EL_RECADO[1]

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  • 8/19/2019 EL_RECADO[1]

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    EL RECADO

    Vine Martín, y no estás. Me he sentado en el peldaño de tu casa, recargada en tu puerta y piensoque en algún lugar de la ciudad, por una onda que cruza el aire, debes intuir que aquí estoy. Eseste tu pedacito de jardín; tu iosa se inclina hacia a!uera y los niños al pasar le arranzan lasraas ás accesibles... En la tierra, sebradas alrededor del uro, uy rectilíneas y serias "eounas !lores que tienen hojas coo espadas. #on azul arino, parecen soldados. #on uy gra"es,uy honestas. $ú tabi%n eres un soldado. Marchas por la "ida, uno, dos, uno, dos... $odo tu

     jardín es s&lido, es coo tú, tiene una reciedubre que inspira con!ianza.

     'quí estoy contra el uro de tu casa, así coo estoy a "eces contra el uro de tu espalda. Elsol da tabi%n contra el "idrio de tus "entanas y poco a poco se debilita porque ya es tarde. Elcielo enrojecido ha calentado tu adresel"a y su olor se "uel"e aún ás penetrante. Es elatardecer. El día "a a decaer. $u "ecina pasa. (o s% si e habrá "isto. Va a regar su pedazo de

     jardín. )ecuerdo que ella te trae una sopa cuando estás en!ero y que su hija te poneinyecciones... *ienso en ti uy despacio, co si te dibujara dentro de í y quedaras allí grabado.+uisiera tener la certeza de que te "oy a "er añana y pasado añana y siepre en una cadenaininterrupida de días; que podr% irarte lentaente aunque ya e s% cada rinconcito de tu rostro;que nada entre nosotros ha sido pro"isional o un accidente.

    Estoy inclinada ante una hoja de papel y te escribo todo esto y pienso que ahora, en algunacuadra donde caines apresurado, decidido coo sueles hacerlo, en alguna de esas calles por

    donde te iagino siepre -onceles y inco de /ebrero o Venustiano arranza, en alguna de esasbanquetas grises y onocordes rotas s&lo por el reolino de gente que "a a toar el cai&n, hasde saber dentro de tí que te espero. Vine nada ás a decirte que te quiero y coo no estás te loescribo. 0a casi no puedo escribir porque ya se !ue el sol y no s% bien a bien lo que te pongo.

     '!uera pasan ás niños, corriendo. 0 una señora con una olla ad"ierte irritada 1(o e sacudas laano porque "oy a tirar la leche...1 0 dejo este lápiz, Martín, y dejo la hoja rayada y dejo que isbrazos cuelguen inútilente a lo largo de i cuerpo y te espero. *ienso que te hubiera queridoabrazar. ' "eces quisiera ser ás "ieja porque la ju"entud lle"a en sí, la iperiosa, la iplacablenecesidad de relacionarlo todo con el aor.

    2adra un perro; ladra agresi"aente. reo que es hora de ire. -entro de poco "endrá la "ecinaa prender la luz de tu casa; ella tiene lla"e y encenderá el !oco de la recáara que da hacia a!uera

    porque en esta colonia asaltan ucho, roban ucho. ' los pobres les roban ucho; los pobres seroban entre sí... #abes, desde i in!ancia e he sentado así a esperar, siepre !ui d&cil, porque teesperaba. #% que todas las ujeres aguardan. 'guardan la "ida !utura, todas esas iágenes!orjadas en la soledad, todo ese bosque que caina hacia ellas; toda esa inensa proesa que esel hobre; una granada que de pronto se abre y uestra sus granos rojos, lustrosos; una granadacoo una boca pulposa de il gajos. Más tarde esas horas "i"idas en la iaginaci&n, hechashoras reales, tendrán que cobrar peso y taaño y crudeza. $odos estaos 33oh i aor33 tanllenos de retratos interiores, tan llenos de paisajes no "i"idos.

    4a caído la noche y ya casi no "eo lo que estoy borroneando en la hoja rayada. 0a no percibolas letras. 'llí donde no le entiendas en los espacios blancos, en los huecos, pon 1$e quiero...1 (os% si "oy a echar esta hoja debajo de la puerta, no s%. Me has dado un tal respeto de ti iso...

    +uizá ahora que e "aya, s&lo pase a pedirle a la "ecina que te d% el recado que te diga que "ine.