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¿Existe Dios? El supremo interrogante:

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¿ExisteDios?

El supremo interrogante:

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Este folleto no es para la venta.Es una publicación de la Iglesia de Dios Unida,

una Asociación Internacional, que se distribuye gratuitamente.

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PERÚApartado 18-0766

Lima

Salvo indicación contraria, las citas bíblicas son dela versión Reina-Valera, revisión de 1960.

El lector notará el uso del término el Eterno en lugar del nombreJehová que aparece en algunas ediciones de la Biblia. La palabraJehová es una adaptación inexacta al español del nombre hebreoYHVH, que en opinión de muchos eruditos está relacionado conel verbo ser. En algunas Biblias este nombre aparece traducidocomo Yahveh, Yavé, Señor, etc.; en nuestras publicaciones lo he-mos sustituido por la expresión el Eterno, por considerar que re-fleja más claramente el carácter imperecedero e inmutable del“Alto y Sublime, el que habita la eternidad” (Isaías 57:15).

Ilustración de la cubierta: Fotomontaje por Shaun VenishFotografías: Corbis Digital Stock

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Era un descubrimiento asombroso.Durante 10 días los astrónomos ha-bían estado enfocando el telescopio

espacial Hubble en una pequeña mancha enel cielo que no parecía ser más grande queun grano de arena al alcance de la mano.

Concentrándose en un punto cerca de laOsa Mayor donde la vista no sería obstrui-da por planetas o estrellas cercanos, los as-trónomos se valieron de los instrumentos deeste gigantesco telescopio orbital para obte-ner 342 fotografías, con una duración entre15 y 40 minutos cada una. Con toda pa-ciencia registraron diminutos puntos de luzcuatro mil millones de veces más tenuesque los que pueden verse a simple vista.

Esperaban encontrar respuestas funda-mentales acerca del universo. ¿Cuán gran-de es? ¿Hasta qué distancia podemos veren nuestra búsqueda de galaxias que se en-cuentran a miles de millones de años luz dela nuestra? ¿Podrían encontrar indiciosacerca del origen del universo y de nuestrapropia galaxia, la Vía Láctea?

Los astrónomos quedaron estupefactoscuando combinaron los cientos de fotogra-fías y vieron el fruto de sus esfuerzos. Anteellos aparecía una asombrosa imagen. Lapequeña partícula de cielo que tan meticu-losamente habían escudriñado con el teles-copio más poderoso que haya construido elhombre, encerraba un calidoscopio de cien-tos de galaxias de varias formas, tamaños ycolores. Mirando el cielo como a través deun tubo delgadísimo, ¡pudieron contar1.500 galaxias por lo menos!

Al explorar las profundidades del tiem-po y el espacio, llegaron a la conclusión deque las galaxias más tenues que pudieronfotografiar se encuentran a una distancia demás de 10 mil millones de años luz. Algu-nas de las más brillantes se encuentran mu-cho más cerca, a sólo unos 2.500 millonesde años luz.

Aún más asombroso es el hecho de quelos astrónomos hayan concluido que en eluniverso existen muchas más galaxias delas que podemos imaginarnos: cuandomenos 100 mil millones y quizá hasta mu-chas más.

¿Hasta qué número pueden llegar? Paratener una idea un poco más clara, si pudié-ramos contar a razón de una galaxia por se-gundo, día tras día, tardaríamos casi 32años para llegar a la cifra de mil millones.Tomaría más de tres milenios llegar a la ci-fra de 100 mil millones de galaxias. Y esoes tan sólo el número de galaxias que se hacalculado que hay en el universo. Se creeque una galaxia como la Vía Láctea, de ta-maño mediano, contiene 200 mil millonesde estrellas e incontables planetas.

Tales cifras estratosféricas exceden fá-cilmente a nuestra limitada capacidad decomprensión.

Preguntas acerca de nuestro origen

¿Quién de nosotros, al contemplar elcielo en una noche estrellada, no se ha pre-guntado alguna vez por qué estamos aquí?¿Qué lugar ocupamos en el espacio side-ral? ¿Qué propósito tiene la vida?

En una época en que el conocimientodel universo ha aumentado en forma asom-brosa, los filósofos, científicos y otros pen-sadores se hacen estas mismas preguntas.Las conclusiones que han sacado despuésde mucha reflexión, y con base en el enten-dimiento científico tradicional, no han sidomuy acertadas.

Stephen Hawking, científico y profesoringlés, en su libro titulado A Brief History ofTime [“Breve historia del tiempo”], analizaalgunas de estas importantes preguntas. Éldice: “Nos encontramos en un mundo des-concertante. Queremos encontrarle sentidoa lo que nos rodea, y preguntar: ¿Cuál es lanaturaleza del universo? ¿Cuál es nuestrolugar en él y de dónde vino éste y de dóndevinimos nosotros?” (1988, p. 171).

Desde los albores de la historia la gentese ha hecho preguntas acerca de su exis-tencia. Pero éstas nunca fueron tan bien ex-presadas como las han expresado algunosde los científicos, historiadores y filósofosmás eminentes de nuestro tiempo.

El profesor Hawking no cree tener todaslas respuestas. Sin embargo, por medio desu sobresaliente conocimiento y habilidad—particularmente en los campos de la as-

trofísica, la cosmología y las matemáti-cas— hace las preguntas correctas.

Él no es el único científico que ha exa-minado estas preguntas básicas. Otro bri-llante científico y escritor, el finado CarlSagan, en el prólogo del libro del profesorHawking, escribió: “Vamos por la vida sinentender casi nada del mundo. Poco pensa-mos en la maquinaria que genera la luz delsol que hace posible la vida, en la gravedadque nos mantiene sobre un planeta que, deno ser así, nos lanzaría hacia el espacio, oen los átomos de los cuales estamos hechosy de cuya estabilidad dependemos total-mente” (ibídem, p. ix).

El profesor Sagan dedicó su vida a la ta-rea de llevar el pensamiento científico alpúblico no científico. Veamos otro de suscomentarios: “A excepción de los niños(quienes no saben lo suficiente para no ha-cer las preguntas importantes), pocos denosotros dedicamos mucho tiempo a pre-guntarnos por qué la naturaleza es comoes, de dónde vino el cosmos, o si siempreha estado aquí . . .” (ibídem).

Quizá la mayoría de nosotros no nossentimos capacitados para sopesar los mis-terios del universo, y creemos que hacerloes una pérdida de tiempo. Pero no es así.Esta curiosidad intelectual es innata en elser humano. Uno debe hacer las preguntasy debe recibir las respuestas. En las últimaspáginas de su libro, el profesor Hawking serefiere a esto: “. . . Si descubrimos una teo-ría completa [que lo explique todo], debe-rían entenderla no sólo unos pocos científi-cos sino el mundo entero. Entonces todosnosotros, filósofos, científicos y gente co-mún y corriente, seríamos capaces de par-ticipar en la discusión acerca de por quéexistimos nosotros y el universo”. Y con-cluye diciendo: “Si encontráramos la res-puesta a eso, sería el triunfo más importan-te del razonamiento humano, porque en-tonces conoceríamos la mente de Dios”(ibídem, p. 175).

Paul Johnson, historiador inglés, tam-bién plantea algunas de las preguntas másimportantes para el hombre: “¿Para qué es-tamos aquí en la tierra? ¿Es la historia sóloC

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Preguntasdecisivas

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una serie de acontecimientos que se resumen ennada? . . . ¿O existe un plan determinado delcual, por humilde que sea nuestra parte, nosotrossomos los instrumentos?” (A History of the Jews[“Historia de los judíos”], 1997, p. 2).

Un asunto trascendental

¿Es esta vida todo lo que hay, o existe algomás? Si hay algo más, ¿cómo le afectaría a us-ted en su vida el tener conciencia de ese algo?Cuando estudiamos la historia de la humanidad,¿no estamos pasando por alto algo importante?

Estas preguntas realmente son importantes.¿Alguna vez las ha considerado usted seriamen-te? ¿Por qué estamos aquí? ¿Existe algún pro-pósito para nuestras vidas, y está ligado inextri-cablemente ese propósito a la existencia deDios? Necesitamos hacernos estas preguntas ybuscar las respuestas, porque las respuestas im-plican cosas muy serias que deben afectar pro-fundamente nuestra forma de vivir.

Pero ¿dónde empezar? ¿Cómo podemos con-testar esas preguntas que son las más elementa-les de todas? ¿Existe Dios? ¿Acaso él es real?¿Cómo es él? ¿Tiene algún plan para nosotros?Podemos encontrar las respuestas a todas estaspreguntas; las pruebas de la existencia de Diosestán disponibles.

En esta publicación examinaremos algunasde esas pruebas, planteando y contestando pre-guntas que son indispensables en la búsqueda denuestro significado y propósito.

El telescopio espacial Hubble (arriba) nosha traído asombrosas imágenes del espacio si-deral. La foto de la izquierda muestra galaxiasque se encuentran a 10 mil millones de añosluz de nosotros. Algunos astrónomos creenque nuevas estrellas tal vez se formen entrelos nebulosos “pilares de la creación” (abajo).

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En los últimos siglos, filósofos ycientíficos han tratado de contestarlas grandes preguntas acerca de la

existencia del hombre y su lugar en el uni-verso. ¿Cuál ha sido su perspectiva?

Ellos han partido de la premisa de queDios no existe. Al no aceptar nada que nopodamos ver, oír, sentir, medir o conocermediante los métodos científicos, ellos hancreído que las respuestas pueden encontrar-se por medio del razonamiento hu-mano. Haciendo uso de la capaci-dad del hombre para razonar, consus prejuicios en contra de Dios (ver“La hostilidad natural del hombrehacia Dios”, p. 25), han llegado a laconclusión de que el universo provi-no de la nada, la vida evolucionó dela materia inerte y el razonamientomismo es nuestra mejor guía paraorientarnos correctamente.

El historiador Paul Johnson dice:“La existencia o inexistencia deDios es la pregunta más importanteque los seres humanos tenemos queenfrentar. Si Dios existe, y si al ter-minar esta vida somos llamados aotra, de esto se deriva una trascen-dental serie de consecuencias, la cual debe-ría afectar cada día, casi cada momento denuestra existencia terrenal. Así, nuestra vidaviene a ser tan sólo la preparación para laeternidad y debemos conducirnos siempreteniendo en mente nuestro futuro” (A Questfor God [“En busca de Dios”], 1996, p. 1).

¿Acaso podemos entender realmente lasrespuestas a las preguntas más importantesde la vida si no estamos dispuestos cuandomenos a analizar el tema de la existencia deDios, quien, como se nos afirma en la Bi-blia, nos creó a su imagen y semejanza ynos dio la vida? (Génesis 1:26-27). Noobstante, el razonamiento humano auto-máticamente descarta la idea de Dios comonuestro Creador, quien tiene un propósitotanto para el hombre como para el univer-so. Ese desprecio hacia Dios ha tenido con-secuencias imprevistas y trágicas.

¿Podemos encontrar pruebas sólidas dela existencia de Dios? De ser así, ¿en qué

consisten y dónde debemos buscarlas?¿Cómo reaccionamos ante tales pruebas ycómo afectan nuestra manera de vivir?

Cómo valorar las pruebas

¿Cómo podemos cotejar las pruebas dela existencia de Dios con los argumentosen contra? La manera en que se examineny valoren las pruebas es lo que determina-rá la validez de la conclusión a la que lle-

guemos en este asunto tan importante. De-bemos analizar los argumentos a favor yen contra de la existencia de Dios sin re-currir a premisas parciales o a conclusio-nes ilógicas.

La parcialidad puede funcionar en dosformas. Mucha gente que cree en la exis-tencia de Dios se siente obligada a defen-der su punto de vista de manera irracional,perjudicando así la validez de sus argu-mentos. Igualmente, los que no creen queDios existe se rehúsan a examinar seria-mente las pruebas de su existencia. En am-bos casos, el verdadero enemigo es la par-cialidad ilógica.

Richard Dawkins, profesor de zoologíaen la Universidad de Oxford y agresivo de-fensor de la teoría de la evolución, resumeel punto de vista ateo acerca del origen y laexistencia del género humano con esta ase-veración: “La selección natural, el procesociego, inconsciente, automático que Dar-

win descubrió y que ahora sabemos es laexplicación de la existencia . . . de toda vida,no tiene ningún propósito en mente. No tie-ne mente y no tiene imaginación. No haceplanes para el futuro. No tiene visión, noprevé; es absolutamente ciega. Si se puededecir que desempeña el papel de relojero enla naturaleza, es el del relojero ciego” (TheBlind Watchmaker: Why the Evidence ofEvolution Reveals a Universe Without De-

sign [“El relojero ciego: Por qué losindicios de la evolución revelan ununiverso que no ha sido diseñado”],1986, p. 5, énfasis en el original).

No obstante, para evitar la inco-modidad de las pruebas de la exis-tencia de Dios, él dice: “La biolo-gía es el estudio de cosas compli-cadas que parecen haber sidodiseñadas con un propósito” (Daw-kins, op. cit., p. 1).

Al mismo tiempo que reconoceque los organismos vivos parecenhaber sido diseñados, el profesorDawkins no toma en cuenta lo quees evidente: que si parecen habersido diseñados, quizá es porque sílo fueron.

¿Se niega o se reconoce lo obvio?

El reconocimiento indirecto del profe-sor Dawkins acerca de que los organismosvivos “nos dejan tremendamente impre-sionados porque tienen la apariencia dehaber sido diseñados, como por un maes-tro relojero”, como él mismo lo dice (ibí-dem, p. 21), no es rechazado tan a la ligerapor muchos otros científicos. Ellos consi-deran que la manifestación indudable deun diseño complejo en el universo es unapoderosa prueba de que existe un Diseña-dor inteligente.

Existe una tendencia cada vez más nota-ble entre biólogos, físicos, astrónomos, bo-tánicos, químicos y otros investigadores: lade estudiar y discutir la complejidad y elorden que encuentran en cada aspecto deluniverso. Tanto escritores como científicosutilizan el término principio antrópico paradescribir el hecho de que, según todas las

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Las pruebassaltan a la vista

¿Cómo llegamos a vivir en un universo de precisión y orden? Si todo es el resultado de fuerzas ciegas y cir-cunstancias fortuitas, ¿por qué el cosmos no funciona de manera errática y confusa?

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observaciones y apariencias, el universo ynuestro planeta están perfectamente dis-puestos para albergar la vida, especialmen-te la vida humana.

Paul Davies, profesor de física matemá-tica en la Universidad de Adelaida, Aus-tralia, resume así el creciente número dedescubrimientos de los científicos en mu-chos campos: “Se ha compilado una largalista de ‘accidentes afortunados’y ‘coinci-dencias’ . . . Todo esto proporciona unaprueba impresionante de que la vida talcomo la conocemos depende muy ostensi-blemente de las leyes de la física, y de loque parecen ser accidentes fortuitos en losvalores mismos que la naturaleza ha esco-gido para la masa de varias partículas,fuerzas de resistencia, etc. . . . Baste condecir que si pudiéramos jugar a desempe-ñar el papel de Dios, y seleccionar valorespara estas cantidades haciendo girar capri-chosamente algunos botones, nos daría-mos cuenta de que casi todas las posibili-dades de combinación de los botones ha-rían que el universo fuera totalmenteinhabitable. En algunos casos, tal parecie-ra que los diferentes botones tuvieran queser ajustados con una precisión asombro-

sa para que la vida pudiera abundar en eluniverso” (The Mind of God: The Scienti-fic Basis for a Rational World [“La mentede Dios: La base científica para un mundoracional”], 1992, pp. 199-200).

Diseño, planificación y propósito

El complejo universo en que vivimos,¿es realmente la obra de un relojero ciego,como algunos suponen? ¿Acaso la vidaaquí en la Tierra es producto de la casuali-dad, sin ningún propósito ni planificación,sin control ni consecuencias?

Las pruebas que se han ido acumulandohan hecho que más y más científicos pon-gan en tela de juicio los conceptos que du-rante mucho tiempo habían predominadoen tales círculos. Aunque muy pocos estándispuestos a aceptar las claras pruebas de laexistencia de Dios, muchos sí reconocenque dondequiera que miran, ven las prue-bas de un mundo que da la apariencia de uncomplicado diseño hasta en los más pe-queños detalles (ver “Un planeta perfectopara la vida”, p. 6).

La Biblia reconoce lo evidente cuandonos presenta una explicación de la vidamuy diferente de la que promueve el pro-fesor Dawkins. Nos presenta al universocomo la obra de un Creador.

En cierta ocasión, Isaac Newton pregun-tó: “¿De dónde procede todo el orden y labelleza que vemos en el mundo?” Estapregunta es natural, y la hizo un científicocreyente que reconoció el hecho de que nohay efecto sin causa. Las acciones tienenconsecuencias, de manera que un universocon un diseño tan intrincado exige la exis-tencia de un maestro Ingeniero.

Albert Einstein también se maravillóante el orden y la armonía que él y sus co-

legas observaron en el uni-verso. Hizo notar que elsentimiento religioso delcientífico “toma la formade un asombroso embele-samiento ante la armoníade la ley natural, la cual re-vela una inteligencia de talsuperioridad que, compa-rada con ella, todo el pen-sar y actuar sistemático delos seres humanos es unreflejo completamente in-significante” (The Quota-ble Einstein [“Citas deEinstein”], 1996, p. 151).

Martin Rees, profesorde astronomía en la Uni-

versidad de Cambridge, Inglaterra, y el es-critor de temas científicos John Gribbin,hablando acerca de la precisión que loscientíficos han encontrado en el universo,hacen notar que “las condiciones en nues-tro universo realmente parecen ser espe-cialmente convenientes para formas devida como la nuestra, y quizá hasta paracualquier forma con cierto grado de com-plejidad orgánica . . . ¿Está, en efecto, eluniverso hecho a la medida del hombre?”(Cosmic Coincidences: Dark Matter, Man-kind, and Anthropic Cosmology [“Coinci-

dencias cósmicas: Materia oscura, el hom-bre y la cosmología antrópica”], 1989,p. 269, énfasis en el original).

El profesor Davies lo expresa así: “Aconsecuencia de mi trabajo científico hellegado a creer cada vez más firmementeque el universo físico ha sido construidocon un ingenio tan asombroso que no pue-do aceptarlo simplemente como una fríarealidad. A mí me parece que tiene que ha-ber una explicación más profunda. Si unodesea llamar ‘Dios’ a esa explicación másprofunda, eso es asunto de gusto y defini-ción . . . Yo creo que nosotros los humanosformamos parte fundamental del proyec-to” (Davies, op. cit., p. 16).

No debe sorprendernos, pues, lo que haescrito el astrofísico inglés Sir Fred Hoyle:“Un análisis con sentido común de los he-chos sugiere que una inteligencia superiorha estado jugando con la física, así comocon la química y la biología, y que no po-demos hablar de fuerzas ciegas en la natu-raleza. Las cifras que uno calcula con baseen los hechos me parecen tan avasalladorasque esta conclusión es casi indiscutible”(Fred Heeren, Show Me God: What theMessage From Space Is Telling Us AboutGod [“Muéstreme a Dios: Lo que el men-saje del espacio nos dice acerca de Dios”],1997, frontispicio).

Persiste la incredulidad

Aun con todo eso, persiste la obstinadacreencia de que no necesitamos a Dios.Stephen Jay Gould, ya fallecido paleontó-logo de la Universidad de Harvard, resu-mió así su punto de vista como ateo: “Nin-gún espíritu vigila amorosamente los asun-tos [del hombre]. Ninguna fuerza vitalimpulsa el cambio evolutivo. Y sea lo quesea que pensemos de Dios, su existencia nose manifiesta en los productos de la natura-leza” (Darwin’s Legacy [“El legado deDarwin”], 1983, pp. 6-7).

A los partidarios de la evolución les agra-da señalar que si aceptamos el concepto deun Creador divino, esto requiere que tenga-mos fe en alguien o en algo que no pode-mos ver. Sin embargo, ellos están muy lejosde reconocer que todos los que creen que lavida evolucionó a partir de la materia iner-te, tienen fe en una teoría que no puedecomprobarse; y de hecho las supuestaspruebas en que está fundada son muchomás tenues y débiles que las que apoyan lacreencia en un Creador.

La fe de los evolucionistas supone quenuestro universo, con toda su insondable

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Ya sea que miremos los cielos a través de un telesco-pio, las células a través de un microscopio, o el mundonatural que nos rodea, en todas partes no observamossino belleza y diseño perfecto.

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complejidad, se creó a sí mismo o que enalguna forma surgió de la nada. Creen fir-memente en una cadena de circunstanciasque están en total desacuerdo no sólo conla lógica, sino también con las leyes ele-mentales de la física y la biología.

La evolución se ha convertido en una ver-dadera religión. La fe de sus adeptos estáarraigada en una creencia (sin fundamento)de que el increíble universo, incluso el mun-do en que vivimos con su compleja variedadde formas de vida, es el resultado de una cie-ga casualidad. No pueden dar una explica-ción coherente acerca de cómo se originó lamateria que hizo posible el universo y la su-puesta evolución de la vida.

Haciendo a un lado la cuestión de cómose originaron la materia y el universo, losdefensores de la evolución parten de la pre-misa de un universo ya existente que fun-ciona de acuerdo con leyes armónicas yprevisibles. Ellos reconocen que esas leyesexisten y que funcionan perfectamente; sinembargo, no tienen ni la más remota ideade cómo se originaron. Están decididos ahacer caso omiso de las pruebas irrefuta-bles que demuestran que detrás de todasestas leyes de orden y armonía tiene quehaber una inteligencia superior.

Nuestro universo funciona como un gi-gantesco reloj. La exploración espacial quese ha llevado a cabo en los últimos 40 añosha demostrado la precisión del universo.Debido a esta precisión, los científicos pue-den predecir y calcular un momento exac-to, hasta fracciones de segundo, para enviarastronautas al espacio o para lanzar navescon el fin de explorar planetas tan lejanosque tardan años en llegar a ellos.

Las leyes de la naturaleza

El universo está gobernado por asombro-sas leyes físicas. Albert Einstein expresó suconvicción de esta manera: “Mi religiónconsiste en una humilde admiración del ili-mitado espíritu superior quien se revela enlos pequeños detalles que con nuestras frá-giles y débiles mentes podemos percibir.Esa convicción, profundamente emocional,de la presencia de una fuerza superior de ra-zonamiento, la cual se revela en el incom-prensible universo, le da forma a mi con-cepto de Dios” (The Quotable Einstein[“Citas de Einstein”], 1996, p. 161).

Los cuerpos celestiales se mueven enforma completamente previsible, de mane-ra que los astrónomos pueden predecir conasombrosa precisión cuándo habrá de apa-recer un cometa en nuestro cielo. Los cien-

tíficos pueden enviar naves espaciales queaterrizan en planetas a millones de kilóme-tros de distancia.

Podemos calcular con gran exactitud laposición de estrellas y planetas en cual-quier día, mes o año, ya sea en el futuro oen el pasado. Los calendarios sonmuy útiles debido a las leyes inmu-tables del universo. Podemos con-fiar en el movimiento y la posiciónde los cuerpos celestiales gracias alas leyes que los regulan. En ciertosentido, la historia de la ciencia esun relato de nuestro descubrimientode más y más leyes que gobiernan elcosmos.

Por ejemplo, experimentamos losefectos de la ley de la gravedad. Portanto, sabemos que la gravedad exis-te aunque no podemos verla. Sabe-mos que funciona continuamente;es una de las leyes fundamentalesdel universo. Otras leyes parecidasgobiernan cada aspecto del cosmos:leyes de energía, movimiento, masa,materia y de la vida misma.

¿Qué podemos decir de la evolución? Lateoría de la evolución sostiene que la vidasurgió de materia inerte y a lo largo de in-contables eones cambió para formar laasombrosa variedad de seres vivientes queexiste actualmente. El concepto mismo escontrario a una de las leyes naturales máselementales: la de la biogénesis. La biogé-nesis es sumamente evidente en toda la na-turaleza: La vida sólo puede proceder devida ya existente, así como la vida de unofue engendrada y concebida por padres vi-vos. Desde luego, los evolucionistas aleganen contra de este principio, a pesar de que nopueden presentar ninguna prueba concreta.

La prueba de un gran Diseñador

Vayamos al meollo del asunto: ¿Por quéexisten tantas leyes previsibles, confiablesy armoniosamente interrelacionadas quegobiernan nuestra existencia? ¿Cómo seoriginaron? ¿Acaso la vida surgió por puracasualidad, o hay algo más grande detrásde todo esto? Tiene que haber una explica-ción para todo lo que existe. El número, laprecisión y la perfección de las leyes natu-rales no pueden ser explicados solamentecomo el resultado de un accidente. Tal for-ma de pensar es irracional.

El sentido común nos dice que la exis-tencia de un universo de inconcebible mag-nificencia, gobernado y sostenido por in-contables leyes de física, exige la existen-

cia de un Creador de esas leyes, un Dise-ñador de las estructuras y el funcionamien-to que podemos observar.

Una de las pruebas más claras de la exis-tencia de Dios se encuentra en la asombro-sa realidad del diseño que se observa en el

universo. El profesor Paul Davies lo ha ex-presado muy bien: “Los seres humanossiempre se han sentido atemorizados ante lasutilidad, majestad y compleja organiza-ción del mundo físico. El desfile de loscuerpos celestiales a través del espacio, losritmos, las estaciones, el diseño de un copode nieve, los millones de seres vivientes tanbien adaptados a su ambiente, todas estascosas parecen estar demasiado bien arregla-das como para ser producto del azar. Existeuna tendencia natural de atribuir el detalla-do orden del universo a la obra bien planea-da de una Deidad” (Davies, op. cit., p. 194).

Otro escritor que vio claramente demos-trada la existencia de Dios en todo lo que lorodeaba fue el rey David, quien al contem-plar el cielo hace unos 3.000 años pudo en-tender que estaba viendo la obra del Crea-dor y que el hombre podía entender muchoacerca de él por medio de lo que había crea-do: “El cielo proclama la gloria de Dios; desu creación nos habla la bóveda celeste. Losdías se lo cuentan entre sí; las noches hacencorrer la voz. Aunque no se escuchan pala-bras ni se oye voz alguna, el tema va portoda la tierra y hasta el último rincón delmundo, hasta donde el sol tiene su hogar”(Salmos 19:1-4, Versión Popular).

Todavía nos impresiona y maravilla elesplendor del cielo en las noches estrella-das. ¿Qué son esos puntitos de luz que bri-llan en la oscuridad del espacio? ¿Cómo

¿Es la vida simplemente producto delazar? Los evolucionistas pretenden convencer-nos de que la belleza y el orden que observa-mos en todas partes surgieron fortuitamente,sin planificación alguna.

(Continúa en la página 8)

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6 ¿Existe Dios?

¿Acaso la vida en nuestro planeta podría ser la obra de un reloje-ro ciego, o sencillamente de

nadie? ¿Podría ser simplemente re-sultado de la casualidad?

Algunos científicos han llegado a laconclusión de que quizá la Tierra es elúnico planeta en el universo en que pue-de haber vida, ya que las condiciones ne-cesarias para que ésta exista son tan es-pecíficas que la posibilidad de que hayavida en otros planetas esinfinitesimal.

La atmósferaLa atmósfera terrestre

es uno de los aspectos denuestro planeta que estáperfectamente dispuestopara que haya vida. Nin-gún otro planeta ennuestro sistema solar tie-ne algo ni siquiera remo-tamente parecido. Arribaen la atmósfera, el ozonointercepta las radiacionesdañinas provenientes delSol. Además, la atmósfe-ra nos protege de la in-mensa mayoría de los bó-lidos, calcinándolos mu-cho antes de que puedanllegar a la superficie terrestre. Si esto nofuera así, causarían grandes daños y pér-didas de vida.

Nuestra atmósfera contiene una mez-cla de gases en la proporción perfectapara mantener la vida. El 21 por cientodel aire es oxígeno. Sin oxígeno, tanto losseres humanos como los animales mori-rían en pocos minutos. Pero demasiadooxígeno es tóxico y hace más inflamableslos materiales combustibles. Si la propor-ción de oxígeno en el aire subiera tan sóloal 24 por ciento, se producirían gigantes-cos incendios que serían tremendamentedestructivos y difíciles de controlar.

El nitrógeno, que diluye el oxígeno,forma el 78 por ciento de la atmósferaterrestre. También cumple una funciónimportante como fertilizante de las plan-tas. Diariamente, en todos los lugaresdonde se producen tormentas, millonesde rayos luminosos combinan nitrógenocon oxígeno dando origen a nuevoscompuestos que, al llover, son aprove-chados por las plantas.

Gran parte del resto de la atmósfera secompone de bióxido de carbono, sin elcual no existiría la vida vegetal. Las plan-

tas necesitan del bióxido de carbono, elcual absorben al tiempo que despidenoxígeno. En los humanos y en los anima-les el proceso se invierte: respiramos oxí-geno y exhalamos bióxido de carbono.Mediante este portentoso y preciso ciclosimbiótico, las plantas mantienen la vidahumana y animal, y viceversa.

Aun el grosor de la corteza terrestretiene que ver con la regulación de nues-tra atmósfera. Si la corteza terrestre fue-

ra más gruesa, entonces el oxígeno seacumularía debajo de la superficie comoóxidos. Si fuera más delgada, estaríamosexpuestos constantemente a terremotosy tremendas erupciones volcánicas quellenarían de ceniza la atmósfera.

¿Cuán importante es el perfecto equi-librio de nuestra atmósfera? En Venus, elplaneta vecino, existe lo que se ha pen-sado es un incontrolado efecto de inver-nadero en el cual el calor está atrapado yno puede escapar. Un astrónomo de laNASA ha explicado que la Luna, nuestroestéril satélite, “es un lugar hospitalariocomparado con Venus, donde, desdeuna altura de 40 kilómetros cae una llu-via de ácido sulfúrico concentrado sobreuna superficie que está tan calientecomo plomo derretido” (Robert Jastrow,God and the Astronomers [“Dios y los as-trónomos”], 1992, p. 117).

Tamaño y posiciónOtra condición que hace a nuestro

planeta propicio para la vida es su tama-ño, el cual determina su fuerza de grave-dad y el efecto que ésta tiene en la at-mósfera. Si su tamaño fuera sólo un poco

más grande, la fuerza de gravedad seríaun poco más fuerte y haría que el hidró-geno, un gas liviano, no pudiera escapar-se de tal fuerza y entonces se acumularíaen la atmósfera, haciendo imposible quehubiera vida en nuestro planeta. En elcaso de que la Tierra fuera un poco máspequeña, el oxígeno, tan necesario parala vida, se escaparía y el agua se evapora-ría. Por consiguiente, la vida humana nopodría existir en nuestro planeta si éste

fuera un poco más gran-de o más pequeño.

En su órbita alrededordel Sol, la Tierra se des-plaza a una velocidad de aproximadamente107.000 kilómetros porhora. A esa velocidad, lafuerza centrífuga de laTierra equivale a la fuer-za de gravedad del Sol, loque permite que nuestroplaneta se mantenga a ladistancia apropiada delSol. Si la velocidad fueramenor, el Sol iría atrayen-do a la Tierra gradual-mente, hasta quemar ydestruir toda forma devida. En el planeta Mer-curio, por ejemplo, la

temperatura durante el día es de unos315 grados centígrados.

Por otro lado, si la velocidad de la Tie-rra fuera mayor, llegaría un momento enque estaría tan alejada del Sol que seríaun planeta yermo y congelado como Plu-tón, que tiene una temperatura de unos185 grados centígrados bajo cero, lo quetambién acabaría con toda forma de vida.

La Tierra gira con un ángulo de incli-nación de 23,5 grados en relación con elSol. Aunque no es un factor directamen-te relacionado con la presencia de lavida, este ángulo de inclinación origina elcambio de estaciones que podemos dis-frutar. Si nuestro planeta no tuviera estainclinación en su eje, el clima sería siem-pre el mismo, sin cambios de estación. Sila inclinación fuera mayor, los veranos se-rían bastante más calientes y los invier-nos mucho más fríos, lo que causaríagrandes estragos en los ciclos de las plan-tas y de la agricultura.

El agua vivificanteSon muchas las formas de vida que de-

penden del agua en su estado líquido.Esto quiere decir que la Tierra no debe

Un planeta perfecto para la vida

A diferencia de los demás planetas, la Tierra reúne todas las condi-ciones necesarias para que abunde la vida. ¿Son estas condiciones pro-ducto del azar, de una serie de sucesos fortuitos?

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estar ni demasiado cerca ni demasiadolejos del Sol. Los astrónomos consideranque si la distancia de la Tierra al Sol cam-biara siquiera en un 2 por ciento, desa-parecería toda forma de vida ya que elagua se congelaría o se evaporaría.

Otro aspecto que hace posible la vidaen nuestro planeta son las característicasúnicas del agua congelada. El hielo esalgo tan común que muy pocos nos po-nemos a pensar en que el equilibrio de lavida depende de las sencillas propieda-des químicas del hielo.

El agua es una de las pocas sustanciasque se expanden al ser congeladas.Cuando se congelan la mayoría de lassustancias, se hacen más densas y se hun-den cuando son colocadas en un reci-piente que contenga la misma sustanciaen estado líquido. Pero eso no sucedecon el hielo. Debido a que el volumen delagua, al congelarse, aumenta en un 10por ciento, el hielo tiene la rara particu-laridad de flotar sobre el agua. Cuandoen el invierno los ríos y lagos se congelan,se congelan de arriba hacia abajo. Si lascaracterísticas del hielo fueran iguales alas de la mayoría de las sustancias, sehundiría, y entonces los ríos y los lagos secongelarían de abajo hacia arriba. Así,muchos cuerpos de agua terminaríansiendo enormes masas sólidas de hielo, loque acabaría con casi todas las formas devida que los habitan.

El astrónomo Hugh Ross hace notarotras formas en que la Tierra es un pla-neta perfecto para la vida: “Como lo re-conocen ahora los bioquímicos, para quelas moléculas vivificadoras obren de talmanera que los organismos puedan vivir,es necesario que haya un ambiente don-de el agua líquida sea estable. Esto quie-re decir que un planeta no puede estar nimuy cerca ni muy lejos de su estrella. En

el caso del planeta Tierra, un cambio enla distancia del Sol tan pequeño como deun 2 por ciento privaría al planeta detoda vida . . . El período de rotación de unplaneta donde haya vida no puede variarsino en un pequeño porcentaje. Si el pla-neta tarda más en girar, las diferencias detemperatura entre el día y la noche serándemasiado grandes. Por otro lado, si elplaneta gira muy rápido, el viento sopla-rá a velocidades catastróficas. Por ejem-plo, un día calmado en Júpiter (cuyo pe-ríodo de rotación es de 10 horas) originavientos de 1.600 kilómetros por hora . . .”(The Creator and the Cosmos [“El Crea-dor y el cosmos”], 1993, pp. 135-136).

En contraste con las 10 horas de rota-ción de Júpiter, nuestro planeta vecinoVenus gira una vez cada 243 días. Si la ro-tación de la Tierra tomara tanto tiempo,la vida vegetal no sería posible debido ala prolongada oscuridad y a los extremosde calor y frío que se producirían por losdías y noches tan largos.

El asombroso sistema solarEl Dr. Ross explica cómo otros planetas

en nuestro sistema solar desempeñan unimportante papel en conservar la vida enla Tierra: “A fines de 1993, el científicoplanetario George Wetherell, de la Insti-tución Carnegie en Washington, D.C.,hizo un emocionante descubrimientoacerca del sistema solar. Al analizar en lacomputadora simulaciones de nuestrosistema solar, descubrió que si no hubie-ra un planeta del tamaño deJúpiter justamente en la posi-ción en que éste se encuentra,llegarían a la Tierra cometas orestos de éstos con una fre-cuencia mil veces mayor que laactual. En otras palabras, sinJúpiter, impactos como el quedestruyó a los dinosaurios se-rían cosa común.

“Veamos cómo funcionaeste sistema de protección. Jú-piter tiene más del doble detamaño que todos los demásplanetas juntos. Debido a sugigantesca . . . fuerza de gra-vedad y su posición entre laTierra y la nube de cometasque se encuentra alrededor del sistemasolar, Júpiter atrae los cometas (por lagravedad) para que se estrellen en él . . .o, lo que es más común, los desvía (por lagravedad) fuera del sistema solar. Comodice Wetherell, si no fuera por Júpiter,‘nosotros no estaríamos aquí estudiandoel origen del sistema solar’.

“Tampoco estaríamos aquí si no fuerapor la muy elevada regularidad en las ór-bitas tanto de Júpiter como de Saturno

. . . el astrofísico francés Jacques Laskarcomprobó que si los planetas más aleja-dos fueran menos constantes [en sus ór-bitas], entonces el movimiento de los pla-netas más cercanos sería caótico, y la Tie-rra sufriría alteraciones orbitales de talmagnitud que trastornarían su estabili-dad climática. En otras palabras, el climaen la Tierra no sería propicio para la vida. . . Por eso hasta las características de lasórbitas de Júpiter y Saturno deben enca-jar dentro de ciertos límites estrechospara que la vida sea posible en la Tierra . . .

“La Luna también desempeña un pa-pel importante para que haya vida. Entrelos cuerpos del sistema solar, nuestraLuna es única debido a que es muy gran-de en relación con el tamaño de su pla-neta. Como resultado, la Luna ejerce unasignificativa atracción gravitacional so-bre la Tierra. Gracias a este efecto, lasaguas costeras se limpian y reponen suselementos nutritivos, y la oblicuidad (lainclinación del eje de rotación en rela-ción con el plano orbital) de la Tierra seestabiliza (un factor importante para evi-tar extremos climáticos) . . . Así vemosque la Tierra está perfectamente acondi-cionada para que haya vida, por mediode una variedad de características per-fectamente coordinadas en la galaxia, es-trella, planeta y luna nuestros.

“Este estudio de ninguna maneraagota la lista de características que tie-nen que ser milimétricamente coordina-das para que pueda haber vida. En la li-

teratura referente a la astronomía en-contramos estudios acerca de más de 40características que dependen de valoresestrechamente definidos. Y esta lista cre-ce con cada nuevo año de investigación”(ibídem, pp. 137-138).

No es de sorprenderse que el relato dela creación en el Génesis finalice con esteresumen: “Y vio Dios todo lo que habíahecho, y he aquí que era bueno en granmanera . . .” (Génesis 1:31). ❏

La intrincada interdependencia que existe en-tre la flora y la fauna debe hacer que nos pregun-temos cómo pudieron surgir por casualidad.

Única entre los planetas de nuestrosistema solar, la Tierra tiene abundanciade agua vivificante.

¿Existe Dios? 7

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llegaron allí? ¿Por qué están allí? ¿Qué haymás allá de ellos en la insondable profun-didad del universo? La grandeza de ese res-plandeciente cielo hace que nos pregunte-mos no sólo acerca del universo, sino tam-bién acerca del papel que desempeñamosen él. Lo mismo sucede con el intrincadodiseño de todas las cosas que nos rodean,no sólo de las que vemos sino también delas de ese mundo que podemos explorarúnicamente con el microscopio.

Unos mil años después de que el reyDavid expresara su admiración ante estasmaravillas, el apóstol Pablo en su epístolaa los cristianos de Roma les dijo que “lo in-visible de Dios se puede llegar a conocer, sise reflexiona en lo que él ha hecho. Enefecto, desde que el mundo fue creado, cla-ramente se ha podido ver que él es Dios yque su poder nunca tendrá fin . . .” (Roma-nos 1:20, Versión Popular).

Quienes escribieron la Biblia pudieronver en la creación muchas pruebas de unsabio Creador. Entendieron que las mara-villas que nos rodean pregonan el mismomensaje: ¡Tan asombroso diseño exige que

haya un maestro Diseñador! Ya sea que nosimpresione la fuerza del mar, la grandezade las montañas, la delicada belleza de lasflores o el nacimiento de un niño, cuandoobservamos el mundo que nos rodea es na-tural que lleguemos a la conclusión de queesta es la obra de un gran Diseñador.

La creación nos revela al Creador

John Polkinghorne, físico teórico, presi-dente del Colegio de Queens en la Univer-sidad de Cambridge y miembro de la RealSociedad Británica, escribió: “La bellezaintelectual del orden descubierto por laciencia está en armonía con el hecho de queel mundo físico tuvo su origen en la mentedel Creador divino . . . El equilibrio tan pre-ciso de las leyes que determinan la estruc-tura física del universo, está en armonía conel hecho de que su productiva historia es laexpresión del propósito divino” (SeriousTalk: Science and Religion in Dialogue[“Hablando en serio: Diálogo entre la cien-cia y la religión”], 1995, p. viii).

Michael Behe, profesor de bioquímicaen la Universidad Lehigh, en Pensilvania,EE.UU., después de terminar su exhausti-

vo estudio de la célula, base de la vida, lle-gó a la conclusión de que su tremendacomplejidad sólo puede explicarse por laexistencia de un Diseñador inteligente:“Para una persona que no se siente obliga-da a limitar su investigación a fuerzas ca-rentes de inteligencia, la conclusión honra-da es que muchos sistemas bioquímicosfueron diseñados. Fueron diseñados no porlas leyes naturales, no por accidente o ne-cesidad; más bien, fueron planeados. El di-señador sabía cómo iban a quedar los siste-mas cuando estuvieran terminados, enton-ces hizo lo necesario para crearlos”(Darwin’s Black Box: The BiochemicalChallenge to Evolution [“La caja negra deDarwin: El desafío bioquímico a la evolu-ción”], 1996, p. 193, énfasis en el original).

Terminó diciendo: “La vida en la tierra,en su aspecto más elemental, en sus com-ponentes más fundamentales, es el produc-to de un diseño inteligente” (ibídem).

La precisión que existe en nuestro uni-verso no es el resultado de un accidente. Esproducto de la obra de un meticuloso Crea-dor y Legislador, ¡del maestro Relojero deluniverso!

(Viene de la página 5)

El principiodel universo

¿Ha existido siempre el univer-so, o tuvo un principio en al-gún momento específico?

Gran parte de la discusión acerca deun Dios creador se basa en esta pregunta.Al fin y al cabo, si el universo ha existidosiempre, no hay necesidad de que ningúnser o inteligencia superior lo haya diseñadoy creado. Por otro lado, si el universo tuvosu origen en un momento específico, algotuvo que ser la causa.

Los científicos no están de acuerdo encuanto a si el universo tuvo o no un princi-pio. Algunos creen que es posible quesiempre haya existido. El físico inglésStephen Hawking explica por qué: “Si eluniverso tuviera un principio, podríamossuponer que tuvo un creador. Pero si el uni-verso fuera completamente autónomo e ili-mitado, no tendría necesidad de un princi-pio ni de un fin: sencillamente existiría” (ABrief History of Time [“Breve historia deltiempo”], 1988, pp. 140-141).

Pero este último concepto ya no es laperspectiva de los científicos en general. Lamayoría de ellos ahora acepta que el uni-verso surgió repentinamente en un mo-mento específico.

Un descubrimiento revolucionario

A principios del siglo 20 algunos astró-nomos descubrieron un fenómeno que seconoce como el desplazamiento rojo; es de-cir, que la luz de lejanas galaxias es despla-zada hacia el rojo en el espectro de colores.El astrónomo Edwin Hubble se dio cuentade que esto quería decir que el universo seestá expandiendo. Descubrió que las gala-xias y enjambres de galaxias se están ale-jando unas de otras en todas direcciones.

Para poder visualizar este revoluciona-rio descubrimiento, imaginémonos unospuntos de tinta en la superficie de un globoque estemos inflando. A medida que lo in-flamos, los puntos se alejan unos de otrosen todas direcciones. Hubble y otros astró-

nomos descubrieron que en todo el univer-so las galaxias se están alejando unas deotras en la misma forma. También pudie-ron ver que mientras más alejada de noso-tros esté una galaxia o un grupo de éstas,más rápido se alejan.

Dondequiera que miró, Hubble observóque el universo estaba expandiéndose. Eldescubrimiento fue revolucionario, ya quehasta ese momento la mayoría de los astró-nomos suponían que las galaxias se mo-vían al azar. Otros astrónomos y físicosconfirmaron los descubrimientos y conclu-siones de Hubble. ¿Qué significaría esto?

El Dr. John D. Barrow, profesor de astro-nomía en la Universidad de Sussex, Ingla-terra, examina el fascinador asunto decómo empezaron el espacio, la materia e in-cluso el tiempo. Con respecto a la expan-sión del universo, él dice: “Este fue el des-cubrimiento más grande de la ciencia en elsiglo 20, y confirmó lo que la teoría de la re-latividad de Einstein había predicho acerca

8 ¿Existe Dios?

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del universo: que no puede permanecer es-tático. Si las galaxias no se estuvieran ale-jando a toda prisa unas de otras, la atraccióngravitacional entre ellas las juntaría a todas.El universo no puede estar inmóvil.

”Si el universo está expandiéndose, en-tonces cuando invirtamos la dirección de lahistoria y miremos hacia el pasado debere-mos encontrar pruebas de que surgió de unestado más pequeño y más denso, un esta-do que parece haber sido alguna vez de ta-maño cero. Este aparente principio es loque ha venido a conocerse como la granexplosión” (The Origin of the Universe[“El origen del universo”], 1994, pp. 3-5).

En otras palabras, la conclusión a la cualllegaron los astrónomos es que estabanviendo la secuela de una explo-sión inimaginablemente poderosaque lanzó materia y energía en to-das direcciones, formando así eluniverso conocido; de ahí el nom-bre de “gran explosión”. Lo queestaban observando realmente erael hecho de que el universo teníaque tener un principio.

El momento de la creación

El descubrimiento estremeció ala comunidad científica. RobertJastrow, fundador del InstitutoGoddard para Estudios Espacialesy ex profesor de astronomía y geo-logía en la Universidad de Colum-bia, Nueva York, dice: “Pocos as-trónomos podían haber previstoque este suceso —el súbito naci-miento del universo— vendría a ser un he-cho científico comprobado, pero la obser-vación del espacio sideral por medio de te-lescopios los ha obligado a llegar a esaconclusión” (The Enchanted Loom: Mindin the Universe [“El telar encantado: La in-teligencia en el universo”], 1981, p. 15).

También declara: “La semilla de todo loque ha sucedido en el universo desde en-tonces, fue plantada en el primer instante. . . Fue literalmente el momento de la crea-ción” (Journey to the Stars: Space Explo-ration—Tomorrow and Beyond [“Viaje alas estrellas: La exploración del espacio,mañana y más allá”], 1989, p. 47).

Los científicos habían descubierto unhecho importantísimo que ya había sidoconsignado en la Biblia desde hace unos3.500 años: El universo no era eterno; tuvoun principio. Otros descubrimientos, entreellos la desintegración radiactiva de ciertoselementos, probaron que la edad de estos

elementos no podía ser infinita porque deser así se habrían transformado en plomodesde hacía mucho tiempo.

Mientras los científicos y filósofos su-pusieron que el universo había existidodesde siempre —que no tenía un principioy por consiguiente no era necesario unCreador— fácilmente podían rechazar laexistencia de Dios. Pero son pocos los queaún insisten en que la Tierra y el universoson infinitos, porque hay muchas pruebasen contra. En su mayoría, los científicos sehan visto obligados a reconocer que vivi-mos en un universo que tuvo un principio.

Ese reconocimiento da lugar a preguntasque desconciertan a muchos científicos.Antes de que el universo fuera creado,

¿qué fuerza, poder o ley existía que pudohaber sido la causa de que éste surgiera?Nuestro raciocinio nos dice que el univer-so no pudo haber surgido de la nada. Eso escontrario a la lógica y también a las leyesde la física. ¿Qué —o quién— creó el uni-verso? Y ¿por qué lo hizo?

Los límites de la ciencia

Es en este punto donde la ciencia tieneque detenerse. Como comenta el profesorJastrow: “Es posible que exista una expli-cación válida para el explosivo nacimientode nuestro universo; pero si existe tal ex-plicación, la ciencia no puede encontrarcuál es. La búsqueda retrospectiva de loscientíficos termina en el momento de lacreación . . . Nos gustaría continuar esa in-vestigación aún más atrás en el tiempo,pero la barrera que se opone al progresoparece insuperable. No es cuestión de otroaño u otro decenio de trabajo, otros cálcu-

los u otra teoría; en estos momentos pareceque la ciencia nunca podrá descorrer elvelo que oculta el misterio de la creación”(God and the Astronomers [“Dios y los as-trónomos”], 1978, pp. 114-116).

El profesor Jastrow reconoce que todolo que los científicos conocen no se extien-de más allá del momento de la creación. Elhecho de que el universo surgió súbita-mente de la nada, desafía todas las leyesconocidas, de manera que la ciencia nopuede dar una explicación coherente. Nohay nada que le permita estudiar, medir oreconstruir un suceso que está más allá delentendimiento científico.

Algunos científicos sacan conclusionesincorrectas de estos hechos suponiendo

que, debido a que la ciencia nopuede descubrir lo que sucedió an-tes de que fuera formado el uni-verso, nada pudo haber sucedidoantes de que fuera formado. Estono nos dice nada acerca de la exis-tencia o inexistencia de Dios, perosí dice mucho acerca de las limita-ciones de la tradicional perspecti-va científica. Si queremos enten-der qué o quién existió antes deluniverso, tenemos que encontraruna fuente de información apartede la ciencia. Y sólo hay una fuen-te que presenta una explicaciónverosímil y coherente: la Biblia.

Frente a lo que dice la Biblia,sólo hay una alternativa: Los ate-os tienen que afirmar que el uni-verso entero provino de la nada, y

sin causa alguna. Tienen que refugiarse trasesta afirmación infundada e indefendibleporque no hay otra forma de eludir la exis-tencia de una causa primera.

Pero su afirmación más elemental eserrónea. Se ha comprobado que el principiodel universo fue un acontecimiento especí-fico. Todos sabemos, por años y años de ex-periencia, que una de las verdades más bá-sicas es que todo acontecimiento tiene unacausa. Esta verdad elemental es el funda-mento de las leyes que gobiernan la energíay la materia. No hay efecto sin causa. Elprincipio del universo fue un acontecimien-to que tuvo una causa específica.

Lo que dice la Biblia

En Génesis 1:1 leemos: “En el principiocreó Dios los cielos y la tierra”. Esta es unafrase sencilla, pero contesta la más ele-mental y científica de todas las preguntas:¿De dónde vinimos?Fo

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¿Existe Dios? 9

¿Cómo llegó a la existencia nuestro universo? ¿Cuálde los dos conceptos básicos requiere más fe de parte desus adeptos: que se creó a sí mismo de la nada, o que loformó un gran Creador?

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En este versículo se nos habla del prin-cipio del universo; tuvo un principio cau-sado por una fuerza eterna e inmutable queno es parte de este universo físico. Cuandose creó la materia, ese fue el principio deltiempo tal como nosotros lo medimos. Enlo que se refiere al origen del universo, esteversículo contesta las preguntas de quién,qué y cuándo; el por qué viene un pocomás adelante. En Hebreos 11:3 encontra-mos más información: “Por la fe [la con-fianza en lo que Dios ha revelado] enten-demos haber sido constituido el universopor la palabra de Dios, de modo que lo quese ve fue hecho de lo que no se veía”.

En esta breve explicación hay dos cosasque debemos tener en cuenta. La primeraes que el universo provino de algo; tuvouna causa primera. Provino de algo que noera visible; es decir, no era materia preexis-tente. Las Escrituras nos dicen que nuestrouniverso tuvo una causa; esto es verdade-ramente una declaración científica. La se-gunda es que se nos dice que por la fe en-tendemos que el universo fue constituidopor la palabra de Dios, pero esta no es unafe ciega. No se nos pide que creamos que el

universo brotó sin causa y sin propósito,pues este es el dogma de fe de los ateos. Senos pide que creamos que tuvo su origenen la obra voluntaria de un ser que es eter-no y que posee el poder suficiente para ha-cer que el universo existiera.

Cómo entender Génesis 1:1-2

En los últimos 150 años, ninguna partede la Biblia ha sido más agresivamente ata-cada que el relato de la creación en el pri-mer capítulo del Génesis. Los darvinistashan hablado mucho acerca de ciertas indi-caciones que parecen sugerir que nuestroplaneta puede tener entre cinco y 15 milmillones de años de antigüedad. Por otrolado, otras personas, basándose en cuida-dosos estudios de las genealogías bíblicasy la historia, aseguran que éste ha existidopor unos 6.000 años. En esta polémica losdos primeros versículos de la Biblia son degran importancia.

Esta controversia nos conduce a unapregunta primordial: Si la Tierra tiene mi-les de millones de años, y si las claras de-claraciones de la Biblia acerca de la crea-ción son erróneas, entonces ¿cómo pode-

mos creer las demás cosas que ésta dice?Es una pregunta válida y ha dado lugar a laperspectiva que predomina en nuestros sis-temas educativos, la cual pone a la cienciaen contra de la religión. Las declaracionesde la ciencia son impresionantes, pero ¿quées lo que dice la Biblia realmente?

Algunos eruditos reconocen que la fra-se: “Y la tierra estaba desordenada y vacía”(Génesis 1:2) puede ser traducida como:“Y la tierra se volvió desordenada y vacía”.

El Dr. Gleason Archer, profesor de idio-mas bíblicos, dice: “Debe notarse . . . queel verbo estaba en Génesis 1:2 bien puedeser traducido como ‘se volvió’, de maneraque diga: ‘Y la tierra se volvió desordena-da y vacía’. Sólo una catástrofe cósmicapodría explicar la introducción de la caóti-ca confusión en la perfección original de lacreación de Dios. En lo que se refiere a laexégesis, esta interpretación ciertamenteparece ser razonable . . .” (A Survey of OldTestament Introduction [“Introducción ge-neral al Antiguo Testamento”], 1974,p. 184). Y en una nota al margen, Archeragrega: “Por tanto, no puede haber obje-ción gramatical en contra de la traducción:

El tamaño de nuestro sistema solar,sin tener en cuenta la galaxia de laVía Láctea, es tan grande que no

podemos ni siquiera imaginárnoslo.Pero tratemos de visualizar-lo en términos que podamoscaptar más fácilmente.

Primero, imaginémonosal Sol del tamaño de una na-ranja. En esa escala, la Tierraes como un granito de arenaque gira alrededor del Sol auna distancia de nueve me-tros. El gigantesco planetaJúpiter, muchas veces másgrande que la Tierra, es unhueso de cereza que circulaa 61 metros de distancia. Sa-turno, de tamaño menorque un hueso de cereza, giraa dos cuadras del Sol. Plutón,el planeta más lejano que seconoce de nuestro sistemasolar, es otro granito de are-na situado a unas 10 cuadras—casi 800 metros— de nues-tro Sol de tamaño de naranja.

¿Cómo se compara eso con las distan-cias dentro de nuestra galaxia? En esa es-cala, el vecino más cercano al Sol, la es-

trella Próxima Centauri, está a unos2.100 kilómetros de distancia. Nuestragalaxia, en esa misma escala, podríacompararse a un grupo de 200 mil millo-

nes de naranjas, separadas una de otrapor un promedio de 3.200 kilómetros,formando un racimo cuyo diámetro se-ría de unos 32 millones de kilómetros.

Algunos astrónomos, basándose eninvestigaciones en las cuales han utiliza-do los telescopios y otros instrumentosmás avanzados, calculan que en el uni-

verso existen unos 100 milmillones de galaxias o más.Pero aún no han encontra-do el fin o la orilla del uni-verso; esto es sencillamentelo máximo que se ha podidodetectar con instrumentoscapaces de mirar 10 mil mi-llones de años luz dentro delespacio sideral.

La cantidad de materia yenergía en el universo esalgo insondable para lamente humana. Explicamoslas distancias y el espacio entérminos de años luz, que esla distancia que viaja la luzen un año (más de nueve billones de kilómetros),como si las comprendiéra-mos. Pero ni siquiera pode-mos empezar a captar lo

que significan tales cifras. Una vez másdebemos enfrentarnos a la preguntaesencial: ¿Es todo esto producto de lanada? ❏

¿Qué tan grande es grande?

El universo es inimaginablemente grande. Aunque tra-temos de expresar las distancias en términos que podamosentender, tarde o temprano las comparaciones se vuelven in-comprensibles. ¿Cómo llegó a existir un universo tan grande?

10 ¿Existe Dios?

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‘Y la tierra se volvió desordenada y vacía’en Génesis 1:2”.

Otro estudioso de la Biblia,Arthur Cus-tance, escribió: “Para mí, este asunto es im-portante, y después de estudiar el problemapor unos 30 años y después de leer todo loque pude encontrar sobre los pros y loscontras, y después de acumular en mi pro-pia biblioteca unos 300 comentarios sobreel Génesis (el más antiguo data de 1670),estoy persuadido, con base en las pruebas,de que hay mucha más razón para traducirGénesis 1:2 como: ‘Pero la tierra se habíavuelto una ruina y una desolación, etc.’,que la que hay para cualesquiera de las tra-ducciones típicas de nuestras versionesmodernas” (Without Form and Void: AStudy of the Meaning of Genesis 1:2 [“De-sordenada y vacía: Estudio del significadode Génesis 1:2”], 1970, p. 7).

En otras palabras, Dios creó los cielos yla tierra, pero el texto hebreo original ad-mite que la tierra después se volvió “desor-denada y vacía”. Esto puede indicar quealgo dañó la creación original que se des-cribe en Génesis 1:1, por lo que luego Diostuvo que restaurar el orden; esto pudo ocu-rrir durante los seis días de restauraciónque fueron seguidos por el reposo del sép-timo día. (Si usted desea más informaciónsobre esta perspectiva de Génesis 1:1-2,puede solicitar el folleto gratuito ¿Se pue-de confiar en la Biblia?)

Baste aquí con decir que Dios no crealas cosas en estado de caos (Isaías 45:18;1 Corintios 14:33). Dios le dijo a Lucero:“Perfecto eras en todos tus caminos desdeel día en que fuiste creado, hasta que se ha-lló en ti maldad” (Ezequiel 28:15). Dios esun ser de perfección, de orden y de belleza.El caos y el desorden son el resultado delrechazo de sus leyes, la rebelión en contrade él. Las Escrituras nos muestran que yahabía ángeles antes de que Dios creara eluniverso físico (Job 38:4-7). Algunos delos seres angélicos fueron los primeros enromper la armonía y causar confusión en lacreación perfecta de Dios.

Otros versículos nos indican que hubouna creación original (Génesis 1:1) queprecedió a la condición “desordenada y va-cía” (en hebreo tohú y bohú, que quiere de-cir un estado de caos, desorden o confu-sión) del versículo 2. En Isaías 45:18 se nosdice justamente que Dios no creó la Tierra“en vano [tohú]”, sino “para que fuese ha-bitada la creó”. El estado caótico que semenciona en Génesis 1:2 sobrevino des-pués de la creación original.

Al parecer, este caos fue el resultado dela rebelión de Lucero [Satanás] y la terce-ra parte de los ángeles (Isaías 14:12-15;Ezequiel 28:15-17; Apocalipsis 12:4).Más tarde, después de un tiempo indeter-minado, Dios llevó a cabo una completarestauración de la superficie del planetadurante seis días de actividad seguidos delséptimo como repo-so (Génesis 1; Éxo-do 20:11). Es decir,parece ser que huboun gran intervalo detiempo entre lacreación originaldescrita en Génesis1:1 y la restauraciónque empezó en elversículo 3. Estelapso pudo habersido de miles de mi-llones de años, loque da lugar a la“profundidad detiempo” que pare-cen haber descubierto algunos geólogos yotros científicos en los últimos dos siglos.

Por tanto, la Biblia misma, cuando la en-tendemos correctamente, nos ofrece unasolución lógica para este supuesto miste-rio, y no existe ningún conflicto con que eluniverso pueda tener miles de millones deaños. La Biblia sencillamente no dice quéedad tiene el universo o nuestro planeta,pero sí declara sin ambages que “en el prin-cipio creó Dios los cielos y la tierra”.

Un universo regido por leyes

¿Qué es lo que los científicos han descu-bierto con respecto a las leyes elementalesque existían cuando se originó nuestro uni-verso? Lejos de tener una estructura caóti-ca, como sería de esperar si no fueran pro-ducto de una inteligencia, la conclusión ge-neral de los científicos es que el universoha estado expandiéndose de manera orde-nada desde su comienzo. No debemos su-poner que esa expansión ha ocurrido sinton ni son.

Keith Ward, profesor de historia y de lafilosofía de la religión en la Universidad deLondres, escribe: “El universo empezó aexpandirse de una manera muy precisa-mente ordenada, de acuerdo con un con-junto de leyes y constantes matemáticasque gobernaban su transformación subse-cuente en un universo como el que vemoshoy. Ya existía una complicada serie de le-yes cuánticas que regían posibles interac-

ciones de partículas básicas; y según unade las teorías principales, el universo se ori-ginó por la operación de fluctuaciones enun campo cuántico de acuerdo con esas le-yes” (God, Chance & Necessity [“Dios, lacasualidad y la necesidad”], 1996, p. 17).

Semejantes descubrimientos y conclu-siones científicas nos traen una vez más a

las preguntas básicas: ¿Quién creó las leyesoriginales de la astrofísica? ¿Surgieron porcasualidad o accidente, o fueron estableci-das por un Creador divino?

¿Leyes sin un Legislador?

Los científicos reconocen que nuestromaravilloso universo está gobernado por le-yes precisas. El profesor Davies resume deesta manera los descubrimientos acerca deestas leyes: “Cada adelanto [científico] traenuevos e inesperados descubrimientos, ydesafía nuestras mentes con conceptos ex-traños y, en ocasiones, difíciles. Pero a tra-vés de todo se extiende el hilo familiar de laracionalidad y el orden . . . Este orden cós-mico está sostenido por leyes matemáticasbien definidas que se entretejen para formaruna sutil y armoniosa unidad. Las leyes po-seen una elegante sencillez, y frecuente-mente han llamado la atención de los cien-tíficos tan sólo por su belleza” (The Mind ofGod: The Scientific Basis for a RationalWorld [“La mente de Dios: La base cientí-fica para un mundo racional”], 1992, p. 21).

Como dijo Einstein: “Todo aquel que sededica seriamente a la investigación cientí-fica llega a convencerse de que en las leyesdel universo se manifiesta un espíritu: unespíritu sumamente superior al del hom-bre” (The Quotable Einstein [“Citas deEinstein”], 1996, p. 152).

¿Quiere decir que la preexistencia delintrincado y complejo sistema de leyes

El hombre sigue descubriendo nuevas maravillas en el cos-mos, pero éstas siempre están gobernadas por leyes precisas.

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naturales en el universo tuvo realmente unLegislador? ¿O puede la ciencia demostrarque el origen del universo es sólo el resul-tado de “causas naturales”?

El bioquímico Michael Behe escribe:“Es común, casi trivial, decir que la cienciaha hecho grandes adelantos en el entendi-miento de la naturaleza. Las leyes de la fí-

sica se entienden tan bien ahora, que son-das espaciales vuelan con toda precisiónpara fotografiar mundos a miles de millo-nes de kilómetros de distancia. Computa-

doras, teléfonos, luceseléctricas y otros ejem-plos innumerables dantestimonio de cómo laciencia y la tecnologíahan logrado aprovecharlas fuerzas de la naturale-za . . .

”Pero entender cómofunciona algo no es lomismo que entendercómo llegó a ser. Porejemplo, los movimien-tos de los planetas en elsistema solar puedenpredecirse con asombro-sa exactitud; no obstante,todavía se debate mucho

acerca del origen del sistema solar (es de-cir, cómo se originaron el sol, los planetasy sus lunas). Quizá la ciencia llegue algúndía a resolver el acertijo; aun así, sigue

siendo cierto que entender el origen dealgo es diferente de entender su funciona-miento diario” (Darwin’s Black Box: TheBiochemical Challenge to Evolution [“Lacaja negra de Darwin: El desafío bioquími-co a la evolución”], 1996, p. ix).

Muchas personas inteligentes y educadas—y que tienen una fe casi religiosa— creenque las complicadas leyes que gobiernan eluniverso surgieron por casualidad. Pero ¿eslógico o racional creer tal cosa? Sabemossin duda alguna que esta postura no está ba-sada en ninguna prueba demostrable. Heaquí la verdadera pregunta: ¿Tiene sentidocreer que un universo gobernado por un or-denado sistema de leyes precisas surgió es-pontáneamente de la nada?

La perspectiva bíblica

Aquí es donde tenemos que prestar ma-yor atención a lo que nos dicen las Sagra-das Escrituras. Éstas nos presentan un cua-dro muy diferente: “. . . Él mandó, y fueroncreados [los cielos]. Los hizo ser eterna-mente y para siempre; les puso ley que noserá quebrantada” (Salmos 148:5-6).

12 ¿Existe Dios?

El Dr. Robert Jastrow es el fundador y ex director del Insti-tuto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, asícomo ex profesor de astronomía y geología en la Univer-

sidad de Columbia (Nueva York) y profesor de ciencias terres-tres en la Universidad Dartmouth. Ha recibido premios presti-giosos por su servicio sobresaliente al gobierno de los EstadosUnidos y por sus excepcionales logros científicos.

Es un prolífico escritor de temas científicos, especialmente enlos campos de la astronomía, cosmología y exploración espa-cial. No se anda con rodeos para expresar lo que piensa, parti-cularmente cuando se trata de los descubrimientos que des-conciertan a sus colegas científicos y las no muy imparciales re-acciones de éstos ante tales descubrimientos.

Sus comentarios dicen mucho acerca de las actitudes —y enocasiones del prejuicio descarado— que algunos científicos tie-nen en contra de la posibilidad de que haya un Creador. Aun-que en lo personal es agnóstico, él hace notar que los descu-brimientos científicos y el libro del Génesis tienen mucho másen común de lo que sus colegas están dispuestos a reconocer.He aquí algunas de las declaraciones del Dr. Jastrow:

“Las pruebas astronómicas de que hubo un Principio colocana los científicos en una posición incómoda, porque ellos creenque cada efecto tiene una causa natural, y que cada aconteci-miento en el universo puede ser explicado por fuerzas natura-les que funcionan de acuerdo con las leyes de la física. Sin em-bargo, la ciencia no ha podido encontrar ninguna fuerza en lanaturaleza que pudiera haber sido el principio del universo; yno encuentra prueba alguna de que el universo siquiera exis-tió antes de ese primer momento. El astrónomo inglés E.A. Mil-ne escribió: ‘No podemos opinar acerca del estado de cosas [en

el principio]; en el acto divino de la creación no había nadie quepudiera observar o testificar lo que Dios hizo’” (The EnchantedLoom: Mind in the Universe [“El telar encantado: Inteligenciaen el universo”], 1981, p. 17).

“Los científicos no tienen prueba alguna de que la vida nohaya sido un producto de la creación, pero impulsados por lanaturaleza de su profesión buscan explicaciones para el origende la vida que estén dentro de los límites de las leyes naturales.Ellos se preguntan: ‘¿Cómo surgió la vida de la materia inerte?Y ¿cuáles son las posibilidades de que eso sucediera?’ Y muy asu pesar no tienen una respuesta clara, debido a que los quími-cos nunca han podido reproducir los experimentos de la natu-raleza acerca de la creación de vida a partir de la materia inerte.

“Los científicos no saben cómo sucedió y, además, no cono-cen la posibilidad de que pudiera suceder. Quizá la probabilidades muy pequeña, y la aparición de la vida en un planeta es unacontecimiento de tan baja probabilidad que requiere un mila-gro. Quizá la vida en la Tierra es única en este universo. No exis-te prueba científica que excluya esta posibilidad” (ibídem, p.19).

“El concepto de que el universo vino a existir mediante unaexplosión . . . frecuentemente llamado la teoría de la Gran Ex-plosión . . . Fue literalmente el momento de la creación. Cu-riosamente, esta es la perspectiva bíblica del origen del mun-do. Los pormenores de la versión de los astrónomos difierengrandemente de los bíblicos, particularmente en el hecho deque el universo parece tener más de los 6.000 años que semencionan en la Biblia [de hecho, tal como explicamos en estecapítulo, la Biblia no dice que el universo fue creado hace6.000 años]; pero tanto el relato bíblico como el astronómicoson iguales en un aspecto elemental. Hubo un principio, y

Descubrimientos que desconciertan a la ciencia

Comprendemos muchas de las leyes que regulan elfuncionamiento del universo. Sin embargo, la ciencia nopuede explicar cómo llegaron a existir ni las leyes ni el universo que gobiernan.

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Aquí se nos dice que Dios creó leyes en“los cielos” que no pueden ser suspendi-das. “Mi mano fundó también la tierra, ymi mano derecha midió los cielos con elpalmo; al llamarlos yo, comparecieron jun-tamente” (Isaías 48:13).

En estos versículos encontramos gran-des verdades, y cuando se comparan conotras alternativas —fruto del razonamien-to humano— tienen mucho sentido. Es laúnica perspectiva que resuelve verdadera-mente todas las dificultades. Observemosla reacción del astrónomo Hugh Rosscuando leyó por primera vez el relato bí-blico de la creación: “Las características[del relato del Génesis] me impresionaronde inmediato. Eran sencillas, directas y es-pecíficas. Yo estaba asombrado con el nú-mero de datos históricos y científicos ycon sus pormenores.

”Me tomó varias horas investigar tansólo el primer capítulo. En lugar de otro ex-traño mito sobre la creación, aquí estabaalgo como un registro diario de las condi-ciones iniciales del planeta, descritas co-rrectamente desde el punto de vista de la

astrofísica y de la geofísica, seguidas porun resumen de la secuencia de cambios pormedio de los cuales la Tierra llegó a ser ha-bitada por seres vivientes y, finalmente, porel hombre.

”El relato era sencillo, elegante y cientí-ficamente exacto. Por lo que entendí, meparece que es el punto de vista de un obser-vador que se encontraba en la superficie dela Tierra; tanto el orden como la descripciónde los acontecimientos de la creación enca-jaban perfectamente con el registro estable-cido de la naturaleza. Yo me quedé asom-brado” (The Creator and the Cosmos [“ElCreador y el cosmos], 1993, p. 15).

La prueba de que nuestro planeta tuvoun principio definido, con leyes preexis-tentes que gobernaban todos sus movi-mientos, es una poderosa indicación de queDios existe y que es el Creador y Sustenta-dor de este maravilloso universo.

Muchos de los libros escritos por cientí-ficos parten de la premisa de que la teoría dela evolución es un hecho comprobado. Lamayoría de nuestros sistemas educativos sebasan en esa teoría. Pero ¿qué decir de otros

puntos de vista? Veamos lo que dice TheColumbia History of the World [“Historiadel mundo, de Columbia”], 1972, p. 3):“Ciertamente, nuestro mejor conocimientoactual, al que le falta la magia poética de laEscritura, parece en cierto modo menoscreíble que el relato de la Biblia . . .”

Fred Heeren, escritor de temas científi-cos, hace notar que “la verdadera tendenciaen la cosmología del siglo 20 . . . ha sidodejar un punto de vista que no armonizabacon el relato de la creación del Génesis,para adoptar uno que sigue muy de cerca laantigua perspectiva. De hecho . . . la reve-lación hebrea es la única fuente religiosaprocedente de tiempos antiguos que enca-ja con el cuadro cosmológico moderno. Yen muchos casos, los expertos en los mitosy la arqueología del siglo 20 también sehan visto obligados a cambiar los viejosconceptos que consideraban a la Bibliacomo un mito, por unos que la considerancomo historia” (Show Me God [“Muéstre-me a Dios”], 1997, prólogo).

Ya es tiempo de que nosotros le demosel debido crédito al libro del Génesis.

¿Existe Dios? 13

todo lo que hay en el universo puede ser rastreado hasta eseprincipio” (Journey to the Stars: Space Exploration: Tomorrowand Beyond [“Viaje a las estrellas: La exploración del espacio:Mañana y más allá”], 1989, p. 47).

“Ahora vemos cómo las pruebas astronómicas conducen auna perspectiva bíblica del origen del mundo. Los detalles di-fieren, pero los aspectos básicos son los mismos, tanto en el re-lato astronómico como en el del Génesis: La cadena de aconte-cimientos que lleva hasta el hombre empezó súbita y brusca-mente en un momento definido en el tiempo, en un fogonazode luz y energía. A algunos científicos no les agrada la idea deque el mundo haya empezado de esta manera” (God and theAstronomers [“Dios y los astrónomos”], 1978, p. 14).

“En general, los teólogos están contentos con la prueba deque el universo tuvo un principio; pero los astrónomos, curio-samente, están disgustados. Sus actitudes proporcionan una in-teresante muestra de la reacción de la mente científica —su-puestamente una mente muy objetiva— cuando las pruebasdescubiertas por la ciencia misma conducen a un conflicto conlos artículos de fe de nuestra profesión. Resulta que el científi-co se comporta de la misma manera que el resto de nosotroscuando nuestras creencias están en conflicto con las pruebas.Nos sentimos irritados, queremos pensar que no existe el con-flicto o lo encubrimos con frases sin sentido” (ibídem, p. 16).

“En estas reacciones [de los científicos ante la prueba de queel universo tuvo un comienzo súbito] existe una rara combina-ción de sentimientos y emociones. Provienen del corazón,mientras que uno esperaría que las opiniones vinieran de lamente. ¿Por qué?

“Yo creo que parte de la respuesta es que los científicos re-chazan el solo pensamiento de un fenómeno natural que nopuede ser explicado, ni siquiera con tiempo y dinero ilimitados.En la ciencia existe cierta clase de religión; es la religión de unapersona que cree que hay orden y armonía en el universo, y

que cada acontecimiento puede ser explicado de una maneraracional como el producto de algún suceso previo; cada efectodebe tener su causa; no hay una causa primera . . .

“Esta fe religiosa del científico es confrontada por el descu-brimiento de que el mundo tuvo un principio en ciertas condi-ciones en las cuales no son válidas las leyes conocidas de la físi-ca, y que es el producto de fuerzas y circunstancias que noso-tros no podemos descubrir. Cuando eso sucede, el científico haperdido su control . . .

“Consideremos la magnitud del problema. La ciencia ha de-mostrado que en cierto momento el universo surgió como re-sultado de una explosión. Se pregunta: ¿Qué causa produjoeste efecto? ¿Qué o quién puso la materia y la energía en eluniverso? ¿Fue creado el universo de la nada, o de la unión demateriales preexistentes? Y la ciencia no puede contestar estaspreguntas . . .” (ibídem, pp. 113-114).

“Es posible que exista una explicación válida para el explosi-vo nacimiento de nuestro universo; pero si existe tal explica-ción, la ciencia no puede encontrar cuál es. La búsqueda re-trospectiva de los científicos termina en el momento de la crea-ción. Esta es una situación sumamente rara, inesperada paratodos menos para los teólogos. Éstos siempre han aceptado loque la Biblia dice: En el principio creó Dios los cielos y la tierra . . .

“Nos gustaría continuar esa investigación aún más atrás enel tiempo, pero la barrera que se opone al progreso parece in-superable. No es cuestión de otro año, otro decenio de traba-jo, otros cálculos u otra teoría; en estos momentos parece quela ciencia nunca podrá descorrer el velo que oculta el misteriode la creación. Para el científico que ha vivido con su fe en elpoder de la razón, el relato termina como una pesadilla. Ha es-calado las montañas de la ignorancia y está a punto de con-quistar la cúspide más alta; y en el momento en que se asomaa la última piedra, lo recibe un grupo de teólogos que ha esta-do allí por siglos” (ibídem, pp. 114-116). ❏

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14 ¿Existe Dios?

¿Cómo empezó la vida? La in-mensa variedad de seres vi-vientes de la tierra, ¿acaso evo-

lucionó de la nada? ¿Cómo pudo lamateria inerte, carente de vida, llegar a serun tejido vivo? ¿Qué procesos químicostransformaron las sustancias inertes en or-ganismos vivos? ¿Pueden estos procesosiniciarse espontáneamente, o exigen unaintervención sobrenatural? ¿Sepuede, en forma convincente,atribuir la vida a una causa so-brenatural, a un Dador de lavida? Estas son preguntas fun-damentales que requieren res-puestas fidedignas.

Estas preguntas son particu-larmente molestas para quienesaceptan la explicación que losateos y evolucionistas dan acer-ca de la vida. Aun el mismo Ri-chard Dawkins, evolucionistaintransigente, acepta que “laesencia de la vida es una impro-babilidad matemática descomu-nal. Por lo tanto, cualquiera que sea la ex-plicación para la vida, no puede ser la ca-sualidad. La verdadera explicación para laexistencia de la vida tiene que abarcar laantítesis misma de la casualidad” (TheBlind Watchmaker [“El relojero ciego”],1986, p. 317).

La ciencia no puede aducir ningunaprueba convincente sobre la teoría de laevolución. A pesar de los decididos inten-tos que por años se han estado realizando,no existe ninguna prueba sólida sobre lageneración espontánea de vida. La teoríade la evolución continúa siendo exacta-mente eso: ¡una teoría sin pruebas!

El hecho es que no existe ninguna prue-ba científica de que la vida haya provenidode la materia inerte. Los intentos por mos-trar que la vida puede generarse espontá-neamente, han demostrado todo lo contra-rio. A pesar de los grandes titulares de laprensa, cuando los científicos han tratadode crear las condiciones más favorables encontrolados experimentos de laboratorio,no han logrado avanzar nada. Lo único que

han logrado es confirmar las astronómicasposibilidades en contra de que la vida pue-da surgir espontáneamente. Nunca ha sur-gido y nunca surgirá, porque la vida tieneque provenir de vida preexistente.

Después de la pregunta acerca del origendel universo mismo, esta es la siguientepregunta esencial que debemos enfrentar:¿Cómo empezó la vida? Una vez que esta-

mos convencidos de que el universo tuvoun Creador, debe resultarnos obvio que lavida también fue creada. Sin embargo, losevolucionistas persisten en su teoría de quela vida se originó en un accidente fortuito yevolucionó por medio de procesos pura-mente físicos de mutación y selección na-tural, sin la intervención de un Creador yDiseñador inteligente. La supuesta progre-sión de formas de vida sencillas que evolu-cionaron a lo largo de miles de millones deaños para convertirse en formas de vidacomplejas, pasa por alto la pregunta esen-cial: ¿Cómo pudo surgir la vida de dondeno había vida?

La teoría de la sopa prebiótica

Algunos han intentado demostrar cómoempezó la vida al describir un pasado re-moto e hipotético. La escena transcurre enla Tierra recientemente formada que estabaenfriándose lentamente, con una atmósferade gases simples como el hidrógeno, nitró-geno, amoníaco y bióxido de carbono, conpoco o nada de oxígeno.

Ellos dicen que esta clase de atmósferaestuvo sujeta a ciertas formas de energía, ta-les como descargas eléctricas de relámpa-gos, y esto provocó una reacción que pro-dujo aminoácidos básicos. Suponen que al-gunos compuestos fueron acumulándosehasta que los primeros océanos llegaron a laconsistencia de una sopa caliente. Luego seefectuó una reacción y se produjeron los

aminoácidos elementales, loscomponentes de las proteínas.Con el tiempo, se formaron ca-denas de ADN (ácido desoxirri-bonucleico) y finalmente células.De alguna manera, la vida surgióde esta sopa prebiótica.

Algunos investigadores hanobtenido una variedad de ami-noácidos y otros compuestos alenviar una chispa a través de unamezcla de gases. No obstante,por mucho que han tratado, nohan podido crear vida; ni siquie-ra remotamente han demostradoque la vida pueda surgir de sus-

tancias químicas, ni aun de las correctas,mezclándolas por un tiempo indetermina-do bajo condiciones predeterminadas.

La inteligencia del hombre con su avan-zada tecnología sólo ha podido producir unpuñado de los constituyentes orgánicos ne-cesarios para la vida. Nunca ha podidocrear un organismo, mucho menos un or-ganismo vivo. Aun la clonación, un notablelogro que aparece frecuentemente en lasnoticias, utiliza vida ya existente. Ningunaforma de vida —ni siquiera una célula viva,mucho menos algo tan infinitamente com-plejo como una bacteria— ha sido algunavez creada por un experimento humano.

El razonamiento científico está todo alrevés. Los científicos saben que existe lavida, pero suponen que no hubo un Crea-dor o Diseñador inteligente. Entonces hantratado de crear la situación más probable,según lo que ellos piensan, bajo la cual lavida pudo haber surgido espontáneamente.Hasta ahora sólo han podido convertir ma-teria inerte, sin vida, en otra materia inerte,sin vida.

¿Es verdad que la vida se desarrolló progresivamente? Losfósiles ¿apoyan o desmienten el dogma darvinista?

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El Dadorde la vida

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Eso no ha impedido que muchos cientí-ficos concluyan que la vida surgió espontá-neamente de una sopa prebiótica. Peroellos aún no han podido —ni pueden—producir materia viva de materia muerta.

¿Vida proveniente del espacio?

No todos los científicos se sienten có-modos basando el origen de la vida en sim-ples suposiciones. Muchos de ellos se sien-ten molestos con la teoría de la sopa pre-biótica como el origen de la vida. Algunosreconocen que no es más que pura fantasía.

Francis Crick, biofísico que ganó el Pre-mio Nobel por su labor ayudando a definirla estructura molecular del ADN, es undestacado científico que rechaza esta posi-bilidad. Él escribió: “Un hombre honrado,basándose en el conocimiento que ahoratenemos disponible, sólo podría decir que,en algún sentido, el origen de la vida pare-ce ser casi un milagro, debido al gran nú-mero de condiciones que hubieran tenidoque cumplirse para crearla” (Life Itself: ItsOrigin and Nature [“La vida misma: Suorigen y naturaleza”], 1981, p. 88).

Aceptando que las probabilidades deque la vida surgiera por pura casualidadson una absoluta imposibilidad, él y otrosdistinguidos científicos han adoptado unacreencia en la panspermia: que la vida nopudo haber surgido espontáneamente en laTierra, pero brotó cuando algunos micro-organismos o esporas llegaron aquí proce-dentes de algún lugar en el universo.

Sir Fred Hoyle, renombrado astrofísicoinglés, y su colega Chandra Wickrama-singhe, profesor de matemáticas aplicadasy astronomía en Cardiff, Gales, calcularonlas posibilidades de que todas las proteínasnecesarias para la vida se formaran por ca-sualidad en cierto lugar, como los científi-cos suponen que sucedió en nuestro plane-ta. Ellos expusieron que las posibilidadeseran una en 1040.000, es decir, el número 1seguido por cuarenta mil ceros (suficientespara llenar aproximadamente siete páginasde esta publicación).

Para poner esta cifra en perspectiva, haysólo cerca de 1080 partículas subatómicasen todo el universo visible. Los matemáti-cos creen que una probabilidad de menosde 1 en 1050 es completamente imposible.Ellos llegaron a la conclusión de que la po-sibilidad de que la vida surgiera conformeal cuadro científico tradicional es “una po-sibilidad exorbitantemente pequeña, queno podría presentarse aunque todo el uni-verso consistiera de una sopa orgánica”

(Evolution From Space [“Evolución desdeel espacio”], 1981, p. 24).

La conclusión del profesor Hoyle es que“la vida no podía haberse originado aquí enla Tierra. Tampoco parece que pueda ex-plicarse la evolución biológica desde elpunto de vista de que la vida está limitadaal ámbito terrestre . . . Todo esto puede serconfirmado por medios estrictamente cien-tíficos, por experimentos, observación ycálculos” (The Intelligent Universe [“Eluniverso inteligente”], 1983, p. 242).

Los profesores Hoyle y Wickramasing-he, al igual que Francis Crick, confiesanque la explicación científica tradicionaldel origen de la vida en nuestro planeta essencillamente una imposibilidad. Pero noqueriendo reconocer que existe un Crea-dor y Dador de la vida, ellos también re-currieron a la panspermia como la expli-cación más aceptable del origen de la vidaen la Tierra. Desde luego, el concepto de la

panspermia no explica cómo surgió lavida; solamente traslada el espinoso asun-to del origen de la vida a algún otro rincónlejano del universo.

El hecho de que estos reconocidos y res-petados científicos adopten tales hipótesiscasi inimaginables, pone de manifiesto laimposibilidad de que los miles de compli-cados factores que son necesarios para lavida surgieran por azar, como lo plantea elconcepto tradicional de la evolución.

El origen de las nuevas especies

Si la ciencia no puede explicar cómo seoriginó la vida, ¿puede explicar cómo seoriginaron las nuevas formas de vida?

Carlos Darwin sencillamente hizo a unlado el asunto del origen de la vida adop-tando la actitud de que “es una simple ton-tería pensar ahora en el origen de la vida; es[tan absurdo] como si uno tratara de averi-guar el origen de la materia” (Encyclopæ-dia Britannica, decimoquinta edición,10:900). Se habla mucho de que la teoríade la evolución es un hecho, pero un hechobasado en dos suposiciones anteriores: queel universo surgió de la nada y que la vidase generó espontáneamente de sustanciasquímicas sin vida. Al suponer que estas dospremisas son verdad, los evolucionistas en-tonces presentan el argumento de que unasformas de vida complicadas se desarrolla-

ron a partir de las células que brotaron a lavida en la sopa prebiótica.

Es aquí donde entra Carlos Darwin. Éldio vida al concepto de la evolución al pro-poner que las especies se transforman a símismas continuamente, con cambios mi-núsculos, por medio de la selección natural.Dijo que estas pequeñas variaciones apare-cieron por casualidad y se esparcieron porcasualidad. Finalmente, estos pequeñoscambios influyeron en la reproducción, yentonces la selección natural pudo pasar lasnuevas características a los descendientes.

Existen varios errores fatales en esteconcepto. Si aceptamos la noción de “lasupervivencia del más apto”, lo cual es unpostulado de la evolución, tuvo que haberpresión para que estas mejores característi-cas se desarrollaran. Si cierto cambio (porejemplo, una pierna para ayudar a una cria-tura a moverse mejor sobre la tierra o unala para evitar que se rompiera el cuello en

una caída) fuera necesario para la supervi-vencia, entonces tendría que desarrollarsecasi instantáneamente o el cambio no po-dría beneficiar en nada a la criatura que lonecesitara. Una pierna a medio desarrolloen un anfibio o una media ala en un dino-saurio ¡los pondría en gran desventaja en lalucha por la supervivencia!

El desafío más grande para Darwin

La descripción de los fósiles que encon-tramos en muchos libros de texto presentalas variadas formas de vida que han existi-do en nuestro planeta, muchas de las cua-les se han extinguido.

La interpretación común de los fósileses en gran parte simplemente un artificioque se utiliza para apoyar la teoría darvi-niana de que la vida progresó por casuali-dad de formas sencillas a formas compli-cadas sin la intervención de una fuerza so-brenatural. Podemos encontrar gráficas ydibujos en casi todos los libros de biologíaen los que se describe una transformacióngradual de una especie a la otra: de peces aanfibios, de anfibios a reptiles, de reptiles amamíferos, etc.

Tales ilustraciones presentan una progre-sión constante de fósiles sencillos a fósilescomplicados en la corteza terrestre. Peroesa supuesta progresión no es constante enla geología real. El desacuerdo entre los

¿Existe Dios? 15

“¿Por qué, si las especies han descendido de otras especies por mediode gradaciones minúsculas, no vemos por doquier innumerables formas de transición?” — Carlos Darwin

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16 ¿Existe Dios?

dibujos y lo que de hecho se encuentra en lacorteza terrestre rara vez se señala en los li-bros de texto o en artículos acerca de la evo-lución. Los evolucionistas están tan con-vencidos de que toda vida se desarrolló delas formas más simples hasta las criaturascomplicadas, que suelen descartar las prue-bas que contradicen sus teorías.

Si la evolución fuera la verdadera razónde la inmensa variedad de vida que hay enla tierra, de seguro encontraríamos abun-dantes pruebas de las innumerables espe-cies intermedias que tendrían que haberexistido. El mismo Carlos Darwin tuvo queenfrentarse al hecho de que los fósiles noapoyaban sus afirmaciones. Él preguntó:“. . . ¿Por qué, si las especies han descendi-do de otras especies por medio de grada-ciones minúsculas, no vemos por doquierinnumerables formas de transición? . . .¿Por qué no las encontramos en abundan-cia, empotradas en la corteza terrestre?”(The Origin of Species [“El origen de lasespecies”], pp. 136-137).

Darwin escribió: “El número de varie-dades intermedias, que existieron en el pa-sado, [debió] ser verdaderamente inmen-so. ¿Por qué entonces cada formación geo-lógica y cada capa terrestre no está llena detales eslabones intermedios? Ciertamentela geología no revela tal gradación minús-cula en la cadena orgánica; y esto, quizá,es la objeción más obvia e importante quepuede ser alegada en contra de la teoría [dela evolución]. La explicación de esto, a miparecer, radica en la extremada imperfec-ción de los datos geológicos” (ibídem,pp. 260-261).

Él estaba convencido de que en las ex-ploraciones y descubrimientos posterioresse resolverían las muchas dificultades quehabía en su teoría debido a la falta de espe-cies intermedias. Pero ahora, un siglo ymedio después, con muy pocas partes del

globo terráqueo sin explorar, ¿qué es loque nos muestran los fósiles?

El testimonio de los fósiles

Niles Eldredge, conservador de la sec-ción de invertebrados en el Museo Norte-americano de Historia Natural y profesoruniversitario en la ciudad de Nueva York, esun enérgico partidario de la evolución. Sinembargo, confiesa que los fósiles no apo-yan la perspectiva evolucionista: “No es desorprenderse que los paleontólogos se ha-yan mantenido alejados de la evolución portanto tiempo. Parece que nunca sucede. Loque revela el asiduo análisis [de los fósiles]son . . . unas variaciones menores, y la muyeventual y ligera acumulación de cambio, alo largo de millones de años. Este es un rit-mo demasiado lento para que realmentehaya dado lugar al cambio prodigioso queha ocurrido en la historia de la evolución.

”Cuando vemos la introducción de algu-na novedad evolutiva, por lo general semuestra como una explosión, ¡y frecuente-mente sin ninguna prueba de que los orga-nismos no evolucionaron en algún otro lu-gar! La evolución no puede continuar porsiempre en algún otro lugar. Sin embargo,así es cómo las pruebas de los fósiles leshan parecido a muchos desesperados pa-leontólogos que tratan de aprender algo so-bre la evolución” (Reinventing Darwin:The Great Debate at the High Table of Evo-lutionary Theory [“Darwin reinventado: Lagran discusión en la mesa alta de la teoríade la evolución”], 1995, p. 95).

En tiempos recientes, quizá el escritormás conocido en asuntos de evolución hasido Stephen Jay Gould, ya fallecido pa-leontólogo de la Universidad de Harvard.Él fue un vehemente evolucionista que co-laboró con el profesor Eldredge para for-mular alternativas al punto de vista tradi-cional del darvinismo. Reconoció, al igual

que Eldredge, que el testimonio de los fósi-les contradice el concepto darviniano deldesarrollo gradual. Gould escribió: “En lahistoria de la mayoría de las especies fosi-lizadas hay dos características que particu-larmente no concuerdan con el progresogradual: [1] Estasis. La mayoría de las es-pecies no mostraron ningún cambio direc-cional durante el tiempo que existieron.Aparecen en el registro de fósiles con lamisma apariencia que cuando desaparecen;el cambio morfológico por lo general es li-mitado y sin dirección.

”[2] Aparición repentina. Nunca apare-ce ninguna especie en un lugar gradual-mente, por la constante transformación desus antepasados: aparece súbitamente y‘completamente formada’” (“Evolution’sErratic Pace”, Natural History [“El ritmoerrático de la evolución”, revista “Historianatural”], mayo de 1977, pp. 13-14).

La carencia inoportuna de fósiles

Francis Hitching, miembro del InstitutoReal de Arqueología, de la Sociedad dePrehistoria y de la Sociedad para la Investi-gación de la Física, también ve dificultadesevidentes al recurrir a los fósiles para tratarde comprobar las hipótesis del darvinismo.

Él escribió: “En los museos del mundohay cerca de 250.000 especies distintas deplantas y animales fosilizados. Esto se com-para con 1,5 millones de especies conocidasque están vivas actualmente en la Tierra. Deacuerdo con los coeficientes conocidos decambio evolutivo [es decir, el supuestocambio según las teorías de la evolución], seha calculado que el número de especies fo-silizadas que han vivido es cuando menos100 veces mayor que el número de las quehan sido descubiertas . . . Pero lo curioso delasunto es que hay una constancia en las au-sencias de fósiles: los fósiles no se encuen-tran en ninguno de los lugares importantes.

¿Puede la teoría darviniana explicar la existencia de laasombrosa variedad de vida que hay en nuestro planeta? Y si

Darwin tenía razón, ¿por qué no abundan también entre losfósiles las especies intermedias de transición?

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Page 19: El supremo interrogante: ¿Exi ste Dios? Literature/Existe Dios.pdf · mún y corriente, seríamos capaces de par-ticipar en la discusión acerca de por qué existimos nosotros y

”Cuando uno busca los eslabones entrelos principales grupos de animales, senci-llamente no están allí; cuando menos, no enun número suficiente para eliminar las du-das con respecto a su identificación comotales. O no existen o son tan raros que siem-pre se está discutiendo acerca de si deter-minado fósil es, o no es, o podría ser, latransición entre este grupo y aquél.

”. . . Debiera haber armarios llenos de[fósiles de especies] intermedias; cierta-mente, uno esperaría que [la transforma-ción de] los fósiles [sería] tan gradual quesería difícil señalar dónde terminaron losinvertebrados y empezaron los vertebrados.Pero no es así. En lugar de eso, conjuntosde peces bien definidos, fáciles de clasifi-car, aparecen dentro del registro de fósilesaparentemente de la nada: misteriosa y re-pentinamente, totalmente formados, y en laforma más contraria al darvinismo. Y antesde [estas especies], donde debieran estarsus ancestros, están exasperantes e ilógicosvacíos” (The Neck of the Giraffe: Darwin,Evolution and the New Biology [“El cuellode la jirafa: Darwin, la evolución y la nue-va biología”], 1982, pp. 9-10).

El secreto de la paleontología

¿Qué quiere decir todo esto? La pura ver-dad es que si la evolución significa el cam-bio progresivo de una clase de organismo aotra, la característica sobresaliente del re-gistro de los fósiles es la ausencia de prue-bas que respalden este concepto y la abun-dancia de pruebas en su contra. La evolu-ción es una teoría, y el único lugar lógicopara encontrar pruebas de esa teoría es entrelos fósiles. Pero en vez de mostrar un cam-bio progresivo, lento, a lo largo de los eones,¡los fósiles muestran todo lo contrario!

El profesor Eldredge dejó muy en clarocuál era la magnitud del problema cuandoreconoció que Darwin “fundamentalmenteinventó un campo nuevo de investigacióncientífica (lo que ahora se le llama ‘tafono-mía’) para explicar por qué el registro defósiles es tan deficiente, tan lleno de vacíos,que los patrones de cambio progresivo quese esperan sencillamente no aparecen” (El-dredge, op. cit., pp. 95-96).

Igualmente, el profesor Gould reconocióque la “extrema rareza” de pruebas de laevolución en el registro de fósiles es “el se-creto profesional de la paleontología”. Re-conoce además que “los árboles evolucio-nistas que adornan nuestros libros de textotienen información sólo en las puntas y losnudos de sus ramas; el resto, por razonable

que sea, es suposición, no lo que demues-tran los fósiles” (Gould, op. cit., p. 14).

Pero ¿acaso los paleontólogos revelan su“secreto profesional”? ¡En absoluto! “Alleer las introducciones a la evolución en es-critos comunes y hasta en libros de texto . . .uno difícilmente podría adivinar que existen[los vacíos de fósiles], ya que la mayoría delos autores pasan por encima de ello contoda tranquilidad y confianza. A falta depruebas fósiles, escriben lo que se ha dadoen llamar ‘cuentos idealistas’. Afortunada-mente, una mutación oportuna ocurre en unmomento crítico y, como por arte de birli-birloque, una nueva etapa de la evolución sealcanzó” (Hitching, op. cit., pp. 12-13).

Phillip Johnson, profesor de derecho enla Universidad de California, analiza laspruebas en favor y en contra de la evoluciónde la misma manera en que analizaría las

pruebas en un proceso legal. Con respecto ala representación falsa de esas pruebas, es-cribe: “Casi todos los que recibieron un cur-so universitario de biología en los últimos60 años fueron llevados a creer que el regis-tro de fósiles era un baluarte que defendía laclásica tesis darviniana, no una prueba encontra que tenía que ser justificada . . . El tes-timonio de los fósiles presenta un modeloconstante de repentinas apariciones segui-das por una estasis, [y muestra] que la histo-ria de la vida es más bien un relato de varia-ciones alrededor de un conjunto de diseñosbásicos que uno acerca de un progreso acu-mulativo, que la extinción ha sido causadaprincipalmente por catástrofes más que poruna atrofia progresiva, y que la interpreta-ción tradicional de los fósiles con frecuenciase debe más a las ideas preconcebidas deldarvinismo que a los hechos mismos. Al pa-recer, los paleontólogos han pensado que sudeber es protegernos a todos nosotros de lasconclusiones erróneas que podríamos habersacado si hubiéramos conocido la realidadde los hechos” (Darwin on Trial [“El juiciode Darwin”], 1993, pp. 58-59).

El secreto que los evolucionistas noquieren revelar es que, según sus propiasinterpretaciones, el registro de los fósilesmuestra la aparición de especies completa-mente formadas que existen por un tiempoy luego desaparecen. Otras especies apare-

cieron en otros tiempos, y luego ellas tam-bién desaparecieron con poco o ningúncambio. El testimonio de los fósiles senci-llamente no respalda la teoría fundamentaldel darvinismo, la cual afirma que las espe-cies cambiaron lenta y progresivamente deuna forma a otra.

¿Similitudes o diferencias?

Las artimañas y el lenguaje engañoso dela evolución giran en gran parte alrededorde la clasificación de las especies. Los dar-vinistas pretenden explicar las relacionesnaturales que ellos observan entre las plan-tas y entre los animales, clasificando la vidaanimal y vegetal de acuerdo con las simili-tudes físicas. Se podría decir que la teoría deDarwin no es otra cosa que una observacióndocta de lo que es obvio: es decir, que la ma-yoría de los animales parecen estar interre-

lacionados, porque la mayoría de ellos tie-nen una o más características en común.

Por ejemplo, uno puede reunir ballenas,pingüinos y tiburones en un grupo de ani-males acuáticos. También podemos reuniraves, murciélagos y abejas como criaturasque vuelan. Estas no son las clasificacionesfinales porque existen muchas otras dife-rencias obvias. No obstante, la meta deldarvinismo es utilizar las obvias caracterís-ticas similares para mostrar, no que los ani-males se parecen en muchos aspectos, sinoque están relacionados entre sí por mediode ancestros en común.

El profesor Johnson lo explica de estamanera: “Darwin ofreció una explicaciónnaturalista de las características fundamen-tales del mundo viviente con una lógica tanseductora que cautivó al mundo científico,aun cuando quedaran dudas acerca de algu-nas partes importantes de su teoría. Él teori-zó que los grupos discontinuos del mundoviviente eran los descendientes de ancestrosen común, extintos desde hacía muchotiempo. Grupos relativamente cercanos(como reptiles, aves y mamíferos) compar-tían un ancestro en común relativamente re-ciente; todos los vertebrados compartían unancestro en común más antiguo; y todos losanimales compartían un ancestro en comúnmás antiguo aún. Luego sugirió que los an-cestros debían haber estado ligados a sus

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Si la evolución significa el cambio progresivo de una clase de organismo a otra, la característica sobresaliente del registro de los fósiles es la ausencia de pruebas que respalden este concepto y la abundancia de pruebas en su contra.

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descendientes por medio de largas cadenasde especies intermedias en transición, ex-tintas también” (ibídem, p. 64).

Los evolucionistas optan por hacer hin-capié en las similitudes en lugar de señalarlas diferencias. Al hacer esto, alejan a lagente de la verdad del asunto: que las simi-litudes son la prueba de que hay un Diseña-dor único detrás de la configuración y fun-cionamiento de las diferentes formas devida. Cada una de las especies de animalesfue creada y diseñada para existir y funcio-nar de cierta manera. Darwin y los subsi-guientes promotores de sus teorías se con-centran en las similitudes que existen en lascategorías más importantes de animales ysuponen que esas similitudes demuestranque todos los animales están relacionadosentre sí por medio de ancestros en común.

Sin embargo, existen grandes diferenciasen las formas de vida en nuestro planeta. Si,como suponen los evolucionistas, todas lasformas de vida tienen ancestros en común yunas cadenas de criaturas intermedias los li-gan a esos ancestros, entre los fósiles debe-ría existir una superabundancia de talesformas intermedias. Pero como ya lo he-

mos visto, los mismos paleontólogos con-fiesan que tal cosa no existe.

La epopeya bíblica de la creación

La existencia de la vida exige que hayaun dador de la vida. Al hecho de que la vidasólo puede provenir de la vida le llamamosla ley de la biogénesis. Según la teoría de laevolución, nosotros y nuestro mundo so-mos resultado del azar, de la casualidad, laculminación de una serie de accidentes for-tuitos. Pero la Biblia nos presenta un cua-dro muy distinto: Un Dador de la vida lacreó en una forma y con un propósito queno tiene nada en común con el concepto delos evolucionistas. ¿Quién es, pues, el Da-dor de la vida y con qué propósito la creó?

En lo que se refiere a estos interrogantesfundamentales, en esta publicación reco-nocemos muy especialmente la validez dela revelación bíblica. La dificultad no estáen que los científicos no puedan descubrirla verdad. La dificultad estriba en que lagran mayoría de ellos sencillamente no es-tán dispuestos a reconocer que la Biblia esel fundamento seguro para el conocimien-to humano esencial y una fuente fidedigna

de respuestas para las incógnitas tremen-damente importantes de la vida.

Empecemos en el comienzo del Géne-sis. En el capítulo 1 brevemente se descri-be la creación de los cielos y la tierra, jun-to con la aparición de la luz y la parte seca.En seguida se habla acerca de la creaciónde la vida biológica. Desde el principio, losseres vivientes fueron divididos en gruposgenerales, cada uno según su género, conla facultad de reproducirse sólo dentro desu propio grupo.

Aquí vemos un hecho científico recono-cido: Los animales se reproducen sólo den-tro de su propia especie o género. De he-cho, la capacidad que tienen los animalespara cruzarse es la base para definir las es-pecies. La Biblia declara que todas las es-pecies principales fueron creadas; no evo-lucionaron unas de otras.

Dios ciertamente dotó de una amplia fa-cultad genética a los géneros tal como sedefinen en la Biblia; esto se puede ver almirar los tamaños, formas, colores y otrascaracterísticas de los perros, gatos, ganado,aves y aun de nosotros los seres humanos.Por siglos, los hombres han aprovechado la

18 ¿Existe Dios?

Mientras más profundamente exploran los científicos losmisterios del universo, más pruebas encuentran de laexistencia de Dios. Sin embargo, con mucha frecuencia

guardan silencio con respecto a sus descubrimientos.Un ejemplo de esto son los recientes descubrimientos acerca

de la célula, la base de la vida. El Dr. Michael Behe, profesor debioquímica, después de examinar losresultados de mucha investigación mo-lecular, decidió hacer públicas las gran-des implicaciones que para él teníatodo esto. Su libro, Darwin’s Black Box:The Biochemical Challenge to Evolu-tion [“La caja negra de Darwin: El desa-fío bioquímico a la evolución”], contie-ne mucha información científica con-creta, escrita en lenguaje claro, queestablece su pasmosa conclusión. Heaquí algunos de sus comentarios:

“En cierto modo, algunos científicos. . . son propensos a hacerse ilusiones . . .Por ejemplo, hace siglos se pensabaque los insectos y otros animales pe-queños provenían directamente de ali-mentos en descomposición. Esto era fá-cil de creer porque se pensaba que losanimales pequeños eran muy sencillos(antes de la invención del microscopio,los naturalistas pensaban que los insec-tos no tenían órganos internos).

“Pero a medida que fue avanzando la biología y que cuida-dosos experimentos demostraron que la comida protegida noproducía vida, la teoría de la generación espontánea fue rele-gada como algo que estaba más allá de los límites en los que laciencia podía determinar lo que estaba sucediendo realmente.En el siglo 19 eso significó la célula. Cuando se dejaba cerveza,

leche u orina en frascos por varios días, aunen frascos cerrados, siempre se tornabanturbias debido a algo que crecía en ellas.

“Los microscopios de los siglos 18 y 19mostraron que lo que crecía eran célulasmuy pequeñas que parecían estar vivas.Así que pareció razonable que sencillosorganismos vivos pudieran formarse es-pontáneamente de los líquidos.

“La clave para convencer a la gente fuepresentar a las células como ‘sencillas’. Enla segunda mitad del siglo 19, uno de losprincipales promotores de la teoría de lageneración espontánea fue Ernst Haeckel,gran admirador de Darwin y apasionadopropagador de la teoría de éste.

“Partiendo de la limitada visión que losmicroscopios proveían de las células,Haeckel creyó que la célula era un ‘senci-llo terrón de una combinación albumina-da de carbón’, no muy distinto de unapartícula microscópica de gelatina. AHaeckel le pareció que esa sencilla forma

El silencio ensordecedor de los científicos

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diversidad genética de las especies paracruzar animales que producen más carne,leche o lana, y cepas de trigo, maíz y arrozque rinden más alimento. Pero la facultadgenética para esas variedades fue creadadentro de la especie o género original quese menciona en el Génesis.

“Después dijo Dios: Produzca la tierrahierba verde, hierba que dé semilla; árbolde fruto que dé fruto según su género, quesu semilla [la facultad de reproducirse] estéen él, sobre la tierra. Y fue así” (Génesis1:11). La Biblia nos muestra claramenteque Dios es el Creador de la vida. Él pusoen marcha el proceso por medio del cual lavida produce más vida.

En el versículo 21 leemos: “Y creó Dioslos grandes monstruos marinos, y todo serviviente que se mueve, que las aguas pro-dujeron según su género, y toda ave aladasegún su especie”. En el versículo 24 Diosdijo: “Produzca la tierra seres vivientes se-gún su género . . .” Luego en los versículos26-27 se nos habla del origen de la vida hu-mana.

Aquí debemos prestar atención especiala la creación del primer ser humano: “En-

tonces el Eterno Dios formó al hombre delpolvo de la tierra [de materia inerte], y so-pló en su nariz aliento de vida, y fue elhombre un ser viviente” (Génesis 2:7). Ve-mos, pues, que la explicación bíblica esque la vida humana provino directamentede Dios. El Génesis hace patente el hechode que Dios es la fuente de toda vida.

La vida que proviene de Dios

En la Biblia se nos revela mucho másacerca del Dador de la vida. Se nos asegu-ra que Dios es “el único que tiene inmorta-lidad, que habita en luz inaccesible; a quienninguno de los hombres ha visto ni puedever . . .” (1 Timoteo 6:16). Jesús nos dice:“Como el Padre tiene vida en sí mismo, asítambién ha dado al Hijo el tener vida en símismo” (Juan 5:26).

También en el Génesis se corrobora laley de la biogénesis: La vida sólo puedeprovenir de algo ya viviente, no de materiainerte. Dios, quien tiene vida eterna en símismo, es el Dador original de la vida. Enla Biblia se nos revela también que Diossiempre ha existido. Él “habita la eterni-dad” (Isaías 57:15). Humanamente es muy

difícil captar este concepto, pues para no-sotros es natural que todo tenga un princi-pio y un final. Pero existen cosas que estánmás allá de nuestro entendimiento, y aquíes donde Dios quiere que confiemos en suPalabra, que aceptemos lo que él nos reve-la y que meditemos en lo increíblemente li-mitados que somos en comparación con él(Isaías 40:25-26, 28; 46:9-10; 55:8-9).

En las Escrituras leemos: “Por la fe en-tendemos haber sido constituido el univer-so por la palabra de Dios, de modo que loque se ve fue hecho de lo que no se veía”(Hebreos 11:3). En otras palabras, la mate-ria, cuya existencia se da por sentada en lateoría de la evolución, sencillamente noexistía. Dios no nos explica cómo creó loscielos y la tierra, sólo nos dice que lo hizo.Nos da amplias pruebas en otros aspectosde que su Palabra, la Biblia, es verdad, yquiere que creamos lo que nos dice.

La esperanza de la vida eterna

Únicamente Dios, quien posee vidaeterna, puede crear nuevas formas de vida,ya sean físicas o espirituales. Él es la únicafuente de vida.

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de vida, sin órganos internos, podía ser producida de materiainerte. Desde luego, ahora sabemos que no es así” (pp. 23-24).

¿Cuán intrincada es la célula? Richard Dawkins, evolucionis-ta y profesor de zoología, hace notar que el núcleo de la célu-la contiene una base de datos codificada que, en cuanto a la in-formación que contiene, es mayor que la información conteni-da en una enciclopedia de 30 tomos. Y esta cifra es por cadacélula . . . El número total de células en el cuerpo (de un ser hu-mano) es de cerca de 10 billones” (The Blind Watchmaker [“Elrelojero ciego”], pp. 17-18, énfasis en el original).

Más adelante en su libro, el Dr. Behe habla de la complejidadque los científicos han descubierto: “En los últimos cuatro dece-nios la bioquímica moderna ha descubierto los secretos de la cé-lula. El progreso ha sido difícil de lograr. Hasido necesario que un incontable númerode personas haya dedicado lo mejor de susvidas al tedioso trabajo de laboratorio . . .

“El resultado de todos estos esfuerzospara explorar la célula —explorar la vidaen el ámbito molecular— es un grito fuer-te, rotundo y penetrante de ‘¡diseño!’ Elresultado es tan diáfano y significativoque debe ser catalogado como uno de loslogros más grandes en la historia de laciencia. Este descubrimiento es tan impor-tante como los de Newton, Einstein, La-voisier, Schrödinger, Pasteur y Darwin. Laobservación del diseño inteligente de lavida es tan importante como la observa-ción de que la Tierra gira alrededor delSol, de que las enfermedades son causa-das por bacterias o de que la radiación esemitida en cuantos [unidades cuánticas].

“Era de esperarse que la magnitud de la victoria, ganada atan alto costo por medio del esfuerzo continuo a lo largo dedécadas, hubiera sido celebrado descorchando botellas dechampaña en laboratorios por todo el mundo. Este triunfo dela ciencia debiera haber provocado exclamaciones de ‘¡eure-ka!’ provenientes de miles de gargantas, grandes aplausos yquizá hasta una excusa para tomarse el día.

“Pero no se descorcharon botellas, tampoco hubo aplausos.En lugar de eso, un extraño y embarazoso silencio rodea la in-negable complejidad de la célula. Cuando se toca el tema enpúblico, empiezan los rodeos y la respiración se hace un pocodifícil. La gente se siente un poco más cómoda en privado; mu-chos reconocen explícitamente lo obvio, pero se quedan mi-

rando al suelo, mueven la cabeza, y ahídejan el asunto.

“¿Por qué la comunidad científicano declara con orgullo su asombrosodescubrimiento? ¿Por qué se trata conguantes intelectuales la observacióndel diseño? El conflicto es que mientrasun lado del elefante es llamado diseñointeligente, el otro lado podría llamar-se Dios” (Behe, op. cit., pp.232-233, én-fasis en el original).

Estos descubrimientos manifiestanclaramente que la forma más “senci-lla” de vida es tan intrincada, complejay maravillosa en su diseño y en su fun-cionamiento, que aun la posibilidad deque pudiera llegar a existir por acci-dente es inconcebible. ¡Son abruma-doras las pruebas de un Diseñador in-teligente! ❏

La ciencia ha hecho grandes adelan-tos en la investigación de los procesos vi-tales. El estudio de las células, como estacélula nerviosa, ha revelado una asom-brosa complejidad, prueba inequívoca de diseño y del Diseñador.

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¿T iene algún significado la vidasin Dios? ¿Existe un propósitopara el planeta Tierra y los que

moramos en él? Si así es, ¿cuál es elpropósito?

En el libro A Brief History of Time(“Breve historia del tiempo”), el autorStephen Hawking explica su punto de vis-ta acerca de la naturaleza del universo; lue-go dice: “Si encontramos la respuesta a eso[la pregunta sobre por qué exis-timos nosotros y por qué existeel universo], será el triunfo má-ximo del razonamiento huma-no, porque entonces conocere-mos la mente de Dios” (p. 175).

La respuesta a esa preguntano podrá venir nunca de la inte-ligencia o razonamiento huma-nos, sino sólo del único Ser quetrasciende nuestro universo fí-sico. Si no se tiene en cuenta aDios, no se puede conocer elpropósito que tiene para elhombre y el universo.

Desde los albores de la histo-ria humana, el significado de lavida ha sido una gran incógni-ta. Es parte de nuestra naturale-za hacer preguntas como:“¿Por qué estoy aquí?” y “¿Cuál es el pro-pósito de la vida?”

Dios creó al hombre con un propósito,pero son muy pocos los que lo conocen.Conocer y creer realmente ese trascenden-tal propósito puede llenar nuestra vida degran significado. Pero sólo podremos en-

tender nuestro propósito en la vida si bus-camos las respuestas en aquel que la creó.

¿Propósito sin Dios?

Consideremos primero el significado dela vida como si la evolución fuera verdad yno hubiera un Dios creador que haya teni-do y tenga algo que ver con la humanidad.

Si no hubiera Dios, no habría posibili-dad alguna de vida después de la muerte y

ciertamente tampoco sería posible la in-mortalidad. La vida terminaría en el sepul-cro. No habría ningún propósito trascen-dental que diera significado a nuestras vi-das. Nuestra existencia no tendría mássignificado que la de cualquier animal o in-secto que lucha por sobrevivir hasta el mo-

mento de la muerte. Todos los logros, todoslos sacrificios, todas las cosas buenas y ma-ravillosas que hicieran tanto mujeres comohombres, finalmente vendrían a ser esfuer-zos inútiles en un universo finito encami-nado hacia su propia ruina.

Carl Sagan, fallecido astrónomo y escri-tor, no creía en Dios. Cuando su esposamurió después de 20 años de matrimonio,él creyó que nunca la volvería a ver. Al sen-

tir que se aproximaba su propiamuerte, manifestó el típicoanhelo humano mezclado conla vacuidad inherente al ateís-mo: “Me gustaría creer quecuando muera viviré nueva-mente, que alguna parte de mispensamientos, sentimientos yrecuerdos habrá de continuar.Pero por mucho que quiera yocreer eso, y a pesar de las anti-guas tradiciones culturales delmundo que aseguran que hayuna vida futura, no conozconada que indique que esto no esmás que una ilusión” (“In theValley of the Shadow” [“En elvalle de la sombra”], revistaParade, 10 de marzo de 1996).

Cuando uno hace a un ladola perspectiva y esperanza de una vida fu-tura, su vida queda sin valor ni propósito.¿Qué diferencia habría finalmente en queviviéramos como una madre Teresa o unAdolfo Hitler? El destino de todos sería elmismo. Las buenas obras de la gente noafectarían de ninguna forma su destino o el

¿Es nuestra existencia tan sólo un momento pasajero en me-dio de una eterna vacuidad, sin sentido ni propósito alguno?

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El propósitode la vida

Para Dios, lo que tiene más importanciaque su creación de la vida biológica es elhecho de que está creando nuevos seres es-pirituales; está imbuyendo de vida espiri-tual a todos aquellos hombres y mujeres aquienes ha estado llamando y escogiendopara que sean sus siervos. El apóstol Juanescribió que “el que tiene al Hijo, tiene lavida [eterna]; el que no tiene al Hijo de Diosno tiene la vida [eterna]” (1 Juan 5:12).

El apóstol Pablo le recordó a uno de suscolaboradores más cercanos y apreciadosque Jesucristo “quitó la muerte y sacó a luz

la vida y la inmortalidad por el evangelio”(2 Timoteo 1:10). Los humanos, quienestenemos vida física por unos 70 u 80 añosen promedio (Salmos 90:10), tenemos laoportunidad de vivir para siempre. A otrode sus discípulos Pablo le recordó que losfieles seguidores de Cristo cuentan con “laesperanza de la vida eterna, la cual Dios,que no miente, prometió desde antes delprincipio de los siglos”, ya que al ser justi-ficados por el sacrificio de su Hijo venimosa ser “herederos conforme a la esperanzade la vida eterna” (Tito 1:2; 3:7).

Como leemos en los dos primeros capí-tulos del Génesis, el Dador de la vida pri-mero le dio vida física al hombre. Lo mis-mo que los animales, el hombre tambiénmuere (Hebreos 9:27). Pero a diferencia delos animales, el hombre fue creado con lacapacidad de recibir la vida eterna. Cuandoentendemos que Dios es el Dador de lavida y que creó al hombre con un propósi-to especial: con el potencial de recibir la in-mortalidad, la vida cobra un significadomucho más grande que la vacuidad inhe-rente a la fe evolucionista.

20 ¿Existe Dios?

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destino del universo. Esta es la desoladaperspectiva de quienes basan sus creenciasen el ateísmo, la evolución y el concepto deque esta vida es todo lo que hay.

En cambio, si Dios existe, nuestras vidastienen un significado eterno porque nuestraesperanza no es la muerte sino la vida eter-na (ver “¿Por qué nació usted?”, p. 22). SiDios existe, entonces tenemos normas de-finidas sobre el bien y el mal que provienende la naturaleza de Dios. Esto hace quenuestras decisiones morales en la vida seanprofundamente significativas.

Hablando en general, hay tres filosofíasque pretenden explicar el significado de lavida sin Dios y que niegan la posibilidad devida después de nuestra existencia física.Éstas ejercen un tremendo efecto en elmundo y la forma en que la gente vive.

El nihilismo

La primera conclusión que emana delateísmo es que ni la existencia humana, nisus leyes e instituciones, tienen significadoalguno. Esta es la filosofía nihilista: dadoque Dios no existe, el universo y todo loque hay en él carece de metas o finalidad.Somos sencillamente el producto de la ma-teria, el tiempo y la casualidad. No hayvida después de nuestra existencia tempo-ral. Somos los únicos amos de nuestra vidaen este planeta, y lo que hagamos en nues-tra corta duración está supeditado a nues-tras propias fuerzas.

Esta perspectiva niega la existencia deprincipios absolutos. Niega la existencia decualquier plan básico para la instauraciónde la ética, la moral o la verdad. Aseguraque uno tiene plena libertad para adoptar elpatrón de conducta que le guste, en lugarde someterse a un sistema absoluto de prin-cipios morales.

Las normas y decisiones de uno estándeterminadas por lo que le parezca bien,por lo que le cause satisfacción o placerpersonales. No proporciona ningún argu-mento razonable para vivir una vida moral.Uno puede optar por ajustarse a los princi-pios morales de la sociedad si eso le resul-ta más conveniente, pero no le obliga a seruna persona moral si el serlo va en contrade sus intereses personales. En este sentidoun ateo puede seguir ciertos principios mo-rales, pero debemos entender que un ateo oexistencialista no reconoce autoridad algu-na para esos principios.

Esta filosofía nihilista dio origen a la de-claración de que “Dios está muerto”. Estafrase tácitamente manifiesta que Dios y

sus leyes carecen de importancia y que nodeben ser esgrimidos para presionar a lagente a que tenga verdaderos principiosmorales. Sugiere que uno puede hacer loque le plazca.

Esta filosofía,que echó raíces enel decenio de 1960,llevó a toda una ge-neración a hacer loque bien le parecía.Dio cabida a unaépoca de rebeliónen contra de anti-guos principios tra-dicionales. Hubouna explosión en laviolencia, el liberti-naje sexual y el usode los estupefacien-tes. Las normasmorales y el núme-ro de matrimoniosy familias armonio-sos decrecieron in-mensamente.

Como resultado de este rechazo de lasnormas y principios bíblicos, sociedadescompletas se han corrompido. Ha habidomillones de víctimas. Los conceptos tienenconsecuencias, y las consecuencias de estafilosofía han sido horrendas.

El humanismo

La siguiente filosofía es semejante. Elhumanismo también sostiene la idea deque el universo existe sin propósito alguno,que somos el resultado de un desarrollociego que carece totalmente de significado.

No obstante, el humanismo se distinguedel nihilismo en que la vida puede tener unsignificado si nosotros le damos uno. Lavida puede tener tanto significado comonosotros se lo demos. Vale la pena vivir lavida porque nosotros la hacemos valer ypodemos disfrutarla. Sin embargo, comoen el nihilismo, no se reconoce ningúnprincipio extrínseco. Esta perspectiva sos-tiene que una persona puede tener princi-pios morales porque crearlos y vivir deacuerdo con ellos le proporciona satisfac-ción personal.

Realmente no hay mucha diferencia en-tre el humanismo y el nihilismo. El enfo-que humanístico reconoce que existen cier-tos principios, pero los principios no sonextrínsecos ni universales ni permanentes.Nadie está obligado a tener moral y noexisten principios absolutos.

El humanismo carece de objecionesmorales en contra de la conducta inmoral.Es decir, si no existen principios absolutos,uno no puede probar que algo es incorrec-

to o que es malo. Por tanto, nadie está en si-tuación de juzgar o condenar las decisioneso acciones de los demás.

El propósito inherente

Una tercera filosofía reconoce la existen-cia de principios extrínsecos, pero sostieneque existen independientemente de Dios; esdecir, no dependen de él para su existencia.

Según esta perspectiva, el hombre tieneel suficiente discernimiento para estarconsciente de los principios morales queexisten. Pero una vez más, es el hombrequien descubre la moralidad y posee la fa-cultad de vivir por los principios moralesque él escoja. No necesita a Dios para quele diga cuáles son los verdaderos principiosmorales o cómo debe vivir. Por tanto, nohay necesidad de Dios. El significado de lavida no depende de la existencia de Dios nide algo fuera de la vida física.

Estas tres filosofías tienen algo en co-mún: No tienen en cuenta a Dios y noofrecen ninguna esperanza de vida des-pués de la muerte. De hecho, la premisa delas tres filosofías es que el hombre vino dela nada, que ha evolucionado hasta llegar aser la forma más compleja de vida, y queestá en condiciones de seguir los princi-pios que más le convienen y determinar supropia conducta y su futuro.

Estas filosofías aseguran también que nohay vida después de la muerte, que todo lo

¿Existe Dios? 21

Las filosofías derivadas de la teoría de la evolución no pue-den ofrecernos esperanza ni propósito en la vida. Pero cuandocaptamos la verdad del plan que Dios tiene con el hombre,nuestra vida cobra un significado grandioso y ennoblecedor.

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que hay es esta vida. De nuestro punto devista depende que la vida tenga o no signi-ficado. El resultado es que todo lo que lo-gramos es pasar nuestros genes y filosofíasa nuestros descendientes con la esperanzade que ellos puedan llegar a ser seres supe-riores. Desde luego, todo se resume en quela evolución no ha terminado y que estamosen un proceso hacia un mayor desarrollo.

Lo más importante de la vida

¿Podemos tener un propósito verdaderoy principios definitivos sin Dios? La gentepuede desentrañar algún significado en lavida con estas filosofías, si es que su defi-nición de significado es “un sentido de fe-

licidad temporal y de gozos momentá-neos”. Desgraciadamente, son muchos losque creen que este es el significado de lavida. Pero estas filosofías o perspectivas enrealidad no pueden contestar las preguntasrelacionadas con el verdadero significado.Solamente si tenemos en cuenta a Dios po-demos encontrar las respuestas claras, yesas respuestas no sólo le dan significado aesta vida ahora, sino que también satisfa-cen nuestro anhelo de tener un propósitoque trascienda esta vida.

De todas las criaturas que existen, elhombre es el único ser en la creación quepuede siquiera considerar el asunto delsignificado de la vida, adorar a Dios y ma-

nifestar una creencia en la vida después dela muerte. A diferencia de los animales, loshumanos podemos intuir la eternidad y lainmortalidad.

¿Por qué somos diferentes? ¿No seráque nuestra capacidad para imaginarnos elfuturo, esperando vivir más allá de estavida física, fue puesta dentro de nosotrospor un Creador debido precisamente alpropósito eterno que tiene con los seres hu-manos? Hace unos 3.000 años el rey Salo-món, refiriéndose a su Creador, escribió:“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y hapuesto eternidad en el corazón de ellos [loshumanos], sin que alcance el hombre a en-tender la obra que ha hecho Dios desde el

La perspectiva atea, darviniana, sostiene que la vida evolu-cionó por casualidad, sin propósito o plan alguno. Sin em-

bargo, en la Biblia se nos dice que Dios creó al hombre yel cosmos con un propósito asombroso e inspirador.

¿Cuál es ese propósito? El rey David se hizo la misma pre-gunta: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmos 8:4). A di-ferencia de todas las demás criaturas, Dios creó al hombre asu imagen y semejanza (Génesis 1:26) y le dio la facultad dedesarrollar una relación con él. El hombre recibió la capacidadde entender y de vivir por las mismas leyes espirituales queDios vive y que son parte de su carácter.El hombre podría ir creciendo y llegar aser cada vez más como Dios por mediode esa relación con él.

La decisión que tomaron nuestrosprimeros padres, Adán y Eva, de seguirun camino de vida diferente del queDios les ofrecía en esa relación perso-nal con ellos, fue fatídica para el restode la humanidad. Desde entonces he-mos andado buscando a ciegas un sig-nificado que nos explique el por quéde nuestra existencia.

La verdad, tan asombrosa comoinspiradora, es que Dios está creandosu propia familia. Él es el Padre de esafamilia. ¿Cómo les reveló Jesús a susdiscípulos al Padre? Sencillamentecomo “Padre nuestro que estás en loscielos . . .” (Mateo 6:9). Él nos dice quedebemos seguir los caminos de Dios“para que [seamos] hijos de [nuestro]Padre que está en los cielos” (Mateo5:45).

A quienes decidamos seguir sus ca-minos, Dios nos invita a que tengamos una relación de padre-hijo con él y nos da su santo Espíritu a fin de que podamos lle-gar a ser sus hijos. El apóstol Pablo escribió: “No [hemos] reci-bido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,sino que [hemos] recibido el espíritu de adopción, por el cualclamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio anuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, tam-

bién herederos; herederos de Dios y coherederos con Cris-to . . .” (Romanos 8:15-17).

Después de esta vida, todos aquellos a quienes Dios hayadado su Espíritu —y que hayan permanecido fieles hasta elfin (Mateo 24:13)— recibirán la vida eterna por medio de unaresurrección. En 1 Corintios 15:51-53 se nos dice que “no to-dos dormiremos; pero todos seremos transformados, en unmomento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta;porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitadosincorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque esnecesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto

mortal se vista de inmortalidad”.Por medio de la resurrección a la

vida eterna, Dios nos transformará enseres inmortales para que seamoscomo Jesucristo glorificado. Entonces“seremos semejantes a él, porque leveremos tal como él es” (1 Juan 3:2).

Dios está formando su propia fami-lia. Dará la vida inmortal a seres hu-manos para que vivamos eternamen-te con él. Él desea compartir su exis-tencia eterna con nosotros en una vidade amor hacia los demás. A fin decuentas, Dios creó el universo poramor, y es por su amor que nos diouna parte en éste. La vida es el resulta-do del amor de Dios y su deseo decompartir ese amor por siempre consu familia de hijos inmortales.

Lo que Dios nos revela en la Bibliaacerca de nuestro futuro es totalmen-te contrario a la sombría perspectivade la vida que nos ofrecen el ateísmo yla evolución. Es una insensatez no te-ner en cuenta a Dios en nuestras vidas.

Una vida sin Dios —y sin su promesa de vida eterna— es unavida vacía y sin esperanza. En cambio, la vida con Dios es emo-cionante, productiva, feliz y, finalmente, gratificante más alláde todo lo que podamos imaginarnos. (Si desea estudiar mása fondo nuestro futuro tal como se nos revela en la Biblia, novacile en solicitar dos folletos gratuitos: Nuestro asombrosopotencial humano y El evangelio del Reino de Dios.) ❏

¿Por qué nació usted?

Según la evolución, el hombre no esmás que una especie en una gran familiade animales. Según la Biblia, nuestro potencial es vivir eternamente comomiembros de la familia de Dios.

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principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11).Dios nos dio la facultad de hacer pregun-tas, pero no la capacidad para saber las res-puestas, a menos que sinceramente lo bus-quemos y confiemos en él.

Si decidimos no creer que Dios hizo eluniverso, entonces tendremos que creer quetoda esperanza en el futuro y el deseo de unsignificado que trascienda nuestra vida físi-ca, son vanos. Irónicamente, si fueran cier-tos los principios bajo los cuales se suponeque funciona la evolución, los humanos notendríamos para qué cultivar esta faceta denuestro intelecto, pero el hecho es que sí re-flexionamos acerca de estas cosas.

Los humanos somos creación de Dios, yél tuvo sus razones para ponernos en esteplaneta. Nosotros no valemos por nosotrosmismos, sino porque Dios nos creó a suimagen y semejanza. Es Dios quien le davalor a la vida humana.

El problema está en que, al no tener encuenta a Dios, hemos buscado desespera-damente por todas partes tratando de en-contrar nuestro propio valor. Hemos idea-do sicologías que nos hacen sentir más im-portantes. Tácitamente, un sacerdocio desicólogos nos dice que podemos salir delos problemas que nosotros mismos nos

hemos creado con tan sólo pensar que po-demos hacerlo.

La mayor parte de la sicología fue for-mulada para adaptarse a una perspectivaatea de la creación. Rechaza el conceptode que nuestra valía proviene de un Crea-dor que le dio un propósito al hombre an-tes de crearlo.

Los principios morales de Dios están in-corporados en las leyes que le ha dado alhombre. Contrario a las tendencias predo-minantes de la sicología, la forma en que vi-vimos no debe ser determinada por cómonos hacen sentir nuestros hechos. Dios diosus leyes para nuestro bien. Cuando las obe-decemos, no sólo nos traen felicidad y rea-lización en esta vida, sino que nos dan unaidea de lo que Dios es. En cierto sentido, laley de Dios es lo que él es, pues sus leyes re-flejan su carácter y naturaleza.

¿Privilegio inapreciable o sustituto barato?

De toda la creación, únicamente a noso-tros nos ha dado Dios la capacidad de deci-dir si hemos de vivir por sus leyes o por losprincipios y reglas que establezcamos se-gún nuestro parecer. Las leyes de Dios noson simples deberes; antes bien, él nos hizo

de tal manera que podamos llegar a estarmás felices, más satisfechos y más realiza-dos al hacer lo que él nos manda. Dios sabequé es lo mejor para nosotros, ya que fue élquien nos hizo; nos da las instruccionesque nos beneficiarán.

El hombre no es un simple títere en lasmanos de Dios. A nosotros nos correspon-de decidir si hacemos o no lo que él nosmanda (Deuteronomio 30:19). Podemosreconocerlo como nuestro Creador y elDador de las leyes que rigen el universo, opodemos negar que existe. Podemos esco-ger vivir una vida sin significado o unavida con propósito.

Si pensamos que somos la forma másalta de vida en el proceso de la evolución, yque por lo tanto somos mucho, la realidades que estamos negando el insuperable va-lor que Dios mismo nos dio. Nuestra exis-tencia y nuestro futuro pierden el valor quetienen por el hecho de ser hijos de Dios, yquedan reducidos al de una especie animal.Es en verdad trágico que el hombre, por suvana actitud de creerse importante, hayadespreciado el inapreciable privilegio de lle-gar a ser un hijo de Dios, quien quiere darlela vida eterna para que pueda compartir conél el universo en toda su gloria y majestad.

No existe nada que ejerza un mayorefecto en nuestros principios mo-rales que el hecho de creer o no en

Dios. Las decisiones que tomamos en esteaspecto tienen consecuencias en nuestraspropias vidas y, colectivamente, en la so-ciedad. Nuestra actitud hacia la ley, el res-peto y reconocimiento de la autoridad, elrespeto por las vidas que están en gestacióny hasta por nuestra actividad sexual, sonmotivados en gran parte por nuestra creen-cia —o falta de ella— en Dios. Nuestrocomportamiento general, así como nuestroamor y dedicación en las relaciones inter-personales, generalmente se reducen a unconcepto fundamental: ¿Le creemos aDios cuando nos habla por medio de su Pa-labra escrita? (Hebreos 1:1-2).

En los dos últimos siglos la humanidadha venido pasando por una supuesta épocade ilustración avanzada en la cual el claro

mensaje de filósofos y científicos es que elhombre no necesita a Dios para que le digaqué es correcto y qué no lo es. Como resul-tado, el ateísmo y el materialismo han ve-nido siendo cada vez más aceptados comola pauta que se debe seguir. Los que creenen Dios y en la veracidad de la Biblia, ge-neralmente son considerados como igno-rantes, supersticiosos o anticuados, y enocasiones hasta peligrosos.

Richard Dawkins, decidido defensor dela teoría de la evolución, escribió: “Es ab-solutamente seguro que, si usted conoce aalguien que dice no creer en la evolución,esa persona es ignorante, lerda o chiflada(o malvada, pero prefiero no pensar eso)”(análisis del libro Blueprints [“Planos”],publicado en el diario The New York Timesel 9 de abril de 1989).

Las instituciones educativas y guberna-mentales que más influencia ejercen en el

pensamiento y conducta de la sociedad, ensu mayoría han expulsado a Dios de sus sa-lones. La gran mayoría de los cursos de fi-losofía, sicología, ciencia e historia partende una premisa evolucionista: que Dios noexiste y que la vida surgió espontáneamen-te y por casualidad. Por tanto, en sus planesde estudio no se toma en consideraciónningún propósito general o significado de-cisivo para la vida humana.

¿Adónde nos conduce todo esto?

Un móvil disimulado

¿Cuáles son los resultados de negar laexistencia del Creador? ¿Acaso no daña ytergiversa el razonamiento de uno? En laBiblia leemos: “Dice el necio en su cora-zón: No hay Dios” (Salmos 14:1). Y en esemismo versículo se nos habla de los resul-tados de tal actitud: “Se han corrompido,hacen obras abominables; no hay quien

Las consecuenciasde ciertas ideas

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haga el bien”. Su perspectiva se vuelvecompletamente pervertida.

Dios entiende muy bien los móviles dequienes niegan la realidad de que él existe.Cuando se convencen a sí mismos de queDios no existe, ya no les importa lo que esbueno o lo que es malo. No tienen ningunanorma decisiva que guíe su comportamien-to; por lo tanto, no ven por qué no han dehacer lo que les plazca.

El escritor Aldous Huxley (1894-1963), miembro de una distinguida fami-lia inglesa de intelectuales, reconoció:“Yo tenía motivos para no querer que elmundo tuviera un significado; por consi-guiente, supuse que no tenía ninguno, ysin dificultad alguna pude encontrar razo-nes satisfactorias para esta presunción . . .Los que no encuentran significado en elmundo, generalmente no lo encuentranporque, por una razón u otra, a ellos les re-sulta más conveniente un mundo sin sig-

nificado” (Ends and Means [“Fines y me-dios”], 1946, p. 273).

¿Adónde conduce semejante forma depensar? El mismo Huxley lo explica: “Paramí mismo, como sin duda para la mayoríade mis contemporáneos, la filosofía de lacarencia de significado fue básicamente uninstrumento de liberación. La libertad quedeseábamos era tanto la emancipación decierto sistema político y económico comode cierto sistema de moralidad. Rechaza-mos la moralidad porque obstaculizabanuestra libertad sexual . . . Había un méto-do admirablemente sencillo para refutar aesa gente y al mismo tiempo justificarnosnosotros mismos en nuestra rebeldía políti-

ca y erótica: Pudimos negar que el mundotenía significado alguno” (ibídem, p. 270).

Huxley abiertamente declaró que fue sudeseo de liberarse de las normas morales loque los impulsó a él y a otros que compar-tían sus ideas a plantear una premisa queles permitiera desechar todo concepto deobligaciones morales absolutas.

¿Cuántos estudiantes en nuestras institu-ciones educativas tienen siquiera idea deque fueron estos los móviles que dieronforma a las teorías y filosofías que ahora seles enseñan como realidades? Probable-mente muy pocos, si acaso hay alguno.Pero el hecho es que la teoría de que la vidaevolucionó caprichosamente fue generaday alimentada por el antagonismo contra lasnormas y principios de Dios.

El regocijo de negar a Dios

El hermano de Huxley, Julian (1887-1975), fue más tajante aún: “Es formidable

el alivio espiritual que seexperimenta al rechazarla creencia en Dios comoun ser sobrehumano”(Essays of a Humanist[“Ensayos de un huma-nista”], 1966, p. 223).

Aldous y Julian Hux-ley fueron nietos de Tho-mas Huxley (1825-1895), amigo íntimo deDarwin y entusiasta im-pulsor de la teoría de laevolución. Al principiode la polémica sobre laevolución, Thomas Hux-ley confesó sus prejui-cios antirreligiosos a unamigo biólogo: “Meagrada que tú veas la im-portancia de hacerles la

guerra a los clérigos . . . Deseo que la pró-xima generación pueda estar menos enca-denada de lo que ha estado la mía a las cra-sas y estúpidas supersticiones de la ortodo-xia [religiosa]. Y me sentiré muy satisfechosi puedo tener aunque sea un pequeño éxi-to en hacer que esto suceda” (The Colum-bia History of the World [“Historia delmundo, de Columbia”], 1972, p. 957).

Más recientemente, el paleontólogoStephen Jay Gould aseveró: “Estamos aquíporque un raro grupo de peces tuvo unasaletas particulares que pudieron transfor-marse en piernas para ser criaturas terres-tres; porque algunos cometas se estrellaronen la Tierra y extinguieron a los dinosau-

rios, lo que dio la oportunidad a los mamí-feros que de otra forma no la hubieran te-nido (así que literalmente agradézcanles asus estrellas de la suerte); porque la tierranunca se congeló totalmente durante laedad de hielo; porque una pequeña y finaespecie, que surgió en África hace unos250.000 años, se las ha arreglado de algu-na manera para sobrevivir hasta ahora.

”Podemos anhelar una respuesta ‘demás arriba’, pero no existe ninguna. Aun-que a primera vista esta explicación es mo-lesta, si no es que aterrorizadora, en últimainstancia es liberadora y estimulante” (Da-vid Friend, The Meaning of Life [“El signi-ficado de la vida”], 1991, p. 33).

Pero ¿por qué habría alguien de sentirseliberado y estimulado al convencerse deque Dios no existe?

El problema está en el corazón. Uno delos antiguos profetas lo explicó así: “En-gañoso es el corazón más que todas las co-sas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Je-remías 17:9). Dios revela los oscuros pro-pósitos de quienes intencionadamente seponen en contra de él: “Vocean pomposasvaciedades y, excitando los deseos de lacarne y el desenfreno, seducen a los queapenas empiezan a apartarse de los que vi-ven en el extravío. Les prometen libertad,ellos los esclavos de la corrupción: puescuando uno se deja vencer por algo, quedahecho su esclavo” (2 Pedro 2:18-19, Nue-va Biblia Española).

Nosotros debemos proteger nuestrasmentes de esas “pomposas vaciedades”con que constantemente nos bombardeanquienes promueven la falsa teoría de laevolución. Tales conceptos tienen un efec-to progresivo y traicionero en nosotros yen la sociedad, un efecto que la Biblia lla-ma esclavitud.

Examinemos el motivo

Dios claramente nos hace saber el moti-vo de los que niegan su existencia. Por me-dio del apóstol Pablo nos explica que algu-nos lo rechazan a fin de satisfacer sus pro-pios apetitos. Notemos cómo ocurre ycuáles son las trágicas consecuencias: “Loque de Dios se conoce les es manifiesto,pues Dios se lo manifestó. Porque las cosasinvisibles de él, su eterno poder y deidad,se hacen claramente visibles desde la crea-ción del mundo, siendo entendidas por me-dio de las cosas hechas, de modo que notienen excusa. Pues habiendo conocido aDios, no le glorificaron como a Dios, ni ledieron gracias, sino que se envanecieron en

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¿Qué le sucede a la moralidad del hombre cuando rechaza a Dios? No son pocos los que le dan la espalda asu Creador porque quieren hacer lo que les venga engana, sin importarles las consecuencias.

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¿Por qué el hombre rechaza a Dios y las leyes divinasque definen sus normas? Las leyes espirituales deDios requieren que cada persona tenga una forma

de conducta que muy pocos están dispuestos a obede-cer. El hombre rechaza a Dios esencialmente porque sus leyesencierran una moralidad que de por sí muestra interés por losdemás antes que por uno mismo. Pero nosotros primera-mente estamos más interesados en nuestros deseos egoístas:lo que es mejor para nosotros, lo que podemos obtener,cómo podemos ser considerados como mejores que otros.

¿Por qué tenemos esta naturaleza egoísta? ¿Cómo se ori-ginó? En la Biblia se nos habla acerca de la naturaleza hostil yrecelosa que es inherente a los seres humanos. En el capítulo3 del Génesis podemos ver que el diablo, con apariencia deserpiente, fue quien sembró la sospecha y la rebeldía en lamente de la primera pareja de seres humanos. De hecho, lesdijo que Dios no les estaba diciendo las cosas como eran real-mente y los convenció de que ellos solos podían arreglárselassin su Creador, y quizá hasta mejor.

Cuando Eva se dejó engañar por las argucias del diablo yluego Adán se rebeló junto con ella, Dios no los obligó a quele obedecieran. Pero ahora ellos tendrían que vivir sin que élles revelara más conocimiento. Adán culpó a su esposa, ellaculpó a la serpiente y desde entonces el hombre siempre haculpado a otros por los errores que él mismo comete.

Pronto empezaron a ponerse mal las cosas. En un arreba-to de celos, el primer hijo de Adán y Eva mató a su hermano(Génesis 4). La envidia, los celos y la codicia hicieron presa delos seres humanos, y así la violencia se convirtió en la formaen que el hombre ha manejado sus conflictos y desavenen-cias. Rara vez los descendientes de Adán y Eva han tratado devolverse a Dios y han estado dispuestos a confiar en él.

Notemos lo que el apóstol Pablo dice acerca de lo que mo-tiva al hombre: “Los que son de la carne piensan en las cosasque son de la carne . . .” (Romanos 8:5). Sus deseos carnalespredisponen sus mentes en contra de Dios y sus leyes mora-les. “Por cuanto —como lo explica en el versículo 7— los de-

signios de la carne son enemistad contra Dios; porque no sesujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”.

No debe sorprendernos, pues, que la mayoría de las perso-nas rechacen cualquier cosa que no vaya de acuerdo con supeculiar manera de pensar (Jeremías 10:23). Creen que tienenuna forma de vida más conveniente y mejor, una que es muysuperior a lo que ellos consideran la dura y opresiva moral dela Biblia. No obstante, la ley de Dios está muy por encima delos principios morales del hombre. Como dijo el apóstol Pa-blo: “La sabiduría de este mundo es insensatez para conDios . . .” (1 Corintios 3:19).

En la historia del mundo, ninguna nación o pueblo ha que-rido ser gobernado por la totalidad de los Diez Mandamien-tos, porque éstos van en contra de las tendencias de la natura-leza humana. Algunos ven que resulta provechoso guardar va-rios de los mandamientos, tales como no mentir, no robar o nomatar, pero casi siempre escogen los mandamientos que quie-ren acatar, o sólo los obedecen exteriormente.

Aun cuando obedecen la letra de esos mandamientos, porlo general violan su espíritu y propósito, que Jesús definiócomo amor hacia Dios y amor hacia nuestros semejantes (Ma-teo 22:37-40).

Al rechazar el camino que Dios nos revela, la gente no seda cuenta de que ella misma se priva de bendiciones y se con-dena al sufrimiento. “Mira, yo he puesto delante de ti hoy lavida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoyque ames al Eterno tu Dios, que andes en sus caminos, y guar-des sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para quevivas y seas multiplicado, y el Eterno tu Dios te bendiga . . .”(Deuteronomio 30:15-16).

Es triste decirlo, pero la mayoría decide no aceptar el cami-no que Dios le ofrece y que la llevaría a tener una vida abun-dante y productiva. Hay mucho más que podemos aprendersobre este tema; aquí sólo hemos tocado la superficie. Por fa-vor solicite dos folletos gratuitos: Los Diez Mandamientos y Elcamino hacia la vida eterna, en los cuales se examinan estostemas más profundamente. ❏

La hostilidad natural del hombre hacia Dios

sus razonamientos, y su necio corazón fueentenebrecido” (Romanos 1:19-21).

Lo que Pablo nos dice aquí es que cuan-do vemos el cielo y analizamos el mundoque nos rodea, debería resultarnos innega-ble la mano creadora de Dios. Una personaconsciente reconocerá que Dios existe porla prueba misma de que tiene ojos para ver.Pablo está diciendo que uno debe llegar ala conclusión de que Dios es el Creador yreconocer muchas de sus características alobservar las cosas maravillosas que ha he-cho. Discurrir otra cosa —que el Sol, laLuna, la Tierra y las estrellas surgieron es-pontáneamente de la nada— es completa-mente incongruente.

No obstante, los prejuicios de algunaspersonas en contra de la existencia de Diosson tan profundos que los hace razonarprecisamente lo contrario: que el mundofísico no exige la existencia de un Creador.

En los versículos 22 y 23 Pablo sigue des-cribiendo lo que sucede en las mentes deestas personas: “Profesando ser sabios, sehicieron necios, y cambiaron la gloria delDios incorruptible en semejanza de ima-gen de hombre corruptible, de aves, decuadrúpedos y de reptiles”. Les atribuyenpoderes divinos a las criaturas y rechazanal Creador.

¿Ha sido usted engañado por ese falsorazonamiento al suponer que los eruditosde este mundo son sabios tan sólo porquepueden observar similitudes en las plantasy animales, y luego elaboran hipótesis enlas que aseguran que todos tienen un ante-pasado común?

Pablo continúa diciendo: “Por lo cualtambién Dios los entregó a la inmundicia,en las concupiscencias de sus corazones,de modo que deshonraron entre sí sus pro-pios cuerpos, ya que cambiaron la verdad

de Dios por la mentira, honrando y dandoculto a las criaturas antes que al Creador,el cual es bendito por los siglos. Amén”(vv. 24-25).

¿Adónde conduce tal forma de pensar?Pablo también examina el fruto de la men-te que no tiene en cuenta a Dios: “Por estoDios los entregó a pasiones vergonzosas;pues aun sus mujeres cambiaron el uso na-tural por el que es contra naturaleza, y deigual modo también los hombres, dejandoel uso natural de la mujer, se encendieronen su lascivia unos con otros, cometiendohechos vergonzosos hombres con hom-bres, y recibiendo en sí mismos la retribu-ción debida a su extravío” (vv. 26-27).

Luego el apóstol llega al meollo delasunto. Tal como lo expresó tan abierta-mente Aldous Huxley, la gente no quiereque Dios les prohíba satisfacer sus apetitoscarnales: “Como ellos no aprobaron tener

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en cuenta a Dios, Dios los entregó a unamente reprobada, para hacer cosas que noconvienen; estando atestados de toda injus-ticia, fornicación, perversidad, avaricia,maldad; llenos de envidia, homicidios,

contiendas, engaños y malignidades; mur-muradores, detractores, aborrecedores deDios, injuriosos, soberbios, altivos, inven-tores de males, desobedientes a los padres,necios, desleales, sin afecto natural, impla-cables, sin misericordia” (vv. 28-31).

Estos son los resultados previsiblescuando no se tiene en cuenta a Dios (v. 28).Nos describen una sociedad que no aceptaa Dios y su ley moral, y tampoco admitelos principios establecidos de lo que es co-rrecto y lo que no lo es.

“Dios está muerto”

Friedrich Nietzsche (1844-1900), unode los filósofos más famosos de la épocamoderna, tuvo que ver mucho con los ata-ques a Dios como la fuente de las normasmorales absolutas. Sus conceptos tuvieronun efecto dramático en algunos de loshombres más influyentes del siglo 20, es-pecialmente en Adolfo Hitler.

Nietzsche pretendió reemplazar la reli-gión cristiana (con su creencia y confianzaen Dios) con un mundo nuevo de funda-mento ateo. Intentó redefinir la vida huma-na sin Dios. Declaró que los principioscristianos debilitaban al hombre y le impe-dían llegar a la verdadera grandeza que lle-

vaba dentro. El cristianismo con sus prin-cipios de moralidad, arrepentimiento y hu-mildad eran conceptos degradantes que te-nían que ser rechazados a fin de que la hu-manidad pudiera liberarse y aspirar a más

grandes alturas y es-calar las montañasdel triunfo indivi-dual.

Nietzsche apoyófuertemente el con-cepto de que, comoél lo expresó: “Diosestá muerto”. Escri-bió su filosofía en unestilo que estimula-ba la emoción y laimaginación. Alegóque ya que Dios es-taba muerto, noso-tros los humanosmerecíamos ocuparsu lugar. No obstan-te, escribió que elhombre no estabalisto para tan altopuesto, y que hastaque pudiera estarlodebía pasar por untiempo de cambio y

revolución. Pero el día vendría cuando estemundo ateo sería recibido en los brazos deun super-libertador filosófico.

Aparece el superhombre

Las conjeturas de Nietzsche se hicieronrealidad en parte. Sus enseñanzas nihilistasestaban listas para ser adoptadas por unmundo que estaba cambiando rápidamen-te debido a la influencia de los filósofosque lo habían precedido: el escéptico Da-vid Hume; Emmanuel Kant, quien glorifi-có la superioridad del razonamiento huma-no; y el existencialista Sören Kierkegaard.Aparecieron grandes hombres, ateos y me-nospreciadores de la religión, quienes in-tentaron ser lo que el mundo estaba espe-rando: el nuevo superhombre. Hombrescomo Adolfo Hitler, José Stalin, Mao Tse-tung y Pol Pot fueron producto de esa filo-sofía experimental.

El historiador Paul Johnson escribió:“Friedrich Nietzsche . . . vio a Dios nocomo una invención sino como una vícti-ma, y su fallecimiento . . . como un impor-tante acontecimiento histórico, el cual ten-dría dramáticas consecuencias. En 1886 élescribió: ‘El acontecimiento más grande delos últimos años —que “Dios está muerto”,

que la creencia en el Dios cristiano ya no sepuede sostener— ha empezado a proyectarsus primeras sombras sobre Europa’.

”Para las razas avanzadas, la decaden-cia y finalmente el derrumbe del fervor re-ligioso dejaría un gran vacío. La historiade la era moderna es en gran parte la his-toria de cómo se ha llenado ese vacío.Nietzsche correctamente entendió que elpostulante más factible sería lo que él lla-mó ‘la voluntad del poderío’ . . .

”En lugar de la creencia religiosa estaríala ideología secular. Los que una vez habíansido los jerarcas del clero totalitario vendrí-an a ser los políticos totalitarios. Y sobretodo, la voluntad del poderío produciría unanueva clase de mesías, no refrenado porprohibiciones religiosas de ninguna índole,y con un apetito insaciable por controlar ala humanidad. El fin del viejo orden, con unmundo sin guía y a la deriva en un universorelativista, era una invitación para que apa-recieran estadistas tipo gángster. No tarda-ron en aparecer” (A History of the ModernWorld From 1917 to the 1980s [“Historiade la era moderna desde 1917 hasta losaños ochenta”], 1983, p. 48).

Mirando retrospectivamente en el siglo20, Paul Johnson escribió: “Hemos vividoun terrible siglo de guerra y destrucciónprecisamente porque hombres poderososse apropiaron de las prerrogativas de Dios.Yo le llamo al siglo 20 el Siglo de la Físi-ca, iniciado por las teorías especiales y ge-nerales de Einstein. Durante este períodola física vino a ser la ciencia predominan-te, la cual produjo la energía nuclear y losviajes espaciales.

”El siglo también produjo la ingenieríasocial, la práctica de mover grandes multi-tudes de gente de un lugar a otro como sifueran arena o concreto. La ingeniería so-cial fue una característica clave en los regí-menes totalitarios del nazismo y el comu-nismo, donde fue combinada con el relati-vismo moral (la creencia de que lo correctoy lo incorrecto puede ser cambiado segúnlos gustos de las sociedades humanas) y lanegación de los derechos de Dios.

”Para Hitler, la ley superior del partidofue más importante que los Diez Manda-mientos. Lenin alabó la conciencia revolu-cionaria como una guía más segura para lahumanidad que la conciencia creada por lareligión” (“The Real Message of the Mi-llennium” [“El verdadero mensaje del mi-lenio”], artículo publicado en la revistaReader’s Digest en inglés, diciembre de1999, p. 65).

26 ¿Existe Dios?

El movimiento anti-Dios, que echó raíces en el siglo 19, diosu amargo fruto en el siglo 20 con dos guerras mundiales, elsurgimiento del comunismo ateo y la mórbida y despiadadacrueldad de los hombres contra sus semejantes.

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Ingeniería social

Carlos Darwin fue quien les dio a los fi-lósofos lo que buscaban. Antes de Darwin,los conceptos eran vagos, quizá reaccionesen contra de abusos previos de organismosy gobiernos corruptos. Darwin le dio vidaa la filosofía nihilista, existencialista y ra-cionalista. Con su teoría de la selección na-tural pudo explicar científicamente —cuando menos en teoría— que, al fin y alcabo, no tenía que haber un Creador. Lavida podía haber surgido por sí misma yluego evolucionado sin Dios.

Así la filosofía y la ciencia se unieronpara acabar con el control que la religiónejercía sobre las masas. Con la teoría de laevolución —y las secuelas de semejanteforma de pensar— vendría el siglo mássangriento de la historia.

El distinguido moralista Víctor Frankl,sobreviviente de Auschwitz, escribió: “Si leenseñamos al hombre un concepto del hom-bre que no es verdad, podemos pervertirlo.Cuando lo presentamos como . . . un con-junto de instintos, como un esclavo de im-pulsos y reacciones, como un simple pro-ducto de la herencia y del medio ambiente,alimentamos el nihilismo al cual el hombrede hoy está, en todo caso, propenso.

”Yo pude familiarizarme con la últimaetapa de la corrupción en Auschwitz, misegundo campo de concentración. Las cá-maras de gas de Auschwitz eran el resulta-do final de la teoría de que el hombre no esmás que producto de la herencia o del me-dio ambiente . . . Estoy absolutamente con-vencido de que, al fin y al cabo, las cáma-ras de gas de Auschwitz, Treblinka y Mai-danek fueron preparadas no en algúnministerio en Berlín, sino más bien en losescritorios y en las salas de conferencias delos científicos y filósofos nihilistas” (TheDoctor and the Soul: Introduction to Lo-gotherapy [“El médico y el alma: Intro-ducción a la logoterapia”], 1982, p. xxi).

Las palabras de Hitler, inscritas enAuschwitz con la esperanza de que el hom-bre nunca más descienda a tal grado de sal-vajismo, son un serio recordatorio de lo quesucede cuando rechazamos los principiosmorales de Dios: “Yo liberé a Alemania delas estúpidas y degradantes falacias de con-ciencia y moralidad . . . Adiestraremos jóve-nes ante quienes el mundo temblará. Quie-ro gente joven capaz de ser violenta: autori-taria, implacable y cruel” (Ravi Zacharias,Can Man Live Without God? [“¿Puede elhombre vivir sin Dios?”], 1994, p. 23).

La supervivencia del más apto

Mirando retrospectivamente podemosentender cómo los conceptos de un mundosin Dios, entre ellos que el género humanosobrevivió por el principio de la supervi-vencia del más apto, y que los seres huma-nos pueden alcanzar un grado sumo de po-der, condujeron inevitablemente al vergon-zoso hecho de que, tan sólo en la primeramitad del siglo 20, más personas fueronmuertas por otras personas que en toda lahistoria de la humanidad hasta ese tiempo.La justificación para la mayor parte de estamatanza fue el concepto de la selección na-tural que forma parte del darvinismo.

La aplicación del principio de la super-vivencia del más apto en los seres huma-nos vino a ser conocido como darvinismosocial. Aunque Darwin, al parecer, no con-donaba esta generalización de su teoría dela selección natural dentro de las relacio-nes sociales, sí aseveraba que la evoluciónhumana avanzaba por medio de guerras yluchas.

“Hay unos pocos evolucionistas que sehan sentido avergonzados por las implica-ciones sociales de la evolución y han hechohincapié en la colaboración (en lugar de lasluchas) como un elemento de la evolución.Otros han dicho que ha sido utilizada erró-neamente para defender el militarismo ylos abusos sociales.

”Desde luego, la aplicación darvinianade la supervivencia del más apto en las re-

laciones humanas, por gente sin escrúpu-los, no tiene ninguna relación directa con elasunto de si los humanos u otras criaturasevolucionaron de formas sencillas de vida.Pero estos abusos han sido permitidos y fo-mentados utilizando la evolución comopretexto; y si la evolución no es verdad, re-sulta más trágico aún” (Bolton Davidhei-ser, Evolution and Christian Faith [“Laevolución y la fe cristiana”], 1969, p. 354).

El futuro de la evolución

No hay duda de que el principio de laevolución, que dio su fruto mortal a todo lo

largo del siglo 20, habrá de seguir flore-ciendo en este siglo. Ahora el afán está cen-trado en mejorar genéticamente al génerohumano. Algunos investigadores hablan yade prolongar la vida y eliminar las enfer-medades por medio de tratamientos y tras-plantes genéticos. Ya es común hablar demejorar las capacidades físicas y mentalesy dar talentos naturales individualmentepor medio de la manipulación genética.Por ahora se está luchando con los aspec-tos legales, emocionales y éticos que tienenque ver con tales prácticas.

En síntesis, el hombre cree que puedeencauzar su propia evolución. Quizá esono sea una idea tan rara. Es el resultado na-tural del intento del hombre por alcanzaruna vida superior sin Dios; y quizá hastapiense que por medio de la evolución arti-ficial puede llegar a vencer la muerte y porfin lograr la inmortalidad.

De todas formas, sería mucho más fácily seguro creerle a Dios. El hombre puedelograr todo lo que es bueno para él ahora—una vida física feliz y productiva— y enun tiempo futuro, la inmortalidad. Peroquiere lograrlo por sus propios medios, sinreconocer ni obedecer a su Creador. Su na-turaleza carnal lo lleva a satisfacer sus de-seos egoístas, lo que le acarrea los sufri-mientos físicos, mentales y emocionalesque son el resultado de quebrantar las le-yes de Dios. Pero valiéndose de la inteli-gencia que Dios le dio, trata de eludir lasconsecuencias.

Resulta irónico ver cómo el hombre seaferra a su creencia en leyes físicas y natu-rales definitivas, pero se opone fuertemen-te a la idea misma de que las leyes espiri-tuales de Dios son igualmente definitivas einalterables. Cuando se trata de su com-portamiento, de alguna manera encuentrala forma de convencerse de que Dios noexiste, creyendo que así podrá evitar lasconsecuencias. Pero no nos equivoque-mos: Cuando el hombre quebranta cual-quiera de las leyes de Dios, cosechará elfruto de sus obras, crea o no en la existen-cia de un Gobernante supremo.

¿Existe Dios? 27

“Para mí mismo, como sin duda para la mayoría de mis contempo-ráneos, la filosofía de la carencia de significado fue básicamente un instrumento de liberación . . . Rechazamos la moralidad porque obstaculizaba nuestra libertad sexual . . . Había un método admira-blemente sencillo para . . . justificarnos nosotros mismos en nuestra rebeldía política y erótica . . .” — Aldous Huxley

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¿Podemos conocer realmente aDios, el que dice ser el Creador,el Dador de la vida, el que sos-

tiene el universo, el único que no hacenada sin un propósito?

Los evolucionistas alegan que la vidaexiste debido a una sucesión de accidentesfortuitos, que las leyes que gobiernan elcosmos y la vida misma llegaron a existirpor azar, que el universo surgió de la naday que todo lo que vemos no tiene propósi-to o significado alguno. Cuando uno anali-za las explicaciones acerca del origen deluniverso y de la supuesta evolución de lavida, puede decir con toda honradez que laciencia y el razonamiento humano no hanproporcionado alternativas admisibles a laexistencia de Dios.

Desde hace miles de años, las respuestasa las incógnitas más importantes de la vidahan estado disponibles en la Biblia, la Pa-labra de Dios mismo. Es aquí donde él seha revelado como el Creador y mostrado supropósito para la creación. (No deje de so-licitar el folleto gratuito ¿Se puede confiaren la Biblia?)

¿Acaso Dios ha guardado silencio?

Los escépticos preguntan: “Si hay unDios, ¿por qué no se manifiesta?”, como siesto fuera a resolver la discusión acerca desu existencia. Pero Dios sabe muy bienque no hay pruebas que convenzan a quie-nes no estén dispuestos a reconocerlo y aobedecerlo.

Eso es exactamente lo que Dios nos re-pite constantemente en las Escrituras. Nosólo se reveló a quienes escribieron la Bi-blia para enseñarnos lo que necesitamos sa-ber, sino que también se ha revelado a todala humanidad por medio de su creación.

No obstante, los humanos con frecuen-cia sacamos conclusiones equivocadas delas muchas pruebas que nos ha dado.Como dijimos anteriormente, algunas per-sonas tienen otros motivos por los cualesno quieren creer en un Creador o en unpropósito superior. Esto resulta muy có-modo para los que quieren vivir como lesplazca, libres de toda autoridad divina.

La falsa suposición inherente a ese razo-namiento es que Dios simplemente seapartará de nuestras vidas y entonces po-dremos satisfacer nuestros apetitos carna-les. Pero reflexionemos. Negar que existela ley de la gravedad porque no podemosverla o tocarla, o porque queremos liberar-nos de sus efectos, no quiere decir que talley no exista o que podamos hacerle casoomiso sin sufrir las consecuencias. De lamisma manera, negar los igualmente realese ineludibles principios y leyes espiritualesque Dios creó no quiere decir que tanto élcomo ellos desaparecerán como por en-canto. Al fin y al cabo, todos tendremosque dar cuentas al Creador, quien nos hadado abundantes pruebas de su existencia.

El apóstol Pablo, quien con gran denue-do predicó al verdadero Dios en un mun-do rebelde e idólatra, habló muy clara-mente de las pruebas del Creador, asícomo de las consecuencias de cerrar losojos ante ellas: “Las cosas invisibles de[Dios], su eterno poder y deidad, se hacenclaramente visibles desde la creación delmundo, siendo entendidas por medio delas cosas hechas, de modo que no tienenexcusa” (Romanos 1:20).

Pablo nos dice que podemos ver laspruebas del Creador, y que al observar sucreación física podemos entender su carác-ter y naturaleza. Nos asegura que las prue-bas son tan inequívocas que una personarazonable no tiene excusa para decir queno hay Dios. El hombre no tiene por quéllegar a la conclusión de que Dios no es loque es: eterno, supremo, omnipotente e in-finitamente misericordioso. La personaque hace las preguntas pertinentes y since-ramente desea conocer las respuestas, lle-gará a la misma conclusión lógica.

Las pruebas son tan evidentes que Pablodeclaró: “La ira de Dios se revela desde elcielo contra toda impiedad e injusticia delos hombres que detienen con injusticia laverdad; porque lo que de Dios se conoceles es manifiesto, pues Dios se lo manifes-tó” (vv. 18-19).

Aunque Dios abiertamente revela suexistencia, reconoce que hay quienes de-

tienen la verdad acerca de él. ¿Por qué lohacen? Pablo mismo responde que “comoellos no aprobaron tener en cuenta a Dios,Dios los entregó a una mente reprobada,para hacer cosas que no convienen” (v. 28).Algunos sencillamente no quieren recono-cer la existencia de Dios, para así poder vi-vir como quieran y hacer lo que les vengaen gana. Esto aclara por qué la capacidadque Dios le dio para la investigación y lalógica ha sido empleada por el hombrepara razonar erróneamente y llegar a con-clusiones falsas.

Dios se revela como el Creador

Lo primero que Dios nos hace saber en laBiblia es que él es el Creador: “En el prin-cipio creó Dios los cielos y la tierra” (Gé-nesis 1:1). Aquí Dios establece el funda-mento para todo lo que ha de venir después.

Más adelante, por medio de uno de susprofetas, Dios resume la creación de nuestroplaneta y de todo lo que hay en él: “Así diceDios, el Eterno, el Creador de los cielos, elque los despliega, el que extiende la tierra ysus productos; el que da aliento al puebloque mora en ella, y vida a los que andan porella” (Isaías 42:5, Nueva Reina-Valera).

Por medio de este mismo profeta Diosnos dice que miremos a su obra en los cie-los: “Levantad en alto vuestros ojos, y mi-rad quién creó estas cosas; él saca y cuentasu ejército; a todas llama por sus nombres;ninguna faltará; tal es la grandeza de sufuerza, y el poder de su dominio . . . ¿Nohas sabido, no has oído que el Dios eternoes el Eterno, el cual creó los confines de latierra? No desfallece, ni se fatiga con can-sancio, y su entendimiento no hay quien loalcance” (Isaías 40:26, 28).

En una noche despejada podemos ver asimple vista cerca de dos mil estrellas. Losastrónomos de hace un siglo pensaban quenuestra galaxia, la Vía Láctea con sus mi-les de millones de estrellas, era todo el uni-verso. Hoy en día se calcula que hay por lomenos cien mil millones de galaxias, y talvez muchas más, cada una con sus miles demillones de estrellas. Y a medida que seproducen nuevos adelantos tecnológicos

28 ¿Existe Dios?

Conozcamosa Dios

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que nos van permitiendo ampliar nuestroconocimiento del cosmos, el cálculo delnúmero de galaxias continúa aumentando.

Necesitaríamos contar con supercompu-tadores para poder manejar tan sólo losnombres o números de una fracción de es-tas estrellas. Sin embargo, Dios nos diceque él las creó todas y que puede contar ynombrar cada una de ellas.

¿De dónde vino Dios?

Dios se anticipó a la pregunta que fre-cuentemente hacen los escépticos: “SiDios hizo todo, entonces ¿quién hizo aDios?” Leamos su respuesta: “. . .Antes demí no fue formado dios, ni lo será despuésde mí” (Isaías 43:10).

Dios no está limitado por el tiempo comolo estamos nosotros. Él es “el único que tie-ne inmortalidad, que habita en luz inaccesi-ble; a quien ninguno de los hombres ha vis-to ni puede ver . . .” (1 Timoteo 6:16).

El nombre que más se usa en el AntiguoTestamento para referirse a Dios es el nom-bre hebreo YHVH, que en opinión de mu-chos eruditos está relacionado con el verboser. El nombre mismo expresa la idea deque Dios es un ser eterno; de hecho, él es“el Alto y Sublime, el que habita la eterni-dad” (Isaías 57:15). (En la versión Reina-Valera de la Biblia el nombre YHVH setraduce como Jehová, lo cual es una adap-tación inexacta al español. En algunas Bi-blias este nombre aparece traducido comoYahveh, Yavé, Señor, etc.; en nuestras pu-blicaciones lo hemos sustituido por la ex-presión el Eterno, por considerar que refle-ja más claramente el carácter imperecede-ro e inmutable del Creador.)

Dios es eterno e inmortal. El universotuvo un principio, y Dios existía antes deque el universo existiera. Él ha existidosiempre; nada ni nadie pudo crearlo a él.

El Creador viene a la tierra

En la Biblia se nos dice que Dios creó to-das las cosas por medio de Jesucristo, quientambién es llamado el Verbo (Juan 1:1-3;ver también Colosenses 1:15-17; Hebreos1:1-2). “Y aquel Verbo fue hecho carne, yhabitó entre nosotros (y vimos su gloria,gloria como del unigénito del Padre), llenode gracia y de verdad” (Juan 1:14). Jesu-cristo se refiere a sí mismo como “el Alfa yla Omega, principio y fin . . . el que es y queera y que ha de venir, el Todopoderoso”(Apocalipsis 1:8; ver también 22:13).

Él fue quien de hecho formó el universode la nada, creó la tierra, creó la vida en ella

y vino a la tierra a vivir entre los hombrescomo un ser humano más. En Filipenses2:5-7 leemos que “Cristo Jesús, el cual,siendo en forma de Dios . . . se despojó a símismo, tomando forma de siervo, hechosemejante a los hombres”.

El Creador del universo vino al mundo avivir y morir como cualquier ser humano.Mas no era un ser humano común. Él re-presentaba al Padre y enseñaba exacta-mente los mismos principios y leyes quepersonifican al Padre mismo. “. . . Segúnme enseñó el Padre, así hablo. Porque élque me envió, conmigo está; no me ha de-jado solo el Padre, porque yo hago siemprelo que le agrada” (Juan 8:28-29).

Jesús vivió en la tierra exactamentecomo hubiera vivido el Padre si hubierasido éste quien hubiera venido. Él personi-ficó al Padre de manera tan perfecta quepudo decir: “El que me ha visto a mí, havisto al Padre” (Juan 14:9).

Jesús enseñó un mensaje concreto: elevangelio o las buenas noticias del Reinode Dios (Marcos 1:14-15). Enseñó quepodemos llegar a formar parte de la fami-lia de Dios y que podemos recibir la in-mortalidad en esa familia (Mateo 5:9, 45;

Lucas 6:35; 20:36). Pero esto exige obe-diencia a las leyes del Reino de Dios y feen el Rey de ese reino (Mateo 19:16-21;Hebreos 11:6).

El Creador está interesado en su creación

¿Acaso Dios nos creó a nosotros y almundo para luego abandonarnos? ¿Dejópor ventura que el mundo sencillamente si-guiera su curso, sin intervenir nunca másen la historia del hombre, como un reloje-ro que hace un reloj, le da cuerda y luego lodeja hasta que se le acabe la cuerda?

Dios ciertamente está interesado entodo lo que ha creado. Desde antes de lacreación misma, él ya tenía en mente elpropósito de crear la tierra y la vida, y dedarles a los seres humanos la oportunidad

de recibir la vida eterna. Lo planeó, de he-cho, “desde antes del principio de los si-glos” (Tito 1:2; ver también 2 Timoteo1:9; Efesios 1:3-4). Esto es completamen-te opuesto a la ilógica y absurda teoría dela evolución.

En la Biblia se nos revela que Dios se in-teresa tanto por aquellos a quienes creó,que no deja de intervenir a su favor. Él nosdice: “. . .Yo soy Dios, y no hay otro Dios,y nada hay semejante a mí, que anuncio lopor venir desde el principio, y desde la an-tigüedad lo que aún no era hecho; quedigo: Mi consejo permanecerá, y haré todolo que quiero” (Isaías 46:9-10).

Dios ha intervenido antes en la historia,y lo hará otra vez, pero en esta ocasiónpara hacer que los seres humanos lleguenal punto en que reconozcan quién es él yacepten la revelación de su conocimiento,así como el propósito que tiene con ellos.

En el pasaje que quizá sea el más cono-cido de toda la Biblia se nos dice que “detal manera amó Dios al mundo, que hadado a su Hijo unigénito, para que todoaquel que en él cree, no se pierda, mas ten-ga vida eterna. Porque no envió Dios a suHijo al mundo para condenar al mundo,

sino para que el mundo sea salvo por él”(Juan 3:16-17).

Lo que resulta más extraordinario es queDios está tan interesado en el propósito porel cual creó el universo y al hombre que¡hará que se cumpla tal como él mismo loplaneó! Todos y cada uno de los seres hu-manos, hechos a imagen y semejanza deDios, tendrán la oportunidad de conocer asu Hacedor y de decidir si están dispuestosa reconocerlo y someterse incondicional-mente a él, para así poder recibir su ofreci-miento de la vida eterna.

Libertad para decidir

Dios nos dio libre albedrío. Hablandopor medio de Moisés a su pueblo escogido,el antiguo Israel, Dios le dijo: “A los cielosy a la tierra llamo por testigos hoy contra

¿Existe Dios? 29

El apóstol Pablo, quien con gran denuedo predicó al verdadero Diosen un mundo rebelde e idólatra, habló muy claramente de las pruebasdel Creador, así como de las consecuencias de cerrar los ojos ante talespruebas: “Las cosas invisibles de [Dios], su eterno poder y deidad, sehacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo enten-didas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”(Romanos 1:20).

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vosotros, que os he puesto delante la vida yla muerte, la bendición y la maldición; es-coge, pues, la vida, para que vivas tú y tudescendencia” (Deuteronomio 30:19). Siusted desea una explicación más ampliaacerca de por qué Dios nos da libertad paradecidir, no deje de leer el recuadro “¿Cómose revela Dios?”, en esta página.

Adán y Eva tomaron la fatídica decisiónde rechazar la revelación de Dios y apo-

yarse en su propio razonamiento para de-terminar qué era bueno y qué era malo.Desde entonces, Dios le ha permitido a lahumanidad rechazar el conocimiento re-velado. Nos dio la libertad de establecernuestras propias filosofías acerca del ori-gen y el significado de la vida y de experi-mentar con diferentes sistemas de vida,gobiernos y sociedades por medio de loscuales esperamos encontrar algún día paz

y satisfacción. Pero nunca hemos podidolograr lo que tanto hemos buscado. Pormiles de años nuestra experimentacióncon filosofías y gobiernos que nos den lapaz, ha fracasado. La historia está repletade derramamiento de sangre, de opresióny de esperanzas frustradas.

Seguiremos experimentando y seguire-mos fracasando mientras no aceptemos larealidad: que sólo por medio del conoci-

30 ¿Existe Dios?

Si Dios existe realmente, ¿por qué no se nos revela de al-guna forma en la que ya no tengamos duda de su exis-tencia? La realidad es que lo ha hecho muchas veces. En la

Biblia encontramos relatos de personas que tuvieron interac-ción y comunicación con Dios. Pero ¿acaso esos testimonios es-critos han dejado satisfechos a los escépticos? Nunca lo han he-cho y nunca lo harán.

Si Dios hubiera decidido aceptarel desafío de estar demostrandosiempre su existencia, ¿qué habríatenido que hacer? ¿Habría tenidoque aparecérsele personalmente acada uno de los seres humanos yhacer milagros en su presencia?Pero quizá ni aun eso hubiera sidosuficiente para satisfacer a cadapersona.

En lugar de eso, Dios decidiódesde la antigüedad proporcionarpruebas contundentes —por me-dio de sus obras, el testimonio dealgunas personas y las profecíascumplidas— de que él es el omni-sapiente Creador del universo.Para quienes tienen ojos para ver yoídos para oír, las pruebas son razonables, poderosas e inspira-doras. Mas cada persona tiene que tomar su decisión: recono-cer y aceptar las pruebas, o rechazarlas.

Dios se nos revelaAnalicemos la historia de algunas de las ocasiones en que el

Dios creador se ha revelado a la humanidad.Dios estuvo con Adán y Eva y habló con ellos. Durante su

corta e íntima convivencia, él les dio instrucciones concretas(Génesis 2:15-17; 3:2-3). Sin embargo, ellos decidieron deso-bedecer sus instrucciones y luego trataron de escondérsele(Génesis 3:8-10).

Después, Dios conversó con Caín acerca de la ira irracional yegoísta de éste (Génesis 4:5-7). Caín rechazó el consejo de Diosy mató a su hermano Abel (v. 8). En lugar de arrepentirse since-ramente de lo que había hecho, Caín se alejó de Dios (vv. 9-16).

Dios también habló con Noé (Génesis 6:13), quien era dife-rente de otros con los que ya había hablado. Noé obedeció lasinstrucciones de Dios (Génesis 7:5). Otro que también fue obe-diente a su Creador fue Abraham, con quien Dios conversó per-sonalmente en varias ocasiones (Génesis 12:1, 7; 13:14; 17:1-3).

Algo que debemos entender es la disposición que Dios te-nía para revelárseles a Moisés y al antiguo pueblo de Israel. “Yhablaba el Eterno a Moisés cara a cara, como habla cualquie-

ra a su compañero” (Éxodo 33:11). Dios deseaba cultivar estetipo de relación con los israelitas. Leamos lo que pasó, segúnescribió más tarde el propio Moisés: “Cara a cara habló el Eter-no con vosotros en el monte de en medio del fuego. Yo esta-ba entonces entre el Eterno y vosotros, para declararos la pa-labra del Eterno; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y

no subisteis al monte” (Deutero-nomio 5:4-5).

Ellos no sólo no querían acer-carse a Dios, sino que tampocoquerían oír su voz. “Todo el pue-blo observaba el estruendo y losrelámpagos, y el sonido de la boci-na, y el monte que humeaba; yviéndolo el pueblo, temblaron, yse pusieron de lejos. Y dijeron aMoisés: Habla tú con nosotros, ynosotros oiremos; pero no hableDios con nosotros, para que nomuramos” (Éxodo 20:18-19).

Dios quería que los israelitasquedaran impresionados con sugrandeza a fin de que se dierancuenta de que debían obedecerlo.Pero pensaron que él representa-

ba una amenaza para ellos, de manera que pidieron que de ahíen adelante Dios les hablara sólo por intermedio de Moisés.

Dios les concedió lo que pidieron. Desde entonces él se le re-veló al pueblo de Israel por intermedio de sus siervos los profe-tas, a quienes enviaba para advertirles y exhortarles a que lefueran fieles. Pero los israelitas no hacían caso de tales mensa-jes y a muchos de los profetas los martirizaron cruelmente.

Libertad de elecciónNo era la intención ni el deseo de Dios apartarse de la gen-

te. ¡Fueron los hombres los que decidieron apartarse de él!Desde que Dios creó a los seres humanos, les dio la libertad

de elegir. Nos permite que escojamos entre creerle, obedecer-le y aceptar el conocimiento que nos revela, o rechazarlo.

Dios no obligó a Adán y a Eva a que lo obedecieran. Ellossimplemente decidieron no hacerlo. Desde entonces la huma-nidad ha sufrido las consecuencias de tan fatídica decisión.

Dios tampoco obligó a los israelitas a que lo obedecieran,pero sí les presentó claramente dos opciones para que ellos es-cogieran. Primeramente les advirtió: “A los cielos y a la tierrallamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto de-lante la vida y la muerte, la bendición y la maldición”; y en se-guida los exhortó: “Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tudescendencia” (Deuteronomio 30:19).

¿Cómo se revela Dios?

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Dios les ofreció a los israelitas una relación directacon él, pero ellos prefirieron alejarse de su Creador.

Page 33: El supremo interrogante: ¿Exi ste Dios? Literature/Existe Dios.pdf · mún y corriente, seríamos capaces de par-ticipar en la discusión acerca de por qué existimos nosotros y

miento revelado por Dios podremos en-contrar la paz y felicidad verdaderas, ade-más de poder cumplir finalmente con elpropósito por el cual Dios nos creó a suimagen y semejanza.

La conclusión lógica

Lo que vemos a nuestro alrededor es unmundo que se apartó del conocimiento deDios. La humanidad ha establecido mu-

chas sociedades, cada una con sus filoso-fías y conceptos acerca del destino delhombre, sin tener en cuenta el conocimien-to que Dios nos revela. Él ciertamente estáinteresado en su creación, pero por milesde años ha permitido que el hombre apren-da de sus propios errores.

Mucha gente supone que si este es elmundo de Dios, él debe estar tratando de-sesperadamente de convencer a la humani-

dad para que le obedezca. Asimismo supo-nen que, si esto es así, entonces Dios hafracasado porque las fuerzas del mal estánteniendo mucho más efecto.

La verdad escueta del asunto es queDios no está tratando de convertir al mun-do a su camino de vida ahora. Sólo ha es-tado permitiendo que el experimento de lahumanidad la lleve a su lógica e inevitableconclusión.

¿Existe Dios? 31

Ellos mismos habían oído a Dios cuando les dio los Diez Man-damientos en el monte Sinaí. Habían visto todos los milagrosque él había realizado por ellos desde antes de liberarlos de laesclavitud en Egipto. Sin embargo, pronto olvidaron esas prue-bas y optaron por rechazar el camino de vida y las bendicionesque Dios les ofrecía (ver también Deuteronomio 31:27).

Los seres humanos siempre han optado por apartarse de Dios,prefiriendo seguir el camino que finalmente conduce a las mal-diciones y a la muerte (Proverbios 14:12; 16:25). Y hasta ahoranada ha cambiado. Las opciones son las mismas para nosotros:Creerle a Dios y obedecer sus leyes, o hacer todo lo contrario.

Siglos después de que el antiguo Israel se apartara de su Li-bertador, Dios tampoco obligó a los contemporáneos de Jesús aaceptarlo como el Salvador prometido y el Hijo de Dios. Aun des-pués de varios años de ser testigos de los muchos e impresio-nantes milagros que Jesús había realizado, incluso la alimenta-ción de miles de personas (Mateo 14:13-21; 15:30-38), sólo 120hombres y mujeres se habían convencido, y éstos vinieron a for-mar el núcleo de su iglesia (Hechos 1:15); aunque pocos días des-pués muchos más serían agregados al cuerpo de creyentes.

Otro suceso revelador fue la forma en que los dirigentes re-ligiosos reaccionaron ante la resurrección milagrosa de Lázaro,amigo íntimo de Jesús (Juan 11). ¿Se alegraron acaso de que unhombre hubiera vuelto a la vida? ¡Todo lo contrario! Lo que hi-cieron fue conspirar para “dar muerte también a Lázaro, por-que a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían enJesús” (Juan 12:10-11). Negándose a reconocer que esta mila-grosa resurrección era una señal proveniente de Dios, los ene-migos de Jesús decidieron destruir la prueba; conspiraron paramatar al inocente Lázaro. Unos días más tarde lograron que elHijo de Dios fuera ejecutado.

A la mayoría de las personas les gusta pensar que tienen unamente abierta, que no tienen prejuicios ni están en contra dela verdad. Sin embargo, en ese tiempo algunos de los que ha-bían visto los milagros de Jesús clamaron por su sangre. En unade sus parábolas, Jesús hizo notar que algunos tenían el cora-zón tan endurecido en contra de Dios que no cambiarían su ac-titud ni siquiera viendo que alguien era resucitado de entre losmuertos (Lucas 16:31).

La naturaleza humana no ha cambiado. La misma testaru-dez y los mismos prejuicios se mantienen firmemente arraiga-dos en la época actual. No resulta muy agradable pensar quegran parte de la humanidad voluntariamente ha endurecidosu corazón en contra de Dios; sin embargo, así es (2 Pedro 3:5).Y la razón es fácil de explicar. Los seres humanos son hostiles aDios por naturaleza (Romanos 8:7). Por lo tanto, una personaque se deja influir por semejante actitud está muy dispuesta aencontrar la forma de rechazar las pruebas de la existencia delCreador.

Pruebas absolutas de Dios¿Alguna vez Dios les ha proporcionado a los hombres prue-

bas precisas e indiscutibles de su existencia? ¿Las proporcio-

nará en el futuro? La respuesta a ambas preguntas es un con-tundente sí.

Cuando Dios liberó a Israel de la esclavitud en Egipto, reali-zó muchos milagros asombrosos que demostraron su existen-cia, su poder y su dominio de las leyes de la naturaleza. “ElEterno dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón; porqueyo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, paramostrar entre ellos estas mis señales, y para que cuentes a tushijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis seña-les que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy el Eterno”(Éxodo 10:1-2).

Ellos vieron las pruebas, pero pronto las olvidaron. “Hicieronbecerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición. . . Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grande-zas en Egipto” (Salmos 106:19, 21).

Más adelante, Dios les dio pruebas de su existencia por me-dio de las palabras que inspiró a sus profetas. Las profecías cum-plidas son pruebas poderosas de la existencia de Dios. Él pro-clamó: “. . . Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay seme-jante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desdela antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejopermanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10). SóloDios puede predecir exactamente grandes catástrofes, el sur-gimiento y la caída de imperios, e incluso el fin de nuestra era,¡y luego hacer que sucedan!

La profecía bíblica es una de las pruebas de Dios que puedeser fácilmente comprobada. Una de las formas más sencillas decomprobar su veracidad es analizar la exactitud de las profecíasrelacionadas con el nacimiento, vida y muerte de Jesucristo.Muchos siglos antes de su nacimiento, asombrosos pormeno-res acerca de esos aspectos de su vida fueron revelados a losprofetas hebreos. La exactitud y precisión de tales detalles con-firman contundentemente la veracidad de la profecía bíblica yla existencia de quien la inspiró.

Las profecías cumplidas de Daniel fueron tan específicasque su exactitud también nos proporciona una prueba irreba-tible de la existencia de Dios y su veracidad. Aunque explicarlos numerosos detalles específicos de estas y otras profecíascumplidas está fuera del alcance de esta publicación, tal infor-mación está disponible en nuestro folleto gratuito ¿Se puedeconfiar en la Biblia?

Aún vendrán más pruebas decisivasDios ha prometido que llegará el momento —cuando pocos

lo esperen— en que todo el mundo podrá ver la misma clasede pruebas milagrosas de su existencia que realizó en el anti-guo Egipto. Esta intervención futura en el mundo será indubi-table. Cuando Jesucristo retorne “todo ojo le verá” (Apocalip-sis 1:7; comparar con Mateo 24:27-30).

Si usted desea examinar más detenidamente lo que Dios diceacerca de cómo revelará su gran poder y gloria, le invitamos aque solicite dos folletos gratuitos: ¿Estamos viviendo en los últi-mos días? y Usted puede entender la profecía bíblica. ❏

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Así como algunos niños no aprendenque la estufa está caliente hasta que la to-can, los adultos muchas veces tenemosque aprender las lecciones de la vida me-diante experiencias dolorosas. La Bibliano sólo nos habla de las veces que Dios leadvirtió a la gente acerca de las conse-cuencias que tendrían que afrontar si lo re-chazaban a él y su camino de vida, sinoque también nos dice que los exhortabapara que no lo hicieran: “Vivo yo, dice elEterno el Señor, que no quiero la muertedel impío, sino que se vuelva el impío desu camino, y que viva. Volveos, volveos devuestros malos caminos; ¿por qué mori-réis . . . ?” (Ezequiel 33:11).

¿Adónde nos conducirá la decisión glo-bal de la humanidad? Así como el rechazodel conocimiento del Dios creador y susleyes acarrea sufrimiento y angustia a unapersona, así también los puede acarrear atoda una nación y aun al mundo entero.

Jesús predijo el resultado inevitable deuna civilización apartada de Dios: “Habráentonces una angustia tan grande, como nola ha habido desde que el mundo es mundoni la habrá nunca más. Si no se acortaranaquellos días, nadie escaparía con vida;pero por amor a los elegidos se acortarán”(Mateo 24:21-22, Nueva Biblia Española).

Debemos tomar muy en serio las pala-bras de Jesús. Dios le permitirá a la huma-

nidad continuar con su experimento profa-no hasta el momento en que esté a punto dedestruirse a sí misma. Sólo de esta maneraaprenderán los hombres la lección.

(Si usted desea entender más acerca deestos temas, puede solicitar tres folletosgratuitos: El evangelio del Reino de Dios,¿Estamos viviendo en los últimos días? yUsted puede entender la profecía bíblica.)

Dios intervendrá directamente

No todas las noticias son malas. De he-cho, son más bien buenas porque al finalJesucristo intervendrá con gran poder ymajestad para impedir que los humanosnos destruyamos totalmente. Aunque en la

32 ¿Existe Dios?

Una pregunta sencilla y lógica es: Si Dios existe, ¿por quéno lo vemos, no lo oímos y no lo podemos tocar? Perola respuesta desafía la lógica, el razonamiento y la ex-

periencia humanos.Nosotros comprobamos las cosas por medio de nuestros cin-

co sentidos. Con los ojos vemos la luz que reflejan los objetos.Con los oídos percibimos las vibraciones de las ondas acústicas.Con los dedos sentimos la textura de lo que tocamos.

Vivimos en un mundo físico con sus dimensiones de tiempoy espacio: longitud, anchura, altura y tiempo. No obstante, elDios que se menciona en la Biblia mora en el ámbito espiritual,fuera del alcance de nuestros sentidos físicos. No se trata deque Dios no sea real, sino de que él no está limitado por las le-yes y dimensiones físicas que gobiernan nuestro mundo (Isaías57:15). Dios es espíritu (Juan 4:24).

Notemos lo que se nos dice en las Escrituras acerca de esteDios que no está limitado por el tiempo ni el espacio.

Jesús tenía un cuerpo físico. Estaba, lo mismo que nosotros,expuesto a las heridas, al dolor y a la muerte. En los cuatroevangelios se habla de que fue azotado y crucificado. Uno desus seguidores pidió su cuerpo lacerado, lo envolvió en unasábana de lino y lo puso en un sepulcro. No había duda deque Jesús de Nazaret había muerto. Su cuerpo estuvo en el se-pulcro durante tres días y tres noches, vigilado por un desta-camento de soldados romanos.

Pero no permaneció así. Después de tres días hubo un cla-mor cuando algunos de sus discípulos fueron al sepulcro y loencontraron vacío. Más tarde habrían de recibir una sorpresamucho más grande.

Esa noche, cuando los discípulos se encontraban reunidosen cierto lugar, con “las puertas cerradas . . . por miedo de losjudíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros”(Juan 20:19). El amado Maestro, a quien habían visto muertoy quien había sido sepultado, de repente ¡aparecía dentro delcuarto que ellos cuidadosamente habían cerrado! Para queestuvieran seguros de que era él, les mostró en las manos y elcostado las huellas de los clavos y la lanza.

El Jesús resucitado ya no estaba limitado por los factores fí-sicos. Entró en el cuarto y se les apareció de momento. Los dis-cípulos sabían que era imposible que un cuerpo físico pasara através de una pared física. Ocho días después realizó el mismomilagro para que pudiera creerlo el incrédulo Tomás, quien no

había estado presente en la ocasión anterior (v. 26). Unos díasdespués, por medio de otro milagro sus discípulos pudieroncomprobar que no estaba sujeto a la ley de la gravedad, pueslo vieron ascender al cielo (Hechos 1:9).

Como podemos leer en Isaías 57:15, Dios no está limitadopor el tiempo tal como lo conocemos. En otros pasajes leemosque Dios estableció sus planes para el hombre desde “antesde los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9; Tito 1:2) y “antesde la fundación del mundo” (Efesios 1:4; 1 Pedro 1:20).

“Por la fe entendemos haber sido constituido el universopor la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho delo que no se veía” (Hebreos 11:3). Es decir, el universo físico quevemos, oímos, sentimos, olemos y experimentamos fue crea-do no de materia existente, sino de una fuente totalmente aje-na a los factores físicos de longitud, anchura, altura y tiempo.

Ahora bien, esto no quiere decir que Dios el Padre y Jesu-cristo no se revelen nunca a los seres humanos. Las Escriturasson un relato de la interacción que a lo largo de la historiaDios ha tenido con hombres, mujeres y niños, así como de suinterés y preocupación por ellos.

Mucha gente rechaza la Biblia porque en ella se mencio-nan muchos sucesos milagrosos, entre ellos curaciones im-presionantes, resurrecciones, fuego del cielo, dramáticas vi-siones, etc. Piensan que estos sucesos son imposibles porquedesafían las leyes que gobiernan nuestra existencia física. Portanto, concluyen que los relatos bíblicos contienen cosas queno se pueden creer.

Lamentablemente, esta gente no tiene en cuenta pasajescomo los que acabamos de mencionar, los cuales dan testimo-nio de que Dios el Padre y Jesucristo pueden actuar más allá delas leyes físicas que gobiernan el universo. Los milagros con-signados en la Biblia fueron hechos realizados por Dios quesuspendieron momentáneamente los efectos de las leyes físi-cas. Un Dios que pudo crear el universo ciertamente puederealizar milagros como los que se mencionan en las Escrituras.

¿Qué nos queda a nosotros? ¿Creeremos el testimonio detantos testigos que Dios nos ha dado, o insistiremos en que éltiene que darnos personalmente a nosotros alguna clase deprueba a fin de que podamos creerle? Las palabras que Jesúsdirigió a Tomás también están claramente dirigidas a noso-tros: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventuradoslos que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). ❏

Un Dios que no está limitado por el tiempo ni el espacio

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profecía bíblica se nos advierte que granparte de la humanidad habrá de morir, quela supervivencia misma del hombre estaráen juego, nuestra carrera hacia la destruc-ción total será detenida. La humanidad serárescatada, pero no porque hayamos encon-trado alguna forma de resolver nuestras de-savenencias. Será porque Cristo retornará ala tierra para finalmente “librarnos del pre-sente siglo malo” (Gálatas 1:4), como lollamó el apóstol Pablo.

En este tiempo profetizado de gran tribu-lación, un tiempo de caos y grandes peligrosen todo el mundo, Jesucristo volverá. Sim-bólica y literalmente serán los días más te-nebrosos que habrá tenido la humanidad.“Inmediatamente después de la tribulaciónde aquellos días, el sol se oscurecerá, y laluna no dará su resplandor, y las estrellascaerán del cielo, y las potencias de los cielosserán conmovidas. Entonces aparecerá laseñal del Hijo del Hombre en el cielo; y en-tonces lamentarán todas las tribus [pueblos,naciones] de la tierra, y verán al Hijo delHombre viniendo sobre las nubes del cielo,con poder y gran gloria” (Mateo 24:29-30).

Para quienes tienen una perspectiva ateadel mundo, la situación que se va a presen-tar les parecerá contradictoria y confusa.

Verán a gobernantes que querrán ser consi-derados como buenos, pero que debido asu tendencia natural les resultará más fácilmaltratar y oprimir a sus semejantes. Veránaterradores fenómenos naturales que co-brarán las vidas de decenas de millares depersonas, lo que a su vez acarreará dolor ypérdidas incalculables a muchos otros mi-llares. Pero aun así continuarán rechazan-do a su Creador.

Si algún problema se resuelve, surgiránotros en su lugar. La gente clamará a Diospreguntándose dónde está, pero la realidades que la humanidad tendrá que cosecharlas trágicas consecuencias de no haber te-nido en cuenta a Dios. Tendrá que aprenderla lección de que no hay respuestas sin acu-dir a Dios y buscar sus enseñanzas sobrecómo vivir y cómo cumplir con el propósi-to por el cual fue creada.

Actualmente, Dios está dando la oportu-nidad a unos pocos para que cumplan conese propósito. Si usted tiene el valor de re-chazar las filosofías huecas y volverse a suCreador para buscar su guía, puede llegar aser uno de los que están venciendo las ten-taciones de este mundo con el deseo de po-der reinar con Cristo cuando venga a esta-blecer su reino (Apocalipsis 3:21; 20:4, 6).

Entonces Dios contestará poderosamen-te la pregunta de si existe o no. Todos co-nocerán al verdadero Dios, lo adorarán yacatarán sus santas y justas leyes: “Ningu-no enseñará a su prójimo, ni ninguno a suhermano, diciendo: Conoce al Señor; por-que todos me conocerán, desde el menorhasta el mayor de ellos” (Hebreos 8:11; Je-remías 31:34). Finalmente la humanidadencontrará la paz y felicidad verdaderas.

La relación personal con el Creador

¿Puede uno conocer realmente a Dios?El primer paso es estar dispuesto a recono-cer las pruebas que nos da de su existencia.Como lo hemos explicado en esta publica-ción, él nos proporciona gran número depruebas si estamos dispuestos a verlas yadmitirlas. Por lo que vemos en el univer-so y en el mundo que nos rodea, podemossacar muchas conclusiones con respecto aDios. Luego podemos dar el siguientepaso: buscar una relación personal con él.

El rey David comprendió la realidad alcontemplar las maravillas de la creación deDios. En sus observaciones llegó por lomenos a dos conclusiones. La primera, queel ser que había creado el universo y nos ha-bía dado vida tenía un gran propósito para

¿Existe Dios? 33

Estando más cerca que nunca del final del “presente siglomalo” (Gálatas 1:4), tenemos una oportunidad especialpara buscar el propósito divino de nuestra existencia y

para volvernos a Dios.En otras palabras, la humanidad necesita urgentemente re-

conciliarse con su Creador (Isaías 59:1-15). Son nuestros peca-dos, nuestro quebrantamiento de las leyes de Dios, lo que nosimpide acercarnos a él. Sólo podemos tener una relación ge-nuina con Dios cuando nos arrepentimos verdaderamente denuestra tendencia de hacer las cosas en contra de lo que él nosordena en su Palabra. Tenemos que aprender lo que él espe-ra de nosotros. No debemos alejarnos de su presencia comolo hicieron los israelitas en el monte Sinaí (Éxodo 20:18-21).

¿Qué es lo que él nos dice? La respuesta es muy clara: “Bus-cad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadle en tantoque está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuosus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de élmisericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdo-nar” (Isaías 55:6-7).

En la Biblia esto se llama arrepentimiento; significa cam-biar nuestra forma de vivir y someternos incondicionalmentea Dios para empezar a vivir conforme a sus preceptos. El Crea-dor omnipotente, quien también es infinitamente misericor-dioso y está dispuesto a pasar por alto nuestra ignorancia,“ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que searrepientan” (Hechos 17:30). (Para una explicación más am-plia de lo que significa arrepentirse, puede solicitar nuestrofolleto gratuito El camino hacia la vida eterna.)

Dios quiere mostrarnos cómo podemos librarnos de nues-tras dificultades, dilemas y angustias, así como darnos a en-tender el asombroso plan que tiene para nosotros. “Clama amí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultasque tú no conoces” (Jeremías 33:3). Dios recompensará aquienes lo busquen de corazón.

La gran paradoja de nuestro tiempo es que a pesar de laabundancia de información que tenemos, carecemos de lamás esencial de todas las informaciones: el conocimiento deDios. Él nos lo quiere revelar, pero nosotros tenemos que es-tar dispuestos a aceptarlo y hacer alguna investigación pornuestra parte.

A fin de cuentas, “para acercarse a Dios, uno tiene quecreer que existe y que recompensa a los que le buscan” (He-breos 11:6, Versión Popular).

Dios también ofrece la ayuda de su iglesia, el cuerpo espi-ritual de Jesucristo, a la cual llama “columna y baluarte de laverdad” (1Timoteo 3:15). Nos exhorta para que por medio delas maravillosas verdades de la Biblia podamos “crecer en lagracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesu-cristo” (2 Pedro 3:18). Los miembros de la Iglesia de Dios Uni-da, que edita este folleto, están dedicados a cumplir con elmandamiento de Cristo de llevar el mensaje de la verdad deDios al mundo y enseñar a la gente su camino de vida (Mateo28:18-20; Marcos 16:15; Juan 21:15-17). Le invitamos a parti-cipar en esta comisión y, especialmente, deseamos sincera-mente que este folleto pueda ayudarle en su búsqueda per-sonal del único y verdadero Dios. ❏

Nuestra oportunidad especial

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nosotros: “Cuando veo tus cielos, obra detus dedos, la luna y las estrellas que tú for-maste, digo: ¿Qué es el hombre, para quetengas de él memoria, y el hijo del hombre,para que lo visites?” (Salmos 8:3-4).

La segunda conclusión a la que llegó fueque todo lo que hacía el ser que gobernabatal creación, lo hacía bien, y que era el úni-co en quien se podía confiar: “El cielo pro-clama la gloria de Dios; de su creación noshabla la bóveda celeste. Los días se locuentan entre sí; las noches hacen correr lavoz. Aunque no se escuchan palabras ni seoye voz alguna, el tema va por toda la tie-rra y hasta el último rincón del mundo, has-ta donde el sol tiene su hogar” (Salmos19:1-4, Versión Popular).

David entendió que cuando miramoshacia el cielo podemos intuir esta verdadpatente; es como si alguien nos la declara-

ra cara a cara. Este mensaje está disponi-ble para todo el mundo y puede ser enten-dido en cualquier idioma o dialecto: Exis-te un gran Creador, quien es infinitamentemás poderoso que cualquier cosa que po-

damos imaginarnos. No tenemos excusaalguna para negarnos a creer tal verdad(Romanos 1:20).

Continuando en el mismo salmo, Davidhabla de la grandeza de Dios y nos dice:“La ley del Eterno es perfecta . . . el testi-monio del Eterno es fiel . . . Los manda-mientos del Eterno son rectos . . . el pre-cepto del Eterno es puro . . . El temor delEterno es limpio . . . los juicios del Eternoson verdad, todos justos” (Salmos 19:7-9).

Muchas noches David se quedó admira-do al contemplar el orden y el brillo impre-sionantes de lo que ahora conocemoscomo la Vía Láctea. Durante los años en

que cuidaba de las ovejas de la familia tuvotiempo de estudiar y preguntarse acerca dela complejidad y magnificencia de la crea-ción. Estas experiencias lo ayudaron a sa-car profundas conclusiones acerca de suDios y Creador.

Usted puede examinar las mismas pre-guntas, contemplar las mismas pruebas yllegar a las mismas conclusiones lógicas.Puede obrar de acuerdo con lo que ve consus propios ojos y tomar la decisión deaceptar el ofrecimiento que Dios le hace deestablecer una relación personal con usted.Si lo hace, estará dando el primer paso enel camino que lo llevará a morar eterna-mente con su Creador. Nos gustaría ayu-darle en esta búsqueda.

Usted puede aprender más acerca delDios verdadero y del propósito que él tienepara usted. Tendremos mucho gusto en en-viarle más información, sin costo ni com-promiso de su parte. Para empezar, le reco-mendamos que solicite estos tres folletos:Nuestro asombroso potencial humano, Elcamino hacia la vida eterna y Los DiezMandamientos. Y para entender mejor laBiblia y examinar varias pruebas de que esla Palabra inspirada de Dios, puede solicitarestas dos publicaciones: ¿Se puede confiaren la Biblia? y Cómo entender la Biblia. ❏

S-ED/0301/1.0

Jesucristo intervendrá con gran poder y majestad para impedir que los humanos nos destruyamos totalmente. Aunque en la profecía bíblica se nos advierte que gran parte de la humanidad habrá de morir, nuestra carrera hacia la destrucción total será detenida. La humanidad será rescatada porque Cristo retornará a la tierra para finalmente “librarnos del presente siglo malo” (Gálatas 1:4).