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Año 7, n.º 12, junio de 2002 EL ROL DE LA TECNOLOGÍA EN LA CREACIÓN DE PAÍSES RICOS Y POBRES: EL SUBDESARROLLO EN UN SISTEMA SCHUMPETERIANO* Erik S. Reinert PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE OSLO, NORUEGA 1. Este trabajo se basa en un artículo presentado en la 5ta Conferencia de la Sociedad Joseph Alois Schumpeter en agosto de 1994, en Müns- ter, Alemania. Los valiosos comentarios de Keith Smith y de los editores de este volumen [Derek H. Aldcroft y Ross E. Catterall] merecen un especial agradecimiento. Resumen Busca mostrar que la dinámica de la economía schumpeteriana, además de explicar la generación de riqueza, contiene implícitos los elementos de una teoría de la pobreza relativa. Pretende explicar el papel que juega el cambio tecnológico en la creación de lo que se ha denominado 'subdesarrollo schumpeteriano'. Se sostiene que la escuela econó- mica alemana, de la que Schumpeter es parte, ha considerado desde un inicio los elementos característicos de una teoría de crecimiento desigual, lo cual contrasta profundamente con la escuela económica anglosajona, que, principalmente desde 1890, ha generado teorías de crecimiento y de comercio que dejan entrever una equitativa distribución de la actividad comercial y el ingreso. Introducción 1 Cada vez es mayor la toma de conciencia acerca del papel que desempeña la tecno- logía en la generación del crecimiento económico. Un extenso programa de in- vestigación de la OECD-TEP (Tecnología y Economía) trajo recientemente este he- cho a la palestra, así como la subyacente teoría evolutiva del crecimiento econó- mico. No obstante, las ideas schumpete- rianas de la evolución económica no han sido hasta el momento empleadas para estudiar el problema del subdesarrollo, * Título original: The Role of Technology in the Creation of Rich and Poor Nations: Underdeve- lopment in a Schumpeterian System. Publicado en: Derek H. Aldcroft y Ross E. Catterall (Ed.). Rich Nations - Poor Nations: The Long-Run Perspective. Cheltenham (Reino Unido): Ed- ward Elgar, 1996. Traducido para esta edición por Teresa Ontaneda y Braulio Vargas.

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EL ROL DE LA TECNOLOGÍA EN LA CREACIÓNDE PAÍSES RICOS Y POBRES:

EL SUBDESARROLLO EN UN SISTEMASCHUMPETERIANO*

Erik S. ReinertPROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE OSLO, NORUEGA

1. Este trabajo se basa en un artículo presentadoen la 5ta Conferencia de la Sociedad JosephAlois Schumpeter en agosto de 1994, en Müns-ter, Alemania. Los valiosos comentarios de KeithSmith y de los editores de este volumen [DerekH. Aldcroft y Ross E. Catterall] merecen unespecial agradecimiento.

Resumen

Busca mostrar que la dinámica de la economía schumpeteriana, además de explicar lageneración de riqueza, contiene implícitos los elementos de una teoría de la pobrezarelativa. Pretende explicar el papel que juega el cambio tecnológico en la creación de loque se ha denominado 'subdesarrollo schumpeteriano'. Se sostiene que la escuela econó-mica alemana, de la que Schumpeter es parte, ha considerado desde un inicio los elementoscaracterísticos de una teoría de crecimiento desigual, lo cual contrasta profundamente conla escuela económica anglosajona, que, principalmente desde 1890, ha generado teoríasde crecimiento y de comercio que dejan entrever una equitativa distribución de la actividadcomercial y el ingreso.

Introducción1

Cada vez es mayor la toma de concienciaacerca del papel que desempeña la tecno-logía en la generación del crecimientoeconómico. Un extenso programa de in-vestigación de la OECD-TEP (Tecnología

y Economía) trajo recientemente este he-cho a la palestra, así como la subyacenteteoría evolutiva del crecimiento econó-mico. No obstante, las ideas schumpete-rianas de la evolución económica no hansido hasta el momento empleadas paraestudiar el problema del subdesarrollo,

* Título original: The Role of Technology in theCreation of Rich and Poor Nations: Underdeve-lopment in a Schumpeterian System. Publicadoen: Derek H. Aldcroft y Ross E. Catterall (Ed.).Rich Nations - Poor Nations: The Long-RunPerspective. Cheltenham (Reino Unido): Ed-ward Elgar, 1996. Traducido para esta ediciónpor Teresa Ontaneda y Braulio Vargas.

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sino solamente para estudiar los proble-mas de crecimiento de las naciones in-dustrializadas. Al mejor saber y entenderdel autor de este trabajo, éste es el primerintento de emplear el análisis schumpete-riano del cambio tecnológico para expli-car la pobreza y el subdesarrollo. La ‘po-breza schumpeteriana’ suena, ciertamen-te, como una contradicción.

El objetivo de este artículo es podermostrar que la dinámica de la economíaschumpeteriana, además de explicar lacreación de riqueza, contiene, implícita-mente, los elementos de una teoría de lapobreza relativa. El artículo pretende ex-plicar el papel que juega el cambio tecno-lógico en la creación de lo que se hadenominado ‘subdesarrollo schumpete-riano’. Se sostiene que la escuela econó-mica alemana, de la cual Schumpeter esparte, siempre ha incluido los elementosnecesarios de una teoría del crecimien-to desigual o asimétrico. List, Marx ySchumpeter han enfatizado diferentes as-pectos de este crecimiento asimétrico.Para todos ellos, el cambio tecnológicofue el centro de sus teorías. Esta posicióncontrasta notoriamente con la tradiciónanglosajona, en la que el cambio tecnoló-gico no ha sido tomado en cuenta. Comouna consecuencia de ello, particularmen-te desde la década de 1890, la teoría eco-nómica anglosajona ha producido teoríasde crecimiento y comercio que implicancrecimiento simétrico, una distribuciónconvergente de la actividad y el ingresomundiales (igualación de los precios delos factores trabajo y capital a nivel mun-dial).

Este trabajo está organizado del si-guiente modo. Primero se contrastan lastradiciones económicas anglosajona y ale-mana desde el punto de vista de las teo-rías de crecimiento simétrico frente a las

teorías de crecimiento asimétrico. Luegose plantea la interrogante sobre la rela-ción entre el cambio tecnológico y el sub-desarrollo y se identifican dos mecanis-mos clave que generan una distribuciónasimétrica de las ganancias derivadas delcambio tecnológico. Éstos son: las con-secuencias del extremadamente inequita-tivo avance de la ‘frontera tecnológica’,y los modos de distribución alternativos–clásico y colusorio– de las gananciastecnológicas. La siguiente sección pre-senta la manera como estos mecanismosse amalgaman para crear tres casos de‘subdesarrollo schumpeteriano’ en el Ca-ribe. La subsiguiente sección sostiene quelos aspectos del cambio tecnológico iden-tificados previamente pueden crear con-flicto de intereses entre las dos posicio-nes que todo individuo confronta en suvida económica, la del productor y la delconsumidor. Asimismo, se afirma que es-tas dos posiciones son idénticas sólo bajolos supuestos de una economía neoclá-sica y en los casos especiales de lo que sedenomina comercio simétrico. Finalmen-te, se discuten las conclusiones de políti-ca de estos hallazgos. Se muestra cómo elconflicto de intereses entre el individuoconsumidor y el individuo productor, re-sultado de las diferentes perspectivas, clá-sica y colusoria, acerca del cambio tec-nológico, fueron gravitantes en la crea-ción de la política industrial estadouni-dense de principios del siglo XIX.

1. Economía anglosajona versuseconomía alemana: teorías decrecimiento simétrico frente ateorías de crecimiento asimétrico

Friedrich List, Karl Marx y Joseph AloisSchumpeter son los economistas alema-nes que mayor influencia han tenido en lapolítica económica fuera del área de ha-

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bla alemana. Las teorías de Marx ySchumpeter están profundamente enrai-zadas en las tradiciones de la históricaescuela económica alemana, y aun cuan-do Friedrich List antecede lo que gene-ralmente es considerado como el puntode inicio de la vieja escuela histórica, suaproximación es claramente propia de una‘escuela protohistórica’. Las raíces de estalínea de pensamiento se remontan a lostiempos de los cameralistas, al menos has-ta el trabajo de Wilhelm von Hornick(1684)2. Estos tres autores –List, Marx ySchumpeter– comparten esencialmenteuna muy similar y dinámica visión deldesarrollo económico. Esto es especial-mente evidente cuando sus teorías soncontrastadas con la tradición económicaanglosajona, la que provee los fundamen-tos del presente orden económico mun-dial. La tradición alemana produce teo-rías de crecimiento asimétrico; la corrienteeconómica neoclásica anglosajona tiendea producir teorías de crecimiento simétri-co. Esto es particularmente cierto cuandola economía neoclásica se plasma en unapolítica económica internacional, y losaspectos sutiles de la teoría se pierden.En términos de política económica, unadiferencia clave entre las dos corrientesde pensamiento es que mientras en la teo-ría económica anglosajona la localizaciónde la producción no es importante, estalocalización es con frecuencia crucial parala riqueza económica en la política eco-

nómica alemana. La teoría anglosajonaes, primordialmente, una teoría de inter-cambio –de trueque, canje y comercio–,mientras que la teoría económica alema-na implica producción en mayor grado.En la teoría alemana, las diferencias enlas circunstancias de la producción se tra-ducen en diferencias de riqueza.

Antes de Adam Smith, muchas teo-rías inglesas de crecimiento fueron tam-bién teorías de crecimiento asimétrico.He afirmado con anterioridad (Reinert,1994) que desde el punto de vista mer-cantilista el crecimiento económico eraespecífico a determinadas actividades ,ocurría en algunas actividades económi-cas y no en otras. También debe conside-rarse que en los Estados Unidos del sigloXIX, las teorías económicas que sirvieronde guía para el diseño de la política eco-nómica (en oposición a lo que era co-múnmente enseñado en las universidadesde la ‘ivy league’) fueron teorías de ‘tipoalemán’. La prolongada estadía de Frie-drich List en los Estados Unidos durantela década de 1820 permitió claramenteuna conjunción fértil de las teorías ale-manas y los pensamientos hamiltonianosen materia de política económica. De ma-nera similar, las teorías económicas adop-tadas en el Japón después de la restaura-ción Meiji estuvieron basadas específica-mente en teorías alemanas de desarrollonacional, rechazando abiertamente los as-pectos cosmopolitas de la teoría econó-mica inglesa.

Las similitudes entre Marx y Schum-peter fueron admitidas de buena gana porel mismo Schumpeter, explícitamente enel prólogo de la versión japonesa deTheorie der wirtschaftlichen Entwicklung(Schumpeter 1912; 1934). Schumpeterexplica aquí cómo fue buscando ‘unafuente de energía al interior del sistema

2. El influyente trabajo de Von Hornick aparecióen dieciséis ediciones entre 1684 y 1784, todasen alemán, un número considerablemente ma-yor que el alcanzado por el más famoso econo-mista inglés de la época. England’s Treasure deMun (1664) logró ocho ediciones en inglés yseis traducciones, Brief Observations de Child(1690) alcanzó diez ediciones en inglés y dostraducciones. Para un estudio sobre la políticaeconómica bajo la escuela ‘protohistórica’ des-pués de Hornick, ver Tribe (1988).

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económico que por sí misma pudiera des-baratar cualquier equilibrio que se pudie-ra alcanzar... No era claro para mí al prin-cipio… que la idea y la intención sonexactamente las mismas que la idea y laintención que subyacen en las enseñan-zas de Karl Marx’. Las similitudes entrelos dos sistemas son, en palabras deSchumpeter, ‘borradas por una amplia di-ferencia de perspectiva general’. Clemen-ce (1951) traduce y reproduce el prólogoque fue originalmente publicado en japo-nés. Desde fines de los años 40, muchosautores han comparado a Marx y Schum-peter. Una bibliografía de ‘Trabajos so-bre Schumpeter’ lista 77 referencias –deun total de 1916– de trabajos que se refie-ren simultáneamente a Marx y a Schum-peter (Augello1990)3.

A pesar de sus similitudes, la ‘ampliadiferencia de perspectiva general’ entreestos dos economistas ha continuado consus discípulos de hoy. Entre schumpete-rianos y marxistas ha tenido lugar unaespecial división del trabajo de la des-trucción creativa de Schumpeter. Losschumpeterianos explican la parte creati-va; por ejemplo, el crecimiento de la in-dustria textil de algodón inglesa, mien-tras que los marxistas se concentran en laparte destructiva: los huesos de los teje-dores bengalíes, los anteriores proveedo-res del mismo producto a los mercadosde Inglaterra y la India, ‘blanqueando lasllanuras de la India’. Los schumpeteria-nos producen teorías de desarrollo; losmarxistas producen teorías de subdesa-rrollo; sin embargo, ambas teorías con-tienen intrínsecamente los mismos ele-mentos del punto de vista opuesto. La

economía marxiana (a diferencia de laeconomía marxista) produce una teoríadinámica de desarrollo, aunque asimétri-ca, en la cual ‘la burguesía no puede exis-tir sin revolucionar constantemente losinstrumentos de la producción’. Rosen-berg (1976, 126-38) comenta la visión deMarx sobre la tecnología, en la que ladesigual distribución de la riqueza es man-tenida por, entre otros factores, la compe-tencia imperfecta resultado de constantesinnovaciones.

Una panorámica similar de las diná-micas desigualdades de ingreso schum-peterianas puede encontrarse en Theoryof Economic Development4, en el queSchumpeter reconoce que ‘los estratos al-tos de la sociedad son como hoteles quesiempre se encuentran llenos de gente,pero de gente que siempre está cambian-do’ (Schumpeter 1912; 1934, 156)5. Encontraste con Marx, el interés de Schum-peter por el destino de los grupos que nose encuentran viviendo en este hotel declase alta es, sin embargo, muy limita-do. El aspecto clave que une a Marx ySchumpeter –y distingue ambas aproxi-maciones de la teoría económica anglo-sajona– es que la suya es esencialmenteuna teoría de crecimiento desigual. Poresta razón, en cualquier aproximación teó-rica de ‘tipo alemán’, los problemas dedistribución del ingreso están implícitosen el sistema, mientras que este tipo deproblemas no existe en el paradigma dela economía anglosajona.

Si comparamos por un momento elmundo actual y aquél en el cual Marxescribió, se podrá observar que en el ínte-

3. El mayor número de trabajos en los que secompara a Marx y Schumpeter han aparecidoen libros y revistas profesionales de Italia, untotal de 23. El segundo país con mayor frecuen-cia de este tipo de estudios es el Japón.

4. Versión en español: Teoría del desenvolvimien-to económico. México: Fondo de Cultura Eco-nómica, 1957.

5. Esta parte no se encuentra en la edición alema-na de 1912.

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rin han ocurrido dos acontecimientos im-portantes, especialmente desde la Segun-da Guerra Mundial. Estos acontecimien-tos han cambiado el escenario geográficode los problemas de distribución de in-gresos, que pasaron de ser esencialmentenacionales a ser problemas internaciona-les: primero, los mecanismos exitosos deredistribución del ingreso en la mayoríade países industrializados han aliviado losproblemas nacionales de distribución delingreso; y segundo, la ‘globalización’ hasustituido la actual distribución interna-cional del trabajo por la previa distribu-ción nacional, también en bienes manu-facturados. De esta manera, los conflic-tos de distribución se han ido trasladandomás y más desde el campo nacional (en-tre clases) al campo internacional (entrepaíses). Los problemas nacionales dedistribución del ingreso, en el sentido dealivio de la pobreza, han sido resueltos,en gran medida, en muchos países indus-trializados, particularmente en algunospaíses europeos y en el Japón. Los enor-mes costos involucrados en esta redistri-bución al interior de los países industria-lizados son raramente debatidos, muchomenos en un plano teórico.

Desde Adam Smith, la economía an-glosajona ha sido cosmopolita. En la teo-ría clásica inglesa los aspectos de distri-bución no fueron un tema central, pero,como Lionel Robbins (1952) ha mostra-do, en la praxis de la política económicadichos aspectos sí fueron consideradosen el ámbito nacional. En la teoríaneoclásica, los aspectos de distribuciónnacionales e internacionales han sido de-jados fuera mediante la inclusión de su-puestos simplificadores. Con el tiempo,estas simplificaciones han cristalizado enlos dos supuestos clave de la economíaneoclásica: información perfecta y ausen-

cia de rendimientos crecientes. La inclu-sión de estos dos supuestos –ambos con-trafactuales– ha creado el punto ciego dela economía neoclásica: la incapacidadde explicar los extremadamente diferen-tes niveles de desarrollo entre los paísesdel mundo. Con los supuestos de infor-mación perfecta y rendimientos constan-tes a escala, cualquier teoría de creci-miento económico se convierte, automá-ticamente, en una teoría de crecimientosimétrico. Estos supuestos parecen remo-ver las razones para una ‘división del tra-bajo’ del tipo sugerido por Adam Smith:diferencias en el conocimiento humano ycostos fijos en maquinaria especializada.La información perfecta parece difícil-mente reconciliable con la noción de ‘ca-pital hu-mano’. Los retornos constantes aescala parecen difícilmente reconciliablescon la existencia de costos fijos, que creandiversos grados de ‘tamaño mínimo efi-ciente’. Estos dos supuestos –implícitoso explícitos– convirtieron a la economíainglesa en una escuela de economía cos-mopolita. Como protesta contra esta tra-dición cosmopolita, la profesión econó-mica en Alemania del siglo XIX comenzóa llamarse Nationalökonomie and Vo-lkswirtschaft –‘economía nacional’ y‘economía del pueblo, Volk’–, términosque aún hoy se mantienen en Alemania yEscandinavia. En esta tradición se hacensupuestos menos restrictivos.

Lo que Marx y Schumpeter tienen encomún son las fuertes raíces en la escuelahistórica alemana de economía. Estasraíces no son evidentes para el observa-dor de hoy, al menos por dos motivos.Ante todo, la tradición histórica alemanaes difícilmente conocida fuera del mundode habla germana; muy pocos trabajoshan sido traducidos, con excepción deRoscher al inglés (1882) y Sombart (ver

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Backhaus 1995)6. Segundo, los seguido-res tanto de Schumpeter como de Marxhan cultivado, consciente y/o inconscien-temente, por diferentes razones, la origi-nalidad de su líder y guía. En el bloquecomunista, la doctrina de Marx fue obje-to de culto, a manera de lo que en otrareligión se denomina la ‘inmaculada con-cepción’: Marx no pudo ser visto comoalguien que hubiera tomado ideas de des-preciables economistas burgueses. El he-cho es que Marx hizo fuertes préstamosde varios autores de la escuela históricaalemana y sus próceres, entre ellos Wil-helm Roscher (1854).

Junto con Charles Babbage (1832) yAndrew Ure (1835), a quienes cita en re-petidas oportunidades, Roscher fue pro-bablemente el primer economista en en-tender plenamente la economía del cam-bio tecnológico y la producción en masa:‘Él [Roscher] creó una imagen de indus-tria a gran escala cuya principal carac-terística son los rendimientos crecienteso los costos decrecientes’ (Streissler 1994,1). Roscher también apuntó específica-mente la existencia de rendimientos cre-cientes en la investigación. Mientras queBabbage y Ure escribieron tratados espe-cializados acerca de la economía de laindustria a gran escala, Roscher incorpo-ró estos hallazgos en una teoría económi-ca holística. El trabajo de Roscher seríael libro de texto obligado de toda unageneración de alemanes, habiéndose pu-

blicado 26 ediciones. Marx se diferenciódel resto de la escuela alemana al suscri-birse a la teoría del valor trabajo de Ri-cardo, que para Roscher y la históricatradición alemana fue antialemana y ‘tí-picamente inglesa’. La importancia dadaa las economías de escala en la economíaalemana se remonta con anterioridad aRoscher, hasta los trabajos previos deHufeland (1807) y Hermann (1832). Ros-cher también refiere en diversas ocasio-nes a Serra (1613), cuyo tratado fue elprimero en asociar la riqueza nacionalcon los rendimientos crecientes; y la po-breza nacional, con la falta de ellos.

La originalidad de Schumpeter en elambiente anglosajón fue también, en granmedida, producto de la ignorancia, fuerade Alemania, de las tradiciones sobre lascuales Schumpeter construyó su teoría.La mayoría de schumpeterianos, especial-mente los no alemanes, probablemente sesorprenderían de un reciente libro alemánque describe el Capitalism, Socialism andDemocracy de Schumpeter (1942), esen-cialmente, como una reelaboración de undebate alemán que se habría gestado dé-cadas atrás. En ese libro, como señalacuidadosamente el autor, Schumpeter nose refirió ni al debate en sí ni a su prota-gonista, Werner Sombart (Appel 1992)7.

Todo lo anterior contrasta acusada-mente con la tradición anglosajona. AdamSmith aportó la gran idea de la importan-

6. Las obras de Werner Sombart son fundamenta-les para comprender el capitalismo. Existe unatraducción de la obra maestra de este autor, Dermoderne Kapitalismus, al español, pero no alinglés: Capitalismo, México: Fondo de CulturaEconómica, 1946, 2 vols. Ver también otrasobras de Sombart traducidas al español: La in-dustria, Barcelona: Labor, 1931; El burgués:contribución a la historia del hombre económi-co moderno, Madrid: Alianza, 1998; y Lujo ycapitalismo, Madrid: Alianza, 1979.

7. «Ohne auf Sombart und die allgemeine Litera-tur der zwanziger und dreißiger Jahre hinzuwei-sen, bot Schumpeter ( in Kapitalismus, Sozialis-mus und Demokratie) im wesentlichen nur dass,was bereits Jahrzehnte zuvor in den deutschenDiskussionen über die «Zukunft der Kapitalis-mus» geschrieben und gesagt worden war, wobeier freilich die gesellschaftlich konservativenFolgerungen, die bei Sombart in der Forderungnach Reagrarisierung und Autarkie gipfelten,nicht ubernahm» (Appel 1992, 260).

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cia de ‘la división del trabajo’, pero fallóen advertir sus consecuencias organiza-cionales. Asumió que los mercados con-tinuarían funcionando tan perfectamentecomo los mercados agrícolas de su épo-ca. Por otro lado, señaló específicamenteque la falta de progreso de la agriculturade entonces se debía, probablemente, a la‘falta de oportunidades para alcanzar ladivisión del trabajo’. Adam Smith transi-tó la mitad del camino –pero no todo– encomprender la conexión entre la ‘falta dedivisión del trabajo’ y la competencia per-fecta. Las diferencias en la organizaciónde la producción han sido dejadas de ladoen la teoría neoclásica, al igual que lasconsecuencias de los distintos grados de‘división del trabajo’. La economía neo-clásica es, esencialmente, una teoría deintercambio de bienes ya producidos, notoma en cuenta la diversidad de condicio-nes para la producción ni su influencia enel comportamiento de los precios. La teo-ría neoclásica, al parecer, no consigueinternalizar la existencia de costos fijos,desde que éstos crean rendimientos cre-cientes. Aparentemente no somos másque víctimas de la incapacidad de AdamSmith para entrever las necesarias conse-cuencias organizacionales de su idea cla-ve sobre la importancia de la división deltrabajo. Esta división creará firmas orga-nizadas en torno a una combinación detareas en las cuales se dividen la manu-factura, ensamblaje y venta de un pro-ducto final. Los costos fijos invertidos enmaquinaria y equipo crearán, por defini-ción, un tamaño mínimo eficiente, rendi-mientos crecientes, barreras de entrada ycompetencia imperfecta. Desde principiosde la década de 1890, la comprensión deestos fenómenos ha sido tradicionalmen-te parte de la escuela económica alema-na, pero definitivamente no del paradig-ma de la economía anglosajona. Rosen-

berg (1994, 24-46), refiriéndose a Char-les Babbage, aporta una interesante dis-cusión acerca de la división del trabajoen la historia de la economía.

Por esta razón emerge un más signifi-cativo patrón de política económica delargo plazo: las teorías de ‘tipo alemán’de crecimiento asimétrico dominaron laetapa de despegue de todos los paísesindustrializados, incluyendo Inglaterradesde fines de 1400 hasta fines de 1800.Las políticas económicas de estas nacio-nes han cambiado gradualmente hacia teo-rías de ‘tipo inglés’ a medida que, una auna, iban alcanzando la ‘frontera tecno-lógica’. En este punto, los rendimientoscrecientes de las actividades industrialesdejan de ser una barrera para el creci-miento (para naciones no involucradas entales actividades) y se convierten en unmecanismo por el cual el comercio inter-nacional es beneficioso para ambas na-ciones que son socios comerciales. En lasetapas iniciales, los rendimientos crecien-tes crean una barrera y un obstáculo parael desarrollo en economías pequeñas noindustrializadas, pero se convierten en unimportante aliado a medida que la econo-mía se industrializa. Como consecuenciade esto, para un país pobre dependientede sus recursos naturales, el libre comer-cio era visto como una trampa de la po-breza (debido a la existencia de rendi-mientos decrecientes y competencia per-fecta). En cambio, para un país dedicadoa actividades con rendimientos crecien-tes, la existencia de estos elementos seconvierte en un aliciente más para el librecomercio. El más temprano tratamientode este tema es probablemente el encon-trado en Charles King (1721, I, 3). Enuna estrategia exitosa, los rendimientoscrecientes deben formar parte de la teoríadel crecimiento económico en la etapa de

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despegue. Por tanto, en las etapas inicia-les de todo país industrializado ha estadosiempre presente una teoría de ‘tipo ale-mán’. Toda vez que un país ingresa alcírculo virtuoso de actividades con rendi-mientos crecientes y a una dinámica decompetencia imperfecta, ya no es perju-dicial a corto plazo eliminar los rendi-mientos crecientes de la teoría económi-ca. Consecuentemente, los países ante-riormente rezagados tuvieron éxito enadoptar las teorías de tipo anglosajón–especialmente con respecto al comerciointernacional– sin sufrir daño alguno enel corto plazo.

En la economía anglosajona, todas lasactividades económicas son ‘iguales’: to-das son igualmente apropiadas para pro-mover el bienestar nacional. En la teoríaeconómica alemana algunas actividadeseconómicas son ‘mejores’ que otras: aque-llas que muestran competencia imperfec-ta dinámica como producto de ‘rendimien-tos crecientes históricos’. Dedicarse a es-tas ‘mejores’ actividades es, pues, un re-quisito necesario si un país desea real-mente ‘dar alcance’ a las naciones líderesdel mundo.

La teoría económica ‘alemana’ ha sidola base de las políticas económicas de lospaíses ‘rezagados’, incluyendo a Inglate-rra cuando fue uno de ellos. La economíaanglosajona ha sido la teoría de los ‘líde-res’ –la teoría en la que se embarca unpaís cuando la teoría ‘alemana’ lo ha lle-vado al liderazgo internacional–. Por ello,todos los países ricos han intentado ex-portar ideas ‘anglosajonas’, mientras queellos mismos se han quedado con las ideas‘alemanas’. La política de los EstadosUnidos de imponer el libre comercio aJapón y Latinoamérica, mientras todavíamantiene una férrea protección a variasindustrias nacionales, es sólo un ejemplo.

El libre comercio tutelado (managed freetrade) de la actualidad es un intento delograr lo mismo: las ventajas de las teo-rías ‘alemanas’ en el ámbito domésticocombinadas con teorías anglosajonas parael resto del mundo.

En el mundo de hoy, la diferenciabásica entre un país rico y un país pobrees que mientras todos los países ricos–con excepción de algunas pequeñas ciu-dades-estado– han pasado por una largaetapa de aplicación de políticas económi-cas de ‘tipo alemán’, que en la mayoríade casos ha durado por lo menos cienaños, es muy difícil encontrar que algunanación pobre haya recorrido esta mismatrayectoria. El aspecto clave de esta polí-tica económica de ‘estilo alemán’ es lacombinación de competencia y protec-ción a la manufactura. El pensamiento dela época está claramente reflejado en eltítulo de Whatley (1774): Principles ofTrade. Freedom [sic] and Protection areits Best Support [sic]: Industry, the onlyMeans to Render Manufactures Cheap.Esta segunda edición del libro incorporacomentarios elogiosos de BenjamínFranklin.

2. El cambio tecnológico y elsubdesarrollo schumpeteriano

Como se planteó en la sección anterior,en la teoría económica alemana algunasactividades son ‘mejores’ que otras, en elsentido de que ellas producen cambiostécnicos dinámicos y rendimientos cre-cientes. La teoría económica inglesa ten-día a ignorar estos factores y, por estarazón, para efectos del crecimiento eco-nómico, todas las actividades se volvie-ron ‘iguales’. Ésta era una condición ne-cesaria para el equilibrio. Sin embargo,los rendimientos crecientes continuaron

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siendo todavía importantes en la primeraedición, pero no en la última de Los Prin-cipios de Alfred Marshall. En consecuen-cia, Marshall es capaz de proporcionar-nos una fórmula para una excelente polí-tica industrial: ‘Un impuesto [...] a la pro-ducción de bienes que obedecen la ley derendimientos decrecientes, y la dedica-ción del impuesto a subvencionar la pro-ducción de aquellos bienes en los cualesla ley de rendimientos crecientes actúarigurosamente’ (Marshall 1890, 452). Estaposición hubo de ser sacrificada en pos-teriores ediciones, dado que la existenciade rendimientos crecientes era incompa-tible con el equilibrio. Lo que en los pri-meros escritos de Marshall empieza conuna ‘Ley’ (con ‘L’ mayúscula) de rendi-mientos crecientes, se reduce a ser sola-mente una ‘tendencia’ en las subsecuen-tes ediciones, para luego desaparecer deltodo de la teoría principal con John Hicks.Hoy, tanto la nueva teoría de comerciocomo la nueva teoría del crecimientoneoclásico están a punto de redescubrir elimpacto de los rendimientos crecientes(pero no de los decrecientes). En Verspa-gen (1992), y también en Romer (1994),puede apreciarse un excelente examen deestos modelos. Las conclusiones de polí-tica derivadas de la nueva teoría del co-mercio y la nueva teoría del crecimientono son diferentes de las formuladas porMarshall hacia 1890, Roscher en los añosde la década de 1850 o Serra en 1613.

El sistema dinámico de Schumpeter,con el papel de los ‘rendimientos cre-cientes históricos’, mantiene las caracte-rísticas de otros autores de la escuela ale-mana y, por lo tanto, de un sistema queproduce crecimiento asimétrico. Mi ideadel subdesarrollo schumpeteriano está re-ferido a dos aspectos del cambio tecnoló-gico que se discuten a continuación, am-

bos basados en la existencia de rendi-mientos crecientes y decrecientes, infor-mación imperfecta, barreras a la entraday la competencia imperfecta resultante.

2.1. Los avances asimétricos de la‘frontera tecnológica’

Con frecuencia se considera que el cono-cimiento tecnológico se mueve hacia de-lante en la forma de una ‘frontera’ tecno-lógica de conocimiento. La palabra ‘fron-tera’ transmite la idea de un progreso jus-to, ordenado y simétrico, en el cual lalínea limítrofe es empujada hacia afuera;reminiscencias de la ‘frontera’ empujadadesde el este hacia la costa oeste en lahistoria de los Estados Unidos. Creo quenuestro entendimiento de la riqueza y lapobreza está obstaculizado por esta vi-sión de una ‘frontera’ ordenada. El pa-trón histórico del cambio tecnológico separece más a un diagrama de dispersiónque a una frontera bien ordenada y uni-forme. El cambio técnico ocurre muy rá-pido en unas áreas, las que arrastran conellas a otras, mientras que en otras áreasla ‘frontera’ apenas si se mueve durantesiglos. En un momento dado, ambos, labúsqueda de nuevas tecnologías, y el pro-pio cambio tecnológico, están –en pala-bras de Nathan Rosenberg– ‘enfocados’en áreas específicas de problemas y opor-tunidades tecnológicos (Rosenberg 1976,Cap. 6). En la Edad de Piedra, por ejem-plo, el cambio tecnológico estaba con-centrado en la industria de implementoslíticos; en la de Bronce lo estaba en losutensilios de bronce; y en la era de lasmáquinas, en las actividades que estabansiendo mecanizadas. Incluso en la actua-lidad, transcurridos dos siglos de la edadde las máquinas, algunas actividades es-tán aún en proceso de mecanización

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–corte de cabello, cosecha de fresas oconfección de pelotas de béisbol–.

‘Si las mejoras en todas las artes ocu-rrieran al mismo ritmo, obviamente, notendrían efecto alguno en alterar el valorde intercambio de las cosas’, según lo di-cho por el economista estadounidenseHenry Vethake (1844, 95). En un sistemacon información perfecta y rendimientosconstantes a escala , la secuencia del cam-bio tecnológico tampoco hace diferenciaalguna en la distribución de la riqueza.Los hallazgos de Vethake han sido casidel todo dejados de lado por la teoríaeconómica neoclásica. Un artículo de Ro-bert Lucas (1988) constituye la excep-ción. En éste, Lucas presenta un modeloformal en el cual el aprendizaje ocurre adiferentes ritmos en distintos sectores dela economía. En cuanto a las consecuen-cias prácticas del aprendizaje asimétricoo desigual, Lucas hace una observacióninusualmente inocente para un economistaformal: ‘las consecuencias para el bien-estar humano involucradas en cuestionescomo éstas son simplemente asombro-sas: cuando se comienza a pensar en ellas,es difícil pensar en otra cosa’.

2.2. Los dos modos de distribución delos beneficios del cambio tecnológico

Bajo competencia perfecta, los adelantosdel cambio tecnológico se distribuirán enla economía en la forma de una reduc-ción de precios para el usuario final. Enotro lugar (Reinert 1994) he mencionadoque éste es un supuesto que ya había sidoestablecido tanto por Adam Smith comopor David Ricardo. En el mismo artículo–contrariamente a los supuestos de loseconomistas clásicos y neoclásicos– pro-pongo que, a fin de captar los mecanis-mos de la riqueza y pobreza nacionales,

es necesario primero entender una de lasdos maneras como pueden distribuirse losbeneficios del cambio tecnológico: unaque crea riqueza y otra que simplementepreserva el statu quo.

• Para los clientes que adquieren unproducto, en la forma de menoresprecios y/o mejor calidad. Denomi-no a éste el modo clásico de distri-bución de las ganancias derivadasdel cambio tecnológico, debido a queAdam Smith y David Ricardo plan-tearon que éste sería el efecto de lasmejoras técnicas. Este mecanismooperará cuando las condiciones deproducción y de mercado sean simi-lares a las que se asumen en la teo-ría neoclásica.

• Para los propietarios y trabajado-res de la firma productora, y luegopara el gobierno del país productor,en la forma de un más alto ingresoimponible. Denomino a éste el modocolusorio de distribución de las ga-nancias derivadas del cambio tecno-lógico, debido a que las fuerzas delpaís productor (capital, mano de obray gobierno) en la práctica ‘coluden’–aunque no en el sentido de conspi-rar– para apropiarse de estas ganan-cias. Este mecanismo operará si elcambio técnico es acompañado porla creación de barreras de entrada,donde los rendimientos crecientesson el mecanismo clave.

Un ejemplo típico de un modo colu-sorio es la decisión de Henry Ford, enenero de 1914, de incrementar los sala-rios de sus trabajadores desde un prome-dio de US$ 2,34 por un día de trabajo denueve horas hasta US$ 5 por un día deocho horas (Raff 1988, 387). Un ejemplo

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típico de una distribución clásica sería elempleo del código de barras en los super-mercados. Esta mejora tecnológica no sereflejará en salarios más altos para el per-sonal de la tienda. El profesor de HarvardZwi Griliches emplea este caso para ilus-trar lo que yo denomino ‘crecimiento eco-nómico invisible’, esas reducciones decostos y mejoras en calidad que nunca sereflejan en las estadísticas (Business Week1994).

La mayoría de cambios tecnológicoscontienen un elemento de ambas formasde distribución de los beneficios deriva-dos de tal cambio, la clásica y la coluso-ria. Lo que medimos como crecimientoeconómico es en gran parte la forma colu-soria. El cambio técnico colusorio esacompañado por la creación de más altasbarreras de entrada, más intensa compe-tencia imperfecta, y normalmente afectael tamaño mínimo eficiente de una opera-ción. Los efectos del cambio técnico clá-sico no cambian la estructura de la firmao de la industria y son visibles, principal-mente, a través de menores precios parael usuario. Este cambio tecnológico clási-co no afecta el poder de negociación de lamano de obra. Este tipo de cambio tienelugar bajo condiciones que no violan fuer-temente los supuestos neoclásicos de lacompetencia perfecta, y se observan conmayor frecuencia en la agricultura y en elsector de servicios tradicionales. Típica-mente, un invento crea inicialmente unmonopolio temporal que permite la distri-bución colusoria de los beneficios, peroconforme la técnica se va haciendo co-mún, sus beneficios se distribuirán cadavez más en la forma de menores precios yno como salarios y utilidades más eleva-dos. El cuadro 1 ilustra las característicasde la distribución clásica y colusoria delcambio tecnológico.

En un país industrializado normalmen-te, el 70% del PBI se explica por la remu-neración al factor trabajo o mano de obra,en la forma de salarios. Lo que histórica-mente se mide como crecimiento en elPBI es, en gran medida, el impacto delcambio tecnológico en los salarios mone-tarios. El cambio tecnológico en su for-ma clásica tiende a dejar menos huellas.Cuando, como ocurrió en la última déca-da, un gran porcentaje del crecimientodel PBI es explicado por el sector servi-cios –siguiendo la Ley de Petty–, la dis-tribución clásica del cambio tecnológicoadquiere una posición dominante en laeconomía. Debido a la naturaleza des-centralizada de los servicios (la defini-ción clásica refiere que los servicios de-ben ser producidos donde se consumen),las economías de alcance en operacionesmultilocalizadas son más un factor críti-co de éxito en las industrias de serviciosque las economías de escala, típicas deuna industria al estilo fordista. Esto, com-binado con el uso de tecnología para ‘re-emplazar’, no para ‘mejorar’ las habili-dades de la mano de obra (productividaddel trabajo) en el sector de servicios tra-dicionales, permite la difusión colusoria,en vez de la clásica, de los beneficiosderivados del cambio tecnológico en estesector. Una parte importante de la expli-cación de la ‘paradoja de Solow’ –quelas computadoras son visibles en todaspartes excepto en las estadísticas del go-bierno– reside claramente en la combina-ción de los enormes problemas de medi-ción del sector de servicios con la difu-sión clásica del cambio tecnológico enesta área.

Los dos fenómenos –la difusión clá-sica de las ganancias tecnológicas y losproblemas de medición– están íntimamen-

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Cuadro 1. Características de los dos modos de difusión de las mejoras en productividad

Características Modo colusorio Modo clásico

Divisibilidad de la inversión Indivisible, viene en ‘paquetes’ Divisible

Grado de información perfecta Imperfecta (e.g. patentes, I & D) Perfecta (mercadocompetitivopara la tecnología en sí)

Fuente de la tecnología desde Interna, o externa en grandes Externael punto de vista de una porciones = alto grado decompañía usuaria economías de escala

Barreras a la entrada Aumentan No cambian

Estructura industrial Aumenta la concentración Neutral

Economías de escala Aumentan No cambian

Cuotas de mercado Muy importante Sin importancia

Cómo se distribuyen los beneficios

PBI como se mide Altamente visible Tiende a permanecer ocultotradicionalmente (Paradoja de Solow)

Nivel de utilidades Aumentan las participaciones; No cambiase abre la posibilidad para grandesganancias o pérdidas

Salarios monetarios Aumentan No cambian

Salarios reales (promedio nacional) Aumentan Aumentan

Nivel de precios No cambian Decrecen

Términos de intercambio No cambian Se vuelven ‘en contra’ de laindustria que experimenta elprogreso tecnológico

Ejemplos de innovaciones en los Nuevos fármacos, producción de Electricidad, teléfonos,dos grupos computadoras mainframe, máquinas de coser, uso de PC,

producción de pintura automotriz pinturas de dispersión,contenedores

Dónde se pueden encontrar Principalmente en la industria, En el sector primario yen productos y procesos recientes terciario de la economía, ‘uso’

de nuevas tecnologías básicas,industrias maduras

te entrelazados. Durante la última déca-da, una porción considerable del menorcrecimiento de aquello que medimoscomo PBI en la mayoría de países indus-trializados es más probablemente el re-sultado de mayores tasas de empleo en elsector de servicios tradicionales, que pro-duce ‘crecimiento invisible’ (menorescostos de transacción en las compras de

abarrotes gracias a las aplicaciones delescáner, etc.). No obstante, el objeto deeste artículo no son los problemas de me-dición del PBI causados por el cambiotécnico, sino los efectos de éste sobre ladistribución del ingreso entre los países.

En el proceso de negociación colecti-va de los salarios, el modo colusorio es

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tradicionalmente visto como ‘justo’. Siuna compañía mejora la productividad dela mano de obra, parte de los beneficiosdeberían ir a los trabajadores de esta em-presa. El fenómeno que describo como elmodo clásico y el colusorio de la distri-bución de las ganancias derivadas delcambio técnico fue ampliamente discuti-do en una ‘serie integral de investigacio-nes de la Brookings Institution acerca dela relación de la distribución del ingresoy el progreso económico’ (Bell 1940, 3).Estas investigaciones condujeron a la pu-blicación de una serie de libros entre 1935y 1940 (Bell 1940; Moulton 1935; Nour-se y Drury 1938), varios de los cualestrataban sobre cómo los beneficios delcambio tecnológico se difunden en la eco-nomía. En el marco de los estudios de laBrookings Institution, lo que yo denomi-no difusión clásica es llamada ‘distribu-ción del ingreso a través de la reducciónde precios’, mientras que la difusión co-lusoria es llamada ‘distribución del in-greso a través del incremento de sala-rios’. En general, los trabajos de la Broo-kings Institution encontraron que, auncuando la perspectiva clásica sea la pre-ferida desde el punto de vista de la socie-dad como un todo, los mercados decompetencia imperfecta de bienes y manode obra en la industria hacen que esto seaimposible de lograrse. Estos estudios, noobstante, apuntan a los serios problemasde la distribución del ingreso causados(en los Estados Unidos) por la difusióncolusoria de los beneficios del cambiotecnológico en la industria y la difusiónclásica en la agricultura. En una párrafotitulado ‘El conflicto entre los asalaria-dos y los agricultores’ Moulton (1935,124-5) expresa los siguientes comenta-rios acerca de la distribución del ingresonacional resultante de la difusión coluso-ria de las ganancias. Pedimos al lector

que estudie también los párrafos que setranscriben a continuación substituyendoa los agricultores de los Estados Unidospor un país tercermundista productor dematerias primas o productos industrialesmaduros bajo condiciones de competen-cia cuasi-perfecta.

Al considerar el método de reducciónde precios [nuestro modo clásico] comouna alternativa al incremento de salarios[nuestro modo colusivo], la atencióndebe también enfocarse en las ampliasconsecuencias sociales de este último,las que aparentemente rara vez han sidoreconocidas. Las disparidades entre elingreso y el poder adquisitivo de laspoblaciones industrial y agrícola comoresultado del mecanismo de incrementode salarios crean un desajuste entre dosde las grandes áreas de la actividad eco-nómica e imponen una seria barrera alprogreso económico. Aparentementehabría una creciente disparidad en la po-sición económica de ambos tipos de po-blación incluso si los precios de los pro-ductos industriales no mostraran una ten-dencia al alza en la medida que los sala-rios lo hacen8: el ingreso de la pobla-ción urbana se incrementaría, mientrasel de la población agrícola se manten-dría estacionario. En la práctica hay, sinembargo, una tendencia a que los pre-cios industriales se eleven algo confor-me aumentan los salarios, y la conse-cuencia de esto es que el poder adquisi-tivo del agricultor tiende a reducirse enla realidad. La consiguiente incapacidad

8. Esta declaración debería ser comparada con eldebate sobre los términos de comercio que si-guió a la controversia Prebisch-Singer de ini-cios de la década de 1950. Moulton muestra unmecanismo en el que un grupo se enriquece yel otro permanece pobre con términos de inter-cambio invariables. Mi distribución colusoriay el argumento de Moulton reflejan la posiciónmás bien de Singer y no la de Prebisch. Ver elestudio de Singer de 1949 ‘The Distribution ofGains between Investing and Borrowing Coun-tries’, reproducido en Singer 1964).

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de la población agrícola para comprarcantidades cada vez mayores de produc-tos industriales limita la escala en lacual los establecimientos industrialespueden económicamente operar.

La lucha por obtener un mejor nivel devida a través de altos salarios moneta-rios ha sido la causa de un largo yprofundo conflicto entre las poblacio-nes agrícola y urbana. La gente de lasciudades ha luchado por salarios másaltos aun cuando esto haya significadoprecios algo más altos para los pro-ductos industriales. Los agricultores,por otro lado, han luchado largamentepor lograr menores precios en los pro-ductos que necesitan adquirir. Esta lu-cha es la razón fundamental del cono-cido movimiento de los agricultores delos años setenta; el cual explica la tra-dicional oposición de la agricultura su-reña a las altas tarifas de protección; ala vez está en la base de la oposiciónde los agricultores a las coaliciones deempresas, monopolios y a la combina-ción de éstos en todas sus formas.

Estos párrafos describen los problemasde la distribución del ingreso entre dosgrupos de una misma nación que se en-cuentran produciendo en su respectiva‘frontera tecnológica’; toda vez que tantolos agricultores como la población indus-trial de los Estados Unidos eran los másproductivos del mundo. No obstante, ungrupo se enriqueció mientras que el otrose mantuvo en la pobreza. Por aquel mis-mo tiempo otro autor americano intentóexplicar el mismo fenómeno desde la pers-pectiva de la izquierda política en un li-bro llamado Why Farmers are Poor (Porqué los campesinos son pobres) (Roches-ter 1940). Yo respondería que la razón dela pobreza de los agricultores más efi-cientes del mundo en las tierras proba-blemente más fértiles del mundo es la si-guiente.

Los incrementos de productividad delos agricultores se manifiestan en la for-ma de precios más bajos, en el modoclásico, mientras que los incrementos deproductividad de sus socios comercialesque producen bienes industriales se ma-nifiestan de manera colusoria, en la for-ma de salarios más altos. En un mundoneoclásico de información perfecta y sineconomías de escala, esto no representa-ría problema alguno, por supuesto, puestodos los agricultores podrían producirellos mismos, e individualmente, los trac-tores y todos los implementos que requi-riesen en el patio de sus casas sin experi-mentar pérdidas de eficiencia en compa-ración con la producción industrial. En lavida real, sin embargo, los agricultoresestaban experimentando altas barreras deentrada –y, por supuesto, la posibilidadde producir como en la teoría, con infor-mación perfecta sin rendimientos cons-tantes a escala, no existe en la realidad–.En mi definición, los agricultores de losEstados Unidos en la década de 1930 su-frían de ‘subdesarrollo schumpeteriano’.

Si a continuación colocamos estos dosgrupos en dos países diferentes, un paísindustrial y el otro agrícola, y abrimossus economías al comercio, tendríamosuna brecha mucho más grande en su ni-vel de vida que aquella que tanto preocu-pó a la Brookings Institution a fines de ladécada de 1930. Al colocar estos dos gru-pos de productores en diferentes paíseshabríamos eliminado mecanismos sustan-ciales de distribución que ya existían alinterior de los Estados Unidos. La migra-ción de mano de obra excedente desde elcampo a los centros industriales a medidaque el campo demandaba menos mano deobra y más capital era, por ejemplo, unode estos sustanciales mecanismos de dis-tribución; así como también lo fue la pre-

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sión del empleo alternativo en las ciuda-des para aumentar los salarios del campo.La base tributaria del gobierno era mu-cho mayor en las ciudades y en las áreasindustriales, de modo que la construcciónde infraestructura, escuelas y otros servi-cios públicos en áreas agrícolas estabaindudablemente fuertemente subsidiadapor los distritos industriales. Finalmente,aunque no por ello menos importante, losagricultores, a pesar de su número decli-nante, sí contaban con poder político.Moulton menciona el movimiento de agri-cultores que se inició justo después de laGuerra Civil, y cuyas acciones alimenta-ron la posterior legislación en cuanto a ladistribución del ingreso dentro de los Es-tados Unidos: por ejemplo, las regulacio-nes para ferrocarriles y otras instalacio-nes públicas, las leyes antimonopolio ylas medidas gubernamentales para el es-tablecimiento de un banco de ahorro pos-tal y encomiendas en manos del gobier-no. Nuestra opinión básica al respecto esla siguiente: si la población agrícola y lapoblación industrial de los Estados Uni-dos hubieran estado viviendo en dos paí-ses diferentes, hubiéramos encontrado unpaís agrícola profundamente empobreci-do y un país industrial extremadamenterico. Ambos habrían sido los más efi-cientes del mundo, pero uno de ellos ha-bría padecido de subdesarrollo schumpe-teriano.

Éste es solo un ejemplo. Más adelan-te, en este mismo trabajo, usando otrosejemplos del Caribe, diré que la riquezano es causada por la mayor eficienciarelativa, sino por la competencia imper-fecta. Desde el punto de vista tanto de unindividuo como de un país, la elección deactividad económica es mucho más im-portante que el grado de eficiencia. Tantopara los países como para los individuoses posible un proceso de optimización.

Con el transcurso del tiempo, la mo-vilidad de la mano de obra al interior delos países industrializados tiende a con-tribuir a una más equitativa división de larenta industrial ‘al interior’ de las nacio-nes. Generalmente, en una nación indus-trial el sector gobierno –una enorme má-quina redistributiva– representa más del50% del PBI. En la Unión Europea seencuentran operando similares mecanis-mos de transferencia, particularmente enel sector agrícola. Lo que caracteriza aestas medidas redistributivas es que sonllevadas a cabo como un tema de necesi-dad política y, a pesar de las enormescifras involucradas, nadie pregunta porqué esta mala distribución ocurre. JoanRobinson acertó al señalar que la econo-mía neoclásica no cuenta con una teoríade distribución asimétrica de la riqueza,pero lo que es tan sorprendente es la apa-rente falta de una demanda articulada paratal teoría.

3. Tres casos de subdesarrolloschumpeteriano en el Caribe

El caso de la mala distribución del ingre-so en los estados Unidos entre el sectoragrícola y el industrial –ambos los máseficientes del mundo en ese entonces–demuestra que ser rico no es tanto cues-tión de ser eficiente, sino de saber esco-ger en qué ser eficiente . El subdesarrolloschumpeteriano ocurre si una nación es-coge ser eficiente en el sector equivoca-do. Este mecanismo opera de manera si-milar con los individuos: el lavaplatosmás eficiente del país percibe un ingresomucho más bajo que el abogado más efi-ciente.

Dos mecanismos se articulan para queesto suceda: el adelanto desigual del fe-nómeno que, a falta de un nombre más

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apropiado, es llamado la frontera tecno-lógica, y la difusión colusoria versus ladifusión clásica de los beneficios del cam-bio tecnológico. Estos dos mecanismosfuncionan debido a lo que Schumpeterllamó ‘rendimientos crecientes históricos’–el hecho de que el cambio tecnológicoque se mide como crecimiento económi-co ha sido acompañado por costos fijosmás altos que crean economías de escalamás grandes–. Este cambio tecnológico‘visible’ (en contraposición al frecuentecrecimiento invisible en el sector de ser-vicios tradicionales) opera, en consecuen-cia, bajo una muy imperfecta competen-cia protegida por dos importantes con-juntos de barreras de entrada: las basadasen la escala y las basadas en el conoci-miento, las que interactúan y se acumu-lan para crear los círculos viciosos, comolos describió el economista sueco GunnarMyrdal.

Una característica importante de laeconomía neoclásica es que, bajo sus su-puestos estándar, todas las actividades sevuelven ‘iguales’. En la economía neoclá-sica, un cambio tecnológico más rápidoen una industria que en otra es neutraliza-do por el ajuste instantáneo derivado de‘información perfecta’, ‘previsión perfec-ta’ y ‘rendimientos a escala constantes’.En la vida real, la existencia de enormesdiferencias en conocimiento e informa-ción, ‘visión limitada’ y crecientes rendi-mientos de escala se conjugan para en-cadenar a los países a las trayectorias enlas que históricamente se han embarcadoo, en el caso de los países del Caribe, enlas que han sido embarcados. En los ejem-plos que se presentan a continuación, sepodrá observar cómo ocurre el subdesa-rrollo schumpeteriano en el caso de tresislas caribeñas. En los tres casos, lo quedetermina la riqueza o pobreza no es la

eficiencia, sino la elección de la activi-dad económica.

3.1. El contrapunteo cubano del tabacoy el azúcar

En 1940, el más conocido científico so-cial de Cuba del siglo XX, Fernando Or-tiz, publicó un libro (Ortiz 1940) con unfascinante relato de cómo la sociedad ehistoria cubanas han sido modeladas demuy diferentes maneras por el tabaco y elazúcar, ‘dos plantas gigantes, miembrosdel reino vegetal que florecieron y seadaptaron perfectamente al país, tantoclimática como ecológicamente. El terri-torio cubano tiene, en diferentes zonas,las mejores tierras para el cultivo de am-bas plantas. Y lo mismo sucede en lascombinaciones del clima con la químicadel suelo’ (Ortiz 1947, 7).

Desde un punto de vista económico,Cuba tiene, claramente, una ventaja ab-soluta en la producción de ambos culti-vos; pero uno de ellos –el tabaco– produceriqueza, mientras que el otro –el azúcar–produce pobreza. El contrapunteo entreel tabaco y el azúcar es un caso paralelo ala desigual creación de riqueza que pudi-mos presenciar en un párrafo anterior,entre los sectores agrícola e industrial delos Estados Unidos. En ambos casos, (Es-tados Unidos y Cuba) estamos estudian-do la producción más avanzada del mun-do, tanto en las actividades que produje-ron riqueza como en las que produjeronpobreza. La diferencia aquí reside en queestamos estudiando dos productos agrí-colas que vienen siendo transformadosen un producto industrial. Debemos, pues,ir más allá de la categorización estándarde la agricultura como ‘mala’ y la indus-tria como ‘buena’, para encontrar los me-canismos que están operando.

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En la sociedad cubana el tabaco fueel héroe y el azúcar el villano. El tabaco–predominantemente cultivado en la par-te oeste de la isla– creó una clase media,una burguesía libre. El azúcar –cultivadaen el resto de la isla– creó dos clases depersonas: amos y esclavos. El cultivo yrecojo del tabaco creó una demanda porhabilidades especializadas: las hojas detabaco se cosechaban individualmente, yel precio de mercado del producto depen-día de las habilidades del recolector. Eltabaco gestó habilidades, individualidady una riqueza modesta. ‘El azúcar fueuna industria anónima, la masa de escla-vos o cuadrillas de obreros bajo la super-visión de capataces’ (Ortiz 1947, 65). Allídonde el tabaco requería de habilidad,cuidado y juicio, el azúcar sólo necesita-ba de fuerza bruta para cortar la caña. Eltabaco era individualismo y división deltrabajo; el azúcar era volumen y productobásico. El tabaco muestra sus orígenes ensu marca; ‘el azúcar viene al mundo sinapellido, como un esclavo’. Mientras queel precio del tabaco es estable, el preciodel azúcar es sumamente volátil. Un há-bil seleccionador de tabaco puede distin-guir entre 70 u 80 diferentes clases detabaco, pero todas las sacarosas son igua-les. El tiempo es crucial en la cosecha deltabaco, pero no para la tala de la caña. Eltabaco es delicadamente cortado hoja porhoja empleando un pequeño cuchillo afi-lado y cuidando de que el resto de laplanta sobreviva. La planta del azúcar esbrutalmente cortada con un gran mache-te. Trabajar con azúcar es comercio; tra-bajar con tabaco es un arte.

Como resultado de todo esto, dice Or-tiz, el trabajador del tabaco no sólo esmás rico que el indigente trabajador delazúcar; ‘tiene mejores modales y es másinteligente’. En efecto, el tabaco es rique-

za e inteligencia; el azúcar es pobreza eignorancia. El azúcar es capital extranje-ro; el tabaco es predominantemente capi-tal nacional. ‘En la historia de Cuba elazúcar representa el absolutismo español;el tabaco, la liberación de los nativos. Elazúcar siempre se ha sostenido gracias ala intervención extranjera’. ‘El azúcarsiempre ha preferido mano de obra escla-va; el tabaco, hombres libres. El azúcartrajo negros por la fuerza; el tabaco alen-tó la inmigración voluntaria de hombresblancos’.

Las diferencias en cuanto a barrerasde entrada son, claramente, un factor cla-ve en el origen de las diferencias en laproducción y el marketing que crearon elcontrapunteo cubano. El tabaco cubanofue uno de los pocos casos de productos‘de marca’ del Tercer Mundo. Cuba po-seía una ventaja absoluta mundial en am-bos productos, pero uno le trajo riqueza yel otro pobreza. Éste es un caso paraleloal estudio de la Brookings Institution so-bre los Estados Unidos de la década de1930, que mostró un ‘contrapunteo’ si-milar al caso cubano: Estados Unidos te-nía tanto a los agricultores más eficientesdel mundo como a la industria más efi-ciente del mundo. Pero, los agricultorespermanecieron pobres mientras que lostrabajadores industriales se volvieron ri-cos. Tanto en Estados Unidos como enCuba, la eficiencia de nivel mundial dioriqueza a aquellos que se especializaronen un producto, y pobreza a quienes seespecializaron en otro. Estamos enfren-tando casos de distribución clásica de lasganancias derivadas del cambio tecnoló-gico en el caso de los agricultores estado-unidenses y los obreros del azúcar cuba-nos, y de distribución colusoria en el casode la industria estadounidense y la pro-ducción del tabaco cubano. También vale

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la pena hacer notar que, a pesar de uncambio tecnológico mucho mayor en larefinación del azúcar que en la produc-ción de cigarrillos, los productores de ci-garrillos fueron consistentemente más ri-cos que sus contrapartes de la industriadel azúcar. Desde el punto de vista de lanación involucrada, la competencia im-perfecta y la ausencia de cambio tecnoló-gico es infinitamente mejor que el cam-bio tecnológico y la competencia perfec-ta. La agricultura en los Estados Unidos yel azúcar en Cuba provocaron el subdesa-rrollo schumpeteriano; la industria y eltabaco no lo hicieron.

Cincuenta años después de la publi-cación original de Contrapunteo cubano,un autor cubano en el exilio dedicó sulibro La Isla que se repite (The Islandwhich Repeats itself) a Fernando Ortiz,autor del primer libro mencionado (Bení-tez Rojo 1989). El título del libro lo dicetodo: a pesar de un cambio en el paradig-ma político, las cualidades inherentes a laproducción del azúcar –no sólo en Cuba,sino en cualquier otra parte– continúanperfilando a Cuba y determinan su credoeconómico.

A inicios de la década de 1990, dospoliticólogos y latinoamericanistas esta-dounidenses publicaron un estudio acer-ca de la estructura política y económicade dos islas caribeñas: República Domi-nicana y Jamaica (Hillman y D’Agostino1992). A pesar de los extremadamentediferentes antecedentes históricos y ad-ministrativos de ambas islas, una prove-niente de la tradición española y la otrade la inglesa, los autores encontraron quelas dos naciones tenían estructuras políti-cas y económicas muy similares y queafrontaban el mismo conjunto de proble-mas. En este caso también –sin referen-cia a Ortiz– su conclusión es que el desti-

no de ambas islas está determinado porlas fuerzas económicas de la produccióndel azúcar. No importa cuál sea su pasa-do, el producir lo mismo las hará simi-lares.

Muchos estudios modernos señalan laextrema pobreza de los más eficientesproductores de azúcar del mundo. Lostítulos indican las preocupaciones socia-les que inspiraron su publicación: TheHunger Crop, Poverty and the Sugar In-dustry (Coote 1987) y Bitter Sugar (Le-moine 1985). Las políticas de los paísesindustrializados de subsidiar sus propiase ineficientes industrias del azúcar –re-molacha en Europa y azúcar de caña enlos Estados Unidos–, más la crecientecompetencia de edulcorantes de maíz,simplemente aumentaron la desolación deeste ‘efecto de encierro’. Hace algunosaños, The Economist dedicó su artículode portada –‘Enslaved by Subsidies’ (Es-clavizado por los subsidios)– a las políti-cas azucareras de las naciones industria-lizadas, denominándolo ‘un caso de estu-dio acerca de hacer tributar a los ricospara arruinar a los pobres’ (The Econo-mist 1985).

3.2. Haití: contrapunteo económico en laindustria de pelotas de golf y de béisbol

En la actualidad, el indiscutible últimopuesto de la jerarquía azucarera es ocu-pado por los trabajadores estacionales hai-tianos de los campos de azúcar de Repú-blica Dominicana (Lemoine 1985). Sinembargo, la República de Haití tambiéndomina el mercado mundial de un pro-ducto manufacturado: pelotas de béisbol,producidas principalmente para el mer-cado estadounidense, un caso clásico desubdesarrollo schumpeteriano.

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El rol de la tecnología en la creación de países ricos y pobres

Los economistas dan sentido a lasenormes variedades de industrias colo-cándolas por grupos de acuerdo con unaclasificación industrial estándar. Sin em-bargo, aunque los grupos son aparente-mente homogéneos, pueden diferir gran-demente según las condiciones económi-cas que los productos individuales origi-nan en cada país donde son producidos.Los productores de pelotas de golf máseficientes del mundo están localizados enpaíses industrializados y perciben un sa-lario normal de 9 dólares la hora. Losproductores de pelotas de béisbol máseficientes del mundo están en Haití y tra-bajan 10 horas al día por un salario de 30centavos de dólar la hora. El ratio salarialentre estos dos grupo de trabajadores,ambos en la misma industria y ambos losmás eficientes del mundo, es de práctica-mente 30 a 1.

¿Por qué no hay un factor de igualdadde precios en la industria productora depelotas para los diversos deportes? Laexplicación tecnológica es la siguiente:la era de las máquinas no ha alcanzadoaún a la producción de pelotas de béis-bol; tienen que ser cosidas a mano inclu-so si se fabricaran en los Estados Unidos.Las corrientes de destrucción creativa nohan penetrado todavía esta pequeña in-dustria. La industria de pelotas de béisboles una reliquia de un paradigma tecnoe-conómico que de otra manera estaría ex-tinto, para usar los términos de Pérez yFreeman.

Tal como en la producción del azú-car, las características de las ‘pelotas debéisbol’ contienen en sí mismas los ele-mentos de la pobreza y el subdesarrollo.No se desarrollan nuevas habilidades por-que no hay demanda por ellas. En Haitíno se produce aprendizaje alguno al ha-cerlas, pues no ocurre aprendizaje alguno

en la producción de pelotas de béisbol enparte alguna. Los haitianos no empleanni capital ni máquinas, pues ni siquieratodo el capital de los Estados Unidos haconseguido mecanizar la producción depelotas de béisbol. Los mercantilistas nosdijeron que el crecimiento económico eraespecífico a la actividad y que ocurría enunas industrias pero no en otras. Y esta-ban en lo correcto.

Cuando Haití vende pelotas de béis-bol a los Estados Unidos y compra, a lavez, pelotas de golf, una hora de mano deobra en los Estados Unidos es intercam-biada por 30 horas en Haití. Esto es así apesar de que los cosedores de pelotas debéisbol estadounidenses no son más efi-cientes que los haitianos. Estos son efec-tos del ‘intercambio desigual’ del subde-sarrollo schumpeteriano.

3.3. República Dominicana y el cambiotecnológico en la producción de pijamas

En términos del PBI per cápita, la Repú-blica Dominicana tiene un puntaje consi-derablemente más alto que el de Haití.Tal como hemos visto, República Domi-nicana puede permitirse el lujo de impor-tar mano de obra, que es incluso másbarata que la propia, para la zafra –lacosecha del azúcar–. En la década pasadase crearon más de 400 mil nuevos pues-tos de trabajo manufacturero en Repúbli-ca Dominicana. La mayoría de gente es-peraba que la manufactura generara cre-cimiento económico y salarios más altos,pues, después de todo, ¿acaso la riquezade los Estados Unidos no se había basadoen la manufactura?

Para sorpresa de todos, los 400 milpuestos de trabajo manufacturero no in-crementaron la riqueza en modo conside-

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rable. La explicación reside en la maneracomo los mecanismos de mercado delsubdesarrollo schumpeteriano asignan losprocesos productivos con cambio tecno-lógico y sin éste. República Dominicanaproduce prendas de vestir confecciona-das con material importado. Hace quinceaños, las pijamas adquiridas en los Esta-dos Unidos llevaron una etiqueta que de-cía ‘producción textil de los Estados Uni-dos, corte y confección en República Do-minicana’. Hace diez años, las etiquetasfueron cambiadas. Desde entonces dicen:‘producción textil y corte de Estados Uni-dos, confección en República Dominica-na’. ¿Qué había sucedido?

Fue por aquel entonces que una nuevatecnología –cortado láser– irrumpió en laindustria de prendas de vestir. En conse-cuencia, el contenido de mano de obra enla operación de corte cayó drásticamente,y el costo de mano de obra dejó de ser unfactor estratégico en el costo del produc-to. La operación de cortado, en conse-cuencia, regresó a las factorías estado-unidenses debido a la aparición de estanueva tecnología.

Mientras la frontera tecnológica seexpanda de manera extremadamente des-igual en un mundo con competencia im-perfecta, el libre comercio conducirá alsubdesarrollo schumpeteriano en ciertosámbitos de la economía mundial. Los pro-cesos productivos sin desarrollo tecnoló-gico, sin destrucción creativa, serán, porla lógica del mercado, encargados a lospaíses pobres. En algunos casos, en losque un enorme mercado cerrado absorbea un país pequeño y relativamente pobre,este ‘encargo’ de productos con menorocurrencia de cambio tecnológico puedetener efectos benéficos para ambos so-cios comerciales. La inclusión del peque-ño y relativamente pobre Portugal en la

Unión Europea puede proporcionar be-neficios para todos, del mismo modo quela importación de unos cuantos ciudada-nos del Tercer Mundo para lavar vajillaen el Primer Mundo puede ser beneficio-sa para todas las partes 9. Sin embargo, elnúmero de pobres comparado con el dericos en el mundo de hoy hace que esta‘absorción’, este intento de hacer ricas alas naciones pobres, sea una estrategia noviable. Los costos extremadamente altosque enfrenta Alemania Occidental paraabsorber a la relativamente rica y muchomás pequeña Alemania Oriental lo atesti-guan.

4. El flujo circular y los dos roleseconómicos del hombre

Si el mundo es un escenario donde cadaquien debe desempeñar su parte, todosestamos –en un sentido económico– ju-gando dos diferentes roles: el de produc-tor y el de consumidor. Por un lado, pro-ducimos bienes (el hombre productor) y,por otro lado, consumimos bienes (el hom-bre consumidor) que intercambiamos poraquellos que producimos. Lo que cuentacomo PBI está limitado a la producción enla cual estos dos roles están ‘separados’,donde el productor no es el consumidor.La profesión de economía ha abdicadodel estudio de las situaciones en las cua-les los roles de consumidor y de produc-tor de un bien son desempeñados por lamisma persona. Estos casos de economíadoméstica han sido dejados a la antropo-logía económica. Es más bien en el inter-cambio y no en la producción donde resi-

9. Durante 1994, los refugiados tamiles (de SriLanka) en Suiza, que fueron amenazados con laexpulsión, demostraron tener solamente un alia-do político: la asociación de propietarios de res-taurantes, quienes dependían de ellos para ellavado de la vajilla.

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de el corazón mismo de la economía mo-derna.

Una cualidad especial de la economíaneoclásica es la perfecta armonía de inte-reses entre estos dos roles del hombre (ola mujer). Éste es un aspecto de lo queLionel Robbins (1952) denomina comola Harmonielehre (la teoría de la armoníaautomática) resultante de los supuestosde la teoría económica. El hombre pro-ductor nunca tiene conflicto alguno consu otro yo, el hombre consumidor. El serhumano, a lo largo de toda su vida, enca-ra situaciones similares a las de la socie-dad en su conjunto; pero los individuostienen la posibilidad de optimizar sus es-trategias, un camino que hoy es difícilpara un país. Para el individuo, quienconsciente o inconscientemente elige unacarrera o profesión, los dos roles, consu-midor y productor, implican intercambios.El individuo se puede embarcar en activi-dades que le permitan optimizar su ingre-so. Uno puede fácilmente imaginar alhombre consumidor rechazando las su-gerencias de su yo productor en el senti-do de que debe reducir el consumo pre-sente para poder asistir a la escuela deleyes y ser abogado. Una discusión razo-nada entre el hombre consumidor y elhombre productor, ambos habitantes deun mismo individuo, podría llevar a laconclusión de que el individuo estaríamejor si renunciara a su trabajo comolavavajillas y asistiera a la escuela de le-yes, i.e. renunciando al consumo ahora acambio de mayor prestigio y consumo enel futuro. Entre miles de profesiones di-ferentes, los individuos pueden optimizarsu situación, lo que normalmente conlle-va un trade-off o intercambio entre ingre-sos presentes e ingresos futuros. La opti-mización entre profesiones es claramentereconocida también por los economistas,

en un nivel práctico o en la forma de‘capital humano’. Ciertamente, ni los eco-nomistas ni los teóricos tradicionales delcomercio dicen a sus hijos que perma-nezcan en el trabajo de lavar vajilla por-que la igualdad del factor precio estáprácticamente a la vuelta de la esquina,cuando los lavaplatos ganarán la mismacantidad de dinero que los abogados. Enrealidad, sería fácil concebir un convin-cente argumento ricardiano para el pros-pecto de abogado y decirle que el mundosería más rico si él continuara lavandoplatos y no tratara de convertirse en abo-gado.

¿Por qué esta opción de optimizaciónse aplica a los individuos y no a los paí-ses? Todos estamos de acuerdo en quesería preferible que nuestros hijos seconvirtieran en abogados en vez de serlavaplatos en un restaurante. ¿Por qué esconceptualmente imposible para un eco-nomista extender este argumento paraaplicarlo a un país especializado en lava-vajillas que comercia con un país de abo-gados? ¿Por qué cierto camino es obvia-mente optimizante para un individuo perono para un conjunto de individuos queforman una región o país? ¿Por qué loseconomistas hacen recomendaciones a unindividuo opuestas a las que hacen a ungrupo de individuos si ambos enfrentanlas mismas opciones? ¿Por qué nunca so-ñaríamos en recomendar a los países cuyaparte en la división del trabajo es similara la de lavar platos que podrán optimizarsu rol si cambiaran a una profesión dife-rente?

La respuesta es relativamente simple:la teoría neoclásica ha hecho abstracción–asumiéndolas como no existentes– detodas las características que distinguen eltrabajo de lavar vajilla de aquellas pro-

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Figura 1. Índice de calidad de las actividades económicas

Innovaciones

Nuevas tecnologías

Competencia dinámica imperfecta(actividades de alta calidad)

Zapatos (1850-1900)

Pelotas de golf

Pintura automotriz

Pintura de casa

Zapatos (1993)

Pelotas de béisbol

Competencia perfecta(actividades de baja calidad)

Características de las actividades de altacalidad

- curvas de aprendizaje pronunciadas- alto crecimiento de la producción- rápido progreso tecnológico- alto contenido de I&D- necesita y genera aprendizaje en la

práctica- información imperfecta- la inversión viene en grandes paquetes/son

indivisibles (fármacos)- competencia imperfecta (pero dinámica)- alto nivel salarial- posibilidades de importantes economías de

escala y de alcance- alta concentración industrial- altas barreras de entrada y salida- productos de marca- supuestos neoclásicos estándar irrele-

vantes

Características de las actividades de bajacalidad

- curvas de aprendizaje planas- bajo crecimiento de la producción- escaso progreso tecnológico- bajo contenido de I&D- poco aprendizaje personal e institucional

requerido- información perfecta- inversión divisible (herramientas para una

fabricación de pelotas de béisbol)- competencia perfecta- bajos niveles salariales- poca o ninguna economía de escala /

riesgo de rendimientos decrecientes- industria fragmentada- bajas barreras de entrada y salida- productos primarios (commodities)- supuestos neoclásicos razonablemente

válidos

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pias de un abogado. En condiciones decompetencia perfecta e información per-fecta con rendimientos a escala constan-tes, los abogados y los lavaplatos percibi-rían los mismos salarios. En tales condi-ciones, todos los individuos en una eco-nomía tendrían los mismos salarios; nitrade-offs ni optimización alguna seríanposibles.

Las diferencias individuales en sala-rios así como las diferencias de rentabili-dad en la industria son causadas por unconjunto de factores que llevan consigola etiqueta colectiva ‘barreras de entra-da’: costos fijos y rendimientos crecien-tes, competencia imperfecta, velocidad delcambio tecnológico, y muchos otros queestán enumerados en la figura 1. El índi-ce de calidad representa un continuumque va desde la competencia perfecta has-ta el monopolio, y en el que cualquieractividad económica puede conceptual-mente ser incluida. El puntaje de esteíndice refleja el grado en el que una acti-vidad puede soportar un salario alto parael individuo y un alto estándar de vidapara el país exportador del bien en cues-tión. En otras palabras, el puntaje del ín-dice de calidad muestra el grado de ‘rentaindustrial’ disponible para el individuo opara el país. Los ‘rendimientos crecienteshistóricos’ de Schumpeter –la interacciónde la escala y el cambio tecnológico através del tiempo– son un importante fac-tor en crear actividades de alta calidad10.El subdesarrollo schumpeteriano es el re-sultado de la especialización, dentro de ladivisión internacional del trabajo, en ac-

10. El ‘índice de calidad’ puede ser visto como unintento de explicar lo que Robert Reich denomi-na ‘trabajos de alta calidad’ y ‘trabajos de bajacalidad’. Una nación especializada en ‘trabajosde baja calidad’ –como Haití– padecerá de sub-desarrollo schumpeteriano.

tividades que alcanzan bajo puntaje en elíndice de calidad de las actividades eco-nómicas.

Las estrategias nacionales bajo el mer-cantilismo y el cameralismo compartíanel punto de vista de que el crecimientoeconómico era ‘específico a la actividad’(activity-specific) : ocurría en algunas ac-tividades económicas y en otras no (Rei-nert 1994). Para volverse rico, un paístenía que dedicarse a actividades que leproporcionaran poderes productivos na-cionales o nationale Produktivkraft , elequivalente a la actual ‘competitividad’,como se señaló en Reinert (1995). Éstafue la esencia de la política económicainglesa desde fines de 1400 y de las polí-ticas económicas de Francia (a partir de1600), Alemania (desde su pasado came-ralista y con el Zollverein en la década de1830), los Estados Unidos (a partir de1820), y el Japón (después de la Restau-ración Meiji). En términos prácticos, estosignificaba dedicarse a las actividadeseconómicas que en un momento dado es-taban en proceso de ser mecanizadas, através de concesiones del gobierno, sub-sidios y medidas proteccionistas. Al es-coger las actividades que en cualquierpunto del tiempo estaban en proceso deser mecanizadas, esta política comercial‘mercantilista’ desarrolló un ‘sistema deinnovación nacional’. Visto desde un án-gulo ligeramente diferente, las pendien-tes de las curvas de aprendizaje nacionalfueron maximizadas. Los efectos de es-cala y las barreras de entrada creadas enestas actividades aseguraron la creaciónde la ‘renta industrial’, que produjo labrecha en los estándares de vida entre lospaíses europeos y sus colonias. Las ex-cepciones fueron las colonias ‘blancas’–aquellas que en las estadísticas inicialesde las Naciones Unidas estuvieron agru-

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padas bajo el rótulo ‘áreas de recientecolonización’. Estos países siguieron lasantiguas estrategias de las metrópolis, pro-tegiendo y respaldando la industria local,incluso contra la de la madre patria.

La teoría de comercio ricardiana ex-cluye todos los factores que causan ‘rentaindustrial’. Cuando aconsejamos a nues-tros niños o a otras personas acerca dequé profesión seguir, nuestro instinto tomaen consideración las rentas industrialesen nuestras propias economías. Cuandoanalizamos las relaciones entre países, esteconocimiento tácito queda automática-mente bloqueado, y retornamos a Ricar-do y a un mundo donde todos los factorescreadores de riqueza asimétrica al inte-rior de un país se asumen como inexis-tentes. Pero ¿por qué Ricardo y Samuel-son son capaces de convencernos de queun país de lavadores de vajilla será tanrico como un país de abogados cuando in-tuitivamente sabemos que cada abogadoserá mucho más rico que cualquier per-sona que se gane la vida lavando platos?

En un mundo donde la división deltrabajo causa diferentes grados de com-petencia imperfecta, efectos de escala y,en general, un valor diferente de mercadopara distintos tipos de conocimiento, esinevitable encontrar una distribución des-igual de los ingresos. No es la existenciade rendimientos crecientes y barreras deentrada per se lo que causa esta maldis-tribución, sino el hecho de que las dife-rentes actividades económicas incluyenestas características en diferentes grados.La riqueza relativa y la pobreza relativason creadas por la asimetría entre gradosdiferentes de competencia imperfecta, nopor la competencia imperfecta en sí. Enel muy hipotético caso de que todas lasactividades tuviesen el mismo grado de

información imperfecta y rendimientosdecrecientes, aún podría haber una distri-bución simétrica del ingreso. En el índicede calidad, esto correspondería a perso-nas o países que comercian en profesio-nes que tienen el mismo puntaje en nues-tro índice de calidad –el caso del aboga-do que va a consultar al médico–. Estecaso fue específicamente reconocido enel más importante trabajo sobre ‘estrate-gia nacional’ en la Inglaterra del sigloXVIII, cuando Charles King incluyó ex-plícitamente entre ‘el buen comercio’ alintercambio de bienes manufacturados porotros bienes también manufacturados(King 1721). La conversión de Paul Krug-man respecto de su escepticismo sobre ellibre comercio, luego que redescubrieralos rendimientos crecientes –y consecuen-temente un importante mecanismo de de-sarrollo asimétrico– a fines de los años70 (Krugman 1979; 1981), hasta virtual-mente abogar a diestra y siniestra por ellibre comercio (Krugman 1994) pareceestar basada en este ‘caso especial’: cuan-do las países comercian al mismo gradode rendimientos crecientes –o, en tal caso,al mismo grado de información imper-fecta–, la existencia de rendimientos cre-cientes e información imperfecta, es vistacorrectamente como un argumento adi-cional en pro del libre comercio. Éste es,sin embargo, un caso especial –por ejem-plo, el caso de Alemania y Francia co-merciando automóviles, o el del abogadoque consulta al médico: ambos se benefi-cian recíprocamente de la especializacióndel otro, esencialmente por el ahorro encostos fijos y por tener mejor informa-ción–, y la distribución de ingresos no seve afectada. A este caso –de abogados ymédicos intercambiando servicios en ac-tividades que tienen el mismo puntaje enel índice de calidad– lo denominaremosintercambio simétrico. No obstante, si dos

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países antes autárquicos, ambos consis-tentes en abogados y lavadores de vajilla,abren repentinamente sus economías alcomercio de modo que uno se especializaen asuntos legales mientras que el otro lohace en el lavado de vajilla, obtendremosel caso de especialización asimétrica quetendrá graves efectos en la distribucióndel ingreso: un país será mucho más ricoque antes y el otro será más pobre queantes. Esto, en palabras simples, es lo queha causado que el PBI per cápita de laEuropa del Este cayera entre 30% y 50%en tres años. Esto es lo que Friedrich Listobservó en Francia después de la caídade Napoleón, y lo que lo convirtió, des-pués de haber sido defensor del libre co-mercio, en promotor de la industrializa-ción y del concepto algo impreciso de lanationaler Produktivkraft (poder produc-tivo nacional), normalmente tan mal de-finido como el concepto de competitivi-dad lo es hoy.

El país ubicado en el extremo perde-dor de este trato, la nación especializadaen la actividad sin ‘rendimientos crecien-tes históricos’ y sin ‘renta industrial’, serápobre. La división del trabajo de AdamSmith está libre de los efectos de la dis-tribución del ingreso sólo cuando todaslas actividades económicas creadas por ladivisión de tareas son ‘iguales’, cuandotienen el mismo grado de efectos de esca-la, información imperfecta, barreras deentrada, etc. El espectro de actividadeseconómicas que nos rodean es claramen-te muy divergente en términos de estascaracterísticas y, por consiguiente, unacreciente división del trabajo también abrela posibilidad de una divergencia crecienteen los niveles de ingreso, tanto al interiorde un país como entre países.

5. Conclusiones: subdesarrolloschumpeteriano, políticas pasadas ypresentes

El redescubrimiento de los efectos de losrendimientos crecientes en la ‘nueva teo-ría del comercio’ (New Trade Theory) yla nueva teoría del crecimiento (NewGrowth Theory) se ha hecho sin tener encuenta referencia alguna al pensamientoeconómico ni a las políticas económicasde siglos pasados. Las nuevas teoríasabren posibilidades para un mejor enten-dimiento del crecimiento asimétrico o des-igual, pero son difícilmente traducibles apolíticas prácticas, menos aun en políti-cas del Primer Mundo hacia el TercerMundo, que es donde éstas tendrían elmayor impacto. El editor de los docu-mentos y actas del encuentro anual de1993 de la Asociación de EconomistasAmericanos (1993) titula apropiadamen-te la sección sobre la nueva teoría decomercio: ‘Libre Comercio: ¿una falta decoraje teórico?’ (American EconomicReview 1993, iv).

Una razón básica para esto es la faltade voluntad para poner a prueba los mo-delos económicos teóricos con hechoseconómicos observables. La relevanciapráctica de un modelo económico teóricocasi nunca llega a ser probada con obser-vaciones reales de cómo opera la econo-mía mundial. El artículo de Paul Krug-man de 1981, citado en la sección previa,contiene una descripción relevante decómo el comercio internacional crea ri-queza en un lado y pobreza en el otro. Sinsaberlo, Krugman redescubrió y modelómatemáticamente el principal argumentodel siglo XIX para la protección de laindustria que hizo rico a su propio país.Éste es sólo uno de los modelos de Krug-man. Otro de los modelos tempranos se

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encuentra en ‘un trabajo ingenioso sobrecomercio interestelar en el que los bienesson transportados de un sistema estelar aotro a velocidades cercanas a la de la luz;la resultante corrección relativista por eltiempo origina diferentes tasas de interésen distintos marcos de referencia’ (Dixit1993, 173). Una de estas teorías es muyimportante para el bienestar humano; laotra no. Mientras la verificación en elmundo real no sea parte del modelajeeconómico –y el ingenio y la falta derelevancia tienda a ser un criterio princi-pal para el éxito–, estas dos teorías seránparte de lo que esencialmente es un juegointelectual puramente teórico. A ciertonivel, no hay nada malo en esto; jugarjuegos de simulación, como el ajedrez, esperfectamente legítimo. Los problemassurgen sólo si el público en general, enparticular aquellos responsables por lapolítica económica del Tercer Mundo,son inducidos a pensar que existe algunarelación directa entre el modelamientoeconómico y lo que realmente sucede enla economía mundial.

En este caso, los lamentos de ColinClark en el prólogo a su libro The Condi-tions of Economic Progress (Clark 1940,vii-viii) son aun más válidos ahora quecuando fueron escritos:

He dejado el mundo académico sin nadamás que reconocimiento por la integri-dad intelectual y el espíritu público demis antiguos colegas en las [...] univer-sidades; pero desilusionado por su con-tinua preferencia por el planteamientoteórico en vez de por la aproximacióncientífica a los problemas económicos.Ni siquiera uno entre cien –menos aque-llos que están más ansiosos por procla-mar la naturaleza científica de la econo-mía– parece entender lo que constituyela aproximación científica; a saber, lacuidadosa sistematización de todos los

hechos observados, el desarrollo de hi-pótesis basadas en estos hechos, la pre-dicción de conclusiones nuevas sobre labase de estas hipótesis, y la comproba-ción de estas conclusiones con los he-chos observados más adelante. Sería ri-sible, sino fuera trágico, observar el to-rrente de libros y artículos que tratan deresolver los excepcionalmente comple-jos problemas económicos cotidianosrecurriendo a argumentos teóricos, fre-cuentemente sin hacer una sola referen-cia a los hechos observados. […] toda-vía está por aprenderse la dura discipli-na científica, que todas las teorías debenser constantemente probadas y vueltas aprobar con los hechos observados, y lasque resulten erradas deben ser rechaza-das tajantemente.

Los hechos observados o ‘estilizados’dicen que una creciente división interna-cional del trabajo es acompañada por unacreciente brecha en el ingreso entre paí-ses pobres y países ricos, con poca movi-lidad entre los dos grupos. El mismo efec-to se encuentra también en la Unión Eu-ropea: los mercados más grandes requie-ren de mayor redistribución. Cada año laUnión Europea aumenta el monto de di-nero que fluye a través de su enormemaquinaria redistribucional, lo que seagrega a la redistribución que ya absorbeaproximadamente el 50% del PBI –el sec-tor gobierno– en los países industrializa-dos. Otro hecho clave estilizado es que elbienestar económico parece no ser tantoresultado de la eficiencia de un país en suespecialización, sino, más bien, resultadode la elección de una determinada activi-dad económica. Los casos donde las na-ciones son eficientes en su producción encomparación con las ‘mejores prácticas’del mundo, pero que aún son pobres, eslo que denomino casos de subdesarrolloschumpeteriano.

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Las consecuencias de política que len-tamente emergen de la nueva teoría delcrecimiento neoclásico y de la nueva teo-ría del comercio no son diferentes, enprincipio, de aquellas de Serra, Roschero del temprano Marshall, autores queescribieron desde 1613 hasta 1890. Es-tas nuevas teorías redescubren la esenciade la política industrial mercantilista: enun mundo habitado por actividades eco-nómicas con diferentes potenciales pa-ra elevar el ingreso nacional, existen ru-tas de optimización. Estos conocimientosestán siendo empleados en las políti-cas industriales del Primer Mundo, peroestán ausentes de las políticas que sigueel Primer Mundo con respecto al Segun-do (naciones antes comunistas) y al Ter-cer Mundo, donde tendrían el mayorefecto.

En cualquier país un abogado medio-cre percibe un ingreso mucho mayor queel más eficiente lavaplatos de un restau-rante. Para una persona que lava platos,estudiar para convertirse en abogadoconstituye una ruta optimizadora, una rutaque maximizará el ingreso futuro en com-paración con la alternativa de no haceralgo (laissez-faire): ‘Mi ventaja compa-rativa en la sociedad, debido a mis sala-rios bajos, es lavar vajilla’. Una situaciónsimilar afrontan los países estancadas enel subdesarrollo schumpeteriano. Haitípudo, en lugar de intercambiar 30 horasde mano de obra de la producción de pe-lotas de béisbol para exportación por 1hora de mano de obra estadounidense enla importación de pelotas de golf, optimi-zar el bienestar nacional mediante la pro-ducción de pelotas de golf de modo me-nos eficiente que en los Estados Unidos.Aun cuando Estados Unidos se las arre-glara para continuar siendo 10 veces máseficiente que Haití en la producción de

pelotas de golf, los haitianos serían toda-vía, en términos de pelotas a los preciosactuales, 3 veces más ricos en autarquíaque bajo el esquema de especialización ylibre comercio. En autarquía respecto apelotas deportivas, Haití podría mejorarsu posición en comparación con el librecomercio. ¿Cómo conseguiría Haití el ca-pital? Presumiblemente de la misma ma-nera como lo haría nuestro estudiante deleyes: tomando un préstamo y reembol-sándolo después con su futura ‘renta in-dustrial’.

En todo sistema con diferentes gradosde rendimientos crecientes y un patrónmixto de distribución, colusoria y clási-ca, de las ganancias del progreso técnico,algunos países estarían mejor en autar-quía que en libre comercio. Ésta es bási-camente la razón por la cual los econo-mistas históricos alemanes, incluido eldecano de la escuela histórica, WernerSombart, fueron profundamente críticosdel libre comercio entre países de dife-rentes niveles de desarrollo. El ejemplohaitiano, lejos de ser un argumento teóri-co traído de los pelos, fue centro del ca-mino optimizador en el que Estados Uni-dos se embarcó en la década de 1820: elsistema americano de protección indus-trial que en un periodo de menos de cienaños hizo de Estados Unidos la primerapotencia mundial.

Daniel Raymond, el economista quejunto con Alexander Hamilton fue el pa-dre espiritual de la protección norteame-ricana a la industria, comparó la situa-ción de los individuos con la de los paí-ses: ‘Si un individuo puede hacer esto,también puede hacerlo una nación’ (Ray-mond 1820, 115). El punto central delargumento de Raymond fue el de la opti-mización: los crecientes precios pagados

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11. Esta diferencia de salarios está bien documenta-da en Clark (1949), donde el autor encuentra,por ejemplo, que en Noruega los salarios agrí-colas eran solamente el 8% de los salarios in-dustriales (presumiblemente sin considerar elvalor de la vivienda y la alimentación).

en los Estados Unidos por los productosindustriales bajo protección serían másque compensados por el incremento delos salarios, ya que en todas partes lostrabajadores industriales percibían sala-rios mucho más altos que la mano deobra agrícola11. En el caso de la econo-mía estadounidense del siglo XIX, el tra-de-off entre el hombre consumidor y elhombre productor llevó a la conclusiónde que allí y entonces el libre comercioera una opción subóptima. Tanto el Se-

gundo Mundo (los países ex comunistas)como el Tercer Mundo presentan muchoscasos de subdesarrollo schumpeterianodonde hay similares rutas de optimiza-ción por explorar. La explotación de és-tas requiere de más ‘coraje teórico’ departe de los economistas, y de un movi-miento consciente hacia lo que ColinClark habría denominado ‘investigaciónfactual y científica’ para complementarlas investigaciones teóricas que dominanen la actualidad.

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