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ALVARO GARCÍA DE MOVELLÁN HERNAINZ EL SENTIDO DE LAS REVELACIONES PRIVADAS EN LA FE DE LA IGLESIA CUADERNOS DE FORMACIÓN

EL SENTIDO DE LAS REVELACIONES … una persona busca nuevas revelaciones y no le basta la revelación ya definitiva traída por Jesús y custodiada por la Iglesia, “no sólo haría

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LAS “MOLESTAS” APARICIONES PRIVADAS En estos últimos años han crecido muchísimo las llamadas “apariciones privadas”, o “revelaciones privadas” (usaré ambos términos para referirme a la misma realidad): personas que dicen se les aparece el Señor, la Virgen, los ángeles... normalmente con mensajes para la Iglesia, la humanidad.... Sobre este tema, dentro de la Iglesia, hay diversidad de pareceres. Para muchos estas apariciones son algo molesto e incómodo. Para otros, en cambio, son un don y una gracia del Cielo; muchos no quieren ni oír hablar de ellas, otros les prestan una fe ciega; unos las defienden, otros las combaten.

Desgraciadamente muy pocos, ni de los que están a favor ni de los que las atacan, se han parado a examinar y comprender lo que nuestra fe nos enseña sobre este tipo de manifestaciones. Este breve cuaderno intentará explicar lo que la Iglesia enseña acerca de estos sucesos.

Capítulo 1.-La Revelación de Dios

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el término revelar de la siguiente manera: “Descubrir o manifestar lo ignorado o secreto”. Cuando hablamos de la Revelación de Dios queremos significar el hecho de que Dios nos ha manifestado cosas que ignorábamos o permanecían secretas para nosotros. ¿Qué cosas “secretas” nos ha descubierto Dios con su Revelación? Lo más importante lo resumimos en los siguientes puntos:

Punto 1.-La Revelación divina nos habla de la existencia de un único Dios, Eterno,

Todopoderoso y Bueno. Un Dios que es Amor y que decidió crearlo todo por amor. Cuando decimos “todo” nos referimos a “todo”: el universo entero con todas sus maravillas e inmensidad, con todas sus grandezas y misterios, del que cada día vamos averiguando nuevas y sorprendentes cosas. No existe nada que no haya recibido de Dios el ser. Es decir: todo, todo, todo lo que vemos y existe ha sido creado por Dios.

Punto 2.-Dentro de su creación Dios decidió crear a seres parecidos a Él (a su imagen y semejanza, dirá la Biblia). Seres inteligentes y libres, con voluntad propia. Estos seres son los ángeles y los seres humanos. Dios les dio el don de la libertad para que pudieran compartir lo más maravilloso que Dios mismo es: el Amor, ya que Dios es amor (1 Jn 4, 8).

Punto 3.-Dios invita a estas criaturas, creadas con inteligencia y libertad, a conocerle, amarle y vivir en unión amorosa con Él. Las invita a una alianza de amor, a una unión profunda con Él. Las que aceptan este mensaje podrán alcanzar la salvación eterna y compartir para siempre el amor de Dios en esa fascinante realidad que llamamos “Cielo” Nota 1 .

A esta revelación la llamamos “Revelación pública”. Se la llama así porque es una

Revelación dirigida a toda la humanidad, no sólo a unas determinadas personas o a unos determinados pueblos. Dios desea que todas las personas humanas le conozcan, le amen y entren en unión con Él. Asimismo desea que todas las personas humanas se salven y compartan con Él por toda la eternidad el Cielo. Dios no excluye a nadie, quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1Tim 2, 4). Por este motivo Jesucristo encargó a la

Iglesia la tarea de hacer llegar su mensaje de salvación, su Revelación, al mundo entero: Jesús les dijo: “Id y haced discípulos a todos los pueblos” (Mt 28, 19).

Para que no nos dejemos engañar con ilusiones y mentiras Dios nos ha regalado una serie de “verdades” a fin de que sepamos con total certeza lo que Él nos ha revelado. Estas verdades no podemos verlas, pues se refieren a realidades que existen pero son sobrenaturales. Por eso las llamamos las “verdades de la fe”. Caminamos en fe y no en visión (2 Cor 5, 7). Al conjunto de todas estas verdades de fe la Iglesia lo llama “depósito de la fe” Nota 2.

La Revelación de Dios la encontramos en la Palabra de Dios. La Palabra de Dios se nos transmite por medio de la Sagrada Escritura (la Biblia) y la Sagrada Tradición. Enseña la Iglesia: “Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de todos los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones” Nota 3 “La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia” Nota 4.

La Palabra de Dios puede ser interpretada de forma inadecuada o equivocada. Por eso Dios quiso dejar en el mundo, y muy concretamente dentro de su Iglesia, una instancia autorizada por Él para que fuera la única que, en último término, tenga el poder de interpretar de forma correcta y autorizada la Palabra de Dios. Esta instancia es el Magisterio de la Iglesia, es decir: el Papa y los Obispos unidos a él: “El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios escrita o trasmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia” Nota 5.

Capítulo 2.-La Revelación de Dios ya terminó

La humanidad no estaba preparada para recibir de golpe toda la Revelación de Dios, todos los misterios y las verdades de la fe. Por eso Dios, con paciencia, durante siglos, fue iluminando lentamente a la humanidad sobre estas cosas por medio de profetas y otras personas santas.

Finalmente, en el momento adecuado y predispuesto de antemano por Dios, su Revelación se completó. Es decir: decidió revelarnos todo lo que necesitábamos saber para conocerle, amarle e ir al Cielo. Esto ocurrió con la venida de Jesús, el mismísimo Hijo de Dios -Dios mismo en persona- hecho hombre. En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa (Hebreos 1, 1-3) .

Con la venida de Jesús la Revelación alcanzó su plenitud. Está completa. Ya ha sido revelado todo cuanto el ser humano necesita actualmente saber para estar en comunión con Dios y conocer el camino de la salvación. Dice el Catecismo: “Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta” Nota 6.

No hay, pues, que esperar nuevas revelaciones que, supuestamente, añadan cosas nuevas que Jesús no nos dijo, ni tampoco revelaciones que superen, cambien o modifiquen el mensaje de Jesús. La Iglesia lo enseña con rotundidad: “No hay que esperar ya ninguna revelación pública” Nota 7.

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Si una persona busca nuevas revelaciones y no le basta la revelación ya definitiva traída por Jesús y custodiada por la Iglesia, “no sólo haría una necedad, -dice San Juan de la Cruz- sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad” Nota 8. Un creyente no debe buscar ni pedir revelaciones nuevas. Le basta lo que Dios, culminándolo en Jesús, nos ha trasmitido con su Palabra y nos enseña por medio de la autoridad de la Iglesia. En Jesús, Hijo de Dios, lo tenemos todo: En Él están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col 2, 3).

Capítulo 3.- ¿Qué son las revelaciones “privadas”?

Sin embargo es un hecho que a lo largo de la historia ha habido otras apariciones y revelaciones. Por ejemplo: *Santa Teresa de Jesús, una de las santas más importantes de la Iglesia (hasta el punto de ser nombrada oficialmente por el Papa Pablo VI Doctora de la Iglesia) tuvo durante su vida distintas apariciones divinas y algunas revelaciones del Cielo según ella misma cuenta en sus libros (libros aprobados por la Iglesia). *Santa Margarita Mª Alacoque, monja francesa, recibió revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús entre 1673 y 1675. *Santa Bernardita Soubirous tuvo apariciones de la Santísima Virgen María en Lourdes en 1858. *En 1917 tres pequeños pastorcillos en Fátima recibieron importantes revelaciones, también de la Virgen.

Estos hechos parecen contradecir lo que hasta ahora veníamos diciendo. ¿No está ya terminada la Revelación de Dios? ¿No hemos dicho que nadie debe buscar ni querer nuevas revelaciones? ¿No es esto ofender a Dios buscando algo nuevo sin conformarnos con la verdad ya revelada plenamente en Cristo?

Y sin embargo la Iglesia, intérprete autorizada de la Revelación divina, ha acogido estas revelaciones y las ha aprobado, permitiendo a los creyentes seguirlas y difundirlas. ¿Es esto una traición a la Revelación de Dios?

No. No es posible que la Iglesia, a la que Dios guía e ilumina para interpretar de forma auténtica la Palabra de Dios, se equivoque admitiendo hechos que van contra la Revelación divina. Si la Iglesia las aprueba y las permite es porque no contradicen ni van contra la Revelación plena de Cristo. Examinemos pues cómo entiende la Iglesia estos “hechos”.

Es llamativo que la Iglesia les haya dado el nombre de revelaciones “privadas”. Con esto ya nos indica que son distintas a la Revelación pública, plena, perfecta y definitiva. En efecto: tres son las grandes diferencias entre ambas revelaciones:

1.-La Revelación “pública” se dirige a todos los hombres de todos los tiempos, sin excepción; las revelaciones “privadas” se dirigen a individuos concretos, aunque puedan incluir países enteros o situaciones históricas particulares que afectan a toda la humanidad.

2.-La Revelación “pública” es necesaria conocerla para salvarse; las revelaciones “privadas” no son necesarias para la salvación.

3.-La Revelación “pública” ya se terminó y es perfecta y plena; las revelaciones “privadas” pueden ocurrir en cualquier momento de la historia y son incompletas.

Capítulo 4.-Función de las revelaciones privadas

¿Cuál es la función de estas revelaciones privadas? Hay que dejar muy claro que su objetivo no es añadir nada a la Revelación pública, ni completarla, ni corregirla. Su función es otra. El Catecismo lo explica muy bien: “A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas “privadas”, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de mejorar o completar la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia” Nota 9.

Es decir: las revelaciones privadas son una ayuda que Dios manda a la humanidad en determinados tiempos para que se entiendan mejor algunos aspectos de la Revelación pública que, o bien se habían olvidado, o bien estaban en duda, o bien necesitaban un enfoque especial por las circunstancias históricas concretas de ese momento. Pongamos dos ejemplos:

Ejemplo 1.- A finales del siglo XII y comienzos del XIII se difundió por la Iglesia una corriente de pensamiento que ponía en duda la Presencia Real y verdadera del cuerpo de Jesús en las formas consagradas durante la Santa Misa. Muchos creyentes, incluidos sacerdotes, se dejaron llevar por este error que negaba una de las principales verdades de nuestra fe. En el año 1208 una religiosa, Santa Juliana de Mont-Cornillón, tuvo una visión en la cual observó una magnífica y esplendorosa luna llena a la cual le faltaba un pequeño pedazo. Dios le explicó el sentido de la visión: esa luna representaba las solemnidades y fiestas que la Iglesia celebraba en torno a los principales misterios de la fe. Dios le indicó que faltaba una fiesta: una solemnidad dedicada única y exclusivamente a honrar y venerar la Presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Santa Juliana trabajó por dar a conocer su visión y tras muchas dificultades y otros signos milagrosos, finalmente, en el año 1264 el Papa Urbano IV mandó que se celebrara con toda solemnidad la fiesta del “Corpus Christi” (El Cuerpo de Cristo) que ha llegado hasta nuestros días como una de las celebraciones más queridas por el pueblo cristiano. He aquí como una revelación privada ayudó a superar una crisis en la Iglesia en torno a una verdad de fe (la presencia de Cristo en la Eucaristía) y ayudó a crear una hermosa solemnidad que desde entonces se celebra con especial alegría por todos los creyentes.

Ejemplo 2.- Siglo XVII. La Iglesia estaba afectada en muchos países por el jansenismo, una corriente espiritual errónea que proponía una vivencia de la fe basada en el miedo a Dios. Esto hizo que muchas personas perdieran de vista una de las verdades fundamentales de nuestra fe: el amor infinito y personal que Dios nos tiene a cada uno de nosotros. Un gran grupo de creyentes, incluidos sacerdotes y religiosas, empezó a vivir su relación hacia Dios con lejanía y desconfianza. En estas peligrosas circunstancias Jesús se apareció a una humilde monjita de clausura, Santa Margarita María Alacoque, y le reveló la devoción a su Sagrado Corazón, invitándola a propagarla en la Iglesia. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús enseñaba de forma sencilla, y al mismo tiempo profunda, el infinito amor de Cristo al morir por nosotros e invitarnos a una íntima comunión con Él. Ese amor, por supuesto, ya estaba en la Revelación divina. ¡De hecho pertenece al centro del mensaje de la Palabra de Dios!. Pero ante el olvido general de los cristianos por los errores del jansenismo Dios quiso recordarlo y reavivarlo por medio de una revelación privada. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús no añadía nada nuevo a la Revelación, pero ayudaba a redescubrirla y revivirla con nueva fuerza en unos de sus

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aspectos más esenciales. Esta devoción fue, y sigue siendo, una bendición para la Iglesia y la humanidad.

Así pues las revelaciones “privadas”, aunque no aumentan ni mejoran la Revelación divina, ayudan a comprenderla mejor y a vivirla con más intensidad, ofreciendo valiosas pistas sobre los remedios espirituales más oportunos que deben usarse ante una situación peligrosa que vive la Iglesia o la humanidad.

Aparte de esto hay más razones por las que Dios permite este tipo de revelaciones. Digamos algunas más:

*Las revelaciones “privadas” nos demuestran que Dios existe y sigue preocupado por nosotros. Nos recuerdan que le importa nuestro destino, que nos cuida y se hace presente cuando las circunstancias se vuelven adversas. Son un gran aliento para seguir adelante en los momentos difíciles. Son una gran ayuda para reanimar nuestra fe y nuestra confianza en Él.

*Las revelaciones “privadas”, por su mismo carácter extraordinario y sobrenatural, son como una sacudida para la humanidad a fin de que vuelva sus ojos a la gran y única Revelación importante: Jesucristo. Muchísimas personas que vivían alejadas de la fe y no pisaban la Iglesia, gracias a estas revelaciones han vuelto a redescubrir a Cristo en sus vidas, han vuelto a creer, a practicar los sacramentos, a acercarse a la Iglesia, a recuperar el fervor religioso perdido... ¿Quién no ve en esto la sabiduría paternal y misericordiosa de Dios que atrae hacia Si a sus hijos por caminos siempre nuevos? Nota 10.

No olvidemos lo que dice la Sagrada Escritura: ¡Qué insondables las decisiones de Dios, qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? (Rom 11, 33-34). Dios, que conoce todos los pormenores de la historia y todas las necesidades de la humanidad, sabe muy bien por qué permite en determinados momentos determinadas apariciones. Debemos tener mucha humildad a la hora de meternos a juzgar los planes de Dios ya que nuestro conocimiento es muy limitado. Capítulo 5.-Distintos tipos de revelaciones privadas

Hay distintos tipos de revelaciones privadas dependiendo de lo que Dios pretende con

cada una de ellas: 1.- A veces Dios revela a algunos de sus siervos (especialmente sacerdotes) el estado

espiritual de otras almas mostrándole si están en gracia de Dios, si están en pecado, cuáles son estos pecados, qué tentaciones tienen, etc… Con esto Dios pretende dar una luz especial a su siervo para que guie mejor a las almas por el camino de la santidad. Son muy famosos los casos del Santo Cura de Ars y de San Pío de Pietrelcina, que recibían de Dios revelaciones del estado espiritual de las personas que se acercaban a confesarse con ellos Nota 11 .

2.- Otras veces las revelaciones privadas han tenido por objetivo revelar a alguien el destino final (Cielo, Infierno, Purgatorio) de un familiar o amigo difunto. A Santa Teresa de Jesús, como cuenta ella misma, se le reveló que un fraile conocido suyo de la Orden de los Carmelitas (a la que ella pertenecía) había ido al Cielo, tras morir, directamente, sin pasar por el Purgatorio Nota 12

3.- Cuando las revelaciones privadas tratan sobre una verdad de fe no son propiamente revelaciones sino más bien manifestación o declaración de lo ya revelado. A Santa Teresa de

Jesús el Señor le mostró el terrible estado en el que queda un alma cuando comete un pecado mortal, cosa que ya sabemos por la fe aunque no lo podamos ver Nota 13 . 4.-Hay revelaciones privadas que no tienen por objetivo ayudar a un individuo concreto o a un grupo limitado sino que suponen un mensaje para toda la Iglesia o para toda la humanidad. Con ellas Dios busca dar luz sobre lo que hay que hacer ante una situación histórica compleja. Las apariciones de la Virgen en Fátima con un mensaje claramente dirigido a ayudar a la Iglesia y al mundo ante amenazas concretas para las almas a principios del siglo XX son un clarísimo ejemplo.

5.-A veces Dios usa estas apariciones privadas para incorporar nuevas devociones en la piedad de la Iglesia que reflejen mejor algunos aspectos de la Revelación. A este tipo de revelaciones pertenecen las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús, las apariciones de la Divina Misericordia en el siglo XX a Santa Faustina Kowalska...

Capítulo 6.- Un maduro examen ¿Cuál es el proceso que usa la Iglesia para aprobar o no las revelaciones “privadas”? Ante unas supuestas apariciones sobrenaturales la Iglesia siempre usa de las mayores reservas y precauciones. Podríamos decir que antes de ser aprobadas oficialmente las revelaciones “privadas” tienen que superar un exigente y maduro examen. Es importante aclarar que sólo al Magisterio de la Iglesia “corresponde el discernimiento de tales revelaciones” Nota 14 . Esto significa que, ante una supuesta revelación privada, la última palabra sobre si proviene verdaderamente de Dios o no corresponde al Magisterio de la Iglesia (Papa y Obispos unidos a él). Esto no quiere decir que el resto de fieles pertenecientes al pueblo de Dios no tengan nada que decir al respecto. Ellos también deben ayudar a los pastores a discernir sobre la veracidad o no de la supuesta aparición. De hecho, muchas veces, el pueblo cristiano sencillo ha captado la verdad del acontecimiento sobrenatural antes que el Magisterio -ocurrió en Lourdes, en Fátima, con las revelaciones de la Divina Misericordia...-. En estos casos la fe de los cristianos ayudó a que los Obispos y el Papa pudieran hacer un correcto discernimiento. Demuestran tener poquísima capacidad de discernimiento los Obispos que pretenden juzgar ellos solos, sin ayuda del resto de la Iglesia, los acontecimientos sobrenaturales. Hay que contar con la ayuda de todo el pueblo de Dios salvando siempre, por supuesto, el hecho de que la última palabra sobre la verdad o no de dichas revelaciones, por disposición de Dios, corresponde única y exclusivamente al Magisterio de la Iglesia. La norma de discernimiento en estos casos comienza con las palabras del Apóstol: No apaguéis el espíritu, no despreciéis las profecías. Examinadlo todo; quedaos con lo bueno (1 Tes 5, 19). Fijémonos que San Pablo no dice: “Rechazadlo todo”, ni tampoco: “Aprobadlo todo”, sino: “Examinadlo todo”. La Iglesia, pues, prudentemente, cuando empiezan a suceder algunos de estos hechos ni los niega ni los aprueba sino que, como quedándose al margen, los va examinando para poder comprobar si se trata de una intervención divina o no. Tan errónea es la postura de los que lo rechazan todo sin investigar, como la de los que lo aprueban todo sin examinarlo. Prudencia, discreción, apertura de corazón y búsqueda de la verdad, sin prejuicios. Estos son los comienzos de la investigación de la Iglesia sobre un hecho de estas características.

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¿Cuales son los criterios de discernimiento más importantes? Son los siguientes: 1.-Jesús en el centro: Si la revelación privada es verdadera nos llevará a la única y plena Revelación total de Dios: Jesucristo. Toda verdadera aparición nos dirige a Jesús, nos lleva a vivir mejor su Evangelio, al encuentro con Él a través de la oración, los sacramentos, las virtudes, las obras de caridad... Si una aparición privada no tiene en el centro a Jesucristo y no nos lleva a unirnos más con Él no es verdadera, pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo (1 Cor 3, 11) .

2.-Concordancia con el depósito de la fe: Si una revelación privada dice cosas contrarias a las verdades de nuestra fe no hace falta seguir investigando: esa aparición es falsa. Dios no puede contradecirse. Y así: si una revelación dice que el Infierno no existe, que la Confesión es un invento humano, que en el pan consagrado en la Santa Misa no está real y sustancialmente el Cuerpo de Cristo (todas ellas verdades reveladas por Dios, contenidas en el depósito de la fe) esa revelación es falsa. “La fe cristiana no puede aceptar “revelaciones” que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud” Nota 15 . Es la conocida advertencia de San Pablo a los gálatas para que no cambiasen jamás el depósito de la fe tal y como se les había trasmitido: Aunque nosotros mismos o un ángel del Cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! (Gálatas 1, 8).

3.-Frutos buenos: Jesús dijo: Por sus frutos los conoceréis… un árbol sano no puede

dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos (Mt 7, 16. 18). Siguiendo esta norma es fácil observar si las supuestas apariciones producen frutos buenos o malos. Si las peregrinaciones al lugar donde han tenido lugar los hechos es cosa de pocos meses, o de un año o dos, y se realizan con superstición, fanatismo, manifestaciones un tanto histéricas, lejos de la fe y de las buenas costumbres, asociándose a prácticas mágicas o de tipo sectario, apartándose del Magisterio de la Iglesia, con vivencias muy superficiales o basadas en el mero sentimentalismo… es señal de que Dios no está actuando allí. En cambio, cuando las peregrinaciones son constantes, animadas por un recto sentir de la fe, tienen lugar conversiones profundas y duraderas, milagros auténticos, enriquecimiento de la vida cristiana, renovación en santidad, obediencia al Magisterio de la Iglesia… es señal de intervención divina verdadera.

4.-Videntes comprometidos: Por “vidente” se entiende la persona que recibe la revelación privada. No hace falta que sea un santo. Dios puede comunicarse con quién quiera, y el hecho de recibir apariciones no significa que la persona beneficiada por este hecho sobrenatural sea santa. La santidad se mide por las virtudes, no por los hechos sobrenaturales extraordinarios. No obstante, normalmente, el contacto con lo divino hace que una persona se convierta profundamente y viva de forma más plena su vida cristiana. Videntes humildes, obedientes, sencillos… suele ser signo de verdad y espíritu de Dios. Videntes altivos, soberbios, con ganas de llamar la atención, de ponerse en el centro, suele ser signo de ausencia de verdadero espíritu de Dios. Si es necesario la Iglesia puede pedir a los videntes que accedan a someterse a algunas pruebas de orden psicológico para comprobar si son personas normales o tienen alteradas sus funciones mentales.

5.-Ausencia de interés económico: Es importante que los videntes, sus familiares o las personas cercanas a los acontecimientos no intenten sacar dinero de las supuestas revelaciones privadas. Gratis habéis recibido, dad gratis (Mt 10, 8). Capítulo 7.-Los términos empleados El estudio sobre la veracidad o no de las supuestas apariciones corresponde a las autoridades de la Iglesia competentes para ello Nota 16 . Una vez terminado dicho estudio emiten un comunicado oficial en el cual pueden darse tres posibles posturas: PRIMERA: APROBAR LA REVELACIÓN PRIVADA. En este caso la revelación privada queda aprobada oficialmente por la Iglesia. Lo que esto significa y supone lo veremos en el capítulo siguiente. SEGUNDA: NEGAR LA REVELACIÓN PRIVADA. Se suele usar la expresión latina: “Constat de non supernaturalitate” (se traduce: “Consta de no ser sobrenatural”). Es decir: tenemos certeza de que la supuesta revelación privada no viene de Dios, no tiene origen sobrenatural divino. Desde ese momento los fieles (tanto sacerdotes como pueblo creyente) tienen obligación de dejar de hablar de dicha aparición, dejar de difundirla y dejar de creer en ella. Lo contrario sería un acto de desobediencia al Magisterio de la Iglesia. TERCERA: DECLARAR QUE NECESITA SEGUIR INVESTIGANDO EL ASUNTO. Se suele usar la expresión latina: “Non constat de supernaturalitate” (se traduce: “No nos consta de su sobrenaturalidad”) Es decir: aún no podemos asegurar que sea una intervención divina. Muy importante: en este caso la Iglesia no niega el origen sobrenatural de la aparición. Simplemente declara que todavía necesita más elementos para emitir un juicio definitivo (aprobación o negación). La Iglesia suele usar esta tercera fórmula cuando no lo ve claro pero son tantas las personas que empiezan a seguir dicha revelación privada que se ve obligada a hacer algún tipo de declaración oficial. Es importante no confundir esta expresión con la segunda. La segunda es una prohibición y negación; esta es una medida de prudencia según la cual se indica que es necesario seguir investigando Nota 17. Es importante también aclarar que la Iglesia no aprueba una aparición mientras esté sucediendo (al igual que no hace santo a nadie mientras esté con vida). Por sentido de prudencia suele esperar a que terminen los acontecimientos para tener todos los datos en conjunto y poder dar un comunicado bien fundamentado. Lo que si puede es negar una aparición que todavía esté ocurriendo porque se vea con claridad que su origen no es divino. Capítulo 8.-La “aprobación” de la Iglesia: significado En el supuesto de que la Iglesia apruebe oficialmente una revelación “privada”, ¿qué quiere decir con ello?

Ante todo es necesario dejar muy claro que nunca la aprobación de una aparición significa que pasa a pertenecer al contenido del depósito de la fe. Nunca. Como ya hemos explicado el depósito de la fe ya se cerró. La Revelación pública ya terminó y no se le puede

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añadir ni quitar nada. Las revelaciones privadas “no pertenecen al depósito de la fe” Nota 18. Ayudan a vivirlo mejor, pero no lo aumentan. La aprobación de una revelación “privada” significa que la Iglesia reconoce de forma oficial que dicha revelación no se opone ni contradice al depósito de nuestra fe y muestra signos ciertos de tener procedencia divina. Lo cual supone: 1.-Que todo fiel puede creerla y seguirla 2.-Que se puede hablar de ella en catequesis, homilías, encuentros apostólicos…. como algo cierto. 3.-Que se pueden organizar peregrinaciones oficiales a ese lugar Nota 19 . Es decir: ningún cristiano necesita conocer las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús, ni las apariciones de Lourdes, o Fátima, para amar a Dios y salvarse. Porque todo lo que estas revelaciones nos han aportado ya está revelado en la Revelación pública. No son necesarias y por lo tanto si no te ayudan en tu vida cristiana no hace falta que las aceptes. Nadie puede obligarte a hacerlo. Ahora bien: como sabemos que Dios las permite para nuestro bien y para ayudarnos en ciertos momentos de la historia a vivir mejor su Gran Revelación, sería un poco imprudente y quizás hasta de cierta soberbia desentenderse totalmente de ellas. ¿Dios nos manda, por así decirlo, un libro de instrucciones para vivir mejor su alianza… y pasamos de él? Normalmente la Iglesia no lo hace: les presta atención, sigue sus indicaciones, instituye fiestas nuevas basadas en ellas. Y los santos (ejemplo para todos los cristianos) suelen ser muy devotos de las revelaciones privadas aprobadas por la Iglesia. Sería temerario y ciertamente de poca humildad no atender a lo que el Cielo nos quiere decir con ellas.

Algunos preguntan: “¿Puede un cristiano negar públicamente la veracidad de una aparición aprobada por la Iglesia?”. La respuesta es: No. Un cristiano no puede decir públicamente: “La Virgen no se ha aparecido en Fátima”. Puede, si quiere, no hacer caso a estas apariciones. Puede en su interior no aceptarla. Pero no puede negar su autenticidad públicamente porque la Iglesia, al aprobar la aparición, ha dicho a los fieles que pueden creer en ella y se ha comprometido con su autoridad a reconocer su origen divino.

Algunos insisten: “Pero no es un dogma de fe…. ¿Por qué no puedo negarla públicamente?”. Ya hemos explicado que una revelación “privada” jamás puede ser un dogma de fe. Y por eso negarla, aunque esté aprobada por la Iglesia, no significaría incurrir en el grave pecado de herejía Nota 20 . Pero si sería incurrir en una desobediencia a la Iglesia cuyo juicio ha sido declarar que tal aparición puede creerse. Un cristiano no puede negar rotundamente de forma pública un juicio claro de la Iglesia emitido por los legítimos pastores (en este caso los Obispos), aunque no sea una verdad de fe.

Supuesto esto hemos de añadir que algunas de estas revelaciones “privadas” han tenido una aprobación especial por parte del Magisterio de la Iglesia. Es el caso de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús, la Divina Misericordia, Lourdes, Fátima… Estas revelaciones “privadas” no solo han sido aprobadas oficialmente por la Iglesia. Han sido nombradas en documentos oficiales del Magisterio de la Iglesia o se han instituido fiestas litúrgicas en su honor (a veces de obligada celebración en toda la Iglesia). En este sentido el Sagrado Corazón de Jesús es solemnidad litúrgica; la Divina Misericordia es fiesta en toda la Iglesia (se celebra el domingo después del domingo de Resurrección); las celebraciones litúrgicas de Lourdes y Fátima están permitidas opcionalmente en toda la Iglesia universal. Esto les da una especial aprobación pues ya se sabe la norma de fe: “Lex orandi statuit lex credendi” (Traducido: “La ley de la oración establece la ley de lo que se cree”). Es decir: la Iglesia no propone oficialmente orar en algo que

no cree. La liturgia es un lugar teológico donde la Iglesia expresa su Credo. Por eso algunos teólogos muy serios no dudan en afirmar que en estos casos estamos ante un acto de Magisterio ordinario de la Iglesia que exige un acto de especial obediencia por parte de los fieles. Capítulo 9.-Un error: la oposición de los racionalistas Hay creyentes que siempre se muestran críticos con todo lo que sea manifestaciones que tengan carácter sobrenatural. Sin comprender los planes de Dios, porque no van según sus gustos, no cesan de atacar y ridiculizar todo tipo de revelación “privada”, incluso las aprobadas por la Iglesia. Son personas que quieren pasar todo por su razón, para entender y controlar las manifestaciones de Dios. No parecen entender que Dios es soberanamente libre y nadie puede controlarlo. Quizás esto es lo que les fastidia de las apariciones y revelaciones privadas: que no se ajustan a sus parámetros racionales. Dios siempre nos sorprende y ellos no se dejan sorprender. Un ejemplo muy claro lo tenemos en las apariciones de la Virgen. Ella nos sorprende eligiendo lugares, personas y mensajes que muchos creyentes racionalistas consideran absurdos o poco realistas. Y así la Virgen no elige lugares bonitos o atractivos sino lugares humanamente hablando poco agradables (piénsese en Fátima). Tampoco suele elegir como videntes a personas cultas, con gran influencia sobre las sociedades y los pueblos, sino más bien a gente humilde, sencilla, ignorante. Sus mensajes suelen ser directos, concisos, comprometedores, tocando temas que, precisamente, muchos teólogos, Obispos y sacerdotes hoy día, por su falta de fe, no suelen predicar jamás: conversión, penitencia, Infierno, Cielo, almas, demonio, frecuencia de sacramentos, poder de la oración y el ayuno... Y sin embargo esta es la manera de actuar de Dios, no según nuestros lógicos y pobres parámetros humanos, sino según la sabiduría divina; pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres (1 Cor 1, 25). Si la Virgen elije lugares poco atractivos en lo humano es para que nos fijemos en lo que nos dice, no en dónde lo dice. Si elige a personas humildes es para que comprendamos que todo viene de Ella, y que ante Dios solo valen los sencillos y puros: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Si, Padre, así te ha parecido bien (Mt 11, 25-26). Y si sus mensajes son claros, comprometedores, contrarios a la mentalidad reinante, es porque la mentalidad reinante muchas veces se ha apartado del Evangelio, y todos (incluidos Obispos, sacerdotes y teólogos) necesitamos oír la verdades de Dios en toda su radicalidad, pureza y firmeza. Pero estas personas racionalistas no entienden la sabiduría de Dios, no entienden su manera de actuar Nota 21.

¡Qué lástima que entre estas personas se encuentren teólogos, sacerdotes e incluso Obispos! Parecen no tener en cuenta la innumerable cantidad de conversiones que estas apariciones provocan en el mundo (lo cual, por cierto, contrasta con el escaso o nulo fruto apostólico de estos críticos). Atacan aquellos hechos y lugares donde la gente se encuentra con Dios, lo cual prueba el poco deseo de salvación de las almas que tienen. Niegan los hechos sobrenaturales, como si Dios no fuera capaz de hacer maravillas a favor de sus fieles. Se jactan de sabios e intentan comprender estos sucesos y como no pueden (porque les falta la humildad necesaria para comprender las intervenciones divinas) se revuelven furiosos contra ellos. Siempre están condenando, advirtiendo, sospechando… El caso acontecido con la devoción a la Divina Misericordia y la espantosa injusticia ejercida sobre San Pío de Pietrelcina -que vamos a narrar a continuación- debería hacer meditar y reflexionar a muchos de estos creyentes “sabios” y

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“racionalistas”, aunque sean Obispos o Cardenales, que no parecen temer estar oponiéndose a las obras de Dios. ¿No sabemos que ante el juicio de Dios también daremos cuenta de haber obstaculizado las santas inspiraciones del Señor que podrían haber ayudado a salvar muchas almas? ¡Ay si somos culpables de haber evitado la salvación de algunos por no hacerles llegar los santos medios que Dios usa, entre ellos las revelaciones “privadas”! ¡Cuántos tendrán que repetir avergonzados ante la Majestad divina las mismas palabras de Job: Reconozco que lo puedes todo, que ningún proyecto te resulta imposible… Hablé de cosas que ignoraba, de maravillas que superan mi comprensión (Job 42, 2-3)! Como ejemplo de estos errores examinemos lo que ocurrió con la devoción a la Divina Misericordia y con San Pío de Pietrelcina. Devoción a la Divina Misericordia: Durante los años treinta Jesús se apareció a Santa Faustina Kowalska revelándole la devoción a la Divina Misericordia. Las bases de esta devoción se encuentran en los escritos de esta mística Nota 22. A la muerte de la religiosa (año 1938) la devoción se difundía por Polonia con gran libertad (a pesar de, lógicamente, aún no estar aprobada por la Iglesia) y, en dos años, ya estaba por Estados Unidos, Inglaterra, Francia… Los frutos en las almas eran numerosos y muy buenos. Y sin embargo, de repente, en 1951, el Obispo de Vilna, Don Romuald, escribió: “Mi opinión sobre el culto a la Divina Misericordia propuesto en el contexto de las visiones de sor Faustina es muy negativo”. No se limitó a escribir esto. Prohibió en su diócesis el culto. Argumentaba que, según el derecho canónico, había que ser muy cauto con este tipo de revelaciones. Además, según él, la manera de propagarse esta devoción estaba en desacuerdo con el espíritu de la santa Iglesia. El caso es que su postura empezó a hacerse extensiva a otros Obispos, sacerdotes, teólogos… De pronto todo fueron pegas: la hermana Faustina podía haber sido presa de un engaño, la imagen de Jesús no era correcta ni litúrgica, ni artística, ni teológicamente… El Santo Oficio, en 1954, decidió que no debía introducirse la fiesta de la Divina Misericordia. Desde ese momento el episcopado polaco ordenó a todos los sacerdotes retirar las imágenes de Jesús misericordioso de los templos. En 1958 el Santo Oficio envió un demoledor decreto sobre el asunto al primado de Polonia, Stefan Wyszynski. En él se decía: 1.-No se debe persistir en que las revelaciones de sor Faustina sean sobrenaturales 2.-No debe introducirse la fiesta de la Divina Misericordia 3.-Se prohíbe la propagación de imágenes o textos que difundan esta devoción según las formas trasmitidas por la hermana Faustina. Providencialmente, justo en ese mismo año, 1958, fue consagrado Obispo en Polonia Karol Wojtyla, que comenzó inmediatamente una grandísima lucha para eliminar los decretos del Santo Oficio y establecer la devoción a la Divina Misericordia (incluso durante la celebración del Concilio Vaticano II hizo gestiones al respecto). Lo consiguió. Y cuando veinte años después, en 1978, fue elegido Papa (Juan Pablo II), canonizó a la hermana Faustina e instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia para el II Domingo de Pascua. Hoy día estas revelaciones están plenamente aprobadas por la Iglesia. La imagen de la Divina Misericordia está en casi todas las Iglesias y el bien que ha hecho (conversiones, milagros, aumento de vida cristiana…) es incontable. Pero estuvo a punto de quedar en nada por culpa de unos pastores demasiado celosos, sospechosos de todo lo sobrenatural y faltos de un correcto espíritu de discernimiento Nota 23. San Pío de Pietrelcina: El Padre Pío de Pietrelcina, sacerdote capuchino, que recibió infinidad de carismas extraordinarios para bien de las almas (el más famoso de todos fue el recibir los sagrados estigmas de la pasión en sus manos, pies y costado en 1918) hizo una labor pastoral impresionante, consiguiendo la conversión de miles y miles de personas. Y sin embargo fue terriblemente atacado, difamado y perseguido por sacerdotes, teólogos y obispos que, movidos por la envidia y otros intereses humanos, trabajaron incansablemente por desacreditar a este

santo sacerdote, hasta el punto de conseguir, con informaciones falsas y tergiversadas, que el Santo Oficio declarase oficialmente no tener origen sobrenatural sus carismas y prohibirle decir la Santa Misa en público durante dos años. Incluso consiguieron que un Papa tan santo como lo era San Juan XXIII dudará del Padre Pío. Esto trajo como consecuencia que muchísimas almas que podían haberse beneficiado de su fructuoso apostolado no lo hicieran (algo de lo que habrán tenido que responder ante Dios aquellos eclesiásticos). Finalmente, tras su muerte, y tras investigaciones prudentes y objetivas, la Iglesia ha acabado reconociéndole no sólo como santo, sino como uno de los santos más importantes de la historia de la Iglesia. Su memoria (el 23 de Septiembre) es ya memoria obligatoria en toda la Iglesia. He aquí otro ejemplo de como pastores, movidos más por intereses humanos que divinos, llevados más por la razón mundana que por la razón de la fe, estuvieron a punto de condenar para siempre a un auténtico enviado de Dios Nota 24. Capítulo 10.-Otro error: el fanatismo de los crédulos

Por otro lado está el error de aquellos creyentes que se fanatizan con este tipo de acontecimientos y solo viven para buscar apariciones y hechos extraordinarios. Siempre andan a la caza del último vidente, a la búsqueda de lo maravilloso, lo sobrenatural… Convierten las revelaciones “privadas” en algo esencial, como si fuera lo único que Dios nos ha querido decir. Olvidan que la fe, ante todo, es creer sin ver Nota 25 . Mezclan las apariciones aprobadas con la Iglesia con apariciones de dudoso origen. Van buscando continuamente novedades, nuevos mensajes, nuevas apariciones… Tienen toda una colección de supuestos mensajes celestiales que nunca les basta, porque siempre quieren más y más.

Es un grave error que conduce a una vivencia de la fe totalmente desviada. A la larga suelen convertirse en personas muy críticas con el Magisterio de la Iglesia, del que se acaban separando para vivir una fe que mezcla elementos verdaderos con elementos supersticiosos. Estas personas olvidan que separarse de la Iglesia y de su Magisterio es separarse de Cristo y de su enseñanza.

Es importante recalcar que ninguna aparición, aunque esté aprobada por la Iglesia, es necesaria para vivir la fe. Tratar de imponer una aparición o vivirla como si fuera más importante que la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia es un error de base que conlleva lamentables consecuencias.

También es importante dejar muy claro que, según la doctrina de los santos, no deben buscarse ni desearse este tipo de revelaciones. Tenemos ya la Revelación plena que nos ha traído Jesucristo. ¿Por qué buscar fanáticamente estas novedades? Cuando Dios las permita y nos las envíe, ¡recibámoslas con alegría y humildad! Pero no las busquemos ni basemos toda nuestra vida cristiana en ellas. Nos advierte el Espíritu Santo: No pretendas lo que te sobrepasa, ni investigues lo que te excede. Pon atención a lo que se te encomienda, porque no tienes necesidad de cosas secretas. No te afanes por lo que supera tus capacidades, pues ya te han enseñado cosas que te desbordan (Si 3, 21-23).

Lo importante de un cristiano, lo que debe buscar ante todo, es creer en Dios, amarle y cumplir perfectamente su voluntad. Las revelaciones “privadas” deben ayudarnos a esto (por eso las permite Dios). Pero no podemos basar en ellas, y menos de forma fanática, ni nuestra vida cristiana ni nuestra santidad. Santa Teresa de Jesús, que vivió continuamente recibiendo

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apariciones del Señor, no ponía en ellas la esperanza de su santidad. Ella misma escribió: “En lo que está la suma perfección claro está que no es en regalos interiores ni en grandes arrobamientos, ni visiones ni espíritu de profecía, sino en estar nuestra voluntad tan conforme con la de Dios, que ninguna cosa entendamos que quiere, que no la queramos con toda nuestra voluntad, y tan alegremente tomemos lo sabroso como lo amargo, entendiendo lo quiere Su Majestad” Nota 26 . Lo mismo decía Santa Faustina Kowalska, a quien Jesús le reveló la devoción de la Divina Misericordia: “Dios me ha dado la luz interior y me ha hecho comprender la santidad y en qué consiste... Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios” Nota 27. Deberían tener muy presentes estas palabras ciertos creyentes que se pasan la vida entera buscando apariciones y nuevas revelaciones. Basan su fe en este tipo de sucesos sin darse cuenta de que no sólo pueden estar perdiendo el tiempo con falsedades sino, lo que es peor, ofendiendo a Dios por no bastarles las palabras definitivas que Jesús nos reveló. (Paramásinformaciónentrarenwww.consagracionalavirgen.com)

NOTAS Nota 1:Obviamenteestaspocas líneas sonun resumenmuy resumidodelmensaje reveladoporDios.Simplementeheenumeradolascosasmásimportantes.Nota 2:El resumende lasprincipalesverdadesde la fe se encuentraenel “Credo”.Paraexplicarmásprofundamente el Credo la Iglesia suelepublicarCatecismos. En el año1992elPapaSan JuanPablo IIpublicóelCatecismodelaIglesiaCatólica,textobaseparasabertodoloqueenseñalafecatólica.Nota3:CONCILIOVATICANOII,ConstitucióndogmáticaDeiVerbumn.7Nota4:CONCILIOVATICANOII,ConstitucióndogmáticaDeiVerbumn.10Nota5:CONCILIOVATICANOII,ConstitucióndogmáticaDeiVerbumn.10Nota6:CATECISMODELAIGLESIACATÓLICA,Número65Nota7:CONCILIOVATICANOII,ConstitucióndogmáticaDeiVerbumn.4Nota8:SANJUANDELACRUZ,SubidadelMonteCarmelo,Libro2,capítulo22Nota9:CATECISMODELAIGLESIACATÓLICA,Número67Nota10:EsllamativoloquenoscuentaVittorioMessori.EnunagigantescaencuestarealizadaenItaliaporlaUniversidadCatólicadeMilánsobrelareligiosidadenelpaís,sedescubrióquemásdelamitaddelas personas valoraban Lourdes y Fátima como “signos de la presencia de Dios entre los hombres”. Y(muyllamativo)losmásconvencidosdelasobrenaturalidaddeestoshechoserangentemuyjoven(entre18y21años).ReflexionabaVittorioestosdatos,comparándolosconlacrisisdefequeazota lospaísesoccidentales, con lassiguientespalabras: “¿Porquénoapoyarnosen laconfianzaextraordinariaque lagente(jóvenesincluidos)poneenlaverdaddelugarescomoFátimayLourdes?¿Porquénopartirdeahíparaunanuevaevangelizaciónquepodríamos llamardeductiva, esdecir,desde la realidaddeaquelloshechos,hasta laverdadde fequeéstospresuponeny confirman?”VITTORIOMESSORI,HipótesissobreMaría,Capítulo11.Nota11:PuedenversevariosejemplosenellibrodeFRANCISTROCHU,ElCuradeArs,Capítulo26;yeneldeLEANDROSÁEZDEOCÁRIZ,PíodePietrelcina,Capítulo16Nota12:SANTATERESADEJESÚS,Librodelavida,Capítulo38Nota13:SANTATERESADEJESÚS,Lasmoradas,Moradasprimeras,Capítulo2Nota14:COMPENDIODELCATECISMODELAIGLESIACATÓLICA,Número10Nota15:CATECISMODELAIGLESIACATÓLICA,Número67Nota16:MuchaspersonascreenerróneamentequeladecisióndeaprobaronounasupuestaapariciónprivadacorrespondealPapa.Noesasí.EselObispopropiodel lugardondesuceden loshechoselquedebeocuparsedelainvestigaciónyelquedebedecidirsiapruebaonolaaparición.Yasí,FátimanofueaprobadaporelPapa.FueaprobadaporelObispodeLeiría,diócesisalaquepertenecíaFátima.SoloencasosmuyextraordinarioselPapapuedequitaralObispo laautoridaddedecidir laveracidadonodeapariciones que tienen lugar en su territorio y encargársela a una comisión especial o reservarse laúltimapalabrasobreelasunto(talhasidoelcasodeMedjugorje).Nota 17:Ha ocurrido alguna vez que la Iglesia ha usado esta expresión ymuchos (inclusoObispos ysacerdotes)lahanentendidocomounaprohibiciónounanegacióndeunasupuestaaparición.Nota18:CATECISMODELAIGLESIACATÓLICA,Número67Nota19:UnaperegrinaciónoficialesaquellaquesepreparadirectamenteporelObispooensunombre.Nota 20: “Herejía” es un pecado grave contra la fe que supone negar, con obstinación, una o variasverdadesde fe .Esgraveporqueequivalea llamaraDiosmentiroso (negandoserverdad loqueÉlharevelado).Nota21:ParaquiendeseeconocerlasprincipalesaparicionesdelaVirgenalolargodelossigloshaytresseriesdecuadernosdeformaciónquelasnarranyexplican: laserie“AparicionesdelaVirgen”, laserie“AparicionesenFátima”ylaserie“AparicionesenMedjugorje”.Nota 22: Puede verse la historia de dichas apariciones en el cuaderno de formación titulado “BrevehistoriadelasaparicionesdelaDivinaMisericordia”(Número6delaserie“ElamordeDios”)Nota23:PuedeleersecondetenimientolahistoriaenEWAK.CZACZKOWSKA,LamensajeradelaDivinaMisericordia(verlasegundapartedellibro).Nota24:Entreotroslibros,paraconocermejorlapersecucióneincomprensiónalaqueseviosometido,puedeleerseLUIGIPERONI,PadrePío,elSanFranciscodenuestrotiempo(verlasegundapartedellibro).Nota25:DiceJesús:Bienaventuradoslosquecreansinhabervisto(Jn20,29)Nota26:SANTATERESADEJESÚS,Lasfundaciones,Capítulo5Nota27:SANTAFAUSTINAKOWALSKA,Diario,número1107

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Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí (Jn 14, 6) Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en Mí no quedará en tinieblas (Jn 12, 46).