Emilio GabbaCONVERSACIÓN SOBRE LA HISTORIA

A cargo de UMBERTO LAFFI

TRADUCCIÓN: NICOLÁS CRUZ(Pontificia Universidad Católica de Chile)

VICE RECTORÍA ACADÉMICA

Emilio Gabba

Nací en Pavía el 31 de marzo de 1927 y crecí en una fa-milia que por tradición se interesaba en los problemas de la vida histórica, cultural y política de la Italia del siglo XIX. Tanto la familia materna como la paterna, aunque con tendencias opuestas, estaban ligadas al proceso de la unificación italiana, de modo que yo, también a partir de las lecturas que se me sugerían, siempre he tenido presente la cuestión de la identidad nacional. No cabe duda alguna de que estas sugerencias se hicieron presentes en mi inten-to de conocer y entender también la historia precedente. Ahí nació, creo yo, la convicción, cada vez más precisa en mí, de que las preguntas que surgen de los textos antiguos, literarios, epigráficos y monumentales, derivan de una exi-gencia práctica de la experiencia con el propio tiempo. Sin que esto llegue a convertirse naturalmente en una prevari-cación del presente sobre el pasado, no hay dudas de que el conocimiento de los problemas del período en el que he vivido ha influido y entregado sugerencias para compren-der como historiador la historia pasada.

Hoy ya no existe aquella relevancia central de los estudios clásicos que se había mantenido a lo largo de todo el siglo XIX y durante la primera parte del XX. La declinación de la historia antigua en ciertos espacios tradicionalmente cultos puede parecer dramática. Por mi parte, sigo con-vencido que debemos insistir de manera continua sobre la importancia de la comprensión de la historia, también de la antigua, para la aproximación y comprensión de las realidades modernas. Esto me parece indispensable.

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Prefacio

En el mes de julio del año 2009 tuve la fortuna de ser invitado por el Dipartimento di Scienze Storiche del Mondo Antico de la Universidad de Pisa, institución que siempre me ha recibido con los brazos abiertos. Durante ese período de estudio, Um-berto Laffi me contó que tendría que viajar a la ciudad de Pavía, para efectuar una sesión fotográfica que se haría con su maestro, el profesor Emilio Gabba, con motivo de la proximidad de la edición italiana de la entrevista que el le había realizado. A partir de esto, y debido al pobre conocimiento de la obra de este dis-tinguido académico en Sudamérica, surgió la idea de hacer una edición en español, la que hoy felizmente ponemos a disposición de los lectores.

Debo mi gratitud a Nelson Vásquez, Vicerrector Académico de nuestra Universidad por apoyar desde el primer momento este proyecto; al profesor y amigo Nicolás Cruz por aceptar hacer la traducción del libro en un plazo reducido de tiempo; a Domitilla Campanile y Ettore Cinnella por las oportunas observaciones a la traducción; a Lucia Della Porta por autorizar la edición en español; a Ediciones Universitarias de Valparaíso por el esfuerzo desplegado para hacer posible en un breve tiempo esta edición, y a Umberto Laffi, impulsor y alma de este proyecto.

Raúl Buono-CoRe V.Instituto de Historia - PUCV

Septiembre de 2015

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LAFFI: En tu larga y fructífera carrera científica se pueden distinguir tres fases: los años de tu formación en Pavía; el período en el cual fuiste profesor en Pisa, y el período posterior a tu regreso a Pavía. Has desarrollado experien-cias significativas en otros ambientes culturales, tanto en Italia como en el exterior. Quisiera que tú mismo expu-sieras en esta primera parte de la conversación, cómo se fueron desarrollando tus intereses, qué hechos y personas influyeron mayormente en tus elecciones, qué problemas has sentido como más cercanos a tu personalidad de es-tudioso, qué aspectos de la investigación has privilegiado, qué resultados te han dado mayores satisfacciones. En la segunda parte de esta conversación, desearía que te refirie-ras a problemas de carácter metodológico para conocer tu pensamiento respecto a las orientaciones y temáticas de la historiografía moderna sobre el mundo antiguo, y sobre las perspectivas de la investigación histórica en los años que vendrán. Si estás de acuerdo, podemos partir por los años de tu formación. ¿Cómo nació en ti el interés por la historia y en particular por la historia antigua?, ¿qué recuerdos tienes de los años de juventud que precedieron a tu inscripción en la universidad?

Emilio GabbaCONVERSACIÓN SOBRE LA HISTORIA

A cargo de UMBERTO LAFFI

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GABBA: En este aspecto de la vida he tenido una notable for-tuna. Nací en Pavía el 31 de marzo de 1927 y crecí en una familia que por tradición se interesaba en los problemas de la vida histórica, cultural y política de la Italia del siglo XIX. Tanto la familia materna como la paterna, aunque con tendencias diversas, estaban ligadas al proceso de la unificación italiana, de modo que yo, también a partir de las lecturas que se me sugerían, siempre he tenido pre-sente la cuestión de la identidad nacional. No cabe duda alguna que estas sugerencias se hicieron presentes en mi intento de conocer y entender también la historia pre-cedente. Ahí nació, creo yo, la convicción, cada vez más precisa en mí, que las preguntas que surgen de los textos antiguos, literarios, epigráficos y monumentales, derivan de una exigencia práctica de la experiencia con el propio tiempo. Sin que esto llegue a convertirse, naturalmente, en una prevaricación del presente sobre el pasado, no hay dudas de que el conocimiento de los problemas del perío-do en el que he vivido ha influido y entregado sugerencias para la comprensión de parte mía, en cuanto historiador, de la historia pasada.

Hoy ya no existe aquella importancia central de los estu-dios clásicos que se había mantenido a lo largo de todo el siglo XIX y durante la primera parte del XX. El declive de la historia antigua en ciertos ámbitos tradicionalmente cultivados, puede parecer dramática. Por mi parte, sigo convencido de que debemos insistir de manera perma-nente sobre la importancia de la comprensión de la histo-ria, también de la antigua, por medio del acercamiento y la comprensión de la realidad moderna

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LAFFI: ¿Pasaste los años de tu adolescencia en Milán?

GABBA: Viví los años de mi adolescencia en Milán. Leí mucho desde los tiempos del Liceo y también por la influencia de mi tío paterno Luigi Gabba. Él era astrónomo en Brera, docente en las universidades de Pavía y Milán, muy inte-resado en la literatura y la historia, me regalaba libros de historia moderna, de geografía, sobre los descubrimientos geográficos y sobre la unificación de Italia. Estudié en uno de los liceos más avanzados de Milán, el Liceo Manzoni. En el año 1942, luego de los bombardeos de la ciudad, los que destruyeron también la casa donde vivíamos, me trasladé a Pavía, donde estudié los últimos dos años en el Liceo Foscolo, un liceo clásico donde había una fuerte tradición cultural: basta decir que habían enseñado ahí Enrica Malcovati, Delio Cantimori y Alfredo Passerini.

LAFFI: ¿Qué recuerdos tienes de tu liceo y de aquellos años en general?

GABBA: No era solo un liceo de provincia: se encontraban allí los logros de una tradición. Quisiera incluir aquí una breve y curiosa reflexión: en la casa de mi familia en la periferia de Pavía, donde habité en los años de la guerra y donde vivo hasta ahora, luego de mi retorno de Pisa en el año 1974, se conserva una importante biblioteca perteneciente a la familia de la cual mi abuelo materno heredó parte de sus bienes (Visconti y Maggi). Ellos, que eran abogados y administradores de las propiedades del Monasterio de San Salvador, se extinguieron a inicios del siglo XIX. La biblioteca de carácter jurídico, rica también en textos históricos y literarios griegos, latinos, italianos

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y franceses, ofrece una óptima idea de la cultura de la época ilustrada en Pavía. Así, junto a las Consideracio-nes de Montesquieu, estaba la traducción italiana (Pisa 1779-1786) de la Historia de la Decadencia y Ruina del Imperio romano de Gibbon, la que leí en parte entre los 14 y 15 años. Para el desarrollo de mi tesi di laurea1 utilicé la edición de Polibio de Casaubonus (Lipsiae- Vindobo-nae, I-III, 1763-1764), los Scriptores Rei Rusticae Veteres Latini de Gesner (Lipsiae, I-II, 1773-1774) y sobretodo la espléndida edición in folio de Cassii Dionis Historiae Romanae, I-II, editada por Reimarus, Hamburgi, 1750- 1752. El propietario anterior había reunido en su villa inscripciones medievales y renacentistas, provenientes de demoliciones de muchas iglesias pavanas en el siglo XIX, y entre ellas dos inscripciones latinas luego publicadas por Ettore Pais en su Supplementum al CIL, V.

LAFFI: Te inscribiste en la universidad durante los años de la guerra y continuaste asistiendo a ella en los años de post guerra. ¿En esos años tan difíciles lograban funcionar las universidades?

GABBA: Funcionaban a pesar de todas las dificultades evi-dentes. De manera especial el período universitario 1944-1945 con la ocupación alemana fue de una dificultad extrema. El desarrollo de la enseñanza, eso sí, no estuvo condicionado. No había una fuerte ideologización en la enseñanza, incluso, se puede decir que se desarrollaba sin

1 [En esos años la laurea era el grado académico más alto concedido en Italia. Se alcanzaba luego de cursar entre cuatro a seis años de estudio y la realización de una tesis di laurea].

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una presión política directa. Por ejemplo, Plinio Fraccaro, profesor de historia griega y romana, notoriamente anti fascista, rector en el período de Badoglio y luego sustitui-do, no me parece que haya tenido problemas graves en el período de la ocupación alemana; pero el profesor de Geografía, Bruno Castiglioni, fue asesinado el 25 de abril de 1945 cuando intentaba hacer de mediador entre ale-manes y partisanos. Lógicamente las cosas cambiaron des-pués, y con ellas evidentemente también lo hizo el espíritu con que hemos vivido los años universitarios después de 1945, que han sido de mayor respiro en todo sentido. Los estudiantes del curso de letras no eran muchos, alrededor de unos sesenta, y la mayoría eran muchachas. Todos ha-bían asistido al Liceo Clásico y creo que esta proveniencia se mantuvo hasta 1968-69. La facultad era una facultad de docentes muy ancianos: un cambio generacional solo tuvo lugar en los años cincuenta. Esto no quita que tam-bién en Pavía haya habido una riqueza de experiencias culturales muy agudas. Debe tenerse en cuenta que una parte de los profesores, sobre todo los del sector clásico, no fueron nunca favorables al fascismo, aunque algunos de ellos se vieron obligados a inscribirse en el partido.

LAFFI: Inmediatamente después de haber obtenido la laurea te fue dada la posibilidad de ampliar tus experiencias cul-turales en ambientes que han ejercido una influencia sig-nificativa sobre tu formación como historiador.

GABBA: En efecto, mis experiencias culturales se enrique-cieron notablemente en los meses que pasé entre 1949 y 1950 en el Istituto Italiano per gli Studi Storici de Nápo-les, fundado por Benedetto Croce y dirigido por Federi-

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co Chabod. Fue para mí una experiencia absolutamente nueva, ya sea por el contacto con contemporáneos de una procedencia distinta (regional, social, cultural), como por la riqueza de la propuesta cultural, presentada además de una manera nueva. Junto a las lecciones inolvidables del propio Benedetto Croce, la reflexión histórico- historio-gráfica que surgía de la enseñanza de Chabod representó para mí el auténtico descubrimiento de la historiografía. Habituado a un análisis de tipo filológico- anticuario (que ciertamente conducía a la historia), me encontré frente a una investigación histórica- política sobre los problemas de la historia y sobre el por qué de ella y, por lo tanto, sobre la comprensión misma de los problemas propios y de su presentación. Chabod analizaba y explicaba a algu-nos historiadores de la Revolución Francesa en sus bases culturales, políticas y sociales que se hacían presentes en la narración de los hechos. Hasta las dos primeras décadas del siglo XX prácticamente ninguno de los historiadores italianos dedicados al mundo antiguo había desarrollado un análisis historiográfico sobre los problemas de los que se ocupaba: la literatura y la crítica de los estudiosos an-teriores estaban por lo general en función del problema que examinaban. Las cosas empezaron a cambiar por la influencia de las investigaciones historiográficas de Croce, de las que se encuentran rastros hasta en los volúmenes finales de la Storia dei Romani de Gaetano De Sanctis, y luego naturalmente en la investigación de Arnaldo Momigliano, de Piero Treves y también en la de Santo Mazzarino. Las sugerencias del presente sobre la reflexión histórica no significan actualización ni politización, pero sirven para identificar, siempre a partir del examen de las fuentes, también un problema histórico antiguo (con-

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temporaneidad de la historia). Esta reflexión surge y es condicionada por las propias premisas culturales y la par-ticipación personal, más o menos intensa, en los hechos del presente. El ambiente del Instituto Croce era intelec-tual, cultural y políticamente, efervescente. El problema meridional estaba al centro de las discusiones, aunque no de una manera exasperada. El compromiso civil era muy fuerte. Fue ahí donde nacieron amistades que han durado toda una vida: Marcello Gigante, Ettore Lepore, Girolamo Arnaldi, Giuseppe Giarrizzo, Emilio Cristiani, Rosario Romeo. Frecuentaba la Biblioteca Nacional, la de la Universidad y la de la Facultad de Letras.

LAFFI: Fraccaro se inclinaba menos por las reflexiones de ca-rácter teórico-filosófico

GABBA: El método de Fraccaro estaba relacionado profun-damente con el documento y con las temáticas de tipo político-administrativo. No es que de allí no emergie-ran reflexiones de caracter cultural-historiográfico, pero naturalmente el meollo de la problemática de Fraccaro era de otro tipo, más bien político- administrativo con notables referencias a la actualidad. Por ejemplo, todo el problema de la historia agraria romana que luego desarro-llara Gianfranco Tibiletti, se derivaba de la enseñanza de Fraccaro, así como también mis investigaciones surgidas como historia de las instituciones y de la sociedad militar de la edad republicana. Fraccaro tenía una visión global de la historia antigua. Esto es algo que yo he mencionado en mis trabajos biográficos sobre él: se mantuvo fiel a la idea relacionada a su catedra originaria de historia anti-gua. Recuerdo un espléndido curso suyo dedicado a la

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interpretación de Tucídides, pero recuerdo también otro en el que participé como ayudante (probablemente uno de los últimos) que trataba sobre la historia hebrea. De su enseñanza surgieron Piero Meriggi, estudioso de la histo-ria de Oriente, y otros alumnos discípulos interesados en la historia de los hebreos.

LAFFI: ¿Qué te llevó a pedirle a Fraccaro que dirigiera tu tesis? ¿Él te propuso el tema o tú ya habías madurado un interés por el argumento que luego desarrollaste?

GABBA: Mi tesis, que fue defendida el 30 de junio de 1948 y obtuvo “110 lode” (Fraccaro dijo, no sin cierta satisfac-ción: Gabba me cita solo para decir que me he equivoca-do), trataba sobre las distribuciones agrarias para los ve-teranos de la edad tardo-republicana. Resulta interesante mencionar cómo se desarrollaban los trabajos de las tesis con Fraccaro. Le solicité que me dirigiera la tesis el año anterior, en los primeros meses del año 1947. Su respues-ta fue: ocúpate de los veteranos. No me dijo nada más sobre el tema; a diferencia de lo que sucede hoy, el do-cente dejaba completamente en las manos del alumno las formas de la investigación. Fue entonces que yo, habien-do ya leído el libro VI de Polibio, algunas frases famosas de Salustio y algunas observaciones sobre la colonización en Veleyo Paterculo, me dediqué a investigar el paso que tuvo lugar a fines del siglo II a.C. con Cayo Mario desde la milicia ciudadana al ejército profesional, y por lo tanto a la necesidad de proveer luego a la distribución de tierras para los proletarios que se habían enrolado. Éste fue el filón fundamental de casi todas mis investigaciones sobre el período entre el siglo II y I a.C., que relacionaban la