EL PROCESO PROYECTUAL: DE LA IDEA AL PROYECTO EN LA …

ver y observar: crear. sobre la necesidad de la experiencia en la comprensión del proyecto

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La experiencia de la arquitectura en el proyecto y el objeto

5.5.EL PROCESO PROYECTUAL:

DE LA IDEA AL PROYECTO EN LA VILLA SAVOYE DE

LE CORBUSIER

por Oscar Salamanca Ramírez

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el proceso proyectual: de la idea al proyecto en la villa savoye de le corbusierel proceso proyectual: de la idea al proyecto en la villa savoye de le corbusier

En la comprensión de la espacialidad de una edificación, uno de los problemas con los que se han enfrentado críticos e historiadores es la explicación de los fenómenos arquitectónicos, los cuales se encuentran asociados con la manera como se establecen las relaciones espacia-les entre las partes del edificio, los mecanismos de acceso y los procedimientos que determi-nan, de una u otra manera, un hecho arquitectónico. Para hablar de un edifico, en muchos de los casos, ha sido necesario remitirse a los procedimientos mediante los cuales, se formula un proyecto arquitectónico, aspecto que, en principio, se encamina hacia la construcción de un conocimiento disciplinar.

Una vez se accede a este conocimiento, es posible observar que la mirada del historiador o del crítico tienen el propósito de mostrar la arquitectura como el resultado del consenso social y como imagen total del cosmos. Esta manera de afrontar el conocimiento de la arqui-tectura, se sustenta en ideas que tienden a las generalidades, aspecto que, en primer lugar, excluye temas relacionados con los procesos de abstracción de la obra por parte del quien la concibe y, en segundo lugar, prescinde de los conceptos que subyacen a la formulación de la idea que estructura las decisiones de un proyecto.

Algunos de los problemas que surgen en el momento de impartir un conocimiento de la ar-quitectura, desde la experiencia, se centran, por un lado, en el hecho de transmitir los conceptos desde la vivencia de quien habla y esto implica entrar en terrenos de lo contingente de la obra arquitectónica y de la subjetividad de la mirada del observador para explicar la experiencia del espacio arquitectónico. Con el fin de reconstituir la experiencia de la que se habla, los teóricos, críticos e historiadores de la arquitectura, se han remitido a imágenes que facilitan el proceso de aprendizaje y contextualizan los problemas de la arquitectura, aspecto que permite reproducir la realidad para tratar de explicar dichos fenómenos. Sin embargo, la aplicación del anterior método lleva a que la experiencia del espacio se vea privilegiada por la visualidad para dejar a un lado los otros sentidos que intervienen en el proceso de comprensión de un espacio desde la experiencia.

el proceso proyectual: de la idea al proyecto en la villa savoye de le corbusier

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La experiencia de la arquitectura en el proyecto y el objeto el proceso proyectual: de la idea al proyecto en la villa savoye de le corbusier

Con el fin de dar solución a las dificultades que surgen con la reproducción de la experien-cia de los espacios y así, poder hacer una reflexión sobre la cimentación de un conocimien-to disciplinar, es posible plantear que en el análisis de la arquitectura está, potencialmente, la clave para resolver aquellos temas asociados con los fenómenos arquitectónicos. En este sentido, el análisis de proyectos se plantea como un instrumento mediante el cual, es posible reconstituir la experiencia del objeto arquitectónico a partir de la mirada cuidadosa de los elementos que la componen.

Figura 1. Imagen de la Villa Savoya, Le

Corbusier. Reconstrucción Oscar Salamanca.

Es así como, a través del análisis de proyectos, es factible, en primer lugar, romper con las generalizaciones impartidas en algunos textos de arquitectura, en segundo lugar, entender la especificidad de los principios que permiten la construcción del espacio arquitectónico y, en tercer lugar, explicar fenómenos que pueden resultar abstractos y los contextualiza a la rea-lidad de la arquitectura. Lo anterior parte del principio sobre el cual al develar las lógicas que

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estructuran los procesos de la creación arquitectónica, es posible deducir los procedimientos que llevó a cabo un arquitecto en el proceso de consolidación de un proyecto arquitectónico.

La idea de proyecto en arquitectura pretende construir un soporte en el cual los proce-dimientos llevados por un arquitecto se concretan en un proceso en el que las imágenes que devienen de su experiencia con el mundo, se transforman, poco a poco, en bocetos que, final-mente, se convierten en un edificio. Al respecto, Vittorio Gregotti plantea:

“Desde el punto de vista de la arquitectura, el proyecto es el modo en el que se organizan y fijan, en sentido arquitectónico, los elementos de cierto problema. Es-tos han sido elegidos, elaborados, dotados de intención a través del proceso de composición, hasta establecer entre ellos nuevas relaciones en las cuales el sentido general (estructural) pertenece, al fin, a la cosa arquitectónica, a la nueva cosa que hemos construido por medio del proyecto”.1

Aunque Gregotti establece una diferencia entre aquello que se entiende por proyecto,

como el proceso a través del cual se le da forma a una idea y arquitectura como hecho cons-truido, es necesario anotar que, para este caso, la idea de proyecto abarcará, simultáneamen-te, ambos aspectos dentro del análisis de los procedimientos proyectuales. Lo anterior, en ra-zón a que, aún en la fase constructiva de la edificación, permanecen presentes adecuaciones y ajustes a lo que, en primera instancia, se ha dado por una fase finalizada. De esta manera, es posible plantear que esta condición del proceso proyectual, en el que las ideas de proyecto se

1 Vittorio Gregotti, Los materiales de la proyectación. En Teoría de la proyectación arquitectónica. Editorial Gustavo Gili. Barcelona. 1971. p. 210. Este texto hace parte de una compilación de artículos producto de una serie de lecciones dictadas en el Instituto Universitario de Venecia en 1966. También participaron en este curso los arquitectos Guido Cannella, Mario Coppa, Aldo Rossi, Alberto Samonà, Gabriele Scimemi, Luciano Semerani y Manfredo Tafuri.


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están consolidando, se hace manifiesta durante todo el proceso creativo; es decir, este esta-do es el que permite transformar las imágenes en ideas, las ideas en dibujos y los dibujos en las partes construidas de una edificación. Es importante anotar que este proceso no se realiza de manera lineal ni secuencial y en él intervienen diversas variables que afectan el producto final como hecho construido (ver figura 2 y 3).

Figura 2. La formulación de la Villa Savoya, Le Corbusier. Ilustración Oscar Salamanca.

Figura 3. Análisis preliminar de

las primeras ideas de la Villa Savoya, Le Corbusier.

Reconstrucción Oscar Salamanca.

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Es importante reconocer que durante el proceso proyectual, el arquitecto construye co-nocimiento, dado que, en las diferentes fases de configuración de la idea arquitectónica, se ejerce un proceso de investigación sobre los aspectos propios de la arquitectura. Sin embar-go, aunque está lejos de toda metodología científica no va en contra de ella, por el contrario, toma elementos de los procedimientos científicos para operar en el momento de la formula-ción de las primeras ideas del diseño. La apuesta está en reconocer que en el proceso creativo, llevado a cabo por el arquitecto, existe una manera diferente de construir un conocimiento disciplinar que, a todas luces, se encuentra en la arquitectura misma. En este sentido, la expe-riencia del arquitecto juega un papel central en la construcción de la forma arquitectónica. No sólo la experiencia como profesional, es decir aquella que le permite dar soluciones técnicas y formales a problemas planteados sino también, la que se obtiene del habitar un espacio.

El interés por entender los principios que subyacen a la producción arquitectónica, se soporta en la idea sobre la cual, mediante el análisis de una obra es posible construir un co-nocimiento transmisible a una comunidad académica. Esto implica que es necesario pasar el edificio por un tamiz de categorías analíticas, en las cuales sea permitido rastrear las opera-ciones proyectuales que están presentes en toda obra arquitectónica. Bajo esta premisa de trabajo es necesario reconocer que en todo proyecto, los arquitectos conjugan simultánea-mente, aspectos teóricos y técnicos. Es así como, el emplazamiento del objeto en un predio, la utilización de un sistema constructivo, las necesidades de un cliente y la utilización de un lenguaje arquitectónico propio de cada época, son los componentes que entran en juego en el momento de solucionar los problemas a los cuales se ve enfrentado.

La respuesta que un arquitecto establece a través de sus edificios, tiene como premisa la instauración de una idea, la cual se comporta como el componente que estructura y subordina las decisiones que le dan forma al espacio arquitectónico. Por ejemplo, en una vivienda uni-familiar, el arquitecto fusiona las ideas de un cliente que aspira a obtener un espacio interior


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elaborado a su medida y las reflexiones disciplinares propias de la arquitectura. En el análisis de una vivienda, conocer lo anterior, facilita el descubrimiento de las claves que han llevado a la manifestación de la forma arquitectónica y la construc-ción de sentido del espacio doméstico, así como también, los elementos que han sido llevados a la arquitectura de la vivienda o los elementos que se tras-ladan de la vivienda hacia arquitecturas que cumplen un carácter institucional.

De acuerdo con el anterior marco de referencia, aproximarse a una obra ampliamente difundida y abordada en diferentes escenarios, como lo es la Villa Savoye diseñada y construida por Le Cor-busier, centra el trabajo de este análisis. Lo anterior permite establecer los posi-bles lazos de unión entre los aspectos históricos y sociales con las manifesta-ciones arquitectónicas y, también, plan-tea demostrar cómo, a través del análi-sis, es factible extraer los principios que están presentes en la construcción de un

Figura 4. Planos de la Villa Savoya. Ilustración Oscar Salamanca.

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modo de habitar y reconstituir la experiencia del espacio arquitectónico. Lo anterior supone examinar las relaciones espaciales que existen en esta casa a partir del reconocimiento de los diferentes ámbitos en los planos arquitectónicos y la obra construida.

El dibujo presentado por Le Corbusier para el Volumen 1 de las Obras Completas resume algunas de las ideas planteadas para la formulación de esta casa. Un aspecto para destacar es el sistema de composición de la imagen. Los ejes que componen el dibujo centran el volu-men de la casa, de tal suerte que la vertical queda sugerida por la arista de las dos caras del volumen que está flotando en el espacio. La horizontal, en cambio, queda planteada por la

separación por el encuentro entre el horizonte del terreno sobre el cual se posa el volumen y la superficie de fon-do que compone el cielo. Un aspecto que presenta un interés particular en este dibujo es la curvatura del terre-no. El terreno del predio en el cual se construye la Villa Savoye es plano, aspecto que se contrasta con una cur-vatura que representa el terreno en el dibujo y del cual se puede inferir que la curvatura sugiere la localización de

Figura 5. Relación entre la Villa Saboya y el Partenón. Ilustración Oscar Salamanca.


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la casa en la parte alta de una colina. Lo anterior sugiere pensar que la intención de Le Corbu-sier en el proyecto es establecer un vínculo con arquitecturas conocidas, como por ejemplo el Partenón en Grecia, y que marcaron su producción arquitectónica (ver figura 5).

Las primeras décadas del siglo XX se caracterizaron por trazar nuevas rutas en la cons-trucción de la forma arquitectónica; por ejemplo, la idea de la máquina, como el emblema que traduce las aspiraciones de una sociedad tecnificada, se establece como el ideal sobre la cual se cimentaron las acciones proyectuales en la arquitectura. La apuesta por una visión tecnifi-cada de la arquitectura, la cual se sustenta en la búsqueda de sistemas portantes más eficien-tes en las edificaciones, la utilización de materiales como el acero, el vidrio y el hormigón en la construcción de los edificios y la estandarización de los procesos constructivos, llevaron a que los arquitectos ajustaran sus maneras de proyectar a las exigencias de la época; de la misma manera, aspectos sociales como las migraciones del campo a la ciudad y el surgimiento de la clase obrera contribuyeron en la creación de condiciones para que, con la aplicación de las nuevas tecnologías, se ofreciera una respuesta a la exigencias de los nuevos tiempos.

Figura 6. La estructura portante de la Villa Saboya. Ilustración Oscar Salamanca

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La ciudad es el territorio donde los ciudadanos legitiman su acción social y la arquitectura es el lugar donde se materializan las aspiraciones de los diferentes grupos sociales. La interac-ción de los espacios interiores de la arquitectura con los espacios exteriores de la ciudad lleva a plantear la idea de un interior contenido por una piel y un exterior al cual hay que aventu-rarse a descubrir. En este sentido, las transiciones entre unos y otros ayudan a consolidar la nueva concepción del espacio, la cual se encuentra asociada con la abstracción de los valores estéticos que fueron derivados del rompimiento con las formas tradicionales de concebir la arquitectura. Esta manera de comprender el proyecto arquitectónico crea una escisión entre la obra construida y el mundo; es decir, el edificio pasa de ser una representación del universo a convertirse en un instrumento para percibir la nueva espacialidad. Desde el punto de vista de los arquitectos, esto fue posible mediante la exploración y experimentación sobre la for-ma arquitectónica; en consecuencia, se produjo una incursión de nuevos códigos en la obra arquitectónica que condujo tanto a la ruptura con la idea del objeto que se separa del usuario para generar significado como a la reafirmación de la participación del sujeto –actor funda-mental– en la construcción del espacio arquitectónico. Al respecto, Manfredo Tafuri plantea:

“en la muerte del simbolismo tradicional, la desacralización de los contenidos de los nue-

vos valores civiles asumidos como protagonistas de la proyección, el romper con la historia

pasada, el volverse con ansiedad hacia un futuro dominado por la razón, se convier-ten en motivos de una exasperada búsqueda de nuevos códigos lingüísticos, más alusivos que las últimas generaciones del barroco, pero dominados igualmente por contaminaciones experimentales...”.2

2 Manfredo Tafuri, Teorías e Historia de la Arquitectura, Celeste, Madrid, 1997, p. 37.


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La arquitectura moderna es producida por un grupo de profesionales que luchan a favor del cambio y, que a su vez, son conscientes de su propio momento histórico. Así, frente a los procedimientos que los arquitectos establecían en la construcción de sus edificios en los siglos anteriores, la arquitectura moderna irrumpe y cristaliza sus nuevos derroteros. Como consecuencia, la vivienda se convirtió en un tema central de reflexión para la experimentación arquitectónica en las primeras décadas del siglo XX y para dar respuesta a esta realidad, los arquitectos modernos debieron realizar ajustes, tanto en los aspectos técnicos como teó-ricos de sus proyectos, con el fin de replantearse el significado de la noción de habitar y su relación con el espacio doméstico. En este escenario, los aspectos técnicos de la arquitectura ayudaron a los profesionales de este campo a establecer nuevas lógicas en la disposición de los sistemas constructivos y, así mismo, a configurar la materialidad del espacio interior. Los sistemas constructivos asociados al metal, el vidrio y el hormigón armado se constituyeron, dada su potencialidad, en los aliados que facultaron a los arquitectos hacia la resolución de la espacialidad arquitectónica de la vida moderna.

Figura 7. Plantas de la Villa

Saboya. Ilustración Oscar Salamanca

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Con estos antecedentes, es necesario explorar cómo se establece el modo de habitar moderno con los componentes técnicos y disciplinares de la arquitectura y, también, cómo de esta relación nace un mundo interior que se ve reflejado en la vivienda. Lo anterior sugiere, por una parte, entender cuáles fueron los procedimientos realizados por los arquitectos para responder a las condicionantes proyectuales de la época y por otra, reconocer cómo se relacionan los diversos espacios interiores, bien sea estos abiertos o cerrados, para traducirlos en formas arquitectónicas asociadas al modo de vida moderno. En 1929 Le Corbusier escribe lo siguiente:

“Hemos construido, Pierre Jeanneret y yo, no pocas casas. Leyendo en nuestra pro-pia producción, llego a discernir la intención general que ha determinado la actitud de la obra […] hasta ahora habíamos trabajado sobre cuatro tipos distintos de pla-no, expresando cada uno de ellos preocupaciones intelectuales caracterizadas.

El primer tipo muestra cada órgano surgiendo a cada lado de su vecino, según una razón orgánica: «El interior se acomoda, y empuja al exterior, que forma salientes diversos”. Este principio conduce a una composición “piramidal», que puede llegar a ser atormentada si no se tiene cuidado (Auteil).

El segundo tipo revela la comprensión de los órganos en el interior de una envoltura rígida, absolutamente pura. Problema difícil, acaso delectación del espíritu; gasto de energía espiritual en medio de las trabas que se han impuesto (Garches).

El tercer tipo proporciona, mediante la estructura aparente, una envoltura simple, clara, transparente como una red; permite a cada piso instalar, de manera diversa, los volúmenes útiles de las habitaciones, en forma y cantidad. Tipo ingenioso que conviene a ciertos climas; composición muy fácil, llena de recursos (Túnez).


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El cuarto tipo, llega en lo que respecta al exterior, a la forma pura del segundo tipo; en el interior presenta las ventajas y cualidades del primero y del tercero. Tipo puro, muy generoso, también lleno de recursos (Poissy)”.3

Lo anterior pone en evidencia los principios de diseño que permitieron construir los proyec-tos de este arquitecto. La noción de tipo, entendida como una entidad abstracta que permanece en el tiempo, lleva a que Le Corbusier reconstituya la forma y reelabore los conceptos esenciales en el proyecto arquitectónico. También es posible encontrar cómo utiliza, extrae e incorpora elementos y conceptos arquitectónicos en cada una de sus casas. En este sentido, la Villa Savoye es el resul-tado de concentrar varios conceptos en un solo objeto arquitectónico. Entre los años 1928 y 1929, este arquitecto diseña y construye la Villa Savoye, Poissy. Esta casa es el resultado de un proceso de formulación de los principios de composición que gobernarán la arquitectura en las décadas siguien-tes. Lo anterior pone en evidencia la transformación de la arquitectura a la que se vieron llamados estos profesionales en la primera mitad del siglo XX. Cambios que involucran diferentes instancias en la producción de edificaciones: las técnicas constructivas, el ámbito social y la vida moderna. Estos componentes exigieron soluciones eficaces a las demandas de una sociedad cada vez más urbana.

En este orden de ideas, el planteamiento que aquí se formula tiene como preguntas centrales las siguientes: ¿cómo se hace manifiesta la noción del habitar moderno en la vivienda de Le Corbu-sier y cuál fue el escenario más apropiado que abonó la construcción de este nuevo estilo de vida? ¿Cómo se incorporan los conocimientos adquiridos en la experimentación del espacio doméstico de la arquitectura de la vivienda unifamiliar a los edificios de vivienda multifamiliar? Lo anterior implica entender cómo se incorporan los modos de vida del contexto local a la arquitectura, con el fin de, develar las decisiones que toman los arquitectos para la solución de los requerimientos que le han sido planteados.

3 Kenneth Frampton, Le Corbusier, Akal Ediciones, Madrid, 2002, pp. 55–60.

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Adriano Cornoldi en su libro La arquitectura de la vivienda unifamiliar. Manual del espacio doméstico,4 realiza un estudio sobre la evolución del espacio domestico en la arquitectura de la vivienda y, desde un punto de vista tipológico, establece los componentes arquitectónicos que presentan como constantes en la historia de la arquitectura. Su reflexión está encamina-da hacia la configuración de estrategias proyectuales de índole espacial que pueden ser apli-cadas a la producción del proyecto arquitectónico; así mismo, reconoce que en el proceso de formulación de la arquitectura de la vivienda, se presentan invariantes que han sido aplicadas por los arquitectos en diferentes estudios de caso. Estas invariantes se verifican en el proceso de análisis de la arquitectura de la vivienda como una manera de prevalecer el conocimiento disciplinar en la historia.

Cornoldi trabaja dos temas importantes: la noción de secuencia y la noción de ámbito. En el primer caso, la secuencia está ligada a reconstituir los recorridos que están presentes en la configuración del espacio de la vivienda y llevan al transeúnte a construir la noción de habitar. Así, los procedimientos llevados a cabo por los arquitectos para la formulación de los proyec-tos de viviendas llevan implícita la pregunta por cómo han sido planteadas las secuencias de aproximación, acceso y recorrido interno de la unidad de vivienda y permiten establecer las diferentes relaciones espaciales dentro de la vivienda. En el segundo caso, el ámbito, está relacionado con los espacios de permanencia de la edificación y hace referencia a aquellos es-pacios que, por su valor de uso, están caracterizados como sociales y privados de la vivienda. Estos espacios son los que al final determinan cómo están dispuestos los espacios internos de la casa y cómo se dan las relaciones de jerarquía entre unos y otros. De la convergencia y correlación entre secuencias y ámbitos se configuran los tipos edificatorios sobre los cuales se soportan las decisiones proyectuales.

4 Adriano Cornoldi, La arquitectura de la vivienda unifamiliar. Manual del espacio doméstico, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1999.


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Cornoldi plantea que conceptos como privacidad y confort, los cuales se establecen como estandartes de la vida moderna, tienen su origen en la Inglaterra del siglo XVII. Es allí donde nace, con la burguesía, la vivienda moderna. Estos conceptos influyen en las propuestas arquitectónicas que se formularán en los siglos siguientes y serán los medios a través de los cuales, se caracterizarán los modos de habitar moderno; aspectos que, en principio, se encuentran referenciados en el proyecto de la Villa Savoye de Le Corbusier. Sin embargo, los procesos de construcción de la forma arquitectónica, en términos modernos, se realizaron de manera diferente tanto en Europa como en Estados Unidos. Los contextos locales en cada uno de estos lugares, apropiaron de manera específica los derroteros modernos, para dar como resultado aproximaciones que están ligadas por un lado, a posturas racionalistas y, por otro, a posturas inclinadas por ideas ligadas a los aspectos del funcionalismo arquitectónico.

Si bien, en la visión europea la modernidad se establece como una necesidad de dar solución a las grandes masas, en el medio local, el modo de vida moderno fue apropiado por una elite social, que en un principio, se asumió como un estilo más del repertorio con el que contaban

Figura 8. Imagen e itinerario de acceso a de la Villa Saboya. Ilustración Oscar Salamanca.

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para expresar su relación con el mundo. Lo anterior muestra el carácter funcional y operativo que debe cumplir una vivienda para cumplir con unos estándares mínimos que garanticen la adecuada realización de la vivienda. Además lo anterior se encuentra asociado con conceptos que remiten a los arquitectos a tener como referente la arquitectura clásica, aspecto que se manifiesta, de manera más evidente, en los ejemplos que sirven para demostrar y explicar la incorporación de las ideas clásicas en la arquitectura moderna.

Figura 9. Reconocimiento de valores de la arquitectura clásica en la Villa Saboya. Ilustración Ricardo Malagón y Oscar Salamanca.


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El esquema de vivienda planteada por Le Corbusier, está relacionado con la aplicación de la idea de villa suburbana aislada en un lote, aspecto que se debe tener en cuenta en el análisis del proyecto. Por otra parte, Le Corbusier, con el planteamiento de los cinco puntos para una arquitectura moderna, promueve una manera de aproximarse a la arquitectura. Estas ideas se comportan como un manual de acción para el diseño de la vivienda. Hace especial énfasis en la organización del plano, aspecto que permite establecer un proceso para configurar el espacio interior doméstico. En consecuencia y como procedimiento, define los espacios a par-tir de una zonificación de la casa, las cuales están caracterizadas por su condición: zonas de actividad, asociadas a los espacios sociales y de reunión de la unidad de vivienda y las zonas de descanso o de mayor intimidad de la casa. Como esquema de organización, Le Corbusier desarrolla la idea de Promenade architectural como un sistema que articula las espacialidades de la casa y caracterizar los ámbitos con los que se encuentra el transeúnte.

Figura10. Reconstitución de de la Villa Saboya. Ilustración Oscar Salamanca.

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Lo anterior denota, en primera instancia, la caracterización del cliente con el que se en-cuentra el arquitecto y en segunda instancia, los procedimientos a los cuales se ve llamado el proyectista para dar solución a los requerimientos espaciales planteados por un determinado grupo social. Es importante anotar, que el grupo social para el cual trabajó Le Corbusier y en especial para la Villa Savoye son personas acomodadas y con recursos económicos amplios para poder llevar a cabo un proyecto de esta naturaleza. Estos clientes son familias con algún grado de reconocimiento social y de condiciones culturales que, por encima del promedio, impulsarán la formulación de un modo de vida moderno en las ciudades europeas, aspecto que será fundamental para la consolidación de las propuestas modernas planteadas por Le Corbusier.

La vivienda producida en las diferentes etapas de evolución de la arquitectura, es el re-flejo de un conocimiento acumulado que, en muchos casos, son traducciones de los plantea-mientos de otras arquitecturas y están contextualizadas en las condiciones constructivas de la época. Evidencia de lo anterior en las décadas en que se produjeron los cambios hacia una arquitectura ligada a los aspectos de la racionalización y estandarización de la forma, fueron decisivos en el desarrollo de la arquitectura planteada por Le Corbusier. En primer lugar, por-que es en estas décadas que se cimentó una cultura arquitectónica y se aprendió a partir de las influencias recibidas de los grandes maestros y, en segundo lugar, porque a partir de la re-flexión sobre los proyectos arquitectónicos, se consolidó la construcción de una arquitectura más propia.

Lo anterior obedece, por un lado, al rigor con que los arquitectos de esta generación asu-mieron la producción del proyecto arquitectónico y por otro, al impulso que le proporciona-ron estos mecenas a la consolidación de la arquitectura como una disciplina independiente. Es por esto que estos años son decisivos en la producción arquitectónica, dado que, gracias a la difusión de estas experiencias, se apropiaron los conceptos que permitieron trasladar las


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implicaciones de vida moderna en una arquitectura capaz de recrearse a sí misma y dar res-puesta a los interrogantes que trajeron los nuevos tiempos. Es a través de estos edificios que eclosionó una manera de pensar la arquitectura, en donde la vivienda jugó un papel protagó-nico y permitió a los arquitectos tener la habilidad de construir un entorno capaz de conmover el espíritu humano y que, con los ojos cerrados, lleva imágenes cargadas de significados.

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