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NÓMADAS 10 EL SUR EN EL SISTEMA MUNDIAL EN TRANSFORMACIÓN * Samir Amín ** Rémy Herrera *** Traducción Gisela Daza **** Este artículo intenta responder fundamentalmente a dos cuestionamientos: ¿Cuál sistema mundial busca imponer la tríada que conforman los Estados Unidos, los países de la Unión Europea y Japón, a través de la mundialización neoliberal actual y, en contrapartida, cuál sistema mundial alternativo sería po- sible y deseable? * Este texto, cedido especialmente por los autores para Nómadas, es la versión original de la ponencia escrita por ellos y presentada por Herrera en el II Encuentro Internacional de Eco- nomistas cuyo tema central fue Globalización y problemas del desarrollo, llevado a cabo en La Habana, Cuba, entre el 24 y 29 de enero del 2000. ** Director del Foro del Tercer Mundo, Universidad de las Naciones Unidas, Sede Dakar, Senegal. *** Investigador del Centre National de Recherche Scientifique CNRS, Francia. ****Investigadora en la línea de socialización y violencia del DIUC.

EL SUR EN EL SISTEMA MUNDIAL EN TRANSFORMACIÓNnomadas.ucentral.edu.co/nomadas/pdf/nomadas_12/12... · El auge económico del primer perío-do se fundaba en la comple-mentariedad

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NÓMADAS10

EL SUREN EL SISTEMA MUNDIAL

EN TRANSFORMACIÓN*

Samir Amín**

Rémy Herrera***

Traducción Gisela Daza****

Este artículo intenta responder fundamentalmente a dos cuestionamientos:¿Cuál sistema mundial busca imponer la tríada que conforman los EstadosUnidos, los países de la Unión Europea y Japón, a través de la mundializaciónneoliberal actual y, en contrapartida, cuál sistema mundial alternativo sería po-sible y deseable?

* Este texto, cedido especialmente por los autores para Nómadas, es la versión original de laponencia escrita por ellos y presentada por Herrera en el II Encuentro Internacional de Eco-nomistas cuyo tema central fue Globalización y problemas del desarrollo, llevado a cabo en LaHabana, Cuba, entre el 24 y 29 de enero del 2000.

** Director del Foro del Tercer Mundo, Universidad de las Naciones Unidas, Sede Dakar, Senegal.*** Investigador del Centre National de Recherche Scientifique CNRS, Francia.

****Investigadora en la línea de socialización y violencia del DIUC.

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Comencemos por analizarbrevemente el período históricotranscurrido desde 1945 para aclararla índole de los problemas que seplantean en la actualidad. Este me-dio siglo se caracteriza por una hege-monía multidimensional de losEstados Unidos (en el ámbito eco-nómico, ideológico, político y mili-tar) que, a pesar de haber entrado encrisis por la amenaza que representala evolución actual de las relacionesde fuerza mundiales, en este momen-to se afirma más quenunca. Pues, ni laUnión Europea, que noconstituye una fuerza po-lítica unificada, ni Japón,que redujo sus ambicionesa una escala regional, po-seen en este momento lacapacidad para contrarrestarla hegemonía nortea-mericana.

El período histórico com-prendido entre 1945 y el año2000 parece estar dividido endos fases diferentes: la corres-pondiente al auge (de 1945 a1975) y la correspondiente a lacrisis (a partir de 1968-1975). Elauge económico del primer perío-do se fundaba en la comple-mentariedad de tres grandesproyectos societarios de la época,puestos en marcha luego del doblefracaso del fascismo y del colonialis-mo: el proyecto del Welfare State enOccidente, el proyecto de Bandungde la construcción nacional burgue-sa en la periferia del sistema y el pro-yecto soviético de un “capitalismo sincapitalistas” en los países del Este.

Durante el segundo período sederrumbaron las bases sobre las quereposaba el auge anterior dando pasoa la instauración, no de un nuevo

orden mundial, sino de un caos queestá lejos de resolverse. Aunque laspolíticas aplicadas a partir de los añossetenta buscaban esencialmente ma-nejar la crisis de la expansión del ca-pital, fracasaron en este objetivoporque el proyecto espontáneo de unagestión del mundo por el mercado ypor los intereses inmediatos de lasfuerzas dominantes del capital, siguesiendo una utopía, al carecer delmarco que, por

sus re-acciones le impondrían

las fuerzas sociales contrarias alsistema.

La idea de una gestión capitalis-ta de la crisis es una utopía porque,desde el punto de vista teórico, el ca-pitalismo no es el desarrollo (la rea-lidad de la expansión del capital nosupone ningún resultado en términosde desarrollo); el capitalismo real-mente existente no es tampoco laeconomía de mercado (el mercado,

por su naturaleza, se refiere a la com-petencia, mientras que el capitalis-mo se define por el límite que imponea la competencia el monopolio de lapropiedad privada) y finalmente, elcapitalismo no es la ausencia de Es-tado (el Estado no puede separarsedel capitalismo en cuanto su funcio-namiento exige la intervención deuna autoridad colectiva representan-

te del capital en su conjunto,lo cual se analiza como el re-sultado del conflicto entrecapital y sociedad). La con-fusión de estos conceptos,mantenida por el discursodominante, es la fuente deun debilitamiento peligro-so de las críticas dirigidasa las políticas puestas enmarcha para conducir lacrisis actual del sistemamundial.

Esta crisis se expre-sa en el hecho de quelas ganancias obteni-das de la explotacióncapitalista no en-cuentran salidassuficientes en in-versiones renta-bles, susceptiblesde desarrollar las

capacidades de producción. Elmanejo de la crisis consiste entoncesen encontrar otras salidas para eseexcedente de capitales flotantes conel fin de evitar su desvalorización ma-siva y brutal.

Una solución distinta a la crisisimplicaría, por el contrario, la modi-ficación de las reglas sociales que ri-gen la distribución del ingreso, elconsumo y las decisiones de inver-sión, pasando por la construcción deotro proyecto social, coherente y efi-caz, y por completo diferente de aquel

Pequeño minero. Suesca, Colombia, 1976. Foto Ol galucí a Jordán

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que se orienta exclusivamente al pro-vecho inmediato. La crisis sólo ten-drá solución si las fuerzas sociales“antisistémicas” imponen al capitalrestricciones exteriores a su propialógica.

En el marco de los Estados nacio-nales la gestión capitalista de la crisisconsiste, según el dogma antiestatalneoliberal, en debilitar las “rigidecessindicales”, liberalizar precios y sala-rios, reducir el gasto público y los ser-vicios sociales, privatizar,abolir la regulación del co-mercio exterior. Detrás deeste engañoso término li-beralizar –porque todos losmercados están regulados ysólo funcionan bajo estacondición–, se escondeuna realidad inconfesable:la “regulación” unilateralde los mercados por elcapital mundialmentedominante.

La mundialización ca-pitalista exige que el ma-nejo de la crisis funcionetambién en el ámbito glo-bal. Esa gestión debe en-frentar el gigantescoexcedente de capitales flo-tantes que genera la sumi-sión de las economías al exclusivocriterio de la ganancia. En estas con-diciones, la liberalización de las trans-ferencias de capitales, la adopción detipos de cambio flotantes, las altas ta-sas de interés, el déficit de la balanzaexterna de Estados Unidos, la deudadel Tercer Mundo, la privatización delas empresas públicas, constituyen ensu conjunto una política racional queofrece a los capitales flotantes un es-cape en los depósitos financieros es-peculativos. Los movimientosinternacionales de capitales flotan-

tes representan cerca de cien billo-nes de dólares por año.

Ahora bien, esta gestión capita-lista de la crisis, que en parte depen-de de las funciones de lasinstituciones internacionales (elFMI, el Banco Mundial, especial-mente la OMC) produce sus vícti-mas: las clases populares y los pueblosmás vulnerables del sistema mundial.Estas instituciones, sujetas al llama-do ajuste “estructural”, cuya única fi-

nalidad es la de asegurar la continui-dad del pago de la deuda externa delTercer Mundo, obligan unilate-ralmente a los más débiles a some-terse a una lógica que funciona sóloen beneficio de los más fuertes. Lasdevastaciones sociales y políticas ca-tastróficas, provocadas por este ma-nejo del sistema mundial en términosde pobreza, precariedad y margina-lidad, de aceleración vertiginosa dela desigualdad social, son lo suficien-temente conocidas como para ahon-dar al respecto.

A pesar de una creciente diferen-ciación de los países del Sur, al pun-to que el concepto “Tercer Mundo”ha terminado por estallar, el contrasteentre centros y periferias sigue man-teniéndose de manera violenta. In-clusive allí donde el progreso de laindustrialización ha sido importan-te, las periferias continúan siendopercibidas por el capital mundial-mente dominante como reservoriosde mano de obra; reservas que no fue-ron absorbidas ni en Rusia, ni en

China o en India (dondeconstituyen quizás el 80%de la fuerza laboral), menosaún en Africa y que no en-traron en la revoluciónindustrial, son marginaliza-das, cuartomundializadas.

Durante el período deBandung (1955-1975), losEstados del Tercer Mundopusieron en práctica políti-cas de desarrollo de carác-ter autocentrado, a escalanacional, para reducir la po-larización mundial. Conello se apuntaba a reducirlas reservas de trabajo depoca productividad me-diante su transferencia a ac-tividades modernas deproductividad más elevada,

aunque no fueran competitivas en losmercados mundiales abiertos. El re-sultado del éxito desigual de esas po-líticas fue la creación de un TercerMundo contemporáneo muy dife-renciado. Actualmente se puedendistinguir:

Los países capitalistas del AsiaOriental (Corea, Taiwan y Singa-pur), el territorio de Hong Kong ytras ellos otros países del Sudeste asiá-tico (Malasia y Tailandia), así comoChina, registraron tasas de creci-

Arriero, Colombia, 1964. Foto Enrique Pérez Arbeláez

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miento acelerado, mientras que esastasas disminuían en casi todo el res-to del mundo. Por lo general ese di-namismo económico va acompañadode una menor agravación de las des-igualdades sociales, de una menorvulnerabilidad y de una participacióneficaz del Estado, que conserva unpapel determinante en la aplicaciónde estrategias de desarrollo, aunquefueran abiertas hacia el exterior.

Los países de América Latina yla India disponen de capa-cidad industrial importan-te, pero aquí la integraciónregional es menos marcaday la participación del Esta-do menos coherente. Laagravación de las desigual-dades, ya gigantescas enesas regiones, es mucho másdramática en cuanto las ta-sas de crecimiento siguensiendo modestas.

Los países del África ydel mundo árabe e islámi-co, que en su conjunto hanpermanecido en una divi-sión del trabajo obsoleta,siguen siendo exportadoresde productos básicos, ya seaporque no han entrado enla era industrial o porquesus industrias son débiles, vulnerablesy no competitivas. Los problemas so-ciales se traducen en la producciónde grandes masas depauperadas yexcluidas.

El criterio de la diferencia quesepara las periferias activas de las queestán marginadas no es sólo el de laproductividad de su industria; es tam-bién un criterio político. Los pode-res políticos en las periferias activasy tras ellos la sociedad en su conjun-to, tienen un proyecto y una estrate-

gia para poner en práctica. Por elcontrario las periferias marginadascarecen de proyecto y estrategia pro-pios. Los círculos imperialistas son losque tienen la iniciativa exclusiva delos proyectos relacionados con esasregiones, a los que no se opone dehecho ninguna fuerza local. Por lotanto esos países son sujetos pasivosde la globalización.

Incluso allí donde los progresosde la industrialización han sido más

marcados, las periferias siguen sien-do los yacimientos de gigantescas re-servas, entendiéndose por esto queproporciones variables, pero siempremuy importantes, de su fuerza labo-ral son empleadas (cuando lo son) enactividades de muy poca productivi-dad. La razón para ello es que las po-líticas de modernización, es decir losintentos de recuperación, imponenopciones tecnológicas modernas paraser eficaces, incluso competitivos, queson en extremo costosas en términosde utilización de recursos escasos

como capitales y mano de obra cali-ficada. Esta distorsión sistemática seagrava más cuando la modernizaciónen cuestión se añade a una desigual-dad creciente en la distribución delingreso. En esas condiciones el con-traste entre los centros y las perife-rias sigue siendo violento. En losprimeros esa reserva pasiva continúasiendo minoritaria; en las segundases siempre mayoritaria.

En cuanto a la relación probablede esas relaciones entre elcontingente trabajador ac-tivo, comprometido en ac-tividades competitivas almenos en potencia, y lareserva pasiva, G. Arrighisostiene una tesis que me-rece convertirse en unpunto central del debate.Según ésta, los países de latríada continuarían el de-sarrollo iniciado por suevolución neoliberal re-constituyendo por ello ungran ejército de reserva detrabajo en sus propios te-rritorios. Nosotros añadi-mos que si para mantenersu posición dominanteesos países se organizanprincipalmente alrededorde sus monopolios, aban-

donando con ello grandes segmen-tos de producción industrialtradicional trivial, relegada a las pe-riferias dinámicas, pero sometidas ala actividad de esos monopolios, lareconstitución de ese ejército de re-serva sería mucho más importante.En las periferias en cuestión surgiríauna estructura dual, caracterizada porla coexistencia de un contingenteactivo, empleado aquí en produccio-nes industriales comunes y de uno dereserva. Por lo tanto, de cierta ma-nera la evolución acercaría ambos

Quindío, Colombia, 1999. Foto Olgalucía Jordán

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conjuntos, centros y periferias, aun-que los monopolios sigan mantenien-do la jerarquía.

Pero la gestión capitalista de lacrisis ha resultado, al mismo tiem-po, extremadamente provechosapara el capital dominante: las trans-ferencias anuales de capitales del Surhacia el Norte se han tripli-cado a lo largo de las dos úl-timas décadas, pasando a 1billón 364 mil millones dedólares a mediados de la dé-cada de los noventa. Era esteel objetivo perseguido por losprogramas de ajuste estruc-tural: acentuar el saqueo delTercer Mundo, ¡no es posiblecalificarlo de otro modo!

Nos habían presentado elretorno a un capitalismo puroy duro como “el fin de la his-toria”. Ahora bien, en elmarco de una mundializaciónneoliberal que se pretende sinalternativa, la gestión del sis-tema mundial afectado poruna crisis permanente, ha en-trado en su fase de derrumbe.Bastaron pocos años para quese derrumbara el mito absur-do según el cual la libertad demercado iba a resolver losproblemas sociales y políticos.Las luchas sociales se reanu-dan por todas partes. Simul-táneamente, la extensión delárea de mundialización finan-ciera ha conducido, en muypoco tiempo, primero a la crisis delos países asiáticos (frente a la cuallos Estados Unidos, seguidos por Ja-pón, reaccionaron tratando de subor-dinar el sistema productivo coreano,especialmente sus oligopolios); lue-go a la crisis en Rusia (resultado delas políticas puestas en marcha desde

1990 y de la estrategia de saqueo delas industrias rusas por el capital mun-dialmente dominante aliado a sus“intermediarios comerciales y finan-cieros” locales). Esta serie de quiebrasanuncia el derrumbe de una parte en-tera del sistema, aquél de lamundialización financiera.

El auge de las luchas sociales, elderrumbe de partes enteras de laglobalización financiera, la pérdida decredibilidad del discurso neoliberal,todo esto pugnaba para introducir enla retórica dominante el término de“regulación”: sería necesario segúnJoseph Stiglitz, jefe economista del

Banco Mundial, “regular los flujos fi-nancieros” o, según el especuladorGeorges Soros “salvar el capitalismodel neoliberalismo” y del “integrismodel mercado”. El fin perseguido es enrealidad el mismo: permitir que el ca-pital dominante de las compañíastransnacionales siga siendo el dueñodel juego. Es evidente, la ideología

económica neoliberalestá perdiendo velocidady su supuesta “renova-ción teórica”, asociadaprincipalmente con losnombres de DouglassNorth, Paul Krugman oJoseph Stiglitz, no escreíble porque las escue-las del main stream siguenmetodológicamente en-cerradas en el sin senti-do de su “economíapura”.

Sin embargo no de-bemos subestimar elpeligro que puede repre-sentar esta réplica.Muchos bien intencio-nados han sido y seránengañados. Desde hacevarios años el BancoMundial se dedica ainstrumentalizar a lasorganizaciones no guber-namentales (ONGs)para ponerlas al serviciode su artificioso discursode “lucha contra la po-breza”. Frente a esta es-trategia para continuar

con el proyecto de mundializaciónneoliberal –del que los pueblos no tie-nen nada que esperar– tenemos quesaber desarrollar nuestras propias pro-puestas de alternativa, basadas en lasluchas que sólo las víctimas del siste-ma mundial pueden llevar a cabo paratransformar el mundo.

Trabajador petrolero, Barrancabermeja, Colombia. Cortesía Ecopetrol

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En la edición del New York Ti-mes del 28 de marzo de 1999 apareceun artículo instructivo sobre la estra-tegia política de los Estados Unidos.Su contenido se resume en la ima-gen de un guante de boxeo con loscolores de la bandera estadouniden-se, la cual está acompañada de la si-guiente leyenda: “Lo que el mundonecesita –la globalización–sólo funcionará si los Esta-dos Unidos actúan con lafuerza todopoderosa de suposición como Superpoten-cia”. La razón por la que lospuñetazos anunciados seríannecesarios se explica en es-tos términos: “La manoinvisible del mercado nun-ca funcionará sin el puñoinvisible. Mac Donald nopuede prosperar sin MacDonnell Douglas “que cons-truyó el F 15”. El puño ocul-to que garantiza un mundoseguro para la tecnología dela Silicon Valley se llama elejército, la aviación, la ma-rina de los Estados Unidos”.El autor de este texto no esotro que Thomas Friedman,consejero de MadeleineAlbright.

La clase dirigente norte-americana sabe entoncesperfectamente que la econo-mía es política y que son lascorrelaciones de fuerza (in-cluso las militares) las quegobiernan el mercado. Elprincipal instrumento de la hegemo-nía de los Estados Unidos es military está hecho de medios de destruc-ción masiva a distancia; el medio alservicio de su estrategia es la OTANque hoy habla en nombre de la co-munidad internacional expresandocon ello su desprecio por el principio

democrático que rige a esa comuni-dad por medio de la ONU. La OTANque viola el derecho internacionalprohibiendo toda intervención mi-litar sin el acuerdo previo de la ONU;la OTAN que se otorga el derechode felicitar al Tribunal Internacionalde La Haya por su docilidad, siendoéste el encargado de la represión de

los crímenes de guerra y de los crí-menes de lesa humanidad. Todas es-tas prácticas, por el descrédito, leprestan el peor de los servicios a lacausa de la democracia, a los dere-chos de los pueblos y al derecho in-ternacional; asunto que todos lospueblos del mundo conocen.

La nueva ofensiva neoliberalmundializada que sirve los interesesparticulares de las grandes compañíasse envuelve, como en las ofensivasimperialistas precedentes, en el ropa-je de un discurso aparentemente ge-neroso (basado hoy en la democraciatanto como ayer lo estuvo en la mi-sión civilizadora de Occidente), pero

que esconde sus reales ob-jetivos: la explotación delos pueblos. Esta ofensi-va ataca frontalmente alderecho internacional,substituyéndole un su-puesto derecho de inje-rencia muy práctico paraencubrir sus agresiones.Defender el derecho in-ternacional e impedir quela ONU corra la mismasuerte que la Sociedad delas Naciones constituyenhoy una tarea prioritariapara todas las fuerzas pro-gresistas del mundo.

Nada sólido podrárealizarse sin la democra-tización en la marcha ne-cesaria hacia un nuevoorden planetario. Demo-cratización por los mediospropios de un Estado dederecho y por el estable-cimiento de relaciones de-mocráticas en todos losaspectos de la vida social(de la igualdad de géneroal respeto del derecho delos pueblos) pero, más

aún, por medio de políticas socialesque garanticen la inserción de todosen la vida económica y una igualdadreal creciente en el acceso a los me-dios materiales que la modernidad per-mite. Evidentemente, el mundo noestá comprometido en esta vía, a pe-sar de los discursos ideológicos domi-

Ingeniera, Cartagena, Colombia. Cortesía Ecopetrol

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nantes y de la matraca mediática quelos hace repercutir a través delmundo.

No hace mucho, los EstadosUnidos legitimaban todas las dicta-duras bajo la condición de querespetasen los intereses norteameri-canos, de hecho, que respetasen lastransnacionales norteamericanas.Hoy la democracia y el derecho delos pueblos que ellos mismos invo-can se utilizan como medios políti-cos coyunturales paramanejar la crisis, comple-mentados por los medioseconómicos de la gestiónneoliberal. He aquí lademocracia instrumen-talizada cínicamente y so-metida a las prioridades dela estrategia que la tríadaintenta imponer. De ahí eluso sistemático de la regla“dos pesos - dos medidas”.Imposible intervenir a fa-vor de la democracia enAfganistán, menos aún enlos países petroleros delGolfo, tampoco de cuestio-nar a Savimbi en Angola,ni de indagar seriamentepor la responsabilidad delas distintas diplomacias enel genocidio de Rwanda. Elderecho de los pueblos es sagrado enalgunos casos: Kosovo hoy (mañanaquizás el Tíbet); pero no tiene nin-guna importancia en otros, por ejem-plo en Palestina, en el Kurdistánturco.

Alentados por su éxito en la gue-rra del Golfo (y el mantenimientode la agresión contra Irak), los Esta-dos Unidos se han incluso inmiscui-do recientemente en los asuntoseuropeos, aprovechando las crisisyugoslavas, sometiendo a la Unión

Europea a su ambición global y con-duciendo al mundo a las peores ca-tástrofes. La guerra de Kósovoconstituye al respecto un giro polí-tico peligroso, cargado de amenazaspara la democracia y los derechos delos pueblos.

La crisis exacerba desde ya lascontradicciones en el seno de losbloques de las clases dominantes.Nada garantiza a priori que esas con-tradicciones serán resueltas por vías

democráticas. De manera general,las clases dominantes se atarean enevitar que los pueblos intervenganen los debates, bien sea mediante lamanipulación de las opiniones, biensea a través del uso de la violencia.Estos conflictos, hasta ahora suavi-zados, estarán llamados a adquiriruna amplitud internacional másmarcada si deben articularse conaquellos que oponen la tríada antesmencionada a Rusia, China, Indiay en general a los continentes delTercer Mundo.

Simultáneamente, el período ac-tual está marcado por el aumento delas luchas sociales que comprometena las clases populares víctimas del sis-tema: campesinos sin tierra en Bra-sil, asalariados y desempleadossolidarios en varios países de Europa,sindicatos que reúnen a los asalaria-dos en Corea del Sur y en Africa delSur... La lista de esas luchas crececada día. La pregunta central es la desaber si esas luchas lograrán evitar sermanipuladas por los poderes domi-

nantes y si lograrán con-quistar su autonomía paraconstreñir a esos poderes aajustarse a sus exigenciasde progreso. Falta tambiénsaber si en la fase actual delcaos, la violencia del pro-yecto imperialista conti-nuará aplastando a las trescuartas partes de la huma-nidad o si las reacciones delas víctimas de la polariza-ción capitalista, pueblos delas periferias y clases popu-lares de las sociedadescentrales, lograrán poner-lo en jaque.

No es posible revisaraquí las numerosas posi-ciones de reforma econó-mica y política del sistema

mundial planteadas a lo largo de es-tos últimos años. Las más radicalessugieren, para relanzar el desarrollo,un retorno al keynesianismo, peroextendido a nivel mundial, por me-dio de una redistribución del ingresoen provecho de los pueblos periféricosy de los trabajadores de todas las re-giones del mundo. Esto implicaríauna importante reforma de las insti-tuciones internacionales, fundamen-talmente la transformación del FMIen un banco central mundial, o lacreación de una organización inter-

Colombia, 1960. Foto E. Pérez Arbeláez

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nacional del comercio capaz de ga-rantizar la multilateralidad y de orien-tar los flujos de mercancías y decapitales hacia una lógica de la de-manda. En la idea de sus promoto-res, estas reformas no conducirían, sinembargo, ni a la constitución de unainstitución política mundial con po-der real, ni al cuestio-namiento del principiodel libre intercambio.Retoman los proyectos deun banco central mundialconcebido por Keynes en1945 o del Nuevo OrdenEconómico Internacionalpropuesto por el grupo delos 77 en 1975, proyectosque, tanto el uno como elotro, abortaron porque su-ponían el problema re-suelto así como que loscentros aceptarían el de-sarrollo acelerado y autó-nomo de las periferias, locual era totalmente utópi-co por entrar en conflictocon los intereses del capi-tal dominante y la po-larización capitalistamundial.

Por halagüeñas queparezcan estas nuevaspropuestas de reforma alsistema mundial, no sonrealistas por el hecho deque descuidan las estrate-gias necesarias para alcan-zar esta mutación yporque hacen caso omisode la contradicción que existe, deuna parte, entre una mundializaciónde la economía fundada sobre la in-tegración del mercado limitada a dosde sus dimensiones (flujos de mer-cancías y flujos de capitales) y, deotra parte, la persistencia del Esta-do nacional como estructura de or-

ganización política y social. Asimis-mo podríamos expresar algunas re-servas respecto de la tasa Tobinpropuesta por algunos: querer con-trolar la especulación es querer cu-rar el síntoma sin atacar las causasde la enfermedad, las cuales tienensu origen en los desequilibrios socia-

les y políticos actuales a favor delcapital.

En estas condiciones, ¿cuál seríauna alternativa posible al desafío dela mundialización neoliberal? No setrata de formular recetas. La soluciónno puede ser sino el resultado de

transformaciones en las relaciones delas fuerzas sociales y políticas, ellasmismas producidas por luchas cuyoresultado no puede saberse de ante-mano. Lo que es seguro es que exis-ten diferentes opciones posibles puessiempre hay una alternativa. Es ne-cesario reflexionar para formular un

contra proyecto capaz de li-gar, en todas las regiones delmundo, las fuerzas socialessuficientemente poderosaspara imponer su lógica. Esteproyecto podría ser el de laconstrucción de un mundomultipolar y democráticoen el que la interde-pendencia organizadapermitiese mejorar las con-diciones de su participaciónen la producción y en el ac-ceso a mejores condicionesde vida.

Un mundo multipolar ydemocrático implica la for-mación, más allá de losEstados nación, de organi-zaciones regionales con con-tenido a la vez económico ypolítico. Esta regionaliza-ción parece ser el únicomedio razonable y eficaz:1. para luchar contra losefectos de polarización de losgrandes monopolios de latríada (en materia de tecno-logía, de finanzas, de accesoa los recursos naturales, decomunicación y massme-diación y de armas de des-

trucción masiva) que tomados enconjunto condicionan el marco en elque se expresa la ley del valor mundia-lizado; 2. para reforzar las posicionessociales de las clases y de los paísesdesfavorecidos del sistema mundial;3. para emprender negociaciones co-lectivas a nivel inter regional.

“Hacia el trabajo”, Colombia, 1976. Foto O. Jordán

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Ello requiere una nueva concep-tualización de la regionalización, di-ferente de aquella neo imperialistaoperante actualmente en el sistemamundial capitalista y que no ve enella más que una simple correa detransmisión de la mundializaciónpolarizante, atando espaciosgeoestratégicos periféricos a los cen-tros dominantes, a la manera de laALENA, de los acuerdos de Lomé ode la franja Yen. Esta nuevaregionalización no concierne única-mente al Tercer Mundo (AméricaLatina, Africa subsahariana, mun-do árabe, Asia con sus dos paísescontinentes que son India y China),sino también los europeos (EuropaOriental, la ex URSS y la UniónEuropea) aún si la Unión Europeaparece haber despegado mal al op-tar por una concepción estrictamen-te economicista de su integración ypor la mundialización neoliberal traslas huellas de Washington, que alapoyar al máximo el desmorona-miento de las fuerzas antisistémicasy la disgregación de las formas esta-tales de organización social, se opo-ne a un mundo multipolar ydemocrático.

Es a part ir de una nuevaregionalización que se hace posibleproponer los ejes de una reflexióncon miras a negociaciones que per-mitan organizar una interdepen-dencia controlada, puesta alservicio de los pueblos. Esta re-flexión permitiría discutir las si-guientes cuestiones:

1. La renegociación de las partesdel mercado y de las reglas de accesoal mercado, proyecto que obligaría amodificar las reglas de la OMC, laque escondiéndose detrás de la “com-petencia leal” defiende los privilegiosde los oligopolios mundiales.

2. La renegociación del sistemadel mercado de capitales con el finde poner término a la dominación delas operaciones de especulación fi-nanciera y de orientar las inversio-nes hacia actividades productivas,tanto en el Norte como en el Sur, locual conduciría a cuestionar el papely la existencia del Banco Mundial.

3. La renegociación de los siste-mas monetarios en la perspectiva de

instaurar acuerdos y sistemas regio-nales que aseguren una estabilidad re-lativa de los cambios. Ellocuestionaría el papel del Fondo Mo-netario Internacional, el patrón dó-lar y el principio de cambios libres yfluctuantes.

4. La puesta en marcha de un sis-tema fiscal de envergadura mundial,por ejemplo la tasación de rentas aso-ciadas a la explotación de los recur-sos naturales y de su distribuciónmundial.

5. La desmilitarización del plane-ta, comenzando por la reducción delos medios de destrucción masiva máspoderosos.

6. La democratización de laONU, permitiendo complementarlapor la constitución de un “parlamen-to mundial” capaz de conciliar las exi-gencias del universalismo y de losderechos del individuo, los derechosde los pueblos, los derechos políticosy sociales y la diversidad de heren-cias históricas y culturales.

Este proyecto no tendrá posibili-dades de avanzar progresivamente sinque fuerzas sociales cristalicen prime-ro a escala de los estados-nación,únicos con capacidad para agenciarlas reformas necesarias, y sin una so-ciedad civil fortalecida, acompañadade una fuerte politización con orga-nizaciones de clase vivas y activas.Esta etapa es previa e inevitable: sinella la reorganización planetaria semantendrá fatídicamente en la uto-pía. Pero consideradas conjuntamen-te, estas propuestas pueden constituirun programa de construcción de eco-nomías favorables a las poblaciones,concebidas como una nueva etapa enla transición del capitalismo mundialhacia el socialismo mundial.