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Congreso de los Pueblos: Hacia un Mandato Popular La contrarreforma a la ley 30 de 1992: un ataque más a la ya ultrajada autonomía universitaria. Y somos independientes... Septiembre 2010 Boletín No 001

El pupitrazo #1

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Page 1: El pupitrazo #1

Congreso de los Pueblos:Hacia un Mandato Popular

La contrarreforma a la ley 30 de 1992:

un ataque más a la ya ultrajada autonomía universitaria.

Y somos independientes...

Septiembre 2010Boletín No 001

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Nuestra historia…

La Minga de Resistencia Social y Comu-nitaria viene caminando desde 2008 para hacerle frente al gobierno paramilitar que desde hace ocho años se instaló en nuestra querida Colombia y transformar un modelo económico y político que NO beneficia a las grandes mayorías.

Nuestra historia se remonta a la mo-vilización indígena que con el paso del tiempo evidenció la necesidad de tejer resistencias con otros sectores de la so-ciedad con el objetivo de soñar un país de manera colectiva. En este proceso nuestro andar se ha instalado de manera itinerante en distintas ciudades del país donde nos hemos encontrado hombres y mujeres interesados en participar en esta lucha para compartir las experien-cias locales de Minga, tejer resistencias, agrupar propuestas y comprometernos en la movilización.

En octubre de 2009 la ciudad de Cali recibió a diversos sectores sociales del

sur-occidente colombiano para realizar el Pre-congreso de los Pueblos, orga-

nizar una agenda común de resistencia, y consolidar

nuestra

idea de Congreso Nacional; en esa fecha también caminaron la palabra otras regiones que se dieron cita en Cartagena y Bogotá.

¿Qué buscamos?

Buscamos construir un nue-vo país desde el querer de los pueblos, los estudiantes, indí-genas, trabajadores, desem-pleados, campesinos, afro-co-lombianos, desde las mujeres y hombres que sienten y saben que otro país es posible. Que-remos materializar nuestras propuestas creando espacios de encuentro, para que todos y todas definamos el rumbo de nuestros destinos.

Por eso, convocamos este año al Congreso de los Pueblos es-pacio en el cual dibujaremos y pintaremos colectivamente el rostro del país que soñamos… Es el momento para juntar nuestra inconformidad y nuestra rabia, unirlas para que se convier-tan en propuestas hacia un país soberano, democrático, incluyente en paz y con justicia social. Nuestra propuesta de

Congreso está orientada a articular y materializar

los mandatos y manifiestos que hemos construido a lo largo de las luchas; no pretende suplantar

la institucionalidad colombiana, por el contrario su objetivo

es generar una nueva idea de gobernar y legislar;

desconocemos la legi-timidad del Congreso

Colombiano ya que sus leyes sólo

benefician intereses particulares y priva-dos negando los intereses comunes de las y los colombianos.

Nuestro Congreso es un mandato po-pular, es el pueblo creando sus leyes y gobernando para todas y todos. En este sentido, el Congreso de los Pueblos es un verdadero ejercicio de autonomía en tan-to que somos todos y todas decidiendo sobre nuestros destinos.

No buscamos elegir unos representan-tes ni crear la falsa idea de participación donde al final todas las propuestas que-den muertas en un documento, la fuerza de nuestra búsqueda está en la convic-ción de ser capaces de crear articulación política y social con objetivos y formas de trabajar comunes y claras.

El Congreso de los Pueblos recoge las expresiones de quienes han venido ca-minando y aportando a nuevos rumbos para el país, nuestro principio es la Uni-dad, entendida como la posibilidad de fortalecernos y aprender de los otros y las trayectorias de sus luchas; nos basa-mos en el respeto y reconocimiento de las diferentes experiencias y formas de comprender el mundo y las vías para su transformación.

¿Cómo lo vamos a hacer?

La palabra que hemos venido caminando en la Minga de Resistencia Social y Co-munitaria ha girado alrededor de algu-nos puntos que consideramos esenciales de nuestra lucha: Guerra, Paz y Derechos Humanos, Modelo económico y legisla-ción del despojo, Acuerdos Incumplidos, Agenda de los Pueblos.

Nuestra dinámica ha sido encontrarnos en tulpas donde diferentes sectores se encuentran para pensar, discutir y dise-ñar propuestas alrededor de estos temas y otros que se recogen en líneas genera-les en los anteriores puntos. Además, se ha reunido constantemente por toda la geografìa colombiana la comisión política

de Minga, espacio encargado de recoger las iniciativas nacionales, comunicarlas y actualizar la lectura política del mismo.

Para la construcción del Congreso de los Pueblos es necesario que seamos creati-vos en los escenarios de encuentro; las metodologías y estrategias que desa-rrollemos deben permitirnos un diálogo efectivo entre todas y todos los partici-pantes con el fin de poder articular las propuestas que nazcan de esas discusio-nes. Es necesario mantener el espacio de encuentro permanente ya que ese es el lugar donde se pueden redefinir y re-plantear algunas decisiones, además de ir perfilando la idea colectiva que se tie-ne a nivel nacional sobre el Congreso de los Pueblos.

Nuestro reto para materializar el Con-greso de los Pueblos como un mandato popular verdadero, está en concentrar todos nuestros esfuerzos de los próximos meses en socializar el proceso de Minga, convocar a otras y otros que todavía nos faltan para completar este sueño, encon-trarnos para dialogar y construir manda-tos desde todos los sectores populares donde estén expresados nuestros inte-reses y los de nuestras comunidades, seguir apostandole al camino de la lucha y la movilización. Nuestro reto para materiali-zar los mandatos que emane este Congreso es hacer construir la unidad popular como única opción ante tanta inequidad e injusticia.

¡Estudiantes Somos PuebloConstruyendo Alternativas de Poder Popular!

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Sin la difusión mediática de abril pasa-do, y en silencio, pues ni siquiera en las comunicaciones del Ministerio de Edu-cación se informó, la saliente ministra Cecilia María Vélez radicó el 2 de agosto, en el Senado de la República, el proyecto de Ley Nro. 55 de 2010, que modifica el esquema de financiamiento de la edu-cación superior, definido en la Ley 30 de 1992, y que es el mismo proyecto que se hundió en la legislatura anterior (proyec-to Nro. 238), porque no hizo parte de la agenda prioritaria del Congreso y nunca se le dio trámite formal.

Entendemos que sin autonomía presu-puestal no hay autonomía académica, que es esencial a la universidad para mantener su naturaleza y no desvirtuar su misión en la sociedad –estas se deben entender como una educación que esté al servicio y en pro de solucionar las ne-cesidades sociales y comunitarias -. Sin autonomía la universidad queda supe-ditada totalmente a la tutela y directriz del poder central que históricamente ha cumplido el papel de satisfacer los inte-reses de la empresa privada y de las eli-tes.

Sabemos que no es nuevo ese accionar estatal que busca agredir lo público y recortar las conquistas populares que se traducen en esos derechos que los pueblos hemos logrado y que el Estado ha instrumentalizado convirtiéndolos en servicios, aplicando la legislación del despojo y aniquilando así las mínimas posibilidades de la clase popular para acceder a la educación superior y apor-tar por medio de la ciencia y el saber a la materialización de esos sueños de justi-cia y equidad social que tiene como clase popular. En la actualidad la legislación del despojo se presenta mediante la re-forma a la ley 30 de 1992, la ley que re-gula la Educación Superior en el país, esa reforma hemos preferido señalarla como contrarreforma por ser insuficiente en lo económico y retrograda en la política educativa.

En primer lugar, el artículo primero que añade un parágrafo al artículo 86 de la ley 30 de 1992, establece que las entida-des territoriales deben pagar

las deudas que tengan con las universi-dades estatales, desconociendo las an-teriores ocasiones en que se ha hecho un recorte a las transferencias (dineros que gira el gobierno nacional a las en-tidades territoriales para salud, educa-ción y agua potable).

Por otro lado, establece un crecimiento al presupuesto universitario con base en el PIB, de la siguiente manera, si el PIB crece de 0 a 5,0 el incremento a las universidades será del 30% de ese cre-cimiento en el PIB; si el PIB crece de 5,0 a 7,5 el incremento a las universidades será el 40% de ese crecimiento, y si el PIB crece mas de 7,5 el incremento al presupuesto universitario será del 50%. Este sofisma, esta ilusión que plantea la contrarreforma resulta hasta ridícu-la, teniendo en cuenta que en los años anteriores el crecimiento del PIB ha dis-minuido.

La contrarreforma también es un ultra-je a la Autonomía Universitaria en la medida que condiciona algunos dine-ros que transfiere para la financiación de las Universidades, estableciendo qué dinero es para investigación, para mantenimiento y creación de cupos, y para producción de conocimiento de los maestros, negando así una histórica lucha de loas univeristarioas por con-quistar una Autonomía que le permita a la Universidad definir para qué y cómo distribuye su presupuesto.

En el transcurso de la historia, los y las estudiantes hemos jugado un papel protagónico en las luchas por la trans-formación de realidades injustas; ade-más, constantemente hemos disputado en luchas concretas la concepción de universidad. Es curioso cuando al leer el “Manifiesto de Córdoba”1 de 1918, hay momentos en los que sentimos que 1 Histórica declaración producida por los inconformes estudiantes de la Universidad de Córdoba en Argentina, la cuál definió al estudiantado en las décadas del 60 y el 70.

esa situación narrada en el Manifiesto fuese el presente. Es decir, después de casi 92 años de haber sido promulgado, después de casi 92 años hablando de Au-tonomía Universitaria en “Nuestra Amé-rica” aún no la hemos conquistado por completo, al no lograr Autonomía como pueblos libres, será más difícil lograr una Autonomía Universitaria en una sociedad dependiente. Sin embargo, es necesa-rio que en nuestro proceso de construir una propuesta de educación, en nuestro proceso de construir Poder Popular, con-tinuemos realizando nuestras reivindica-ciones como sector estudiantil, a la vez que vamos ejerciendo y construyendo una Autonomía no sólo formal (la de las leyes), pero si una Autonomía Real, la de la organización y movilización estudiantil.

Ya se han presentado otras reformas tam-bién señaladas como contrarreformas para la Educación Superior, ya se han pre-sentado este tipo de ofensivas contra la Universidad, sin embargo, nosotroas loas estudiantes, como todo el movimiento social, hemos sido infectadoas con el vi-rus del Olvido, ese virus que tanto difun-de el postmodernismo con su amnesia histórica. Es por esto compañeroas, que en nuestra tarea de defender, reivindi-car, reconquistar la Universidad Públi-ca y en este momento de nuestra lucha frente a la contrarreforma a la ley 30/92, debemos también empezar a construir Memoria Histórica, Memoria Estudiantil, donde recordemos nuestras conquistas, nuestros fracasos, nuestros golpes de pe-cho, nuestros muertos, nuestras formas de lucha, nuestras propuestas. Pues las cicatrices nos recuerdan que el pasado ha sido real.

Es necesario reconstruir y reivindicar la Memoria Histórica, pues es uno de los pilares de la Identidad.

“Sin Memoria, no hay Identidad”

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Ya pasaron doscientos años de lo que se conoce

como el grito de independencia en Colombia. En 1810 se

creó el imaginario de pueblo independiente al concretarse la

ruptura del poder colonial español ante la organización de criollos

que formaban parte de la aristocracia terrateniente y esclavista habidos de poder. Sin embargo, el imaginario de libertad e igualdad con que muchos –indios y negros- confrontaron en ese momento al poder absoluto de la corona española quedaron truncados y a plena incertidumbre de su materialización.

Es así como vemos que la independencia de España lejos de solucionar los problemas y las contradicciones que azotaban al pueblo las elevo a un punto más crítico.

La realidad es que nuestro pueblo, no ha desarrollado una verdadera “independencia”, menos aún “libertad” o “igualdad”, sino por el contrario, “la prolongación de viejos tormentos heredados de tiempos coloniales, sumados a los tormentos

de la modernidad capitalista con su afán de lucro

y devastación sin límites”.

Si abogamos a un popular concepto de libertad, tendríamos que extrañarnos de tan majestuosos eventos protocolarios que celebran la “independencia” de la colonia española. A leer: “independencia se entiende como la capacidad de tomar decisiones por cuenta propia sin la indebida injerencia de extraños”. Sobre esta definición son ilusos LOS POCOS que defienden el poder al pensar que LOS MUCHOS que hoy soportan la desigualdad y la injusticia compartamos sus festejos y carnavalescas celebraciones de los 200 años de haber alcanzado la máxime de libertad que a juicio de ellos hoy gozamos.

Cómo podemos ser independientes si muchas de nuestras comunidades rurales de campesinos, afrodescendientes e indígenas día a día sufren del desplazamiento y el despojo de sus territorios causado por la violencia, la barbarie y la avaricia de las multinacionales que se encuentran detrás de nuestros recursos naturales.

Cómo podemos ser libres si a este régimen no le bastan los miles de hombres y

mujeres que utiliza para la guerra, ni tampoco el creciente y millonario presupuesto que gasta en ella, y da vía libre a la clara intervención de Estados Unidos en nuestro país con las 9 bases militares, pese al descontento de los colombianos y colombianas además de los países vecinos que ven amenazada su soberanía.

Cómo podemos ser independientes si las reformas y los enfoques que deforman la educación en nuestro país están orientados a configurar hombres y mujeres funcionales al mercado global bajo indicadores de eficiencia y pertinencia todos ellos instrumentalizados para el fortalecimiento de los grandes proyectos que fomentan el desarrollo neoliberal. ¿Acaso nuestro pueblo que sufre de pobreza, de desempleo y de hambre necesita mano de obra barata?

Cómo podemos ser independientes si nosotros que somos pueblo no tenemos

la garantía de construir y forjar

nuestros propios sueños, aquellos

sueños que alientan nuestros deseos por

alcanzar una nación equitativa, libre y soberana.

Por estas y un sin número de razones, LOS MUCHOS hoy

no festejamos algo de lo que no gozamos… somos conscientes que la

lucha que desde siempre ha dado nuestro pueblo por su autodeterminación e independencia sigue y seguirá vigente…

518 años de resistencia

200 años de lucha

Por la vida, la soberanía y la libertad