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    El derecho a decirlo todo pblicamente.

    A propsito de La universidad sin condicinde Jacques Derrida.

    Ivn Trujillo1

    Se trata aqu de explorar una va de acceso al problema del espacio pblico moderno en

    cuanto est estructurado en el marco de Estados de tipo democrtico. Tomando la cuestin de

    lo pblico a partir de la cuestin de la publicacin, bosquejamos primero una cierta trayectoria

    de la relacin de la escritura con el espacio pblico. El pensamiento sobre la escritura literaria

    del filsofo francs Jacques Derrida muestra la relacin indisociable entre la democracia y la

    literatura, entre el derecho a decirlo todo y a ocultarlo todo pblicamente. A propsito de La

    universidad sin condicin (2001), esta relacin se convierte, mediante la profesin de fe, en la

    posibilidad de una universidad sin condicin y de las Humanidades. Es el problema de una

    universidad sin condicin que no existe y que, por ello mismo, exhibe su impotencia, su falta

    de condicin, su fragilidad para impedir ser invadida por poderes econmicos, polticos,

    religiosos, etc. Como problema de cierto como si, de cierta virtualidad, que tiene lugar fuera

    de todo reclamo de efectividad, lo que est en juego es la posibilidad de una universidad fuera

    de todo recurso utpico o mitolgico, humanista o teolgico.

    I. El lugar del libro.

    Kant en su respuesta a la preguntaQu es la ilustracin(1784), deca que ella consiste en

    salir de la minora de edad, caracterizando enseguida esta ltima en relacin con un libro, con

    un pastor y con un mdico. El primero piensa por m, el segundo reemplaza mi conciencia

    moral y el tercero juzga acerca de mi vida. Si la minora de edad consiste en ser incapaz de

    servirse del propio entendimiento sin que otro me dirija, el libro del que aqu se habla es de

    ese uso, o de ese no uso, del libro como tutela, como pensamiento externo, opuesto a una

    cierta relacin con el libro a la vez que es ms interior, leda o docta, inteligida, es ms

    autnoma, libre, pblica. Hacer uso pblico de la propia razn es situarse en el espacio

    pblico del mundo de lectores.

    1Publicado en Maximiliano Figueroa (Ed.)Educacin y sociedad.Edicin Altazor, Via del Mar, 2013.

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    Tambin en 1784, Kant publica sus Ideas para una historia universal en clave cosmopolita. En

    este libro, del que como ha hecho notar Foucault (1983) ya no se trata de la historia hoycomo

    respuesta a la pregunta qu es la ilustracin, sino de un proceso internoque conduce la historia,

    Kant hablar de una historia universal inseparable de un plan de la naturaleza (como un hilo

    conductor) con vistas a su unificacin poltica total. A propsito de hilo conductor, enEl derecho

    a la filosofa desde el puno de vista cosmopoltico (1991) Derrida observar que Kant intenta separarlo

    totalmente de la ficcin (novela), ligndolo a la historia de la razn europea y, en primer

    trmino, a la historia greco-romana. Observa entonces que el hilo conductor, como elemento

    cmodo de representacin, no es el modo ms seguro de escapar de la novela.

    Tras Kant, en su Plan razonado para erigir en Berln un establecimiento de enseanza superior que

    est en conexin adecuada con una academia de ciencias(1807), Fichte va a comenzar hablando de la

    relacin de la universidad con el libro, de la relacin entre ste y la leccin oral, de la

    inutilidad de la leccin oral en tanto est basada en un libro plenamente disponible y en plena

    proliferacin. Y esto a tal punto que la propagacin oral del conocimiento se vuelve un

    sucedneo de la falta del libro. El libro implica difusin del conocimiento, de la ciencia,

    disponibilidad, autonoma, etc. Est claro que el punto de vista de Fichte es el del punto de

    vista ilustrado (y kantiano) de la mayora de edad, del conocimiento ante los ojos de todo el

    mundo, del aprender por s mismo, incluso contra la repeticin tediosa de lo ya consignado

    en los propios libros. Por eso tambin es un ilustrado preocupado por la suerte del mtodo de

    la leccin oral y de la universidad misma.

    Aado, de pasada, que Derrida hace notar que si Fichte cree necesario neutralizar la

    singularidad idiomtica del trabajo universitario, es porque entiende la filosofa como

    universal, lo cual quiere decir que ella es traducible sin resto. Slo que para el filsofo de la

    Doctrina de la ciencia (1794) y del Discurso a la nacin alemana (1807), la legua alemana, lo

    nacional, es tambin una lengua universal. Ms todava, cualquiera que hable de manera

    filosfica, racional, habla alemn. Necesidad entonces de ser universal siendo idiomtico. Tal

    su cosmopolitismo.

    Ahora bien, si en la misma tradicin moderna, con Fichte mismo, se va a hasta el siglo

    XX, hasta la fenomenologa de Husserl tal y como l va a encarar el origen histrico de la

    geometra (El origen de la geometra), de la ejemplaridad racional de esta ciencia, de su exactitud y

    de su universalidad, nos encontramos nuevamente un concepto de la transmisin y de la

    tradicin, de la permanente adquisicin de la objetividad cientfica ms all incluso de la poca

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    moderna ligada tambin a lo escrito, a la palabra ya no oral, sino al documento, al la escritura

    en general. En su Introduccin al Origen de la Geometra de Husserl (1962), Derrida va a

    proceder a mostrar una importante diferencia de Husserl con Kant. Para ste el comienzo

    histrico de la geometra depende de que el primer gemetra tome conciencia de su actividad

    de matemtico, pues no tiene que hacer otra cosa que permanecer en la interioridad de un

    concepto que ya posee. El gemetra encuentra en s mismo un concepto ya constituido, el

    cual hace explicito o construye. En el trascendentalismo husserliano, en cambio, el concepto

    geomtrico es producido histricamente por el acto de un sujeto concreto. Slo que habra

    que aceptar el hecho, como a su modo parece tambin sugerirlo Fichte, que la mayora de

    edad o la ilustracin que nos ofrece la escritura es tambin la decisinque hay que tomar cuando

    precisamente ya no se puede sino repetir el conocimiento como ya dado. Situar

    histricamente la geometra significaprescribirsu origen, toda vez que no es sino viniendo de

    vuelta, desde la historia de la geometra ya comenzada, retornando desde el fenmeno ya

    producido, que se puede acceder fenomenolgicamente al origen. Dicho de una manera a la

    vez metafrica y literal: es en cierto modo una vez ya escrito que se puede acceder

    fenomenolgicamente al origen. Y porque escrito, siempre mantendremos con l una relacin

    inevitablemente distanciada y de re-torno.

    La cuestin del retorno se va a plantear a partir de un primer envo. Es la cuestin del

    origen a partir del documento recibido y ya legible, con lo cual me es ofrecida de nuevo la

    posibilidad de interrogar de vuelta sobre la intencin originaria y final, de lo que por tradicin,

    me ha sido entregado. Apertura as a una telecomunicacin en general, a un

    cuestionamiento retrospectivo marcado por la referencia postal, como una comunicacin a

    distancia por medio de una carta. Lo cual tambin significa que en la medida en que depende

    de la escritura, y ya no slo del libro, nuestra historicidad es, con Husserl, la relacin

    ineludiblemente desplazada que mantenemos con nosotros mismos. Por eso es que nunca

    puede dejar de haber historia. Por eso es que tambin nuestra ilustracin puede ser

    interminable. O no haber comenzado, en verdad, jams.

    II. La universidad sin condicin: como si y lugar.

    Se ha hecho referencia a la carta, a su envo. A la comunicacin a distancia. O sea, a la

    escritura. Entonces, al espacio abierto por el envo. Asimismo, aunque implcitamente, a la

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    posibilidad del secreto y a la posibilidad de no llegar a destino. Es lo que relaciona el modo

    virtual de la comunicacin a distancia con la posibilidad de no estar presente, de no haberse

    hecho presente, en verdad, jams. Si eso dice la estructura de la carta, entonces cmo evaluar

    la virtualizacin de la que hoy por hoy todos, y en medida cada vez ms creciente,

    dependemos?

    A propsito de cmo afecta al lugar y a la naturaleza del trabajo universitario, de la

    virtualizacin que hoy en da deslocaliza el espacio de comunicacin, de discusin, de

    publicacin, de archivacin, Derrida va a hacer referencia a lo indito de la aceleracin del

    ritmo, la amplitud y los poderes de capitalizacin de semejante virtualidad espectralizadora.

    La desestabilizacin del hbitat universitario es tal que trastorna su tipologa, inquieta todo lo

    que organiza sus lugares, a saber, tanto el territorio de sus campos y de sus fronteras

    disciplinares como sus lugares de discusin, su campo de batalla, su Kampfplatz, su battlefield

    terico, as como la estructura comunitaria de su campus. Ahora bien, lo ms radical de esta

    radicalidad es esto: lo que queda as trastocado es la topologa del acontecimiento, la

    experiencia del tener-lugar singular.

    De la enorme cantidad de cuestiones dichas en su texto, y de la todava mayor cantidad

    de cuestiones implicadas dentro de dichas cuestiones, nos detenemos tan slo y muy

    parcialmente en un aspecto. En el horizonte veremos otro, que tan slo diremos que lo

    vemos. Este aspecto: el de profesar una fe en una universidad sin condicin, y en las

    Humanidades. En este horizonte: el de tener-lugar en el modo virtual, en el modo del como

    si, siendo que en general se cree que para que algo tenga lugar se necesita que un

    acontecimiento real y efectivo, concreto, interrumpa el como si.

    Profesar la fe en una universidad sin condicin es declarar un compromiso con una

    universidad que debera ser sin condicin. Lo que sin duda implica que ella jams ha sido

    efectiva. Que no existe. Por qu? Porque profesar la incondicionalidad de la universidad es

    exhibir su impotencia, su fragilidad frente a los poderes que la rigen, la sitian y tratan de

    apropirsela. Ella no tiene poder. La universidad es absolutamente independiente. Pero est

    siempre expuesta. Y porque no acepta que se le pongan condiciones es que a veces se rinde,

    exponindose a ser ocupada, tomada, vendida. Lo que abre la pregunta por la posibilidad que

    ella reivindique una especie de soberana. Lo que demanda repensar la soberana.

    Derrida piensa que es en relacin con las Humanidades que la universidad puede

    resistir a los poderes que la someten: los poderes estatales, los poderes econmicos, los

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    poderes mediticos, religiosos, ideolgicos, etc. Poderes todos que limitan la democracia por

    venir. En Canallas(2003), se va a referir al concepto de democracia por veniren cinco focos, que

    resumimos as: 1. Ella es lo que protesta contra todo intento de presentar como democracia

    presente o existente, como democracia de hecho, lo que no es sino inadecuado para la

    exigencia democrtica. 2. Ella implica un pensamiento del acontecimiento que nombra la

    venida del arribante cuya irrupcin en las fronteras del Estado-nacin civilizado no debera

    ni podra limitar ninguna hospitalidad condicional. 3. Es lo que aboga por una ampliacin de

    lo democrtico ms all de la soberana del Estado-nacin. 4. Es lo que est ligado

    indisociablemente a la justicia como secreto infinito del otro. 5. Es lo que como inyuncin

    incondicional, urgencia singular, no espera el porvenir indefinidamente lejano y asignado por

    una Idea reguladora.

    La relacin de la universidad sin condicin con el espacio pblico es indefectible.

    Aunque no exista, apelando a ella, a lo que se podra llamar la universidad sin condicin es a

    lo siguiente: el derecho primordial a decirlo todo, no fuera ms que como ficcin y

    experimentacin del saber, y el derecho a decirlo todo pblicamente y a publicarlo. La

    relacin con las Humanidades y con las Luces est implicada aqu como relacin con la

    verdad, con la verdad del hombre, con la defensa de los derechos del hombre y con la

    Ilustracin. Todo ello debe en principio hallar su lugar de discusin incondicional y sin

    presupuesto alguno, su espacio legtimo de trabajo y de reelaboracin, en la universidad y,

    dentro de ella, con especial relevancia, enla Humanidades. No para encerrarse dentro de ellas

    sino, por el contrario, para encontrar el mejor acceso a un nuevo espacio pblico

    transformado por unas nuevas tcnicas de comunicacin, de informacin, de archivacin y de

    produccin de saber. En relacin con esta transformacin, la universidad, y en especial las

    Humanidades, se vinculan con el espacio pblico a travs de la literatura.

    En qu consiste la relacin de la literatura con el espacio pblico? Ella es el derecho

    a decirlo todo pblicamente, incluso a guardar un secreto, no fuera ms que en el modo de la

    ficcin. En las ltimas pginas de Dar la Muerte(1999) Derrida va a relacionar estrechamente

    literatura y democracia. Y esto a ttulo de institucin occidental moderna. Ella implica,

    comienza diciendo ah, en principio el derecho a decirlo todo y a ocultarlo todo, siendo en

    esto inseparable de una democracia por venir. Este concepto, explicitando un poco ms lo

    ya dicho antes, tiene en cuenta la historicidad absoluta de la democracia como sistema, su

    autocrtica y su perfectibilidad. Esta se arroga el derecho a criticarlo todo pblicamente,

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    incluida la idea de la democracia, su concepto, su nombre. Resumamos: el derecho a decirlo

    todo pblicamente, tanto en la universidad sin condicin, como la literatura en sentido

    moderno, es indisociable de una democracia por venir. Pero la literatura es tambin el

    derecho a ocultarlo todo, a guardar un secreto. En Dar la Muerte Derrida ha dicho

    tambin esto: cualquier texto confiado al espacio pblico, relativamente legible o inteligible,

    pero cuyo contenido, cuyo sentido, firmante y destinatario no son realidades plenamente

    determinables, realidades a la vez no-ficticiaso libres de toda ficcin, realidades entregadas como

    tales, por una intuicin, a algn juicio determinante, puede convertirse en una cosa literaria.

    He aqu la comunicacin a distancia de la que antes hablbamos. En el espacio pblico

    abierto por la escritura, ya no se sabe bien qu se quiere decir, quin lo dice y a quin. En

    cuanto al derecho de decirlo todo y a ocultarlo todo, tambin dir en Dar la Muerte: la

    estructura supuestamente ficticia de toda obra exonera al firmante en cuanto a la

    responsabilidad, ante la ley poltica o cvica, del sentido y el referente (de lo que quiere decir y

    a lo que apunta, exhibe o encripta el adentrode su texto que siempre puede, por consiguiente,

    nopararseaplantearningn sentido ni ningn referente, no querer decir nada).

    Pero hay dos cosas en la que debemos reparar: 1) Se ha dicho que, confiado al espacio

    pblico, cualquier texto puede convertirse en una cosa literaria. Hemos reconocido que la

    universidad sin condicin, sin existir, est siempre expuesta a la condicin. Y que ella,

    adems, tiene derecho a decirlo todo y a publicarlo, no fuera ms que en el modo de la

    ficcin. Entonces 2): Es como realidad no plenamente determinable que cualquier texto

    puede convertirse en una cosa literaria. Haciendo referencia aqu, todas las veces, a la ficcin,

    a lo ficticio, siempre se trata de una referencia indirecta, un poco elptica, en negativo: no

    fuera ms que como ficcin, realidades a la vez no-ficticias o libres de toda ficcin,

    estructura supuestamente ficticia. Dmonos una pista, no fuera ms que para dejar ms de

    una inquietud abierta: en Dar la Muertese dice que habra un derecho literario a la ficcin

    que supone una historia que instaura una autorizacin. De ah que el estatus de un autorsea

    a la vez el de la posibilidad de la irresponsabilidad y el de la hiperresponsabilidad. Cmo

    adviene este derecho? Segn Derrida, de una alianza indisoluble entre una autonoma

    extrema y una heteronoma extrema. La autonoma extrema consiste en la libertad

    democrtica de todos y cada uno (por ejemplo). La heteronoma extrema indica que ese

    derecho est limitado a la precaria frontera del contrato que delimita lo literario a partir de

    criterios externos. Qu quiere decir esto? Que no hay frase literaria en s misma como una

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    suerte de literariedad interna; que se convierta en literaria, que adquiera funcin literaria

    depende ms bien de poderes no literarios. Podramos quiz preguntar aqu: cmo se

    relacionan entonces el enunciado que seala que cualquier texto puede convertirse en una

    cosa literaria cuyo contenido, cuyo sentido, firmante y destinatario no son realidades

    plenamente determinables, con este ltimo enunciado que dice que, no habiendo frase

    literaria en s misma, lo que hay es unafuncinliteraria dependiente de poderes no literarios? O

    tambin as: el espacio pblicoen el cual cualquier texto puede convertirse en una cosa literaria

    es otra cosa que elpoder(externo) que determina lafuncinliteraria de una frase? Qu sera un

    espacio pblico que consiste a la vez en el derecho de decirlo todo y de ocultarlo todo? El que

    no haya frase propiamente literaria no indica que cualquier cosa confiada al espacio pblico

    susceptible de convertirse en cosa literaria se mantiene siempre en secreto? En qu consiste

    el secreto (de la literatura) como espacio pblico? En cuanto a la ficcin, dejemos

    consignado que en Dar el Tiempo (1991) se hablar del secreto sin profundidad de la ficcin

    literaria, de la superficialidad esencial de su fenomenalidad, de lo demasiado evidente que da a

    ver. Ella es, en este sentido, una ejemplaridad (un ejemplo ejemplar) de la posibilidad ya no

    regional sino general de la imposibilidad de aparecer como tal. Ella anuncia, en una medida

    inconmensurable, e indeterminable, de lo que puede no ser, del quiz. Para Derrida, slo en

    dicha medida inconmensurable, tiene lugar lo poltico.

    Ahora bien, de lo que se trata aqu es de la relacin de la universidad sin condicin con

    la institucin democrtica llamada literatura o ficcin literaria, con cierto simulacro y cierto

    como si. Pero tambin con la cuestin de la profesin y del porvenir.

    Este como si es considerado aqu performativamente. La pregunta que se plantea es:

    Qu hacemos entonces cuando decimos como si? Derrida se da varias posibilidades.

    Retengo el hecho que no se cede aqu fcilmente a la cuestin de la imaginacin, o de la

    ficcin. Advierto tan slo, sin poder detenerme en eso aqu, que hay en juego una estrecha

    relacin con Kant. Tras lo cual precisa su intencin: Lo que quiero a ttulo provisional y con

    el fin de anunciar de lejos mi propsito, mis hiptesis o mi profesin de fe, es atraer la

    atencin de ustedes sobre esta cosa extraa que hacemos cuando decimos como si, y sobre

    la relacin que esta cosa extraa, que se parece a un simulacro, podra tener con las cuestiones

    que voy a tratar, las cuestiones conjuntas de la profesin y de la confesin, de la universidad

    con o sin condicin de la humanidad del hombre y de las Humanidades, del trabajo y de la

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    literatura. Nosotros no vamos a tocar todos estos aspectos. Nos conformamos con hacer

    avanzar un poco ms lo ya dicho y con precipitar enseguida esta breve incursin.

    Nos preguntamos entonces: por qu dice que esta cosa extraa se parece a un

    simulacro? En qu medida esto tiene que ver con la profesin y con la confesin? Se trata,

    como va a decir enseguida, de encadenar el como si al pensamiento de un acontecimiento,

    al pensamiento de esa cosa que quizsocurre, que se supone que tienelugar. Lo que implica

    sobreponerse a la creencia de que un acontecimiento es lo que interrumpe, como realidad,

    como efectividad, el orden del como si. Lo que importa aqu es lo que sucede cuando el

    lugar mismo se vuelve virtual. Hablar, por lo tanto, de un acontecimiento que, sin acaecer

    necesariamente maana, estara quizs, digo bien quizs, por venir

    Diciendo como si Derrida hace una profesin de fe, o sea declara en voz alta lo

    que se es, lo que se cree, lo que se quiere ser, pidindole al otro que crea en esta declaracin

    bajo palabra. Se trata de un acto de habla performativo. Y esto incluso si hay de por medio

    un saber, un contenido, un objeto. Como acto de habla, como acontecimiento que no

    depende sino de una promesa de lengua, el acto de profesar se aproxima a la fbula, la

    fabulacin y la ficcin.

    Es en el momento de comenzar a cerrar su textos que Derrida ligar el pensamiento

    del acontecimiento a lo que desconstruye la autoridad que en la universidad, y en las

    Humanidades, se le atribuye al saber, a la profesin de fe y al como si. Se discutir aqu los

    presupuestos de los speech acts. En primer trmino en la medida en que el acontecimiento

    es all todava controlable y programable dentro de algn horizonte. No habra

    acontecimiento en sentido fuerte. Un acontecimiento as escapa a un como si legible,

    descifrable, articulable. Al igual que al como tal. Palabras ambas cuya autoridad funda y

    justifica tanto a toda ontologa como tambin a toda fenomenologa, a toda filosofa como

    ciencia o como conocimiento. Hay que pensar que lo que ocurre, o sea, el acontecimiento, es

    lo imposible. Que lo imposible es lo nico que puede ocurrir. Es por ello un

    pensamiento del quiz. Lo que tiene lugar no debe anunciarse como posible o necesario,

    de lo contrario su irrupcin de acontecimiento queda de antemano neutralizada. El

    acontecimiento depende de un quiz que concuerda no con lo posible sino con lo imposible.

    En la medida en que haya una fuerza involucrada en este acontecimiento, esta fuerza debiera

    entraar siempre una pasividad. Toda decisin es entonces decisin del otro.

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    En cuanto a la soberana de la universidad sin condicin. Ella no tiene como

    protegerse del afuera. Y no lo tiene porque no hay adentro a partir del cual se pueda cerrar.

    Su lmite es divisible, tiene una historia. Es el lugar en el que la universidad divisible se

    expone a la realidad, a las fuerzas de afuera; lugar de negociacin y de organizacin de su

    resistencia. Ms all de toda reivindicacin de soberana teolgica o humanista, de todas las

    figuras de la soberana, es otra topologa la que est en juego: la universidad sin condicin

    tiene lugar en todas partes en donde la incondicionalidad puede anunciarse. En todas partes

    en donde ella da, quiz, que pensar y se da, quiz, para ser pensada.