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ARTÍCULO PARA LA REVISTA ESPAÑOLA DE ECONOMÍA Número monográfico sobre Recursos Naturales y Medio Ambiente. 1995 EL VALOR DE LOS ESPACIOS DE INTERÉS NATURAL EN ESPAÑA. APLICACIÓN DE LOS MÉTODOS DE LA VALORACIÓN CONTINGENTE Y EL COSTE DEL DESPLAZAMIENTO * Pere Riera Carles Descalzi Alex Ruiz Instituto Universitario de Estudios Europeos y Departamento de Economía Aplicada. Universitat Autònoma de Barcelona Resumen Tradicionalmente, el método del coste del desplazamiento ha sido el preferido por los economistas enfrentados al problema de valorar bienes recreativos en ausencia de mercado. No obstante, de entre los métodos de valoración de externalidades ambientales para las que no puede observarse su precio directamente, ninguno ha generado tanta literatura en el último quinquenio como la valoración contingente. Tanto en los Estados Unidos como en Europa, se multiplican los artículos teóricos y de aplicaciones centrados en dicho método. En España se está iniciando la misma tendencia. Se presenta aquí una comparación de los valores obtenidos mediante el método de la valoración contingente y del coste del desplazamiento para una zona de interés natural del Pirineo catalán. Desde el punto de vista teórico, podría esperarse que los valores obtenidos a través de la valoración contingente fueran superiores a los del coste del desplazamiento. Sin embargo, los resultados obtenidos de la aplicación evidencian lo contrario. Otros estudios recientes apuntan en la misma dirección. El ejercicio introduce, además, algunos aspectos técnicos que se inscriben en el debate internacional sobre ambos métodos. * Los autores desean agradecer las sugerencias y comentarios de Michael Hanemann, Richard Carson y los dos evaluadores anónimos de este artículo.

EL VALOR DE LOS ESPACIOS DE INTERÉS NATURAL EN … · que dan lugar a la estimación de la curva de demanda ordinaria o marshalliana. Willig (1976) concluye que las mediciones de

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ARTÍCULO PARA LA REVISTA ESPAÑOLA DE ECONOMÍA Número monográfico sobre Recursos Naturales y Medio Ambiente. 1995

EL VALOR DE LOS ESPACIOS DE INTERÉS NATURAL EN ESPAÑA. APLICACIÓN DE LOS MÉTODOS DE LA VALORACIÓN

CONTINGENTE Y EL COSTE DEL DESPLAZAMIENTO* Pere Riera Carles Descalzi Alex Ruiz Instituto Universitario de Estudios Europeos y Departamento de Economía Aplicada. Universitat Autònoma de Barcelona Resumen Tradicionalmente, el método del coste del desplazamiento ha sido el preferido por los economistas enfrentados al problema de valorar bienes recreativos en ausencia de mercado. No obstante, de entre los métodos de valoración de externalidades ambientales para las que no puede observarse su precio directamente, ninguno ha generado tanta literatura en el último quinquenio como la valoración contingente. Tanto en los Estados Unidos como en Europa, se multiplican los artículos teóricos y de aplicaciones centrados en dicho método. En España se está iniciando la misma tendencia. Se presenta aquí una comparación de los valores obtenidos mediante el método de la valoración contingente y del coste del desplazamiento para una zona de interés natural del Pirineo catalán. Desde el punto de vista teórico, podría esperarse que los valores obtenidos a través de la valoración contingente fueran superiores a los del coste del desplazamiento. Sin embargo, los resultados obtenidos de la aplicación evidencian lo contrario. Otros estudios recientes apuntan en la misma dirección. El ejercicio introduce, además, algunos aspectos técnicos que se inscriben en el debate internacional sobre ambos métodos.

* Los autores desean agradecer las sugerencias y comentarios de Michael Hanemann, Richard Carson y los dos evaluadores anónimos de este artículo.

THE VALUE OF SPACES OF NATURAL INTEREST IN SPAIN. AN APPLICATION OF THE CONTINGENT VALUATION AND TRAVEL

COST METHODS Abstract In the past, the Travel Cost Model (TCM) has been the most frequently used method to value recreational goods in the absence of market. However, among all the methods available to value environmental externalities, the Contingent Valuation Method (CVM) has been the most popular among economists over the last few years. Both in the USA and Europe the number of CVM applications and theoretical papers is increasing sharply. This trend is starting to be found in Spain too. This article presents an application of TCM and CVM to value an area of natural interest in the Catalan Pyrenees and offers a comparison of the results from both methods. Theoretically, one could expect to find CV values to be larger than TC values, since the former also accounts for option values. However, the results of the Spanish application show otherwise. Other recent studies suggest the same controversial results. The paper also deals with some other aspects present in the international debate on the use of valuation methods for non-market goods. INTRODUCCIÓN La gran cantidad de investigaciones que tienen por objeto la valoración de bienes ambientales para los que no existe un mercado explícito ha generado en los últimos años una inflación de artículos teóricos y de relación entre los ámbitos teórico y aplicado. La popularidad de este campo relativamente joven de la economía reside principalmente en las posibilidades de política económica que se derivan del conocimiento del valor de los bienes, pero también de la necesidad de calcular daños ambientales para sentencias judiciales de compensación a las víctimas, en algunos países como los Estados Unidos de Norteamérica (Portney, 1994). Sin duda, el centro de atención de la comunidad científica internacional lo constituye el llamado método de la valoración contingente, que cuenta con unas 3000 investigaciones específicas publicadas (Carson et al., 1995). Esta tendencia, muy acusada en los Estados Unidos y norte de Europa (Kriström y Riera, 1992; Navrud, 1992), empieza a sentirse también en España. La valoración contingente consiste en simular -o "construir", en el argot propio de esa literatura- un mercado hipotético donde en realidad no existe. Se genera mediante una encuesta que simula la función del mercado, donde el investigador ofrece una determinada cantidad del bien a un precio dado (oferta), ante el cual la persona entrevistada decide si aceptaría o no la transacción (demanda). Aunque

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muy sencillo en su concepción, los trabajos empíricos se enfrentan con un elevado número de sesgos potenciales que deben evitar o minimizar (Riera, 1994). A pesar de ello, el nivel de fiabilidad que la aplicación de este método ha conseguido tras más de treinta años de experimentación puede considerarse satisfactorio, de acuerdo con el reciente informe de una comisión de expertos encabezada por Kenneth Arrow y Robert Solow para determinar la aplicabilidad del método en casos judiciales de los Estados Unidos (NOAA, 1993). Al margen de la simulación de mercados, algunos bienes ambientales pueden valorarse mediante la observación de mercados indirectos. En este sentido, la observación del mercado del transporte y el turismo permite estimar la función de demanda de un espacio de uso recreativo que atrae visitantes de distintos ámbitos geográficos. Este procedimiento es el que se conoce como método del coste del desplazamiento. En palabras de Hotelling (1949), inspirador del método al plantear la forma de valorar los parques nacionales norteamericanos, el procedimiento es el siguiente:

"Se definen zonas concéntricas alrededor de cada parque, de forma que el coste del desplazamiento de cada lugar de una misma zona hasta el parque sea más o menos constante. Se clasifica a los visitantes anuales del parque, o a una muestra representativa de ellos, según su zona de procedencia. El hecho de que lo visiten es indicativo de que los servicios del parque valen, por lo menos, el coste del desplazamiento, el cual puede estimarse con cierta precisión. Si suponemos que los beneficios son los mismos con independencia de la distancia, tenemos, para aquellos que vivan cerca del parque, un excedente del consumidor igual a las diferencias en los costes de desplazamiento. La comparación entre los costes de trasladarse desde una zona y el número de personas que se desplazan, junto con el total de población de la zona, nos permite dibujar un punto para cada zona en la curva de demanda de los servicios del parque. Mediante un proceso razonable de ajuste, debería ser posible obtener una aproximación a la curva de demanda suficientemente buena para hallar, mediante su integración, una medida del excedente del consumidor, como resultado de la posibilidad de visitar el parque. Es este excedente del consumidor (calculado mediante el proceso descrito, restándole el coste de mantener el parque) el que valora los beneficios para el público en un año determinado. Evidentemente, puede capitalizarse para estimar el valor patrimonial del parque, o puede compararse directamente el beneficio anual hallado con el beneficio anual bajo el supuesto de que el área del parque se destinase a un uso alternativo"

La diferencia fundamental entre los métodos de la valoración contingente y el coste del desplazamiento reside en que el primero incluye valores de uso pasivo, mientras que el segundo no. Por ejemplo, una persona puede ver disminuido su nivel de utilidad al saber que se ha destruido un determinado espacio de interés natural, aunque nunca lo haya visitado ni tenga intención de visitarlo. Con un método indirecto, como el del coste del desplazamiento, no es posible incorporar este tipo de valores. A pesar de ésta y otras diferencias, diversos autores (Knetsch y Davis, 1966; Bishop y Heberlein, 1979; Desvousges, Smith y McGivney, 1983; Sellar, Stoll y Chavas, 1983; Hoehn y Randall, 1985; Walsh, Sanders y Loomis, 1985; Walsh, 1986) han comparado los dos métodos en un intento de comprobar la validez del método de valoración contingente con los resultados obtenidos con el coste del desplazamiento, mientras otros más recientes (Cameron, 1992; McConnell, Weninger y Strand, 1993) han puesto el énfasis en formas de integración de

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ambos métodos. El presente artículo analiza las diferencias teóricas entre las medidas de valor de ambos métodos y compara sus resultados en una aplicación llevada a cabo en España. La aplicación se realizó en 1993 a una muestra aleatoria de 300 visitantes a un espacio de interés natural -el Pla de Boavi- de la comarca del Pallars Sobirà, en la zona pirenaica de la provincia de Lleida lindante con Francia y Andorra, para valorar dicho espacio. Además de la comparación de resultados por ambos métodos se exponen en este artículo algunas sugerencias sobre su utilización conjunta y la detección y corrección de determinados sesgos ligados a la valoración contingente. MÉTODO DEL COSTE DEL DESPLAZAMIENTO Aspectos teóricos Considérese una persona i (i=1,...,n) que visita un lugar recreativo j (j=1,...,m), y sea rij la demanda recreativa medida en términos de viajes de recreo por año de la persona i al lugar j. Es posible identificar la función de demanda para cada lugar j, entre los m posibles, de acuerdo con la teoría de la utilidad. La restricción presupuestaria del consumidor i se puede definir como y =pr r + px x [1] donde pr es el coste del desplazamiento, y x la cantidad de bienes no recreativos, típicamente bienes privados, no relacionados con el bien ambiental, siendo px su precio. Los símbolos en negrita indican vectores, mientras los que no la llevan corresponden a escalares. El coste del desplazamiento, prj, se define como: prj = cj + w tj de forma que el coste total del desplazamiento viene dado por el coste del viaje, cj, más el coste de oportunidad del tiempo. Puede suponerse una función de utilidad para el visitante representativo de la forma: U = U(x,r,q) [2] donde q recoge la calidad del bien ambiental. Maximizando [2] sujeto a la restricción presupuestaria [1] se obtiene la ecuación de demanda para el consumidor i:

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rj = rj(y, q, pr, px) Es posible utilizar una expresión alternativa, a través del plantemiento del problema dual, minimizando el gasto en [1], donde el precio de los bienes no recreativos se suponen fijos, sujeto a una restricción de utilidad: E( q, pr, px ,U°) = Min pr r + px x sujeto a U ≥ U° la solución del cual permite obtener la función de demanda compensada o hicksiana, r*, para el lugar j-ésimo. Así, para el visitante i-ésimo, cada función de demanda compensada del lugar j iguala la derivada parcial de la función de gasto del consumidor con respecto al precio del bien recreativo o ambiental. r*j( q, pr, px ,U°) = δ E(.)δprj El método del coste del desplazamiento utiliza observaciones de precio y cantidad que dan lugar a la estimación de la curva de demanda ordinaria o marshalliana. Willig (1976) concluye que las mediciones de bienestar con las curvas marshalliana y hicksiana pueden llegar a diferir muy poco. Así, en presencia de elasticidades-renta razonables del bien ambiental o recreativo, es aceptable utilizar las estimaciones del bienestar con funciones de demanda ordinarias (para una discusión más detallada, véanse, por ejemplo, McConnell, 1993, pp. 176-177; Just, Hueth y Schmithz, 1982). Las pequeñas variaciones entre una u otra medida se vuelven a discutir, de forma algo distinta, en el apartado sobre valoración contingente. Habitualmente se supone que los costes de desplazamiento marginales son constantes y exógenos, aunque Brown y Mendelsohn (1984) han mostrado que ciertos costes del viaje podrían ser una variable de decisión del viajero. Igualmente, se considera que la calidad del bien es exógena, en el sentido de que el viajero no tiene discrecionalidad para variarla. De hecho, la aproximación teórica al método del coste del desplazamiento puede realizarse desde distintas perspectivas. Véanse, por ejemplo, Smith (1991) o Johansson (1993). Aspectos empíricos La estimación empírica de la variable dependiente rj no es trivial. Se han desarrollado dos aproximaciones diferentes: el método zonal y el método individual. El método zonal del coste del desplazamiento, aplicado inicialmente por Clawson (1959) y Clawson y Knetsch (1966), siguiendo la sugerencia de Hotelling (1949) ya mencionada en la introducción, toma su nombre del hecho de que se definen una serie de zonas concéntricas y aproximadamente equidistantes alrededor del bien recreativo o ambiental a valorar. A través de una encuesta a una muestra aleatoria de los visitantes, se obtiene su origen geográfico. Así, se puede calcular el número de visitantes de la muestra que procede de cada zona.

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A fin de ajustar las diferencias en el tamaño de la población de las zonas, el número de visitantes de la muestra procedentes de la zona correspondiente se divide por el total de la población de la zona respectiva. Implícitamente, se está suponiendo que los gustos y preferencias son similares en todas las zonas. A partir de la observación de la distancia económica media (precio) y la proporción de visitantes de cada zona (cantidad), se obtienen tantos puntos de la función de demanda como zonas definidas. El procedimiento detallado de cálculo se explica en la próxima sección. El coste del desplazamiento zonal presenta obvias limitaciones por su carácter de método agregado, que obliga a importantes sacrificios de información individual, que pasa a tratarse de forma conjunta. Por su parte, el método individual del coste del desplazamiento calcula la función de demanda mediante regresión. En el modelo más sencillo, la cantidad de viajes realizados por año (o unidad temporal considerada) por cada unidad de consumo (habitualmente el individuo o la familia) se regresiona contra el coste de desplazamiento individual. Brown y Nawas (1973) y Gum y Martin (1974) desarrollaron inicialmente esta aproximación para evitar las limitaciones de la pérdida de información por agregación del coste del desplazamiento zonal. Sin embargo, aparecen de forma repetida al menos dos dificultades. La primera es que a menudo los viajeros visitan solamente una vez la zona recreativa o ambiental, de forma que la curva de demanda estimada de forma econométrica para los visitantes presenta relativamente pocas observaciones distintas de uno para la cantidad de viajes. La segunda es la que apuntan Brown et al. (1983) al señalar que cuando la proporción de no participantes se incrementa con la distancia respecto al lugar, el método individual puede exagerar el excedente del consumidor estimado. De forma clara, la consideración de diferentes tipos de costes implica importantes variaciones en la curva de demanda estimada por cualquiera de los dos procedimientos y, por lo tanto, en el excedente del consumidor. Así, las decisiones de qué costes incluir y cómo valorarlos se convierten en aspectos especialmente relevantes. A grandes rasgos, se pueden definir dos componentes del coste real en que incurre un viajero: el coste del viaje, entendido como el gasto necesario para desplazarse hasta el lugar, y la valoración del tiempo de viaje o coste de oportunidad del tiempo (w, en la notación anterior). Una aportación de este artículo a la discusión general de comparación entre los valores obtenidos por los métodos del coste del desplazamiento y de la valoración contingente, es la utilización del coste percibido por el consumidor. La utilización de un mercado hipotético por parte de la valoración contingente implica que el nivel de costes a considerar sea el de los costes percibidos y no el de los costes reales. De forma simétrica, se puede considerar la existencia de costes de oportunidad del tiempo percibidos y de costes percibidos del viaje. Se han realizado diferentes intentos de estimar el valor del tiempo percibido por el consumidor. Así, Bojö (1985) no incluía ningún coste del tiempo, de forma que implícitamente daba a dicho tiempo un coste de oportunidad cero. Sin embargo, reconocía que sólo un 20 por cien de la muestra de su estudio no presentaba una utilidad positiva respecto al tiempo de viaje. En una línea diferente, sugerida por Cesario y Knetsch (1976) se ha intentado valorar el tiempo de viaje en función del coste salarial bruto, asignándole diferentes porcentajes sobre el mismo. Por

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ejemplo, Cesario y Knetsch afirman que en base a la evidencia empírica, el valor del tiempo de viaje se encuentra en un intervalo comprendido entre un cuarto y un medio del coste salarial. Sin embargo, Desvousges, Smith y McGivney (1983) compararon diferentes valores del tiempo, entre ellos los propuestos por Cesario y Knetsch, y no pudieron concluir en contra de la utilización del coste salarial completo como medida de coste de oportunidad. También se ha cuestionado, desde un punto de vista teórico, la utilización de dichos porcentajes para medir el valor del coste de oportunidad del tiempo, como muestra Freeman (1993, p. 451). Una segunda cuestión relativa a la determinación del coste total hace referencia al componente coste del viaje, cj. El 80 por cien de los visitantes del espacio de interés natural del Pallars Sobirà entrevistados se desplazaron en su coche privado. Siguiendo la tipología de Bateman (1993), existen tres opciones para el cálculo del coste del viaje: (a) el coste variable real (gasto de gasolina), (b) el coste total real y (c) el coste percibido. De acuerdo con el objetivo de establecer comparaciones entre los resultados de los métodos del coste del desplazamiento y la valoración contingente, puede argumentarse que el coste percibido (c) representa la elección correcta. Con todo, los resultados obtenidos por Bateman (1993), permiten concluir que el coste variable (a) y el coste percibido (c) no son significativamente distintos, pero, en cualquier caso, mejoran mucho la capacidad predictiva del modelo respecto al coste total real (b). Dado este resultado, es posible aproximar el coste percibido por el consumidor como el coste variable. Es decir, el coste que se desea introducir (el coste percibido), se mide a través del coste variable real. En el estudio se optó por estimar el excedente del consumidor en diferentes escenarios de coste, entre los cuales, y a efectos de simplificar la exposición, se han escogido unos costes de 10 pts/km y de 15 pts/km. El primero se deriva de considerar el coste variable del desplazamiento, básicamente gastos de mantenimiento y gasolina, y un coste de oportunidad del tiempo moderado, equivalente a una cuarta parte del coste salarial. El segundo coste se obtiene de considerar un coste de desplazamiento algo más elevado, que incluye, además de los costes ya mencionados, una parte de la amortización del vehículo, y un coste de oportunidad del tiempo mayor, concretamente de tres cuartas partes del salario medio. Aplicación y resultados Para obtener una estimación del excedente del consumidor o visitante medio del espacio natural del Pallars Sobirà, se procedió a aplicar el método del coste del desplazamiento a partir de los datos procedentes de la mencionada encuesta a 300 visitantes, cuyo cuestionario se reproduce al final del artículo. El método individual presentaba un inconveniente insalvable: sólo unos pocos individuos de la muestra habían visitado el lugar con anterioridad en los doce últimos meses de referencia, con lo que el grado de variación de la variable era demasiado escaso para obtener resultados fiables. Por ello, el excedente del consumidor se calculó a partir del método zonal.

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Se definieron zonas geográficas concéntricas alrededor del parque. El número de zonas que se definen alrededor del espacio natural viene dado por la necesidad de equilibrar la mejora de representatividad que proporciona un número bajo de zonas, y la posibilidad de estimar con algo de rigor la función de demanda, que requiere un número creciente de puntos. Después de distintas pruebas, se optó por definir cuatro zonas, que eran las máximas que en este caso permitían una estimación fiable representativa de los puntos de la función de demanda. Por otro lado, cuatro zonas es un número habitual en ese tipo de ejercicios para valoraciones de parques de ámbito regional. Idealmente, se trata de definir zonas concéntricas y equidistantes. Por ejemplo, de cien en cien kilómetros a partir del lugar que se desea valorar. Sin embargo, la realidad económica y geográfica difícilmente coinciden del todo con ese ideal. En la práctica, las distancias económicas son distintas a las lineales sobre un mapa, debido a la ubicación de las infraestructuras y a su distinta calidad. Además, los datos de población disponibles siguen divisiones administrativas, con lo que los límites de las zonas se suelen distorsionar de acuerdo con ellos. Para el caso del Pallars Sobirà, y tomando como punto de origen el Pla de Boavi, la primera zona se definió con una distancia media de 146 km, en trayecto de ida y vuelta, la segunda de 310 km., la siguiente de 452 y la cuarta de ellas a una distancia media de 614 km. Es decir, con una separación equidistante aproximada de 150 kilómetros de ida y vuelta. La no coincidencia exacta con los 150 km se debe a las distorsiones que en la práctica se encuentran. Las distancias medias consideradas son reales, en el sentido de que se han ponderado por los principales núcleos de población, que desplazan el centro de gravedad de la zona teóricamente anillar. En la práctica, el error cometido por esa desviación entre distancias es casi despreciable. Siguiendo la literatura consolidada en la aplicación de este procedimiento, no se tomó en consideración la zona exterior a la más lejana de las cuatro definidas. La razón es que el número de visitantes es demasiado pequeño (36 casos en la muestra del Pallars) al compararlo con el volumen de población que reside en el "exterior", con lo que su aportación es prácticamente nula. En la primera corona se encuentran ciudades como Sort, Viella, Andorra La Vella o Tremp; en la segunda Berga, Ripoll o Solsona; la tercera contiene ciudades como Olot, Granollers, Manresa, Lleida o Huesca; la cuarta zona incluye Barcelona, Tarragona y Zaragoza, entre otras ciudades. De cada zona así definida, se obtuvieron el número de visitantes entrevistados cuyo lugar de residencia coincidía con el área geográfica correspondiente y el volumen de población que residía en cada zona de acuerdo con el censo de 1991. De esta forma se calculó el ratio entre visitantes y población total de la zona. Se procedió, a continuación, a aplicar los costes mencionados de 10 y 15 pts/km para obtener algunos puntos de la función de demanda agregada inicial correspondiente a cada uno de los costes. Los resultados para cada función de demanda se recogen en el cuadro 1. Cuadro 1. Puntos de la función de demanda inicial según coste de desplazamiento por km.

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Zona Visitantes/mil

habitantes Distancia media

ponderada (en km.)

Coste del desplazamiento

(10 ptas/km)

Coste del desplazamiento

(15 ptas/km) 1 0,214086919 146 1460 2190 2 0,042113797 310 3100 4650 3 0,037874369 452 4520 6780 4 0,034166683 614 6140 9210

La función de demanda transformada se deriva de la inicial, considerando el supuesto de que los visitantes reaccionarán a un incremento en el precio de admisión al lugar que se desea valorar, de la misma forma que reaccionan ante un incremento en el coste medio de desplazamiento. La identificación de cinco puntos de la función de demanda transformada se recoge en el cuadro 2. Cuadro 2. Puntos de la función de demanda transformada según precio de coste de desplazamiento por km.

Visitantes precio (10 pts/km) precio (15 pts/km) 264 0 0

95,63 1500 2250 15,46 3000 4500 2,23 4500 6750

0 6000 9000 El procedimiento y lógica de cálculo se pueden ilustrar con las dos primeras conversiones para la función de demanda correspondiente al coste de 10 pesetas por kilómetro. La primera supone que no hay aumento, por lo que, a precio cero, el número total de visitas procedentes de las cuatro zonas, 264, es la suma de las correspondientes a cada zona, que se hallan a partir del ratio de visitantes por mil habitantes. Para la siguiente transformación, se supone un aumento del precio en 1500 pesetas (150 km de distancia media entre zonas concéntricas, a 10 pts/km). Los visitantes de la cuarta zona prácticamente dejarían de acudir al parque, dado que estarían en una situación parecida a los de la zona 5 (exterior) que visitan el lugar en proporciones negligibles. Los visitantes de la zona 3 acudirían al parque en una proporción similar a la originalmente observada en la zona 4, dado que el nuevo coste corresponde al original para la zona 4. El razonamiento equivalente se aplica a las zonas 2 y 1. Convirtiendo las proporciones de visitantes de cada zona en números de visitantes, se obtienen los 95,63 visitantes totales correspondientes al precio de 1500 pesetas (cuadro 2). Y así sucesivamente. Al ser cero el precio del que se parte para la identificación de los cinco puntos de la función de demanda transformada, el excedente del consumidor equivale directamente al valor del área bajo dicha función. Tal función puede calcularse econométricamente, si bien debe realizarse el ajuste con solamente cinco

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observaciones de la curva. Otra posibilidad es la de calcular directamente el área bajo las rectas que unen los pares de puntos contiguos identificados en el cuadro 2. Tras probar ambos procedimientos, se optó por el segundo al aparecer como menos arriesgado en términos de error. El excedente del consumidor así calculado bajo el supuesto de coste igual a 10 pts/km, es de 1394 pesetas por visita. Con el supuesto de un coste de 15 pts/km, se obtiene un excedente del consumidor de 2090 pesetas. Más adelante se comparan estos resultados con los obtenidos a partir del método de la valoración contingente. MÉTODO DE LA VALORACIÓN CONTINGENTE Aspectos teóricos El método de la valoración contingente constituye un caso particular dentro de los procedimientos de construcción de mercados. Dicha construcción puede ser real o hipotética. Cuando un ayuntamiento decide, por ejemplo, someter a referéndum la aprobación de un plan parcial de urbanismo que contemple la urbanización de un espacio de alto interés paisajístico, está creando un "mercado" donde los más directamente afectados deciden si los ingresos previstos para la administración municipal compensan, o no, la pérdida de calidad del espacio como bien público. Este mismo ejercicio puede simularse mediante una encuesta que construya ese mercado de forma hipotética y estimar así la máxima disposición a pagar (o la mínima disposición a ser compensado) de los ciudadanos por la conservación (o pérdida) del espacio en su calidad actual. Este tipo de ejercicio recibe el nombre de valoración contingente. La valoración contingente se considera una forma de estimación directa, ya que se pregunta directamente a una muestra de la población en cuánto valoran un determinado bien público. Ello no ocurre con los métodos llamados indirectos, como el del coste del desplazamiento, ya examinado, o el de los precios hedónicos, puesto que estiman el valor del bien a partir de la observación de otros mercados ya existentes. La primera cuestión teórica con la que se enfrenta todo intento de aplicar el método de la valoración contingente es la de identificar el tipo de medida de bienestar que se pretende estimar: la variación compensatoria o la variación equivalente. La importancia de la cuestión reside en el hecho de que, por lo general, generan cuatro valores distintos, según el escenario (pérdida o ganancia del bien público) y tipo de medida, con lo que el investigador puede cometer un error de medición si no plantea correctamente el problema. La variación compensatoria con un escenario de pérdida de calidad o cantidad del bien público o externalidad, por ejemplo ambiental o recreativo, siendo constantes

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el resto de variables relevantes, puede expresarse en términos de utilidad de la siguiente forma: U(p, y, r0) = U(p, y + VC, r1) [3] donde la utilidad U es función de los precios p, el nivel de renta y, la cantidad o calidad del bien ambiental o recreativo r en su estado inicial (0) o final (1), y la variación compensatoria, VC. Se supone que la función de utilidad U proviene de: U = V[x(p, y, r), r] = U(p, y, r) siendo x(p, y, r) el vector de demanda de bienes privados, que depende del nivel de precios, renta y cantidad o calidad del bien público o ambiental. La expresión [3] indica que el consumidor es indiferente ante consumir el bien público o ambiental al nivel inicial de calidad o cantidad y consumir menos bien público o ambiental, o de peor calidad, si se le incrementa su renta monetaria con la variación compensatoria VC. En otras palabras, VC corresponde a la mínima cantidad de dinero que debería recibir en compensación el consumidor para sentirse indiferente ante la disminución acontecida del bien r. En el caso simétrico, de mejora ambiental, con signo negativo para VC en la expresión [3], la variación compensatoria se interpreta como la máxima cantidad de dinero que el consumidor estaría dispuesto a pagar por tal mejora. Es fácil mostrar gráficamente como, con los supuestos económicos habituales, ambas medidas monetarias son algo distintas al responder a una misma cantidad/calidad de variación, positiva o negativa, en el bien r. El razonamiento es muy parecido para la variación equivalente. La ecuación relevante es, en este caso: U(p, y, r0) = U(p, y - VE, r1) [4] Con signo negativo, la variación equivalente, VE, indica la máxima cantidad de dinero que el consumidor estaría dispuesto a pagar para que se diera una mejora en r. El caso contrario, con VE positivo en la expresión [4], la medida relevante es la mínima cantidad de dinero con la que se debería compensar a un consumidor para que volviera al nivel de utilidad original tras haber acontecido un daño en el bien público o ambiental que hubiera hecho disminuir su bienestar. Al igual que en el caso de la variación compensatoria, aquí las dos medidas son, teóricamente, algo distintas. Así, las cuatro cantidades de dinero que resultan de las variaciones compensatoria y equivalente son habitualmente distintas. En cualquier caso, estas cantidades de dinero son las que típicamente se proponen estimar los ejercicios de valoración contingente. El problema empírico que se plantea, paralelo al teórico, es la medición de esas diferencias. En la práctica, se han detectado diferencias demasiado grandes entre las cuatro medidas, principalmente entre las que utilizan la máxima disposición a pagar y las que se plantean en términos de mínima disposición a ser compensado, siendo estas últimas notablemente mayores. Las razones para tal

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divergencia escapan al objeto de este artículo (véase, por ejemplo, Hanemann, 1991). Ante este conflicto, la mencionada comisión de expertos designada por la National Oceanic and Atmospheric Administration estadounidense (NOAA, 1993) aconsejó, de forma algo polémica, utilizar siempre la medida más conservadora; es decir, formular la pregunta de valoración contingente en términos de máxima disposición a pagar. En la valoración del espacio del Pallars Sobirà mediante el método de la valoración contingente, se planteó la pregunta en términos de variación equivalente ante un riesgo de deterioro de la calidad ambiental del entorno. La pregunta relevante coincidía, pues, en términos teóricos y prácticos, con el formato de máxima disposición a pagar para evitar el deterioro (aplicar una política de conservación). Los problemas teóricos de medición pueden extenderse conjuntamente a los dos métodos tratados aquí, el del coste del desplazamiento y la valoración contingente. Puede ser de utilidad distinguir los valores de acuerdo con la siguiente clasificación (Randall, 1991): (a) valores de uso competitivo, (b) valores de uso no competitivo, (c) valores de uso indirecto, y (d) valores de existencia. El valor más claro derivado del espacio del Pallars Sobirà es el (b), dado que los visitantes suelen realizar el desplazamiento para disfrutar del paisaje y el aire puro, bienes típicamente no rivales en el consumo. Los valores de uso competitivo (a) podrían darse en el Pallars si la caza o pesca, por ejemplo, estuvieran permitidos. Ambos valores, (a) y (b), son identificables tanto por el método del coste del desplazamiento como por el de la valoración contingente. Los valores (c) y (d), en cambio, no pueden identificarse a través de los costes de viaje. Los valores de uso indirecto incluyen, por ejemplo, la divulgación que por medios audiovisuales pueda hacerse del espacio del Pallars Sobirà. Al haber un mercado para este tipo de bienes, su valoración no presenta tantos problemas como los demás apartados. El valor más complejo es el de existencia (d), entendiéndose aquí en un sentido amplio. Incluye el bienestar que alguien pueda sentir al saber que existe un parque con una fuerte política conservacionista en los Pirineos; o la posibilidad de que uno mismo u otra persona, presente o futura, pueda visitar el lugar en cualquier momento (valor de opción) (Krutilla, 1967). En la mayoría de los casos, la medición de este tipo de cambio en el bienestar del consumidor provocado por el uso pasivo, sólo puede capturarse con un método de construcción de mercado como es el de la valoración contingente. Así, al comparar los resultados de la valoración del excedente del consumidor estimado con el método del coste del desplazamiento y el excedente medido a través de la valoración contingente, debe tenerse en cuenta que, en teoría, es razonable esperar que este último valor sea algo superior al primero (Mitchell y Carson, 1989). A pesar de la justificación teórica para la discrepancia en la medida del valor, éste fue uno de los puntos polémicos centrales en la discusión

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de la comisión de expertos de la NOAA (1993). De hecho, ante el temor de sobredimensionar la estimación del valor con el método contingente, comparado con métodos basados en la observación de mercados ya existentes, NOAA (1994, p. 1183) propuso la consideración en casos judiciales estadounidenses de daños ambientales solamente el 50 por cien del valor obtenido mediante valoración contingente. Esa discusión se reemprende en una sección posterior de este artículo. Sin embargo, para poder discutir la comparación empírica entre ambos métodos en el Pallars, deben presentarse primero el proceso de aplicación del ejercicio de valoración contingente y sus resultados. Aspectos empíricos La principal dificultad al aplicar el método de la valoración contingente la constituye el considerable número de sesgos que potencialmente conlleva la simulación del mercado mediante una encuesta (Winpenny, 1991). El más obvio y frecuentemente aducido, aunque seguramente no el más severo en la práctica, es el sesgo de estrategia, muy ligado al comportamiento free rider. La detección o no de ese problema se comenta en un apartado posterior de este artículo. Otro sesgo, cuya presencia se comprobó, es el conocido como sesgo del precio de salida en las preguntas de valoración en formato cerrado. En el cuestionario se utilizó un formato mixto al plantear la pregunta de valoración, consistente en una primera pregunta cerrada para a continuación hallar la máxima disposición a pagar mediante una pregunta abierta (preguntas 16, 17, 18 y 20 del cuestionario). Así, en la primera pregunta se le pedía a la persona entrevistada si pagaría en concepto de entrada una determinada cantidad de pesetas, a lo que debía responder sí, no, o no lo sabía (formato cerrado, dominante en las aplicaciones de los últimos años). A continuación, se le pedía que, de acuerdo con su respuesta, revelara la máxima cantidad que pagaría en concepto de entrada (formato abierto). El argumento básico para utilizar el formato cerrado reside en la facilidad de comprensión para la persona entrevistada. Se le plantea la difícil tarea de decidir en un mercado hipotético, pero por lo menos la forma de hacerlo no difiere demasiado de la que se encuentra en mercados reales, donde dado el precio de un bien decide si lo paga o no (Hanemann, 1984). Sin embargo, el dar una pista con el valor inicial puede llevar a un sesgo del precio de salida. Ello es cierto para ejercicios con formato cerrado y para combinaciones de preguntas de formato cerrado y abierto. Si la persona entrevistada no tiene demasiado claro qué precio pagaría por la entrada al espacio del Pallas Sobirà, puede tomar como bueno el precio indicado (efecto anclaje), siempre que se encuentre dentro de unos límites que le parezcan razonables, sin realizar el esfuerzo de buscar su verdadera máxima disposición a pagar. De forma similar, si el precio utilizado está por encima del valor que considera verdadero la persona entrevistada, ésta puede modificar al alza su respuesta, pensando que el investigador sabe mejor que ella

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lo que es razonable pagar. El argumento puede formularse de forma similar para un precio de salida excesivamente bajo. Se dividió la muestra en cuatro submuestras. A una submuestra de 50 personas se le ofreció como precio indicativo el de 200 pesetas, mientras que para otra submuestra del mismo tamaño el precio de salida fue de 3000 pesetas. La media de la disposición al pago de la primera submuestra resultó ser significativamente inferior a la de la segunda, 1036 frente a 2252 pesetas respectivamente, lo que indica la presencia de un sesgo incluso contrastando con niveles de confianza del 99 por cien. Las 200 personas restantes de la muestra se dividieron a su vez en dos submuestras de igual tamaño, con las que se ensayó un proceso para disminuir la probabilidad de presencia del sesgo del precio de salida. En ambas submuestras, el precio que se ofreció a cada individuo fue el promedio de las tres respuestas anteriores. De esa forma, el precio de salida se autoajustaba gradualmente para situarse, en la mayoría de los casos, cerca de la valoración promedio de la muestra. Se evitaba, pues, la constante influencia de un precio demasiado alto o bajo para la mayor parte de las personas entrevistadas. La única diferencia entre los cuestionarios para las submuestras consistía en el precio dado al primer individuo: en un caso fue de 200 pesetas y en el otro de 3000. Los precios de salida de ambas series se igualaron ya en la quinta observación, con lo que el riesgo de sesgo disminuyó drásticamente. De hecho, las medias de la disposición al pago obtenidas en cada serie no son significativamente distintas entre sí: para la serie con inicio en 200 pesetas, la media fue de 1094 pesetas, mientras que para la de 3000 fue de 1008 pesetas. En su concepción, este procedimiento es similar al sugerido simultáneamente por Kanninen (1993), e inspirado en la bioestadística, para ejercicios de valoración contingente con formato dicotómico de aceptación o no del precio dado en el cuestionario. Como se ha mostrado, los resultados obtenidos en el Pallars revelan que no existe diferencia significativa entre la disponibilidad a pagar procedente de ambas submuestras. Este contraste no es indicativo, obviamente, de la ausencia de sesgo, pero sí parece razonable apuntar que, en general, es menos probable que tal sesgo tenga gran influencia en el resultado con ese procedimiento que con el primero de los descritos. Ello reforzaría la aplicabilidad de la aproximación teórica expuesta por Kanninen. Resultados Existe un cierto debate sobre cual es la medida de valoración más apropiada: la media o la mediana, en cualquiera de sus variantes, de los valores expresados en la disposición a pagar. En preguntas de formato dicotómico, la mediana ofrece algunas ventajas como indicador más consistente (Hanemann, 1984). En valoraciones tipo referéndum, Werner y Groves (1993) defienden por razones diversas la utilización de la mediana. A veces se recurre a la media de las medianas del valor que muestran distintos grupos, como por ejemplo usuarios y no usuarios, o ecologistas y no ecologistas. Ante la presencia de unos pocos valores muy extremos, no es extraño proceder a la supresión de un porcentaje

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(por ejemplo, el 5 por cien) de las observaciones de menor y mayor valor, para obtener así una media menos sujeta a distribuciones muy dispersas. No obstante, lo más habitual es proceder al cálculo de la simple media de la máxima disposición al pago manifestada por los entrevistados. En la encuesta del Pallars, el resultado final de la máxima disposición a pagar del visitante tipo por la visita y conservación del espacio de interés natural se obtuvo a partir de la media de los resultados expresados en la pregunta 17 ó 18, según cual fuese la relevante, sumados a los valores de la pregunta 20. Así, el excedente del consumidor medio se estimó en 1082 pesetas. Para un nivel de confianza del 95 por cien, los límites del intervalo en el que estaría incluido ese valor son 875 y 1279 pesetas. Adicionalmente, se explotaron las respuestas a la pregunta de valoración en formato dicotómico (número 16 del cuestionario) con la aplicación de modelos logit y probit. Los resultados obtenidos no divergieron significativamente de los que resultan de la pregunta abierta (17 y 18 del cuestionario) de máxima disposición a pagar. En la agregación de resultados se excluyeron las respuestas de protesta, como es habitual en los ejercicios de valoración contingente (Freeman, 1993, pp. 187-188). Es decir, aquellas que no dan ningún valor concreto o que aseguran que pagarían cero pesetas por razones ajenas al hecho de tener o no un excedente positivo. En total fueron 83 las observaciones rechazadas por esos motivos. Si no alcanza una proporción muy alta, la aparición de respuestas de protesta es considerada incluso como deseable por varios autores (Carson, 1991; Hanemann, 1994), con el argumento de que es mejor obtener un rechazo a responder que obtener respuestas poco fiables. Demasiadas respuestas de protesta indican algún problema con la aplicación del método de valoración contingente (Sagoff, 1988; Eberle y Hayden, 1991). Suele aconsejarse intentar minimizar las respuestas de protesta, siempre y cuando ello no comprometa la fiabilidad de las respuestas. Éste es un argumento frecuente en la discusión sobre qué formato es el más adecuado para formular la pregunta de valoración. Cuestionarios con alguna pista del precio, como en el caso del Pallars, tienden a provocar menos rechazo que preguntas con formato abierto (¿cuánto pagaría como máximo por...?). La selección de un modo de pago poco creíble o impopular, da como resultado un mayor número de protestas que vehículos de pago más creíbles o neutros. Preguntas de disposición al pago (caso del Pallars) tienden a provocar menos respuestas de protesta que preguntas con formato de disposición a ser compensado. Un buen ejercicio del primer tipo (disposición al pago) suele provocar una tasa de protesta de entre el 20 y el 30 por cien -en el Pallars fue del 28 por cien-, mientras que el segundo (disposición a ser compensado) no es excepcional que superen el 50 por cien (Mitchell y Carson, 1989, pp. 34 y 267). El porcentaje de respuestas de protesta en este ejercicio mejora el de otras aplicaciones realizadas en España (Riera, 1993, pp. 117-120; Riera, 1995). COMPARACIÓN ENTRE LOS DOS MÉTODOS

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Tal como se apuntaba con anterioridad, podría esperarse que el valor obtenido mediante la valoración contingente superase en algo el procedente del coste del desplazamiento, dado que a los visitantes encuestados se les preguntaba también por su disposición a pagar por conservar el espacio de interés natural. Es decir, se incluye un valor de opción que el método del coste del desplazamiento no captura. Sin embargo, aun tomando los costes variables, o que el visitante percibe como propios del desplazamiento, como alternativa a los reales o totales, los valores comparados no siguen el comportamiento previsto: 1082 pesetas según el método de la valoración contingente, frente a las 1394 pesetas del coste del desplazamiento, contando el coste kilométrico a 10 pesetas. Los resultados sugieren que la valoración contingente probablemente sea un método más conservador que el del coste del desplazamiento. La diferencia es aun más clara si se comparan las 1082 pesetas con las 2090 resultantes del coste de viaje de 15 pesetas por kilómetro. Siguiendo con la opción más comparable (10 pesetas de coste por kilómetro), el cociente entre el valor obtenido por el método de valoración contingente y el coste del desplazamiento es de 0,78. Ese ratio no está demasiado lejos del 0,89 encontrado por Carson et al. (1994) para el promedio de 83 estudios comparativos entre valores declarados (valoración contingente) y valores revelados en mercados indirectos (coste del desplazamiento o precios hedónicos), principalmente en los Estados Unidos. Se encuentra, pues, una divergencia persistente -y confirmada en el ejercicio del Pallars- entre las expectativas teóricas discutidas en un apartado anterior y la evidencia empírica. El estudio de Carson et al. (1994) no discute las causas de tal discrepancia y es demasiado reciente para haber generado una literatura centrada en tal discusión. Del ejercicio del Pallars no se deriva tampoco ninguna justificación. Sería interesante, en cualquier caso, incluir en futuros estudios unas preguntas de debriefing que puedan profundizar en los costes percibidos por las personas que deciden emprender un viaje recreativo y contrastar dichos valores con los expresados en la pregunta de valoración contingente. Sea cual sea la razón, las implicaciones de esos resultados en política económica son notables. Como se ha mencionado, en un documento de discusión de la NOAA (1994), se proponía la utilización en sentencias judiciales de sólo la mitad del valor obtenido por el método de valoración contingente en reclamaciones de indemnización por daños ambientales, para evitar así la sobrestimación que un probable sesgo de estrategia pudiese introducir. La evidencia empírica muestra que las técnicas de construcción de mercados hipotéticos tienden a ser más conservadoras que las de observación de preferencias reveladas en mercados indirectos. Por ello, como indican Carson et al. (1994, p. 23), penalizar los valores obtenidos por el método de valoración contingente casi siempre resulta en una divergencia, en lugar de convergencia, entre los resultados de los distintos métodos. La presencia o ausencia del sesgo estratégico, antes mencionado, suele detectarse con ejercicios ad hoc que incluyen dos mercados construidos, uno de

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hipotético y otro con pago real (véase, por ejemplo, Bohm, 1972). El ejercicio de valoración del espacio de interés natural del Pallars no pretendía contrastar explícitamente este sesgo. Sin embargo, la comparación del método del coste del desplazamiento y de la valoración contingente sugiere una posible línea de análisis en ese sentido. Si la persona entrevistada obtiene utilidad de su visita al espacio natural del Pallars Sobirà, su comportamiento free rider típico al valorar una política encaminada a evitar la degradación del bien ambiental sería, seguramente, el de dar un valor superior al verdadero. La diferencia entre el valor verdadero y el señalado por la persona entrevistada constituye la medida del sesgo. Obviamente, el sesgo no es posible cuando el mercado es real (Samuelson, 1954), con lo que no puede darse en la estimación del valor a través del coste del desplazamiento. Si dicho valor fuera insesgado, la presencia de un sesgo de estrategia en el ejercicio de valoración contingente sugeriría un valor significativamente mayor que el proveniente del coste del desplazamiento, especialmente si se toma en consideración el valor de no uso que sólo captura la valoración contingente. Al no darse esa circunstancia, sino más bien la contraria, puede pensarse que, en ausencia de otros sesgos significativos en ambos métodos, el de estrategia tuvo un efecto muy pequeño, o nulo, en el caso del Pallars Sobirà. CONCLUSIONES Al valorar bienes para los que no existe un mercado explícito, pueden aplicarse métodos que simulan el mercado (preferencias declaradas) o bien observar el comportamiento en mercados relacionados con el bien en cuestión (preferencias reveladas). Los dos procedimientos, y más concretamente los métodos de la valoración contingente y del coste del desplazamiento, se aplicaron para valorar un espacio de interés natural del Pallars Sobirà, en el Pirineo catalán. Podría esperarse que las medidas de variación de bienestar que infiere el método del coste del desplazamiento sean algo inferiores a las estimadas mediante el método de valoración contingente. Ello debería ser así principalmente por el hecho de que este último método incluye valores de uso pasivo que un mercado real no captura. La aplicación de ambos métodos a una misma muestra de visitantes puso en evidencia, sin embargo, como el excedente del consumidor calculado en aproximadamente 1400 pesetas según el método del coste del desplazamiento, es algo superior al beneficio neto, de unas 1100 pesetas, detectado con la valoración contingente. Esa estimación es la más conservadora de las contempladas para el método del coste del desplazamiento, que es muy sensible al cálculo de los costes que se utilicen en la estimación. Esa discrepancia entre valores esperados y hallados no es exclusiva de este ejercicio, sino que se encuentra en muchos estudios realizados en otros países. Sería deseable disponer en España de más estudios empíricos de este tipo para contrastar los resultados hallados. Asimismo, se deberían indagar las causas por las que un mercado hipotético es más "conservador" que uno basado en observaciones reales. Una posible vía para ello sería la inclusión de preguntas adicionales al efecto en futuras valoraciones que utilicen ambos métodos.

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La valoración contingente, por su parte, se enfrenta con numerosos sesgos potenciales. El riesgo de aparición de uno de ellos, el del precio de salida, puede disminuirse mediante el cálculo de dichos precios en función de las respuestas anteriores. En la práctica, dos series construidas con el promedio de las tres últimas respuestas, con muy distinto precio de salida, convergen rápidamente hacia valores medios, evitando así el efecto continuado de un sesgo notablemente alto para la mayoría de las personas entrevistadas. Finalmente, parece interesante seguir investigando en la detección del sesgo de estrategia con instrumentos alternativos a la construcción de mercados con dinero real. Para ello se sugiere la línea de utilizar el método del coste del desplazamiento, u otros de preferencias reveladas, no ya para validar el de la valoración contingente, sino para detectar y medir la presencia de comportamientos free rider.

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ANEXO

VALORACIÓN DE LOS ESPACIOS DEL PALLARS SOBIRÀ INCLUIDOS EN EL PEIN CUESTIONARIO PARA LOS VISITANTES MAYORES DE 18 AÑOS Buenos días / buenas tardes. Estamos realizando un estudio para la Universidad Autónoma de Barcelona sobre el uso de estos parajes, que se quieren proteger como parques. Desearíamos que nos contestara a unas preguntas, si es tan amable. 1.¿ Qué medio de transporte ha utilizado para llegar hasta aquí?

No responde Caminando Transporte público (especificar cual) Combinación de los anteriores (especificar cual) Transporte privado (especificar cual)

↓ → → → 2. ¿Con cuánta gente ha venido [en el mismo vehículo privado]?

[Apuntar el número de personas]

Edad Número0-15

16 o más

3. Diría que el viaje de desplazamiento del lugar de origen hasta aquí ha sido más bien pesado o más bien agradable?

más bien agradable más bien pesado depende de los trozos no responde no sabe

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4. ¿Me podría decir desde dónde ha iniciado hoy su viaje para visitar este espacio? [Municipio]: 5. ¿Cuál es su municipio de residencia habitual? [Municipio]: 6. [Si no es del Pallars]¿Cuántos días en total piensa invertir en este viaje? 7. ¿Ha venido al Pallars Sobirà principalmente para visitar este espacio natural?

no responde no sabe sí no →→ 8.¿ Y el viaje de hoy?

sí no no responde no sabe

9. ¿Cuánto tiempo ha tardado hoy para llegar a estos parajes? [se entiende

desde el lugar de origen, sin contar otras paradas visitando espacios naturales] [Horas y minutos aproximados]: 10. ¿Cuánto tiempo ha pasado o piensa pasar hoy en estos parajes? [Horas y minutos aproximados]: 11. ¿En qué lugar o municipio tiene previsto pernoctar hoy? [Municipio o lugar y municipio]:

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12. ¿Cuánto tiempo piensa que invertirá hoy en el viaje de vuelta [al lugar o municipio de la pregunta anterior]? 13. ¿Había visitado este paraje antes, desde el verano pasado?

no responde no

sí ¿Cuántas veces, desde el verano pasado? [especificar el número]: 14. ¿Por que dos motivos ha visitado hoy este lugar? (ordenar por orden de importancia los dos más relevantes) [Enseñar las opciones] [Especificar cual]: _________

caminar hacer deporte [especificar] disfrutar del paisaje disfrutar del aire puro observar los árboles, plantas y animales buscar productos del bosque [especificar] otros motivos [especificar] no responde no sabe

15. Después de visitar este espacio, ¿cree que ha valido la pena su desplazamiento de hoy?

mucho bastante no demasiado nada no responde no lo sabe

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16. Para acabar, y contando que ya ha tenido unos costes de viaje, si se le preguntara cuál es la cantidad máxima de dinero que estaría dispuesto/a a pagar en concepto de entrada a este espacio, de acuerdo sólo con lo que ha disfrutado con su visita, independientemente de la futura conservación o no de estos parajes pagaría la cantidad de: _________ pesetas?

sí no no sabe no responde [preguntar por qué motivo no responde]:

Si responde SÍ

SI responde NO

17. Teniendo en cuenta que al menos pagaría _______ pts, ¿cuál sería la cantidad máxima que estaría dispuesto/a a pagar?

18. Teniendo en cuenta que pagaría menos de 3.000 pts, ¿cuál sería la cantidad máxima que estaría dispuesto/a a pagar?

................................. pesetas

................................... pesetas

19. [sólo si da 0 pts o

un valor negativo] ¿Por qué motivo no está dispuesto a pagar?

20. Y si le asegurasen que estos parajes se declararan parque natural y se mantendrían conservados así en el futuro, ¿qué cantidad extra estaría dispuesto/a pagar como máximo en concepto de entrada, adicional a la expresada en la pregunta anterior? [Si la persona entrevistada quiere, puede modificar el valor dado a las preguntas 16 a 19, en función de la respuesta a esta pregunta] .................................. pesetas.

22

21. Año de nacimiento: 22. ¿Diría que el promedio de sus ingresos personales netos al mes, está incluido en alguno de estos tramos? [preguntar por los ingresos personales, pero si dice que no tiene, preguntar por los del conjunto del hogar y apuntarlo en la columna correspondiente]

[Marcar la casilla que corresponda]

personal hogar No tiene ingresos directos Menos de 50.000 pts Entre 50.000 y 100.000 pts Entre 100.000 y 150.000 pts Entre 150.000 y 200.000 pts Entre 200.000 y 250.000 pts Entre 250.000 y 300.000 pts Entre 300.000 y 350.000 pts Entre 350.000 y 400.000 pts Más de 400.000 pts No sabe No responde

24. [Si responde la columna de familia] ¿Cuántas personas mayores de 16 años hay en su casa? 23. ¿Tendría inconveniente en dejarnos su número de teléfono, por si tuviéramos alguna pregunta adicional que hacerle? [Apuntar el número, si accede a dejarlo]

23

La persona entrevistada es:

Masculina Femenina

Fecha de la entrevista: Hora de la entrevista: Número de la entrevista de esta serie: Lugar de la entrevista: Entrevistador/entrevistadora [nombre]: Condiciones atmosféricas:

[Marcar más de una casilla, según corresponda]

Muy caluroso (+ de 25º)

Caluroso (de 20º a 25º) Fresco (de 10º a 20º) Frío (- de 10º) Sol Sol y nubes Nubes Lluvia Lluvia fuerte y prolongada

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