Eliniciodelfin. Ramon Fernandez Duran

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    Sin embargo, este mundo urbano-industrial se enfrenta a dos enormes retos. Unoes el cambio de la matriz energtica, pues como veremos estamos en el inicio del fin dela era de los combustibles fsiles, que se producir como resultado de alcanzar el techode la extraccin del petrleo. El otro es cmo se podr hacer frente a la alimentacin deuna poblacin en ascenso, cuyo crecimiento y nutricin ha sido en muy gran medidafactible hasta ahora gracias a los combustibles fsiles, en especial el petrleo (debido ala agricultura y ganadera industrializadas), a pesar de la extensin de lasubalimentacin (y hambrunas) a sectores crecientes de la humanidad. Y derivado deambos, est el gran interrogante de si este mundo nuevo, que todo indica que se va aabrir pronto ante nuestros ojos, podr seguir funcionando en base a las mismasdinmicas en las que por ahora estamos instalados, o si el fin del petrleo barato, y elencarecimiento generalizado de las materias primas, como primera etapa del previsibleagotamiento de los combustibles fsiles, no deparar una crisis muy profunda del actualmodelo de sociedad, hacindolo inviable. A ello se aade el hecho de que la actualderiva de un consumo en ascenso de combustibles fsiles a todos los niveles, estalterando gravemente el clima del planeta, por primera vez en los ltimos 10.000 aos,cuando la poblacin humana empieza su proceso de sedentarizacin con la agricultura,que dara lugar ms tarde a los primeros ncleos urbanos. Este hecho, por s solo, estsuponiendo grandes repercusiones medioambientales, econmicas y sociales, que estnamenazando asimismo la continuidad del presente modelo urbano-agro-industrial.

    El futuro optimista que nos pintan es inviable

    La Agencia Internacional de la Energa (AIE), controlada por los pases msricos y poderosos del planeta (la OCDE), nos dibuja un escenario que, en principio, noparece excesivamente preocupante, a pesar de que se basa en (mucho) ms de lo mismo.La AIE nos pinta un posible escenario para el 2030, con ms de 8000 millones depoblacin, que supone nada ms y nada menos que un incremento del 60% del consumoenergtico global actual, en el que el grueso de este aumento sera de combustiblesfsiles (85%). En este escenario el petrleo seguira siendo todava, claramente, laprimera fuente energtica mundial (el 35%), incrementndose la demanda actual en casiun 50%, como si esto se pudiera solventar sin mayores problemas. Dos terceras partesde este incremento de la demanda de crudo provendrn del transporte, ya que no seprev que ningn combustible alternativo pueda garantizar en dicho horizonte el fuerteincremento de la movilidad motorizada que se prev, en un mundo futuro an muchoms urbanizado y globalizado. La demanda mundial de gas crecer todava msrpidamente (un 90% sobre el consumo actual), desplazando al carbn como segundafuente energtica global. Y en conjunto, el incremento de las emisiones de CO2 sedispararn un 62%, lo que choca frontalmente con las mnimas recomendacionesesgrimidas por el Protocolo de Kyoto, para intentar paliar la gravedad del cambioclimtico en marcha, que no su despliegue. La propia AIE reconoce ya que los pases dela OCDE no podrn cumplir con Kyoto en 2010, y que se vern obligados para alcanzarlos tmidos objetivos propuestos, a comprar emisiones de los llamados pases entransicin que emiten en la actualidad menos de lo que lo hacan antes de la cada delMuro de Berln, y el colapso de los regmenes del socialismo real.

    Una gran parte del aumento del consumo energtico previsto tendr lugar en lospases perifricos, sobre todo en las nuevas potencias emergentes (en especial China e

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    India). Todos ellos, tomados en conjunto, consumirn entonces sustancialmente msque los pases de la OCDE (al contrario que hoy en da), y stos ltimos incrementarntambin enormemente su dependencia energtica exterior2, lo que significar una agudacompetencia por unos recursos energticos que tendern a ser crecientemente escasos.Sin embargo, la AIE, aunque reconoce este hecho, pues seala que la oferta de crudo depases fuera de la OPEP empezar a declinar a partir del 2010, no estima que seanprecisos mayores cambios en la dinmica delbusiness as usual . La razn es que lafuerte demanda adicional de crudo se podr garantizar en gran medida con la ofertaadicional que ponga en el mercado la OPEP (ms que doblando su capacidad deextraccin actual), y con las nuevas aportaciones que haga Rusia, que se ha convertidoya en el mayor extractor mundial de crudo. Pero an as, el nuevo incremento de ofertaser necesario abordarlo con importantes mejoras tecnolgicas, nuevas (y costosas)perforaciones en aguas profundas, nuevas explotaciones en yacimientos cada vez msmarginales en tierra, y sobre todo mediante el desarrollo intensivo de los actuales. Esos, la AIE reconoce que harn falta enormes inversiones, especialmente en pases conaltos riesgos polticos, menospreciando el impacto ambiental y social que se puedaderivar de todo ello.

    El peak oil , la cruda realidad de los lmites naturales y el fin del crudo barato

    El llamado pico (o cenit) del petrleo se estima que se producir cuando sehayan extrado ms o menos la mitad del crudo mundial. A partir de ese momento, deacuerdo con la denominada curva de Hubbert, se iniciar un progresivo declive de lacapacidad de extraccin hasta su agotamiento final. Este tramo de bajada de la curva deHubbert, est caracterizado por una extraccin ms lenta, ms costosa energticamente,ms compleja tecnolgicamente y en definitiva ms cara econmicamente hablando. Dehecho, desde los aos 80 se consume ms petrleo que el que se descubre, y ya no seproducen descubrimientos de grandes yacimientos. Estamos pues viviendo a costa delos macroyacimientos encontrados en el pasado. Ya casi todo el mundo profesionalacepta la existencia del pico del petrleo, en lo que no hay acuerdo todava es cundo seproducir y cules sern sus consecuencias. La AIE dice que no antes del 2030, y quepor tanto no es un problema inmediato. Pero un coro creciente de voces empieza aalertar de que ese techo de extraccin est bastante ms cercano, en torno al 2010,algunos sealan que ser en esta dcada, y otros que puede que estemos atravesndoloya. Un buen indicador de ello sera la fuerte reduccin de sobrecapacidad de extraccinen los ltimos aos, y el acusado incremento del precio del crudo, que ha vistomultiplicarse su precio siete u ocho veces desde 1998. El incremento ha sidoespecialmente intenso en los dos ltimos aos, cuando distintos acontecimientosmundiales (huracanes como el Katrina, conflictos en Oriente Prximo3 y Medio, huelgasy luchas petroleras en Nigeria, acontecimientos polticos en Venezuela, etc.) han

    2 El conjunto de la OCDE importar el 85% de sus necesidades energticas, siendo esta dependenciaespecialmente intensa en los pases de la OCDE asiticos, algo superior a la media en los europeos, ybastante menor que la media (el 55%) en Amrica del Norte (EEUU, Mxico y Canad). En este caso, lahiperpotencia, el mayor consumidor per capita del mundo, y que ya importa ms del 50% del crudo que

    utiliza, se aprovechar de las reservas de crudo de sus vecinos, a travs del Tratado de Libre Comercio.3 El mximo hasta ahora se ha alcanzado en la reciente guerra de Israel contra el Lbano: 78 dlares.

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    acrecentado el riesgo de desabastecimiento, provocando una gran volatilidad de losprecios del crudo.

    Pero no hay fcil sustituto del petrleo por su alta densidad energtica, fcilmanejo y multiplicidad de usos (no slo energticos!), aparte de por el peso que tieneen el abastecimiento energtico mundial, y sobre todo por la altsima dependencia quemanifiestan de l dos sectores absolutamente claves del actual modelo productivo,territorial y social: el transporte motorizado, y la agricultura (y ganadera)industrializada. Sin ellos sera impensable garantizar el funcionamiento del nuevocapitalismo crecientemente globalizado, y abastecer a una poblacin mundial enascenso, con un cada da mayor componente urbano-metropolitano. De cualquier forma,el pico del petrleo ser tan solo el primer aviso, de enorme repercusin, como hemossealado, pero despus vendr el pico del gas, probablemente unos veinte aosdespus, o tal vez menos, depende de su velocidad de extraccin, que se puede ver anms intensificada como resultado del progresivo agotamiento del petrleo. El gas estsiendo especialmente consumido por los pases centrales, que son los que se puedenpermitir el lujo de pagar por una energa ms limpia, pero tambin cada da ms cara.Y bastante ms tarde acontecer la esquilmacin definitiva del carbn, pues sus reservasprobadas se sitan por encima de los 200 aos, al ritmo actual de consumo. Pero,repetimos, no hay alternativas viables (masivas, concentradas y baratas, la triplecondicin necesaria en el presente modelo) para garantizar el vaco energtico queprimero ir dejando el petrleo, y luego el gas natural. Y eso pasando absolutamente deenfrentar el tan temido cambio climtico.

    Cmo se preparan los poderes mundiales ante estos escenarios

    La energa est de moda en los cenculos de los poderes globales. No es paramenos. El FMI alertaba en su cumbre de primavera de que el petrleo podra situarse enbreve por encima de los 100 dlares, y que eso tendra una gran repercusin sobre laeconoma mundial, al tiempo que denunciaba que el alza del crudo se estaba viendoincentivada por la especulacin en los mercados financieros de futuros del oro negro.El tema estrella de las ltimas cumbres de la UE ha sido tambin cmo Europa va ahacer frente a una situacin de creciente dependencia energtica e inseguridad deabastecimiento. El ltimo encuentro anual EEUU-UE, previo a la reunin de los Ochograndes, ha estado tambin dedicado a la seguridad de su acceso a las fuentesenergticas globales. Y la cumbre del G-8, presidida por Rusia, ha tenido como cuestin

    central garantizar el abastecimiento energtico mundial (bueno, esa era la retrica, larealidad era cmo garantizar el suministro a los grandes consumidores planetarios, y qupapel podra jugar Rusia en ello). Analicemos brevemente el contenido de lo tratadooficialmente en estos acontecimientos.

    El FMI est muy preocupado por la repercusin que el precio del petrleo puedetener en el crecimiento mundial. El precio del petrleo, junto con los tipos de inters,son las dos principales variables de la economa capitalista internacional, y a su vez seinterrelacionan estrechamente. El precio del crudo repercute, directa o indirectamente,en el precio de prcticamente todas las mercancas mundiales, lo que puede disparar lainflacin, y generar una espiral de precios (y salarios va conflictividad social-) de

    difcil contencin, vindose los bancos centrales obligados a intervenir elevando lostipos de inters, lo que a su vez repercute en toda la economa productiva, en las

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    condiciones de financiacin, y en la pirmide global de endeudamiento financieroacumulada. El FMI reclama, adems, que no existan problemas de abastecimiento, conel fin de disuadir a los especuladores internacionales, que se estn convirtiendo en unfactor ms del alza del crudo. Por otro lado, EEUU y la UE debaten cmo garantizar enel futuro el acceso conjunto a los santos lugares del petrleo y del gas, principalmenteOriente Medio y Asia Central (donde se concentran ms de las dos terceras partes de lasreservas mundiales de crudo), y qu papel puede jugar en esa tarea cada vez mscompleja la cooperacin energtica transatlntica y, llegado el caso, el brazo armado deOccidente: la OTAN. Pero cada uno de ellos juega tambin, a su vez, como veremos, agarantizarse su propio acceso a las fuentes energticas globales, compitiendo entre s.En el encuentro mencionado se acord crear un grupo de alto nivel sobre el cambioclimtico, a pesar de que la Administracin Bush no suscribe Kyoto.

    Por otro lado, Rusia, atendiendo a la peticin expresa del FMI de garantizar elsuministro energtico global, se ha ofrecido en la cumbre del G-8 (actuando de pasanfitrin), como el eslabn crucial que permitir el abastecimiento mundial, sorteando(por el momento) las incertidumbres ocasionadas por el cartel de la OPEP. Rusia harecobrado en los ltimos tiempos una acusada importancia econmica y geoestratgica,basando su nueva fuerza en la extraccin y control de los abundantes recursos de crudoy de gas de su inmensa geografa. El documento aprobado en la reunin del G-8 tiene ungran inters, pues significa un paso ms all del elaborado por la AIE, ya que se negociael futuro energtico mundial con nuevos actores fuera de la OCDE, y en dicha cumbreparticipaban tambin como observadores China e India, aparte del FMI, BM y OMC.

    En el G-8 se apost claramente (una vez ms) por los combustibles fsiles, y porgarantizar su suministro, al tiempo que se haca un especial hincapi (por la presin deOccidente) en que predominasen las fuerzas del Mercado (es decir, no los Estados, sino

    la lgica empresarial, tecnolgica, monetaria y financiera que todava controlaespecialmente el tandem EEUU-UE), si bien se hace referencia a la importancia quepueda tener el poder poltico para garantizar los objetivos energticos (a instancias deRusia). Ante tamaa apuesta a favor de los combustibles fsiles, se fa a nuevas (ycostosas e impactantes) tecnologas de captura y almacenamiento geolgico delcarbono, la forma de enfrentar el cambio climtico, al tiempo que se aboga porprofundizar en el camino de Kyoto (ms mercado, en este caso de emisiones y deproyectos de desarrollo limpio). Por otro lado, los grandes actores globales declaransu apoyo a la energa nuclear (veinte aos despus de Chernbil), cuando estn sinresolver los enormes problemas de seguridad y ambientales de esta costosa forma de

    energa, que slo ha sido posible desarrollar con masivos apoyos estatales (ver artculode Paco Castejn en este nmero). Los principales Estados mundiales, que handesarrollado esta tecnologa con objetivos asimismo militares, intentan rentabilizar lasinversiones realizadas, al tiempo que la proponen como energa de transicin, quepermite paliar el cambio climtico en marcha, ocultando adems que el precio deluranio se ha disparado en los ltimos aos, y que su agotamiento se producir tambinen pocas dcadas (dependiendo de su uso).

    De esta forma, el verdadero objetivo del nuevo espritu pronuclear es prepararsepara un mundo multipolar, con crecientes rivalidades intercapitalistas por el acceso a lasfuentes de combustibles globales (o para defenderlas)4. Los grandes actores se preparan

    4 De hecho, los principales Estados perifricos que han desarrollado en los ltimos veinte aos la energanuclear civil, los nicos que han seguido desarrollando esta energa mientras las inversiones en nuevas

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    pues para la guerra. La estrategia del G-8 se completa con la apuesta adicional por eldesarrollo de las tecnologas del hidrgeno y la fusin nuclear, a cuyo proyecto ITER(con sede en Francia) estn dedicando conjuntamente (sobre todo Europa ) enormessumas de dinero. Pero ambas estn todava en el limbo (en especial la fusin) de poderconvertirse en alternativas energticas reales y viables para las necesidades cada da msenergvoras del capitalismo global. Por ltimo, las energas renovables se contemplancomo un complemento a esta estrategia energtica, presidida tambin por la lgica demercado, en sus versiones ms centralizadas. Las inversiones que supondr laplasmacin de toda esta estrategia son verdaderamente descomunales, para lo cual seplantea ayudar a movilizar la financiacin estatal y multilateral necesaria (BM, bancosregionales de desarrollo, etc), y fomentar y dar seguridad tambin, por supuesto, a lainversin privada. Y todo ello se completa con un llamamiento a luchar contra elterrorismo internacional, para garantizar la seguridad de las instalaciones energticasglobales (centrales, infraestructuras, etc.).

    La UE intenta garantizar su energa operando como un actor nico a escala global

    La Unin dependeen ms del 75% del petrleo exterior, proveniente en gran medida de Oriente Medio, yen ms de un 50% del gas de fuera de sus fronteras, principalmente de Rusia, Argelia yNoruega. Estos porcentajes se dispararn en los prximos aos, conforme se vayanagotando las reservas del Mar del Norte y siga incrementndose el consumo, haciendo ala Unin ms dependiente an del exterior y, por lo tanto, ms vulnerable. Ante estasituacin, este ao Chirac quiso utilizar la excusa de enfrentar la cuestin energticapara justificar Europa , tras el No francs a la Constitucin. Una Europa responsable desu propia seguridad Y lo hizo poniendo la force de frappe nuclear sobre la mesa,ofrecindola como garanta del abastecimiento energtico futuro al conjunto de lospases miembros. Francia junto con Gran Bretaa son las dos nicas potencias nuclearesde la Unin. Chirac plante que la fuerza nuclear francesa ser la garanta de nuestrosaprovisionamientos estratgicos y la defensa de los aliados; y lleg a amenazar conataques preventivos contra los centros de poder de los pases que supongan unaamenaza terrorista (Irn, quizs?). Dentro de tales aprovisionamientos estratgicosfiguran en primer lugar los energticos, es decir, los combustibles fsiles, pero tambintodo tipo de materias primas; sobre todo en un momento en que los precios de stasestn sufriendo tambin una subida espectacular, ante el fuerte aumento de la demanda

    mundial, su previsible escasez tambin en el futuro, y hasta por la propia especulacinen los mercados financieros de futuros. Europa ha definido su nueva estrategia energtica conjunta en un reciente Libro

    Verde, en la que se plantea una accin exterior comn en esta materia. En ella se abogaporque la UE, en bloque, acuda a los mercados globales de combustibles fsiles comoun solo agente, para imponer su capacidad de negociacin. Se quiere hacer valer lafuerza mundial de un mercado de 450 millones de consumidores, que puede llegar ahablar con una sola voz. Se pretende tambin diversificar los abastecimientos deenergas fsiles, pues muchos de ellos provienen de regiones inseguras, para as garantizar mejor los aprovisionamientos. E igualmente diversificar laenergy mix , en la

    medida de lo posible, con el mismo objetivo: la seguridad energtica. Es por eso por locentrales se paralizaban en Occidente y en Rusia, lo han hecho con objetivos fundamentalmente militares.

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    que vuelve a resurgir el tema de la energa nuclear, a pesar del fuerte rechazo a estaenerga que existe en el espacio europeo, y a pesar de que muchos pases no tienen, hanabandonado ya, o estn en trance de hacerlo, la energa del tomo (Francia no, porsupuesto). Blair ha sido uno de los primeros en saltar al ruedo con este tema, aparte deLoyola del Palacio por la anterior Comisin, alertando que Gran Bretaa va a tener queimportar energa, pues las plataformas marinas cerca de sus costas ya estn enfrentandoel escenario del pico del petrleo.

    Como parte tambin del objetivo de diversificacin y seguridad energtica, seobserva un apoyo a las energas renovables (elica, hidrulica, biocombustibles,biomasa, geotrmica y hasta energa martima), para que cumplan un papelcomplementario. Adems, la Unin se quiere afianzar como lder mundial en el mercadode las renovables, desarrollando y dominando esas tecnologas (en sus formas mscentralizadas), para poder sacar jugo econmico a las patentes que desarrollen susempresas. En el mismo sentido, se apuesta tambin por que el uso del carbn sea partede la seguridad energtica (supone un tercio de la energa primaria), debido a losimportantes yacimientos que todava existen en suelo de la Unin a Veinticinco, altiempo que se aboga por el desarrollo de tecnologas limpias respecto de esta fuenteenergtica, y se destaca la importancia de impulsar las tecnologas para capturar yalmacenar el carbono emitido. Y todo ello se complementa con una propuesta demejorar la eficiencia energtica, que puede llegar a ahorrar hasta un 20% (se dice) delincremento de energa previsto para el 2020, invirtiendo en las tecnologas precisas.

    Europa , sin poner en cuestin la expansin de su consumo energtico, quiereconvertirse en el lder mundial indiscutible del desarrollo y exportacin de lastecnologas limpias. Un importante mercado futuro.

    La visin promercado y procompetitividad est presente en toda la nueva

    estrategia energtica de principio a fin. Se pone un continuo nfasis respecto a lanecesidad de plasmar un verdadero Mercado nico energtico, la pata todava nodesarrollada plenamente del Mercado nico (MU) general. Un MU que (junto con laglobalizacin) est incentivando an ms las dinmicas de crecimiento y dispersinmetropolitana, en el espacio ms urbanizado del globo: Europa, y haciendo que sedisparen an ms las necesidades de transporte motorizado. Como parte del MUenergtico asistimos, tras la privatizacin de gran parte de las empresas estatales en estembito, a la progresiva consolidacin de giganteseuropeos energticos, a travs de unbaile de fusiones y OPAS en el que se juegan miles de millones de euros (y decenas demiles de puestos de trabajo), y en las que el poder de los grandes Estados de la UE

    tambin juega un papel considerable a favor de sus empresas, para orientar las fuerzasdel mercado de manera precisa. Esos gigantes europeos desempearn un papelcrecientemente global (ya lo estn haciendo), conforme se vaya liberalizando y des-regulando el comercio mundial de servicios. Todo ello se justifica en aras de conseguirmercados ms libres y competitivos, que permitirn bajar los precios de la energa ycomportarn una mayor seguridad. Pero no parece que sea este el caso, y los ejemplosde las consecuencias de la desregulacin y liberalizacin del mercado energtico enEEUU, tipo Enron (crisis energticas en California), alertan sobre la crecienteinseguridad de abastecimiento cuando un sector estratgico como ste funciona bajo lalgica del mercado, y el impacto que la bsqueda suprema de beneficio puede tener

    sobre un servicio pblico esencial para la poblacin. El libro verde ignora la dimensinsocial de la poltica energtica. El documento habla de establecer la necesaria

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    solidaridad entre los Estados para garantizar el suministro energtico, pero en el campodel abastecimiento elctrico no se ha planteado por el momento un regulador europeo, yse plantea que sean las fuerzas del mercado las que predominen, contemplando estesector como un campo ms de acumulacin de capital.

    Por otro lado, Europa, que es la ms firme defensora del Protocolo de Kyoto, sequiere convertir tambin a travs de l en el lder mundial del comercio de emisiones deCO2. Un jugossimo negocio (de gran futuro!) sobre todo para los mercadosfinancieros, y en parte para las grandes empresas (a travs de los mecanismos dedesarrollo limpio), para sus estrategias de proyeccin mundial. En este caso, la Cityde Londres pretende ser el principal mercado global donde se negocien los derechos deemisin, de ah el apoyo de Gran Bretaa a Kyoto, distancindose en este terreno deEEUU. Y la propia Unin ya ha establecido un mercado interno de emisiones en el2005, para cumplir con sus compromisos. El cambio climtico tambin se estconvirtiendo en un nuevo campo de acumulacin de capital. Pero eso s, ya se reconoceque ser un verdadero logro que el incremento de la temperatura se site en tan slo dosgrados a lo largo de este siglo, cuando hasta ahora ha crecido (tan solo!) algo ms demedio grado, con consecuencias ya claramente visibles. No es para menos, con lasproyecciones de consumo energtico (fsil) que hemos venido analizando hasta ahora, apesar de que la nueva estrategia energtica europea se venda con el marchamo deldesarrollo sostenible. Las previsiones ms pesimistas sitan el posible incrementoenergtico hasta en ms de cinco grados para finales de siglo, con potencialesconsecuencias catastrficas. Y todo indica que nos veremos abocados a ese negroescenario si siguen predominando las dinmicas del mercado, el crecimiento econmicoy la lgica del beneficio a cualquier precio.

    Pero el mercado, y en este caso el mercado energtico, cada vez ms necesita de

    la ayuda del Estado, para funcionar (bajo nuevas pautas transnacionales) y expandirse.Desde la creacin de redes transeuropeas (y la movilizacin de la financiacinnecesaria: Estados, UE, BEI, BERD, etc.), superando la dimensin fundamentalmenteestatal de las infraestructuras existentes, hasta la creacin de nuevas normas comunes defuncionamiento supraestatal, trascendiendo hasta las propias fronteras de la UninEuropea. En definitiva, se pretende establecer un nuevo marco regulatorio en el que elpoder poltico (estatal y supraestatal) cumple un papel trascendental en sualumbramiento. La nueva estrategia energtica europea habla de la necesidad de crearuna Comunidad Paneuropea de la Energa que englobe los espacios vecinos a laUnin: Europa del Este no comunitaria, Magreb y Mashreck. Con todos estos territorios

    se estn impulsando acuerdos de libre mercado bilaterales y multilaterales, y en todosellos la cuestin energtica ocupa un lugar de primersima importancia, con el objetivode establecer un clima de inversin seguro. Las redes energticas transeuropeastambin se quieren proyectar hasta estos espacios vecinos, tanto para crear mercadosms amplios (con normas comunes), dominados por las grandes empresas comunitarias,como para garantizar el acceso (y trnsito) a las fuentes de combustibles5, y hasta parapoder externalizar plantas generadoras de energa elctrica altamente contaminanteshacia estos territorios perifricos. Pero el papel de los Estados va bastante ms all en5 Nuevos gaseoductos y oleoductos hacia el regin del Caspio (nuevo oleoducto Baku-Ceyhan), Norte defrica y Oriente Medio que pasen por pases amigos, o que permitan asegurar los abastecimientos. Lo

    acontecido este ltimo ao con Ucrania, cuando este pas decidi cortar el suministro de gas de Rusia, hahecho saltar todas las alarmas. Y nuevas infraestructuras de transporte para Gases Licuados, queposibiliten diversificar la dependencia respecto del Gas Natural de Argelia y Rusia.

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    este nuevo capitalismo transnacionalizado (en este caso a escala europea) y globalizadode carcter pretendidamente neoliberal, sobre todo en el campo energtico. El nuevoreactor ITER, sera sencillamente impensable sin ayudas estatales fortsimas de losdistintos pases de la Unin y de los presupuestos comunitarios, y lo mismo cabra deciren relacin con la investigacin y el desarrollo de las nuevas tecnologas limpiascentralizadas (de bastante menor peso), que redundarn en nuevos campos deacumulacin para el capital privado.

    En definitiva, la dimensin energtica del nuevo capitalismo europeo y global nose puede entender sin una implicacin creciente del poder poltico (y militar), pues laenerga se est convirtiendo desde hace tiempo en el elemento geoestratgico msdeterminante, y lo ser an mucho ms de cara al futuro, conforme nos vayamosacercando a los escenarios de creciente escasez de los combustibles fsiles, y muy enconcreto de crudo.

    Geopoltica, militarismo y guerra por la energa en un capitalismo multipolar

    El petrleo, la mercanca ms importante del mundo, opera en un mercadoespecial que no est privatizado ni liberalizado, fuera de las normas de la OMC, conrelativamente pocos trabajadores y muy alta composicin orgnica de capital, en dondeel peso de un conjunto de Estados (los pases de la OPEP) es capaz de imponer unadeterminada direccin al mismo. La OPEP, fruto de las nacionalizaciones de finales delos sesenta y principios de los setenta, es un cartel estatal atpico en los mercados dematerias primas, controlado por los pases perifricos con mayores reservas de crudo delmundo, en especial aquellos de Oriente Medio. La OPEP controla un 40% de laextraccin mundial de crudo, y posee el 77% de las reservas probadas globales.Adems, ms de las dos terceras partes del petrleo mundial se encuentra en el subsuelode pases del mundo rabe-musulmn, esto es, podramos decir que es islmico. Lasreservas privatizadas de petrleo son muy reducidas (un 13% del total), y estnencogiendo an ms, sobre todo despus de las recientes nacionalizaciones (Bolivia,Venezuela, etc.), y tras el tambin reciente reconocimiento de varias petrolerastransnacionales de que haban inflado sus reservas, para revalorizar su valor de mercado.

    Despus de un periodo de enorme importancia de la OPEP en los setenta, cuandoacontecen las dos primeras crisis energticas globales (1973 y 1979-80), que lograronponer a la economa occidental contra las cuerdas, la proyeccin mundial de este cartelse difumina en gran medida en los ochenta y noventa. La razn de ello es que desde

    Occidente se impulsa la extraccin de petrleo a todos los niveles en otras reas delplaneta (Mar del Norte, Amrica Latina, frica Occidental, etc.) para erosionar el poderde la OPEP, que pasa a controlar un porcentaje cada vez menor del mercado del crudo, yas hacer bajar los precios del crudo. En los noventa, el colapso de los pases del Este ysu integracin en la Economa Mundo, hace que se ponga an ms petrleo en elmercado. Y la recesin en todo el sudeste asitico de finales de los noventa, comoresultado de las crisis monetario-financieras que asolaron la regin, provoc el colapsodel petrleo hasta menos de 10 dlares el barril en 1998, lo que profundiz la crisis deRusia y del rublo. El resultado de todo ello fueron dos dcadas de petrleo barato, siexceptuamos el breve, pero intenso, repunte con ocasin de la primera Guerra del Golfo,

    en la que EEUU hace prevalecer su primaca sobre los santos lugares del petrleo,manteniendo desde entonces una creciente presencia militar en la zona.

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    Pero esa situacin empieza a cambiar en el 2000, y ese cambio se intensifica anms en los ltimos aos como hemos indicado. La demanda mundial de crudo empiezaa resultar cada vez ms difcil de satisfacer por la irrupcin de nuevos y grandesconsumidores mundiales, en especial China e India, y la importancia de la OPEP vuelvea resurgir cada vez con ms fuerza. Adems, la OPEP de principios de 2000 no es la delos setenta (con el Sha en Irn, gobiernos amigos de EEUU en Venezuela, un SaddamHussein prooccidental entonces, etc.), lo que la va convirtiendo en un creciente peligropara Occidente, y en concreto para EEUU y Gran Bretaa. Los pases base de lasmayores petroleras mundiales, sede de los mercados del petrleo clave del planeta(Nueva York y Londres, que operan en dlares), y que alojan los mayores mercadosfinancieros del globo, en los que el dlar tambin es el rey (no slo por supuesto enWall Street, sino tambin en la City de Londres). Y, adems, EEUU ya no es tampoco elmismo que en los 70, cuando acababa de atravesar su pico del petrleo y era todavacasi autosuficiente en crudo, sino que ya importa ms de la mitad del oro negro queconsume. Y Gran Bretaa tampoco es la misma, ya le ha visto tambin las orejas al lobodel pico del petrleo, que amenaza su autosuficiencia en crudo.

    Este cmulo de circunstancias, la irrupcin de la nueva administracin Bush(con fuertes intereses petroleros), y sobre todo los acontecimientos (y la excusa) del 11-S, que abren una nueva etapa conocida como globalizacin armada, en la luchapermanente contra el terror, van a provocar un verdadero vuelco en las relacionesentre Occidente y la OPEP, y ms en concreto en las relaciones entre EEUU y GranBretaa con Oriente Medio, como resultado de la guerra contra Irak. Irak era el eslabnms dbil y apetitoso de la OPEP: demonizado por la llamada comunidad internacionaltras la invasin de Kuwait en 1990, y con un subsuelo que alberga las segundas reservasde crudo ms importantes, de mayor calidad y fcil extraccin del mundo, despus de

    Arabia Saud. Adems, Irak haba cometido dos pecados graves: permitir que empresasno anglosajonas (franco-belgas, rusas y hasta chinas) horadasen su subsuelo en busca decrudo, y aceptar el pago del petrleo en euros (en 2000). Una verdadera amenaza para eldlar, si su ejemplo llegase a cundir dentro de la OPEP. Y adems, Europa tampoco erala misma a principios del siglo XXI que en los setenta, cuando dentro de Occidente fuela que ms sufri las crisis energticas de la poca. Ahora tiene una importanciaeconmica y un tamao muy superior, una moneda propia que se est convirtiendo yaen divisa de reserva internacional, y se est dotando poco a poco de una crecientedimensin institucional y militar para respaldar al euro (eso s, con fuertes tensiones ycontestaciones internas). Un verdadero desafo para la hegemona de EEUU, y del dlar.

    La guerra unilateral lanzada por la coalicin angloestadounidense contra Irak, sinel apoyo del Consejo de Seguridad (por la oposicin no slo de Rusia y China, sino deFrancia y Alemania, los dos pases centrales del euro), persegua podramos decirdistintos objetivos: la apropiacin pura y simple del crudo del subsuelo iraqu para laspetroleras anglosajonas, la marginacin y divisin de Europa , ayudar a subvertir ydestrozar la OPEP, y afianzar la hegemona del dlar a escala planetariamanu militari .Sin embargo, la situacin catastrfica de la posguerra irak ha hecho que estos objetivosno se puedan alcanzar, y que la ocupacin est suponiendo un lastre tremendo paraEEUU y Gran Bretaa. No ha sido posible el robo y saqueo del crudo iraqu (no hapodido ser privatizado), por los acuerdos que ha sido necesario alcanzar en el seno de

    NNUU (con apoyo de Europa ), y dentro de Irak, para intentar legitimar (a posteriori)y estabilizar la complejsima situacin interna. Se logr en un primer momento la

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    divisin entre la Nueva y la Vieja Europa , pero luego hubo que recurrir a su ayudaen el marco de la ONU, y para que aportara fondos de reconstruccin. La explosincontrolada de la OPEP no slo no ha sido posible, sino que ahora sta ha salidoreforzada con figuras como Chvez (al que se intent descabalgar con un Golpe deEstado) y Ahmadineyad (que amenaza a Occidente con desarrollar el arma nuclear enIrn), al tiempo que el gobierno iraqu sigue siendo miembro de la misma y se ha vueltoa recrear una empresa estatal de petrleo. Eso s, se estn dando concesiones a petrolerasanglosajonas principalmente, pero la brutal inestabilidad espanta a los potencialesinversores, siendo el nivel de extraccin del orden de la mitad que bajo Saddam (dentrodel programa petrleo por alimentos de NNUU), lo que ha restado capacidad deextraccin mundial, contribuyendo tambin a disparar el precio del petrleo. Y el dlarno solo no ha salido reforzado, sino que la crisis incipiente del billete verde previa a laguerra, se ha reforzado como resultado de los abultados costes blicos, y de laagudizacin del dficit por cuenta corriente de EEUU. Un desastre total.

    Pero hay ms. La fuerte subida del precio del petrleo (y del gas) ha convertido aRusia en un nuevo gigante mundial, que controla una parte importante de estas dosdrogas de las que tanto depende Occidente. Y Rusia se vuelve a relacionar de t a tcon EEUU y Europa . Por otra parte, China ha salido de compras por Amrica Latina yfrica en busca de recursos de todo tipo, pero muy en concreto de petrleo que importaya desde principio de los noventa, al tiempo que amenaza con disputar el gas y elpetrleo de Rusia tambin a Occidente, y establece acuerdos privilegiados con eldenostado Irn para garantizarse el acceso a sus recursos. Por otra parte, la fuerte alzadel precio del crudo beneficia claramente a las grandes petroleras occidentales, queestn haciendo literalmente su agosto con las reservas de su propiedad, al tiempo que lainflacin amenaza a EEUU y Europa , pero aquellas saben tambin que esto es pan para

    hoy, pero hambre posible para maana, conforme vayan agotando sus reservas. Adems,las nuevas condiciones que se les estn imponiendo para operar en los espaciosperifricos (p.e. en Bolivia, pero tambin en otros pases: Argentina, Ecuador,Argelia), estn haciendo que el negocio pueda dejar de ser tan atractivo. Y, ademstambin, estn apareciendo una gran variedad de movimientos indgenas que luchan pordefender sus tierras y recursos contra la actitud depredadora de las transnacionalespetroleras, obligando a sus gobiernos y a las empresas transnacionales a tener en cuentasus reivindicaciones, so pena de revueltas y de interrupciones en la extraccin delpetrleo. Ogonis, Uwas, Aymaras, etc., etc., rechazan en ocasiones la propia extraccindel crudo, pues lo consideran un atentado a la Pacha Mama, o exigen compartir y

    controlar estas riquezas porque consideran el oro negro como un recurso comunalpropio. Esto es algo nuevo, hasta ahora el petrleo haba sido privado o estatal, pero noun recurso de propiedad colectiva, como p.e. es el agua (hasta ahora) en la gran parte delmundo. Lo mismo podramos decir que acontece en cierta medida en el mundo islmico.Los valores del Islam consideran esos recursos como algo colectivo, que deberanpertenecer o beneficiar a la Umma, o comunidad islmica, y que no se entienden quepuedan ser apropiados por empresas privadas forneas, o controlados por oligarquasestatales corruptas, que dilapidan ostentosamente dicha riqueza.

    De repente la poltica ha recuperado el primer plano en el mercado mundial delcrudo. Es ms, el petrleo se ha convertido ya en el elemento central que condiciona

    toda la geopoltica mundial. Y lo ser an mucho ms en el futuro. Todos los grandesactores globales, en un capitalismo cada vez ms multipolar, afilan las uas para

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    defender como sea su acceso a los combustibles fsiles, y para disputrselos adentelladas si es preciso, una vez que la demanda mundial de crudo (el primero queentrar en declive irreversible dentro de poco) supere a la capacidad de oferta. Entonces,aparte de que el petrleo dispare su precio, y que ello haga que sea cada da msinaccesible para algunos consumidores, alguien se quedar sin el preciado oro negro.Esa situacin incrementar fuertemente las tensiones geoestratgicas, y muyprobablemente asistiremos a disputas con un creciente componente militar, para de unau otra forma hacerse con el petrleo. Las guerras por los recursos escasos no han hechosino empezar. De hecho, todo lo que ocurre en Oriente Prximo y Medio directa oindirectamente tiene que ver con esto (incluida la reciente guerra del Lbano). Y no sloeso, el petrleo junto con las monedas mundiales, se va a convertir en un elementocentral de las pugnas hegemnicas en marcha. Nunca como hasta ahora han estado eldinero, el petrleo y el poder ms interrelacionados.

    La necesidad de caminar hacia un mundo postfosilista

    La Guerra contra el Terror no es otra cosa que la Guerra por Petrleo, y porextensin por la defensa de la hegemona de EEUU y del dlar. Y lo ser an mscuando empecemos a atravesar el pico del petrleo. Todo indica que estamos entrandoya en la tercera crisis del petrleo, que sin lugar a dudas ser la definitiva. Dicha crisismarcar el imposible futuro del presente modelo urbano-agro-industrial. Laimposibilidad del crecimiento econmico continuo a partir de entonces, debido a que elsuministro energtico ser declinante desde ese momento (la primera vez en ms dedoscientos aos), ser el mayor ataque que se puede prever a la lgica capitalista deexpansin y acumulacin constante. El colapso del modelo actual puede ser catastrficou ordenado, en la transicin obligada a un suministro energtico decadente, pero encualquier caso es inevitable el paso a un nivel de complejidad e interrelacin inferior. Laadaptacin a ese nuevo escenario puede ser una oportunidad de oro para caminar haciaotros mundos posibles, si la hacemos de forma equitativa y consensuada, intentandosolventar de forma pacfica los conflictos que sin lugar a dudas se producirn (que yaestn aqu). Pero tambin existe el peligro de entrar en un periodo prolongado de caossistmico, militarismo, guerra y autoritarismo generalizados, con escenarios tipo MadMax. Por eso el No Blood for Oil (ninguna sangre por petrleo) debera ser el lemaque presida la movilizacin y transformacin social en el futuro, pues de l se desprendetambin la necesidad de caminar hacia una profunda transformacin del modelo de

    sociedad, pareja a una fuerte reduccin del consumo energtico. Se han perdido treintaaos preciosos para esa transformacin desde las ltimas crisis del petrleo, y hoy nosencontramos en una situacin an ms difcil para iniciar el camino hacia un mundopost-fosilista. Esta transformacin debera haber sido ya obligada para abordar elcambio climtico en marcha, pero tendr que ser forzosa y total dentro de como muchodoscientos aos, que no son nada en trminos histricos. Ese mundo debera estarbasado en energas renovables (principalmente solar y derivadas), con estructurassociales y productivas ms autnomas y descentralizadas, y ser sin duda menosurbanizado, menos interdependiente, menos industrializado, seguramente menospoblado y con un mundo rural vivo. No nos queda espacio ya para desarrollar estas

    propuestas. Continuar.

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    Bibliografa

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    post-petrleo. En Mientras Tanto n 98, primavera 2006.

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