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HOMERO Y LA SEGUNDA SOFíSTICA. EL TEXTO HOMÉRICO A TRAVÉS DEL TESTIMONIO DE PLUTARCO. Plutarco de Queronea vive inmerso en un movimiento literario que se ha venido en denominar Segunda Sofística, adoptando así la denominación acuñada por Filóstrato para designar aquel renacer del arte oratoria que tiene lugar durante los siglos primero y segundo de nuestra era. Esta nueva sofística, por su propia naturaleza, dará un impulso renovado a la retórica, que se convierte así en la disciplina más apreciada del currículum escolar, aquella a la que aspiran todos cuantos desean alcanzar la más alta educación, aquella que, en suma, permite al hombre escalar los más elevados puestos en la sociedad de su tiempo. Es precisamente el predominio de la retórica en el campo de los estudios superiores lo que lleva a un enfrentamiento, ya con anterioridad anunciado a través de las posturas contrapuestas defendidas por Platón e Isócrates, entre esta "nueva" disciplina y la filosofía. Ambas se yerguen así como garantes de las tareas de la educación en la juventud, Desde esta perspectiva, podemos considerar que los planteamientos que esgrimen tanto una como otra tienen como punto de enfrentamiento no sólo el modelo de hombre TrEucu,Seuptbos que cada una de ellas pretenden formar, sino también el proceso mismo que ha de llevar a la consecución de dicho objetivo. Dentro del proceso educativo, una de las tareas más importantes que debían afrontar los jóvenes greco-romanos era el estudio de los poetas. En efecto, el estudio de la poesía, dentro del amplio campo de la literatura clásica, se había orientado en época de Plutarco alrededor de estas dos grandes disciplinas antes citadas: retórica y filosofía. En la primera, el arte poética se circunscribirá tanto al campo de la formación lingtiística como al de la investigación de la forma. Por su parte, la filosofía, ya entonces orientada casi exclusivamente al análisis ético-moral, considera la poesía desde el punto de vista del mismo, de tal manera que va a intentar buscar en el arte poética un campo favorable a sus propias disquisiciones, un ejemplo vivo de sus propias doctrinas ético-morales. Plutarco es un interesante - e importante - representante de esta "corriente moral" y rechaza expresamente aquellos métodos, los de la Retórica, especialmente tal y como se desarrollaban en los círculos aticistas de su tiempo, en lo que se refiere al tratarr ŭ ento y ejercicio de los autores clásicos (Prof virt. 79d). Seg ŭ n sus postulados, hay que extraer y conservar, en primer lugar, el contenido moral de la poesía (ib.79b) sin caer en el peligro, un peligro ya observado por generaciones anteriores, de dejarse deslumbrar por la seductora forma métrica : es decir, hay que colocar tras lo xplio-tuov tanto lo Tfr-rov como la 6ov, que son "a

El Texto de Homero

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Grecia

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  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFSTICA. EL TEXTO HOMRICO A TRAVS DELTESTIMONIO DE PLUTARCO.

    Plutarco de Queronea vive inmerso en un movimiento literario que se ha venido endenominar Segunda Sofstica, adoptando as la denominacin acuada por Filstrato paradesignar aquel renacer del arte oratoria que tiene lugar durante los siglos primero ysegundo de nuestra era.

    Esta nueva sofstica, por su propia naturaleza, dar un impulso renovado a la retrica,que se convierte as en la disciplina ms apreciada del currculum escolar, aquella a laque aspiran todos cuantos desean alcanzar la ms alta educacin, aquella que, en suma,permite al hombre escalar los ms elevados puestos en la sociedad de su tiempo.

    Es precisamente el predominio de la retrica en el campo de los estudios superioreslo que lleva a un enfrentamiento, ya con anterioridad anunciado a travs de las posturascontrapuestas defendidas por Platn e Iscrates, entre esta "nueva" disciplina y lafilosofa. Ambas se yerguen as como garantes de las tareas de la educacin en lajuventud,

    Desde esta perspectiva, podemos considerar que los planteamientos que esgrimentanto una como otra tienen como punto de enfrentamiento no slo el modelo de hombreTrEucu,Seuptbos que cada una de ellas pretenden formar, sino tambin el proceso mismoque ha de llevar a la consecucin de dicho objetivo.

    Dentro del proceso educativo, una de las tareas ms importantes que deban afrontarlos jvenes greco-romanos era el estudio de los poetas.

    En efecto, el estudio de la poesa, dentro del amplio campo de la literatura clsica, sehaba orientado en poca de Plutarco alrededor de estas dos grandes disciplinas antescitadas: retrica y filosofa. En la primera, el arte potica se circunscribir tanto al campode la formacin lingtistica como al de la investigacin de la forma. Por su parte, lafilosofa, ya entonces orientada casi exclusivamente al anlisis tico-moral, considera lapoesa desde el punto de vista del mismo, de tal manera que va a intentar buscar en elarte potica un campo favorable a sus propias disquisiciones, un ejemplo vivo de suspropias doctrinas tico-morales.

    Plutarco es un interesante - e importante - representante de esta "corriente moral" yrechaza expresamente aquellos mtodos, los de la Retrica, especialmente tal y como sedesarrollaban en los crculos aticistas de su tiempo, en lo que se refiere al tratarr ento yejercicio de los autores clsicos (Prof virt. 79d).

    Segn sus postulados, hay que extraer y conservar, en primer lugar, el contenidomoral de la poesa (ib.79b) sin caer en el peligro, un peligro ya observado porgeneraciones anteriores, de dejarse deslumbrar por la seductora forma mtrica : esdecir, hay que colocar tras lo xplio-tuov tanto lo Tfr-rov como la 6ov, que son "a

  • 72 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    priori" los contenidos de toda poesa.Plutarco se propone la tarea de guiar a la juventud para que se deleite, sin peligro,

    con la poesa (De Audiendis Poetis) y para ello se vale de la ayuda de la teoraperipattica de la poesa como arte mimtico y tico y de unos mtodos deinterpretacin de tintes estoicos'.

    En la realizacin de esta tarea Plutarco se va a ver respaldado por las teoras de que elpoeta, al igual que el filsofo, debe aspirar a la realizacin de una labor pedaggica(Aud.poet. 20bc) y por la exigencia de Crisipo (ib. 36d) de que hay que procurarpresentar al poeta en una situacin de armona con el filsofo:

    TO yp oiiTut CYVVlTTELV Kat alW0tKELOV TOIS 8.5y1lOOLV Et ye1 Ta.11.0141.a.Ta To teou Kai Toit trpoaum lou, Kat arrauffijv ITEOLTIOT101 TOL SXPriCTI VUDS XEyop.vot s T1 81 trpoavotyet Kal TTOOK1VEI. TrEIV TO VEOV

    S E V 01X0004)1ct Xyot s. pxTat yp OK dyUCTTOS TJJVTTOVTUTOCIL V O8 ' or1jKOOS,2

    As pues, el queroneense se vio inducido por aquella tendencia que trataba de extraerde los poetas no slo una gmxaywya sino tambin una 818cLo-KaZa. En este sentidoPlutarco llama la atencin sobre la necesidad de una buena gua que ayude a losinexpertos (a la juventud) a distinguir bien lo falso de lo verdadero, asimilando todoaquello que de provechoso, de til, enseria la poesa y evitando, a su vez, lo que depernicioso hay en ella.

    Respondiendo a este deseo, nuestro autor compone un pequerio tratado titulado8E1 -r6v vov Trolip.d-rcov ducoctv'", que viene a ser una reunin e ilustracin de losplanteamientos y precauciones que deben tenerse en cuenta, a la hora de afrontar lapoesa, a fin de extraer todo lo que de utilidad sea posible y rechazar aquellos posiblesdarios que se deriven de tal lectura: este debe ser el propsito al que debe aspirar el sabio.

    Establecido pues el marco terico en el que se va a mover nuestro autor a la hora deafrontar el estudio de la poesa en la escuela, le queda ahora tratar los hechos concretos,esto es, pasar a ilustrar esos principios mediante la cita de ejemplos tomados de lospropios poetas. Es ahora cuando Plutarco va a verse frente a frente con Homero, el msatacado, y a su vez ms defendido, de los poetas griegos.

    1. De los estoicos podemos afirrnar que fueron, de entre las escuelas filosficas de la Antigijedad, los ms dispuestos aotorgar un trato de favor a la poesa. Los estoicos mantuvieron que los grandes poetas como Homero fueron, en realidad, losprimeros filsofos, de tal manera que no dudaron en hacer gran uso del recurso a las citas poticas a la hora de desarrollar suspropias teoras filosficas. Desde esta perspectiva, pues, podemos suponer que la poesa ocup un lugar importante dentro delpensamiento de la Estoa. Sobre la actitud de Plutarco hacia los estoicos ver A. Babut, Plutarque et le Stoicisme, Pars, 1969.

    2. "En efecto, unir y conciliar de este modo los relatos poticos con las doctrinas (de los filsofos) hace salir a la poesadel mito y de la mscara y hace recaer el empeo en lo que se dice con utilidad. Adems abre y hace avanzar el espritu deljoven en los razonamientos de la filosofa. Pues, no Ilega a ellos sin haberlos degustado por entero e ingnorndolos..."

    3. Hay que sealar, en este punto, que la traduccin latina del ttulo de la obra, De Audiendis Poetis, no se correspondeexactamente con el ttulo griego de la misma. Este implica una referencia explcita a los jvenes que se han perdido en laversin latina y que es de gran importancia por cuanto explicita los fines pedaggicos de dicha obra. En el ttulo anlogo de laobra de Crisipo tambin falta esta alusin a la juventud.

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFSTICA 73

    El lugar preminente que ocupa la obra homrica en este tratado plutarqueo4 sobre laeducacin deriva del hecho mismo de que desde la escuela primaria 5 la sombragigantesca de Homero se vislumbra en el horizonte; l representa, sin duda, la basefundamental de toda la tradicin pedaggica clsica, y, cualesquiera que hayan sido lastentativas por sacudirse el yugo de su dominio omnipresente, la continuidad de estatradicin se mantuvo viva durante siglos en la conciencia de todo hombre griego. Platnmismo, famoso por el "proceso colosal" de condena que impuso a Homero por medio delos legisladores de su Repblica, afirm6 que Homero fue, en el cabal sentido de lapalabra, el educador de Grecia (-njv "EXXci8a TrerraiScuicev), el que, por otra parte,"reviste de gloria las miriadas de hazaas de los antiguos y as contribuye a la educacinde la posteridad " (Fedro, 245a).

    Y esta funcin la va a desempear desde los orgenes, desde la profunda influenciaque, a fines del siglo VIII, ejerce el poeta en la r stica Beocia de Hesiodo, hasta plenapoca bizantina,a la que debemos, como reconoce Marrou 7,1a conservacin de todo elaporte de la educacin homrica de la antigedad y en donde nos encontraremos con lafigura del arzobispo Eustacio de Tesalnica, compilador de un gran comentarioenriquecido con todos los aportes de la filologa helenstica.

    A diferencia de Din Crisstomo, que declara expresamente su admiracin porHomero (p.ej. en Or. 55,6:"Chtripos [1.11, ytp Trotri-njs yyovev Otos oiZeis iXXos),Plutarco no se prodiga en declaraciones generales acerca de ste o sobre su poesaconsiderada desde un punto de vista genrico. As, su conocimiento del poeta nos llegams especficamente a partir de la gran cantidad de citas que del poeta estn esparcidaspor toda su obra8.

    Son precisamente esas citas las que ilustran, en De audiendis poetis, sus principiostericos sobrela interpretacin y uso de los poetas, en general, y de Homero, enparticular. Pero adems son estas mismas citas las que nos permiten considerar qu textohomrico pudo conocer Plutarco y cules son las diferencias y semejanzas que lo separantanto de la propia tradicin directa de Iliada y Odisea como de nuestras edicionesactuales.

    El estudio de las citas homricas, al caer dentro del mbito de las relacionesintertextuales, nos lleva a enfocar nuestro trabajo bajo los siguientes dos planos:

    4. Iliada y Odisea son, sin duda alguna, las obras ms citadas dentro del corpus de obras de Plutarco. Ver WilliamHembold - Edward O'Neil, Plutarch 's Quotations, 1959. En efecto, a partir de 1959 disponemos del trabajo de losnorteamericanos Hembold y O'Neil que constituye un catlogo de las citas de Plutarco a lo largo de toda su obra (Moralia yVitae). Roben Flacelire afirma en relacifin con este trabajo (ver Introduccin General de la edicin de Moralia de Bud-Tomo1, l parte, 1987, p. LVIII) que " nous pouvons ainsi facilement relever dix-sept colonnes ( raison de quarante-sept rfrencespar colonne) de citations de I'lliade et de ldysse, et quatorze colonnes en ce qui conceme Platon, qui, aprs Homre, estluteur le plus abondamment cit. L apparaite aussi l'extraordinarie tendue des lectures de Plutarque; cst comme l'inventairede sa bibliothque."

    Hans Schlpfer, Plutarch und die klassischen Dichter. Zrich, 1950, p. 12, afirma a este respecto: "Es gibt keinen Dichter,keinen Prosaiker, der er in solchem Umfange und so unblssig zitiert wie Homer; es gibt keinen Prosaiker, der er in solchemUmfange und so unblssig zitiert wie Homer; es gibt keinen Klassiker ausser Platon, an dem er so wenig bemngelt wie anHomer".

    5. Plutarco, Alc., 7.6. R., 606e; cfr. Prot., 339a.7. Henri. Irene. Marrou, Histoire de l'educattion dans lAntiquit, 6 ed.. Pars, 1965.8. Ver nota n4.

  • 74 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    l) La cita desde el punto de vista del texto citante, es decir, la asimilacin einterpretacin que de los pasajes homricos citados realiza Plutarco a lo largo de sutratado De audiendis poetis.

    2) La cita desde el punto de vista del texto citado, esto es, el reflejo que de lospoemas homricos observamos en la obra del queroneense en relacin con el texto de laVulgata y con las recomendaciones de la crtica alejandrina.

    El primer punto hace referencia a la reinterpretacin tico-moral de la poesa y alvalor didctico que sta adquiere segn los parmetros de la filosofa de Plutarco.

    Por otra parte, y en lo referente a la asimilacin de la cita por parte del textoplutarqueo, debemos serialar los recursos de los que se ha servido el autor a la hora deintegrar la cita en su nuevo contexto literario y el mayor o menor xito con que hallevado a cabo dicha integracin.

    El segundo apartado de nuestro trabajo nos ayudar a estudiar la realidad del textohomrico, como tal texto y no como materia de interpretacin filosfica, a travs de lascitas de Plutarco, de tal manera que podamos vislumbrar, en mayor o menor medida, elHomero que debi de leer nuestro autor.

    Para facilitar una visin global de los dos planos de estudio ms arriba reseriados,hemos procedido a resumir en un cuadro sinptico aquellos elementos ms destacadosdentro de una u otra perspectiva a fin de que puedan extraerse con mayor facilidad lasconclusiones pertinentes.

    Con todo, en este esquema se han serialado tan slo aquellos episodios ms relevantesdentro de la reinterpretacin tico-moral que Plutarco hace de Homero, pero hemos detener siempre presente que toda referencia al poeta pico se halla dentro de unas pautasinterpretativas de carcter didctico que dependen, en ltima instancia, de la filosofamoral del escritor de Queronea 9.

    Cuadro 1.

    I5c 401,EVTWV- cppoith OVTOS 2" tradicin homrica (?).

    15d2I Episodio de Licurgo Reinterpretacinalegrica.

    9. Siglas utilizadas en el esquema (por orden de aparicin): Ath.: attesis; Plu.: Plutarco; Aristarch.: Aristarco; D.S.:Diodoro SMulo; Phld.: Filodemo; mss.: manuscritos; Hdn.: Herodiano; Zenod.: Zendoto; Apoll. lex.: Lexicon Homericum deApolonio Sofista; Hom.: Homero; Rhian.: Riano; Pl.: Platn; Arist.: Aristteles; Ps. Plu.: Pseudo Plutarco; Vulg.: Vulgata;Sosiph.: SosiTanes; Aristodem. Nisae.: Aristodemo; D.H.: Dionisio de Halicarnaso; Ar. Byz.: Aristfanes de Bizancio; v.I.: varialectio; hom.: homrico(s s,; codd.: cdices; plut.: plutarqueo(s); Cic.: Cicern.

    10. I 5d: pasaje de Plutarco (ed. Estfano); 2: nmero de la cita dentro del pasaje en cuestin.

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFSTICA 75

    18f Paris y Helena (urro8pv-ros)

    Reinterpretacin moral.Errnea interpretacinde Plu.Ath. Aristarch./ mantienePlutarco, Vulgata, D.S. yPhld.

    Plu. confirma l a lectura.Fluctan mss. de Homeroy Plu.bTropvijp.a-ra (?).

    Reinterpretacinmoral.

    Plu., Luciano, Aristarch.,Hdn., Vulgata / enGenitivo (-ECO) 4 mss.homricosZenod. (-ou).

    16e2 Nekyia

    17c1

    2a Nekyia

    17c3 pEPYI KEL-, KCITT1- XOE V

    lV8pOTT)Tel

    I9b2

    ' Arpe18-ri Ayailptvon

    19c 11. A 225 Ath. Zenod. / Plu.

    mantiene.

    I 9d3 Episodio de Pndaro

    19ef Amores de Ares y Afrodita

    20a2 Demdoco y OdiseodEio-ov - dELSE

    20b Engario de Hera a Zeus

    20e2 eteci bE-10 CLISOVTE S

    20e3 Od. C 46

    Reinterpretacin moral

    Ath. quidam / Plu.mantiene.Reinterpretacin moral.

    Reinterpretacin moral.Plu. confirma delaovfrente a Apoll. lex.

    Reinterpretacin moral.

    bn-opyrIlicura (?)

    To) Hom., Plu. / -r-nRhian.bnopvilia-ra (?).

    20e4 dxvup.vois / dxvu[tvous Plu. confirrna 10 variante.

  • 76 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    22b 1 Od. 8 197 Variante Plu.Confirmacin de

    variante de Hom. enmss. homrico W?.

    22b2 81Xolal 3pOTO-101 Reinterpretacin moral.(?).

    22c1 t..),E8avos Cita lingtistica

    22c2 ica.p.i_tovli Cita lingiistica.

    22d1 y 2 licos

    Cita lingnistica.

    22d3 PLOTOS

    Cita lingbistica.

    22e1 PloTos

    Cita lingtistica.inropvillliaTa (?).

    22e2 y 3 ELV Cita lingtistica.

    23a3 alvv Cita lingbistica.

    23a - 24bc Reinterpretacin de los nombres divinos.

    23d 11. A 3+5 4 y 5 Ath. Zenod. / Sumade versos : faltan A4 yA5 (P1).

    24ab 11. f2528 Plu. sigue a Pl. R. 379c.,Toma pasaje homrico

    del texto de Platn?

    24b 2 Od. 0 81-82 Ath. Aristarch. / Plu.mantiene.

    24b3 11. A 543 Slo conocido portradicin indirecta: Arist.Rh. 1387a35; Ps. Plu. DeHomero 2,132; Plu.Aud.poet. 24b / 36a.

    n-op v7-1 a ra (?).Reinterpretacin moral.

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFISTICA 77

    24d y e cipE-r Reinterpretacinlxico-moral.

    24f KaKOTT]S

    25a eilaip.ova

    25e 11. TI 97-100

    25ef Ouyal-pco-v / Ovywrps

    25f1 11.1453

    26c2 A 59

    26d4 11. A 219-20

    26f 11. 1 458-61

    27b Odiseo y Nausicaa

    Reinterpretacin lxico-moral.

    Reinterpretacin lxico-moral.

    Ath. Zenod. Aristarch. /Plu. mantiene.

    Variante Plu. (?).Seacepta lectura mss. Plu.D (-s) con Hom.

    Plu. confirma Vulg. frentea Sosiph. y Aristodem.Nysae.

    Plu. confirma conAristarch.; D.H. y Vulg.

    Variante Zenod. frente a Plu. yVulg.

    Unico testimonio en Plu.Reinterpretacin moral.

    Ath. Aristarch. / Plu.mantiene.Reinterpretacin moral.

    27c Odiseo y Penlope Ath. Ar. Byz. / Plu.mantiene.Reinterpretacin moral.

    27d Odiseo y los feacios Plu. confirma 2a tradicinhomrica (codd. hom. k).Reinterpretacin moral.

    27de El sueo de Odiseo Reinterpretacin moral.

  • 78 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    28f - 29c Ejemplificaciones morales de caracteres en Homero.

    28f1 11. A 163 Variante Zenod. frente aPlu. y Vulg.

    28f2 11. B 226-28 Variante Zenod. frente a

    Plu. y Vulg. (B226).Ath. Zenod. / Plu. mantiene.

    29a2 11. B 231 Ath. Zenod. /

    Plu. mantiene.

    29a4 Sobre Estnelo

    Errnea interpretacin de Plu.

    29c3 11. 1 70 + 74-5 Suma de versos: faltan

    el 71, 72 y 73.bTropvtltaTa (?).

    29d - 29ef Reinterpretacin sobre estirpes en Homero.

    29ef - 30b Reinterpretacin sobre personajes.

    30a1 11. H 215 2a tradicin homrica (?).

    30a2 11. B 220 Ath. Zenod. / Plu. mantiene.

    30e - 31 cd Explotacin moral de la poesa para la enseanza.

    30e1 11. A 314 Aristarch. Zenod. leenYo--rao / Plu. Vulg.

    11. A 315 Plu. Vulg. frente a v.l.

    31a - 31 cd Dominio de la ira.

    31a 11. .0 560-61 + 569-70 Suma de versos: faltande 562 a 568.bn-ottvrIptaTa (?).

    31 b2 11. a 584 Plu. Vulg. frente a v.l.;mss. hom. (h V1), Hdn.,Rhian., al.inropvtlipaTa (?).

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFSTICA 79

    31d-31e Estudio de elementos lingiisticos y gramaticales en poesa.

    3Ie ss. Importancia del estudio de elementos morales en poesa.

    31e1 Il. 17233 Plu. Vulg. frente aZenod. y v.I.

    32a1 11. P 171 Plu. Zenod. Vulg. frentea codd. hom. (e fA B C V1 V32).

    32b1 Episodio de Pndaro Reinterpretacin moral.

    33a1 Episodio de Tetis y Aquiles (fl 130) Ath. Aristarch. /Plu. mantiene.

    Errnea interpretacin de Plu.Reinterpretacin moral.

    35b5 11. 1/ 483 Plu. Vulg.: vc[KciAristarch. mss. hom.:vetKosCodd. hom. l y plut.vehch.2a tradicin hom. velkos(?).inropvijtaTa (?).

    35b6 Il. III 474 + 478-79 Suma de versos: faltande 474 (b2) a 478 (b1)

    35b7 11. N 824 Plu. Vulg. frente aZenod. y v.l.

    36a Confirmacin de testimonios filosficos en la poesa.

    36a1 11. E 428 Plu. Cic. frente a Vulg.btrottidipara (?).

    36a2 11. A 543 Cfr. 24b.

    1) El enfoque plutarqueo de la poesa se debate entre dos polos opuestos entre s :

    A) La poesa es ficcin y, por tanto, el joven no debe dar credibilidad a todo lo que en

  • 80 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    ella se pueda contemplar. Esta entraa, por consiguiente, peligros para la formacin de lajuventud.

    B) La poesa proporciona a la juventud elementos tico-morales dignos de atencin yde estudio.Los poetas son intermediarios ideales para preparar al joven en el estudio de lafilosofa.

    Desde esta doble posicin, Plutarco desarrolla una cmoda accin crtica en torno alarte potico, y as, cuando nuestro autor se apercibe de que un relato, una escena o unpersonaje contemplados en la poesa no se adec an a sus principios morales yeducativos, presenta stos como algo propio y caracterstico del elemento tliEu8s delarte potico.

    Ahora bien, cuando la poesa, a la luz de una reinterpretacin tico-moral, se amoldaa los parmetros del pensamiento filosfico del autor, entonces, sta (la poesa) setransforma en el medio ideal, gracias a su carcter psicaggico, para llevar a la juventudhacia las puertas del conocimiento filosfico, conocimiento al que aspira el afndidctico de Plutarco.

    Esta defensa de la poesa como parte integrante y fundamental del currculumacadmico del joven, le lleva a nuestro autor, como podemos observar, a unenfrentamiento con las tesis de su querido maestro Platn.

    Plutarco se debate, en efecto, entre dos grandes paradigmas del pensamientohelnico: Homero y Platn. De la tensin entre ambos extremos surge un tratado comoDe audiendis, donde el de Queronea no se enfrenta realmente, como tal vez podramospensar en un primer momento, a las tesis de condena de la poesa esgrimidas por elateniense, antes bien, l no deja de reconocer" en todo momento los peligros que entraala poesa o, mejor dicho, los peligros que entraa una errnea interpretacin de lamisma.

    Es, pues, en este matiz en el que podemos hallar la clave del pensamiento didcticoplutarqueo.

    En efecto, Plutarco no contradice al maestro, simplemente matiza y busca una posturamediante la cual se pueda "salvar" la poesa de una condena tajante que la excluya comomateria de una adecuada educacin de la juventud.

    Plutarco salva la poesa en general y, por ende, a su mximo representante dentro delmbito cultural helnico, a Homero, poeta este que, por esa misma razn, fue el blancoprincipal de la crtica platnica.

    El poeta de Quos queda, al fin, "absuelto". Los dioses y hroes del mundo picovuelven de aquel forzoso exilio al que los someti el autor de la Repblica, pero stos, asu vez, recuperan las cumbres del Olimpo a cambio de un caro "precio", el precio de laadaptacin del relato mtico a las exigencias tico-morales expuestas por la propiafilosofa de nuestro autor, de tal manera que estos mismos mitos no son ya los impos yvanos mitos que como "sombras de una sombra" condenaba Platn.

    I I. La precaucin con que el joven debe considerar los relatos poticos es una preocupacin constante dentro del tratado.Es precisamente esta preocupacin y su amor por los poetas lo que le Ileva a escribir una gua didctica para la correctainterpretacin de la poesa; en ella adquiere una destacada posicin Homero, que es, sin duda alguna, el mximo exponente delos riesgos a los que puede Ilevar al joven una errnea interpretativa del relato potico.

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOKSTICA

    8 1

    Pues bien, en tanto en cuanto las miras de Plutarco van por la va del poder didcticoque un hbil intrprete puede extraer del arte potico, un arte contemplado como"escaln" de acceso al conocimiento filosfico, podramos afirrnar que no es la poesa ens misma (concretamente la homrica) la que se vincula al currculum del jovenestudiante, sino ms bien una interpretacin interesada y sesgada de la misma, unaversin del poema que no es sino la que interesa al propio intrprete, esto es, a Plutarco.Buena prueba de ello sern las ya conocidas reinterpretaciones que, una y otra vez, elautor Ileva a cabo en tomo a los versos que l cita o a los que alude.

    En efecto, si observamos cada uno de los pasajes de Homero en De audiendis,podremos comprobar cmo todos ellos, en una u otra medida, se amoldan a las tesismorales y filosficas del intrprete en virtud de lo que en ese momento le interesedefender. As, dentro de dichas reinterpretaciones, encontramos adaptaciones realizadascon mayor o menor fortuna, algunas de ellas, adems, nos llamarn la atencin en cuantoa lo forzado de sus correspondientes explicaciones a la luz de la tica y moral plutarqueay, por otro lado, nos encontraremos tambin con episodios homricos que Plutarcorelaciona entre s pero que en Iliada u Odisea no presentan tal vinculacin argumental.

    Sirvan como ejemplo, entre otros, los siguientes casost2:

    cuadro 2.-

    I 5d2 Reinterpretacin alegrica del mito homrico de Licurgo.16e2 Caracterizacin de la Nekyia.18f Episodio de la huida de Paris (throSpv-ros).19d3 Caracterizacin de los personajes por Homero (p.ej. Pndaro).I9ef Interpretacin del episodio de los amores de Ares y Afrodita.20a2 Vinculacin errnea de episodios (Demdoco y Odiseo).20b Interpretacin del episodio del engao de Hera a Zeus en el Ida.20c2 Valoracin del pensamiento homrico sobre los dioses

    (Ocol. ISEict Cthov-res).22b2 Interpretacin de los versos IL D 525 / Od. 8 197 en los que se

    considera que los tnninos olCupoi y 8E-tXol se refieren slo a losmortales insensatos y necios.

    24a ss. Necesidad de una correcta interpretacin del nombre de los dioses.26c ss. Refiexin moral sobre la diferencia de comportamientos

    en los personajes de Homero.26f - 27a Reinterpretacin de 11. I 458-61.

    12. Cfr. Cuadro I .

  • 82 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    27b Reflexin moral en torno al episodio de Nausicaa y Odiseo.27cd Reflexin moral sobre los episodios de Odiseo y Penlope / Odiseo

    y los feacios.27de Justificacin moral del episodio del Sueo de Odiseo.29a Errnea consideracin del personaje de Estnelo.32b1 Reinterpretacin moral sobre el episodio de Pndaro.33a1 Vinculacin errnea de episodios (Tetis y Aquiles).36a Constatacin de sentencias filosficas en la poesa.

    Toda la poesa de Homero se mide, pues, por el principio constante de unaTravpewais tico-moral que da la clave para la aceptacin o no de determinados

    pasajes poticos, para la calificacin, en suma, de aquello que podemos considerar comozkoSs o dAnOs dentro de un relato en verso.

    Este filtro moral plutarqueo es, sin duda alguna, tan importante que incluso sobreaquellos episodios homricos que ms escndalo causaron (por ejemplo los amores deAres y Afrodita, el engao de Hera o el perjurio de Pndaro) nuestro autor rechazaexpresamente las tradicionales interpretaciones alegricas que se haban venidocontemplando con anterioridad, especialmente dentro de la escuela estoica.

    Sin embargo, y en consonancia con sus intereses filosficos, cuando la explicacin detipo alegrico conviene a sus propios fines, ste se apresura a utilizarla e integrarla ensus reflexiones: tal es el caso del episodio homrico de Licurgo y Dioniso.

    Por ltimo, y en estrecha conexin con lo anteriormente mencionado, si observamoslas funciones que desempean las citas de Homero en De audiendis poetis,comprobaremos que stas responden, en su mayora, al aparato de erudicin del que hacegala Plutarco. Pero, con todo, se trata de un uso interesado, de una utilizacinreinterpretativa de la poesa en la medida en que estas citas eruditas (un 76%) seintegran, sobre todo, dentro del subgrupo de citas cuya funcin denominamos, erudito-amplificativa' 3 , esto es, aquella funcin mediante la cual el autor citante lleva a cabo unaseleccin de pasajes con un ngulo personal, sirvindose de las citas como de un"trampoln" para desarrollar especulaciones propias, de tal manera que stas le sirvancomo reforzamiento de los trminos en los que l plantea su problema o la respuesta quel avanza.

    En definitiva, nos encontramos ante citaciones que refrendan y "justifican" lospostulados tico-morales del queroneense.

    Homero, por todo ello, deja de ser un simple poeta para convertirse , tal y comoafirm Amoneit", en un filsofo, y en un filsofo que ense, muchos siglos antes, lapropia filosofa de Plutarco.

    13. Stephan Morawski, "The Basic Function of Quotation", Sign, language, culture. Ed. by A.J. Greimas (Janualinguarum ser. maior, 1). La Haya - Pars, 1970, pp. 690-705.

    14.Hermann Amoneit, De Plutarchi studiis homericis, Diss. Kdnigsberg, 1887.

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFSTICA 83

    Por lo que se refiere a la asimilacin o integracin de las citas de Homero en elcontexto del tratado De audiendis poetis, podemos sealar que Plutarco hace gala de ungran sentido estilstico a la hora de insertar pasajes de versos homricos en su prosa. Estosucede desde el mismo momento en que se sirve con variedad de aquellos elementos quela lengua pone a su disposicin a fin de no caer en el temido estilo clbopTIKs, riesgo estehabitual para quien pretenda componer una obra con tan gran nmero de referenciaspoticas como es el caso de nuestro tratado.

    Se produce, en efecto, una "tensin" lgica entre el afn del autor por mantener launidad de estilo de la obra literaria - recurdense las recomendaciones de Hermgenes aeste respecto 15

    - y el inters por dar variedad a la integracin de los pasajes poticos en laprosa con el fin de no producir una sensacin de pesadez y constante repeticin, ademsde monotona en la reproduccin de versos "ajenos" a la obra en s misma.

    Plutarco se sirve, pues, tanto de los nexos introductorios (verbos y demostrativosdependientes de verbos), como de la yuxtaposicin del pasaje en verso a un contexto deprosa artstica, si bien en este segundo plano se juega con la yuxtaposicin simple (21casos), con la adaptacin de la cita (2 casos), o bien con la integracin sintctica (5ejemplos), recurso este que nos demuestra a fas claras su habilidad compositiva, pues enestos casos Plutarco no se limita a adaptar la cita a su contexto (lo cual resultara a priorims sencillo), sino que, por el contrario, es el contexto el que se adapta al esquemasintctico o morfolgico del pasaje homrico.

    Este afn de integracin lo comprobamos igualmente en aquellos dos casos en losque Plutarco introduce el verbo en el propio cuerpo de la citacin, por ejemplo en29a4 o 26f.

    Tanto en unos casos como en otros, y al igual que ocurre con la alusin, parfrasis ocita compendiaria, el lector u oyente debe poseer una cuidada competencia literaria parapoder identificar los pasajes poticos, habilidad esta tanto mayor cuanto Plutarco no tienepor costumbre sealar, salvo en contadas ocasiones, el autor y/u obra de la que procedeuna citacin dada.

    Plutarco cita pasajes de Mada y Odisea de forma tan continua que estos poemas prestanun colorido especial a su prosa artstica, un colorido que, con todo, no daa la unidadestilstica y esttica de su tratado a excepcin, si acaso, de las largas tiradas de citas ensecuencia (o de ejemplificaciones) que podemos apreciar en varios pasajes del Deaudiendis: 17c, 19b, 19d (ejemplos), 20e, 22b, 22de (ejemplos), 24ab, 24f y 28b(Homero/Hesodo), 25ef, 26de (ejemplos), 28f - 29a (ejemplos), 29b ss., 30a - 31b, 30a ss.(ejemplos), 30e ss. (ejemplos), 31de, 32a, 32bc, 34e, 35ab, 36a.

    Todas estas secuencias de pasajes poticos, que conforman captulos enteros denuestro tratado, pueden justificarse, sin duda, acudiendo a la propia naturaleza temticade la obra, ya que Plutarco intenta demostrar y ejemplificar al mximo sus propiasteoras sobre el arte potica y la necesidad que se tiene de una correcta interpretacin dela poesa a la hora de la acogida de sta en el currculum escolar.

    15. Cfr. Eduard Norden, Die antike Kunstprosa, p. 88 ss.

    1

  • 84 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    Por ello, a nuestro autor le interesa ofrecer un muestrario, lo ms amplio posible, depasajes y poetas con la intencin de que su obra sea prctica para el joven e ilustrativapara el educador.

    Conforme a este propsito, el de mostrar un panorama completo de la poesa griega,Plutarco sita a Homero a la cabeza de su galera de poetas, p es por el nmero de citas,de todo tipo, contabilizadas tanto de Mada como de Odisea en De audiendis poetis,ambos poemas conforman el mayor conjunto de citaciones del tratado.

    Ahora bien, si nos fijamos en las citas que se corresponden a uno u otro poema,comprobaremos que la Iliada aparece citada en 118 ocasiones (un 66,67%) frente a las40 referencias que encontramos de Odisea (un 33,33%).

    Dentro de Iliada , las citas se reparten del modo siguiente:

    A 18 N 4B 8 Z' 2r 5 o 2 8 rr 4E 2 R 3z 5 E 1H 14 T 3e 1 Y 21 7 (I) 2K 2 X 4A 6 tli 6m i S2 8

    Por lo que respecta a la Odisea, las citas quedan como siguen:

    a v 4R - 1'Y 3 o 18 4 -rr 1e 3 p -C 3 a 311 1 T 10 5 ui - 4)K 4 X -X 4 tii -1-1 2 (...) 1

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOKSTICA 85

    Podemos comprobar que entre ambos poemas picos hay una diferencia de 78citaciones a favor del texto de Ih'ada, es decir, que frente a las numeroso conjunto decitas de Odisea, contabilizamos cerca del triple de referencias al poema de la clera deAquiles.

    Plutarco, en sus citaciones homricas, se sirve ms del texto ilidico que del de laOdisea, siguiendo as la tnica general de los autores de su poca, pues si nos fijamos enel material homrico utilizado, por ejemplo, por Din de Prusa' 6, Elio Aristides' 7 oLuciano ls, integrantes todos ellos del moviento de la Segunda Sofstica, advertimos que,en todos los casos y en trminos generales, las citas de Iliada superan en gran nmero aaqullas tomadas del poema del regreso de Odiseo19.

    Dejando a un lado el hecho de que el poema de la Ih'ada lleg a ser, como afirmaPasquali", il pi

    letto sin dall'antichit de las dos obras de Homero conservadas,podemos pensar que Plutarco se sirvi preferentemente de ste en razn de la propianaturaleza de su tratado y de los fines buscados a travs del mismo.

    Efectivamente, si tenemos en cuenta que De audiendis poetis pretende ser una obraprctica para el alumno y, al mismo tiempo, ilustrativa del modo de interpretarcorrectamente la poesa, Plutarco, al ser la Iliada el poema ms representativo del acervocultural griego y, a su vez, el ms atacado y problemtico de los textos homricos paramoralistas y filsofos, no tiene ms remedio que acudir una y otra vez a sus versos tantopara explicarlos y defenderlos como para extraer famosos y conocidos ejemplos queavalen sus particulares tesis.

    En este acercamiento entre poesa y filosofa, en esta conciliacin de dosmanifestaciones del espritu humano heterogneas entre s, en esta suprema armona,culmina, en Plutarco, la lectura de la poesa.

    Se Ilega as al verdadero fin del arte potico, al punto ms alto y ms puro de sueficacia moral, liberando a la poesa, de esta forma, del mito y de la mscara, vacindolade sus elementos caractersticos para transformarla en materia filosfica con uncontenido pedaggico y moral.

    La poesa es absorbida por la filosofa, llega a ser ella misma filosofa; se consigue elcoronamiento feliz del estudio de la poesa en la escuela, el ltimo estadio, como afirmaValgiglio21 , de un "iter" a travs del cual la poesa se deja transformar en esenciafilosfica, o mejor dicho, se deja reducir a la mejor parte de ella misma, mientras queotra parte se resiste a esa transformacin ideal, permaneciendo en su estado de sabiduravulgar y de moral comn, un estado cuyo motivo ms urgente es el de neutralizar losinflujos negativos de la propia poesa.

    16. Ver Jan Fredrik Kindstrand, Homer in der Zweiten Sophistik, Uppsala, 1973, pp. 13 ss.17 Ibid., pp. 73 ss.18 Odette Bouquiaux - Simon, Les lectures homriques de Lucien, Bruselas, 1968.19 En efecto, si contabilizamos las citas homricas utilizadas por estos autores, considerando stas en su sentido m s

    amplio, podemos establecer las siguientes cifras:Din: Iliada, 211 referencias I Odisea, 136; Elio Aristides: Illada, 225 I Odisea, 111; Luciano: Iliada, 309 I Odisea, 162.Otro representante del movimiento de la 2. Sofstica como es MXiM0 de Tiro presenta, sin embargo, un n mero parecido

    de citas de ambos poemas: 160 para Iliada y 163 para Odisea. Cfr. Kindstrand, Homer..., pp. 45 ss.20. G. Pasquali, Storia della Tradizione e Critica del Testo, Florencia, 1971, p. 201.21. E. Valgiglio, De audiendis poetis. Intr., testo, com. e trad., Turfn, 1973.

  • 86 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    As, sobre la va de la poesa, se llega al encuentro del joven con la filosofa, la cual,ms all de permitir a ste el disfrute de lo til del arte potico, ofrece la gran ventaja deabrir en anticipo la mente del alumno a la verdad filosfica, llevndolo hacia la misma.

    En esta pre-filosofa el joven podr corregir aquellos conceptos errneos adquiridosen la educacin domstica y podr prepararse para la propia verdad filosfica. Podrcomenzar a comprender, por ejemplo, que el temor a la muerte, inculcado por la nodrizao por la madre, no tiene razn de ser, en cuanto que la muerte supone el fin de losmales...; y as suceder tambin con otros conceptos aprendidos de sus educadoresdomsticos, unos conceptos estos que sern corregidos por medio de ia educacinpotica en tanto en cuanto preparacin hacia la educacin filosfica.

    La luz espuria de la educacin potica sigue a las tinieblas de la educacin materna,en espera de la verdadera luz de la verdad filosfica".

    Plutarco culmina as su tratado, sobre el grado ms alto de la enseanza potica, quees tambin el primer grado de la enseanza filosfica.

    La filosofa nace, pues, donde muere la poesa.

    2) El segundo punto de inters de nuestro estudio hace hincapi en la relacin que semantiene, dentro del tratado De audiendis poetis, entre el texto citado en la nueva obrade acogida (el texto de Plutarco) y la realidad de mismo texto en su obra original (lospoemas de Mada y Odisea), esto es, el anlisis particular del texto homrico y de lasvariantes que el mismo presenta en el tratado plutarqueo.

    Este aspecto del trabajo, de especial relevancia en lo que se refiere al estudio de larica tradicin indirecta de los textos homricos, nos lleva a considerar en nuestro trabajono slo aquellas divergencias textuales que presentan los pasajes citados con relacin altexto de nuestra Vulgata, sino que tambin hemos estudiado y comentado ciertos pasajesde los poemas que estaban escasamente atestiguados - por tradicin indirecta - o que erantotalmente desconocidos salvo por la noticia que el queroneense nos ha facilitado deellos.

    As, hemos procedido en nuestro trabajo a fijarnos en las siguientes consideraciones:-

    Variantes textuales entre el pasaje homrico citado por Plutarco y el texto Vulgata.- Coincidencia de variantes plutarqueas de los versos de Homero con lecturas

    facilitadas por otros manuscritos de Ilada y Odisea y que no son las aceptadascomnmente por la Vulgata.

    -No aceptacin de las recomendaciones planteadas por la crtica alejandrina.

    En relacin con las anteriores consideraciones podemos establecer las conclusionesque siguer,:

    a) Plutarco nos presenta en sus citas lecturas homricas que difieren del textocanonizado por la Vulgata y que nos dan indicio bien de fallos de memoria, bien de lautilizacin de citas de va indirecta, esto es, de citas que responden a un uso por parte denuestro autor de rropyrjp.a-ra o repertorios de citaciones elaborados por el propioPlutarco o por otros autores desconocidos para nosotros.

    22. Sneca presenta una gradacin anlogica, Ep. 88,20.

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFISTICA 87

    En cuanto a utilizacin de estas colecciones", si bien es reconocida por el filsofo enpasajes como Tranq. an. 464f24 o Coh. ira 4570, para nosotros es dficil deterrninar conseguridad en qu casos concretos se sirve o no de ellas. A n as, podemos sospechar eluso de dichos repertorios en los siguientes pasajes del De audiendis:

    17c3, 20e2, 20e3, 22b2, 22e1, 24b3, 29c3, 31a, 31b2, 35b5, 36a1.

    Con todo, teniendo en cuenta el importante papel que la memoria26 desemperia en lacitacin plutarquea, nuestro autor nos demuestra un sorprendente conocimiento de lostextos homricos que utiliza si observamos el gran n mero de citas literales sin error (90sobre 108) que contabilizamos en De audiendis poetis. Y esto aun cuando podamosalegar, en uno u otro caso, el empleo por parte de Plutarco de aquellos repertorios decitaciones que antes mencionamos.

    b) A travs de sus citas Plutarco confirma, en primer lugar, lecturas de versoshomricos del texto Vulgata frente a otras lecciones diferentes que nos aportan diversosautores de la antigriedad que citan esos mismos versos":

    17c3, PEPT"IKEL KOITY1- XE/EV.

    20a2, acco-ov / u8e.20e3 Tcp- /20e4 axvupcvois / axvui.tvous25f1 T171 rrieirriv Kal g pela 1-n) o ra.04triv o6' gpeea.

    De igual manera, Plutarco tambin confirma otra serie de lecciones de nuestro textohomrico frente a diversas variae lectiones que de los mismos existen:

    30e1 Hada, A 315.31b2 Iliada, 0584.31e1 Iliada, 1T 233.35b7 Ilada, N 824.

    Por otra parte, nuestro filsofo ratifica variantes homricas cuya noticia nos lafacilitan los propios cdices conservados de los dos poemas, dndonos as buena pruebade la existencia de tradiciones paralelas a la lectura contemplada en los textos de laVulgata :

    23.Ver L. Di Gregorio, "Lecttura diretta e utilizzazione di fonti intermedie nelle citazioni plutarchee dei tre grandi tragici",Aevum 53 (1979), I 1-50, pg. I 2ss.: "(...) In questi casi egli pub essersi servito talora degli appunti che era solito prenderequando simbatteva in opere che lo interessavano, e nei quali non avr martcato di trascrivere le eventuali citazioni poetiche oprosastiche utilizzate dalla sua fonte per illustrare il tema trattato..."

    24....aveXelawrit, trepl eikulaas K Ti5V rrottlatparm, (1311 p.a1.71-(7.3 TrETT01.1111VOC riryxavov...25.Cfr. tambin este pasaje: 81.6 Kal oupayetv trEtpitittat Kal avaytythoKetv o Tairra 8it tttva rci TWV

    (t1.XXXS 4X62V... dkV/ ilaUDV T TWV PaCTI.Xt(JV Kat rupvvow...26.L. Di Gregorio, "Lettura diretta...", p. 13: "... il pia delle volte perb deve aver (sc. Plutarco) fatto affidamento solo

    sulla propria memoria". Cfr. Plutarco, Per. 24, 12.27 Ver Cuadro I.

    6

  • 88 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    15c2 4)povevToiv / 4)povovTos.22b1 Trou ypas eo-Tiv / Kal ypas oiov.25ef euyaTpc,iv / (7.31.)yaTp0S.27d ZxovTes / iyovTes.30a1 milXuee / ZwXuee.

    Como consecuencia de ello, podemos pensar que Plutarco se serva de otras versionesdiferentes de Mada y Odisea que recogan las lecturas divergentes que nosotros hemoslogrado identificar.

    En este sentido, tambin resulta interesante constatar cmo en aquellos casos en losque la crtica alejandrina, concretamente Zendoto, Aristarco y Aristfanes de Bizancio,aportan correcciones a los textos homricos (attesis o variantes de lectura) Plutarco lasignora, una y otra vez, salvo contadas excepciones

    19b3 [en A 24] Plutarco y Aristarco frente a codd. homricos y Zendoto.26c2 [en A 59] Plutarco y Aristarco frente a codd. homricos.32a1 [en P 171] Plutarco, Zendoto y Vulgata frente a codd. homricos.

    De los 18 casos en los que se han podido observar divergencias entre el Homero dePlutarco y el de los crticos de Alejandra, en 11 ocasiones el de Queronea mantienepasajes atetizados por Aristarco, Zendoto o Aristfanes : concretamente, 5 de Zendoto,4 de Aristarco, 1 de ambos en com n y 1 atetizado por Aristfanes.

    A estas attesis debemos aadir la del famoso episodio de los amores de Ares yAfrodita (19ef), una attesis cuyo autor (o autores) no estn identificados.

    En el pasaje 23d (Iliada, A 3-5), Plutarco no mantiene realmente un verso atetizadopor Zendoto (el 4) 28 , pero se trata de un caso en el que, como en otros (29c3, 31a, 35b6),nuestro autor suprime versos intermedios por motivos de contenido en relacin con temaal que va referido la cita. De esta forma, podemos suponer un conocimiento cierto dedicho verso por parte de nuestro autor.

    En lo que respecta a las variantes propugnadas por los alejandrinos, Plutarco tampocolas considera bajo ninguna circunstancia":

    19b [A 24]Aristarco).

    26d4 [A 219-20]28f1 [A 163]28f2 [B 226]30e1 [A 314]31e1 [P 233]35b7 [N 824]

    de Zendoto (Plutarco coincide aqu, sin embargo, con

    de Zendoto.de Zendoto.de Zendoto.de Aristarco y Zendoto.de Zendoto.de Zendoto.

    28. En la cita faltan el verso 4 y el primer hemistiquio (P1) del 5.29.Cfr. Cuadro 1..

  • HOMERO Y LA SEGUNDA SOFSTICA 89

    Junto a todos estos datos debemos destacar, por otro lado, aquellos dos casos en losque Plutarco nos presenta pasajes homricos que nos son conocidos gracias a la propiatradicin indirecta de las citas.

    Nos referimos, en primer lugar, al verso de Ih'ada A 543, cuya existencia conocemosa partir de las referencias que del mismo nos aportan Aristteles (en Rh. 1738 a35), elPseudo Plutarco (De Homero, 11,132) y el propio Plutarco en dos pasajes del Deaudiendis poetis, el 24b y el 36a.

    Mas interesante si cabe es el caso de la cita de los supuestos versos de hiada I 458-461, versos que, tal y como ya comentamos, cabe suponer que son realmente homricos,o al menos as lo crey nuestro filsofo.

    A la luz de todos estos datos, tanto de los referentes a las variantes textuales queconfirma Plutarco, como de los relacionados con. la

    labor de la crftica alejandrina y lasnoticias que se nos proporcionan sobre pasajes del poeta desconocidos para nosotros porla tradicin directa, nuestro estudio en torno a las citas homricas en De audiendis poetisnos da pie a pensar que si bien el queroneense conoci, y por tanto manej, la edicinalejandrina de los poemas de Homero, ste debi de servirse igualmente de otrasediciones a las que l concedi, en algunas ocasiones, un mayor margen de confianza a lahora de tomar pasajes detenninados como material de sus citas.

    Cules fueran estas ediciones homricas es difcil determinarlo, pero estamos deacuerdo con G. Bona 3 cuando supone que tales versiones pudieron ser textos locales alos que el de Queronea tuvo desde siempre fcil acceso y conocimiento, o bien un textode procedencia tica si tenemos en cuenta que el Homero de Plutarco presentainteresantes puntos de contacto con los textos homricos citados por Platn y Aristteles.

    As, pensemos en la cita de A 543 cuyo testimonio tan slo lo encontramos en elestagirita y en Plutarco (si consideramos el De Homero como una obra de ste ltimo), oel famoso pasaje de 24ab (Nada, 12 528) donde nuestro escritor parece tomar la cita de laRepblica de Platn.

    Sea cual fuere el texto empleado por Plutarco, parece que podemos pensar que lprest mayor atencin a este ltimo que a aqul procedente de la labor de los eruditos dela capital egipcia.

    Nuestra aportacin, pues, se centra no en determinar la identidad exacta del texto delos poemas manejado por el filsofo beocio, sino, ms bien, en aportar y analizar losdatos que ste mismo nos ofrece a travs del material homrico que utiliza en Deaudiendis, constatando, de esta manera, cmo Plutarco nos proporciona variantes quepueden revelar otras tradiciones del texto, cmo se aparta sistemticamente de laspropuestas de los crticos de Alejandra y cmo, en suma, nos ofrece un pasajeescasamente atestiguado por las citas de otros autores y otro ms cuyo conocimientonicamente a l debemos.

    Todo ello, en efecto, nos abre la posibilidad de afirmar que realmente Plutarco tenaante sus ojos un texto de Hiada y Odisea que no conoci la mano de los alejandrinos yque contena lecciones diferentes a las que presentan nuestras actuales ediciones.

    30. G. Bona, "Citazioni omeriche in Plutarco", en Strutture formati dei Moraliadi Plutarco. (Atti 111 convegonoplutarcheo, Palermo, 1989), ed. por I. Gallo y G.D'Ippolito, Npoles, 1991, pp. 151-62

  • 90 JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    En este punto de nuestra reflexin debemos llamar la atencin sobre el hecho de quefue precisamente el ya comentado afn didctico de nuestro autor, ese afn que le llevauna y otra vez a reinterpretar al poeta desde la perspectiva de su moral, lo que debi deinducir a Plutarco a cotejar las diferentes ediciones de los poemas a las que l tuvoacceso.

    As, bajo el prisma de su filosofa y tras observar las divergencias existentes entreediciones, el queroneense tuvo a bien justificar aquellos versos homricos atetizados oexpurgados a partir de su propia teora psicaggica de la poesa, una teora que l mismoexpone en el tratado aqu estudiado.

    De la no aceptacin, por los motivos ya explicados 31 , de la labor de attesis de losalejandrinos a la postergacin de su edicin y de las variantes por stos planteadas slohay un paso.

    Concluyendo pues, podemos afirmar que el planteamiento filosfico de Plutarco,encarnado en una defensa de la poesa como instrumento valedero en la educacin deljoven y como prembulo al conocimiento filosfico, determina tanto la reinterpretacinsistemtica del mito homrico como la labor filolgica de seleccin de lecturas yvariantes en los textos de Homero.

    JUAN MANUEL DAZ LAVADO

    31 .Cfr. los argumentos que esgrime Plutarco en relacin al pasaje de Mada, 1 458-61 (260, o la defensa de otros pasajesatetizados.