

ésta, su fig',rra sirr:tple. 'ficnc quc ir nrár

allá, ?xro si cn taurc tal la cooperación

es sóio asaci,:ci6n gen.era,'! cle individLros

que han pernranecido cou el nrisnro ca¡:á¿-

ter que poseia:: a;rres de esta feiaciór1 ('ie

cooperaciór, eñtolrces ésta sólo puede des-

arroiiarse r¡o<iificando a sus miembr,ls

colnpün€ntes, a los inc{ividuos que la inte-

gran. Pero ccrno eil¿ se ha coristituidtr

no como afirnración, sino como ncgación

de esos individr-ros, sólo puede colltirlrtar

afirmándose, profur.tdizando diclra nega'

cién. Y esto es la qr¡e h¿rce.

Page 16: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

La manttÍactura apsrece pues, como eltipo parlicular de la coopera-ción basadoenla negaciín de los individuos en cuantotales, il'icha negación reviste la formaexterna rJe su especializacién extrema, colnodesarroijc tctai de sus Farticularidadesgue los convierte en individuos (obreros)parctales, virtuosos calific¿dos y recoilo-cidos dE a1gúr; aspecto sirgular y exclusivode un cierro tipo de rabajo. Veamos pasoa pas,; !'t,'t :ue",'as modificaciones qüc i.:n.plica este irnpulso exagerado cie ia divi-sión del rabajo, dentro del proceso deproducci.ón.

La rnanufact¡"rra se pres€nta pue-s! comoun clcsarrollo complejo o cc-ml¡iicado dela cooperación. En este sentida, al igualque la cooperación sirnple, revolucio¡raespecial y preferentemente los diverscs as.peccos cici factor subjetivo del procesode trabajo y, por taÍto, la relación encelos agentes personales de dicho proceso,mientras que deja en segundo plano, engeneral, a ias condiciones materiales de laproducción.

La priinera moiificación se refie¡e ala naturaleza del productor mismo. Launidad de iirdividuos sirnples y generalesque efectuabar oficios completos y queera la base del obrero coiccrivo simpie,se uansforma ahora por la aparición deuna nueva relación: la combinación de losindiviciuos con base en la división deltrabajo. La nueva uaidad se constitüyeahora como unidad de individuos parcia-les<specializados, que rca!ízan sólo unar.rperación particular de todo el procesoespecífico de trabajq deando entonces alobrero coiectivo combinado, nuevo rneca-nismo producror perfeccionado dentro delp{oceso de *abajo: t'Pero cualquiera quesea su punCo pa¡'Ciculaf de arranque, sufigura final es la misma: un mecanismo

de producción c.tyos órganas sott hatn-bres" , t'

Dicho "tneca[ismo" de produrción re-cíén creado, el obrcro colectivo combi-nado, trae co$$igo varias rnodíficaciot-'¿sirnportantes en ofros asuectos dei procrsoglobal. Así, el ploceso de tra.bajo en

conjunto adquiere mei:iante este catni¡ioun estricro y clefinirrvo caráciei sr:lialreal pues se confolma a-l:ora corn,: unsolo proceso Ce traÍ;ajo desglosado eu susdistin¡as fascs ccns¡itutivas, que son rea-lizadas por los distintas obreros i.ndi,,'iciua-

l¿s dcl obrero combiuado, ios oi:¡eii:s

¡-rarciales. La coordinación de ios ,jisdrtosploc¿sos de rabajo indivicíuales, a ios riuese e¡cuac{ra en el plan global en la coo¡:e-ración simple, cecie aquí ei puesto a laconformación eiectiva de un único procesode uabajo social, en selltido estricto, rea-lizado por taia la u:ridad que ptodrce: elobre¡o colectivo combilradc.

Con ello, lógicamente, también ei iric'ducto adquiere un carácter precisamentesociai" "La n-rercancía, antes proCucto lt-dividual de un artesano independientc {üehacía cosas mr.ry divcrsas, sc ccnvierteahora en ei producto social de LrnA ?.sir-ciación de artesanos, cada uno cle los coe-les ejecuta constantsmente sól.o una on,::a-ción, siempre la misma".t" Ningún ol:rer,:

iudividual puede ahora reivindicar cc-

mo obta suya, exclusiva, aigún proCnci,:

de *abajo. Todo producco-mercaucía csahora necesariamente obra coiect;va d.¿ ia

asociación, resultado social inr:rediato de

la combinación de ¿c¡ividacies parciales, y

en ese seriddo mercancía sociai del morlo

más riguroso.

Fodemos ver aquí entonces, lo erra¿iode tratar de conce'bir el fetichisrno de ias

sr lbid,¿¡n, p. 412.52 lbi¿em, p.4l l ,

93

Page 17: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

tlfi&

mercancias dentro del capialismo, delmismo modo elemental en que Mar¡ 1opla.ntea para las condiciones'de la circu-lación mercantil simple. Incluso desde elpunto de vista dei producto, del resultadodel proceso de trabajo -perspectiva quecomo hemos visto, no puede ser váli-da para la forma capitalista de ia pro-ducción-, encontraríamos aquí una mo-dificación esencial, lo que impediría ya de€nftada tratar de hablar aquí en los misrncstérminos qu€ como e¡r la circulación simplede mercancías. Ei produ*o no es ya aquíun producto directamente individual quetiene que conquistar mediahmente, por 1avía del intercambio, Ia reafirmación ciesu carácter social, sino un producto directanente social que 1o que debe reiren-dar en la circulación -circulación quetambién posee ya un caráctcr cualitariuociistinto- es su condición de capital rner-caniil, s¿t calidad co¡no mcrca:lcía queerl.carn¿ un capital individual, pero quepoeee c{e modo simultáneo rabaio 5ocia1-nrer,tc váliCo pan el mcrcado. Veríamosva ¿ntonces que la consid.eració¡r de lospropios ¡esultados del proceso de rabajo,de ias nrercancías producidas de maneracapitalista,

^o, ..*lt. para ia explicación

ciel problcma ciel fetichismo a niveles másprofundos -al propio proceso de pro-ducción* y a determinaciones más com-plicadas que las que Marx presenta en sucr.rarto oarágrafo del capítulo primero;nos remitiría pues, al fetichismo del ca-piul, tal como hemos visto es explicadoaquí por el mismo Marx.

Sigamos. La introducción de la divi-sión del trabajo, como nuevo método dedesarrollo de la producción, crea enton.ces una verdadera otganizacíón social delttabajo en su conjunto, que revolucionano únicamente la forma del uabajo sinosu modo mismo de rcalizaciín, Ya no setrata de convertir un tabaio individual

a4

que permanece inalterado en cuanto almodo específico en que se efedua, en untrabajo co-operativo, en parte de un tra-bajo coordinado existente bajo el mismomodo anterior pero con una nueva formaco-operativa asociada. Ahora se trata deuna modificación de niz de Ia maneramisma de producir. Con la aparición delobrero combinado, basado en ia divisióndei trabajo, el proceso de trabajo adquiereuna nueva modaiidad en cuanto al mé-todo mismo de desarrollarse, convirtién-dose en forma acabada y especificada deorganízar socialmenre el trabajo.

Así, la fuerza productiva natural deltrabajo social creada en la cooperaciónadquiere un¿ nueva profundización y unnuevo incfemento, sobre esta nueva base,La unidad social del trabajo, creaáa yaen varios sentidos en la coop€ración sim-ple, adquiere ahora una especificación de-terminada, una medida particular en va-rios aspectos, y con el1o logra incremen-tar aún más ia fuerza productiva naturaldel trabajo social. Dicha especificación,que brota de la aplicación de la divisióndel trabajo a la producción, convierte enley tócnica obligada la regularidad y uniformidad en el sr.rministro de ciertos pro-ductos, dentro de cada una de las fasesdei proceso productivo. Con ella da tam-bién carácter de necesidad técnica inme-diata a la rcalizaciin del trabajo conuna cierta intensidad uniforme y conti-nuada. Desglosa el proceso de trabajototal en una gran cantidad de operacionessimples a las que adjudica de por vidauna cierta ca¡ddad necesaria y fijadaahora proporcionalmente, de obreros par-ciaies. Desarrolla así el vi¡tuosismo extre-mo de dichos obreros parciales-especiali-zados en la rcalizacií¡ de la función par-ticular a la gue los encadena, perfeccio-nando sus métodos y sus herramientas, yreduciendo por la experiencia condnua el

Page 18: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

rienrpo é,e rcalización de rodas las tareas,las fuetzas reg-ueridas para su desempeñoy los poros obligados por el cambio deuna actividad a otra. Desar¡olla en sínte.sis, el rnáximo perfeccionamiento posiblede los métodos del trabajo social, sobrcla base Ce la división del trabaio. formaúldma de desarrollo dcl obrero colecrivobasada en las revoluciones cenrradas enel factor subietivo del trabajo.

Potencia de este modo, la fuerza pro"ductiva resultanre de Ia asociación dc lostrabajadores, ahora basada en el procesode com.binación y división del raba.jo,de una Ílanera antitética y extrerna. Lamayor perfección y habilidad generalesdel obre¡o colectivo combinado se losransólo a partir de un desarroilo parciafiáado(hasta cl punto de la arrofia de otr¿s fa-cultades), de ios distinros obreros indi-viCrrales gue lo componen. Así el obrerocombit¿do es fuerte peto delicado, po-tente pero diestro, ubicuo pero aterifo, ytodo esto con el grado superlat ivo. Elobrero combinado rompe con creces todasy cada ur-r. de las barreras que fioseían losdist intos obreros individua[es, erigiéndoseeit fuerza producti,¡a subjetiva c"ri omrri.potellfe denro del proceso de trabaio.

Pero todo en 1a vida tiene un orecio.Dicho obrero combinado sóio akáa esepunto de desarrollo cuasi total de todassus capaciCades y virtudes, porgue sus dis-tintos órganos componentes fran sacrifi-cado totJas sus faculrades excepto una ouna perte de ellas. Asi, un ob"ero es frlertesólo en tan.to es un rí¡stico patán, mientrasótro es sunramente diestro a costa de sudebil;rjad e incluso deformación corporal,etcórera. El desarrollo super singularizadode un¿ facuitad o capacidad sólo lo al"canza eI obrero parcial por el sac¡ificioabsoiuts y tadical de cualquier orra de-tenniriaciár, poi su unilarcralización pro.

ducriva absoluta: "El obrero colectivo,posee ahora, en un grado igualmente ele-vac{o de virrriosisrno, todas las cualidadesproductivas y las ejercita a la vez y de lamanera más económica puesto oue em-plea todos sus órganos

^individualizados

en obreros o en grupos de obreros parti-culares, exclusivamente para su funciónespecíf ica", "

He aquí, como hemos aplurtado acrás,el mccanismo de socializaciórr caracterís-tico de la marrufactura. Ei desarrollo delos disdntos caracreres y potencias socialesde los elementos c{el proceso de trabajose da aguí, en referenci¿ a los compo-nentes del factor subjetivo del trabajo,como afirrnación y enriquecimi.ento de lannidad sociai, a costa de la negacrót y e\sacrificio de los disrintos obreros iqdividuales. El cuerpo productivo general sedesarrolia solamente apropiando y des-truyendo a sus dist irr tas partr-s iniegrarl tes,Pero con tlio acrecient¿ 1a {uerza produc-t iva dcl trabajo social puesto en opera-ción por la manufactura.

Y tiene por tanto lugar, al iguai queen la cooperación sirnple, la i.nversión es-pecífica gue p¡oyecta ias potencias produ,c-tivas rccién creadas, flo como poderes deltrabajo, sino como fuerzas producdvasrfcl capital: "Al igual que en la. coopera-ción simple, el cuerpo actuánte del tra-bajo es en la manufacturd v.'r,a forma deexistencia del capital. El mecanismo socialdc la producción, compuesto por los nu-merosos obreros parciales, pertenece alcapitalista. Por ende la {uer.za producrivaresultante de la combinación de los traba-jos se presenta como fuerza .Fryodücti11r¡

del capital)'.on He aquí el fetichismodel capitai dentro de 1a imanufactura. queno es sino 1a forma desatrollada y anr-

53 lbídem. o. 425.s4 lbiden;, p. 438.

957

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pliada del fetidrismo propio de la coope-ración simple. La fuerza productiva quebrota de Ia asociación -aguí ya asocia-ción combinada- es puesta como fuerzainmanente, f,uerza por naturaleza del ca-pital. Y esto, como e¡rtes, porqüe l¿ aso-ciación es obra del capitai personificadoque reúne a los distintos obreros parciaiesy los hace producir como obrero colectivocombinado bajo una forma planificadade la división interior del tabajo.

Pero con la coorplicación que conviertea la coopetación simple en manufactuta,vienen también algunas complicaciones deesta forma fedchista del capital. Las mis-mas se refieren sobre rodo a las modifi-caciones reales que sufre ahora el obreroindividual, en sí mismo y respecto del pro-pio capital, 1o que ,consoliáa y a{ianza labase material de existencia del fetichismodel capital. Veamos.

En la cooperación simple el capital seapropiaba como fuerza inmanente la f.re¡zaproductiva resultante del trabajo social,de Ia cooperación. Con ello despojaba alos obreros individuales de la potenciade su nexo social directo, recién creada enel carácter cooperativo del trabajo. Perotespetaba la autonomía de los trabajado.res individuaies, cuyo modo de trabajodejaba sin cambio, re-integrado de ma-nera subordinada, bajo su égida, sus vo.luntades individuales y sus inteligeuciaspropias a ias gue tampoco había transfor-mado. Pero "Mientras que la cooperaciónsimple, en términos generales, deja inal"terado el modo de trabajo del individuo,la manufactura lo revoluciona desde loscimierrtos y hace presa en las raíces mis-mas de la {uetza individual del traba-jador". u" Con ello, da una figura total.mente disdnta a este despojo del ttabajopor el capital. Lo que se modifica ahora

56 lbident, p. 430.

96

es pregisamente esa eutorlomía del indi-viduo, 1a gue al ser perdida pot éste esretomada por el capital.

La manufactura se funda en la divisióndel trabajo, Por eso, ha convertido al in-dividuo, mutilándolo, en un mero órganoparcial del mecanismo social productor ensu conjunto. Dividiendo al individuo, yreduciéndolo a ejecutor limitado de unasola función producdva particular Io hadespojado totalmente de su carácter deentidad autónome, que en cuanto ir:di-viduo es autosuficiente yara la tealizaciínde una actividad integral, mediante lacual plasrne de modo objetivo su propiotrabajo individual. El individuo no esya ente autónomo, porque no es ya talindividuo, es solamente un fragmentode individuo. No es ya una entidad auto-suficiente *aungue fuese subordinada ¡un organismo social mayor- sino unaparte de enddad. Por ello está incapaci-tado totalmente de ejercer, aisladamente,función alguna, no puede realizar de modoindependiente nada. Como obrero indivi-dual no es pues más que una nulidad pro-ductiva y en tanto tal negatividad nopuede seguir existiendo como individuo. t"

Por tanto, ei obrero individual ha sidodespojado de su autonomía como indivi-duo, autonomía que ahora gana para síel-capital" En tanto éste es la mediaciónobiigada para que el obrero individualse incorpo¡e como pieza componente delobrero colecdvo combinado, ha conguis-

56 He aquí una nueya manifeshcién de lc eo-sificacién de las personas analizada arrás, Si elob¡e¡o individual puedo se¡ reducido a un me¡ofragmento de individuo, a u¡¿ lor¡na de encar-nación de una sola de sus funciones parciales entanto tal ser individual, eso eólo es po-sible por laprevia re4ucción a cosa -mercancía que ha su.frido. Sólo porque una parte do su peisonalidadtot¡l ha sido "cosificsds". convertida en mermn-cía, es posible reducir luego su individualidadproductiva integral a una gols función parcial ylimitada de sa rnisma individualidad-

Page 20: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

tado aho¡a la dependencia forzosa dedicho obre¡o hacia é1. Y como é1 sólovive en tatrto compra la fverzt de trabajodel obtero individual, el hecho de tenerahora comp:ometida dicfia venta, de queésta se vuelve rigurosamente fouada, esun aumento de su seguridad, y por tantode su autonomía. "Si en un principioel obrero vende su fuerza dc trabajo alcapital porque éL carece de los mediosm¿teriales para la producción de una mer'cancía, ahora es su propia fuerg de tra'bajo individual la que se niega a prestarservicios si no es vendida al capital". n'

He aquí pues, la primera complicación delfetichisrno del capital en la manufactura.La creación en este momento de la tealinterconexión social de los rabajos individuales, proceso conquistado por el mé-todo de la división del trabajo, se proyectaen estas condiciones como el desarrolloinmanente, por tanto, del propio capitaltde su mayor autonomía y seguridad corno,unidad social. Así, por este progreso delfetichismo del capital, este último se apa-rece no sólo como más potente sino tam-bién como más autónomo.

Prosigamos. El obrero ha dejado en-tonces de ser urla unidad autónoma, auto-suficiente. Pe¡o Ia voluntad y la inteli-gencia no son sino manifestaciones singu-lares de la individualidad autónoma delos hombres. Por ello, es lógico que unindividuo reducido a menos que su propiaexistencia autónoma en tanto tal indivi-duo, carezca también del ejercicio de estasmanifestaciones. Al ser incorporados comopiezas mecánicas vivas d.l obr.ro colectivocombinado, los obreros individuales pier-den literalmente ia posibilidad de mani-festación alguna de su volunad e inteii-gehcias individuales. El obrero colectivocombinado, como cuerpo existente del ca-

5? Ibidem, p.439.

pital, posee una voluntad p.topia,que im'

pone de manera alrsoluta e lnconcucronaq¡

" todos sus miembros integrantes. Igual"

mente, como cuerPo productlvo !¡eneraltiene una inteligencia general, mediaute

ia cual distribtrye las distintas tareas y -rc'

gula su adecuada ejecución. El individuo

no tiene ya que manifestar -y a vecesposeer- ninguria voluntad e inteiigencia.propias, soiamente tiene que subordinarseal mecanismo técnico hutnano ya intcgra-do, cuyo trabajo ya está medido, plani-

ficado, especificado proporcionalmente y,ig,,ror"*.rrt.

"rtable.iio Ha perdido

pues sus faculndes intelectuales. las que.."p"r...r, ahora como capacidades deltaller en conjunto y en este sentido del pto'pio capital: "Lo que pierden los obrerosparciales se concenff*, enfrentado a ellos,en el capitalt'" Por eso t'Es uí productode la división manufacturera del rabajoel que las petencids intelectuales del pro'ceso material de la producción se les con-trapongan coma propiedd{ aiena y poderque los dominl'.u"

Se ahon.da así aún más ei fetichisrno del

capital. Al encarnat el capital personifi-

cado al taller manufacturero en cua¡ttc'tal, se reapropia de todos sus poderes-

Se apropia pues, no sólo de las fuerzasnaturaies del uabajo social, incrementadasaún más por la manufactura, sino pmbión

de sus potencias intelectuales. De este

modo, la voluntad y la iuteligencia se'

aparecen ahora también' en contraposiciória los obre¡os individuales a los que se ha-

despojado de ellas, como atributos inhe-

rentes al propio capital, como poderes que'

le corresponden pot Raturaleza. Con ello'

se completa ia complicación que sufre el

fetichismo del capital dentro de ia ma-

nufactura-

5e lbüem, p. 440.

W

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La manufactura representa entoncesla forma más desarrollada del proceso desubsunción real del trabajo al capiral.cenuada en las modificaciones del factorsubjerivo del trabajo. Pero en fanto tal,c¡ al mismo tiempo un lírnite a ese proce-so, al ilegar a un punto de su propio des-arrollo. Por un iado, porque sigue po-niendo a los propios hombres, sea con lasmodificacior.res que seá, cc¡¡no la base téc-nica furrdamental, como el elemento pro-ductivo detcrminante de todo el proceso

de la producción material. Y aurrquc he.mos visro la inmensa flexibilidad qiledichos hombrcs tienen para las múhiplesmatiipulaciones del capital, hemos noradotaorbión q,ue poseen límites varios a dich,rsmovimientos. Por el otro [ado, porgue laanexión vitalicia y desuuctiva a una solafunción parciai, que realiza con los dis.tintos individuos, crea asimismo uua resis.tencia fenaz a su dominación. resis¡¿ncirpeligrosa para su reproducción en taritoei obrero tier:e el arrna sue constituv€ labase obl igada de rodo el proceso manufac.turero: la destreza artesan¿l dei individuoparcial.

Pero es propio del capital el derribartodas las bareras a la producción. Ensu afán autovalorizador no existe es{ingealguna que pueda detenerlo. Todo enig-ma es resuelto por é1, con tal que puedapermitir[e su autoincrerncnto progresivo.El problena ahora es cómo habrá de de-tribar estos Iímites inherentes a la etepamanufacturera de su propia existencia. Ycomo buen hijo de la fortuna --aquí ensentido literal-, aún con la maldiciónilreluctable que pesa sobre é1, ya tiene larespuesta: la int¡oducción de la maquinaria al servicio del capital.

c.3. La gran industria y Ia maEtinaria

La gran industria {apitaiista, cuya base

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material es ptecisamente la maquinaria,constituye la forma úldma y más acabadade desarrollo del proceso de subsunciónreal del cabajo en el capital. Con su apa-tición se complea de modo cabal la so-cializaciín y revolución de todas las con-diciones rnateriales y subjetivas de la pro-ducción, las que sóio ahora adquierenuna figuta ccmpletamente acorde con lartaturaleza puramenre social del propiocapital.

En la gran industda, todos los elemen-tos que integran e1 proceso de producciónadquieren de manera defirritiva un carácterrigurosa y necesariamente social, culmi.nando así la obra iniciada y Cesarrolladapor todas las formas anteriores de cxis-tencia de la producción capitalista. Estetasrocamiento total de todo el oroceso derrebajo cn su coniunto sólo se hace posi-b1e en tanto se desplaza el centro dc lasmodificacio¡reu

"fc.iuadas por [a subsun-

ción rcai, trasladándose d"i factor subj.-tivo de esfe proceso, haci¿ sus condicionesmateriales, hacia los medios dc trabajo:"En ia manufactura, la revolución quetiene lugar en el modo de produccióntoma como punto de pardda la fuerza detrabajo; en ia gran idustria, eI medio detrabaja", se

Con ello se rompen por fin las limita-ciones propiamente técnicas gue e1 procesode trairajo posee en virtud de estar basadoen la fuerza humana de *abaio como suelemcnto fundamental. Las capacidadeslimitadas del hombre en cuanto a vigor,habilidad, npídez y resisrencia, etcétera,constiruyen siempre urra base técnica cons-trictiva e infranqueable por principio delproceso de trabajo. La actividad produc-tiva no puede nunca ir rnás allá de lo quele permite la flexibilidad determinada del

5e lbídem, p. 45]'

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elemento subjctivo, mientras gira en tornode é1.

Por tanto, si se quieren derribar estasbarreras específicas a la producción, esaecesario recentrar el proceso de trabajo,desplazando al factor subjetivo como nír-ctreo del mismo y reestructurándolo con-forme a otro eje principal. Las condi"ciones para este desplazamiento existen yade manera irnplícita en la propia natura'leza del capital. Como hemos visto, susurgimiento como relación social implicade en*ada la ptomoción de un nuevo sn-jeto como elemento determinante del sen-tido de toda Ia producción. El valor quese valoriza se instaura desde el comienzomismo de la producción capitalisra comofoco determinante de rodo el movimientoproductivo err su conjunto. Pero en unprincipio, esta inversiólr de los elcmentosdel proceso de trabajo se tealiz,a única-mente en tétminos formales, sin akerare. mod,o anterior específico de su existen.cL? y de sus relaclones.

Más adelante, con los progresos de lasubsunción real, la propia fuerza de ffabajoya formalmene ásepl^.*¿, como principiorector de todo el proceso comienza a sermodificada y moldeada de acuerdo a lasnecesidades valorizado¡as del capiral, Perosu papel como elemento central-dercrmi-nante del proceso de trabajo en tétminosconcretos, no es aún superado dentro dela cooperación simple y la manufactura.En qérnrinos reales, la plasticidad espe-cialnrenre demarcada de la fuerza detrabajo sigue existiendo como barrera im-puesta al desarrollo ilimitado de la pro.ducción del capital.

Por ello se hace necesario el desplaza-mibnto redt, consecuencia ulterior del pre-vio desplazamiento formal, de Ia fuerzade trabajo como eje constituyente delproceso de producción. La revolución en

el medio de trabajo caracteristica de lagran

.industria y madre inrnedia¡a de la

maquinaria, es precisamente la consuma-ción. efecdva de este desplazamiento real.Con esta invención de la maquinaria esernonstruo de ¡nnensos poderes productivos,el capitai rornpe la última barrera gue elvalor de uso -en estc caso el valor deuso de la propia fuerza de trabajo- ponca su desarrollo ilimitado.

En un comicnzo, la maquinaria no esmás que un mecanismo objetivo que re-asimila en su propia construcción las po-tencias anteriormente desarrolladas porlos propios individuos productores. L*máquina.herramienta, en particular, se pre"senta solamerlte como una reconstrucciónobjetiva, dentro de un mecanismo pura.mente rnaterial, dei mismo movimientoy de las ¡nismas operaciones quc ancesefectuaba el obrcro, y con sus nrismosinsftumentos especializados. Pero ahoraquien mueve esas herramientas no es elhombre sino la máquina, y con ello seopera una revolución radical.

El hombre sólo puede manejar! a untienrpo, una henamienta o un número es.caso de herramientas; ia máquina en cam-bio puede operar simultát€amente un nú-mero virrualmente ilimitado de dichos ins.trulnentos. El hornbre sólo puede trabajatcotidianamente un lapso de dempo dado,siempre menor al día físico; la máquinase presta en cambio a ser utilizada sindescanso, permanentemenÍe hasta des-cruirse. El hombre posee siempre un nrar.gen de eror en su actividad, margen quese Lrcrementa adernás conforme se alargala jornada de trabajo o se hace crecer laintensidad del mismo; la máquina a suvez, es cuasi-uniforme en su rendimientoy prácticamente segura en o¡anto a süsresuitados, El hombre, por más que seaun ser flexible y suscepdble al cambio,

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posee límites naturales irrebasables entomo a su perfeccionamiento como ele-mento del proceso de trabajo; mientrasque la máquina, como forma corpóreatohlmente efíme¡a del medio de trabaiopucde siempre srr reinvent"d", ,ecr.aáuy rncdificada absolutamente para perfec-cionarse, etcétera, En suma, el hombrees siempre una base limitada, técnicamen-te estrecha y acotada del proceso de tra-bajo, en tanto que la máquina constituyeuna base prácticamente ilimitada, comple-tamente abierta, para el progreso de esteproceso. La máquina consriruye pues, lasuperación material de los límites impues.tos por la naturaleza del *abajador a laproducción, y con ello, la apertura poten.cial al desarrollo ininrerrumpido y cre-ciente de la apropiación productiva delmunclo.

De entrada, pues, la máquina-herra"mienta apárece como la sustitución delhom'bre por un mecanismo objedvo, dentrodel proceso de rabajo: "La máquina, dela que arranca Ia revolución industrial,reemplua al obrero que manipula unaherramienta única por un rn...nirrno qu.opera simultáneamente con una masa deherramienfas iguales o parecidas a aquéllay que es movido por una fuerza motrizúnica, sea cual fuere la fo¡ma de ésta,,. ro

Dicho reemplazo encierra, por las con.diciones específicas en que se realiza, undoble movimiento antirético. Si de unlado se presenta co¡no la superación pro-gresir¡a de los límites inhereates al traba-jador, y como motor que inicia el desaro-llo sin rabas de las fuerzas productivas,al mismo dempo, contiene de otro ladola efectivización real del despojo del tra-bajo vivo por parte del capitalista y laconsumación totai, en ténninos directa-

60 Ibidem, -p.

457, También Elem.entos, .., cít.,vol . u, p.227.

i00

mente materiaies, del dominio de las con-diciones de producción sobre los traba-jadores. Veamos esto con más deulle.

Todas las formas anteriores al capita-lismo implican por principio un desarrollolirnitado, determinado y particular de iasfuerzas productivas. Al estar orientadasante todo al valor de uso de 1os productos,todas ellas condicionalr siempre un ciertonivel dado de las necesidades concr.tas delos irrdividuos y por tanto, fijan un ciertomodo característico de satisfacerlas. Aeste modo coruesponden siempre ciertasformas de producir la úgueza concreta ycon ello cie¡to desarrollo de ias potenciasproductivas humanas. Cuando ese des-arrollo va más a1lá del punto en que hasido determinado, esas formas sociales sedisueiven. Por esto, en todas estas formasel trabajo, o sea el trabajador mismo,puede funcionar como la base fundamentalde todo el proceso, especificado cualita-tivamente de un modo especial, según losdistintos estadios de desarrollo de laproducción.

El capital, en cambio, pone como pre-misa de su propio desarrollo el movi-miento pe¡m¿nente de. superación de lasluefzas procluctlvás exlstentes en un mo-mento dado. No compagina con un cierronivel de esas fuerzas sino con el orocesoininterrumpido de su transfonnación. Estoes asi potque él no se orienca a la satis-{acción de las necesidades de los indivi-duos, siempre dadas en una etapa deter-minada, sino al autoincremerrto abstractodel valor. Pero el valor no impiica ningúnvalor de uso especial como complementofiecesario, sin.o por el contrario, ve a todoslos valores de uso como instrumento desu recorrido autovalorizador. Por ello elcapital desarroila sin f¡eno las necesida-des de los individuos, dotándolas de uncarácter universal y en constante supera-ción, Extiende, como Marx dice, el "reino

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de la necesidad naturalt' hasta el pun-to de emanciparlo de los esnechos límitesoriginales que la propia naturaleza le ha-bía impuesto y constituyéndolo en merapremisa de las necesidades estrictamentesocial¿s de los individuos. Lleva adelan*,sin tregua y con afán, el progreso ilimi-tado de las fuerzas productivas humanas,premisa necesaria de la forma social quehabrá de sustituirlo.

De este modq el capital promueve eldesarrollo completo de todas las potenciassociales dcl trabajo aún latentes en lasformas anteriores. Despierta a la vidala socialización integral de la actividadproducdva, en lo que se ¡efiere a sus as-pectos materiales, superando con ello l¿sdistintas tabas antiguas a la producción"LJno de los momentos de esta superaciónes precisamente el reemplazo del trabaja-dor por la maquinaria, como elementocentral del proceso de producción.

La superación de los límites gue el tra-bajador impone al proceso de trabajo. sóloes posible rasladaudo sus facultades yhabilidades diversas -*a las c[ue en uncomienzo [a máquina imita reproducién"dolas- a un necánismo objetfuo, suscep-ti le de crecer y perfeccionarse continua-mente. Con este movimiento el trabajo esefecdvamente sustituido dentro de la pro-ducción, reemplazado y desplazado por lamáquina, liberando entonces ai trabajadorde esta actividad.

Como habíamos visro anres, el hom.bre se hallab¿ constreñido desde su origencomo especie, por la necesidad imperiosade satis{acer sus necesidades inmediatas,directemente reproductoras de su propiacondición física, para poder subsistir. Deaquí nacía la necesidad de la produccióncomo sr¡ actividad primaria, y dado el escaso desartollo de sus fue¡zas productivas,como su actividad fundamental. En este

sentido, el individuo se hallaba atado alrabajo, sometido ineluctabiemente al mis-ho, so pena de dejar de existir.

Pues bien. La invención de la maquinaria, ese eutómata incontenible que pa-rece producir sin parar, constituye preci-samente Ia liberación potencial del naba-jador de su sujeción a la producción co-mo su actividad fundamental. Con lamáquina y todos los desarrollos de ia pro-ducción que ella implica, "Ha cesado deexistir el trabajo en el cual el hombre hacelo quc puede iograr que las cosas haganen su lugar". ot El rabajo se emancipa porfin de ese reino de la necesidad natural quees la producción y puede entoíces desarro-llarse de una marera iibre y efectivámentesocial, como ente no puramente netural sinocualitativamente distinto a la naturaleza.a lo que sólo ahora potre como su simplepremisa,

Esm liberación del trabajo no suprimesin embargo de manera absoiuta al traba-jador dentro de la producción. En tanrodicha liberación es solamente el desarroliosupretno que alcanza el proceso de tra-bajo y en tanto que tal libeeción es frutodel desarrollo de las potencias soeialcs ygenerates del mismo individuo gue labora,esto sería imposible. Lo gue sucede esque la actividad dei trabajador es reduci-da a mera abstracción de la actividad, li-mitándolo a ser un mero supervisor yvigía del proceso global, El trabajo afir.ma así su poderío sobre la producción,suprimiéndose corno elemento determinan-te de la misma y afirmándose como meromomento que controla y supervha un pro-ceso casi purarnente objedvo que é1 hacreado. Con ello refrenda el hecho deque la ac¡ividad productiva no es másque la herencia impuesta por la naturalezaa su propio desarroilo, herencia que ter-

st Elementos, . . , c i t . , va7.1,9, 266,

101

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' tmina por dominar y subsumir a sus nece-sidades y allende la cual se levanta supropia actividad verdaderamente social.Es en ese sentido que Marx díce: "Elproceso de producción ha cesado de serproceso de trabajo en e1 sentido de sercontrolado por el trabajo como unidaddominantet'.

o'

FIe aquí ei sentido progresivo que en-cierra la aparición de la r:raquinaria dentrode la produccióo. Con su creación, serevoluciona codo el carácter de la produc-ción rnisma y se crean las condicionesmateriaies de la emancipaciá:. del hombr¿respecto del uabajo inmediato, las prerni-sas reales del paso a una forma sup'eriorde ia organización social,

Peto sólo ias premisas, pues el capitales por ¡aturaleza la coirtradiccién en ac-ción. Todo este desarrollo progresivo delas fuerzas productivas y todas las conse-cuencias oue potencialmente posee, revis-ten en la grari industria una forma abso-lutamente contraria, un carácter ciara-mente antitético. Veamos.

La revolución de los medios de trabajooperada por la gran industria implica eittaslado general de las fuerzas y habiii-dades del trabajador hacia la máquina.

"Ei ¡'rincicipio desarrollado de1 capitales precisamente volvcr superflua la des-treza particular y volver superfluo el tra-bajo manual, ei trabajo corporai directotanto ea caiidad de trabajo habilidoso,como en calidad de esfuerzo muscular;poner la cÍestreza ¡nás bien en las inauimadas fuerzas naturales",

nu El sentidogeneral gue este traslado posee consiste,como hemos visto, en la emancipaciónefectiva del trabajo respecto de la produc-ción. Pe¡o al capital no Ie interesa estaemancipación, sino el autodesarrollo del

62 Elementos,. ., or., vol. 2, p, 2I9.6s lbid,em, p. 89,

t9z

valor. Y ese desarollo es siempre mayotconforrne más estruja y explota al nabajo.Por ello este traslado reviste, dentro delcapitalisrno, su forma exactamente opuesta,

La maquinaria ¡ecién creada no es aquíotra cosa qrle medio de trabajo existentecomo capitai. Por ello el t¡aslado de fuet-zas y facultades del trabajador hacia lamáquina es eir rigor traslado efeccivo de

sus propios poderes al capital, o sea, des"arroilo consecuente de la base materialdel fedchisrno del capital. Con esta t¡as.lación, el fetichismo del capital existenteen este nível, alcanza su forma más des-arrollada y su base material más consoli.dada. Expliquemos por gué.

F{abíamos definido al fetichisrno delcapitai en general como la proyección d€las disdntas potencias del trabajo, comoformas inherentes características del ca-pital; proyección mediante la cual el capi-tal parccía poseer como propiedadesinmanentes la propiedad de auto-conser-vaciín y la de autovalorización. Reconi-mos iuego las distintas formas en gue esospoderes de1 trabajo, ahora puesro comotrabajo social, eran promovidas por el

capital y luego despojadas al trabajador,presentándose nuevatnente como poderespropios del mismo capital.

Pero en todas estas fotmas anteriores,subsistía a peser cie todo el vínculn d¿ icspocieres del rabajo con los trabajadoresmismos, resultaba ciaro que el desarrollo

de la producción derivada en última ins-

tancia del trabajo, el que funcioiraba siem-pre como el

"lemento determinante de

todo el proceso en su conjunto. Y aunque

en virrud del propio desarrollo del feti

chismo del capital la conexión ent¡e los

trabajadores individuales y los poderes

sociales del trabajo y áe la producción

se iba veiando cada vez más, siempre se

mantenía ei hecho de que el trabajo era

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el centro de la producción, su pieza fun-damental, y por ende condición, primerade toda la actividad productiva. Sobreesta base, siempra era posible ¡econstruirde un modo más c menos claro córno losdisdntos.desarrolios de la producción, laaparición y profundización de las poten-cias productivas, derivabán en el origendel trabajo mismo, del cual eran despo-jadas páta presentarse entonces, mediantecl mecanismo dc fedchización, como a*í-butos inmanentes del capital.

Pues bien, la maquinaria rompe estevínculo inrnediato entre el trabajo, y suspotencias, aL objerivízar €stas últimas co-mo algo independiente y separado de1rabajador. Con su aparición, los distintospoderes del trabajo social cobran unaforma corpórea, objetiva ¡' diseinta deltrabajador. Y aunque en esencia la ma-quinaria no es sino objetivación precisa.mente, de los poderes sociales y generalesdel trabajo mismo -por ejemplo, de .laciencia, potencia general del trabajo, co-rno veremos despuós- y aunque su er-is-tencia y funcionamiento só1o son posiblespor obra dei trabajo'*en tanto, por ejenr-plo, la maquinaria sólo funciona comoinsffumento del trabajo asociado, comomedio de trabajo del cuerpo productivoexclusivamente social- el vínculo, que ladetermin¡ en tanto tal derivación del tra"bajo ya no es inmediato, y en este sentrdodirectamente visible y descifrable. Su re-lación con el trabajo es una relación ¡ne-diada y su autonomía respecto de1 mismo,en tanto pos.ee en sí misma una fo¡maobjetiva e independiente inmediatamentede é1, es ahota mucho mayor.

Con, elio el fetichisms del capital alcan-za su figura más acabada en este niyel¡La máquina parece ¡lqseer ahora, en supropia objetividad y al margen del tra-bajo, todos los podetes de la producción.Ella es ahora el elemento detenninante

de todo ei proceso produccivo al quecorl sr.r propio novimiento le impone rit-mos, formas y caráctcr. El obrero apar¿ceequí como un simple apéndice consciéntede ese poder,c,uasi totai de la naquinaria.Pero Ia maquinaria no es más que iaforma objetiva de existeocia del capital.por tanto ahora, dentro del proceso deproducción, e1 capital se aparece, bajosu forma de medio de trabajo nraquini-zado, como ei poder determinante y fun-damental c{e toda la actividad producti'ra,poder que incorpora, subordinándolo ro-mo simple parte accesoria y dependierrte,ai trabajador. Co¡ ello su autonomía ypoderío dentro dei proceso de producci.ónalcanzan su último punto.

El capital aparece pues, bajo su moCa-lidad de rnaguinaria, como poseyendo in-manentemente toda la luerza y átstrezaque la máguina despiiega en la produc-ción, toda la v-elocidad y potencia cor-lgue ella produce, toda la capacidad y ver-satilidad con que ella. impone al nrovi-mlento productwo tot4l su Pfopi0 f1tm6,leyes, giros y necesidades. Y jurrto a esro,como posel/endo también como at¡ibutoinherente, toda la aparente autonomía ¡es-pecto al trabajo y toda la capacidadprá*ica de dominarlo efectivameirfe, ad-judicándoselo como apéndice elernentai desí misma. He aquí el fetichismo del ca-pital caracterísrico de la gran industti¿maquinizada capitalista.

Dicho fctichismo l,a alcanzado ahora suforma más acabada pues se refierc a todaslas potencias posibles de la Broducción,desarrolladas eo esta etapa por vez pri-merar corno a potencia$ directamente de-rivadas del capital, con independenciaabsoluta del trabajo. A1 encontrar dichos.poderes como desvinculados directamentedel *abajo y como exi¡tentes en formapuramente objetiva e inmediatamente in-

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1l!'t

dependiente, el capital se los ha apropiadotanto más fácilmente que como los haproducido. Y con ello ha dotado de unabase mate¡ial inmediata, de una refe¡enciaempírica insmntánea, al fedchismo del ca"pital, iegitimando a esas potencias, encar.nadas en la rnaquinaria -esa ttfuefza

objetivada del conocimie¡rro" como la lla-rna Marx-, como poderes derivados yconsustanciales al capitai. A1 respectoMarx dice, citando y comentarrdo unaafirmación de John Wade: ,'Capitai essóio o¡ro nombre para cívilización".La asociación de ios obreros -la coope.ración y división del trabajo .n *"n,ocondiciones fundamentales de la p¡oducti-vidad clel trabajo- se presenra, al igualque tdas las fuerzas producdvas del tra.bajo (esto es, las que áerermirran el gradode su intensidad y por tanto de su realiza-ción extensiv") como fueua productiyade! capital. La fuetza'"ol".dü del tra-bajo, su condición de nabajo social, espor ende Ia fuerTa colectiya del capital.Otro tanto ocurre con la ciencia.

-Alro

tanto con la división del trabajo, tal cualaparece en cuanro división de los employ-ffit tts y del intercambio resultante. ,,To-

dos ios poderes sociales de la producciónson fue¡zas productivas dei capital, y estem$mo se presenta, pues, como ei sujetode esas fuerz¿s",oo

Hemos llegado entonces al punto ter.minal de este desarrollo. Si en un comien.zo, al aparecer la relación enue el nabaioasalariado y el capital, ei valor qu. ,.valoriza se erigía formalmente en el nuevosujeto de la producción, trastrocando yaailí todo su senrido, ahora, en la granindustria y por virrud de ia existenciade la maquinaria, el capital se convierte, demanera directarnente materiel, en el sujetopráctico determinante de todo este pro.

e* Ibídcm, p. 86.

104

ceso y, pof tanto, en el sujeto poseedorinmediato de todas las fuerzas y poderessociales de Ia producción. De este modo,el fetichismo del capital adquiere, al con-sumarse esta fase, una consistencia ma-terial y una vigencia práctica inmediatas.

En este se¡rddo la liberación del eabajorcspecto de la producción, consecuenciaimplícita de la maquinaria, se expresa entérminos capitalistas como su opuesto: eldespojo absoluto del rabajador por parrede Ia máquina, o sea el ptopio capital-lo gue es Ia base, como vemos, del fetidrismo del capital en esta etapa de laproducción capitalista-, y como escla.vizaciín direcra y deroche indisoiminadototales del *abajo por cl mismo capital.'De ahí Ia paradoia económica de que elmeáio más pod.roso pata reducír et tiem-po de trabaio se trastr¡regue en el mediomás irrfalible de rransfo¡mar todo eI tiem.po vital del obrero y de su familia entíernpo de ftabajo disponible para la valo.rización del capitalt'. ut

Prosigamos. La revolución en los me.dios de tabajo, cuyo fruto directo es lamaguinaria, consdtuye el eje de las mo-dificaciones que la subsunción real deltabajo al capital implica, en esra fasede la gran indusria. Pero junto a lamisma, y como su consecuencia, tambiénse modifican nuevamente varias de lascaracteristicas del factor subjedvo de1 pro-ceso de trabajo, poniéndose acordes alhecho que implica este ttrecentramiento"

de la producción. Al mismo tiempo, me-diante estos cambios, la gran industriaprofundiza y reasimila la reapropiaciénde las distintas potencias sociales del ca-bajo creadas en las fo¡mas de subsunciónanteriores y las armoniza con el progresoulterior de la propia maquinaria. Veamos

85 Etr capital, t. r, vol. 2,9.497.

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ahora estas transformaciones y su conexióncon cl fetichismo del capital.

La primera modificación se refiere a lanatut^7eza misma del productor y a sucomposición cualitativa específica. Comohemos visto ya a$ás, el productor indi-vidual es sustituido progresivamente porlas distintas entidades colectivas que tra-bajan, el obrero colecrivo simple y el ob'rerocolectivo combinado. Las ventajas quepara el capital derivan de esta sustituciónno modifican sin embargo el hecho deque como posibiiidad, el mismo procesode trabajo pudiera seguir siendo desem-peñado de manera individual por obrerosseparados. En ta$to los instrumenms de*abajo que utilizan los distintos miem-bros del obrero coiectivo -simple o cofiI"binado- no han perdido su carácter in-dividual, la virtualidad de una reversióndel proceso de trabajo a ser un rabajoindividual y no cooperativo, está siemprepresente. Por tanto, la necesidad del tra-bajo asociado como condición de la pro-duccién, no es en modo alguno definitiva.

Pero lo característico de la maquinariaes precisamente el ser un medio de trabajoeminentemente' social. Su aparición pre.supone y exprese el carácter social del tta-bajo, en el nivel marcrial de los instru.mentos de trabajo. Por tanto, su funcio-namiento sólo es posible dentro del trabajoasociado, como instrumento obiigado delrabajo socializado, colectivo. Por taato,su aparición implica un presupuesto prác-fico imprescindible: la existencia del obrerosocializado, la unidad social del trabajocomo enddad productora previa a su pro-pia acción.

En la coopcración sirnple, c incluso en laque se ha vuelto específica debido a la di-visión del trabajo, el desplazamiento deluabajador aislado pot cl obrero socialQadosigue siendb más o menos casual. La m¿-

quiaaria, con algunas excep<iones que ha-bremos de citar más adelante, sólo funcio.na en manos del trabajo direcÍamente so-cializado o colectivo, El carácter coo?{d-tivo del proceso de ttabajo, pues, se con-vierte ahora en una necesid¿d técnice dic.tada por Ia naturale<a misma del tnediode babajo.oa

C,omo vemos, la maquinaria no está na-da al margen del trabajo social, del obrerocolectivo. Sé1o por la manipulación queeste último tealíz,a áe eiia, se hace posibleel despligue inmenso de sus múltiples po-tencias, lo que demuestra claramente quela máguina no es sino el resultado deldesarollo de las fuerzas producdvas so.ciales del rabajo, su expresión objetiva,aunque en su forma capitalista dicha co-nexión se halle velada e invertida por elfetichismo del capltal. Al mismo tiempo,se hace claro su papel histórico-progresivo,eÍ'. tanto convierte a la asociación de 1os in.dividuos que producen, ea premisa técnicaobligada de su propio ernpl"o. Con ello,crea no s6lo la posibilidad sino incluso lanecesidad -so pena de renunciar a lospoderes que ella encierra- de la formacooperativa del trabajo como el puntode partida forzoso de la futura sociedadque lleva er su seno, de la ulterior asocia.ción comunista de los hombres.

El productor se convierte pues, en fun-ción del nuevo carácter del medio deftabajo, en un productor necesariamcntesocial, en el obrero socializado. Pero esteobrero ya no posee la misma composiciónque antes. La maquinaria se ha adjudi-cado como facultad propia de éestteza yla f.uerza gue ántes poseían los distintosobreros parciales integrantes del obrerocolectivo. Con ello h¿ hedlo superfluasu posesión por parte de la ftrcza de, tra-bajo, abriendo asi tas puertas del tr¿bajo

66 lbidem, p. 470.

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a toda la población obrera, sin disdnciónde sexo ni edad.

El capital proclama como uno de susgrandes principios absractos ei lema deIa igualdad. Y aunque no es siempremuy consecuente con el ¡nismo en ciertosplanos, sí io rei.vindica sin demora allídonde sirve a su objetivo único de valo-úzación del vaior. Por eso ahora. con lasimplificación del rabajo qne acarrea iamaquinaria, el capitalisa insraura la igual-dad de todos k¡s miembros de la faÁiliaobreta como instrumentos útiles a su Dro-ceso de producción. La rnujcr y .l nñose incorporan ¿ntonces como miembrosigualmente aptos -si bien no con los mis-mos derechos- pare pert€necer al obrerocolectivo socializado. Y aunque para elc-apital esto sólo significa la ampliaciónde material Lumano sooretido o somedblea- su explotación y el incrernenro del gradode explotación del propio tabajo yl

"*-pleado, crea al mismo dempo'l"s b"r.,materiales para una futura reconstituciónde la famiiia sobre premisas estricramentesociales y que abrirán la línea de un nuevodesarrollo superior de la misma:

Es_ cvidente, asirnismo, que Ia cornposicióndel personai obrero, Ia combinaciói de in-dividuos de u¡ro u orro sexo v de lai másdiferentes edades, aunque e¡ su formaespontánearnente brural, capitalista -*enla que el obrero existe para el p.oceso deproducción, y no el proicso de producciónpara el obrero- consdtuye una fuentepesrífera de descomposición y esclavitud.bajo las condicicnes adecuadas ha de tro-carse, a la invetsa, en fuente de desarrollohum¿no. c?

De esta maoer¿, el capital arranca a lasmujeres y a los niños de ese ámbito limi-tado y care¡tte de riqueza, de esa esferaparalizante de todo desarollo que es el

8r lbüem, p. 596.

106

tthogar", para incorporarlos directamenteal nivel producdvo y social. Y este movimiento, que hoy es brutalmente rcelizedoy va acompañado de nefastas consecuen.cias, será maílana la base material de laverdadera igualdad de trato y de condi.ciones de clesarrollo entre los sexos y deuna plauificació¡r racionalrn.nt, .rt.u.-turada de Ia educación, de la actividadformativa de los individuos.

Continuemos. Hemos visto ya cómoen esta fase, el trabajador es desplazadopor la máquina, denffo de la producción.Con ello su rabajo, en términos inme-diacos, pierde Ia importancia que antes re-nía, siendo ahora reintegrado como ele-mento secundario junto a la actividad delinstrumento maquinizado. Pero las fuer.zas naturales del trabajo eran fuerzas deese trabajo vivo, del colecivo de obrerosque de modo directo e inmediaro incor-poraban colr su actividad nuevos carac-teres al objeto de cabajo. Por eso, conel desplazamiento del trabajador comoelemento central de la producción, sc datarnbién una rnodificación en el papelde ias fuerzas naruraies del rabaio socialanalizadas antes. En la gran industria, lastuerzas directa.s del trabajo -y dentrode ástas csrán incluidas obviamenre susfuerzas nafurales en tanto trabajo sociai-son desplazadas por las potencias ya ob-jetivadas, prerérirafnente, de ese mismotrabajo. Los viejos poderes colectivos delobrero cooperativo simple y combinado,encarnados y actuantes a través de losmismos individuos productores, reapafe-cen ahora como fuerzas inanimadas delgren eutómata maquirrizado residente enla fábrica. Con ello, el poder inmediatode los hombres denrro de la pr.oducciónha sido sustituido por la acción resultantede su esfuerzo anterior: t'No es sino conel advenimiento de la gran industria gue elhombre aprende a hacer que opere en

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g{an escala y gratui:tatnente, al igual queuna fuerza natural, el producto de su tra-bajo pretérito, ya objetivedo". t8

Con e1lo se consuman ahora las modi-ficaciones que sufren los ptopios caracte-res Raturales del homlre por obra de lasubsunción real. Si cn una primera erapaesos caracteres han sido desarrollados co-mo elementos integiantes de una nuevafuerza social, fuerza social-natural de lacooperacirin, ahota los mismos se han con-vertido ya en una mera potencia objetiva,exgeriorizada y dominada por el hombrettal igual que una fuerza natural" más,Así, con la maquinaria, las fuerzas sociales-natural¿s del trabajo se trasladan ai factorobjetivo en tanto potencias dircctas, man-teniéndose al misnro tiempo como rno-rne¡rto abstracto que es premisa indispen-sable de todo el proceso.

En ia cooperación simple y en la manu-f,actura la asociación de los individuoscteabar.a partir de su carácter como r:n-tidades nafuraies, Ia tu*za natural-socialcooperariva del trabajo, fuerza actuantede modc directo e inmediato en Ia pro-ducción. Pero la máquina sustituye elesfuerzo corporai y la áestreza particularde los hombres por su ptopio movimiento.Con ello, echa de lado también el trabajodirecto como trabajo principal en el pro-

-cgso de producción, realizando ella la ma.ypr parte de la actividad productiva. Poreso, desplaza entonces el poder colectivonatural del factor subjetivo del trabajo,como poder esenciai necesariamente prc-sente dentro de la producción y 1o rejucea m€ro presupuesto. general, en tanto aso.ciación coiectiva de los productores, desu propia acción.

Pero esto sóio io.realiza contradictoria-mente. Aunqug, cgn 14 r¡4quinaria tiende

8s lbüem,.p. 472,

a sustituir el uabajo directo por el trabajopr€térito, no olvida nunca que sólo el pti-meto es capaz de crear más valor, y port¿nto de retroaiimentarlo como capital.For eso, este movimiento de susfiruciónse expresa cotrariam¿nte corno derrccheindiscrirninado del trabajo vivo, en gerreralrpor ejemplo en todas aquellas esferas dela producción donde la introducción de lamaquinaria no resulta rentable para elcapital ¡Porq,ue el salario de los trabaja-dores aqui empleados €$tá por debajo detodo cálcufo posiblel

I-a máquina pues, desplaza la fuerzanaturai directa del trabajo social lnediantela acción del medio de producción, poderpretérito ya objedvado del, ttabaja qveopera dentro Ce la actividad productivade modo prácticaiaente gratuito. Con eiloreduce dicha tuerza natural a rnero mo-mento abstracto, a presupuesto específico-que e>riste sólo como necesidaci de laasociaciéo colectiva de los individuos, y yano como presencia inmediata necesaria deuna flrerza directa compuesta por eliosmismos- del proceso global. De este mo.do el hombre desarrolla ei dominio sobtclas fuerzas gue brotan de su propia natu-rcleza, de su caráct€r como €nddad ilatr¡raldiferenciada pero integrante de la mismanañrraleza exrerna,

Este proceso se compiementa igualmen-te Con el recién cotrquistado dominio deihombre sobre las fu.trt, uaturales a lasque. incorpora, también gratuitamente, áiproceso de produccién. Con ello rcvolu-ciona radicalmente la relación entre elhombre y la natutaleza existente en rodaslas formas económicas anteriores, y basa-da en el predominio de la naturaleza sobrelos hombres, Veamos.

Todas las formas precapitaiistas sonforln*e que se'fundan en. la prepondeian-cia del elemeRto natural sobte 'los,'horn-

107

Page 31: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

bres y sobre sus relaciones. La rtlaciónde los hombtes con la tierrq que en todasestas formas es siempre el medio de pro-duccion principai, constituye la reiacióncentral gue organiza y determina al con-junto de las relaciones sociales. Pero entanto dicha relación no ha sido puestapor los propios hombres, sino que ies esimpuesta desde su origen mismo por lasnecesidades de autorreproducirse, la mismareviste en principio un carácter predomi.nantemente natural, El escaso desarrollode las fuerzas productivas humanas con-diciona eotonces sobre esta base formassiempre limitadas de apropiación de lanaturaleza, y en consecuencia formas tam-bién limitadas de ¡elación entre los pro-pios hombres.

El simple hecho de que ia reproduc"ción directamente física de los propiosindividuos constituye la actividad centralde su vidq es la expresión más clara delgrado en gue éstos aún dependen predo-minantemente de la naturaleza. La pro-ducción, actividad básica de lo¡ hombresdenffo de estas formas, no es en absolutocontrolada por ellos mismos. ni derermi-nada conscientemente, an .tlanto a formasy rumboo, sino que irnpone su propio cursoespontáneamente, pasando de una formaa otra y forzando a los individuos a des-arrollar progresivanrente, contra este cursonafl¡ral, las premisas de su propio con*oldel proceso,

De este modo, la relación ente hombrey naruraleza, relación cuya nrediación esprecisamente ia producción, parte, en elorigen nrismo de ia especic humana, deuna situación en que la naturaleza es elfactor dominante, el factor que fija laforrna y el curso mismo de esa relación.El desanollo de las fuerzas productivasde los hombres es, en eEte sentido, el des-arrollo de sus múltiples potencias para en-

108

frentar este dominio de la naturaleza sobreellos, para romp€r el límite que a suspropias relaciones sociales impone la ne.cesidad insoslayable de reproducirse entanto tales entes igr¡ahn€nte naturales.fuí, dice Marx claramente: "En todas lasformas en las gue domina la propiedadde la tierra la relación con la naturalezaes aún predominante. En cambio, enaquellas donde reina el capital fpredo-mina] el elemenco socialmente, histérica-mente creadott. oe

Ei capital rompe pues, esa predominan-cia de la naturaleza sobre los hombres ysobre sus propias relaciones sociales. Alpromove! de acuerdo con su lógica el des.arrolio iiinitado de la producción, la reac-tivación y surgimiento de todos los poderessociales del trabajo, y con esto el des-a¡rollo sin uabas de las fuerzas produc-tivas, termina por crear las poteFcias pro-ductivas humanas caDeces de conocer a lanaturaleza y a sus leyes y por tanto dedominaria de un modo práctico inmediam.El capital, como forma pürarnente tran,sitoria hacia la reordenación verdadera.mente social de la hismria humana, im-pone de modo antitético el predominio delos elementos histórico-sociales sobre iadeterminación básicamente naturai de laproducci&r de los individuos humanos.Con ello c¡ea las premisr¡s de la futurasociedad, fincada en la subordinación deia naturaleza a ia asociación libre y comu-nist¿ de los productores.

Con el capitalismo entonccs, la natura-leza se ha convertido de elemento deter-minante de las rclaciones sociales en*elos hombres, en simple premisa matetialde esas relaciones, de reina en el ámbitoproductivo y social, en simple sierve delproceso de producción social.

_6a

Elementos..,, cit., tol. I, p. 28,

Page 32: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

Y aunque e$te $ometi¡li€nto recién lo-grado de ia naturaleza es obviamente obradel trabajo :-pue$ como dice Marx la

"hechura de mano humanat' es indispen-sable para consumir productivamente lasfuerzás naturaies-r t" ai realizarse denftode las formas capitalistas y bajq" su exis-tencia, se incluye también bajo el meca-nismo de fedchizacién inherente a estamodaiidad social. De este modo, tambiénlos poderes de la propia r¡aturaleza, re-cién incorporador dentro de la produc-ción, s* aparecen como poderes inherentesal capital, como su obra y derivación di-rectas. Todas las fuerzas que la natu-raleza produce como dones gratuitos paralos hombres, una vez que éstos la hansubordinado, tales como la fertilidad rra-tural meyor de la tierra, la corieate deegua que se convierte en enetgía elé*ríca,etcétera, aparecen aho¡a como nuevos po-deres productfvos del capital, creados poré1. para- la producción y para sí mismo.

Y con ello se cierra el círculo completo."Prexindiendo de la figura más o menosdesarrollada de la producción sociat lapmducdvidad del trabajo queda ligada arandiúones noturales. En su totalidad,éstas son reducibles a la nauraleza del"hombre mismo -coma raza, etcétera* ya la naturaleza que io rodea". "t Por ello,si el capitai se ha apropiado de las fuerzasque brotan de esas condiciones naruraies,es lógico que ehore la productividad del

?o La cita texlual es le siguienle: "Nada cues-tar\ tampoco, las fuerzas naturales como el lapor,el agua" etc., incorporadas a procesos producti-vos. Pero así como el homb¡e necesita pulmonesua¡a respirar, necesita también una "]rechu¡a demano hümana" para consumir productivamentelag fue¡z¡s naturales. Para explotar la {uerza delagua se requiere una rueda hidráulica; pore opro-veclrar la elasticidad del vapor, una nráquina devanor". (EI capítal. t. r, vol 2, p. 4?0.) Marxsuirrayu pu"., la obiigada medíacün d,el tabajopara dar vida a estas ft¡emas como potencias deia producción, mediación velada precisamente porel meca¡ismo del fetichismo del c¿pital,

zt El capi¿al, t. l, vol. 2, p. 621,

trabajo a ellas ligada, parezca dependertambién de é1, parczca derivar de sí mis-rno. Por tanto, 1as f.setzas prodoctivasdel trabajo que están condicionad¿s poresa base natural y que se modifican con-forme a ella, habrán de ,aparecer rambiéncono fuerzas productivas del propio ca-pital. De este modo, el capitai se apropiano sóio de las fuerzas producdvas hist&ricamente creadas, sino también de aque-ilas que existen de un modo purameiltenatural, como regalo de la naturaieza ha-cia el rabajo: "A¡í como en el caso de lasfuerzas productivas históricemente des-arrolladas, saciales, las fu.erTas pradwtivas áel trabajo condicionadas ndturalmenteapar€cen como Íuerrus productivas á.elcdp;tdl al que aguél se ha incorpor*áo"."

El capital se apropia así de todas lasfuerzas y potencias posibles de ia pro-ducción, sin importar la fuente de lague provengan. Por eso llega a $er

((la

potencia que todo lo domina" dencro dc

la sociedad. Y junto a éste, su desarrollsuniversal, se propaga también ilimitada'mente el fedchismo a é1 inherente.

Voivamos ahora a las restantes modi'ficaciones de los distintos elementos delproceso de trabajo, que acompañan a laaparición de la maquinaria.

Habíamm visto ya atrás cóms la etapa

man¡¡facilrera de 1a subsunción real inau-gura el despojo, para los obreros parcialesespecializados, de su voluntad e inteiigencia individuales, de sus potencias inte"lectuales específicas. Allí los obteros ha'bían perdido ya estos podetes, los quese concentfaban entonces contra ellos er1-carnados cn todo ei taller, y por esa vía

en el propio capital. La grarr industriaconsuma, hasta su punto más desartoliado,

72 lb idem, p.625.

109

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este despojo particrlar de las facultadesde los trabajadores individuales.

El obrero ha perdido ya su voluntad,sr.r capacidad de decidir, desde una formaprevia de la subsunción real. Pero lo ca-racterístico ahora es Ie irrupción de lamáquina, y su reapropiación de las fun.ciones del factor subjetivo. Por eso, estedespojo del obrero reviste ahora la formade la imposició* rcgalarizaáa y mecánicaiie un movimiento por parte del insffu-mento maquinizado. La máquina se haconverrido ahora en lrn gran autómatainfernal que parece moverse y determi-narse por sí mismo, y que impone a todoel proceso de trabajo en su conjunto, yparticulatmente a la actividad d¿l obrero.el ritrno y la forma que él mismo posee.Su danza demoniaca, que inunda fábri-cas enteras, determin¿ ahora la intensidad,el sentidc, las ir'terrupciones y 1a cotiti-¡ruidad de toda la producción, subordi-nando a estos giros y coülpases el trabajoelemeutal y pLlramente complementariode los obreros.

De este modo, la voluntad perdida porel trabajador ha reaparecidc como atri-buto objetivo del autómata, como apareírtefacultad de autodeterminación por partede la propia máquina, de todo el movi-miento productivo en su conjurrto.

De modo inmediato, la máquina hasupeditado ahora de modo r:eal al obreroa su propio movimiento (a su "volun-tad"), poniéndolo también como su apén.dice vivo (como su "insftumentot') , que lesirve y al que se-incorpora para consumar"sus propios fines". Con ello cobra reali-dad técnica la inversión absoluta de todoel proceso de producción existente bajo elcapital. Ahora es reaimente el mediode trabajo el que usa al obrero y no esteúltimo a aquéI. E1 obrero ha sido con"vertido completamente, de rnodo técnica'

110

me[te real, en simple i¡strumento apéndicedel capital, en vehículo puramente com-plementario de la valorización del valor:

Un rasgo conrún <le toda Ia producción ca-pitalista, en tanto no se trata s6lo de pro-ceso Cc trabajo, sino a ia vez de proceso devalori<ación del crpital, es qü¿ no es el obte-ro quien emplea a la condición de tr:abajo,sino, a la inversa, la condición de trabajo alobrero" Irero sólo con la ma-quinaria esetrastrocamiento adquiere una reaiidad léc-nicamente tansibli- Mediante su trarls-formación

"n Jutóm"ta, el medio de t¡a-

bajo se enfrenta al obrero, durante el pro-c¿so mismo de trabajo, rcmo cdpitdlt comotrabajo inanimado gue domina ;, succionala tuerza de trabajo viva. Ts

Con ello, el fetichismo, tal como hemos

visto antes, adquiere un referente empí-

rico inmediato, que le sirve como pretexto

de legitimacióo y ác reafirmación ante

el sano sertido común. Con esto, la apa-

riencia fetichizaáa áe que el capital es

quien lleva adelante el proceso de ptoduc-

ción, y dc que <ientro de este último ei

rabajador no es sino una pieza insigni-ficante y carente de toda importancia, en-cuenffa "los hechos" de su demostración,las pruebas tangibles e irrefutabies de suvabáez.

Pero más allá de las intenciones apolo-géticas de esta presentación parcial de 1arealidad inmediacamente dada, esro es dela apariencia de las cosas, subsiste el hechode gue este desarrollo, mediante el cual iamaquinaria domina de modo técnico efoc-

tivo al cbrero, es realmente una forma develar más sólidamcnte la mediación que

existe entre el trabajo y sus potencias ya

objetivadas, con 1o cual el fetichismo ad-

quiere una consistencia y coherencia ma-yorcq y una base material más complicada

za lbídem, p,516.

Page 34: El Problema Del Fetichismo en El Capital, Carlos Antonio Aguirre Rojas

de &scifrar que ias anteriores, en sumat

une figura mucho más ac¿bada,Po¡ iu parte, el capitalista complemen-

ta este dominación tócnica de Ia magui-

naria sobre el obrero, implantando unadisciplina cuanelaria denno de la f.ábtica,un vcrdadero régirnen de penas y.casti'gos, totalmente sistematizado y aplicadocon tanto mayor rigor sobre la clase obrera,cuento que su propia trasgresión es nuevauente de valorizacióa y de robo para el

capital.

Prosigamos. La gtan indusri¿ corsumahasta el final el despojo de los poderesintelectuales dei obrero. La ora gtan fa-cultad intelectual que el obrero ha per-

dido es su inteligencia, la que ahor¿ rea'parece como apiicación tecnológica de Iaciencie a la producción. La ciencia, ese"oroducto intelectual general del desarro'llo social", tn .s ahor"*recaptu.ada por elcapital desde la esfera abstracte y tnargi'nada del trabajo en que hasta entoncesse ha movido, y p{esta directamente comopalanca del desarrollo progtesivo de laproducción humana- Con ello, el capitalincorpora al ptoceso productivo aquellaforma de la riqueza que no sólo puedepresuponer Ia asociaciótr de los individuosp¡esentes, sino que implica necesariamentela reasimilación de todo el saber creado y

acumulado por las sucesivas generacioneshrunanas a lo largo de toda su historiaanterior.

Es a esta fotma de saber acumulado, alo que Marx llama potencía general áe|*abajo social, distinguiéndola de los po.deres sociales en sentido estricto ?5 Enotra p¿rte explica tar¡bién cómo esta po-tencia general, la ciencia, es la formamás sólida de la riqueza humana, fotma

74 Capítu)o YI ínéilito, p. 95.?á CI;" d respe€to El

-capital, t. rr, vol. 6,

p. 128.

que reviste el mismo tiempo un doble ca'

iácter, práctico e ideal. O sea, dada su

continuidad y acumulación progresiva, la

ciencia se constifuye como el sedimento

siempre creciente y constantemente enri'quocido de las distintas formacrones so'ciatres ya caducadas. & por tantq una es'pecie de herencia siempre en exPansióntque las distintas etapas históricas legan a

,u, ,u..ro.., inmediata Y mediatamentefuturos. Con ellq aseguran que las for-,mas cpe habrán de constituirse posterior'mente a ellas, tendrán siempre una basehistórica material mucho más amplia y

desarrollada que eilas mismas' En este

senddo es que la ciencia se erige en podetgeneral que se enriquece más y más conel progresiuo movimie¡to del desatrollo so'cial, consolidándose como la forma mássó1ida de las fuerzas productivas humanasdesarrolladas hasta ahora.

De otro lado. dado su doble caráeeetpráctico e ideai, es que la ciencia puedeimoulsat de manera colosal el desarollode las distintas esferas de la actividadhumana, desde la producción hasta elatte mismo, Así es como se constituye,según Marx también, en el producto y

productora a un tiempo, de ia riquezamisma.

En las forrnas económicas anteriores,la ciencia llega a tener ya un desarrolloimportante

jn o..., inciuso excePclonaltpara la base material de la que Patte-fero existe siempre por encima de los pro

áu.tor.r, se d.iatrállt siempre de modomuy exclusivo dentro de ciertos grupos

**í"1.s, liberados de la actividad produc'dva en virtud de su dominación social.t'Pero es el capital el que pcimero ha cap'turado el progreso histórico poniéndoloal servicio áe la riqueza". tu Con ello halogiado secar á la ciencia de esa esfera

7o Elernentos, ,,, cít., !ol. 2, p.92,

111

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il

:,tli

reducida de su desenvolvimiento y la haconvertido en una poderosa fuerza inte-grada a ia producción, en fuerza produc-tiva directa de ios propios hombres.

De aquí entorlces Ia radicaiidad de estaincorporación. Mediante la aplicación tec-nológica de la ciencia, la producción lograconvertirse precisamente, tal corno hemosplanteado ya, en un proceso cuasi objetivoe ilimitado en su desarollo, pata ia satis-facción de las necesidades muldplicada ¡'cuantitativamente diversificadas de 1os in-dividuos. Por la ciencia, se hace posible eldominio creciente de la naturaleza porlos individuos y la liberación cada vezmás grande de esos individuos de este¡eino de la necesidad natural que cor,sti.tuye cl ámbito prodrictivo. A1 mismotiempo, le ciencia se erige entolces comopremisa indisper.sable del ulte¡ior des-arrollo humano, llevado ya más allá de loslímites estrechos de este planeta hacia eiuniverso.

Pero estq dentro del capitalismo, sólopermanece corno potencialidad limitadapor los mezquinos citerios dc la valori-zación del valor. El capitai se incorporala ciencia únicamente para poder explot*rmás y mejor al propio trabajador. Conello, sin embargo, revoluciona ya de in-mediato todo el carácter del modo de pro-ducción que encuentra y lo dota de nuevasparticularidades. La gran industria des-cubre con su surgimiento, y mediante lateorología, "Esas pocas grandes formasfundamentales del moyimienro bajo lascuales transcurre necesariamente, pese ala gran variedad de los instrumentos ern-pleados, rcda la actividad productiva delct¡erpo humano". tt Con ello conviertela base técnica de la producción en unabase completamebte revolucionaria, abriendo este nivel a un desarrollo no linritado

?t El capital, t. r, vol. 2,9. 592,

1t2

por principio, tal como ocurría en'todasIas formas económicas auteriores. Y aun-que en circunstancias capitalistas, este des-arrollo revolucionario no es más que unmedio de estrujamienco más refinado delos obreros, crea aL mismo tiempo la basematerial para utr desarrollo plurifacéticode ios productores iibremente asociadoserl otro orden superior.

Aquí se completa, en términos gene-rales, el desanollo Ce la subsunción realdel trabajo al capital, la creación gene"ral del modo de producciórr específica y es-trictamente capitalista. Junto a éI, el [e-tichismo del capital también se redondeade maneta toal, con ia reapropiación delos poderes generales del desarrollo social--en particular, la ciencia- como poderesinherentes al propio capital. La ciencia,convertida en potencia producdva directapor el capital, traslada ahora sus propiasfuerzas al capitai, el que entonces las pro-yecta como cualidades inherentes a sü pro:pia naturaleza. Se ha consumado enton-ces la constitución del fetichismo deL ca-pital en el nivel de la esenci¿ de la producción capitalisa.

He aquí, muy resumidamente, las mo.dificaciones ulte¡iores de los distintos ele-mentos del .proceso de üabajo, ocasiona-das por la aparición de la maquinaria,en esta fase última de la subsunción real.Como vemos, su existencia y desarrollo seftrueve permanentemente a partif de efec-tos contradictorios, los que Marx resumeclaramente:

Por tanto, como considercda en sí Ie ma-quinaria abrevia el tiempo de uabajo,mientras que utílizada por los capitaiistas1o prolonga; como en sí facilita ei trabajo,pero empleada por los capitalistas aurn¿ntasu intensidad; como cn sí es una victoriadel hombre sobre las fuerzas de la natu-raleza, pero empieada por los capitalistasimpone a los obreros e1 yugo de las fuer-

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zas néturales; como en sí aumenta. la ri'oueza del prodr¡ctor, pero cuendo la eri'

fbnn iot Lpitalistas lo pauperiza, ercé'ter¿. ''

C¡mo esto es así, es lógico que junto

a la aparicion de la maquinaria, la que el

apitafusta esgrime pe¡m"tt.ntt**nte co'

;; "rm"

hoitil al obrero, apatezca, si-

guiéndole lüs pasoe, el .obtero rebel.de,

*iu*bto déi movidento ludisa, que des'

tuv" *asira4"nte la figura qlquinizada

ei i"rtt"*rto di aibájo. ':

^: .

Y del mismo modo que con el desarrollo

del capitalismo, el obrero aprende,a dis'

tinsuir e¡re la máquina y su empl¿o c¿'

piáista, dando un curso mas racional a

su rebelión; del mismo modo' .y por ese

mismo dese¡rollo, va comprendiendo gue

l¿ fuente orincipal de toda riqueza y de

tod" prod"cción, en la sociedad actual, no

es el capital, sino ei ttabajador mismo'

Va compcendiendo así, idealnente, lo que

es el feti.hisrno d.l c"pital, y creando ion

ello una de las p'cemisas'de su futura

supresión práctica.

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. . , '18 lbídem, pp.537-538'

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Hemos exasrinado la naturaleza especificadei fetichismo del capitai, considerándolocomo el mecanismo peculiar de mistifica'ción económica inherente al paoceso capi-calista de producción. Para ello, nos he'mos movido exclusivamente en el niveiesencial de la explicacién del proceso depmducción del capial, y particularmentedentro de1 ámbito de la esfeta de su pro-ceso inmediato de producción.

Por eso, ias consideraciones expuestashasta este punto, aluden útricamente a lanatutaleza intema del capital, a su expli-cación ,concepiuul como capital en gene-ral, dejando para una segunda parte dela invesdgación el problema de las mani-festaciones reales del fetichismo del capi-tal en el nivel de la apariencia inmediatade la realidad capitalista.

Nos faltarí¿ contemplar pues -12 s516es para Marx el cololario subsiguientee ir.rdispensable de 1o lrasta aqui tratado-las fornras de reproducción en la aparien-cia, del fetichismo det capital, para podcragotar en ese rnomento el problema plan-teedo en el títuio de este trabajo.

Estamos pues, solamente ai final delprimer tramo del camiuo, Pcro ya ello nospermite establecer una serie de puntosque se han ido esclareciendo a 1o largo

de nuestro recorrido.

El fetichismo que Marx esudia en Elcapital, se refiere ante todo a un proceso

de mistificación que tiene lugar dentro delas rel¿ciones económicas de los indi-

Conclusiones

viduos, proceso que sólo aparece en e!

momento en que esfas relaciones se cgn-forman sobre la base del valor' Es e¡¡este sentido un fetichismo de carácfer eco-nómico.

Ya esto lo diferencia de otras formas,también connotadas como fetichistno, queitienen su radio de acción en orras r€la-ciones sociales. El {edchismo primitivoo el fetichismo sexual son formas total-mente distintas de mistificación de la rea-iidad, respecto del fetichismo que hemosanalizado aguí, Y sin embargq todas ellasse designan con un mismo térrnino, e in-cluso el propio Marx liega a realizar anatlogías entre algunas de e-.as formas demistificación -sobre todo el fedchismoreligioso- y el fetichismo económico' Elpropio término ha sido tomado de esasior.*. distintas y utilizado para designatel proceso de transposición que tiene lu-gar agul.

Por eso es importante delimitat de rnc'do pteciso 1o que Marx entiende cuando'habla de ferichismo denao de Et capital,insistiendo en el hecho de que aquí setrata ante todo de relaciones económicas,de objetos y funciones económicas, a diferencia de las relaciones y objetos com-prendidos por las offas variantes del fe-tichismo.

La utilización de un mismo término sejustifica a partir de la identidad formaldel mecanismo aquí involucrado, es decir,la auibución de una serie de caracteresro propiedades sociales exterüas a un objetq,

t15,

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como propiedades propias e inmanentesa é1. La presentación pues del objeto-=objeto gue puede ser puremente ideal,como en el caso de Ia religión* como enti-dad peculiar que posee, de modo consus-tancial y en virtud de su misma existen-cia, una serie de propiedades patticularesque en realidad le son atribuidas por sr.rinserción específica dentro de ufl ciertocoljunto de relaciones.

De este modo, el fetichismo que Marxanaliza puede ser concebido como unaforma de fetichismo de carácter econó-nico. A pardr de aquí pueden estable-cerse tanto la distancia como las simili-tudes que existen entre este fetichisrno yotras formas de mistificación de la rea-lidad, abordando entonces la considera-ción de ias analogías y paralelos desarro-llarios por Marx en torno a esa cuestión.

Por ora pafie, y también a partir deesta caracterización es como puede abor-darse cl estudio de las modalidades através de ias cuales se reDroduce el fed-chismo económico d.ntro d. los otrosr:iveles de la realidad social. En la medida.en que e1 fedchismo se ha revelado comoun rasgo básico y definitorio de Ia esen-cia de las relaciones económicas burgue-,sas, es pe¡tinente plantearse [a preguntaacerca del modo en que puede reaparecerdentro de ias restantes relaciones socialesque conforman a la presente civilizaciíncapitalista.

El fetichismo económico se ha ¡eveladoentonces como rasgo particular que sin-gulatiza y recorre a todas las relaciones'en las que la categoría del valor tiene,vigencia. En toCas ellas, este fetichisrnose hace presente como un fenómeno queconsiste en la transposición de t'lo social"(propiedades o caracteres, relaciones o

movimientos, sustancia y fuerzas) en ('üa'

tural" o "natural-sociai" (cualidades ma-

116

teriales, movimiento de metabolismo ob.jetivo, proceso vital objetivo), en tornode un misrno personaje central que es elvalor.

A pardr de esta unid¿d geüeral, es comopuede concebirse a los distintos tipos defetichismo que Marx estudia, como diver-sas variantes del fetichismo económico.Pero su uridad no d¿be ocultarnos sudiferencia,'

Marx disdngue dos dpos fundamentalesde fedchismo económico, diferenciándolosa partir de la naturaleza y papel de lasreiaci,:nes en que ellos se inscriben: el fe-tichisrno de la tnercan cía y el feticirismodel capital. Hemos visto cómo el segundopresupone al primero, pero c6mo tambiéneste último no egota ni mucho menosal anterior.

El fetichismo de la mercancía es ex-clusivamente un fetichism<i del productodel rabajo y tiene lugar allí donde lasrelaciones de valor sólo existen como re-laciones secundarias de un orden social.Su entorno natural es la circulación mer-cantil simple, campo dentro del cual tienevigencia y desarrollo. Pero los límites deesta misma circulación son al mismo tiem-po los límites del fetichismo a ella inhe-rente. Aunque ya aquí tiene lugar lamaterialización de las relaciones sociales,que se concentran en el objeto mercantiltpersonificándolo, éste aún no cobra unaexistencia gue subordine a los individuosa su funcionamiento v movimiento. Lapersonificación de le cosa no se ha con-sumado aún. Tampoco 1a cosificación de

1 Es a ¡artir de estos caraeteres comuneg delos distintds tipos del fetichismo económico comopuede intentar explicarse la confusión presenteáe manera general en torno a sus di{ercncias es'¡ecíficas. dl t¡atamiento indiscrimi¡¡do de laiuestión, en ios distintos autores que esludi¿n elproblema del fctichismo, deriva precisamento, enpe¡te, de esta conluslon.

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los individuos, ia que en.estas circunstan-cias se presenta sólo como dependenciadai productor hacia su met'c¡ncía, y sola'

orente en el acto de intercambio.

En este sentido, el fetichismo de lamercancía se presenta sólo como unaforma ernbrionar:ia y limitada que apuntahacia las formas más desarrolladas. Lamistificación nercantil simple esboza sóiode ¡nodo más o menos imperfecto las líneasulteriores que sólo cobran completo des'arrollo en el otro tipo de fetichismo: elraspaso de las propiedades y caracteressociales al mundo de los objetos, 1a inde'pendización de las relaciones sociales delcontrol de los iadividuos, la materializa-ción de lo social y la personificación de loobjetivo.

Dentro ya del fetichismo mercantil sim-pie, Marx distingue también diversos gra-dos de desarrollo del mismo. Principal-mente se tata de dos formas; el fetichis-mo de la mercancía en sentido estricto yel fetichismo de1 dinero.

El primero aparece en las más primiti-va,s formas del intercambio de mercan-cías e implica ya el mecanismo elementalde todas las formas ult¿riores. La presen-mción de los caracteres sociales del trabajocomo propiedades naturales sociales de losobjetos sólo es posible en virrud de la in-versión y trasposición del valor (social)en valor de uso (natural-social). TodasIas formas posteriores del fedchismo ¡e-producen de modo más o menos compli-cado esta inversión elemental de un con-$ario ec su opuesto, dando lugar a lamistificación de la realidad.

Ya aquí está presente tambión lar¿zón básica de esta inversión. Ei des-arrollo de las cuaüdades específicamentesociales de los distintos elementos de laproducción (del producto, del rabajo

mismo, de los insrumentos, etcétera) sólo

es posible, si se parte de las condicionesdadas, mediante la promoción 1' autono'mización de sus elemenbs abs*actos. Elvalor dci producto que se cambia comomercancía implica siempre, dentro de la

circulación simple, la existencia de esteptoducto como excedente, como superfluorespccto de la necesidad establecida, comoentidad que va más allá del nivel dadoy preestablecido de necesidades. Pero estenivel dado se halla ligado directamente alvalor de uso específico de las cosas. Poreso la socialización y universaiización pro'gresiva del producto del trabajo es almismo tiernpo la aparición de su catáctercomo ualor, su conversión en mercancíay con ello, su conversión en objem feti-chüado. Las formas postetiores <1e1 fcti-chismo reproducen igualmente esta formade socialización-universalización, y con ellola base que empuja necesatiamente a lainversión y mistificación.

Como hemos visto, la explicación mi-nuciosa de Matx sobre el fetichismo de lamercancía y su seffeto nos da los puntosgenerales de partida de las ultetiores for-mas dei fetichismo, pero no agota, nimudro menos, su explicación. El meca-nismo básico de invetsión de los conra-rios, fundamentado en la autonomizaciónuniversalizadora cle los caracteres abstrac-tos del producto del trabajo, nos da laclave para el análisis de las formas máscompli,cadas del fetichismo, pero no sutratamiento especifico.

Marx no se detienc en el análisis delfetichismo de la mercancía, sino que con-tiuúa con la explicación de la segundaforma básica del fetichismo mercantil sim'ple, el fetichismo del dinero. Este últimono representa sino una forma más des'arrollada del fetichismo de la mercancía,su profundización y generalización mayo-

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res en el momeoto en gue la circulaciónmercantil simple adquiere su forma másconsolidada.

Coo la forma dineraria, el valor ha ad-quirido una expresión regular, pertnanentey nrucho más autónoma que en la simplemer.cancía. Con ello, ha hecho del feti-chismo un mecanismo también más des-anollado, constante y consolidado queantes.

Ha roto, en primer lugar, la barreratemporal de la misdficación fetichista,con Io que el dinero parece poseer ahoray por siempre *y no sólo en el momentodel intercambio*, su misteriosa cualidadde equivalente gerreral de todo el mundo delas mercancías. Con ello se extiende lavigencia social general del fetichismo atodo el ámbito de la circuiación simple demercancías, existente ahora como relaciónsocial regular, aunqrle subordinada.

Por otra parte, ha profundizado la ob-jetivación de los caracteres sociales delproducto del trabajo, concentrándolos enun objeto qtre ya no se haila bajo eldominio directo de los productorcs demercancías, sino que al contrario, parecedominarlos. El vínculo de las propieda-des y caracteres sociales del dinero conlos individuos -írnica fuenre de dondederivan y pueden derivarse- ha hecho másdistante, al interponerse entre ambos, lamediación del mundo de las rne¡cancías.Pero con ello el desciframiento dcl fetidredinero se ha hecho más difícil. Junco aesto, la independización de estas rela-ciones sociales respecto del control de losindividuos se ahonda también: el dineroaparece ahora como la encarnación delpoder social mismo de los individuosdent¡o del ámbito de la circulación simplede las mercancias. Todo ei movimientosocial de estas úitimas parece concentrarsey depender del dinero, y los productores

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aislados e independientes parscen de-pender al¡ore del grado en que puedenconquistar, con sus rnerc¿ncías, al dinero,a la llave que les abre todos los intercam"bios mercantiles, El dinero se convierteentonces en ei vínculo social básico de losproductores, dentro de la circulación mer-canfil.

Con ello se profundizan también laembsionaria personificación de las cosasy cosificación de las personas, tal comoMarx las ubica aquí. Ahora no sólo loscaracteres sociales singulares de un pro-ducto se objetivan en la mercancía, sinotodo el conjunto de intercambios mercan-tiles, todo el cúmulo de actos que configuran el movimiento social del mundode las mercancías en la circulación, seadhiere al objeto dirrerario como su de-terminacióo naturai-social inherente. Conesto crece la persotificación del objetodinero, su capacidad de concentrar loscaracteres sociales de todo el metabolismoque se rcaliza a través de los flujos cir-culatotios de las mercancías. Y con ésta,también se ahonda la "cosificación" asíentendida, aI rcf,orzar la dependencia in-mediata de los productores aislados res-pecto de Ia propia mercancía singular quees el fetiche dinero.

El fedchismo mercantil simple adquiereasí, en el fetichismo del dinero, su formamás deslumbrahte y desarollada.

En este momento, el intercambio demercancías ha rebasado ya la fase de suexistencia fortuita e irregular, y se hainstaurado como realidad claramen¡e de.limitada. Entonces tiene lugar la confor-mación de la expresión aparente de esrarealidad, fundamentalmente a través dela forma precio. La forma del precio noes, como hemos visto, otra cosa que laforma básica de reproducción en el nivelde la apariencia, de las formas del valor

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elenentales gue existea denro de la ci*ctlación mercantil simple. Por eso, repro-duce tambien en este rrivel ei fetidristno¡nercantil propio de di&as fouoas elenren-tales¡ al presentar como ura propiedadexterna de la rncrcancía, lo que en reali-dad no cs sino la expresión de una de suscualidades incíruecas. El ejetcicio reali-zado aqui en torno al modo como [a formaprecio constiruye una forma mistificada dereprqducción en la apariencia del fetichismonercantil simple, puede servir de ilustra-ción tes¡ecto de la línea general que sigueMarx para el problema de la reproduccióndel fetichismo del capitai en el nivel de iarealidad iamediata, problema q1le, comohemos dichg constitsiría la conti¡ruaciónlogica de este primer ensayo.

El segundo tipo de fetichismo que Marxreconoce es el feticlismo del capital. Di-cho fetichismo es, a difetencia del ante-rior, un fetichismo del proceso mismo deproducción, y tiene $u campo de existen-cia derrtro del ámbito de Ia produccióncapitalista. La inversión que lo constituyeno .se remite ya únicamente al productode trabajo, al resultado del proceso depfoclucclon, s¡no a este proceso lnrsmo, ypor tanto a sus elemenros consdrutivosesenciales. El, trabajo, la sustancia^ socialm$ma, es aqul lo que se traspasa e lnfegfaal valor en proceso, al capital en movi-miento, presentándose como su cualidadinnata. La mistificación general del ca-pilal reposa una ve.z más sobre la conver-slon c¡e un contfarlo en su oPuesto y enel traslado de las cualidades sociales deéste en cualidades aparentemente naturalesy objetivas del segundo. Perc los elemen-tos efl cuestión y e[ resultado son un tantodistintos. No se trafa ya áel carácter swcial de los productos dei trabajo, del valor,siao de'ia sustancia social misnna, dei tra-bajo. No se trata tampoco del objeto mer-cancí4 sino del proceso de valodzación

del capital. El fetichismo del capital irn-plica pues el traslado de las potencias yfacultades del trabajo hacia el capitai,y su presentación como potencias de auto-con$effacióx y autovalorización de esteúltimo, como sus cualidades innatas.

Su diferencia con el fetichismo mercan-til simple es clara, lo mismo que su uni-dad. Además, como hemos vistq el fe-tichismo del capical presuporle como suprinrer momento u11 proceso á,e {ettchiza-cion idéntico al fetichismo simple: losmedios de producción aparecen bajo suforma de capital, como bajo su formaeternaj propia y nafural, ya antes de re-lacionarse con la fuerza de eabajo, envi¡tud de este fetidrismo mercantii ele-mental. Con ello el proceso de pr+duc-ción capitalista encu¿nra cornpletas suspremhas elementales. Con e1lo también elfeddrismo rnercantil simple se integradrrectameEte como momento supuesto enel fetid¡ismo del capital.

Con esre íritimo aparecen tanbién lapersonificación y la cosificación en sen-tido esaicto. El capiral se personifica enel capitalista, de un modo irrmediato yptofundo, y adquiere en su persona losatributos de conciencia y voluntad, y eneste sentido una existencia acfirra y ac-tuante dentro del proceso de produccién.Del mismo modo, el trabajadot cosificasus capacidades y facultades productivas,que se convierten en cosa-mercamcía-{uerzade trabajo. I-Jiteriormente esta misrnafuerza de rabajo, al exteriorizarsc, se pcr-sonifica en el trabajador, pero de unmodo mediado y específico. La personi.ficacion y cosificación adquieren entoncesuna exisÍencia ptopiamente dicha y ade-cuada a su concepto, la que habrá decompiicarse todavía más al pasar a laconsideracié¡. de las formas del capital quebrotan no del proceso inmediato de pro-

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ducción, sino del proceso en conjunto de1a producción capitalista, consideraciónque queda reservada a la parte siguientede esta investigación.

Marx concibe así al fetichis¡no del ca.pital en general. Pero ta¡nbién reconocedenro de é1 distintos grados sucesivos dedesarrollo, grados que coinciden en t¿rmi-nos generales con las disdntas formas ymomentos que atraviesa e implica ei pro-ceso de ceación dei moclo de produccióncapitalista en sentido esricto. Ál ,.rp..to,hernos visto ya cómo el fetichismo del ca-pital se enriquece y desarrolla, adquiereprogresivamente una mayor consolidacióny una base empírica de referencia, con-forme se transita hacia formas más com-plejas de socialización de los distintoselementos y caracteres del proceso de t.ra-bajo.

Desde la sociaiizació¡r de las condicionesobjetivas del tabajo hasta la socializació¡de sus instrumentos, pasando por la socia.lización del productor nismo y de susfacultaCes, y por la socialización del pto-ducto y del control dcl proceso en conjun.to, hemos recotrido todas las variacionesfundamentales del proceso de consolida-ción del modo de producción estricta yadecuadamente capitalhta.

Así, hemos ido viendo cómo el des-arrollo sucesivo y constantemente teno-vado de las potencias y facultades deltrabajo, va cobrando formas objetivas ysubjetivas cada vez mayores, y cómo simul-táneamence a este desanollo. avanza eldespojo y traslado de las mism¿s haciael misterioso ente del capital, el que pocoa poco se presenta como unidad más po.derosa y desarollada dentro de la producción.

Así, la subsunción formal pone ya enacción, de enrada, el dispositivo general

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de la mistificación del capital, presentatl-do la actividad del trabajo -al que hatomado bajo su misma forma, de losmodos de producción anteriores- comoactividad de autoconservación del valor yautovalorización del propio capital.

Por su parte, la cooperación simplecrea la prirnera fuerza gve el capitalproyecta como derivada de sí mismq enel momento en que se inaugura ei procesode la subsunción real. La Luerza coop€ra-tiva natural del trabajo social aparece,por obra del fetichismo, como fuerza so-cial del capital en tanto forma socialconcentrada, del intercambio primero y,de la producción después. Junto a esto,la función de dirección y comando gene-rales del proceso de crabajo se adhieretambién al capitaiista -capital personifi"cado- como su función naturai y el pro-ceso misrieo, en virtud de las peculialescondiciones vigentes al momento de susurgimiento, parece identificar la figuracooperativa del proceso de trabajo consu modalidad singular capitalism,

El desarrollo prosigue con la complicación de la cooperación en que se fundala manufacrura, La fragrnentación delos trabajadores que acompaña a su espe-aalización extrema es el punto de partidade la socializaciórr perfeccionada del pro-ductor. El obrero colectivo combinadoes ia nueva fuerza-instrumento del capitalfrcnte a la cuai el trabajador individualno es prácticamente nada. Por eso, me-diante un nuevo despojo, el capital des-atrolla aparentemente nuevas fuerzasl lavoluntad e inteligencia del aller colectivomatrufacturero son ahora puestos comoatributo inmanente del capital, como susnuevas fuerzas propias y consustanciales.

Pero h¿sta este momento, el fetichismodel capital -las potencias del trabajoproyectadas como poderes del capital-

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sólo hace presa de las facultades del tra'

bajo social inmediato, directamente exi¡'tente bajo el comando del capital. Pero,como hemos visto, el capital no se con'tenta con esto sino gue va más allá.

Es en la fase de la gran indusui¿ dondeel desarrollo y despojo de las potencias

del trabajo social adguiere su más plenaextensión. Con la invención de la maqui'naria sc abre el paso a la aplicación dela ciencia a la producción y se logra porfin dsminar a ias fuerzas de Ia natura'leze, A las fuerzas históricamente crea'das del uabajo social *fuetzas natural-cooperativa e intelec¡ual del obrero colec-tivo- se suman ahora las fuerzas produc-tivas condicionadas naturalmente, deriva'das de la productividad natural del tra-bajo gue brota de la prodigalidad de larraturale,za. A las fr¡er¿as sociales deltrabajo se agregán también ahora los po'

deres generales, sus fuetzas científicas

integradas por fin al movimiento mismo

de É aaiviáad productiva. Y todas ellap

se proyectan nuevamente como pooeres

natutales y exclusivos del capital. Con estose compieta el desarrollo más acabado de

[a mistificacion del cqpital dentro delproceso inmediato de produccióq y se re-

áondea por taflto la explicación del segundotipo de fedchismo planteado por Marx.

Hemos descifrado ahora el rnisterioque encietra en este plano el fetichismodel capital. A través de ello, la verdad delproceso de producción capitalista y sumisdficación $e rros han revelado comoalgo sumamente extraño. Peto con suexplicación racional, lo remoto y exftaáoque podría parecernos su superacién prác'tica comienza a conformarse visiblementecomo algo posible y verdadero.

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