EL SUSURRO DE LA HIERBA

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  • 8/14/2019 EL SUSURRO DE LA HIERBA

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    SUSURROS EN LA HIERBA

    P.J.Ruiz2008

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    TE HE VISTO VEINTITRS MILLONESDE VECES Y TODAVA ME FALTA UNA.

    - Lo hueles?- No. No huelo nada.- Pues est aqu. No en todos lados, pero est! - Julito mir al frente, al lugar donde

    Luca tena la vista clavada y forz su nariz a distinguir cada esencia en el aire.- Pues sigo sin olerlo.- Dudas?- No. De ti no.

    La colina se elevaba suavemente con sus cenizas movindose al soplo del viento, que anaullaba tras la furiosa tormenta de calor. Ascenda y rodeaba toda la casa, de un modo tan irreal quenadie lo hubiese asegurado antes de las llamas. De hecho, pareca ms bien que Villa Rosita estabaenclavada en el centro de un crter, y aquello llam muchsimo la atencin de Julito desde el principio

    por lo insospechado de semejante apreciacin cuando todo estaba rodeado de denso bosque. Desde elfondo, lugar donde se hallaba cimentada, era imposible ver ms all de los bordes del crculo, por loque el horizonte era tan corto como la esperanza. Muy apropiado, sin duda, en un mundo tanempequeecido de repente.

    - Vamos adentro, Luca. Es peligroso estar aqu.- Si. Esta noche se seguir acercando. Cada vez tiene menos miedo, lo noto.- Puedes orlo?- No, pero siento su ira, su sed Es enorme, Julito, y nada la puede detener. l mir

    alrededor viendo la extensin de la nada dramtica, y not la punzada de tristeza queintentaba acallar para conservar la cordura. Todo estaba desvanecido ante el espectculodel acto final Esperar cuanto sea necesario.

    - An no se ha saciado lo suficiente?- Eso no se sacia con nada. Palabras como aguijonazos en la mente de aquel hombre

    sencillo reconvertido en guerrero defensor.- Ven, vamos dentro. Tami est sola, y seguro que tiene miedo. Ya has visto sus ojos cada

    vez que salimos.

    - Todos tenemos miedo, pero ste es diferente de otra clase. Sabes por qu, Julito? Esporque por vez primera estamos verdaderamente solos. Muy, muy solos. Por eso noshallamos tan indefensos ante este miedo.

    Tras un ltimo vistazo, ambas formas se dieron la vuelta carentes de sombra y caminaron haciala casa, al calor de aquella puerta abierta que realmente no les guareca de nada, pero que invitaba a untenue confort. Carmen segua en la cama, muy hinchada del vientre, casi deformada por su extraomal. Pareca empapada en sudor, y slo los cuidados de Tami la mantenan fresca y limpia. El agua noera mucha, porque el pozo interior, en el centro del patio al que se acceda por la puerta trasera, sehallaba casi seco, pero la chica se vala para reutilizarla usando calderos viejos, con lo que gastabamuy poca para ese fin. Siempre fue una joven muy ingeniosa, aunque los acontecimientos la tenan

    algo desbordada. Mir con evidente consuelo la entrada de Luca, y sta reconfort su inquietud conuna mirada cariosa.

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    - Est fuera? pregunt con una voz quebrada que intua la respuesta.- Siempre est, Tami. No descansa ni dejar que nosotros lo hagamos. Hizo un

    parntesis y decidi decrselo una vez ms. Todas seran pocas cuando llegase elmomento - Tarde o temprano Carmen o yo cerraremos los ojos a la vez, es inevitable y

    entonces entrar por esa puerta, as que no preguntes ms, porque ya lo sabes todo.- No me asustes, mujer. Estoy bastante mal.- Tienes que estar preparada. Por eso te lo digo. Sabes muy bien lo que tienes que hacer

    cuando eso ocurra, no?- Si, lo s. Pero crees que podr? mir al extremo de la almohada, donde Luca haba

    dejado escondido el afilado pual de caza. Era pavorosa la idea de tener que atajarlo.- Debes hacerlo. No dejes que te coja viva. acarici su pelo. Estaba sucio, pero segua

    siendo bonito y dorado. Despus mir a la mujer en la cama Ni a ella tampoco.

    Julito se asegur de que la puerta quedaba bien atrancada, desoyendo las palabras de Luca,que desde el primer momento haba insistido en lo innecesario de ese tipo de medidas contra algo que

    no se detiene ante barrera alguna. Siempre le haca caso, pero esta vez le daba igual, porque para lsupona un alivio inconsciente, un efecto placebo del que extraa parte del valor que por los ojos se lederramaba cuando miraban lo que quedaba de cuanto haba conocido. Exista mucho miedo en suinterior, incapaz, en el fondo, de entender que todo al final valiese tan poco como una puta brizna dehierba, la misma hierba que aquella mujer melanclica de falda larga azul y camisa gris ola con ese

    poder trgico que siempre la haba acompaado. Entre vistazo y vistazo a travs del cristal observabacomo las dos mujeres dialogaban al pie de la enferma, y se preguntaba dnde estaba el autntico lmitede la cordura.

    - Ha vuelto a delirar?- S, hace un rato. No parece descansar.- Otra vez esas visiones? esos gnomos?- S. No se de dnde las ha sacado ni lo que significan, pero la agobian muchsimo.- Ha dicho algo nuevo? Algo que te llame la atencin?- Nada nuevo, Luca. Siempre esos enanos que la rodean en sueos y la tocan. Le hacen

    algo que la pone frentica, y todo deja de tener sentido. Es aterrador. Y esa torre blancaque no sabemos lo que es! Dime, crees que se trata del recuerdo de algo, como lossueos normales?

    - S, eso me temo. Conozco muy bien eso pero por favor, no preguntes ahora. Notengo nimos para contestar cosas difciles.

    - No lo har. Sabes? Vosotras dos me dais miedo a veces.

    - Tranquila. El miedo es nuestro, Tami, el miedo es nuestro y lo tenemos siempre.Frecuentemente es muy bueno no saber tanto. Voy a prepararte un caf, anda, a ver sime sale bueno y de camino me espabilo un poquito.

    Tami, demasiado joven para morir, se incorporaba con frecuencia haciendo crujir la silla alliberarla del liviano peso, y se sentaba en la cama justo al lado de Carmen, la mujer a la que tantodeba y a la que cuidara con mimo hasta el ltimo momento si era necesario. La miraba postrada,

    bella a pesar de su estado, y no comprenda cmo alguien tan valioso poda estar en es situacin por unaccidente estpido justo cuando ms se la necesitaba. Adems, esos ojos cerrados condenaban a Lucaa mantenerse despierta a base de caf, pastillas o cualquier cosa que tuviese a mano, pues su cabezadasignificara el desplome de las barreras que mantenan la desolacin perpetua por detrs de la colina.

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    Alguien se pregunta si hubo un inicio? Pues la respuesta es que s, desde luego que lohubo.

    ****************************************************************

    - Ha cado un ngel, base. Repito, ha cado un ngel! Cambio.- Base a Vigilante Entiendo que tiene un libro azul en curso? Cambio.- Afirmativo, base. Confirmo libro azul. Confirmo libro azul. Ahora tengo una estela

    frente a m, y brilla como si estuviese llena de diamantes. Es precioso. Como esepolvo de estrellas que usan las bailarinas, pero mucho ms denso. No creo haber vistonada ms hermoso jams, ni por supuesto se lo que es. Cambio.

    - Entendido, Vigilante. Tenemos vdeo y telemetra. Podra tratarse de una estela decombustible? Me confirma visualmente impacto del misil? Cambio.

    - Confirmado impacto, base. Hubo una explosin y al intruso se precipit como si sehubiera roto la cuerda que lo mantena pegado al cielo. Cay haciendo zig-zags ydejando esa estela. En cuanto a sta y lo del combustible, negativo. Perdona la

    familiaridad, pero eso es otra cosa, to. Cambio.- Entendido, entendido. Transfiera posicin exacta del ngel cado y controle la zona.

    Cambio.- Roger. Paso por encima y transmito. Atentos a la marca. Cambio.

    El sargento Ramrez, concentrado en la conversacin entre la torre de control y su pjaro, seacerc a la pantalla que manejaba el soldado Daz con la mirada muy tensa. Saba cual era el

    procedimiento, y no iba a dejar de aplicarlo con prontitud, como corresponda a una situacin quepoda ser excepcional. No se trataba de un avin intruso cargado de drogas lo que haban abatido estavez, de eso no tena duda, entre otras cosas porque conoca muy bien las dotes de apreciacin delcapitn Robles, el piloto del F-16 encargado de la vigilancia del espacio areo en aquella tardecaprichosa de cielo revuelto. Minutos antes, al describir el objeto, haba dicho que se trataba de algo

    perfectamente esfrico, una perla (esa haba sido su expresin) sin aristas ni ventanas. Pareca dencar, aunque eso era imposible, y brillaba intensamente sin emitir luz alguna, cambiando de color confrecuencia desde el dorado al rojo anaranjado intenso, pero siempre sin deslumbrar. Hizo variasevoluciones aerodinmicamente improbables alrededor del caza, sin responder a advertencia alguna nia las reiteradas solicitudes de identificacin que le fueron radiadas mientras volaban a mach 2 sobre lasierra de Cdiz. Entonces aquello se salt todas las contramedidas y comenz de algn modo ainterferir los ordenadores de a bordo, y a su travs inici una descarga masiva de datos de lascomputadoras centrales de base de control que fue registrada al instante como una fuga debida a unvirus avanzado. Fue como una cascada de dgitos. De algn modo chupaba informacin crtica como

    una sanguijuela, infiltrndose en el sistema y saltndose todos los cortafuegos sin resistencia. Por ello,repentinamente, Robles recibi permiso para abrir fuego a lo que se consider una amenaza potencial.Ramrez no saba en aquel momento si haban acertado en la decisin, pero ahora ya era intil pensareso, porque el objeto haba sido alcanzado y derribado. La fuga de datos ces con la misma

    brusquedad con que haba comenzado.

    - Base, pasa algo muy curioso, cambio.- Roger, Vigilante. Qu ocurre? Cambio.- Al sobrevolar la zona de impacto he pasado muy cerca de esa estela divina. Tanto que

    mi ala izquierda la ha cortado casi sin que me diese cuenta, y de repente se ha puesto abrillar con el mismo fulgor que antes os describa. No s como, pero he sentido una

    especie de textura, una resistencia. Como si estuviese cortando algo denso. Cambio.

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    - Entiendo que la estela ha vuelto a brillar a su paso? Es eso lo que quiere decir?Cambio.

    - Negativo, negativo. Lo que digo es que mi ala izquierda se ha impregnado e irradia luzdel mismo tipo que lo hace esa estela. Cambio.

    - Puede tratarse de una especie de fuego de San Telmo? Tiene daos? Cambio.

    - Negativo. Eso no es fuego de San Telmo, base. Es algo muy bonito, como si como sihubiese tocado la mismsima cabellera de Dios, no se cmo describirlo. Ademsconfirmo que estoy dejando un rastro similar tras de m. No tengo daos, y los sensoresestn en perfecto estado, sin variacin alguna, cambio.

    - Bien, Vigilante, inicie retorno a base con la mayor celeridad y transmita cualquiervariacin. Un equipo de descontaminacin le recibir a pie de pista. En este momentodamos salida a Vigilante-2 para ocupar su posicin. Buen trabajo. Cambio.

    - Roger, base. Cambio y cierro.

    Mucho despus supo que atacar a aquel ngel haba sido un error dramtico.

    - Atentos todos, habla el sargento de guardia al mando. Son las 16,35 y esto no es unsimulacro, repito, no es un simulacro. Pasamos a cdigo rojo, todos sabis lo quesignifica. Cerramos puertas y comunicaciones. Quiero el registro de cuantos han pasado

    por la sala de control y aledaos desde que el incidente se inici y que se presenten antem de inmediato. Cuando ese avin aterrice quiero junto a l a personal de absolutaconfianza y debidamente autentificado. Fin de comunicacin. Pens unos instantes silo que acababa de hacer era lo correcto, y tuvo la certeza de que s. Se trataba de algomuy gordo esta vez, algo de lo que haba odo hablar en pequeos corros, pero sobre loque siempre haba especulado pensando que se trataba de algn tipo de alucinacincausada por la fatiga en los pilotos. Ahora, despus de observar el pulso del radar y lasimgenes captadas por el caza, todo tomaba otro cariz muy diferente, y estaba a puntode entrar en el selecto grupo de personas que podan autentificar un contacto OVNI condatos precisos de primera mano. La de vueltas que da la vida cuando se empea enironizar - Cabo, llame inmediatamente al coronel. Desde este momento estamos enalerta mxima. Averigen hasta donde ha llegado ese virus y qu datos ha robado.Mxima prioridad.

    - A sus rdenes, mi sargento.

    A 190 kilmetros de all, justo bajo las evoluciones de un rapidsimo y agresivo interceptor delejrcito del aire espaol, el pozo humeante repleto de chisporroteos que se elevaban y fundan con lacolumna de humo luminoso contena los restos metlicos exticos de algo que minutos antes haba

    estado cortando el vaco universal como una navaja celestial, cambiando mil veces de rumbo hastacaer aleatoriamente bajo en el influjo gravitatorio de nuestro planeta. Nada haba podido detenerlohasta llegar aqu, salvo el inesperado impacto de un tosco misil Sidewinder disparado por el capitnRobles con extrema pericia, al recibir el permiso de abrir fuego contra el que haba sido consideradoun intruso en el aire de un pas soberano. La elevada tecnologa de la nave abatida haba olvidadohaca mucho lo que era defenderse de cuerpos de propulsin qumica como aquel, e irnicamenteDavid, una vez ms, haba ganado la batalla contra Goliat. Fue toda una sorpresa para el cerebro delngel desplomado, que no pudo hacer nada por impedir su cada.

    - Mi sargento, ya tenemos una estimacin del dao recibido en la red informtica. Haban pasado casi dos horas desde el incidente.

    - Hable pues. El soldado se puso la hoja por delante y comenz a leer resumiendo.Estaba muy impresionado.

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    - Es mucho ms grave de lo que pensbamos. No slo hay bancos de datos violadosdesde aqu hasta el mando central, sino que va mucho ms all. La fuga ha seguidoramificndose saliendo de la red de defensa, no sabemos de qu manera, a travs de losnodos de Madrid y Valencia, para enlazar con ordenadores de grandes corporaciones

    privadas de todo tipo. No ha sido selectivo, mi sargento, sino que ha ido directamente al

    bulto ms grande. Los analistas han llegado a la conclusin de que ese virus ha tejidouna red de araa aleatoria y copiado todo cuanto estaba almacenado en cualquier centrode proceso de datos del - pausa tensa. Levant la mirada del papel y mir a susuperior con sorpresa.

    - Siga, por Dios! No tenemos tiempo!- Del mundo, seor. Esa cosa se ha hecho con toda nuestra informacin de defensa,

    cientfica, mdica, matemtica Todo el planeta ha sido su objetivo. Y lo ha hecho enunos segundos! La OTAN, los chinos, rusos, americanos y hasta los filipinos handetectado la intrusin y no han podido hacer nada por evitar la fuga. Hay llamadas enMadrid muy calientes ahora mismo, porque el embudo se ha estrechado justo aqu. Loschicos no comprenden cmo varios billones de teras de informacin han podido fluir

    por la red en tan poco tiempo, mi sargento. Es algo fuera de lo comn.- Joder!

    Dos horas ms tarde un cordn militar rodeaba el permetro de la zona de impacto, y cientficoscon instrumental cargaban en camiones los restos de cuanto encontraban con la esperanza de avanzarmil aos en investigacin. No haba nada parecido a un cuerpo biolgico, ni trazas de haberlo habido,y el bueno del sargento Ramrez, ya relevado por mandos ms autorizados que l mismo, puso todo sudeseo en que aquel torrente de informacin no hubiese sido transmitido a ninguna parte, y quedesapareciese con los restos del incidente.

    Ese fue el comienzo.

    Y los temores de Ramrez resultaron muy fundados. Tras la agresin, justo antes de caer ydesintegrarse, la nave sonda, encargada por su raza de catalogar nuevos planetas y recursos, lanz poruna hper-frecuencia indetectable por el ser humano un mensaje de auxilio que taladr el universo atravs del sub-espacio para alejarse un milln de aos luz, y que contena tres informaciones bsicas.La primera la ubicacin estelar y caractersticas del planeta hallado, la segunda la consideracin dehostilidad total de su especie dominante, y la tercera la cadena comprimida de datos extrados deanticuados ordenadores binarios, con los que alguien podra juzgar, en algn sitio, el inters en aquel

    planeta azulado para futuras expansiones.

    Treinta y nueve meses despus un precioso cometa apareci en el cielo, mientras Ramrezsegua dando vueltas al motivo por el que el capitn Robles haba llamado a aquello Estela Divina.

    ******************************************************************

    Quedaban pocas velas, pero la lea segua siendo abundante para la cada de temperaturaque preceda a lo que quedaba de la vieja noche, que desde haca das haba perdido todo su encanto ymisticismo, incluso a pesar de las hermosas puestas de sol rojizas propiciadas por la abundancia de

    partculas en el aire tras los incendios. Arriba en el cielo el mensajero del miedo comenzaba a alejarsey a recuperar su cola, prometiendo de momento no barrer ms con ella el planeta, mientras en lasuperficie solo quedaba la consecuencia rojinegra, babosa y cenicienta de sus excesos. Haba sido un

    idilio de funesto resultado.

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    Nadie pens que aquello, que comenz como una lluvia de estrellas fugaces, se convirtiesehoras despus en un aluvin de fuego y materias malolientes, pero lo cierto es que las llamas

    provocadas por la cada global de micro fragmentos de roca en ignicin se apoderaron de bosques yciudades, reduciendo casi todo a partculas, y dando pocas posibilidades a unos supervivientescondenados al naufragio ms horrible sin que el mundo fuese advertido. Cuando la comunidad

    cientfica fue consciente del peligro, las comunicaciones ya haban cado a nivel planetario, y lo demsfue como un castillo de naipes que se desploma. Un inesperado cataclismo a nivel de civilizacin,predicho por pocos e ignorado por muchos.

    Villa Rosita, una pequea hacienda de corte andaluz, pareca una isla de vida asustada enmedio del gran ocano ya depredado. Constitua el ltimo Edn, y todo lo dems la superficie de unvasto infierno terrenal. Al mirar por la ventana, Julito siempre se haca la misma pregunta: dndeestn los troncos, los restos de los rboles que rodeaban la casa?. Deban estar en algn lado, perodnde? Cmo se haban esfumado? Era algo que picaba muchsimo su curiosidad, porque por msvueltas que le daba no consegua una respuesta satisfactoria.

    - Luca!- Dime, Julito.- Qu, es, por Dios? Qu es eso que nos persigue? Ella atiz el fuego antes de

    contestar, y se maravill de las chispitas que suban. Siempre le haban gustado.- No lo s, pero una cosa s que puedo asegurar. Lo que hay ah fuera es algo solitario.- Y por qu, entonces, parece estar en todas partes?- Eso lo desconozco, Julito. Slo te digo lo que s Lo llena todo, s, pero es una nica

    cosa. Y sabes? No s cmo ni por qu, no soy cientfico, pero de algn modo eso havenido con el cometa, entre las lluvias quizs. No tengo ni idea de qu hace aqu, ni qumotivo lo mueve. Quizs ha viajado por el espacio miles o millones de aos en buscade un lugar donde vivir, no lo s. Lo que es evidente es que tiene una ira desmedida. Secomporta con saa, como si pretendiera el exterminio de todo. No lo entiendo, pero elespacio es un lugar tan tenebroso Tan oscuro Siempre hemos querido conquistarlosin conseguirlo, y al final parece que es l quien nos caza.

    - El cometa deca Tami mientras pasaba un pao fresco por el rostro de Carmen paraenjugar su sudor se vea tan bonito, tan brillante Cuando apareci en el cielo todosen mi pueblo lo miraban con fantasa. Familias enteras salan al campo de noche paraverlo con sus telescopios entre risas y alegras Quin lo iba a decir!

    - Alguien deba haberlo hecho, Tami. Supongo que tal vez los que saban algo se locallaron, pero lo que s es verdad es que siempre esos astros han sido tenidos pormensajeros de catstrofe. A la vista est el por qu. A m siempre, desde el primer da,

    me transmiti malas sensaciones, aunque decir eso ahora suene a recurso fcil. Vers, am no me gustan los fenmenos del cielo, porque siempre son destructivos y nuncacambian la naturaleza de un modo saludable, sino usando la violencia y la prisa. No lohabis notado? Slo la suerte nos evita desaparecer en segundos cuando algo ocurre,

    pero esta vez- Joder! exclam el hombre mirando a travs de la ventana.- Qu pasa?- Alguien baja la colina, Luca! mir con profunda atencin - Es un soldado, y parece

    herido!

    Desde la puerta, Julito encaon por prudencia al hombre, teniendo cuidado de no poner sus

    dedos en el gatillo, mientras Luca se situaba por detrs, expectante. El chico iba descubierto, singorra. No llevaba armas, y se agarraba uno de los brazos. Su uniforme era de un verde oscuro cuajado

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    de pequeas manchas de camuflaje, y estaba muy sucio, emborronado de ceniza, barro y mugre rojocado de arriba.

    - Quines sois?- Dijo el soldado alzando las manos con la mirada sorprendida viendo aJulito apuntndole con aquella escopeta de caza. Estaba totalmente detenido a no ms

    de cinco metros.- Somos supervivientes, chico. Slo eso.- Supervivientes? Ya crea que no quedaban supervivientes.- Bueno, quedamos nosotros, no?- Gracias a Dios - apenas murmur- De dnde vienes? Qu sucede ah fuera?- Yo No lo s. Estaba con mis compaeros all, lejos, patrullando tras los restos de una

    casa, hubo un ruido y no recuerdo nada ms!- Pero habrs visto algo, no?- Slo me he visto a m mismo corriendo entre la ceniza como un conejo. Tena mucho

    miedo, tanto que tropezaba, caa y me levantaba sin sentir las heridas. De vez en

    cuando oa algo muy alto sobre m, como un batir de alas, pero no s lo que era. Porfavor, djame entrar. Necesito refugio, y no estoy bien. Julito mir atrs, y Luca lehizo un gesto afirmativo. No vea nada anmalo en l.

    - Bien. Pasa y descansa, chico. Esa herida del brazo.- No es nada. Slo necesito limpiarla un poco y estar bien.- De acuerdo. Tami te preparar agua y alguna cosa ms. Es la chica que est junto a la

    cama.- Toms.- Qu?- Toms Salas. Es mi nombre. Gracias por alojarme.- No pasa nada, Toms. Intenta dormir. Te vamos a necesitar.- Har cuanto pueda, seor.- Julito. As me llaman. Y una ltima cosa.- Dgame.- Puedo fiarme de ti, verdad? sacudi el arma mientras lo deca, en un gesto claro que

    necesitaba de poco entendimiento.- Seor, estse tranquilo. Soy un buen hombre.- Raras veces he encontrado a alguien que diga eso y lo sea Sentenci Luca con un

    toque de humor, apartndose para que pasara al interior.

    El soldado tom el agua y las esponjas que Tami le tendi con agrado, se desabroch la

    camisa rota, y se cur ante la atenta mirada de Luca, que an se sacuda abundante ceniza del pelo,recogida de la ltima tormenta ventosa. Julito sigui escrutando por la ventana, a la espera de ver algo,un detalle, un signo importante que les diese una oportunidad, pero eso no ocurra.

    Mientras la chica arropaba y cambiaba de posicin a Carmen y le humedeca los labios concario, Luca se acerc al soldado, que coma un trozo de pan bastante duro con una lata de conservaque contena algo multicolor de aspecto gelatinoso. Se sent en la silla ms prxima, y le habl.

    - Toms, qu edad tienes?- Diecinueve, seora.- Vaya! Qu jovencito! Y de dnde eres?

    - Soy de Arrabal, un pueblo cercano.

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    - Lo conozco. En verano, de pequea, mis padres iban all al baile y me llevaban. Creoque era en agosto?

    - Vaya! Qu pequeo es el mundo! Si, si En agosto. Por todo lo que est pasandocreo que este ao no habr baile, seora.

    - No, no lo habr. Agosto est muy lejos para todos nosotros esta vez.

    - As es.- Seguro que te he visto de pequeo jugando en las atracciones. Qu vueltas da la vida!- S, es probable, s.- Dime, qu hacais los soldados ah fuera? Cules eran vuestras rdenes?- Pues pertenezco al tercero de infantera motorizada.- se seal sin orgullo alguno el

    escudo sobre el pecho - Tenamos que buscar supervivientes all donde los incendioshubiesen pasado. Ese era el objetivo.

    - Y?- No encontramos a nadie, seora. Ocurrieron cosas, lo se y sin embargo no recuerdo casi

    nada. Cuando me vi slo y encontr la luz a travs de esa ventana fue como si hallase elltimo sitio habitado en todo el lugar. Ha sido horrible. Lo que no se han llevado las

    llamas lo ha asolado la radiacin.- Cadveres?- Qu?- Que si hallasteis muchos cadveres en los pueblos. Con lo que ha pasado deban estar

    llenos de ellos, no?- Ah, no no, seora. Eso ha sido lo ms extrao. Pasamos por el centro de Onrubia, nos

    detuvimos para concentrar a la poblacin y evacuarla, pero no haba nadie Ni all nien las casas de campo, ni en las urbanizaciones Nadie por ningn lado. Al principioel teniente pens que todo el mundo se haba ido, que se haban largado con prisas, perover nadie cogi sus coches, ni enseres estaba todo como deba estar pero singente! Despus sucedi lo mismo en otros pueblos No s si me entiende.

    - Te entiendo, Toms. Julito pens que haba ocurrido con los cadveres lo mismo quecon los troncos. Sencillamente ya no estaban - Por cierto, me llamo Luca.

    - Encantado, seora.- Tienes alguna idea de lo que est pasando tras esa puerta?- Bueno, de lo del cometa y el paso a travs de su cola s, claro que s Nos vendieron

    tanto que se iban a producir preciosas lluvias de estrellas que quin pudo mantenerse almargen! De lo dems, eso que ha venido despus, no slo s que me da muchomiedo que cuando corra tir hasta mis armas, porque senta que algo me mirabauna sensacin en la nuca... Pensaba que estaba a punto de morir y saba que no lodetendran las balas. No s cmo, pero de pronto estuve seguro, y me deshice del peso.

    En mi vida lo he pasado peor He llegado a pensar que eso de ah arriba es el ojo deDios que nos juzga, y que ha liberado a su arcngel para acabar con nosotros. A fin decuentas, no es esto lo ms parecido al Da del Juicio que se puede imaginar?

    - Desde luego que lo parece. Nunca lo haba pensado, pero s, tiene su miga la cosa. Oye,antes dijiste a Julito que creas haber odo un batir de alas sobre ti.

    - Si, es cierto.- Hblame de eso.- Era era como si algo muy grande me sobrevolase. Siempre me dieron miedo las

    guilas, porque de pequeo me atac una que tena atrapada un to mo, y esas alas meprovocaron terror. Luca mir a Julito. Siempre era lo mismo, pensaron ambos -Adems, tena mucha fuerza.

    - Fuerza?

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    - Si, quiero decir que era una sensacin muy clara creo que eso, sea lo que sea, memiraba. Calculaba cmo abatirme. Ser algn tipo de ave? Me dan pnico.

    - No lo creo. Es probable que se trate de algo inducido, aunque es difcil saberlo. Decualquier forma ahora ya te encuentras a salvo, y para que ests bien entre nosotros hede contarte algunas cosas.

    - Dgame, seora.- Esta es una casa muy poco normal. No me refiero al edificio, sino a los que estamosdentro. Vers. Esa que est en la cama se llama Carmen, y es un autntico nexo. Julitose dio la vuelta y mir a la mujer que hablaba con empaque. Se cruzaron los ojos, y sedijeron en silencio que efectivamente lo mejor era que aquel hombre herido supiese laverdad y participase con los dems en todo. Era curiosa la comunin que habanlogrado, tanto que l pensaba que realmente ella tena algn tipo de dote teleptica quese haba liberado con el stress de la situacin.

    - Un nexo?- Vidente. Lo entiendes mejor as?- S, creo que s dijo sorprendido el soldado.

    - Y yo tambin lo soy.- Lucano estoy seguro de lo que me quiere usted decir- Eso de ah fuera slo se mantiene a raya por nosotras. Mientras una de las dos

    permanezca despierta todos estaremos a salvo.- Por Dios! No creo en brujeras, seora! el chico respondi con una falta de tacto que

    cogi por sorpresa a la mujer, pero sta tard un segundo en reaccionar y acercar sumirada para clavarle dos ojos que eran brasas encendidas.

    - Pues aqu tendrs que creer en algo parecido a eso que dices. Todos los que estamoscreemos, y si no te parece eso bien puedes marcharte. No puedo darte msexplicaciones de momento, pero ya irs viendo por ti mismo. La decisin es tuya, perosi te quedas debers participar con los dems en todo. De acuerdo, Toms? El tonode Luca era exigente, y el soldado reflexion unos segundos hasta darse cuenta de quesu postura era dbil en exceso. - De acuerdo Toms?

    - Me queda eleccin?- S no estaba dispuesta a parecer flexible con algo que implicaba la seguridad del

    grupo - Toda la puta ceniza del pramo es tu alternativa. T dirs. El hombre tragsaliva mientras era taladrado por varios pares de ojos que lo analizabaninquisitorialmente.

    - De acuerdo, de acuerdo Har lo que hayan decidido. No tienen que preocuparse porm.

    - Muy bien. Tras unos segundos tensos los nimos se relajaron algo.

    - Pero ella. Carmen est.- S, en un estado parecido al coma. Est mal, y eso me obliga a m a permanecerdespierta. Lo que quiero decirte es que llevo muchas horas as, y que en cualquiermomento puedo cerrar los ojos. Debes estar muy atento a eso, porque si ocurre debesdespertarme como sea con toda la rapidez que puedas. Hay varios cubos con algo deagua por la estancia, como habrs notado.

    - Si, desde luego.- salos. Despertar en seguida, y el equilibrio se restablecer. Todos debis ayudarme

    en eso, por raro que parezca.- Seora, lo que me dice es- Una locura. Lo s, pero ms vale que me tomes en serio, porque en ello va tu vida, y

    tambin la de los dems. El hombre mir aquellos ojos marrones cansados y sinti un

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    escalofro. Desde la inmensa profundidad de un interior oscuro percibi que nadieestaba mintiendo en aquella estancia.

    - Muy bien, estar atento. Pero ahora dgame Qu es eso de ah fuera?- An no lo s, Toms, an no lo s. Pero estoy de acuerdo contigo.- En qu?

    - En que da mucho miedo.

    Carmen comenz a delirar de nuevo y la conversacin se interrumpi. Tami se acerc a su boca para or lo que de ella surga, mientras Luca se sentaba en la mojada colcha y cogacariosamente las manos de ambas. Hablaba de nuevo sobre gnomos que la atrapaban, inmersa en suextrao mundo de oscuridad asensuada.

    Nadie hizo el menor comentario.

    Aquella noche, a las 2,55, se oyeron unos fuertes truenos que no lo eran. El soldado sesobresalt y aguz su odo entrenado. Identific rpidamente el origen de aquel estrpito en la

    distancia y dijo a los dems:

    - Son caones!- Ests seguro? dijo Julito mientras Luca, con los ojos muy enrojecidos, pesarosos

    por la falta de sueo, se incorporaba. Tami estaba dormida junto a Carmen, querespiraba con fuerza.

    - S, desde luego. Son caones disparando en batera. Deberamos salir a ver, porquepuede significar ayuda inminente.

    - Bien, hagmoslo, pero no te separes ms de cinco metros de m. No se por qu pero esees el radio en que puedo garantizar tu seguridad ah fuera, entendido? dijo Lucaresuelta dirigindose ya a la puerta que Julito haba abierto de par en par.

    - Si, seora.

    Ambos hombres y la mujer salieron a la oscuridad, ella en el centro. Sobre la colina seadivinaban resplandores que despus se convertan en truenos, lo cual afirmaba la suposicin delsoldado. Efectivamente eran caones, y eso slo poda significar que alguien se estaba enfrentando aalguien o a algo. Subieron pesadamente pero con prontitud a la cresta, justo en direccin a losrelmpagos. Cuando llegaron arriba el llano qued a la vista con cada resplandor, y tuvieronconciencia de la gran distancia que los separaba de aquella batalla.

    - Al menos quince kilmetros dijo Toms. Mientras, Julito haba credo ver una

    serpiente entre la ceniza, pero al acercarse Luca la visin desapareci, como siempre.Desde pequeo tena una fobia enorme a los reptiles, y eso de ah fuera lo utilizaba paraamedrentarlo astutamente, como haba hecho con el soldado usando la sensacin de ungran ave. Conoca los puntos dbiles de las mentes, y los minaba de un modo sibilinoinvadiendo alguna zona oscura. El miedo es el mayor arma.

    - Estn lejos.- Demasiado.- Pero eso. Es otra cosa. Luca estaba hablando muy bajito. Era lo normal cuando

    estaba percibiendo algo - Lo que nos acecha est aqu, con nosotros. No est a quincekilmetros, de acuerdo?

    - Podra estar all, seora! A lo mejor es nuestra oportunidad de escapar!

    - No, Toms. Yo puedo olerlo, sabes? se es mi don. Est aqu, muy cerca. Ahoramismo nos mira, calcula. Debemos irnos adentro ya!

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    - Pero seora! agarr el brazo de Luca y la situacin se volvi tensa de nuevomientras ella miraba aquella mano que le haca presa.

    - Chico! cort Julito, liberndola e interponindose Eres libre para hacer lo quegustes. Si no crees lo que te dice puedes correr en la direccin que desees, pero yo quet me encomendara a todos los putos santos, porque no durars ni un minuto. Nosotros

    nos vamos a la casa ahora mismo, y cuando llegue atrancar esa puerta con todo lo quetenga. Si para entonces ests dentro perfecto. No hay ms que hablar.

    No acabaron de volverse para descender entre la ceniza cuando los caonazos cesaronsbitamente. El silencio solo era cortado por el susurro del viento que segua moviendo los grumosnegros de sitio en sitio, certificando la desnudez de una tierra mustia. Luca se volvi, y tuvo laconviccin de que para aquellos hombres que alimentaban las bateras todo haba terminado. Leinvadi una tristeza que le hizo escurrir una lgrima, y baj corriendo antes de que Julito cerrase la

    puerta de Villa Rosita. Segua siendo el mejor lugar al que podan ir.

    Durante el resto de la noche Toms no durmi, y estuvo constantemente pendiente de Luca,

    quizs en un intento inconsciente de recabar el perdn del nico grupo de personas al que podaaferrarse. Le daba conversacin, y de ese modo supo que era costurera. Viva en la casa que ahora lesdaba cobijo desde que se cas con un hombre al que haca aos que no vea, y del que no quiso decirni el nombre. Sus rarezas no eran del agrado de nadie, y eso le haba pasado mucha factura en la vida.

    No haban tenido hijos, y la amistad de varias personas del pueblo, entre las que estaba Julito, al queconoca desde la ms temprana infancia, era suficiente para complacerla y aliviar su soledad.

    - Seora no dejo de pensar, y ver. Antes me dijo usted que, al igual que Carmen, esun nexo. Qu significa exactamente?

    - Un nexo. Si, el trmino es raro, desde luego. Lo acu un amigo que gustaba deinvestigar sobre temas ocultos, sencillamente porque todos los trminos que se usaban

    para definirnos le parecan excesivamente irreverentes para algo que l sabatrascendente. Un loco que al final acert. Slo Dios sabe dnde estar ahora!

    - Ya, pero qu es?- Un nexo es una persona que est en contacto con algo, amigo mo. Con algo del otro

    lado.- Existe otro lado que no sea ste?- S, desde luego. No es tal como dicen las religiones, desde luego, pero existe. Se trata

    de una zona intermedia entre realidades dispares, un sitio raro del que personas comonosotras extraemos informacin, a veces, la mayora, sin pretenderlo.

    - Y con qu est usted en contacto?

    - No lo s, pero huelo cosas.- Las huele?- Sihuelo hierba mezclada con savia. conoces ese olor?- S, claro. Puedo imaginarlo.- Cuando lo huelo. Cuando lo huelo algo malo se acerca. Y desde que esto empez no

    dejo de aspirarlo con una intensidad que flucta. Para m ese olor est ntimamenteasociado a la muerte. He tenido ocasin de comprobarlo muchas veces en mi vida.

    - Debe ser horrible.- S, lo es. Pero mirade algn modo nos mantiene con vida, porque eso no quiere

    acercarse a personas como Carmen o yo. Est claro que ejerce algn tipo de enlacemental con sus vctimas, pero creo que esos centros en nosotras est desconectado o

    algo as, y le repelen.- Y ella? dijo el soldado sealando a Carmen en la cama. - Qu don tiene ella?

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    - Ella es diferente. Es un nexo tambin, pero percibe de otro modo mucho ms poderoso.Por ella sabemos algo ms de lo que ocurre, pero desde que se cay

    - Me cago en la!!!

    Sin terminar el exabrupto Julito comenz a desatrancar con estrpito la puerta. Haba visto algo

    por la ventana, y ambos contertulios se levantaron al unsono para acercarse. Deba ser importante.Salieron los tres, y lo que encontraron ante s fue lo que menos esperaban.

    Cubriendo la loma circular, en todas direcciones, haba montones de figuras apenas adivinadasen la oscuridad, pero indudablemente humanas, vestidas de pies a cabeza con algo parecido a tnicasoscuras, quizs negras, pero era difcil precisarlo en la noche. Estaban quietas, estticas, y resultabanaterradoras. Ninguna se haba adelantado a las dems, y formaban un crculo perfecto alrededor de lagran oquedad en el centro de la cual estaba Villa Rosita. Era verdad que no quedaba ni un tronco en elsuelo, ni un resto de los centenares de rboles que estuvieron all das atrs. Muy por encima,

    presidiendo el cuadro, brillaba el cometa, observndolo todo.

    Comenzaba a llover de nuevo. El soldado se mir instintivamente las manos observando lasdiminutas gotas, intentando distinguir si de nuevo era una de esas lluvias rojas o negras que tanto

    pnico haban repartido por las emisoras en los das previos al incendio por todo el mundo, antes deque las comunicaciones saltaran por los aires debido al fortsimo pulso electro magntico. Felizmentecomprob que sta vez se trataba de agua pura, sin restos minerales o bituminosos, y se sonri.

    - Qu son, Luca? pregunt Julito sin quitar ojo de la siluetas. La mujer estaba en semitrance una vez ms, percibiendo realidades ocultas a la velocidad del ter y entablandouna dura lucha con los sobresentidos que en aquel momento la manejaban muyexcitada.

    - Almas Son almas! Dios mo, el olor ahora es. Hay muchsima hierba!- Almas? Pero qu quieren?- Huyen, Julito. Huyen de eso, y la casa es el nico lugar donde pueden guarecerse. Ni

    muertos estn a salvo de tanta ira! Es horrible! Una gran tragedia!- Bajarn aqu?- No. No lo harn si no se les invita a hacerlo.- Pero qu clase de locura es sta? salt Toms de repente - De qu estis hablando?

    No pueden ser almas, ni necesitan invitacin ni nada de nada Esto no es ningunapelcula de miedo, joder! Desde que he llegado slo me habis llenado la cabeza defantasas que no nos sirven para nada.

    - Toms le dijo Luca desde muy lejos en el trance Contente y mira a tu alrededor. No

    entiendes lo que pasa, pero t slo contente. Lo que est ocurriendo no cabe en lalgica, pero yo s lo que veo. Tranquilzate.- Ya. Claro, seora. Y qu vamos a hacer? Invitarlos a cenar?- Tienen miedo, Toms Como t. Slo que ellos ya lo han perdido todo, y an as algo

    los sigue amenazando. No podemos mirar hacia otro lado ante lo que tenemos a la vista,ante esta gran tristeza.

    - Es una locura! No pueden ser almas! Os lo demostrar y todo esto habr terminado.- No! Pralo, Julito!

    El hombre no pudo contenerlo, y el soldado escal la ladera, fuera de la proteccin de Luca.En un minuto estaba a punto de llegar a donde estaban alineadas las figuras, que cada vez eran ms

    numerosas, casi millares, como si estuviesen atradas por un reclamo. A medida que se acercaba a ellasralentizaba su marcha, quizs viendo algo inesperado, y de repente se detuvo en seco, mir hacia

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    - No! Confiad en m. Siempre lo habis hecho y eso os ha salvado la vida, No?Hacedlo una vez ms. Me lo debis! Todos me lo debis! Os dije que las llamas

    pasaran sin hacer dao a este lugar y no me equivoqu, no? el hombre mir al suelo,pero Luca le sostuvo la mirada, consciente de que nunca menta y que raras veces seequivocaba. Cuando estaba en ese pensamiento Carmen cogi su mano con suavidad y

    la coloc despacio en el vientre abultado, intentando que sintiese todo cuanto queratransmitirle. La expresin de Luca cambi poco a poco a algo parecido a sorpresa.- Dios mo!- Me lo debes, Luca! Abre mi vientre! Tengo la esperanza Pero antes hazlos entrar...

    Por favor Tienen que verlo para sentirse grandes y escapar a eso que los devora.

    La mujer se levant mientras el hombre, aturdido, abra una vez ms. Desde la puerta hizo unademn sencillo, casi familiar, y las formas encapuchadas comenzaron a descender la ladera. Eranmillones ya, una cantidad inconfesable que se iba fundiendo a medida que entraban en la estancia.Estaban por todos lados, pero resultaban etreos, tanto que no ocupaban espacio, sino algo situado msall. Una muchedumbre sin rostro, sin cuerpo, sin tacto pero con un olor a hierba y savia que de

    repente era dulce y prometedor en los interiores de Luca, a cuyo travs pasaban para adentrarse enVilla Rosita, que se llenaba de gozo y una misteriosa luz que irradiaba desde la modesta cama alfondo.

    Despus, ante tres mil millones de aquellas miradas que haban conocido el miedo ms all dela muerte, Luca abri el vientre de su amiga Carmen mientras una cadena de gritos espantosos sonabamuy lejos en el pramo. Venan de todas partes, y mostraban la infinita frustracin que lo que haestado a punto de pervivir para siempre y ha sido derrotado por personas annimas, pequeas einsignificantes. Muy arriba el cometa se alejaba an ms.

    El nio era de piel muy blanca, casi luminosa, y naci con una sonrisa que contagi a todos.No acababa de llorar cuando las grandes puertas del cielo se abrieron y todas las almas del llano sediluyeron en la casa, llenndola de transicin con agradable aroma a flores silvestres en los sentidos deLuca, que cosa a Carmen con esmero regada en sangre maravillosa.

    - Se llamar No.- S. Es un nombre precioso, Carmen. Un nombre precioso.

    El cometa se apag, deshacindose como si nunca hubiese existido.

    El enviado ces su destruccin.

    Un brote verde, el primero, surgi junto a Villa Rosita. Se convertira con el tiempo en unenorme y robusto rbol.

    Haba retornado la esperanza.