El taller de la llama - procuraduria.gov.co taller de la...Imprenta Nacional de Colombia Impreso en Colombia Bogotá, diciembre de 2008 IsBN 978-958-734-014-3 Edgardo José Maya Villazón

El taller de la llamaPoesía, pedagogía y derechos humanos

gustavo adolfo garcés

El taller de la llama© Procuraduría General de la Nación, 2008© Gustavo Adolfo Garcés Escobar, 2008© Instituto de Estudios del Ministerio Público – IEMP, 2008

Carrera 5 15 - 80 piso 16Bogotá, D. C., Colombia PBX: (1) 587 8750 ext. 11621http://iemp.procuraduria.gov.co

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Coordinación editorialHernán Hel Huertas Olaya Diseñador gráfico IEMP

Diseño editorialMónica Cabiativa DazaDiseñadora gráfica IEMP

Impresión y encuadernaciónImprenta Nacional de Colombia

Impreso en ColombiaBogotá, diciembre de 2008

IsBN 978-958-734-014-3

Edgardo José Maya VillazónProcurador General de la Nación

Carlos Arturo Gómez PavajeauViceprocurador General de la Nación

Patricia Linares PrietoProcuradora Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos

Gustavo Adolfo GarcésCoordinador pedagógicoAbogado asesor de la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos

Elsa Barón de RayoDirectora Instituto de Estudios del Ministerio Público

A Patricia Linares Prieto y demás compañeros de la Procuraduría Delegada para la Prevención

en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos

Contenido

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

Ejercicio 1 . El poder integrador del haikú . . . . . 17

Ejercicio 2 . La riqueza de la poesía indígena y negra y los derechos de los grupos étnicos . . . 25

Ejercicio 3 . Poesía, violencia y desplazamiento forzado . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Ejercicio 4 . La llama de una vela: metáfora de esperanza social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

Comentarios del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

Presentación

El derecho a la educación nos concierne a todos: a los establecimientos educativos públicos y privados, pero también a la familia, los medios de comunicación, los políticos, los artistas, las instituciones… Tal responsabilidad compartida lleva implícita la urgente necesidad de desarrollar nuevas prácticas pedagógicas que hagan viable la Carta y su proyecto de democratización . En ese pro-pósito, la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos ha adelantado, durante los últimos siete años, una cuidadosa y consistente exploración sobre la materia . Este texto da cuenta de dicho esfuerzo y describe el diseño y desarrollo de una serie de ejercicios que desde la modernidad peda-gógica de la nueva filosofía del derecho enfrentan viejas costumbres autoritarias y excluyentes . Las herramientas literarias de los expe-rimentos educativos (cuyo espíritu humanista y de participación es evidente) amplían el ámbito espiritual, la comprensión de nuestra crisis sociopolítica . Celebro entonces este esfuerzo comunicativo que estimula la nueva cultura pedagógica, la nueva sensibilidad a que estamos llamados como personas y servidores públicos .

edgardo josé maya villazónProcurador General de la Nación

Prefacio

Debemos, dice Richard Rorty, “pensar el conjunto de la cultura, de las ciencias exactas a la poesía, como una actividad única, continua y sin fisuras”. Instrumento para esa reflexión, agre-ga, es el impulso poético, en tanto contribuye a ampliar la capaci-dad de imaginación moral .

No debiera sorprendernos una tesis que pugna por explicar la cultura desde una perspectiva holística . No hay ruedas sueltas en el engranaje humano . Otra cosa es que no queramos ver, que nos neguemos a asumir esta realidad abrasadora . La llama nos encandila y desconcierta, pero hace posible el acto de crear . Sin ella, seríamos seres oscuros, sin nombre y sin palabra .

Este libro es una conversación a cien voces, nacidas, moldeadas, moduladas al calor de la llama . Cien voces y una sola, y ninguna, el anonimato colectivo, un sueño común puesto a volar sin ambiciones . O sí: la ambición de entendernos y entender el do-lor acumulado durante tantos años, y avizorar, en la incertidumbre, una solución .

El hombre lo es en relación con otros; solo es un ani-mal mudo y ciego . Ve porque lo ven; en los ojos que lo miran des-cubre su imagen, distinta, por supuesto, a la del espejo . Y en las palabras que oye se adivina, pues somos hijos de las mismas voces .

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Descubrirlas, decidir cuáles servirán para enmendar el camino es tarea de todos . La vida es interlocución . No hay una sola voz, ni una idea única . Debemos entendernos en la palabra .

Se trata de lograr una conversación fundada en el pen-samiento crítico, de abandonarnos a nosotros, para encontrarnos en los otros . Así podremos desatar el nudo . Hallaremos entonces una forma de debilitar la violencia y convertirla en fuerza creadora .

Las voces anónimas de los talleristas nos proponen, a partir y a través de la reflexión poética, otras formas de abordar el análisis de los derechos humanos y su pedagogía . Ese ejercicio colectivo encuentra al final, que es un comienzo, y a la luz de una llama, una voz de esperanza, colectiva, claro, pero personal, pues nace de cada uno de los participantes .

En la que podría llamarse Pedagogía de la Paz ha-cen falta nuevas miradas y aproximaciones . No podemos seguir en-tendiéndola como una vía única, pedregosa, ni como un asunto de otros . La Pedagogía, cualquier pedagogía, se asume hoy como un saber interdisciplinario, construido desde realidades colectivas e individuales cambiantes . No se trata de explicar al hombre desde la asepsia sino de aceptarlo con sus realidades múltiples, su carga de afectos, creencias, experiencias, esperanzas y fracasos .

Una reflexión de tal naturaleza debe ir más allá del Derecho, si tiene vocación de persuadir; para ser más claros: no es posible sólo desde la juridicidad encontrar soluciones; el análisis debe hacerse también desde la Ética .

En esa tarea la literatura es herramienta dúctil y, como sostiene Rorty, contribuye a la obtención del progreso moral,

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pues su razón es fundamentalmente estética y revela el sufrimiento del otro . En suma, es una razón compasiva .

La lectura de los diversos textos literarios permite a los talleristas adivinar el sufrimiento, sentirse espectadores y víc-timas. La reflexión no tiene como fuente la cátedra magistral sino el examen sereno y personal, que se socializa y se torna anónimo y, por tanto, de todos .

Ésa es una forma de educación literaria y sentimental que, al decir de Rorty, “busca formar individuos capaces de indignar-se ante el horror”. Se indigna, por supuesto, quien piensa más allá de sí mismo y ve al otro, el alma del otro, y por esa vía su propia alma .

No es éste un pensamiento nuevo . Octavio Paz le dedicó extensas líneas . Para él, hay una conexión íntima y causal, necesaria, entre las nociones de alma, persona, derechos humanos y amor . Hacer caso omiso de ella es anunciar el fracaso de nuestra civilización que, sostiene el mexicano, exige para su entendimiento no sólo el estudio de las instituciones políticas y religiosas, de las formas económicas y sociales sino también, imprescindiblemente, de nuestros sentimientos y, particularmente, del amor, eje de nues-tra vida afectiva, imaginaria o real .

No se trata de acudir a ideas abstractas y abstrusas del alma sino, lo enfatiza Paz, de asumir el concepto como una realidad concreta: el alma como razón e intelecto, pero también como sensi-bilidad, en tanto cuerpo que se vuelve afecto, sentimiento, pasión .

Nos recuerda Paz algo que nunca deberíamos olvi-dar: el carácter revolucionario del amor . Ese olvido es hoy frecuente y propicia todas las formas de violencia . Remata Paz con dos fra-


ses lapidarias: “El crimen de los revolucionarios modernos ha sido cercenar del espíritu revolucionario el elemento afectivo . Y la gran miseria moral y espiritual de las democracias liberales es su insen-sibilidad afectiva”.

Los talleres buscan despertar esa sensibilidad dormi-da . La lectura de los textos literarios es al mismo tiempo un acto público y de absoluta intimidad; ello posibilita una particular mira-da crítica, sustentada no en las directrices de un profesor, ya se dijo, sino en las reflexiones que el poema provoca.

La socialización de las diversas miradas crea lo que Kaufmann ha llamado experiencias puentes, pues los saberes de cada uno, sus diversas posturas éticas y políticas contribuyen al na-cimiento de un pensamiento nuevo, distinto a los individuales y de ninguna manera la suma de todos .

La sola sensibilidad afectiva no explica la pedagogía de la paz; tampoco, el simple rigor conceptual . Ambos son necesarios . Como dice Paz, “El diálogo entre la ciencia, la filosofía y la poesía po-dría ser el preludio de la reconstitución de la unidad de la cultura”.

Y ello a partir del deseo y la imaginación . La existen-cia como obra de arte de que habla Deleuze debería ser propósito de todos, pues en esa idea subyace la de que la ética y la estética deben, al mismo tiempo, regir los actos humanos .

Al darnos una ética, nos damos también un cuerpo y un lenguaje, que abre caminos y permite el cuestionamiento, la confrontación de ideas, la toma democrática de posturas, con res-peto del otro .

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Como anota Deleuze, el pensamiento es un ejercicio extremo y raro . Debemos entonces hacerlo cotidiano, para permitir otros escenarios de reflexión.

Es significativo que una institución estatal, la Procu-raduría General de la Nación, a través de la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Ét-nicos, le haya apostado a una forma distinta, arriesgada si se quiere, de abordar la pedagogía de la paz .

La Procuraduría confía en el surgimiento de una nue-va institucionalidad, en la que, por fin, el ser humano sea su centro, como está consignado en la Constitución . Se trata, entonces, de po-ner en marcha una nueva enseñanza del Derecho y de los derechos; y también de los deberes .

Ello es posible, lo entiende la Procuraduría, si el De-recho se asume desde una tradición humanística, y se integran el conocimiento, la ética y la estética .

gustavo adolfo garcésBogotá, marzo de 2008.

Introducción

Muchas preguntas y retos deben sortear quienes asu-men en Colombia la enseñanza de los derechos humanos . ¿Cómo, frente a una realidad tan trágica, lograr mínimos de eficacia median-te el ejercicio de los mandatos constitucionales y los instrumentos internacionales? ¿Cómo ser pedagógicamente democráticos si se ha padecido una tradición educativa autoritaria y excluyente?

Algunas de las herencias más duras de nuestra histo-ria violenta las padece el sistema educativo . Hay consenso en que el método magistral, si bien útil en ocasiones, no es suficiente para remover dinámicas de apatía, derrota y desesperanza . ¿Con qué recursos pedagógicos, entonces, conseguir una participación en-tusiasta en el estudio de las normas y, de manera específica, de la Carta de derechos y deberes? ¿Cómo asumir aquella vieja y olvidada tesis de que el esfuerzo y la perseverancia necesarios para el conoci-miento no excluyen el placer?

No somos un país de libros –son increíblemente ba-jos sus índices de compra y de lectura–; al parecer, el rigor cuartela-rio de nuestras escuelas explica que no hayamos asumido el cono-cimiento, la relación con el estudio, como una aventura gozosa que estimule actitudes críticas y creativas. Y ésta es una gran dificultad cuando se trabaja por la realización de derechos, entre ellos el dere-cho a la pedagogía de la Constitución .


El área de capacitación ha tenido, y en relación con otras, especial importancia en el trabajo de la Procuraduría Delega-da para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos . La labor preventiva en temas de instancias internaciona-les, desaparición y desplazamiento forzados, protección a víctimas, cárceles y derechos de las minorías, entre otros, ha contado siempre con un componente educativo . En tal contexto se han diseñado, con ánimo exploratorio, diversos ejercicios, con el fin de crear ex-periencias puente entre el contenido de las normas jurídicas y otros campos del conocimiento, particularmente la literatura . Las ideas de algunos pensadores, entre ellos el poeta mexicano Octavio Paz y el filósofo norteamericano Richard Rorty, nos han acompañado en tal propósito . Ellos coinciden, desde sus ámbitos personalísimos, en la urgente necesidad de que las sociedades asuman las múlti-ples posibilidades de relación entre las expresiones artísticas y los derechos humanos . Octavio Paz plantea, por ejemplo, una relación íntima y causal entre las nociones de persona, libertad, amor y poe-sía . Por su parte, Richard Rorty sostiene que asistir a la exploración en el lenguaje de la literatura nos hace más propensos a asumir los mandatos de los derechos humanos, dice que el universo de la gran literatura debe nutrir la educación sentimental que hoy requieren las sociedades .

Esas y otras ideas son apenas parte de una suerte de insumos que la Procuraduría Delegada para la Prevención en Ma-teria de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos ha explorado pe-dagógicamente durante los últimos siete años, en distintos lugares del país y con diversos destinatarios –servidores de la Procuraduría, otros funcionarios y miembros de la sociedad civil– . De las herra-mientas –básicamente literarias–, las ideas, la dinámica y los resul-tados de una serie de ejercicios daremos noticia a continuación .

ejercicio 1

El poder integrador del haikú

A comienzos del año 2002, trabajamos en el diseño de una serie de encuentros en distintas ciudades, en los cuales, a partir de una propuesta inicial, elaboramos, con participación de un alto número de servidores de la Procuraduría y de personeros, un documento sobre la función preventiva de la Procuraduría Ge-neral de la Nación en materia de derechos humanos . Antes de asu-mir los temas estrictamente jurídicos, propiciamos un espacio de sensibilización para estimular dinámicas de diálogo y confianza e ilustrar de manera práctica algunas ideas sobre la pedagogía de los derechos humanos, particularmente aquella según la cual el dere-cho debe siempre asumirse en el marco de la tradición humanística y sus componentes de conocimiento, ética y estética .

Así se desarrolla el ejercicio:

El coordinador, a manera de saludo, ofrece a los par-ticipantes una porción de fruta, servida así:

Sandía

¡Del verano, roja y fría carcajada, rebanada de sandía!

Luego, los comensales opinan sobre el pequeño pre-sente y reciben una breve información de su autor, el poeta mexica-no José Juan Tablada, quien durante las primeras décadas del siglo XX incorporó a la poesía hispanoamericana, enriqueciéndola, un


tipo de poema japonés, el haikú, texto breve de gran tradición, com-puesto por tres pequeños versos y apenas 17 sílabas: 5 en el primer verso, 7 en el segundo y 5 en el tercero . Su espíritu está muy empa-rentado con la rica diversidad del pensamiento oriental –Budismo, Zen, Taoísmo, Confucionismo– y tiene, entre otros atributos, un carácter visual y pictórico abrazado al paisaje, a la naturaleza .

Seguidamente se leyó un grupo de haikús:

¡Ah, el mendigo! El verano lo viste de tierra y cielo

enamoto kikaku

Se llevó todo el ladrón –todo menos la luna

el monje rokan

Ante este blanco crisantemo, las mismas tijeras dudan

yosa buson


La escuela de la alondra y la de la rana discuten sobre el canto

shiki

El pájaro enjaulado ¡qué ojos de envidia para la mariposa!

issa

¿Estoy viendo flores caídas que retornan a la rama? ¡Es una mariposa!

moritake

El bambú

Cohete de larga vara el bambú apenas sube se doblega en lluvia de menudas esmeraldas

josé juan tablada

Luego de conversar sobre los sentimientos suscitados, se invita a los participantes a escribir haikús . Se trata de que cada uno, de manera tranquila, lúdicamente si se quiere, sin preocupar-

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se por acatar la mencionada estructura silábica, asuma el reto de re-tratar o caracterizar con unas pocas palabras el objeto o asunto que desee . Sorprende el entusiasmo y el interés con que ellos, mediante el ingenio, el recuerdo y la reflexión asumen el juego de ser poetas. Llama también la atención la manera como afloran el entorno, la vida en sociedad, el paisaje, los conflictos, la dicha, la tiniebla…

Se transcriben a continuación algunos de los textos que anónimamente –suponemos que por una absurda timidez– han sido regalados al coordinador en distintos talleres:

Muchacha

Se toca las yemas de los dedos.¿Qué cosa cuenta?

Conjetura

Exista o no creamos o no Dios se parece a uno.

Calvario

Al lado del camino un montoncito de piedras.


Diario

La sangre de las noticias es fría.

Misa

Hasta la tropa es humilde cuando canta el capellán.

Diluvio

El barrio inundado. La lluvia cae serena.

Mandamiento

No leas No escribas Mira la mariquita.

El ejercicio –con una duración aproximada de una hora y treinta minutos– culmina con una reflexión colectiva en torno a asuntos de derechos humanos que pueden derivarse de los textos escritos y leídos, y que nos imponen deberes, en tanto per-


sonas y servidores públicos . Se ha logrado en este espacio de sen-sibilización una interesante atmósfera participativa, que permite adentrarse en los siguientes temas jurídicos de la agenda .

Examinemos algunos de los apuntes extractados del diálogo:

El ejercicio atrapa con su carácter existencial, es una mezcla de alma y saber.

La escritura y lectura de los haikús me hizo pensar de nuevo en la vida como algo sagrado.

Durante una hora, hemos pensado en nuestro país y en nuestros comportamientos sin miedo, con alegría, gozosamente, con deseos de transformación.

Los haikús nos dicen que la vida es una obra de arte.

Algunos sentimientos atentan contra los derechos humanos y están en nosotros mismos; el juego del haikú ayuda a descubrirlos.

Las normas de derechos humanos no pueden pensarse sin ahondar en la condición humana.


Los poemas sugieren, entre otras cosas, que los derechos humanos son un proyecto de nuevo ser.

El ejercicio asume los derechos humanos desde una perspectiva cultural.

Con los haikús, la vida cotidiana fue lo central al abordar los derechos humanos.

En los haikús vimos la realidad y nos relacionamos con ella de manera distinta.

No sé socialmente qué tan eficaz sea, pero escribir un haikú es un acto espiritual de resistencia.

Ejercicio 2

La riqueza de la poesía indígena y negra y los derechos de los grupos étnicos

En marzo de 2002, el Grupo de Asuntos Étnicos de la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Dere-chos Humanos dio inicio a un intenso proceso de capacitación en diversas regiones del país sobre la función del Ministerio Público y los derechos de los grupos étnicos . Muchas preguntas se plantea-ron entonces . Veamos algunas: ¿Cómo abordar pedagógicamente, desde una perspectiva interdisciplinaria, el reconocimiento cons-titucional y legal de nuestro carácter multiétnico y pluricultural? ¿Cómo llevar a cabo un ejercicio de sensibilización que logre una atmósfera creativa y gozosa, en pro de intereses integracionistas y multirraciales? ¿Cómo asumir de manera participativa, no magis-tral, asuntos de patrimonio cultural, memoria, mitos fundaciona-les, símbolos y creencias de las comunidades indígenas y negras? Creímos encontrar en la poesía una posible respuesta . Lo que sigue es una crónica breve de la manera como se desarrolló el encuentro inicial entre esas comunidades, servidores públicos, expositores y organizadores, en dos seminarios realizados en las ciudades de Po-payán y Valledupar, durante octubre y noviembre de 2002 .

El coordinador del ejercicio entregó a cada uno de los participantes un grupo de palabras e invitó a que con ellas, ni una más ni una menos, se construyera un texto . Tales palabras fueron:

la / nos / todavía / dio / palabrascomo / cuando / y / dio / nadieyuca / no / las / nos / existíaPadre / el / creó / las


Luego de quince o veinte minutos, se leyeron los tex-tos de todos los participantes, y se estudiaron sus coincidencias y diferencias . Después, se confrontaron con el poema huitoto del que fueron tomadas las palabras:

Cuando todavía no existía nadie, el Padre creó las palabras y nos las diocomo nos dio la yuca.

Tal juego dio pie a una reflexión sobre la riqueza de la poesía prehispánica . A propósito, se trajo a cuento el pensamiento del poeta y ensayista colombiano Jorge Zalamea, quien sostuvo que en poesía no existen pueblos subdesarrollados y que la calidad de los poemas míticos que encarnan interpretaciones cosmogónicas, cir-cunstancias históricas y clima cultural, los convierte en patrimonio de la humanidad. A continuación, y para ilustrar las afirmaciones, se leyó colectivamente el siguiente canto huitoto –los huitotos son una tribu colombiana de la región amazónica– sobre la creación:

Un fantasma nada más existía. El Padre tocó una quimera, cogió algo misterioso.Nada existía. Mediante un sueño el Padre Nainuemaretuvo la quimera y pensó para sí.Ningún palo habla para sujetarla:con un hilo soñado sujetó la quimera mediante el aliento.Buscó el fundamento de la pura quimera, pero no había nada allí.“Algo vacío estoy enlazando”. Nada existía allí.Luego el padre siguió buscando,tanteó el fundamento de esta cosa y buscó el sitio vacío y engañoso.


El Padre enlazó el vacío con el hilo soñado.Le pegó con la goma mágica arebeike.Lo sujetó con un nuevo sueño mágico iseike.Cogió el fondo iluso y lo pisó repetidas veces.Y se sentó en la tierra llana soñada y la niveló pisándola.Tenía la tierra quimérica en su posesión, luego escupió su saliva.Se sentó sobre esta tierra imaginariay le puso encima el cielo: el cielo azul y el cielo blanco.Después hizo Rafuema, “el que tiene las narraciones”en el mundo subterráneo, tras largas meditaciones, este relatopara que nosotros lo lleváramos arriba a la tierra.Luego nacieron en la tierra los grandes árboles de la selvay la palma Canaguche llevaba frutos para que nosotros tuviéramos que beber.

En el agua del Padre crecieron todos los árboles y enredaderas.

Él solo creó la chicharra,además el mono-choruco para que comiera los árboles,el mono-de-maíz que por esto abre los frutos,el tapir que come en el suelo los frutos,los jabalíes grandes, el guara, el borugo para comer la selvay todos los animales, y el tintín.Él solo creó.

Él creó el armadillo que nació con un refuerzo en el hombro,él creó al armadillo gigante y todos los animales como la nutria, que come pescado,y la nutria pequeña.


Él hizo todos los animales como el ciervo y el chontaciervo.Y el oso hormiguero grande.Y envió el oso hormiguero pequeño.

En el aire creó el águila real que se come a los chorucos,creó el sidi, el picón, el papagayo kuyodo, el ararú rojo y a todas las aves, la perdiz,los pavos eifoke y ferebeke, el bakita, el chilanga, el buitre y el águila.

Creó todas las aves: el pico, los pájaros sidyi, el hokomaike, la grulla, la golondrina, el patilico, el papagayo sarok,el comejenero, el burro, el arará verde,el kuikudyo, las palomas ikugi y fuikango, el siva y el tudyaga.

Creó el garrapatero, la mariana que ahora sabe comer peces,el pato hediondo, el pájaro vaca, el pato, el murciélago, el colibrí, el dyivuise,el siada, el hirinta y los himegisinyos.Creó la rana grande y pequeña que viven ahora en el agua.

La avispa cortó nuestras colas.Antes todos la tenían.También nosotros teníamos colas.La avispa le cortó primero la cola a la rana,después a los hombres,y cuando se hubo cansado de cortar tantas,el resto de los hombres se convirtió en monos-chorucosque antes también eran hombres.


Después se hizo una lectura colectiva al poema Mamá-negra de Jaime Jaramillo Escobar, el gran poeta nadaísta:

Mamá–negra

Cuando mamá-negra hablaba del Chocóle brillaba la cadena de oro en el pescuezo,su largo pescuezo para beber agua en las totumas,para husmear el cielo,para chuparle la leche a los cocos.Su pescuezo largo para dar gritos de colores con las guacamayas,para hablar alto entre las vecinas,para ahogar la pena,y para besar su negro, que era alto hasta el techo.Su pescuezo flexible para mover la cabeza en los bailes,para reír en las bodas.Y para lucir la sombrilla y para lucir el habla.

Mamá-negra tenía collares de gargantilla en los baúles,prendas blancas colgadas detrás del biombo de bambú,pendientes que se bamboleaban en sus orejas,y un abanico de plumas de ángel para revolver el aire.Su negro le traía mucho lujo del puerto cada que venían los barcos, y la casa estaba llena de tintineantes cortinas de conchas y de abalorios,y de caracoles para tener las puertas y para tener las ventanas.

Mamá-negra consultaba el curandero a propósito del tabardillo,

les prendía velas a los santos porque le gustaba la candela,tenía una abuela africana de la que nunca nos hablaba,y tenía una cosa envuelta en un pañuelo,un muñequito de madera con el que nunca nos dejaba jugar.

Mamá-negra se subía la falda hasta más arriba de la rodilla para pisar el agua,tenía una cola de sirena dividida en dos pies,y tenía también un secreto en el corazón,porque se ponía a bailar cuando oía el tambor del mapalé.

Mamá-negra se movía como el mar entre una botella,de ella no se puede hablar sin conservar el ritmo,y el taita le miraba los senos como si se los hubiera encontrado en la playa.Senos como dos caracoles que le rompían la blusa,como si el sol saliera de ellos,unos senos más hermosos que las olas del Mar.Mamá-negra tenía una falda estrecha para cruzar las piernas,tenía un canto triste, como alarido de la tierra,no le picaba el aguardiente en el gaznate,y, si quería, se podía beber el cielo a pico de estrella.

Mamá-negra era un trozo de cosa dura, untada de risa por fuera.Mi taita dijo que cuando murieraiba a hacer una canoa con ella.

Los anteriores textos, entre otros, dieron pie a un diá-logo sobre la diversidad cultural como fuente de goce estético: una intensidad lírica que mediante inesperados bautismos sugiere el

alma de las piedras, los ríos, las montañas, los árboles, las aves; un sistema de símbolos que, como nuestra más antigua herencia, re-presenta creencias y sucesos . “Todo ello –según opinión de uno de los participantes– sentido vital, base afectiva y emocional de nor-mas alusivas a la jurisdicción especial indígena, la etnoeducación, la consulta previa, el convenio 169 de la OIT”, asuntos que, con otros, hicieron parte de la agenda de los seminarios (ver artículo 7 Consti-tución Política, Ley 89/1890, Ley 70/1993, Decreto 804/1995) .

ejercicio 3

Poesía, violencia y desplazamiento forzado

El Grupo de Desplazamiento Forzado de la Procura-duría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Huma-nos y Asuntos Étnicos inició, en el año 2002, y con diversos propósi-tos, un arduo proceso de capacitación . Se quiso construir la política de la PGN sobre el tema, diseñar un instrumento de evaluación y seguimiento a todas las entidades de SNAIPD –Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada– y formar a los ser-vidores de la entidad en el nivel central y territorial . Algunos de los seminarios-taller con los que se materializó tal labor incluyeron un espacio de sensibilización y exploración pedagógica, que se diseñó y desarrolló como a continuación se comenta .

Un poema de Wislawa Szymborska, la poeta polaca que fuera Premio Nobel de Literatura en 1996, sirvió para elabo-rar una serie de preguntas: ¿Es posible un impulso poético como camino a la reflexión sobre el desplazamiento forzado? ¿Cómo en-contrar un puente entre distintos géneros discursivos que aludan al tema en cuestión? ¿El conjunto de las ciencias, es decir, la cultura, puede entenderse como una sola y gran actividad sin mayores fisu-ras? Veamos el referido poema:

El odio

Contemplad, qué activo sigue siendo,qué bien se conservaen nuestro siglo el odio.Con qué ligereza afronta grandes obstáculos.Qué fácil para él saltar, atrapar.


No es como otros sentimientos.Es más viejo y más joven que ellos al mismo tiempo.Él mismo crea razones,que lo despiertan a la vida.Si se queda dormido, no es nunca el suyo un sueño eterno.El insomnio no le quita fuerza, antes se la da.

Con religión o sin ella,lo importante es arrodillarse en la salida.Con patria o sin ella,lo importante es lanzarse a correr.Para empezar no está mal eso de la justicia.Después ya corre solo.¡Odio! ¡Odio!Su rostro lo desfigura una muecade éxtasis amoroso.

¡Ay estos otros sentimientos,enclenques e indolentes!¿Desde cuándo la fraternidadpuede contar con las multitudes?¿Alguna vez la compasiónha llegado primera a la meta?¿Cuántos admiradores arrastra tras de sí la incertidumbre?Arrastra sólo el odio, que sabe lo suyo.

Lúcido, inteligente, muy trabajador.¿Hace falta decir cuántas canciones ha compuesto?Cuántas páginas de la historia ha numerado.Cuántas alfombras de gente ha extendidoen cuántas plazas, en cuántos estadios.


No nos engañemos:sabe crear belleza.Son espléndidos sus resplandores en la oscuridad de la noche.Estupendas las humaredas de sus explosiones de destellos rosados.Difícil negar a unas ruinas su pathosy el vulgar humorde unas columnas vigorosamente erectas entre ellas.

Es maestro del contrasteentre el estrépito y el silencio,entre la roja sangre y la blanca nieve.Y ante todo, jamás le aburreel tema de un torturador impecablesobre su víctima mancillada.

Listo en todo momento para nuevos quehaceres.Si tiene que esperar, espera.Dicen que es ciego. ¿Ciego?Tiene el ojo certero del francotiradory él, sólo él, mira al futuro confiado.

Durante el diseño del ejercicio y, luego, durante su realización, el texto reveló un evidente parentesco con el sufrimien-to humano, con el carácter cruel y masivo del desplazamiento for-zado, y la usurpación, el despojo, las agresiones y amenazas que comporta, en tanto grave infracción al derecho internacional hu-manitario . Y motivó la lectura de algunos textos de poetas colom-bianos (traídos a cuento por Juan Manuel Roca en la conferencia La poesía colombiana frente al letargo, dictada en la Casa de Poesía Sil-va el 20 de septiembre de 2001) con el interés de sentir y saber cómo


experimentan ellos nuestra tradición de violencia . Esto, además, como pretexto para reflexionar sobre la indiferencia general de la sociedad colombiana ante la tragedia que nos agobia:

Como si todos los Rivera, Nicanor, Eustaquio, los Granadosdon Ignacio juntos se mataran sin por qué;como si todos los niños no nacidosy esparcidos en la imaginación de las muchachascomenzaran a llorar; como si los árbolesde pronto se volvieran horcas.

eduardo cote lamus

…destrozada la cabezapor una bala rémington;con la blusa de bayetay la camisa de lienzo,un escapulario santocolgado al huesoso cuellolos pantalones de mantamanchados de barro fresco,y la sangre, ya viscosapegándole los cabellos.

josé asunción silva


Llanura de Tuluá

Al borde del camino, los dos cuerposuno junto al otro,desde lejos parecen amarse.

Un hombre y una muchacha, delgadas formas cálidastendidas en la hierba devorándose.

Estrechamente enlazando sus cinturasaquellos brazos jóvenes,se piensa: soñarán entregadas sus dos bocas,sus silencios, sus manos, sus miradas.

Mas no hay beso, sino el viento,sino el aire seco del verano sin movimiento.

Uno junto del otro están caídos, muertos,al borde del camino, los dos cuerpos.

Debieron ser esbeltas sus dos sombrasde languidez adorándose en la tarde.Y debieron ser terribles sus dos rostrosfrente a las amenazas y los relámpagos.

Son cuerpos que son piedra, que son nada,son cuerpos de mentira, mutilados,de su suerte ignorantes, de su muerte,y ahora, ya de cerca contemplados,ocasión de voraces negras aves.

fernando charry lara


Cuestión de estadísticas

Fueron veintidós, dice la crónica.Diecisiete varones, tres mujeres,dos niños de miradas aleladas,sesenta y tres disparos, cuatro credos,tres maldiciones hondas, apagadas,cuarenta y cuatro pies con sus zapatos,cuarenta y cuatro manos desarmadas,un solo miedo, un odio que crepita,y un millar de silencios extendiendosus vendas sobre el alma mutilada.

piedad bonnett

Muerte dos veces

Nosotros hablamos de la muerte llamándola con el nombre de una vieja compañerade la cual no podemos librarnos.La sabemos habitando cada latido de la sangre,paralizando la alarma de nuestra mirada de conejos aterrorizados.Ella se nutre de nuestro tiempo, nos arrinconaen habitaciones cada vez más estrechasdándole un sentido a cada palabra que decimos:nos convierte en gigantes.Pero también sabemos que ayer aparecieron dos muertos en la carretera, que cuerpos parecidosengordan nuestros árbolescon su madurez irrespirable.


Su sangre negra derramada en la tierrano tiene nada de bello.Odiamos a quienes nos regalancon esta cosecha siniestra.Nosotros nombramos la muerte dos veces.

samuel jaramillo

Los que tienen por oficio lavar las calles

Los que tienen por oficio lavar las calles(madrugan, Dios les ayuda)encuentran en las piedras, un día y otro,regueros de sangre.

Y la lavan también: es su oficioAprisano sea que los primeros transeúntes la pisoteen.

josé manuel arango

También se trajo a colación el conmovedor libro de María Mercedes Carranza El canto de las moscas (Versión de los acontecimientos), editado en 2001, y significativamente dedicado a la memoria de Luis Carlos Galán . Se trata de un conjunto de veinticuatro breves poemas que aluden a igual número de ma-sacres sucedidas en Colombia . Algunos de los poemas que se le-yeron fueron:


canto 4

Dabeiba

El río es dulce aquíen Dabeibay lleva rosas rojasesparcidas en las aguas.No son rosas,es la sangreque toma otros caminos.

canto 7

Tierralta

Esto es la boca que hubo,esto los besos.Ahora sólo tierra: tierraentre la boca quieta.

canto 11

Vista hermosa

El alto talloespectral,quemada, yerta,solitariaflor del páramo.Así Vista Herrmosa.


canto 18

Paujil

Estallan las flores sobrela tierrade Paujil. En las corolasaparecen las bocasde los muertos.

canto 23

CumbalEn bluyinesy con la cara pintadallegó la muertea Cumbal.Guerra Floridaa filo de machete.

Para ilustrar la riqueza del diálogo que suscitaron es-tos textos, se transcriben de manera literal, apartes de algunas de las intervenciones:

Estos poemas me hacen pensar en un inventario de los sueños que se derrumban.

Es descomunal el desafío que pretende acercar el deber ser de nuestras normas y la tragedia de la realidad.


Creo que a casi todos, individual, familiar y socialmente, estos poemas nos tocan.

Me sorprende gratamente, tal vez por lo poco común, la relación entre el derecho y las humanidades.

Este tipo de ejercicios enfrentan nuestra insensibilidad, nos hacen mejorar moralmente.

Detenernos en la mirada de otros lenguajes frente al desplazamiento, enriquece nuestra comprensión y compromiso.

Los poemas nos conmueven, hacen que experimentemos compasión frente al sufrimiento, nos indignamos.

Pedagógicamente el ejercicio logra sensibilizarnos frente a la humillación.

La lectura de los poemas y el diálogo sobre ellos estimulan la sensibilidad.

El contenido, la belleza de los poemas crea empatía con experiencias de cada uno de nosotros; ello fortalece nuestro compromiso como servidores públicos.


Los detalles bellos y dolorosos de cada poema nos invitan a reflexionar.

El ejerció amplía nuestra visión de la realidad.

Los poemas logran que asistamos a nuestra historia de violencia desde una perspectiva amorosa.

La belleza y la tragedia de los textos sacuden nuestra indiferencia.

Las noticias frecuentes de tantas masacres nos embotan los sentidos, eso logra la barbarie. El ejercicio se resiste a ello.

Creemos que mediante una dinámica interdiscipli-naria –la relación entre el mandato normativo del Ministerio Pú-blico frente al desplazamiento forzado y un grupo de poemas– se logró una atmósfera de inquietud y transformación personal . El aludir a contextos individuales-afectivos e institucionales posibili-tó reflexionar sobre asuntos tan trascendentes como la solidaridad y la ética pública . Además, el aporte de los poetas revivió experien-cias personalísimas y permitió que pensáramos, entre otras cosas, en la realidad socio-política colombiana, en nuestra diversidad cultural y en la necesidad de perseverar en la construcción de ciu-dadanía bajo la perspectiva de un mejoramiento democrático . El proceso de aprendizaje fue significativo en tanto símbolos, valora-


ciones estéticas, vivencias propias y ajenas, sentimientos y actitu-des tejieron un entorno de goce, participación, diálogo y debate (ver Ley 387/1997, Decreto 2569/2000, Ley 1190/2008, Sentencias T-025/2004 y T-821/2007) .

ejercicio 4

La llama de una vela: metáfora de esperanza social

Comentábamos, a mediados del año 2002, durante el diseño de un taller sobre la función preventiva de la Procuraduría General de la Nación en materia de derechos humanos, que es fre-cuente encontrar en muchos servidores públicos y ciudadanos un oscuro sentimiento de desesperanza frente al porvenir y una sensa-ción de derrota ante las catástrofes individuales y colectivas .

Y al tiempo que mencionábamos la idea de la luz como resistencia, como respuesta creadora y de transformación, vino a cuento la obra del gran filósofo francés Gastón Bachelard, y particularmente uno de sus libros, La Llama de una Vela, texto que se inscribe dentro de la fenomenología de lo imaginario y que estudia, entre otros asuntos, la llama y su capacidad productora de imágenes .

Lo que sigue es un pequeño inventario de algunos de los planteamientos de la obra, que fueron abordados en el ejercicio de sensibilización que más adelante se describirá:

Contemplar una llama estimula la imaginación.

La llama es expresión de vida.


Son múltiples las imágenes y los detalles que suscita una llama.

La llama, por las imágenes que provoca, estimula el lenguaje.

La llama excita la actividad síquica.

La llama hace que veamos más allá de lo siempre visto.

Mirando una llama se nos amplía el mundo.

La llama lucha por conservar su ser.

Se amplía el destino del mundo cuando miramos una llama.

La llama arde arriba, siempre más arriba, para dar luz.

Crecen muchas de nuestras impresiones con la llama.


La llama nos conduce a un espacio de intimidad.

Una luz débil enfrenta las tinieblas.

La llama interroga suavemente, naturalmente.

Es una visión íntima el claroscuro que provoca la llama.

La llama es una presencia que perdura.

La llama es imagen del despertar del ser.

La llama enfrenta situaciones de disminución y menoscabo.

La llama otorga forma, orden, claridad.

Con la ayuda de la llama, los objetos hablan a los ojos y al espíritu.

La llama hace que todos los objetos y situaciones merezcan ser mirados.


La llama hace que todo exista y merezca existir.

Se despierta nuestra conciencia con la llama.

La llama nos conserva despiertos.

La llama aporta dulzura al alma.

Con la llama el alma sueña.

La llama estimula la fusión entre imaginación y memoria.

Las imágenes que sugiere la llama alivian el hastío de vivir.

La llama da vida a las cosas: llama humanizada.

El ejercicio de sensibilización consistió en apagar las luces, encender una vela y contemplar su llama mientras, sobre una música de fondo, se escuchaba una grabación con poemas y frag-mentos de poemas objeto de la reflexión de Gastón Bachelard. Se transcriben a continuación algunos de dichos textos:


Oh pequeña luz, oh fuente, alba tierna

jean wahl

Llama, tumulto alado,oh soplo, rojo reflejo del cieloquien descifre tu misterioconocerá el secreto de la viday la muerte…

martin kaubish

La llama es un fuego húmedo

joubert

Mi soledad está prontapara quemar a quien la queme

louis emié

Llama sola, estoy solo

tzara


Quiero abrir la ventana. Una corriente de aireamenaza con apagar la lámpara. La lámpara se pone a cantar, a gemir, a piar.

strindberg

La vela arde y su púrpura se empina

trakl

¡Un tallo de fuego! ¿Sabremos alguna vez cuánto perfuma?

edmond jabés

El árbol puede llegar a ser una llama floreciente,el hombre una llama hablante, el animal una llama errante.

novalis

Toda planta es una lámpara. El perfume es la luz.

víctor hugo

Todo perfume es una combinación de aire y luz.

balzac

Hay jardinesen los que arde un salto de agua solitarioentre las piedrasen el crepúsculo

jean caubere

Las naranjas son las lámparas del jardín

Citado por arsene soreil

Árbol fuente, árbol chorreante, arco de fuego.

octavio paz

Las dalias han guardado la brasa del sol

bourdeillette

Los lupinos azules ardencomo dulces lámparas

bernardin de saint-pierre

El fuego y la rosa sean uno

t. s. eliot


La lámpara en la pieza es una rosa blanca.

georges rodenbach

La lámparaque hace florecer nenúfares en los espejos.

georges rodenbach

¡Mira esas rosas rojas!–Arden. Se diría que tienen en su corola un carbón encendido.Arden realmente.

d’annunzio

Cuando los Menri entraron en contacto con los Malayos, encontraron una flor roja. Se reunieron en círculo alrededor de ella y extendieron sus brazos encima para calentarse.

lord frazer

Transcribamos algunas de las reflexiones que suscitó el ejercicio:

Asistimos a una polifonía: la música, la llama, los poemas y nuestras palabras.


El ejercicio estimula la imaginación. Una sociedad que no imagina no puede realizar derechos.

Tuve una experiencia vital, algo contrario a la muerte, que es el centro de las violaciones a los derechos humanos.

La llama y los poemas invitan a estar más atento a todo lo vivo.

Comprometerse con los derechos humanos implica asumir nuevos estilos de vida.

Tuvimos una experiencia artística que nos hace apreciar más la vida.

Mientras miraba la llama y escuchaba la grabación tuve un diálogo conmigo mismo; creo que estos ejercicios nos fortalecen para trabajar en la defensa de los derechos humanos.

Los poemas nos muestran el brillo de todo lo que vive, a lo que ordinariamente no prestamos mucha atención.

Si somos consecuentes con el espíritu de los derechos humanos, deben cambiar nuestras relaciones con el


paisaje, con las personas, con la forma de padecer y gozar la vida.

Fue grato este experimento porque invita a cambiar.

Mientras no nos enfrentemos en el diálogo consigo mismos, no podremos enfrentar el poder.

Estoy viviendo una experiencia insólita que me deja un sentimiento de inquietud.

Comentarios del autor

Estimo conveniente referirme a algunas inquietudes nacidas del diálogo con participantes y docentes en torno a esta exploración pedagógica .

Los ejercicios de sensibilización mencionados en el libro y otros treinta más de espíritu similar se desarrollaron en mu-chas ciudades y municipios del país durante los últimos siete años, en número aproximado de 140 talleres, veinte por año en promedio, con una duración, casi siempre, de entre hora y media y dos horas .

Los participantes fueron servidores públicos de di-versas entidades estatales y de muy distinto nivel . También veedo-res, defensores de derechos humanos, miembros de acciones co-munales y de ONG, presos, estudiantes y profesores de colegios y universidades .

Con frecuencia se me pregunta cómo evalúo esta ex-periencia, qué efectos multiplicadores advierto . De los comentarios de los participantes, muchos de ellos consignados en esta crónica, puede inferirse una respuesta positiva, pero no sobra comentar que los recursos poéticos propiciaron una atmósfera de alegre parti-cipación; y en torno a diversos asuntos de derechos humanos se narraron historias de vida y se hicieron crónicas barriales y regio-nales, todo ello con un espíritu crítico y autocrítico, mediante un diálogo horizontal que rompió prejuicios, distancias y jerarquías,


aportó reflexiones y permitió asumir compromisos individuales e institucionales .

Tal dinámica ilustró de manera muy concreta la via-bilidad de nuevas posibilidades pedagógicas en los procesos de en-señanza-aprendizaje . Es del caso mencionar que muchos talleristas son educadores, defensores y promotores de derechos humanos, por ello celebraron especialmente la pertinencia del diseño y eje-cución de los talleres .

No sobra también mencionar que, como se advierte en las opiniones de los participantes transcritas en el libro, ellos resaltan la importancia pedagógica de estas herramientas, no sólo para el sistema escolar sino también para la vida cotidiana, las rela-ciones familiares y laborales; y para algo especialmente significati-vo: el trato digno y sensible que debemos a las víctimas del conflicto en Colombia . Creo también que un aporte esencial del trabajo es el estímulo al riesgo, a la necesaria osadía de toda exploración peda-gógica: así lo expresaron algunos de los participantes cuando traje-ron a cuento las posibilidades, en el campo de los derechos huma-nos, de otras –similares y emparentadas– herramientas educativas: la tradición oral, la música, las artes escénicas, las artes plásticas… En ese sentido es claro entonces que el libro no es un recetario sino una invitación a crear a la luz de su espíritu pedagógico .

Algunos amigos docentes han encontrado cierta rela-ción entre este ejercicio y los fundamentos de la Pedagogía Crítica, y me han indagado al respecto . En términos muy generales les he contestado que si bien los vasos comunicantes entre poesía y de-rechos humanos son lo central de la exploración pedagógica, sí ad-vierto un interesante parentesco con dicha escuela, porque es claro en nuestra propuesta su tono alternativo frente a la pedagogía tra-dicional; se trata de ejercicios de sensibilización con un horizonte


abierto y plural, en los cuales se han planteado problemas reales de la situación de derechos humanos en Colombia . Sin intereses aca-demicistas, se ha optado por una dinámica educativa renovadora . Los resultados muestran cómo se estimularon las noticias y per-cepciones personales de nuestra realidad, siempre en diálogo, y por ello enriquecidas, con las de los demás . Nunca estuvimos al margen del contexto socio-político: desde la poesía –es decir, desde el co-nocimiento, la ética y la estética– leímos al país . Sin metodologías verticales logramos convivencia, inclusión, tolerancia, receptividad y apertura al otro, todo lo que la Pedagogía Crítica entiende como horizontalidad: diálogo en condiciones de igualdad . Creo sincera-mente que este trabajo no le hubiera disgustado al maestro Freire .

Epílogo

Este libro es apenas una invitación para encontrar alternativas de análisis y de cambio, una propuesta para que los defensores y promotores de los derechos humanos utilicen otras herramientas pedagógicas .

Los ejercicios son sólo unos pocos de los muchos lle-vados a cabo con un carácter experimental; con ellos se buscó, me-diante un método casi socrático, que las respuestas de los talleristas fuesen fruto de sus propias reflexiones y mostraran perspectivas di-ferentes de la pedagogía de los derechos humanos .

Todo esto desde el pensamiento lúcido, pero lúdico . Lo más sorprendente de la experiencia fue encontrar, como pocas veces, el gozo en la reflexión. Los participantes sintieron que pensar en sus ideas y confrontarlas con las del otro no era fuente de tensio-nes sino de disfrute y aprendizaje. Esa es recompensa suficiente.

Gustavo Adolfo Garcés

Medellín, 1957 . Abogado de la Universidad de Antio-quia y Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Javeriana . Ha publicado: Libro de poemas (1987), Breves días (Premio Nacio-nal de Poesía Colcultura, 1992), Pequeño reino (1998), Espacios en blanco (2000) y Libreta de apuntes (2006) . Profesor de Lectoescri-tura, de Literatura y Ciencia Política en las universidades de An-tioquia, del Rosario y Javeriana . Actualmente se desempeña como asesor de la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos .

Documents

El taller de la llama - procuraduria.gov.co taller de la...Imprenta Nacional de Colombia Impreso en Colombia Bogotá, diciembre de 2008 IsBN 978-958-734-014-3 Edgardo José Maya Villazón